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HENRI BERGSON

(1859-1941)
El premio Nobel de literatura tiene una filosofía en la que el arte capta más
la realidad que la Ciencia, pero no reniega de las ciencias sino que
denuncia su insuficiencia para captar lo cualitativo, su carácter
reduccionista y la imposibilidad que subyace en su seno para tratar
cualitativamente lo emocional.
Su filosofía no está sistematizada y presenta múltiples temas en aras de la
expresión.

1. EL “ESPIRITUALISMO” EN BERGSON
El espiritualismo bergsoniano apunta a un evolucionismo no cientifista. Sus
características principales pueden resumirse en la proclamación de la
reforma del espíritu reclamando una vuelta consciente sobre sí por un
lado y por otro la finitud de la conciencia por su carácter situado.
En Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia propone despejar a
la conciencia de las construcciones intelectuales, porque la conciencia es la
marca característica de lo vivido actualmente, de lo actuante.
Los datos de la conciencia son cualidades de la pura acción y la libertad
que se sigue de ella. Critica la psicofísica por cuantificar las sensaciones.
Ciencia y filosofía han de ocuparse de los datos inmediatos de la
conciencia. El problema es que al transformarse en conceptos los datos
dejan de ser inmediatos. La ciencia cuando objetiva los datos de la
conciencia para poder medirlos, los cuantifica, pero la conciencia
bergsoniana es una multiplicidad cualitativa de datos.
Es una posición contra KANT, que niega el imperativo categórico por
considerar que no demuestra que la razón sea práctica. La autonomía moral
es sólo un modelo (una idea). La diversidad sensible de la percepción es
una construcción de la realidad.
El dato mediato de la conciencia es un continuum, es persistencia de lo
múltiple cualitativo, es duración.
KANT pensó el tiempo, pero se equivocó al conceptualizarlo
estáticamente. Para Bergson la duración es forma y contenido.
2. METAFÍSICA DE LA DURACIÓN
La duración (dureé) es el dato inmediato de la conciencia despejado de
toda construcción intelectual. Bergson la denomina (réelle) a diferencia de
la duración del tiempo ojetivo, aparente y homogéneo.
La duración es el flujo vivido, y en virtud de su intuición tenemos idea del
tiempo. Es un error pensar el tiempo como divisible, porque supone
espacializar el tiempo. Propone volver al tiempo auténtico. La temporalidad
originaria es duración, de la que somos conscientes, devenir sentido
cualitativamente y no mensurable.
No es una apertura subjetiva a un orden objetivo, sino que la existencia
espiritual aparece constante al igual que los estados de conciencia. Por
tanto no existe un yo inmutable, lo que hay es duración que se retrotrae al
pasado y al futuro progresando en toda su heterogeneidad.
La duración no es un estado inmodificable, sino una dialéctica entre lo que
nos determina y la espontaneidad creadora, una transición íntima que
constituye la existencia.
Identidad y diferencia acontecen en la duración, que es confirmación de lo
que no es en lo que es. Es memoria progresiva, no repetición de lo que ya
fue. La conexión entre experiencias pasadas y presentes es la duración de la
conciencia. Percibir no es contemplar, sino continuación de movimiento.
Cuando desligamos la percepción de la actuación, creamos, y que podamos
crear. Lo que hace que nuestra conciencia no sea absorbida por la
percepción es la memoria, central en la conciencia porque condensa en una
intuición los momentos de la duración y el registro de la misma.
En MATERIA Y MEMORIA trabaja la síntesis del pasado y del presente en
vista del futuro como una síntesis de transición, que expresa la cohesión de
la duración que conserva íntegramente el pasado con cada una de sus
diferencias. El olvido se explica porque la atención a la totalidad de la vida
restringe el campo del pasado a aquello que interesa prácticamente.
El pasado es en el presente y según los acontecimientos que se dan en él.
Nuestra conciencia es un tejido de acontecimientos que son hechos y
dimensiones del tiempo en cuyo interior se inscriben esos hechos. Desde la
conciencia es posible distinguir la diferencia entre pasado y presente que
caracteriza a la memoria.
No percibimos y luego retenemos memorísticamente, sino que LO
PRIMERO ES EL ACONTECIMIENTO y desde él, pensamos el tiempo.
El pasado es un componente del acontecimiento que pertenece a la
duración. El acontecimiento tiene sentido cuando es vivido, es decir,
cuando forma parte de un acto en cuyo interior se inscribe la duración. El
acontecimiento es un hacer, que forma en otros una cadena en la que se se
integra lo virtual con vistas a la acción. La interiorización es simultánea a
dicha cadena.
La duración no implica la conciencia de duración; pero sí implica la
ELECCIÓN y la INDETERMINACIÓN. La vida vivida no es un objeto para
la conciencia. Distingue Bergson un YO PROFUNDO, pura duración,
interioridad no espacializada (duración) y un YO SUPERFICIAL
¿contente? Con los otros y el mundo (tiempo homogéneo). En AMBOS lo
real es externo, materia yuxtapuesta. Lo interno es espíritu, duración.
EN LA CONCIENCIA NO HAY COSAS, SINO HECHOS
IMBRICADOS EN LA DURACIÓN, QUE ES EN SÍ MEMORIA, QUE
PRESENTA EL PASADO COMO MEMORIA, NO COMO PASADO,
SINO CONTINUAMENTE COMO PRESENTE.
El pasado se autoconserva en la duración, lo vemos crecer y lo
distinguimos de los estados actuales. Tenemos relación mediata con el
pasado, porque nos lo representamos. Nuestra conciencia se imagina el
pasado, se autoconserva en la duración. (Bola de Nieve)
M-PONTY ha denunciado la duración bergsoniana porque identifica esta
duración con el tiempo constituido por la conciencia. Para recuperarlo no
es suficiente con denunciar la espacialización del tiempo. M-PONTY parte
de la ESPACIALIDAD DEL CUERPO, y así el espacio no es
exclusivamente geométrico, sino que se abre la temporalidad originaria,
porque el tiempo no es exclusivo del espacio geométrico, sino que también
pertence al espacio vivido sin agotarse en él.
Bergon no mostró que hay un espacio vivido junto a un tiempo vivido, y no
como él pensaba una oposición del tiempo al espacio. La concepción
bergsoniana del tiempo, huye del espacio y se basa en la memoria.
La percepción pura (materia), sin memoria, es esencial a la conciencia. La
memoria pura (espíritu).
La percepción es el fondo de intuición real, sobre el que se expande la
percepción consciente. La percepción pura es el acto fundamental por el
que situamos las cosas, la condición de posibilidad de la unión de materia
(objetiva y extensa) y memoria (subjetiva y extensa).
Hay un dato inmediato de la conciencia que no puede equipararse a la
introspección. La percepción pura es instantánea, anónima, sustentando en
la movilidad que define a la percepción.
La memoria no es puramente espiritual porque deja su huella en los
cuerpos.
El CUERPO es sólo un transmisor carente de espiritualidad. El presente no
es más que el pasado abriéndose paso hacia el futuro. La percepción
prolonga el pasado en el presente y por ello se nutre de memoria.
Gracias al MOVIMIENTO somos capaces de medir el tiempo, porque
nosotros nos movemos, y tenemos conciencia de nuestro movimiento.
Movimiento más conciencia son capaces de prolongar su pasado en el
presente, de repetirse creativamente, encadenando multiplicidades en la
unidad.
Multiplicidad cualitativa, cualidades sensibles, extraídas de la materia que
se ¿?? Por interacción del espíritu, como realidad que transciende lo físico,
pero que actúa en la materia.
LIBERTAD es en BERGSON el momento en estado puro en el que se vive
y se siente el surgimiento del movimiento, y a la vez, la relación que se
sigue y la conciencia de la diferenciación.
El hombre se convierte a la ¿¿¿??? Retomando a la duración real del yo
profundo. La duración es obra del espíritu y de su libertad y es un hacer
que hace que todo se haga. No es el tiempo de la física.
El tiempo de la física presupones la unidad del TIEMPO REAL, que es
continuidad del antes y del después para una conciencia, el tiempo que
puede vivirse.
Pero si habitamos dos flujos (TIEMPO REAL y TIEMPO HOMOGÉNEO)
nuestra conciencia no podría pensar la simultaneidad de dos instantes,
porque el tiempo real no tiene instantes, sino que creamos los instantes al
espacializar el tiempo. La simultaneidad de instantes es cuantitativa, la
duración es cualitativa. AMBAS pueden integrarse en la metafísica de
BERGSON.
Existe una COMPLEMENTARIEDAD entre duración real y tiempo
espacializado que evita que cada uno tengamos nuestra propia duración. La
duración se puede contar gracias a la simultaneidad en el instante, que nos
permite darnos cuenta del movimiento del reloj y relacionar sus
movimientos con los nuestros.
La duración es la que le da sentido al tiempo. La simpatía es posibilitada
por el interior puro.
En el ESSAI la duración individual (yo) no explica el CAMBIO.
En LA EVOLUCIÓN CREADORA entiende Bergson el cambio como
participación en el ÉLAN VITAL CREADOR.
La intuición quiere APREHENDER la movilidad del movimiento y NO
EXPLICARLO mecánicamente.
El MOVIMIENTO puede ser explicado mediante la proyección de la
duración sobre la materia aprehendida desde su METAFÍSICA positiva.
Propone una METAFÍSICA que penetre en el interior de las cosas, que
capte el movimiento si lo acompaña.
Los movimientos de los otros se captan por simpatía, por una aprehensión
interior de lo que hay análogo entre ellos y nosotros. No cuantifica, la
metafísica interna cualitativamente. Es una METAFÍSICA POSITIVA, que
capta la duración correcta, formada por intuición, desde el interior de la
experiencia.
QUIERE DEFINIR POSITIVAMENTE AL ESPÍRITU
A las cosas mismas por una metafísica. Conceptualizamos la vida porque
queremos comprenderla, pero la simbolización no es suficiente.
La METAFÍSICA POSITIVA no parte de conceptos, sino que su meta es
LA INTUICIÓN DE LA DURACIÓN. LA CIENCIA COMPRUEBA
HECHOS Y LOS DESCUBRE, PERO NO INVESTIGA LA FUENTE
COMÚN DE LA MATERIALIDAD DEL UNIVERSO, LO QUE DA
SENTIDO AL UNIVERSO.
Es una realidad espiritual que se puede revivir a partir de nuestra duración
y en simpatía con la naturaleza. El movimiento de la ciencia es relativo.
Ignora que su movilidad es el fluir de la duración. No profundiza en el
devenir. La duración vivida es creación, porque está en movimiento y
además es libertad porque no pertenece a la materia inerte. Así se conjugan
necesidad y libertad.

2.3. LA EVOLUCIÓN CREADORA


Bergson es un evolucionista no cientifista.
En La evolución creadora 1907 trata este problema. Es un estudio sobre la
vida, comprendida dinámicamente, trabajada desde su interior en el
ambiento de la conciencia, que apunta a la materia aprehendida en su
profundidad, fundamentalmente como duración y con las limitaciones que
la materia le impone.
El impulso vital actúa como si una conciencia fuera inmanente a la vida.
Es la vida entrando en el mundo; primero como materia bruta en un mundo
de la necesidad que se ve irrumpido por la vida con su movimiento
imprevisible y con la libertad para elegir el tiempo gracias a la memoria,
que rompe el determinismo y marca el surgimiento de la conciencia. A
diferencia de la materia bruta y el mecanicismo, la conciencia toma de la
materia lo útil para acción.
La fuerza vital anima la evolución creadora que es el peculiar modo de ser
de un ente finito frente una materia ya dada que le opone resistencia y le
exige esfuerzo. Paradójicamente no hay diferencia irreducible de materia y
espíritu ya que todos los seres organizados participan de él; la materialidad
es ese movimiento, aunque inverso al espíritu.
La intuición nos permite percibir la unidad de movimiento, así como la
continuación humana de ese elan creador, cuya fuerza de diseminación se
nos aparece en forma de múltiples tendencias.
El elan vital constituye el núcleo más profundo de la realidad y se
desarrolla generando nuevas formas implican de iniciativa, elección y
continua creación.
La libertad que el elan vital inyecta en el universo material es indefinible
no porque coincide con el proceso de la vida consciente y postular que
pueda ser implica especializarla mediante el lenguaje transfiriéndola al
plano de los objetos físicos en el que no hay libertad sino determinismo
porque no hay duración real que es constitutiva de la conciencia. Es la
creación perpetua en la que consiste la realidad. Creación es crecimiento.
Cuando creamos hacemos todo lo posible para franquear las leyes
generales de la materia inerte.
Lo que diferencia la vida de un individuo de la naturaleza es la elección. La
vida no elige y no sigue una línea de evolución. La unidad de las distintas
direcciones de esta no obedece una finalidad establecida ya que la vida es
creación imprevisible posibilitando la pluralidad de las líneas de evolución.
Es un evolucionismo de carácter espiritualista que se identifica con la
duración de la conciencia. La evolución no es una serie de adaptaciones a
las circunstancias como pretende el mecanicismo. Considera Bergson el
evolucionismo cientifista no da cuenta de la formación de órganos
complicados. El todo es de la misma naturaleza que el tío es decir está en
gestación y no puede ser explicado mecánicamente.
Se sitúa también contra el finalismo radical por implicar que las cosas y los
seres se limitan a un programa trazado; si no hay nada imprevisto entonces
no hay invención y creación y el tiempo resultaría inútil. El finalismo es un
mecanicismo al revés, sustituyendo el impulso del pasado por la atracción
del futuro. La consecuencia de la misma la irrealidad del tiempo.
Las teorías de Darwin y Lamarck son visiones de la creencia de que todo
está dado y que no hay creación. Todos explican la vida como un conjunto
de procesos de adaptación. Y aún siendo innegable que la adaptación al
medio es necesaria para la evolución versión niega que la aceptación sea la
causa impulsora de la misma. El impulso no es una fuerza dormida que
espera a su desarrollo sino que es un impulso original, un empuje interno
que conduce a la vida pasando por formas cada vez más complejas. La vida
es un elan que se expresa en la duración del universo al que pertenece la
vida. La esencia de lo psíquico envuelve en una unidad la pluralidad de
términos que se interconectan. No es una sustancia y no se traspone ni el
espacio ni la inteligencia.
La conciencia es distinta del organismo que anima. Las acciones posibles
están contenidas en un estado de conciencia que reciben el comienzo de
ejecución. Distante; el cerebro subraya constantemente articulaciones
motoras de ese estado de conciencia y no se limita a la interdependencia de
la conciencia y el cerebro. Por eso la conciencia no queda ligada a la
materia de cerebro. Por eso es esencialmente libre; es la libertad misma.
Pero tiene sus limitaciones, porque no pueda atravesar la materia sin
adaptarse a ella; es adaptación es la intelectualidad y la inteligencia, a
volverse hacia la conciencia actuante la hace entrar en los marcos en los
que tiene costumbre de ver insertarse en la materia por lo que siempre
percibirá la libertad como necesaria.
El cerebro es la reunión de dispositivos que permitan al espíritu responder a
la orden de las cosas con reacciones motrices que sirven para insertarlo en
la realidad. Lo psíquico no es mero resultado de la actividad cerebral. El
Estado cerebral no es ni la causa ni el efecto de la percepción. La
percepción es nuestra nación virtual mientras que el Estado cerebral es
nuestra acción ya comenzada. Por eso distingue de manera radical
conciencia humana y animal. La cuestión cerebral no es una diferencia de
grado, sino de naturaleza.
En definitiva la conciencia no es idéntica al cerebro. La conciencia es la
potencia de elevación de la que dispone el viviente. En los animales no son
más que variaciones sobre el tema de la rutina, porque el animal expreso en
los hábitos de su especie. La superioridad del hombre reside en su cerebro
en su sociedad y en su lenguaje.
La humanidad es nuestra situación privilegiada pero esto no significa que la
conciencia humana sea superior a toda otra conciencia. En el hombre
distinto convive con la inteligencia. El instinto utilice construye
instrumentos orgánicos la inteligencia instrumentos artificiales. La
inteligencia es conocimiento de la forma y se dice la conciencia. Los
instintos son conocimiento de la materia y se orientan a la inconsciencia.
La inteligencia por tanto trata el devenir como una serie de estados
inmutables en una concepción cinematográfica del tiempo dejando escapar
lo que caracteriza la vida: el devenir continuo. El tiempo cuantitativo no
es el tiempo real sino una simple yuxtaposición de ahoras. El tiempo real
es en el que está instalado la conciencia, en el que se crea sin cesar la
imprevisible. Es la duración. Considerar cuantitativamente el tiempo
proviene de la interpretación. Es un tiempo por analogía con el espacio, es
un tiempo especializado artificialmente en el que es imposible comprender
la duración vital.
Es una incapacidad de la inteligencia frente a la vida de la que la ciencia
adolece. La ciencia es exitosa en la materia inerte en la que la duración real
de la conciencia es suplantada por el tiempo de instantes uniformes, que en
realidad es un tiempo especializado. El saber de la ciencia consiste en
prever y por eso avanza. Pero no comprende la vida que excede el
organismo porque están por todo el cosmos
La conciencia humana es inteligencia cuando renuncia a la intuición; es la
intuición la que dice la vida mientras que la inteligencia está regulada por
la materia. La humanidad debe desarrollar por completo ambas formas de
actividad consciente pero los enormes avances en la conquista de la materia
lo impiden porque exigen especialización de la inteligencia y porque la
conciencia debe adaptarse a los hábitos materiales.

2.4. EL ESPÍRITU EN EL CUERPO


Bergson reaccionan contra la visión de la conciencia como epifenómeno de
la materia que la relaciona con el cuerpo recurriendo paralelismos o
mónismos psico físicos.
En El evolucionismo espiritualista de Bergson no hay paralelismo porque
lo físico y lo psíquico son totalmente diferentes..
Frente a esto por Bergson concibe la naturaleza como una fuerza interna,
naturans, que se hace continuamente atravesada por un elan vital que le
impulsa a crear y a crecer como duración que evoluciona.
En Materia y Memoria analiza las relaciones entre cuerpo y espíritu. El
cuerpo es materia dirigida a la acción y el espíritu es memoria. Bergson
parte del cuerpo pero para mostrar que no puede explicarse por sí mismo.
Para comprenderlo es preciso hacer intervenir otra realidad; el espíritu,
cuyo testimonio es la memoria que nos introduce en el pasado siendo éste
la vida misma del espíritu evocado por un acto presente.
Bergson muestran este libro las dificultades de las explicaciones realistas e
idealistas acerca de la materia. Para el idealista la materia sería
representación y para el realista cosa. Idealistas y realistas incurren el
mismo equívoco: sólo tienen interés en la percepción y la reducen a puro
conocimiento olvidando su destino práctico. Ambas son posturas balísticas
que entiende la materia como infinitamente divisible negando la realidad.
Para Bergson en cambio la causa de la percepción no es la conciencia sino
la misma que suscita el encadenamiento de los elementos nerviosos con los
órganos y con la vida que expresen y de la potencia de actuar del viviente.
El cuerpo pertenece a la materia viva, el Centro de iniciativas y percepción
siendo esta última el sistema en el que las imágenes son puestas en relación
con el cuerpo que como el está destinada la acción y no el conocimiento
puro.
El cuerpo es una imagen de imágenes que las selecciona a partir de la
materia y la lleva la percepción de una imagen concreta proyectando la
percepción como una imagen privilegiada, como posible acción en el
mundo exterior. El cuerpo no es más que un instrumento que filtran las
informaciones ópticas recogidas del mundo exterior en función de las
necesidades del organismo. Sin cuerpo no hay imagen como representación
ni tampoco percepción.
Bergson enlaza percepción y movimiento; no enraíza lo percibido en las
sensaciones fisiológicas vitalmente entendidas. La realidad no es geometría
inmóvil que pueda ser tratada mecánicamente; es la nueva metafísica de
Bergson la que establece un paralelismo geométrico entre la mecánica
extensa y la realidad psíquica.
La solución no es identificar la materia con nuestro espíritu. El estado
cerebral sólo determina una parte de nuestro psiquismo que se traduce en
movimientos de locomoción. El resto del psiquismo se desarrolla en
pensamientos abstractos que imprimen en los cuerpos determinadas
actitudes. Una de esas imágenes es el cerebro, entendido por formar parte
del mundo material y no porque el universo se halla en el cerebro como
otra de las representaciones. El cerebro no es la condición de la imagen
total sino una parte de la misma. El cuerpo es otra imagen pero privilegiada
porque no lo conozco sólo desde fuera por percepciones sito sino también
de manera interna por afecciones, que son la mezcla del interior corporal
con la imagen de los cuerpos externos. La diferencia entre percepción y
sensación afectiva consiste en que éste es interior, subjetiva y las imágenes
percibidas son exteriores, objetivas.
La subjetividad corporal es la fuente de las afecciones, porque el cuerpo
absorbe algo de la acción externa de la que mana la afición, en la que se
mezcla el interior corporal con la imagen de los cuerpos externos. Es la
diferencia de la afección contra la percepción. La primera no es una nación
virtual a distancia, sin acción real, próxima, que se dibuja en el propio
cuerpo a diferencia de la percepción que se dibuja en los objetos.
La superficie de nuestro cuerpo es el límite no común del exterior y el
interior,. Es la única porción de la estación que es percibida y sentida al
mismo tiempo. Nuestro cuerpo se inscribe en el mundo en el acto mismo de
la reflexión y adelanta a la fenomenología el concepto de sinestesia, a las
sensaciones dobles o a la subjetividad-objetividad que se produce cuando
se estrechan las manos y ya no se sabe cuál de ellas es el sujeto tocante y
cuál el objeto tocado.
En las afecciones en la forma de sentimientos o sensaciones, la conciencia
asiste a todos mis iniciativas excepto a las que provienen de los hábitos o
las acciones automáticas realizadas. Todas las imágenes incluso del
cuerpo están en el exterior y forman el universo. Este es restituido como
fenómeno, no como cosas en sí ni como representación. Mi cuerpo es una
imagen más que actúa como ellas recibiendo y proporcionando
movimiento. Lo diferencia que es el único medio para actuar sobre ellas; no
sólo me suministra imágenes sino que es centro de acción destinado a
mover otros objetos y además condición de la percepción. El cuerpo es una
imagen que actúa como ellas. Lo adoptó como centro del universo y como
base física de mi personalidad porque a diferencia de las otras imágenes
elige la manera de producir lo que recibe.
Para Bergson el cuerpo es una imagen de imágenes. Es el punto central de
la acción, de la elección y es el centro de la indeterminación que proyecta
la percepción como una imagen privilegiada, como posible acción en el
mundo exterior. La inserción de la imagen que es mi cuerpo en el sistema
de las otras imágenes es lo que Bergson denomina percepción.
No es un simple receptor de estímulos ni una vía de transmisión de
información, sino que es concebido como un “filtro negro” (écran noir) que
refleja las informaciones ópticas del mundo exterior en función de las
necesidades de la existencia del organismo. El cuerpo actúa como filtro de
la actividad real de las cosas externas, las detiene y retiene. Estación virtual
de las cosas sobre nuestro cuerpo y de éste en aquellas es nuestra
percepción. Esta potenciación de iniciada en la percepción es continuada,
no realizada por el cerebro que no es ni causa ni efecto de la misma, como
tampoco es un contenedor de imágenes y recuerdos. Solamente es un
instrumento que permite traducir los recuerdos en movimientos y enlazar lo
psíquico con lo corporal, y en virtud de la relación con la conciencia
permite la continuidad entre sensación imagen y recuerdo. Gracias a ella el
presente— materialidad misma de la existencia—, es proyectado por el
proceso mental del movimiento hacia la imagen que va de la percepción a
los recuerdos y de éstos a las ideas de modo que la imagen actúa como un
medio entre dos mundos: el del ausente y lo presente. El recuerdo es el
punto de intersección entre espíritu y materia.
El espíritu es fundamentalmente memoria, pero el cuerpo es cuerpo vivido
el cuerpo objetivado a la vez, y lo que lo distingue de los otros cuerpos es
su motricidad querías instituirse como centro de los otros cuerpos
materiales. Esta capacidad motriz introduce la indeterminación en las
relaciones del cuerpo ante los otros cuerpos aunque no implica el concurso
de la subjetividad. El movimiento hacia la imagen permite entender el
recuerdo como un progreso del pasado al presente, no como regresión del
presente al pasado ya que venimos de un Estado virtual que se materializa
en una percepción actual y un estado presente y actuante. No podemos
localizar recuerdos porque existen virtualmente al igual que existe en las
cosas del espíritu. Los recuerdos se convierten imagen para entrar en
nuestro presente.
La percepción no sólo es un caso de rememoración porque también
tenemos la percepción pura, esto es, impresión retiniana en el que la
percepción coincide con el objeto percibido. Sólo en ella la percepción es
lo mismo que la materia. La percepción pura es el espíritu sin memoria.
Pero esta percepción apenas se da, porque lo normal es que esté orientada
por la memoria que es la síntesis del pasado y del presente en vista al
futuro. La percepción es esa imbricación del recuerdo puro y de la
percepción pura, esto es espíritu y materia que interviene la elección
realizada por el cuerpo con vistas a la acción.
Esta es la teoría de la percepción pura. La conciencia en la percepción se
limita a enlazar por el continuo hilo de la memoria una serie ininterrumpida
de visiones instantáneas. El cuerpo selecciona imágenes, que no son ni
ideas y cosas, en función de la vida. Las sensaciones pasadas perviven en
los recuerdos y se actualizan en la percepción. La materia no se acuerda de
su pasado porque está determinada por la necesidad. El pasado ya está en
su presente y sólo se puede dar con aquel estudiando la manera en la que se
ha depositado en el.
Lo propio del tiempo es fluir. El pasado es el tiempo que ya ha fluido y el
presente es el instante en el que fluye el tiempo. No es un instante
matemático, sino que lo puntual en el presente es una actitud que se
proyecta, que se solapa con el pasado y el futuro porque si hablo del
presente lo trato como ya pasado y tiende al futuro. Mi presente es
sensación y movimiento que consiste en la prolongación de la sensación en
la acción y lo que significa que mi presente es esencialmente sensorio
motor, es decir, consiste en la conciencia que tengo de mi cuerpo. El
presente atrae mi atención y me incita a actuar. El pasado es impotente
porque no actúa pero si pudiera hacerlo engendraría sensaciones
materializándose pero entonces ya no sería recuerdo sino cosa presente
actualmente vivida.
Lo que separa percepción y recuerdo es lo que separa al presente del
pasado. En la percepción la acción de nuestro cuerpo es posible. El cuerpo
preparaciones. Es una facultad que tenemos para operar cambios en las
cosas situándonos en el conjunto de las imágenes extensas en un universo
material. La acción irradia desde el centro que soy, y para que dicha acción
no sea azarosa, exige la conservación de las imágenes percibidas
vinculando memoria y percepción, conciencia y cosa, cuerpo y espíritu. La
percepción no es instantánea sino que tiene duración y necesita un esfuerzo
de la memoria que prolongue una impresión en otras.
La memoria recoge y conserva todos los aspectos de la existencia, el
cuerpo es el medio que permite recobrar los datos haciendo aflorar
recuerdos. El recuerdo es una reactivación del pasado en el presente
confiriéndole materialidad. El cuerpo sólo actúa como materia en la que se
posa el recuerdo. No somos fundamentalmente cuerpo sino memoria. La
memoria de Bergson no es una facultad sino el devenir espiritual mismo
que todo lo conserva en si y de este modo lo recrea.
Lo que ocurre es que el cerebro está preparado para rechazar la casi
totalidad del pasado inconsciente y conservar en la conciencia lo útil para
el presente permaneciendo nuestro pasado casi siempre escondido, inhibido
por las necesidades de la acción presente.
El pasado sirve de materia las acciones de la personalidad les imprime la
forma; relación sólo es realizable en la situación actual en el conjunto de
circunstancias que parten de una determinada posición del cuerpo en el
tiempoy en el espacio. Por eso la persona no puede pasar dos veces por lo
mismo; la persona cambia constantemente y las circunstancias no inciden
del mismo modo en ella.
Pero la memoria no es conservación íntegra del pasado en un inconsciente
mítico en el que la conciencia viviría desatendiendo la vida refugiándose en
el pasado. La memoria consiste en la subsistencia del pasado en el presente
en simultaneidad e identificación con la duración.
Por tanto, ni cuerpo ni percepción son puramente materia. La percepción
está impregnada de memoria que es la que da carácter subjetivo a la
percepción. Está constantemente mezclada con ella del mismo modo que el
espíritu lo está con el cuerpo.
Sin embargo la memoria es absolutamente independiente de la materia. Sus
contenidos son mucho más útiles que las percepciones actuales y nos
ayudan a esclarecer mejor nuestras decisiones. Así percibir termina siendo
una ocasión de recordar al menos en lo que hace referencia a lo que se
concibe como representación en el presente.
La distinción entre materia y memoria (espíritu) no es un dualismo porque
se interpenetran. La materia sería percepción pura (inusual). El recuerdo
puro sería el espíritu aislado. El cerebro por sí solo no puede engendrar ni
representación en mis recuerdos porque ambos son mezcla de conciencia y
materia. Aunque Bergson no elimina al dualismo; pero si que muestra su
error: distinguir el cuerpo del espíritu en función del espacio y no del
tiempo como hace el.
El espíritu es memoria en la percepción que se afirma como prolongación
del pasado en el presente. Esta concepción motriz y corporal de la
percepción la en la que interviene activa y creativamente la memoria supera
el dualismo cartesiano pero sin caer en el monismo al distinguir el espíritu
de la materia oyendo por tanto del esencialismo porque lo que le interesa es
su relación, esto es, el dato inmediato de la conciencia.
La vida espiritual va más allá del cuerpo limitado. El espíritu se sirve de la
materia cuando la duración de la conciencia sintetiza los momentos de la
materia para manifestarse por acciones que son la razón de ser de su unión
con el cuerpo. U. Este tiene un carácter puramente instrumental que queda
patente en la distinción de cuerpo y espíritu en función del tiempo no del
espacio. Sus cuerpos afincan el presente y en el pasado en la memoria
espiritual. Es un intento en definitiva de superar las explicaciones realistas
e idealistas del cuerpo y sus relaciones con el alma aunque incurre en un
nuevo organismo como espacio-tiempo, limitado e ilimitado, determinado
indeterminado, cerebral y mental y por último cuerpo material y espiritual.
La grandeza de Bergson estriba en haber comprendido que la percepción y
el movimiento no son capacidades separadas promoviendo la sensorio
motricidad. El cuerpo es materia y lo que lo diferencia de los otros cuerpos
es el tío que lo habita y que desencadena movimientos voluntarios. Es
convergencia de sus movimientos pero el cuerpo no es el yo. Está
confinado y lo que lo lleva más allá de si es la conciencia. El dualismo
sigue presente al asociar el cuerpo con la materia y espacio mientras que la
conciencia coliga a la memoria y al tiempo verdadero.
Mantiene la concepción de un cuerpo objeto animado por un espíritu pero
en 1912 se centra en expresar esa fuerza consciente que están nosotros no
que crea en el interior y en el exterior de si hasta afirmar que yo, el alma, el
espíritu creador…
El cuerpo es acción. Y la memoria pura la conservación de todos pasado
por obra del espíritu que se intensifica en la duración de la conciencia que
desborda la vida cerebral. Eso desborda el cuerpo por todos lados y crear
todos recreándose asimismo continuamente en el tío, que es el alma, que es
el espíritu.
No es de extrañar que versión afirma que las armas preexisten… Y lo
hacen en la materia, imprescindible para la intimidación de la vida; también
el alma lo es pero cada una en un arroyo uno de los muchos que forman el
gran río de la vida que discurre por el cuerpo de la humanidad. No el alma
espiritual se extiende más allá del tiempo y del espacio a diferencia del
cuerpo; el espíritu posibilite movimientos libres. Alma espíritu y yo no se
distinguen en versión siendo el más allá del cuerpo.
Su limitación es la de no reconocer el cuerpo como sujeto o la conciencia
encarnada.

2.5. UNA DUALIDAD QUE SE INSTALA EN LA


MEMORIA
Bergson entiende la memoria de un modo dual. Hay una memoria útil para
reconocer imágenes que podríamos denominar memoria práctica cuya
sede es el sistema nervioso en tanto que órgano de la acción. Produce los
“recuerdos-imágenes”. Es una memoria de hábito, hora del esfuerzo y la
repetición; es objeto de estudio de los psicólogos, es voluntaria, orgánica y
nos permite adaptarnos a las situaciones de la manera más apropiada.
Por otro lado junto a ella opera otra memoria que designaremos como
memoria pura siendo una manifestación completamente espiritual y dan
lugar a puros recuerdos.
La memoria hábito produce actualizaciones automáticas de la memoria
pasadas en el presente gracias al ejercicio repetición; la memoria
recolectora desde el presente se vuelve al pasado para explorarlo de modo
desinteresado.
Por tanto el pasado sobrevive de dos formas:
en los mecanismos motores
en los recuerdos independientes
los primeros podían denominarse recuerdo voluntarios; el aprendizaje de
una lección, que requiere esfuerzo corporal. Gracias a esta memoria se
conservan hábitos motores; montar en bici
el recuerdo involuntario no tiene las características del hábito. La lectura
de un poema no pretenden memorizarlo de golpe, sino que va dejando
huellas de su imagen. Involuntariamente algo queda fijado como un
acontecimiento vital. Su esencia radica en que remite una fecha y no puede
repetirse. Ulteriores lecturas alterarán su naturaleza original.
Ambas memorias son conservadas por la conciencia y no en el cerebro. El
pasado puro que existe en sí conserva la totalidad de todas las memorias en
una sola conciencia virtual, cuya estructura es la duración en la que las
memorias particulares se encajan sin yuxtaponerse. Sólo la percepción
actual es presente todo lo otro incluso el cuerpo es memoria, conciencia y
duración.
Bergson distingue así pasado de presente. Dejan entender el pasado, la
memoria y el recuerdo puros como eso que ya no es y pasa a comprenderlo
como lo que ya no actúa, a diferencia del presente que es lo que se hace.
Desde su perspectiva lo verdaderamente puros el pasado, porque el
presente está en curso el pasado puro es la experiencia vivida conservada
en su integridad. Este pasado nos trae la memoria pura completa el presente
proporcionando a la instantaniedad de la percepción pura motivos para la
actividad, actualizando esos recuerdos y hábitos necesarios para el
presente.
Bergson se refiere a la memoria pura, memoria de representaciones que el
cuerpo no podía almacenar porque él mismo en una imagen. El cuerpo es el
presente como la materia. Es capaz de explicar la conciencia del pasado
pero no el pasado y si.
La memoria del cuerpo es una memoria base de la verdadera memoria del
pasado. No están separadas sino que la memoria del cuerpo es la producida
por este desde su presente por el que pasan los movimientos recibidos y
reenviados. El cuerpo es el punto de unión de las cosas que actúan sobre mí
y aquellas sobre las que actuó son la base de los fenómenos
sensoriomotores que se han organizado en hábitos. La memoria del cuerpo
es casi instantánea y la memoria pura al ser filtrada por el cerebro para
hacer posible la acción presentando a los mecanismos sensoriomotores los
recuerdos capaces de guiarla en su tarea de dirigir la reacción motora en el
sentido sugerido por la experiencia; y a su vez los aparatos sensoriomotores
suministran a los recuerdos el medio de tomar cuerpo y hacerse presentes.
El cerebro es el guardián del pasado porque inhibe la actualización de las
virtualidades de la memoria a través de la influencia de la memoria en la
conciencia perceptiva. Esta llamada recuerdo de percepciones previas
cuando se encuentra en una situación que no es hábito. El pasado se contrae
en el encuentro con el presente; las memorias virtuales se actualizan en la
situación perceptiva presente. Para que recuerdo reaparezca ante la
conciencia es necesario que la memoria pura descienda al punto en el que
se cumple la acción. La llamada a la que el recuerdo responde parte del
presente.
Proust completamente convencido de este pasado encaminado al futuro en
la psicología de la acción de Bergson. Para actuar hacemos uso del pasado
ignorando gran parte del y por tanto eludiendo una dimensión de nosotros
mismos. Proust la rescata buscando afinidades entre la duración y la
memoria involuntaria. Considera que la duración conjuga un pasado que
clava en el tiempo algo que no pasa, como si en el fondo del yo algo de la
duración de la impresión no hubiera madurado. Dado que la duración
reposa en una dinámica interna según la cual el pasado se organiza en
función del presente que se impregna de su sentido podría identificarse con
la memoria involuntaria. Para Proust la duración Bergson y Ana es el
presente continuo que va del tiempo perdido al recobrado porque no hay
ser fuera del tiempo llegando concebir la memoria voluntaria como un
producto intelectual que detiene la duración vivida en representaciones y
por tanto no nos da el pasado puro.
Cuando actuamos hacemos uso de algo del pasado ignorando gran parte de
esa dimensión de nosotros mismos que es parte de la esencia de nuestro
tiempo esta es el pasado puro: no la conciencia del pasado sino el pasado
que se vive y que no lo encontramos en el presente ni en el futuro sino
unido a la reminiscencia emocional que produjeron determinadas
sensaciones y que sólo adviene como un recuerdo involuntario.
Este recuerdo involuntario es parecido al pasado de Bergson pero a
diferencia del es el acceso al pasado tal y como es en sí no como un
recuerdo del que no podemos acordarnos. Hizo tal acceso es impensable
para Bergson porque toma el pasado como si sólo se constituyera después
de haber sido presente. Proust en cambio desea aprehender la esencia del
tiempo que nos sale al encuentro por la memoria involuntaria de sus
recuerdos, el pasado puro no contenido en el presente.
Ese pasado en sí es inconcebible en Bergson en primer lugar porque oscila
entre la duración y la acción y en segundo lugar porque lo absolutiza y
acaba identificándose con el presente. Es un pasado que parece un recurso
para disociar la imaginación de la memoria. Para Bergson de la memoria no
es una parte de la imaginación, sino que es la imaginación la que se nutre
de la memoria. No hay memoria sin pasado. El pasado es impotente si pero
eficaz el presente sin determinarlo completamente. Hay por tanto una
supervivencia integral del pasado de la que sólo sabemos los casos en los
que la conciencia se separa de la acción presente y relaja su estado de
alerta, en un breve lapso de tiempo al puente acontece lo olvidado de su
historia en el mismo orden en que se produjo.
El recuerdo puro, el recuerdo-imagen y la percepción actúan
conjuntamente. La percepción no es contacto del objeto con el espíritu
sino que está llena de recuerdos imagen que la contemplan interpretandola.
El recuerdo-imagen participa del recuerdo puro que comienza
materializarse en él y de la percepción la que tiende encarnarse. El
recuerdo puro se va plasmando en una imagen a medida que se actualiza.
La imagen pura no me remite por sí misma el pasado queriendo esto decir
que la memoria pura no está contaminada con imágenes.
Aun distinguiendo las funciones de la memoria y sus recuerdos estas
colaboran para asociar las ideas: la memoria que vuelve a haber obedece a
la memoria que repite, no habiendo entre ambas discontinuidad, ya que la
vida del flujo entre una y otra.
Estos dos estados extremos de una memoria contemplativa que aprehende
con su visión lo particular y el de otro memoria motora que imprime a su
acción lo general no se aíslan y no se manifiestan plenamente más que en
casos excepcionales. En la vida normal se penetran íntimamente
produciéndose la primera por el recuerdo de las diferencias y la segunda
por la percepción de los parecidos: en su confluencia aparece la idea
general.
Hay cosas que por esencia no pueden repetirse y eso es lo que nos da la
memoria que imagina, recuerdo espontáneo. Es tan perfecto que el tiempo
no puede añadirle nada sin desnaturalizarlo. En cambio recuerdo prendido
se convierte tira en impersonal saldrá del tiempo y se alejara de nuestra
vida pasada. La repetición es lo que convierte al primer tipo de recuerdo en
el segundo. En ese sentido Bergson es dualista al admitir la existencia de
dos tipos de recuerdos.
La acción nace en el cerebro pero es impulsada por la memoria por eso se
precisa del cuerpo para que recuerdo-imagen puede insertarse en el
presente. El acto concreto por el que reaprehendemos el pasado en el
presente es el reconocimiento. Éste consiste en asociar a una percepción
presente las imágenes dadas en contigüidad con ella, pero también implica
evocación. Reconocimiento es el acto concreto por el que aprehendemos el
pasado en el presente. Así el hábito de usar un objeto organiza un conjunto
de movimientos y percepciones de la conciencia los movimientos que
surgen seguir a la perfección como reflejos.
La memoria corporal nos da un reconocimiento casi automático y la
memoria espiritual produce un reconocimiento atento que exige esfuerzo
no es tanto motriz como anímico y atencional.
Siguiendo a MERLEAU-PONTY esto se debe a la relación entre cuerpo y
conciencia en la que se mueve Bergson. Este vaivén se reproduce en otro
que se sigue del dualismo de las memorias es decir de la memoria corporal
y de la memoria pura derivado de la concepción absoluta del cuerpo como
presente y del espíritu como memoria.
De nuevo, su ignorancia la conciencia intencional y ek-stática es la razón
de esta continua ondulación de su pensamiento. Seguramente él quería que
así fuera para mostrar el dato inmediato de la conciencia como elemento
continuo.
En esta sofisticada descripción es obligado reconocer aves son el mérito de
haber partido del cuerpo y de la naturaleza sensorio motora del presente
para mostrar que no es autosuficiente que no puede comprenderse por sí
misma.

2.6 INTUICIÓN Y FILOSOFÍA


Ni la ciencia ni la inteligencia humana consiguen comprender el verdadero
sentido de la vida. Pero Bergson no se acoge un espiritualismo irracional.
No rechaza la ciencia y la inteligencia. Lo pernicioso para él es el
cientifismo, el intelectualismo y el instinto de mismo, es decir, tendencias
absolutiza adoras que excluyen todo lo otro de si. Pero en combinación con
el instinto es una aproximación buena a la vida.
El INSTINTO se dirige a lo singular a lo concreto al tiempo como
duración. Pero tiene sus limitaciones ya que es incapaz de distanciarse de
sus objetos y accede irreflexivamente a la duración. Sólo cuando logra
cierta autoconciencia el instinto se convierte en intuición. La inteligencia es
la desgracia a diferencia del instinto. Sin embargo éste necesita una guía.
La intuición es en instinto dirigido hacia la meta de la inteligencia del
conocimiento de lo general que nos otra cosa que la vida. La inteligencia se
mueve continuamente a lo largo del intervalo que separa la materia de la
memoria y la reúne. LA INTELIGENCIA NO ES CONOCIMIENTO
DIRECTO sin establecimiento de relaciones entre las cosas con vistas a la
utilidad.
La fusión del instinto ciego y la inteligencia abstracta es la intención. Es un
esfuerzo que dilata el espíritu que sólo se realiza durante unos instantes
simpatizando con lo real, coincidiendo con con el. Cuando la conciencia
simpatiza con el movimiento renovador de la naturaleza queda superada
momentáneamente la oposición entre el sujeto y el objeto, haciendo es
imprescindible la dialéctica, necesaria para poner a prueba la intuición para
que éste se refracte en conceptos y se propague a otros hombres.
En su artículo de 1903 “introducción a la metafísica” Bergson hace de la
INTUICIÓN una noción técnica que se centra en su filosofía. Nos hace
percibir la individualidad de las cosas que escapan a la percepción común
de vida que ésta sólo retiene impresiones útiles para la acción. La intuición
se expresa en la metafísica Bergsoniana de un modo anti platónico y anti
subjetivista. Tan sólo hace converger líneas de hechos. No emplea
conceptos porque se dirige a la pluralidad irreducible a la unidad es
asimbólica en la aprehensión, pues no pretende conocer sino instalarse en
su duración.
La filosofía debe ser un esfuerzo por superar la condición humana cumplir
la humanidad es trascenderla creativamente en sí mismo en las cosas. El
espíritu es la única realidad capaz de crear y sólo la creación libera. El
movimiento de la conciencia es vida y espíritu, es un dinamismo interno
que los filósofos tienen que aprender internamente y desde sí mismos
siendo posible esto por la intuición del puro devenir. TAL INTUICIÓN ES
LA REALIDAD MISMA, la duración de la conciencia sin referirse a
ningún punto de vista. El devenir puro es intuido por la conciencia de
nuestra vida mental en su fluir. La intuición nos hace conscientes de
nuestra libertad y nos permite alcanzar el ÉLAN VITAL que es fuerza
evolutiva creadora. La intuición lleva a la duración interior. Aprehende una
sucesión no yuxtapuesta, un crecimiento desde dentro, una prolongación
ininterrumpida del pasado en el presente que se solapa con el futuro.
Pensar intuitivamente es pensar en duración. Sus dominios el espíritu y
aspira alcanzar en las cosas materiales su participación. No se opone a la
inteligencia sino que necesita para comunicarse para transmitirse para
sumarse las ideas. Se dirige a las ideas más concretas a esas que todavía
están recortadas de un fondo de imágenes. Las ideas abstractas representan
el espíritu tomando como modelo la materia y piensan por transposición de
dicha materia. La diferencia entre CIENCIA Y METAFÍSICA es una
diferencia METODOLÓGICA. Bergson no intenta establecer un método
concreto para su filosofía sino que se opone principalmente al método
formal por dejar al margen los contenidos. La intuición es un elemento
imprescindible del método de su metafísica que resulta de la reflexión y el
punto de partida de la creación filosófica. En LA EVOLUCIÓN
CREADORA deja claro que cualquier TEORÍA DEL CONOCIMIENTO
ES INSEPARABLE DE LA TEORÍA DE LA VIDA.
La inteligencia analiza, la intuición ópera por simpatía, es decir, por
coincidencia con lo que lo intuido tiene de único. El análisis no puede
llegar a lo Absoluto, la simpatía sí. Sin embargo inteligencia e intuición
comunican en la experiencia. Todo conocimiento está compuesto de
ANÁLISIS pero también de intuición. El análisis permanece fuera de la
cosa, adopta puntos de vista sobre ella. El análisis es relativo y abstracto y
el conocimiento metafísico es absoluto pero limitado y es en la síntesis
donde se reconstruyen las partes divididas analíticamente. No se trata de
una reconstrucción de lo fragmentado sino en la penetración en las cosas,
en la coincidencia inmediatamente con ellas en el momento en el que se
está haciendo su experiencia como sucesión de estados en el que cada uno
anuncia al que le sigue y contienen al que le precede.
La intuición es el órgano de la metafísica cuyo objeto apropiado de la vida
espiritual. La ciencia encuentra su órgano en la inteligencia de su objeto es
la materia inmóvil. A la metafísica le compete la intuición del espíritu y a
la ciencia y el conocimiento intelectual de la materia. Puesto que no están
separados materia y espíritu, metafísica y ciencia deben colaborar una con
otra. Bergson piensa que la filosofía ha de ser capaz de completarse con la
ciencia y de perfeccionarse con el ejercicio. Esta es su meta. Ni la doxa ni
el pleno saber, sino inteligencia tal y como actúa en la vida práctica.
La vida no es sólo la inteligencia ni siquiera una inteligencia aplicada a ella
sino que ésta actúa y nos guía en el seno de un flujo del que proviene
nuestra fuerza para vivir y actuar. La filosofía debe esforzarse por
sumergirse en el todo y dilatar nuestra humanidad. La inteligencia se ha
desprendido de ese todo que en la realidad más amplia que ella misma pero
no hay una ruptura irreparable entre inteligencia y realidad. Versión
pretende llevar la inteligencia más allá de sí misma. NO CREE QUE LA
CIENCIA POSITIVA DETENTE LA CLAVE PARA ESTABLECER Y
ANALIZAR LOS HECHOS SOBRE LOS QUE LA FILOSOFÍA DEBA
DESPUÉS ÚNICAMENTE ESPECULAR SINO QUE LA FILOSOFÍA
DEBE INTERVENIR EN LAS CUESTIONES DE HECHO Y NO
DEJARLAS EN MANOS DEL CIENTÍFICO PORQUE NO HAY
HECHOS PUROS, SIN ADAPTACIONES DE LA REALIDAD A LOS
INTERESES PRÁCTICOS Y LAS EXIGENCIAS DE LA VIDA EN
SOCIEDAD.
La intuición original o pura no es un conjunto de datos aislados sino la
continuidad viva indivisible. EMPIRISTAS Y DOGMÁTICOS la analizan
y dividen artificialmente los primeros atendiendo a su materia los segundos
o su forma sin comprender que la síntesis se da en una intuición que no
puede ser impuesta desde afuera ni de un modo empirista ni idealista. Un
ejemplo de dicha intuición es la del yo.
Frente al empirismo y al dogmatismo que reducen el tío a una
discontinuidad de estados internos después reunidos Bergson se sitúa en la
continuidad de la pura duración en la que actuamos y el intuición inmediata
de la misma para llegar a la libertad como esencia de ese yo.
La libertad Bergsoniana no es espontaneismo de lo sensible porque este ya
se halla ligado en el ser humano a la inteligencia. Su libertad no sólo
propiedad de la psique del mismo modo que la duración no es tal en cada
uno de los instantes que la componen. La libertad se ha de recobrar
reflexiva y prácticamente para que haya evolución racional. Para Bergson
la filosofía tiene mucho que decir sobre los hechos y sobre la materia
sencillamente porque la forma no es aislarle completamente de la materia al
ocuparse la filosofía de lo viviente.
No hay irracionalismo inversor ya que es efectivo a los avances de la
ciencia de su tiempo especialmente a la teoría de la relatividad de Einstein
pero sí es cierto que examina críticamente la ciencia. Bergson va a raíz de
la misma que son los hábitos de pensamiento según la utilidad de las cosas
y las limitaciones de la percepción. Por eso dialoga especialmente con la
psicología, que contextualizada en su época aspiraba a independizarse de la
filosofía que a su vez trataba de DESVINCULARSE DEL
PSICOLOGISMO ES DECIR, DE LA REDUCCIÓN DE LA REALIDAD
A UN PRODUCTO DE LA CONCIENCIA. Para Bergson la metafísica de
la ciencia ha de completarse con la metafísica que el mismo proclama
porque ambas parten de la experiencia y aspiran a lo absoluto.
Pero está complementariedad no pretende la solución de los problemas
eternos, simplemente es un método basado en la intuición directa liberada
del discurso clásico que mezcla la especulación con práctica. Así la
filosofía nos pone en contacto con lo real. Se ocupa de las intenciones
fugaces que nunca terminan de esclarecer su objeto; a desenlazarlas, dilatar
las porque son la vida misma su lado espiritual. Ha de dejar el mero análisis
de los conceptos y centrarse en la existencia real que sólo se da en la
experiencia. La experiencia de objetos es percepción pero el espíritu es
intuición. La primera es el ámbito de la ciencia la segunda es la experiencia
metafísica.
Antes de filosofar vivimos, y por tanto ignoramos todo lo que no tiene que
ver con la acción. Nuestro interés práctico define nuestro cerebro que en
sus selecciones sólo acepta los recuerdos útiles manteniendo los otros en el
subsuelo de la conciencia. En persona toma como método la intuición
instalada en la mordiente duración que permite superar la visión superficial
y acceder a lo profundo. Para Bergson es concebida como otra dimensión;
para MERLEAU-PONTY será concebida como la dimensionalidad, en la
que el pasado no puede ser aislado del presente. Gracias a aquél las cosas
adquieren profundidad, una especie de cuarta dimensión que permite a las
percepciones anteriores ser solidarios con las actuales y al futuro y media
tu dibujarse en parte en el presente. La realidad no es estática en su manera
de ser sino que se afirma dinámicamente en la continuidad y la variabilidad
de su tendencia. Dejamos atrás el constructor inmóvil y ganamos
profundidad en la continuidad en contacto con la realidad viviente en cuyo
impulso experimentamos el aumento de la vida.
La intención de Bergson consiste en percibir de este modo, que según M-
PONTY no es fusión de las distintas capas de la vida sino relación entre la
percepción pura y la memoria pura. La intuición es reflexión y para
Bergson piensa que la clave del SER está en una integridad que se
encuentra detrás de nosotros. M-PONTY sostiene que Bergson no consigue
aportar un pensamiento de la no coincidencia que vele por las diferencias
porque no se da cuenta de que el originario no está detrás de nosotros de
que la violencia es mucho más que el pasado en-sí. Versión sólo se interesa
por las evidencias empíricas y por el tiempo constituido mientras que la
vivencia fenomenológica sitúa en un nivel más originario en el de las
verdades a prióricas y el de las estructuras constitutivas.

2.7 DE LA EXISTENCIA Y LA NADA


la verdad es que una existencia sólo puede darse en una experiencia que se
llama la visión o contacto, percepción exterior general si se trata de un
objeto material y tomará el nombre de intuición cuando se dirija al espíritu.
Bergson habla abiertamente de resistencia cuyo fondo es la duración y la
libre elección constituyendo un precedente del existencialismo cuando por
ejemplo reconoce que la nada es el motor invisible del pensamiento
filosófico en un adelanto a SARTRE. Frente a los pensadores que han
buscado una solución lógica a la eterna pregunta de por qué hay algo en
lugar de nada, Bergson considera que la existencia no es susceptible de una
definición lógica sino que quiere vivirla desde la libre elección.
La imagen de la nada en tanto que su presión de un todo que la precede no
es formada por el pensamiento y de ahí deduce persona que no puede haber
dualismo entre nada y ser sino que en la nada proviene del esfuerzo por
crear una imagen de la nada que nos hace vacilar entre la visión de una
realidad exterior y la de una realidad interior. Así, la nada es una imagen
llena de cosas de sujetos y de objetos sin posarse en uno u otro.¿Es la nada
una idea que supone la abolición del todo? Esta idea es un absurdo para
Bergson porque formular la exhibición sujeto; sin él no existía la palabra
nada. Este sujeto percibe presencia en ausencias y además recuerda. Éste es
el referente del que puede venir esa nada que haber sólo le parece algo
ficticio, al menos la nada entendida como supresión de todo.
En cambio la nada parcial virtualmente presente tiene cabida en el recuerdo
entendiendo que lo virtual sólo es porque es en lo actual. LA
VIRTUALIDAD DEL RECUERDO NO HACE DE ÉL UN EXISTENTE
EN IDEA SINO QUE LO CONSERVA EN ESTADO LATENTE EN EL
INCONSCIENTE.
Pero Bergson se equivoca acerca de la importancia de los estados
inconscientes la razón es que concibe la pasividad y la latencia como
opuestas a la actividad y a la presencia. Identifica la conciencia con el
conocimiento que no será útil incluso con un espacio en extenso en el que
es albergado lo psíquico. No tienen cuenta la autoconciencia y piensa que
el inconsciente es una negación de la conciencia no como se fundó un
desconocido que la rodea, como su atmósfera.
Acierta a comprender que la nada no es absoluta. La nada solo puede ser
parcial… una afirmación de segundo grado una selección de otra
afirmación. Una vez liberado su carácter absoluto podemos decir que no
hay oposición entre ser y nada, porque el movimiento que todo lo invade
impide que el ser permanezca tal y como es que siempre lleva en sí una
especie de bosquejo virtual del devenir; por el contrario, está afectado de
negatividad pero éstas afrontada con esfuerzo que lleva trascenderla.
En la nada no es el origen de la evolución creadora pero tampoco da lugar a
una existencia que sería la victoria sobre la nada. Al contrario, se funda en
algo previo que ya está dado virtualmente, en el mismo ÉLAN VITAL que
impulsa todo lo viviente que siempre está en confrontación con la materia.
Sitúa por encima de la negatividad la positividad de la vida de su fuerza
aunque sea impredecible e ininteligible. De hecho la creatividad arranca
justamente de su finitud por tanto la idea de la no existencia de la
conciencia o de la no existencia de los objetos externos es absurda por lo
que más que de “positivismo” cabe hablar de fenomenología en verso
porque asegura que no hay ideas, sino fenómenos y se adentra en estos
hasta comprender que es nuestro espíritu el que suprime un objeto y llega a
representarse en el mundo externo una nada parcial. También puede llegar
a fulgurarse la nada en su propio interior interrumpiendo el curso de su
duración con el pensamiento en ese instante se percibe el dio a sí mismo
desde dentro es decir desaparece la nada.
LA CONCLUSIÓN A LA QUE LLEGAMOS ES QUE LA NADA SOLO
ES UNA REPRESENTACIÓN NO UN FENÓMENO. Es una
representación llena de una situación con un sentimiento. La vida y la
existencia no sólo requieren el entrelazamiento de los hechos como suponer
el empirismo y el asociacionismo sino que también requieren su unión en
un progresivo hacerse presente a la conciencia. Es aquí donde se trato nos
muestra el Bergson fenómeno lo que supera la alternativa entre
intelectualismo y empirismo AFIRMANDO LA EXISTENCIA COMO
INTERVENCIÓN EN EL UNIVERSO FÍSICO Y EN LA CONCIENCIA
ESPIRITUAL. Pero no define en qué consiste cada una de estas acciones ni
quién es su sujeto dando la impresión de que ambas sean cualidades de la
conciencia. No concibió a ésta como conciencia de sí misma impidiéndole
superar la alternativa entre ambas corrientes.
Como decíamos personas sólo aceptará nada parcial que nos mueve a
actuar en busca de un fin de algo que nos falta una nada que no es tanto la
ausencia de una cosa como la de una utilidad. Es una postura cercana de
pragmatismo que disipa la ilusión de la nada como ausencia de todo y
establece evitar este tipo de ilusiones puede ser acometido pensando la
realidad como lo que es, como duración. Se ha de pensar el ser sin rodeos
directamente sin dirigirse primero a la nada que exista la entre el ser y
nosotros. El absoluto se nos revela muy próximo a nosotros. Su esencia es
psicológica y no matemática en lógica vive con nosotros y como nosotros
sobre sí mismo, dura.
Bergson muestran que la idea de una nada absoluta es contradictoria en sí
misma del mismo modo que lo es el vacío ya que éste no existe sino que es
el pensamiento de un cierto modo de lo lleno. Lo valioso de verso es haber
equiparado la existencia con el ser y no como opuesta a la nada o como
eliminación de esta por no ser algo positivo. El ser dura lo que significa que
es positivo pero también vacila y por tanto tiene momentos negativos. La
negación de la nada implica la de un productor infinito y por ello versión
afirma la productividad natural en las propias cosas, un absoluto los
fenómenos. El ser de persona es macizo como el Sartre, no admitiendo que
haya fusión entre ser y nada. M-Ponty piensa que esto es un error por
concebir un impasse entre lo objetivo y lo subjetivo no siendo capaces de
captar la Naturaleza como lo subjetivo-objetivo y por ello no pueden salir
del positivismo y del negativismo respectivamente.

2.8 LAS FUENTES DE LA MORAL Y DE LA RELIGIÓN


En Las fuentes de la moral y la religión (1932) Continua su filosofía con
reflexiones de carácter ético y religioso conducido por las meditaciones
sobre la conciencia que han contribuido a la vez a precisar el carácter de
privilegio que el cuerpo detentó en Materia y Memoria. Para Bergson el
cuerpo permite que la percepción esté en las cosas mismas y no se limite a
ser un medio para conocerlas. La percepción no es un instrumento para
conocer sino que por provenir de un centro corporal vivido tiene
potencialidades sensoriomotoras. El cuerpo no es extensión a la que se
superponga el alma sino aproximación al espíritu que se va logrando a
través del trabajo vivido con experiencia.
En Las dos fuentes, descubre que el mismo antagonismo de movimientos
está en el hombre; entre su INTELIGENCIA Y SU INTUICIÓN, SE
REPRODUCE EN LA SOCIEDAD, QUE, CUANDO ES HUMANA, ES
UN CONJUNTO DE SERES LIBRES. Pertenecemos a la sociedad tanto
como a nosotros mismos y no explica la sociedad como resultado de un
contrato para lograr beneficios, pero distingue yo individual y yo social —
en consonancia con su distinción de yo superficial y yo profundo— y
explica la solidaridad social como advenimiento del primero al segundo.
No explica su advenimiento pero afirma que es nuestro deber cultivarlo
conforme las obligaciones que tenemos con la sociedad.
A través de la historia encontramos sociedades cerradas, en las que las
actividades forman parte de un todo y apenas son libres a diferencia de las
costumbres sociales que garantizan la vida social y la obligación moral. La
vida social se nos aparece como un sistema de HÁBITOS enraizados que
responden a las necesidades de la comunidad. La mayoría son hábitos de
OBEDIENCIA, sea personal o impersonal. El HÁBITO DE OBEDECER
EJERCE UNA PRESIÓN SOBRE NUESTRA VOLUNTAD. Se adquiere
de manera similar al instinto pero difiere de éste en QUE NO NOS
DETERMINA COMPLETAMENTE a actuar, sino que deja margen para la
elección y la acomodación a la contingencia.
Esta moral convertida en hábito es conservadora y con tendencia a la
inmutabilidad. Las sociedades abiertas se rigen por una moral que prolonga
el impulso vital y es dinámica. Así hay dos morales que se corresponden
con dos modelos diferentes de religión.
La religión es para Bergson una reacción defensiva de la naturaleza contra
el poder fragmentador de la inteligencia. Gracias a la narrativa de la
religión el hombre se solidariza con los otros, fabula la inmortalidad
proporciona una protección frente al destino e incremente —
aparentemente—, su poder sobre la naturaleza. Esta religión está por
debajo de la inteligencia, es estática. Una religión dinámica se sitúa sobre
la inteligencia y es continuación del impulso vital. Esta religión es el
MISTICISMO. Sólo la experiencia mística prueba la existencia de Dios.
Esta experiencia se da en los grandes místicos, signo de identidad de
intuición, de amor divino y mundano. Los místicos tienen una visión clara
y directa de la vida interior. La filosofía debe reencontrar eso que ellos ven
directamente. El descubrimiento de la MÍSTICA lleva a Bergson a la
religión y a la moral. Corre el peligro del panteísmo y reduce al hombre a
una manifestación imperfecta de Dios cuya libertad es un simple reflejo de
la espontaneidad creadora del Universo.
El Collége de France continuó el trabajo de Bergson en la figura de E. LE
ROY, que acentuó la interpretación utilitarista de la ciencia. Bergson no
creó escuela pero sí dio origen a un fenómeno que se denominó
“BERGSONISMO” caracterizado por su OPOSICIÓN AL POSITIVISMO
MATERIALISTA Y CIENTIFISTA, ASÍ COMO CIERTO
ESPIRITUALISMO en su orientación filosófica.
El modelo bergsoniano transita por la ciencia psico-física y la prolonga
biológica y psicológicamente, al considerar a aquellas insuficientes para
comprender lo cualitativo.

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