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Jueces 6:33-40
La paciencia de Dios con su siervo desconfiado

¿Se acuerdan donde estábamos? Seguimos en la serie en el libro


de Jueces, cuyo nombre es Fidelidad al Señor, entre claves
tenemos el prefijo in, lo que indica nuestra inclinación, pero la
serie está basada en este libro inspirado, escrito y preservado,
que tiene como propósito enseñarnos que a Dios le debemos
fidelidad en todo, pues Él es nuestro Dios, nuestro Redentor
(JUEZ), quien nos guía y nos conduce a la morada eterna.
El último sermón hablamos sobre combatir idolatría, porque ella
conduce a la infidelidad, toda forma de infidelidad al Señor tiene
por fondo, la idolatría, es decir, siempre que algo o alguien que
ocupa la centralidad y la exclusividad de Dios en nuestras vidas
caemos en idolatría y en infidelidad al Señor.
Antes de usar a Gedeón, Dios le ordenó a que derribara los ídolos
que estaban en su hogar, en la casa de su padre, que derribara
el altar de Ball y de Asera, lo que Dios está diciendo es que para
usar Sus siervos ellos tienen que estar limpios y consagrados al
Señor. Dios no comparte Su gloria con nadie, no puede haber
nada ni nadie entre Dios y Sus siervos. Nadie puede servir…
Gedeón, obedeció a Dios, aunque corrió el riesgo de ser muerto,
pero esto impactó la vida de su padre quien se levanta diciendo
al pueblo, que si baal es dios que contienda con Gedeón quien
quedará conocido como Jerobaal, es decir el que contiende con
Ball.
El texto de esta mañana seguiremos mirando un poco más hacia
la vida de Gedeón y ver que es lo que Dios nos quiere enseñar
acerca de una vida de fidelidad.
Lo que se destaca en esta porción es que Dios es probado por el
hombre, aunque Gedeón tenía la palabra de Dios clara y
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confirmada hesita, vacila, duda y pide a Dios una reconfirmación


para tener seguridad antes de actuar…
El texto mostrará que los enemigos se levantan y se organizan
para atacar el pueblo de Dios, que Gedeón es revestido de la
presencia y dirección del E.S., pero que aun así Gedeón vacila,
duda frente a la palabra de Dios y lo va a probar por dos veces.
Preguntas:
¿Cuánto confiamos en la palabra de Dios?
Si Dios nos dice en Su palabra esto es lo que quiero que hagan:
¿Es necesario que nos diga algo más, o que nos de algún otro
tipo de seguridad para que actuemos?
¿Alguna vez ha pedido a Dios que le confirmara algo por medio
de una señal, aunque Dios ya lo había dicho claramente en Su
palabra?
¿Cómo sería nuestro caminar con Dios si tan sólo obedeciéramos
a Dios sin vacilar, sin esperar repetida confirmación de lo que ya
sabemos que tenemos que hacer?
Gedeón es un hombre común y corriente, muy semejante a
nosotros, quien habiendo recibido de Dios clara instrucción de lo
que tenía que hacer, vuelve a hesitar, a dudar por causa de la
circunstancia y prueba a Dios para que le dé una reconfirmación
de Su voluntad.
Hay dos lecciones que podemos aprender con este texto:

1. Dios es fiel en capacitar Sus siervos – 33-35


En un primer momento lo que vemos es que los enemigos se
levantan como hacían todos los años para devastar con la
cosecha y con los animales del pueblo de Dios, posiblemente
esta es la octava vez, pues el texto nos dice que por siete años
esto sucedía. 6:1, 3
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Todos los años ellos se escondían en las cuevas, y año tras año
era para ellos una decepción y la impresión que ellos tenían era
que Dios les había abandonado, pero en ningún momento
reconocieron que ellos habían pecado contra Dios y que no
habían obedecido a la palabra de Jehová.
Dios les envío un profeta para confrontarlos, después El Ángel
de Jehová llamó a Gedeón y dijo que por medio de él libraría Su
pueblo de las manos de los madianitas, 6:14, 16. A principio le
dio excusas a Dios 6:15, pero Dios siendo paciente confirmó Su
llamado a través de una (señal) manifestación sobrenatural en
consumir la ofrenda presentada a Él 6:17, 21. Hubo temor por
parte de Gedeón 6:22.
Dios vuelve a hablarle para que derribara el altar de ídolos en la
casa de su padre, y él no vacila, no duda en hacerlo, aun
corriendo riesgo de muerte.
Gedeón sale fortalecido, su padre se levanta para defenderlo
porque vio que Baal y Asera no eran nada, no podrían nada, pues
Gedeón había derribado sus altares y Baal nada pudo en contra
de él. Peros los abiezeritas que eran sus parientes lo querían
matar, pero no lo hicieron por la palabra de Joás, quien dijo si
baal es dios que contienda contra él, y así quedó conocido
Gedeón, Jerobaal, el que contiende contra baal.
Y ahora vemos que se levanta la batalla, los enemigos se juntan
otra vez, en 7:12 se repite 6:5, que vienen como langostas, una
cantidad enorme, en 8:10 dicen que eran 135.000 hombres.
Pero Dios no abandona Su palabra ni tampoco Sus siervos,
Dios le había dicho 6:16 que él derrotaría a Madián como si fuera
un solo hombre.
Dios reviste a Gedeón con Su Espíritu. El Espíritu en el A.T. era
derramado para dar poder, autoridad, dirección para el
cumplimiento de tareas ordenadas por Dios, esto se daba de
manera esporádica y a personas especificas escogidas por Dios.
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El propósito de Dios siempre era manifestar que quien estaba


por detrás de toda acción no era el hombre sino Dios.
El Espíritu le dio poder y autoridad a Gedeón (siendo pequeño y
pobre) para que reuniera seguidores para la tarea que Dios le
había encomendado. El tocó la trompeta, que era un instrumento
para convocar a la batalla (no había telegramas, televisión o
redes sociales).
Los primeros que se presentan son los abiezeritas, aquellos que
antes buscaban matarlo, ahora lo siguen en la batalla. La fe…
Después vinieron de todo Manases, Aser, Zabulón y Neftalí.
Dios siempre capacita a los suyos para cumplir con la tarea que
les ha confiado. Dios llama y capacita para el servicio.
Aplic.:
Aquí vemos la fidelidad y la gracia de Dios, Gedeón y su pueblo
que antes vivían en escondites, temerosos, desanimados, lejos
de Dios por causa de su pecado, ahora se juntan bajo la dirección
de Dios, para hacer la voluntad de Dios. Aquellos que antes
seguían a Ball, ahora se presentan para servir al Dios único y
verdadero.
Dios levanta un libertador para Su pueblo, Dios no abandona Su
pueblo 6:13 como ellos pensaban, sino que aun en su infidelidad
Dios viene con misericordia para librarlos de su miseria y
opresión.
Dios envía a Su Espíritu, antes sobre algunas personas, ahora
sobre cada creyente, con el mismo objetivo dar poder,
revestirlos para que vivan o que cumplan con la voluntad de
Dios.
No nos falta nada para que seamos fieles a Dios, tenemos Su
palabra, tenemos Su Espíritu, lo que se exige de nosotros es fe,
confianza, en Dios y en Su palabra, y sometimiento a la dirección
de Su Espíritu.
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Lo que encontramos en estos vs. es que Gedeón está dispuesto


y decidido a hacer la voluntad de Dios, como fruto de esta
relación con El E.S. él estaba capacitado para cumplir la tarea,
tenía la promesa de Dios y tenía El Espíritu de Dios.
Pero hay un entonces en el v. 36 que revela otra lección
importante.

2. Dios es fiel y paciente en reafirmar Su voluntad – 36-40


Lo que hace el autor es relacionar lo que había pasado antes con
lo que sucede en seguida, entonces, y…
Lo que vemos en seguida no fue una obediencia o una confianza
plena, sino que hay en Gedeón un vacilar, el titubea.
No nos dice cuanto tiempo todo eso llevo, pero me parece que
para que se juntaran los ejércitos de los Madianitas y el de
Gedeón, y se encontraran en el valle de Jezreel haya llevado un
par de días. La impresión es que cuando Gedeón está con los
32.000 hombres 7:3, estaba confiado y posiblemente el pueblo
también. Lo entendemos por el cap. 7:2. Posiblemente estaban
diciendo, somos muchos, y esto será una papa. Pero cuando
llegan a la orilla del valle y miran hacia abajo ven 135.000
hombres, 100.000 a más. Es ahí que entra el entonces…
Y esto va a tomar dos días de diálogos entre Gedeón y Dios.
Gedeón es el personaje que más dialoga con Dios. Dios es un
ser personal, y se relaciona con los suyos, Él establece una
relación personal con Su pueblo por medio de Cristo.
Por dos veces lo que vemos en v. 36 y 37, es que Gedeón tenía
bien claro lo que Dios había dicho…
Pero hay un titubear, que se nota en sus afirmaciones… Si
realmente lo que me has dicho es verdad, y vas a librar Israel
por mi mano, yo necesito que me des pruebas, por lo menos
dos.
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La lucha de Gedeón en confiar en la palabra de Dios tenía que


ver no con falta de revelación, por 2 veces él afirma que Dios le
había hablado claramente. Su lucha es que no tenía seguridad.
El problema de Gedeón es que él está impresionado con las
circunstancias que visualiza, lo que ve y lo que siente le
impresiona más de lo que Dios le había hablado. (se identifica)
Y lo que pasa a hacer es probar a Dios, lo que es un pasaje muy
conocido entre los creyentes, v. 37 le pide a Dios que en la
mañana siguiente cuando el rocío cayera sobre la tierra, si toda
la tierra estuviera seca pero el vellón mojado entonces sabría
que la palabra de Dios era verdadera. Vemos que Dios se
condescendió en hacerlo. En la mañana siguiente toda la tierra
estaba seca, pero el vellón mojado, al apretarlo se llenó un vaso.
Pero posiblemente no se convenció porque en zona árida es
común que la tierra absorba el rocío rápido. Entonces vuelve a
probar a Dios, y sabe que se pasa, por eso dice, no te enojes
Señor, pero aún no estoy convencido, vamos hacer al revés,
ahora que el vellón este seco y toda la tierra mojada. Y así lo
hizo Dios.
No sé lo que te ocurre, pero lo primero que me pasa al leer es
decir: ¿qué tipo de creyente es este?, tenía la palabra de Dios
confirmada por una señal del propio Jesús, después Dios
confirmó Su presencia cuando hizo la limpieza sacando los ídolos
en la casa de su papa, y recién Dios le había dado Su Espíritu y
aun así no es suficiente, sino que se atreve a probar a Dios.
Pero si somos sinceros con frecuencia nos vemos en Gedeón.
Esto es algo muy familiar a nosotros. Nosotros confesamos
públicamente creer en Jesús, en poco tiempo vamos a participar
de la mesa, donde afirmamos que Él murió y resucitó por
nosotros, y tras Su acensó hemos recibido El E.S. que habita en
nosotros. Tenemos toda la palabra de Dios revelada en nuestras
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manos, pero aun así vacilamos en confiar plenamente en Su


palabra y en cumplirla.
La fe de Gedeón es muy semejante a la nuestra, una fe que
necesita crecer en confianza y no en pedir señales.
El texto no está instituyendo que frente a la duda pida señal,
muchos de nosotros queremos algo así, pero la biblia nos enseña
a pedir sabiduría: “Y si alguno de vosotros tiene falta de
sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y
sin reproche, y le será dada.” (Stg. 1:5)
Ya no se nos dará más señal, sino la señal de Jonás, Mat. 12:39-
40, que El Hijo de Dios vino y murió y resucitó para nuestra
salvación, porque algo más grande que Jonás está aquí.
Aplic.:
El hecho de estar "revestido del Espíritu" como Gedeón no nos
hace inmune de vacilar, pues El Espíritu obra en corazones
sometidos a Él.
Nosotros tenemos la revelación de Dios tan clara para nosotros:
- tenemos Su ordenanza para que llevemos el evangelio a todas
las naciones, a toda criatura, y cuantas veces decimos que esto
no es para nosotros, o que no tenemos un llamado para hacer
tal cosa.
- somos llamados para servirlo junto a la iglesia, pero cuantos
que están adentro de la iglesia, que no están involucrado en
servir. Si Dios no me manda un ángel del cielo, diciendo que
tengo que hacerlo no es para mí. Aquí hubo no un ángel, sino El
Ángel de Dios, y aun así está titubeando.
- Pero hay otras cosas más que Dios nos ordena, a vivir la vida
común del hogar, a trabajar en el mundo como si estuviéramos
trabajando para Él. A vivir santa y piadosamente. A perdonar a
los que nos ofenden…
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Para nada de eso se nos promete señal, sino se espera


obediencia.
Lo que hace el texto no es instituir el principio de que debemos
probar a Dios o pedirLe pruebas. En algunos casos Dios no se
permitió ser probado, en el desierto por el pueblo, o Zacarias
cuando recibe la noticia que él e Elisabet iban a tener Juan el
Bautista.
El texto exalta a la paciencia y a la fidelidad de Dios.
Mostrándonos una vez más que los jueces usados por Dios eran
limitados, eran sombras del Juez perfecto que vendría un día,
este no vaciló, no titubeó en obedecer la Palabra de Su Padre y
en hacer Su voluntad.
Es a Él a quien debemos mirar.

Conclusión:

Dios nos llama a creer en Él, a creer en Jesús Su Hijo a quien a


enviado para salvarnos de nuestros pecados, y está fe viene por
oír de la palabra de Dios.
Cuando Dios nos salva en Cristo también nos da Su Espíritu que
habita en nosotros por siempre, y Su obra es guiarnos en la
verdad revelada, y no por señales. Debemos vivir una vida
guiada por El Espíritu y así vamos a permanecer firmes en las
circunstancias más difíciles de la vida. Fue así con Jesús cuando
tentado en el desierto.
La historia de Gedeón no nos enseña a probar a Dios pidiéndole
señal, sino que nos enseña que tenemos revelación clara y
suficiente para obedecer plenamente la palabra y serle fiel.
Una vez que se ha manifestado claramente la voluntad de Dios,
el insistir en nuevos “vellones” para tener seguridad puede ser
una forma de incredulidad.
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Hoy cuando le pedimos confirmación o seguridad a Dios, Él nos


anima a ir a Su palabra, la revelación plena y final de Su carácter
y propósitos: el Señor Jesús.
Cuando nosotros nos encontremos dudando de las promesas de
Dios o de Su presencia, tal como Gedeón dudó, podemos pedirle
que nos lleve de nuevo ante Su Hijo:
“Creo; ayuda mi incredulidad” (Mr 9:24 RV60). Esto es lo que
Gedeón necesitaba y recibió.
Dios no se no tiene ningún problema en tranquilizarnos en
nuestros temores y lo hace por Su palabra. (Si estuviéramos
pensando, ¿llamaríamos a nuestra niña de tres años "mariquita"
o "gallina" porque le tenía miedo a un gran perro del vecindario?)
Es paciente con nuestra debilidad. Dios en Su fidelidad fortalece
nuestra frágil fe en Su palabra y nos conduce a una vida de
confianza plena en Su palabra.
Dios lo hizo con Gedeón y hará lo mismo por nosotros.

Santa Cena
Avisos
Visitas, Dispensador, Reunión de planificación y despedida Pr.
Mota

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