PORTADA
DEDICATORIA
INDICE
INTRODUCCION
CAPITULO I
MARCO TEORICO CONCEPTUAL
CAPITULO II
LA VIOLENCIA FAMILIAR
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA
ANEXO
INTRODUCCIÓN
En el Perú, de un total de 405 mujeres víctimas de homicidio entre los años 2009
Y 2011 (enero-septiembre), el 34.8% lo fue a manos de sus parejas o ex
parejas. Una gran diferencia respecto al 1.6% de hombres víctimas de
homicidio a manos de su pareja o ex pareja mujer. En América Latina, como
México, Guatemala, Costa Rica, Chile, Colombia entre otros países, han
incorporado el feminicidio como delito en sus legislaciones; en el caso Perú
recientemente se a través de la dación de la Ley 29819 se ha incorporado en
nuestro Código Penal el feminicidio como delito, cuyo figura delictiva texto
analizaremos a detalle más adelante. En el presente trabajo que expondré
sobre el feminicidio que va contra la integridad, la salud, la libertad y la vida de
las mujeres. Por lo tanto el feminicidio concurre en el tiempo y espacio, daños
realizados ya sea por personas conocidas o desconocidas, por violento,
violadores, asesinato individual o ya sea grupal. También son cometidos por los
novios, parejas, esposos, amigos, familiares, etc. La violencia feminicidio es un
nuevo concepto que engloba a todas las formas de violencia contra las
mujeres. Su definición y difusión es reciente, Se trata de un crimen de Estado,
porque la vida y seguridad de las mujeres no está garantizada. Hace algún
tiempo en nuestro país, se le está dando relevancia a un tema preocupante y
que requiere de rápida acción, nos referimos al delito popularizado como
feminicidio. A diario escuchamos hablar de homicidio, parricidio pero lo que se
está haciendo realmente habitual es el término feminicidio, en circunstancias
que es un crimen que cruza todas las clases sociales. Este tipo de delito
expresa un sentimiento de posesión y control de las mujeres por parte de los
hombres. Sin duda este flagelo se debe al excesivo machismo que aún perdura
en nuestra en nuestra sociedad, entre otros factores de relevancia, por ejemplo
enfocándose dentro del mismo machismo, una de las principales causas de
este tipo de muerte son los celos, que terminan en este tipo de actuaciones y
resultados tan trágicos. Puede asegurarse que la violencia contra las mujeres
se ha instalado en un espacio de preocupación social y política. En general
nuestro estado tiene un marco legal basado en derecho internacional para
los derechos de las mujeres, para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra la mujer de la cual la constitución política del Perú establece la defensa
de la persona, integridad física y derecho de la vida y al respeto a
su dignidad como el fin supremo de la sociedad y estado.
CAPITULO I
MARCO TEORICO CONCEPTUAL
“Si la víctima del delito descrito es o ha sido cónyuge o la conviviente del autor,
o estuvo ligada a él por una relación análoga el delito tendrá el nombre de
feminicidio” se establece con claridad el género (a favor de la mujer); sin
embargo, se encuentra limitado y restringido a las relaciones de cónyuge y
conviviente u otra relación análoga, quiere decir, que se aplicaran a
determinadas categorías de relaciones sentimentales basadas en relaciones
sexuales, quedando de lado algunas relaciones privadas y públicas, como en las
legislaciones de México y Chile. Un claro ejemplo, es la muerte causada por el
padre o la madre a su hija por selección (por no querer tener una hija),
circunstancia que no podrá ser incluido en los supuestos de relación análoga,
menos de cónyuge o conviviente, en razón, de que con ésta, no se mantiene
relación sentimental de carácter sexual, por ende, no puede ser considerado
dentro del supuesto de hecho término genérico de relación análoga y por ende,
no será considerado como feminicidio. También no podrán considerarse como
feminicidio, las muertes causadas a mujeres por misoginia (odio a las mujeres),
que perfectamente lo puede materializar cualquier persona incluso la propias
mujeres, menos se incluye las muertes ocasionadas por discriminación, entre
otras; por tanto, la ley en comento no abarcará el feminicidio en su expresión
amplia resultando insuficiente, pero constituye un avance importante en nuestra
legislación. Por ello, aspiramos que esta ley, en el futuro sea integrada y se
oriente a proteger a las mujeres de todo acto que atente contra su propia vida,
basados en motivaciones de género.
CAPITULO II
LA VIOLENCIA FAMILIAR
En estos últimos años se ha venido dando una serie de programas y leyes en
defensa de los derechos del niño y la mujer. Sin embargo, ¿eso nos asegura el
bienestar?, ¿acaso estos programas y leyes bastarán para cesar los maltratos
físicos y psicológicos que se producen día a día contra ellos? Es necesaria una
protección legal, pero es urgente que nuestra sociedad adquiera nuevos y
mejores hábitos de crianza y convivencia. Aún en la posibilidad de parecer
alarmista, es menester una reeducación en cuanto al trato familiar, el que
lamentablemente para muchos está caracterizado por la violencia, el rechazo y
la indiferencia. Para lograr el cambio de esta situación se requiere, en un inicio,
el replanteamiento de los papeles del padre y la madre frente a los hijos, con el
fin de que éstos últimos en el futuro respondan a las expectativas de sus
progenitores. Debemos ir, entonces, en búsqueda de las causas que son la
semilla de un ambiente familiar hostil y que, consecuentemente, producen una
educación errónea en nuestros niños. El reconocimiento de los distintos géneros
de violencia ejercida contra las mujeres ha facilitado que éstas identifiquen las
situaciones de abuso y conozcan sus derechos. La Declaración de la Asamblea
General de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer, elaborada el 20 de diciembre de 1993, define este tipo de agresiones
"como todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que
tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción
o privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como
privada". Es decir, la mujer maltratada es aquélla mayor de edad que se ve
sometida repetidamente a abusos por parte de un varón con el que mantiene o
ha mantenido una relación íntima, bien sea de hecho o de derecho. Estas
agresiones van desde amenazas e insultos verbales hasta golpes y actos
homicidas. Las campañas de concienciación han permitido conocer que el
maltrato es la mayor causa de lesiones a las mujeres y prevalece sobre la
violación callejera, asaltos o accidentes de coche. Durante el año 2005 cerca de
23.000 mujeres presentaron denuncias por los malos tratos recibidos de sus
compañeros y más de 42 fallecieron como consecuencia del maltrato recibido de
sus cónyuges. Estas cifras revelan la necesidad de abordar desde un punto de
vista preventivo y educacional este problema de convivencia que, como
evidencian los datos, llega a tener consecuencias fatales. La violencia es una
acción ejercida por una o varias personas en donde se somete que de manera
intencional al maltrato, presión sufrimiento, manipulación u otra acción que
atente contra la integridad tanto físico como psicológica y moral de cualquier
persona o grupo de personas".
Abuso sexual -- Cualquier contacto del cuerpo, tocarlo o forzando, sin que
se desee, o estar envuelto en acto sexual sin que, él o ella, lo deseen.
Dentro del núcleo familiar, base de la sociedad, se dan estos mismos fenómenos
en torno a las relaciones interpersonales, tanto entre los diferentes estratos de
edades como entre los sexuales, dependientes de la familia de origen, etc. Una
de las tareas fundamentales de la familia es la educación y crianza de los hijos.
La forma en la que se ha dado esta educación y en la que se aplica la disciplina
ha variado enormemente a lo largo de la historia humana, no es difícil imaginar
al hombre prehistórico golpeando o mordiendo a su hijo, tal y como lo hace el
lobo con su cría cuando le enseña una lección.
Factores de Riesgo:
Del niño o de la niña: De la familia o de sus miembros:
Niños o niñas con enfermedades crónicas.
Discapacitados física o mentalmente.
Niños o niñas pasivos, hiperactivos o rebeldes.
Sexo del niño, que no satisface las expectativas de los padres. Bajo nivel
educativo de los padres.
Pobreza o miseria.
Familias monoparentales o madres solteras Elevado número de personas
por hogar.
Desconocimiento de los servicios sociales del Estado.
Embarazo no deseado.
Situaciones conflictivas de la pareja
Enfermedad mental, adicciones o situaciones depresivas.
Débiles lazos afectivos entre los padres o responsables del niño (a).
Pautas de crianza inadecuadas.
Sociales:
Patrones culturales que subvaloran al niño.
Ausencia de redes sociales de apoyo.
Desempleo, inestabilidad laboral o económica
Descuido deliberado en el período de gestación, por parte de
la madre o demás miembros de la familia.
Exclusión forzada del niño (a), dejándolo en instituciones
públicas o en la calle.
Salida del hogar, parcial o definitiva, de los responsables del
niño(a) dejándolo desprotegido.
No participación de la familia en las redes de solidaridad
vecinal, veredal o barrial.
Lazos vecinales y comunitarios, débiles o conflictivos
Pobreza y desempleo generalizados.
Descomposición social.
Mendicidad.
Tolerancia de la comunidad frente al maltrato.
Cómo reconocerlo:
Retardo en el desarrollo psicomotor
Desnutrición.
Diarrea, infección respiratorias y en piel
Mal estado de la dentadura.
Accidentalidad previsible y prevenible
Descuido con objetos y sustancias peligrosas.
Dificultades de aprendizaje Incapacidad de expresar afecto.
Llanto injustificado
Trastornos del habla.
Higiene personal inadecuada
Ausencia de cuidados médicos mínimos.
Desescolarización o bajo rendimiento escolar
Depresión o Agresividad.
Descuido en las relaciones sociales que el niño establece, tipo
de actividades que realiza.
Falta de aplicación de normas de comportamiento
Falta de estímulos afectivos, intelectuales y sociales que
desarrollen las potencialidades del niño (a).
Niños que no son llevados a control médico, de vacunación y
demás servicios de salud.
2.4. MALTRATADORES.
Socialmente no hay un prototipo de maltratador; puede ser de clase alta o baja,
con estudios o sin ellos, joven o viejo. «Es un perfil plano», dice Bonino, que trata
a unos 50 de estos hombres al año. Su conducta no tiene por qué estar ligada al
consumo de alcohol o drogas -en el 80% de los caso no lo está- y tampoco a
desviaciones psíquicas.
«Lo único que tienen en común es que son hombres y que tienen muy
interiorizada la idea de que la mujer está a su disponibilidad», afirma Bonino.
Según asimilen más o menos esta idea se convertirán en un tipo diferente de
agresor: asesinos, violentos físicos o psicológicos, controladores… En ocasiones
los hombres con mayor status social y cultural recurren a formas más sutiles de
violencia, como la psicológica, mientras que los que tienen un nivel cultural
menor optan directamente por los golpes.
Los valores machistas que imperan en la sociedad han calado hondo en estos
hombres, llevándoles a extremos límite. Muchos incluso sufrieron maltratos en
su infancia y han interiorizado la violencia como un comportamiento normal. Los
golpes y los gritos son su único recurso. La única forma de enfrentarse a una
vida que no transcurre como a ellos les gustaría.
Que los autores de este tipo de delitos presentan mayor constancia en el grupo
etario de 18 a 27 años, y entre personas con educación básica regular.
Que la criminalidad sexual sigue una tendencia ascendente en los últimos años
en el Perú.
En la práctica clínica con jóvenes y adultos (as) que han sido abusados
sexualmente durante su niñez, se han encontrado:
No es apenas la mujer, los niños los adolescentes y del adulto mayor víctimas
de violencia, también lo son, en buena medida, los varones que por factores
ampliamente conocidas (estructura patriarcal) no se dan a conocer, asimismo no
existen estudios que den cuenta de la dimensión de la misma.
"Frecuentemente, la política social en el Perú toma una postura de LAISSEZ
FAIRE, en relación con las organizaciones sociales preexistentes. Esto es visible
especialmente en ámbitos tales como la familia y la comunidad local, donde el
Estado se contenta la mayor parte de veces con dejar que cada una de estas
instancias cuide de los suyos"
Así que las reinterpretaciones, desde la cotidianeidad de los beneficiarios no
necesariamente son tomadas en cuenta en el proceso de definición de las
Políticas Sociales.
"Frente a las manifestaciones de violencia, la respuesta que ofrece nuestro
sistema legal resulta bastante limitado. A lo largo de nuestra historia legislativa,
la reacción estatal a este problema se ha focalizado en el agravamiento de pena
para el agresor."
No obstante, de la década de los 90s para adelante se vienen realizando
esfuerzos importantes de parte de parte del Estado y de la sociedad civil por
enfrentar el problema de la violencia familiar.
Las mujeres trabajan, en promedio, más horas al día en comparación con los
varones por la recarga laboral de trabajo remunerado y no remunerado.
Sin embargo, las mujeres siguen percibiendo una remuneración menor que sus
pares varones; el ingreso promedio de la mujer equivale al 67% del ingreso
promedio del hombre.
De cada 10 personas que no saben leer ni escribir, 8 son mujeres; y el 26% de
hogares tiene como jefe de hogar a una mujer; el uso del tiempo en tareas
productivas y reproductivas también muestra grandes disparidades.
Las mujeres dedican 24 horas semanales más que los hombres a tareas
domésticas no remuneradas. El mayor acceso a servicios de salud pública ha
contribuido a la reducción de la mortalidad materna (93 por 100,000 nacidos
vivos), siendo aún de las tasas más altas de América Latina y se debe a causas
prevenibles.
Hay otras cifras muy preocupantes en nuestro país. Así, 8 de cada 10 mujeres
peruanas han sufrido violencia a lo largo de su vida y un promedio de 8 mujeres
son asesinadas cada mes, el 93.8% de feminicidios fue cometido por la pareja,
expareja o un familiar.
En promedio el 41% de los agresores manifiesta que cometieron estos actos por
una actitud de celos incontrolada; mientras que más del 18% del total de
atacantes afirmó que cometió el crimen por una supuesta infidelidad de la
víctima. Este fue el motivo por el cual debían salvar públicamente su “honor
mancillado”, agrediéndola. A todo ello se suma el valor agregado de la venganza
o resentimiento por parte del agresor, previamente denunciado por la víctima en
materia de violencia familiar, acoso sexual o por haber ganado un proceso
judicial en contra del mismo.
Resulta todavía más impactante que, del total de casos, un porcentaje mayor al
24% de las víctimas se negaron a entablar, reiniciar o continuar una relación
afectiva, sentimental o íntima; o a satisfacer sexualmente al agresor.
Para 2005 se constató que en dos casos el agresor practicó necrofilia,
evidenciando que el atacante deseó dominar la sexualidad femenina y para
realizar dicha acción anula cualquier tipo de defensa de la víctima propiciándole
la muerte.
Algunas afirmaciones de los agresores no pueden ser más ilustrativas:
“ SI NO ERES MÍA NO SERÁS PARA NADIE MÁS”
Estas afirmaciones muestran que los atacantes actuaron en un claro intento de
afirmar su autoridad y dominio, en una jerarquía de poder que no les permitía
aceptar la libre determinación de las mujeres sobre sus vidas.
La autodeterminación femenina es vista como amenazante a la soberanía
masculina y genera una crisis de las representaciones tradicionales sobre lo
masculino y lo femenino que se han ido sedimentando en nuestra cultura
mediante estructuras simbólicas profundas. Los feminicidios se inscriben en un
clima de violencia y discriminación, contextos sociales que se niegan a ceder
espacios de poder y decisión a las mujeres.
Este clima es exacerbado por expresiones tales como las emitidas en medios de
comunicación sensacionalistas –en este caso, el diario Ajá– sobre casos de
asesinatos contra mujeres o feminicidios.
A. Carta de la OEA, artículo 3, inciso (J) donde “La justicia y la seguridad sociales
son bases de una paz duradera”.
B. Carta de la OEA, artículo 3, inciso (l) donde “Los Estados americanos
proclaman los derechos fundamentales de la persona humana sin hacer
distinción de raza, nacionalidad, credo o sexo”.
C. Carta de la OEA el artículo 45, inciso (a) donde “Todos los seres humanos;
sin distinción de raza, sexo, nacionalidad, credo o condición social, tienen
derecho al bienestar material y a su desarrollo espiritual, en condiciones de
libertad, dignidad, igualdad de oportunidades y seguridad económica”.
En este sentido, el feminicidio puede desarrollarse en los tres ámbitos; tanto
dentro del ámbito familiar, como en el de la comunidad como en el perpetrado
por el Estado o tolerado mediante la poca atención a políticas que erradiquen la
discriminación contra la mujer y los obstáculos que permanecen en las
legislaciones nacionales (atenuante de homicidio: crimen por emoción violenta)
que dificultan la debida diligencia del Estado y mantiene estereotipos que tienden
a devaluar los comportamientos femeninos. Las afirmaciones vertidas por los
agresores muestran claramente que existe una pretensión de autoridad y
dominio sobre las decisiones de las mujeres y sobre sus vidas; dicha autoridad,
al verse contravenida, genera una reacción violenta en su intención de
autoafirmarse. Por lo tanto, estamos ante un caso de violación permanente a los
derechos humanos de un grupo poblacional y social: las mujeres. Los alcances
de los feminicidios se inscriben a nivel colectivo y generan un ambiente de
inseguridad social, lo cual es reforzado por la desprotección estatal, limitando el
desarrollo de las capacidades y ejercicio de las libertades y derechos de la mujer.
Este atentado muestra el real contexto de violencia y discriminación hacia la
mujer; convirtiéndose en uno de los principales problemas sociales que tenemos
que enfrentar, pues es evidente que las construcciones sociales de nuestra
sociedad toleran la violencia basada en la discriminación de género.
El Estado peruano ha ratificado la CEDAW, donde se exhorta –en el artículo 2–
a que los Estados partes tomen medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer practicada por cualesquiera personas,
organizaciones o empresas. Y la Convención de Belem do Pará, donde los
Estados partes se comprometen a condenar toda forma de violencia contra la
mujer y acuerdan desarrollar políticas para evitar, castigar y erradicar esta
violencia. Por lo tanto, es fundamental señalar que las organizaciones del Estado
y de la sociedad civil deben promover estrategias para prevenir y resolver casos
de feminicidio en el país, pues son crímenes perpetrados cotidianamente contra
las mujeres. El Estado debe actuar con la debida diligencia, es decir que se debe
exigir a las autoridades la investigación exhaustiva de los hechos y la aplicación
de justicia a los responsables; como parte de sus compromisos internacionales
con la defensa de los derechos humanos de todas las personas.
CONCLUSIONES
http://www.monografias.com/trabajos91/feminicidio-modismo-o-
realidad/feminicidio-modismo-o-realidad.shtml
http://psicologiasocialenestereotipos.blogspot.pe/2013/10/monografia-
de-feminicidio.html
http://www.laprimeraperu.pe/online/especial/objetivo-acabar-con-el-
feminicidio_158548.html
http://larepublica.pe/30-05-2013/aprueban-penas-mas-severas-para-
combatir-el-feminicidio
http://www.definicionabc.com/social/feminicidio.php
http://femicidioenhonduras.blogspot.pe/2013/05/estadisticas-sobre-
losfemicidios.html
http://www.mimp.gob.pe/files/programas_nacionales/pncvfs/feminicidio_
bajo_la_lupa.pdf
http://hoy.com.do/como-evitar-los-feminicidios/
https://prezi.com/m4uglplgkpkr/causas-del-incremento-del-feminicidio-y-
sus-consecuencias/
http://dinoviolencia.blogspot.pe/2012/09/causas-del-feminicidio.html
http://www.telesurtv.net/telesuragenda/Feminicidio--20141124-
0038.html
ANEXOS