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Introducción

Según se especifica en diferentes recursos documentales, los trastornos


psicológicos se definen de acuerdo a diferentes criterios que permiten al
especialista y al no tan especialista identificar la incurrencia de uno o varios de
estos en el individuo.

En ese sentido, en las siguientes páginas abordaremos las principales


características diagnósticas de la esquizofrenia, basándonos en los criterios que
establecen el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales
(DSM) en sus diferentes versiones, además de otras fuentes bibliográficas que
se refieren a este tema.

Además de esto, se analizan los trastornos sexuales y sus variantes, de acuerdo


a las clasificaciones y agrupaciones que plantea el DSM-V y el CIE-10, con los
cuales, además de explicar las características básicas de cada uno de estos
trastornos, sus manifestaciones y los criterios que debe cumplir el individuo para
considerarse como que lleva uno de estos.

El objetivo de este trabajo es comprender la forma en que cada uno de estos


trastornos se manifiesta en las personas y cómo el profesional de la psicología
puede determinar la presencia de uno o más de los mismos.
Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos

Definición

La esquizofrenia es un trastorno mental severo que afecta al pensamiento, las


emociones y el comportamiento. Es la forma más frecuente de trastorno mental
severo y afecta a una persona de cada 100. Es poco frecuente antes de la
pubertad y más probable que comience entre los 15 y los 35 años. Esta
enfermedad con frecuencia dura toda la vida.

Clasificación

Episódico con síntomas residuales interepisódicos (los episodios están


determinados por la reaparición de síntomas psicóticos destacados): especificar
también si: con síntomas negativos acusados

Episódico sin síntomas residuales interepisódicos: Continuo (existencia de claros


síntomas psicóticos a lo largo del período de observación): especificar también
si: con síntomas negativos acusados

Episodio único en remisión parcial: especificar también si: con síntomas


negativos acusados Episodio único en remisión total Otro patrón o no
especificado Menos de 1 año desde el inicio de los primeros síntomas.

Esquizofrenia paranoide

Es el tipo más frecuente de esquizofrenia en la mayor parte del mundo. En el


cuadro clínico predominan las ideas delirantes relativamente estables, a menudo
paranoides, que suelen acompañarse de alucinaciones, en especial de tipo
auditivo y de otros trastornos de la percepción.

Esquizofrenia hebefrénica o desorganizada

Forma de esquizofrenia en la que los trastornos afectivos son importantes, las


ideas delirantes y las alucinaciones son transitorias y fragmentarias y es
frecuente el comportamiento irresponsable e imprevisible y los manierismos. La
afectividad es superficial e inadecuada y se acompaña con frecuencia de risas
insulsas o sonrisas absortas como de satisfacción de sí mismo, de un modo
despectivo de actuar, de muecas, manierismos, burlas, quejas hipocondriacas y
de frases repetitivas.
Depresión postesquizofrénica

Trastorno de tipo depresivo, a veces prolongado, que surge después de un


trastorno esquizofrénico. Durante él pueden persistir algunos síntomas
esquizofrénicos, pero no predominan en el cuadro clínico. Estos síntomas
esquizofrénicos persistentes pueden ser "positivos" o "negativos", aunque estos
últimos son los más frecuentes.

Esquizofrenia simple

La esquizofrenia simple constituye uno de los subtipos de la esquizofrenia donde


los síntomas positivos (delirios y alucinaciones) son mínimos destacando otras
alteraciones. Ha sido un diagnóstico que ha estado envuelto en controversias
por lo que en la última edición del Manual DSM de trastornos mentales se ha
suprimido, así como el resto de subtipos de la esquizofrenia.

Esquizofrenia indiferenciada

Los síntomas de esta esquizofrenia son mixtos o indiferenciados, no predomina


ningún síntoma concreto para su diagnóstico o sus síntomas no pueden ser
encuadrados en ningún tipo mencionado anteriormente. Es decir, pueden incluir
delirios, alucinaciones, pensamiento desorganizado, incoherencia. En algunas
ocasiones, suele ser una etapa previa a otro subtipo.

Esquizofrenia residual

Se refiere a personas que han sufrido al menos un episodio de esquizofrenia en


el pasado, pero que en la actualidad no presentan indicios de ningún tipo de
esquizofrenia o síntomas psicóticos relevantes.

Este tipo de referencia también incluye la situación final en la que se encuentran


personas con diversos tipos de esquizofrenia como consecuencia del paso del
tiempo y de una degeneración de la enfermedad. Se caracteriza por la presencia
de síntomas negativos y por un considerable deterioro de la inteligencia y del
pensamiento, así como de un menoscabo en las capacidades de autocuidados
o en el desarrollo de su vida cotidiana.
Criterios Diagnósticos de la esquizofrenia

Disfunción social/laboral: Durante una parte significativa del tiempo desde el


inicio de la alteración, una o más áreas importantes de actividad, como son el
trabajo, las relaciones interpersonales o el cuidado de uno mismo, están
claramente por debajo del nivel previo al inicio del trastorno (o, cuando el inicio
es en la infancia o adolescencia, fracaso en cuanto a alcanzar el nivel esperable
de rendimiento interpersonal, académico o laboral).

Duración: Persisten signos continuos de la alteración durante al menos 6 meses.


Este período de 6 meses debe incluir al menos 1 mes de síntomas que cumplan
el Criterio A (o menos si se ha tratado con éxito) y puede incluir los períodos de
síntomas prodrómicos y residuales.

Durante estos períodos prodrómicos o residuales, los signos de la alteración


pueden manifestarse sólo por síntomas negativos o por dos o más síntomas de
la lista del Criterio A, presentes de forma atenuada (p. ej., creencias raras,
experiencias perceptivas no habituales).

Exclusión de los trastornos esquizoafectivo y del estado de ánimo: El trastorno


esquizoafectivo y el trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos se
han descartado debido a:

1) no ha habido ningún episodio depresivo mayor, maníaco o mixto concurrente


con los síntomas de la fase activa; o

2) si los episodios de alteración anímica han aparecido durante los síntomas de


la fase activa, su duración total ha sido breve en relación con la duración de los
períodos activo y residual.

Exclusión de consumo de sustancias y de enfermedad médica: El trastorno no


es debido a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia (p. ej., una droga
de abuso, un medicamento) o de una enfermedad médica.

Relación con un trastorno generalizado del desarrollo: Si hay historia de trastorno


autista o de otro trastorno generalizado del desarrollo, el diagnóstico adicional
de esquizofrenia sólo se realizará si las ideas delirantes o las alucinaciones
también se mantienen durante al menos 1 mes (o menos si se han tratado con
éxito).
Trastornos sexuales y sus variantes

Definición

Un trastorno sexual es cualquier impedimento que dificulta o impide el goce de


la actividad sexual ya sea por causas orgánicas o psicológicas.

Existen varios problemas que pueden afectar el comportamiento sexual de las


personas. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales,
ofrece una clasificación de los trastornos sexuales y los divide en dos grupos:
Disfunciones Sexuales y Parafilias.

Clasificación

Trastornos de la identidad sexual. Se incluyen en el grupo más general de los


trastornos de inicio en la infancia y adolescencia. Su sintomatología esencial es
la disociación entre el sexo anatómico y la propia identidad sexual, término que
el DSM-IV-TR denomina identidad de género. El DSM-IV-TR incluye dos tipos
de trastorno de identidad sexual “Trastorno de identidad sexual” y “Trastorno de
identidad sexual no especificado”.

Parafilias: El DSM-III-R lo prefiere a "desviaciones sexuales". Se caracterizan


por intensas y repetidas desviaciones sexuales, impulsos o conductas sexuales
que generalmente implican objetos no humanos o humillación propia o del
compañero, o niños o personas que no consienten y persisten al menos por un
periodo de 6 meses. El DSM-IV-TR describe 9 tipos: exhibicionismo, fetichismo,
frotteurismo, pedofilia, masoquismo sexual, sadismo sexual, fetichismo
transvestista, voyerismo y parafilias no especificadas.

Disfunciones sexuales. Incluye las alteraciones (esencialmente inhibiciones)


que se producen en cualquiera de las fases de la respuesta sexual. El DSM-IV-
TR recoge las fases propuestas por Masters y Johnson, pero incluyendo una
fase preliminar de deseo sexual. Además, unifica las fases de excitación y
meseta en una que denomina excitación. También recoge una categoría en la
que se incluyen disfunciones que suponen la aparición de dolor.
Criterios diagnósticos

Trastorno de voyerismo

A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y


recurrente derivada de la observación de una persona desprevenida que está
desnuda, desnudándose o dedicada a una actividad sexual, y que se manifiesta
por fantasías, deseos irrefrenables o comportamientos.

B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables con una persona


que no ha dado su consentimiento, o los deseos irrefrenables o fantasías
sexuales causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social,
laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

C. El individuo que experimenta la excitación y/o que actúa con un deseo


irrefrenable tiene como mínimo 18 años de edad.

Trastorno de exhibicionismo

A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y


recurrente derivada de la exposición de los genitales a una persona
desprevenida, y que se manifiesta por fantasías, deseos irrefrenables o
comportamientos.

B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables con una persona


que no ha dado su consentimiento, o los deseos irrefrenables o fantasías
sexuales causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social,
laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Trastorno de frotteurismo

A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y


recurrente derivada de los tocamientos o fricción contra una persona sin su
consentimiento, y que se manifiesta por fantasías, deseos irrefrenables o
comportamientos.

B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables con una persona


que no ha dado su consentimiento, o los deseos irrefrenables o fantasías
sexuales causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social,
laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
Trastorno de masoquismo sexual

A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y


recurrente derivada del hecho de ser humillado, golpeado, atado o sometido a
sufrimiento de cualquier otra forma, y que se manifiesta por fantasías, deseos
irrefrenables o comportamientos.

B. Las fantasías, deseos sexuales irrefrenables o comportamientos causan


malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas
importantes del funcionamiento.

Trastorno de sadismo sexual

A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y


recurrente derivada del sufrimiento físico o psicológico de otra persona, y que se
manifiesta por fantasías, deseos irrefrenables o comportamientos.

B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables con una persona


que no ha dado su consentimiento, o los deseos irrefrenables o fantasías
sexuales causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social,
laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Trastorno de pedofilia

A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y


recurrente derivada de fantasías, deseos sexuales irrefrenables o
comportamientos que implican la actividad sexual con uno o más niños
prepúberes (generalmente menores de 13 años).

B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables, o los deseos


irrefrenables o fantasías sexuales causan malestar importante o problemas
interpersonales.

C. El individuo tiene como mínimo 16 años y es al menos cinco años mayor que
el niño/niños del Criterio A.

Nota: No incluir a un individuo al final de la adolescencia que mantiene una


relación sexual continua con otro individuo de 12 o 13 años.
Trastorno de fetichismo

A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y


recurrente derivada del empleo de objetos inanimados o un gran interés
específico por parte(s) del cuerpo no genitales, que se manifiesta por fantasías,
deseos irrefrenables o comportamientos.

B. Las fantasías, deseos sexuales irrefrenables o comportamientos causan


malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas
importantes del funcionamiento.

C. Los objetos fetiche no se limitan a prendas de vestir utilizadas para travestirse


(como en el trastorno de travestismo) o a artilugios diseñados específicamente
para la estimulación táctil de los genitales (p. ej., vibrador).

Trastorno de travestismo

A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y


recurrente derivada del hecho de travestirse, y que se manifiesta por fantasías,
deseos irrefrenables o comportamientos.

B. Las fantasías, deseos sexuales irrefrenables o comportamientos causan


malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas
importantes del funcionamiento.
Trastornos de identidad sexual

Disforia de género

A. Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y el que
se le asigna, de una duración mínima de seis meses, manifestada por un mínimo
de seis de las características siguientes (una de las cuales debe ser el Criterio
A1):

1. Un poderoso deseo de ser del otro sexo o una insistencia de que él o ella es
del sexo opuesto (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna).

2. En los chicos (sexo asignado), una fuerte preferencia por el travestismo o por
simular el atuendo femenino; en las chicas (sexo asignado) una fuerte
preferencia por vestir solamente ropas típicamente masculinas y una fuerte
resistencia a vestir ropas típicamente femeninas.

3. Preferencias marcadas y persistentes por el papel del otro sexo o fantasías


referentes a pertenecer al otro sexo.

4. Una marcada preferencia por los juguetes, juegos o actividades habitualmente


utilizados o practicados por el sexo opuesto.

5. Una marcada preferencia por compañeros de juego del sexo opuesto.

6. En los chicos (sexo asignado), un fuerte rechazo a los juguetes, juegos y


actividades típicamente masculinos, así como una marcada evitación de los
juegos bruscos; en las chicas (sexo asignado), un fuerte rechazo a los juguetes,
juegos y actividades típicamente femeninos.

7. Un marcado disgusto con la propia anatomía sexual. 8. Un fuerte deseo por


poseer los caracteres sexuales tanto primarios como secundarios,
correspondientes al sexo que se siente.

B. El problema va asociado a un malestar clínicamente significativo o deterioro


en lo social, escolar u otras áreas importantes del funcionamiento.
Disforia de género en adolescentes y adultos.

A. Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y el que
se le asigna, de una duración mínima de seis meses, manifestada por un mínimo
de dos de las características siguientes:

1. Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y sus
caracteres sexuales primarios o secundarios (o en los adolescentes jóvenes, los
caracteres sexuales secundarios previstos).

2. Un fuerte deseo por desprenderse de los caracteres sexuales propios


primarios o secundarios, a causa de una marcada incongruencia con el sexo que
se siente o se expresa (o en adolescentes jóvenes, un deseo de impedir el
desarrollo que los caracteres sexuales secundarios previstos).

3. Un fuerte deseo por poseer los caracteres sexuales, tanto primarios como
secundarios, correspondientes al sexo opuesto.

4. Un fuerte deseo de ser del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que
se le asigna).

5. Un fuerte deseo de ser tratado como del otro sexo (o de un sexo alternativo
distinto del que se le asigna).

6. Una fuerte convicción de que uno tiene los sentimientos y reacciones típicos
del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna).

B. El problema va asociado a un malestar clínicamente significativo o a deterioro


en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
Disfunciones sexuales

Eyaculación retardada

A. Se debe experimentar alguno de los siguientes síntomas en casi todas o todas


las ocasiones (aproximadamente 75%–100%) de la actividad sexual en pareja
(en situaciones y contextos concretos o, si es generalizada, en todos los
contextos) y sin que el individuo desee el retardo:

1. Retardo marcado de la eyaculación.

2. Infrecuencia marcada o ausencia de eyaculación.

B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como
mínimo.

C. Los síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo en


el individuo.

D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o


como consecuencia de una alteración grave de la relación u otros factores
estresantes significativos y no se puede atribuir a los efectos de una
sustancia/medicación o a otra afección médica.

Trastorno eréctil

A. Por lo menos se tiene que experimentar uno de los tres síntomas siguientes
en casi todas o todas las ocasiones (aproximadamente 75%–100%) de la
actividad sexual en pareja (en situaciones y contextos concretos o, si es
generalizada, en todos los contextos):

1. Dificultad marcada para conseguir una erección durante la actividad sexual.

2. Dificultad marcada para mantener la erección hasta finalizar la actividad


sexual.

3. Reducción marcada de la rigidez de la erección.

B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como
mínimo.
C. Los síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo en
el individuo.

D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o


como consecuencia de una alteración grave de la relación u otros factores
estresantes significativos y no se puede atribuir a los efectos de una
sustancia/medicación o a otra afección médica.

Trastorno Orgásmico femenino

A. Por lo menos se tiene que experimentar uno de los síntomas siguientes en


casi todas o todas las ocasiones (aproximadamente 75%–100%) de la actividad
sexual (en situaciones y contextos concretos o, si es generalizada, en todos los
contextos):

1. Retraso marcado, infrecuencia marcada o ausencia de orgasmo.

2. Reducción marcada de la intensidad de las sensaciones orgásmicas.

B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como
mínimo.

C. Los síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo en


el individuo.

D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o


como consecuencia de una alteración grave de la relación (p. ej., violencia de
género) u otros factores estresantes significativos y no se puede atribuir a los
efectos de una sustancia/medicación o a otra afección médica.

Trastorno de interés sexual femenino

A. Ausencia o reducción significativa del interés/excitación sexual femenina, que


se manifiesta por lo menos por una de las tres siguientes:

1. Interés ausente o reducido en la actividad sexual.

2. Fantasías o pensamientos sexuales o eróticos ausentes o reducidos.

3. Inicio reducido o ausente de la actividad sexual y habitualmente no receptiva


a los intentos de la pareja por iniciarla.
4. Excitación o placer sexual ausente o reducido durante la actividad sexual en
casi todas o todas las ocasiones (aproximadamente 75%–100%) de la actividad
sexual en pareja (en situaciones y contextos concretos o, si es generalizada, en
todos los contextos).

5. Excitación o placer sexual ausente o reducido en respuesta a cualquier


invitación sexual o erótica, interna o externa (p. ej., escrita, verbal, visual).

6. Sensaciones genitales o no genitales ausentes o reducidas durante la


actividad sexual en casi todas o todas las ocasiones (aproximadamente 75%–
100%) de la actividad sexual en pareja (en situaciones y contextos concretos o,
si es generalizada, en todos los contextos).

B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como
mínimo.

C. Los síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo en


el individuo.

D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o


como consecuencia de una alteración grave de la relación (p. ej., violencia de
género) u otros factores estresantes significativos y no se puede atribuir a los
efectos de una sustancia/medicación o a otra afección médica.

Trastorno del deseo sexual hipoactivo

A. Fantasías o pensamientos sexuales o eróticos y deseo de actividad sexual


reducidos o ausentes de forma constante o recurrente. La evaluación de la
deficiencia la hace el clínico, teniendo en cuenta factores que afectan a la
actividad sexual, como la edad y los contextos generales y socioculturales de la
vida del individuo.

B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como
mínimo.

C. Los síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo en


el individuo.
D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o
como consecuencia de una alteración grave de la relación u otros factores
estresantes significativos, y no se puede atribuir a los efectos de una
sustancia/medicación o a otra afección médica.

Eyaculación precoz

A. Un patrón persistente o recurrente en que la eyaculación producida durante la


actividad sexual en pareja sucede aproximadamente en el minuto siguiente a la
penetración vaginal y antes de que lo desee el individuo.

Nota: Aunque el diagnóstico de eyaculación prematura (precoz) se puede aplicar


a individuos que practican actividades sexuales no vaginales, no se han
establecido criterios específicos de duración en dichas actividades.

B. El síntoma del Criterio A debe haber estado presente por lo menos durante
seis meses y se tiene que experimentar en casi todas o todas las ocasiones
(aproximadamente 75%–100%) de la actividad sexual (en situaciones y
contextos concretos o, si es generalizado, en todos los contextos).

C. El síntoma del Criterio A provoca un malestar clínicamente significativo al


individuo.

D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o


como consecuencia de una alteración grave de la relación u otros factores
estresantes significativos, y no se puede atribuir a los efectos de una
sustancia/medicación o a otra afección médica.

Disfunción sexual inducida

A. En el cuadro clínico predomina un trastorno clínicamente significativo de la


función sexual.

B. Existen pruebas a partir de la historia clínica, la exploración física o las


pruebas de laboratorio de (1) y (2):

1. Los síntomas del Criterio A desarrollados durante o poco después de la


intoxicación o abstinencia de la sustancia, o después de la exposición a un
medicamento.
2. La sustancia/medicamento implicado puede producir los síntomas del Criterio
A.

C. El trastorno no se explica mejor por una disfunción sexual no inducida por


sustancias/medicamentos. Estas pruebas de una disfunción sexual
independiente pueden incluir lo siguiente: Los síntomas fueron anteriores al inicio
del uso de la sustancia/medicamento; los síntomas persisten durante un periodo
importante después del cese de la abstinencia aguda o intoxicación grave; o
existen otras pruebas que sugieren la existencia de una disfunción sexual
independiente no inducida por sustancias/medicamentos.

D. El trastorno no se produce exclusivamente durante el curso de un delirio.

E. El trastorno causa un malestar clínicamente significativo en el individuo.


Conclusión

Gracias al desarrollo de lo presentado en este trabajo, he podido formarme una


idea clara acerca de la esquizofrenia y los principales trastornos psicóticos que
se relacionan con la misma, así como con los trastornos sexuales y su
manifestación en las personas.

A partir de las fuentes consultadas en la realización de este trabajo, se ha


definido la esquizofrenia como un trastorno mental severo que afecta al
pensamiento, las emociones y el comportamiento. Dicho trastorno, como en el
caso de todos los presentados en el manual, se clasifica en diferentes tipos de
acuerdo a los rasgos clínicos que se manifiestan en su presencia.

Por otro lado, en cuanto a los trastornos sexuales, se ha determinado que los
mismos se presentan en tres formas, es decir, los trastornos de identidad sexual,
las parafilias y las disfunciones sexuales, cada uno de los cuales manifiesta
rasgos clínicos propios que se deben tomar en cuenta a la hora de establecer un
diagnóstico específico.

Estos trastornos nos son más familiares de lo que vemos a simple vista, ya que
muchos de los problemas sociales que se evidencian en la actualidad son
manifestaciones de los mismos (violaciones, violencia de género, delitos de
pedofilia, estupro, entre otros.).

Considerando cada uno de los aspectos de este tema abordado en el presente


trabajo, es indudable la importancia que tiene el mismo, no sólo para el
psicólogo, sino para todas las personas, ya que permite comprender la conducta
de muchas personas de una manera más clara y abarcadora, y no tan
superficialmente como se evidencia en la actualidad.

Finalmente, este es un tema de gran interés, ya que, tanto estos como otros
trastornos, deben suponer uno de los objetos de estudio de la psicología anormal
y de la psicología clínica.

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