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DIAGNOSTICO

La glucemia elevada y la glucosuria confirman el diagnóstico, el que


siempre debe considerarse una emergencia. Los valores normales de
glucemia, en ayunas, oscilan entre 70 y 110 mg/dl y posprandial por
debajo de 200 mg/Dl. La prueba de tolerancia a la glucosa oral (PTGo),
se utiliza rara vez como método diagnóstico de la DMID, ya que es muy
cuente pesquisar cifras límites de glucemia en el niño. Se plantea frente
al antecedente de la hiperglucemia leve transitoria (durante una infección
u otra situación de estrés, a raíz de hallazgo casual de glucosuria con
glucemia normal, o ante sospecha de DMNID en pacientes con
sobrepeso y marcados antecedentes familiares de diabetes.

En caso de dudas de precisar el tipo de diabetes, lo que ocurre


especialmente en adolescentes con algún grado de obesidad, la
determinación basal de péptidos C es de utilidad ya que sus niveles son
muy bajos en la DMID. Idealmente debe realizarse cuando el paciente
esta compensado. Asimismo, la presencia de ICA (+) favorece el
diagnostico de DMID.

DIABETES MELLITUS INSULINODEPENDIENTE EN EL NIÑO


MENOR DE 3 AÑOS

En los niños más pequeños la DMID es infrecuente y presenta


características especiales. El comienza de la enfermedad varía con
respecto a los niños mayores. Se presente como una enfermedad aguda
con fiebre, decaimiento marcado y habitualmente vómitos y
deshidratación. La poliuria pasa inadvertida, ya que esos que estos niños
usan pañales y a la sed solo se manifiesta con irritabilidad y se evidencia
retrospectivamente. Cuanto están presentes estos hallazgos se
interpretan como estrés o secundario a soluciones intravenosas de
glucosa. Una vez establecido el diagnostico el curso de la enfermedad
también es diferente. Los lactantes con DMID son más sensibles a la
insulina que los niños mayores de manera que habitualmente responden
muy bien con dosis de entre 0,2-0,4 U/Kg/día, las cuales pueden
mantenerse por muchos años.
En general estos pacientes se tratan con más de una dosis y una
combinación de insulina lenta con cristalina. El plan de comidas, así
como la actividad física son muy difíciles de programar.

La hipoglucemia considerada un “mal necesario” en los niños mayores


para un buen control metabólico no es aceptable, especialmente en los
niños menores de 2 años.

TRATAMIENTO

El objetivo del tratamiento consiste en mantener un adecuado control


metabólico que permita un desarrollo físico, puberal y mental normal, así
como evitar las complicaciones. El manejo incluye cinco puntos
fundamentales: administración de insulina, alimentación adecuada,
ejercicio programado, apoyo psicológico y educación del niño y de sus
padres.

Administración de insulina

Se usa de preferencia insulina humana. La dosis se calcula según el


peso y no según la glucemia. Si el niño presenta cierto grado de acidosis
química es preferible usar insulina de acción rápida (cristalina) por via
subcutánea cada seis horas, cuyas dosis diarias fluctúa entre 0,25 – 0,75
U/Kg/día; con este esquema el régimen alimentario también debe ser
fraccionado cada seis horas, ser isocalórico y administrarse 20-30
minutos después de la dosis de insulina.

En el periodo inicial del cuadro es posible un control satisfactorio con una


sola dosis de insulina retardada, o bien una mezcla con insulina de
acción rápida, cuya dosis varía entre un 10 a un 30% de la dosis de
acción retardada. En el periodo de diabetes total hay tendencia a la
hiperglucemia nocturna, por lo que se torna indispensable agregar una
segunda inyección antes de cenar, su dosis correspondiente a alrededor
de un 25% de la dosis diaria, y puede ser de acción retardada, rápida o
ambas, según el caso.

Otra forma de administrar la hormona consiste en la infusión subcutánea


continua de insulina, que se realiza con un pequeño aparato
extracorpóreo que entrega insulina cristalina a una velocidad
programada y dispone de un sistema para agregar bolos preprandiales,
según previo control con HGT. Se obtiene un buen control metabólico,
pero su baja aceptabilidad en los niños, sumada a las complicaciones de
su uso, hacen que sea poco aplicable en la práctica pediátrica.

El empleo de insulinas humanas casi ha permitido eliminar las


complicaciones derivadas de la inmunogenicidad de la hormona, como
alergia cutánea, resistencia insulínica, que se presentan un 15% de los
casos, en especial del sexo femenino.

Alimentación

La alimentación del niño diabético debe ser regulada sobre la base del
aporte calórico según la edad, como en el niño normal y con la
proporción de nutrientes. La cantidad de hidratos de carbono será la
siguiente:

 1-5 años: 150 – 200 gr


 6-10 años: 210 – 300 gr
 11-15 años: 310 – 380

La sacarosa, un hidrato de carbono de rápida absorción, debe eliminarse


y reemplazarse por edulcorantes, como la sacarina y el aspartame son
los más usados. Son recomendables los hidratos de carbono con alta
proporción de fibra, como, por ejemplo: pan integral, verduras, frutas
frescas y legumbres, ya que por su lenta absorción reducen la
hiperglucemia prosprandial.

Durante la pubertad debe ajustarse la ingesta de calorías, considerando


la tendencia a la obesidad. Los productos dietéticos que contienen
sorbitol deben limitarse (menos de 15gr diarios), ya que en exceso
producen diarrea. La fructosa tiene mayor poder edulcorante que la
sacarosa y se absorbe lentamente; se aconseja no superar los 30gr
diarios.

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