Anda di halaman 1dari 5

SEMINARIO INTERNACIONAL TEOLÓGICO BAUTISTA.

PROFESOR: PABLO A. DEIROS.

ALUMNO: PABLO VERNOLA.

MATERIA: CATOLICISMO ROMANO.

AÑO: 2004.

INFORME Y EVALUACIÓN DE LA MISA.

El Domingo 7 de Noviembre a las 10:30 hs, asistí a la misa de la Parroquia

Virgen Madre, en Sarandí Este. A continuación haré una descripción de lo vivido allí y

posteriormente realizaré una evaluación de la misma y una conclusión.

DESCRIPCIÓN.

La Parroquia se encuentra ubicada en un envidiable lugar: una plazoleta sita en la

intersección de dos avenidas importantes de Sarandí: Av. Roca y Av. Debenedetti, siendo

la única construcción levantada allí, haciéndola perfectamente visible ante el transito

vehicular y peatonal.

Mediante varias campanadas, que comenzaron a las 10:25 aproximadamente, la

gente del barrio era avisada del comienzo de la misa. Al llegar al edificio, unos cuantos

escalones separaban la vereda de la entrada al mismo, habiendo en el subsuelo varias

aulas destinadas a la catequesis y en la Planta Alta, el Templo propiamente dicho.

Al ingresar al mencionado lugar, fuí recibido por un señor de unos 60 años

aproximadamente, quien me entragó un boletín, llamado “PARA QUE”, en el cual podían

verse unas cuantas lecturas y reflexiones de tipo devocional y además, detallando las

distintas actividades de la parroquia y las novedades de la misma. El Templo estaba

edificado de forma romboidal, bellamente decorado, teniendo el el cielorraso las

imágenes del Via Crucis hechas sobre vidrio, que le daban al lugar un toque de un arte

perfecto. Prácticamente no había imágenes en el lugar, solamente una de Cristo de pie,


además del Crucifijo en el frente, donde estaba además el altar, el sagrario con una

pequeña luz encendida, dando a entender la presencia de hostias consagradas, un atril

con una Biblia abierta, y un púlpito, donde se realizaban las diferentes lecturas.

La misa comenzó con algunas alabanzas (o canto de entrada), durante el cual el

sacerdote va hacia el altar, y haciendo una reverencia, lo besa. Al finalizar el canto de

entrada, el sacerdote exhorta a la congregación al arrepentimiento, mediante el llamado

Acto Penitencial, con el objetivo de celebrar dignamente los “sagrados misterios”.

A continuación, se realiza una oración colectiva de invocación, en la que el

sacerdote dice los siguientes pedidos y la congregación los repite: Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad. Señor, ten piedad. Luego se cantan algunas alabanzas más, la mayoría

marcadamente Cristocéntricas. Terminadas las mismas, toda la congregación al unísono

lleva a cabo la lectura de una oración que se encuentra en el boletín entregado a la

entrada del lugar, llamada “Con María, naveguemos mar adentro” que, a pesar de su

nombre, tenía un fuerte contenido Cristológico.

El paso siguiente dió comienzo a la denominada Liturgia de la Palabra. Uno de

los fieles se acerca al púlpito y realiza una primer lectura del Primer Libro de los

Macabeos. Posteriormente, otro fiel se acercó al mismo lugar para leer un pasaje de la

Primer carta de Pablo a los Tesalonicenses. Ambas porciones fueron terminadas por la

afirmación de parte del lector: “Palabra de Dios”, a la que todos respondían “Te

alabamos, Señor”. Finalmente, el sacerdote de acercó al micrófono y dijo “El Señor esté

con vosotros”, a lo que se respondió “Y con tu espíritu”. Luego agregó “Lectura del

santo Evangelio según San Lucas”, a lo que la gente respondió “Gloria a tí, Señor”,

mientras se hacía una reverencia semejante a la señal de la cruz. Acabada la lectura

(Lucas 20: 27-40), el sacerdote declaró “Palabra del Señor”, a lo que se respondió, a

diferencia de antes, “Gloria a ti, Señor Jesús”.


A continuación de las lecturas, tuvo lugar la Homilía, cuyo tema era la

resurrección de los muertos, relacionada con el pasaje leído. El sacerdote predicó

sentado, siendo de edad avanzada, e hizo referencia en su mensaje al fallecimiento de uno

de los fieles de su congregación, que también estaba mencionada en el boletín. Hizo

mención de sus virtudes y características en su vida terrenal, haciendo énfasis en la

esperanza de la vida eterna. Se siguió con la recitación al unísono del Credo Apostólico,

resaltando la última afirmación de “Creo...en la resurrección de la carne y la vida

perdurable”. Culminó la liturgia de la Palabra con la oración de los fieles, en la cual una

señora desde el frente iba mencionando distintas intenciones de oración, a la que se debía

responder con la misma afirmación cada vez. Las intenciones de oración incluían desde

las necesidades de la Iglesia, los gobernantes, la salvación del mundo, necesidades

particulares de los fieles, la comunidad local, etc.

En último lugar, se dió lugar a la litugia de la Eucaristía. Un grupo de personas

ingresó al Templo desde el fondo trayendo el pan, el vino y el resto de los elementos para

celebrar la Eucaristía, mientras la congregación cantaba una alabanza en relación con lo

que había de acontecer. Luego de un diálogo entre el sacerdote y la congregación, de

lleva a cabo la consagración de los elementos, durante la cual la gente permanece de

rodillas. En ella, el sacerdote eleva la hostia y el caliz, que son hechos la carne y la sangre

misma de Jesús. Finalmente, elevando ambos elementos, el sacerdote declara: “Por

Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo todo

honor y toda gloria por los siglos de los siglos”, a lo que la gente aclama “Amén”.

Acto seguido, se procede a la recitación al unísono del Padrenuestro dándonos

unos a otros las manos en símbolo de unidad, que también es seguido por el rito de la

paz, en el cual toda la gente se saluda con un beso deseándose mutuamente la paz.

A continuación se procede a fraccionar el pan sobre la pátena, mientras se canta

un canto que dice “Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de
nosotros, danos la paz”. Luego la gente declara “Señor, no soy digno de que entres en mi

casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme”. Acto seguido, el sacerdote desciende

de la plataforma y se acerca adonde está la gente, habiendo retirado del sagrario un

pequeño cofre con hostias anteriormente consagradas. Las personas que desean

comulgar se van acercando a él, formando así dos filas a cada lado del templo. Al llegar

delante del sacerdote, el mismo declara tomando una de las hostias consagradas “El

Cuerpo de Cristo”, a lo que la persona debe respoder “Amén”, recibiendo en su boca el

mencionado elemento. Todas las personas que comulgaban volvían a sus asientos, pero

en lugar de sentarse, se ponían de rodillas en actitud de reverencia y adoración.

Finalmente se efectúa el rito de despedida, antes del cual se realizan distintos

anuncios a la congregación, en este caso distintas actividades que se realizaban en el

anexo de la Parroquia. Además se dió cuenta de la participación de varios matrimonios a

un “Retiro misionero”, pasando una de las parejas a dar testimonio de la experiencia

vivida y exhortando a la congregación a participar de la misión, llevando el evangelio a

aquellos que lo necesitan.

EVALUACIÓN.

Hubo varias cosas que llamaron poderosamente mi atención, las cuales intentaré

resumir a continuación:

En primer lugar, es de destacar la puntualidad en la que la misa comenzó y

terminó (de 10:30 a 11:30). Además, al momento de comenzar, el templo estaba bastante

lleno, siendo la asistencia de variada edad: desde niños de 7 u 8 años hasta ancianos.

En segundo lugar, es notable la poca o casi inexistente cantidad de imágenes que

encontré en el interior del templo. Las pocas que había eran todas Cristológicas (Cristo

de pie, Crucifijo, Via Crucis), ninguna de María o algún santo.


En tercer lugar, si bien el boletín tenía bastante contenido Mariano, captaron mi

atención algunos pasajes de la oración que fue leída del mismo durante la misa:

“Sabemos que nadie puede ser enviado si no pasa primero por la experiencia de la

conversión, en el encuentro personal contigo”. Es interesante el contenido doctrinal de

esta oración, basada en la Biblia en varias de sus partes.

En cuarto lugar, es de destacar la profunda actitud de devoción de muchas

personas en el momento de comulgar. Además, el contenido de la gran mayoría de los

cánticos era fuertemente Cristocéntrico y Bíblico.

En quinto lugar, me llamó la atención el gran espacio que se le dió a la lectura de

la Biblia, debiéndose destacar también la plena participación de varios fieles a lo largo de

toda la misa, en las lecturas, ofrendas, oraciones, etc.

CONCLUSIÓN.

Si bien son evidentes las cosas o elementos de la misa con los cuales no estamos

de acuerdo como evangélicos, o por lo menos no compartimos, estamos desafiados a

elevar y renovar un poco nuestro espíritu y nuestra menteen busca de aquellos elementos

que, evidentemente nuestros hermanos católicos saben utilizar, interpretar y aplicar. El

desafío es a no quedarnos sólo con lo que obviamente nos separa, sino a ir más allá de lo

evidente, en busca de aquello que nos une o lo que, de alguna manera, debemos aprender

humildemente de ellos. Sin lugar a duda, esta experiencia me ayudó en esta dirección.

Anda mungkin juga menyukai