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El concepto de habilidades sociales hace referencia a los componentes de la conducta, de carácter verbal y no verbal, que son importantes para que la persona inicie y mantenga relaciones positivas con otras personas.
El concepto de habilidades sociales hace referencia a los componentes de la conducta, de carácter verbal y no verbal, que son importantes para que la persona inicie y mantenga relaciones positivas con otras personas.
El concepto de habilidades sociales hace referencia a los componentes de la conducta, de carácter verbal y no verbal, que son importantes para que la persona inicie y mantenga relaciones positivas con otras personas.
El concepto de «habilidades sociales» hace referencia a «los componentes de la conducta, de carácter verbal y no verbal, que son importantes para que la persona inicie y mantenga relaciones positivas con otras personas». El concepto que conecta las habilidades sociales con el ámbito cognitivo es el de «percepción social», definido como «la capacidad del niño para comprender su entorno social, especialmente en términos de su propia conducta». Como la habilidad social es un concepto complejo, para su adecuado desarrollo se hace necesario un análisis de sus componentes, para cada uno de los cuales se diseñan actividades específicas. Lerner ha establecido unas categorías y las actividades correspondientes para su desarrollo. 1) Imagen del cuerpo y auto-percepción. Para el desarrollo de estos conceptos y habilidades se han propuesto las siguientes actividades: a) Actividades motóricas. b) Actividades para reconocer las partes del cuerpo: – colocar el dibujo recortable de una persona en distintas posiciones; – construir puzzles con la figura de una persona; – completar un dibujo de la figura de una persona. c) Construir un álbum con recuerdos de su propia vida. 2) Sensibilidad hacia otras personas. Se trata de desarrollar en el alumno el conocimiento de la comunicación no verbal (gestos, tono de voz, expresión del rostro). A este efecto será oportuno realizar las siguientes actividades: a) Detectar la emoción expresada por un rostro dibujado. b) Descubrir el significado de diversos gestos. c) Ver películas o narraciones en las que esté implicado el gesto. d) Interpretar el tono de voz, sin recurrir al significado de las palabras. 3) Madurez social. Se trata de dotar al alumno de un grado de independencia que le permita valerse por sí mismo. A este objetivo contribuyen las siguientes estrategias para el desarrollo de habilidades concretas: a) Anticipar las consecuencias de los actos sociales: hacer ver la necesidad de las reglas sociales, mediante juegos creativos, desempeño de papeles, narraciones y discusiones. b) Desarrollar la autonomía: animar al alumno a que vaya solo a un determinado lugar, darle oportunidad de entrevistar a otros, de buscar direcciones o de hablar con otros. c) Formular juicios éticos: discutir y analizar dilemas y situaciones. d) Planificar y ejecutar actividades concretas (una excursión, una fiesta o una reunión). 4) Estrategias de aprendizaje. La enseñanza de estrategias sociales cambia la pauta típica de las respuestas del alumno a las situaciones sociales, por cuanto los alumnos aprenden a construir nuevas res‐ puestas cognitivas a los problemas sociales y a pensar en sus acciones sociales. La respuesta de los alumnos discapacitados a las situaciones sociales suele ser impulsiva, es decir, sin pensar en posibles soluciones o en las consecuencias de varios cursos de acción. La enseñanza de estrategias de auto-verbalización (decirse a uno mismo lo que hay que hacer y cómo) y de autocontrol (saber cómo y cuándo hay que hacerlo) pretende superar estas situaciones. Estrategias de autocontrol son las siguientes: a) Pararse y pensar antes de responder. b) Verbalizar y repetir la respuesta social. c) Visualizar e imaginar el efecto de la conducta. d) Planificar las acciones sociales. En esta categoría se incluye la enseñanza de habilidades en la resolución de problemas (Michelson, Sugai, Wood y Kazdon, 1987). El supuesto básico es que las habilidades sociales son, en parte, resultado de estrategias cognitivas. La justificación racional es que las estrategias permiten dar respuesta a situaciones nuevas e imprevistas. El programa de enseñanza se centra en el uso de varios pasos o estrategias en la resolución de problemas: a) Ofrecer soluciones alternativas a varias situaciones interpersonales. b) Considerar los fines y los medios de los actos sociales. c) Examinar las consecuencias de los propios comportamientos. 5) Habilidades sociales. En esta categoría se incluyen las habilidades específicas, es decir, las que se refieren a una situación concreta: a) Habilidades para la conversación. La habilidad puede analizarse en los siguientes componentes, que constituyen contenidos de la intervención didáctica: a) Contacto visual con el otro. b) Tono emocional. c) Duración de la relación. d) Preguntas. e) Comentarios que revelan algo de sí mismo. f) Componentes de refuerzo (o cumplidos). b) Asertividad. Se concibe como la capacidad de un individuo para transmitir a otra persona su punto de vista, sus opiniones, sus creencias o sentimientos, de manera eficaz y sin sentirse incómodo. Se han diferenciado dos tipos de asertividad (Kelly, 1987): – Oposición asertiva: el sujeto se opone o rechaza la conducta o comentario de otro y trata de conseguir una conducta más aceptable en el futuro. Los componentes de esta conducta son: a) contacto visual, afecto y volumen de voz; b) gestos; c) comprensión de lo que el otro dice o expresión del problema; d) expresión de desacuerdo; e) petición de un cambio de conducta o propuesta de solución. – Aceptación asertiva: el sujeto expresa cumplidos u opiniones a los otros, cuando la conducta de estos lo justifica. Los componentes de esta conducta son: a) contacto visual, afecto y volumen de voz; b)expresiones de elogio o aprecio; c) expresión de sentimientos personales; d) conducta positiva recíproca. c) Habilidades para entrevistas de trabajo. Los componentes que definen esta habilidad son: a) Contacto visual, afecto, volumen y claridad de voz, fluidez verbal. b) Comentarios positivos acerca de la experiencia anterior, de la enseñanza o de la educación. c) Comentarios positivos sobre las aficiones, los intereses y las metas. d) Preguntas dirigidas al entrevistador. e) Comentarios que denotan interés y entusiasmo por el trabajo. Para el desarrollo de todas las habilidades sociales descritas se han propuesto las siguientes estrategias generales: a) Juicio crítico sobre la conducta de personajes, incluidos en narraciones o películas. b) Construir y discutir una situación social compleja (mediante puzzles, transparencias, dibujos...). c) Planificar actividades para un período de tiempo determinado (la mañana, por ejemplo). d) Distinguir lo real de lo imaginado. e) Aplicar a nuevas situaciones las conductas sociales aprendidas recientemente. Propuestas de socialización didáctica, referidas al contexto Este elemento es el más relacionado con la dimensión social del proceso didáctico y, en realidad, el que la justifica. En efecto, el proceso didáctico se de sarrolla en un contexto específico: el aula y el centro escolar. Pero, a su vez, este contexto se inserta en otros contextos envolventes: el Sistema Educativo y la sociedad. La dimensión social del proceso didáctico exige que la escuela esté abierta al entorno, cuyos recursos debe aprovechar y en el que debe incidir, prestando sus servicios. Se trata de construir la escuela-comunidad. En esta idea, por tanto, se pueden diferenciar dos perspectivas: la proyección de la escuela en la sociedad y la proyección de la sociedad en la escuela. La escuela, comunidad de aprendizaje La dimensión social implica que la escuela se organice con los mismos patrones que rigen en la sociedad, en su actividad productiva y en su forma de gobierno. De otra parte, la peculiaridad de los modelos didác‐ ticos cognitivos socializados radica en la atención prestada al contexto social, en cuanto generador de aprendizaje. En perspectiva estrictamente didáctica, el centro de atención es la interacción en el aula entre profesor y alumno, de una parte, y, de otra, la interacción de los alumnos entre sí. El énfasis que se pone en el concepto de «comunidad» deriva de la tesis de que la construcción de nuevo conocimiento es el resultado de una aventura conjunta, que se produce en el aula, más que de la comunicación desde el profesor al alumno. El efecto es que la actuación conjunta y colaborativa de las comunidades de aprendizaje tiene la potencialidad de hacer que los alumnos se sientan dueños y agentes de su aprendizaje (Kluth, 2000). En una comunidad de aprendizaje se fomenta la colaboración, la resolución de problemas, el aprendizaje autodirigido y el discurso crítico. En definitiva, una comunidad tal es una escuela democrática eficaz (Skrtic, Sailor y Gee, 1996). La escuela abierta a la comunidad La perspectiva socializadora implica abrir la escuela a la comunidad, intentando conocerla y transformarla. En el modelo colaborativo, la colaboración no se reduce al recinto escolar sino que se proyecta en las relaciones del centro con la comunidad educativa, concebida como el conjunto de personas que están interesadas en la educación de los alumnos (la familia y otras instancias sociales), y de ella recibe apoyo y significado. Por tanto, la cultura de colaboración implica el conocimiento y valoración del contexto adecuado para su desarrollo. En esta perspectiva, se defiende la conveniencia de que la escuela conecte con la familia y con otras instituciones sociales, a fin de abordar conjuntamente los problemas que plantea el desarrollo curricular. Para construir una escuela-comunidad se requieren las siguientes condiciones: a) Instituciones alternativas mediadoras, que sean realmente democráticas. b) Una relación interpersonal profunda, incluidos los encuentros cara a cara. c) Una estrategia de acción social, capaz de comprender la importancia de asumir adecuadamente el conflicto. d) Compromiso, a largo plazo, de potenciar la comunidad, en un sentido amplio. Última modificación: 18:37