La figura del fraude tiene su origen histórico en el Derecho Romano como resultado
de la evolución de la responsabilidad del deudor frente a su acreedor, pues aparece cuando
la responsabilidad comienza a dejar de ser personal para tornarse en patrimonial, es decir
desde que se sustituye la ejecución en la persona del deudor por la ejecución en sus bienes.
La palabra fraude no tiene un significado unánime, puesto que unas veces indica
astucia y artificio, otras el engaño, y en una acepción más amplia una conducta desleal; en
fin, toda acción contraria a la verdad y a la rectitud que perjudica a la persona contra quien
se comete.
Ahora bien, en nuestra legislación los tratadistas peruanos como Lohmann, citado por
Francisco Romero, han cuestionado esta denominación en razón que no existe fraude de los
actos jurídicos, sino fraude a través o mediante los actos jurídicos. Es por eso que Vidal
Ramírez lo denomina acto jurídico fraudulento.
1
GUILLERMO CABANELLAS, “Diccionario enciclopédico de Derecho usual”, Tomo III, Eliasta S.R.L., Buenos
aires. Pág. 223.
En términos generales, existe fraude cuando a través de un acto jurídico idóneo y lícito
en virtud a una ley que lo permite o autoriza, se busca eludir el cumplimiento de otra norma
imperativa.
Cuando se produce el fraude al acreedor, por parte del deudor, mediante la disposición
de su patrimonio en perjuicio del primero, es posible que éste plantee la acción revocatoria
o pauliana, o de ineficacia del acto jurídico de disposición.
El acreedor se legitima para impugnar aquellos actos del deudor que son lesivos de su
derecho de crédito. Un requisito indispensable para el planteamiento de la acción es la
prueba del daño, es decir la imposibilidad del cobro.
El acreedor debe probar que el deudor no dispone de otro medio para hacer efectivo
el cobro del crédito.
Antes de esta evolución, en el Derecho Romano, el propio deudor era quien respondía
por sus deudas. El incumplimiento del pago de deudas, originaba penas personales (muy
duras) para el deudor; e incluso podía llevar a este a tenerla condición de esclavo para el
pago de sus deudas mediante servicios. Posteriormente, las leyes fueron cambiando, hasta
que el año 326 a.C. se promulga la Lex Poetelia, la cual abolió la esclavitud por deudas,
introduciéndose así la bonorum venditio con el cual el pago de deudas se hizo a través
del patrimonio.
En el Perú, durante la época Republicana, también se prescribía prisión por deudas, pero
alcanzando luego su prohibición a través de la Constitución. “No hay prisión por deudas.
Este principio no limita el mandato judicial por incumplimiento de deberes
alimentarios.”3
2
Romero Montes, F. J. (2008). CURSO DEL ACTO JURIDICO. Lima: Editorial Librería Portocarrero S.R.L. p.241
3
Constitución Política del Perú [Const.] (1993) Articulo 2. Inciso 24. Literal d) [Título I]. Fondo Editorial
Cultura Peruana.
2. CONCEPTUALIZACIÓN DE FRAUDE
“La palabra fraude viene de las locuciones latinas fraus, frudis que significa falsedad,
engaño, malicia que produce un daño, por lo que es indicativo de mala fe, de conducta
ilícita.”5 Esta conceptualización, está relacionado con la obligación crediticia, y con los
actos de disposición que realiza el deudor sobre sus bienes; con los que lo reduce hasta
la insolvencia o al límite que lo dificulte para hacer efectivo el pago a sus acreedores.
Frente a estos tipos de actos el Derecho pretoriano dio creación a la denominada Acción
Pauliana, como una solución para el acreedor afectado.
4
Romero Montes, F. J. (2008). CURSO DEL ACTO JURIDICO. Lima: Editorial Librería Portocarrero S.R.L. p.241
5
Romero Montes, F. J. (2008). CURSO DEL ACTO JURIDICO. Lima: Editorial Librería Portocarrero S.R.L. p.240
6
Romero Montes, F. J. (2008). CURSO DEL ACTO JURIDICO. Lima: Editorial Librería Portocarrero S.R.L. p.240
7
Romero Montes, F. J. (2008). CURSO DEL ACTO JURIDICO. Lima: Editorial Librería Portocarrero S.R.L. p.240
La delimitación del concepto del Fraude nos lleva a la conclusión que esta figura tiene
autonomía y tipicidad; ya que está sometido a un régimen legal9; a pesar que la legislación
no le da una noción, se puede inferir características el cual le otorga tipicidad.
Esta autonomía y tipicidad lo va a distinguir del acto simulado, a pesar que ambos
implican el engaño. Se diferencian ambos, en que:
4. LA ACCION PAULIANA
4.1.CONCEPTO
La acción paulina o revocatoria es la facultad que otorga el ordenamiento civil
al acreedor para solicitar al juez se declare la ineficacia del acto de disposición
que pone en peligro el cumplimiento de la obligación por parte del deudor sin
que sea necesario que éste haya actuado fraudulentamente, y solo hasta por el
monto que garantice el cumplimiento de la obligación. Con la acción paulina el
acreedor no busca en realidad la revocación del acto jurídico fraudulento sino la
declaración de su ineficacia. Al declararse ineficaz el acto jurídico es inoponible
al acreedor demandante. El acto de disposición realizado entre el deudor y el
tercero adquiriente es válido y eficaz, y podrá este último exigir la restitución
del importe amparándose en el Art. 1222 del Código Civil.
8
Código Civil 1984 [Código]. (2017). Libro II [Título VII]. Jurista Editores E.I.R.L.
9
Código Civil 1984 [Código]. (2017). Art. 195° y 196° Libro II [Título VII]. Jurista Editores E.I.R.L.
4.2.CARACTERÍSTICAS
Es la facultad establecida en el ordenamiento civil que tiene los acreedores para
garantizar el cumplimiento de la obligación por parte del deudor.
Sólo beneficia al acreedor que ejercita la acción.
Declarado ineficaz el acto de disposición por el juez competente, se convierte en
inoponible para el acreedor accionante.
Se interpone excepcionalmente, solo cuando la obligación del deudor no está
suficientemente garantizada.
El fin de la interposición de la acción por parte del acreedor no persigue el cobro del
crédito, sino que el deudor no disminuya su patrimonio para poder cumplir con la
prestación al acreedor.
La acción se dirige contra el deudor y el tercero adquiriente.
Para interponer la acción el acto de disposición debe ser susceptible de ser valorado
económicamente.
Debe preexistir una obligación entre el acreedor y el deudor respecto del acto de
disposición realizado por el deudor. La doctrina mayoritaria considera que la acción
paulina es de naturaleza personal. Así, Josserand afirma, que “la acción paulina entra
en la categoría de las acciones personales: sin duda sus resultados pueden repercutir
sobre los terceros, los adquirientes o los subadquirientes, y por tal razón pensaron
los autores ver en ella una acción real. Pero quien la ejerce es, por hipótesis un
acreedor, está provista de un derecho personal. Ahora bien, no se concibe que un
derecho de crédito sea sancionado por una acción real”.
4.3. ORIGEN HISTÓRICO
La acción paulina tiene su origen en el derecho romano y aparece como remedio contra el fraus
creditorun cuando la responsabilidad de los deudores se va tomando solo patrimonial.
Buscando su conveniencia No hay que negar que la acción paulina otorga al acreedor
un poder de injerencia en la esfera patrimonial del deudor, junto con una variedad de
poderes a fin de establecer la ineficacia de los actos de disposición del deudor en
casos que ocasione una disminución en su patrimonio que ponga en riesgo la
satisfacción de sus interéses. Y como señala Barbiera, pero señalando a la
responsabilidad patrimonial, “se connota pues como una situación subjetiva activa
del acreedor, del tipo del derecho potestativo, que reúne en sí la posibilidad de hacer
recurso de los varios medios legales, sea sustanciales o procesales para satisfacer sus
intereses, modificando las situaciones subjetivas del deudor, sin que éste pueda hacer
nada para impedirlo.”
Sin embargo, cierto sector de la doctrina nacional señala que la acción paulina es
una mera pretensión procesal de ineficacia como lo pensaron antiguos juristas
italianos de la mitad del siglo XX como el maestro procesalista Carnelutti que
sostenía que dicha sanción (como la consideraba) pertenecía al derecho público;sin
embargo, ello fue materia de críticas por parte de la doctrina de la época, resaltando
entre ellas la figura de Emilio Betti que refutó señalando que “se confunde la sanción
si se la considera como expectativa de una satisfacción por parte del acreedor y
correlativa responsabilidad por parte del deudor, con el poder o facultad procesal de
actuar la sanción. Sabemos perfectamente que la acción de ejecución no debe ser
confundida con la garantía, esto es con la responsabilidad que es inherente a la misma
relación obligatoria; pero una cosa esta garantía y responsabilidad en sí misma
considerada, y otra cosa es el poder de promover la actuación en el orden procesal.
Pues bien, la teoría procesalista suprime el aspecto privado de la obligación, para
tener presente sólo el poder de promover la actuación de la sanción. Para nosotros es
de plena evidencia que el poder de promover la actuación de la sanción tiene en sí
mismo un carácter meramente procesal; pero ello supone, como elemento que debe
ser actuado, como razón que deba invocarse y ser realizada, una sanción la cual no
puede ser establecida si no por el mismo Derecho sustancial; es decir, por el Derecho
Privado.”
Concordante con ello, anotamos que toda situación jurídica implica necesariamente,
para que pueda ser protegido o ejercido, recurrir a la tutela jurisdiccional, lo que no
conlleva que sea de carácter procesal. Nuestro propia regulación, nos lleva a pensar
lo mismo, ya que de acuerdo a nuestro Código Civil (artículo 199º) el acreedor puede
ejercitar frente a los terceros adquirentes las acciones que correspondan sobre los
bienes del acto ineficaz, resultando obviamente afectados en su esfera jurídica.Como
bien señala Massimo Bianca, “es un poder no solamente de activar la intervención
4.5. CARACTERÍSTICAS
c) Es facultativa, por ser un derecho optativo del cual el acreedor puede valerse o no |
según convenga a sus intereses.
Por perjuicio debe entenderse una disminución del patrimonio del deudor de
tal entidad que el acreedor se quede sin la posibilidad de satisfacer su derecho
actuando directamente sobre aquel, esto es, con los bienes y derechos del
activo.
A este requisito alude el propio artículo 1111 CC cuando exige que el acto
haya sido "realizado en fraude de su derecho".
De acuerdo con el artículo 200 del Código Civil, se establecen las correspondientes
vías procesales para los actos fraudulentos, según sean gratuitos u onerosos:
Todo acto fraudulento debe ser probado con la demostración del perjuicio al derecho
a ser pagado que ostenta el acreedor. Si dicho acto fraudulento es gratuito, y, si es
oneroso, debe considerar además poner en evidencia el designio fraudulento, si este
acto es posterior o anterior al acto jurídico que originó el crédito.
Así, León Barandiarán11 citado por Vidal Ramirez, expresa que el párrafo del
ya mencionado artículo es un enunciado que se orienta a hacer hincapié en la
seguridad de los intereses del acreedor accionante. Es debido tener presente
que en el régimen del Código Civil la ineficacia solo favorece al acreedor que
insta, la declaración de ineficacia, al no anular el acto fraudulento, no
modificala relación jurídica entablada entre el fraudator y el adquiriente,
10
Articulo 199: “El acreedor puede ejercitar frente a los terceros adquirientes las acciones que le
correspondan sobre los bienes objeto del acto ineficaz. El tercero adquiriente que tenga frente al deudor
derechos de crédito pendientes de la declaración de ineficacia, no puede concurrir sobre el producto de los
bienes que han sido objeto del acto ineficaz, sino después que el acreedor haya sido satisfecho”.
11
LEÓN BARANDIARÁN, Curso del acto jurídico; con refencia al proyecto del Código Civil peruano, pag. 173.
12
FERNANDO VIDAL RAMIREZ, “Acto Jurídico”, Intituto Pacífico S.A.C., Lima, Pags. 603-604.
13
FRANCISCO ROMERO; “Acto Jurídico”, Grijley, Lima, pág. 268
La acción pauliana procede contra los actos del deudor con las cuales
renuncia a derechos o realiza actos de disposición o gravamen de su
patrimonio en perjuicio de su acreedor; la acción subrogatoria cae dentro del
campo de las omisiones del deudor en el reclamo o ejercicio de sus derechos.
La acción pauliana atac un acto realizado por el deudor y la acción
subrogatoria supone la inactividad del deudor.
La naturaleza de la acción subrogatoria es de integración patrimonial;
mientras que la naturaleza de la acción pauliana es de constitución de la
garantía patrimonial.
En la acción subrogatoria el acreedor ejercita un derecho ajeno, el de su
deudor; y en la pauliana el acreedor ejercita un derecho propio.
La acción subrogatoria presupone la existencia de derechos en el patrimonio
del deudor, mientras que la pauliana presupone que el derecho ya ha salido
del patrimonio del deudor por haberlo enajenado.
Los efectos de la subrogatoria benefician a todos los acreedores, en cambio
la pauliana favorece únicamente al acreedor accionante.
Como afirma (Ramires, 2014, pág. 599), en cuanto a que la prescripción de la acción
pauliana fue previsto ya desde el derecho romano y con esta modalidad de extinción
fue receptada en la codificación civil, entonces de mas esta decir que el ordenamiento
jurídico actual ha tenido como base las diferentes situaciones jurídicas desarrolladas
en el derecho romano, que constituyen una referencia que ha sido mejorada con el
transcurrir del tiempo.
9.2. Ley
Es por ello que en el código civil se puede determinar que la acción pauliana es una
acción declarativa de ineficacia, que se puede determinar a través del inciso 4 del
artículo 2001 del C.C que fija un plazo prescriptorio de dos años: “Prescriben, salvo
disposición diversa de la ley (…) A los dos años de la acción revocatoria;
estableciendo que este se determina como un tiempo prudente en el que el acreedor
debe hacer todos os medios posibles para que el patrimonio del deudor vuelva a él,
y así poder gravar dichos bienes restituidos . Pasado dicho plazo toda acción en la
que recurra el acreedor, será ineficaz.
Donde ese puede inferir que el acreedor no solamente tiene el derecho al cobro de la
deuda, sino que tiene la obligación de ejercitar el mismo en forma oportuna. Porque
de lo contrario las acciones de, prescripción y caducidad le serán oponibles
También (Ramires, 2014) citando a Messi neo establece que la acción pauliana no
procede cuando el cumplimiento de la obligación se realiza en forma normal, por lo
que se puede determinar que se cumplió en un periodo que está fuera de la sospecha
y por lo tanto, el deudor que cumple no pone nada propio para perjudicar a otros
acreedores y además el acreedor es pagado.
Por ello podemos decir que el código en este artículo exige que la deuda vencida
conste en documento de fecha cierta; y así evitar simulaciones que introduzcan
obligaciones anteriores y se conceda preferencia a un falso acreedor, que también
puede tener una acreencia vencida, por lo que pueden causarse daños al acreedor que
tiene el derecho de imponer la acción pauliana.
Entonces a esto debe agregar diciendo que la fecha cierta es puesta, no por las partes
sino por personas ajenas a la relación entre acreedor y deudor, tal, por ejemplo, el
protesto notarial, el requerimiento a través de una carta notarial; que constara como
un elemento objetivo que Dara probanza al acto.
Art.245.- "un documento privado adquiere fecha cierta y produce eficacia jurídica
como tal en el proceso desde:
Entonces con lo expuesto líneas arriba podemos decir que necesariamente que para
que se establezca la prescriptibilidad de un hecho es necesario establecer la fecha
cierta y así establecerse dentro de los parámetros que la ley establezca para
salvaguardar los derechos y obligaciones de los acreedores que acude a la vía de la
acción pauliana
A todo ello se determina que de conformidad con el inciso 4 del artículo 2001 del
Código, la acción revocatoria (debió decir de ineficacia, por cuestión de coherencia)
de un acto fraudulento prescribe a los dos años. En donde, el plazo prescriptorio
empieza a contarse desde el día en que puede ejercerse la acción.
Por lo que con el sistema del Código de 1936 (artículo 1168), la situación era más
clara y segura: los dos años se computaban desde la celebración del acto fraudulento,
pese a que tal solución resultaba perjudicial si el acto se había mantenido oculto. Al
disponer el nuevo ordenamiento que el plazo corre desde que puede ejercerse la
acción, hemos de entender que es desde que el acreedor toma conocimiento de la
disposición fraudulenta de bienes del deudor, quedando claro, por cierto, que se
presume conocida si la transferencia ha sido objeto de inscripción registral.
9.3. Jurisprudencia
Para poder entender mejor el caso de prescriptibilidad ha sido necesario echar mano
a una sentencia (Cas. Nº 2250-98. Diálogo con la Jurisprudencia Nº 38. enero 2001.
Pág. 243) que establece lo siguiente:
Entonces se puede dilucidar de tal caso que es necesario una prueba que acredite el
inicio y término del plazo, si en caso se quisiera tomar medidas por medio de la
acción pauliana y que, de no cumplir con el plazo establecido por la ley, dicho pedido
no surge efectos para ninguna de las partes.
Como bien lo establece (Montes, 2010, pág. 270), la diferencia sustancial está en
que en el caso de la quiebra no solo interesa y beneficia al acreedor que acciona
sino a la totalidad de acreedores; por lo que se debe tener en cuenta principios
sobre la universalidad patrimonial, donde puede existir una colectividad de
acreedores, y por ende existir concepto de igual para todos los acreedores.
También (Ramires, 2014, pág. 605) determina que las disposiciones en materia
de quiebra son las aplicables a la restructuración patrimonial de los deudores y
al procedimiento concursal; donde se puede inferir de que en el primer caso se
puede restablecer los bienes al deudor, y en el segundo caso se puede buscar una
solución integral para el conflicto de obligaciones pendientes o pagos por parte
del deudor.
10.2. Ley
El artículo 200 del código civil en su segundo párrafo hace mención de “quedan
a salvo las disposiciones pertinentes en materia de quiebra”; por lo que se podría
Por otro lado, debe señalarse que en el derecho concursal existen otros principios
que sin duda justifican un diverso tratamiento legislativo como:
10.3. Jurisprudencia
Para dilucidar el tema contamos con una Tesis Jurisprudencial (N°1.a. /J.
127/2012 (10a.) de Suprema Corte de Justicia, Primera Sala) que determina lo
siguiente:
GALINDO GARCÍA, P. (2011). Fraude del acto jurídico en el Código Civil Peruano de
1984. REVISTA VINCULANDO.