En una de sus noches libres, el anciano lo llamó con urgencia para que fuera a
atenderlo. Aaron estaba preocupado por lo que pudiera sucederle al señor y en seguida
emprendió su camino hasta la vieja casa del vecindario. Eran las 7 de la noche, no era muy
tarde pero todo estaba oscuro, el ambiente era tenso, algo no andaba bien. Cuando entró
a la casa, el anciano le comentó que no podía dormir porque se sentía observado, Aaron
decidió quedarse con él y así poder defenderlo en caso de que algo pasara.
Pasaron los minutos y el teléfono de la casa comenzó a sonar, contestó y una voz muy
ronca le dijo que saliera de la casa y que, en caso contrario, no dudaría en asesinarlo.
Aaron no le prestó atención y colgó sin siquiera hablar. 5 minutos más tarde, volvieron a
llamar y le hicieron la misma
amenaza, ya harto, llamó a la policía para que ellos se hicieran cargo. El agente encargo le
dijo que si volvían a llamar, que hablara un poco para que ellos pudieran rastrear la
llamada. Cuando el teléfono sonó nuevamente, él le dijo al hombre que no se iría de la casa
y que lo dejara en paz, el sujeto comenzó a reír y colgó.