Cuando pensamos en autorregulación, normalmente sólo pensamos en
autocontrol. La autorregulación va mucho más allá del autocontrol. Daniel Goleman engloba cinco habilidades emocionales bajo la denominación de autorregulación:
Autocontrol: mantener a raya a las emociones e impulsos dañinos
Fiabilidad: mantener niveles elevados de honradez e integridad Conciencia: aceptar la responsabilidad por nuestros actos Adaptabilidad: flexibilidad a la hora de aceptar el cambio Innovación: sentirnos cómodos con las ideas y enfoques nuevos, así como con la nueva información
Autorregularse no equivale a evitar las emociones. Hay situaciones en las
que puede ser apropiado sentir dolor. Por ejemplo, si nuestro mejor amigo nos da una noticia triste, probablemente lo ideal sea compartir parte de su dolor. O si ere un médico que tiene que comunicar una mala noticia a un paciente, lo correcto es sentirse mal. Desde luego, nadie querría decirle a alguien que le queda un mes de vida con una sonrisa de oreja a oreja. Resultaría incómodo. Asimismo, la autorregulación no significa negar o reprimir los sentimientos genuinos. Estos transmiten información importante, información que nos perderíamos si los negamos o reprimimos. Autorregurlarse significa adquirir la habilidad de dominar las emociones por completo. Por ejemplo, una vez me explicaron que en la filosofía budista hay una importante diferencia entre la cólera y la indignación: la cólera nace de la impotencia, mientras que la indignación lo hace del poder. A causa de esta diferencia, cuando sentimos cólera, perdemos el control, mientras que con la indignación conservamos el control total de nuestra mente y nuestras emociones. La indignación es, por consiguiente, un estado que deriva de esta habilidad y un buen ejemplo de lo que significa la autorregulación. Sin embargo, cuando se presentan situaciones en la vida en las que realmente tenemos que reprimir emociones o pensamientos insalubres, ¿qué hacemos? Creo que lo que debemos plantearnos es si podemos impedir que aparezcan esos pensamientos y emociones. Según mi propia experiencia diría que es imposible. De hecho, Paul Ekman, uno de los psicólogos más importantes del mundo, me contó una vez que había hablado de este tema en concreto con el Dalai Lama. Los dos coincidieron en que es imposible impedir que aparezca un pensamiento o una emoción.
Sin embargo, el Dalái Lama aportó un importante matiz a la cuestión:
aunque no podamos impedir que aparezcan emociones o sentimientos malsanos, sí que poseemos el poder de dejarlos ir, cosa que una mente entrenada puede hacer en cuanto detecta su aparición. Buda tenía una metáfora muy hermosa para este estado de la mente. Según él es como "escribir sobre el agua". Cuando un pensamiento o una emoción malsanos aparecen en una mente iluminada, es como escribir sobre el agua. Las letras desaparecen en el mismo momento en que las escribimos
Texto extraído del libro "Busca en tu interior. Mejora la productividad, la
creatividad y la felicidad" Chade-Meng Tan, responsable de los programas de Mindfulness en Google.