En los últimos diez años, el Estado ecuatoriano recuperó su capacidad de planificación,
plasmada en la elaboración y puesta en marcha de tres Planes Nacionales de Desarrollo, con resultados positivos para el país. En esta nueva etapa de Gobierno, la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades) presenta el Plan Nacional de Desarrollo 2017-2021, concebido como el instrumento político que marca la orientación del gobierno, la hoja de ruta técnica que direcciona el accionar del sector público y el instrumento de diálogo que acompaña la propuesta del presidente Lenín Moreno de dialogar con todos los sectores nacionales. El principal aporte de los planes del Buen Vivir a lo largo del período analizado es que no ayuda a tener una visión detallada de cómo plantear la intervención en los problemas de la sociedad, por lo cual es importante empezar detallando los hechos y el nuevo punto de vista que genera su puesta en marcha. La llegada al poder del correísmo, el cambio constitucional del año 2008 y el paso del concepto de Estado a “Estado de derechos” marca sin duda alguna la previa de una nueva época. El régimen del Buen Vivir planteado en la Constitución, por su parte, rebasa la compren- sión occidental hegemónica del bienestar, y recupera tanto la cosmovisión de los pueblos originarios de nuestra América como otras ideas clásicas de la antigüedad. Su objetivo enfatiza que, si bien es cierto que las condiciones materiales son necesarias para una vida digna, el propósito de la vida no se halla en un tipo de acumulación que vaya en detri- mento de la justicia social e intergeneracional; más bien abarca otro tipo de elementos: el saber, el reconocimiento de las diversidades en igualdad de condiciones, los códigos de conducta para la ética social y en relación con la naturaleza, los derechos humanos, un porvenir justo y compartido, el diálogo intercultural, entre otros. Así, este concepto se presenta como una oportunidad para la realización y convivencia pacífica de los seres humanos, a partir de su diversidad y en armonía con la naturaleza. El régimen de desarrollo es el conjunto organizado, sostenible y dinámico de los sistemas,económicos,políticos, socio-culturales y ambientales, que garantizan la realización del buen vivir, del sumak kawsay. El Estado planificará el desarrollo del país para garantizar el ejercicio de los derechos, la consecución de los objetivos del régimen de desarrollo y los principios consagrados en la Constitución. La planificación propiciará la equidad social y territorial, promoverá la concertación, y será participativa, descentralizada, desconcen- trada y transparente. El buen vivir requerirá que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades gocen efectivamente de sus derechos, y ejerzan responsabilidades en el marco de la interculturalidad, del respeto a sus diversidades, y de la convivencia armónica con la naturaleza.
2) Descentralización y Desconcentración
La Descentralización constituye un concepto que engloba distintos elementos como
proyectos, expectativas, determinados anhelos, al igual que incorpora ciertos descontentos y, en muchos casos, saltaban a la luz reclamos respecto a temas que no fueron resueltos (reclamos, por parte de las poblaciones que se ubican en una posición de desventaja, comparado con un centro de tipo totalizador).
La Desconcentración constituye una forma jurídico administrativa en cual la administración
centralizada con organismos o dependencias propias cumple con prestar servicios o desarrollar acciones en distintas zonas de un determinado territorio (distrito, provincia, región, departamento o país). Persigue así un doble objeto: Por una parte, permite acercar la prestación de servicios en el lugar o domicilio del usuario, con economía para éste y, a la vez, pretende descongestionar al poder de tipo central. De este modo, los órganos desconcentrados forman parte de la centralización administrativa cuyas atribuciones o competencia la ejercen en forma regional o local, fuera del centro geográfico en que tiene su sede el poder central.
3)Efectos de la globalizacion en america Latina.
Los efectos de la globalización vienen
siendo bastante devastadores para América Latina. Durante estos últimos años de in- tensa experiencia neoliberal en la región, sus resultados han sido demasiado dolorosos y desastrosos en todos los países. La tasa de crecimiento económico fue desalentadora, el desempleo aumentó y los excluidos de los beneficios del sistema crecieron dramá- ticamente. Las economías se encontraron con mayores dificultades de las que tenían antes, no se pueden adaptar bien a la mundialización de los intercambios, siendo cada vez más inestables y vulnerables a los mismos. La apertura y libre movilidad de mercancías y capitales destruyeron empre- sas agrícolas e industriales que antes esta- ban consolidadas, trayendo consigo más pobreza, desigualdades y miseria humana a la región.