CAPÍTULO IV
AHUYENTANDO AL ENEMIGO
PREVENCIÓN DE ADICCIONES EN NIÑOS Y ADOLESCENTES...................................…2
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PREVENCIÓN DE ADICCIONES EN NIÑOS Y ADOLESCENTES
Introducción
De todos los problemas humanos que se conocen, pocos son tan perturbadores como
las alteraciones de la salud mental que ocurren en los niños y los adolescentes. De
ellas, las que inducen a complicaciones severas en la vida de los individuos, las familias
y las sociedades están representadas por los trastornos profundos del desarrollo
infantil y las adicciones.
Desafortunadamente los niños comienzan a fumar, a beber y a usar drogas cada vez a
edades más tempranas, lo cual significa que como sociedad organizada no debemos
disminuir el paso en el esfuerzo que representa la lucha para prevenir las adicciones.
En este capítulo se comentarán los principales eventos que suceden en la vida de las
personas antes de que ocurra el consumo de drogas, las causas predisponentes, así
como algunas formas mediante las cuales los padres, los maestros y la sociedad en su
conjunto pueden intervenir oportunamente.
Los diversos estudios con los que se cuenta acerca del problema de las adicciones han
permitido, a quienes se dedican a su estudio, plantear las siguientes reflexiones:
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los procesos de migración del campo a las ciudades dieron como consecuencia la
aparición de esta problemática. México dejó de ser un país de tránsito de drogas para
convertirse en un país consumidor.
Por otra parte, la imagen prototípica del adulto consumidor de mariguana procedente
de ámbitos carcelarios o de los titulares periodísticos en los cuales el consumo de
drogas se restringía a grupos de población económicamente privilegiada, ha cambiado
totalmente. En la actualidad las adicciones ocurren en hombres y mujeres de todos los
sectores de la población, pero su aparición casi invariablemente sucede en edades
tempranas de la vida.
También es sabido que la mayor parte de los problemas de la salud mental en niños y
adolescentes tiene relación con las adicciones, ya sea como un factor previo al
desarrollo de un problema de abuso de sustancias o como parte de una situación en la
cual coexisten ambos trastornos. Sin embargo, para el caso de la prevención de los
problemas de abuso de drogas en los niños y los adolescentes debemos considerar
diferentes aspectos relativos al origen, las causas y las formas de prevención.
Componentes biológicos
Hoy en día la mayor parte de los científicos está de acuerdo en que el uso de drogas
tiene un componente biológico, otro psicosocial y un tercero ambiental. El elemento
biológico se refiere a las determinantes genéticas, en las cuales los ancestros y los
padres tienen un papel preponderante. Así la carga hereditaria que se transmite de
una generación a otra, puede generar problemas de salud mental en los niños. Los
hijos de padres con alteraciones de la salud mental, ya sea depresión, ansiedad o
perturbaciones mentales graves, son más vulnerables a sufrir problemas, entre los
cuales se encuentran las adicciones.
El caso más representativo es de los hijos de padres que padecen alcoholismo. Muchos
estudios han demostrado que estos niños tienen más riesgo de desarrollar abuso de
alcohol y de drogas u otros problemas de salud mental en la adolescencia y la edad
adulta.
Por ello es primordial conocer la historia familiar del padre y de la madre de un niño,
aunque el hecho de que preexista un problema de consumo de drogas u otra
alteración de la salud mental no significa que necesariamente los hijos desarrollarán
problemas de esta naturaleza. Pensarlo de esta manera es una forma “profética” de
acomodar el futuro de un niño, lo cual no es saludable, ya que significa tanto como
considerar que irremediablemente está condenado a repetir pautas de
comportamiento.
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Componentes psicosociales
Como contraparte, las influencias ambientales pueden disminuir o detener el riesgo del
consumo en los niños. Esto significa que es posible modificar el cerebro a partir del
peso del ambiente familiar y educativo que rodea a la persona. Un buen ejemplo de
ello es el siguiente: los gemelos idénticos comparten los mismos genes, lo cual hace
que posean igual color de ojos, de pelo, la misma estatura, etcétera. Sin embargo, el
cerebro de cada uno es muy diferente, ya que tanto los giros como las hendiduras
cerebrales son distintos. Lo anterior quiere decir que este órgano, mediador de
emociones, sentimientos y pensamientos, pudo haber experimentado cambios como
consecuencia de haber sido el favorito de uno de los padres o de haber recibido apoyo
en el desarrollo de ciertas conductas. Hoy en día también se sabe que los cuidados y
las caricias por parte de los padres ayudan a los niños pequeños a estimular el
desarrollo del cerebro y a impedir problemas emocionales en etapas posteriores de la
vida.
Pero también la manera en la que las familias desempeñan sus funciones protectoras
tiene efecto en el desarrollo de los niños. Como se sabe, la familia representa el núcleo
social primario de las personas; en ésta tienen lugar los primeros aprendizajes y
experiencias que confieren al sujeto confianza y seguridad para enfrentar los
problemas con éxito. Es en la familia donde la persona adquiere creencias y conforma
sus valores, los cuales, a su vez, son las determinantes para desenvolverse ante el
mundo. Por ejemplo: si en una familia no se tiene claro que los niños y los
adolescentes no deben consumir alcohol ni tabaco y que las drogas tienen un gran
potencial dañino, los menores seguramente incorporarán esa misma idea y actuarán en
consecuencia. De igual forma, el consumo excesivo de alcohol en los padres puede
afectar profundamente a los hijos.
Estudios realizados en México indican que uno de los hechos más perturbadores para
los niños es presenciar cómo se intoxican sus progenitores con bebidas alcohólicas.
Efectivamente, cuando se aplican cuestionarios que miden la presencia de problemas
de la salud mental en niños pequeños con papás que consumen alcohol, se observa
que quienes muestran mayor grado de desajuste son los menores que han sido
testigos con mayor frecuencia de periodos de embriaguez de su padre. Otras
investigaciones muestran que el concepto de la embriaguez de los padres se encuentra
ya presente en el niño desde los tres años de edad.
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Componentes del contexto
Otro de los graves peligros a la salud lo representa el uso de tabaco. Al respecto, las
investigaciones indican que el riesgo de que los hijos desarrollen tabaquismo en la
niñez o la adolescencia es mayor con padres que fuman. Esto, más que tener una
significación biológica o hereditaria, es la expresión del moldeamiento de conductas de
imitación que en la infancia adquieren una gran importancia. Otros hechos muestran
que los niños con hermanos consumidores tienen más probabilidades de experimentar
con una droga ilícita que aquellos cuyos hermanos no usan sustancias.
Los padres, por su parte, pueden exigir a los hijos que no fumen, pero ellos mismos lo
hacen, situación que significa una incongruencia entre que lo que se dice y lo que se
practica y solamente confunde al niño o al adolescente, especialmente en el momento
de decidir si se debe o no consumir tabaco.
En los últimos años los investigadores han demostrado que el cerebro de los animales
se acostumbra más rápido a la experimentación a la cocaína si han sido expuestos con
anterioridad a los efectos de la nicotina, sustancia contenida en el tabaco.
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Por otra parte, algunas conductas sexuales tienen un profundo significado en nuestra
cultura pero también en la vida de los niños. Se cree que mientras más
tempranamente se exponga a un menor a las relaciones sexuales, tendrá mayores
posibilidades de riesgo de consumo. Asimismo, expondrá al adolescente a buscar
conductas para las que no está preparado y a experimentar en ambientes adultos que
le pueden generar dificultades por su limitada experiencia. Es común que los jóvenes
que han experimentado actividad sexual a temprana edad se alejen de sus amigos de
edad similar y busquen ingresar en otros grupos de personas mayores, sin que esto les
favorezca debido a que saltan bruscamente un periodo de su desarrollo normal.
Los estudios también nos han demostrado que, en contraste con lo que se creía, son
los amigos quienes ofrecen droga a los jóvenes por primera vez y el consumo de
sustancias ilegales ocurre con más frecuencia en casa; de ahí la importancia de
conocer a los amigos de los hijos y las actividades e intereses que ellos comparten en
su tiempo libre. Debemos tener presente que el uso inadecuado del tiempo libre y los
núcleos sociales extraños son factores que pueden poner a los jóvenes en alto riesgo
para usar drogas, y cuando no se realizan las intervenciones apropiadas, a lo largo del
tiempo el riesgo se incrementa.
Un aspecto que contribuye a decidir no usar drogas tiene que ver con pensar en la
opinión de los padres. En una encuesta nacional casi 100 por ciento de los jóvenes
estaba seguro de que sus padres verían mal el consumo; sin embargo, este
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razonamiento no indica que estos adolescentes no usen drogas, ya que como se ha
comentado, el peso que tiene contar con amigos consumidores es casi tres veces
mayor que el hecho de que sus padres usen sustancias. Aun así, los jóvenes cuyos
padres no toleran la utilización de drogas las emplean cuatro veces menos que
aquellos cuyos progenitores toleran el consumo. Esto debe dirigir nuestra atención
sobre el mantenimiento de una clara y contundente actitud hacia el rechazo de las
sustancias, situación que debería tener eco en los legisladores y en quienes proclaman
asuntos tales como la despenalización del consumo, la legalización etcétera.
Hasta hace algunos años los narcotraficantes se ubicaban sólo en ciertas zonas de las
ciudades. Sin embargo, actualmente los miembros de la comunidad como los vecinos o
los familiares del compañero de clases de nuestros hijos pueden incurrir en ese tipo de
acciones ilegales.
Los estudios realizados en otros países muestran que una de las principales causas por
la cual los jóvenes de las escuelas secundarias no recurren a las drogas es por el
miedo de verse involucrados en un problema legal. También se ha demostrado que
mientras mayor es la percepción de castigo sobre el uso de drogas, menos son las
posibilidades de ser usadas. Por todo ello es de suma relevancia fomentar en los niños
y los adolescentes una cultura de la legalidad basada en el conocimiento de la
gravedad y las consecuencias de actos que atentan contra la sociedad. Además, es
importante promover una cultura de denuncia que permita controlar ese grave
problema y que redunde en el bien de la comunidad.
¿Es la edad en sí misma una situación que induce al consumo de drogas? Los estudios
de investigación nos muestran que la búsqueda de nuevas experiencias es un
fenómeno característico tanto de los adolescentes de la especie humana como de
muchas otras especies de animales. Esto significa que si dejamos libremente a
animales jóvenes explorar espacios nuevos, lo más probable es que merodeen,
husmeen e intenten mover objetos, a veces con resultados dolorosos, pero finalmente
esas conductas representan prácticas de aprendizaje acerca de conocimiento del
entorno y las formas de interactuar con él. Sin embargo, la propia necesidad de
investigar acerca de cosas nuevas, propias de niños y adolescentes, los pone en riesgo
cuando ocurre un primer acercamiento al alcohol, tabaco u otras drogas. Esta primera
aproximación induce al sujeto a plantear una disyuntiva fundamental: pruebo-no
pruebo.
Muchos jóvenes saben que las drogas son dañinas. En un estudio nacional casi la
mitad de ellos reportó que una causa por la cual no las usaba era porque consideraba
que eran malas para la salud, pero nuevamente esto no significa que no las usaran. A
lo anterior se le denomina “percepción de daño”, la cual es un elemento para la toma
de decisiones, aunque no es el de mayor relevancia, ya que ante una situación de
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presión por parte de amigos, los adolescentes pueden optar por ignorar lo que ya
saben acerca de los daños a la salud que causan las drogas.
La prevención en la escuela
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Habilidades para la vida
Es importante considerar que la prevención se dirige a los niños y los adolescentes que
aún no padecen el problema de abuso de sustancias, pero también a aquellos con las
siguientes características: herencia, entorno desfavorable, violencia en la familia,
comunidades con alta disposición de drogas, etcétera. Cada grupo tiene características
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diferentes, por lo que la prevención se debe abordar desde diferentes direcciones. Una
de ellas es la perspectiva de género, la cual considera las diferencias entre los hombres
y las mujeres y su importancia en la prevención de las adicciones.
Cada día el abuso de drogas ocurre con mayor frecuencia en niñas, adolescentes y
adultas. Las razones para el inicio y el mantenimiento del consumo son diferentes a las
del hombre, debido a que sus circunstancias sociales son otras. Los cambios en la
dinámica de la sociedad y la inserción de la mujer en la actividad laboral remunerada
son situaciones que han incidido en el problema. Las encuestas llevadas a cabo en
México muestran que en las jóvenes que han intentado el suicidio o padecen depresión
es más frecuente el uso excesivo de alcohol y drogas que entre la población general;
por ello, la detección de los problemas del estado de ánimo y otros trastornos
emocionales, a través de su reconocimiento temprano y su tratamiento adecuado, es
de gran importancia.
La prevención en la familia
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Por ello, se debe contar con información sobre las bases del desarrollo físico y
psicoemocional, de los niños, así como de las diferentes etapas del desarrollo de la
pareja, los cuales son importantes recursos que facilitan la identificación de problemas.
La aceptación social puede ser un poderoso factor en el inicio del consumo, como
queda demostrado con el hecho de que el uso es más frecuente cuando el menor se
percibe aislado y con menos posibilidades de ser integrado a un grupo de compañeros.
En la dinámica de interacción con amigos y compañeros se ha visto que la necesidad
de ser aceptado por un grupo social puede jugar un importante papel en el inicio del
consumo de sustancias.
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conductas que llevan a la adicción o dependencia. Para el caso de los jóvenes, la forma
de diagnosticar la adicción o dependencia es diferente a la manera en la que se hace
con los adultos, ya que por su situación corporal y biológica los niños son más
sensibles a ciertas sustancias y los efectos en ellos son diferentes.
Afortunadamente nuestros jóvenes aún tienen claro los peligros que significa el
consumo de sustancias. Por ejemplo: 1 de cada 3 estudiantes de escuelas secundarias
considera muy peligroso experimentar con drogas una o 2 veces, y 2 de cada 3,
usarlas de forma regular. Las sustancias que se perciben como más peligrosas son
heroína, cocaína, disolventes inhalables, mariguana y anfetaminas, en ese orden. Por
el contrario, el riesgo de usar tabaco y alcohol se percibe bajo, ya que menos de la
mitad de los estudiantes considera que fumar una o más cajetillas es muy peligroso.
Cuando se trata de beber todos los días, solamente la tercera parte consideró que esto
era peligroso, lo cual indica la minimización del riesgo del consumo de alcohol por
parte de los estudiantes.
Reflexión final
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TRATAMIENTO DEL ABUSO Y DEPENDENCIA DE SUSTANCIAS
EN ADOLESCENTES
Tratamiento
En el terreno de las adicciones pocos aspectos causan tanta polémica como la cuestión
de qué tanto beneficio se obtendrá mediante la aplicación de un tratamiento para un
problema de este tipo. Esto se debe a la variedad de ideas con respecto al concepto
general que se tiene del fenómeno de las adicciones.
Para fines prácticos la adicción se define como enfermedad crónica, de inicio temprano
en la vida y sujeta a recaídas múltiples. El aspecto de las recaídas frecuentes es lo que
origina que mucha gente piense que las adicciones son incurables o que a la persona
afectada le “falta voluntad para salir adelante” o que simplemente “no le echa ganas”.
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Las actitudes sociales y a veces también de algunos profesionistas se suman a otros
aspectos que cuestionan la “efectividad” del tratamiento, lo cual hace que el tratamien
to para los trastornos por abuso y dependencia de sustancias sea una de las
cuestiones sociales, de salud y económicas más complejas actualmente.
Algunos de los “ingredientes activos” que han demostrado ser efectivos en estudios de
evaluación incluyen sesiones de consejería individual, orientación vocacional y
capacitación laboral, terapia familiar o grupal, terapia individual, atención psiquiátrica
con la administración de medicamentos, según sea necesario, para el tratamiento de
trastornos subyacentes o el manejo médico de síndromes agudos de intoxicación o
abstinencia.
Actualmente existe evidencia que apoya las modalidades científicas efectivas para el
tratamiento de los trastornos por abuso y dependencia en adolescentes. Entre estas
modalidades encontramos técnicas para modificar la conducta, las pruebas antidoping
de orina (como a los deportistas), terapia familiar estructural, tratamiento de
padecimientos subyacentes y la terapia multisistémica (múltiples enfoques de
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tratamiento). Estas modalidades deberán usarse de primera elección, preferentemente
en lugar de otros enfoques que carecen del apoyo que brinda la evidencia científica.
En otras partes de este libro se aborda el tema de la adolescencia como etapa del
desarrollo y se mencionan los aspectos que caracterizan a esta etapa. Por ello, en este
capítulo sólo presentaremos una definición de adolescencia, así como los cambios y
tareas propias del desarrollo a esta edad.
Adolescencia. Definición
• Etapa del desarrollo psicosocial que abarca de los 13 a los 19 años de edad,
caracterizada por la repentina aparición de cambios biológicos y psicológicos,
con objeto de lograr la individualidad y autonomía de la familia de origen para
adaptarse a su rol como adulto en la sociedad donde vive.
Cambios y tareas
Abuso de drogas
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Algunos factores de riesgo:
• Enajenación y rebeldía.
• Poca tolerancia a la frustración.
• Búsqueda constante de nuevas sensaciones.
• Antecedentes de consumo de sustancias en la familia.
• Orientación y guía parental ineficiente (poco involucramiento de los padres con
los hijos; problemas de disciplina, etcétera).
• Falta de ligas afectivas con la familia y redes sociales de apoyo.
• Uso de sustancias por los mejores amigos.
• Hereditarios: se ha demostrado una estrecha relación entre consumo de alcohol
por uno o ambos padres y la consecuente aparición de este fenómeno en
alguno de los hijos.
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• Otros rechazan todo tipo de ayuda externa porque dicen no necesitarla y que
“ellos solos” pueden dejar la droga (negación del problema).
• Por lo anterior, es más conveniente negociar el tratamiento con el adolescente
que tratar de imponer una intervención terapéutica.
Intervención terapéutica
Intervenciones breves
Deshabituación (desintoxicación)
Consulta externa
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Orientación para padres
Físicos
• Fatiga.
• Quejas físicas repetidas.
• Ojos vidriosos y enrojecidos.
• Tos duradera.
Emocionales
• Cambios de personalidad.
• Cambios de humor repentinos.
• Irritabilidad.
• Comportamiento irresponsable.
• Baja autoestima.
• Pobre autocrítica.
• Depresión.
• Desinterés generalizado.
Familiares
Escolares
Sociales
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Algunos signos de alarma pueden corresponder a otros problemas de conducta, por lo
que los padres sólo deben detectar o reconocer que existen problemas, más no hacer
el diagnóstico de algún trastorno específico.
Los padres pueden ayudar a los hijos mediante la educación e información sobre
drogas de manera oportuna. Asimismo, establecer una comunicación abierta, ser un
buen modelo de comportamiento y reconocer a tiempo los problemas cuando se estén
desarrollando. Si piensan que existe algún problema, deberán buscar la mejor
intervención, lo más pronto posible.
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• La recuperación y rehabilitación de la adicción puede ser un proceso largo y a
menudo requiere de múltiples episodios de tratamiento. Del mismo modo que
sucede con otras enfermedades crónicas, como la diabetes o la epilepsia, las
recaídas en el consumo de drogas pueden ocurrir durante o posterior a algún
intento de intervención, aunque éste hubiera tenido buenos resultados. Las
personas adictas pueden requerir de tratamientos prolongados y de múltiples
intentos de tratamiento para restablecer el funcionamiento adecuado y lograr la
abstinencia duradera de drogas. La participación en programas de ayuda
mútua, durante y después del tratamiento, es una estrategia que ayuda a
mantener la abstinencia. Posterior al tratamiento, los padres deberán investigar
los servicios disponibles para continuar con los cuidados o para un tratamiento
futuro. Principios básicos de la intervención
• Promueve el desarrollo de la autoestima y de la confianza de tus hijos, en cada
oportunidad que se presente.
• Favorece las oportunidades para el desarrollo de responsabilidades. Cuando
asuman una responsabilidad, hazlo de su conocimiento directamente.
• Siempre sé objetivo y comprensivo, no pierdas la paciencia.
• Utiliza tu más amplio criterio en todo momento, conserva la objetividad y trata
de entender la situación.
• Conserva la calma y sé paciente, aún ante frustraciones. Pasos asos siguientes
• Comunícale tus expectativas, con un número mínimo de reglas o rutinas a
seguir.
• Al establecer reglas y normas, haz que participen tus hijos; solicita su ayuda y
asegúrate de que repitan las reglas, esto les ayudará a recordarlas.
• Enfatiza las fortalezas de tu hijo y minimiza las debilidades.
• Apóyalo para tener éxito cuando se presente alguna oportunidad.
• Evita las luchas de poder, son desgastantes y nadie gana.
• Date tiempo para platicar acerca de conductas adecuadas e inadecuadas.
• Establece actividades y rutinas diarias, ya que tus hijos se beneficiarán de que
todo esté claro.
• Enséñale las habilidades necesarias para el manejo de algunas conductas no
deseadas.
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