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Protección Radiológica

La radiactividad es un fenómeno natural y las fuentes naturales de radiación


son características del medio ambiente. La radiación y los materiales
radiactivos también pueden ser de origen artificial y tienen numerosas
aplicaciones beneficiosas, como su utilización en la medicina, la industria, la
agricultura y la investigación, así como en la generación de energía
nucleoeléctrica. Los riesgos radiológicos que el uso de la radiación y de
materiales radiactivos puede entrañar para las personas y el medio ambiente
deben evaluarse y controlarse mediante la aplicación de normas de seguridad.

La Protección Radiológica es una disciplina que tiene por objeto proteger a la


humanidad en su conjunto, a todos los individuos y los demás seres vivos de
los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes. Definir la Protección
Radiológica no es tarea fácil, pues si tratamos de asignarle un lugar entre los
conocimientos o entre las actividades humanas, puede entrar en muchas de
ellas y quedarse fuera a la vez.

Si bien las radiaciones forman parte de la naturaleza desde sus orígenes, es a


partir de los descubrimientos de las radiaciones artificiales, a finales del siglo
XIX y de sus efectos nocivos sobre algunos de los primeros trabajadores que lo
hacían con radiaciones, cuando se hizo patente la necesidad de la Protección
Radiológica.

Hay recogidos en la bibliografía muchos casos de daños severos incluso de


muertes debidos a los efectos de las radiaciones ionizantes entre los
trabajadores de estos primeros años; la Protección Radiológica en esta primera
fase tenía que ocuparse de evitar estos daños reales y severos. Con tal fin, se
crea en 1928 un “Comité Internacional” encargado de formular
recomendaciones para la protección de los profesionales de la Radiología
contra los efectos biológicos producidos por los rayos X y la radiación del radio.

La Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP por sus siglas


en inglés) es una asociación científica sin ánimo de lucro e independiente
dedicada a fomentar el progreso de la ciencia de la protección radiológica para
beneficio público. Para ello edita periódicamente documentos científicos en
forma de recomendaciones o guías en todos los aspectos de la protección
radiológica. Su sede se encuentra en el Reino Unido y su secretaría científica
en Suecia. La ICRP es considerado como la máxima autoridad mundial en
protección radiológica, de forma que sus recomendaciones constituyen la base
para la elaboración de normas y leyes relacionadas con ella. La mayoría de los
países recoge estas recomendaciones en forma de Directivas que luego se
transponen a la normativa legal de cada país.

Aunque el campo de acción de la Protección Radiológica es muy diverso y


también lo son los mecanismos de exposición a las radiaciones ionizantes y los
procedimientos para mantener el riesgo a niveles aceptables, se pueden
establecer tres formas de exposición a las radiaciones ionizantes artificiales
que dan lugar a otros tantos procedimientos. Esas formas son:
• Exposiciones médicas, que son las que se reciben como paciente para
conseguir un diagnóstico o recibir un tratamiento.
• Exposiciones profesionales, que son consecuencia del trabajo con
fuentes de radiación, o en sus campos de acción.
• Todas las demás exposiciones, que constituyen el campo de las
exposiciones del público.

Además, toda la población está sometida a la acción de las radiaciones


naturales, cuya magnitud depende mucho de los componentes terrestres del
lugar donde se habita, o de determinadas actividades, como por ejemplo los
vuelos, especialmente los intercontinentales.

R.I.: radiaciones ionizantes

A partir de 1977, año en que aparece la publicación no 26 de la ICRP (ICRP


1977), se desarrolla el “Sistema de limitación de dosis”, en el que el objetivo
fundamental de la Protección radiológica es que los niveles de exposición a las
radiaciones ionizantes se mantengan lo más bajos que razonablemente sea
posible, (principio ALARA, “As Low As Reasonably Achievable”). Esto supone
que en toda actividad con fuentes de radiación, sean cualesquiera sus
características, se irradie el menor número de personas posible, y que cada
individuo se irradie lo menos posible. Con esta nueva filosofía de la Protección
radiológica no se reducen marcadamente los límites de dosis, pero sí que
cambian radicalmente los procedimientos, en los que se pretende inculcar el
concepto ALARA, y con ello se reduce la dosis colectiva, a pesar de que se
incrementen los usos de las radiaciones.

Esta nueva filosofía de la Protección radiológica se apoya en tres principios


fundamentales que se explican en las recomendaciones de la ICRP (ICRP 1977):

• Justificación: Ninguna práctica o actividad que implique la exposición a


las radiaciones, puede ponerse en marcha, o desarrollarse si no está
plenamente justificada, teniendo en cuenta factores económicos y
sociales. Del desarrollo de cualquier actividad que lleve implícita la
irradiación de alguno o algunos individuos se debe derivar siempre un
beneficio neto positivo, es decir, que los beneficios que se esperan de
dicha actividad deben superar el detrimento que dicha actividad pueda
suponer para los individuos expuestos y para la población en su conjunto.

• Optimización: Una vez que cualquier actividad o práctica que conlleve


riesgo de exposición a las radiaciones está justificada, debe desarrollarse
de acuerdo a criterios de optimización, es decir aplicando las técnicas y
medios adecuados para que las dosis que se reciban como consecuencia
de ella sean lo más bajas posibles, teniendo en cuenta factores sociales y
económicos. Incrementar los medios de Protección radiológica supone
siempre un aumento de coste o gasto que hay que ponderar de forma
equilibrada, para que no se dispare éste a costa de muy poco beneficio.

• Limitación: Una vez cubiertos los dos requisitos anteriores, es


preceptivo que todas las actividades o prácticas se desarrollen de forma
que ninguna persona pueda recibir dosis de radiación por encima de los
límites establecidos (límites legales).

Afortunadamente en la actualidad, se pueden programar muchas prácticas y


actividades con fuentes de radiación en las que los profesionales reciben dosis
de radiación que están muy lejos de los límites legales, por lo que no es difícil
cumplir este tercer requisito del “Sistema de limitación de dosis”, pero de
acuerdo a los principios de la filosofía de este sistema, las actividades deben
desarrollarse de acuerdo al principio ALARA, y por lo tanto se tienen que
establecer:

• Niveles de referencia: son aquellos niveles de dosis para los que la


actividad en cuestión se desarrolla con normalidad y que habitualmente
están lejos de los límites legales de dosis anuales.
• Niveles de investigación: son aquellos niveles de dosis por encima de
los niveles de referencia y por debajo de los límites legales de dosis, que
cuando se producen hay que realizar un estudio para averiguar la causa
de su ocurrencia, y tratar de recuperar los niveles de referencia.
• Niveles de intervención: son aquellos niveles de dosis por encima de
los niveles de investigación, que aunque se puedan seguir manteniendo
por debajo de los límites legales de dosis, indican mal funcionamiento del
sistema y requieren una intervención que en ocasiones puede incluso
suponer la interrupción de la práctica.

Toda esta filosofía de la Protección radiológica está recogida en los informes no


26 y 60 de la ICRP (ICRP 1977, 1991).
Efectos de las radiaciones ionizantes
El efecto fundamental de las radiaciones ionizantes sobre la materia es su
capacidad de ionizarla, creando iones positivos y negativos.

Los efectos de las radiaciones sobre los seres vivos son de dos clases:

• Efectos deterministas: Se manifiestan en la misma persona que recibe


la irradiación. Para que se puedan producir los efectos deterministas es
necesario sobrepasar un umbral de dosis absorbida por debajo del cual
no tienen lugar. La gravedad de estos efectos es proporcional a la dosis
absorbida recibida.

• Efectos estocásticos o aleatorios: Pueden manifestarse en la propia


persona irradiada o en su descendencia. Los efectos estocásticos no
requieren de un umbral de dosis, en principio se pueden producir para
cualquier cantidad. La gravedad del efecto producido no depende de la
dosis. No obstante, la cantidad de dosis influye en la probabilidad de que
se produzca algún daño.

Los efectos deterministas son el resultado de la muerte de las células. Al


aumentar la dosis absorbida crece con ella el número de células que pueden
morir por la irradiación, y si este número es suficiente puede llegar a inhibir el
funcionamiento del tejido u órgano afectado. La probabilidad de causar esta
clase de daño es 0 a dosis absorbidas bajas, pero por encima de un cierto nivel,
la probabilidad aumenta progresivamente hasta alcanzar la unidad; a este nivel
de dosis se denomina dosis umbral. Por encima de la dosis umbral la
gravedad del daño aumenta al aumentar la dosis absorbida. Normalmente
estos efectos van asociados a dosis absorbidas relativamente altas del orden
de decenas de cGy o mayores. Algunos de estos efectos, como el síndrome
agudo de irradiación, que sigue a la exposición a dosis absorbidas del orden de
varios Gy, son fácilmente observables y relacionables con la irradiación del
sujeto que los sufre, porque se producen en pocas horas o días tras la
exposición. Los síntomas son vómitos, diarreas, depresión hematopoyética, y
más adelante eritemas, cambios en la piel y depilaciones. Pero hay otros
efectos somáticos deterministas como las cataratas, otros cambios en la piel,
que pueden tardar en manifestarse años después de la irradiación y esta
circunstancia puede dificultar la asignación de la radiación como causante del
efecto.
Los efectos estocásticos se producen cuando las células irradiadas pueden
modificarse en lugar de morir. Las células somáticas modificadas, pueden,
después de periodos de latencia, desarrollar un cáncer en la misma persona
que recibió la exposición. Hay muchos mecanismos de defensa que reducen
marcadamente la probabilidad de que esto ocurra pero por supuesto, la
probabilidad de que aparezca un cáncer crece cuando aumenta la dosis
absorbida y no hay evidencia de la existencia de una dosis umbral. La
gravedad del cáncer, en el caso de que se produzca, no depende de la cuantía
de la dosis absorbida. Si el daño ocurre en una célula cuya función es transmitir
información genética al descendiente, los posibles efectos resultantes se
manifiestan en los descendientes de la persona irradiada. Este tipo de efectos
estocásticos se denomina efectos hereditarios.

La probabilidad P se obtiene al multiplicar la probabilidad nominal Pn por la


dosis absorbida D:

P=Pn⋅D

Percepción del riesgo en el área hospitalaria

Uno de los rasgos característicos de la sociedad actual lo constituye su intensa


preocupación por el riesgo y la seguridad. Sin embargo, los esfuerzos y
recursos dedicados a su análisis no han evitado el creciente descontento ante
las condiciones medioambientales y sus potenciales amenazas, suscitándose
un intenso debate social en torno al riesgo.

Las discrepancias entre las estimaciones de los expertos y las valoraciones de


la población pusieron de manifiesto la relevancia de los procesos de percepción
social del riesgo, fomentando el desarrollo de enfoques teóricos y de
investigaciones de gran amplitud. La investigación en “Percepción Social del
Riesgo” se ha configurado como un instrumento esencial de las políticas de
prevención y gestión del riesgo, a través de los procesos de comunicación y
participación social. En el sector hospitalario, se da la paradoja de que el
público acepta a priori los riesgos porque percibe un beneficio a cambio. Esta
diferencia de actitud frente a otros riesgos radiológicos (energía nuclear,
almacenamiento de residuos radiactivos, etc.) fue el que llevó a estudiar a
fondo este colectivo para buscar una respuesta que pudiera ayudar a encontrar
nuevos caminos para abordar el problema de la comunicación y aceptabilidad
del riesgo.

En el estudio de Martínez-Arias et al. (2001) se demuestra con claridad la carga


de subjetividad mencionada en el sector hospitalario: los ciudadanos se
someten sin problemas a las radiaciones y pruebas médicas que sean
necesarias, sin cuestionarse los posibles efectos perjudiciales de la radiación
que reciben y, sin embargo, siempre se preocupan por cualquier otra presencia
de la radiactividad en sus vidas. Los expertos concluyen que la diferencia está
en el beneficio directo que el paciente obtiene, mientras que los demás riesgos
radiológicos, las centrales nucleares, por ejemplo, no son asumidos en absoluto
y se perciben como un problema.

Tipos de situación de exposición

A los efectos de establecer requisitos prácticos de protección y seguridad, se


hace una distinción entre tres tipos de situación de exposición:

• Situaciones de exposición planificada: son situaciones que implican


la deliberada introducción y operación de fuentes. Las situaciones
planificadas pueden conducir tanto a exposiciones que se prevé que
habrán de ocurrir (exposiciones normales) como a exposiciones que no
puede anticiparse que ocurrirán (exposiciones potenciales).
• Situaciones de exposición de emergencia: son situaciones que
pueden ocurrir durante la operación de una situación planificada, o cómo
consecuencia de un acto malévolo, o cualquier otra situación inesperada
y requieren la adopción de acciones urgentes a fin de evitar o reducir las
consecuencias no deseadas.
• Situaciones de exposición existente: son situaciones de exposición
que ya existen cuando debe tomar se una decisión sobre su control,
incluyendo las situaciones de exposición prolongadas después de
emergencias.

Se denomina exposición potencial cuando no existe la certeza de que la


exposición se vaya a producir, sino que esta podría ser resultado de un
accidente o deberse a un suceso o una serie de sucesos que podrían darse
pero no es seguro que así sea.
Normativa en Protección Radiológica: La legislación
chilena
• Ley de Seguridad Nuclear: Ley N° 18.302 (2 de mayo de 1984).
• Código Sanitario 1968 (Ministerio de Salud): Reglamento que autoriza
instalaciones radiactivas o equipos generadores de radiaciones
ionizantes y su personal de operación. Decreto No 133 (23 de agosto
de 1984).
• Reglamento de protección física de las instalaciones de los materiales
nucleares (Ministerio de Minería): Decreto No 87 (9 de marzo de 1985).
• Reglamento de protección radiológica de instalaciones radioactivas
(Ministerio de Salud): Decreto N° 3 (25 de abril de 1985).
• Reglamento para el transporte seguro de materiales radiactivos
(Ministerio de Minería): Decreto No 12 (10 de junio de 1985).

Ley de Seguridad Nuclear No 18.302: aspectos más


relevantes

Artículo 2: La regulación, la supervisión, el control y la fiscalización de las


actividades indicadas en
el artículo anterior corresponderán a la Comisión Chilena de Energía Nuclear y
al Ministerio de Energía en su caso.

Definiciones:
• Seguridad Nuclear: el conjunto de normas, condiciones y prácticas que
tienen por objeto la protección de las personas, los bienes y el medio
ambiente, contra riesgos radiológicos derivados del uso de la energía
nuclear, de los materiales radiactivos y de otras fuentes de radiaciones
ionizantes.
• Material Radiactivo: cualquier material que tenga una actividad
específica mayor de 2 milésimas de microcurio por gramo (74 Bq/g).
• Instalación Nuclear:
a) Los reactores nucleares, salvo los que se utilicen como fuente de
energía en un medio de transporte, tanto para su propulsión como para
otros fines.
b) Las fábricas que utilicen combustibles nucleares para producir
sustancias nucleares y las fábricas en que se proceda al tratamiento de
sustancias nucleares, incluidas las instalaciones de reprocesamiento de
combustibles nucleares irradiados.
c) Los depósitos de almacenamiento permanente de sustancias
nucleares o radiactivas, excepto los lugares en que dichas sustancias se
almacenen incidentalmente durante su transporte.
• Instalación Radiactiva: Aquella en que se produzcan, traten, manipulen,
almacenen o utilicen materiales radiactivos o equipos que generen
radiaciones ionizantes.
Artículo 5: En cada instalación, planta, centro, laboratorio o equipo nuclear o
radiactivo deberá existir el número de personas con autorización especial para
trabajar en ellos que determine la Comisión.

Artículo 6: Toda persona que trabaje con sustancias nucleares o en una


instalación, planta, centro,
laboratorio o equipo nuclear deberá recibir una adecuada capacitación relativas
a los riesgos que ello involucra y a las medidas de seguridad que deberá
observar.

Artículo 7: Las personas que con ocasión de su trabajo estén o puedan estar
expuestas a radiaciones ionizantes serán sometidas, antes de asumir sus
funciones, a un examen médico, que posteriormente será periódico, conforme
lo determinen los reglamentos y las condiciones específicas de la autorización
que les otorgare la Comisión.

Artículo 9: Se prohíbe almacenar, depositar, guardar o transportar sustancias


nucleares o materiales radiactivos junto con materiales combustibles,
inflamables, corrosivos o explosivos. Será responsabilidad del explotador
proveer los medios necesarios para el tratamiento o almacenamiento definitivo
de los desechos radiactivos.

Artículo 16: Las autorizaciones que se otorguen para instalar y operar


instalaciones, plantas, centros, laboratorios, establecimientos y equipos
nucleares señalarán la persona o personas que en calidad de explotador
asumen la responsabilidad por los daños nucleares que ellos produjeren.

Artículo 17: Toda persona que, directa o indirectamente, tuviere noticias de un


accidente o cualquiera otra anormalidad en el funcionamiento de instalaciones
o equipos nucleares o en las demás actividades relacionadas con los usos de la
energía nuclear y de los materiales nucleares, deberá ponerlas en
conocimiento de la Comisión o de sus inspectores en el plazo máximo de 24
horas.
Artículo 18: Toda persona que directa o indirectamente, tuviere noticias del
abandono, pérdida, hurto o robo de sustancias nucleares o materiales
radiactivos, o las hallare abandonadas o extraviadas, deberá ponerlo en
conocimiento de la autoridad competente o de sus inspectores dentro del plazo
señalado en el artículo anterior.

Artículo 20: La Comisión ejercerá sus facultades de supervisión, control,


fiscalización e inspección de las actividades relacionadas con los usos de la
energía nuclear en instalaciones nucleares, respecto de sustancias nucleares y
en instalaciones radiactivas y material radiactivo por medio de inspectores
especializados pertenecientes a la planta de su personal.
Artículo 24: Los inspectores podrán ingresar a inspeccionar, en todo momento,
cualquier instalación, planta, centro, laboratorio o equipo nuclear; cualquier
lugar en donde se fabriquen, monten, reparen o almacenen equipos,
componentes o piezas destinadas a aquellos; y cualquier vehículo, nave o
aeronave, para verificar que no se ha producido ninguno de los hechos o
circunstancias a que se refiere el artículo 20° (dónde se describe exactamente
que hechos serán comprobados por los inspectores).

Artículo 26: Los inspectores, comprobada la efectividad de los hechos que


deban verificar, informarán de inmediato a la Comisión, la que dispondrá las
medidas que estime necesarias.

Artículo 27: Cuando estos hechos entrañen riesgos como los señalados en el
inciso segundo del artículo 24, el inspector que los verifique podrá ordenar,
según el caso, alguna de estas medidas:
1. Que la instalación, planta, centro, laboratorio, establecimiento o equipo
nuclear sea puesto en efectivas condiciones de normalidad y seguridad
tan pronto como sea posible.
2. Que el lugar o medio de transporte sea evacuado, cerrado y
debidamente sellado.
3. Que la sustancia nuclear o material radiactivo sea debidamente
almacenada, envasada, sellada y rotulada.
4. La incautación, previo acuerdo de la Comisión, de cualquier sustancia
nuclear o material radiactivo que esté en situación de dañar a las
personas, los bienes, los recursos naturales o el medio ambiente; o que
alguna persona mantenga, guarde, maneje o utilice en forma indebida.
5. La suspensión inmediata de las operaciones de la instalación, planta,
central, laboratorio, establecimiento o equipo, cuando la gravedad de la
infracción y el peligro que de ella derivare para las personas, los bienes,
los recursos naturales o el medio ambiente lo hicieren necesario, hasta
por sesenta días.

Artículo 28: En caso de oposición al cumplimiento de sus funciones, o de las


medidas que adopten en conformidad al artículo anterior, los inspectores
podrán solicitar directamente el auxilio de la fuerza pública, previa autorización
escrita de la Comisión, el que deberá serles proporcionado por el recinto
policial más cercano al lugar de la inspección.

Artículo 32: … Será responsabilidad de la Comisión Chilena de Energía Nuclear


la mantención y protección de los depósitos de almacenamiento permanente
de desechos nucleares o radiactivos de larga vida. En los demás casos, los
depósitos de desechos radiactivos serán de responsabilidad de la persona que
los tenga a su cargo.
Artículo 42: El que robare o hurtare sustancias nucleares o materiales
radiactivos, o de cualquier manera los sustrajere o se apropiare ilícitamente de
ellos, será sancionado con la pena de presidio mayor en sus grados medio a
máximo. El que por descuido o negligencia diere ocasión a que otro cometa el
robo o hurto, o la sustracción o apropiación ilícita, de sustancias nucleares o
materiales radiactivos, será sancionado con la pena de presidio menor en sus
grados medio a máximo.

Artículo 45: El que realizare cualquiera actividad relativa al uso pacífico de la


energía nuclear, sin la debida autorización, licencia o permiso de la Comisión,
constituyendo un peligro para la vida, la salud o la integridad de las personas,
o para los bienes, los recursos naturales o el medio ambiente, será sancionado
con la pena de presidio menor en su grado mínimo a medio.

Artículo 47.- El que causare un daño nuclear, será sancionado con la pena de
presidio mayor en sus grados medio a máximo. Si causó el daño o contribuyó a
causarlo sólo por imprudencia o negligencia, la pena será de presidio menor en
sus grados medio a máximo.

Artículo 52: El explotador de la instalación, planta, centro, establecimiento o


laboratorio nuclear de donde provinieren las sustancias nucleares
abandonadas, sustraídas, robadas, hurtadas o perdidas será responsable
directamente de los daños nucleares que ellas hayan causado. La
responsabilidad civil de los terceros cuando hayan ejecutado tales hechos, se
regirá por las reglas del derecho común.

Artículo 67: La Comisión Chilena de Energía Nuclear será el organismo


encargado de dictar las normas referentes a las instalaciones radiactivas.
Corresponderá a los Servicios de Salud, conforme a las disposiciones del
Código Sanitario, la autorización, el control de la aplicación y el manejo de las
sustancias radiactivas en instalaciones radiactivas o en equipos generadores
de radiaciones ionizantes, y la prevención de los riesgos derivados de su uso y
manipulación. Sin embargo, competerá a la Comisión Chilena de Energía
Nuclear la autorización, el control y la prevención de riesgos respecto de las
instalaciones radiactivas que se encuentren dentro de una instalación nuclear,
y de las que, conforme al reglamento, sean declaradas de primera categoría.
Los reglamentos de protección radiológica y de autorizaciones, en lo relativo a
instalaciones radiactivas, serán firmados conjuntamente por los Ministros de
Energía y de Salud.

Decreto No 133 (1984): aspectos más relevantes


Artículo 1: El presente reglamento establece las condiciones y requisitos que
deben cumplir las instalaciones radiactivas o los equipos generadores de
radiaciones ionizantes, el personal que se desempeñe en ellas u opere estos
equipos, la importación, exportación, distribución y venta de las sustancias
radiactivas que se utilicen o mantengan en las instalaciones radiactivas o en
los equipos generadores de radiaciones ionizantes y el abandono o desecho de
sustancias radiactivas.

Artículo 3: Toda persona que se desempeñe en las instalaciones radiactivas u


opere equipos generadores de radiaciones ionizantes, y esté expuesta a dichas
radiaciones, deberá contar con autorización del Servicio de Salud
correspondiente.

Artículo 6: Definiciones. Además de las definiciones especificadas en el artículo


3 de la Ley 18302, se agregan las siguientes:

• Historial dosimétrico: Conjunto de documentos que acrediten las dosis


recibidas por una persona expuesta a las radiaciones ionizantes durante
todo su desempeño laboral.
• Dosimetría: Técnica para medir las dosis absorbidas por una persona,
expuesta a las radiaciones ionizantes, en un período de tiempo
determinado.

Artículo 7: Las instalaciones radiactivas se clasificarán en tres categorías.


Quedan comprendidos en la primera categoría los aceleradores de
partículas, plantas de irradiación, laboratorios de alta radiotoxicidad,
radioterapia y roentgenterapia profunda, gammagrafía y radiografía industrial.
Pertenecen a la segunda categoría los laboratorios de baja radiotoxicidad,
rayos X para diagnóstico médico o dental, radioterapia y roentgenterapia
superficial.
La tercera categoría incluye los equipos de fuente sellada de uso industrial,
tales como: pesómetros, densitómetros, medidores de flujo y de nivel,
detectores de humo, medidores de espesores, etc. Asimismo, quedan
comprendidas en esta categoría las fuentes patrones, estimuladores cardiacos
radiosotópicos, marcadores o simuladores de uso médico, equipos de rayos X
para control de equipajes, correspondencia, etc., fluroscopía industrial y
difractómetros.

Artículo 16: Toda persona que desarrolle actividades relacionadas directamente


con el uso, manejo o manipulación de sustancias radiactivas u opere equipos
generadores de radiaciones ionizantes deberá ser autorizada por el Servicio de
Salud correspondiente. Esta autorización tendrá validez en todo el territorio
nacional.

Artículo 17: Para obtener esta autorización, el interesado deberá acreditar ante
el Servicio de Salud respectivo, el cumplimiento de los siguientes requisitos:
a) Licencia secundaria o su equivalente.
b) Haber aprobado el curso de protección radiológica, dictado por la
Comisión Chilena de Energía Nuclear, los Servicios de Salud, el Instituto
de Salud Pública de Chile, u otros organismos autorizados por el
Ministerio de Salud, o haber convalidado estudios realizados al efecto,
ante los Servicios de Salud.

Artículo 18: No obstante lo dispuesto en el artículo precedente, podrán optar a


esta autorización aquellas personas que acrediten fehacientemente, haberse
desempeñado en tales actividades por un período de a lo menos tres años.
Para estos efectos, los Servicios de Salud, cuando lo estimen conveniente,
podrán exigir que el solicitante rinda un examen acerca de materias de
protección radiológica. Asimismo, se exigirá a los interesados la presentación
de su historial dosimétrico, o en su defecto, el examen médico
correspondiente.

Artículo 19: Las autorizaciones a que se refiere el presente título, serán


otorgadas por un plazo máximo de tres años. Para su renovación, deberá
considerarse el historial dosimétrico del interesado, que llevará el Instituto de
Salud Pública de Chile. La dosimetría personal podrá efectuarse por otro
organismo habilitado para tales efectos, por el Ministerio de Salud.

Decreto No 3 (1985): aspectos más relevantes

Artículo 1: El presente reglamento establece las medidas de protección


personal radiológica y los límites de dosis radiactivas que pueden recibir
las personas ocupacionalmente expuestas, con el objeto de prevenir y evitar la
sobreexposición a las radiaciones ionizantes y sus efectos en la salud. Se
exceptúan, por consiguiente, de la aplicación de este reglamento a las
personas que reciban dosis provenientes de la radiación natural o como
consecuencia de un diagnóstico o tratamiento médico.

Artículo 2: Para los fines de este reglamento se considerará persona


ocupacionalmente expuesta, a aquella que se desempeñe en las
instalaciones radiactivas u opere equipos generadores de radiaciones
ionizantes, la que deberá, además, contar con la autorización sanitaria a que
se refiere el decreto supremo N° 133, de 22 de Mayo de 1984, del Ministerio de
Salud.

Artículo 4: Toda persona ocupacionalmente expuesta deberá portar durante su


jornada de trabajo, un dosímetro personal destinado a detectar y registrar las
radiaciones ionizantes que pudiere recibir, el que le será proporcionado por
el empleador cada vez que sea necesario. Asimismo, el empleador deberá
otorgar todos los elementos de protección radiológica personal necesarios para
disminuir los riesgos del trabajador expuesto.
Artículo 5: Será obligación del empleador remitir, trimestralmente, al
Instituto de Salud Pública, el o los dosímetros personales de sus trabajadores
expuestos, para que ese organismo registre las dosis recibidas por el personal
durante el período señalado, en sus respectivos historiales dosimétricos.

Artículo 6: Si se detectare que un trabajador ha excedido el límite de dosis


anual, el Instituto lo comunicará al Servicio de Salud correspondiente, con el
objeto de que éste exija al empleador que destine a su dependiente a otra
función.
Artículo 12: Los límites de dosis (LD) para trabajadores expuestos a radiaciones
ionizantes serán
las siguientes:

Órgano expuesto Límite de dosis


anual
Cuerpo entero, gónadas, médula ósea 5 [rem] = 50 [mSv]
Cristalino 30 [rem] = 300 [mSv]
Cualquier otro órgano en forma individual 50 [rem] = 500 [mSv]

( 100 [rem] = 1 [Sv] )

Artículo 13: Se exceptúa de lo establecido en el artículo anterior a las mujeres


en edad de procrear para las cuales la irradiación al abdomen se reducirá al
mínimo posible, no sobrepasando 1,25[rem] ( 12,5 [mSv] ) trimestrales por
única vez en el año.

Artículo 14: Una vez comprobado el embarazo e informado el empleador por


parte de la interesada, ésta no podrá recibir irradiación de origen
ocupacional superior a 0,5[rem] ( 5[mSv] ) al feto durante todo el período
de la gestación hasta el término del embarazo.

Artículo 15: Los menores de 18 años no podrán exponerse ocupacionalmente a


radiaciones ionizantes.

Artículo 16°.- Para todo trabajador expuesto a contaminación interna con


cualquier radionúclido se estará a lo establecido en las normas que para tales
efectos imparta el Ministerio de Salud. Para el caso particular del yodo
radiactivo, el trabajador ocupacionalmente expuesto se someterá a un control
trimestral de orina. Los costos, asociados a tales exámenes serán de cargo del
empleador. Las dosis resultantes se adicionarán a las indicadas en el artículo
12.
Artículo 17°.- En aquellas situaciones en las cuales se requiera
sobreexponer a un individuo a contaminación, tales como mantención de las
instalaciones radiactivas, se deberá contar con una autorización expresa del
Director del Servicio de Salud, que fijará los límites de dosis que pueda
recibir en el evento.

Artículo 18°.- Las dependencias de una instalación radiactiva deberán estar


adecuadamente señalizadas, conforme a las normas técnicas que imparta el
Ministerio de Salud. Deberá señalizarse, además, las áreas de acceso
prohibido al público, como también se deberá indicar el nombre de las
personas calificadas para operar los equipos de la instalación.

Nuevo reglamento de Protección Radiológica: aspectos más


relevantes

Deroga al Decreto Supremo No 3 de 1985. No obstante, mantiene gran parte


de la reglamentación allí detallada, pero modifica y agrega nueva
reglamentación para estar de acuerdo con las recomendaciones del ICRP 103
del año 2007.

Artículo 4 (definiciones):

• 4. Dosis: Cantidad de energía que recibe un medio a causa de la


interacción con radiaciones ionizantes.
• 5. Dosis absorbida: Energía media impartida por la radiación ionizante
a la unidad de masa de la materia.
• 6. Dosis colectiva: Dosis total recibida por una población,
correspondiente al producto de la cantidad de individuos expuestos por
su dosis promedio. Su unidad es el sievert∙hombre (Sv·hombre).
• 7. Dosis comprometida: Dosis que se recibiría durante un período
determinado, producto de la irradiación interna por incorporación de
sustancias que emiten radiaciones ionizantes. En el caso de dosis a
tejidos u órganos se denomina dosis equivalente comprometida y en el
caso de dosis recibidas por todos los órganos y tejidos se denomina dosis
efectiva comprometida.
• 8. Dosis efectiva: Sumatoria de las dosis equivalente en el tejido u
órgano, multiplicada cada una por el factor de ponderación de un tejido
correspondiente. Los factores de ponderación de cada tipo tipo de tejido
serán los establecidos en las actuales recomendaciones del Organismo
Internacional de Energía Atómica (OIEA).
• 9. Dosis equivalente: Dosis absorbida por un órgano o tejido
multiplicada por el factor que considera el tipo de radiación ionizante. Los
factores de ponderación de cada tipo de radiación ionizante serán los
establecidos en las actuales recomendaciones del Organismo
Internacional de Energía Atómica (OIEA).
• 10. Dosis equivalente personal Hp(d): Dosis equivalente en un tejido
blando a una profundidad apropiada, d, por debajo de un punto
especificado del cuerpo humano.
• 35. Zona controlada: Área delimitada en la que son necesarias medidas
de protección y disposiciones de seguridad específicas para:
a) controlar las exposiciones normales o prevenir la dispersión de
contaminación en las condiciones normales de trabajo;
b) prevenir las exposiciones potenciales, o limitar su magnitud.
• 36. Zona supervisada: Área que no constituye una zona controlada
pero dentro de la cual se mantienen bajo vigilancia las condiciones de
exposición ocupacional, aunque normalmente no se requieran medidas
de protección o disposiciones de seguridad específicas.

Artículo 8. Las áreas de trabajo donde se realicen las prácticas serán zonas
controladas. La autoridad competente podrá exigir, adicionalmente, la
delimitación de una zona supervisada de acuerdo a las características de la
práctica. Toda área que no sea clasificada como las anteriores, se considerará
zona sin restricciones desde el punto de vista de la protección radiológica.

Artículo 9. Las zonas controladas deberán estar señalizadas con un letrero que
incluya el símbolo de radiación ionizante, que indique el tipo de riesgo
radiológico, sea éste de irradiación, contaminación, o ambos y la prohibición de
ingresar sin autorización. El símbolo de radiación ionizante no deberá ser
utilizado en sitios diferentes de los señalados. Atendiendo a que no existe
normativa nacional en estas materias, se deberá utilizar las siguientes normas
chilenas: NCh 1410 y NCh 1411.

NCh 1410: Colores


Nch 1411: Símbolos

Artículo 10. Los dispositivos que contengan las fuentes radiactivas deberán
señalizarse con el símbolo de radiación ionizante y con la caracterización de la
fuente.

Artículo 11. Todo trabajador ocupacionalmente expuesto, en situaciones de


exposición planificadas, no deberá exceder los siguientes límites:
a) una dosis efectiva de 20 mSv anuales promediada durante cinco años
consecutivos (100 mSv en 5 años), y de 50 mSv en un año cualquiera;
b) una dosis equivalente en el cristalino de 20 mSv anuales promediada
durante cinco años consecutivos (100 mSv en cinco años), y de 50 mSv
en un año cualquiera;
c) una dosis equivalente en las extremidades (manos y pies) o en la piel
500 mSv en un año.
Para efectos de este reglamento, se deberá entender por un año a cualquier
periodo de 12 meses consecutivos y por cinco años cualquier periodo de 60
meses consecutivos.

Artículo 12. Para calcular la dosis recibida por un trabajador ocupacionalmente


expuesto se deberá considerar la dosis recibida por irradiación externa y la
dosis recibida por incorporación de radionucleidos, cuando corresponda.
Artículo 13. Las condiciones de exposición laboral a radiaciones ionizantes,
para la mujer embarazada serán tales que, la dosis equivalente al feto no
exceda a 1 mSv durante el período de gestación.
Artículo 14. El explotador deberá apartar de todo trabajo con riesgo de
contaminación radiactiva a toda mujer que se encuentre en periodo de
lactancia.

Artículo 15. Las personas que se exponen a radiaciones ionizantes en


actividades de formación académica, profesional o técnica, deberán tener
control dosimétrico personal. Los límites de dosis, en situaciones de exposición
planificadas, para estas personas son:
a) una dosis efectiva de 6 mSv en un año;
b) una dosis equivalente en el cristalino de 20 mSv en un año;
c) una dosis equivalente en las extremidades (manos y pies) o en la piel de
150 mSv en un año.

Artículo 27. Los explotadores deberán optimizar las prácticas a su cargo, de


forma que se minimice la exposición del público.

Artículo 28. Los límites de dosis para miembros del público no deberán exceder
los siguientes valores:
a) Dosis efectiva de 1 mSv en un año;
b) Dosis equivalente en el cristalino de 15 mSv en un año;
c) Dosis equivalente a las extremidades o a la piel de 50 mSv en un año.
Para efectos de este reglamento, se deberá entender por un año a cualquier
periodo de 12 meses consecutivos y por cinco años cualquier periodo de 60
meses consecutivos. La forma y periodicidad con la que se determinará el
cumplimiento de estos límites se establecerá en el reglamento de
autorizaciones. Estos límites no incluyen la exposición a fuentes naturales de
radiación y no son aplicable a exposiciones médicas.

Artículo 29. Ningún participante en una intervención de emergencia podrá ser


expuesto de modo que exceda 50 mSv, excepto para:
a) salvar vidas o prevenir lesiones graves; en cuyo caso la dosis efectiva no
deberá superar 500 mSv;
b) impedir la evolución de situaciones catastróficas, en cuyo caso la dosis
efectiva no deberá superar 500 mSv;
c) evitar una gran dosis colectiva; en cuyo caso la dosis efectiva no deberá
superar 100 mSv.

Artículo 30. La dosis recibida en una situación de emergencia será considerada


exposición ocupacional.

Artículo 31. Los participantes en operaciones de recuperación deberán estar


sujetos a control dosimétrico y tendrán la condición de trabajadores
ocupacionalmente expuestos.
Artículo 38. El dosímetro personal de cuerpo total deberá ser utilizado en la
región precordial, por debajo del elemento de protección personal contra las
radiaciones, si correspondiera. De la misma manera, si se utilizan otros
dosímetros, éstos deberán ser utilizados bajo la protección personal.

Artículo 39. Los trabajadores ocupacionalmente expuestos que presten


servicios para más de un explotador deberán contar con un dosímetro para
cada una de ellos.

Artículo 41. Si se detectare que un trabajador ha excedido el límite de dosis


anual el Instituto de Salud Pública de Chile comunicará a la autoridad con el
objeto de ésta exija al empleador que destine a su dependiente a otras
funciones.

1. Tratamiento de desechos radiactivos


En la industria nuclear, debido a su propio desarrollo, investigaciones y
aplicaciones que se han ido incrementando con la experiencia, igual como
ocurre en cualquier tipo de industria se generan desechos, y en este caso se
generan los que clasifican como “desechos radiactivos”. De ahí que es
necesaria la gestión de desechos radiactivos para controlar y poner bajo
cuidado cada desecho que se produzca por el uso y aplicaciones de la energía
nuclear. Es en esta forma y considerando los requerimientos de protección
radiológica que se controla cualquier vía de transferencia al ser humano.

La gestión de desechos radiactivos es una sucesión de etapas secuenciales: la


producción de desechos, su recolección, transporte, tratamiento,
acondicionamiento, almacenamiento y/o evacuación al ambiente. Estas etapas
involucran distintas disciplinas y responsables, que se conjugan en tareas
técnico-administrativas a desarrollar tanto por usuarios de técnicas nucleares
(llamados generadores de desechos radiactivos) como también por los
procesadores de los mismos y la autoridad regulatoria.

El objetivo fundamental de la gestión de desechos radiactivos es la protección


al hombre y al medio ambiente. El logro en las etapas de generación,
tratamiento y acondicionamiento debe ser la prevención de la liberación al
medio ambiente de cantidades inaceptables de radionucleídos. Los logros en la
etapa de almacenamiento deberán ser:

• Garantizar la no ocurrencia de efectos determinísticos en los individuos


más expuestos.
• Garantizar que el riesgo asociado con la evacuación de estos desechos
(actual y a futuro) sea del mismo orden que el aceptado en la vida diaria.
• Disminuir el impacto radiológico colectivo tanto como sea
razonablemente alcanzable.

De lo anterior se desprende que una buena gestión de desechos radiactivos


depende, inicialmente, del usuario de materiales radiactivos.
2. Marco legal chileno en la gestión de desechos radiactivos

De acuerdo con la legislación actual vigente (Ley 18302), se deduce que será
desecho radiactivo cualquier material que tiene una actividad superior a 74
Bq/g (2 nCi/g) y que su propietario no prevé uso posterior.

La Ley indica claramente que el responsable de los desechos radiactivos es


quien los genera.

La CCHEN, como ente regulatorio en materias radiactivas, y cumpliendo con el


objetivo que le encarga la Ley de Seguridad Nuclear de “proveer a la
protección de la salud, la seguridad y el resguardo de las personas, los bienes y
el medio ambiente”, cuenta con una Unidad de Gestión de Desechos
Radiactivos (UGDR) que se encarga de llevar a cabo las tareas de
tratamiento, acondicionamiento y almacenamiento temporal de los desechos
radiactivos, a solicitud del generador o responsable de los mismos.

Los usuarios productores de desechos radiactivos pueden solicitar


asesoramiento a la UGDR en las materias que sus desechos lo ameritan. De
esta manera, y en conjunto con los usuarios, la CCHEN pretende controlar y
disminuir los riesgos por la existencia de desechos radiactivos.

2.1. Descarga o evacuación de desechos radiactivos al medio


ambiente

Para la producción actual de desechos radiactivos provenientes de la aplicación


de radioisótopos y técnicas nucleares en Chile, realizadas en centros de
investigación nuclear, hospitales e industrias, la CCHEN adopta las
recomendaciones de la IAEA en lo que respecta a descargas de desechos
radiactivos al ambiente, siempre que el riesgo radiológico sea tan bajo que no
se justifique la inversión en tratamiento y/o acondicionamiento para su
liberación al ambiente. Estos desechos radiactivos que pueden ser descargados
al ambiente se denominan desechos exentos, y la actividad a evacuar por
año se encuentra tabulada.

Las recomendaciones de la IAEA se basan en los criterios de exención de


desechos radiactivos, y están referidos al tipo de desecho, radionucleídos
contenidos, escenario de descarga y dosis efectiva anual a cada miembro del
público que, por liberación de desechos no debe superar los 10 μSv al año.

3. Fuentes de desechos radiactivos

Para realizar un buen manejo de desechos radiactivos o fuentes de radiación


en desuso, se deben conocer, primeramente, las diversas aplicaciones de
radioisótopos.
En la siguiente tabla se detallan los principales radioisótopos utilizados en
Medicina Nuclear y en laboratorios de investigación, detallando además
algunas de sus características y la actividad promedio empleada en sus
aplicaciones.
A continuación, se detallan distintos orígenes de desechos radiactivos.

3.1. Producción de radioisótopos

Los reactores de investigación y aceleradores de partículas generalmente se


asocian a la producción de radioisótopos para distintos usos. Cuando los
radioisótopos se generan en un reactor de investigación se hace por irradiación
de un blanco adecuado, el cual es removido de la facilidad de irradiación para
su proceso de separación y purificación. Por ejemplo, en el RECH-1 (Reactor
experimental chileno No 1), se generan radioisótopos de semi-período muy
corto, como 32P, 35S, 99mTc, 131I, 153Sm y 82Br para investigación y usos médicos.

Los aceleradores de partículas (principalmente el ciclotrón) pueden producir


mediante el bombardeo de un blanco, isótopos con defecto de neutrones tales
como 15O, 32N, 11C y 18F que son utilizados en PET; y 125I, 111In, 201Tl utilizados en
medicina nuclear. Del proceso de separación y purificación en que se realiza en
celdas calientes, se generan pequeños volúmenes de desechos radiactivos
líquidos de actividad intermedia (del orden de los TBq) y volúmenes mayores
de sólidos de baja actividad, como papeles, materiales de laboratorio, gomas y
plásticos. El desecho generado es almacenado en la celda, para ser retirado y
dispuesto en un lugar para su decaimiento natural.

3.2. Aplicaciones médicas

Las aplicaciones médicas utilizan técnicas nucleares tanto en diagnóstico como


en tratamiento de pacientes. Se destacan:

• Aplicaciones de radio-inmunoensayo: diagnóstico clínico y control médico


(125I en el rango de los kBq).
• Preparación de radiofármacos: diagnóstico y seguimiento clínico y/o
terapia (99Tc, 131I, 32P, 90Y, 153Sm).
• Radioterapia y esterilización, en los que se emplean fuentes selladas
(60Co, 90Sr, 137Cs).

Para los dos primeros casos se recomienda el uso de fuentes de radiación de


semi-período corto. Siendo el período menor a 100 días, los desechos
generados en estas técnicas pueden dejarse decaer para su posterior
eliminación.

En radioterapia y esterilización se utilizan fuentes radiactivas que pueden o no


ser sólidas, las cuales están contenidas en una cápsula sellada lo
suficientemente resistente como para prevenir que, bajo condiciones normales
de uso, el material radiactivo escape de la misma.

3.3. Aplicaciones industriales

Entre las aplicaciones industriales que utilizan radioisótopos se destacan:

• Ensayos no destructivos, como radiografía, mediciones (espesor, nivel,


humedad), esterilización de alimentos y elementos clínicos, etc.
• Uso de trazadores para estudios de comportamiento de materiales, tales
como pruebas de fugas, evaluación de corrosión, pruebas de fricción, etc.
En estos casos se utilizan radioisótopos de período corto.
• Uso de fuentes selladas para entrenamiento en emergencias
radiológicas, capacitación en defensa civil, etc.
• Diversos productos como elementos luminosos, válvulas electrónicas,
detectores de humo, etc.

Los desechos que se generan de estas aplicaciones son, principalmente, las


fuentes selladas en desuso, para las cuales existe la opción de devolución al
fabricante, siempre que se haya acordado esta modalidad al momento de la
compra. De lo contrario, deberá establecerse mediante la Autoridad
Regulatoria el destino final de la fuente. Lo recomendado es su inmovilización y
acondicionamiento para almacenamiento.
3.4. Aplicaciones en la investigación

En investigación se utilizan radioisótopos en diferentes campos, siendo las


Universidades quienes principalmente generan desechos en este rubro. Dentro
de las áreas de aplicación se destacan:

• Estudios metabólicos y toxicológicos asociados a distintos compuestos,


como drogas, pesticidas, fertilizantes y minerales. Ellos están
relacionados con fabricación de nuevas drogas, investigaciones
agropecuarias y estudios ambientales. Los desechos que se generan
contienen principalmente 14C y 3H ya que los mismos pueden
incorporarse fácilmente a moléculas complejas.
• Marcación de compuestos en los que se emplea 125I, 131I, 14C y 3H. Los
desechos generados pueden involucrar material de laboratorio, papeles,
gomas y ropa de protección personal. Comunmente son actividades del
orden de los MBq.
• Investigaciones en física del estado sólido, donde se realizan estudios de
comportamiento de materiales post-irradiación, desarrollo de materiales
para reactores, ensayos no destructivos, etc.
• Investigaciones en el ciclo del combustible nuclear y reprocesamiento.
Los desechos son materiales de laboratorio, sólidos heterogéneos
(resinas de intercambio, piezas de equipos, etc.) y contienen 238U y
productos de fisión como 137Cs y 90Sr.

Todas estas aplicaciones conducen a la generación de desechos radiactivos, los


que deben ser gestionados dependiendo de sus características radiológicas y
físico-químicas. Así, los desechos radiactivos pueden encontrarse en estado
sólido, líquido y gaseoso.

4. Clasificación de los desechos radiactivos

No existe una única clasificación para los desechos radiactivos. Por ejemplo, la
CCHEN los clasifica internamente según el período de semidesintegración y el
tipo de emisión de los radionucleídos. Esta clasificación está dada en la Norma
de Seguridad CCHEN “Gestión de desechos radiactivos”, la cual tiene que ser
conocida por todos los generadores de desechos. No obstante, aquí se
presentarán las clasificaciones recomendadas por la IAEA.

4.1. Clasificación según estado físico de los desechos y nivel de


actividad

El nivel de actividad en los desechos puede afectar la manipulación por los


productores y las operaciones de tratamiento, de acuerdo a las necesidades de
blindajes, elementos de protección y espacio en las instalaciones. Dependiendo
del nivel de actividad, la IAEA ha entregado una clasificación con
recomendaciones para cada caso. Esta clasificación, más que una gestión de
desechos, se refiere a la entrega de recomendaciones sobre como manipularlos
y los cuidados que se debe tener, dependiendo del estado físico y actividad.

4.1.1. Desechos radiactivos líquidos

En este caso, el criterio de clasificación es la actividad por unidad de volumen


(concentración de actividad).

Actividad por
Categoría Observaciones
unidad de volumen
No requiere tratamiento. La descarga debe
Bajo nivel - 1 < 37 kBq/m3
estar autorizada por la autoridad licenciante.
37 kBq/m3 a 37 Requieren tratamiento, no es necesario utilizar
Bajo nivel - 2
MBq/m3 blindajes.
37 MBq/m3 a 3.7 Requieren tratamiento, pueden requerir
Bajo nivel - 3
GBq/m3 blindaje según su composición.
3.7 GBq/m3 a 370 Requieren tratamiento, debe utilizarse
Nivel intermedio - 4
TBq/m3 blindaje en todos los casos.
Requieren tratamiento, blindaje adecuado y
Nivel alto - 5 > 370 TBq/m3
enfriamiento.

4.1.2. Desechos radiactivos sólidos

Para los desechos radiactivos sólidos, el criterio de clasificación se basa en la


tasa de exposición en superficie. Se dividen en cuatro categorías como sigue:

• Categoría 1: Desechos emisores Beta y Gama, con emisiones


despreciables de Alfa, cuya tasa de exposición en superficie no es mayor
que 2 mSv/h. Estos sólidos pueden ser transportados y manipulados sin
necesidad de precauciones.
• Categoría 2: Desechos emisores Beta y Gama, con emisiones
despreciables de Alfa, cuya tasa de exposición en superficie es mayor
que 2 mSv/h y menor que 20 mSv/h. Estos desechos pueden ser
transportados en contenedores simples blindados con una capa de
plomo.
• Categoría 3: Desechos emisores Beta y Gama, con emisiones
despreciables de Alfa, cuya tasa de exposición en superficie es mayor
que 20 mSv/h. Estos desechos sólo deberían ser manipulados y/o
transportados bajo precauciones especiales.
• Categoría 4: Desechos cuyas emisiones son predominantemente Alfa y
cantidades mínimas de Beta y Gama, de los cuales no se sospecha
criticidad. Su actividad debe expresarse en Bq/m³.
4.1.3. Desechos radiactivos gaseosos

Aquellos radioisótopos que generen desechos radiactivos gaseosos deben ser


manipulados bajo una campana que cuente con filtros de alta eficiencia. El
usuario puede liberar al ambiente aquella cantidad aceptada por la Autoridad
Regulatoria.

La siguiente tabla muestra las distintas categorías para desechos radiactivos


gaseosos:

Actividad por
Categoría Observaciones
unidad de volumen
1 < 37 Bq/m3 Pueden ser liberados al ambiente
37 Bq/m³ a 370
2 Deben ser adsorbidos en filtros
kBq/m3
Requieren sistemas muy sofisticados de
3 > 370 kBq/m3
filtración y tratamiento

4.1.4. Desechos exentos (EW)

Los desechos exentos contienen concentraciones de radionucleidos tan


pequeñas que no es necesario establecer disposiciones en materia de
protección radiológica, independientemente de que los desechos se sometan a
disposición final en vertederos convencionales o se reciclen. Este material
puede dispensarse del control reglamentario y no requiere nuevas
consideraciones en lo que a dicho control se refiere.

Los efluentes líquidos o gaseosos descargados al medio ambiente bajo un


control reglamentario adecuado son, en cierto modo, parecidos a los desechos
dispensados, ya que el material descargado no requiere nuevas
consideraciones desde el punto de vista de la protección y la seguridad
radiológicas. Existen, sin embargo, algunas diferencias notables en el
establecimiento de limitaciones sobre las cantidades de efluentes adecuadas
para su descarga y, en el caso de la descarga de efluentes, generalmente se
lleva a cabo la vigilancia ambiental de confirmación.

Por medio de estudios realizados en el plano nacional e internacional se han


establecido niveles de concentración de la actividad de radionucleidos
específicos para la exención y dispensa de materiales sólidos y en la referencia
se facilita información y orientaciones sobre los conceptos de exclusión,
exención y dispensa. En dicha referencia también figuran los valores de la
concentración de actividad correspondientes a los radionucleidos de origen
natural y artificial que el órgano regulador puede utilizar para determinar
cuándo no se requieren o ya no son necesarios los controles de grandes
cantidades de material sólido.

Los valores de la concentración de la actividad para radionucleidos artificiales


se calculan basándose en escenarios genéricos para el reciclaje y la disposición
final de desechos:

El fundamento radiológico primordial para establecer los valores de


concentración de actividad con fines de exención de grandes cantidades de
material y de dispensa, es que las dosis efectivas a los individuos deberían ser
del orden de 10 μSv o menores en un año. Para tener en cuenta eventuales
sucesos de baja probabilidad, que puedan dar lugar a exposiciones a la
radiación más altas, se utilizó un criterio adicional, a saber, las dosis efectivas
causadas por tales eventos de baja probabilidad no deberían exceder 1 mSv
en un año. Además, para este caso, se consideraron las dosis a la piel,
adoptando a este propósito un criterio de dosis equivalente a la piel de 50
mSv en un año. Este enfoque es coherente con el utilizado al establecer los
valores de exención dados en el Apéndice I de las Normas Básicas de
Seguridad del IAEA (GSR 3)

4.2. Recomendaciones para el desecho de materiales radiactivos por


parte del usuario

En Chile, el usuario de técnicas nucleares que genera desechos radiactivos


tiene distintas opciones para realizar una buena gestión de los desechos que
produce. Las mismas están establecidas en la Autorización de Operación de la
instalación radiactiva, dependiendo de los radioisótopos que maneje en su
instalación. Para ello, la CCHEN tiene una serie de recomendaciones que deben
cumplirse.

4.2.1. Recomendaciones para desechos radiactivos sólidos

• No deben eliminarse desechos radioactivos sólidos a través del sistema


de basura común.
• Las instalaciones deben contar con los receptáculos para recolectar los
desechos radioactivos, los que deben estar señalizados y forrados en su
interior con una bolsa plástica resistente.
• En estos receptáculos sólo pueden depositarse desechos radioactivos.
• Se debe realizar control radiológico periódico a estos recipientes.
• La tasa de exposición en contacto con ellos no debe ser superior a 2.5
mR/h.
• El usuario no debe quemar los desechos.
• Las agujas contaminadas y materiales cortantes deben de ir en
contenedores separados y adecuados para estos desechos.
• Los desechos biológicos deben depositarse en frío, para evitar la
proliferación de microorganismos, señalizando el aparato refrigerador.
• Los desechos contaminados con emisores beta y/o gamma se podrán
evacuar por basura ordinaria sólo si su nivel de radiación es inferior a 2
veces el nivel de radiación de fondo.

4.2.2. Recomendaciones para desechos radiactivos líquidos

• Sólo se pueden eliminar desechos líquidos en forma continua al


medioambiente si es que se cumple con el límite de descarga para
desechos radiactivos líquidos, el que estará autorizado para cada
instalación en particular por la autoridad competente.
• Las instalaciones que generen desechos radiactivos líquidos en forma
discontinua deben contar con bidones irrompibles no atacables por estos
desechos. Las especificaciones técnicas deben ser dadas por el
encargado de protección radiológica de la instalación.
• Si se generan desechos radiactivos líquidos en forma continua, entonces
la instalación debe contar con estanques para almacenamiento y control
de ellos.
• Se debe controlar periódicamente estos desechos.

4.2.3. Recomendaciones para desechos radiactivos gaseosos

• Solo se eliminará gases radiactivos como desechos si se cumple con los


límites de descarga de desechos radiactivos gaseosos, autorizados para
cada instalación en particular.
• En instalaciones que generen gases radiactivos, se debe contar con
sistemas de extracción adecuados y filtros según lo disponga la
autorización de la instalación.
• Los puntos de descarga gaseosa deben monitorearse periódicamente.

4.2.4. Recomendaciones para fuentes radiactivas selladas

• La fuente en desuso puede almacenarse para su decaimiento natural


(generalmente si su vida media es menor que 100 días).
• Devolución al fabricante: debe contratarse este servicio al momento de
su compra, o solicitarlo una vez que esté en desuso.
• Reutilización por parte de otro usuario: en caso de que la actividad de la
fuente lo permita. Este proceso debe ser aprobado por la Autoridad
Regulatoria.
• Gestionarla como desecho radiactivo en CCHEN, a través de la UGRD.

5. Instalaciones chilenas para la gestión de desechos


radiactivos

Dentro de la infraestructura actual para la gestión de desechos radiactivos es


preciso mencionar que las tareas relacionadas se sustentan legalmente en la
Ley de Seguridad Nuclear, reforzada con los reglamentos pertinentes de
Autorización de Instalaciones Radiactivas y de Transporte de Materiales
Radiactivos.

Específicamente, la UGDR se basa en la Norma de Seguridad CCHEN “Gestión


de Desechos Radiactivos” para el desarrollo de sus actividades, la cual suple la
carencia de un reglamento de desechos radiactivos a nivel nacional.

A través de los años, la CCHEN ha ido desarrollando la infraestructura mínima


necesaria para efectuar el confinamiento de los desechos radiactivos en forma
eficaz y segura, las cuales se describen a continuación.

5.1. Facilidades para la gestión de desechos de baja y media actividad

5.1.1. Instalación de almacenaje para decaimiento

Es una instalación que tiene un área de 73 m² destinada a almacenar todos


aquellos desechos que contienen radioisótopos de período muy corto (de hasta
100 días). Toda la construcción es de hormigón de 25 cm de grosor e
interiormente tiene muros divisores para guardar los desechos clasificados por
radioisótopo y tasa de exposición.

De acuerdo a los criterios de seguridad radiológica, la instalación está dividida


en zonas, correspondiendo almacenar desechos de tasas de exposición más
altas al interior (fondo) de la instalación, siendo necesario atravesar un
laberinto para acceder a los mismos. Los desechos de tasa de exposición hasta
0.2 μSv/h se pueden almacenar en una zona anexa a la zona de ingreso a la
instalación.

Los desechos son clasificados por radioisótopo, y después por tiempo de


decaimiento estimado para alcanzar niveles de radiación normales y/o
concentración de actividad de excención. Son monitoreados para evacuarlos al
vertedero municipal, asegurándose de no sobrepasar los límites establecidos.

5.1.2. Planta de tratamiento de desechos radiactivos (PTDR)

La PTDR está ubicada en el Centro de Estudios Nucleares (CEN) Lo Aguirre. Su


construcción se redujo a la habitación de espacios que en 1990 se encontraban
disponibles debido al cierre de algunas actividades que se desarrollaron allí
previamente.

Esta habitación es un recinto hermético, con las salidas de efluentes


controladas de acuerdo a los criterios de seguridad radiológica. Los desechos
gaseosos se descargan a través de sistemas de extracción con filtros de alta
eficiencia y los efluentes líquidos a través de tuberías que desembocan en un
sistema de estanque de almacenamiento para control. Los suelos son
resistentes a choque, corrosión y lavables, acorde a criterios de seguridad
radiológica y al trabajo que allí se desarrolla. Anexo a la habitación principal se
instaló un laboratorio de control de calidad. Además, la entrada a la zona
controlada cuenta con una sala de cambio de ropa y duchas.
La PTDR constituye, de esta manera, el recinto básico donde actualmente se
desarrollan los procesos de tratamiento y acondicionamiento de los desechos
radiactivos que se producen en Chile.

5.1.3. Tratamiento de desechos radiactivos sólidos

Para los desechos sólidos compactables se dispone de una compactadora Ram-


flat de 40 toneladas de presión, que opera dentro de un contenedor de 200
litros, el cual se ubica dentro de una cámara cerrada que posee su propio
sistema de ventilación, evitando de esta manera la dispersión de los gases
expulsados en el proceso. El proceso de compactación permite reducir el
volumen hasta 10 veces, dependiendo del material que se trate. Este sistema
elimina la manipulación directa del operador con los desechos, ya que desde la
generación del desecho y en todo momento los elementos se recolectan y
guardan en la misma bolsa.

Las fuentes de radiación selladas en desuso son inmobilizadas en argamasa y


colocadas dentro de contenedores. Debido a la cantidad de fuentes por
contenedor está dada en función del volumen y la actividad de cada una, es
necesario realizar previamente cálculos a fin de optimizar el proceso de
acondicionamiento y respetar las recomendaciones internacionales.

Los desechos radiactivos no compactables como partes y piezas de equipos,


mesones contaminados, maderas, etc. son acondicionados en contenedores de
200 litros. La metodología es similar a la de las fuentes selladas, debiendo
colocar argamasa como inmobilizante dentro de los contenedores.

5.1.4. Tratamiento de desechos radiactivos líquidos

Para los desechos líquidos, si es acuoso, se trata de disminuir su volumen con


precipitación y/o intercambio iónico y el producto obtenido es acondicionado en
matrices cementíceas.

Para líquidos inorgánicos se cuenta con una planta de tratamiento por


intercambio iónico en la cual se realiza la reducción de volumen y
descontaminación al mismo tiempo.

En cuanto a líquidos orgánicos se trabaja en la adsorción de materiales


orgánicos en sólidos. El sólido resultante es inmobilizado en una matriz de
cemento.

5.1.5. Control de calidad

Para asegurar el conocimiento y controlar las características en cada etapa, se


ha establecido un control de calidad que se realiza en todas las etapas desde
que ingresa un desecho radiactivo hasta que es definitivamente evacuado,
pasando por las etapas de almacenamiento para decaimiento si es el caso, o
tratamiento, acondicionamiento y almacenamiento temporal según sean los
radionucleídos presentes. Todo este proceso de control se registra en distintos
formularios para conformar una base de datos.

Todos los desechos radiactivos que ingresan a la UGDR son registrados en esta
base de datos llamada Sistema de Control de Desechos Radiactivos (SCDR), en
la que se pueden ubicar todos los desechos radiactivos ingresados, su
ubicación y su estado en un determinado momento.

El control de calidad contempla el registro de todas aquellas características


radiológicas y físico-químicas que se deben tener presentes para el destino de
los desechos en las etapas siguientes. En el caso de desechos de período corto,
el control contempla hasta la fecha de evacuación en vertedero municipal.

Para desechos de período mayor a 100 días, el control de calidad contempla la


caracterización en las etapas de tratamiento, acondicionamiento y
almacenamiento temporal, teniéndose así las mediciones de los parámetros
relevantes para la aceptación del bulto como desecho acondicionado.

6. Recomendaciones para transporte seguro de materiales


radiactivos de la IAEA

Es la base sobre la que se establecen la mayoría de las reglamentaciones


internacionales de transporte de mercancías peligrosas, habiéndose adoptado
prácticamente por todas las organizaciones con competencias en esta materia.

El reglamento del Organismo es aplicable a los diversos medios de transporte


por vía terrestre, aérea o marítima y contempla normas específicas
complementarias para cada medio de transporte.

No es aplicable a los materiales radiactivos que formen parte del propio medio
de transporte, ni a las personas tratadas con radiofármacos o que lleven
implantados dispositivos radiactivos. Asimismo, no es aplicable a los
movimientos de material radiactivo en el interior de las propias instalaciones,
que podrán realizarse de conformidad con los procedimientos de seguridad
aprobados por la autoridad competente.

Estas recomendaciones prácticamente han sido adoptadas por todas las


organizaciones internacionales con competencias en el transporte. Gran
número de estados las han utilizado como base para desarrollo de su
reglamentación en materia de transporte de materiales peligrosos.

6.1. Terminología usada en el transporte

Las recomendaciones sobre el transporte de mercancías peligrosas por


carretera o por ferrocarril utilizan una terminología propia cuyo significado es
conveniente conocer. Con independencia de otros términos que se describen
más adelante, es conveniente estar familiarizado con los siguientes:

• Expedidor: Remitente. Persona natural o jurídica por cuya orden y


cuenta se realiza el envío. Deberá figurar como tal en los documentos de
transporte y poseer conocimientos técnicos suficientes para firmar las
certificaciones que son de su responsabilidad.
• Uso exclusivo: Modalidad de transporte en la que un contenedor o un
medio de transporte (vehículo de carretera; vagón de ferrocarril; buque,
bodega; aeronave..) es utilizado, exclusivamente, para las mercancías de
un único remitente o expedidor.
• Embalaje: Conjunto de componentes necesarios para transportar, con
seguridad, el material radiactivo. Puede estar formado por uno o más
recipientes, materiales de blindaje, materiales absorbentes, estructuras
mecánicas, aislantes térmicos, refrigerantes.
• Bulto: Es el embalaje con el contenido radiactivo a transportar. En
función de éste, debe cumplir unas normas de resistencia más o menos
rigurosas.
• Contenedor: Elemento de transporte para facilitar el acarreo por una o
más modalidades de transporte sin realizar recargas intermedias. Debe
ser cerrado y diseñado para usar repetidas veces.
• Sobreembalaje: Es un sistema, tal como una caja o un saco, que no
tiene que cumplir los requisitos de un contenedor y que se utiliza por un
remitente para agrupar en una sola unidad de manipulación un envío de
dos o más bultos para facilitar su organización y expedición.
• Índice de transporte: Es un concepto del transporte de materias
radiactivas para cuantificar su riesgo en las condiciones de transporte
respecto a la criticidad (caso de materias fisionables) y a la exposición a
las radiaciones. Sirve para limitar el contenido de material radiactivo de
algunos bultos, sobreembalajes, cisternas y contenedores, y para
establecer sus categorías, y para determinar si será necesario o no
recurrir a la modalidad de "uso exclusivo".
El índice de transporte de un bulto o sobreembalaje es un número que
dividido por cien corresponde al nivel máximo de radiación existente a 1
m de su superficie exterior en mSv/h. En el caso de cargas de grandes
dimensiones (contenedores, cisternas o materias sin embalar) el valor
obtenido se corrige en función de las dimensiones de la carga. Cuando se
trate de materias fisionables se tomará como índice de transporte el
resultado de dividir 50 entre el número máximo de bultos admisibles
para asegurar que el conjunto es subcrítico. Si el valor resultante es
menor que el establecido en función del nivel de radiación a 1 m se
deberá tomar este último.
• Índice de Seguridad con respecto a la criticidad (ISC): es número
que se utiliza para controlar la acumulación de bultos con sustancias
fisionables.

6.2. Clasificación de los materiales radiactivos

En las recomendaciones sobre transporte se consideran materiales radiactivos


aquellos que contengan radionucleídos en los cuales tanto la concentración de
actividad como la actividad total de remesa excedan los valores especificados
en la reglamentación. La peligrosidad potencial de los materiales radiactivos a
transportar dependerá de:
• Los radionucleídos que contiene.
• La actividad específica del material.
• La cantidad de material (actividad total).
• La naturaleza química del material.
• El estado físico del material.

Lógicamente, cuanto más peligroso sea el material a transportar, más


rigurosos deberán ser los requisitos técnicos y administrativos a cumplir, así
como los controles de calidad. Desde el punto de vista del transporte, los
materiales radiactivos se clasifican de la siguiente forma:

• Low Specific Activity (LSA-I, LSA-II, LSA-III): Son las que por su
naturaleza tienen una actividad específica limitada, o a las que se le
aplican límites de actividad específica media estimada
• Superficially Contaminated Objects (SCO): Son sólidos no
radiactivos por sí mismos, pero que tienen materiales radiactivos
distribuidos por su superficie.
• Materiales radiactivos en forma especial: Son materiales radiactivos
sólidos no dispersables, o bien una cápsula que contenga el material
radiactivo y esté construida de forma que sólo pueda abrirse
destruyéndola. Además deberán reunir las siguientes condiciones:
1. Al menos una de sus dimensiones debe ser igual o mayor de 5 mm
2. Deberán superar satisfactoriamente los ensayos de impacto, por caída
desde 9 metros, percusión, flexión y ensayo térmico.
• Sustancias Fisionables: Son el 233U, 235U, 239Pu, 241Pu o cualquier
combinación de estos, excepto el uranio natural y el uranio empobrecido
no irradiados o irradiados en un reactor térmico.

6.3. Tipos de embalajes y bultos de transporte

La calidad de los embalajes dependerá del riesgo potencial del material a


transportar y las propias condiciones del transporte. Desde este último punto
de vista se pueden considerar tres tipos de condiciones:

• Las normales de un transporte rutinario, sin incidentes.


• Incidentes de poca importancia.
• Situaciones de accidente que de no haber tomado las debidas
precauciones podrían acarrear problemas radiológicos considerables.

La secuencia de ensayos que deberán realizarse sobre los embalajes y bultos


de transporte se muestra en la siguiente figura:
6.4. Categorías de bultos y transporte. Etiquetado

Los bultos y sobreembalajes asignados en un transporte se incluirán en una de


las siguientes categorías: I-BLANCA, II-AMARILLA o III-AMARILLA, en función de
los niveles de radiación en su exterior. La utilización de una u otra etiqueta
depende de la intensidad de radiación en la superficie externa y del índice de
transporte para determinar la categoría del bulto y sólo el índice de transporte
para determinar la categoría del embalaje.

Tasa de dosis en
Índice de transporte cualquier punto de la Categoría
superficie externa
0 a 0,05 < 0,005 mSv/h I - BLANCA
0,05 a 1 0,005 mSv/h a 0,5 mSv/h II - AMARILLA
1 a 10 0,5 mSv/h a 2 mSv/h III - AMARILLA
> 10 2 mSv/h a 10 mSv/h III – AMARILLA (*)

(*) Deben transportarse también según la modalidad de uso exclusivo, es decir,


que los radiactivos de un vehículo o un contenedor grande son transportados
en uso exclusivo por parte de un remitente quedando todas las operaciones
iniciales, intermedias y finales de carga y descarga realizadas según las
instrucciones del remitente o del destinatario. En este caso se aplican, además,
los siguientes límites al vehículo:
• 2 mSv/h en superficie externa del vehículo.
• 0,1 mSv/h a 2 m de la superficie del vehículo.
• 0,02 mSv/h en los lugares del vehículo normalmente ocupados por
personas, a menos que se controle su dosis.

Cada bulto, sobreembalaje y contenedor que contenga materias radiactivas,


las etiquetas se fijarán en el exterior; en dos lados opuestos si se trata de un
bulto, en los cuatro lados si es un contenedor y en las cisternas en los dos
lados y en la parte trasera. En el caso que contenga material fisionable
distintos a los exceptuados, llevará una etiqueta según el modelo de la figura,
fijada al lado de la etiqueta de material radiactivo. Cada etiqueta, que lleva
impreso el trébol y el número 7 como identificadores de los materiales
radiactivos, debe además indicar el contenido (por ejemplo, Cs-137, materias
LSA-I, etc.), la actividad máxima contenida y el índice de transporte.

I – BLANCA
II – AMARILLA

III – AMARILLA MATERIAL


FISIONABLE
7. Métodos de protección contra las radiaciones ionizantes

Las técnicas de protección utilizadas contra las radiaciones deberán garantizar


que las dosis se mantengan siempre por debajo de los límites que se han
establecido previamente. Esto se logra con una adecuada educación y hábitos
perfectamente conformados por parte de las personas que están vinculadas o
trabajan en la instalación, y lo más importante, por las condiciones de diseño
que se deben cumplir para con la instalación y los equipos que la componen.

Para el diseño y posterior uso de la instalación se deben considerar siempre los


siguientes parámetros:

• Distancia (entre la fuente y el operador).


• Tiempo de exposición.
• Blindaje (barreras para disminuir las radiaciones).

De estos tres parámetros sólo dos son inherentes al diseño de la instalación, y


son la distancia y el blindaje. El tiempo de exposición no depende de la
instalación, sino más bien del uso que se haga de ella. Por otra parte,
estrictamente sólo el blindaje es intrínseco al diseño de la instalación, ya que el
factor distancia queda condicionado al hábito y costumbres de los
trabajadores.

Es importante dejar la menor cantidad posible de variables liberadas a los


usuarios de la instalación, pues cuanto menos de éstas existan mayor será la
seguridad en el uso de las radiaciones ionizantes.

7.1. Distancia

En el caso del parámetro distancia, es necesario recordar que la intensidad de


las radiaciones (de rayos X y rayos gamma) disminuyen con el inverso del
cuadrado de la distancia, de tal manera que mientras más distante se esté de
la fuente radiactiva menor será la dosis recibida por el operador. Esto se puede
expresar de forma sencilla mediante la ecuación:

I0
I=
d2

donde I es la intensidad de la radiación a una una distancia d de una


fuente que emite con intensidad I 0 .

7.2. Tiempo

Para el parámetro tiempo, debemos considerar la demora de las personas que


van a estar sometidas a un cierto nivel de intensidad de radiación para realizar
su trabajo. Lógicamente, a menor tiempo empleado en la operación menor será
la dosis recibida por el trabajador.

Es por esto que es muy importante que los trabajadores estén bien entrenados
y conozcan muy bien las operaciones que tengan que realizar, especialmente
en las zonas donde estén expuestos a las radiaciones ionizantes.

En muchos casos, una adecuada combinación de tiempo-distancia bastará para


proporcionar una protección adecuada. Al alejarse de la fuente lo suficiente los
niveles de radiación disminuyen rápidamente, permitiendo estadías más
prolongadas. Por otro lado, si se consigue acortar el tiempo de ejecución de las
operaciones, será posible efectuarlas a menor distancia, a pesar de que los
niveles de tasa de dosis serán mayores.

Sin embargo, en muchas de las prácticas se presentan circunstancias en las


que estos parámetros por si solos no bastan para conseguir las condiciones
adecuadas de trabajo, ya sea porque a la máxima distancia posible los niveles
de radiación siguen siendo elevados, o bien porque la operación requiera un
tiempo prolongado o necesariamente tenga que realizarse a una distancia
corta. Bajo estas condiciones será necesario implementar el parámetro
blindaje.

7.3. Blindaje

Cuando los factores distancia y/o tiempo no son suficientes para lograr niveles
de dosis aceptables es preciso hacer uso de blindajes, también denominados
barreras blindantes. Esto consiste en interponer entre la fuente y el operador
un espesor suficiente de algún material adecuado, absorbente de la radiación.
Este material provocará que la radiación, al atravesarlo, sufra una disminución
en su intensidad, la cual se denominará atenuación en el caso de radiación
electromagnética (rayos X, rayos gamma) y absorción o frenado en el caso de
partículas alfa o beta.
Según sea el tipo y la energía de la radiación habrá que utilizar distintos tipos y
espesores de materiales para lograr un adecuado blindaje.
Para detener partículas alfa basta una hoja de papel. Para partículas beta
algunos milímetros de algún material más denso que el papel (madera,
plástico, etc.), pero de bajo número atómico Z. En cambio, para un blindaje
adecuado para la radiación electromagnética es preciso emplear materiales
más densos, tales como hormigón o plomo, donde además los espesores serán
mayores que los empleados para las partículas cargadas.

7.4. Consideraciones importantes para la evaluación de un blindaje

Cada vez que se decida el uso de un blindaje para protegerse de las


radiaciones ionizantes se deben tener en cuenta las diversas variables de las
cuales depende este factor, a saber:

• Características de la fuente a blindar (tipo de emisor, actividad, energía


de las emisiones, etc.)
• Distancia entre la fuente y el operador.
• Categoría de las personas a proteger (ya que esto determina el límite de
la tasa de dosis se se aceptará del otro lado del blindaje).
• Tener siempre presente la constante específica Gamma y el espesor
semirreductor (HVL), tanto para la radiación gamma como X.

Otro aspecto importante en la consideración de un blindaje es considerar que


la radiación que llegará a la zona a proteger puede ser:

• Radiación directa o primaria.


• Radiación indirecta o secundaria.

Una fuente con una determinada actividad emite isotrópicamente radiación


primaria en todas direcciones. Pero habitualmente la fuente emisora está
confinada en una carcaza o cabezal adecuado (por ejemplo las fuentes de 60Co
para teleterapia) y solamente durante un cierto tiempo irradia
direccionalmente (tiempo de uso), haciéndolo en una dirección prefijada. En la
figura se muestra una fuente que irradia direccionalmente a un paciente que se
coloca debajo del haz de radiación.
Las paredes no recibirán radiación primaria, sólo la radiación dispersada por el
paciente, la cual difiere en sus características de la primaria, ya que su
intensidad es notoriamente menor y además hay un cambio en el espectro
energético. No obstante, esta radiación secundaria puede llegar a ser
considerable, especialmente para el operador del equipo.

7.5. Barreras primarias y secundarias

La radiación que llega hasta una posición determinada puede constar de tres
componentes:

• Directa o primaria: es aquélla contenida en el haz de radiación en todo


su recorrido y que no ha interaccionado en su camino hasta el punto
considerado. Constituye el haz útil de radiación, dimensionado por la
colimación que se haya establecido.

• Dispersa: está formada por los fotones dispersos producidos por


cualquier objeto existente en la sala en el que pueda incidir la radiación
directa. Esta radiación puede incidir en todas las paredes de una sala,
incluyendo suelo y techo.

• Fuga: está formada por los fotones que escapan de la envolvente del
equipo emisor (carcasa en los tubos de RX) en Radiodiagnóstico, que
atraviesan el blindaje del cabezal en los equipos de teleterapia en
Radioterapia. Esta radiación de fuga se transmite en todas direcciones,
salvo las incluidas en el haz directo.

Se denominan barreras primarias a aquellas sobre las que puede incidir la


radiación directa. Se denominan barreras secundarias a aquellas sobre las
que incide radiación dispersa y de fuga, pero no directa. En ocasiones, como es
el caso de Braquiterapia y Medicina nuclear, todas las paredes, suelo y techo
son barreras primarias.

7.6. Dosis equivalente ambiental H*(d)

La dosis equivalente ambiental, H*(d), en un punto de un campo de radiación,


es la dosis equivalente que se produciría por el correspondiente campo
alineado en la esfera ICRU, a la profundidad d y sobre el radio opuesto a la
dirección de alineación del campo.

• La esfera ICRU (ICRU, 1980) es una esfera de 30 cm de diámetro, hecha


de un material equivalente a tejido de densidad 1 g/cm 3 y con
composición en masa de 76,2% de oxígeno, 11,1% de carbono, 10,1% de
hidrógeno y 2,6% de nitrógeno.
• La profundidad recomendada d para una vigilancia en unidades de H*(d)
es de 10 mm, y H*(d) se puede escribir como H*(10).

• Un instrumento que tenga una respuesta isotrópica y esté calibrado en


unidades de H*(10), medirá H* en cualquier campo de radiación que sea
uniforme sobre las dimensiones del instrumento.

• La definición de H* requiere que el diseño del instrumento tenga en


cuenta el efecto de retrodispersión.

7.7. Carga de trabajo (W)

Se puede definir como el nivel de radiación, expresado en unidades de


magnitudes dosimétricas, operacionales e incluso básicas, que emite una
fuente de radiación en una ubicación dada, a 1 m de distancia y durante un
periodo de tiempo dado. Tradicionalmente, para este período o intervalo de
tiempo se ha empleado la semana.

En medicina nuclear se puede emplear el equivalente de dosis ambiental,


H∗(10), para caracterizar la carga de trabajo. Se parte de la actividad de la
fuente de que se trate y se emplea la constante de tasa de equivalente de
dosis ambiental Γ H∗(10)
δ del radionucleido en cuestión para llegar a H ∗(10). W
se expresaría entonces como mSv/semana a 1 m o bien como
[mSv·m2/semana], si se atiende a la definición del factor de transmisión.

En radiodiagnóstico, se emplea el kerma en aire en el seno de aire (NCRP


2004), en lugar de otras magnitudes como pudiera ser el equivalente de dosis.
NCRP indica que los métodos de cálculo son lo suficientemente conservadores
como para que el kerma en aire sea una magnitud adecuada para establecer
los criterios de diseño. Hay, sin embargo, una diferencia respecto al resto de
áreas y es sobre el concepto de “carga de trabajo”. En esta área, se describe
como la carga (mA∙min) extendida a todos los disparos en un determinado
tiempo (p. ej. una semana) [(mA∙min)/semana], lo que no conduce a un
concepto excluyente pues el producto de esta “carga de trabajo” y el
“rendimiento del equipo” [(mSv∙m2)/(mA∙min)] conduce al mismo concepto
que el usado en el resto de las áreas [(mSv∙m2)/semana].

En aceleradores, o lo que es lo mismo en radioterapia de haces externos,


se emplea habitualmente la magnitud básica, equivalente de dosis H para
expresar la carga de trabajo (NCRP 2005), magnitud inmedible pero sí
calculable. Para llegar a H, se parte de la dosis absorbida en tejido biológico
(impartida al paciente) o en agua, empleando posteriormente simplificaciones
siempre conservadoras. W se expresaría, en consecuencia, como [Sv/semana]
a 1 m o bien como [Sv∙m2/semana].
En braquiterapia se puede emplear, de la misma manera que en medicina
nuclear, el equivalente de dosis ambiental H∗(10) para expresar la carga de
trabajo. Se partiría de la tasa de kerma de referencia en aire (TKRA) y
empleando los coeficientes de conversión h K (10 , E) llegar a H∗(10). W se
expresaría en [mSv/semana] a 1 m o bien en [mSv∙m 2/semana]. También se
puede emplear la magnitud básica calculable H como en radioterapia (NCRP
2006). En este caso se parte también de la TKRA, se llega a la dosis absorbida
en agua en el seno de aire, luego mediante cálculo y con las simplificaciones
siempre conservadoras se llega a H. W se expresaría en [mSv/semana] a 1 m o
bien en [mSv∙m2/semana].

7.8. Factor de uso (U)

Es la fracción de la carga de trabajo para la cual el haz considerado incide o


está dirigido sobre el lugar que se considera a proteger. Su valor depende del
tipo de instalación y de la barrera que se esté considerando. Se suelen emplear
valores típicos como los que siguen:

• Para barreras secundarias, sobre las que incide radiación de fuga o


dispersa, se toma U = 1, puesto que toda la carga de trabajo genera
radiación de fuga o dispersa.

• Para barreras primarias:


- Suelo: U = 1 (valor conservador).
- Paredes laterales: U = 1/4.
- Techo: 1/2 o 1/4.

7.9. Factor de ocupación (T)

Tiene en cuenta el grado de ocupación relativo del lugar que se quiere


proteger. Representa el tiempo que los individuos que tienen que ser
protegidos permanecen en el punto para el que se calcula la barrera. Hay
algunas diferencias sobre los valores recomendados por diferentes
organizaciones pero la tendencia de todas ellas es similar. Sólo como una guía
se pueden considerar los valores siguientes:

• T = 1 para zonas de trabajo, despachos, consultas, puestos de control


salas de hospitalización.

• T = 1/4 para salas de paso, pasillos, zonas de reposo del personal,


ascensores con operador.

• T = 1/8 o 1/16 para salas de espera, aseos, escaleras y ascensores sin


operador, y zonas exteriores usadas por peatones y tráfico rodado.

7.10. Objetivo de protección (P)


Tiene en cuenta el grado de protección que se quiere conseguir tras la barrera
estructural y en el punto que se esté considerando. En otras palabras, se fija
para P un valor límite que no se debe sobrepasar y que obviamente debe
respetar los límites que señala el Reglamento de Protección Radiológica
correspondiente. La aplicación estricta del criterio ALARA al cálculo de barreras
se realiza estimando la reducción de la dosis colectiva que una barrera
consigue y su traducción económica, maximizando la diferencia entre este
valor y el precio de la barrera correspondiente (balance costo-beneficio).

Las barreras estructurales han de garantizar que la dosis efectiva recibida por
cualquier individuo, en ningún lugar, exceda del valor límite anual que le sea
aplicable, o sus valores correspondientes para otros periodos de tiempo. Sin
embargo, es muy difícil evaluar el costo del riesgo radiológico, por lo que el
cálculo de barreras acude a la denominada restricción de dosis, que
representa un nivel básico de protección que siempre será más bajo que el
correspondiente límite de dosis. En consecuencia, varias organizaciones, entre
ellas la British Institute of Radiology (BIR) y el National Council on Radiation
Protection (NCRP), recomiendan que el objetivo de protección P sea un fracción
del límite de dosis efectiva anual dependiendo esa fracción de si la zona es
controlada o no y recomendando, en general, la semana como intervalo o
periodo de tiempo.

Si bien los límites de dosis típicamente se dan en unidades de dosis efectiva,


no resulta práctico usar esta magnitud limitadora para el objetivo de protección
P. En ello coinciden las organizaciones anteriormente citadas. Adelantando,
como puede verse en el siguiente apartado, que el factor de
transmisión B es un parámetro adimensional, tanto P como W se suelen
expresarse en la misma magnitud, concretamente en equivalente de dosis
ambiental, H∗(10), equivalente de dosis efectiva, HE, kerma en aire en el seno
de aire (Kair)air, y equivalente de dosis H según se aplique en medicina nuclear,
radiodiagnóstico o radioterapia.

7.11. Factor de transmisión (B)

Es el parámetro, sin dimensiones, que da a conocer la cuantía de la transmisión


o si se quiere la atenuación (inverso de B), que será necesario conseguir con
un determinado material para alcanzar el objetivo de protección, P.

Se define como:

Pd 2
B= WUT

donde todos los factores ya se han explicado y d, es la distancia en metros de


la fuente de radiación al punto en cuestión a proteger. De un modo
conservador se calcula desde la fuente a un punto 30 cm más allá de la
superficie exterior de la barrera.

Con el valor de B se puede determinar el espesor del material necesario,


acudiendo a las tablas o a las curvas de transmisión para distintos materiales,
y energías o calidades, existentes en la literatura. Estos datos de la
transmisión deben tener en cuenta los efectos combinados de acumulación y
atenuación en un material, sin olvidar que se trata de haces anchos.
Dependiendo de como se combinen los efectos anteriores y de la distribución
de fluencia en energía de la radiación, podrían sobrestimar o subestimar de
manera significativa los índices Half-Value Layer (HVL) y Tenth-Value Layer
(TVL). Siempre que sea posible, o lo que es lo mismo que existan en la
literatura, se deben utilizar curvas o datos de transmisión en lugar de HVL o
TVL pues distintas publicaciones señalan que no siempre el uso de estas capas
conducen a valores suficientemente exactos de los espesores. Conviene
señalar que desde hace unos años y para situaciones más o menos complejas
de blindajes se han empleado métodos numéricos como Monte Carlo, lo que ha
permitido comparar datos con los obtenidos por otros métodos.

7.12. Capas hemirreductoras (HVL) y décimorreductoras (TVL)

Conviene señalar que el concepto y definición de la capa de hemirreducción


pertenece al área de la metrología y de la radioterapia de rayos X de bajas o
medias energías, ya que su definición implica el uso de haces estrechos o de
pincel fino (pencil-beam), donde no se tienen en cuenta los fotones
dispersados por los colimadores o la filtración. Nada más alejado de la temática
de blindajes, en donde los haces son anchos e incluso en algunos casos
panorámicos. Acomodándose a esta situación cabría definir estas capas de la
manera siguiente:

• Capa hemirreductora (HVL): Es el espesor necesario de un


determinado material para reducir a la mitad la magnitud en que se
expresa el objetivo de protección P o la carga de trabajo W producida por
una determinada fuente de radiación. Depende de la distribución de
fluencia en energía (espectro) de la fuente, en el punto que se considera,
la cual a su vez puede depender del grado de apertura del haz, de las
dimensiones de la sala y por supuesto de la densidad del material.
• Capa décimorreductoras (TVL): Lo mismo que lo señalado
anteriormente salvo que la reducción es ahora la décima parte.

Desde hace una decena de años se han introducido en el cálculo de blindajes


las denominadas “1a capa hemirreductora” (CHR1, HVL1) y la “capa
decimorreductora en equilibrio” (CDRe, TVLe) de un determinado material. Se
usan para tener en cuenta los cambios de espectro cuando la radiación penetra
en el blindaje (NCRP 2005, 2006) y facilitan la determinación del espesor de un
material a partir del factor de transmisión, B.

7.13. Materiales de blindaje más frecuentes y conocimientos para su


uso correcto

La elección del material de blindaje depende de varios considerandos o


factores, incluyendo el grado de blindaje que se alcance, por supuesto del
costo y en general de aspectos prácticos de la instalación. Se utilizan
materiales de construcción como el hormigón, de mayor densidad como el
hormigón baritado, y de alta densidad como el hierro, acero y plomo. Se
emplean también materiales de menor densidad como es el caso de placas de
yeso y ladrillo en mamografía o de polietileno cargado de boro para el blindaje
de neutrones.

El cálculo de blindajes conduce por lo general a valores nominales de


espesores que posteriormente conviene adaptarlos a las características de los
materiales disponibles en el mercado, como por ejemplo espesores codificados
de láminas de plomo, bloques de hormigón normalizados en espesor, ladrillos
de plomo de espesores normalizados, espesores normalizados de vidrio
plomado, etc.

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