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Osama Bin Diablo, Parte I: ¡Huyamos por nuestra vida!

por Antonio de la Vega


Quizás uno de los mayores retos que enfrenta un líder de jóvenes es tener que luchar con varios elementos propios de su
identidad de líder de jóvenes. Entre ellos el mayor problema que enfrenta, además de la presión por ser líder y de la
responsabilidad de sus muchachos, es tener que luchar con un personaje conocido en el mundo posmoderno como el «líder del
terrorismo», específicamente el pecado sexual entre nuestros adolescentes.

ACOSSAR X

Osama Bin Diablo


Terrorismo posmoderno: El pecado sexual, primera parte: «Huyamos por nuestra vida»

Quizás uno de los mayores retos que enfrenta un líder de jóvenes es tener que luchar con varios
elementos propios de su identidad de líder de jóvenes. En primer lugar, si es soltero tiene la presión de
que todos en la iglesia lo quieren ver casado, santificado, sin mancha, inmaculado y de ser posible que
nunca cometa errores. En segundo lugar, se le suma la responsabilidad de velar sobre el comportamiento
de cada uno de los muchachos a su cargo, no importa el número, se sabe que tiene la responsabilidad
de cuidarlos y enseñarles todo lo referente a todo. Hablo en términos absolutos porque esa es la
realidad.

Pero el mayor problema que enfrenta, además de la presión por ser líder y de la responsabilidad de sus
muchachos, es tener que luchar con un personaje conocido en el mundo posmoderno como el «líder del
terrorismo». Solo que en el caso de las iglesias ese líder del terrorismo es específicamente el pecado
sexual entre nuestros adolescentes. Un descuido, un paso en falso, un consejo no escuchado, o alguna
otra de estas pequeñas bombas de tiempo puede ser capaz de destruir vidas por completo, de hacernos
ver niñas dando a luz otras niñas y de ver niños convirtiéndose prematuramente en supuestos hombres
de la noche a la mañana. Puede ser capaz de romper hogares, destruir corazones, desvanecer sueños e
ilusiones. Por eso lo he nombrado «Osama Bin Diablo, terrorismo posmoderno», porque una vez que
ataca a la sexualidad del joven solo hay que esperar unos cuantos días para comenzar a contar cuantas
fueron las victimas (noviazgos, familias, hijos sin padre, ministerios).

A lo largo de la vida hemos visto muchas historias tristes, adolescentes que se refugian en la sensualidad
porque les hicieron creer que sus cuerpos no eran importantes, muchachos sumergidos en la pornografía
o en la masturbación porque al fin y al cabo todos lo hacen. Y por otra parte, como consecuencia,
pastores de jóvenes frustrados porque sienten que enseñaron todo lo que debían haber enseñado y aun
así el comportamiento de la juventud a su cargo no fue el esperado.

Es evidente que mucho del problema está en la falta de formación sexual que tienen los adolescentes en
sus propios hogares (en la mayoría nunca se toca el tema, y si lo hacen, es degenerado en un tabú o en
libertinaje). Añadida a esto tenemos la inadecuada o falta de preparación con respecto al tema en sus
escuelas o colegios (que es donde más pasan tiempo y en teoría donde más aprenden. En muchas
escuelas secundarias, en algunos países de Latinoamérica, lo que se enseña es «el sexo seguro» y no la
abstinencia. Y para agravar más la situación, la iglesia llega a ser el ente condenatorio para todos sus
problemas y dudas (lo que provoca que el joven con problemas no sienta la libertad de evacuar todas sus
inquietudes para conseguir la orientación sanadora).

Por ejemplo, un adolescente conoce por primera vez una revista pornográfica en su colegio (caso normal
en nuestros tiempos), luego mira a sus padres con cierta desconfianza porque ellos nunca le hablaron al
respecto y para colmo de males entra a la iglesia y la receta del día es: ¡Eso es pecado!, ¡va al infierno el
que tal haga! Es cierto, es pecado, pero también está claro que el muchacho no dejará su pecado solo
porque sepa que es pecado ya que en muchos casos el pecado mismo ha desecho parte de su
credibilidad en sí mismo, en el sistema, en el mundo y algunas veces en Dios.
Tengo una gran preocupación por las dos posiciones que surgen cuando se trata el tema de la sexualidad
en los adolescentes. Los conservadores deciden no tocar el tema porque el altar es sagrado como para
estar hablando de esas cosas. Y tenemos a los condenatorios, que entienden perfectamente Gálatas
5.20 en cuanto a las consecuencias de los frutos de la carne y a eso se reduce su predicación hacia la
juventud.

Este artículo no tratará específicamente sobre la pornografía, masturbación, lascivia, relaciones sexuales
prematrimoniales o fornicación, (dichos temas los estudiaré en los artículos siguientes). El enfoque de
este artículo se debe a la experiencia de una de las líderes de jóvenes de mi iglesia, a la cual nombraré
Blanca. Ella estaba ampliamente informada con respecto al tema, sus consecuencias, sus causas, las
consideraciones fisiológicas, sus perspectivas bíblicas, e incluso enseñaba sobre ello. Fue doloroso que
con solo diecisiete años de edad haya quedado embarazada. Posteriormente a su caída declaró: «¡Sabía
todos los conceptos filosóficos pero no los prácticos! ¡Sabía tanto que al final no supe nada!» (Esto suena
a escribas y fariseos. ¿No le parece?). El caso de Blanca nos invita a reflexionar en dos direcciones.
Primero, como líderes necesitamos cuidarnos a nosotros mismos de ser presa de la sensualidad y servir
al pecado con nuestra sexualidad; y segundo, necesitamos tener principios claros y prácticos que nos
ayuden con nuestro ministerio de formar hombres y mujeres temerosos de Dios con dominio propio. El
presente artículo se enfocará en la primera dirección. La segunda dirección para nuestra reflexión se
trabajará en el segundo artículo de esta serie.

Mi oración es poder transmitir los conceptos prácticos para que puedas «huir o escapar por tu vida»
cuando te enfrentes a estos ataques terroristas que pueden acabar con la integridad de tu vida y con la
de muchas otras personas, a las cuales amas.

Para ello voy a examinar en la Biblia la experiencia de dos hombres de Dios. Ellos experimentaron el
mismo ataque solo que uno salió victorioso y el otro, al cual hoy se le recuerda como el hombre conforme
al corazón de Dios, fracasó, cometió un pecado abominable que lo llevó a otros.

Efectivamente, son José y David. La pregunta es: ¿Por qué uno fracasó y el otro no? En el caso de David
la historia se encuentra en el Segundo libro de Samuel capitulo 11 y en el caso de José está en Génesis
capítulo 39. En ambos casos la tentación es la misma. Los dos enfrentaron la presión sexual frente a una
hermosa mujer. Para hacerlo más dramático las historias dejan entrever que no se trataba de simples
mujeres, humilditas, agraciadas, sino de mujeres con cuerpos esculturales y con rostros hermosos. Y
como para hacer más severo el nivel de dificultad, las dos mujeres están delante de los ojos de los
hombres de Dios, una, usando todas sus armas de seducción, y la otra ¡como Dios la trajo al mundo!,
completamente desnuda (espero que no se la imagine; solo la situación, por favor).

He tratado de visualizarme en medio de semejantes situaciones y le aseguro que no es nada sencillo; no


se trataba solo de reprender al diablo o en este caso a la diabla. Se trataba de tomar acciones. A la luz de
las actitudes y las acciones que ambos tomaron y no tomaron para enfrentar la situación he descubierto
algunos principios que pueden ayudarnos a «escapar por nuestra vida»:

1. La posición de privilegio puede ser una trampa si creemos que ella nos protege de pecar.
David estaba muy confiado porque era el rey, el líder, el hombre maduro de Dios y además con la
característica única en la Biblia de ser: «un hombre conforme al corazón de Dios» a diferencia de José
que era un simple servidor en casa ajena. Recuerde que los que caen en pecado son los que están bien
ya que nadie que ha caído puede caer. El que cae es el que está arriba, «el que piensa estar firme mire
que no caiga» (1 Co 10.12). Este texto se refiere a los que están bien, firmes o por lo menos a los que
creen estarlo. El orgullo puede ser la antesala de alguna zona cero.

Haz una lista honesta y enumera las situaciones en las que tú puedes ser vulnerable y no se exponga a
ellas. Recuerde que el título de líder al fin y al cabo no le servirá de colchón cuando se caiga del
«edificio».
Somos capaces de hacer cualquier cosa, sea buena o mala, por ello es necesario tener siempre un
corazón de servicio, sincero consigo mismo, atento a los posibles ataques y humillado ante Dios (es decir,
siempre motivados a que el satisfecho sea Dios). ¡El que piensa que nunca va a caer ya cayó!

2. Estar en el lugar equivocado por decisión de Dios no es lo mismo que estar en el lugar
equivocado por decisión propia.
David estaba en su palacio justo en el momento en que su ejército combatía contra los amonitas. David
era un hombre de guerra, líder y rey; su deber era estar en la batalla. Pero no fue así, por decisión propia
estaba en el lugar equivocado. En el caso de José estaba en el lugar equivocado (siendo esclavo con
llamamiento de líder) pero por disposición de Dios. Básicamente estaba donde tenía que estar.

A veces quienes han caído dicen frases como estas: «¡Yo sabía que no tenía que quedarme a solas en la
casa de ella, sabiendo que no había nadie!» «¡Era lógico que si salíamos mucho, tarde o temprano él me
llevaría a un lugar solitario!» «¡Mejor hubiera sido que a esa chica la hubiera atendido una líder mujer!»,
«¡Solo a mí se me ocurre dar consejería en mi casa!». Todos estos son lugares equivocados por decisión
propia.

3. El pensamiento lascivo tras la mirada mata, pero el pensamiento de temor a Dios libera.
Todo en la vida comienza por un pensamiento. David miró a Betsabé mientras ella se bañaba y pensó.
José miró a «doña Potifara» toda seductora y créame, también pensó. Pero, ¿qué fue lo que pensaron?...

En el relato sobre David el cronista bíblico sugiere que él se recreó viéndola desde su terraza, no podía
dejar de verla, la codició (codiciar es: desear vehementemente alguna cosa o también se describe como
un apetito desordenado de…), e inmediatamente preguntó y envió por ella. No se detuvo a analizar las
consecuencias de sus acciones, él pensó lascivamente, deseó y luego actuó. Actuar impulsado por el
pensamiento lascivo puede traer resultados catastróficos. Definitivamente, ciertas veces, el título nos
hace creer que podemos darnos ciertos «gustos» que otros no pueden.

En el caso de José solo miró una vez y luego pensó: «Si cedo, Dios no quedará para nada agradado y sí
muy ofendido» Pensó con temor a Dios. No se permitió la oportunidad de «jugar con el pecado» o
«coquetear con lo malo», sabía de lo que podía ser capaz, hizo un análisis de las posibles pérdidas y dijo:
«¿Cómo pues, haría yo este gran mal y pecaría contra Dios?» Génesis 39.9 y no le dio cabida al
pensamiento lascivo. Note bien que el centro de su preocupación es Dios, no él mismo. Como resultado
de sus pensamientos ¡huyó!.

Proverbios 6.27 nos ayuda a reflexionar al respecto: «¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus
vestidos ardan?» Creo que el espíritu humillado que teníamos cuando recientemente habíamos conocido
a Cristo, con el tiempo, si lo descuidamos, se puede convertir en un espíritu altivo y arrogante, e
imposibilitado de rendirse a los deseos de Dios. Es bueno que nos cuidemos y cuando constantemente
queramos alzar vuelo «aterricemos».

4. No es solo correr lo que importa sino saber hacia dónde.


José valientemente huyó, ¡corrió por su vida! Quiero pensar que la razón por la que corrió fue porque
sentía que si se quedaba en el lugar podía fallar. ¿Para qué correr si estaba completamente seguro de
que nada iba a pasar?

La idea implícita aquí es desarrollar nuestra capacidad de adelantarnos a lo que es claro, que por cierto,
en algunos casos no es tan claro. Una mirada sensual, una conversación que se sale de tono, una caricia
comprometedora, una indirecta tan directa que no parece indirecta, en fin, existen en estos ataques
terroristas mil y una formas de lograr el objetivo de destruir la integridad de tu vida por completo y por
defecto destruir todo lo que esté alrededor. Con esto perfectamente podemos ver madres llorando,
pastores descorazonados, hermanos tristes, padres enfadados y Dios, como siempre, hablando con la
esperanza de que alguien escuche.
Pero lo verdaderamente importante fue que José corrió en dirección opuesta a la tentación, a diferencia
de David que corrió hacia la tentación. En muchos casos la tentación no busca a las personas, ellas
buscan a la tentación.

5. Es doloroso decirle no al pecado, pero es aun más doloroso y devastador decirle sí.
Hay algo claro, negarse al pecado, sobre todo al que ataca con nuestra sexualidad, produce cierto dolor,
precisamente en el orgullo, en la carne, en las pasiones, en el hombre interior que te gritan: ¡ADELANTE!
y por la pérdida del placer. Es un dolor que los muy religiosos intentan esconder tras miles de versículos y
teología que en buena lid, no arrancan el deseo inherente del ser humano. ¡Nacimos para desear!. El
deseo es parte de nuestra naturaleza. Es claro que el deseo con las motivaciones equivocadas nos lleva
al pecado.

Con todo esto quiero decir que negarse al pecado sexual casi siempre cuesta, pero a la luz comparativa
de las consecuencias, decir sí puede resultarnos aun muchísimo más costoso. No solo por las
pérdidas ministeriales, la confianza de los padres y de los líderes, y el daño causado por «rebote» a otros
que en teoría no tenían por qué ser dañados, sino, sobre todo, porque nuestra relación con Dios se
rompe, lo ofendemos a él, y añadido a esto queda el gran riesgo de que nuestra conciencia se
endurezca.

6. Si hablas, te liberas, de lo contrario podrías explotar y quedar como una hoguera.


José, cuando tuvo que enfrentar el acoso (acossar x acochar, arrochar) sexual y escapar de la última
trampa, no tuvo a quién contarle todas las presiones que él sufrió y los sentimientos que posiblemente se
despertaron en él. David, por su parte, en lugar de confrontar sus pensamientos, sentimientos y acciones
con la sabiduría de un amigo, busca, por todos los medios, encubrir su pecado. Envía una carta a Joab —
en manos del mismo Urías— para que propicie la muerte de Urías (esposo de la mujer que tomó) y
firmada, pienso yo, con su sello particular: «¡Atentamente: !El siervo de Jehová, hombre conforme al
corazón de Dios…!» Con esto quiero decir que David, además de no buscar un amigo cercano a quien
contarle todos sus conflictos personales, no tuvo la más mínima intención de arrepentimiento sino hasta
que fue confrontado por el profeta Natán. El cronista bíblico termina esta narración con el desenlace fatal
que provocaron las acciones de David.

Por eso, es imperativo que, como líderes de jóvenes, contemos con un mentor, un amigo, un líder o
consejero, un padre espiritual —o como quieran llamarlo— a quien le rindamos cuentas. Al fin y al cabo,
la etiqueta no es lo que importa sino los oídos y las palabras que puedan prestarnos. Ellos nos pueden
dar soluciones certeras en cuanto a cómo deberíamos enfrentar los ataques terroristas del pecado
sexual. No es necesario caer en pecado para buscar ayuda. Es preciso que estemos conscientes de que
somos capaces de desviarnos del camino y por ende de que tener un amigo que nos aconseje en el
momento oportuno, no es una opción. El pecado comienza en el espíritu de nuestra mente.
Pensamientos expresados o desahogados a tiempo podrían salvarnos de muchas situaciones
destructivas.

Para concluir, amigo, pastor de jóvenes, no te desanimes, este desafío de destruir este tipo de terrorismo
es nuestra batalla diaria, y comienza con nosotros mismos. Somos nosotros lo que tenemos que vivir la
contracultura del reino de Dios. Es cuando vivimos en el temor de Dios que nuestra vida será capaz de
ser modelo para la de nuestros jóvenes. Retomando el caso de Blanca, no es asunto de qué tan amplio
sea nuestro dominio del tema, sino de qué tanto dependemos de la gracia de Dios para escapar de uno
mismo, de nuestro propio pecado. Nadie es capaz de hacerlo solo.

© 2004, Ministerio Joven Líder de Desarrollo Cristiano Internacional, todos los derechos
reservados.
Solucoes:

Davi – arrependimento e sofrer consecuencias

Jose – mais tarde recebeu a honra de ser governador

Ver E G White.

Asco

Sentimento ou sensação de repulsa ou nojo; repugnância, asca: &

Ascoso-

Acossar

De a-2 + cosso1 (ô) + -ar2.]


V. t. d.
1. Correr ao encalço de; perseguir; dar caça a: 2
2. Afligir, atormentar: 2
3. Flagelar, castigar: 2

Acochar
V. t. d.
1. Acamar, calcando ou apertando.
2. Apertar, comprimir, arrochar; cochar.
3. Bras. Importunar, assediar: 2
4. Bras. Apressar, açodar.
V. p.
5. Apertar-se, comprimir-se; arrochar-se.
6. Agachar-se, acocorar-se.

Acochambrar - Arranjar, forjar.

[Do fr. arranger.]


V. t. d.
 Resolver amigavelmente; acertar, conciliar: 2
 Enfeitar, adornar, ataviar.
 Conseguir, obter, alcançar: 2
 Mús. Fazer arranjo de (peça musical); adaptar.

V. t. d. e i.
 Conseguir, obter, alcançar: & &
 Colocar, empregar: 2
V. t. d. e c.
 Arranjar (1): 2 a louça no armário.
V. p.
 Conseguir boa situação; arrumar-se.
 Conseguir namorado(a), noivo(a), marido ou mulher, ou amante; arrumar-se.
 Governar-se bem: 2
 Obter emprego, colocação: 2
 Avir-se, arrumar-se: 2
 Preparar-se, vestir-se: 2

Acorçoar – acoroçoar
1. Alentar, animar, encorajar: &
V. t. d. e i.
2. Animar, encorajar, instigar.
V. p.
3. Cobrar alento, ânimo; alentar-se, animar-se.

Osama Bin Diablo, Parte III: ¡Motivémoslos a «huir por sus vidas»!

por Antonio de la Vega


Con este artículo continuamos con la serie del Terrorismo posmoderno, el pecado sexual. En el primer artículo el autor afirmó
que como líderes necesitamos cuidarnos a nosotros mismos de ser presa de la sensualidad y servir al pecado con nuestra
sexualidad. Para ello ofreció principios para que líder huya por su vida. En este segundo artículo, el autor saca a luz las
verdades, que se oponen al terrorismo del sexo, que motivan al joven a huir por su vida.

Osama Bin Diablo


Terrorismo posmoderno: El pecado sexual, segunda parte: Motivémoslos a «huir por sus vidas»

Quiero contarles cómo era yo cuando cursaba el cuarto año de la escuela secundaria. Acababa de
cumplir dieciséis años de edad y era, hasta ese momento, «virgen», en palabras más populares, era un
«pollito», «tonto», «miedoso» o en el peor de los casos, «homosexual». Esas eran las etiquetas que
recibía por el sencillo hecho de que a esa corta edad todavía no había tenido relaciones sexuales. Por
supuesto, nadie lo sabía. Para mis compañeros de grupo yo era todo un sex simbol (símbolo sexual),
porque constantemente me escuchaban contar todas mis experiencias sexuales —elaboradas por mi
productiva imaginación—. Les describía cómo conquistaba a las mujeres más hermosas del universo (en
realidad, así eran las que veía en las sucias películas que frecuentemente miraba).

Era de suponer, por semejante popularidad (según el «sanedrín» colegial), que sería proclamado el líder
de mi grupo. Por conocer de todo lo referente a las relaciones sexuales, todos mis compañeros me veían
como el campeón, el ejemplo digno de imitar. ¡Qué gran farsante! En poco tiempo me convertí en el líder
modelo de mi grupo, sin haber estado desnudo, ni una sola vez, con alguna mujer. ¡Ni siquiera con ropa!
(aclaro que me daba terror solo imaginármelo).

La estrategia de engaño me funcionó de maravilla. Me atrapó a mi también. No pasó mucho tiempo para
que dentro de mí se gestara y creciera un deseo profundo, casi diabólico, inmundo y terrenal por llevar a
plena acción mis mentiras. No pasaba ni un solo minuto en el cual no pensara en las relaciones sexuales.

Imaginaba constantemente el momento. Lo soñaba. Creaba en mi mente la escena en que sostenía


relaciones sexuales con cada compañera del grupo, con cada amiga, hasta con algunas madres jóvenes
que veía pasar por el barrio. Toda esta fantasía era estimulada, un poco, por las películas ya fueran
eróticas como «inocentes». Alimentaba mi deseo con la televisión, revistas y películas, ya que en cada
una de ellas aparecían hermosas mujeres. En los inocentes anuncios de jabones, llantas, cosméticos,
agua, aparecían ellas con ellos (me refiero a sus hermosos cuerpos); en todo caso el sexo vende, y eso
no lo podemos negar. Cabe destacar que en mi colegio la pornografía corría tan fácil como el agua.
Conseguir películas pornográficas era muy sencillo, ¡ya ni se diga de las conversaciones acerca de sexo
que nos «alimentaban» todos los días a todos los del grupo.

Nunca busqué ayuda porque no lo consideraba un problema, por el contrario, era algo normal para todo
el mundo, ¿Por qué para mí no? Casi todas las canciones que escuchaba hablaban de relaciones
sexuales en cualquiera de sus formas, de viejos moteles u hoteles de paso, de tamaños, formas, colores
y sabores de las relaciones. Casi setenta por ciento de mis compañeros habían tenido, al menos, una
experiencia sexual de importancia y ¡yo no!. Bueno, habían algunos que eran vírgenes hasta de la boca;
¡nunca habían besado a nadie! Eso era mucho más terrible; casi merecían ser apedreados esos pobres
desdichados. Como añadidura, mi hogar no era, ni siquiera, la sombra de un hogar, mucho menos un
lugar para pedir consejo.

Además de todo esto se sumaba una situación más difícil de controlar. Cientos de muchachas, casi
desnudas, caminaban todos los días por las calles, en el mismo colegio, ¡en la iglesia a la cual asistía!
¡Aunque usted…. no lo crea!, asistía a una iglesia y cantaba todas las canciones, oraba, levantaba las
manos al cielo, tenía muchos dones reconocidos (recordemos que la presencia de los dones no significa
santidad) y un grupo de amigos incomparables. Ahora mi tentación o mis piedras de tropiezo se habían
convertido en ombligos y piernas de tropiezo eclesiales. Mujeres que no se ponían la ropa sino que
literalmente se la untaban y algunas se presentaban así en el altar para ministrar —vale resaltar que hoy
día todavía se siguen untando la ropa. (No estoy en contra de que cuando las mujeres se vistan se vean
hermosas, pero sí totalmente en contra de que su vestimenta despierte en cualquier hombre —incluidos
los santos— la lascivia.)

En el primer artículo de esta serie se trató directamente sobre la trascendencia que tiene para el líder de
jóvenes cuidar su sexualidad y su corazón con base en su temor a Dios. A la luz de dos casos típicos se
sacaron principios prácticos para que el líder aprenda a «escapar por su vida». Cada uno de estos
principios requieren de nuestra parte toma de decisiones valientes y de calidad —decidir entre lo que
tiene valor eterno y lo que más me produce placer—, decisiones precisas, oportunas y desafiantes, que
sean exitosas en hacernos huir de todo peligro sexual.

En el presente artículo se sacan a luz cuatro verdades que se oponen a las mentiras que controlan a
nuestros muchachos. El conocimiento de ellas los ayudarán a huir de las trampas de Osama Bin Diablo.
Porque ¿habrá forma de librarse de un campo minado?, ¿es posible enseñar a nuestros jóvenes a
soportar la tentación sexual?, ¿existe indumentaria especial, como la que usan los soldados en
las guerras, capaz de resistir los ataques del enemigo?, ¿es posible vivir en santidad siendo
joven, en un mundo donde prácticamente a todo le han dado una significación sexual? ¿Estarán
nuestras iglesias llenas de adolescentes que son como explosivos sexuales, que no han
explotado solo por falta de oportunidad?

Es necesario que, como líderes de jóvenes o padres de adolescentes, consideremos algunas verdades
básicas que nos ayudan a tratar eficazmente las presiones sexuales bajo las cuales viven nuestros
jóvenes. Si Osama Bin Diablo mete sus manos en cualquier relación (le aseguro que ese es su trabajo
diario: matar, robar y destruir corazones de jóvenes enamorados) dicha relación estará destinada al
fracaso. Sobre todo si nosotros lo permitimos. Es nuestra obligación, entonces, ayudar a nuestros
jóvenes a que «huyan por sus vidas».

Según el diccionario de la Real Academia Española la palabra huir significa: «Apartarse deprisa, por
miedo o por otro motivo, de personas … para evitar un daño, disgusto o molestia … alejarse velozmente
… apartarse de una cosa mala o perjudicial; evitarla.» Y ese precisamente es el punto, debemos
alejarnos con presteza y agilidad, veloz y rápidamente, con prontitud y apremio, con sentido de urgencia,
de emergencia, con sentido de «¡ahora o nunca!». El mejor ejemplo para esto es la famosa caricatura del
Correcaminos. No ha llegado todavía el Coyote cuando, del Correcaminos, solo se logra ver la gran nube
de polvo que se levanta cuando escapa. Titulo: Levantou poeira - Igual debiera pasar con nuestros
jóvenes. Necesitan los «autos» ideales para que, en cuanto vean la tentación, puedan meter el pie en el
acelerador hasta el fondo y a toda velocidad «escapen por sus vidas». Lo invito a subirse a mi auto y
juntos enseñemos a nuestros jóvenes a conducir en dirección contraria a la tentación. Como un «rápido y
furioso» en contra del sistema.

Antes de sacar a la luz las verdades que motivan a la huida, es necesario que nosotros, los líderes,
conozcamos tres verdades sobre la realidad de nuestros jóvenes:

Tres verdades sobre la realidad de nuestros jóvenes

1. Los jóvenes son el blanco de la misión destructora del mundo.

El mundo se aprovecha de la sexualidad y la explota. Busca siempre cuerpos esculturales para enviar
mensajes directos de cuál debiera ser el ideal del comportamiento sexual. Ve y promueve las relaciones
sexuales pre y extra matrimoniales como naturales y normales, buenas, excitantes, necesarias y
actuales.

Luchamos contra ese sistema, pero en muchos casos somos cómplices de él. Hemos dejado a nuestros
muchachos solos y sin respuestas a sus inquietudes. La mayoría de ellos han sido educados por el
televisor, por sus compañeros de escuela o por sus mejores amigos, que siempre tendrán respuestas a
sus preguntas más inquietantes.

La ventaja que nos lleva el mundo hace que la lucha no sea fácil, pero eso sí no la hace imposible.
Nuestra tarea es inculcar los valores del Reino que se contraponen a los antivalores del mundo que los
muchachos viven a diario.

Nuestra ayuda

Ellos requieren relaciones de amistad más que liderazgo legalista. Necesitan oídos más que castigos o
disciplinas. Necesitan acompañamiento más que una reunión por semana en la iglesia. Necesitan ser
comprendidos y recibir respuestas a sus preguntas más que solo escuchar prédicas. Si nosotros no les
damos esas repuestas, otros se las darán. Necesitan modelos que seguir. Pero esos modelos deben
estar dispuestos a invertir el tiempo para que sus muchachos los sigan. Como mi experiencia personal en
el colegio, ellos necesitan desahogar sus presiones y escuchar buenas razones. Nunca tuve a quién
contarle mis ansiedades, y terminé inventando historias.

2. Los jóvenes necesitan aceptación y pertenencia.

Ellos necesitan ser aceptados y saber que los demás aprueban lo que hacen. Esta necesidad, en la
mayoría de los casos, los lleva a buscar la aprobación de sus amigos porque se sienten entendidos por
ellos (en otras palabras, los aceptan tal como son). Y por supuesto, buscan pertenecer a algún grupo, lo
cual los obliga a realizar prácticas que dicho grupo sostiene como fundamentales. En este caso las
relaciones sexuales prematrimoniales.

Nuestra ayuda

Gánese el corazón de los jóvenes. Ganarse su corazón significa darles un margen para que ellos tengan
la oportunidad de equivocarse sin temor a la censura. Significa darles responsabilidades mayores que los
comprometan con ellos mismos, con la sociedad y con Dios. Significa meterse en el mundo de ellos y
caminar con sus zapatos. Significa que abramos nuestro corazón con sinceridad. Solo de esa forma
cosecharemos de ellos sinceridad. Una historia de mi pasado puede lograr en ellos una apertura de su
presente.

3. Los jóvenes tienen caras de niños con almas de hombres.

Siempre saben más de lo que imaginamos e incluso de lo que estaríamos dispuestos a creer. Una
maestra se encontró en el baño a un grupo de cuatro niñas de 5 años de edad, de su propio grupo,
tocándose mutuamente sus órganos genitales. Cuando le contaron a las madres, tres de ellas dijeron que
«no podía ser verdad, que seguramente la maestra se había equivocado».

Cuando yo tenía diecisiete años de edad, mi madre pensaba y hablaba de mí como el hijo modelo;
estudioso, cristiano, trabajador e inocente. (Por favor, relea la primera parte, la historia que comparto es
la mía.

Nuestra ayuda

Hablemos en el idioma de ellos. Claro, directo, en español y con los nombres correctos de los órganos,
relaciones, verdades y mentiras que dirigen nuestras acciones.

Con los puntos anteriores en mente, estamos preparados para trabajar una serie de principios para
enseñarles a «huir por sus vidas».

Cuatro verdades que motivan a nuestros jóvenes a «huir por sus vidas»

1. Cada una de mis decisiones tiene consecuencias y soy responsable por ellas.

«Ten cuidado de ti mismo … persiste en ello» (1 Ti 4.16) le dijo Pablo a Timoteo.

Debemos hacerlos responsables por las consecuencias de sus actos. Las razones deben ser
explicadas en detalle. Por ejemplo:

a) Las relaciones sexuales antes del matrimonio son condenadas por Dios y reciben el
nombre de fornicación (Gálatas 5.20).

b) Las relaciones sexuales fueron diseñadas por Dios para nuestro deleite pero dentro
del marco del matrimonio. Fuera del matrimonio pueden ser peligrosas para la salud
integral —se expone a enfermedades venéreas.

c) Existe el riesgo del embarazo. Los hijos no son un juego, cambian la vida por completo
y cuando no se está preparado se destruyen hogares, incluyendo siempre a los que
vienen de camino.

d) Las relaciones sexuales implican entrega. Cuando las tenemos, aunque no seamos
conscientes de ello, hemos decidido entregar nuestro ser en su totalidad. Las relaciones
sexuales antes del matrimonio afectan integralmente todo nuestro ser. No somos solo
cuerpos, tenemos alma, espíritu, sentimientos, somos seres sociales, éticos y morales.
En otras palabras estoy entregando todo lo que soy.

e) Las relaciones sexuales prematrimoniales siempre dejan víctimas. No solo destruyes


tu propia integridad, sino que también le robas la integridad a la otra persona. También se
produce una cadena de daños posteriores. Ella o él comienzan a destruir,
consecuentemente, otras vidas porque repiten una y otra vez sus errores.
f) Te aleja de Dios. Dice la Palabra que sin santidad nadie verá al Señor. La santidad es
guardarse del mal para agradar a Dios. Cuando le damos rienda suelta a nuestras
pasiones, corremos en dirección contraria de donde se encuentra Dios.

g) La pérdida de la dignidad es una de las pérdidas más difíciles de recuperar. Nos


convencemos a nosotros mismos de que no tenemos valor alguno y que ya nada vale la
pena. Por lo tanto el desenfreno de nuestras pasiones crece.

2. Potencialmente, soy capaz de decidir por cualquier acción vergonzosa

Ellos deben saber que no son inmunes a ningún tipo de maldad viciosa. Pueden llegar a ser los hombres
más santos del mundo así como los más perversos. Todo radica en las decisiones de calidad que tomen.
En este punto es importante enseñarles la teoría de HM, Huyo o Muero. FM Si entendemos el primer
punto, en donde afirmamos que las relaciones sexuales antes del matrimonio afectan la integridad de
nuestro ser, Huir tiene, entonces, mucho sentido. Se huye de lo que nos puede dañar.

Una mosca estaba afuera de un restaurante y veía que sus amigas moscas entraban pero no salían.
Adentro del restaurante habían colgado en el techo una trampa mata moscas. Cada mosca que se
paraba en la trampa explotaba por electricidad. Esta valiente mosca dijo que sus amigas eran torpes, que
eran como animales, mas en cambio ella sí podía entrar y volver a salir sin un solo rasguño. Así que
decidió entrar, entró… pero tampoco salió.

3. La tentación nunca me acecha con cachos y tridente

Un evangelista internacional decidió tener relaciones sexuales con una prostituta. En medio del acto
sexual ella le miró fijamente a los ojos y de su boca salieron varias voces que le dijeron en coro: «¡Así te
quería ver evangelista…!» (¿lo notó?, estaba endemoniada).

Si esta misma «diabla» se le hubiera aparecido a este hombre en pleno cortejo, le aseguro que, ni loco,
se hubiera acostado con ella. Debemos ser cuidadosos, porque la tentación casi nunca vendrá con cara
de diablo (le aseguro que del susto la gente correría a los pies del Señor). Por el contrario, la tentación es
muy sutil, siempre está disfrazada de bueno. Pregúntele a Sansón, José, David o Salomón, que tuvieron
ante sí tentaciones diabólicas con caras de ángel.

4. Es mejor amanecer en los regazos del Señor que en las piernas de alguna Dalida

No es que a los jóvenes no les guste orar, es que no tienen modelos para seguir. Las prácticas que
desarrollan la fe, deben enseñarse por el placer de hacerlas no por la imposición. Con esto me refiero a
que los muchachos necesitan tener una motivación adecuada en cuanto a la oración, la lectura de la
Palabra y el ayuno. Se les debe enseñar el placer que se experimenta cuando se comparte a diario con el
Dios de los cielos.

Con qué limpiará el joven su camino, con guardar la palabra del Señor. No hay nada más eficaz en
cambiar la vida de los jóvenes que nuestro ejemplo de cómo entrar en la presencia de Dios. Su sola
presencia es mejor que mil consejos. Ahora imagínese qué no harían la Presencia de Dios y sus buenos
consejos.

Un último consejo

Necesitamos líderes y padres con la actitud de Juan el Bautista. Él vino para hacer volver el corazón de
los padres a los hijos y el de los hijos a los padres. Ese debe ser el corazón de nuestras enseñanzas.
Deben estar enfocadas en la unidad entre padres e hijos. Por supuesto, esto requiere en muchos casos
un trabajo de fondo con los padres.
En esta nueva generación de jóvenes hay muchos que están experimentando exactamente —quizá en
peores situaciones— la historia que les conté al iniciar el artículo. Es mi oración que los consejos aquí
citados puedan ser aplicados para solventar las situaciones que como padres y líderes vivimos a diario.

LEVANTAR POEIRA – FUGINDO

[De pó1 + -eira.] POEIRA


S. f.
1. Terra seca pulverizada; pó.
2. P. ext. O solo, o chão.
3. Fam. Vaidade, presunção, jactância.
4. Bras. V. ralé (1).
5. Bras. Gír. V. pó (4).
S. m.
6. Bras. Cinema de ínfima ordem; pulgueiro: &
Adj.
7. Bras. Diz-se de cinema de ínfima ordem.
8. Bras. Diz-se de indivíduo brigão, irascível, irritadiço.

[Cf. puera.]

u Poeira cósmica. Astr.


1. Partículas de matéria de fraca densidade, existente nos espaços interstelar, intergaláctico e
interplanetário. [Cf. matéria interstelar.]

u Poeira meteórica. Astr.


1. Meteoróide de dimensões muito pequenas.

u Poeira meteorítica. Astr.


1. Meteoróide de dimensões muito inferiores a um décimo de milímetro.

u Poeira vulcânica. Geol.


1. Produto sólido reduzido a pó e lançado por vulcão em erupção.

u Dar poeira. Bras. Gír.


1. Passar (um automóvel) à frente de outro, deixando-o distanciado.

u Fazer poeira. Bras. Gír.


1. Provocar desordem.

u Levantar poeira. Bras. Gír.


1. Mostrar-se fanfarrão; bazofiar.

Poeira espiritual – resultado da carreira para o altar de Deus – oração e curiosidades da graça celestes.

LEVANTAR
[Do lat. *levantare, calcado no lat. levante, part. pres. de levare, 'erguer'.]
V. t. d.
1. Pôr ao alto; alçar, erguer: 2
2. Pôr em posição ereta; pôr direito; erguer: 2
3. Dar mais altura a; tornar mais alto: 2
5. Dirigir (os olhos, o olhar, a vista) para o alto.
6. Erigir, edificando ou reedificando: 2
7. Erguer do chão, apanhar (o que estava caído).
9.
10. Colocar a postos; aparelhar, aprestar: 2
11. 12. Exaltar, sublimar; enobrecer, engrandecer: 2
13. Provocar, promover, suscitar: &
14.
15. Remover, afastar: 2
16. Tornar sem efeito; abolir, revogar: &
17. Fazer cessar; encerrar: 2
18.
19. Alcançar, obter, conquistar: 2 2
20.
21. Dar realce, vida, a; realçar, avivar: 2
22. Arrolar, inventariar, após um trabalho de pesquisa ou investigação; fazer a estatística de: &
23.
V. t. d. e c.
31. Levantar (28).
V. transobj.
32. Eleger por aclamação; aclamar: 2
V. int.
33. Altear-se, erguer-se; levantar-se: 2
34. Sair da cama; levantar-se: &
35. Subir de preço. Valor
36. Tornar-se alto ou mais alto; crescer.
37. Fazer que algo realce, adquira vida: 2

V. p.
39. Pôr-se de pé; firmar-se nos pés; erguer-se: 2
40. Sair da cama: &
41. Exaltar-se, pronunciar-se, manifestar-se, protestando.
42. Sublevar-se, rebelar-se.
43. Desenvolver-se, desencadear-se; surgir: 2
44. Reabilitar-se, reerguer-se: 2
46. Recuperar a saúde; convalescer.
S. m.
47. Ato de levantar(-se); levantada

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