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Actualización Diciembre 2018
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INDICE
INTRODUCCIÓN 6
PRIMERA PARTE: ECONOMÍA DEL BIENESTAR 9
I FRACASO DEL MERCADO Y FUNCIONES DEL ESTADO 10
LA DOCTRINA DEL LAISSEZ-FAIRE Y SU FRACASO 10
FUNCIONES DEL ESTADO 12
Rama de asignación./12
Rama de distribución./13
Rama de estabilización./13
Interdependencia entre las funciones/14
II EL ANÁLISIS DE LA ECONOMÍA PRIVADA 16
EFICIENCIA ECONÓMICA U ÓPTIMO DE PARETO: TEOREMA FUNDAMENTAL 16
DE LA ECONOMÍA DEL BIENESTAR
Eficiencia de consumo./17
Eficiencia de producción./22
Eficiencia de producción y consumo./26
DISTRIBUCIÓN ÓPTIMA DE LA RENTA 29
La Función de Bienestar Social y el conflicto Eficiencia-Equidad./30
III BIENES PÚBLICOS 33
CARACTERÍSTICAS DE LOS BIENES PÚBLICOS 33
El problema del polizón./35
Controversia sobre la privatización./35
LA ÓPTIMA PROVISIÓN DE LOS BIENES PÚBLICOS PUROS 36
Caso de la demanda de un bien público. /37
Bienes públicos y asignación por el mercado./38
TEORÍA DE LA ELECCIÓN PÚBLICA 39
Actores principales del proceso político./39
Mecanismos de decisión pública./44
ANEXO A: APROXIMACIÓN A LAS SOLUCIONES DE SAMUELSON Y LINDAHL
AL PROBLEMA DE LA REVELACIÓN DE LAS PREFERENCIAS DE LA SOCIEDAD 48
POR LOS BIENES PUBLICOS
IV EXTERNALIDADES 55
NATURALEZA DE LAS EXTERNALIDADES 55
Externalidades en el consumo./56
Externalidades en la producción./56
RESPUESTA PRIVADA Y PÚBLICA AL PROBLEMA DE LAS EXTERNALIDADES 59
Efecto renta y compensación./59
Respuesta privada./60
Respuesta pública./62
V PRECIOS Y MERCADOS IMPERFECTOS 68
EL SISTEMA DE PRECIOS Y TARIFAS 68
Ventajas del sistema de precios./68
POLÍTICAS DE ASIGNACIÓN DE RECURSOS EN MERCADOS IMPERFECTOS 70
La regulación de precios en los monopolios naturales./70
La regulación de precios en los mercados imperfectos: La Teoría del Segundo
Mejor./72
VI EL ANÁLISIS COSTO-BENEFICIO 75
BENEFICIOS Y COSTOS: IDENTIFICACIÓN, VALORACIÓN Y EFECTOS 75
DISTRIBUTIVOS
Tipos de beneficios y costos./76
Medición de beneficios y costos./77
Efectos distributivos./81
CRITERIOS DE EVALUACIÓN Y COSTO DE OPORTUNIDAD 81
Métodos de evaluación./82
Costo de oportunidad del capital./87
1
SEGUNDA PARTE: TEORÍA Y PRACTICA DE LAS FINANZAS PÚBLICAS 90
VII TEORÍA DE LOS GASTOS PÚBLICOS 91
TEORÍA DEL GASTO PÚBLICO Y DESARROLLO DEL ESTADO 91
Evolución de la teoría de los gastos públicos./91
Desarrollo de las funciones del Estado./92
CRECIMIENTO DE LOS GASTOS PÚBLICOS 93
Causas aparentes./94
Causas reales./97
El crecimiento del gasto público en las economías latinoamericanas: el caso de
Venezuela./99
Límite de los gastos públicos./101
CLASIFICACIONES DE GASTOS PRESUPUESTARIOS 101
Objetivos e importancia./101
Tipos de clasificación./101
VIII LOS INGRESOS PÚBLICOS 117
RECURSOS PATRIMONIALES, TASAS Y CONTRIBUCIONES ESPECIALES 117
Recursos patrimoniales./117
Tasas./123
Contribuciones especiales./127
CLASIFICACIÓN DE LOS INGRESOS PÚBLICOS 129
Objetivos e importancia./129
Tipos de clasificación./130
IX LA TRIBUTACIÓN Y LAS TEORÍAS 135
LA TRIBUTACIÓN Y LAS TEORÍAS 135
El impuesto./135
Principios de tributación./137
TRASLACIÓN, INCIDENCIA Y OTRAS DEFINICIONES 145
El proceso de traslación./145
Dirección y forma de la traslación./146
La traslación en el tiempo./146
Otros factores que influyen en la traslación./147
DEFINICIONES 147
X EL CRÉDITO PÚBLICO 149
EFECTOS ECONÓMICOS DEL CRÉDITO PÚBLICO 149
Empréstito y formación de capital./149
La carga de la deuda pública./151
El uso del crédito público frente a la imposición y la creación de dinero./152
TÉCNICA DEL EMPRESTITO Y DEUDA PÚBLICA 154
La técnica del empréstito./154
La deuda pública./157
2
¿Gastos de producción o de consumo?/186
Desgravámenes personales./188
Tarifas./189
Estructura del impuesto sobre la renta en Venezuela./190
XIII EFECTOS ECONÓMICOS DE LA IMPOSICIÓN A LA RENTA 194
EL IMPUESTO SOBRE LA RENTA Y LA FORMACIÓN DE CAPITAL 194
La oferta de fondos: función del ahorro./194
La demanda de fondos y la formación de capital real./195
EL IMPUESTO SOBRE LA RENTA Y LA OFERTA DE TRABAJO 196
El análisis de las curvas de indiferencia./197
Incidencia de los impuestos./203197
EFECTOS DE LAS REDUCCIONES IMPOSITIVAS: LA CURVA DE LAFFER 203
XIV IMPOSICIÓN A LA RENTA DE LAS SOCIEDADES DE CAPITAL 206
EL IMPUESTO SOBRE LA RENTA DE LAS SOCIEDADES DE CAPITAL 206
Naturaleza del impuesto./206
Integración de los impuestos sobre la renta de las sociedades de capital y personas
físicas./208
TRASLACIÓN E INCIDENCIA DEL IMPUESTO 209
¿Es trasladable el impuesto sobre la renta de las sociedades?/209
Otros efectos económicos./212
3
Equidad./272
El impuesto a la propiedad en Venezuela./273
XIX IMPUESTO SOBRE SUCESIONES Y DONACIONES 277
EQUIDAD Y EFECTOS ECONÓMICOS 277
Equidad./277
Efectos económicos./278
EL IMPUESTO SOBRE SUCESIONES Y DONACIONES EN VENEZUELA 279
BIBLIOGRAFÍA 282
4
PRÓLOGO
Diciembre 2018
INTRODUCCIÓN
5
El rápido crecimiento de la literatura especializada en el campo de las finanzas públicas, así
como su elevado costo y dificultades de acceso, plantean serios problemas a los estudiantes de
economía y administración pública y de empresas, quienes encuentran cada vez más difícil
mantenerse al día en esta importante área de estudio. Este libro ha sido elaborado pensando en
ellos. Se asume que los lectores están familiarizados con la teoría microeconómica a nivel
introductorio. Así, luego de largos años de docencia en la cátedra de Teoría y Política Fiscal de la
escuela de economía de la Universidad de Carabobo, acumulando experiencias de mis estudiantes,
tomé la difícil decisión de preparar esta obra de carácter didáctico, no sin experimentar temor por
el reto al que me enfrentaba. Se ha deseado escribir un texto que sea útil a la docencia
universitaria, donde el alumno, al contar con un material que le servirá de guía de estudio de los
temas de la asignatura pueda avanzar en la enseñanza, completándolo con las indicaciones que se
impartan en clase.
La selección del título: Introducción a la Economía del Sector Público, merece un
comentario aparte. El tratamiento tradicional de la literatura sobre la Hacienda Pública (Finanzas
Públicas) pone mayores énfasis en los aspectos macroeconómicos, administrativos y jurídicos de
los diferentes instrumentos con que cuenta el Estado para intervenir en la actividad económica.
Hemos revertido esa tendencia, apoyándonos en el análisis microeconómico. El interés está en las
funciones microeconómicas del Estado, la manera como afecta la asignación de recursos y la
distribución del ingreso. En estos días la función macroeconómica del Estado- el uso de la política
fiscal (impuestos y gastos) y la política monetaria con fines de estabilización- son comúnmente
impartidas en un diferente curso. Aún más para limitar el estudio de las finanzas públicas la
utilización de medidas de regulación o la imposición para reducir el tamaño de las grandes
corporaciones es también tratada separadamente en el área de políticas antimonopolio que se
estudian extensivamente en cursos de organización industrial. Por lo tanto, este libro continúa con
la tradición de circunscribirse al gasto público y a los impuestos. La función del economista, en lo
que a influencia del Estado sobre las decisiones de los distintos agentes económicos se refiere,
reside precisamente en evaluar qué tipo de efectos ocasionan los diferentes instrumentos
financieros sobre ellos: impuestos, crédito público, gasto público, presupuesto, etc.
Se ha pretendido reflejar a todo lo largo de la obra la premisa de que el sector público tiene
un rol constructivo e importante que jugar en la economía junto al sector privado, ya que este
último no puede por sí solo alcanzar los objetivos económicos y sociales a que toda sociedad
democrática aspira.
La obra está estructurada por capítulos, los cuales podrían organizarse en tres partes bien
definidas. La primera de ellas, economía del bienestar comprendería seis capítulos, iniciándose en
el Capítulo I, con una revisión general del funcionamiento eficiente del mercado, idea que tiene
sus raíces en Adam Smith, luego, se describen someramente las causas que hacen que éste no logre
una eficiente asignación de recursos, para terminar con la delimitación del campo de la actividad
gubernamental según la taxonomía de las funciones del Estado propuesta por el profesor Richard
Musgrave. El Capítulo II, introduce el instrumental metodológico (Análisis Normativo) de la
economía del bienestar que será usado en el resto de la obra. Esta rama de la teoría económica se
ocupa del uso alternativo de los recursos en la satisfacción de las necesidades sociales. En este
capítulo se define el concepto de eficiencia económica u Óptimo de Pareto, concepto muy
importante que ha abarcado gran parte del trabajo de los economistas. A partir del Capítulo III se
comienza la exploración de las fallas del mercado mencionadas en el Capítulo I. Los bienes
públicos, que por sus características propias no pueden ser producidos por el mercado, de allí que
el Estado deba proveerlos (e. g. defensa nacional, justicia, autopistas, etc.). La provisión de los
bienes públicos por parte del Estado no es ajena al problema de su determinación óptima. Si bien
la sociedad se resiste a la revelación voluntaria de sus preferencias por los bienes públicos, dadas
sus características, los gobiernos deben emplear mecanismos alternativos para conocerlas. El
análisis positivo de la determinación de los bienes públicos, o teoría de la elección pública como
frecuentemente se le denomina, trata del instrumento político por medio del cual las preferen cias
de la sociedad son racionalmente transmitidas a los Poderes Públicos, a través de procedimientos
extra mercados. En el Capítulo IV veremos que no sólo el Estado es responsable de una asignación
ineficiente de recursos, el propio funcionamiento de la actividad privada es frecuentemente causa
de desequilibrios por motivo de las llamadas externalidades, las cuales pueden afectar tanto
positivamente como negativamente los patrones de producción y las pautas de consumo.
6
El Estado puede intervenir en la asignación de recursos de muchas maneras distintas a la
provisión de bienes y servicios y al control de las externalidades. Ciertos tipos de actividades
industriales de servicios públicos (abastecimiento de agua, energía eléctrica, transporte, etc.)
requieren dada la tecnología empleada, funcionar en régimen de costos decrecientes por las
economías de escala involucradas. Si el mercado permitiera la instalación de nuevas empresas, el
precio tendería a subir, perdiéndose el beneficio de los rendimientos crecientes. En estos casos de
monopolio natural es necesaria la regulación de los precios tanto por razones de equidad como por
eficiencia. El problema será, qué tipo de política de precios debería adoptar el Estado para corregir
la asignación de recursos en las empresas públicas. Este será el tema del Capítulo V.
Frente a la carencia de esquemas de preferencias precisos y bien definidos, y a la dificultad
para determinarlos, el gobierno, como expresión legítima de la voluntad soberana de la sociedad,
debe establecer la extensión de las actividades públicas y las sumas exactas que han de gastarse en
cada una de ellas. Para facilitar la decisión anual sobre los gastos, los gobiernos desarrollan
sistemas presupuestarios (Capítulo XI) que permitan su presentación sistemática. Adicionalmente,
la selección eficiente, dentro del cuadro de alternativas que se proponen para el logro de los
objetivos deseados, demanda del empleo de técnicas de evaluación en términos económicos de los
beneficios y los costos de los distintos programas y de los medios alternativos que pueden
utilizarse para alcanzar las metas formuladas por la sociedad. Este análisis denominado
específicamente costo-beneficio se tratara en el Capítulo VI.
La segunda parte combinaría la teoría y la práctica de las finanzas publicas al describir las
principales actividades económicas del gobierno. El tema de los gastos públicos: naturaleza,
desarrollo, crecimiento y principales clasificaciones, son el objeto del Capítulo VII. Los
principales ingresos de naturaleza no tributaria: Recursos Patrimoniales, Tasas y Contribuciones
Especiales y su particular estructura en Venezuela, Capítulo VIII, proporcionan el marco de
referencia de los aspectos administrativos y jurídicos de estos instrumentos financieros. Los temas
del Crédito y Presupuesto Público serán abordados en los Capítulos X y XI, respectivamente,
siguiendo el mismo tratamiento utilizado al presentar los capítulos relacionados con el gasto e
ingreso público. La naturaleza de los impuestos, los principios que los gobiernan y el proceso de
traslación e incidencia forman el contenido del Capítulo IX: La Tributación y las Teorías. El
concepto de equidad según los distintos métodos y el problema de la presión excedente son
analizados desde el punto de vista de las alteraciones en la asignación de recursos y la distribución
de la renta que los impuestos pueden provocar sobre los miembros de la sociedad.
La tercera y última parte trataría de la imposición. El análisis de los impuestos se hace
desde tres ángulos diferentes: incidencia, eficiencia económica y estructura impositiva óptima.
Para cada uno de los sistemas impositivos estudiados: renta, consumo y patrimonio, se incluye,
además de los aspectos mencionados, comentarios sobre la legislación fiscal vigente venezolana.
Los aspectos macroeconómicos del sector público (política fiscal) han sido dejados de
lado, por cuanto los más recientes desarrollos de la macroeconomía, incluyen tanto la política
fiscal, como la política monetaria, dentro del campo de un tema más amplio relacionado con la
política de estabilización. Aún más, para limitar el estudio de las finanzas públicas, la utilización
de medidas de regulación o la imposición para reducir el tamaño de las grandes corporaciones es
también tratada separadamente en el área de políticas antimonopolio que se estudian extensamente
en cursos de organización industrial.
Al final de cada capítulo se ha incluido la bibliografía que se ha considerado esencial y
accesible, sin dejar de tener en cuenta que estos textos remiten, a su vez, a bibliografía más amplia.
Mi deuda con la literatura especializada es mucho más extensa de lo que acusan mis referencias al
final; la excesiva dispersión de la bibliografía me impide un reconocimiento más especifico, sin
embargo estoy en gran deuda con los profesores Due y Friedlaender, autores del libro Government
Finance: Economics of the Public Sector, por haberme brindado la oportunidad de tomar su exce-
lente obra como texto de referencia obligada. Para ellos mi eterno agradecimiento. He de aclarar,
con todo, que los múltiples errores que todavía quedan son de mi exclusiva responsabilidad, y
desde este momento asumo el compromiso de mejorar para futuras entregas.
Por último, la movilidad constante de la legislación financiera y especialmente tributaria,
particularmente cierto en estos tiempos de profundos cambios, obliga a correr una verdadera
carrera contra el tiempo, casi imposible de ganar. De todas maneras, se ha intentado que la legisla-
ción incluida sea la vigente, dentro de lo posible, a la hora que esta obra haga su reaparición.
7
Noviembre 1995
8
PRIMERA PARTE: ECONOMÍA DEL BIENESTAR
9
I
11
de ocupación plena o desocupación de los factores de la producción. Por ello, podría reque rirse de
políticas gubernamentales con fines estabilizadores.
Rama de asignación
Rama de distribución
La distribución de la renta y la riqueza en una economía de mercado dependen de cierto
número de factores, que incluyen entre otros, el esfuerzo, la salud, la discriminación sexual y de
raza, la existencia de programas de protección social, la legislación sobre herencias, la
distribución innata del talento, las decisiones matrimoniales, las oportunidades educativas, la
movilidad social, la suerte y aún la estructura del mercado. Como resultado de estos factores tiene
lugar un estado de distribución de la renta con grados variables de igualdad o desigualdad. La
respuesta a la cuestión de la distribución justa entraña consideraciones de filosofía social y juicios
de valor. En tanto y cuanto, una cierta mayoría lo considere no equitativa en uno o varios aspectos
sociales, es justificable la intervención pública para corregir situaciones de pobreza crítica,
atención a niños y ancianos y así sucesivamente. Es así, que debe establecerse un mecanismo
mediante el cual puedan hacerse correcciones al estado de distribución, de manera ordenada y sin
causar el menor daño posible al funcionamiento eficiente del mercado. El modo más fácil y directo
de instrumentar el ajuste deseado es hacerlo mediante un sistema de impuestos y pago de
12
transferencias, que combina la imposición progresiva a la renta de las familias con ingresos
superiores con una subvención a aquellos de menor renta. Si este sistema se pone en práctica
adecuadamente, implica un mínimo de interferencias con la asignación de recursos determinada
por el sistema de precios. Alternativamente, la distribución puede ser hecha a través del
mecanismo impuesto progresivo-gasto redistributivo para la financiación de los servicios públicos
(educación, salud, vivienda, etc.) que beneficien particularmente a las familias de bajos recursos.
Finalmente la redistribución puede ser alcanzada también mediante un sistema de impuestos al
consumo de bienes de lujo realizado por las clases de elevados ingresos, combinado con un
programa de subsidio a los bienes de primera necesidad. La escogencia de cualquiera de los
instrumentos fiscales mencionados no está exenta de los problemas relativos a la pérdida de la
eficiencia económica o al balance deseado por la sociedad entre los objetivos de eficiencia y
equidad.
Rama de estabilización
Como bien habíamos apuntado anteriormente, las funciones del Estado están vinculadas
íntimamente entre si: cambios o modificaciones en una función, acarrean inevitablemente
alteraciones en las demás. Si bien tienen objetivos distintos, en la práctica se solapan. De allí su
carácter interdependiente, lo que en consecuencia ocasiona complicaciones a la hora del diseño de
una política pública eficiente, o sea un diseño que satisfaga sus diferentes objetivos.
Asignación y distribución
Asignación y estabilización
Distribución y estabilización
14
NOTAS AL CAPÍTULO I
(1) DUE, John, et al., Goverment Finance: Economics of the Públic Sector. Ed. Irwin, 7ed.
USA. 1981 pp. 1-6
- ROSEN, Harvey. Public Finance. Ed. Irwin/Mac Graw Hill USA. 1995. pp. 51-53
(2) MUSGRAVE, Richard, Teoría de la Hacienda Pública. Ed. Aguilar, 1 ed. Madrid 1969. pp.
3-28, 39-43, 141-145
- MUSGRAVE, Richard y MUSGRAVE, Peggy. Hacienda Pública: Teórica y Aplicada. Ed.
Mc Graw Hill, 5 ed. Madrid 1992. pp. 3-17
15
II
16
2.- Cambios en la producción total, de tal forma, que la satisfacción de algunas personas
sea incrementada sin reducir la de las demás. Por ejemplo, si se están produciendo
demasiados alfileres, de manera que la utilidad marginal de la última unidad sea
cero, la transferencia del insumo acero de la producción de alfileres a la de cacerolas,
permitirá una mayor satisfacción de los consumidores de cacerolas, quienes desean más
de esos bienes, sin que por ello se reduzca la satisfacción de los consumidores de
alfileres.
Por tanto la eficiencia económica requiere el cumplimiento de:
1.- Eficiencia de Consumo: la asignación de bienes entre los consumidores debe ser
hecha de tal manera, que ningún cambio en el consumo sea posible de modo que
incrementare el bienestar de un individuo sin reducir el bienestar de otro.
2.- Eficiencia de Producción: la asignación de recursos debe ser hecha de tal manera, que
ningún cambio en la producción sea posible, de modo que incrementare la producción
de un bien sin reducir la del otro.
3.- Eficiencia de Producción y de Consumo: la asignación de factores y bienes entre
productores y consumidores debe ser hecha de tal manera, que ningún cambio sea
posible de modo que condujere a una reducción en la producción de un bien o a la
reducción del bienestar del consumidor.
Eficiencia de consumo
La eficiencia en el consumo, presupone que cada consumidor ajuste sus compras relativas
de diferentes bienes, de manera que su satisfacción sea maximizada. Para ello es necesario hacer
los siguientes supuestos:
1.- Cada consumidor dispone de una cantidad dada de ingreso, representado por el
producto del precio del factor por las cantidades poseídas de dicho factor.
2.- Cada consumidor tiene un patrón de preferencias y gustos relativos.
3.- Cada consumidor tiene un adecuado conocimiento de las capacidades de los diferentes
bienes para satisfacer sus necesidades. Las curvas de indiferencias, indicativas de los
niveles de preferencia relativa son convexas hacia el origen y tienen pendiente
negativa, debido a la ley de las utilidades marginales decrecientes; mientras más se
obtiene de un bien, menor cantidad del otro bien es necesario, para reemplazar una
unidad de ese bien y mantener el mismo nivel de satisfacción.
MRSab = MUa/MUb
17
En síntesis la eficiencia en el consumo requiere: la tasa marginal de sustitución (MRS)
entre cada par de bienes -el número de unidades de un bien, que un consumidor está dispuesto
a renunciar, para obtener una unidad adicional del otro bien y mantener el mismo nivel de
satisfacción- ha de ser igual a la relación de precios de los dos bienes. La Figura 2-1, muestra
como un consumidor asigna sus recursos disponibles, es decir sus ingresos, entre dos bienes (A y
B) a efecto de maximizar su satisfacción o bienestar social.
Consideremos una economía muy simple donde dos personas consumen dos bienes, cuya
oferta es fija. El problema económico aquí es asignar cantidades de los dos bienes entre las dos
personas. Todo consumidor maximiza su utilidad en aquel punto donde su curva de indiferencia es
tangente a la recta de balance. La eficiencia y la maximización de la utilidad requieren que en
estado de equilibrio, las tasas marginales de sustitución (MRS) de cada consumidor (señor w y
señor r) sean idénticas entre si e iguales a una relación común de precios de los dos bienes:
w r
18
Ahora bien, no podemos decir lo mismo con respecto a los niveles de satisfacción, éstos
difieren por dos razones:
1.- Los ingresos de w y r son diferentes.
2.- El nivel de satisfacción no es comparable entre individuos.
Caja de Edgeworth (2). En esta parte desarrollaremos el método para el análisis del equilibrio,
cuando se trate de dos o más bienes en la economía. El diagrama o caja de Edgeworth es una
técnica gráfica que ilustra la interacción entre dos economías cuando sus insumos son fijos en
cantidad.
En la gráfica identificada por la Figura 2-2, que se inserta en la página siguiente, se ilustra
la construcción del diagrama para un problema de consumo, cuyos insumos son alimentos.
Supóngase que se tienen dos bienes, A y B: las cantidades de ambos bienes son fijas.
Adicionalmente, existen sólo dos individuos en la sociedad, W y R: ellos inicialmente poseen una
dotación del bien A y del bien B, independientemente de las preferencias individuales que sobre
ellos tengan. El problema del equilibrio general se resuelve gráficamente construyendo un origen
para W, identificado Ow y llevando las cantidades de los dos bienes en las abscisas y ordenadas.
De forma tal, que desde el origen O w, la cantidad de A poseída por W (a) es llevada sobre la
abscisa y la cantidad de B (b) sobre el eje de las ordenadas. Un gráfico similar se construiría para
el consumidor R, cuyo origen seria Or y se colocaría al lado del gráfico para el consumidor W
(paso omitido).
Ahora bien, al rotar el gráfico de R, 180 grados, el diagrama o caja de Edgeworth se forma
conjugando ambos gráficos. La longitud de los ejes de ambos gráficos coinciden, ya que se ha
supuesto fijas las disponibilidades de ambos bienes, de forma que:
aw + ar = A y bw + br = B
El punto D en la gráfica siguiente, muestra la dotación inicial para A y B que poseen los
consumidores W y R, comienza con O waw cantidades del bien A y O wbw unidades del bien B.
Como las dotaciones son fijas, R debe originalmente poseer:
19
Este maná es de dos tipos A y B; pero la lluvia nocturna no es uniforme. Hay mayor
concentración del maná B en la propiedad del señor W y consecuencialmente, una mayor
concentración en la propiedad del señor R, maná del tipo A.
El problema del intercambio se analiza, utilizando para ello un diagrama o caja de
Edgeworth, como el ilustrado en la Figura 2-3 que se inserta al inicio de la página siguiente. En
dicho diagrama se representan las precipitaciones nocturnas del maná y las curvas de indiferencia
para los señores W y R. Supóngase que la dotación inicial (precipitación nocturna del maná) es el
punto D (selección arbitraria); el señor W tiene Owaw unidades del bien A y Owbw unidades del
bien B. El señor R, en forma similar, tiene Orar y Orbr de los bienes A y B respectivamente. En el
punto D se sitúan el nivel de indiferencia III para el consumidor W y el nivel de indiferencia I para
el consumidor R. De la misma manera en el punto D, las relaciones marginales de sustitu ción
(MRS) de ambos consumidores no coinciden. Digamos que el señor W estaría dispuesto a
renunciar a tres (3) unidades del bien B para obtener una unidad adicional del bien A. En ese
mismo punto, el señor R, estaría dispuesto a renunciar, digamos cuatro (4) unidades del bien A
para obtener a cambio una (1) unidad adicional del bien B. Todas las intersecciones tienen en
común (punto D) la disponibilidad de intercambios mutuamente ventajosos (ambos ganan, uno
gana y el otro no pierde). Obviamente que una situación como la descrita conduciría al
intercambio, si las partes involucradas tienen libertad de comerciar. Desde el punto D, el señor
W, comerciaría algo del bien B para obtener a cambio unidades del bien A. No podemos
precisar, los términos del intercambio, tan sólo podemos decir
que ello depende de la capacidad negociadora de ambos consumidores. Si es W, el más hábil,
entonces induciría a R a moverse por Ir hasta el punto P4. Si es R, el que resulta más hábil, luego
conduciría a W a lo largo del nivel III w hasta llegar al punto P3. La exactitud de los términos de
intercambio entre W y R estaría situado entre P 3 y P4, y dependerá de la habilidad negociadora de
cada uno y de las dotaciones iniciales de los bienes A y B.
20
Finalmente diremos, que el intercambio se realizará hasta el punto en que las relaciones
marginales de sustitución (MRS) del bien B por el bien A sean iguales para ambos consumidores
(Condición Marginal para el Intercambio). Si ello no sucede, ambas partes o una de ellas,
pueden beneficiarse del intercambio sin que signifique una pérdida para ninguna de ellas. Por ello
el intercambio sólo puede ocurrir en los puntos P 1, P2, P3, P4. La unión de esos puntos forma una
curva denominada (CC') Contrato o Conflicto. La principal característica de la curva de contrato
es que un movimiento desde cualquier punto, beneficia a una parte a costa del perjuicio de la
otra; todas las opciones de comercio están agotadas. Los movimientos a lo largo de ella, ponen a
las partes en desigualdad. Por ello los puntos sobre la curva de contrato son Óptimos de Pareto
(Eficiencia Paretiana). El concepto de eficiencia es un estándar para evaluar el despilfarro en la
asignación de recursos.
21
Eficiencia de producción
22
De donde resulta que la minimización del costo requiere que la relación del
producto marginal de dos factores (MP) sea igual a la relación de sus precios:
MPl/MPk = w/r
B.- Las cantidades adquiridas de cada factor sean tales que el valor o ingreso
marginal del producto del factor (MRP i), sea igual al precio pagado por
unidad del factor. Esto es, la demanda de un factor de producción, compra de
insumos para la empresa. Si existe una producción adicional (cambio en la
producción total) habrá que demandar cierta cantidad adicional de factor (producto
marginal del factor). El ingreso adicional que se obtiene por demandar una unidad
física extra de factor (valor o ingreso marginal del producto del factor)
expresa el deseo de vender
esa unidad extra de producción y es igual al producto marginal del factor (MP)
multiplicado por el precio del producto. Ahora bien, el equilibrio de la demanda
de cada factor MRPi está fijado por la condición de que el valor o ingreso
marginal del producto del factor MRPi sea igual al precio del factor.
MRPi = Pi
MRPi = (MPi)(MR)
23
3.- Maximización de ganancias: aún cuando no es un aspecto de eficiencia técnica, la
empresa requiere maximizar sus beneficios; para ello debe producir hasta aquel punto
donde el costo marginal iguale al ingreso marginal y si asumimos que el precio es
dado, éste se hace igual al ingreso marginal. Por lo tanto la empresa estaría en
equilibrio cuando el precio se hace igual al costo marginal.
Hemos visto los ajustes para un productor. Ahora abordaremos el tema de la eficiencia en su
totalidad, lo cual requiere de los análisis de las relaciones entre varios productores.
La maximización de beneficios está íntimamente ligada a la relación entre el valor o
ingreso marginal del producto (MRP) y el precio del factor (P i), y entre el costo marginal y el
ingreso marginal/precio del producto. Ahora bien, la eficiencia en la producción requiere que la
empresa, a largo plazo, opere al menor coste medio. Esta relación será alcanzada en la medida que
las empresas entren y salgan del mercado de la industria. Si los precios exceden al costo medio,
nuevas firmas ingresaran al mercado atraídas por el elevado beneficio y en consecuencia el precio
disminuiría; si los precios son inferiores al costo medio, las empresas con pérdidas abandonarán el
mercado y el precio consiguientemente se elevaría. Luego de los ajuste a largo plazo, cada
empresa operaría en el punto más bajo de la curva de costos medios, y el precio será igual al costo
medio y al costo marginal a ese nivel de producción.
Equilibrio general de producción. Todos los bienes son, por los factores de la producción,
esencialmente rivales entre si. Por lo tanto, la eficiencia técnica requiere que los factores no
pueden ser reasignados, entre empresas e industrias, en una manera tal, que la producción de un
bien pueda ser aumentada sin reducir la producción de otro. Esto se lograría en la medida en que
las tasas marginales de sustitución técnica (MRTS) entre cualesquiera de dos factores, en
cualquiera industria dada, sean iguales entre si; éstas a su vez, sean iguales a la relación de
precios de los dos factores, (punto en el cual la línea de precios de los dos factores es tangente
a las isocuantas de las dos industrias o Condición Marginal para la Sustitución de Factores).
Al igual como se procedió en el equilibrio general del intercambio, podemos, mediante, el auxilio
del diagrama o caja de Edgeworth, representar gráficamente, las dotaciones fijas iniciales de los
factores capital (K) y trabajo (L) y las funciones dadas de producción para los bienes A y B y su
correspondiente mapa de isocuanta para cada uno de ellos, tal como se hace en la Figura 2-6 que
se inserta en la página siguiente.
Supóngase que los factores son asignados inicialmente entre las producciones del bien A y
el bien B; de manera que Oaka unidades del factor K y Oala unidades del factor L, son empleadas
en la producción del bien A. La diferencia, Obkb y Oblb unidades del factor K y L respectivamente,
son empleadas en la producción de B. Esta asignación de recursos, está representada por el punto
D en la caja de Edgeworth. En ese punto las curvas isocuantas II a y IIb se cortan entre si, por lo
tanto las relaciones marginales de sustitución técnica (MRTS) de ambos productores no coinciden.
Para la producción del bien A en el nivel II a, la sustitución de L por K, sería en términos de dar o
renunciar cantidades del factor K y obtener a cambio pequeñas cantidades adicionales del factor L,
para mantener el mismo nivel de producción. En la producción del bien B, existe la posibili dad de
entregar grandes cantidades del factor L, para ser sustituidas por relativamente pequeñas
cantidades del factor K, y de esa manera mantener los niveles de producción II b.
Digamos que el productor de A, estaría dispuesto en el punto D, a entregar dos (2) unidades
del factor K para recibir a cambio una (1) de L. El productor de B, con las dos unidades de K que
recibiría, al ser liberadas de la producción de A, estaría dispuesto a ceder, digamos cuatro (4)
unidades del factor L. De tal manera que la diferencia entre las tasas marginales de sustitución
técnica (MRTS) en la producción de A y B, obliga a los productores de estos bienes a iniciar la
sustitución entre los factores, moviéndoles hacia P 2, P3, o cualquier punto entre ambos. Si la
sustitución entre los factores se dirige al punto P2, quiere decir que la producción del bien A no ha
variado con respecto al punto D, pero la producción de B se ha incrementado hasta el nivel III b. Si
el movimiento es hacia P3, la producción de A aumenta, mientras la de B no sufre modificación
alguna. Por lo tanto si las MRTS entre dos factores son diferentes para dos productos o
productores, entonces uno o ambos pueden aumentar la producción y ninguno disminuirla, al
sustituir factores de producción.
24
Figura 2-6: Equilibrio general de la producción
MRTab = MCa/MCb;
MCa/MCb = Pa/Pb;
25
Eficiencia de producción y consumo
MRSab = Pa/Pb
MRSab = MRTab
De donde se deduce que la tasa marginal de sustitución de todos los consumidores es igual a
la tasa marginal de transformación.
Equilibrio general de consumo y producción. Analicemos gráficamente la situación de
equilibrio general de producción (Teorema Fundamental de la Economía del Bienestar),
retomando el origen de la curva de posibilidades de producción o de transformación, la cual se
deriva de la representación gráfica de la curva de contrato, al pasar de un espacio de factores a un
26
espacio de producción (bienes). La curva de transformación TT', es de la forma indicada en el grá-
fico subsiguiente, en la que la pendiente indica la tasa marginal de transformación (MRT) del bien
A por el bien B. Ella muestra exactamente, cuántas unidades del bien B deben ser producidas
mediante transferencia marginal de capital (K) y trabajo (L) de la producción del bien B, hacia la
producción del bien A. De forma tal que la reasignación de los factores después del proceso de
transferencia, esté óptimamente realizado (para garantizar la igualdad MRTS=Pl/Pk).
Seleccionemos cualquier punto sobre la curva de transformación TT', supongamos que
sea S, de forma tal que las cantidades producidas de A y B son OA y OB respectivamente. Este
punto S tiene su correspondiente en la curva de contrato (espacio de factores o recursos). La
producción OA y OB determinan una cantidad de bienes disponibles para los consumidores W y
R; estas disponibilidades de bienes conforman la caja de Edgeworth para el intercambio. El
diagrama se construye trazando perpendiculares a los ejes desde el punto S. Así el origen O, se
convierte en el origen del Sr. W y el punto S, se convierte en el origen del Sr. R. En este diagrama
o caja de Edgeworth construiremos el equilibrio general del consumo (intercambio) de acuerdo a
las explicaciones contenidas en secciones anteriores.
En la producción del punto S, de la Figura 2-8, la tasa marginal de transformación (MRT),
indicada por la pendiente de la línea tangente a TT' en el punto S, la identificaremos como
MRTab. El punto P2 satisface las condiciones marginales de sustitución de productos (MRTS), al
hacer coincidir las tasas marginales de sustitución (MRS) de ambos consumidores W y R, con el
particular valor (S) de la tasa marginal de transformación (MRT).
Figura 2-8: Equilibrio de consumo y producción
Hemos visto hasta ahora los requisitos que deben cumplirse para alcanzar la Eficiencia Económica
de Consumo, de Producción y de Consumo y Producción.
Las soluciones eficientes pueden obtenerse también mediante el funcionamiento de un
sistema de mercado competitivo: Los productores, guiados por el deseo de maximizar beneficios,
adoptarán el método de producción que minimice los costos, cumpliendo así con la condición de
eficiencia en la producción. Además, producirán aquellos bienes que los consumidores desean
más como lo indica el precio que dichos bienes tienen en el mercado. Por su parte los
consumidores asignarán sus respectivos presupuestos entre los productos de forma que las tasas
marginales de sustitución se igualen con sus precios, cumpliéndose la condición de eficiencia en el
consumo. Para maximizar su beneficio los vendedores igualarán el coste marginal con el ingreso
marginal, lo que bajo condiciones competitivas, también igualará el coste marginal con el precio o
ingreso medio. Así también se cumple la última condición.
Resumiendo, el óptimo de Pareto se obtendrá automáticamente, sin la intervención del
gobierno, si las siguientes condiciones como un todo se cumplen:
1.- Universalidad de la maximización: maximización de ganancias de la empresa, del
ingreso de cada dueño de factor de la producción y de la utilidad de cada consumidor -
quien a su vez debe ser visto también, como propietario de factores de la producción-.
28
2.- Competencia, tanto en el mercado de factores como el de bienes.
Si se satisfacen estas dos condiciones, entonces:
A.- Todos los precios de los factores se ajustarán a aquellos niveles donde la oferta
iguale a la demanda.
B.- Cada empresa hará los ajustes necesarios en la combinación de los factores de
manera que el ingreso marginal del producto de cada factor sea igual a su precio.
C.- El precio de cada mercancía equiparara la oferta con la demanda.
D.- Cada empresa ajustara su producción de manera que el costo marginal sea igual
al precio.
E.- El precio de los productos será igual al costo marginal y al costo medio, cuando
la producción se ajusta a nivel industrial.
3.- Transparencia: perfecto conocimiento por parte de los consumidores, de las
cualidades de los bienes para satisfacer sus necesidades; de los productores, las
tecnologías de producción disponibles y de la productividad de los factores; de los
dueños de los factores de la producción, las mejores oportunidades para el empleo de
los mismos.
4.- Pleno empleo.
5.- Ausencia de externalidades.
Como ya hemos dicho, la determinación del punto final de equilibrio del modelo
competitivo, depende de la índole de las funciones de producción, de utilidad y de las ofertas
iniciales de los factores o recursos. Dados estos elementos, existe una relación única, tanto de
precios de bienes como de factores, que satisfarán al mismo tiempo, las restricciones
presupuestarias de los consumidores y agotaran cada uno de los mercados de bienes y factores.
Este equilibrio determinará qué cantidad de cada bien debe producirse, cómo producirse y
distribuirse entre los integrantes de la sociedad. Es importante destacar que por cada asignación
eficiente de recursos -óptimo de Pareto- existe asociada a ella, una y sólo una distribución de la
renta. Es bastante dudosa que la distribución de la renta resultante del equilibrio competitivo en el
sentido paretiano, pueda ser considerada como óptima por la sociedad desde el punto de vista de su
función de bienestar social. La selección de aquella distribución de la renta considerada por la
sociedad como óptima, dentro del cuadro de posibilidades que brinda las múltiples situaciones del
equilibrio paretiano, puede ser resuelta solamente a través del proceso político. En los regímenes
democráticos, la toma de decisiones, presumiblemente, refleja el consenso de la sociedad o mejor
dicho, las funciones de bienestar social. Por lo tanto, una importante actividad que justifica la
intervención gubernamental es aquella orientada a conciliar el actual estado de distribución de la
riqueza, con aquel definido por la función de bienestar social.
31
NOTAS AL CAPÍTULO II
(1) DUE, John, et al., Government Finance: Economics of the Public Sector. Ed. Irwin, 7ed.
Illinois. 1981. pp. 11-20, 20-22.
(2) FERGUSON, C.E., et al., Microeconomics Theory Ed.Irwin. 5 ed. USA 1980. pp.421-430,
443-450.
(3) BOADWAY, Robin and WILSAIN, David, Public Sector Economics, Ed. Little, Brown, 2
ed. Boston 1984, pp. 31-32
- FISCHER, Stanley et al. Economía. 2ed. Mac Graw Hill. 1993. pp. 221-241; 500-519; 8-13
- CALL, Steven et al. Micoeconomía. Ed. Grupo editorial Iberoamérica. 1983. pp. 501-521;
421-425
- ROSEN, Harvey. Public Finance. Ed. Irwin/Mac Graw Hill USA. 1995. Chapter 4
- N. MANKIW, Gregory. Principios de Economía. Ed. MacGraw Hill. 1998. pp 354-357
32
III
BIENES PÚBLICOS
Una de las causas del fracaso del mercado que mencionáramos en el Capítulo I, como
responsable de que éste no pudiere alcanzar el Óptimo de Pareto, es la existencia de ciertos
bienes destinados a satisfacer necesidades públicas; los cuales, no pueden ser divididos o
repartidos individualmente entre las personas. A diferencia de naranjas, automóviles, etc., que si
pueden ser adquiridos separadamente por quienes quieran que sean, estos bienes, a los cuales se
les conoce con el nombre de Bienes Públicos, sólo pueden ser consumidos colectivamente -esto
es, juntos e indivisibles- por la sociedad como un todo.
Exclusión No-exclusión
Rivalidad Bienes privados Serv. púb. mixtos
No-rivalidad Serv. púb. mixtos Bienes públicos
33
Un bollo de pan de trigo (arepa) representa un típico ejemplo de los innumerables bienes
privados. Por supuesto no podrán acceder a él, sino aquéllos que paguen el respectivo precio; pero
además, el consumo que se haga de esa unidad, impediría que otros puedan beneficiarse de ella. En
el caso de los bienes públicos puros, como hemos expresado arriba, no existe forma ni manera de
excluir a nadie de sus beneficios, y el consumo que de ellos se haga, no hará disminuir las
disponibilidades existentes para el resto de la sociedad. Los tradicionales ejemplos de los servicios
colectivos puros, además de la defensa nacional, está el faro marino. Ambas propiedades, no
rivalidad e indivisibilidad, están presentes en su provisión. Aunque conviene notar, que no existe
restricción alguna para que los consumidores valoren por igual los beneficios de un bien público.
Si un barco lleva un embarque altamente valorado, su propietario le dará una utilidad al servicio de
faro mucho mayor, que aquel asignado por otro navío con una carga no tan preciada. De igual
manera, el servicio de posicionamiento global (GPS) es otro ejemplo de no rivalidad y no
exclusión. Una vez que los satélites emitan la señal de radio de posicionamiento, cualquiera que
disponga de un dispositivo que capte la señal podrá hacer uso de ella; éstos dispositivos son
vendidos por el sector privado.
La valoración de los bienes públicos puede ser positiva o negativa. Veamos otro ejemplo.
La construcción de un sistema de misiles para protección del país, no impone ninguna restricción a
las personas para su disfrute (consumo). Sin embargo, no todos los ciudadanos le dan el mismo
valor. Aquellos que piensan que su seguridad será aumentada, el valor será positivo; mientras lo
que piensan que tal sistema desatará una carrera armamentista y se afectará la seguridad nacional,
seguramente, le otorgarán a tal proposición un valor negativo y se negarán a contribuir con su
provisión (Interdependencia entre Funciones del Estado. Capítulo I). Adicionalmente, las
condiciones de mercado y el progreso tecnológico, no hacen tan absoluta las características de los
bienes públicos. El servicio de biblioteca es un bien público en la medida en que sólo estén
presentes pocas personas. Si aumenta la concurrencia, el servicio se congestiona y la calidad de lo
consumido por cada persona desmejora. Vemos que el criterio de la no rivalidad no es satisfecho
íntegramente.
Existen bienes y servicios que gozando de la no exclusión, son rivales en el consumo, nos
referimos a los denominados servicios públicos mixtos. La provisión pública de un bien público
no significa que no deba ser producido por el sector privado. Muchos servicios públicos como el
aseo urbano y el transporte colectivo son producidos por el sector privado, bajo la forma de
concesión de servicio público, pero son provistos por las localidades. También puede suceder que
sean las propias municipalidades las que produzcan el servicio a través de empresas públicas. Lo
inverso, también puede ocurrir, servicios privados como la salud y la vivienda, pueden ser
provistos por el sector público.
La distribución del ingreso es un bien público por sus características de no rivalidad y no
exclusión. Si el ingreso está distribuido equitativamente, cada miembro de la sociedad resulta
ganancioso por vivir en una sociedad justa, donde nadie puede ser excluido de tal satisfacción. Sin
embargo, las diferencias de valoración sobre la justicia social hacen que la gente tenga una
perspectiva distinta sobre lo que se considera una justa distribución del ingreso.
En cuanto a los servicios públicos mixtos connotados por la rivalidad en el consumo y la
imposibilidad de la exclusión, son particularmente raros. Se trata de servicios en los cuales, el
consumo que se haga de ellos, excluye automáticamente el disfrute por cualquier otra persona. El
ejemplo socorrido en este caso, eminentemente ilustrativo y pedagógico y sin ningún valor real, es
el de la polinización de las flores por las abejas. Apicultores y cultivadores de flores se benefician
por igual de la miel y la polinización, sin que ninguno de ellos pueda ser excluido. Aunque, las
abejas y las flores, constituyen bienes rivales, ya que, nuevos apicultores o cultivadores de flores,
pueden entrar libremente en el mercado, y en consecuencia competir con los ya existentes.
En determinadas circunstancias los bienes públicos pueden ser provistos por una
cooperación voluntaria, sin necesidad de intervención gubernamental. Por ejemplo, un pequeño
grupo de vecinos tiene la iniciativa de construir un parque infantil en un terreno abandonado de su
urbanización. Sin embargo, al igual que ésta y otras iniciativas similares emprendidas por
voluntariados a través de fundaciones culturales, religiosas, sociales, etc., o de comunidades de
34
vecinos (ronda policial, parques y jardines, mantenimientos de calles, reparación de ascensores y
pintura de fachadas de edificios, etc.), podrían fracasar, porque existen razones para pensar que
algunos miembros de la comunidad no estarían dispuestos a cooperar (free rider) en la solución de
los problemas, pero, por la naturaleza de los servicios provistos (bienes públicos), no pueden serles
denegados el disfrute de los beneficios que estos servicios proporcionan. El problema del polizón
surge cuando algún agente económico renuncia a financiar un bien público del que se va a
beneficiar y en consecuencia desincentiva su provisión por parte del mercado privado y obliga al
Estado a intervenir.
La no exclusión, puede suponer que la gente puede ocultar sus verdaderas preferencias, ya
que obtiene beneficios al hacerlo. Supongamos dos personas que piensan disfrutar de un
espectáculo de fuegos artificiales y que no existe exclusión que le impida a alguna de ellas asistir.
Si una de ellas oculta intencionalmente su agrado por el espectáculo de fuegos artificiales,
afirmando que ello no significa nada para él, dicha actitud supone que la otra persona pagará por
completo la contribución, y esta persona, por supuesto, disfrutará el espectáculo completamente
gratis y dispondrá de más dinero en el bolsillo. Este beneficio de dejar que otros paguen, mientras
usted disfruta de los beneficios se conoce con el nombre del problema del polizón (free rider).
Cuando existen bienes públicos, cualquiera persona tiene la oportunidad de arrebatar
egoístamente algún beneficio, situación que no ocurriría en un sistema de precios competitivos de
bienes privados (Samuelson P. 1955). Como consecuencia el mercado fracasa en suministrar la
cantidad eficientemente apropiada de bienes públicos. Aún, si su consumo es excluible, la
provisión de bienes públicos por el mercado continua siendo ineficiente. Sigamos con el mismo
ejemplo de los fuegos artificiales. Asumamos que hay que pagar una entrada para su disfrute; el
empresario privado cobrará un precio que sea igual a su costo marginal, para lograr con otras
condiciones el llamado Óptimo de Pareto. Ahora bien, como un bien público no rivaliza en su
consumo con los bienes privados, el costo marginal de proveerlo a otra persona seria cero. Por
consiguiente, la eficiencia requeriría que el precio fuese cero; no obstante, si el empresario no
cobra ningún precio no permanecería por mucho tiempo en el negocio.
En resumen, en la medida en que el número de personas involucrado en el consumo de un
bien público aumenta, el comportamiento humano se traduce en una menor responsabilidad
individual frente a los otros. Por ello, si existe un marcado deseo de un bien público, el gobierno,
el cual representa la organización de la sociedad civil, debe intervenir, ya que de alguna manera
conoce las preferencias de la sociedad, y en virtud de su poder coactivo, garantiza su
financiamiento y además proporciona el servicio. La intervención gubernamental corrige el
problema del polizón y asegura una eficiente asignación de bienes públicos.
Cada vez más los países debaten sobre las virtudes de privatizar los servicios públicos:
educación, salud, infraestructura, justicia, seguridad, etc. No se trata de una cuestión sencilla, ya
que tiene muchas implicaciones. La privatización busca la mejora del desempeño de muchas
instituciones del sector público, promoviendo la eficiencia y la competencia, lo que al final
provoca que los usuarios se vean beneficiados con mejores servicios y productos.
¿Cuál debería ser el criterio para fijar la cantidad a proveer de un bien público entre el
mercado y el Estado? Una forma de resolver la cuestión sería analizar la función de producción del
bien público deseado en términos de factores o insumos necesarios para tal fin. Si se desea de
proveer de educación en cantidad y calidad deseada habría que analizar los costos financieros de
los insumos. En términos generales la contratación pública resulta más onerosa para el
contribuyente que la privada, principalmente por las negociaciones sindicales del sector, además el
sobrecosto administrativo público representa una elevada carga para el proyecto. En este mismo
orden de ideas, las preferencias de la sociedad por disponer de una educación de mejor calidad no
son siempre homogéneas, y muchos miembros de ella, quizás no estarían dispuestos a soportar un
aumento de su carga fiscal. Finalmente está la cuestión de los llamados efectos distributivos. La
sociedad tiene como creencia generalizada que es deber del Estado proveer de educación gratuita y
35
obligatoria hasta el final de la escuela secundaria. El principio básico de justicia social establece
que todo el pueblo es igual y tiene igualdad de derechos y oportunidades.
En la deliberación nacional sobre privatización, los conservadores favorecen una mayor
intervención del sector privado, mientras que los liberales por el contrario prefieren la
intervención del gobierno. Argumento como el elevado costo de producción de las empresas
públicas frente al de sus pares privados juega un importante rol en la decisión. Se argumenta que
los gerentes del sector público no tienen porque lidiar con la maximización de utilidades ni temer a
ser despedidos por quiebra o adquisición hostil de la empresa. Por ello, los administradores
públicos tienden a ser descuidados en la supervisión cuidadosa de las actividades bajo su
desempeño. Estos argumentos tienen un antecedente histórico en el pensador inglés Adam Smith
(1775). Los ejemplos abundan sobre la desconfianza de las empresas públicas.
De otro lado, los que se oponen a la privatización de las actividades públicas opinan que se
exageran las bondades de la eficiencia de la empresa privada, y que la evidencia existente no es
nada concluyente. Cuando se privatiza un servicio público, por ejemplo la salud, los hospitales
privados bajan sus costos cuando se niegan a recibir pacientes cuyas enfermedades demandan
costosos tratamientos, o cuando las empresas de telecomunicaciones privadas no prestan servicio a
pequeñas localidades aisladas. Una sugerencia general podría ser que para actividades públicas de
poca complejidad, como la recolección de residuos sólidos o el servicio postal urbano, el Estado
podría contratar con el sector privado, especificando detalladamente el tipo y calidad del servicio
requerido. La evidencia empírica corrobora que en los mercados de naturaleza competitiva,
atendidos tanto por empresas públicas como privadas, el desempeño de las públicas ha sido tan
exitoso como el de sus pares privadas.
36
competencia, el precio de equilibrio Pe se obtiene por la intersección de la curva de demanda del
mercado D, con la curva de oferta S (MC), la cual representa de todos los costos marginales de
todas las empresas de la industria. Por tanto, si todos los consumidores tienen la misma referencia
de precios, cada uno de ellos ajusta sus niveles de satisfacción (consumo) de forma tal que sus
tasas marginales de sustitución sean iguales a la relación de precios relativos y consecuentemente
iguales a la tasa de transformación. Esto es como hemos visto anteriormente de una manera
explícita:
w r
En el caso de un bien público, como hemos visto entre sus características se encuentra su
consumo no rival, esto es no se disminuye la cantidad disponible para el resto de los individuos,
por lo tanto no tiene sentido hablar de sumar horizontalmente las demandas individuales para
calcular la demanda total del bien público; sin embargo, lo que se podría preguntar sería ¿qué
suma de dinero estarían dispuestos a pagar por una determinada cantidad del bien público? Si
sumamos verticalmente las curvas de demanda individual d1, d2 y d3, podríamos obtener la curva
de demanda D del bien público en referencia según se aprecia en la Figura 3-2. En el punto C la
tasa marginal de transformación (MC) en la producción es igual a la suma de las tasas marginales
de sustitución de todos los consumidores (d1, d2 y d3) entre la provisión del bien público y todos los
demás bienes y en consecuencia se alcanzaría el óptimo de Pareto. Ahora bien,
ésta conclusión tiene sus limitaciones ya que es imposible fijarle precios a los bienes públicos, por
lo tanto no existe ni forma ni manera que el libre mercado asegure que tal equilibrio sea
alcanzado. El Óptimo de Pareto podría ser alcanzado sólo si el gobierno
37
conociera de antemano los gustos y preferencias de los individuos por los bienes públicos y
asignar impuestos-precios para determinar así las curvas de demanda individual de los bienes
públicos.
Bienes públicos y asignación por el mercado
¿Sería posible la provisión de los bienes públicos por el mercado? En teoría ello no sería
posible por cuanto:
a) Debería existir un impuesto-precio igual a la tasa marginal de sustitución del consumidor y
b) Al conocer que se trata de bienes públicos, las personas ocultarían sus verdaderas preferencias
porque saben que su consumo es independiente de su pago.
Existe otro problema, aún conociendo las preferencias individuales por los bienes públicos,
podría ser posible en principio, establecer cuotas de impuestos aproximados y lograr de esta
manera una asignación eficiente parecida a la del mercado.
La imposibilidad de fijar un impuesto-precio que refleje aproximadamente las preferencias
de la sociedad es una asignatura pendiente para los economistas del bienestar. Ha habido intentos
teóricos como el de Lindhal y Johansen (L-J) y Paul Samuelson (4).
Ambos economistas centraron sus premisas en cómo averiguar las preferencias de la sociedad para
la provisión de bienes públicos y en consecuencia fijar impuestos- precios que reflejaren tales
preferencias.
El enfoque L-J propone una solución de equilibrio mediante ajustes individuales. Sugiere
que el gobierno conoce las preferencias individuales y ajusta la alícuota impositiva sobre cada
individuo para alcanzar la igualdad de las tasas marginales de sustitución con los impuestos-
precios individuales, al propio tiempo se determina la producción de manera tal que las tasas
marginales de sustitución igualen a la tasa marginal de transformación. Según podemos apreciar, la
solución L-J nunca ataca el problema básico. Los individuos ocultarán sus verdaderas preferencias
por los bienes públicos con el fin de minimizar sus cuotas impositivas y como consecuencia las
curvas de demanda no serán nunca observables.
Samuelson trató de resolver el mismo problema por medio de lo que él llamó pseudocurvas
de demanda y pseudoprecios, además supuso la existencia de un planificador omnisciente,
conocedor de las preferencias de cada persona por los bienes privados y públicos y que el ingreso
en la sociedad estuviese distribuido de forma óptima. Al igual que la solución L-J, Samuelson
presenta una solución más elegante y de mayor amplitud, aunque subyace el problema del cómo
averiguar que los individuos revelen sus verdaderas preferencias por los bienes públicos, a
sabiendas que serían gravados con un impuesto proporcionalmente mayor en la medida que su
preferencia se incremente.
El gobierno utiliza en la práctica el proceso político para fijar impuestos- precios y
asegurar el financiamiento de los bienes públicos; no obstante por este medio no se alcanzarían las
condiciones del Óptimo de Pareto, porque los consumidores tienden a ocultar sus verdaderas
38
preferencias sobre su consumo y éste es independiente del pago que se realice (los bienes
públicos son accesibles para todos, sin posibilidades de exclusión); en consecuencia no se
reflejaría las preferencias de los individuos por la provisión de los bienes colectivos, sino la
política del establishment (sistema político).
En la siguiente sección: Teoría de la Elección Pública describiremos en detalle porque el
proceso político falla al interpretar las preferencias de la sociedad por la provisión de los bienes
colectivos.
Los electores
Comportamiento de los consumidores frente a los bienes públicos. La decisión del individuo
respecto a la producción pública se distingue de varias y significativas maneras de la decisión con
respecto a la producción del sector privado.
1.- Incapacidad de controlar la cantidad adquirida. Con un bien público no existe
manera de decidir la producción y precio por parte de los consumidores, ello depende
de la decisión del gobierno sobre la base de preferencias generales.
2.- Naturaleza y conocimiento de los beneficios. Al ser consumidos en forma colectiva,
sus beneficios se brindan a la sociedad como grupo. Por lo tanto, quizás el individuo
no se de cuenta de que se beneficia, pero si la actividad no se realizara, es posible que
su situación fuera peor (mejor). Una persona podría desconocer las medidas de salud
pública destinadas a eliminar el paludismo, pero si no se practicasen, él y su familia
podrían enfermarse.
3.- Incertidumbre. Una persona puede estar muy insegura en cuanto a los beneficios de
los bienes públicos: la utilidad de gastar más en defensa nacional. También puede
estar insegura de lo que sería su propia actividad respecto de la determinación real del
nivel del sector público y del precio que en forma de impuesto pagará, es decir su
participación en los distintos tributos, sobre todo con el impuesto sobre la renta de las
sociedades de capital (cuyos efectos distributivos aún no están claros ni para los
expertos) y los impuestos progresivos sobre la renta. Finalmente, también está
insegura en lo relativo a su posibilidad de evitar el pago del impuesto, cambiando sus
actividades (ganando menos o cambiando de hábitos de consumo) y en la medida en
que el impuesto se verá afectado por los cambios de actividad de otras personas.
4.- Motivación por el bien común. Puede existir interés de las personas no sólo en
aquellas actividades que respondan a la compra de bienes privados, sino que
comportan consideraciones respecto del interés de los demás. Para el caso de los
bienes públicos, pueden ser más significativos motivos más amplios. Muchos
individuos se preocupan por el bienestar de los indígenas o la conservación de los
bosques, aunque no esperan ver alguna vez a un indio ni de disfrutar de un bosque.
5.- Mezcla de actividades de asignación y distribución. Casi siempre toda asignación
de recursos para la producción de bienes públicos acarrea implicaciones distributivas.
La instrucción pública por ejemplo, ofrece beneficios particulares a familias de bajos
ingresos, pero es posible que sea financiada, ante todo, por grupos de ingresos altos.
En consecuencia los esquemas individuales de preferencias por los servicios públicos
se ven influidos por actitudes frente a las consecuencias de la redistribución.
Preferencias de los individuos por los bienes públicos. La mayor o menor preferencia por los
bienes públicos depende de varios factores.
1.- Gustos. De la misma forma que existen fuerzas que influyen los gustos por los bienes
privados, también las existen que influyan la demanda por los bienes públicos. Las
preferencias varían: para algunos es importante la defensa, para otros, la educación.
En la medida en que puedan identificarse los beneficios directos a los individuos,
habrá mayores preferencias. Por consiguiente, las familias numerosas con varios hijos
en escuelas públicas tendrán mayores preferencias por los gastos en educación que las
parejas sin hijos o las que deciden enviarlos a las escuelas privadas.
2.- Información. Si una persona ignora por completo los beneficios de determinado
programa público, quizás no pueda manifestar demanda alguna por el mismo y, por lo
tanto, no reaccionará ante una propuesta o se opondrá a todo cambio, porque
desconoce la situación. Las consecuencias de esa falta de información son varias: el
desconocimiento de unos grupos brinda la oportunidad a otros mejores informados de
dominar lo relativo a la decisión sobre políticas; las personas de elevados ingresos,
generalmente bien informadas, quizás influirán más en la política gubernamental que
40
los grupos de menores ingresos, y por último, muchas opiniones se basan en una
información escasa y parcial.
3.- Grados de incertidumbre. Cuanto más segura esté una persona de obtener
beneficios del gobierno, tanto mayor será su preferencia por cualquier precio
tributario en particular. Si los beneficios serán muy superiores a los previstos,
incitaría a las personas a favorecer niveles más altos de ese servicio que en caso
contrario. La posibilidad de un ataque, que si bien se espera, puede no ocurrir,
favorece niveles más elevados de la defensa nacional. La posibilidad de mayores
impuestos, orienta a los individuos a elegir servicios preferentemente de menor
magnitud.
4.- Reacciones emocionales. Las personas son conscientes de las reacciones de los
demás frente a sus actitudes ante ciertos tipos de actividades gubernamentales, lo que
influye en sus decisiones sobre tales actividades. La defensa nacional constituye el
ejemplo más significativo. Pocas personas desean que se les reproche de
desentenderse de la seguridad nacional. Por eso es fácil inducirlas a apoyar
actividades del gobierno que, si razonaran con más lógica rechazarían. Otro ejemplo
se refiere a la moral. Ningún político desea dar la imagen de "liberado" y de estar en
contra del hogar, la maternidad y la austeridad.
La relación entre el impuesto y la cantidad demandada. Si se toman como datos los esquemas
de preferencias, el ingreso de una persona y los precios de los otros bienes, la cantidad del servicio
especifico que se desea que se produzca, es una función de la tasa de impuesto que debe pagar por
él: cuanto más bajo el impuesto, mayor será la cantidad que se desee.
¿Qué técnicas pueden emplearse para averiguar las preferencias por los bienes públicos,
dado que los individuos no las revelan en forma automática? El gobierno puede someter cuestiones
importantes a los votantes por medio del referéndum o encuestas de opinión pública. Aunque estas
técnicas tienen serias limitaciones:
1.- Lo complejo de la sociedad moderna haría impráctica la técnica del referéndum
porque requeriría demasiado esfuerzo y tiempo;
2.- la falta de información suficiente a todos los miembros de la sociedad, pueden
conducir a resultados que no reflejen preferencias significativas;
3.- la actitud poco responsable de los electores, producto de la desinformación o porque
su participación surtiría poco efecto sobre el resultado total, podría favorecer, por
ejemplo un aumento de los gastos, rechazando todas las propuestas de financiamiento;
4.- la votación de todos con respecto a ciertas medidas hace indispensable el logrolling
(intercambio de asistencia o favores, específicamente, la negociación de votos entre
legisladores para asegurar una decisión favorable sobre proyectos de interés mutuo),
para el reconocimiento de los intereses de las minorías.
Para enfrentar estos problemas se formaron instituciones que permiten averiguar las
preferencias de los individuos, coordinándolas de manera de adoptar decisiones concernientes al
gasto público.
Congresistas o representantes del pueblo. De ordinario, los votantes eligen legisladores que
señalarán sus preferencias referidas a la decisión con respecto a los bienes colectivos. El sistema
representativo no está exento de imperfecciones, aunque en forma aproximada, procura políticas
coincidentes con los esquemas de preferencias de los individuos que componen la sociedad, sobre
41
todo por una información incompleta. Pero por imperfecto que sea el sistema, no existe alternativa
en una sociedad democrática.
El jefe del poder ejecutivo es el dirigente del partido gobernante y como tal su primera
obligación consiste en interpretar los deseos del pueblo y desarrollar, sujeto a la aprobación del
poder legislativo, la ejecución de políticas aptas para cumplir los deseos de la sociedad. Puede
además ejercer gran influencia sobre la formación de la opinión pública y así plasmar la naturaleza
de los esquemas de preferencias de los individuos en cuanto a los bienes públicos. Esta influencia
puede ejercerla gracias a la falta de información de los votantes y su incertidumbre sobre los
resultados de las distintas políticas. El resultado neto es una compleja interacción de las
interpretaciones por parte del ejecutivo y el legislativo de las preferencias individuales, y de las
actividades propias del ejecutivo y legislativo frente a distintas actividades gubernamentales.
Gran influencia sobre los programas gubernamentales la ejerce la administración pública, la
burocracia del gobierno. Ésta no sólo influye en el programa total del gobierno, sino que además,
cómo debe ponerlo en práctica, determina en gran medida la manera de realizarlo. En el mejor de
los casos, los votantes sólo influyen en la índole general de una actividad, y la burocracia fija los
detalles.
La motivación de los burócratas no es sencilla determinarla. A veces el comportamiento es
influido por motivos personales, como el deseo de conservar el puesto y obtener un ascenso. Esta
actitud les hace realizar sus tareas con la mayor rutina posible, decidiendo no atraerse jamás la
enemistad de nadie y evitando políticas que puedan fracasar, desacreditándolos a ellos y a sus
superiores. Otros, -los trepadores- se destacan en el papel innovador, buscando el cambio y el
mejoramiento para demostrar su capacidad a sus superiores. Este grupo está dispuesto a correr
riesgos y así poder ascender con mayor rapidez, por una parte, o fracasar del todo por la otra. Con
esta doble motivación, los burócratas no sólo influyen en la ejecución de las actividades
gubernamentales, sino que también en el alcance de los distintos programas del gobierno. Su
permanencia en los cargos (Ley de Carrera Administrativa) trasciende a menudo del periodo de
los funcionarios electos. El Presidente y los legisladores dependen muchísimo de los burócratas
para que los aconsejen en cuanto a los beneficios resultantes de la expansión o contracción de la
actividad pública, puesto que éstos poseen la experticia técnica y los conocimientos prácticos de
los beneficios y las necesidades. De ello resulta lamentablemente, que los burócratas favorecen
niveles crecientes de la actividad, que ellos mismos tratan de justificar, son también criticados por
su excesivo apego al papeleo resultante de la aplicación de las normas y regulaciones y por su
discrecionalidad para llenar los vacios legales. De allí que los cuerpos legislativos tienen que
ejercer juicio independiente sobre sus recomendaciones, en función de su apreciación de las
preferencias de los individuos, considerando los beneficios y los costos.
42
Representan a miembros de la sociedad distintos de los electores, con intereses comunes,
que pueden ejercer un desproporcionado poder sobre las decisiones públicas. Probablemente la
fuente de poder del grupo proviene, entre otras razones porque sus miembros poseen altas tasas de
participación electoral, o que, podrían utilizar sus elevados ingresos para contribuciones generosas
de campaña. La organización por grupos de interés sirve para simplificar el proceso político, ya
que reduce la necesidad de establecer contactos entre los representantes y los votantes
individuales. Las razones por las cuales los grupos de interés se forman son muchas y variadas,
fundamentalmente el origen del ingreso, ya sea el capital o el trabajo o la actividad profesional: los
trabajadores y los empresarios por rama industrial; en función del nivel de ingresos (ricos y
pobres); la región a que pertenecen; las características demográficas y personales (edad, religión,
estado civil, sexo, raza, etc.); gremios profesionales; grupos de expertos; etc. La lista puede
continuar indefinidamente dada las numerosas bases bajo las cuales los grupos de interés suelen
establecerse.
En resumen, este análisis considera una situación en la que el gobierno hace propuestas que,
a su juicio, maximizarían su capacidad de obtener votos, y los dirigentes políticos reaccionan con
idéntico propósito. Por otro lado, los funcionarios públicos o burócratas, distintos del gobierno en
si mismo, actúan de manera de maximizar su poder, influenciando la provisión de bienes públicos
mediante el procedimiento de agenda pre-establecida, la cual no es más que aquella situación en
la que el gobierno está actualmente en posición de determinar sobre qué asuntos -agenda- les será
permitido a los ciudadanos votar. Los grupos de interés ejercen influencia determinante como
formadores de corrientes de opinión y los ciudadanos suelen representar un papel algo pasivo y
votan por el candidato o partido que, en su opinión, representará mejor sus intereses. El arte de la
política consiste en alcanzar un consenso que atraiga a la mayoría de los votantes, o que al menos
les sea aceptable.
Resulta interesante apuntar que, mientras los modelos formales presentados al comienzo de
este capítulo indicaban que el gobierno ofrecería pocos bienes públicos, porque la gente no revela
sus verdaderas preferencias, numerosas teorías políticas indican que, de hecho, el gobierno podría
producirlos en demasía en el afán de lograr un razonable consenso y contentar a los principales
grupos de electores (populismo). Aún cuando es dudoso que el proceso político intente maximizar
cosa alguna, en general parece funcionar de tal modo que los beneficios percibidos, que surgen de
la labor gubernamental suelen considerarse mayores que los costos soportados por los grupos
importantes de electores o socio-económicos. Esto es esencial para mantener una democracia que
funcione.
Erik Lindahl (1919/1958) planteó que si se votara para averiguar si se debía proporcionar
una cantidad eficiente de bienes públicos, el consentimiento debería ser unánime, siempre que
hubiera un sistema fiscal adecuado para financiarlo. En este procedimiento de Lindahl, cada
individuo enfrenta un precio personalizado por unidad de bien público, que depende de su
participación tributaria. Los impuestos compartidos son conocidos como los precios de Lindahl.
El voto unánime es prácticamente inaplicable por las siguientes razones: Primero, asume
que los individuos votan honestamente, lo cual es incierto ya que lo hacen estratégicamente (voto
útil). Esto es, cuando hay elecciones con más de dos candidatos, el votante apoya al otro candidato
con mayores posibilidades de ganar que aquel de su sincera preferencia, esto con la finalidad de
evitar un resultado indeseable. Esta eventualidad evitaría alcanzar el equilibrio Lindhal a través de
precios.
43
En segundo lugar, la unanimidad como regla general para la decisión sobre las actividades
gubernamentales es inaceptable y de hecho jamás se aplica para tal fin, ya que la complejidad de
los gobiernos de hoy en día y la variedad y abundancia de las actividades gubernamentales,
consumirían enormes cantidades de tiempo y esfuerzo para lograr el consenso en la mayoría de los
casos, aunque las decisiones las tomara un pequeño grupo representativo.
En tercer lugar, la unanimidad le concede a los grupos minoritarios un gran poder de
negociación que les permite bloquear todo cambio, a menos que se les haga concesiones,
intolerables para la mayoría.
Finalmente, la regla no es practicable cuando se trata de funciones gubernamentales
distributivas (bienestar) que hacen avanzar la sociedad sobre su límite de posibilidades de utilidad,
porque tales funciones, por su propia índole, implican la transferencia de riqueza de algunas
personas hacia otras y podría suceder que algunos jamás admitieran ese cambio.
La mayoría de las democracias acepta la norma de que los conflictos de preferencias deben
resolverse mediante el voto mayoritario. Cada individuo tiene un voto, los si y no son contados y
gana el que tenga más (mayoría simple) o la mitad mas uno de los presentes (mayoría absoluta).
Cuando más de dos alternativas son comparadas, éstas deben ser votadas por pareja, sobreviviendo
sólo una de ellas. Esta regla es comúnmente utilizada por el Congreso y las Legislaturas, excepto
para las llamadas enmiendas, donde una mayoría calificada (comúnmente 2/3) es utilizada. La
regla de la mayoría no bloquea los intereses de muchos para proteger a pocos. Es de suponer que
salvaguarda los intereses de la mayoría en la sociedad.
Supóngase tres niveles de actividad presupuestaria:
Grande (A), Mediano (B) y Pequeño (C) y tres votantes: X, Y, Z
Nivel de Presupuesto
Votante Preferido
____________________________________
X A ---> B ---> C
Y C ---> B ---> A
Z B ---> C ---> A
Como podemos apreciar, en cualquiera de los casos la alternativa ganadora por mayoría es
siempre la B. La Figura que se presenta a continuación representa todos los ordenamientos
posibles de las tres alternativas de acuerdo al orden de preferencia expresado por los votantes.
Como se observa en la Figura 3-3, inserta más adelante al dibujar las preferencias
individuales, se muestra un patrón de un solo pico, independientemente del orden de la
comparación por pares. El votante Z, quien prefiere la alternativa intermedia, y es conocido como
el votante medio, gana. Las preferencias de los tres individuos siguen un cono como patrón,
con un pico en diferentes puntos de la escala, de los cuales el del medio gana. Esta aseveración
constituye el llamado Teorema del Votante Medio, en el cual las preferencias del votante
intermedio se sitúan en el medio con respecto a las preferencias de los otros votantes. La mitad de
los votantes desean más presupuesto que el votante intermedio, y la otra mitad desea menos. Sea
cual fuere el ordenamiento de las propuestas, en tanto todas las preferencias de los votantes sean
de un solo pico, el resultado final de la regla de la mayoría siempre refleja las preferencias del
votante intermedio.
Cuando todas las preferencias de los votantes son de un solo pico, el voto de la mayoría
conduce a un resultado estable, y la decisión adoptada refleja las preferencias del votante medio.
No obstante, cuando las preferencias de los votantes no son de un solo pico, surge la paradoja del
voto.
Nivel de Presupuesto
Votante Preferido
____________________________________
X A ---> B ---> C
Y C ---> A ---> B
Z B ---> C ---> A
45
Este nuevo caso viola la condición básica de transitividad mencionada, respecto de los
ordenamientos por pares, mostrando una solución multipico, según se observa en la Figura 3-4,
inserta más adelante, dando origen a una votación cíclica.
Esto significa que no existe ninguna solución estable de mayoría, puesto que el resultado del voto
depende del orden en que se hayan votado las alternativas. Esto es:
Comparando A vs. B: la alternativa A gana
A vs. C: la alternativa C es la ganadora final
Cambiando el orden:
B vs. C: la alternativa B gana
B vs. A: la alternativa A es la ganadora final
Si comparamos finalmente:
C vs. A: la alternativa C gana
C vs. B: la alternativa B es la ganadora final
La paradoja del voto, nombre con que se conoce el fenómeno de la votación cíclica,
analizada primeramente por Condorcet en el siglo 18, y más recientemente por el profesor K.
Arroz (Teorema de la Imposibilidad), arroja dudas al proceso democrático. Arrow plantea que en
ciertas situaciones verosímiles que suelen condicionar el proceso político, los votos de la mayoría
pueden no reflejar la voluntad de ésta. Afortunadamente, la paradoja no significa que el voto
mayoritario no sirve. Para que la regla de la mayoría no de origen a resultados contradictorios,
ganando la votación el elector medio, las preferencias de los individuos deben ser la de un patrón
de un solo pico, esto es, donde no existan electores extremistas.
Un fenómeno estrechamente ligado con la paradoja del voto, es el llamado voto estratégico
(manipulación del orden del día). Cuando hay elecciones con más de dos candidatos, el votante
apoya a otro candidato con mayores posibilidades de ganar que aquel de su sincera preferencia,
esto con la finalidad de evitar un resultado indeseable.
Si existen diferentes actitudes frente a un problema en particular, la proposición que
acumula el mayor número de simpatizantes podría ser eliminada de toda consideración, porque
aquellos que están en un extremo votan inicialmente por el otro extremo para vencer a la propuesta
moderada. Veamos esto con un ejemplo de tres proposiciones para mejorar el tránsito urbano:
46
Propuesta C: Concentración en el mejoramiento total del sistema de transporte.
Apoyo 30%
En una elección sin voto estratégico fácilmente ganaría B. Sin embargo esto no sucedería,
ya que los votantes toman muy en cuenta cómo los otros van a votar, de manera de no malgastar
sus votos en proposiciones que no tengan ocasión de ganar, a pesar de que ellos la prefieran.
Veamos. Los que apoyan A votarían por C, al comparar a B vs. C, de esta forma se eliminaría a B.
Al final quedarían las dos proposiciones extremas (A, C), ganando aquella que logre captar para si
a los que apoyaban la propuesta B. De esta manera, la propuesta B, preferida por el mayor número
y que sin lugar a dudas hubiera ganado sobre cualquiera de las demás de no existir voto
estratégico, es vencida.
47
ANEXO A: APROXIMACIÓN A LAS SOLUCIONES DE SAMUELSON Y
LINDAHL AL PROBLEMA DE LA REVELACIÓN DE LAS PREFERENCIAS DE
LA SOCIEDAD POR LOS BIENES PUBLICOS
Este análisis fue originalmente concebido por Paul Samuelson (1954-1955), y las
conclusiones que de él se obtengan son conocidas como las condiciones de Samuelson.
El problema de la provisión y financiación óptima de los bienes públicos se analiza mejor
en un mundo compuesto por dos individuos, los señores A y B, y dos bienes, uno público G y otro
privado X.
Como X es un bien privado normal, es divisible para el consumo; es decir, la cantidad de X
consumida por el señor A no puede ser consumida por el señor B y viceversa. El consumo total de
X debe dividirse entre lo que consume el señor A y lo que consume el señor B. Esto puede
enunciarse formalmente por la condición de que Xa + Xb = X, representando Xa y Xb las
cantidades del bien privado X consumidas por los señores A y B respectivamente. Como G es un
bien público puro, no es divisible para el consumo. Por eso, el "consumo" del señor A no reduce la
cantidad del bien público G disponible para el "consumo" del señor B. Como la cantidad
disponible de G no puede dividirse entre los miembros de la sociedad, los señores A y B deben
consumir en común la cantidad G puesta a su disposición. Además, como la cantidad total G está
disponible por igual para el consumo de cada persona, en cierto sentido es consumida por todos de
manera igualitaria. Esto puede enunciarse formalmente por la condición Ga = Gb = G,
representando Ga y Gb las cantidades consumidas por los señores A y B respectivamente.
Comoquiera que no hay necesidad de distinguir entre la cantidad del bien público producido y
consumido por cada individuo, no habrá porque identificar con los subíndices a y b el consumo de
G. La condición arriba enunciada, caracteriza el consumo simultáneo de los bienes públicos.
Ambas personas "consumen" el servicio de una misma cantidad física G. Esto no significa que
cada persona tenga la misma preferencia por G o reciba la misma utilidad de él.
Ambos bienes, público y privado son producidos de acuerdo a sus respectivas funciones de
producción y al empleo de factores. Por el lado de la producción, no hay ninguna diferencia entre
una economía que produzca X y G, y aquella que produce dos bienes privados tal como se vio en
el Capítulo II. El diagrama o caja de producción de Edgeworth puede ser usado para obtener las
mismas condiciones de eficiencia en la producción, al igual que se hizo en un mercado de dos
bienes privados. Esto es, las relaciones marginales de sustitución técnica entre dos factores para la
producción del bien X y del bien G deben ser las mismas. Dado que las condiciones de eficiencia
en la producción permanecen inalterables, ellas pueden ser perfectamente satisfechas por un sector
privado competitivo que produzca tanto al bien privado como al bien público, vendiendo los
bienes privados a los consumidores, y los bienes públicos al sector público. Por lo tanto, la
existencia de bienes públicos no implica su producción pública, sólo su provisión pública puede
ser requerida.
48
El problema se complica empero, porque no podemos trazar el habitual diagrama de caja de
Edgeworth que refleja diversas cantidades de consumo de los dos bienes por los dos individuos,
puesto que suponemos que ambos consumen la misma cantidad del bien público G. Por eso, en
lugar de deducir el límite de posibilidades de utilidad y las condiciones relacionadas, necesarias
para la eficiencia, lo estableceremos en forma directa. Tanto A como B se benefician del consumo
del bien privado como del bien público, por lo tanto podemos trazar sus respectivos mapas de
indiferencia para cada uno de ellos. La parte superior de la Figura 3-1 muestra el mapa de curva de
indiferencias del señor A desde el origen O a, mientras que en el fondo del mismo diagrama se
observa el mapa de curvas de indiferencias del señor B desde el origen O b.
Para obtener las condiciones de la optimalidad de Pareto, partimos de un punto de utilidad
arbitrario del señor A y hallamos aquella combinación de recursos que maximice el nivel de
utilidad del señor B. Al proceder así, determinaremos las condiciones necesarias para la eficiencia
y un cierto punto sobre el límite de posibilidades de utilidad. Si elegimos un nuevo nivel diferente
para el señor A y repetimos el ejercicio, podríamos deducir otro punto en el límite de posibilidades
de utilidad y así trazar por fin el límite total de posibilidades de utilidad.
Supóngase que la curva de indiferencia II representa el nivel de utilidad para el señor A.
Cualquiera combinación de G y Xa que deje a A inalterada su satisfacción es permitida. Nuestra
primera tarea será hallar aquellas combinaciones de G y X b disponibles para B, que sean
consistentes tanto con las combinaciones de producción de G y X, como con las combinaciones
disponibles para A de G y Xa (para mantener A en II). Consideremos un punto sobre PP, tal como
C. La producción de G correspondiente a ese punto O aE, puede ser consumida por A y B
simultáneamente, puesto que es un bien público. La producción de X es EC, la cual debe ser
dividida entre A y B. Para mantener al señor A en el nivel de utilidad II, este requiere ED
cantidades de X, quedando CD para B, que no es más que la distancia vertical entre la curva de
posibilidades de producción PP y la curva de indiferencia II. Procediendo de la misma manera,
podemos obtener cualquiera combinación de X y G disponible para el señor B, restando
verticalmente II de PP. Así, la curva de posibilidades de consumo del señor B puede deducirse,
dado el consumo del señor A, a lo largo de la curva de indiferencia II.
La curva de posibilidades de consumo de B está representada por TT en la parte inferior de
la Figura 3-1. El máximo nivel de utilidad que el señor B puede alcanzar es aquel en que su curva
de indiferencia JJ es tangente a la curva TT (Y'), lo que supone una producción del bien público
49
equivalente a OaGo (=ObGo), y del bien privado de O aF, de la cual OaZ es consumida por A y ZF
(=ObY) es consumida por B.
¿Qué podemos inferir con respecto a las condiciones necesarias para la eficiencia en esos
puntos de consumo y producción? Un estudio de la Figura 3-1 indica que, en el punto de consumo
Y' del señor B, y en el punto de consumo Z' del señor A, las pendientes de sus curvas de
indiferencia no son iguales. De modo que, si se trata de bienes públicos, la eficiencia no requiere
la igualdad de las tasas marginales de sustitución entre consumidores como en el caso de los
bienes privados. Tal igualdad no es posible a menos que sus preferencias sean las mismas. Además
en el punto F', la pendiente de la curva de posibilidades de producción difiere de las
pendientes de las curvas de indiferencia, tanto de A como de B, en su punto de consumo.
Así, la tasa marginal de
transformación no es igual a la tasa marginal de sustitución de ninguno de los dos consumidores.
Puede demostrarse, sin embargo, que en el punto F' la tasa marginal de transformación es
igual a la suma de las tasas marginales de sustitución de los señores A y B.
En el punto de tangencia (Y') entre JJ y TT, la pendiente de la curva de indiferencia de B es
igual a la pendiente de la curva de posibilidades de consumo TT. La pendiente de
la curva de indiferencia JJ del consumidor B es la tasa marginal de sustitución de un bien privado
por un bien público (MRSgx). Dado que TT se obtuvo de la sustracción vertical entre la curva de
indiferencia II del señor A (cuya pendiente viene dada por MRS gx) y la curva de posibilidades de
producción PP (cuya pendiente es MRTgx), la pendiente de TT por geometría elemental viene dada
por la diferencia entre las pendientes de PP y II. Por lo tanto, en el punto de óptima asignación de
recursos se cumple la siguiente ecuación:
En una economía donde el dinero es utilizado como unidad de cuenta, podemos interpretar
las condiciones de eficiencia en términos de beneficios y costos marginales monetarios. La tasa
marginal de transformación es igual a la relación entre el costo marginal de producir G dividida
por el costo marginal de X, o sea:
50
MRTgx = MCg/MCx (2)
Las relaciones marginales de sustitución (MRS gx) de los señores A y B, indican las tasas a
las cuales ellos están dispuestos a intercambiar el bien público en término del bien privado X, de
manera que dejen inalterados sus niveles de utilidad. De manera que, para un individuo podemos
escribir la tasa marginal de sustitución como la relación por cuociente entre los beneficios
marginales monetarios de G y X.
¿Qué cantidad debe producirse de un bien público? La sociedad debe producir hasta el punto
en que el costo marginal para la sociedad sea igual al beneficio marginal social producto de una
mayor producción. Esto es, que la suma de los beneficios marginales para todos los individuos
provenientes del bien público G, deben ser igual al costo marginal de producirlo.
Esta última versión de las condiciones de eficiencia expresadas en términos de beneficios y
costos marginales, nos conduce rápidamente a una interpretación diagramática, a través de la
construcción de curvas de demanda y oferta.
En la Figura A-2 que se inserta más adelante, la curva de oferta S, muestra el costo
marginal de producir el bien público G para varios puntos situados a lo largo de la de posibilidades
de producción PP.
Las curvas Da y Db, representan curvas de "demanda" de G, para los dos individuos, en el
sentido en que ellas expresan el beneficio marginal del bien público G que obtienen ambas
personas (MBig), o el precio que ellas tendrían que pagar por cada cantidad de G si tuvieran que
hacerlo.
Para mostrar cómo el punto óptimo G o se determina, basta con sumar verticalmente las
curvas de demanda individual (en lugar de horizontalmente como se hace en el caso de los bienes
privados), para obtener la curva de demanda agregada D a + Db. Por ejemplo, para la cantidad G1
de bien público sumamos la distancia dG1 = MBag con eG1 = MBbg para obtener el punto f, el cual
es por lo tanto igual a la suma de MBag y MBbg. La cantidad óptima de G se ubica en el punto b en
que la curva de demanda agregada corta a la curva de oferta. En el punto b, se satisfacen las
ecuaciones (1) y (4).
La producción óptima de G se halla en el nivel en que la cantidad total que la sociedad está
dispuesta a pagar por el bien público G es igual al costo marginal o de oportunidad de dicho bien.
En el punto de equilibrio b, el señor B soportaría OMBbg del costo de bien público G, mientras
que A sufragaría OMBag del costo del mismo bien; si cada individuo debiera abonar un impuesto
o pagar un precio igual a su tasa marginal de sustitución, la cual representa la cantidad máxima
que estaría dispuesta a pagar para obtener la cantidad disponible de ese bien. Esto indica, que en el
punto de equilibrio b (Fig. 3-2), el cual representa el punto de producción F' (Fig. 3-1) de la
sociedad, la tasa marginal de sustitución del señor B es superior a la tasa marginal de sustitución
de A, lo que indica que B atribuye al bien público un valor más alto que A. Este análisis pone de
relieve una diferencia esencial entre bienes públicos y privados. En el caso de los bienes privados,
la gente se ve ante precios idénticos y ajusta las cantidades que compra, mientras que, si se trata de
bienes públicos se halla ante cantidades iguales, y ajusta sus propios precios personales o tasas
marginales de sustitución, de acuerdo con las cantidades disponibles.
El análisis que acabamos de realizar de la Fig. A-2 sugiere una interpretación seudomercado
de la oferta de bienes públicos, más conocida como beneficio-precio o la solución Lindahl.
Afirmaba Lindahl, que el gobierno conocía de antemano los esquemas
51
de preferencia individual y ajustaba beneficio-precio (impuesto) sobre cada individuo, de manera
que, el beneficio-precio que tendría que pagar fuese igual a su tasa marginal de sustitución (MRS);
al propio tiempo, determinaba las cantidades totales del bien público, de forma que las tasas
marginales de transformación (MRT) y de sustitución fuesen iguales. Esta solución no está exenta
de problemas. En primer lugar, el gobierno debe conocer los esquemas individuales de beneficios
marginales a fin de poder asignar
(1) DUE, John and FRIEDLAENDER, Ann, Government Finance: Economics of the Public
Sector, Ed. Irwin, 7 ed, Illinois. 1981 pp. 25-27, 63-84
(2) MUSGRAVE, Richard, Teoría de la Hacienda Pública. Ed. Aguilar. Madrid 1969. p. 9
(3) WEBER, Luc, L'Analyse Economique des Depenses Publiques. Ed. PUF. Paris 1978. pp.
85-86
(4) DUE, John et al. Op. cit, pp 27-33; 51-58
- BOADWAY, Robin and WILSAIN, David, Public Sector Economics, Ed. Little, Brown, 2 ed.
Boston, 1984, pp 85-104
- Erik Lindahal (Lund 1919) en Classics in Theory of Public Finance. Eds. Richard Musgrave
and A.T. Peacock (NY-London 1958)
- Lief Johansen ”Some notes on the Lindahal Theory of Determination of Public
Expenditures” International Economic Review, vol 4 (Sep 1963). pp 346-58
- Paul Samuelson. “Pure Theory of Public Expenditure and Taxation”. Public Economics.
Eds. Margolis and H. Guitton. NY. St. Martin Press 1969. pp98-123
(5) DUE, John et al. Op. cit. pp. 33-52
- FISCHER, S. et al. Economía Ed. Mac Graw Hill, 1990, 2 ed. pp.491-494; 87-90
- MUSGRAVE y MUSGRAVE. Hacienda Pública: Teórica y Aplicada. pp, 105-134
- ROSEN, Harvey et al. Public Finance. Ed. McGraw Hill. International 2008. USA. 8 ed. pp.
53-67, 106-125
53
IV
EXTERNALIDADES (1)
En el capítulo anterior se discutió la situación planteada por los bienes públicos o colectivos.
En razón de su indivisibilidad, una vez que se hacen disponibles, lo son para todos los miembros
de la sociedad. De allí, que no exista manera alguna por la cual pueda ser excluida ninguna
persona de recibir los beneficios de su consumo o disfrute. Por tal razón, la provisión de los bienes
públicos requiere de la intervención del gobierno. Este capítulo lo dedicaremos al estudio de las
denominadas Externalidades. Éstas aparecen, cuando el funcionamiento de la economía de
mercado da origen a economías o deseconomías externas, producto de la interdependencia de las
funciones de producción y consumo, provocando de esta manera, divergencia entre las
valoraciones privadas y sociales y en consecuencia, pérdida de la eficiencia económica.
Existen actividades que si bien no están a cargo directamente del Estado, requieren de su
intervención a fin de asegurar una asignación eficiente de recursos. El propio comportamiento de
consumidores y productores, en su afán de búsqueda del máximo beneficio, ocasionan efectos
perjudiciales o beneficiosos a terceros, cuyos costos o beneficios incurridos, no son tomados en
cuanta por el mecanismo precio del mercado. Esta situación acarrea divergencias entre las
valoraciones privadas y sociales, lo que impide que se satisfagan las condiciones del óptimo de
Pareto, esto es, que alguna persona o personas estén en mejor situación como resultado del
cambio, sin que al mismo tiempo alguien más esté en situación peor. Veamos el siguiente ejemplo
en el cual una empresa papelera produce como subproducto de su proceso industrial, una sustancia
química conocida con el nombre de dioxina. La dioxina se forma al mezclarse la pulpa de madera
con el cloro utilizado como blanqueador. Una vez que la dioxina es liberada en el ambiente,
podría terminar en el tejido adiposo de las personas y en la leche de las madres que amamantan.
Según algunos investigadores, la dioxina es altamente tóxica y presuntamente responsable de
malformaciones congénitas y de algunos tipos de cáncer. Ahora bien, el Teorema Fundamental
de la Economía del Bienestar (Capítulo II), sugiere que el mercado asigna eficientemente los
recursos. ¿Quiere decir esto, que la contaminación del ambiente por dioxina es eficiente por ser
ésta un subproducto del proceso industrial del mercado? Evidentemente que no. El decrecimiento
de los niveles de bienestar de las víctimas de la dioxina no es el resultado de un cambio de los
precios de mercado, por ello la asignación de recursos que realiza el mercado es ineficiente.
La intervención pública es entonces necesaria, cuando no existe ningún mecanismo de
mercado que asegure que la parte beneficiada recompense a la persona o empresa que le brinda los
beneficios, o que la parte perjudicada reciba una indemnización de la persona o empresa que
origina los costos. La existencia de externalidades o, de economías o deseconomías externas como
las denominó Alfred Marshall (2) da origen a una asignación ineficiente de recursos; por cuanto en
el caso de economías externas, los beneficios externos que crea la actividad de consumidores o
productores y que no pueden ser capturados por ellos a través del sistema de precios, conduciría a
una reducción de la actividad. Si se trata de deseconomías, los costos sociales emergentes de la
actividad, los cuales no son soportados por los responsables, darían lugar a un incremento de la
actividad involucrada.
Analizaremos a continuación las externalidades en el consumo y luego, examinaremos las
externalidades en la producción, para finalmente terminar con el análisis de algunas deseconomías
externas, como por ejemplo, la contaminación ambiental y el congestionamiento de automóviles.
Abordaremos igualmente, la descripción de las políticas que en cada caso el Estado podría aplicar
para mejorar la asignación de recursos e internalizar los efectos externos.
Externalidades en el consumo
Externalidades en la producción
Externalidades pecuniarias
Externalidades tecnológicas
57
En una época de preocupación ecológica, llega a ser importante el problema de las
deseconomías tecnológicas. La fábrica de productos químicos que contamina el agua, dañándola
para fines de recreo o consumo; los derrames de petróleo, que arruinan playas y matan enormes
cantidades de peces y animales; los plaguicidas que aumentan la producción agrícola, pero matan
peces, animales silvestres y hasta personas; los aeropuertos que producen demasiado ruido; los
automóviles que contribuyen a los congestionamientos de tráfico y contaminan el ambiente etc.,
son claros y evidentes ejemplos de efectos de repercusión que ocasionan costos sociales no
reflejados en la estructura de costos de las empresas, alterando la asignación de recursos hecha por
el mercado. Véase el caso de Puerto Ordaz, importante centro siderúrgico, donde tiene sus insta -
laciones la empresa SIDOR. El proceso de producción del acero, conlleva arrojar a la atmósfera
emisiones contaminantes de humo. La empresa al efectuar sus cálculos económicos no toma en
cuenta el precio del subproducto humo, ya que no existen derechos de propiedad sobre el aire que
respiramos (7) La limpieza del humo lanzado a la atmósfera le acarrearía a la empresa costos
adicionales, por ello, SIDOR favorecerá la utilización de factores baratos o gratuitos, o minimizara
el uso de insumos caros. En esta situación, si no son internalizados los efectos externos, los costos
privados de la siderurgia discreparían de los costos sociales. Si quiénes producen el humo o los
derrames de petróleo o los desechos industriales de materias tóxicas, debieran hacerse cargo de los
costos sociales, la actividad correspondiente se reduciría y en algunos casos cesaría de un todo.
Los costos de reducir la contaminación causada por las fábricas existentes, pueden ser
superiores a los beneficios sociales derivados de tales reducciones. En este caso, la contaminación
no se reduciría. Mientras que, si los costos sociales asociados con proyectos de instalación de
nuevas plantas industriales creasen deseconomías mayores que los beneficios derivados de esas
actividades, entonces, la potencial industria contaminadora no debería instalarse. En consecuencia,
la existencia de un efecto renta significativo pudiera ser tal que favoreciera el statu-quo.
Hemos de tener en cuenta al considerar la formulación de políticas que afecten el bienestar
de las personas, dos elementos importantes. En primer lugar, la suma máxima que una persona
estaría dispuesta a pagar para obtener algún cambio que lo beneficie. El segundo corresponde a la
suma mínima que se exigiría como compensación por admitir un cambio perjudicial. La teoría
económica indica que, para una amplia gama de actividades o bienes, la suma máxima que una
persona estaría dispuesta a pagar para que algún cambio beneficioso ocurriere, es inferior a la
cantidad mínima que otra persona requeriría como compensación para aceptar un cambio que la
perjudique. Por ejemplo, la cantidad que una persona está dispuesta a pagar por hacerse una
operación que le salvara la vida debe ser por fuerza finita, mientras la suma mínima que exigiría
por prescindir de la operación podría bien ser infinita (8)Esto trae consigo varias implicaciones
respecto de las externalidades tecnológicas. Considérese un aeropuerto ya existente que ocasiona
contaminación por humo, peligros de accidentes, ruido, etc., y afecta a los vecinos que quizás
estarían dispuestos a pagar para que el aeropuerto sea mudado a otro sitio. La mudanza del
aeropuerto causaría considerables costos a otros miembros de la sociedad: personas que utilizan
el aeropuerto y que viven lo suficientemente alejadas de él como para soportar sus externalidades
negativas. Las tentativas de trasladar el aeropuerto o de reducir sus operaciones redundarían en de-
trimento del transporte aéreo y por ende de sus usuarios. El transporte aéreo es, sin duda alguna,
una actividad primordial, y los que sacan provecho del aeropuerto suelen superar en número a los
afectados adversamente por su existencia. Por consiguiente, la compensación potencial que
estarían dispuestos a pagar aquellas personas adversamente afectadas por la existencia del aero-
puerto, seria con seguridad inferior a la indemnización que exigirían los usuarios del aeropuerto
por permitir su traslado. Por consiguiente, el aeropuerto permanece así en su lugar y aquéllos que
tengan la suerte de poder hacerlo se alejaran de sus inmediaciones. Consideremos, en cambio la
construcción de un nuevo aeropuerto. Aquí, la situación se revierte. Aquellos que viven en las
inmediaciones del sitio elegido serian perjudicados por el ruido y el congestionamiento; pero, otros
integrantes de la sociedad se verían beneficiados por la reducción de los costos de transporte.
Nuevamente, como el pago que exigirían aquéllos, a quienes se les pide que disminuyan su
bienestar, seria por lo general, superior a la cantidad que estarían dispuesto a pagar quiénes
mejorarían de situación, no se construiría el aeropuerto. Según este análisis, tales consideraciones
tienden a favorecer el statu-quo. Una vez que se construya un aeropuerto, se perforen pozos costa
58
afuera, se autorice el uso generalizado de los plaguicidas, se apruebe la instalación de una planta
industrial en el perímetro urbano, etc., la compensación exigida por aquéllos a quienes la remoción
de las fuentes de contaminación afectaría adversamente, suele ser muy superior a la que la
sociedad está dispuesta a pagar. Alternativamente, el mismo mecanismo actúa en forma inversa, al
limitar las nuevas fuentes de contaminación. En la medida en que una nueva fuente de
contaminación disminuye el bienestar de los ciudadanos, la compensación que ellos exigen es
superior a la cantidad que estarían dispuestos a pagar los potenciales beneficiarios de la fuente
contaminante.
Respuesta privada
La forma de enfrentar las externalidades negativas es un problema difícil que preocupa a los
economistas de manera creciente, aunque el principio general que debería tenerse en cuenta es
relativamente sencillo. El nivel óptimo de contaminación, congestionamiento y otras
deseconomías tecnológicas se alcanza cuando los costos marginales de progresivas reducciones,
igualan a los beneficios marginales que tales reducciones causan a la sociedad. Tal solución, pue-
de lograrse por la acción voluntaria entre las partes, encaminada por pagos compensatorios o por
consolidaciones de empresas.
Cuando se trata de dos partes involucradas en una deseconomía tecnológica, el problema es
relativamente sencillo. La solución eficiente depende del que haya sufrido el mayor daño, quien
estaría dispuesto a pagar una indemnización por obtener algún cambio que le beneficie. Frente a
una externalidad bilateral como esta es innecesaria la intervención pública.
Si las externalidades acarrean costos o beneficios para pocas personas, generalmente el
gobierno no suele intervenir. Los particulares suelen buscar soluciones privadas mediante la
negociación directa; situaciones de este tipo como, diferencias entre vecinos por cualquier causa
o razón, podrían ser dirimidas mediante el pago de compensaciones, que no perjudique la situación
de uno mejorando la del otro. Evidentemente, en muy raras ocasiones se pagaría una compen-
sación, y el problema, la mayoría de las veces se soluciona, apelando a las normas de convivencia
ciudadana. Una forma de analizar las implicaciones de la negociación directa es mediante la
aplicación del teorema de Coase, llamado así en honor del economista Ronald Coase, quien
sugiere que si las partes privadas pueden negociar sin ningún coste de transacción, (costes en que
incluyen las partes en el proceso de ponerse de acuerdo y de velar por su cumplimiento) el
mercado privado siempre resolverá el problema de las externalidades y asignará eficientemente los
recursos
Teorema de Coase. (9) Veamos esto con un ejemplo. Supongamos que Dionisio es dueño de un
perro que ladra constantemente y molesta a su vecina Juana. A pesar del beneficio que el perro le
produce a Dionisio, éste genera una externalidad negativa a Juana. ¿Debe obligarse a Dionisio a
llevar el perro a la perrera, o debe Juana tener que aguantar pasar todas las noches en vela? Si el
beneficio que obtiene Dionisio por la propiedad del perro es superior al coste que soporta Juana
por los ladridos, es eficiente que Dionisio conserve al perro y que Juana se acostumbre a los
ladridos. Sin embargo, si el coste es superior al beneficio, Dionisio debe deshacerse del perro.
De acuerdo con el teorema, el mercado alcanzará por si solo el resultado eficiente; pero,
¿cómo? Juana puede proponerle simplemente a Dionisio el pago de una determinada cantidad de
dinero para que se deshaga del perro. Dionisio aceptará el trato si la cantidad de dinero que le
ofrecerá Juana es mayor al beneficio de conservar al perro. Aunque estas satisfacciones no pueden
compararse en forma directa, pueden reflejarse en la indemnización que cada uno esté dispuesto a
pagar y la suma que el otro solicita. Sea cual fuere la decisión a que se llegue mediante la
negociación, la parte perjudicada puede pagar una indemnización a la beneficiada, y no obstante
hallarse en mejor situación.
Hasta ahora hemos supuesto que Dionisio tiene el derecho legal de tener un perro ladrador.
En otras palabras, Dionisio puede conservar el perro, a menos que Juana le pague una
59
indemnización lo suficientemente grande como para inducirlo a renunciar voluntariamente al
perro. ¿En qué medida sería diferente el resultado si Juana tuviera el derecho legal a la paz y a la
tranquilidad? Según el teorema de Coase, la distribución inicial de los derechos legales
(propiedad) no cuentan para la capacidad del mercado de logar el resultado eficiente. Si Juana
puede legalmente obligar a Dionisio a deshacerse del perro, éste, podría ofrecerle a Juana una
compensación para que le permita quedarse con el perro. Si el beneficio que le reporta a Dionisio
la posesión del perro es superior al coste que soporta Juana por sus ladridos, ambos llegarían a un
acuerdo en que Dionisio conservaría al perro.
En resumen, el teorema de Coase establece que los agentes económicos privados pueden
resolver el problema de las externalidades entre ellos. Cualquiera que sea la distribución inicial de
los derechos de propiedad, las partes interesadas siempre pueden llegar a un acuerdo en el que se
mejore el bienestar de todo el mundo y el resultado sea eficiente. No obstante la conclusión
anterior, si el número de personas involucradas en el problema es sumamente grande, y si las
fuentes contaminantes son abundantes que haría imposible identificar el daño causado
separadamente, entonces la negociación directa a bajo costo transaccional no tendría éxito, aunque
hubiere derechos de propiedad. Los problemas de contaminación de ríos son un problema
inexistente en Inglaterra y Escocia, ya que los ríos y canales son de propiedad privada,
eventualidad que ha prevenido exitosamente la sobrepesca y controlado la contaminación de los
ríos por más de 800 años. Sus propietarios cobran derechos a los pescadores por pescar en su
sección del rio, por lo tanto, ellos tienen un gran incentivo para mantener el equilibrio en la
población de peces y conservar limpios los canales y ríos.
Una forma de lidiar con una externalidad es internalizarla (internalizar una externalidad es
modificar los incentivos de manera que las personas tengan en cuenta los costos externos de sus
actos). La internalización puede ser realizada mediante la integración (fusión) de las empresas de
las partes involucradas (contaminante y contaminada), en el caso de que se trate de dos partes.
Esto es, coordinando las actividades de las dos empresas en una sola mucho más eficiente que
elimina los efectos externos que provocan la ineficiencia del mercado.
Otras veces si el problema de las externalidades es entre personas, podría ser resuelto por
normas morales y sanciones sociales. El tirar basura en la calle, a pesar de estar prohibido, la
gente no lo hace porque simplemente está mal hecho. El mandamiento moral que se enseña a la
mayoría de los niños de no hacer a los demás lo que no quisieras que te hagan a ti, nos dice que
debemos tener en cuenta las consecuencias de nuestros actos para con otras personas.
Finalmente las externalidades pueden ser corregidas por instituciones benéficas, muchas
de las cuales se crean para tales fines. Es el caso de las asociaciones para la protección del medio
ambiente, las universidades privadas que reciben donaciones de ex alumnos, empresas y
fundaciones, debido en parte, a que la educación tiene externalidades positivas para la sociedad.
Respuesta pública
El problema se complica, empero, cuando los efectos de la externalidad son difusos. Por
ejemplo, los costos de la contaminación producida por el humo, pueden depender directamente del
número de personas residentes en las vecindades de la fábrica. En la medida en que aumenta esa
población, deben aumentar los costos causados por la contaminación producida por el humo. Una
central hidroeléctrica ubicada en el desierto no ocasionaría problemas, pero ubicada en una zona
densamente poblada si lo haría. Sin embargo, si la fábrica existía antes que la comunidad que
ahora la rodea, la atribución de la externalidad es dudosa. Si vivía poca gente cerca de la fábrica,
los costos sociales de la contaminación eran bastante limitados, y si se hubiera querido reducirlos,
éstos hubieran sido mucho mayores a los beneficios resultantes. Al aumentar la población,
aumentaron también los costos sociales de la contaminación. En algún punto, si se quisiera
eliminar los costos de contaminación, éstos serian inferiores a los beneficios que acarrearía tal
eliminación. En el primer caso no es necesario disminuir la contaminación, en el segundo si.
Cuando los costos de la contaminación de la sociedad excedan los costos de la empresa para
combatirla, el nivel de contaminación debe reducirse.
Las alternativas que se le ofrecen al gobierno para enfrentar los efectos externos pueden ser:
regulaciones, que van desde la prohibición hasta la reglamentación de la actividad; gravámenes y
60
subsidios. En el primer caso, el gobierno dicta reglamentaciones zonales, establece estándares,
requiere licencias etc. Actividades de este tipo comprenden la fijación de normas para el control de
las emanaciones de monóxido de carbono de los automóviles, la prohibición de ciertos plaguicidas,
la disposición de desechos tóxicos, etc. De igual forma al gobierno se le ofrecen otras alternativas
como fijar gravámenes, tasas o multas por la descarga de elementos contaminantes y, llegar, hasta
la prohibición absoluta del uso de determinados combustibles que despidan demasiados elementos
contaminantes, o gravarlos con elevadas tasas. Por último, el gobierno puede establecer subsidios
o contribuciones por reducir o inhibirse de la actividad causante del problema; puede asi mismo,
subvencionar la adquisición de dispositivos de control, exoneración de impuestos, autorizar
depreciaciones aceleradas o conceder créditos impositivos por inversiones en instalaciones
anticontaminantes.
En la medida en que el bienestar de la gente depende del mantenimiento de ciertos
estándares de salud, vivienda, educación o ingreso, es imprescindible la intervención pública en el
mercado, para garantizar un incremento de las cantidades producidas de esos bienes. Al desviar
recursos, por medio de la tributación, de la actividad privada hacia el financiamiento de esas
necesidades o bienes preferentes, (aquellas carencias que la sociedad piensa que debe recibir o
consumir la población, cualquiera que sea su nivel de renta), denominadas así por Musgrave (10), el
gobierno asegura que la contribución de cada individuo sea igual a la de otros.
Impuestos
En un mundo donde los costos de la contaminación y los que implica su reducción son
conocidos, así como fijas las fuentes contaminantes, cualquiera de las formas utilizadas por el
gobierno para el control de la contaminación conducirán a resultados equivalentes en términos de
la eficiencia económica.
Los costos sociales, representados por la suma de los costos de contaminar y descontaminar,
serán mínimos cuando el costo marginal por contaminar iguale a los beneficios recibidos por la
sociedad como resultado de la acción de descontaminar; sin que para fines de la eficiencia
económica tenga relevancia que la solución fuere alcanzada mediante el uso de regulaciones,
impuestos o subsidios.
Estas consideraciones pueden ser apreciadas en la Figura 4-1 que se inserta a continuación
(11)
.
Subsidios
Supóngase ahora que el gobierno concede un subsidio de OT por cada unidad en que se
reduce la descarga de contaminantes. Para volúmenes de descarga superiores a OD, se les pagaría
a la empresa y a los particulares por reducir la contaminación una suma muy superior a los costos
incurridos por ellos para reducir la contaminación. Si los niveles de descarga son menores a OD,
los subsidios recibidos serian menores y no les seria suficiente para cubrir los costos involucrados
en la reducción de las descargas contaminantes. Nuevamente, este tipo de política haría que tanto
empresas como individuos voluntariamente produzcan un volumen de descarga equivalente a OD.
El congestionamiento de autopistas
63
Una vez que una autopista haya llegado al punto de máxima circulación, el agregado de un
solo vehículo frenara la misma y por ende incrementará el tiempo de viaje de todos los demás
vehículos. El conductor marginal sólo considera sus costos particulares para decidir si tomara la
ruta o no, sin considerar el impacto que su viaje ejercerá en todos los demás conductores. Por
consiguiente, el verdadero costo marginal o social es bastante más alto que el costo marginal
privado de circulación por las autopistas en las horas pico.
Estas consideraciones pueden ser observadas en la Figura 4-2 que se inserta en la página,
donde la curva marcada por D señala la demanda de circulación de una
determinada autopista. La curva cmp representa los costes marginales privados ocasionados a un
conductor tipo por utilizar la autopista, e incluyen conceptos como gasolina, aceites, y desgaste
del vehículo. La curva cms representa a los costes marginales sociales e incluyen los gastos que
cada conductor impone a todos los demás. Obsérvese que cmp y cms coinciden en el punto Vo,
que indica el número de vehículos por hora que podrían utilizar la autopista sin congestionarla. A
partir de Vo, los costos marginales privados aumentan porque el congestionamiento siempre
incrementa el consumo de gasolina y aceite, el desgaste, el tiempo, etc. Pero los costos marginales
sociales aumentan más rápido aún, porque el conductor marginal aumenta los gastos de gasolina,
aceite, tiempo, etc., para todos los demás. Si los conductores tienen en cuenta sólo sus cos tos
marginales privados, los viajes corresponderán a la distancia OV, pero si debieran pagar una
ecotasa, ajustada de acuerdo a la hora y al lugar para cubrir los costos marginales sociales que
provocan, se harían menos viajes, según la distancia OV*, y la autopista estaría menos
congestionada.
64
65
NOTAS AL CAPÍTULO IV
(1) ROSEN, Harvey et al. Public Finance. 8 ed. Ed. MacGrawHill. International 2008. pp 71-
103
(2) MARSHALL, Alfred, Principles of Economics Ed. Mac Millan, 8 ed. Londres 1922.
(3) GRIFFIN, J.M. et al. ,Energy Economics and Policy. Ed. Ac. Press Inc. New York 1980.
pp. 39-41
(4) FERGUSON, C.E. et al., Microeconomics Theory Ed. Irwin, 5 ed. U.S.A. 1980. p. 248
(5) Ibíd. pp. 460-462
(6) Ibíd.
(7) FERRAN, Bernardo, Los Precios del Petróleo Revista B.C.V. Col. Est. Eco. N° 7, enero
1982. pp. 247-262
(8) DUE, John et al., Government Finance: Economics of the Public Sector.
(9) MANKIW, N. Gregory, Principios de Economía. Ed. Mc Graw Hill, 1 ed. Madrid 1998.
pp. 198-201
(10) MUSGRAVE, Richard, Teoría de la Hacienda Pública. Op. cit p. 13
(11) DUE, John et al Op. cit.
(12) VICTOR, Peter, Economía de la Polución Ed. Mac Millan*Vicens-Vives, N° 7. Barcelona
1974. p. 50
(13) DUE, John. et al., Op. cit.
66
V
Como ya hemos señalado, los denominados bienes públicos no pueden ser vendidos, ya
que su carácter de indivisibilidad y de no rivalidad en el consumo, hacen imposible que alguien
pudiere ser excluido de los beneficios que brindan estos servicios. Pero, muchos servicios
gubernamentales no son bienes públicos de forma pura. Los servicios de educación, agua y
alcantarillado, energía eléctrica, teléfonos, transporte público, etc.; son actividades que
proporcionan beneficios individuales a quiénes los adquieren mediante el pago de un determinado
67
precio. Por tanto, todo servicio público que brinde beneficios directos, al menos parciales, puede
ser financiado por tarifas o precios, en lugar de impuestos. El principio clave para la aplicación de
una tarifa es el de exclusión: la posibilidad de excluir una persona, de una manera tolerable para la
sociedad, de los beneficios del servicio si la persona no está dispuesta a pagar por él.
Asignación de recursos
Las ventajas del sistema de precios frente al uso de impuestos como medio de asignar
recursos son:
1.- El sistema de precios ajusta en forma automática la producción, a los diferentes
niveles de precios. El proceso político puede producir graves fallas, porque puede ser
posible que fracase en interpretar las preferencias de la sociedad.
2.- Si la demanda del servicio público es muy elástica, el sistema de precios prevendría
de un uso abusivo y desmesurado del servicio. Tal es el caso de los servicios de agua
y electricidad, cuyas tarifas corrigen cualquier despilfarro en su utilización.
3.- El carácter obligatorio de los impuestos, en contraste con los precios (voluntario),
produce efectos adversos sobre el comportamiento de consumidores y productores.
No obstante, no deberíamos perder de vista las posibles desventajas o restricciones que
resultan de la aplicación del sistema de precios:
1.- Los costos de recaudación. Todo servicio, al igual que cualquier venta de un bien
privado, ocasiona algún costo de recaudación. El cobro del servicio eléctrico requiere
de medidores, personas encargadas de la lectura, facturación, corte, etc. Las tarifas del
Metro requieren para su aplicación de vendedores de boletos, molinetes, máquinas
expendedoras de boletos automáticas, controladores, etc. En estos dos ejemplos los
costos de recaudación como porcentaje de los ingresos por ventas no son elevados.
Pero los costos de recaudación por el pago de tasas de peaje por la utilización de
calles y carreteras rurales serian muy onerosos y una fuente de innumerables
incomodidades para los usuarios. Los impuestos específicos (e.g. gasolina) serian una
alternativa muy conveniente para evitar los elevados costos de recaudación del
sistema de precios.
2.- Otra restricción que suele provocar el pago de tarifas es la pérdida significativa de
externalidades cuando la demanda por el servicio es muy elástica.
Equidad
El gobierno tiene otras maneras distintas a la provisión de bienes públicos y al control de las
externalidades, para ejercer una decidida influencia sobre la asignación de recursos. El control de
la producción o su regulación por el Estado suelen ser medidas que se emplean para asegurar
una eficiente asignación de recursos en sectores como los servicios públicos: electricidad, agua,
transporte, etc. El objetivo de esta sección es precisamente analizar, cuál seria la actitud
gubernamental, frente aquellas industrias que en razón de la tecnología empleada, actúan con
68
rendimientos crecientes (costes decrecientes) de producción, lo que haría ineficiente la
competencia de precios entre las empresas. De otro lado, la siguente parte de la sección, será
consagrada al análisis de situaciones de mercado en las cuales es imposible alcanzar una primera
mejor solución de equilibrio o economía nirvana, lo que conllevaría a otra opción, ineficiente en
el sentido paretiano, pero lo más cercana posible al óptimo a la cual se le denomina segunda mejor
solución de equilibrio.
En este caso la empresa cobraría un precio igual a P* y tendría una producción equivalente a
Q*. Esta solución hará que la empresa no tuviera ni pérdidas ni ganancias, ofreciendo cierto
atractivo. No habría poder monopólico sobre el consumidor y la empresa seria autosuficiente, es
decir no requeriría de subsidios. Sin embargo como el precio no es igual al costo marginal, se
violaría una de las condiciones básicas requeridas por la eficiencia económica.
69
Precio igual al costo marginal
Esta solución contempla la fijación de una tarifa compuesta de dos partes. La primera o
parte fija, incluye un cargo por concepto del uso del servicio, algo equivalente a los costos fijos del
servicio que se presta. La otra parte, variable, es equivalente al costo marginal incurrido por cada
unidad adicional del servicio consumido. En ésta solución propuesta, el costo fijo o déficit del
servicio es repartido entre cada uno de los usuarios, por lo tanto el déficit se financia entre todos
los usuarios. Posteriormente se cargará a cada usuario un precio equivalente al costo marginal por
cada unidad adicional del servicio. La solución propuesta por éste método para el financiamiento
del déficit no ocasiona las distorsiones que provocaría un impuesto a los consumidores del
servicio, a quines se les ofrecen incentivos por utilizar eficientemente el servicio público. Este tipo
de tarifa de dos parte es frecuentemente utilizada por las compañías de electricidad, telefónicas y
de agua.
Sin embargo, este método no está libre de objeciones. La fijación de la parte fija de la tarifa
podría ser tan alta que algunos usuarios no llegasen a alcanzar el nivel del consumo eficiente del
70
servicio. Otro problema, distinto de la eficiencia, incurre que tanto ricos como pobres paguen por
igual la parte fija de la tarifa, lo cual a los ojos de la sociedad no es deseable desde el punto de
vista de la justicia social redistributiva.
Los mercados no sólo fracasan por la existencia de los monopolios naturales, sino que el
tamaño eficiente de las empresas hace que sólo un pequeño número de ellas actúen en el mercado
(oligopolios). Esta situación, lamentablemente, es típica en la gran mayoría de los países. Por lo
tanto, difícilmente se podrán alcanzar las condiciones marginales que requiere el óptimo de Pareto,
ya que las empresas fijarán precios que superaran los costos marginales. Ante este panorama.
¿Deben las autoridades públicas fijar condiciones de precio igual al costo marginal en el sector
controlado por el Estado, a sabiendas que en otros sectores de la economía los precios pueden no
ser iguales a los costos marginales? La respuesta a esta pregunta, generalmente negativa, fue
discutida explícitamente en el celebrado artículo de Lipsey y Lancaster (1956-57). Los autores
definieron en aquella oportunidad el marco teórico regulatorio de la intervención pública en las
empresas nacionalizadas o controladas por el Estado, sin embargo hoy día cobra especial
importancia teórica en el comercio internacional, cuando se trata de políticas comerciales
(impuestos, subsidios, restricciones cualitativas y cuantitativas) que favorezcan el libre comercio o
la protección de la economía.
El trabajo de Lipsey y Lancaster fue preguntarse ¿qué pasaría si en la mayoría de las
industrias el precio difiere del costo marginal, bastaría igualar el precio en alguna de ellas para
alcanzar una asignación eficiente de recursos y mantener el Óptimo de Pareto? La conclusión a
que llegaron estos autores fue que de hacerlo, el bienestar de la sociedad podría disminuir en lugar
de aumentar. Veamos esto mediante el siguiente ejemplo. Consideremos un mercado donde el
combustible pesado (fuel oil) es utilizado en la generación de electricidad (termoeléctrica).
Supongamos además, que existen otras fuentes energéticas competitivas como la energía nuclear,
la cual, su generación produce distorsiones (permanente riesgo de accidente nuclear), cuyos
efectos externos no pueden, fácilmente, ser regulados o corregidos. Dada la escasa o nula
responsabilidad de las plantas generadoras de electricidad por accidentes nucleares, éstas, no
toman en cuenta el costo social resultante de la generación de energía nuclear, lo que acarrea un
excesivo uso de la energía termoeléctrica (más barata), más allá de los límites tolerables por la
sociedad, donde los costos marginales sociales se igualan a los beneficios marginales sociales.
Pensemos ahora que el gobierno, como medida de preservar el ambiente, decide gravar con un
impuesto el consumo de combustibles fósiles, corrigiendo de esta manera los desequilibrios entre
valoraciones sociales y privadas creadas por las externalidades negativas (contaminación,
congestionamientos, etc.). En respuesta a esta política, seguramente declinará el consumo de
71
combustibles fósiles, hasta aquel punto en que el costo social de contaminar, coincida con el
beneficio social resultante de la reducción del daño ocasionado por un menor consumo de
combustible fósil. Sin embargo - aquí yace el aporte de Lipsey y Lancaster - la reducción en el
consumo de combustibles, implicará una mayor generación de energía nuclear. El aumento
relativo de precio del combustible fósil con respecto al combustible nuclear, por incidencia del
impuesto, trasladará la demanda de este último hacia arriba y la derecha, dado que ambos
combustibles son sucedáneos. El incremento en el consumo del combustible nuclear sólo empe-
orará las cosas, ya que cada unidad adicional que se genera involucra costos sociales muy
superiores a los beneficios sociales que comporta. Dependiendo de cuán grande sea la diferencia
entre costos y beneficios marginales sociales, la pérdida de bienestar ocasionada por el mercado
del combustible nuclear puede superar con creces la ganancia en bienestar del mercado de
combustible fósil (4).
Esta es la famosa teoría del segundo mejor, y según la cual, si un precio se aleja del costo
marginal aunque fuera en una sola industria (divergencia incorregible), entonces, los precios deben
apartarse del costo marginal en otros sectores o industrias.
En una economía de mercado libre de imperfecciones o distorsiones (fallos de mercado), la
intervención del Estado sería innecesaria, más aún podría ser perjudicial, ya que el laissez-faire se
encargaría del ajuste automático de las divergencias entre valoraciones privadas y sociales. Esta
situación sería responsable de lo que llamaríamos primer mejor equilibrio o economía nirvana.
Ahora bien, como la realidad es bastante distinta debido a los llamados fallos de mercado, alcanzar
ese primer equilibrio sería más que imposible; por lo tanto la acción del Estado debería estar
dirigida a la búsqueda de soluciones que la acerquen lo más posible al óptimo, es decir a una
situación menos mala, alcanzando de esta manera una posición de bienestar social inferior con
relación a aquella que solo fuese teóricamente realizable; a esta nueva situación, menos eficiente
al logrado en una economía nirvana la podríamos llamar segundo mejor equilibrio.
En un mundo dominado por la competencia imperfecta, no hay garantías que al eliminar las
imperfecciones del mercado (monopolios, externalidades, impuestos o regulaciones),
convergeríamos a un mercado más eficiente. De tal manera, si se suprimen por ejemplo las
regulaciones y se aumenta la competencia, podría aumentar o disminuir el bienestar de los
consumidores, pero de ello no hay garantías.
La teoría del segundo mejor, contiene gran dosis de realismo, que compensa la falta de
reglas o directrices claras de actuación del Estado, originadas por restricciones de carácter
institucional, insuficiencia de información, errores de interpretación del interés general, etc.
72
NOTAS AL CAPÍTULO V
(1) DUE, John et al., Goverment Finance: Economics of the Public Sector. Ed.Irwin, 7 ed.
Illinois, USA. 1981. pp.85-107
(2) La Ley para Promover y Proteger el Ejercicio Libre de la Competencia fue aprobada por el
Congreso el 30-12-1990 y derogada por el Decreto Ley Nº 1415, Ley Antimonopolio, el 18
Noviembre de 2014, GO Extraordinaria Nº 6151. Constitución de la República Bolivariana 1999
(Art. 299)
(3) ROSEN, Harvey et al. Public Finance. 8 ed. Ed. MacGrawHill. International 2008. pp 359-
362
(4) LIPSEY, R.G and LANCASTER, K. The General Theory of Second Best. Review of
Economics Studies. 1956-57, Vol. 24, pp. 11-32
- BOADWAY, Robert et al. PUBLIC SECTOR ECONOMICS. 2 ed. Ed. Little Brown and Co.
Boston 1984 pp. 176-177
- SURANOVIC, Steve. Policy and Theory of International Trade. Ed. FlatWorld 2012. Chapter
9: Trade Polices with Market Imperfections and Distortions. Section 9.2 The Second Best Theory.
73
VI
EL ANÁLISIS COSTO-BENEFICIO
El análisis costo-beneficio, en sentido técnico, implica la investigación sobre la
conveniencia económica y social de un proyecto de inversión del gobierno -con rentabilidad a
largo plazo- en función de los análisis de costos y beneficios durante la toda la vida económica de
la inversión. El análisis costo-beneficio intenta tomar en cuenta todas las utilidades y costos,
directos e indirectos, tangibles e intangibles y evaluar sus distintas alternativas, con miras a una
asignación eficiente de recursos mediante la maximización de los beneficios sociales netos. Este
análisis se desarrolló primero en el campo de los recursos hídricos, luego fue progresivamente
aplicado a otros campos de la inversión pública, especialmente a proyectos físicos. Hoy en día se
utiliza en casi todas las formas de inversión gubernamental: educación, investigación y desarrollo,
carreteras y puentes, irrigación, programas de prevención de enfermedades, etc. También al
análisis costo-beneficio puede ser útil para el sector privado, especialmente cuando la rentabilidad
privada del proyecto no refleja su rentabilidad social; esto es, en aquellas economías donde los
precios de mercado no representan las valoraciones marginales sociales. El caso más obvio de la
incapacidad de la rentabilidad privada para reflejar las valoraciones marginales sociales lo
constituye la existencia de los llamados bienes públicos y las externalidades.
La determinación de los beneficios y los costos implica como cuestión principal: ¿qué
beneficios y costos se deben incluir? Podemos distinguir varias categorías de beneficios y costos:
Reales y pecuniarios
Los beneficios reales responden a aquellos que obtienen los consumidores finales de un
determinado proyecto público. Reflejan el incremento de bienestar de la sociedad, como
contrapartida al costo real que significa el uso alternativo de los recursos.
Tangibles
Directos
Beneficios Intangibles
Reales
y Indirectos Tangibles
Intangibles
Costos
Pecuniarios
Los costos reales de un proyecto se definen como el valor actual de los recursos destinados
a su realización, calculados sobre la base de su costo de oportunidad, es decir la suma que se
pagaría por ellos si se destinaran a otros fines.
Los beneficios y costos pecuniarios surgen como consecuencia de un cambio en los precios
relativos, que a su vez ocurre, como resultado del ajuste que hace la economía a la provisión del
servicio público y a la modificación del patrón de demanda de los factores. Como resultado,
ganancias o pérdidas que experimentan algunos individuos, son a menudo compensadas por
74
pérdidas o ganancias que sufren otros miembros de la sociedad. Así tenemos que, la construcción
de una carretera ocasiona un alza en los niveles de salarios de aquellos obreros más especializados,
en la medida en que se demanda más de su trabajo escaso. Al propio tiempo, el incremento de los
impuestos para pagar la inversión de la carretera, puede provocar disminuciones en la provisión de
otros servicios y pérdidas de ingresos en cualquier parte del sistema. Podríamos citar otros
ejemplos de beneficios pecuniarios: la construcción de un sistema de tránsito rápido aumentará los
volúmenes de ventas de los negocios situados cerca de sus estaciones, así como el valor de la
propiedad en esas zonas; pero esas externalidades son sólo pecuniarias, resultan como sub-
producto del uso del subterráneo y reducen los ingresos y valores de la propiedad en otras zonas.
En cuanto a proyectos de riego, los ingresos y ganancias adicionales que reciben las empresas que
compran y transportan la producción agrícola, los ferrocarriles y el transporte de carga que los
recogen, o las empresas de maquinaria agrícola que las venden a los agricultores, no constituyen
externalidades reales, pues sus valores se reflejan en los precios de los mismos productos
agrícolas. Tales cambios pecuniarios no reflejan ganancias o pérdidas netas para la sociedad
porque ellos son sincronizadamente compensados por pérdidas y ganancias. En consecuencia los
cambios pecuniarios no deben entrar en el proceso de evaluación, cosa que no ocurre con los
reales.
Los beneficios y costos reales, tal como anotamos más arriba forman parte del proceso de
evaluación del análisis costo-beneficio, y se distinguen diferentes tipos.
Directos e indirectos. Los beneficios y costos reales pueden ser directos e indirectos. Los
beneficios y costos directos están íntimamente relacionados con el propósito básico del proyecto
reportando ganancias o costos para los usuarios. Los costos reales directos abarcan los de capital,
operación y mantenimiento a través de los años.
Los beneficios y costos indirectos o externalidades, generan ganancias o costos sociales
netos a otros miembros de la sociedad distintos de los usuarios del proyecto. Resulta muy
atractivo incluir en los beneficios de un proyecto los llamados beneficios indirectos que éste
provoca, aunque hay que ser muy prudentes a la hora de su inclusión, como veremos más adelante.
Así, por ejemplo la construcción de una autopista produce beneficios directos como la
reducción de los costos de transporte a particulares y empresas. De igual manera,
concomitantemente podrían darse beneficios indirectos de carácter pecuniario (externalidades)
como: incrementos de las ventas de restaurantes, hoteles, estaciones de gasolina, etc., lo cual a su
vez incidiría en el aumento de suministro de alimentos locales, accesorios de hotelería y
producción de gasolina; pero, también, es probable que se sea muy benevolente al incluir solo los
beneficios indirectos e ignorar que también el proyecto podría ocasionar pérdidas como la del
transporte por ferrocarril, el aumento del precio de la gasolina por aumento de la demanda, la
mayor contaminación del aire a causa del mayor tránsito de automóviles, agravación del
congestionamiento en el centro de la ciudad, incrementando a su vez las demoras y los accidentes
en esas zonas; tal vez, se dificulte el desenvolvimiento del transporte público, lo que, quizás
amerite un programa de subsidios para asegurar su funcionamiento que cubran las pérdidas
ocasionadas a aquellas personas que hubieran querido seguir utilizando esa forma de transporte
(criterio Hicks-Kaldor) etc. De otro lado, surge como posible inconveniente que algunos
beneficios indirectos sean meras transferencias entre sectores, por ejemplo el aumento del precio
de la gasolina perjudica a consumidores, pero beneficia a productores.
Podríamos citar otros ejemplos ilustrativos de los llamados beneficios indirectos, como una
nueva línea de transporte rápido que produce beneficios directos a quienes la usan y externalidades
a otras personas, como por ejemplo, una menor congestión para aquellos que entonces viajarán por
vías menos transitadas. De igual manera un proyecto de desarrollo fluvial tiene como objetivo
primario, el control de inundaciones, pero a su vez inseparable de ese objetivo se encuentran otros
como el suministro de energía, riego y control de la erosión. Un programa educativo puede
beneficiar directamente al estudiante en la medida en que constituye un poderoso instrumento de
movilidad social para el individuo, pero también reduce los costos para combatir la delincuencia.
En un proyecto de riego, podríamos identificar los costos indirectos: la pérdida de la fauna
silvestre, la desviación de las aguas, etc.
75
En todos estos casos, resultados secundarios o indirectos deben ser diferenciados del
objetivo primario o directo, tanto uno como el otro deben ser incluidos en la evaluación del
proyecto, aunque en la práctica sólo los beneficios y costos indirectos más relevantes deberían ser
parte del proyecto, ya que su exhaustiva enumeración e incorporación –Reacción en cadena de
beneficios. Richard Tresh. Public Finance: A Normative Theory 1981-, sin ninguna duda, haría
factible cualquier alternativa de inversión.
Tangible e intangibles. El término tangible se aplica a aquellos beneficios y costos que pueden
ser valorados a precios de mercado, mientras que los otros, los intangibles no pueden serlo. Caen
dentro de la categoría de los intangibles los bienes públicos. Por ejemplo, el embellecimiento de un
área como resultado de un proyecto de riego es un beneficio intangible, no siéndolo el incremento
de la producción agrícola, el cual es considerado como tangible. Del mismo modo, puede ser
considerado como un beneficio intangible de un proyecto de riego, la disminución del éxodo
campesino; en un proyecto educativo, el prestigio académico y el nivel educativo de un electorado;
el prestigio nacional que proporciona al país su programa espacial, o la emoción que brinda la
belleza escénica de un parque nacional, etc. En cualquier caso, aún cuando existen dificultades de
valoración, beneficios y costos intangibles deben ser tomados en cuenta en el análisis.
Tal como hemos expresado más arriba, esta es una de las grandes dificultades con que
tropieza el análisis costo-beneficio. Cómo medimos los beneficios que resultan de un proyecto
educativo, como por ejemplo, una vida más plena y enriquecida, o los beneficios para el proceso
democrático de un electorado más culto y preparado. O la cantidad que una persona está dispuesta
a pagar por pasar un día pescando a orilla de un lago, o, acampando en un parque nacional, si tales
servicios no se venden a los usuarios. Del mismo modo, cómo calcularíamos los costos por la
destrucción de la fauna silvestre, o el daño que ocasiona una autopista al paisaje silvestre.
Cuando los beneficios y costos intangibles están involucrados estamos ante el mismo
problema de la determinación y financiación de los bienes públicos. Sólo el proceso político puede
determinar la cantidad y el precio que estaría dispuesto a pagar la sociedad por su provisión.
Debemos estar claro que el análisis costo-beneficio no sustituye al proceso político y su aplicación
es para seleccionar proyectos públicos alternativos cuyos beneficios o costos pueden al menos ser
tangibles.
Problemas similares surgen cuando se trata de proyectos cuyos beneficios y costos son de
naturaleza privada, pero imposible de ser valorados por el mercado, como por ejemplo: si el
gobierno toma en sus manos el proyecto de investigación sobre el cáncer, con la consiguiente
reducción del sufrimiento, ¿cómo podría ser valorado tal beneficio? ¿Cómo podría ser valorado el
costo de muertes y heridos resultantes de accidentes en autopistas; y de la prevención del crimen?
¿Cómo podría ser monetizado el prestigio nacional e internacional que proporciona al pueblo y
gobierno de cualquier país desarrollado su programa espacial, o la emoción que brinda un parque
nacional? Son ejemplos de beneficios difíciles de valorar. ¿De qué manera se podría hacerle frente
a estas dificultades de evaluación de los intangibles?. En algunos casos, los economistas han
encontrado métodos indirectos de evaluación de las partidas de intangibles (bienes no transables)
que proporcionan una solución más o menos satisfactoria, aunque no exenta de considerable
ingenuidad. En una sección ulterior haremos un análisis más profundo de esta cuestión.
76
1.- Las autopistas son productos intermedios de la industria del transporte. En la medida
que se mejoran las autopistas, puede resultar una disminución del flete por transporte
terrestre. La reducción de las tarifas de flete serviría para estimar los beneficios de la
autopista.
2.- Mejoramiento de las autopistas, podría a su vez reducir los costos de transporte de los
individuos y significar un ahorro de tiempo, lo que sin lugar a dudas podría ser
utilizado como uno de los beneficios de la autopista. El valor del tiempo personal
podría ser calculado sobre la base de precios diferenciales, correspondientes a la
utilización de diferentes sistemas de transporte con diferentes tiempos de viaje.
3.- Un programa escolar orientado a reducir la deserción escolar, puede ser reflejado a
través de la reducción de los índices de la delincuencia juvenil y en un ahorro de costos
por aplicación de la ley. Otros beneficios podrían ser estimados sobre la base de
aumentos en los ingresos resultantes de un mejor adiestramiento.
4.- Un programa de salud puede ser evaluado por la reducción de la tasa de mortalidad de
una enfermedad en particular. Los beneficios podrían ser medidos por el ahorro que se
obtendría al evitar perder los ingresos monetarios de las personas salvadas.
5.- Un programa de reducción de la contaminación sónica en un aeropuerto, podría ser
evaluado por el aumento de valor de los inmuebles en los alrededores.
6.- Una represa para riego suministrará cierta cantidad de agua, que permitirá regar y
cultivar un determinado número de hectáreas, el aumento en rendimiento de la cosecha
puede calcularse y valorarse en función de precios esperados.
Precios sombra
Monopolio. Por ejemplo, si el gobierno cobra por el servicio y fija los precios de acuerdo con una
conducta monopólica, los ingresos totales y por ende la medida del beneficio, diferirán de los
correspondientes a un mercado competitivo (precio distinto del costo marginal). En este caso, los
precios de la producción no reflejan el verdadero costo de los recursos y se hace necesario ajustar
los precios. El que se use el precio de mercado o el costo marginal de producción como valor del
insumo en el proyecto público, dependerá del impacto que tendrá la compra del insumo en el
mercado. Si la producción del insumo aumentase exactamente en la cantidad que demandare el
proyecto público entonces, la valoración utilizada sería al costo marginal de producción del
insumo o el costo de oportunidad social de los recursos utilizados en la producción adicional. Más
si por el contrario no hubiere producción adicional del insumo, y la demanda del proyecto
77
gubernamental se satisficiera a costa del sacrificio de los consumidores privados, se valoraría la
demanda del insumo al precio de mercado pagado por dichos consumidores. Podría ofrecerse
también alguna solución intermedia: el promedio del precio y costo marginal.
Impuestos. Si la producción del insumo está gravada por un impuesto a las ventas, el precio
recibido por el productor del insumo es inferior al precio pagado por el demandante (proyecto
público), esto en virtud de la porción del precio de venta que va al Fisco. ¿Qué precio debería el
gobierno utilizar para calcular sus costos: el precio del productor o el precio del comprador? Una
solución similar al caso anterior podría emplearse, dependiendo si habría o no producción
adicional.
Economías en vías de desarrollo. Finalmente, el problema de los precios para fines de evaluación
de beneficios y costos sociales asume características relevantes en las economías en vías de
desarrollo, donde la inversión pública juega un papel muy importante en el desarrollo económico
y social. El proyecto del gobierno puede ejercer un impacto tan grande en la estructura de precios
(mano de obra, tipo de cambio) que una evaluación de los beneficios conducirá a una imagen
equivocada de los beneficios reales. Bajo tales circunstancias, el análisis costo-beneficio debe
calcular una relación de precios que refleje verdaderamente los beneficios y los costos.
Hemos discutido los casos en que los precios de mercado pueden servir de punto de partida
para valorar los beneficios y los costos sociales. Sin embargo existen bienes que no tienen precios,
llamados bienes no transables,-ya hicimos alusión, cuando expusimos la valoración de los
intangibles- por oposición a aquellos que si lo poseen, bienes transables. Veremos que
suposiciones se harían cuando los consumidores estuviesen dispuestos a pagar por dichos bienes.
El valor del tiempo. Si el gobierno construye una carretera supondría que los viajeros ahorrarían
media hora promedio en tiempo de viaje. Una forma de calcular el valor del tiempo en el análisis
costo-beneficio, sería estimar ese ahorro de tiempo en término del ingreso adicional devengado
después de impuestos por una hora adicional de trabajo. El mismo argumento utilizado para
calcular los efectos económicos de un impuesto a la renta de las personas físicas, la teoría del
ocio-trabajo, sería de gran utilidad para calcular los beneficios sociales derivados de la
construcción de la carretera. No obstante la aplicación de esta teoría está sujeta a restricciones en
cuanto al limitado control que las personas suelen tener sobre sus horas de trabajo, y a la
preferencia de cada quien en elegir la mejor forma de emplear sus horas libres.
El valor de la vida humana. La vida, sin ningún tipo de cuestionamiento, es invaluable. Nadie en
su sano juicio estaría dispuesto a sacrificar su vida, voluntariamente, por una determinada cantidad
de dinero. Esta actitud frente al valor de la vida antepone dificultades obvias al análisis costo-
beneficio. Si el valor de la vida es infinito, cualquier proyecto que implique vidas salvadas tiene un
valor presente infinito. En el capítulo IV, también tratamos el argumento esgrimido por la teoría
económica sobre el particular.
78
Los economistas consideran dos métodos de asignación de valores finitos a la vida humana.
El primero de ellos requeriría valorar los ingresos adicionales perdidos, es decir, calcular la
cantidad total de dinero que la persona hubiera ganado si continuara con vida (lucro cesante). Si
aplicásemos este principio, la vida de una persona jubilada o discapacitada no tendría valor. Otra
manera de asignación de valores monetarios sería analizar los riesgos que las personas deciden
asumir voluntariamente y cuánto debería pagárseles por asumirlos. Ejemplo de ello son las primas
adicionales que reciben los trabajadores por ocupaciones riesgosas. Mediante comparación entre
ocupaciones más o menos riesgosas, tomando cuenta escolaridad, experiencia y otras
determinantes del salario, los economistas pueden obtener una aproximación bastante cercana del
valor que las personas atribuyen a sus vidas.
Costo-Efectividad (3)
Algunos economistas, entre ellos -Richard Tresh. Public Finance: A Normative Theory
1981-han señalado errores comunes en el análisis costo-beneficio. En un acápite anterior hemos
comentado el primero de ellos, la reacción en cadena de los beneficios, cuyas inclusiones podrían
generar dudas sobre la factibilidad del proyecto. Ahora mencionaremos otros a los cual cuales hay
que prestarle igual atención.
Efectos distributivos
En la evaluación privada no tiene cabida averiguar quienes ganan o pierden, solo importa
que el valor actual neto del proyecto sea positivo. La razón de ello reside en que teóricamente los
ganadores compensarían a los perdedores y aún así habría un incremento del bienestar social. Esta
79
aproximación teórica suele denominarse criterio Hicks-Kaldor. Otros economistas piensan que por
el contrario si debería haber algún tipo de compensación a través de subsidios públicos a los fines
de mitigar los efectos distributivos del proyecto. En todo caso no es fácil evaluar las distorsiones
que ocurrirán, y su inclusión escapa del objetivo del análisis costo-beneficio.
Incertidumbre
Hasta ahora no hemos prestado atención al hecho de que los beneficios y costos crecen
durante un periodo de tiempo y no de manera instantánea. Algunos gastos, como los salarios de los
bomberos, producen beneficios inmediatos, mientras que, otros como las inversiones en carros
bombas, represas, o autopistas, continúan produciendo beneficios durante una serie de años. Para
evaluar la corriente de beneficios futuros o costos, debemos transformarla en valores presentes.
Esto es, debe ser descontada a una determinada tasa de interés de manera de hacerla mutuamente
comparables entre si en el presente, periodo que se corresponde con las inversiones iniciales del
proyecto.
Métodos de evaluación
El valor actual neto del proyecto privado, el cual es igual al valor descontado del excedente
neto de beneficios menos costos (Bi-Ci) para cada año. Un proyecto cuyo valor actual es positivo
se justifica; si se disponen de fondos, deberían emprenderse todos esos proyectos, siempre que no
sean mutuamente excluyentes (la aceptación de uno implica el rechazo del otro).
En el caso de dos proyectos mutuamente excluyentes en el sector privado, la gerencia tiene
que decidir:
1. ¿Debe alguno de los dos proyectos ser ejecutado?
2. ¿Cuál de los dos debería ser ejecutado en caso de que ambos sean admisibles?
La respuesta es evidente, si ambos son admisibles aquel cuyo valor presente neto sea mayor
debería ser ejecutado. El criterio del Valor Presente Neto permite al evaluador de proyectos:
1. Escoger aquellos proyectos cuyo VPN sea positivo.
2. Si ambos son mutuamente excluyentes, debería escogerse aquel cuyo VPN sea mayor.
El Valor Presente Neto es altamente sensible al valor de la tasa de descuento seleccionada
(costo de oportunidad). Si la tasa de descuento es muy elevada se tiende a discriminar en contra de
aquellos proyectos cuyos rendimientos netos están muy distantes en el futuro y viceversa. (hay
una explicación matemática en el factor de actualización). Una solución a esta situación sería
seleccionar rendimientos después de impuestos. Si la empresa tiene un costo de oportunidad de
mercado del 10%, pero se sitúa en una escala impositiva del 25%, el rendimiento después de
impuestos sería del 7,5% [0.01-(0.01x0.25)]. Así el beneficio después de impuestos debería ser
utilizado como tasa de descuento.
80
Relación costo/beneficio
La relación costo-beneficio requiere ser mayor a la unidad para que un proyecto fuese
aceptado. Esto es así ya que si B-C ˃0, luego B/C˃1.
La relación B/C presenta el inconveniente que dependiendo como se traten los beneficios
(B), ya sean como un costo negativo, vale decir como una reducción de beneficios, o como un
aumento en los costos, el resultado cambiaría significativamente. Veamos esto con el siguiente
ejemplo numérico.
Sobre la base de comparar dos proyectos mutuamente excluyentes, el uno, disposición de
residuos tóxicos en un vertedero, el cual llamaremos proyecto I, y el otro, proyecto II, enviar los
residuos tóxicos a la luna. El proyecto I tiene unos beneficios (B) actualizados de 250 millones de
um, y unos costos (C) actualizados de 100 millones de um, por lo tanto la relación B/C=2,5. El
proyecto I, B=200 y C=100; B/C=2. Vistos los resultados la comunidad local escogería, sin lugar a
dudas, el proyecto I sobre el proyecto II porque tiene una relación B/C más elevada. Supongamos
ahora que por algún motivo los analistas olvidaron inconscientemente que el proyecto disposición
de residuos tóxicos en un vertedero, tenía una partida oculta de filtración de residuos
contaminantes al subsuelo por 40 millones de um. Si los 40 millones se tratasen como una
reducción de beneficios, esto es B=250-40=210; B/C=2,1, el proyecto I seguiría siendo preferible
al proyecto II; pero si tratamos los 40 millones como un aumento de costos, esto es B=250 y
C=140, B/C=1,79 el proyecto II luciría mejor que el proyecto I. Esta ambigüedad en el tratamiento
de las partidas, según se tomen de una u otra forma, hará los resultados de la B/C poco confiables.
El inconveniente anterior de la relación B/C no se presentaría si el criterio de selección de
los proyectos fuese el Valor Actual neto (B-C), ya que su base se encuentra en la diferencia entre
beneficios y costos actualizados, en lugar de una división entre ellos.
Indicador empleado por las empresas privadas para seleccionar alternativas de inversión. La
tasa interna de retorno (TIR) de la inversión es aquella tasa de descuento que iguala los beneficios
netos durante la vida del proyecto con los costos originales de inversión; dicho en otra forma,
aquella tasa que hiciere el valor actual neto del proyecto igual a cero. Todos aquellos proyectos
cuyos VAN fuesen positivos y superiores al costo de oportunidad de la empresa deberían ser
aceptados. Si comparamos dos proyectos mutuamente excluyentes, financieramente aceptables
(VAN ˃0), se escogería aquel que tuviera la TIR más elevada.
Sin embargo debe procederse con cautela en la utilización de este indicador cuando se trata
de proyectos excluyentes entre si, ya que puede conducir a resultados divergentes.
Un proyecto puede tener más de una tasa interna de retorno, dependiendo del número de
veces que el flujo de beneficios netos (Bi-Ci) cambie de signo a través de la serie.
Cuando los proyectos difieren en tamaño, la TIR puede llevar a decisiones erradas. Este
inconveniente no se presenta con el criterio del valor presente neto.
En consecuencia concluimos, que tanto la relación B/C, como la TIR pueden conducir a
resultados inconsistentes, por lo tanto el VAN es el criterio de selección más confiable.
También podría calcularse la relación B/C de otro modo, deduciendo los costos anuales de
mantenimiento de los beneficios anuales y actualizando los beneficios netos.
(Bi - Ci)(fva)/Io = (230-50)(6,710081)/1.000
1.207,81/1.000 = 1,21
82
1.-Costo de mantenimiento deducido de los beneficios
(Bi - Ci)(fva)/Io = (200- 100)(6,710081)/500
B/C = 671,0/500 = 1,34
2.-Costo de mantenimiento como costo
B/C = (Bi)(fva)/(Ci)(fva) + Io = (200)(6,710081)/(100)(6,710081) + 500 = 1342/1171 =
1,15
¿Cómo se efectúa el criterio de selección? Naturalmente podría pensarse que seria preferible
escoger el proyecto cuya relación B/C fuese la más elevada. Pero, el coeficiente B/C no es único,
¿cuál debería considerarse? En el ejemplo que se presenta a continuación se obtienen decisiones
divergentes, según sea el procedimiento empleado para calcular la relación B/C.
Una vez calculados los coeficientes diferenciales B/C, se eliminan aquellos inferiores a la
unidad, se compara la variante siguiente con la última no eliminada y se escoge el último proyecto
en el cual el coeficiente diferencial B/C sea superior a la unidad. En nuestro ejemplo comparamos
la propuesta B con la A, por ser B la que le precede, y ser su coeficiente diferencial B/C superior a
la unidad (2,25). Por lo tanto eliminamos A en favor de B. Seguidamente se compara C con B.
La tasa interna de retorno (TIR) también da una respuesta equivocada en tal situación.
Las inconsistencias de la TIR como criterio para seleccionar alternativas de inversión mutuamente
excluyentes puede ser ilustradas mediante la ayuda de un ejemplo específico (6). Para evitar
problemas de tamaño, tomemos dos proyectos cuyos costos de inversión en el periodo cero son
iguales a 1.000 u.m, la tabla que se muestra a continuación ilustra la serie de beneficios netos para
ambos proyectos en u.m/año.
Se calcula para cada proyecto, tanto la TIR como el valor actual neto a diferentes tasas de
descuento. La TIR es el valor de la tasa de interés que resulta al cortar la curva de valor actual el
eje de las abscisas de la Figura 6-1 que se inserta ésta página.
De acuerdo a la aplicación del criterio de la TIR, el proyecto B es preferido al proyecto A
(15% > 10%). Sin embargo, los valores actuales de A y B dependen críticamente de la tasa de
descuento utilizada. Si la tasa de descuento es del 2%, el proyecto A tiene un valor actual neto
mayor que el de B, pero, mientras la tasa de descuento aumenta, B se hace preferido a A. Esto
ocurre debido al perfil de beneficios de ambos proyectos. Los beneficios del proyecto A vienen
después que B logró sus beneficios. A medida que la tasa de descuento aumenta, los beneficios
situados más atrás en el tiempo se reducirán más que los más cercanos, por ello, al proyecto A le
va peor que al B. Para evitar este inconveniente se calcula la TIR incremental, es decir la
diferencia de los beneficios netos de ambos proyectos, en lugar de comparar separadamente la TIR
de los dos. Si la TIR calculada sobre la diferencia entre las dos corrientes de retorno de A y B es
positiva, A tendrá mayor valor presente.
La fuente del problema de la TIR puede ser detectada mediante el siguiente razonamiento.
Si los proyectos se actualizan a un costo de oportunidad del capital del 2%, el proyecto A tiene un
valor actual superior al B, al elegir al proyecto A y reinvertir de manera adecuada su corriente de
beneficios netos, se obtiene el beneficio resultante de B, y le quedan fondos para reinvertir
nuevamente o consumirlos. Por ejemplo, si nosotros pedimos un préstamo de 1.150 u.m para
consumo en el periodo 1, tendríamos que pagar un total de 1.173 u.m (1.150 x 1.02) en el periodo
dos, quedando 37 u.m (1.210 - 1.173) para consumo o reinversión. Por lo tanto, la corriente de
consumo neto (-1.000, 1.150, 37) puede ser generada combinando la operación de préstamo con la
corriente de beneficios netos del proyecto A. Como podemos apreciar la corriente del proyecto A
domina a la del B.
En general, puede argumentarse que es posible utilizar transacciones del mercado de
capitales para convertir la corriente neta de beneficios de un proyecto, en otra dominante con
respecto a la del proyecto con un valor actualizado menor. En otras palabras, el criterio del valor
actual toma en consideración el costo de financiamiento, mientras que la TIR no.
84
Costo de oportunidad del capital
Una de las mayores dificultades del método B/C es la selección de la tasa de interés para
actualizar la serie de beneficios y de costos de un proyecto gubernamental. Para el sector privado,
el costo de oportunidad para adquirir fondos en préstamos por la empresa, suele ser la tasa
escogida para realizar el descuento. En el caso del gobierno la elección no es tan simple.
Revisemos a continuación varias posibilidades.
La tasa social de descuento mide la valoración que la sociedad hace del consumo
sacrificado en el presente (ahorro). Ahora bien, ¿por qué difiere la tasa de rendimiento privada
fijada por el mercado de aquella valorada por el consumo renunciado? Varias razones llevan a la
presunción de que la tasa social de descuento es menor.
Altruismo. El fin del gobierno (Estado), en sí mismo, estaría en velar por el bienestar común, no
sólo de las generaciones presentes sino también de las futuras. El egocentrismo del ser humano
pone más énfasis en lo que se obtenga en el presente, por ello a los proyectos de naturaleza social
se les destinarían muy pocos recursos del ahorro y se les exigiría elevadas tasas de descuento a sus
rendimientos futuros. Si las generaciones futuras esperan beneficiarse de un proyecto, la
rentabilidad anticipada habría de ser muy elevada para incentivar a realizar las inversiones en el
presente. La investigación y desarrollo de nuevas fuentes de energía alternativas demandará en el
85
presente de fuertes inversiones, cuyos beneficios no se materializarán sino en el lapso de muchos
años.
Paternalismo. A pesar del egoísmo individual, las personas podrían no ser tan miopes como para
sopesar adecuadamente los beneficios futuros, por ello, descontarían tales beneficios a elevadas
tasas de descuento, a esta situación se le denomina defectuosa capacidad telescópica y se le
atribuye al economista Arthur Pigou 1932. El argumento paternalista púbico sugiere que la
sociedad, individuos deberían ser obligados a aceptar, por su propio bien, aquellas inversiones que
les beneficiarían en el futuro. Este paternalismo obliga a la sociedad a sacrificar el consumo
presente en aras de un beneficio futuro, el cual si se dejara la elección a los individuos no lo
realizarían por su defectuosa capacidad telescópica. Es el caso de los Fondos de Pensión: la falta
de visión de los individuos les acarrearían en el futuro situaciones desfavorables, de no haber sido
por el Estado que les forzó a diferir su consumo presente, en beneficio de un bienestar futuro.
Ineficiencia del mercado. Las inversiones privadas generan conocimiento y know how
tecnológico que podrían beneficiar a otras empresas, distintas de la que realizo la inversión. En un
sentido las inversiones crean externalidades positivas y por ello el mercado provee muy poco de
ellas. Si el gobierno aplica una tasa de descuento más baja que la del mercado, podría corregir la
ineficiencia.
Parece entonces que ninguna de las consideraciones teóricas analizadas en esta sección en
contra del uso de las tasas de descuento del mercado, proporciona la suficiente información
práctica para la escogencia de una tasa de descuento social. Una posible solución sería realizar
análisis de sensibilidad utilizando un rango de tasas de descuento y observar si el valor actual
neto permanece positivo a diferentes tasas. Si es así, el analista podría estar tranquilo que el
resultado no es sensible a la variación de la tasa de descuento. Este procedimiento es utilizado en
algunos países desarrollados para calificar la inclusión de los proyectos púbicos en el presupuesto.
En Estados Unidos la Oficina de Presupuesto exige a las agencias federales que prueben dos tasas
de descuento, una del 7%, y otra del 3%. La primera representa en promedio el retorno esperado
de un proyecto privado. Tres por ciento es un estimado del sacrificio de sociedad al sustituir
consumo futuro (ahorro) por consumo presente. Adicionalmente, se recomienda utilizar otro
análisis de sensibilidad entre el 1 % y el 3% para reforzar la decisión, ya que se trata de
afectaciones que comprometerán recursos futuros con incidencia en las venideras generaciones,
86
NOTAS AL CAPÍTULO VI
(1) MUSGRAVE, Richard et al. Public Finance in Theory and Practice. Ed. MacGraw-Hill, 5
ed. New York 1989, pp. 137- 143
(2) ROSEN, Harvey et al. Public Finance. 8 ed. Ed. MacGrawHill. International 2008. pp
150-177
(3) NASSIR SAPAG, Chain et al. Preparación y evaluación de proyectos. Ed. McgrawHill.
5ed. Bogotá 2008
- Wikipedia
(4) DUE, John et al. Análisis Económico de los Impuestos y del Sector Público, Ed. El
Ateneo, 4 ed. Buenos Aires 1977, pp. 155-159
(5) LIMA, Roberto, Comment choisir entre diverses propositions: l'elaborations des
decisions d'investissement. Finances et Developpment, Vol. 8, N° 2, juin 1971, pp. 45-48
(6) BOADWAY, Robin et al. Public Sector Economics. Ed. Little-Brown, 2 ed. Boston 1984,
pp. 189-194
87
SEGUNDA PARTE: TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS FINANZAS
PÚBLICAS
88
VII
Los cambios en la teoría de los gastos públicos y en las funciones del Estado constituyen
uno de los aspectos más importantes de la evolución contemporánea de la ciencia de las finanzas
públicas.
La gran contribución que dio la escuela marginalista a la teoría subjetiva del valor, aunado a
acontecimientos políticos y administrativos de la Europa continental de fines del siglo XIX,
provocaron por primera vez, un tratamiento conjunto de ingresos y gastos públicos como
elementos de un mismo todo, dando inicio a la moderna economía del sector público o economía
financiera como se da en llamarla. Particularmente importante fue la contribución de los
economistas italianos (1883): Pantaleoni, Viti De Marco y Barone, y de los autores austriacos
como Sax (1883), o suecos como Wicksell (1896) y Lindahl (1919) (2). Ellos avanzaron en el
estudio de la naturaleza indivisible de los bienes públicos y su financiamiento por medio de
impuestos. Destaca en esta época la solución de Wicksell y su tentativa de relacionar las finanzas
públicas con el sistema político de las democracias liberales. Decía Wicksell, que siempre que
fuera posible debían financiarse las actividades públicas mediante el uso de mecanismos tipo
mercado; cuando no podía lograrse, debía formularse una estrecha relación entre gasto e impuesto,
utilizando la instancia político legislativa (regla de la unanimidad). También conviene mencionar
en este sentido los trabajos de la corriente del equilibrio general, orientados más que todo hacia el
campo de la fiscalidad. Destacan los estudios de Walras, Pareto, Marshall, Edgeworth, Pigou y
otros autores pertenecientes a la escuela marginalista. Las investigaciones sobre el análisis del
gasto público concluyeron a fines de la década de los treinta en la célebre síntesis de Abran
Bergson sobre la Teoría del Rendimiento Social (3).
Los convulsionados años que precedieron la segunda guerra mundial, llenos de conflictos
sociales y desequilibrios, vieron nacer la famosa teoría de Keynes sobre el empleo, el interés y el
89
dinero (1936) y la aplicación por primera vez del gasto público como instrumento de política fiscal
para fines estabilizadores (4). La obra de Keynes marcó una verdadera revolución en toda la ciencia
económica, no obstante que su pensamiento central y gran contribución fue en el área
macroeconómica.
La síntesis de Bergson, fue retomada por Samuelson (1954) durante la década de los años
cincuenta y sirvió como punto de partida a sus estudios sobre asignación de recursos públicos (5).
Abordar nuevamente el tema de los gastos públicos y su financiamiento obedeció entre otras
razones: al aumento de la intervención gubernamental; al crecimiento del gasto destinado a la
construcción de grandes obras públicas, y a la preocupación cada vez mayor de la sociedad por el
problema de las externalidades. En épocas más recientes, además de los trabajos de Samuelson,
destacan las investigaciones de Arrow y su célebre paradoja de la regla de la mayoría; Lipsey-
Lancaster y su teoría del segundo mejor y R. Musgrave. Este último ha hecho hincapié en los
aspectos operativos e instrumentales de la asignación de bienes públicos: presupuesto-programa,
análisis costo-beneficio, tarificación de servicios públicos, etc. (6).
No sólo los hacendistas clásicos identificaban a los gastos públicos por la concepción
jurídica del autor, sino que adicionalmente le atribuían a éstos un carácter destructor, al
considerarlos como actos de consumo. Contrasta radicalmente esta noción, con la que sustentan los
hacendistas modernos, quienes ven en el gasto público, una simple transferencia de riqueza, que
no se destruye, sino que por el contrario, se redistribuye en todo el circuito económico. La noción
de Estado consumidor y redistribuidor propuesta por Duverger (7) ilustra el cambio fundamental
entre la concepción clásica y moderna del Estado.
Estado consumidor
Los hacendistas clásicos otorgaban una gran desconfianza a los gastos públicos. Hacer
economías, he ahí el ideal que asignaban al Estado. Se tiene una manifiesta tendencia a juzgar los
gastos públicos como un mal, quizás necesario, pero que es preciso mantener dentro de los límites
más estrechos. Los clásicos, parecen, así, considerar al Estado como exclusivamente un
consumidor de bienes; con sus gastos absorbe una parte de los bienes que están a la disposición de
la sociedad y los consume, es decir los destruye. No se trata de restarle importancia a las funciones
elementales del llamado Estado policía, pero se consideraba que éste debía satisfacer esos
servicios dentro de lo que era estrictamente necesario; ya que sus gastos, constituyen, a pesar de
ello, una pesada carga sobre la renta nacional y un empobrecimiento de la colectividad, al tener sus
miembros menos bienes que repartirse. Si bien este es el concepto de los hacendistas clásicos de
fines y principio de siglo, en cambio, en el ambiente privado existían otras ideas más exageradas y
pesimistas aún, consideraban los gastos públicos como dinero a fondo perdido, en la que se
representaba al Estado como la figura de un pozo sin fondo.
Estado redistribuidor
Para un hacendista moderno, los gastos públicos no son propiamente gastos del Estado, ya
que éste no existe al menos como productor o consumidor. El Estado es una persona moral, pero
que no puede consumir o gastar sino que lo hace a través de los funcionarios y proveedores y que
en consecuencia, los miles de millones de bolívares no desaparecen en un abismo sin fondo, sino,
que son devueltos al sistema económico. Por ello, la actividad financiera del Estado, más que la
Figura de un pozo, es la de un filtro. Una parte de la renta nacional pasa a través de ese filtro,
como gastos del Estado, y el papel exacto de éste, consiste en reorientar los gastos en tal o cual
dirección, sin destruirlos.
El Estado, pues, no consume sino que redistribuye las sumas recaudadas bajo la forma de
rentas (tasa, impuestos, recursos patrimoniales, etc.) entre los miembros de la sociedad. La
redistribución que realiza el Estado a través del gasto público, es análoga a la realizada por el
sector privado, cuando sus empresas públicas efectúan similares transacciones comerciales y
utilizan los mismos insumos que las empresas privadas. En cambio, posee un carácter global y
mucho más amplio que la redistribución realizada por las empresas privadas o por los particulares,
90
cuando utiliza el mecanismo impuesto-gasto público para financiar la prestación de servicios
públicos indispensables para el bienestar de la colectividad (educación, salud, vivienda, etc.).
Donde se evidencia el verdadero sentimiento de solidaridad nacional, es cuando el Estado realiza
gastos públicos, sin recibir ninguna contraprestación directa de parte de quiénes se benefician con
ellos. Los subsidios no son más que medios de transferencia de riqueza: los recursos obtenidos a
través de la tributación de una clase social, son redistribuidos a otra clase, sin justificación alguna
de servicio o trabajo prestado al Estado por esta clase beneficiaria.
Tal vez, uno de los acontecimientos más importantes del presente siglo, haya sido el
vertiginoso crecimiento de las actividades públicas. Ello, naturalmente contrasta con la vieja
escuela liberal, de constreñir la actuación del Estado y circunscribirlo a la prestación de aquellos
servicios, íntimamente ligados a su esencia y razón de ser: justicia, diplomacia, policía, etc. Este
aumento de la intervención pública, según la opinión de la mayoría de los autores, comienza a
producirse a partir de 1914, y desde esa fecha, hasta nuestros días, el crecimiento del gasto público
como instrumento de la política financiera del Estado ha crecido sin conocer techo, desde
modestas contribuciones al producto interior bruto que oscilaban entre 10 y 15%, hasta alcanzar
una participación superior al 35%, e inclusive llegar hasta niveles de 60% en el siglo pasado (8).
De la misma manera, el fenómeno si así lo podemos llamar, no ha sido exclusivo de los países
desarrollados, los llamados países pertenecientes al Tercer Mundo también han conocido como el
Estado se ha convertido en el agente más importante de la actividad económica y social, aunque
algunas de las causas que provocaron este crecimiento son el resultado de condiciones socio-
económicas particulares de estos países, otras, surgen en respuesta a los cambios políticos y
filosóficos habidos en las democracias liberales.
Diversas razones se han esgrimido para explicar el porqué del crecimiento del gasto público
y por consiguiente de la intervención pública. Es más, recientes investigaciones se orientan a la
búsqueda de explicaciones más científicas, utilizando el análisis económico, para adelantar una
teoría del gasto público a través de lo que se llama economía del bienestar; sin embargo, aún el
camino por andar es largo y tortuoso, y sería por demás prematuro establecer criterios
determinantes. Aunque el porvenir no se presente por lo pronto, claro y despejado, el pasado
remoto y reciente nos proporciona razones históricas más que suficientes para encontrar
justificación al cambio de concepción de Estado liberal a Estado interventor.
Antes de comenzar a describir las principales causas reales del crecimiento en cifras
absolutas del gasto público, conviene detenernos en las llamadas causas aparentes, responsables de
un crecimiento ficticio y nominal del gasto.
Comparativamente las cifras absolutas nada nos dicen, tómese como ejemplo el
desenvolvimiento del gasto público en Venezuela desde 1900 hasta 2015 (9). En tiempos de la
administración del general Cipriano Castro (1900) el presupuesto de Venezuela apenas alcanzaba
la modesta cifra de 35 millones de bolívares. Durante el periodo comprendido entre 1900-1908 se
ejecutó la cantidad de 433 millones de bolívares. A comienzos de 1909 el presupuesto público no
superaba la cantidad de 50 millones de bolívares. En 27 años de dictadura del general Juan
Vicente Gómez, el presupuesto nacional se multiplicó por cuatro al llegar el gasto público en
1936 a la suma de 206 millones de bolívares. Entre 1937 y 1945, periodo que abarca las
Presidencias de la República de los generales Eleazar L. Contreras e Isaías Medina A. el gasto
creció más de dos veces, al pasar de 259 millones en 1937 a 582 millones de bolívares para 1945.
Para la época de los gobiernos de Rómulo Betancourt (1945-1947) y de Rómulo Gallegos
(1948), el gasto público aumentó durante el trienio, de 952 millones en 1946 a 1.644 millones de
bolívares en 1948. Ya para 1950, la administración pública central gastaba la cantidad de 2.074
millones de bolívares. Esto significa, que en medio siglo, los gastos del gobierno crecieron 59
veces. A finales de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez (1949-1957) el gasto del
Estado ya rayaba los 6.235 millones de bolívares. Transcurridos 56 años de regímenes
democráticos desde 1959, el gasto del Estado creció en no menos de 117.844 veces, al pasar de
6.294 millones en 1959, a la astronómica cifra de 741.707.524 millones (741,7 billones) de
bolívares viejos para el 2015 (A partir del 1 de Enero de 2008 comenzó la reconversión
monetaria al establecer el denominado Bolívar Fuerte, equivalente a 1.000 bolívares de los
viejos). Debemos sin embargo manejar con cuidado las cifras precedentes. En realidad el
91
crecimiento ha sido menos importante que el reseñado por las cifras absolutas, aunque no menos
significativo. Para que las cantidades sean mutuamente comparables, deben sufrir una serie de
ajustes que tomen en consideración los cambios habidos en la población y en el nivel de los pre -
cios. Más aún, no tiene la misma significación e influencia, el gasto público realizado en dos
épocas con situaciones económicas diferentes.
Causas aparentes
Es necesario distinguir el crecimiento real del gasto público del puramente nominal o
ficticio.
Las cifras comentadas sobre el crecimiento del gasto público durante diferentes periodos de
la historia política de Venezuela pudieran reflejar una conclusión equivocada sobre la magnitud
del aumento de los gastos del Estado. Es necesario introducir ajustes en el valor nominal del gasto
a fin de reflejar el verdadero valor de la moneda. Para ello, se ajustan las cantidades tomando en
consideración el valor adquisitivo del signo monetario y poder realizar las comparaciones entre
diferentes periodos de tiempo. En el cuadro que se inserta en la página siguiente, VENEZUELA:
Gastos Fiscales Ejecutados por el Gobierno Central (1900-2015), podrá apreciarse la variación
de las cifras al ser ajustadas utilizando el índice de precios con base en 1979. El resultado es tan
asombroso que el gasto público que aparentaba haber crecido 21,2 billones de veces. (Esta cifra
es el resultado de dividir el gasto público de 741,7 billones de bolívares del año 2015, entre la
cifra de 35 millones de bolívares para el gasto público del año 1900) durante el periodo analizado,
reduce su crecimiento al hacerlo 243 veces entre 1900 y 2015 (Gasto Público Promedio a precios
constantes 2013-15÷ Gasto Público Promedio a precios constantes 1900-08=60.802÷ 250=243)
92
VENEZUELA: GASTOS FISCALES EJECUTADOS POR EL GOBIERNO CENTRAL
Periodo 1900-2015
Millones de Bolívares c)
Gasto
Gasto Público
Gasto Público Público a
Gasto Público Gasto Público per-cápita Ingreso Nacional
promedio anual Ingreso
Periodos precios precios precios precios
precios Nacional
corrientes constantes 1979 constantes corrientes
constantes 1979 corrientes
1979 (bolívares)
(%)
1900-1908 433 2.247 250 99 - -
1909-1935 3.170 12.886 477 173 1453 a) 13,7
1936-1945 3.603 15.738 1.574 378 2221 a) 26,2
1946-1948 3.893 12.034 4.011 883 5299 a) 31,0
1949-1957 24.410 68.926 7.658 1.336 103.078 23,7
1958 6.260 17.389 17.389 2.561 18.279 34,2
1959-1973 132.437 294.683 19.645 2.057 489.392 27,1
1974-1978 221.840 286.362 57.272 3.807 617.595 35,9
1979-1983 377.279 275.471 57.868 3.021 1.160.304 32,5
1984-1988 690.186 269.084 54.112 2.571 2.352.927 29,3
1989-1993 3.807.896 261.508 51.976 2.816 14.605.753 26,1
1994-1998 b) 33.701.557 233.779 46.756 2.078 131.236.815 25,7
1999-2012 b,c) 1.940.226.209 1.220.752 87.197 3.254 c) 6.722.566.457 28,9
2013-2015 c,d) 1.941.539.366 182.405 60.802 1.988 c) 4.913.462.339 e) 39,5 e)
Notas
a) Se corresponde con un gasto público de Bs. 206, 581 y 1644 millones para los años 1935, 1945 y 1948 respectivamente
b) Gasto Fiscal Acordado del Gobierno Central
c) Las cifras se expresan en bolívares viejos, a pesar de la reconversión monetaria del año 2008, con el fin de mantener
la homogeneidad del gasto público e ingreso nacional,
d) Ley de Presupuesto 2015
e) Cifra correspondiente al año 2014
Fuentes
ONAPRE. Gasto Fiscal Acordado 1990-2004
BCV: Anuarios de Series Estadisticas 1915-1935; 1940-1975; 1979-2009; Cuentas Consolidadas de la Nación 1997-
Ministerio del Poder Popular para Economía, Finanzas y Banca Pública: Gobierno Central Presupuestario 2005-2013.
Ley de Presupuesto 2015
Pulido M. Iván. Gastos Fiscales Ejecutados 1900-1979. Finanzas Públicas de Ve nezuela en el Siglo XX. Resumen,
Vol. XXV, N° 311, 21-10-1979. pp. 41-63
Betancourt, Rómulo. Venezuela Política y Petróleo . 6ed. UCAB. Caracas 2007 pp. 683-84, p 829
INE: Proyecciones de Población 1971-2015. Población total por sexo al 30 de Junio, 1990-2015 (base censo 2001)
Cálculos propios
93
Crecimiento poblacional
No basta corregir las cifras de gasto público del efecto inflacionario, también hay que
depurarlas, por el hecho que la población ha crecido o el territorio ha aumentado.
En la medida que aumentan las cifras poblacionales, correlativamente las demandas sociales
se incrementan: más educación, salud, vivienda, etc. De igual manera el incremento de la extensión
territorial y la colonización de áreas despobladas, ejercen presiones sobre el aumento del gasto
público al demandar la infraestructura física necesaria para atender a los nuevos colonizadores.
A comienzos de siglo, cuando la población venezolana era relativamente pequeña (dos
millones de habitantes), a cada venezolano le debían corresponder Bs. 99 del total del gasto real
per-cápita del gobierno central para el lapso comprendido entre 1900-1908. Esta cifra creció 20
veces en un lapso de un poco más de un siglo, al situarse para el período 2013-2015 en Bs. 1.988
por habitante (cifra que se obtiene al dividir el promedio anual gasto público real 2013-2015, Bs
60.802 millones, entre la población promedio anual del mismo periodo 30,6 millones de
habitantes). Incorporando al crecimiento del gasto público real la incidencia poblacional, la cifra se
reduce de 243 a 20.
Finalmente, otra corrección que debe hacerse, es el deseo de obtener una medida adecuada
entre el crecimiento de los gastos públicos y su influencia sobre la vida económica del país. Para
ello suele relacionarse los gastos públicos con el ingreso nacional o el producto interno bruto y
expresarlo en términos de porcentaje. Aceptando esto, nuestra cifra de 20 se reduciría a 3. (número
que se obtiene dividiendo el actual 39,5% del período 2013-2015, por el 13,7% que prevalece en
1935).
Desafortunadamente, la falta de información más completa y homogénea, particularmente a
principios de siglo, bien pudieran ofrecer a éstos últimos resultados poco confiabilidad (la primera
información confiable sobre el ingreso nacional en Venezuela la realizó en 1935 el economista
norteamericano Gerald Alter, incluyendo proyecciones hasta 1940. Luego entre 1945 y 1950,
Celso Furtado construyó una serie con los datos de las dos fechas indicadas. A partir de 1950, el
BCV, viene publicando periódicamente las cifras del Ingreso Nacional). Es indudable que la
influencia del sector público es mucho más importante que la presentada en la se rie analizada, sobre
todo después del año 1973 y más recientemente en el último decenio, períodos en los cuales se ha
modificado sustancialmente la participación del Estado en la economía. Adicionalmente, hay que
incorporar las instancias de gobierno estadal y municipal, así como las entidades descentralizadas
públicas. La introducción de técnicas de agregación de las cuentas del sector público, como el
presupuesto consolidado, puesto en práctica a partir de 1983, ha proporcionado herramientas muy
útiles para dimensionar y evaluar la importancia del Estado en la formación de la producción y la
renta nacional. A pesar de la deficiencia de las cifras comentadas, investigaciones realizadas hace
más de 115 años por el economista alemán Adolph Wagner (11), las cuales concluyeron en su
primera ley, confirman la tendencia expuesta en nuestro análisis; asegura Wagner, que aquellos
países que se industrializan, conocen de un crecimiento secular del sector público, producto de un
conjunto de fuerzas sociales, económicas y políticas, que genera un aumento en los gastos
públicos mucho más fuerte que el incremento de la producción total.
Este análisis histórico, confirma, la relación positiva que existe entre el crecimiento del
producto o el ingreso, con el incremento de la demanda de bienes o servicios públicos. Esto quiere
decir que los bienes públicos poseen una elasticidad-ingreso superior a la unidad, indicando que los
ciudadanos estarían dispuestos a emplear una porción mayor de su renta en el financiamiento
(impuestos) de más y mejores servicios públicos: educación, salud, vivienda, seguridad social, etc.
(12)
.
94
La alta respuesta del gasto público, en especial de su componente más dinámico, el gasto
social, puede ser originada por el denominado efecto de los precios relativos (13), en el cual, el
cambio relativo en el costo de bienes y servicios públicos, ha sido mayor que el de los bienes priva-
dos. Obviamente, que la inflación afecta a todos los productos y servicios y que hay que descontarla
cuando se consideran los niveles de gasto, pero se está hablando de algo que está por encima del
nivel general de precios y que se denomina efecto de los precios relativos. Las innovaciones, de-
rivadas del progreso técnico han mejorado significativamente la productividad industrial; esto signi-
fica menos horas para producir automóviles o una tonelada de acero. Contrariamente, el incremento
anual de los costos relativos de los servicios públicos, como consecuencia de ser una actividad de
mucho trabajo intensivo, no se ve compensada con los aumentos de productividad. Lo normal es es-
perar, mejor calidad en la atención al haber más doctores por paciente, más trabajadores sociales
por necesidad, más profesores por alumno y así sucesivamente.
Causas reales
Las cifras del gasto público del gobierno central para el periodo 1900-2015, no crecieron en
la magnitud absoluta que aparentaba ser, sino, aumentaron relativamente tres veces ¿A qué
obedeció la expansión del gasto del Estado? La respuesta está en distintas y muy variadas causas
reales. Nuestra intención no es analizarlas todas, tomaremos aquellas que a nuestro juicio son las
más representativas de la extraordinaria expansión de la actividad pública en las economías
desarrolladas y sub-desarrolladas.
Los desequilibrios sociales provocados por la larga crisis de la economía de mercado en los
principales países industriales a partir de 1929, acarreó un cambio fundamental en la concepción
liberal de la actividad estatal. La dirigencia pública tuvo que hacer frente a la difícil situación
económica y social implementando por primera vez una política fiscal que sirviera no sólo para
alcanzar los objetivos de estabilización de la economía, sino que al propio tiempo fuera utilizada
como un poderoso instrumento de cambio social (14). Es así como se incrementa el gasto social en
casi todos los países para atender la creciente y exigente demanda de la población principalmente
urbana, que se había concentrado en las grandes metrópolis a raíz del acelerado proceso de
urbanización que experimentaron los centros industriales. La concepción liberal del Estado quedó
desbordada por la del Estado interventor; éste, no se ocupaba solo de las tradicionales funciones de
policía, sino que intervenía directamente en la actividad económica mediante acciones de
regulación, producción, distribución y estabilización. Este fase de socialización del riesgo como lo
llama Duverger (15), contagió a las democracias liberales de la época, las cuales se empaparon de un
alto contenido social proveniente de los llamados partidos obreros (laborismo, social democracia)
(16)
. Así, el gasto social creció particularmente durante la época de post-guerra, manifestándose en
los gobiernos una decidida orientación hacia la redistribución del ingreso.
Los sectores sociales han experimentado en esta centuria el mayor auge que se tenga
conocimiento en la historia política contemporánea. A comienzos del siglo XX, no sobrepasaban el
25% del total del gasto público, llegando a alcanzar el 50% del total para la década de los setenta.
Venezuela, al igual que el resto de las economías latinoamericanas, el sector social siguió la misma
tendencia que la observada en las naciones desarrolladas. De un 4,1% durante el periodo 1900-
1908, a un 41,6% (8,0 % PIB) como porcentaje del gasto público total para el año 2016 (17).
Guerras mundiales
Los gastos de defensa han aumentado considerablemente durante los lapsos de confrontación
bélica, ello en razón de las siguientes consideraciones:
95
1.- Gastos militares propiamente dichos: los gastos de preparación de guerra o gastos de
la paz armada como la adquisición y perfeccionamiento de equipos militares. El
armamento bélico es costoso y de relativa obsolescencia técnica; como muestra, véase
el aumento del gasto militar que significó el cambio tecnológico introducido por la
sustitución del motor de avión a pistón (hélice) por el de propulsión a chorro. También
resultan elevados los gastos derivados de la conscripción militar; además del gasto de
mantenimiento de los soldados, debería incluirse el costo de oportunidad de retirar
hombres de la vida civil.
2.- Gastos de la guerra misma: los gastos por movilización de hombres y equipos a los
sitios de batalla; el aprovisionamiento y mantenimiento de los ejércitos en zonas de
beligerancia.
3.- Gastos de la post-guerra: la desmovilización; los gastos de reconstrucción
(recuérdese el Plan Marshall para la Europa de la post-guerra y más recientemente la
reconstrucción de Irak); la seguridad social para los veteranos de guerra; etc.
Como vemos, el gasto militar ha contribuido con el crecimiento del gasto público durante los
periodos bélicos. Progresivamente, esta participación ha venido decreciendo hasta situarse en 15,4%
para 1991 en los Estados Unidos, lo que a juicio de Musgrave (18)...dada la naturaleza beligerante
de nuestro siglo, los gastos militares, tal como se demuestra no son la causa principal de la
expansión del sector público.
Si bien no han sido la principal causa del incremento de los gastos públicos, las dos
confrontaciones mundiales han sido responsables en la post-guerra de lo que Alain Barrere (19) llamó
el fenómeno de la irreversibilidad de las estructuras, situación creada por el dirigismo imperante
en la economía de guerra. El conflicto bélico obligó al Estado a asumir un absoluto control de todas
las actividades de producción y distribución; sustituir el mecanismo del mercado por el control y la
regulación y a una utilización excesiva de los impuestos y empréstitos forzados como medio de
financiamiento de las actividades públicas. Este dirigismo dio origen en la post-guerra,
primeramente a una mayor intervención pública por vía de la regulación de la economía, y
subsecuentemente a una relativa facilidad de financiar el crecimiento del gasto público mediante
aumentos en la presión tributaria.
En Venezuela, aun cuando no ha participado en ningún conflicto bélico, su gasto en
seguridad y defensa muestra un comportamiento similar al resto de los países desarrollados. Es
más, las cifras se revierten en comparación al gasto social para los mismos periodos: 25%
para el período 1900-1908 y 6,4% (1,2% PIB) en el Proyecto de Ley de Presupuesto del año
2016 (20).
Progreso técnico
Suele esgrimirse como otra causa del aumento de los gastos públicos, las cuantiosas sumas
que reclamen el servicio de la deuda. Desde este punto de vista la deuda pública puede ser
considerada efecto o causa del aumento de los gastos públicos. Es efecto cuando la deuda se
contrae para financiar el déficit fiscal como medio de atender las crecientes necesidades del Estado
96
y es causa, cuando impone elevadas erogaciones por concepto de pago de intereses y
amortizaciones del capital. En Venezuela, particularmente en la segunda mitad de la década de los
ochenta, el servicio de la deuda ha impuesto elevadas cargas sobre el nivel y composición del gasto,
en detrimento de la inversión pública y de la estabilidad del signo monetario. Según fuentes de la
Oficina Nacional de Presupuesto (ONAPRE), el servicio de la deuda pública representa el
16,2% (3,0% PIB) del proyecto de presupuesto para el ejercicio fiscal 2016.
En América Latina -aun cuando hay diferencias significativas de un país a otro-, el Estado, en
general, ha llegado a ser un importante productor de servicios y también de bienes, y administrador
de elevadas cuotas de inversión nacional, circunstancias que le han conferido, al igual que en las
economías más desarrolladas, una gran trascendencia en la formación y uso de la renta nacional. La
situación anterior ha sido el producto de varias causas, como la puesta en ejecución de políticas
destinadas a superar las crisis provenientes del comercio exterior, y la admisión de nuevas ideas
sobre la responsabilidad que le cabe al Estado en los esfuerzos de desarrollo y en la solución de
los problemas sociales (21). Los antecedentes latinoamericanos de la intervención estatal comienzan
a practicarse, inmediatamente después de la crisis de los treinta, como consecuencia de la pérdida
del dinamismo del crecimiento de los países de la región. La caída de la capacidad para importar
indujo a incorporar sistemas de control del comercio exterior y del mercado de cambios; por otra
parte, la reducción de los ingresos tributarios provenientes de las importaciones, provocó la revisión
del sistema de financiamiento público, en el sentido de tender a trasladar una mayor parte de la
carga impositiva hacia las actividades internas y recurrir en mayor medida a la utilización del
crédito de los bancos centrales. Además, las necesidades de proveer ocupación y de devolverle
dinamismo a la economía, redundaron en políticas que acrecentaron los gastos e inversiones
públicas, dándoles, simultáneamente, connotaciones diferentes a las tradicionales. De otro lado, los
procesos de industrialización y de sustitución de importaciones fomentados en la mayoría de los
países, condujeron a la implementación de medidas de política económica de marcado corte
intervencionista en la conducción del crédito interno, en el fomento de la industria y de la inversión.
El ensanchamiento del área afectada por las políticas directas avanzó, en algunos casos, hasta la
creación de empresas públicas en algunos sectores tradicionalmente reservados a la industria
privada.
Del mismo modo, las situaciones inflacionarias, agudas en determinadas circunstancias,
recomendaron que se adoptaran medidas de regulación de precios y salarios, así como de
abastecimiento y comercialización de bienes y servicios esenciales.
Por último, el equilibrio del sub-desarrollo, o como han dado en llamar algunos autores a la
insuficiente capacidad de los países pobres de crear los estímulos necesarios para aumen tar la
formación bruta de capital fijo, mejor conocido como el circulo vicioso de la pobreza, expuesto
por Ragnar Nurse (22), fue otra poderosa razón de la intervención del Estado para romper el eslabón
que mantenía a un país pobre en situación permanente de pobreza. Es así como el Estado
latinoamericano se convierte en un activo promotor del desarrollo económico y social, creando
nuevas bases de capital social y productivo; redistribuyendo la riqueza y satisfaciendo las demandas
sociales de la población.
En Venezuela, a diferencia del resto de los países de la región, la situación depresiva de la
economía mundial no se hizo sentir con la misma fuerza. Quizás el carácter estratégico de nuestro
principal producto de exportación, impidió una violenta caída de nuestros ingresos por concepto de
exportaciones. Sin embargo, por razones bien distintas, nuestro principal producto de exportación
comenzó a perder mercado en los Estados Unidos, al imponer ese país en 1959 restricciones a la
importación de petróleo. Las ventajas comparativas de los crudos del medio oriente y la presión de
los productores internos forzaron al gobierno norteamericano a instaurar un sistema de cuotas de
97
importación, creando severas restricciones a la colocación del petróleo venezolano en el mercado
Estadounidense. Fue así que en ese mismo año, el gobierno de Venezuela al ver que el gobierno de
los Estados Unidos modificaba unilateralmente las condiciones del Tratado de Reciprocidad
Comercial firmado por ambos países en 1939, decidió emprender una agresiva política de
industrialización, destinada a producir internamente aquellos productos que se importaban
principalmente de los Estados Unidos (23)
La rápida expansión de la actividad económica y la responsabilidad directa de una mayor
intervención del Estado en la vida económica y social, fue posible en Venezuela, gracias a que el
petróleo se convirtió en la principal fuente de riqueza. Las primeras iniciativas intervencionistas
del Estado venezolano fueron dirigidas hacia los sectores sociales y económicos. Así, en 1928, se
crean los primeros institutos autónomos, el Banco Obrero y el Banco Agrícola y Pecuario,
destinados, el primero al fomento y construcción de viviendas populares y el segundo, al desarrollo
de la ganadería y la agricultura. Estas iniciativas surgieron como respuesta del Estado a la
incapacidad del sector privado de aquel entonces, para prestar servicios crediticios distintos al
comercial e industrial (24).
Los tímidos pasos de gestión empresarial del Estado se fueron consolidando y ampliando en
la medida en que se robustecían las finanzas públicas. En 1937 se crea el Banco Industrial de
Venezuela, el Banco Central de Venezuela (1939), el Seguro Social (1940), el Instituto Nacional de
Obras Sanitarias (1943), y la Corporación Venezolana de Fomento en 1947. El instituto autónomo,
se convierte a partir de entonces en el instrumento preferido de los gobiernos para ejecutar su
política social y financiera, y lograr a través de éstos, mayor participación del Estado en la redis -
tribución de la riqueza y en la creación de condiciones favorables para el desarrollo industrial (25).
Durante la década de los cincuenta, continuó este proceso, profundizándose con la creación
de empresas públicas en el campo de las industrias básicas. Tal es el caso de la Siderúrgica, la
electrificación del Caroní y la Petroquímica (26).
En ninguna etapa de la Venezuela del siglo XX se muestra mayor vinculación entre la
holgura fiscal y la creación o ampliación de empresas estatales como en la década de los setenta.
Durante este período, se crearon 154 empresas del Estado, 31 institutos autónomos y no menos de
47 entidades de carácter mixto (27). El V Plan de la Nación incluyó iniciativas como el Plan IV de
Sidor (hoy empresa pública); la ampliación de las instalaciones de generación eléctrica en el río
Caroní, Planta Centro y el desarrollo del Uribante-Caparo de CADAFE; las ampliaciones de
ALCASA y VENALUM; la creación de fondos de financiamientos industrial, agropecuario y de
desarrollo urbano; etc. Se creó el Fondo de Inversiones de Venezuela (sustituido en el año 2005 por
la sociedad anónima Fondo de Desarrollo Nacional), con la triple finalidad de represar el circulante
interno, financiar el componente importado de los proyectos correspondientes a los sectores básicos
de la producción y costear un vasto programa de cooperación financiera internacional. Asimismo,
como reafirmación de la soberanía del país sobre sus recursos naturales, se nacionalizó en 1974 la
explotación del mineral de hierro y en 1975, se tomó la histórica decisión de pasar al control del
Estado la industria y comercio de los hidrocarburos (28).
El inicio del siglo XXI, retoma nuevamente la presencia intervencionista del Estado
venezolano, en abierto contraste con el papel que jugó durante la última década del siglo pasado. La
V República, como ha dado en llamarse este nuevo ciclo de la historia política, económica y social
del país, llama por una mayor participación del Estado en las actividades nacionales, con un
marcado contenido de inclusión social. Durante este período, el Estado es responsable de 505
empresas, de las cuales 353, que equivalen al 70%, fueron creadas cuando Hugo Chávez era
presidente a partir del año 2001. Los hallazgos corresponden al Proyecto Empresas Propiedad del
Estado, que lleva adelante Transparencia Venezuela (16 Febrero 2017) y obtenidos después de 8
meses de investigación y análisis de informes de la Contraloría General, memoria y cuenta de los
ministerios, gacetas oficiales y portales de los ministerios. Otro hallazgo importante fue el hecho de
que 110 empresas son filiales de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), lo que representa 22% de las
organizaciones creadas en los últimos 10 años, además se pudo establecer la fecha de creación o
98
expropiación del 84% de las empresas cuyo período de mayor estatización estuvo entre 2006 y
2010, cuando el Ejecutivo expropió o fundó 185 empresas. Le siguió el lustro comprendido entre
2011 y 2016 con 128. También determinaron los investigadores el lugar de ubicación de 68% de las
organizaciones, a cuáles ministerios están adscritas 99% de ellas y el sector económico al que
pertenecen.
¿Tendrá techo el crecimiento de los gastos públicos? Contestar a esta pregunta no es del todo
fácil, solo nos atreveríamos a decir que el limite depende de circunstancias de lugar y tiempo.
Pareciera que el sector público no podría continuar expandiéndose indefinidamente, a menos que
los sistemas políticos y económicos en los países industrializados sean profundamente modificados.
En el umbral del tercer milenio, se presagian en casi todos los países del mundo capitalista, vientos
de cambio por la exagerada participación del Estado en los asuntos de la sociedad civil. Quizás esta-
mos en presencia de un movimiento revisionista que cada día cobra más fuerza y reclama para el
mercado la tarea de asignar los recursos. Como bien lo explica Luc Weber (29) al expresar...cada
fase está animada, a medida que la ideología se consolida, de un dinamismo propio, alimentado
por el impacto creciente de la ideología dominante sobre la clase dirigente del momento; hasta
que, una reacción aparece y se impone, anunciando un movimiento dinámico en sentido contrario.
La crisis petrolera de los años setenta desató consecuencias que afectaron seriamente el
comportamiento de las principales variables macroeconómicas de los países industrializados,
cuestionando el papel del Estado como elemento estabilizador de las fluctuaciones coyunturales de
la economía y como productor de bienes y servicios públicos. En algunos países como el Reino
Unido y Francia, el Estado dejó en manos del sector privado de la economía, servicios públicos tan
importantes como el transporte, teléfonos, electricidad y gas (30).
Objetivos e importancia
Un sistema de cuentas presupuestarias debe cumplir con una serie de objetivos que satisfagan
el propósito básico de su creación (31).
1.- Posibilitar y facilitar la programación del presupuesto.
2.- Contribuir a una expedita ejecución financiera del presupuesto y facilitar la gestión de
los administradores.
3.- Facilitar la contabilidad fiscal de las transacciones y el control eficiente del gasto.
4.- Facilitar el análisis de los efectos económicos y sociales del gasto, y
5.- Contribuir a la integración de las cuentas del sector público con las cuentas
nacionales.
Tipos de clasificación
Las clasificaciones de los gastos públicos pueden dividirse según el criterio con que se
presente la información en los siguientes tipos:
-Económica
99
-Funcional
-Sectorial
-Institucional
-Naturaleza del gasto
-Programas
-Mixtas
A continuación presentaremos los aspectos más resaltantes de cada una de ellas.
Económica
Gastos corrientes. Los gastos corrientes están formados por todos aquellos desembolsos que
realiza el sector público que no tienen como contraprestación directa la creación de un acti vo de
capital fijo, sino que constituyen un acto de consumo, vale decir, se extinguen (consumen) en un
periodo de tiempo relativamente corto; por consiguiente tienen una influencia transitoria sobre el
desarrollo económico: esto es, mientras persista el efecto expansivo de la erogación que puede verse
debilitada por la propensión a importar, no incrementan de por si la capacidad instalada del país y
deben repetirse cada ejercicio fiscal. (33) Los gastos corrientes se dividen en gastos en bienes y
servicios (remuneraciones), pago de intereses y subsidios y otras transferencias de naturaleza
corriente.
Gastos de capital. Están constituidas por aquellas erogaciones que se traducen en la creación de
activos de carácter real y las transferencias de capital. Su efecto sobre el desarrollo económico es
permanente y de mayor impacto, ya que además de incrementar el poder de compra, al igual que los
gastos corrientes, determinan directamente una ampliación de la capacidad instalada de producción
de la economía. Al mismo tiempo, en la medida en que estos gastos se orientan a la formación de
infraestructuras, crean las condiciones necesarias para que las actividades desarrolladas por los
sectores productivos aumenten su eficiencia. Es por esta razón que tales gastos inciden
positivamente sobre la relación producto-capital y sobre el ingreso real de la población (34).
100
Aplicaciones financieras. La clasificación de las transacciones relativas al financiamiento tiene por
objeto indicar las fuentes de los fondos obtenidos para financiar un déficit del gobierno o el uso de
los fondos disponibles de un superávit, a fin de medir el efecto de las operaciones de financiamiento
del gobierno en la economía.
Esquema de presentación. Para mejor claridad sobre este punto, presentamos una versión
resumida de la clasificación según la metodología del FMI y su vinculación con el PLAN ÚNICO
DE CUENTAS
Las cuentas consolidadas del sector público, además de ser un imperativo legal, constituyen
un instrumento por demás importante para evaluar la participación del Estado en la vida económica
y social del país. La norma legal consagrada en la LOASP dispone que antes del 30 de mayo del
año en vigencia de la Ley de Presupuesto, debe presentarse el presupuesto consolidado del sector
101
público. Este instrumento es una valiosa herramienta para analizar sobre bases reales, el impacto del
gasto e ingreso público consolidado sobre la economía.
El presupuesto consolidado se formula atendiendo dos criterios. El primero, clasifica los
gastos e ingresos públicos de acuerdo a su naturaleza económica, y el segundo, conjuga la
clasificación económica, con la composición institucional del sector público, agrupando a los
diferentes organismos que constituyen al ámbito socio-económico del Estado, de acuerdo a su
tipología económica y a su caracterización jurídico-administrativa.
La consolidación de los presupuestos o de las cuentas, es un procedimiento mediante el cual
se eliminan las transacciones que realizan entre sí los organismos que componen el sector público.
Estas transacciones internas están originadas por las transferencias, préstamos, aportes de capital,
compras, ventas, pagos de impuestos, etc. La agregación en categorías comunes de los créditos
presupuestarios de la totalidad de los organismos del sector público con el resto de la economía,
previstos para un período determinado, se denomina presupuesto consolidado del sector público.
Cuando la consolidación no se refiere a previsiones presupuestarias, sino a transacciones realizadas
por todos los organismos comprendidos, se obtienen las cuentas consolidadas del sector público.
(el esquema de presentación y descripción de los organismos se presenta más adelante).
Cuenta ahorro-inversión. Esta cuenta muestra el balance que existe entre el ahorro, la inversión y
su financiamiento. Las cuentas presupuestarias pueden ser clasificadas atendiendo a criterios que
permitan realizar comparaciones entre las transacciones de ingresos y gastos públicos, corrientes y
de capital, y el correspondiente financiamiento de déficit o utilización del superávit. La cuenta
ahorro-inversión se subdivide en: ingresos totales, gastos totales y fuentes de financiamiento.
El cuadro que se inserta en la siguiente página, muestra que el Gobierno Central para el año
2016 tendrá un déficit financiero de Bs. 121.499 millones según se muestra en el cuadro que se
muestra a continuación. El déficit financiero representará el 1,2% del PIB, es decir, que los gastos
totales del gobierno central son superiores a los ingresos. Ese déficit se enjugará mediante
endeudamiento por Bs. 124.449 millones, de los cuales, se cancelarán pasivos financieros por Bs.
2.950 millones y se contraerán nuevos pasivos por Bs.121.499 millones.
Funcional
Esta clasificación agrupa las transacciones del gobierno, según la finalidad particular a que se
destinan, independientemente del organismo que las haga. La finalidad se refiere a los distintos
102
servicios prestados directamente o que sean financiados por el gobierno. Su objetivo es presentar
una descripción que permita informar sobre la naturaleza de los servicios gubernamentales y la
proporción de los gastos públicos que se destinan a cada tipo de servicios (37).
La clasificación funcional de los gastos públicos es una adaptación metodológica al caso
específico de Venezuela de los lineamientos generales de la clasificación por funciones de las
Administraciones Públicas de las Naciones Unidas (38). La clasificación
comprende cuatro funciones específicas, que pueden considerarse como objetivos, en tanto que
las subfunciones, detallan los medios a través de los cuales se alcanzan dichos objetivos. Los
grupos o funciones principales son:
Servicios públicos generales. Comprende los servicios que corresponden a la esencia y razón de
ser del Estado y que requieren de su poder soberano. Estas actividades no tienen competidores en el
sector privado. Tales servicios son los monetarios y fiscales, las políticas generales de personal del
gobierno general, los servicios centralizados de compras y suministros, las relaciones
internacionales y las actividades de defensa, orden público y seguridad, y organización electoral.
103
Servicios Económicos. Abarca toda clase de actividades que son ejecutadas por el sector empresa
de la economía o que están asociadas con la provisión de servicios a las empresas privadas. Como
ejemplo de esta clase de actividades se puede mencionar la explotación de recursos minerales y
forestales; la inspección y regulación de las industrias privadas; transporte y comunicaciones;
electricidad, gas y recursos hidráulicos; etc.
Otras finalidades. Este grupo comprende los gastos que no tienen asignación específica en las
funciones anteriores, como el servicio de la deuda pública, las transferencias de carácter general a
otros organismos de la administración pública y los gastos no especificados.
Esquema de presentación. Comprende las siguientes funciones:
CLASIFICACION FUNCIONAL
Servicios Económicos
Agricultura, Silvicultura, Pesca y Caza
Minería, Industrias Manufactureras y Construcción
Electricidad, Gas, Vapor y Agua
Carreteras
Vías Navegables Interiores y Costeras
Otros Transportes y Comunicaciones
Otros Servicios Económicos
Otras Finalidades
Transacciones Respecto a la Deuda Pública
Transferencias de carácter general a otros órganos
Gastos relacionados con Desastres y otras Calamidades
Gastos n.e.p.
Sectorial
104
nacionales regionales y locales, elaborados dentro de las líneas generales del plan de
desarrollo económico y social de la Nación…
2.- Mostrar las áreas de actuación pública y los objetivos concretos a lograr dentro de cada
una de ellas, y
3.- Actúa de manera suplementaria de la clasificación funcional cuando esta no existe, al
señalar en forma aproximada las finalidades del gasto público y organizar las áreas de
actividad pública de distinta manera, vinculando cada sector con las instituciones
correspondientes.
SECTORES SOCIALES
Educación
Vivienda, Desarrollo Urbano y Servicios Conexos
Desarrollo Social y Participación
Salud
Seguridad Social
Cultura y Comunicación Social
Ciencia y Tecnología
SECTORES PRODUCTIVOS
Agrícola
Energía, Minas y Petróleo
Industria y Comercio
Transporte y Comunicaciones
Turismo y Recreación
SERVICIOS GENERALES
Dirección Superior del Estado
Seguridad y Defensa
Institucional
105
o efectuar operaciones vinculadas al reparto del ingreso creado en el proceso productivo; sus
transacciones se financian con recursos procedentes de pagos obligatorios realizados por las
empresas públicas o por otros sectores institucionales privados, los cuales pueden tener su origen en
erogaciones directas, como los impuestos, cotizaciones obligatorias, etc.; o indirectas, como las
transferencias.
Las empresas públicas abarcan todas aquellas unidades que producen bienes y servicios en
gran escala para ser vendidos en el mercado y obtener ingresos que les permitan financiar sus
operaciones ordinarias, es decir, el precio de venta pretende cubrir los costos de producción. La
acción de las empresas públicas está más orientada por criterios económicos que sociales, sin que se
pueda considerar que el afán de lucro se constituya el objetivo central de su gestión. Pertenecen a
este grupo las empresas mineras, agrícolas, industriales, comerciales, financieras, etc...
La clasificación institucional del sector público agrupa a los diferentes organismos que
constituyen el ámbito socio-económico del Estado, de acuerdo a su tipología económica y a su
caracterización jurídico-administrativa, y se conjuga con la clasificación económica del gasto para
elaborar el presupuesto consolidado del sector público.
Al efecto se consideran dos subsectores públicos perfectamente identificados y homogéneos:
no financiero y financiero (40).
106
crediticios de instituciones públicas financieras y de terceros. La delimitación del carácter
público de las empresas lo fija la participación del Estado de por lo menos el 50% del
capital accionario. Las principales empresas públicas son entre otras las siguientes: PDVSA
y sus filiales, FERROMINERA, COMSIGUA, MATESI, ORINOCO IRON,
VENPRECAR, PIGAP II, MARGARITA HILTON, ENVASES INTERNACIONAL,
AVENTUY, AGROISLEÑA, ENSAL, VENORCA, ALCASA, BAUXILUM,
CABELUM, CARBONORCA, VENALUM, PEQUIVEN, CAVIM, AEROPOSTAL,
CADAFE, ELEVAL, SAMBIL (La Candelaria, Caracas), SIDETUR, LÁCTEOS LOS
ANDES, LAFARGE, HOLCIM SIDOR, OWENS ILLINOIS, ELECTRICIDAD DE
CARACAS, SUPERMERCADOS CADA, ÉXITO, MONACA, ACEITES DIANA,
VENEPAL, CASA, CANTV, CAMETRO, IPOSTEL, CONVIASA, CENTRAL
AZUCARERO VENEZUELA, CEMEX, METRO (CARACAS, LOS TEQUES,
VALENCIA, MÉRIDA, MARACAIBO), MERCAL, Centro Genético Productivo
Florentino C.A, etc.
Subsector financiero. Comprende las instituciones financieras públicas propiedad del Estado o
controladas por él, cuya actividad se vincula con operaciones de índole bancaria y no bancaria.
1.- Instituciones Públicas Financieras no Bancarias: Organismos que no se rigen por la Ley
General de Bancos y Otros Institutos de Crédito, cuyo objetivo fundamental es la prestación de
asistencia financiera a ciertos sectores de la economía, mediante la concesión de préstamos a tasas
de interés diferencial con fondos aportados principalmente por el Gobierno Central en cumpli-
miento de objetivos de política económica y social. Las instituciones financieras no bancarias más
importantes son: FONDAS, FONDEMI, FIDES, FONDEN, y más recientemente el Fondo
Bicentenario (Gaceta Oficial, N° 39.349 del 19 Enero 2010). Para ampliar la lista de los Entes
Descentralizados con fines y sin fines empresariales y sus respectivos órganos de adscripción,
puede consultarse el Titulo II, artículo 45 y el Titulo III, Tomo I, artículo 47, de la Ley de
Presupuesto del Ejercicio Fiscal 2015.
La estrategia de política social del gobierno del Presidente Chávez, consiste en un modelo
institucional de misiones y programas (41) sociales dirigidos a mejorar la calidad de vida de la
población. Estos planes desarrollan principalmente, las áreas de educación, salud, vivienda, empleo,
alimentación y tecnología:
MISIÓN OBJETIVO
Gran Misión Procurar la satisfacción progresiva del derecho a la vivienda y
Vivienda hábitats dignos, saludables y pertinentes, así como la ocupación racional
del territorio.
Gran Misión Procurar abastecer la agricultura con el propósito de cercar las crisis
Agro-Venezuela alimentarias provenientes del exterior mediante la entrega oportuna de
insumos agrícolas a medianos y pequeños productores.
Gran Misión Garantizar los suministros y equipamiento de comunidades mediante
Barrio Nuevo, la rehabilitación de fachadas, cambio de techos y construcción de
Barrio Tricolor caminerías
Gran Misión A Diseñar e implementar una política pública integral sobre el control
Toda Vida Venezuela de armas y municiones
Gran Misión Atender a las familias o madres con hijos menores de 18 años o con
Hijos de Venezuela alguna discapacidad, cuyos ingresos sean menores al salario mínimo
13 de Abril Fortalecer el poder popular a través de la creación de las Comunas
Socialistas
Árbol Promover el equilibrio ecológico y la recuperar los espacios
degradados
Amor Mayor Inserción en el sistema de pensiones de aquellos trabajadores que no
107
cotizaron al seguro Social
Alimentación Comercializar productos alimentarios de primera necesidad a través
de la red Mercal y Pdval
Barrio Brindar atención primaria y servicios de salud
Adentro
Barrio Integrar las comunidades a la practica del deporte, conjuntamente
Adentro Deportivo con actividades recreativas
Ciencia Promover el desarrollo científico y tecnológico, a través de la
interacción de todos los sectores productivos del país
Che Guevara Promover la formación, capacitación y organización laboral
sustentable
Cristo Lograr pobreza cero en el año 2021
Cultura Consolidar la identidad nacional. Preservar el patrimonio cultural de
la nación
Esperanza Brindar atención médica especializada a pacientes que padecen de
diabetes mellitus
Guaicaipuro Restituir los derechos de los pueblos indígenas
Hábitat Crear soluciones habitacionales inmediatas
Identidad Reducir el número de ciudadanos venezolanos sin documentación de
identidad vigente
José Gregorio Brindar atención primaria a personas discapacitadas
Hernández
Madres del Garantizar la inclusión socioproductiva de madres y otros(as)
Barrio integrantes de su familia en condición de pobreza extrema.
Milagro Brindar asistencia médica a personas con trastornos visuales
degenerativos.
Miranda Estructurar el Sistema de la Reserva de la Fuerza Armada Nacional.
Música Consolidar el Sistema Nacional de Orquestas y coros infantiles y
juveniles de Venezuela (FESNOJIV). Promover el talento musical
venezolano.
Negra Rescatar, reivindicar y garantizar los derechos de las personas en
Hipólita situación de calle y de la población que vive en pobreza extrema
Niños y niñas Atender las necesidades y defender a los niños y niñas y adolescentes
del Barrio en situación de calle
Piar Incluir al sector de la pequeña minería en los cinco ejes
contemplados en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación
(Económico, Social, Político, Territorial e Internacional)
Revolución Promover el uso racional de la energía, mediante la sustitución de
Energética bombillos incandescentes por bombillos ahorradores, de luz blanca
Ribas Garantizar la continuidad de los estudios de los venezolanos que no
han logrado ingresar o culminar sus estudios desde la tercera etapa hasta el
nivel de educación básica, hasta el nivel de educación media diversificada
y profesional
Robinson Enseñar a leer y escribir a los venezolanos. Es un programa masivo
de alfabetización
Robinson II Garantizar los conocimientos adquiridos durante la alfabetización y
ofrecer oportunidades de formación en oficios varios
Saber y Atacar el desempleo y fomentar la productividad
Trabajo
Sonrisa Otorgar prótesis dentales
108
Sucre Garantizar el acceso a la educación universitaria
Villanueva Redistribución de la población sobre el espacio geográfico
Vuelvan Caras Promover la participación del pueblo junto al gobierno
revolucionario, en la transformación social y económica del país, mediante
la educación y el trabajo
Zamora Reorganizar la tenencia y uso de las tierras ociosas con vocación
agrícola para erradicar el latifundio. Promover el desarrollo del medio rural
en los ejes estratégicos del país y garantizar la seguridad agroalimentaria de
la población
Esquema de presentación:
Gobierno Central
Gobierno Regional
Gobierno Gobierno Municipal
General
Sector Seguridad Social Sector
Sector Público No Institutos Autónomos
sin fines empresariales
Público Financiero Público
Empresas Públicas
Consolidado Empresas Petroleras No Bancario
Públicas
No Financieras
Empresas Públicas no
Financieras
La clasificación de acuerdo a la naturaleza del gasto o por Partidas, es la base del llamado
presupuesto tradicional, su propósito fundamental es permitir el control contable de los gastos, a fin
de identificar el gasto causado con la cosa comprada. Provee a la contabilidad fiscal los elementos
para determinar si el dinero se gasta efectivamente de acuerdo a los fines a que se destinó.
109
Importancia. Los propósitos específicos de esta clasificación son:
1.- Posibilitar un eficiente control legal y administrativo para que los gastos se realicen
efectivamente en los conceptos para los cuales fueron asignados, y
2.- Permite uniformar la presentación de los créditos presupuestarios destinados a la
adquisición de bienes y servicios que demanda el sector público.
3.- Identificar y registrar la totalidad de los flujos de origen y aplicación de los recursos
financieros.
4.- Realizar el seguimiento periódico de la ejecución presupuestaria de pagos, de
inversiones y de crédito público, así como el cierre legal del presupuesto .
CÓDIGO DENOMINACIÓN
4.00.00.00.00 EGRESOS (Gastos y Aplicaciones Financieras)
4.01.00.00.00 GASTOS DE PERSONAL
4.02.00.00.00 MATERIALES, SUMINISTROS Y MERCANCÍAS
4.03.00.00.00 SERVICIOS NO PERSONALES
4.04.00.00.00 ACTIVOS REALES
4.05.00.00.00 ACTIVOS FINANCIEROS
4.06.00.00.00 GASTOS DE DEFENSA Y SEGURIDAD DEL
ESTADO
4.07.00.00.00 TRANSFERENCIAS Y DONACIONES
4.08.00.00.00 OTROS GASTOS
4.09.00.00.00 ASIGNACIONES NO DISTRIBUIDAS
4.10.00.00.00 SERVICIO DE LA DEUDA PÚBLICA
4.11.00.00.00 DISMINUCIÓN DE PASIVOS
4.12.00.00.00 DISMINUCIÓN DEL PATRIMONIO
4.98.00.00.00 RECTIFICACIONES AL PRESUPUESTO
Gastos de Personal: Incluye remuneraciones por sueldos, salarios y otras retribuciones, así como
compensaciones según las escalas, primas, complementos, aguinaldos, utilidades, aportes
patronales, obvenciones, subvenciones, prestaciones sociales, otras indemnizaciones y cualquier
otra remuneración o beneficio correspondiente a trabajadores del sector público.
Servicios no Personales: Servicios prestados por personas jurídicas, tanto para realizar acciones
jurídicas, administrativas o de índole similar, como para mantener los bienes de la institución en
condiciones normales de funcionamiento. Incluye alquileres de inmuebles y equipos; servicios
básicos; servicios de transporte y almacenaje; servicio de información, impresión y relaciones
públicas; primas y otros gastos de seguro y comisiones; viáticos y pasajes; servicios profesionales y
técnicos; conservación y reparaciones menores de maquinarias y equipos; conservación y
reparaciones menores de inmuebles; construcciones temporales; servicios de construcción de
edificaciones para la venta y impuestos indirectos otros servicios.
Activos Reales: Comprende los gastos por compra de maquinarias y equipos nuevos y sus
adiciones y reparaciones mayores realizados por los organismos con terceros. Incluye, de igual
modo, las construcciones, adiciones y reparaciones mayores de edificaciones y obras de
infraestructura de dominio público y privado que realiza el Estado mediante terceros, así como los
estudios y proyectos para inversión, los semovientes, activos intangibles y otros tipos de activos
reales.
Activos Financieros: Aportes de capital que realicen los organismos del sector público a otros
entes del mismo sector, al sector privado o al sector externo, que no suponen la contraprestación de
bienes o servicios y cuyos importes no son reintegrables por los beneficiarios, por lo que se
constituyen en un aumento del patrimonio del organismo que los recibe. Se incluye además la
adquisición de títulos, valores, concesión de préstamos, aumento de activos financieros.
Gastos de Seguridad y Defensa del Estado: Se incluyen en esta partida los gastos tipificados en la
Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional de Control Fiscal
como de defensa y seguridad del Estado.
Transferencias y Donaciones: Aportaciones que realicen los organismos del sector público a otros
entes públicos, al sector privado, o al sector externo y que no suponen contraprestación de bienes o
servicios y cuyos importes no serán reintegrados por los beneficiarios. Incluye las transferencias al
exterior para organismos públicos o privados, que por acuerdos genera una contraprestación.
Otros Gastos: Se incluyen en esta partida gastos corrientes en que incurren los organismos del
sector público, no contemplados en las partidas anteriores. Los conceptos que se incluyen, no
necesariamente originan egresos financieros, pero en todos los casos representan gastos o costos del
organismo.
Asignaciones no Distribuidas: Se imputan por esta partida los créditos presupuestarios asignados a
la Asamblea Nacional y a otros Organismos con Autonomía Funcional; asimismo los centralizados
en el Ministerio de Finanzas, para ser distribuidos entre los organismos y unidades ejecutoras de la
Administración Pública.
111
Disminución de Pasivos: Comprende las aplicaciones financieras originadas por las variaciones
entre el saldo final y el saldo inicial de las cuentas que representan deudas u obligaciones del
organismo frente a terceros, cuando el saldo final es menor al saldo inicial en el período
correspondiente.
Disminución del Patrimonio: Aplicación financiera originada por la variación entre el saldo final
y el saldo inicial, de la cuenta patrimonio, cuando el saldo final es menor que el saldo inicial en el
período correspondiente. La Cuenta patrimonio, representa el monto neto a favor del propietario de
la institución por su inversión de capital social, reservas y utilidades acumuladas.
Rectificaciones: Se incluyen bajo este código los créditos presupuestarios para atender, de
conformidad con el ordenamiento jurídico que rija en los poderes nacional, estadal y municipal, los
gastos imprevistos que se presenten en el transcurso del ejercicio, para aumentar los créditos
presupuestarios que resulten insuficientes o para cubrir gastos por nuevos programas a nivel de la
categoría programática del organismo.
Por Programas
Mixtas
Las clasificaciones mixtas constituyen combinaciones de los gastos públicos, que se elaboran
con fines de análisis y evaluación de las acciones del sector público. Dentro de las clasificaciones
mixtas más usadas destacan (44):
- Institucional por Programas
- Institucional por la Naturaleza del Gasto
- Institucional- Económica
- Económica por la Naturaleza del Gasto
- Por Programas por la Naturaleza del Gasto.
112
NOTAS AL CAPÍTULO VII
(1) DUVERGER, Maurice, Finances Publiques. Ed. PUF, 8 ed. Paris 1975, p.32
(2) WEBER, Luc, L'analyse Economique des Depenses Publiques. Ed. PUF. Paris 1978, pp. 30-
35 ; Wicksell, Knut, A New Principle of Just Taxation (1896); JOHANSEN, Lief, Some Notes of
the Lindahl Theory of the Determination of Public Expenditures
(3) BERGSON, Abran, A Reformulation of Certain Aspects of Welfare Economics.
Quarterly of Journal Economics, N° 52, Feb. 1938, pp. 314-44
(4) KEYNES, John M., General Theory of Employment, Interest and Money
(5) SAMUELSON, Paul, "Pure Theory of Public Expenditure and Taxation" Review of
Economics and Statistics, N° 36, Nov. 1954, pp. 387-389
(6) Kenneth Arrow, Social Choice and Individual Values; Lipsey-Lancaster, The General
Theory of Second Best; Richard Musgrave. Theory of Public Finance.
(7) DUVERGER, Maurice, Op. cit. pp. 39-47
(8) ROSEN, Harvey S. Public Finance .Ed. Irwin/ McGraw Hill, 4 ed. Boston 1995
(9) PULIDO M. Iván, Finanzas Públicas en Venezuela en el siglo XX. Resumen, Vol. XXV, N°
311 y 312, Oct. 1979
(10) MUSGRAVE, Richard, El Futuro de la Política Fiscal. Inst. de Estudios Económicos,
Madrid 1980, p. 72
- BCV. Cuentas Nacionales de Venezuela 1915-1935. Colección económico-financiera. Caracas
2003. p27
- Betancourt, Rómulo. Venezuela: Política y Petróleo. 6ed. Caracas 2007. UCAB. pp 683-84,
p829
(11) Wagner, Adolph, Ciencia de las Finanzas
(12) MUSGRAVE, Richard, Op. cit. pp. 77-78
(13) GOUGH, Ian, Economía Política del Estado del Bienestar. Ed. H. Blume, Madrid 1982, p.
169
(14) William Beveridge, Full Employment in a free Society. Londres 1944
(15) DUVERGER, Maurice, Op. cit. p. 71
(16) GOUGH, Ian, Op. cit. pp. 136
(17) PULIDO M., Iván, Op. cit.
- ONAPRE. Exposición de Motivos del Proyecto de ley de Presupuesto para el Ejercicio
Fiscal 2016. pp. 1161-162
(18) MUSGRAVE, Richard, Op. cit. p. 65
(19) BARRERE, Alain, Institutions Financieres. Ed. Dalloz, 2 ed. Paris 1972, pp. 40-42
(20) PULIDO M., Iván, Op. cit.
- ONAPRE. Exposición de Motivos del Proyecto de ley de Presupuesto para el Ejercicio
Fiscal 2015. p. 168
- Mayela Armas H. “El servicio de deuda pública en 2013 será el más alto en 7 años “ El
Universal , 17/11/12 http://www.soberania.org/Articulos/articulo_7895.htm
(21) CIBOTTI, Ricardo et al., EL Sector Público en la Planificación del Desarrollo. Ed. Siglo
XXI, 9 ed. México 1981. pp. 7-15
(22) NURSE, Ragnar, Problemas de Formación de Capital. Ed. F.C.E. 2 ed. México 1955, p. 13
(23) SOULES, Pedro, A Vuelo de Pájaro: Un perfil histórico de la economía venezolana.
Instituto de Comercio Exterior. Caracas
(24) SILVA, Carlos, El Dominio Empresarial del Estado Venezolano. Investigación y
Gerencia, Vol.II, N° 2. Abril-Junio 85, p. 79
(25) KORNBLITH, Mirian et al. Estado y Gasto Público en Venezuela (1936-1980). Ed. UCV.
Caracas 1985, p.236
(26) SILVA, Carlos, Op. cit. p. 79
(27) KORNBLITH, Mirian, Op. cit. p. 243
113
(28) SILVA, Carlos, Op. cit. p. 80
- Transparencia Venezuela. “Proyecto Empresas Propiedad del Estado”. Caracas 16 Febrero
2017. https://transparencia.org.ve/el-estado-es-dueno-de-505-empresas-y-70-se-crearon-a-partir-
del-gobierno-de-chavez/
(29) WEBER, Luc, Op. cit. p. 21
(30) En Torno a la Privatización. Boletín Consolidado. N° 64, 2 trimestre 1988, pp. 2-11
(31) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal, Clasificaciones del Gasto Público. Vol. 6, N° 7.
Caracas Junio 1982, p. 111
(32) RODRIGUEZ A. José, Elementos de Economía Presupuestaria. Ministerio de Hacienda,
Caracas 1972. pp. 374-375
(33) Ibid. p. 376
(34) Ibid. p. 377
(35) OCEPRE, Aspectos Metodológicos y Conceptuales del Presupuesto Público Venezolano.
Ed. AVPP, 1 ed. Caracas 1987, pp.117-118
- ONAPRE, Metodología para la determinación del gasto corriente, capital y
aplicaciones financieras del presupuesto de gastos 2004. Caracas. Febrero 2004
(36) ARCE, Teófilo. Consolidación de cuentas del sector público. AVPP. N° 3, abril-junio
1973, pp.14-22
(37) RODRIGUEZ A. José, Op. cit. p. 378
(38) BCV. Anuario de Cuentas Nacionales 1984 (Metodología de las Finanzas Públicas).
Caracas. pp. 1-16
(39) OCEPRE. Op. cit. pp. 119-121
(40) BCV. Op. cit.
(41) Bancoex http://www.bancoex.gob.ve/perfil_venezuela.htm
http://sisov.mppp.gob.ve/estudios/143/Las%20misiones%20bolivarianas.pdf
(42) ONAPRE. Clasificador Presupuestario de Recursos y Egresos. Enero 2006
(43) OCEPRE. Op. cit. pp. 121-123
(44) Ibid. pp. 121-123.
114
VIII
Recursos patrimoniales
Comprende los recursos que recibe el Estado por la explotación directa o indirecta de su
propio patrimonio: tierras públicas, bosques, minas, derechos de aguas, pesca, etc.; así como
también, en un sentido más amplio, incluye los ingresos procedentes de la gestión de las
empresas estatales de servicio público, comerciales, industriales, financieras, y monopolios
fiscales, además de las rentas de la propiedad: intereses, dividendos y arrendamientos.
Evolución histórica
Clasificación
Dominio territorial. Están constituidos por los ingresos que el Estado percibe por la explotación de
los bienes vinculados directa o indirectamente con el territorio nacional, tales como los que se
relacionan con la explotación de bosques, suelos, aguas, minas, salinas, perlas, etc. Conforman al
dominio territorial los siguientes ramos de ingresos:
1.- Renta de Hidrocarburos y Minas. Este rubro le da singular importancia a los recursos
patrimoniales en Venezuela por su carácter petrolero y minero. La vigente Ley Orgánica de
Hidrocarburos eliminó el antiguo régimen fiscal de la industria de hidrocarburos,
sustituyéndolo por otro más simple y especifico: Regalía, impuestos y dividendos (5)
2.- Tierras Baldías. Este recurso está integrado por el producto del arrendamiento y venta de
terrenos baldíos. Su importancia como fuente de recursos es escasa.
3.- Dominio Forestal. Son ingresos que percibe el Estado por el aprovechamiento de la
riqueza forestal. En Venezuela la explotación y aprovechamiento forestal esta regulado por
la vigente Ley de Bosques y Gestión Forestal (Gaceta Oficial Nº 38.946 del 5 de junio de
2008)
Dominio comercial e industrial. Comprende los ingresos percibidos por el Estado al ejercer su
derecho sobre las operaciones comerciales que lleva a cabo la Nación, el arrendamiento de los
bienes nacionales y la actividad bancaria estatal. También se incluye el derecho que se ejerce sobre
la industria explotada en el mismo plano de concurrencia con los particulares y las empresas
oficiales tales como correo, telégrafo y demás medios de comunicación.
Las empresas comerciales e industriales del Estado, prohibidas por los clásicos, se han
desarrollado largamente después de 1914. Pueden distinguirse tres categorías dentro de las
empresas públicas (6):
1.- Monopolio Fiscal. Se trata de la primera aparición de la empresa industrial estatal. El
precio del bien está por encima del costo de producción, incluyendo dentro de éste, un
beneficio normal, considerándose el excedente como un impuesto. Este tipo de monopolio
estatal se observa con frecuencia en los cigarrillos y los fósforos. Su fin es netamente
financiero, en procura de mayores ingresos para el Estado.
116
2.- Empresa de Servicio Público. Son empresas que responden a un interés general, donde el
Estado estima obligante la satisfacción de este tipo de necesidades colectivas. El servicio es
pago y pueden realizar beneficios, aunque su fin no es lucrativo. Ejemplos son el correo,
agua, energía eléctrica, transporte, etc.
3.- Empresas Nacionales Industriales y Comerciales. Comprende aquellas actividades
industriales o comerciales que el Estado explota en libre competencia con los particulares o
en un plano monopólico. Los ingresos del Estado por este concepto son equivalentes a lo
que en la empresa privada corresponde a dividendos. Ejemplos de ellas son: PDVSA,
ALCASA, VENALUM, y otras señaladas en el capítulo anterior, etc.
Los principales ingresos que conforman el dominio comercial e industrial del Estado
venezolano:
1. Utilidades, rentas y dividendos. Corresponde a las utilidades de acciones y participaciones
de capital de entes descentralizados con fines empresariales petroleros - Dividendos de
Petróleos de Venezuela, S.A. (Pdvsa).
2. Remanente de Utilidades del BCV. Comprende el ingreso que percibe el Estado por el
excedente de las utilidades obtenidas por el Banco Central de Venezuela, después de hechas
todas las deducciones contempladas en la Ley que lo rige.
3. Arrendamiento de Bienes Nacionales. Ingreso que se causa por el alquiler de cualquier
bien mueble o inmueble que se encuentre dentro de la categoría de Bien Nacional.
4. Beneficio en Operaciones Cambiarias. Ingreso que se origina por la actividad mercantil
de compra-venta de divisas que realiza el BCV, de acuerdo a convenio suscrito entre el
instituto emisor y el Ministerio de Hacienda.
5. Venta de Publicaciones Oficiales y Formularios. Ingresos provenientes de acuerdo a la
ley de Publicaciones Oficiales.
DOMINIO TERRITORIAL
117
3.01.07.02.00 Impuesto de explotación
3.01.07.02.01 Impuesto de explotación sobre hierro
3.01.07.02.02 Impuesto de explotación sobre oro, plata, platino y otros metales
asociados a este último
3.01.07.02.03 Impuesto de explotación sobre diamante y demás piedras preciosas
3.01.07.02.04 Impuesto de explotación sobre otros minerales
3.01.07.03.00 Ventajas especiales mineras
118
3.01.10.05.02 Intereses de títulos y valores públicos
3.01.10.05.03 Intereses de títulos y valores externos
3.01.10.06.00 Utilidades de acciones y participaciones de capital
3.01.10.06.01 Utilidades de acciones y participaciones de capital del sector
privado empresarial
3.01.10.06.02 Utilidades de acciones y participaciones de capital de entes
descentralizados con fines empresariales petroleros -dividendos de
Petróleos de Venezuela, S.A. (Pdvsa)
3.01.10.06.03 Utilidades de acciones y participaciones de capital de entes
descentralizados con fines empresariales petroleros – otras
empresas petroleras
3.01.10.06.04 Utilidades de acciones y participaciones de capital de entes
descentralizados con fines empresariales no petroleros
3.01.10.06.05 Utilidades de acciones y participaciones de capital de entes
descentralizados financieros bancarios
3.01.10.06.06 Utilidades de acciones y participaciones de capital de entes
descentralizados financieros no bancarios
3.01.10.06.07 Utilidades de acciones y participaciones de capital de
organismos internacionales
3.01.10.06.08 Utilidades de acciones y participaciones de capital de otros entes
del sector externo
3.01.10.07.00 Utilidades de explotación de juegos de azar
3.01.10.07.01 Utilidades de explotación de juegos de azar por concesiones
3.01.10.07.02 Utilidades de explotación de juegos de azar de empresas públicas
3.01.10.08.00 Alquileres
3.01.10.08.01 Alquileres de edificios y locales
3.01.10.08.02 Alquileres de tierras y terrenos
3.01.10.08.03 Alquileres de instalaciones culturales y recreativas
3.01.10.08.04 Alquileres de máquinas y demás equipos de construcción, campo,
industria y taller
3.01.10.08.05 Alquileres de equipos de transporte, tracción y elevación
3.01.10.08.06 Alquileres de equipos de telecomunicaciones y señalamiento
3.01.10.08.07 Alquileres de equipos médico - quirúrgicos, dentales y de
veterinaria
3.01.10.08.08 Alquileres de equipos científicos, de enseñanza y recreación
3.01.10.08.09 Alquileres de máquinas, muebles y demás equipos de oficina y
alojamiento
3.01.10.08.99 Alquileres de otros bienes
3.01.10.09.00 Derechos sobre bienes intangibles
3.01.10.09.01 Marcas de fábrica y patentes de invención
3.01.10.09.02 Derechos de autor
3.01.10.09.03 Paquetes y programas de computación
3.01.10.10.00 Concesiones de bienes y servicios
3.01.11.00.00 Diversos ingresos
3.01.11.01.00 Intereses moratorios
3.01.11.02.00 Reparos fiscales
3.01.11.03.00 Sanciones fiscales
3.01.11.04.00 Juicios y costas procesales
3.01.11.04.01 Ingresos por el principal en sentencias judiciales
3.01.11.04.02 Costas procesales varias
3.01.11.04.03 Responsabilidad fiscal
119
3.01.11.04.04 Otras disposiciones legales
3.01.11.04.05 Indemnización por incumplimiento de contratos
3.01.11.04.06 Juicios y costas procesales por impuesto sobre la renta
3.01.11.05.00 Beneficios en operaciones cambiarias
3.01.11.06.00 Utilidad por venta de activos
3.01.11.07.00 Intereses por financiamiento de deudas tributarias
3.01.11.08.00 Multas y recargos
3.01.11.09.00 Reparos administrativos al impuesto a los activos empresariales
3.01.11.10.00 Diversos reparos administrativos
3.01.11.11.00 Ingresos en tránsito
Recursos patrimoniales de los estados y municipios. Al igual que el Poder Público Nacional,
tanto los Estados como los Municipios tienen facultades constitucionales para percibir rentas
derivadas de la explotación de su propio patrimonio.
1.- Dominio Patrimonial de los Estados. Conforme a la Constitución de la República
Bolivariana de 1999, artículo 164, es de competencia exclusiva de los Estados, entre
otras: la administración de sus bienes, así como, la inversión del situado constitucional
y demás ramas de ingreso; el régimen y aprovechamiento de minerales no metálicos, no
reservados al Poder Nacional; las salinas y ostrales y la administración de las tierras
baldías en su jurisdicción, de conformidad con la ley. Los ingresos que pueden percibir
las entidades federales por concepto del dominio patrimonial (Artículo 167, ejusden)
son los siguientes:
a) Los procedentes de su patrimonio y de la administración de sus bienes. La recién
aprobada Ley de Lotería (Gaceta Oficial, N° 38.270 del 11-10-2005) regula la
creación de institutos autónomos estadales dedicados a la organización y manejo de
los recursos provenientes del juego de lotería. Es así que los beneficios que
produzca la explotación de la actividad deberán ser destinados única y
exclusivamente al financiamiento de programas de beneficencia pública (Art. 8,
ejusden)
b) Los recursos que les correspondan por concepto de situado constitucional
c) Los recursos provenientes del Fondo de Compensación Interterritorial y de
cualquier otra transferencia, subvención o asignación especial.
2.- Dominio Patrimonial de los Municipios. Los municipios podrán, conforme a la
Constitución percibir ingresos del producto de sus ejidos y bienes propios (Art. 179,
ordinal primero). La Ley Orgánica del Poder Público Municipal (Gaceta Oficial, N°
39.163 del 22-04-09) dispone en su artículo 131, que son bienes municipales los bienes
muebles o inmuebles que por cualquier título formen parte del patrimonio del
Municipio. Los ingresos por estos conceptos pueden derivarse del dominio territorial, o
del dominio comercial e industrial.
A.- Ingresos del Dominio Territorial. El dominio territorial de los municipios lo
constituye la existencia de los denominados ejidos y los terrenos adquiridos por
el municipio. Los terrenos ejidos pueden producir ingresos al municipio bajo
diferentes modalidades: mientras se encuentran bajo el dominio municipal
generan ingresos por concepto de concesiones, autorizaciones o permisos para
aprovechamiento de recursos forestales, mineros e hidráulicos. Cuando son
desafectados, el producto de la venta ingresa al Fisco Municipal como ingreso
extraordinario.
B.- Dominio comercial e industrial. Los municipios podrán constituir empresas o
crear fundaciones o institutos autónomos municipales para realizar actividades
industriales, comerciales, financieras, de construcción o de otro tipo (Art. 69
ejusdem). En muchas ciudades del país los municipios han creado fundaciones
120
orientadas para actuar principalmente en la urbanización de terrenos y en la cons-
trucción de viviendas. Tal es el caso de la Fundación para el Mejoramiento
Industrial y Sanitario de Valencia (FUNVAL), organismo paramunicipal creado
por el Concejo Municipal del Distrito Valencia en 1962, bajo cuya
responsabilidad se creó la primera zona industrial municipal del país.
Tasas
Las tasas corresponden a pagos voluntarios realizados por los usuarios de determinados
servicios públicos, como contrapartida de las prestaciones y ventajas que se obtienen de tales
servicios.
Características
Tipos
En Venezuela, las principales tasas que producen ingresos para el Presupuesto del Gobierno
Central 2015, conforme al Clasificador Presupuestario de Recursos y Egresos Nacionales
dictado mediante providencia del Ministerio de Finanzas, son (10):
Servicios de Aduana. Las tasas por este concepto están comprendidas en la Ley Orgánica de
Aduanas y su Reglamento (Gaceta Oficial Nº 5.353, Extraordinario del 17 de Junio de 1999,
reformada parcialmente el 21-02-2008, según Gaceta Oficial N° 38.875)
1.- Servicios de Aduana. Tasas que se originan por servicios que prestan las oficinas
aduaneras para determinar el régimen aplicable a las mercancías sometidas a su potestad
y por la confrontación de la documentación aduanera. Por este servicio se perciben los
ingresos más importantes por conceptos de tasas.
2.- Habilitación de Aduanas. Ingreso que se causa cuando se hace uso de los servicios de las
oficinas aduaneras, fuera de las horas laborables o días inhábiles.
3.- Derechos de Almacenaje. Se causa por la permanencia de la mercancía en las zonas de
almacenamiento de las oficinas aduaneras; excepto en las zonas de los puertos nacionales,
y en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía “Simón Bolívar”
4.- Corretaje de Bultos Postales. Se origina por el acarreo de los bultos postales dentro de
las zonas aduanales venezolanas.
Servicio de Capitanía de Puerto. Los ingresos por este concepto provienen del asesoramiento y
asistencia que prestan las capitanías de puerto a los buques surtos en los puertos nacionales, de
conformidad con la Ley de Pilotaje.
1.- Derechos de Pilotaje. La tasa se origina cuando se utilizan los servicios de pilotos
venezolanos para realizar las actividades de fondear, atracar, desatracar, abordar a otro
buque y amarrar y desamarrar.
121
2.- Servicio de Remolcadores. Esta tasa se causa cuando por disposiciones legales se hace
necesaria la utilización de remolcadores para las operaciones de pilotaje.
3.- Habilitación de Capitanías de Puerto. Los servicios de las capitanías fuera del horario
normal de actividades laborables.
4.- Servicios de Faros y Boyas. Son los ingresos originados por la utilización del sistema de
señalización marítima por buques o naves nacionales o internacionales (con bandera
extranjera), y se pagará de acuerdo a las tarifas vigentes para la fecha .
5.- Otros Servicios. Comprenden ingresos por diversos conceptos como: cubicación de
arena extraída en las riberas de aguas territoriales, así como de los terrenos a la orilla del
mar, lagos y ríos.
Servicios al Transporte. Tasas que se originan por la concesión de permisos o licencias para el
transporte por tierra, agua o aire.
1.- Derechos de Tránsito Terrestre. La Ley de Tránsito y Transporte Terrestre (Gaceta
Oficial N° 38.985 del 1 de agosto de 2008) contempla una serie de pagos que los usuarios
deben hacer por servicios que presta el Estado, particularmente por los siguientes
conceptos:
- Derechos de Examen
- Derechos por Expedición, Renovación y Reválida de Licencias
- Derechos de Registro y Traspaso
- Derechos de Placas Identificadores
- Derechos de Revisión Anual
- Derechos por Remoción o Arrastre de vehículos
- Derechos por Estacionamiento de vehículos
- Permiso para Uso de Rutas Extraurbanas de Transporte Colectivo
2.- Derechos de Aviación Civil. Se incluyen las diversas tasas que los usuarios deben pagar
al Estado por servicios relacionados con la Ley de Aviación Civil (Decreto N° 1.446 del
18-09-2001, Gaceta Oficial N° 37293 del 28-09-2001), especialmente:
- Licencias y Permisos de circulación de aeronaves
- Licencia de Pilotos y otros especialistas aeronáuticos como mecánicos de aviación
y radio-operadores
- Tasa aeroportuaria. Se causa por la utilización de los servicios e instalaciones exis-
tentes en los aeropuertos nacionales.
3.- Derechos de Navegación. Ingresos provenientes por la prestación de diferentes servicios
públicos contemplados en la Ley General de Marinas y Actividades Conexas (Gaceta
122
Oficial N° 37.570 del 14-11-2002), especialmente aquellos referentes a la solicitud de
Patente y Expedición de Licencias de Navegación.
Timbre Fiscal. Ingresos percibidos por el Fisco por concepto de tasas relativas a la instrumentación
de actos y otorgamiento de documentos. La Renta del Timbre Fiscal comprende los ramos de
estampillas fiscales y de papel sellado. (Ley de Timbre Fiscal. Gaceta Oficial, N° 38.958, de fecha
23 de junio de 2008)
1.- Estampillas Fiscales. Las contribuciones recaudadas por este concepto se realizan a
través de timbres móviles u otros medios, como contraprestación a la formalización de actos
y otorgamiento de documentos previstos en la Ley de Timbre Fiscal, Ley de Registro
Público, Ley de Arancel Judicial, Ley Orgánica del Servicio Consular, Ley de Propiedad
Industrial, Ley de Minas y otras leyes. De la misma manera se incluyen dentro del ramo de
estampillas, los ingresos correspondientes al pago de impuestos por enajenación de vehículos
automotores, naves o aeronaves; suscripción de documentos bancarios y viajes al exterior.
Como única explicación de incluir estos impuestos dentro de las tasas, como se hace en el
presupuesto de ingresos, es porque su recaudación se hace mediante timbres móviles (11).
2.- Papel Sellado. Constituido por las recaudables mediante el timbre fijo, por los actos o
escritos realizados en jurisdicción del Distrito Capital, en las Dependencias Federales, ante
autoridades nacionales en el exterior y en aquellos estados de la República que no hubieran
asumido por ley especial la competencia en materia de organización, control y administración
del papel sellado, conforme al ordinal 1º del artículo 11 de la Ley Orgánica de
Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder Público.
Servicios Sociales y Administrativos. Bajo este rubro se agrupa una diversidad de servicios que
presta el Estado venezolano y que producen ingresos por concepto de tasas, destacándose entre
otros, los servicios de asistencia y seguridad social.
1.- Servicios Sanitarios Marítimos. Comprende los servicios sanitarios que se prestan a los
buques que atracan en puertos nacionales, de conformidad con el Reglamento de
Sanidad Marítima.
2.- Servicios Hospitalarios. Se incluyen los ingresos procedentes de la prestación de
servicios a pacientes del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales en los establecimientos
hospitalarios adscritos al Ministerio de Sanidad. También se incluyen los ingresos
provenientes por servicios de atención médica en los centros hospitalarios adscritos al
Servicio Nacional de Salud, conforme a lo estipulado en la Ley Orgánica del Sistema
Nacional de Salud.
3.- Venta de Copia de Planos. Ingresos por concepto de ventas de planos, material
heliográfico y cartográfico.
4.- Habilitaciones Consulares. Tasas recaudadas por actuaciones legales que efectúan los
cónsules y por el remanente de las obvenciones percibidas por éstos.
5.- Derechos de Contraste, Verificación y Estudio. Comprende los ingresos percibidos por
el Fisco por concepto de aferición o contraste, verificación, estudios especiales, aprobación
de modelos, de aparatos e instrumentos de pesas y medidas, de conformidad con lo previsto
en la Ley de Medidas y su Aplicación.
6.- Patente de Pesca de Perlas. Ingresos que percibe el Estado por concepto de expedición
de licencias o patente para el ejercicio de la actividad, conforme a lo previsto en la Ley de
Pesca de Perlas.
7.- Licencia de Caza. Ingresos que percibe el Estado por concepto de expedición de licencias
para cazar con fines deportivos, comerciales y científicos y para el ejercicio del comercio o
industria de animales silvestres, todo de conformidad a lo establecido en la Ley de Protección
a la Fauna Silvestre.
123
8.- Derechos de Cancillería. Tasa que se cancela por concepto de otorgamiento de la Orden
del Libertador.
9.- Registro Sanitario. Ingresos provenientes por la tramitación de permisos para el registro
de alimentos, bebidas, medicinas, drogas y cosméticos, de acuerdo a lo previsto en la Ley de
Ejercicio de la Farmacia y su Reglamento, Ley de Sanidad Nacional y en el Reglamento
General de Alimentos.
10.- Derechos de Análisis de Sustancias Químicas. Ingresos que percibe el Fisco por
servicio de análisis practicado a las sustancias químicas utilizadas en la elaboración de
alimentos concentrados para animales o destinados a usos agrícolas o pecuarios, conforme lo
prevé la Ley de Abonos y demás Agentes Susceptibles de Operar una Acción Beneficiosa en
Plantas, Animales, Suelos y Aguas.
Esquema de presentación
El esquema de las tasas se ha tomado siguiendo el Clasificador Presupuestario de Recursos
y Egresos Nacionales 2015 (12).
124
3.01.03.34.00 Papel sellado
3.01.03.35.00 Derechos de traslado
3.01.03.36.00 Servicios sanitarios marítimos
3.01.03.37.00 Servicios hospitalarios
3.01.03.38.00 Venta de copias de planos
3.01.03.39.00 Derechos de contraste, verificación y estudios
3.01.03.40.00 Patente de pesca de perlas
3.01.03.41.00 Licencia de caza
3.01.03.42.00 Derechos de cancillería
3.01.03.43.00 Depósitos por el ingreso al país de extranjeros
3.01.03.44.00 Registro sanitario
3.01.03.45.00 Derechos de análisis de sustancias químicas
3.01.03.46.00 Derechos consulares
3.01.03.47.00 Matrícula para importar y exportar sustancias estupefacientes y
psicotrópicas
La Constitución Nacional en su artículo 179, ordinal segundo, expresa que los municipios
percibirán como ingresos, las tasas por el uso de sus bienes o servicios y las tasas administrativas
por licencias y autorizaciones. Los estados, conforme a lo establecido en el texto constitucional,
artículos 164 (numerales 7, 8, y 10) y 167 (numerales 2 y 3), tienen competencia exclusiva en la
recaudación de ingresos por concepto de especies fiscales; administración de autopistas, así como
de puertos y aeropuertos de uso comercial, y por la venta de servicios públicos. La Ley Orgánica
del Poder Público Municipal, consagra en su artículo 137, numeral 2, la facultad constitucional de
los municipios de cobrar contribuciones por el uso de sus bienes o servicios.
Contribuciones especiales
125
exacciones de carácter obligatorias. Merece especial mención el Decreto-Ley que crea
Contribución Especial por Precios Extraordinarios y Precios Exorbitantes en el Mercado
Internacional de Hidrocarburos (Gaceta Oficial N° 6.022 Extraordinaria de fecha 18 de Abril de
2011) cuyo propósito es incrementar la participación fiscal del Estado venezolano en el ingreso
petrolero, cuando los precios superan ciertos niveles que se consideran extraordinarios. El
Parlamento en su oportunidad (Gaceta Oficial N° 38.910 de fecha 15 de Abril de 2008) le asignó el
carácter de contribución obligatoria, de manera de evitar transferir a las gobernaciones y alcaldías el
incremento proporcional de los recursos obtenidos a través de esta ley mediante el situado
constitucional (numeral 4 del artículo 167 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela). Es nuestro parecer, que este gravamen no es más que un impuesto a las ventas de
naturaleza específica (venta de hidrocarburos), que pecha progresivamente el diferencial de ingresos
brutos superiores al precio del barril de petróleo establecido en la Ley de Presupuesto.
Clasificación
Contribución por mejoras. Cuando el Estado construye obras públicas de interés general, como
avenidas, autopistas, obras de riego, instalaciones deportivas, etc., suele haber en las cercanías
inmuebles que se revalorizan, con el consiguiente enriquecimiento de su propietario. Por tanto es
justo que el Estado, mediante el instrumento impositivo pueda gravar a aquellos contribuyentes que
resultan favorecidos por la revalorización de sus inmuebles cuando se realizan obras públicas. En
Venezuela las únicas disposiciones legales que regulan las contribuciones por mejoras están conte-
nidas en la Ley de Expropiación por Causa de Utilidad Pública o Social (Gaceta Oficial, Número
37.475 del 01-07-2002) y en la vigente Ley Orgánica del Poder Municipal.
Está previsto en la Ley de Expropiación artículos 15 y 17, un pago equivalente a la 1/4 parte
de la revalorización del inmueble, cuando esta sea superior a un 10% de su valor. Los ingresos que
obtiene el Fisco por este concepto son casi nulos, a pesar de la enorme cantidad de obras públicas
realizadas por el Estado venezolano.
La Ley Orgánica del Poder Público Municipal, artículo 137, numeral 2, retoma la norma
constitucional (artículo 179, numeral 2) sobre las contribuciones especiales por mejoras como
ingresos ordinarios municipales, al gravar la plusvalía generada por las propiedades por cambio de
uso o de intensidad de aprovechamiento con que se vean favorecidas por los planes de ordenación
urbanística y cualesquiera otros que le sean asignados por ley. Sin embargo, la regulación de esta
materia por ordenanzas municipales está sujeta a lo que determine la Ley Nacional, la cual aún no
se ha dictado (15) .
126
el Fisco Nacional para contribuir al funcionamiento del Instituto Venezolano de los Seguros
Sociales. Los trabajadores reciben, además de los beneficios por riesgos de enfermedad, accidente,
y muerte, prestaciones en dinero, por concepto de paro, jubilaciones y pensiones. La seguridad
social brinda beneficios médico-asistenciales directos a los trabajadores, y los patrones, resultan
favorecidos indirectamente, al no tener que aumentar los salarios de sus trabajadores en una
proporción equivalente para compensar los gastos en seguridad social de los obreros y sus
familiares. De otro lado, resultan favorecidos igualmente los empresarios, ya que el aporte
parafiscal equivale para ellos a un impuesto indirecto, cuya base imponible depende del monto total
de salarios pagados, pero que puede ser trasladado a través del incremento de los precios de los
bienes y servicios que producen (17)
Otros ejemplos de contribuciones parafiscales incluyen las cotizaciones que realiza el
personal del Ministerio de Educación al Instituto de Previsión y Asistencia Social para el Personal
del Ministerio de Educación (IPASME); las contribuciones del personal de las Fuerzas Armadas al
Instituto de Previsión Social de Las Fuerzas Armadas (IPSFAN); las contribuciones al Instituto de
Nacional de Capacitación Educativa (INCE) que por Ley deben realizar los patronos, equivalente
al 1% del total de sueldos, salarios, jornales y remuneraciones de cualquier especie pagadas al
personal al personal que trabaja en los establecimientos industriales o comerciales no pertenecientes
a la Nación, Estados, ni Municipalidades. De igual manera se catalogan como contribuciones
parafiscales, las contribuciones que se realizan a la Ley de Política Habitacional, Ley del
Régimen Prestacional de Empleo (sustituye al Reglamento de Paro Forzoso a partir de septiembre
2005), Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, Ley Orgánica de
Telecomunicaciones (12 junio 2000), Ley Orgánica de Turismo, Cajas de Ahorro y Centros de
Empleados, Institutos de Previsión Social de Profesionales, Colegios Profesionales, etc.
En ese mismo orden de ideas, a tenor de lo establecido en el artículo 307 de la Constitución,
se aprobó la Ley Orgánica de Contribuciones Parafiscales para el Sector Agrícola (Gaceta
Oficial, N° 37.337 del 3-12-2001) cuyo objeto es “ Establecer el marco normativo de regulación
para el establecimiento de contribuciones parafiscales mediante leyes especiales para el sector
agrícola, con el fin de facilitar fondos para el financiamiento, investigación, asistencia técnica,
transferencia de tecnología y otras actividades que promuevan la productividad y competitividad
del agro venezolano, bajo el principio de rentabilidad”
Objetivos e importancia
127
Tipos de clasificación
Tal como expresáramos anteriormente, existen diferentes criterios para clasificar los ingresos
públicos; sin embargo, utilizaremos aquéllas que tienen mayor aceptación en nuestro país:
- De acuerdo a su periodicidad
- Económica
- Por sectores de origen
De acuerdo a su periodicidad
Esta clasificación agrupa a los ingresos de acuerdo a la frecuencia con que el Fisco los
percibe. La Ley Orgánica de la Administración Financiera del Sector Público (artículo 7, numerales
5, 6 y 7) divide a los ingresos en ordinarios y extraordinarios.
Ingresos ordinarios. Se consideran ingresos ordinarios aquellas rentas que se recaudan de fuentes
tradicionales y permanentes en forma continua. Pertenecen a esta categoría el producto de los
impuestos, las tasas y otros medios periódicos de financiamiento del Estado.
Económica
Ingresos corrientes. Los ingresos corrientes son aquéllos que percibe el Estado provenientes de la
renta de las personas naturales o jurídicas y que poseen un carácter renovable indefinido, toda vez
que no conllevan al agotamiento de la fuente de donde dimanan (19). Ejemplo de ellos son los
impuestos directos e indirectos, tasas, recursos patrimoniales y las contribuciones especiales.
Ingresos de capital. Son recursos originarios del patrimonio de las personas naturales o jurídicas,
cuya fuente es una riqueza agotable. Se incluyen dentro de ellos, las ventas de activos fijos e
intangibles y las transferencias de capital.
Fuentes financieras. Son ingresos que se generan por concepto de la disminución de activos
financieros (ventas de títulos-valores, aportes de capital, incrementos del capital de trabajo, etc.) y
de incrementos de pasivos, tales como las operaciones de crédito público.
128
las actividades petroleras (externas) como no petroleras (internas). Por otro lado, proporciona
los elementos necesarios para observar el comportamiento de los ingresos públicos en los diferentes
niveles en los cuales se mueve la acción tributaria del Estado.
A. INGRESOS CORRIENTES
A.1. ORDINARIOS
1. PETROLEROS
1.1. TRIBUTARIOS
IMPUESTOS DIRECTOS
IMPUESTO SOBRE LA RENTA EMPRESAS DE HIDROCARBUROS
PUBLICAS- OTRAS FILIALES Y PDVSA (CASA MATRIZ)
1.2. NO TRIBUTARIOS
INGRESOS DEL DOMINIO PETROLERO (RECURSOS PATRIMONIALES)
RENTA DE HIDROCARBUROS
EXPLOTACIÓN DEL PETRÓLEO (Regalía)
EXPLOTACIÓN DEL GAS (Regalía)
IMPUESTO SUPERFICIAL
IMPUESTO DE EXTRACCIÓN
IMPUESTO DE REGISTRO DE EXPORTACIÓN
UTILIDADES, RENTAS Y DIVIDENDOS
UTILIDADES DE ACCIONES Y PARTICIPACIONES DE
CAPITAL DE ENTES DESCENTRALIZADOS CON FINES
EMPRESARIALES PETROLEROS- DIVIDENDOS DE
PETROLEOS DE VENEZUELA SA (Pdvsa)
2. NO PETROLEROS
2.1. TRIBUTARIOS
IMPUESTOS DIRECTOS
IMPUESTO SOBRE LA RENTA A PERSONAS JURÍDICAS
IMPUESTO SOBRE LA RENTA A PERSONAS NATURALES
IMPUESTO SOBRE HERENCIAS, LEGADOS Y REGALOS
IMPUESTOS INDIRECTOS
IMPUESTO DE IMPORTACIÓN
IMPORTACIÓN ORDINARIA
IMPORTACIÓN DE BULTOS POSTALES
IMPUESTO INTERNO POR LA IMPORTACIÓN DE
ALCOHOLES Y BEBIDAS ALCOHOLICAS
IMPUESTOS SOBRE LA PRODUCCIÓN, CONSUMO Y
TRANSACCIONES FINANCIERAS
IMPUESTOS INTERNOS SOBRE BIENES Y SERVICIOS
IMPUESTOS GENERALES SOBRE VENTAS E IMPUESTOS
SELECTIVOS A LA PRODUCCIÓN Y AL CONSUMO DE BIENES
IMPUESTO AL VALOR AGREGADO (NETO)
LICORES
CIGARRILLOS
FÓSFOROS
GASOLINA PARA VEHÍCULOS
DERIVADOS DEL PETRÓLEO
IMPUESTOS DE TELECOMUNICACIONES
129
OTROS IMPUESTOS
APUESTAS LÍCITAS DE CASINOS, SALAS DE JUEGO Y
MÁQUINAS TRAGANÍQUELES
IMPUESTO A LAS APUESTAS LÍCITAS DE
CASINOS Y SALAS DE BINGO
EXPLOTACIÓN DE MESAS DE JUEGOS DE
CASINOS Y MÁQUINAS TRAGANÍQUELES
2.2. NO TRIBUTARIOS
INGRESOS EMPRESARIALES Y DE LA PROPIEDAD (RECURSOS
PATRIMONIALES)
RENTA MINERA
EXPLOTACIÓN DEL HIERRO
EXPLOTACIÓN DE OTROS MINERALES
ARRENDAMIENTO DE BIENES NACIONALES
VENTA DE PUBLICACIONES OFICIALES
TASAS
SERVICIOS DE ADUANA
SERVICIOS DE ADUANAS
HABILITACIÓN DE ADUANAS
DERECHOS DE ALMACENAJE
CORRETAJE DE BULTOS POSTALES
SERVICIO DE CAPITANÍA DE PUERTOS
DERECHOS DE PILOTAJE
SERVICIO DE REMOLCADORES
HABILITACION DE REMOLCADORES
HABILITACIÓN DE CAPITANÍA DE PUERTOS
OTROS SERVICIOS DE CAPITANÍA DE PUERTOS
SERVICIO DE TELECOMUNICACIONES
SERVICIO DE RIEGO Y DRENAJE
BANDAS DE GARANTÍA, CÁPSULAS Y SELLOS
SERVICIO DE TRANSPORTE
DERECHOS DE AVIACIÓN Y NAVEGACIÓN
DERECHOS DE TRÁNSITO TERRESTRE
TIMBRES FISCALES
SERVICIOS SOCIALES Y ADMINISTRATIVOS
MULTAS POR VARIOS RAMOS
DIVERSOS
INTERESES POR DEMORA
REPAROS DE LA CONTRALORIA GENERAL DE LA
REPUBLICA
INGRESOS VARIOS
A.2. EXTRAORDINARIOS
1. NO PETROLEROS
1.1. NO TRIBUTARIOS
UTILIDADES NETAS SEMESTRALES DEL BCV
B. FUENTES DE FINANCIAMIENTO
B.1. DISMINUCIÓN DE ACTIVOS FINANCIEROS
1. REINTEGRO DE FONDOS CORRESPONDIENTES A EJERCICIOS ANTERIORES
130
EFECTUADOS POR CUENTADANTES
B.2. INCREMENTO DE PASIVOS FINANCIEROS
1. LEY ESPECIAL DE ENDEUDAMIENTO ANUAL PARA EL EJERCICIO FISCAL DEL
AÑO 2015
PROGRAMAS Y PROYECTOS
COLOCACIÓN DE TÍTULOS Y VALORES
Servicio de la Deuda Pública
Cancelación de Compromisos
131
NOTAS AL CAPÍTULO VIII
(1) DUVERGER, Maurice, Finances Publiques. Ed. PUF. 8 ed. Paris 1975, p. 10
(2) Ibid. p. 13
(3) Ibid. pp. 91-92
(4) OCEPRE I, Aspectos Conceptuales y Metodológicos del Presupuesto Público Venezolano.
Ed. AVPP 1 ed. Caracas 1987, pp. 91-92, 95-97
(5) Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaceta Oficial, N° 37323 del 13 de Noviembre de 2001.
Reforma Parcial de la Ley Orgánica de Hidrocarburos, Decreto N° 1510, Gaceta Oficial N° 38443
de fecha 24/05/2006, introduce dos nuevos impuestos a la industria, el de extracción y el de registro
de exportación.
(6) DUVERGER, Maurice, Op. cit. p. 93
(7) ONAPRE. Clasificador Presupuestario de Recursos y Egresos 2015.
(8) DUVERGER, Maurice, Op. cit. p. 96
(9) FARIÑAS, Guillermo, Temas de Finanzas Públicas, Derecho Tributario e Impuesto sobre
la Renta. Ed. Edime. 2 ed. Madrid 1980, p. 94
(10) ONAPRE Op. cit
(11) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal. La Reforma del Sistema Fiscal Venezolano N° 4
Caracas 1987. El Ingreso Público en Venezuela por varios autores, p. 246
(12) ONAPRE Op. cit
(13) ONAPRE Op. cit
(14) VILLEGAS, Héctor, Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario. Ed. Depalma,
Buenos Aires 1972, p. 83
(15) CERF. Op. cit. pp. 248-249
(16) DUVERGER, Maurice, Op. cit. pp. 100-101
(17) FARIÑAS, Guillermo. Op. cit. p. 106
(18) OCEPRE I. Op. cit. pp. 82-108
(19) RODRIGUEZ A. José, Elementos de Economía Presupuestaria. Ministerio de Hacienda,
Caracas 1973, p. 368
132
IX
El impuesto
Existen diversas definiciones de los impuestos, sin embargo hemos resumido una que es la
que más se adapta a nuestra necesidad. Los impuestos son: prestaciones comúnmente en dinero,
de carácter definitivo y sin contraprestación directa, que el Estado exige a los particulares en
virtud de una ley y en ejercicio de su poder de imperio (jus imperium), para financiar
servicios de interés general u obtener finalidades económicas y sociales.
Del contenido de la definición anterior podemos identificar los siguientes elementos:
1.- Prestaciones comúnmente en dinero. Los impuestos deben pagarse en dinero, aunque
excepcionalmente ha existido en algunos países el pago en especie: en Rusia se exigía
el pago con parte de las cosechas. México, en el Código Tributario admite la
posibilidad del pago en especie. En Inglaterra, el impuesto sucesorio puede pagarse con
tierras, muebles u otros objetos de valor artístico (2). En Venezuela, los impuestos, de
acuerdo al artículo 317 de la Constitución Nacional no podrán pagarse en servicio
personal.
2.- Carácter definitivo. El contribuyente no verá la devolución de lo pagado, a diferencia
del empréstito, donde al acreedor le será reembolsado su préstamo por el Estado (3).
3.- Sin contraprestación directa. Esta característica separa al impuesto de los demás
recursos públicos (tasas, contribuciones especiales y recursos patrimoniales). El
impuesto se percibe con independencia de toda retribución o contraprestación
133
especifica en favor del contribuyente. El Estado utiliza los recursos provenientes de los
impuestos como medio para financiar los bienes públicos, cuyo carácter indivisible y de
beneficios colectivos que conllevan, hacen imposible su financiamiento por cualquier
otra vía (4).
4.- En virtud de una ley. Se requiere la existencia de una normativa jurídica que
determine reglas claras en cuanto a quiénes, cuándo y cómo debe pagarse el impuesto.
Esta disposición, atribuida a Adam Smith, se hizo con la intención de evitar la
discrecionalidad de la administración tributaria, determinando en cada caso lo que cada
individuo debe pagar, el tiempo de cobro y la forma de pago del impuesto, evitando así
la incertidumbre y el abuso. Por lo tanto para cumplir con esta condición, la ley
impositiva debe determinar con precisión quién es el sujeto del impuesto, su objeto, la
materia gravable, tasa, cuota o tarifa, fecha de pago y sanciones aplicables. En
Venezuela, según lo estipulado por la Constitución Nacional, los impuestos así como
cualquier otra contribución deben ser establecidos por ley (Art. 317, ejusdem)
5.- Exigidas en ejercicio del poder de imperio. Los impuestos son contribuciones
obligatorias, impuestas por el Estado en virtud del poder de coacción de que está
investido. Según la constitución venezolana, sólo el poder legislativo tiene la facultad
de decretar impuestos, correspondiéndole al poder ejecutivo todo lo relativo a la
organización, recaudación o inversión de dichos impuestos (Art., 317, ejusdem).
6.- Financiar servicios públicos de interés general y cumplir finalidades económicas y
sociales. Originalmente los impuestos se concebían para cumplir un objetivo puramente
fiscal, sin embargo, la política tributaria moderna trasciende de lo meramente financiero
para orientarse hacia objetivos más amplios en el campo social y económico (5). En el
pasado el impuesto se consideraba un recurso de naturaleza extraordinario, al que sólo
se recurría en casos de necesidad imprevista o en circunstancias excepcionales, cuando
por cualquier razón los ingresos originarios del dominio privado estatal resultaban
insuficientes. Con el progresivo incremento del gasto público y la extensión cada vez
mayor del sector público, los impuestos sufrieron profundas transformaciones,
desbordando el objetivo puramente fiscal, para orientarse hacia fines más amplios: la
utilización de los derechos de aduana para fines de protección industrial; la exoneración
del pago de derechos arancelarios para la importación de materias primas, maquinarias
y equipos (lo cual puede responder a una política industrial que estimula la sustitución
de importaciones). En este caso, el objetivo de carácter económico se antepone al
interés puramente fiscal. La concesión de desgravamenes por utilidades no distribuidas
o por reinversión de las mismas, los sistemas de depreciación acelerada, la exoneración
de ciertos impuestos a nuevas industrias y en general, cualquier otro incentivo a la
inversión que signifique sacrificio fiscal de parte del Estado, constituyen ejemplos
característicos del manejo tributario hacia la consecución de objetivos de carácter
económico. De la misma forma el uso del instrumento tributario cumple otros
objetivos económicos muy distintos a los prefijados en la política de estabilización. Es
así, que los impuestos pueden ser utilizados para corregir fallas que ocurren en la
asignación de recursos, producto de las divergencias entre las valoraciones sociales y
privadas (externalidades). La imposición indirecta al consumo es particularmente útil
para compensar los costos sociales derivados de la contaminación ambiental. El
problema de la distribución equitativa de la riqueza y las cuestiones inherentes a la
justicia impositiva, representan objetivos de carácter social de los impuestos, los
cuales pueden ser alcanzados en la medida en que cada quién contribuya al finan-
ciamiento de los gastos públicos de acuerdo a su capacidad económica y se atienda al
principio de la progresividad (Constitución Nacional. Arts. 133 y 316).
134
Principios de tributación
El estudio de los impuestos, adquiere principalmente a partir de los clásicos, una relevancia
tal que los separa del resto de las cuestiones de la Hacienda Pública. Su justificación, ha sido fuente
de controversias en el campo de la justicia social que aún no han terminado. Nos proponemos
examinar en esta parte las teorías que sustentan el principio de la equidad impositiva; el rendimiento
fiscal como soporte financiero de las actividades públicas; el intervencionismo del Estado en
materia tributaria y el análisis de la neutralidad impositiva desde un punto de vista de la eficiencia
económica.
Equidad
Existen dos principios íntimamente ligados a la equidad de los impuestos: beneficio recibido
y capacidad de pago. El análisis de esos principios o métodos como lo llama Musgrave, no reviste
apreciaciones de orden económico, sino éticas y sociales, más vinculados con la filosofía moral que
con la economía.
Beneficio recibido. Este principio plantea que las relaciones entre los contribuyentes y el Estado
deben estar en el mismo plano que las del mercado, ya que se tratan de rela ciones de cambio. La
sencilla regla de pague para que pueda disfrutar debería también ser aplicada a los bienes y ser-
vicios suministrados por el gobierno. Cada quien debería pagar en proporción a lo que recibe.
Los antecedentes del principio del beneficio suelen remontarse al siglo XVII, época en la cual
la imposición como precio de los servicios de protección que se brindaba a los particulares parecía
un complemento natural de la teoría contractual del Estado (Locke, Hobbes). A finales del siglo
XVIII, Adam Smith, enuncia el método del beneficio conjuntamente con el de la capacidad de pago
en su primer principio de imposición al formular: Los súbditos de todo Estado deberían con-
tribuir al sostenimiento del gobierno tanto como sea posible, en proporción a sus respectivas
posibilidades; esto es, en proporción a las rentas que disfrutan bajo protección del Estado. El
gasto del gobierno de una gran nación es análogo al gasto de administración para los
copropietarios de una gran finca, que todos están obligados a contribuir en proporción a sus
respectivas participaciones en la finca. En la observancia o inobservancia de este principio
consiste lo que se llama la igualdad o desigualdad en la imposición. Adam Smith al proponer
que los individuos deben contribuir en proporción a sus respectivas capacidades, es decir en
proporción a las rentas que disfrutan bajo la protección del Estado, refunde los dos métodos en uno,
prefigurando una solución similar en la moderna versión de la teoría del beneficio (6).
La utilización del principio de exclusión como método de valoración no deja de tener sus
inconvenientes y no está exento de críticas de fondo cuando se trata de actividades públicas. En
primer lugar los bienes públicos que suministra el gobierno (educación, defensa, salud, justicia, etc.)
impide a muchos de ellos la apropiación individual. ¿Cómo habría de repartirse entre los
ciudadanos de un país, la utilidad que pueda traer consigo un laboratorio especializado en el estudio
de las enfermedades tropicales o una carretera? La valoración de los servicios que proporciona el
Estado se complica además porque muchos de los beneficios son de índole indirecta (economías
externas). A primera vista la asistencia social y los programas de beneficencia ayudan sólo a los
indigentes. Pero indirectamente, no surgirían externalidades que también beneficien al
contribuyente de buena posición económica, ya que por ejemplo, puede darle mayor seguridad a sus
bienes; reducir los gastos relacionados con una futura delincuencia. Cuando alguien asiste a la
escuela pública ¿Quién resulta beneficiado? Probablemente el estudiante y su familia, ya que el
estudio es un poderoso medio de movilidad social. Pero, además del estudiante y su familia ¿No se
beneficia acaso los empresarios y hasta el propio país? Los empresarios y patronos estarían
interesados en un trabajador que de mayor rendimiento si cuenta con cierto grado de instrucción. En
135
la medida con que se cuente con una población activa más y mejor capacitada las posibilidades de
crecimiento económico que tiene un país tienden a ser mayores (7).
La indeterminación de los beneficios indirectos no es la única objeción que se le hace al
principio del beneficio. Sino también se le enjuicia en términos de la política de redistribución del
gobierno, cuyo propósito es incrementar los ingresos reales de ciertas personas reduciendo las de
otras. La pesada carga que significaría para los grupos de menores ingresos si tuvieran que financiar
actividades como la educación, sería inaceptable para la sociedad. Estas familias serian incapaces
de pagar por tales beneficios, imposibilitando el logro de niveles mínimos de vida. En suma, la
aplicación del principio del beneficio carece del consentimiento de la sociedad moderna ya que
haría más injusta la distribución de la riqueza (8).
136
B.- En el supuesto caso de aceptar la validez de la tesis anterior, se requiere de
comparaciones interpersonales de utilidad en situaciones de ingresos iguales, (la su-
posición de que un bolívar de ingreso rinde la misma utilidad a todas las personas
con el mismo nivel de ingresos), argumento aún no demostrado según el Estado
actual del conocimiento económico (11).
La progresión sólo puede ser justificada satisfactoriamente en términos de
equidad: la progresión reduce la injusticia, al atenuar la desigualdad de ingresos entre
los miembros de la sociedad. Existe consenso popular sobre este particular, de hecho,
la distribución equitativa del ingreso forma parte de la función de bienestar social
(Capítulo II), lo que justificaría la intervención gubernamental sobre la base de
considerar la redistribución del ingreso como un bien público y/o una externalidad. Los
niveles de utilidad de los ricos dependen en gran medida de la situación económica de
los pobres; una desigual e injusta distribución de la riqueza, favorece al crimen, la
marginalidad y a la inestabilidad social y política. De allí, que las personas de elevados
ingresos apoyen la progresión por temor que sin ella se fortalezcan los movimientos
revolucionarios. (12)
La mayoría de las críticas a la progresión no provienen sólo de razones de
equidad, sino que alegan en contra de ella, los efectos adversos sobre el ahorro, la
formación real de capital, los incentivos al trabajo y la eficiencia. Recientes estudios
sobre los niveles de las tasas progresivas han concluido que elevadas tasas marginales
desestimulan el esfuerzo al trabajo, el ahorro y la inversión de las personas de elevados
niveles de ingresos (Capítulo XIII) (13).
3.- Equidad horizontal y vertical (14). El concepto de equidad podemos expresarlo usando
las palabras de Fritz Neumark: Las personas en igual situación han de recibir el
mismo trato impositivo (equidad horizontal), debiendo concederse un trato tribu-
tario desigual a las personas que se hallan en situación diferente (equidad
vertical). Estos dos conceptos son muy importantes a la hora de definir las relaciones
entre la medida de la contribución que cada quien debe hacer al Estado y la situación
personal del contribuyente. Tanto en el método del beneficio como el de la capacidad
contributiva, se establece como principio fundamental, la igualdad de tratamiento frente
al pago de impuestos. La igualdad de circunstancias o como se ha dado en llamar
equidad horizontal no es más que, aquellos individuos en igualdad de condiciones
deben ser tratados uniformemente con relación al pago de impuestos. La igualdad de
circunstancias no está exenta de ambigüedades e imprecisiones:
- Dos familias con igual ingreso y número de hijos pueden tener diferentes: niveles
de patrimonio, expectativas de aumento en los ingresos, patrones de consumo o
salud física.
- Un agricultor cuya cosecha fue excepcionalmente buena un año, resarciéndose de
pérdidas anteriores, seguramente no estaría en las mismas condiciones que un
prestigioso médico con un elevado y estable ingreso anual.
- Una familia que posee su casa libre de hipoteca, frente a otra que vive alquilada.
Ante tantos casos y experiencias que hacen que las circunstancias diferentes sean
en realidad la regla, y las circunstancias iguales una contingencia muy improbable, han
surgido un conjunto de medidas tendentes a hacer más operativas ambas situaciones. La
igualdad de circunstancias o equidad horizontal suele ser interpretada como que todo
ingreso sea cual fuere su origen, debe ser tratado igual para fines impositivos. De ello
se desprende que los ingresos por concepto de sueldos y salarios, dividendos e
intereses, deberían ser gravados a la misma tasa, dependiendo claro está, de la
situación personal de los contribuyentes.
El tratamiento de los desiguales de forma desigual o equidad vertical ha
planteado un conjunto de medidas compensatorias tendentes a personalizar la situación
137
del contribuyente frente al impuesto. Así, las deducciones al ingreso por gastos
médicos, educativos, minusválidos, y de otra índole; las exenciones al mínimo de
subsistencia (límite de pobreza) y por cargas de familia, pueden ser en general,
defendidas sobre la base de que, familias con igual ingreso y número de cargas de
familia, pueden tener diferentes necesidades y grados de satisfacción y por consi-
guiente distinto tratamiento impositivo.
Rendimiento fiscal
Una de las finalidades que persiguen los impuestos es la de financiar las actividades del
Estado. Los impuestos deben producir la suficiente cantidad de dinero, sin que ello conduzca a una
pérdida de la eficiencia económica o a una amputación de la riqueza nacional. La noción de rendi -
miento fiscal desde la concepción clásica se vincula a tres características fundamentales de los
impuestos: productividad, estabilidad y elasticidad.
Productividad: La productividad del impuesto se refiere a que éste debe producir la mayor
cantidad de ingresos al Fisco. Para que el impuesto sea productivo debe cumplir una serie de
condiciones:
1.- Universal. Todos deben pagar impuestos. La Constitución Nacional en su artículo 133,
dispone la obligatoriedad de contribuir al financiamiento de los gastos públicos.
2.- Económico. Debe existir un equilibrio entre los gastos involucrados en la
administración de los impuestos y la capacidad de reducir la evasión fiscal. Cuanto
menos dinero empleamos en la administración, menor será la detracción y el sacrificio
de recursos de otras finalidades. Pero al propio tiempo, en la medida en que se reduce el
control y la fiscalización impositiva, mayor será la evasión fiscal. Esta fue una de las
cuatro reglas formuladas por Adam Smith. (Constitución Nacional Art. 316)
3.- Ineluctable. Los impuestos deben ser formulados de manera tal que minimicen la
posibilidad de la evasión fiscal.
4.- Invisibles. Los impuestos deben ser establecidos de forma que no se sienta el pago que
de ellos se hacen. A este propósito los impuestos indirectos, disimulados en los precios
de las mercaderías, cumplen a cabalidad su cometido al no sentir -anestesia fiscal- el
contribuyente su pago.
138
simultáneamente estable y elástico, lo que se pretende que el sistema tributario esté conformado
por impuestos estables y elásticos, que compensen las variaciones coyunturales del ingreso
tributario producto de situaciones de prosperidad y recesión de la economía.
La elasticidad desde el punto fiscal es deseable, no sólo porque determina, si la evolución de
la economía es favorable, un aumento de los recursos del Estado para atender sus necesidades, sino
que el impuesto evita el crecimiento desmesurado de la demanda agregada y por consiguiente,
detiene el proceso inflacionario, al actuar como elemento de estabilización automática. Aún en
los periodos recesivos, a pesar de ser las recaudaciones del Fisco menores, ellas contribuirán a
amortiguar la caída de la demanda agregada, evitando un proceso deflacionario más pronunciado.
El impuesto directo es el que mejor combina estas cualidades, sin tener que revisar frecuentemente
los tipos impositivos (16).
No obstante las características anteriores de un buen sistema tributario, el rendimiento del
impuesto puede verse comprometido si los siguientes conceptos se desbordan y ocasionan pérdidas
sustanciales de ingresos tributarios (17):
Gastos de funcionamiento de la administración. Si los gastos de funcionamiento de la
administración tributaria son onerosos, obviamente se pierde la esencia del rendimiento impositivo,
porque las cantidades netas que ingresan al tesoro público son mucho menores a las previstas. Por
ello toda contribución debe percibirse de tal forma que haya la menor diferencia posible entre las
sumas que salen del bolsillo de los contribuyentes y las que ingresan al Fisco.
Evasión fiscal: Con esta acción el contribuyente busca evitar en forma total o parcial el pago de un
impuesto. La evasión fiscal presenta dos facetas: la violación o obstaculización de las leyes fiscales,
acción que se denomina fraude fiscal; o el aprovechamiento de ciertas lagunas o zonas grises de la
legislación fiscal que permitan evitar el pago de los tributos, pero sin necesidad de infringir las
leyes, en este caso este tipo de evasión se denomina elusión de impuestos. El problema de la
evasión es grave cuando el Fisco deja de recaudar enormes sumas de impuestos destinados a
financiar la acción del Estado. La modernización de la administración, la práctica de auditorías
selectivas de contribuyentes, junto a la aplicación de severas sanciones penales y pecuniarias, son
formas de combatir la evasión fiscal y aumentar la recaudación tributaria.
Amnistía fiscal. No menos importante es esta forma de disminuir la evasión fiscal y aumentar la
recaudación pública. La amnistía es una oportunidad de tiempo limitado para un grupo específico
de contribuyentes a pagar una cantidad determinada, a cambio de la condonación de una deuda
tributaria (incluyendo intereses y multas), relativa a un período/s impositivo anterior y sin miedo a
la persecución penal. Por lo general expira cuando alguna autoridad inicia una investigación fiscal
del impuesto atrasado. En algunos casos, la legislación impone penas más severas a los que,
pudiendo optar por la amnistía, no se acogen a ella. Como tal, este procedimiento suele aplicarse
para regularizar la situación fiscal en un país y repatriar activos escondidos en paraísos fiscales . Un
problema de la valoración de un programa de amnistía fiscal son sus efectos a largo plazo en el
cumplimiento del pago de los impuestos. Cuando las amnistías se declaran muchas veces, los
contribuyentes ante el conocimiento de que una futura amnistía vendrá, podrían disminuir sus
expectativas de ser enjuiciados por futuros fraudes tributarios, lo que posiblemente incrementaría la
evasión fiscal.
Este principio existía en el fondo de las concepciones clásicas, aún cuando no había sido
objeto de una formulación explicita, ya que se pensaba que era inútil. Que el impuesto deba ser
neutro, es decir que no ejerza ningún tipo de presión sobre los individuos para obligarlos u
orientarlos en sus actividades en cuál o tal dirección, parecía tan evidente a los economistas clásicos
que resultaba innecesario enunciarlo. Sin embargo, cuando modernamente se formula el principio
del intervencionismo, los economistas neoclásicos no tuvieron más alternativa que precisar la
neutralidad fiscal.
139
La neutralidad fiscal significa la falta de presión de los impuestos sobre los contribuyentes, a
fin de incitarlos a una acción o abstención cualquiera. Los impuestos por ser contribuciones
obligatorias, pueden alterar la eficiencia económica y producir lo que conoce con el nombre de
presión excedente o exceso de gravamen. Esta, no es más que una reducción de la eficiencia
económica o expresado en otra forma, un alejamiento del óptimo de Pareto por debajo del nivel
alcanzable con un impuesto óptimo, que no surta efectos distorsionantes: un impuesto de capitación
o de suma global.
Los impuestos deben establecerse de modo que satisfagan la distribución de las cargas
resultantes del financiamiento de los servicios públicos, con la máxima eficiencia, pero, además de
esto, los impuestos deberán ser tan neutrales como sea posible. La interferencia, no deseada con el
mecanismo de mercado puede tener como resultado un exceso de gravamen o presión excedente,
que debería evitarse.
Presión excedente para el consumidor (18). Si se logró la optimalidad de Pareto, los impuestos que
alteran las pautas de consumo, y por ende las de producción, reducirán el bienestar económico
provocando pérdida del superávit del consumidor (19). Todo impuesto que altere los precios rela-
tivos de distintas mercaderías tendrá por fuerza ese efecto. Supongamos que el gobierno desea
obtener de un contribuyente determinado una cantidad de ingresos suficiente para conseguir una
transferencia dada de recursos al uso público. Los ingresos pueden obtenerse mediante diversos
tipos de impuestos, incluyendo un impuesto per-capita, un impuesto sobre la renta, un impuesto
general sobre las ventas y un impuesto selectivo de consumo o de consumo especifico.
Supondremos que los impuestos generales son proporcionales. El problema está en comparar las
cargas que resulten de los diversos impuestos obteniendo en todos los casos el mismo rendimiento.
Supóngase además que la comunidad está compuesta por individuos con rentas y gustos iguales;
que se trata de mercados de competencia, en donde la oferta de factores sea de naturaleza inelástica
(fija); y que sólo existen dos productos X e Y. La asignación eficiente de recursos requiere que para
X e Y, la relación marginal de transformación (la relación en que pueden sustituirse uno por otro en
la producción) debería ser igual a su relación marginal de sustitución en el consumo - una economía
de un consumidor exclusivamente, en este caso la solución de equilibrio general es directa-. En el
equilibrio en régimen de competencia, estas dos relaciones son iguales. Cuando se establece un
impuesto per-capita se perturba el equilibrio vigente. Con el tiempo se alcanza un nuevo
equilibrio, y éste también satisface la condición óptima de igualdad entre las rela ciones de
transformación en la producción y de sustitución en el consumo. El impuesto per-capita es siempre
un impuesto de suma global, puesto que satisface la condición de que la cuantía del impuesto no
depende de ninguna variable del sistema (ingreso, consumo, ventas, etc.). En el caso que estamos
considerando aquí, para cuyas ofertas de trabajo y de ahorro son fijas, esta condición se satisface
también por un impuesto general sobre la renta y por un impuesto general sobre las ventas. Ambos
de impuestos son de suma global y son equivalentes a un impuesto per-capita. Sea cualquiera de
los tres el que se establezca no se perturbará la condición de óptimo.
Cuando se establece un impuesto selectivo sobre el producto X únicamente, la situación es
distinta, este caso se refiere a un impuesto al consumo específico o sisa. La relación marginal de
sustitución entre los bienes X e Y para el consumidor es igual ahora a su relación entre los precios
de mercado. El productor, sin embargo, iguala la relación marginal de transformación a la relación
entre sus precios netos (después de pagar impuesto). Puesto que el impuesto origina una diferencia
entre el precio de mercado de X y su precio neto, estas dos relaciones no serán las mismas. Por
tanto, la relación marginal de sustitución del consumo diferirá de la relación marginal de
transformación en la producción. No se satisface la condición óptima y resulta de ello una
ineficiente asignación de recursos. La presión excedente para el consumidor se ilustra en la Figura
9-1, que se inserta en la página siguiente.
Medimos el producto X sobre el eje de las abscisas y el producto Y sobre el eje de las
ordenadas. La curva de posibilidades de producción AB, muestra las diversas combinaciones
140
Figura 9-1: Presión excedente para el consumidor
de X e Y que pueden producirse. Suponiendo que la comunidad esté compuesta por individuos con
rentas y gustos iguales, la actitud de la comunidad podrá representarse por uno cualquiera de los
individuos. Indiquemos ahora su esquema de preferencia por un conjunto de curvas de indiferencia
denominadas curvas de indiferencias sociales e identificadas por I, II, III, de modo que el equilibrio
se establezca sobre el punto E de la curva de transformación y sobre la curva de indiferencia III.
El producto se dividirá entre X e Y en las proporciones indicadas para ese punto. La relación
marginal de sustitución en el consumo es la misma que la relación marginal de transformación en la
producción. La línea de precios CD es tangente tanto a la curva de transformación del productor
como a la curva de indiferencia del consumidor.
Si suponemos ahora que el gobierno financia sus gastos en bienes y servicios con un
impuesto sobre la renta y si la curva de posibilidades de producción expresa la combinación de
producto disponible para uso privado solamente, este impuesto hará que la curva de transformación
se desplace hacia el origen formando una nueva curva paralela o no, identificada con las letras HI.
En este caso se formara un nuevo punto de equilibrio J que estará sobre una curva de indiferencia
II y al cual corresponderá una nueva recta de precios identificada por FG.
Ahora, si reemplazamos el impuesto sobre la renta o el impuesto general sobre las ventas
por un impuesto al consumo especifico sobre el producto X, la curva de posibilidades de producción
AB no tiene porque modificarse, al no cambiar el uso público
de los recursos. También ahora el nuevo equilibrio tiene que estar sobre esta curva. Y, como,
anteriormente, tiene que estar sobre una curva de indiferencia. Además, ha de estar situado a la
izquierda de él, puesto que en el nuevo equilibrio la curva de indiferencia tiene que cortar la curva
de posibilidades de producción viniendo de arriba. Esto se sigue, porque en el nuevo equilibrio, la
inclinación de la curva de posibilidades de producción es igual a la relación de precios libres de
141
impuestos y la pendiente de la curva de indiferencia es igual a la relación de precios en el mercado
o línea de presupuesto y la inclinación MN muestra la relación de precios netos. Este nuevo punto
está representado por L
Aunque nuestra elección del punto L es arbitraria, sabemos que tiene que estar en algún
lugar de AE y tiene que caer sobre una curva de indiferencia de grado I, más bajo que II. Esto será
a condición de que la inclinación de la curva de indiferencia sea convexa hacia el origen y que las
curvas no se corten. Mediante el uso de un impuesto sobre el consumo del bien X se ha creado una
presión excedente.
Intervención fiscal
Según la concepción moderna de las finanzas públicas el impuesto es, como otros medios de
acción financiera del Estado, un instrumento de política económica para fines de desarrollo y
cumplir además con objetivos de estabilización de variables macroeconómicas. La política
intervencionista del Estado, en el campo de la estabilización ha sido usada en múltiples ocasiones
posteriores a la gran depresión de los años treinta. El intervencionismo fiscal reviste diferentes
facetas (20).
Discriminación impositiva. Se hace alusión en esta parte al cambio de las condiciones que gravan
a las personas en circunstancias iguales, o sea a la vulnerabilidad del principio de equidad
horizontal, expuesto en una sección anterior. En lugar de hacer aumentos o disminuciones en
bloque de los impuestos, lo que se hace es una selección de algunos entre ellos, aumentándolos o
disminuyéndolos con relación al resto. Los ejemplos de discriminación impositiva son numerosos:
derechos de aduana con fines proteccionistas; exoneraciones impositivas con fines sociales y
económicos; tarifas impositivas diferenciales según el tipo de actividad económica; desgravamenes
a ciertos tipos de contribuyentes y/o por nuevas inversiones, etc.
142
TRASLACIÓN, INCIDENCIA Y OTRAS DEFINICIONES
El proceso de traslación
143
Dirección y forma de la traslación
La traslación se efectúa por medio de un cambio en los precios (24). Existen varias formas y
grados de traslación, sin embargo para nuestros propósitos sólo estudiaremos la más común de entre
ellas, de acuerdo a la dirección: traslación hacia adelante o progresiva y hacia atrás o regresiva.
La traslación en el tiempo
Hace referencia al periodo durante el cual el productor no puede vender más que los
productos ya acumulados en el almacén, sin que pueda contar con los que se encuentran en proceso
de elaboración. En este caso la oferta se considera fija o rígida y limitada a las existencias
almacenadas.
Corto plazo
Se refiere al periodo de tiempo durante el cual el número de empresas de una determinada
industria que actúa en el mercado permanece constante y en el que no varían las instalaciones fijas
de ninguna de ellas. En este periodo, la oferta puede extenderse libremente, pero sin exceder del
límite máximo representado por la producción que corresponde a la capacidad de utilización
máxima de las instalaciones ya existentes.
Largo plazo
Representa aquel periodo de tiempo suficientemente largo para permitir, bien una variación
de las instalaciones fijas que cada empresa posee (ampliaciones), bien una variación del número de
empresas que actúan en el mercado.
144
Otros factores que influyen en la traslación
Debe tenerse presente otros elementos que influyen sobre la traslación, si se quiere que el
examen se adapte suficientemente a la realidad concreta.
1.- Elasticidad de la demanda. Las características del bien gravado guardan relación
estrecha con la posibilidad de una traslación mayor o menor del impuesto.
2.- Trayectoria de la curva de costos. Mientras un bien pueda producirse a costos
constantes la traslación es completa; a diferencia que si se produce a costos variables. La
variación de los costos unitarios como consecuencia de la reducción de la producción,
hará subir los precios en una proporción inferior al monto del impuesto.
3.- Régimen económico. Las conclusiones a que llega la formulación teórica de la traslación
del impuesto, son diversas según se trate de régimen de competencia perfecta, monopolios
o de mercados imperfectos.
4.- Movilidad de los factores de la producción.
5.- Impuestos ad-valorem o específicos.
DEFINICIONES
Base Imponible: Cuantificación monetaria del hecho imponible que permite determinar la
obligación tributaria del contribuyente.
Impuesto proporcional: Describe una situación en la que la proporción de los impuestos pagados
con respecto al ingreso es la misma, sin importar el monto de ellos.
Impuesto progresivo y regresivo: La progresividad suele definirse a partir de la tasa impositiva
promedio, si esta crece con el ingreso, el impuesto es progresivo y si decrece, el impuesto es
regresivo. La confusión en definir la progresividad reside en tomar ésta en función de la tasa
impositiva marginal.
145
NOTAS AL CAPÍTULO IX
(1) MUSGRAVE, Richard, Teoría de la Hacienda Pública. Ed. Aguilar, 1 ed. Madrid 1968.
p. 70
(2) VILLEGAS, Héctor, Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario. Ed. Depalma,
Buenos Aires 1972. p.55
(3) DUVERGER, Maurice, Finances Publiques. Ed. PUF. 8ed. Paris 1975. p. 107
(4) RODRIGUEZ A., José, Finanzas Públicas y Hacienda Venezolana. Universidad de
Carabobo, Esc. Economía. (apuntes mimeografiados). Valencia 1974. Tema 15
(5) Ibid.
(6) MUSGRAVE, Richard, Op. cit. pp. 64-68
(7) GROVES, Harold, Finanzas Públicas. Ed. Trillas, 1 ed. México 1965. p. 35
(8) DUE, John et al., Government Finance: Economics of the Public Sector. Ed. Irwin, 7 ed.
Ill. 1981. p. 234
(9) MUSGRAVE, Richard, Op. cit. pp. 93-95
(10) DUE, John et al., Op. cit. pp. 236-237
(11) Ibid. pp. 236-237
(12) Ibid. pp. 109-111
(13) Ibid. p. 238
(14) DUVERGER, Maurice, Op. cit. pp. 114-115
(15) RODRIGUEZ. A., José, Op. cit. Tema 15
(16) R.P. SUCRE, Gustavo (S.J.), Apuntes de Finanzas Públicas. Universidad Católica
Andrés Bello. Fac. Derecho, Caracas. pp. 212-213
(17) ROSEN, Harvey. Public Finance. Ed. Irwin McGraw Hill. 4 ed. Boston 1995. pp 328-
356
(18) MUSGRAVE, Richard, Op. cit. pp. 147-155
(19) Excedente del consumidor: La diferencia entre el monto total de dinero que un
individuo podría disponer para pagar cierta cantidad de productos y la cantidad real con la que él
dispone. Cuando se grava un producto con un impuesto, el aumento de precios provoca una
reducción del consumo. La medida del bienestar al que se renuncia por reducir el consumo al pagar
el impuesto provoca una pérdida del excedente del consumidor. El excedente del consumidor
perdido varía con la pendiente de la curva de demanda. Si ésta es rígida, el bien en cuestión es de
primera necesidad, y la pérdida del excedente es pequeña. Si el bien es de lujo, la curva es
relativamente elástica, y el excedente del consumidor perdido es elevado. Enciclopedia Práctica de
Economía Tomo III, Ed. Orbis, Barcelona 1983. Los Ingresos Públicos (II), por Galdon B.
Eugenio et al. p. 109
(20) DUVERGER, Maurice, Op. cit. pp. 119-120
(21) COSCIANI, Cesare, Principios de Ciencia de la Hacienda. Ed. Derecho Financiero,
Madrid 1966. p. 200
(22) COCIANI, Cesare, Op. cit. pp. 305-312
(23) DUE, John et al., Op. cit. pp. 225-226
(24) GROVES, Harold, Op. cit. pp. 160-162
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X
EL CRÉDITO PÚBLICO
En ciertos momentos los fondos de la tesorería resultan insuficientes para hacer frente a la
adaptación entre gastos e ingresos públicos durante el ejercicio presupuestario. Los gobiernos
disponen de varias alternativas para cubrir esos descubiertos del tesoro, recurriendo en algunos
casos, a préstamos a corto plazo (menores a un año), los cuales serán reembolsados en la medida en
que se produzcan las entradas en caja de los ingresos públicos. No obstante si los desequilibrios no
son de carácter transitorio, ya que no pueden ser cubiertos en el periodo de un año por los ingresos
provenientes de los impuestos y otros recursos públicos, habrá que acudir a otros mecanismos como
la creación de dinero o los empréstitos para enjugar el déficit fiscal. La creación de dinero es una
alternativa netamente monetaria, no así el empréstito, que es un medio de anticipar ingresos futuros
y movilizarlos en el presente, y cuyo reembolso se hará posteriormente, mediante la recaudación de
impuestos u otros ingresos públicos. En este capítulo abordaremos en primer lugar, los efectos
económicos del crédito público y en una segunda sección, se tratarán los aspectos administrativos
del empréstito y la deuda.
|Los efectos económicos de un programa de gastos públicos financiados a través del crédito
público, son diferentes a los efectos de un programa similar financiado mediante la imposición, en
parte porque:
- El préstamo de dinero al Estado es voluntario, en contraste con el carácter coactivo del
impuesto. El empréstito, en lugar de reducir el consumo, aumenta la posibilidad de absorber
fondos que de otro modo se hubieran ahorrado.
- No se reduce la riqueza o patrimonio de los prestamistas, sino, que habrá un cambio de
forma; en lugar de dinero, obtienen títulos o valores que devengan intereses y en último
termino serán amortizados. Aunque, podría afectar la inversión privada al producirse el
llamado efecto expulsión (crowding out effect), que consiste en el grado de desplazamiento
de la actividad privada (inversión, consumo) provocada por una política fiscal expansiva,
acompañada de una elevación de los tipos de interés.
Por ello, es bastante probable que el programa financiado a través de crédito público tenga un
menor efecto restrictivo sobre la demanda global, que la recaudación de una suma equivalente
mediante la imposición; claro está, de no presentarse los efectos adversos sobre la inversión
comentados más arriba (1).
En el llamado Modelo de Mercado de los fondos prestables, concebido ceteris paribus, como
un solo mercado financiero, donde todos los ahorradores (oferentes de fondos) acuden a él para
depositar sus ahorros y todos los prestatarios (demandantes de fondos) lo hacen con el fin de
obtener dinero en préstamo, el gobierno es otro participante que actúa como demandante de fondos
para enjugar el déficit presupuestario. Ahora bien, ¿cuáles son las consecuencias de esa
intervención? Esa es la cuestión que trataremos seguidamente.
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habrá mayor reducción en la inversión que en el consumo, cuando se prefiere al empréstito
(crédito público), en lugar de la imposición como método de financiación.
El consumo se reduce en menor cuantía como consecuencia de la aplicación de un programa
de gasto público financiado a través del crédito, porque la compra de títulos públicos es voluntaria,
y responde a las amplias ventajas especiales que ofrecen los bonos del Estado. Al adquirir títulos
públicos, se abre la posibilidad para los individuos de reducir el consumo en el futuro, fecha en que
probablemente, el nivel de los impuestos deberá ser mayor para hacerle frente a un elevado servicio
de la deuda.
La inversión sufrirá efectos aún más adversos, ya que cuando el gobierno se endeuda,
compite por los fondos con individuos y empresas, particularmente, si las personas, instituciones
financieras y los bancos no disponen de excedentes de reserva. La adquisición de títulos públicos
por esos agentes económicos, restringirá la oferta de fondos para préstamos a las empresas y los
individuos. De otro lado, los individuos que adquieran bonos, reducirían las posibilidades de
expansión de sus propias empresas, o las de otras, cuando disminuyen la compra de valores
privados. Por lo tanto, se asume generalmente que el crédito público (deuda) tiene la mayor parte de
sus efectos sobre la inversión privada. Hasta el punto que estas premisas son correctas, el crédito
público deja a las futuras generaciones con una menor existencia de capitales, ceteris paribus. Los
miembros de la sociedad serán por tanto menos productivos y dispondrán de ingresos reales mas
bajos, de lo que hubiera sido de no ser el caso. Por tanto el crédito público financiado mediante
deuda, reduce la formación de capital y por ende puede imponer una carga sobre las generaciones
futuras.
La premisa de que el crédito público reduce la inversión privada, juega un importante papel
en el análisis neoclásico, algunas veces conocido como hipótesis del efecto expulsión o
sustitución. La sustitución es inducida por la modificación de la tasa de interés. Cuando el gobierno
aumenta la demanda de fondos prestables, la tasa de interés, o sea el precio del crédito, debe
aumentar. Si ello sucede, el crédito se encarece, la inversión privada se hace más costosa y
restrictiva. La experiencia histórica ha comprobado la hipótesis del efecto expulsión. La correlación
entre la tasa de interés con el déficit público es positiva.
Si existe desocupación de los factores, el uso del crédito público puede incrementar el gasto
total de la economía, porque los fondos no se hubieran utilizado ni para el consumo ni para la
inversión. Por ello, es factible que tanto la inversión como el consumo aumenten mediante la
absorción de recursos no utilizados.
Esta teoría basa su argumento en el efecto neutro de la deuda pública sobre la demanda
agregada. El aumento gastos del gobierno mediante la emisión de deuda pública para tratar de
estimular la demanda, significa que la deuda de ahora conllevaría a mayores impuestos en el futuro,
situación que motivaría a los contribuyentes a sacrificar consumo presente para ahorrar más y
mantener el mismo patrón de consumo para las generaciones venideras. El incremento de la deuda
pública para financiar el déficit presupuestario es compensado por el aumento del ahorro anual
privado, cuyo destino será pagar en el futuro la obligación tributaria resultante del endeudamiento
presente, y no alteraría en modo alguno la tasa de interés. Si el ahorro aumenta en la misma
proporción que la reducción del consumo, no se produciría ningún efecto en la demanda agregada.
La teoría fue desarrollada en el siglo XIX por el economista clásico inglés David Ricardo y
retomada más tarde (1979) por el profesor de Harvard Robert Barro, quien presentará una versión
más elaborada de las ideas del economista inglés. Barro incluye en el razonamiento ricardiano el
llamado comportamiento intergeneracional frente al endeudamiento del gobierno. Esto es, la
generación actual o vieja pensará que sus herederos no estarán mejores sino peores. Por tanto, para
que su bienestar no se reduzca en el futuro y mantengan sus niveles de consumo, ellos, la anterior
generación aumentará hoy su patrimonio hereditario en una cantidad suficiente como para pagar las
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elevaciones de impuesto que ocurrirán en el futuro. El resultado será que nada cambiará, cada
generación tendrá exactamente el mismo nivel de consumo que tenía antes del endeudamiento
público. En este sentido tal comportamiento hará que el financiamiento del gasto por el gobierno
bien sea por impuestos o por deuda sea irrelevante. En el fondo esta teoría es contraria a las teorías
más populares de la economía keynesiana.
Es frecuente en las discusiones hablar de la carga de la deuda pública ¿Qué quiere decir
esto? Si el gobierno financia el déficit fiscal mediante la emisión de títulos, se argumenta que está
poniendo sobre las generaciones futuras una carga, porque deberán pagar al gobierno mayores
impuestos para hacer frente a los intereses de la deuda. Las futuras generaciones o tienen que pagar
la deuda o refinanciarla. En cualquier caso habrá una transferencia de fondos del contribuyente al
tenedor de bonos. Por consiguiente parece que las futuras generaciones deben soportar la carga de la
deuda.
De acuerdo a A.P. Lerner (1948) este argumento no es válido cuando se trata de empréstitos
internos porque no crean carga alguna para las generaciones futuras. Habrá una transferencia de
fondos (más impuestos) de aquellos que no tienen bonos, hacia los que si poseen. Si el Estado emite
deuda para llevar a cabo inversiones que aumentan el producto nacional (carreteras, ferrocarriles,
etc.), estará generando mayor renta para poder pagar los intereses. De otro lado, las personas de las
futuras generaciones no tendrán menores recursos a causa del empréstito, no reduciéndose por lo
tanto el producto interno real del sector privado. Las generaciones futuras heredan tanto los títulos
(bonos) como las obligaciones que representan (deuda pública). Los títulos representan créditos de
sus propietarios contra el gobierno y de ese modo contra los contribuyentes del país. Desde el punto
de vista de los propietarios, los títulos constituyen riqueza personal, pero no forman parte del
patrimonio real de la sociedad; ya que su valor como riqueza personal queda compensada por la
carga que representan contra los contribuyentes, algo así como que la mano derecha le debe a la
mano izquierda. Mientras el empréstito permanezca dentro del país, el patrimonio real ni aumenta
ni disminuye, simplemente lo que ha ocurrido es una redistribución de la renta.
Cuando se trata de empréstitos externos para financiar operaciones corrientes, si ocurrirá
transferencia directa de la carga hacia las generaciones futuras, porque el nivel de consumo se verá
reducido por un monto igual al empréstito más los intereses acumulados (pago del principal más el
servicio de la deuda), que deben ser transferidos al acreedor extranjero; lo cual, requerirá de un
mayor excedente de las exportaciones sobre las importaciones que lo que hubiere sido de otro
modo, y por lo tanto, disminuye el nivel de vida real (suponiendo el pleno empleo). Por otra parte,
si el empréstito se utiliza para financiar proyectos de capital, el resultado depende de la rentabilidad
del proyecto y la tasa de interés a la que se obtuvieron los fondos. Una diferencia positiva hará a las
futuras generaciones estar en mejor situación, una diferencia negativa, las hará estar en una
situación peor.
Buchanan (4), argumenta que no tendría que haber transferencia de la carga cuando se
financian actividades públicas a través del crédito público, si el concepto de carga, se refiere a la
reducción del bienestar individual. El empréstito no tiene porque disminuir el bienestar individual
de las personas que adquieren títulos, porque la compra es enteramente voluntaria; los compradores
se sentirán con una mayor riqueza personal. De otro lado, los contribuyentes tampoco experimentan
ninguna carga, al no pagar impuestos en el momento de contratación del empréstito. En el momento
de saldar la deuda, el impuesto recaudado de los contribuyentes, coloca la carga sobre ellos y reduce
su consumo y ahorro; además, los tenedores de títulos no realizan ganancias. Por tanto, una carga
neta es puesta sobre las generaciones futuras, trasladada por la generación que contrató el
empréstito. Si la deuda no se paga, no se crea carga, salvo la del pago de intereses. Si los gobiernos
toman deudas a perpetuidad, nadie soporta otra carga que la de intereses.
149
El uso del crédito público frente la imposición y la creación de dinero
La creencia de que el empréstito traslada la carga hacia las generaciones futuras válida desde
el punto de vista individual, y en parte desde el punto de vista global, desempeña un gran papel en
la formación de actitudes populares hacia el crédito público. Estas deben dividirse en dos partes, la
primera relacionada con la elección de la imposición como método de financiamiento, y la segunda,
con la escogencia del crédito público con preferencia a otros recursos no impositivos, como por
ejemplo la creación de dinero (5).
150
serie de impuestos con tasas bajas, no es equivalente a un impuesto con una tasa elevada, así,
estén diseñados para recaudar la misma suma de dinero (Barro, Robert 1979)
Aunque este argumento ignora otra importante consideración, la adicional presión excedente
creada por la deuda al reducir las existencias de capital (efecto expulsión). Si bien el
financiamiento a través del crédito público es más eficiente desde el punto de vista de la oferta
de trabajo, lo será menos desde las decisiones de asignación de capital. No está claro, cuál de los
dos efectos tendrá mayores repercusiones.
4. Aspectos macroeconómicos. Hasta ahora nuestra premisa ha sido la existencia del pleno
empleo de los recursos, característica de las tendencias a largo plazo de la economía. ¿Qué
dicen, los modelos macroeconómicos de corto plazo explícitamente formulados con
desocupación de recursos, sobre la escogencia entre impuestos o crédito público? Según el
modelo estándar Keynesiano, la escogencia depende del nivel de desocupación. Si el nivel de
desocupación es bajo, el gasto expansivo del gobierno puede producir inflación, por lo tanto es
necesario aspirar (incrementando los impuestos) recursos del sector privado. Contrariamente,
cuando el desempleo es alto, el déficit (financiado con crédito público) es una medida apropiada
para estimular la demanda. Este enfoque es algunas veces denominado finanzas funcionales
(uso alternativo de impuestos y crédito público para mantener estable la demanda agregada, sin
tener que preocuparse por el equilibrio presupuestario per se –Capitulo XI: Déficit
sistemático). Luego del colapso del modelo Keynesiano en los años 70, se erosionó la creencia
general depositada en las finanzas funcionales.
5. Crisis de confianza. Aparte de los pequeños efectos directos de carácter restrictivo sobre el con-
sumo y la inversión (pleno empleo), un programa de gastos financiado mediante el crédito
público, puede por vía indirecta, ejercer efectos adversos sobre la economía. El crecimiento de la
deuda y por consiguiente de la carga por intereses, puede abrigar temores de mayores
gravámenes en el futuro o a una quiebra financiera nacional, que puede reducir la inversión
privada y en ciertos casos el consumo. La rentabilidad de ciertas inversiones con el correr de los
años aparecerá disminuida, si se cree que la deuda llevará a mayores impuestos o a un colapso
en la posición crediticia del gobierno. En tal sentido, muchas personas considerarán el
empréstito indeseable por naturaleza y que, si es posible, debe evitarse.
6. Consideraciones morales y políticas. Algunos comentaristas conservadores argumentan que la
decisión entre impuesto o crédito público es una cuestión moral. Demasiada confianza en el
déficit no es, ni pura ni principalmente un asunto de carácter económico. Es el reflejo de una
moral fracasada, un defecto de la conciencia pública conservadora (Will, George 1985a). La
moralidad requiere de autocontrol; los déficits son reveladores de una falta de autocontrol, por lo
tanto los déficits son inmorales.
El argumento obligado no económico contra el déficit sistemático es de naturaleza política. El
proceso político tiende a subestimar los costos del gasto público y a sobreestimar sus beneficios.
La norma del presupuesto equilibrado pondera más cuidadosamente los beneficios y los costos,
por lo tanto, previene contra el crecimiento desmesurado del sector público.
151
Elección entre crédito público y creación de dinero
Los gobiernos tienen en la creación de dinero una vía fácil para el financiamiento de sus
actividades. Esta puede ser realizada de dos formas: emisión de papel moneda o préstamos del
banco central (6).
La creación de dinero tiene como ventaja fundamental su carácter neutro, al no ejercer
ninguna presión excedente sobre las personas, puesto que el gobierno obtiene sus fondos sin que
nadie deba renunciar a nada y no da lugar a pagos por amortización de la deuda contraída.
Entonces, ¿Por qué no cuenta con suficiente apoyo este método, frente a la imposición o los
empréstitos que exigen el pago de intereses?
Desde un punto de vista económico, la objeción básica a la creación de dinero es que no
provoca una reducción de los gastos privados en términos monetarios, incumpliendo una función
primordial de los recursos públicos. En efecto, el aumento de las reservas de la banca comercial,
provocada a su vez por el aumento de los gastos públicos, incrementará el nivel de préstamos a la
actividad privada y pública. La lección aprendida por las sociedades en situaciones de ocupación
más o menos plena, es la inflación. De allí que tiene plena justificación la posición clásica al alertar
sobre la posibilidad de que el incremento de la masa monetaria sin el correlativo aumento de la
producción de bienes y servicios, provocaría inflación, aumentando de nuevo los gastos del Estado,
incurriendo en un nuevo déficit y financiándolo por nuevas emisiones, lo que resultaría a la postre
en una espiral inflacionaria (7).
La inflación es rechazada por varias razones:
1.-Se convierte en un agente no institucional de redistribución regresiva del ingreso real, para
aquellas personas cuyos ingresos se quedan a la zaga del crecimiento del nivel general de los
precios y/o cuyos activos financieros (acciones, bonos) disminuyen su valor real.
2.-Por la depreciación de los bonos públicos, como resultado de la pérdida de confianza en el go -
bierno.
3.-Como fuente generadora de conflictos sociales y laborales, por temor de que los precios
queden por encima de los ingresos.
4.-Por la inseguridad y desorganización de las actividades económicas, y
5.- Por constituir agente catalizador de situaciones sicológicas de angustias, desalientos, frustra-
ciones, sensación de deriva y otras formas de desquiciamiento de la conducta individual y
colectiva.
Como consecuencia de lo anterior, el gobierno en periodos de pleno empleo suele evitar la
utilización de la creación de dinero como fuente de financiamiento. Es en verdad lamentable que la
experiencia y justificación aplicable a periodos de ocupación plena, se trasladen a situaciones
depresivas de la economía, cuando se justifica plenamente la creación de dinero para no reducir los
gastos privados.
152
particulares y luego, recibe el dinero de la suscripción de los títulos, negociados según diferentes
modalidades (9).
Según el artículo 312 de la Constitución Nacional, y la LOAFSP artículo 78, las operaciones
de crédito público guardarán relación con el tamaño de la economía, la inversión reproductiva y la
capacidad de generar ingresos para cubrir el servicio de la deuda pública; de igual forma, estas
operaciones deberán estar reguladas de manera general por una ley orgánica, no pudiéndose
realizar ninguna contratación, sin la existencia de una ley especial que la autorice o la habilite,
dictada conforme a tal ley orgánica. La ley especial de endeudamiento anual será presentada a la
Asamblea Nacional conjuntamente con la Ley de Presupuesto. En Venezuela La Ley Orgánica de la
Administración Financiera del Sector Público –LOAFSP-(Gaceta Oficial, N° 40.311 del
09/12/2013) en su Título III Del Sistema de Crédito Público, contiene las disposiciones legales que
rigen la contratación de empréstitos y demás operaciones de crédito público de la República, los
estados y las municipalidades, los institutos autónomos, las empresas del Estado, y demás
organismos de carácter público.
Dos aspectos importantes deben tenerse en consideración a la hora de lanzar un empréstito:
las ventajas ofrecidas a los potenciales compradores, de manera que desvíen sus ahorros hacia la
compra de títulos públicos, y en segundo lugar, las garantías o cobertura de riesgos que amparan la
operación.
Ventajas ofrecidas a los prestamistas. La ventaja principal es el tipo de interés, el cual representa
el precio pagado por el Estado a los suscriptores del empréstito, como contrapartida del uso o
alquiler del dinero dado en préstamo. Otras ventajas de orden jurídico y fiscal, junto a las eco -
nómicas, hacen las operaciones de crédito público más apetecibles a los particulares (10).
1.-Tipo de emisión. La emisión del empréstito puede ser a través de títulos colocados a la
par, operación que consiste en venderlo a su valor nominal, lo cual sucede en condiciones
normales. Un título cuyo valor nominal sea Bs. 100.000 al 3%, el Estado se obliga a
devolver el capital Bs. 100.000 más Bs. 3.000 por pago de intereses. Si por alguna razón
existieran dificultades en la colocación de los títulos, éstos pueden ser vendidos bajo la
par. En el mismo ejemplo anterior, el Estado vende el título con 20% de descuento, a la
tasa de interés convenida del 3%, pero se obliga a devolver el valor nominal del mismo
(Bs. 100.000). De esta operación resulta que la tasa de interés real (3,75%) será superior a
la nominal (3%).
2.- Prima de reembolso y premios. Se asegura el pago de una prima por reembolso
anticipado del capital. El título se coloca a la par (valor nominal), pero al reembolsarlo, el
Estado paga al suscriptor una suma mayor a la nominal. Esta operación puede combinarse
con premios adjudicados por sorteo, como forma de lograr mayores alicientes a los sus-
criptores.
3.- Efecto cancelatorio de impuestos. El Estado puede acordar a los tenedores de bonos
públicos la posibilidad de cancelar impuestos u otras deudas estatales. Si los títulos se
cotizan más bajos en la bolsa, el tenedor recibe una ventaja, ya que el Estado se los recibe
por su valor nominal (Art. 100, ejusdem).
4.- Privilegios fiscales y jurídicos. El Estado puede acordar exoneraciones tributarias, totales
o parciales sobre los ingresos provenientes de los títulos, o por la transmisión de los
mismos. Aún, pudiera llegar al extremo de conceder el privilegio jurídico de la
inembargabilidad de los títulos, ventaja que pudiera ser exorbitante.
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Garantías. Las operaciones de crédito público suelen estar protegidas contra los riesgos de
insolvencia, fluctuaciones monetarias y cualquier otro tipo de evento, que ponga en peligro el
reembolso a los acreedores del dinero otorgado en préstamo (11).
1.- Garantías reales. Las garantías reales tienen poca utilización y consisten en la afectación
de un determinado bien del deudor para garantizar el cumplimiento de la obligación:
bienes situados en el exterior, depósitos de oro o valores mobiliarios.
2.- Garantía personal. Compromiso adoptado por un tercero (avalista o fiador) de pagar las
sumas prestadas, en caso de no hacerlo el deudor, e.g. el aval que da la República a los
compromisos adquiridos por la municipalidades, empresas del Estado e institutos
autónomos.
3.-Garantía especial. El compromiso adquirido queda garantizado por la recaudación de
determinadas rentas públicas: derechos aduaneros, ingresos de monopolios fiscales, rentas
portuarias, etc. Este procedimiento ha sido históricamente desechado, por el daño que
causa a la soberanía nacional.
4.- Garantía contra fluctuaciones monetarias. Esta garantía tiende a proteger al prestamista
(tenedor) contra las depreciaciones monetarias. Por ello, en los contratos de empréstitos
suelen incluirse cláusulas que garantizan la estabilidad del dinero que se reembolsa a los
acreedores, para compensarlos de cualquier desvalorización que afecte sus intereses. Estas
garantías son de diversos tipos:
A.- Garantía de cambio. Aquélla en la que el servicio de la deuda se vincula al valor de
una moneda extranjera considerada fuerte y estable ($, €, £, ¥). Cuando se trata de
empréstitos internos, no quiere decir que el pago del servicio de la deuda se hará en
divisas, sino, que en caso de ocurrir una devaluación de la moneda nacional, los
tenedores de bonos públicos (acreedores) no se verían perjudicados.
B.- Cláusula oro. Consiste en la obligación a cargo del Estado de pagar la deuda
ajustada al precio internacional del oro. Como en el caso anterior, esta cláusula no
significa el pago en oro, sino la referencia a este metal como medida de valor para el
pago en moneda nacional.
C.- Cláusula de opción. Se le brinda al deudor el privilegio de elegir la plaza de pago o
el tipo de moneda.
D.- Empréstitos indexados. La indexación consiste en relacionar el valor del empréstito
al valor de la moneda, calculado éste último, bien en base al índice general de
precios, o bien en base al precio de ciertos productos y/o servicios (carbón,
electricidad, hierro, petróleo, etc.). Este sistema presenta dos ventajas principales
sobre los anteriores. En primer lugar, constituye una garantía más auténtica, en el
sentido de compensar la pérdida de valor de la moneda con la depreciación y no a
través de la devaluación; las variaciones del poder adquisitivo de la moneda, son más
el reflejo de la variación de los precios internos, que de las variaciones del tipo de
cambio extranjero. En segundo lugar, ayuda a cambiar la imagen del signo monetario
nacional, al conceder mayor confianza a la moneda nacional frente a la extranjera.
154
2.-Colocación por banqueros. En este caso el Estado conviene con una o varias instituciones
bancarias la colocación de los títulos en el mercado. En Venezuela, el Banco Central dentro
de las operaciones de mercado abierto, está facultado por su ley de creación (Art. 48, numeral
4), a comprar y vender en el mercado títulos-valores. (Gaceta Oficial, N° 38.232 del 20-07-
05)
3.- Venta en bolsas. En este caso, el Estado vende los títulos en la bolsa o mercado de valores a
medida que las necesidades lo exijan. Este procedimiento permite explorar las condiciones
del mercado, pero ofrece el inconveniente de su limitación, dado que la emisión de grandes
cantidades puede causar perturbaciones en el mercado bursátil.
4.- Licitación. Este procedimiento es el empleado generalmente en la colocación de las letras de
tesorería. Los títulos se ofrecen en licitación, a las instituciones bancarias, financieras y los
corredores de bolsa, adjudicándose según las ofertas más convenientes para el Estado.
La deuda pública
Toda operación de crédito público comporta dos elementos: empréstito y deuda. La deuda es
la obligación creada por el empréstito, por tanto, el Estado debe tomar las previsiones
correspondientes para el pago de su servicio (amortización e intereses).
La deuda pública total del gobierno central registrada al 31 de diciembre de 2016, de acuerdo
al Ministerio del Poder Popular de Economía, Finanzas y Banca Pública-Oficina Nacional de
Crédito Público, asciende a la cantidad de Bs. 1.482.300 millones (cifras preliminares calculadas a
un tipo de cambio de Bs 10 por USD), de los cuales, el 68,45% (Bs. 1.014.660 millones)
corresponden a deuda pública interna y el 31,55% a deuda pública externa (Bs. 467.640
millones, equivalentes a $ 46.764 millones). Este total representa 17,7 % sobre el Producto Interno
Bruto calculado a precios corrientes del año 2016 y estimado indirectamente (Bs. 8.375.233
millones).
“La Ley Especial de Endeudamiento para el Ejercicio Fiscal 2016, aprobada por la
Asamblea Nacional en Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6203 del 1 de diciembre de 2016,
determina el límite anual máximo del endeudamiento en bolívares y contempla los siguientes
rubros financieros:
1. La cantidad de CINCUENTA Y NUEVE MIL TRESCIENTOS TREINTA Y DOS
MILLONES SEISCIENTOS TREINTA MIL OCHOCIENTOS TREINTA Y NUEVE
BOLÍVARES SIN CÉNTIMOS (Bs. 59.332.630.839,00) o su equivalente en divisas al tipo
de cambio oficial, para la Contratación de Proyectos a ser ejecutados por los órganos o
entes que conforman el sector público, autorizados conforme al Decreto con Rango Valor y
Fuerza de Ley Orgánica de la Administración Financiera del Sector Público.
2. Así mismo, se establece un monto de TREINTA Y SEIS MIL QUINIENTOS NUEVE
MILLONES CUATROCIENTOS SETENTA Y SIETE MIL DIECISIETE BOLIVARES
SIN CENTIMOS (Bs.36.509.477.017,00) o su equivalente en divisas al tipo de cambio
oficial, destinado al Desembolso de Operaciones de Crédito Público, por concepto de
proyectos ejecutados, de acuerdo a las asignaciones presupuestarias descritas en la Ley de
Presupuesto Anual para el ejercicio económico financiero 2016.
3. Un monto destinado al Desembolso del Servicio de la Deuda Pública Externa e Interna
cuya cantidad asciende a OCHENTA Y SIETE MIL NOVECIENTOS TREINTA Y
NUEVE MILLONES SEISCIENTOS NOVENTA Y SEIS MIL SETECIENTOS
OCHENTA BOLIVARES SIN CENTIMOS(Bs. 87.939.696.780,00) o su equivalente en
divisas al tipo de cambio oficial.
4. Operaciones de contratación de crédito público destinadas al Refinanciamiento o
Reestructuración de la Deuda Pública Nacional, cuyo monto alcanza a SETENTA MIL
SETECIENTOS SESENTA Y TRESMILLONES SETECIENTOS NOVENTA Y UN MIL
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OCHENTA Y SEIS BOLIVARES SIN CENTIMOS (Bs. 70.763.791.086) o su equivalente
en divisas al tipo de cambio oficial.
5. Emisión de Letras del Tesoro, en circulación al cierre del ejercicio económico financiero
2016, y hasta un máximo de TREINTA Y UN MIL SEISCIENTOSTREINTA Y SEIS
MILLONES QUINIENTOS MIL BOLIVARES SIN CENTIMOS (Bs.
31.636.500.000,00)de conformidad a lo establecido en el artículo 80, numeral 1 y artículo 82
del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de la Administración Financiera
del Sector Público.
En conclusión, el Ejecutivo Nacional para el ejercicio económico financiero 2016,
fundamentará sus políticas de endeudamiento sobre la realización de acciones dirigidas al manejo
prudente y sostenible de la Deuda Pública Nacional, asegurándose:
1.-La disponibilidad de recursos para la inversión pública,
2.-Honrar de forma oportuna los compromisos y obligaciones de la República para el año
2016,
3.-Apoyar la actividad económica,
4.-Acentuar los programas de inversión social en base a los distintos Proyectos a ejecutar.
La economía venezolana para el ejercicio económico financiero 2016, prevé un clima
propicio para inversiones a realizar conforme a lo establecido en esta LEEA que se materializarán
en la modernización, fortalecimiento y apoyo a los sistemas institucionales que contribuyan, por
una parte, al mejoramiento del aparato productivo y por la otra, crear fuentes de empleo directo e
indirecto que beneficien al ciudadano.”
Con respecto al monto total de la deuda pública registrada del gobierno central para el año
2016 de $ 148.230 millones, debemos establecer algunas precisiones. Dentro de ese monto de $
148.230 millones se excluye, por razones metodológicas, la deuda financiera de PDVSA, el Fondo
Chino, los préstamos del BCV a los organismos públicos descentralizados, las expropiaciones de
empresas transnacionales y la deuda comercial de proveedores venezolanos (CADIVI), así como
otros pasivos no declarados. Según estimaciones del economista Asdrúbal Batista se calcula que
esos rubros no incluidos podrían alcanzar una cantidad similar al monto de la deuda registrada
del gobierno central. (http://prodavinci.com/2015/04/21/actualidad/a-cuanto-asciende-la-deuda-
total-de-venezuela/)
A continuación describiremos en primer lugar, las distintas clasificaciones de la deuda
pública y de seguidas, analizaremos sus diferentes formas de extinción.
Veremos las más importantes y particularmente aquellas que tienen utilidad para comprender
la legislación venezolana sobre la materia. (LOAFSP arts. 7, numeral 4 y 130, numeral 3)
1.- Deuda interna y externa. La deuda interna es aquella que se origina por la contratación de
empréstitos dentro del país. Comprende la emisión de Letras del Tesoro a corto plazo,
Bonos y otras obligaciones a mediano y largo plazo. La deuda externa se origina por
operaciones de crédito público realizadas en el exterior tanto por la emisión de títulos,
como por la apertura de créditos con instituciones internacionales de carácter financiero,
comercial e industrial (13).
3.- Deuda directa y deuda indirecta. La deuda directa se da cuando el gobierno central la
contrata, y obtiene consecuentemente los fondos respectivos, es, por tanto deudor
principal; mientras que la deuda indirecta, es la contraída por organismos distintos del
gobierno central, o entidades privadas a las cuales el Estado ha afianzado o avalado su
cumplimiento y que, por tanto, debe responder si el afianzado no cumple. (14)
4.- Deuda a corto, mediano y largo plazo. La deuda a corto plazo o como también se le
denomina deuda flotante, está constituida por las letras del tesoro, emitidas para corregir
desequilibrios transitorios de caja y cuya exigibilidad se produce generalmente en un
156
ejercicio presupuestario (Art. 77, numeral 1, ejusdem). En Venezuela, se ha venido
entendiendo por deuda pública flotante aquel conjunto de obligaciones a corto plazo
contraídas por los entes gubernamentales por encima de sus disponibilidades
presupuestarias y generalmente al margen de la ley (15). Como podrá notarse, el término de
deuda flotante es bastante impreciso, aunque Duverger (16), la define como aquella deuda
que se renueva cada vez a su vencimiento, convirtiendo las letras del tesoro en deudas
perpetuas o indefinidamente renovadas.
Amortización (18). La amortización del empréstito significa su reembolso o pago, no solamente del
capital adeudado, sino la carga por concepto de intereses. Pueden distinguirse tres clases de
amortización:
1.- Amortización obligatoria. En este caso el reembolso se efectúa en fecha determinada.
Puede hacerse globalmente, lo que sucede en general al vencimiento de los empréstitos a
corto plazo, o progresivamente, lo cual opera en los préstamos a mediano y largo plazo.
Para el caso de la amortización progresiva existen varios procedimientos. Así, en el método
de las anualidades terminales, el pago se hace mediante cuotas iguales y consecutivas de
amortización de capital e intereses, hasta saldar la totalidad de lo adeudado. Puede aplicarse
también el sistema de sorteo, según el cual, una parte de los títulos al ser sorteados
anualmente, son totalmente cancelados; por último, se suele recurrir a la licitación
procedimiento mediante el cual se efectúa el reembolso a aquellos inversionistas que hagan
la oferta más reducida para el rescate.
2.- Amortización facultativa. En este caso el Estado se reserva el derecho de amortizar o no el
empréstito y de fijar las fechas en que se hará efectiva tal amortización. En los empréstitos
perpetuos siempre existe la posibilidad de una amortización facultativa.
3.- Amortización indirecta. Es aquella que se produce mediante la emisión de papel moneda;
no constituye un verdadero método de reembolso, y conserva todas las desventajas de la
creación de dinero.
Conversión. Es la operación que tiene por objeto la transformación de un título del empréstito
viejo, por un título nuevo del mismo valor nominal, pero con una tasa de interés menor o,
eliminándose las ventajas especiales si las hubiere (privilegios fiscales). El objetivo que se persigue
con la conversión es la reducción de la carga por intereses o la supresión de una ventaja fiscal.
Incumplimiento de la deuda pública. Puede suceder que un Estado deudor, por motivos
deliberados o por carencia de recursos, incumpla alguna de las obligaciones contraídas al suscribir
el empréstito: reembolso, pago de intereses, plazo, etc. El incumplimiento de la obligación puede
revestir varias modalidades (18):
1.- Repudio de la deuda. Se trata de un acto unilateral mediante el cual el Estado niega la
obligación derivada del empréstito. Esta actitud quebranta la confianza y crédito del Estado.
2.- Moratoria y bancarrota. En estos casos el incumplimiento se produce por la carencia o
insuficiencia de fondos para atender debidamente las obligaciones contraídas por medio del
empréstito. Si se trata de un mero atraso transitorio y el pago se reanuda, tal situación se
157
denomina mora; por el contrario, si el atraso es prolongado, tal situación recibe el nombre
de moratoria (default). Por último se dice que existe bancarrota cuando el Estado
suspende indefinidamente los pagos por falta de capacidad financiera. A principios de siglo
(1903), las potencias europeas (Inglaterra, Alemania e Italia), ejercieron actos de fuerza
contra Venezuela, por haberse declarado el gobierno de Cipriano Castro en estado de
insolvencia para cumplir con los compromisos financieros contraídos con la banca europea.
Desde noviembre de 2017 la República y Petróleos de Venezuela inician el “default” o
moratoria de su deuda externa. Para la fecha (31-03-2018) hay bonos en período de gracia
y los tenedores tienen la esperanza de algún pago, aunque ya el gobierno acumula más
moratoria al no honrar el compromiso de 18 de sus títulos.
http://elestimulo.com/elinteres/aumenta-a-2-215-millones-el-monto-vencido-de-bonos-de-
deuda-venezolana/
158
NOTAS AL CAPÍTULO X
(1) DUE, John, Análisis Económico de los Impuestos. Ed. El Ateneo, 3 ed. Buenos Aires 1970.
pp. 481-82
(2) DUE, John et al., Análisis Económico de los Impuestos y del Sector Público. Ed. El Ateneo,
4 ed. Buenos Aires 1977. p. 215
DUE, John, Op. cit. pp. 481-86
MANKIV, N.Gregory. Principios de Economía. Ed. McGraw Hill. 1998. pp 496-503
ROSEN, Harvey. Public Finance. Ed. Irwin. McGraw Hill 4th. ed. Boston. 1995. pp. 457-474
HYMAN, Davis. Public Finance. Ed. South Western 10th ed. 2010. pp 499-504
BARRO, Robert "Are Government Bonds Net Wealth?" Journal of Political Economy. Vol. 82,
No. 6. Nov. - Dec., 1974, pp. 1095-1117.
(3) DUE, John et al., Op. cit. pp.216-18
DUE, John Op. cit. pp. 487-88, 495-97
ROSEN, Harvey Op. cit
(4) BUCHANAM, James, Públic Principles of Public Debt. Ed. Irwin, Ill. 1958
(5) DUE, John, Op. cit. pp. 490-93
DUE, John et al., Op. cit. 219-221
ROSEN, Harvey. Op. cit.
(6) DUE, John et al., Op. cit. 214-15
DUE, John Op. cit. p. 492
(7) DUVERGER, Maurice, Finances Publiques. Ed. PUF, 8 ed. Paris 1975. pp. 231-32
(8) VILLEGAS, Héctor, Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario. Ed. Depalma,
Buenos Aires 1972. p.343
(9) DUVERGER, Maurice, Op. cit. p. 152
(10) Ibid. pp. 154-57
(11) Ibid. p. 158
VILLEGAS, Héctor Op. cit. pp. 360-61
(12) Ibid. pp. 363-64
(13) OCEPRE, Aspectos Conceptuales y Metodológicos del Presupuesto Público Venezolano.
Ed. AVPP, 1 ed. Caracas 1987 p.102
(14) FARIÑAS, Guillermo, Temas de Finanzas Públicas, Derecho Tributario e Impuesto sobre la
Renta. Ed. Edime, 2 ed. Madrid 1980. p. 252
(15) Ibid. p. 253
(16) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal, La Reforma del Sistema Fiscal Venezolano:
Informe Final. Caracas 1983. pp. 363-64
(17) DUVERGER, Maurice, Op. cit. pp. 195-96 (18) Ibid. pp. 171-77
(18) VILLEGAS, Hector, Op. cit. pp. 366-67
159
XI
EL PRESUPUESTO PÚBLICO
Gran parte de las decisiones de los gobiernos se expresan a través de sus presupuestos
fiscales, no en vano se afirmaba en el pasado que el presupuesto fiscal es la expresión en términos
financieros de lo que el gobierno se propone realizar durante el periodo presupuestario, que por
regla general es de un año. Modernamente, no se concibe al presupuesto sólo como la expresión
financiera del plan de acción del gobierno, sino que abarca una concepción mucho más amplia,
integrándose a la planificación del desarrollo económico y social como uno de sus principales
instrumentos.
Desarrollaremos en este capítulo en primer lugar, los aspectos teóricos del presupuesto
público y en una segunda sección, las principales técnicas de programación y las fases del ciclo
presupuestario.
Planificación y presupuesto
El Sistema de planificación está integrado por varios instrumentos, cada uno de los cuales
cumple su función específica, complementaria con los demás. Los planes a largo y mediano plazo
deben ser ejecutados en el corto plazo a través de programas específicos de acción inmediata;
corresponde al Plan Operativo Anual la concreción de los requerimientos que exige la acción
inmediata. Uno de los componentes del Plan Operativo Anual es el Presupuesto del Sector
Público, a través del cual se procura la definición concreta de los recursos a obtener y la asignación
de los mismos en términos de gastos corrientes y de inversión, discriminados por programas y
actividades, y a nivel sectorial e institucional (1).
La elaboración del presupuesto-programa es el proceso fundamental que vincula el
ejercicio presupuestario con el plan de corto plazo. Tanto en éste como en el presupuesto, los
programas deben responder a las estrategias y objetivos de carácter macroeconómico pare el
conjunto de la realidad nacional, regional o local, pero, es en el presupuesto donde se indican los
recursos materiales que demandan las acciones y para cuya movilización se requieren de recursos
monetarios, que en definitiva son los que determinan las asignaciones presupuestarias a las diversas
instituciones del Estado. Así, el presupuesto, a través de todas las etapas de su proceso, resulta el
medio más idóneo para concretar y lograr el cumplimiento- en lo que le corresponde- de los
objetivos de los planes de desarrollo económico y social.
En Venezuela la utilización del presupuesto público como instrumento de planificación es
recogido por la Ley Orgánica de Administración Financiera del Sector Público, (LOAFSP. Gaceta
Oficial N° 40.311 de fecha 09-12-2013), Título II del Sistema Presupuestario, su artículo 10
establece: Los presupuestos públicos expresan los planes nacionales regionales y locales,
elaborados dentro de las líneas generales del plan de desarrollo económico y social de la Nación
aprobadas por la Asamblea Nacional, en aquellos aspectos que exigen, por parte del sector
público, captar y asignar recursos conducentes al cumplimiento de las metas de desarrollo
económico, social e institucional del país..
El Plan Operativo Anual Nacional deberá ser presentado a la Asamblea Nacional en la
misma oportunidad en la cual se efectúe la presentación formal del Proyecto de Ley de
Presupuesto...
160
Los principios del presupuesto
La importancia del presupuesto como instrumento regulador de las acciones del sector
público y la trascendencia que tiene en los diferentes órdenes de la actividad nacional, obligan, al
igual que cualquier técnica, que se rija por una serie de normas que garanticen su mayor
racionalidad. En la terminología de las finanzas públicas ellas se conocen como principios del
presupuesto.
Muchos son los principios enumerados por los diferentes tratadistas; sin embargo hemos
seleccionado, entre todos ellos, aquéllos que tiene mayor vigencia y ponen de manifiesto la vieja
controversia entre las finanzas clásicas y modernas: unidad, anualidad y equilibrio.
Este principio establece que todos los ingresos y gastos de un ente público deben figurar en
un solo presupuesto. Este principio por lo demás propio de las finanzas tradicionales se justificaba
por las siguientes razones (2):
1.- Permite apreciar si el presupuesto está equilibrado.
2.- Dificulta la realización de maniobras, como la simulación de economías o el
ocultamiento de gastos en cuentas especiales.
3.- Hace posible conocer la magnitud efectiva del presupuesto y la porción de las rentas
afectada por las erogaciones.
4.- Evita complicaciones y oscuridades, y
5.- Desde el punto de vista político, facilita el control parlamentario, que se vería dificultado
por las cuentas fraccionadas; al propio tiempo que posibilita la comparación del grado de
utilidad de los gastos, al enumerarlos en forma integral.
161
normas de la legislación presupuestaria. Existen además de los artículos 6 y 9, diversas normas de
carácter jurídico contenidas en la mencionada ley que le dan una coherencia formal y de contenido a
los presupuestos de los institutos autónomos, empresas del estado y otras entidades de derecho
público, permitiendo una relativa unidad del sistema presupuestario. Así por ejemplo, en el plano
formal, el Capítulo IV del Título II de la LOAFSP, señala las pautas técnicas del régimen
presupuestario de las Sociedades Mercantiles del Estado y otros entes descentralizados
funcionalmente con fines empresariales. De igual forma, en el plano de contenido, el artículo 69
ejusdem, establece la norma legal para la aprobación de los respectivos presupuestos por parte del
Presidente de la República en consejo de ministros (4). Como quiera que este sistema de
presupuestos múltiples dificulta la apreciación de gestión del sector público en general, la cuantía
de los fondos que éste maneja, y su influencia en la economía, la LOAFSP dispone en su artículo
75, la presentación del Presupuesto Consolidado del Sector Público antes del 30 de Mayo del año
en curso.
Buena parte de las entidades autónomas, sociedades y otras personas jurídicas dotadas de
relativa autonomía financiera, han sido creadas en virtud de la excepción del principio de unidad, el
cual exige que todos los gastos e ingresos del tesoro público figuren en el presupuesto fiscal. Hay
opiniones divergentes con respecto a esta materia, existen quienes argumentan que el
incumplimiento del principio de la unidad del presupuesto ha llevado a la creación de un sin número
de organismos, haciendo progresivamente más difícil la visión global y comprensiva de los gastos e
ingresos públicos. Otros, consideran que la integración de estos organismos en el presupuesto del
gobierno central entrañaría difíciles situaciones que corregir, engendradas entre otras, por la
evolución de la concepción clásica del Estado hacia una más moderna, donde actúa en el mismo
plano de igualdad que los particulares.
Existen ciertos ramos de ingresos a los cuales se les ha desafectado de la unidad del tesoro. El
artículo 34 de la LOAFSP, señala cuales ramos de ingresos podrán ser afectados para fines
específicos. La afectación especifica de recursos refleja, en parte, el deseo de hacer que un
determinado impuesto sea más aceptable por los contribuyentes, asignándolo a una finalidad con
fuerte apoyo popular: impuesto sobre la gasolina destinado exclusivamente en algunos países a la
construcción y mantenimiento de autopistas. Algunos autores son de la opinión que es más fácil
emprender y expandir una actividad utilizando un financiamiento de esta manera, que si se incluye
en el presupuesto general. La principal objeción a esta práctica, consiste en la rigidez presupuestaria
que el mecanismo implica. El poder legislativo tiene las manos atadas en cuanto a la asignación
específica de los recursos. La flexibilidad para adaptarse a condiciones y preferencias cambiantes se
reduce en gran medida, y además, no confiere mayores posibilidades a los congresistas de expresar
sus preferencias, cercenando de hecho su libertad (5).
La falta de flexibilidad de los ingresos públicos también puede ser observada en Venezuela,
además de la limitación ya señalada, en la inmovilización de grandes recursos estimados en 54,68%
(10,5 % del PIB) del gasto total del Gobierno Central para el año 2016. Estos gastos rígidos llegan
a representar el 59% (Las cifras en millones de bolívares provienen de las siguientes operaciones
aritméticas: Gastos Rígidos÷Total de Gastos= 846.812÷1.548.574x100%=54,68%; Gastos
Rígidos÷Ingresos Corrientes = 846.812÷1.424.125x100%=59,46 %) del total del ingreso corriente, es
decir, tres bolívares de cada cinco, están destinado a gastos preestablecidos, (Exposición de Motivos del
Proyecto de Ley de Presupuesto para el Año 2016, pp. 132-139) que por razones legales, económicas,
sociales y financieras no se puede cambiar su destino final. Así tenemos, entre las más importantes
las siguientes disposiciones legales:
1.- Del total de ingresos ordinarios estimados, un monto no menor del 15 % será destinado a
financiar la partida de Situado, establecido de acuerdo al artículo 167, numeral 5 de la
Constitución Bolivariana.
2.- Un porcentaje proveniente del ingreso ordinario petrolero adicional debe destinarse al
Fondo de Inversión de Estabilización Macroeconómica (FIEM), calculado después de
deducida la suma correspondiente al situado constitucional, la parte correspondiente que
debe transferirse a los Estados según la Ley de Asignaciones Económicas Especiales para
162
los Estados Derivadas de Minas e Hidrocarburos y la porción de ingresos que dispone la
Ley Orgánica de Creación del Fondo de Rescate de la Deuda Pública de Venezuela; todo de
conformidad a lo dispuesto en la Constitución Nacional en su artículo 321, la LOAFSP:
Título III, Capítulo I Del Fondo de Inversión de Estabilización Macroeconómica, y la Ley
Orgánica de Creación del Fondo de Rescate de la Deuda Pública de Venezuela, artículos 2,
3 y 4 (Gaceta Oficial de fecha 5- 12- 1997. N° 36.349)
3.- Asignación Económica Especial en beneficio de los estados y el Distrito Metropolitano de
Caracas, derivada de las minas e hidrocarburos, constituida con el equivalente de un
porcentaje mínimo de veinticinco por ciento (25%) del monto de los ingresos fiscales
recaudados durante el respectivo ejercicio presupuestario, por conceptos de tributos
contemplado en la Ley de Hidrocarburos y la Ley de Minas, una vez deducidos de dichos
ingresos el porcentaje correspondiente al Situado Constitucional; todo ello conforme lo
establecido por la norma constitucional en el artículo 156, numeral 16 y Ley de
Asignaciones Económicas Especiales para los Estados y el Distrito Metropolitano de
Caracas derivados de Minas e Hidrocarburos (Gaceta Oficial, N° 37.086 del 27-11-
2000), en su artículo 2.
4. Aportes en divisas provenientes del remanente de las reservas internacionales
administradas por el BCV (Arts. 113 y 114 de la Ley BCV Gaceta Oficial, N° 38232 del 20-
7-2005), que se obtengan por concepto de exportaciones de hidrocarburos, deberán ser
transferidas al Fondo de Desarrollo Nacional (Gaceta Oficial, N° 38261 del 30-08-2005)
para el financiamiento de proyectos de inversión productiva en la economía real y en la
educación y la salud; el mejoramiento del perfil y saldo de la deuda pública; así como, la
atención de situaciones especiales y estratégicas.
5. Recursos en divisas provenientes de la aplicación de la contribución especial por concepto
de exorbitantes precios petroleros, calculados cuando el barril de petróleo supere la barrera
de los $ 40 previstos en la Ley de Presupuesto del respectivo ejercicio fiscal, los cuáles
serán destinados al Fondo de Desarrollo Nacional [FONDEN] (Decreto-Ley de Reforma
parcial que crea la Contribución Especial por precios extraordinarios y precios
exorbitantes en el mercado internacional de hidrocarburos. Gaceta Oficial N° 40114 de
fecha 20 de febrero de 2011)
6. Recursos que se establecerán en una partida de la Ley de Presupuesto anual, bajo la
denominación Fondo de Compensación Interterritorial (FCI), cuyo monto será aprobado
por la Asamblea Nacional en un porcentaje no inferior al quince por ciento del ingreso real
estimado por concepto del Impuesto al Valor Agregado y de la Ley de asignaciones
económicas Especiales. (Ley Orgánica del Consejo Federal de Gobierno. Gaceta Oficial
Extraordinaria N° 5963 de fecha 22/02/2010)
7.- La Ley de Universidades en su artículo 13 indica que del total de rentas contemplado en la
Ley de Presupuesto, se destinará anualmente una partida global para su financiamiento no
menor al 1 1/2 %.
8.- El Instituto Venezolano de los Seguros Sociales y el Instituto Nacional de Capacitación
Educativa en las leyes que rigen el funcionamiento de esas instituciones, prevén aportes
obligatorios del Estado al presupuesto de gasto de dichos organismos (Arts. 69 y 10 de las
leyes del Seguro Social y del INCE respectivamente).
9- Asignación para el Fondo Nacional de los Consejos Comunales, creado por Gaceta Oficial
Extraordinaria N° 5.806 de fecha 10 abril de 2006, con el propósito de financiar proyectos
comunitarios, sociales y productivos.
10.-Asignaciones presupuestarias a Órganos con Autonomía Funcional como: Asamblea
Nacional, Contraloría General de la República, Consejo Nacional Electoral, Tribunal
Supremo de Justicia, Ministerio Público, Procuraduría General de la República, Defensoría
Pública, Defensoría del Pueblo, y Superintendencia Nacional de Auditoría Interna.
163
11.-Finalmente, y en este mismo orden de ideas, es importante destacar la inclusión en el
proyecto de Ley de Presupuesto, de una serie de créditos presupuestarios que tienen por
finalidad financiar compromisos ineludibles de carácter nacional e internacional contraídos
por la República: (Rectificaciones al Presupuesto; Nómina del Gobierno Central; Fondo de
Ahorro Intergeneracional (Arts. 155 y 192 LOAFSP); Leyes Programa; Servicio de la
Deuda Pública; Fondo Especial de Jubilaciones (artículo 23 de la Ley del Estatuto Sobre el
Régimen de Jubilaciones y Pensiones de los Funcionarios o Empleados de la
Administración Pública Nacional, de los Estados y de los Municipios); Aportes a
Organismos Internacionales; Ley de Política Habitacional; Sistema de Justicia; etc.
Este principio significa que el presupuesto debe ser previsto para un período determinado,
que ordinariamente es de un año. El tiempo que rige el presupuesto es el llamado año económico,
ejercicio presupuestario o año fiscal. Para comprender la significación práctica de la anualidad
presupuestaria conviene conocer los motivos que condujeron a la adopción de esta regla: a partir del
siglo XVII y por influencia de las prácticas británicas, el carácter anual del presupuesto llegó a
constituir un principio indiscutido de las finanzas clásicas. Contribuyeron a su afianzamiento
argumentos de orden político, ya que el sistema robustecía la facultad parlamentaria de controlar al
ejecutivo, de modo tal que la práctica iniciada de voto anual del impuesto, se transformó en un
medio efectivo de conocer, vigilar y limitar la acción general del gobierno en la democracia clásica.
La influencia ejercida por los principios liberales de la revolución francesa y la difusión de las
instituciones políticas inglesas resultaron factores predominantes en la generalización del principio
de la anualidad presupuestaria.
Al lado de los razonamientos meramente políticos, el principio de la anualidad del
presupuesto se convirtió en una regla desde el punto de vista financiero, al proveer a los Estados
clásicos la posibilidad de hacer previsiones anuales, en forma detallada de gastos e ingresos del
Estado, a fin de evitar el despilfarro y establecer un orden contable si se quiere de las cuentas del
Estado. La anualidad se manifiesta desde un punto de vista práctico: porque corresponde a un ritmo
esencial de la vida social y a la división fundamental del tiempo adoptado por los hombres. De otro
lado, porque coincide precisamente con el periodo financiero que establecen las empresas privadas.
En fin, el año es un periodo suficiente breve para que las previsiones tengan cierto valor y
suficientemente largo para introducir una continuidad relativa en la vida financiera.
En Venezuela el principio de la anualidad del presupuesto está consagrado en el artículo 313
de la Constitución Nacional y el artículo 8 de la LOAFSP, en los cuales se establece el principio de
la anualidad presupuestaria y la vigencia del ejercicio presupuestario, el cual se inicia el primero de
enero y termina el treinta y uno de diciembre de cada año.
Dificultades de aplicación. No siempre existe una aplicación rigurosa del principio de anualidad
presupuestaria; existen excepciones que se convierten en regla, ocasionando distorsiones que hacen
en realidad que el presupuesto rija para periodos menores o superiores a un año.
1.- Reconducción del presupuesto. Puede ocurrir que el presupuesto rija para lapsos menores
a un año, un presupuesto de tres meses por ejemplo, caso excepcional y que sólo se puede
presentar en el llamado presupuesto reconducido. En efecto, puede presentarse el caso en
que, llegado el primero de enero no hayan sido autorizados los gastos por el poder
legislativo en el presupuesto ordinario y por tanto se ponga en vigencia un presupuesto
global por un lapso tres meses, mientras se aprueba de manera definitiva el presupuesto
que está en discusión en la Asamblea Nacional, y evitar de esta manera la paralización de
las actividades gubernamentales por el tiempo en que demore la sanción legislativa
(artículos 39 y sgtes. LOAFSP). Este sistema es políticamente peligroso. El voto del
presupuesto constituye en efecto un medio eficaz de presión de la Asamblea Nacional sobre
164
el ejecutivo: la discusión del presupuesto es una prueba difícil para el gobierno. La
reconducción del presupuesto precedente disminuye ciertamente esta presión y pone a
disposición del poder ejecutivo la peligrosa opción de ejecutar un presupuesto sin la apro-
bación del parlamento. De igual manera, la reconducción del presupuesto no es más que un
medio de excepción parcial en los regímenes democráticos (7).
2.- Los Créditos Adicionales. Cuando las previsiones presupuestarias son inexactas, ya que ha
habido una sobre estimación de los créditos presupuestarios, ninguna dificultad surge: se
anula total o parcialmente la porción excedentaria del crédito por medio de la denominada
insubsistencia, que es una modificación presupuestaria que provoca rebaja a los créditos
del presupuesto de gastos. Sin embargo, esta hipótesis es bastante rara: es la posición
inversa la que se produce la mayoría de las veces, por lo que los gobiernos tienen la
tendencia a subestimar las evaluaciones de los créditos con el deliberado propósito de no
inquietar a la opinión pública y de obtener más fácilmente la aprobación parlamentaria. Por
lo tanto es necesario corregir el presupuesto a todo lo largo del año por la vía de los
créditos adicionales. Los créditos adicionales son doblemente peligrosos, tanto desde el
punto de vista político como financiero. Desde un punto de vista político, los créditos
adicionales son un medio de disminuir el poder presupuestario de la Asamblea Nacional.
Financieramente, el desarrollo de los créditos adicionales presenta graves inconvenientes.
Pueden comprometer el equilibrio presupuestario de una forma anárquica y desorganizada.
Aún cuando la ley obliga indicar para un nuevo crédito adicional los ingresos por los cuales
será financiado, esta práctica o disposición es desviada estipulando simplemente que los
créditos adicionales serán imputados sobre los recursos de la tesorería, que en fin de
cuentas no significa nada (8). Así, en Venezuela la Constitución en su articulo 314, señala la
posibilidad de decretar créditos adicionales al presupuesto, para gastos necesarios no
previstos o cuyas partidas resulten insuficientes y siempre que el tesoro cuente con recursos
para atender a la respectiva erogación. Del mismo modo, la LOAFSP en su artículo 52 y en
el Reglamento N° 1 de la ley, consagra y establece las pautas de aplicación de la norma
constitucional sobre los créditos adicionales y otras modificaciones al presupuesto.
De otro lado, sólo podrá hacerse uso de los créditos adicionales, tan pronto como sea
agotada la partida de Rectificaciones al presupuesto, la cual se establece en el artículo 53
ejusdem. Pudiéramos decir que esta por demás deplorable práctica, además de vulnera la
coherencia entra plan y presupuesto, contribuye a la ruptura del equilibrio presupuestario y
agrava las presiones inflacionarias sobre la economía.
3.- Créditos Plurianuales. Los presupuestos plurianuales son otro medio para atenuar los
inconvenientes de la anualidad: corresponde al presupuesto bienal que se utilizó en Francia
con diversas modalidades. Este presupuesto encuentra su justificación por dos razones, una
de carácter técnico y otra económica. Técnicamente, el Estado moderno se encuentra al
frente de una serie de actividades en la cual la ejecución abarca varios años y donde el costo
total de la inversión debe ser previsto, evaluado y aprobado como un todo antes de iniciar
los trabajos: por ejemplo los programas de grandes trabajos públicos y de inversiones. Es el
caso de las obras concernientes al Metro de Caracas, Valencia, Mérida, Los Teques y
Maracaibo; el Plan Ferroviario; el eje fluvial Orinoco-Apure; el Proyecto Hidroeléctrico
Caruachi para la región guayana; la represa Quibor-Yacambú para los estados centro-
occidentales; Planta Termoeléctrica Ezequiel Zamora; Planta Hidroeléctrica Masparro;
Desarrollo Uribante-Caparo; Saneamiento Ambiental Integral Lago de Maracaibo;
Acueducto bolivariano para el estado Falcón, etc. De otro lado, la dependencia del
presupuesto en relación a la economía, característica de las finanzas públicas modernas,
hacen muy estrecho la anualidad tradicional. Allí, es necesario previsiones y decisiones a
largo plazo. El ritmo de la economía es mucho más largo que el año y el presupuesto debe
más o menos seguirlo. Tales son las justificaciones de la existencia leyes especiales,
denominadas ley-programa, que son leyes independientes del presupuesto y que contienen
165
un plan o programa de realización a largo plazo, previendo al propio tiempo su
financiamiento en cada uno de los ejercicios afectados (9). Así tenemos que en la LOAFSP
en sus artículos 19, 25, 77 (numeral 3 y 85), se establecen las normas para la contratación
del total de obras, servicios y adquisiciones de que se trate, con la indicación expresa de
incluir en los sucesivos ejercicios presupuestarios los correspondientes créditos a los
compromisos anuales que se hayan convenido.
4.- Presupuestos Cíclicos. La idea de estos presupuestos consiste en prescindir de los
presupuestos aisladamente considerados en periodos anuales, para reemplazarlos por otros,
tomando en cuenta los periodos cíclicos de la economía. Los excedentes producidos en los
periodos de prosperidad son aprovechables en los periodos de depresión para financiar los
déficits recurrentes. Esta finalidad puede ser cumplida mediante tres procedimientos
técnicos (10):
A.- Constitución de reservas. Según la concepción cíclica es conveniente aprovechar los
periodos de prosperidad para crear excedentes o reservas, mediante la intensificación de
los tributos y, si fuera necesario, la reducción de los gastos: las reservas así constituidas
se utilizarían en las épocas de crisis, haciendo posible la reducción impositiva o el
aumento de los gastos públicos. La aplicación de esta política presenta algunas
dificultades ya que existe gran tentación por parte del parlamento de dilapidar estas
reservas. Para asegurar su conservación se ha previsto la constitución de fondos de
reservas autónomos, como es el caso de los Fondos de Estabilización Macroeconómica
y de Ahorro Intergeneracional, previstos en la Constitución Bolivariana y el Fondo de
Desarrollo Nacional, a los cuales, se le pueden asignar recursos específicos por vía de
la afectación de los ingresos fiscales provenientes de la industria de hidrocarburos.
B.- Créditos de anticipación. Esta técnica, vinculada con la teoría del déficit sistemático,
se propone combatir los efectos adversos de la coyuntura mediante la realización de
grandes obras públicas financiadas por empréstitos o anticipos del Tesoro. La deuda
emitida seria amortizada por los presupuestos en los periodos de prosperidad o
imputada a los fondos de reserva constituidos; de allí, que los créditos otorgados serian
verdaderos anticipos sobre los excedentes de las épocas prósperas, lo cual justifica la
denominación del procedimiento.
C.- Amortización alternada. Esta última técnica consiste en variar los vencimientos de la
deuda pública en función del ciclo económico. Se utilizarán los excedentes
presupuestarios en los periodos de prosperidad para reembolsar los empréstitos
contratados; al contrario, en periodos de depresión, no se realizará ninguna
amortización de la deuda a fin de aliviar en el presupuesto la carga de su servicio y así,
poder hacer frente a los desembolsos de otros gastos más necesarios, reanudándose los
pagos en futuros ejercicios fiscales más favorables. Pudiera ilustrarse la aplicación de
esta técnica en la autorización o facultad que tiene el ejecutivo de realizar pagos al
capital de la deuda pública, conforme lo establece Ley Orgánica de Creación del Fondo
de Rescate de la Deuda Pública de Venezuela.
El principio del equilibrio presupuestario constituye la regla de oro del pensamiento clásico
sobre las finanzas públicas: No gastar más de lo que se gana. El déficit presupuestario estaba
proscrito; sin embargo, las modernas teorías de las finanzas públicas no admiten más el carácter
sacrosanto del equilibrio presupuestario, más por el contrario, se pretende rehabilitar el déficit con
el nombre de déficit sistemático. No quiere decir esto que se rechaza terminantemente el principio
del equilibrio financiero, sino que éste se inscribe en el contexto del equilibrio económico general,
donde el financiero es tan sólo un componente. En Venezuela, al igual que muchos países, se
respeta el equilibrio presupuestario, al prohibirse de manera expresa a los organismos del sector
166
público la formulación de presupuestos deficitarios (Art. 16 LOAFSP) (Ésta disposición, a nuestro
juicio, es engañosa, porque recurre al endeudamiento por ingresos extraordinarios para
equilibrar al presupuesto, sin diferenciar el carácter estructural o coyuntural del déficit, ni
establecer parámetros entre el monto total de la deuda, el déficit presupuestario y su relación con
el PIB.)
La doctrina clásica sobre el déficit. Debemos recordar que los clásicos consideraban perjudicial la
intervención del Estado en la actividad económica. Su participación, según ellos, lejos de traer
beneficios, comportaba elevados sacrificios (cargas fiscales) y su acción era perturbadora e
ineficiente. Por ello, eran partidarios de limitar los gastos a un mínimo. La ruptura del equilibrio
presupuestario se produce cuando los gastos son mayores que los ingresos. Este déficit, según los
clásicos, obligaba al Estado a cubrir el descubierto por medio de: empréstitos, créditos de tesorería
y emisión de papel moneda.
1.- La utilización de los empréstitos para enjugar el déficit, aumenta el gasto público en los
presupuestos venideros, al incorporar al servicio de la deuda como nuevo gasto. Así, el
déficit tiende a aumentar, apareciendo nuevamente la necesidad de acudir a nuevos
endeudamientos, con el agravante de quizás no encontrar nuevos préstamos y de ser
obligado a declarar una moratoria (cesación de pagos de capital e intereses) por los
empréstitos ya contratados, es decir a plantear la bancarrota.
2.- Si el déficit fuese financiado por la emisión de papel moneda, el peligro inminente es la
inflación. El aumento de la liquidez por vía de la emisión de papel moneda, sin un
incremento correlativo de producción de bienes y servicios, provoca una depreciación del
valor real de la moneda. La inflación provocada por un incremento de la masa monetaria,
debido a su vez por el incremento de la emisión de papel moneda, conduce a un aumento
de los gastos del Estado, a un incremento del déficit, y a la necesidad de recurrir a nuevas
emisiones de moneda, en fin a la espiral inflacionaria.
El argumento de los clásicos frente a los peligros del déficit no está exento de críticas. El
financiamiento del déficit por vía de los empréstitos no conduce a un endeudamiento criónico. Si
los recursos de la deuda son invertidos por el Estado en obras reproductivas, el crecimiento del
ingreso nacional, de la producción y del empleo serán mucho mayores a la cuantía de la inversión
pública financiada por deuda (teoría del multiplicador). Por ello, será fácil al Estado garantizar el
servicio de la deuda por vía del aumento de los ingresos fiscales, resultantes del crecimiento de la
economía en situación de desocupación de los factores. Las operaciones de crédito público,
atendiendo a este criterio, deben estar dirigidas al financiamiento de obras de naturaleza
reproductiva; atender casos de evidente necesidad o de conveniencia nacional y cubrir necesidades
transitorias de tesorería (Art. 312 de la Constitución Nacional, y 78 LOAFSP). Por otro lado, el
financiamiento del déficit por vía de emisión de papel moneda, si bien presenta los peligros del
desencadenamiento de la inflación señalado por los clásicos, la autoridad monetaria podría hacerle
frente mediante el empleo de una política monetaria restrictiva; sin embargo, la experiencia en este
sentido no ha sido del todo provechosa. De otro lado, la mala experiencia que acarreó la utilización
de la creación de dinero como fuente de financiamiento en situaciones de pleno empleo, ha
anulando su posibilidad de utilización, particularmente, en tiempos de recesión, donde se justifica
por no reducir el gasto privado.
La teoría moderna del equilibrio económico. La teoría moderna del equilibrio económico, no
descarta la idea clásica del equilibrio presupuestario, considerada por ellos de manera aislada, sino
que la sitúa en medio de la vida económica y social: de qué sirve mantener al presupuesto
equilibrado si por otro lado se padece de desequilibrios más serios y peligrosos como una balanza
de pagos deficitaria. ¿No se justificaría un aumento del gasto público a costa del déficit, para
estimular las exportaciones o para desarrollar producción nacional que sustituya importaciones? El
167
equilibrio financiero forma parte del equilibrio económico, ambos se complementan, pero no es
condición sine-qua-non para que exista equilibrio económico, alcanzar primeramente el equilibrio
financiero. El primero puede lograrse en ausencia del segundo.
La utilización del déficit como instrumento de política económica fue desarrollada hace más
de sesenta años por el economista inglés Sir William Beveridge (12), sobre las base del también
economista inglés Lord Maynard Keynes. La doctrina del déficit sistemático (déficit spending),
como ha dado en llamarse el uso del déficit presupuestario como medio de lograr la expansión
económica en periodos de desempleo, sirve para reactivar a una economía estancada.
Según Keynes, una de las fuentes fundamentales del desequilibrio no sólo económico sino
social es el desempleo: el desempleo ocasiona una pérdida sustancial del poder de compra de un
país. El desequilibrio se traduce en una pérdida del poder adquisitivo de la masa de desempleados.
Ante la ausencia de respuestas del sector privado, el Estado a través del aumento del gasto público
debe interceder para estimular la demanda global. El aumento del gasto público materializado por la
demanda de bienes y servicios, los pagos por transferencias y subsidios o por grandes inversiones
en obras públicas, estimulará de manera decisiva el aparato productivo. Paralelamente, debe
brindársele a la industria privada, ventajas fiscales como: reducción de tasas impositivas,
exoneraciones, desgravamenes, etc. de manera de permitir cierto nivel de excedentes que puedan ser
canalizados para el financiamiento de las actividades productivas y la ampliación de la capacidad de
producción. De otro lado, la reducción de las tasas impositivas a nivel de consumidores favorecerá
el aumento de la capacidad de compra y estimulará el ahorro. Esta situación, tiende a disminuir la
percepción de recursos públicos y a recurrir al endeudamiento (empréstitos) para equilibrar el
presupuesto, reorientando de esta manera las sumas ahorradas por los particulares hacia inversiones
de carácter reproductivo.
Indudablemente la puesta en marcha de esta política coloca a las finanzas públicas en
situación deficitaria, sin embargo es este déficit, el que permite aumentar la producción, la renta y el
empleo. De otro lado, una vez alcanzados los objetivos de creación de empleo y de renta, por acción
del multiplicador de la inversión, el retorno al equilibrio presupuestario es casi automático. El
aumento del consumo y de la inversión privada, a causa del aumento del gasto público, provoca de
un lado, un aumento de los ingresos públicos, por vía de una mayor recaudación impositiva, y una
disminución del gasto público, al reducirse los subsidios y transferencias a los desempleados. Este
movimiento tiende a compensar de manera natural el equilibrio financiero.
Una vez que la economía ha sido reactivada, el presupuesto extraordinario de gastos públicos
y las medidas de estimulo impositivo deben cesar. El equilibrio presupuestario debe ser
reestablecido, de lo contrario se alentaran tensiones inflacionarias, en la medida en que el
crecimiento de la demanda global comience a ejercer presiones sobre el nivel de los precios.
Debemos tener indicadores que alerten los peligros de continuar la política del déficit sistemático.
En efecto, la disminución del desempleo y la utilización plena de los recursos ociosos nos dará la
pauta a seguir. El afinamiento de las técnicas de análisis económico, en particular de la contabilidad
social brindan el camino y la prudencia con que se debe utilizar esta política.
Hemos señalado que el déficit puede tener un efecto expansivo sobre la demanda, que
permita la consecución de un mayor nivel de actividad económica y, en definitiva, de ocupación o
empleo de los recursos. Pero, a sensu contrario, el déficit encierra potenciales efectos negativos a
largo plazo, que pueden anular el efecto positivo anterior, al posibilitar, además del aumento de la
tasa de inflación, otras consecuencias adversas tales como: aumento de los tipos de interés, la
introducción de elementos perturbadores en las expectativas económicas, el desplazamiento o
sustitución de parte del gasto privado por un mayor gasto público (efecto de expulsión o
desplazamiento), el agravamiento de la balanza de pagos, etc. (13).
168
TÉCNICAS DE PROGRAMACIÓN Y FASES DEL CICLO PRESUPUESTARIO
Técnicas de programación
Las dificultades del presupuesto tradicional fueron reconocidas durante décadas, se hicieron
muchas sugerencias para corregirlas y algunas tentativas fueron propuestas. El enfoque principal, en
términos de organización presupuestaria, fue la sustitución del tradicional ministerio y del énfasis
del gasto en lo que se compra, por el presupuesto programa.
El programa pone mayor atención en primer lugar, en las cosas que un gobierno obtiene, en
el resultado final, como por ejemplo, la eliminación de la marginalidad, el suministro de agua
potable a las poblaciones urbanas, la electrificación rural, la disminución del analfabetismo, el con -
trol de las enfermedades endémicas, la construcción de viviendas de interés social, etc. El programa
de construcción de autopistas, no es sólo su construcción, sino permitir un medio de transporte
rápido y seguro para un elevado número de personas.
En segundo lugar, el presupuesto por programas, relaciona las distintas producciones o
programas y los insumos que las mismas requieren. La actividad de cada ministerio se clasifica en
programas, que a su vez se sub-dividen en sub-categorías (subprograma, actividad o proyecto, tarea
u obra). Cada programa resume un conjunto de acciones tendentes al logro de una determinada
producción terminal conforme al objetivo establecido.
Las principales ventajas de un presupuesto estructurado por programas son (15):
Es un instrumento de política económica, de planificación a corto plazo y de
racionalización administrativa.
Permite delimitar responsabilidades, ya que a nivel de cada programa existen unidades
ejecutoras responsables.
Ofrece una base más racional para la evaluación de los requerimientos financieros de
las dependencias públicas por parte de la oficina central del presupuesto y de la
Asamblea, al concentrar la atención en las cosas que el gobierno realiza en vez de lo
que adquiere.
169
Posibilita el establecimiento de coeficientes de medición, al presentar mejor
información sobre costos y beneficios que facilitan el control de resultados.
En Venezuela está vigente el presupuesto por programas desde el 30-7-76, como instrumento
de planificación, gobierno y administración, sustituyendo de esta manera la concepción tradicional
del presupuesto, donde se enfatizaba en lo que el gobierno gastaba en lugar de lo que éste pretendía
realizar. La Constitución de 1999 (Art. 313) y la LOAFSP en su artículo 14 y 32, dan continuidad a
la metodología del presupuesto por programas, al requerir la identificación de la producción de
bienes y servicios que cada uno de los organismos ordenadores se propone alcanzar en el ejercicio y
los créditos presupuestarios correspondientes. Adicionalmente, el reglamento N° 1 de la LOAFSP
en su artículo 2, determina que los órganos y entes sujetos a la Ley Orgánica de la Administración
Financiera del Sector Público, formularán y aplicarán la técnica de elaboración del presupuesto por
programas y las categorías equivalentes a programas, subprogramas, proyectos, actividades y obras,
y la aplicarán en las restantes etapas o fases del proceso presupuestario, de conformidad con las
instrucciones que al efecto dicte la Oficina Nacional de Presupuesto. (Para el ejercicio fiscal 2006,
la ONAPRE cambió la formulación presupuestaria de la Administración Pública Centralizada y
Descentralizada del Presupuesto por Programas y Realizaciones a una nueva técnica conocida
con el nombre de Presupuesto por Proyectos y Actividades Centralizadas, muy similar a la
anterior, aunque a juicio de los proyectistas, más simple y específica. En todo caso, la
implantación de la nueva técnica presupuestaria se hace de acuerdo al marco legal existente, se
ajusta a los intereses del poder ejecutivo, pero no corrige los vicios de formulación del presupuesto
programa y más aun, deja de lado 30 años de experiencia.)
170
Fases del ciclo presupuestario
El derecho de los representantes del pueblo a decidir la cuantía y composición de los ingresos
y gastos públicos va estrechamente unido al nacimiento de la propia institución presupuestaria. Esta
atribución conferida al parlamento de aprobar el presupuesto estatal está consagrada como principio
constitucional. En Venezuela el articulo 313 de la Constitución Nacional establece la obligación
que tiene el ejecutivo de presentar a la Asamblea el proyecto de ley de presupuesto. Asimismo, el
artículo 38 de LOAFSP, fija como fecha de presentación del proyecto de ley por ante la Asamblea
Nacional antes del quince de octubre de cada año.
Es competencia del poder legislativo la discusión y aprobación de proyecto de presupuesto
para el gobierno central; no así los presupuestos de los entes de la administración descentralizada,
los cuales son aprobados por el Presidente de la República en consejo de ministros. De lo señalado
en el parágrafo anterior se desprende que una parte sustancial de los recursos que maneja el sector
público y donde precisamente está el grueso de las inversiones que realiza dicho sector, escapan del
ámbito de aprobación y discusión del parlamento. No obstante, para fines informativos se envía a la
Asamblea Nacional el Presupuesto Consolidado del Sector Público (Art. 75 LOAFSP)
La ejecución del presupuesto
171
La ejecución de la ley de presupuesto corresponde a la tercera fase por la cual atraviesa la
vida de un presupuesto y es la más importante, porque es la puesta en práctica de dicha ley, por
parte del poder ejecutivo. Los presupuestos tienen vigencia para un periodo de duración regular,
comúnmente un año. Este periodo presupuestario coincide regularmente con el año calendario, pero
pueden darse excepciones a esta regla (Reino Unido, Estados Unidos, etc.). Con posterioridad al 31
de diciembre no podrán asumirse compromisos con cargo al ejercicio que se cierra en tal fecha, y
los créditos presupuestarios no afectados por compromisos caducarán sin excepción (Art. 56,
LOAFSP).
Durante la ejecución del presupuesto pueden ocurrir modificaciones a los gastos tanto de
orden externo como interno; las primeras se refieren a los créditos adicionales decretados por el
ejecutivo, previa autorización del parlamento, para cubrir gastos necesarios no previstos, o créditos
presupuestarios insuficientes. Las de carácter interno, consiste en la utilización de las denominadas
rectificaciones al presupuesto, para atender gastos imprevistos que se presenten en el transcurso del
ejercicio o para aumentar los créditos presupuestarios que resulten insuficientes. El traspaso de
créditos es la otra modificación de orden interna y que puede ser utilizada por el Presidente de la
República, en consejo de ministros, previa aprobación de la Asamblea Nacional (Reglamento N° 1
LOAFSP) (21).
Control
El gobierno necesita fiscalizar las operaciones a que da lugar la ejecución del presupuesto,
para conocer su alcance y poder introducir oportunamente las enmiendas y los cambios de rumbo
que las circunstancias aconsejen.
Existen diversos tipos de control, atendiendo tanto al órgano encargado de efectuarlo como a
la finalidad perseguida con el mismo. Desde la primera perspectiva conviene distinguir un control
interno o administrativo y un control externo. El primero se le asigna a un organismo inserto en la
propia administración pública, y es un control previo o simultáneo a la realización de los ingresos
o gastos presupuestarios (Título VI LOAFSP).
El control externo se encomienda, en primera instancia, a un organismo independiente del
gobierno (Contraloría General de la República), para que realice el examen y comprobación de las
cuentas presentadas por la administración sobre los ingresos y gastos realizados y, posteriormente,
estos resultados son remitidos al parlamento. Ese control externo se realiza a posteriori, después de
que hayan sido aplicados los ingresos y pagos presupuestarios.
Las finalidades de la intervención y control del presupuesto son básicamente dos y dan lugar
a diferentes tipos de control: la primera es una finalidad de orden político, preocupada por verificar
que la realización de los ingresos y gastos se ha atenido a la legalidad establecida y a los términos
del mandato otorgado por el parlamento al gobierno; la segunda, se trata de una finalidad de tipo
económico, dirigida a comprobar y garantizar la eficacia en la administración de los recursos
presupuestarios (22).
La evaluación del presupuesto se enumera como la última de las fases del ciclo
presupuestario, aunque más bien está implícita en todas ellas. En efecto, la evaluación debe ser un
proceso permanente en toda la vida del presupuesto, continuamente realizada a todo nivel de la
administración, ya que es el único medio apropiado para vigilar el grado de avance en el
cumplimiento de los programas.(Arts. 59-61 LOAFSP)
172
NOTAS AL CAPÍTULO XI
(1) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal, La Reforma del Sistema Fiscal Venezolano:
Informe Final. Caracas 1983, p. 411
(2) RODRIGUEZ, A. José, Elementos de Economía Presupuestaria. Ed. Ministerio de
Hacienda, Caracas 1973. pp. 162-68
(3) CERF. Op. cit. pp. 428-33
(4) Ibid. pp. 434-35
(5) DUE, John et al. Government Finance: Economics of the Public Sector. Ed. Irwin, 7 ed.
Ill. 1981. p. 159
(6) DUVERGER, Maurice, Finances Publiques. Ed. PUF, 8 ed. Paris 1975. pp. 246-48
(7) Ibid. p. 251
(8) Ibid. pp. 253-54
(9) Ibid. pp. 256-59
(10) Ibid. pp. 259-60
(11) Ibid. pp. 230-45
(12) BEVERIDGE, William, Full Employment in a Free Society. Londres 1944
(13) Enciclopedia Práctica de Economía. Tomo III, Ed. Orbis, Barcelona 1983, Presupuesto
y Déficit Público por Braulio Medel Cámara. pp. 138-39
(14) DUE, John et al. Op. cit. p. 60
(15) OCEPRE. Aspectos Conceptuales y Metodológicos del Presupuesto Público Venezolano
Ed. AVPP, 1 ed. Caracas 1987, p. 168
(16) WEBER, Luc, L'Analyse Economique des Dépenses Publiques. Ed. PUF, 1 ed. Paris
1978. p. 235
(17) DUE, John et al. Op. cit. p. 161
(18) OCEPRE Op. cit. pp. 22-23
(19) LERETAILLE, Louis, Les Choix Budgétaires. Ed. PUF, 1 ed. Paris 1972. p. 55
(20) OCEPRE. Op. cit. p. 70
(21) FARIÑAS, Guillermo, Temas de Finanzas Públicas, Derecho Tributario e Impuesto
sobre la Renta. Ed. Edime, 2 ed. Madrid 1980. pp. 279-80
(22) Enciclopedia Práctica de Economía. Op. cit. p. 126
173
TERCERA PARTE: IMPOSICIÓN
174
XII
¿Qué causas han hecho tan popular al impuesto sobre la renta en casi todos los países del
mundo? Contestar a esta pregunta nos llevaría a evaluarlo en términos de lo que conocemos como
principios de tributación. De otro lado, no basta únicamente que el impuesto desde un punto de vista
global satisfaga moderadamente los objetivos de equidad, eficiencia y elasticidad, sino que es
necesario para fines administrativos, definir específicamente lo que se entiende por renta, para así
establecer la materia imponible. En una primera parte analizaremos las características que debe
cumplir el impuesto sobre la renta para que sea óptimo, posteriormente, nos enfrentaremos a los
diferentes conceptos de renta, y sus implicaciones tanto de equidad y eficiencia como
administrativas.
Características generales
El impuesto sobre la renta, es uno de los pocos impuestos que se acercan al óptimo desde un
punto de vista de satisfacción simultánea de los objetivos de asignación de recursos (eficiencia
económica), distribución de la renta y un adecuado nivel de estabilidad y crecimiento económico.
El impuesto sobre la renta en primer lugar, desde un punto de vista teórico, introduce
distorsiones en la asignación de recursos, al alterar la relación ocio-trabajo en beneficio del
primero, estimular el consumo en lugar del ahorro, etc., aunque, la evidencia sugiere que si se utili-
zan tasas progresivas moderadas, no provocaría una elevada sustitución de trabajo por ocio, ni de
ahorro por consumo. Por ello, podría considerarse relativamente neutro, al producir baja presión
excedente. En segundo lugar, es altamente justo y equitativo, como vehículo de distribución de la
renta. Tercero, el impuesto sobre la renta es un poderoso estabilizador automático, por cuanto el
producto del impuesto se eleva a medida que crece el ingreso (elástico) y decrece cuando éste
disminuye. Por último, el ajuste de sus tipos impositivos, influye determinantemente en la tasa de
formación de capital y por consiguiente, en el crecimiento económico del país. Por tanto el
impuesto sobre la renta satisface un cierto número de objetivos de la sociedad, aun que de manera
imperfecta (1).
175
Aunado a las limitaciones del impuesto sobre la renta para cumplir satisfactoriamente con
los objetivos de la sociedad, en la práctica, su labor se torna mucho más difícil, dada la forma como
está establecido en muchos países. La gran cantidad de exoneraciones, desgravámenes y deduccio-
nes han mermado a lo largo de los años, la capacidad del impuesto de satisfacer los objetivos
enunciados anteriormente.
Tal como hemos apuntado cuando se trató el tema referente a la interdependencia entre las
funciones del gobierno, cualquier ajuste que se haga en el instrumento impuesto-gasto, repercute en
el equilibrio de las demás ramas del gobierno. Si los impuestos se utilizan para redistribuir la renta o
para estabilizar la economía, simultáneamente alteran las pautas de producción y consumo, y por
consiguiente se entra en conflicto con la asignación de recursos. De la misma manera, políticas
fiscales destinadas a estimular el ahorro, la inversión y el crecimiento económico, pueden ocasionar
efectos adversos sobre el estado de distribución de la renta. Si ésta es la situación, entonces ¿Cuál
debería ser la estructura óptima del impuesto sobre la renta para cumplir separadamente con los
objetivos de las funciones de asignación, distribución y estabilización, y además, acercarse lo más
posible al bienestar de la sociedad, habida cuenta de las restricciones impuestas?
Entre aquellas características más relevantes que debe tener el impuesto sobre la renta se
señalan (2):
1. Equidad horizontal. Todo ingreso, independientemente de su origen debe ser gravado
uniformemente. Si la medida de la capacidad de pago es el ingreso, entonces, cualquiera
variación de la tasa según la fuente del ingreso conduce a una discriminación. La aplicación
del concepto de equidad horizontal plantea además de las limitaciones señaladas en el
Capítulo IX, otras relacionadas con la eficiencia económica. Como quiera que la oferta de
los factores no es similar, el tratamiento uniforme a las distintas fuentes de ingreso
resultaría en una ineficiente asignación de recursos. Contrariamente, pensar en tasas
diferenciales para corregir la desigual oferta de factores, además de las complicaciones
administrativas que produce, seria violatorio del principio de equidad. Otra excepción a
la aplicación del principio de equidad horizontal, surge cuando el mercado falla en asignar
eficientemente los recursos debido a la existencia de externalidades u otras circunstancias.
En este caso, bien pudiera valer la pena, apartarse de la norma y tratar diferentes fuentes de
renta de distinta manera. Aunque existen otros procedimientos más eficientes para corregir
esas imperfecciones del mercado, como la utilización de regulaciones, impuestos
específicos y subsidios (3). Una vez que la regla de la equidad horizontal es abandonada,
como sucede en Venezuela y en otros países, el impuesto sobre la renta se convierte en
fuente de ineficiencias e injusticias.
El impuesto sobre la renta en Venezuela, a pesar de las numerosas exenciones
previstas, conserva las líneas maestras del principio de la equidad horizontal, ya que se
gravan casi todas las rentas independientemente de su origen (sistema global), o sea rentas
del capital (renta de la tierra, alquileres de inmuebles, intereses, etc.), trabajo (sueldos y
salarios) o rentas mixtas (beneficios de los empresarios, beneficios de empresas
industriales, comerciales y agrícolas, etc.). Para nuestra ley, renta, es no sólo toda ganancia
liquida que provenga regular y periódicamente de una fuente permanente, sino también
todo incremento del patrimonio, cualquiera que sea la fuente de donde provenga, todo
ingreso en especie o en dinero que haga más rico a quién lo recibe y que no represente un
reembolso de capital, ya provenga del trabajo, del capital o de ambos factores a la vez (4).
2.- Equidad vertical. El tratamiento de los desiguales de una manera diferente se justifica
ampliamente desde un punto de vista de la distribución del ingreso. Cuestiones como el
número de hijos, gastos médicos y educativos, las exenciones al mínimo de subsistencia,
etc., deben ser consideradas para asegurar que la carga del impuesto que incide sobre las
familias cumpla con los objetivos de la función de distribución. En nuestro país el principio
de la equidad vertical, se encuentra garantizado, como ya lo habíamos mencionado en el
capítulo noveno, por las normas constitucionales 133 y 316, según las cuales todos están
176
en el deber de colaborar con el financiamiento de los gastos públicos a través del pago de
impuestos, establecidos según la capacidad económica del contribuyente.
3.- Progresividad. Otra característica no menos importante que debe cumplir el impuesto
sobre la renta para satisfacer los objetivos de equidad y justicia social, es la progresividad
de sus tipos impositivos. La estructura impositiva debe ser progresiva, conforme a la
creencia popular de que la doctrina de la capacidad de pago exige progresión. La
progresión, sólo puede ser justificada en términos de equidad, ya que no existe ninguna
evidencia científica que la avale. De otro lado, elevadas tasas progresivas podrían ocasionar
distorsiones en la oferta de trabajo, ahorro y en la formación de capital. El artículo 316
ejusdem, menciona adicionalmente, la aplicación del principio de progresividad del sistema
impositivo.
4.- Elasticidad. La estructura impositiva debe ser lo suficientemente elástica como para
amortiguar los cambios de la actividad económica, generando los recursos necesarios para
financiar los programas de gastos, sin que sea menester revisar con frecuencia la tasa, y
5.- Comodidad y simplicidad. Esta característica es tan importante como las anteriores. El
impuesto debe ser diseñado de manera que facilite su cumplimiento y ejecución, lo que a su
vez actúa en resguardo del logro de los demás objetivos. La retención periódica de una
porción del impuesto total a pagar, introduce gran comodidad al sistema, eliminando
grandes complicaciones administrativas.
La definición de renta
Para algunos autores como el alemán Georg Shanz, se considera renta todo ingreso que
incrementara el patrimonio. Así, esta noción amplísima incluye no solamente los ingresos de
naturaleza periódica y de fuente permanente (retribución monetaria de los factores) sino también
aquellos ocasionales, tales como las ganancias de capital, donaciones, herencias, legados y
ganancias fortuitas. Para obtener la renta como incremento patrimonial debe establecerse un balance
entre dos estados patrimoniales tomados en periodos distintos, el incremento resultante se
considerará renta, además habría que añadir a este resultado el consumo de bienes (5). Los
economistas de finanzas públicas tradicionalmente han utilizado su propio estándar, la llamada
definición de Haig-Simons (H-S) (6), la cual amplia el concepto de bienes de naturaleza
consumible, dándole un sentido económico a la definición de renta. Según H-S, renta, es el
ingreso de una persona durante un periodo dado, representado por la suma del consumo más el
incremento neto del patrimonio individual (7).
I.- El valor del consumo financiado durante un periodo determinado viene representado por los
siguientes elementos:
1.- Ingresos provenientes de la retribución normal y periódica de los factores de la
producción; transferencias en especies; ganancias fortuitas; donaciones, herencias y
legados; indemnizaciones de seguros y anualidades, más,
2.- bienes y servicios de producción propia (autoconsumo), más,
3.- el valor de uso de bienes de consumo durable, como por ejemplo viviendas.
II.- El incremento neto del patrimonio individual proveniente de la acumulación neta de
ahorros o por incrementos de valor de la propiedad (ganancias de capital) medido a precios
de mercado.
Transferencias no monetarias (especie). Bajo el concepto de renta expuesto por H-S, constituyen
ingresos los pagos en especie representados por comidas, bebidas, alojamiento, uso de vehículos de
la empresa, vacaciones pagas, servicio médico gratuito, descuentos sobre compras, etc.
¿Cuál debería ser el valor que debiera incluir una persona como ingreso por aquellos bienes o
servicios recibidos como consecuencia de su posición ejecutiva en una empresa? Si los ejecutivos
177
tuvieran que pagar de su propio bolsillo, todas aquellas retribuciones en especie que reciben de las
empresas, entonces lo más seguro es, que no estarían dispuestos a pagar por ello. De allí que incluir
como renta el valor comercial de esas compensaciones sería injusto. La norma lógica seria valorar
estos servicios al precio que la persona estaría dispuesta a pagar voluntariamente por ellos, solución
por demás impracticable.
En muchos países, aquellos pagos directos en especie son gravables a su valor comercial o
equitativo. La exoneración de las compensaciones en especie ha provocado como resultado, que las
empresas se ven estimuladas de ofrecerlas a sus ejecutivos en lugar de pagos equivalentes en dinero.
Esta situación, además de la pequeña distorsión que produce en la asignación de recursos,
discrimina en favor de aquellas personas que reciben beneficios gratuitos.
En Venezuela, los ingresos en especie gravables son aquellos que se originan por concepto de
ganancias fortuitas provenientes de premios en especie como rifas de apartamentos, carros,
electrodomésticos, etc. y los dividendos pagados en especie (Arts. 1, 65, 71 y 74 de la Ley ISR,
Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 6210 del 30-12-2015), los cuales deben ser declarados y gravados
a la tasa proporcional del 34%. El TSJ -Sala de Casación Social, ponencia del magistrado Omar
Mora D.- sentenció que la asignación de un vehículo al trabajador no tiene carácter salarial
(Suplemento Industrial El Carabobeño, p.3 19/02/2006).
En la sociedad moderna, la mayoría de las personas ganan sus ingresos por medio del sector
monetario de la economía, pero tal vez produzcan algunos bienes o servicios para su propio uso. Un
granjero produce y consume sus propios alimentos; algunos se dedican a cultivar flores y hortalizas;
otros, pueden reparar ellos mismos el automóvil o pintar la casa. Todos estos bienes y servicios son
renta según la definición de H-S, porque constituyen un crecimiento de la riqueza, ya que los
salarios usados para comprar todos esos bienes y/o servicios se consideran como tal. Sin embargo
son excluidos del ingreso gravable por diversas razones:
1.- Administrativas: Hay muchas dificultades en descubrir estas actividades, a menos que las
personas las declaren voluntariamente.
2.- Delimitación y valoración: ¿Cómo puede distinguirse entre lo que una persona hace por
placer y el ingreso equivalente que le produce por emprender una actividad? No existe una
clara línea divisoria. Muchas actividades productivas, emprendidas voluntariamente por los
seres humanos, se realizan por el sólo placer que ellas comportan. Si se tuviera que pagar
impuestos por el valor de todo cuanto produce el huerto, las personas seguramente dejarían
de cultivarlo.
Como consecuencia de los problemas antes mencionados, tales bienes y/o servicios suelen no
gravarse, introduciendo discriminaciones en favor de las personas que producen sus propios bienes
en lugar de comprarlos, lo que conduce a un trato desigual de personas en condiciones iguales. De
otro lado el estimulo a la producción propia de bienes en lugar de la compra, desmejoraría las
condiciones de eficiencia que se lograría, si las personas se dedicaran a sus propios empleos.
Un caso que merece especial atención dentro de los bienes y servicios de producción propia,
surge con el trabajo del ama de casa (limpiar, cocinar, cuidar los niños, conducir el auto, comprar
los víveres, etc.), aunque forma parte del producto real de la sociedad, no aparece reseñado en las
estadísticas. Una reciente investigación realizada por un marido agradecido llegó a la conclusión
que si se tuviera que pagar por todas las actividades que realiza el ama de casa, la suma ascendería
a $79.996 al año (Facebook:
m.facebook.com/story.php?story_fbid=1104722346300383&id=100002878832847).
Si el ama de casa se emplea y contrata una empleada de servicio para realizar las labores
domésticas, su ingreso se grava por completo, más, si por el contrario se dedica a los quehaceres de
la casa, no surge ninguna obligación impositiva. De allí que resulta inevitable una distorsión de las
178
pautas de trabajo. La plena imposición de la renta del salario de la mujer, sin la adecuada
deducción de los gastos hechos para cuidar de los niños y encargar de las tareas domésticas a
terceros, discrimina contra las madres empleadas.
El uso del concepto restringido en lugar de la definición de H-S, lleva a excluir del impuesto
el valor de uso (alquiler) de toda vivienda ocupada por el propietario, lo que provoca graves
inequidades y distorsiones económicas. Si una persona decide colocar su dinero en la compra de
inmuebles o en títulos valores, utilizando el rendimiento de sus inversiones para pagar el alquiler de
la vivienda que ocupa, estará sujeta a declarar como renta el interés o ren dimiento de sus
inversiones, y no podrá deducir como un gasto lo que pague como alquiler. Pero, si invierte su dine-
ro en la compra de una vivienda, no tendrá que declarar como renta el alquiler que no ha tenido que
pagar. La consecuencia es que se crean serias discriminaciones contra el arrendatario y se produce
un fuerte estimulo artificial a comprar una vivienda, en lugar de alquilarla y realizar otras
inversiones.
La legislación del impuesto sobre la renta en Venezuela no trata como renta al presunto valor
locativo del inmueble propio utilizado como vivienda; aunque se permite desgravar lo pagado por el
contribuyente en alquileres (Art. 57, numeral 4, ejusdem), y se exoneran los intereses provenientes
de cédulas hipotecarias, certificados de ahorro y cualquier otro instrumento de captación de ahorro
previsto en la legislación sobre la materia (Art. 14, numeral 9, ejusdem).
La argumentación de exonerar del pago de impuesto el ingreso que se obtendría si la vivienda
se alquilara, es muy débil, ya que los problemas administrativos que se crearían serian serios, pero
no insalvables. Pero el principio de eximir esos ingresos imputados goza de una aceptación tan
amplia -a pesar de las distorsiones e injusticias- que un cambio de actitud es muy improbable. Un
estudio de Henry Aaron (8), señala que los propietarios de vivienda, en su totalidad, dejan de pagar
entre $7 a 9 mil millones del ISR (aproximadamente entre 17 y 20% de lo que pagan) por la
exclusión del alquiler (unos $4 mil millones de los $7-9 mil millones) y otras concesiones. Aaron
llega a la conclusión de que el consumo de viviendas es tal vez un 20% mayor de lo que seria de
otra manera. Finalmente, las ganancias de la exclusión son altamente regresivas, ya que, los muy
pobres no poseen vivienda propia y por tanto no se benefician; como la elasticidad-ingreso de la
demanda de viviendas es muy superior a uno, serian los más adinerados quienes se incentivarían
más para adquirir viviendas adicionales como resultado de sus más elevadas tasas marginales del
impuesto. Ello, por supuesto, conduce a una mayor oferta de viviendas para las clases más
adineradas que para aquéllas de bajos ingresos, lo que choca con los patrones sociales.
Bajo la definición de renta de H-S, toda suma recibida en forma de donación, herencia o
legado debiera ser ingreso gravable. No obstante en Venezuela estas transferencias se excluyen por
disposiciones especifica de la ley (Art. 14, numeral 7, ejusdem). Las herencias y legados se gravan
separadamente en casi todos los países por las siguientes razones:
1.- Aplicación de impuestos separados a tales ingresos, es decir impuestos sobre sucesiones,
donaciones y ramos conexos según la ley venezolana sobre la materia.
2.- Por ser un impuesto más antiguo que el de la renta.
3.- Por constituir ganancias inesperadas y medios idóneos para reducir la concentración de la
riqueza.
4.- Por constituir ingresos irregulares.
5.- Porque la capacidad contributiva depende en parte de la relación entre el heredero y el
difunto. No están en mejor situación la viuda y los hijos menores porque las propiedades
pasen a su nombre, ya que antes disfrutaban del uso de la misma; pero, una persona al cual un
179
tío que nunca conoció le dejó una herencia, ganó lo mismo como si lo hubiera obtenido en la
lotería o hubiese trabajado para ello. Todos estos argumentos justifican la aplicación de un
gravamen separado, sin que ello distorsione la estructura del impuesto sobre la renta.
El gravamen por donaciones (regalos) se introdujo para evitar la evasión del impuesto
sucesoral. Aunque introducir todos los donativos en la renta imponible crearía diferentes problemas:
muchas son difíciles de descubrir; otras, comprenden la manutención de parientes que no forman
parte de la unidad familiar. Los regalos en especie, no sólo crearían problemas de valoración, sino
también dificultades a quienes lo reciben (donatario), similares a las que surgen con cualquier
gravamen de ingresos en especies. El donatario podría encontrarse en apuros para obtener el dinero
con que pagar el impuesto y quizá, preferiría no recibir la donación.
En resumen, suele considerarse preferible el tratamiento separado de herencias, legados y
donaciones.
En la mayoría de los países no son gravadas las ganancias (intereses) sobre el monto de las
primas, salvo cuando el titular de la póliza obtiene ganancia de ella, como cuando ocurre con una
póliza dotal, en la cual, la suma en exceso de las primas pagadas está sujeta a gravamen. Aquí no
existe ningún elemento por compensación pura de seguro. Por tanto el sistema actual comporta
además de una importante evasión de impuestos, una distorsión en las políticas de inversión de las
personas pudientes que desean dejar propiedades a sus herederos; como consecuencia de ofrecer el
seguro de vida enormes ventajas impositivas, ya que las ganancias están exentas del pago de
impuestos hasta el día de la muerte.
En el caso de las anualidades por pensiones de retiro, representan un tipo de pago en
particular engorroso por la dificultad de diferenciar la ganancia de lo que es capital. Veamos el caso
de una persona que se retira a los 65 años, edad a partir de la cual comienza a cobrar una renta
vitalicia. Si ella sobrevive sólo algunos años, los pagos que recibe constituyen reembolso de capital
y por tanto no son gravables. Pero si vive hasta los 95 años, recuperará el capital depositado en el
fondo de pensiones más algo más (ganancias gravables). ¿Qué hacer ante esta situación? La
solución, por demás arbitraria, a que se ha llegado por desconocer la esperanza de vida, es dividir la
cantidad recibida en dos partes iguales, gravando sólo la que se considera renta (ganancia).
En Venezuela están exentas del pago de impuesto sobre la renta las indemnizaciones
laborales y los intereses de las prestaciones sociales, así como los proventos de los fideicomisos
laborales; las indemnizaciones de seguros, sólo cuando no se hubiere descargado la pérdida habida,
ya que en caso contrario, se declaran como ingreso y quedarán gravadas; las pensiones de retiro,
jubilación o invalidez (Art. 14, numerales 4, 5 y 6, ejusdem).
Ganancias de capital
Las ganancias de capital son incrementos en el valor neto de la propiedad. Se suman todos
los activos, incluyendo el dinero, créditos, derechos de propiedad y propiedades inmobiliarias, y a
ese total se le deducen todas las obligaciones con terceros. El resultado es el patrimonio neto. La
180
diferencia entre dos estados del patrimonio neto, al comienzo y final del periodo, representa el
incremento neto patrimonial valorado a precios de mercado. Este incremento o ganancia de capital
constituye un enriquecimiento que debe ser gravado según el amplio concepto de renta definido por
H-S, independientemente si se hubieran transformado en dinero, es decir, si se ha realizado, o se ha
retenido en los activos revaluados. Análogamente, la depreciación se toma en cuenta
automáticamente, por cuanto los cambios en el valor de los activos reales (fijos), ya se deban al uso
o desgaste o a cualquier otra razón, se reflejan en el cálculo determinado de esta manera.
Este enfoque de la cuestión difiere del método contable tradicional, según el cual la renta se
reconoce solamente cuando las ganancias se convierten en dinero. Como el estado de ganancias y
pérdidas está destinado a mostrar los beneficios (pérdidas) procedentes sólo de las operaciones
corrientes, no registra todos los cambios de valor durante el periodo. De acuerdo con esto, los
activos tienen que aparecer por su valor según libros en el balance general: las ganancias o pérdidas
derivadas de cambios en su valor, que no sean las de uso o desgaste, estimadas por su depreciación
presunta, no pueden ser registradas hasta tanto se hagan efectivas. El método contable tradicional,
es decir el que trata las ganancias o pérdidas por cambios de valor cuando se realizan, viola el
principio de la neutralidad impositiva, ya que, interfiere en las decisiones de comprar o vender
activos de capital, al discriminar en favor de las personas que disfrutan de incrementos del
patrimonio neto no hechos efectivos (9).
Ganancias de capital, inflación y tasas de interés. Una parte importante de las ganancias de
capital surge del incremento de valor de las acciones de las sociedades de capital, las cuales en el
transcurso de los años han mostrado una tendencia creciente. La otra fuente principal proviene de
aumentos de valor de los bienes raíces (plusvalía) como consecuencia del aumento de la demanda
de inmuebles, originada ésta a su vez, por un continuo crecimiento de la población y la actividad
económica. Aún cuando desde un punto de vista global, las ganancias de capital entran en la
definición de H-S, su imposición no es ajena a interrogantes que surgen como consecuencia de la
incidencia de dos factores:
1.- Inflación. El problema entre las ganancias de capital y la inflación no se refiere a si son
gravadas en términos reales o nominales, sino más bien, a que la inflación afecta tanto el
rendimiento como la base del capital. Por ello, en general, las personas que obtienen
ganancias de capital durante un periodo de inflación, están en una situación mucho mejor que
aquellas que tienen activos financieros de renta fija (bonos); ya que, el crecimiento del dinero,
a una determinada tasa de inflación, proveniente de las ganancias de capital, es mucho mayor,
que el correspondiente a otras formas de ingreso. Esta diferencia puede tener consecuencias
más o menos graves dependiendo de la tasa de inflación. Si la inflación es moderada, no es
necesario realizar ajustes para corregir las inequidades o discriminaciones entre las ganancias
de capital y otras formas de ingreso. Pero, cuando estamos en presencia de tasas elevadas, no
ocurre lo mismo, ya que el exceso de gravamen que recae sobre las ganancias de capital es tan
grande que amplia la brecha entre ésta y las otras formas gravable de ingreso. La solución a
este problema no es fácil, muchas alternativas han sido propuestas para corregir la situación,
entre ellas, la indexación de las ganancias de capital, pero, los resultados no han sido del todo
satisfactorios por las dificultades que se han presentado.
2.- Tasa de interés. Otro factor que incide sobre las ganancias de capital es el tipo de interés. Si
éste baja en el mercado, el precio de los bonos podría aumentar, dando origen a ganancias de
capital. La ganancia proveniente del cambio de precio de los títulos valores puede ser
empleada por las personas para la compra de bienes de consumos o de títulos. Si se adquieren
bienes de consumo inmediatamente se computa la ganancia; pero si se compran títulos, en
cierto modo no se realiza ninguna ganancia, aunque deban pagar impuestos. No es fácil
distinguir entre el segundo caso y el primero, y por lo general, como los tenedores de títulos
se benefician con menores tasas de interés, casi no se necesitan ajustes especiales.
181
El asunto en los últimos años ha sido más bien lo contrario: aumento en las tasas de
interés que han ocasionado una baja en el precio de los títulos-valores. En este caso la persona
al vender puede deducir la pérdida hasta cierto monto.
La tributación de las ganancias de capital en Venezuela presenta varios aspectos. Primero las
ganancias de capital de activos transferidos por donación o legado están efectivamente exentas
(Art. 14, numeral 7 ejusdem); segundo, las ganancias de capital por utilidades no distribuidas y
repartidas como dividendos en acciones están gravadas con una tasa proporcional (Art. 74,
ejusdem), no así las provenientes de revalorizaciones de activos y repartidas por la empresa bajo la
forma de cancelaciones o disminuciones de deudas a favor de los accionistas (Art. 23, parágrafo
cuarto), y tercero, la ganancia de capital de la venta de la vivienda personal está exonerada si: la
vivienda ha sido inscrita; el ingreso bruto de la vivienda se reinvierte en una nueva vivienda en un
plazo no mayor de dos años o, dentro de los seis meses anteriores a la fecha de la venta y se
conserva la nueva vivienda durante cinco años (Art. 17, ejusdem).
Características de las ganancias de capital. Aunque las ganancias de capital constituyen renta,
existen ciertas diferencias entre ellas y otros tipos de renta, que influyen marcadamente en el
tratamiento impositivo:
1.- Se gravan en el momento de realizarlas, y dependen de los cambios de la actividad comercial,
de allí su carácter irregular.
2.- Se pudiera evitar el impuesto a las ganancias de capital transmitiendo el patrimonio a los
herederos.
3.- Poseen un alto grado de convertibilidad.
4.- A diferencia de la mayoría de las rentas, los resultados pueden ser positivos o negativos,
porque el valor de las propiedades así como puede bajar, también puede subir.
5.- Durante periodos de elevada inflación, no constituyen, en gran parte, ingresos reales (ilusión
monetaria).
182
¿Qué nos deja todo esto? Sería insensato abandonar todo el criterio H-S. Además, no hay
razón alguna para mantenerlo en un nicho sagrado. Habría que mirar sus méritos y no considerarlo
de antemano injusto e ineficiente. El criterio H-S debe verse como una pauta ideal hacia la cual
debe esforzarse la política tributaria.
ENRIQUECIMIENTO NETO
El concepto de renta tiene que definirse en términos netos. Los costos de producir la renta
deben deducirse de los ingresos brutos, independientemente del concepto de renta utilizado para
fines impositivos.
¿Cuándo un gasto es considerado para fines de producción de renta y cuándo es un gasto de
consumo, o sea, de utilización o empleo de la renta? La distinción entre lo que es consumo y lo que
constituye coste de producción no es clara en el moderno impuesto sobre la renta. La mayoría de los
costos y gastos de producción como por ejemplo: sueldos y salarios, costo de materiales, gastos de
depreciación y mantenimiento, intereses, impuestos etc. son gastos perfectamente identificables.
Para que un gasto pueda ser deducido de los ingresos brutos como costo de producir renta debe
satisfacer tres requisitos (10):
1.- Tienen que ser gastos destinados a la producción de ingresos (origen) y no a la utilización
(consumo) del mismo.
2.- Deben ser ordinarios y necesarios y,
3.- Deben ser de operación y no de capital. El capital se deduce anualmente a través de la
depreciación.
Sin embargo existen otros gastos cuya identificación presenta dificultades, siendo objeto las
más de las veces de decisiones arbitrarias.
En esta parte de la sección dedicada a la naturaleza del impuesto sobre la renta analizaremos
en detalle, además de aquellos rubros de gastos que presentan dificultades de identificación, otros
que por razones legales, son excluidos del ingreso gravable. Así mismo, trataremos a continuación
las deducciones de carácter personal que son permitidas como artificios para subsidiar las
necesidades preferentes, para finalmente, concluir con la aplicación de la tarifa impositiva
correspondiente.
Se excluyen por razones de política económica y social una serie de ingresos, que de otra
manera serian gravados (11). En Venezuela, al igual que en muchos otros países, quedan exentos del
pago del impuesto los enriquecimientos provenientes de una muy variada gama de actividades
(Art. 14 de la ley ISR).
183
indemnizaciones laborales y los aportes patronales a las cajas de ahorro (Art. 14, numerales 4, 6 y 8,
ejusdem).
Intereses de títulos
En Estados Unidos de América están excluidos del pago del impuesto federal sobre la renta,
los ingresos devengados por concepto de intereses de bonos estadales y municipales. El principal
argumento de su exclusión, a pesar de ajustarse plenamente al criterio H-S, es brindar ayuda a estos
gobiernos para captar recursos financieros para sus localidades; aunque tal beneficio signifique para
los tenedores de esos bonos menores tasas de interés, en comparación con otros bonos públicos
gravables. El sacrificio fiscal por el ingreso gravable no percibido por el gobierno federal, subsidia
la deuda de municipios y estados. Sin embargo, si bien no está del todo claro el efecto neto en los
contribuyentes del impuesto personal a la renta, se presume que el sacrificio fiscal por la pérdida de
recursos es superior al ahorro en el pago de intereses de los gobiernos estadales y municipales.
En Venezuela tanto el Reglamento N° 2 de LOAFSP sobre el Sistema de Crédito Público,
como la ley del impuesto sobre la renta, contempla la posibilidad de exonerar los intereses del pago
del impuesto sobre la renta (Art. 14, numeral 8 de la ley ISR).
Las principales objeciones que se le hacen a esta política son:
1.- Ofrece una gran posibilidad de evitar el pago de impuestos a personas de los grupos de
ingresos más elevados.
2.- Se desvían las inversiones de los grupos pudientes hacia la tenencia de bonos públicos, en
detrimento de la colocación en inversiones de capital de mayor riesgo (12).
3.- Constituye fuerte sacrificio del Fisco en mayor proporción que lo que ganan los estados y
municipios. Además este subsidio puede incrementar la propensión relativa de los
gobiernos a recurrir al empréstito en lugar de la imposición.
Los gastos que se presentan a continuación plantean serios problemas de identificación para
ubicarlos como de producción o de consumo.
Los clásicos afirmaban que el consumo para la subsistencia debería deducirse de la renta,
considerando estos desembolsos como un costo de producción. Una persona debe comer para poder
trabajar. Pero, en lugar de permitir deducciones reales, la política es la de autorizar una exención
mínima para el contribuyente y sus familiares (13).
Esta exención cumple con varios objetivos:
1.- Elimina como contribuyentes a aquellas personas cuyos ingresos son tan reducidos que
se les considera como faltos de capacidad contributiva.
2.- Personaliza la capacidad contributiva de acuerdo a las cargas de familia.
3.- Crea una considerable progresividad en la estructura impositiva para las personas que se
encuentran justo por encima del mínimo imponible.
Si bien la exención de base es una concesión ampliamente aceptada por todos, a pesar de la
enorme pérdida de recursos que produce, debe estar sujeta a continuas revisiones, a fin de ajustar
los mínimos de subsistencia a la capacidad contributiva real de las personas. A medida que el costo
184
de la vida aumenta, el valor real de la exención disminuye, lo que significa que es muy probable que
personas o familias con niveles de ingreso por debajo del nivel mínimo de pobreza, queden por
encima del nivel de subsistencia y paguen impuesto. La reforma de la ley de impuesto sobre la renta
del 18 de diciembre de 1995, elimina la revisión periódica por ajuste inflacionario al cuantificar la
exención de base en función de un monto igual a 1.000 unidades tributarias (UT). De esta manera se
vincula la exención de base al índice del costo de la vida; así para el año 2017, la exención de base
es hasta por la suma de Bs. 300.000, ya que la UT es de Bs. 300. (Art. 131, numeral 15 del Código
Orgánico Tributario del 17 del mes de noviembre de dos mil catorce y Art. 77 de la vigente Ley
ISR).
La unidad tributaria es la medida de valor creada a los efectos tributarios, como medio que
permite equiparar y actualizar a la realidad inflacionaria, los montos de las bases de imposición,
exenciones y sanciones, entre otros, con fundamento en la variación del Índice de Precios al
Consumidor (I.P.C.)
Gasto en educación
Las personas intentan instruirse para aumentar sus ingresos de toda la vida y obtener
ocupaciones más deseables (costo), pero en parte, las anima también su satisfacción personal. No
hay manera eficaz de separar los dos elementos. Permitir la deducción a los padres, debería
estimularlos a dar más educación a sus hijos y asignarles más fondos para financiarla. En Venezuela
los gastos de educación son desgravables (Art. 57, numeral 1, ejusdem).
Cuando la esposa toma un empleo y contrata una empleada de servicio, debe pagar impuesto
sobre sus ingresos ¿Podrá autorizársele a deducir esos gastos necesarios para ganar la renta? No, si
el ama de casa se emplea y contrata una empleada de servicio para realizar las labores domésticas,
su ingreso se grava por completo, más, si por el contrario se dedica a los quehaceres de la casa, no
surge ninguna obligación impositiva. La situación se torna más grave cuando la mujer es el único
sostén de la familia (14).
Por el lugar donde reside una persona debe incurrir en ciertos gastos en viajar de su casa al
lugar donde trabaja. Es un gasto necesario, por supuesto, pero es de suponer que un mínimo está
cubierto por la exención (rebaja) personal. Si una persona elige viajar una distancia mayor que la
normal, lo hace porque así lo prefiere, y el gasto adicional es en esencia de consumo, para
permitirse pagar un alquiler más bajo, tener condiciones de vivienda más agradables, mejores
escuelas para sus hijos, etc.
Los gastos de mudanza son otra cosa, ya que se presentan cuando una persona considera
cambiar de empleo. En cierto modo son voluntarios pero, el no permitir su deducción obraría en
contra de la movilidad de la mano de obra.
Hay cierta ambigüedad cuando se refieren a ciertos tipos de viajes, agasajos, aficiones y otros
gastos similares. ¿Cómo distinguir entre los gastos por puro placer (consumo) y aquellos inherentes
al trabajo? Viajes de trabajo combinados con descanso y entretenimiento, como por ejemplo,
congresos de médicos en lugares vacacionales; los gastos de relaciones sociales para agasajar
clientes potenciales; compra de equipos agrícolas sofisticados más allá de lo estrictamente
necesario, para satisfacer deseos de apariencia o simplemente de disfrute; etc.
185
No hay solución para este problema; desde un punto de vista administrativo no hay esperanza
de poder delimitar entre gastos necesarios y superfluos. La deducción de estos gastos favorece a
ciertos grupos en relación con otros, particularmente a los no asalariados y a los ejecutivos de las
empresas. En Venezuela, los gastos efectuados por los empleados en sus viajes de trabajo no
forman parte del sueldo y no tienen, por tanto, que ser incluidos entre sus ingresos (Art. 16,
parágrafo cuarto, ejusdem). De la misma manera los gastos sociales de los altos empleados se
excluyen del total anual percibido por el empleado por concepto de sueldo (Art. 16, parágrafo
segundo, ejusdem).
Desgravámenes personales
Los desgravámenes son gastos autorizados por la ley para ser deducidos por el contribuyente
de sus ingresos brutos como artificios para subsidiar las necesidades preferentes. Algunos
argumentos apuntan hacia el ajuste de la capacidad de pago por la presencia de niños. La crianza de
niños involucra ciertos gastos no discrecionales, razón por la cual el ingreso gravable debe ser
ajustado. También, suelen ser vistos como un método de alivio fiscal para las familias de bajo nivel
de ingresos.
En Venezuela las personas naturales podrán optar por aplicar un desgravamen único
equivalente a 774 UT (Art. 58, ejusdem), en cuyo caso, no serán aplicables los desgravámenes
previstos en el artículo 59, ejusdem.
Gastos médicos
Pérdidas accidentales
Las reducciones del patrimonio neto en el sentido de H-S, causadas por hurto, incendio,
accidentes y otras contingencias y que superan la indemnización del seguro son deducibles. En
Venezuela sólo son aceptadas las pérdidas de bienes propiedad del contribuyente cuando éstos son
destinados a la producción de renta y que no hayan sido compensadas por el seguro (Art. 27,
numeral 6, ejusdem).
Pago de intereses
El pago de intereses de fondos tomados en préstamo para fines personales suele justificarse
por distintas razones:
1.- Es difícil distinguir entre préstamos para fines comerciales (en que el interés pagado es un
costo de producir renta) y aquéllos para el consumo.
2.- Su origen es casi siempre producto de circunstancias adversas: enfermedad o desempleo.
3.- La deducción sirve para nivelar las personas con grandes inversiones en menage, con
aquellas en que ésta es pequeña.
186
Aún así estos argumentos son poco valederos, ya que en muchos países se ha encontrado la
fórmula de diferenciar entre intereses comerciales y personales. La deducción en lugar de ayudar a
las personas de baja renta, a las cuales sin duda se les puede ayudar de otra forma, facilita enorme-
mente la evasión impositiva de las personas pudientes y acarrea una considerable pérdida de
recursos. Estas últimas son las que más se benefician de la parte sustancial de la deducción por
intereses como consecuencia de los préstamos hipotecarios y la compra de automóviles. La
legislación venezolana del impuesto sobre la renta permite desgravar los pagos realizados por el
contribuyente por concepto de préstamos para la construcción o adquisición de viviendas (Art. 57
numeral 4, ejusdem).
Impuestos pagados
Donaciones
En muchos países se acepta el punto de vista de que las contribuciones para fines benéficos
debieran ser deducibles del impuesto, a fin de estimular a las personas a proveer fondos destinados
a instituciones caritativas, religiosas y otras con fines similares. Cuanto más extensos sean los
servicios que proporcionan esas organizaciones: educativos, literarios, deportivos, científicos,
hospitalarios, caritativos, etc., tanto menos debe gastar el gobierno. Por desgracia también contra
este sistema corresponde hacer objeciones. La deducción como porcentaje de la renta sube en la
medida en que sube ésta, con lo que la estructura impositiva se vuelve menos progresiva. El
privilegio de la deducción da a las personas pudientes una enorme libertad en cuanto a la manera de
gastar sumas que de otro modo se pagarían como impuesto.
Tarifas
El óptimo grado de progresión sobre el cual existe consenso de la sociedad desde un punto de
vista de equidad, no puede se seleccionado bajo ninguna base científica, tal como tuvimos ocasión
de hablar sobre ello en el capítulo nueve. No obstante, estudios sugieren, que el impuesto sobre la
renta es mucho menos progresivo, que lo que debiera ser de acuerdo a los tipos impositivos. La
explicación de ello se encuentra en la gran habilidad de los grupos de mayores ingresos para escapar
del impuesto.
En Venezuela, los enriquecimientos netos de las personas naturales (físicas) se gravan según
una tarifa progresiva (Tarifa N° 1), que tiene 8 tramos expresados en unidades tributarias, con tasas
marginales que van de 6% hasta el 34% (Art. 50, ejusdem). Así mismo se aplican tasas cedulares
proporcionales para los contribuyentes no residentes (Art. 50, parágrafo único, ejusdem) de 34%
sobre el enriquecimiento. También existe un impuesto por una tasa única del 34% sobre las
ganancias fortuitas (Art. 61, ejusdem) o del juego (excepto el juego del 5 y 6, cuyo impuesto será
del 16% Art. 62, ejusdem). Sobre este impuesto cedular retenido sobre las apuestas, bien podría
clasificarse como un impuesto selectivo al consumo, ya que se retiene en la fuente con una tasa que
no depende del ingreso o de las características familiares del contribuyente (15). El enriquecimiento
neto global de las personas jurídicas (sociedades anónimas y limitadas) excepto aquellas que se
dediquen a la explotación de minas e hidrocarburos, se gravarán con la Tarifa N° 2 (Art. 52,
ejusdem), la cual tiene 3 tramos expresados en UT y los tipos impositivos marginales van del 15%
187
al 34%. Finalmente, los enriquecimientos provenientes de las explotaciones de minas e
hidrocarburos se gravarán con tasas únicas del 60% y 50% respectivamente (Art. 53, ejusdem).
Cuando el nivel general de los precios se eleva, las exenciones personales (cargas de familia,
mínimo de subsistencia, etc.) y las cifras superiores e inferiores de ingresos gravables,
correspondientes a los intervalos de clase por tipo impositivo marginal, disminuyen en términos
reales. Nuevas personas caen dentro del espectro del impuesto y aquellas que pagan, lo harán a tasas
marginales más elevadas. Esta desventaja desde un punto de vista de equidad, es aprovechada por el
gobierno en periodos inflacionarios para contener el crecimiento de la demanda agregada a través
del impuesto sobre la renta (estabilizador automático).
La inflación produce una serie de efectos adversos sobre el impuesto:
1.- Altera el grado de progresión de la estructura impositiva inicialmente aprobada por el
poder legislativo.
2.- Obliga a pagar a personas que están por debajo del mínimo de subsistencia, agravando su
situación de pobreza crítica.
3.- Impone una mayor carga tributaria sobre las personas de menores ingresos, como
consecuencia de la disminución del valor real de las exenciones personales, y
4.- Estimula al gobierno a gastar más de lo necesario, como resultado del incremento del
ingreso tributario.
Una posible solución a los efectos distorsionantes de la inflación sobre el impuesto sobre la
renta, seria indexarlo de acuerdo al crecimiento del índice general de precios; no obstante, muchas
razones se argumentan en contra de la indexación: las relativas a la elasticidad y estabilidad
tributaria y la reluctancia a reconocer que la inflación continuará en el futuro.
Además de los comentarios que se hicieron sobre el ajuste de la exención de base de acuerdo
a la unidad tributaria, la legislación venezolana del impuesto sobre la renta contempla en el Titulo
IX un sistema de ajuste por inflación de los activos y pasivos no monetarios.
Ley de Reforma Parcial de la Ley de Impuesto sobre la Renta, Gaceta Oficial Extraordinaria
Nº 6210 del 30-12-2015.
188
Desarrollo Económico y Social, e
Institutos Autónomos que determine la
ley; diplomáticos extranjeros,
instituciones benéficas e intereses
laborales; pensiones de retiro, jubilación
o invalidez; donaciones, herencias y
legados; aportes a cajas de ahorro;
exención de base a personas naturales;
actividades agropecuarias o de pesca;
intereses de instrumentos de captación
de ahorros previstos en la ley de bancos;
instituciones de ahorro, previsión social,
fondos de pensiones, retiros, etc.
15-20 1)Ingresos Brutos (+) Ventas de bienes y servicios;
arrendamientos; libre ejercicio de
profesiones no mercantiles; empleados;
regalías.
21-26 2)Costos (-) Costos de productos enajenados y de
servicios prestados en el país; costos de
adquisición de bienes; comisiones y
gastos de transporte y seguros; costo
de inmuebles enajenados; costo de las
parcelas vendidas; costo de las empresas
de seguro; costo de contratista de obras.
21 3)Renta Bruta (=)
27-33 4.1)Deducciones(-) Remuneraciones, honorarios y gastos de
representación; depreciación de activos
intereses; indemnizaciones laborales;
pérdida de bienes; gastos de traída de
empleados; contribuciones pagadas;
acreencias incobrables; gastos de
administración y conservación de
inmuebles; alquileres de bienes muebles
e inmuebles; gastos de transporte;
donaciones y liberalidades; gastos de
publicidad; etc.
57-60 4.2)Desgrvamenes(-) Las personas naturales residentes en el
país gozarán de los siguientes
desgravamenes: intereses o alquileres
por la vivienda; colegios; prima de
seguro HCM; gastos médicos,
odontológicos y de hospitalización.
27-33 5)Enriquecimiento Neto Gravable(=) *Se consideran como enriquecimientos
y 61- (5=3-4.1; 5*=1-4.2) netos los sueldos, salarios, emolumentos,
63, 64 dietas, gastos de representación,
pensiones, obvenciones y demás
remuneraciones similares, obtenidas por
la prestación de servicios personales bajo
relación de dependencia; premios de
lotería, hipódromos y demás ganancias
de análoga naturaleza; dividendos.
189
50-53 6) Tarifas (x) La Tarifa N°1 se aplica al
8-9, enriquecimiento global anual neto
61-63, gravable de las personas naturales
64 residentes en el país. La Tarifa N°2 se
aplica al enriquecimiento global neto
anual gravable de las sociedades
anónimas y de las limitadas. La Tarifa
N°3 se aplica al enriquecimiento global
anual neto gravable de las empresas de
minas e hidrocarburos.
Ganancias fortuitas o del juego de
apuestas.
Dividendos
7)Impuesto sobre la renta (=)
(7=5x6)
57-58 8)Rebajas de impuestos(-) Rebajas de impuestos en forma total o
y parcial por inversiones o actividades
60 industriales, transporte y construcción,
petróleo y minas etc.
Las personas naturales gozarán rebajas
de impuestos personales y cargas de
familia.
9)Impuesto sobre la renta a pagar (=)
(9=7-8)
190
NOTAS AL CAPÍTULO XII
(1) DUE, John et al., Government Finance: Economics of the Public Sector. Ed. Irwin, 7ed.
Illinois 1981 p. 253
(2) Ibid. pp. 254
(3) En el Capítulo IV se analizaron diversos métodos para corregir las deseconomías externas.
(4) FARIÑAS, Guillermo, Temas de Finanzas Públicas, Derecho Tributario e Impuesto sobre la
Renta. Ed. Edime, 2 ed. Madrid 1980. p. 168
(5) VILLEGAS, Héctor, Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario. Ed. Depalma,
Buenos Aires 1972 p. 237
(6) SIMONS, Henry et al., Personal Taxation and Federal Tax Reform. University of Chicago
1938
- ROSEN, Harvey, Public Finance. Ed Irwin/McGraw-Hill, 4th ed. 1995. USA pp 359-398
(7) DUE, John et al., Op. cit. pp. 255-66
(8) AARON, Henry, Income Taxes and Housing. American Economic Review. N°60,
December 1970, pp.789-806
(9) MUSGRAVE, Richard, Teoría de la Hacienda Pública. Ed. Aguilar, 1 ed. Madrid 1969,
p.173
-FELDSTEIN, Martin, “On the Theory of Tax Reform”. Journal of Public Economics 6,
1976, pp 77-104
(10) GROVES, Harold, Finanzas Públicas. Ed. Trillas, México 1965, p.277
(11) DUE, John et al., Op. cit. p. 272
(12) La generosidad del Fisco venezolano llega hasta la exoneración de los intereses
provenientes de colocaciones y títulos-valores privados (Art. 14, numeral 9 de la ley de ISR)
(13) DUE, John et al., Op. cit. pp. 275, 287-88
(14) En Venezuela no existe ninguna compensación por el cuidado de los niños.
(15) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal, La Reforma del Sistema Fiscal Venezolano, N° 2,
Caracas 1986, El Sistema Tributario en Venezuela por Aguirre Carlos et al. p. 199
191
XIII
Si el ingreso es la base del impuesto, entonces las personas pueden alterar su obligación
impositiva, sólo modificando sus niveles de ingreso; cualquier incremento del ingreso aumentará el
impuesto a pagar.
Las principales críticas al ISR, se han centrado en su virtual responsabilidad en el descenso
de la tasa de formación de capital y por lo tanto de ejercer efectos adversos sobre el crecimiento
económico. El descenso de la productividad del trabajo, ha sido atribuido en primera instancia a la
disminución de la tasa de formación de capital, medida ésta a su vez, por el decremento porcentual
de la parte del ingreso que se destina al ahorro (S/Y). Existen varias razones que explican el
descenso de la relación S/Y, sin embargo los críticos del ISR, argumentan, que esta situación
obedece a una baja tasa de rentabilidad del ahorro. El ISR, podría reducir los deseos e intenciones
de las personas por ahorrar.
Los impuestos pueden alterar la formación de capital de dos maneras: modifican la cantidad
de ahorro disponible en situación de pleno empleo y este hecho incide sobre la tasa potencial
máxima de formación de capital (función oferta de fondos); y afectan la disposición para emprender
inversiones y en consecuencia, el nivel de la formación de capital (función demanda de fondos) (1)
La tasa real de formación de capital, no puede exceder del nivel de ahorros, en situación de
pleno empleo (S=I) (2). La relación S/Y depende de diferentes variables, para un determinado
individuo, según pruebas empíricas, el nivel del ahorro está correlacionado positivamente con el
nivel de ingresos, y quizás, con el rendimiento de los ahorros. Dado determinado nivel de la renta
nacional, cualquier impuesto que reduzca el rendimiento de los ahorros, puede afectar la proporción
S/Y (los intereses de los ahorros en Venezuela son exonerados por el ISR)
La gran parte del desarrollo teórico y práctico sobre la decisión de ahorrar, está basado en el
modelo del ciclo de vida (Franco Modigliani 1986), que establece que las personas ajustan sus
decisiones durante un determinado año, de acuerdo a un modelo de planeación fundado en sus
expectativas económicas a todo lo largo de sus vidas. Esto es, el monto ahorrado cada año no
depende solo del ingreso presente, sino del ingreso pasado y del que se espera obtener en el futuro.
Ahorramos más en la madurez de la vida, que es cuando más se obtienen ingresos, para así poder
enfrentar la contingencia de la vejez, que es cuando ganamos mucho menos y tenemos más
limitaciones físicas.
La aplicación de un impuesto proporcional a la renta por concepto de intereses devengados
tiene un doble efecto: el efecto sustitución y el efecto renta. El impuesto reduce el rendimiento del
ahorro atesorado, lo cual encarece el consumo futuro (ahorro) frente al consumo presente, este
192
efecto sustitución es adverso al ahorro (ahorrar menos), por cuanto estimula a las personas a la
sustitución de consumo futuro por consumo presente, dado la reducción del costo de oportunidad
del consumo presente (abaratándolo) a costa del encarecimiento del consumo futuro. No obstante no
debe suponerse en forma absoluta que el ahorro disminuye, podría no ser el caso, ya que depende de
las preferencias por ahorrar de las personas. El efecto renta, reduce los ingresos monetarios en el
presente de todas las personas, de manera proporcional a la renta que es absorbida por el impuesto,
lo que conlleva a reducir el nivel de los ahorros (S/Y) y hará más difícil cualquier meta propuesta
para el consumo futuro, lo que probablemente induzca a las personas ahorrar más.
El efecto neto depende de la fuerza relativa que tengan estos dos efectos: Si existe una
elevada elasticidad de sustitución entre el consumo y el ahorro, particularmente cierto en el caso de
ahorros especulativos, es bastante probable que la relación S/Y disminuya. La elasticidad de
sustitución está estrechamente vinculada con los motivos por los que ahorran las personas. Si las
razones para ahorrar obedecen a motivos de seguridad y estabilidad como: comprar una casa,
tener una reserva de dinero para emergencias o acumular en el futuro una determinada suma para la
educación de los hijos, la jubilación y el retiro, el rendimiento de los ahorros tiene poca o nula
importancia en las decisiones. Por lo tanto, el efecto renta será dominante y se ahorrará mucho
más no menos, como resultado de la aplicación de un impuesto sobre la renta.
Un impuesto a la renta progresivo incrementará aún más el impacto negativo sobre la
relación S/Y, con respecto al que produce un impuesto proporcional, recaudando ambos la misma
cantidad de dinero; ello, por las siguientes consideraciones:
1.- El impacto relativo del impuesto será mayor para los niveles de elevados ingresos, en donde
la proporción S/Y es relativamente elevada en promedio, y grande el margen de reducción
de los ahorros para absorber el impuesto; y ligeramente menor para los niveles bajos de
renta, donde las personas tendrían que reducir el consumo para poder pagar el impuesto.
2.- De otro lado, la naturaleza progresiva de la tasa, la cual impone una mayor presión
tributaria en la medida en que crece el ingreso, aumentará el efecto sustitución.
La relación S/Y sirve para determinar el máximo nivel de formación real de capital en
situaciones de pleno empleo, a través de la oferta de fondos (ahorros). No obstante, la tasa actual de
formación real de capital puede ser menor a ese máximo, además, una elevada relación S/Y puede
no conducir o significar una mayor tasa de formación real de capital. Es más, puede ocasionar
bajos niveles en la renta nacional y elevados niveles de desempleo (bache deflacionario: S>I). Esta
situación nos conduce a determinar los principales elementos que condicionan la actual formación
real de capital (demanda de fondos: inversión):
1.- La disponibilidad de fondos para ser invertidos y su consecuente costo de capital. Estos a su
vez, son dependientes del volumen de ahorros que las personas estarían dispuestas a
transferir a aquéllas que deseen utilizar tales fondos para realizar programas de inversión.
2.- De la esperada tasa interna de retorno de la inversión real.
3.- La disposición para tomar riesgos.
193
tasas de retorno están muy por encima de lo que debe considerarse como mínimo aceptable (costo
de oportunidad), es bastante probable que el impuesto tenga ligeros efectos. Más si por el contrario,
las tasas de rentabilidad de los proyectos de inversión están muy cercanas a este margen mínimo, es
de esperarse que el impuesto tenga grandes dosis disuasivas.
El elemento riesgo
194
limitada, porque insisten en tener cierta renta y cierta medida de ocio. Para otros, la posibi lidad de
sustitución es grande; o en otras palabras, la tasa marginal de sustitución desciende con lentitud al
sustituir una cosa por otra. La primera situación crea una curva de indiferencia muy pronunciada; la
segunda, una de curvatura más suave. Las sucesivas curvas (AA) del diagrama, muestran niveles
consecutivamente más altos de renta y ocio y, por ende, niveles de satisfacción más elevados
(aunque no medibles). La variación de las horas de trabajo puede reflejar cambios ocupacionales en
el miembro trabajador de una familia, o en otros integrantes de ella.
El objetivo del análisis consiste en comparar las reacciones a la disminución de la renta real
del sector privado con distintas formas alternativas de imposición.
195
Impuesto de suma global o de capitación
El estándar inicial de uso más sencillo para considerar la incidencia del impuesto sobre la
renta es el gravamen global o de capitación. Este impuesto es altamente objetable desde el punto de
vista de la equidad, pero es una norma conveniente de comparación ya que no produce efecto susti-
tución. El impuesto per-cápita es siempre un impuesto de suma global (4), puesto que satisface la
condición de que su cuantía no depende del ingreso ganado ni de ninguna otra variable de
comportamiento económico; de allí que no ofrece incentivos para modificar tal comportamiento.
Como toda reducción del ingreso monetario, producirá un efecto renta; quizás llevará a la gente a
trabajar más para mantener sus precedentes niveles de renta. Pero no surtirá ningún efecto
marginal ni sustitutivo. La Figura 13-2 muestra como el impuesto de capitación reduce la renta
disponible de una persona en una forma constante, trasladando así la curva WW hacia la izquierda
del diagrama y en forma paralela a la línea anterior. Este cambio sólo producirá un efecto renta,
puesto que la obligación impositiva no depende de la cantidad ganada, y por ello la persona
trabajará igual o más, mientras la renta sea un bien superior como se muestra en la gráfica.
Impuesto proporcional
1.- El impuesto relativo de varias personas diferirá bastante. Los grupos de menores ingresos, que
con mayor probabilidad se esforzarán más en trabajar, como respuesta al impuesto, serán
liberados del pago del mismo, y en cambio, recaerán cantidades relativamente mayores de
impuesto sobre las personas pertenecientes a los niveles de renta más elevados. El efecto
ingreso puede ser muy diferente para esas personas, pero no hay manera de prede cirlo con
seguridad.
196
2.- Este tipo de impuesto a la renta tiene un efecto sustitución hacia el ocio, ya que éste se ha
hecho más barato y, por lo tanto, se preferirá consumir el bien (ocio) que baja de precio. En
otras palabras, a medida que aumenta la renta, la obligación tributaria crece, y el salario por
hora trabajada habrá descendido, disminuyendo en consecuencia el incentivo a trabajar,
fomentando por ejemplo el ausentismo.
La Figura 13-3 indica los efectos renta y sustitución; las nuevas curvas de ingreso ya no son
más paralelas a la anterior. Por eso es casi seguro que la cantidad de trabajo será algo menor que
con el impuesto de capitación con respecto a cualquier persona que pague la misma suma bajo
ambos impuestos.
La disminución del esfuerzo laboral adoptará varias formas: El ausentismo será mayor; la
persona estará menos dispuesta a trabajar horas extras o a tomar un segundo empleo, como el caso
del médico que reduce las horas en que mantiene abierto su consultorio, o el conductor del camión
que limita el kilometraje diario que está dispuesto a hacer; la mujer y los niños pueden abandonar el
mercado de trabajo. Si la mujer trabaja, su empleo sustituye a menudo gastos no deducibles (pagos
por servicio doméstico y cuido de los niños); el ingreso así reducido puede ser no suficiente como
para compensar tales gastos y justificar la pérdida de tiempo que significa los quehaceres
domésticos, salidas de compras, etc. Las personas cuyo nivel de vida no depende de rentas
provenientes de su trabajo, pertenecen a grupos que quizás lo reduzcan más. Por supuesto existe una
situación intermedia en que los dos efectos se equilibran y se hace el mismo trabajo que antes. En
conclusión, es absolutamente imposible determinar a priori, a la luz de la teoría existente, cuál de
los dos efectos, renta o sustitución, será el dominante.
197
La realidad de la magnitud del efecto suele ser muy diferente a las consideraciones teóricas
anteriores; existen razones para creer que no es muy grande. Estudios econométricos indican la baja
respuesta de las horas trabajadas por los hombres a los cambios del impuesto. Una de las razones
podría ser el limitado o casi nulo control que mucha gente puede ejercer sobre sus horas de trabajo
(disposiciones legales, contratos colectivos). Deben trabajar cierto número de horas fijas, si quieren
conservar su empleo y en muchos casos no habrá oportunidades para trabajar horas extras o para
tomar un segundo empleo. El trabajo de la esposa y de los hijos se realiza sin prestar la menor
importancia al impuesto, aunque los estudios indican que son más sensibles al número de horas
trabajadas que los hombres. Las personas se motivan para el trabajo no sólo por el deseo de obtener
ingresos sino también por otras metas tales como el sentido de la responsabilidad, el orgullo por el
deber cumplido, el poder y el prestigio, diversidad en el estilo de vida, y liberación del aburrimiento
que brinda el trabajar. En particular, en los niveles de ingresos superiores, muchas mujeres casadas
trabajan impulsadas por fuertes aspiraciones profesionales y la satisfacción que les brinda el
trabajo, en contraste con lo aburrido de los quehaceres domésticos, los clubes femeninos y otras
actividades similares.
Finalmente, cómo ha podido observarse, el debate de la política pública se centra si el
impuesto a la renta de las personas aumentará o disminuirá las horas trabajadas. Esto no está claro,
porque se asumen muchas conjeturas y los estudios econométricos no aportan claridad al tema. Otra
cuestión que trae preocupados a los economistas es si el impuesto afectará al capital humano. Es
decir la inversión que realizan en sí mismos las personas para mejorar sus destrezas profesionales y
aumentar su productividad. Los cambios impositivos tampoco son concluyentes, son ambiguos,
pueden aumentar, disminuir o dejar inalterado el capital humano, todo depende, como hemos
apuntado antes, de la prevalencia de uno de los dos efectos, renta o sustitución.
La aplicación de tasas progresivas aumenta la posibilidad de que una persona trabaje menos
y no más, con un determinado nivel impositivo. El hecho de que la tasa sea progresiva incrementa
la influencia relativa del efecto sustitución, por lo tanto será más adverso al esfuerzo de trabajo.
Cuando un impuesto proporcional reduce el esfuerzo de trabajo, un impuesto progresivo de igual
rendimiento lo reduce todavía más; y cuando un impuesto proporcional aumenta el esfuerzo de
trabajo, este aumento es menos pronunciado con el impuesto progresivo. A estas personas la
progresividad, a medida que aumenta su jornada laboral, les reduce el ingreso por hora trabajada,
como se aprecia en el ejemplo recogido en el recuadro que se presenta en la página siguiente, el
cual puede corresponder a un albañil independiente que cobra de acuerdo al trabajo que realiza:
198
A este trabajador el ir jugar a las bolas criollas con los amigos durante dos horas le
representaba dejar de ganar Bs. 270 (135x2), pero si trabaja 10 horas diarias, le supone que le
ingresarían Bs. 256 (128x2), con lo que la relación de intercambio bolas criollas/trabajo se ve
alterada en beneficio del juego, que sale ahora más barato. Se da, además la paradoja de que
justamente el trabajo adicional, que se realiza con mayor esfuerzo y cansancio, está menos
retribuido que si la jornada laboral fuera más corta.
La Figura 13-4 que se inserta más arriba, muestra la situación con un impuesto progresivo.
La curva de salarios después de pagar impuestos ya no es una línea recta, porque la pendiente
decrece a medida que se dobla hacia el lado izquierdo del eje de las abscisas, y la tangencia con la
199
curva de indiferencia se encontrará por fuerza a la derecha de la que se da con una tasa proporcional
que obtendría la misma cantidad de impuesto de la persona; es decir habrá más ocio y menos
trabajo. Si se compara en función del trabajo total, la diferencia neta entre las dos formas de
impuesto no es tan clara.
Veamos las principales diferencias sobre el esfuerzo al trabajo total que introducen ambos
impuestos. El impuesto proporcional coloca una presión relativa más pesada sobre los grupos de
rentas inferiores y medio inferiores; el impuesto progresivo lo hace, en cambio, en los niveles supe -
riores.
Supongamos ahora que un impuesto proporcional es reemplazado por otro progresivo de
igual rendimiento. El resultado será que los tipos impositivos medios y los marginales quedarán
incrementados para aquellas personas que gozan de salarios altos y decrecerán para los que tienen
salarios bajos. Pero los cambios en los tipos marginales serán más considerables que en los tipos
medios.
Sin proponernos a realizar un cuadro completo de los esquemas de cambio que resultan, la
naturaleza del programa queda ilustrada en la Figura 13-5 que se inserta a continuación.
Los receptores de ingresos bajos en la zona A se encuentran con que tanto sus tipos
impositivos marginales como los medios se reducen. Entonces lo mismo puede aumentar que dismi-
nuir su esfuerzo en el trabajo. En la parte superior de la escala están las personas comprendidas en
el grupo D, para las que tanto sus tipos impositivos marginales como medios se han incrementado.
Como los miembros del grupo inferior, lo mismo pueden aumentar como disminuir su disposición
al trabajo. Los trabajadores del grupo B, con ingresos entre bajos y medianos, se encuentran con
que sus tipos impositivos marginales no varían, mientras que se reducen los tipos medios. Esto
disminuirá su esfuerzo al trabajo. Los comprendidos en el grupo de renta media a superior, o sea
sector C, se encuentran con que aumentan sus tipos marginales y se reducen los medios. Para
éstos la razón de disminuir su esfuerzo en el trabajo es doble. El cuadro que se presenta más
200
adelante muestra un resumen de los cambios en los efectos renta y sustitución, y sus resultados,
según el nivel de renta.
No hay ninguna forma sencilla para predecir cuál será el resultado neto para el grupo
considerado como un todo. Supongamos que los trabajadores en el grupo A, se esfuerzan en trabajar
más, mientras que los del grupo D reducen su esfuerzo. El resultado neto, en este caso, depende de
la cantidad de la disminución de los grupos B, C y D.
A su vez, estos cambios dependen de la distribución de la renta, así como del específico
cambio en la estructura de los tipos impositivos.
En los Estados Unidos alrededor de 1980 surgió un importante movimiento, la escuela del
lado de la oferta, la cual sostenía que los efectos desincentivadores de las elevadas tasas
impositivas, conspiraban, y lo que es más, eran responsables de la mayoría de los males que
aquejaban a ese país: bajo nivel de ahorro, recesión, productividad estancada y elevada inflación. El
economista Arthur Laffer, considerado el padre de la economía del lado de la oferta y otros
destacados colegas, argumentaban la necesidad de establecer bajas tasas impositivas marginales
para obtener buenos resultados económicos. Refieren los antecedentes que Arthur Laffer presento
por primera vez su sorprendente teoría en una servilleta, cuando se encontraba en 1974 almorzando
con políticos y periodistas. El argumento teórico de la denominada curva de Laffer, considerada un
icono por los seguidores de la escuela del lado de la oferta, es demostrar cómo, a partir de un cierto
nivel de imposición, los factores de producción (capital y trabajo), se ven desincentivados, ya que
su costo de oportunidad es muy elevado. Por tanto, a partir de cierto límite, existe la posibilidad de
que aumentos en los tipos impositivos, pueda suponer un efecto contrario, de descenso en lugar de
aumento de los ingresos tributarios. Durante las administraciones de Ronald Regan en Estados
Unidos y Margaret Thatcher en Gran Bretaña, se aplicaron los principios teóricos de Laffer,
reduciendo los tipos impositivos para aumentar los ingresos fiscales. Los resultados en los Estados
Unidos provocaron largos periodos de gigantescos déficits presupuestarios, al no poder recaudar
el Estado suficientes ingresos fiscales para sostener el nivel de gastos. De la misma manera, la
propensión al ahorro disminuyó en lugar del aumento pronosticado por los teóricos de la
economía del lado de la oferta. (8) La más reciente reforma fiscal es la de Donald Trump, su
recorte impositivo a empresas y a grandes rentas y patrimonios se augura paralela a las de Reagan
y Bush II: la Oficina Presupuestaria del Congreso de EE UU calcula que si la deuda pública en
manos del público alcanzó en 2017 el 76,5% del PIB, subirá en 2028 al 96,2% del PIB, por la
combinación de recortes de impuestos e incrementos del gasto (El País:
https://elpais.com/economia/2018/08/08/actualidad/1533750686_418268.html)
La evidencia empírica recogida hasta el presente, de que por sí sola toda reducción impositiva
conduce, tanto a un aumento de la recaudación fiscal como de la producción nacional, no es
concluyente, ya que no existe manera de averiguar en que punto de la curva de Laffer se encuentran
201
los países. Según estudios econométricos sobre la respuesta del esfuerzo laboral al aumento de las
tasas impositivas, el punto de ingreso máximo se encuentra muy a la derecha de las tarifas
impositivas que la economía norteamericana ha visto en las últimas décadas: los estudios
pronostican que una reducción de los impuestos daría lugar a una reducción casi proporcional de la
recaudación fiscal.
La curva (Figura 13-6) se traza a veces de tal manera de manera que su máximo corresponda
teóricamente, a una tasa impositiva del 50%. Cuando el tipo impositivo es nula (0%), no hay
lógicamente ningún ingreso fiscal, como tampoco lo habrá cuando los impuestos alcancen al 100%,
pues la gente no es tan ingenua como para trabajar sin recibir nada a cambio. (9)
En la grafica que se inserta en la siguiente página se presenta una versión simple de la curva
de Laffer. En realidad, no se conoce con exactitud la relación entre impuestos y recaudación. Lo
que sí sabemos es que los cambios en las tarifas impositivas y sus efectos sobre la recaudación
dependen de la elasticidad de oferta de mano de obra y de la amplitud del efecto sustitución entre
las diferentes formas de ingresos gravables y no gravables. Algunos estudios empíricos (Gruber y
Saenz 2002) sugieren que particularmente las rentas altas son sensibles a los cambios de la tasa
impositiva; estiman estos autores que una disminución del 40 al 30% del tipo impositivo produciría
un incremento de la renta gravable del 9% y por supuesto mayor recaudación.
Podríamos concluir que la relación entre el aumento de la recaudación impositiva por la
consiguiente elevación de lasa impositiva no es igual ni para todos los grupos ni para todas las
formas de ingresos. La economía es demasiado compleja y la interacción entre decenas de variables
como la estructura económica del país, los impuestos, el capital disponible para inversiones, la
tendencia al ahorro de los ciudadanos, la existencia de un sistema financiero completo y
consolidado hacen de esta curva una enorme simplificación de la realidad, sin embargo aún en la
actualidad continua siendo una fuerza poderosa en los debates de políticas públicas.
202
NOTAS AL CAPÍTULO XIII
(1) DUE, John et al., Government Finance: Economics of the Public Sector. Ed. Irwin, 7ed.
Ill. 1981, pp. 359-64
(2) ex-ante ex-post
Y=C+S Y=C+I
Y-C=S Y-C=I
S=I
(3) DUE, John et al., Op. cit. pp. 350-56
(4) El impuesto de salida del país es un claro ejemplo. (Art. 29, Ley de Timbre Fiscal
Gaceta Oficial, N° 38.958 del 23-06-2008)
(5) MUSGRAVE, Richard, Teoría de la Hacienda Pública. Ed. Aguilar, 1 ed. Madrid 1969,
p. 250
(6) Ibíd. pp. 251-56
- ROSEN, Harvey, Public Finance. Ed Irwin/McGraw-Hill, 4th ed. 1995. USA pp 399-427
(7) Enciclopedia Práctica de Economía. Tomo III, Ed. Orbis, Barcelona 1983. Economía de
la Oferta por Trigo, Portela. pp. 168-69
(8) SAMUELSON, Paul et al. Economía. Ed. Mac Graw Hill, 12 ed. México 1986, pp. 894-
96
(9) MANKIW, Gregory. Principios de Economía. Ed. McGraw Hill, 1 ed. España 1998,
pp.161-162
203
XIV
Las características más importantes del impuesto sobre la renta de las sociedades de capital,
además de los comentarios sobre los efectos que provocaría el impuesto en caso de no trasladarse,
serán el propósito de esta parte del capítulo (1)
Características generales
El impuesto sobre la renta de las sociedades de capital se aplica a las utilidades totales sean o
no distribuidas como dividendos; el impuesto a la renta personal, trata a los dividendos igual que a
otros ingresos. La sociedad por acciones se trata esencialmente como entidad, con persona lidad
fiscal propia, distinta y separada de sus propietarios, los accionistas. Esto refleja la filosofía de que
la sociedad de capital posee capacidad contributiva propia, medida por sus utilidades netas,
independientemente de los efectos distributivos que el impuesto pueda ejercer sobre las personas
físicas, sean accionistas, consumidores o trabajadores. En Venezuela, no existe un impuesto sobre
la renta de las sociedades de capital separado de la legislación del impuesto de la renta de las
personas físicas (sistema global); aunque, los enriquecimientos netos provenientes de las compañías
anónimas (Art. 7 y 9 ley de ISR) y otras formas de asociación asimiladas a éstas (comanditas por
acciones, holding o trust) pagarán un impuesto progresivo conforme a la tarifa N° 2 (Art. 52,
ejusdem). Este sistema es el más extendido, sobre todo en los países más desarrollados y equivale
dos impuestos, uno sobre las personas naturales y otro sobre las personas jurídicas, reunidos en una
sola ley y a veces en dos leyes separadas.
204
Evaluación
Defensa. Entre los argumentos a favor del impuesto sobre la renta de las sociedades se pueden
mencionar (3):
1.- Productividad. Aunque inicialmente fue muy productivo, en Estados Unidos la
proporción de los ingresos federales correspondiente al impuesto de sociedades ha
disminuido de 28% en 1950 a 9% en 2010, como consecuencia de haberse aprobado de-
ducciones fiscales y de ser más generosas las posibilidades de deducir los gastos de
depreciación. Para algunos, el impuesto a la renta de las sociedades de capital es
actualmente, en realidad, una subvención a la inversión (4).
2.- Equidad. Incide directamente sobre la sociedad -en caso de no trasladarse-. Se comporta
como un impuesto complementario al impuesto sobre la renta de las personas físicas, al ser
utilizado como medio para gravar la porción de las utilidades no distribuidas como
dividendos; en caso de no existir, se cometerían graves injusticias, al favorecer la tendencia
de retener las ganancias en las sociedades controladas por pocas personas, ejerciéndole un
fuerte estimulo para constituir sociedades por acciones.
Debiéramos preguntarnos, si sólo las personas reales pueden pagar impuestos ¿Qué
justificación económica podría existir para tener un impuesto a la renta de las sociedades?
¿Por qué no gravar a los propietarios de las sociedades de capital a través del impuesto a la
renta? Un número de justificaciones han sido propuestas: Primero: Al ser la sociedad de
capital (persona jurídica) una entidad independiente de sus accionistas (personas naturales),
con capacidad contributiva propia, debe estar sujeta a un impuesto aparte y autónomo,
dado que la propiedad y el control residen en diferentes personas. Una segunda
justificación precisa que las sociedades reciben beneficios especiales, como la
responsabilidad limitada de sus accionistas; como contrapartida, podemos ver el impuesto
como un pago por servicios recibidos. Finalmente, el impuesto a las sociedades protege la
integridad del impuesto a la renta personal; si no hubiera impuesto a las sociedades, las
utilidades no distribuidas no serian gravadas.
Críticas. Partiendo del supuesto de que el impuesto no se traslada, es decir no se refleja en precios
más elevados de los bienes producidos por la sociedad de capital, éste es condenable por cuestiones
de equidad y eficiencia económica (5).
1.- Lesiona la equidad horizontal, al gravar la renta bajo la forma de dividendos en forma más
pesada que otras fuentes de ingresos. El impuesto grava las utilidades de las sociedades de
capital y posteriormente, la cantidad repartida como dividendo, es gravada nuevamente por
el impuesto sobre la renta personal; mientras que, las otras formas de ingreso se gravan una
sola vez. Aunque, este sistema pudiera ser defendido, argumentando que, los perceptores de
dividendos son personas pertenecientes a los grupos de mayores ingresos, y que es más
justo, gravar en mayor proporción, la ganancia (renta) proveniente del capital que, aquélla,
originada en el trabajo. Sin embargo, aún así, es difícil justificar que el ingreso por
concepto de dividendos se grave más que los intereses y otra renta de capitales.
205
2.- Frecuentemente se acusa a la doble imposición de los dividendos de ser responsable del
bajo nivel de formación de ahorro (S/Y) e inversión real. La escasez que se produce del
recurso capital, agravada en algunas circunstancias por el efecto expulsión del
endeudamiento público, contribuye considerablemente, a la merma de oportunidades del
sector privado de obtener fondos disponibles para el financiamiento de sus actividades.
3.- Se acusa al impuesto de proteger a la empresa ineficiente que paga poco o ningún impuesto
y de frenar el crecimiento de las más productivas.
4.- Se critica al impuesto porque, de hecho, no sería pagado por los accionistas, sino trasladado
a los consumidores de los productos. Es casi seguro que el impuesto en alguna medida se
traslada; en este caso no es discriminatorio, por supuesto, contra el ingreso por dividendos,
ni reduce además la inversión. Aquí, la incidencia del impuesto se asemeja a la de un
impuesto a las ventas. No sólo por ser regresivo, sino que a diferencia del impuesto a las
ventas al detal, se acentúan las cargas impositivas sobre los bienes, de acuerdo a las
relaciones utilidad/ventas.
Integración de los impuestos sobre la renta de las sociedades de capital y personas físicas
La sociedad anónima se libera del pago de impuestos y se grava a los accionistas en función
de los dividendos recibidos más su participación en las utilidades no distribuidas por la empresa.
Este tratamiento de la empresa para fines impositivos como si se tratara de una sociedad de per-
sonas, evita las principales críticas al impuesto sobre la renta de las sociedades de capital, aunque,
no está exento de dificultades:
1.- Es compleja la tarea de calcular la porción de las utilidades no distribuidas en aquellas
compañías que tienen muy repartido su capital.
2.- Algunos accionistas se verían obligados a pagar impuesto sobre acciones de empresas que
obtienen considerables utilidades y pagan poco, o ningún dividendo; lo que podría
ocasionar la venta de las acciones para poder pagar el impuesto.
206
Sistema de crédito por dividendos pagados
Este procedimiento consiste en aplicar el impuesto, sólo a las utilidades no distribuidas por la
sociedad de capital, gravando el impuesto sobre la renta personal del accionista los dividendos o
utilidades repartidas. Así, disminuye la obligación impositiva de la sociedad, y se evitan los
inconvenientes del método de los dividendos recibidos, como por ejemplo: reintegros injustificados.
La primera cuestión básica que se plantea sobre el impuesto sobre la renta de las sociedades
de capital, es si en realidad, ocasiona una reducción de los ingresos reales de los accionistas (bien
por dividendos reducidos y/o bien, por menores cantidades transferidas a reservas y por lo tanto,
cotizaciones más bajas de las acciones), o si se traslada hacia adelante, en forma de precios más
elevados de los productos de la empresa, o si tal vez, se desvía hacia atrás, a la mano de obra. Está
muy difundida la creencia, en especial en el mundo de los negocios, de que el impuesto se traslada
por completo a los consumidores, lo que lo convertiría en un impuesto regresivo, similar al de
ventas. Pero, gran parte de las críticas contra el impuesto, como acabamos de ver, -también del
mundo de los negocios- se basan en la suposición de que el impuesto tiene una incidencia directa y
reduce por tanto, la renta real de los accionistas (7).
Las consecuencias económicas de la incidencia del impuesto a las sociedades de capital están
dentro de los temas más controversiales de las finanzas públicas. Durante largo tiempo los
economistas sostuvieron que un impuesto sobre la utilidad neta no podía trasladarse hacia adelante
y por eso debía reducir los ingresos de los propietarios de la empresa. Esta conclusión que se
conoce con el nombre de doctrina o enfoque tradicional y solo es válida a corto plazo, en
condiciones de competencia perfecta y de monopolio total. El argumento tradicional está basado en
el principio de maximización de los beneficios como objetivo orientador en la determinación de los
precios y de la producción. Revisemos a continuación esta doctrina.
207
Modelo de Harberger (The Incidence of Corporation Income Tax. Taxation and Welfare. Arnold
Harberger. Boston. Ed. Little Brown 1974c pp 135-162). Los análisis de equilibrio parcial que
hemos realizado hasta ahora, conocidos como enfoque o doctrina tradicional, consideran
únicamente los efectos que se provocan en el mercado en que se establece el impuesto y no tienen
en cuenta los posibles consecuencias que puedan tener sobre otros mercados. Por ello, el uso del
modelo general del equilibrio, intenta reconocer, aunque con gran sacrificio de la realidad, la
repercusión que puede tener los impuestos sobre los bienes y factores. El modelo desarrollado por
Arnold Harberger analiza la incidencia impositiva de impuestos selectivos sobre la remuneración de
los factores. Sus conclusiones pueden ser aplicables, por ejemplo a la incidencia del impuesto sobre
sociedades si consideramos uno de los sectores, el societario, gravado con el impuesto y el otro
sector, el no societario, exento del impuesto. Este modelo asume de manera simplificada, entre otros
supuestos básicos, los siguientes:
1. Los factores de producción, capital y trabajo, tienen ofertas fijas (completamente inelástica.
Modelo estático) y son perfectamente móviles entre los dos sectores, y su remuneración (la
misma en los dos sectores) se determina competitivamente.
2. Existen dos bienes producidos en mercados de competencia perfecta y que son plenos
sustitutos entre sí.
3. Gustos y preferencias de los consumidores de ambos sectores iguales.
4. Condiciones de costos constantes; aumentos proporcionales de trabajo y capital, producen
incrementos proporcionales de producción (rendimientos constantes)
5. Sistema de economía cerrado.
208
maximización de las ventas totales y de la tasa de crecimiento de la empresa, el logro de una
determinada tasa de rentabilidad, etc.
Habrá posibilidad de traslación del impuesto en parte, hacia adelante, en forma de precios
más elevados a los productos, siempre y cuando se cumplan los siguientes supuestos y condiciones
del modelo de competencia imperfecta. Las suposiciones comprenden:
1.- El logro de un rendimiento esperado a largo plazo, a menudo mal definido como
maximización de beneficios de las empresas como grupo.
2.- Interdependencia entre las empresas, particularmente en materia de política de precios.
3.- Fijación de precios mediante el sistema de costo medio más ganancia (esperada). El
aumento de los costos medios experimentados por todas las empresas o por la mayoría de
ellas, conducirá a aumentos de precios, sujetos a ciertas restricciones impuestas por la
elasticidad de demanda.
4.- A pesar de gran uniformidad en la fijación de políticas, subsiste sustancial variación entre
las relaciones utilidad/ventas de las mayorías de las empresas. Las más exitosas, a menudo
las más grandes, tendrán relaciones de utilidad más favorables que las pequeñas, las cuales,
por lo general poseen costos unitarios más elevados o gerencia ineficiente.
Bajo los supuestos anteriores y cumpliendo las siguientes condiciones, habrá traslación
parcial del impuesto hacia delante:
1.- Si se considera el impuesto para fines de cálculo de los precios como un gasto.
2.- Que exista relativa uniformidad de la relación impuesto/ventas entre las empresas
competidoras, o, sino fuera así, que las empresas de baja rentabilidad sigan los precios
establecidos por las empresas con alta tasa de ganancia.
3.- Que las firmas como grupo no hayan maximizado, aún, las utilidades, de manera que
precios más elevados pudieran hacer a cada una ganar más.
209
El análisis precedente sólo nos demostró que, el impuesto, bajo las suposiciones y
condiciones del modelo no perfectamente competitivas, puede trasladarse hacia adelante. La
teoría no nos dice si esto, sucederá o no, sólo la evidencia empírica resultante del estudio real de las
respuestas al impuesto puede hacerlo. Sin embargo, al igual que muchos aspectos de la economía,
estos estudios no son fáciles de realizar. Son tantas las variables que afectan el comportamiento de
utilidades y precios, que, cualquier intento para aclarar los efectos distributivos del impuesto,
mediante el empleo de técnicas econométricas, ha sido poco exitoso. En conclusión, por el estado
actual del conocimiento económico sobre la materia, no se sabe a ciencia cierta si el impuesto se
traslada o no. No existen pruebas definitivas de que sea trasladado total o parcialmente.
Los efectos económicos que produciría un impuesto sobre la renta de las sociedades de
capital, sino llegare a trasladarse, se analizan con respecto a un impuesto sobre la renta personal,
que recaude la misma suma de dinero y que, se aplicara por igual a todos los ingresos, incluso, a las
utilidades no distribuidas de las sociedades de capital (9).
Formación de capital
Oferta de fondos. Los efectos del impuesto sobre la renta de las sociedades de capital sobre la
porción de la renta nacional que se destina al ahorro, no son fáciles de determinar. Ello, en primer
lugar, porque el impuesto concentra la mayor parte de la presión tributaria sobre las ganancias por
inversiones en las sociedades de capital; lo que, seguramente, repercutirá sobre las personas de
ingresos más altos, quienes son las que concentran la mayor parte de las acciones de la sociedad. De
allí que, los efectos del impuesto sobre el ahorro (S/Y), tal vez, sean superiores a los que provoca su
homólogo sobre la renta de las personas físicas. En segundo término, el impuesto también puede
reducir las sumas que las sociedades de capital retienen como utilidades no distribuidas para
financiar sus expansiones. Sin embargo, los efectos adversos del impuesto señalados más arriba,
podrías ser compensados, en la medida en que las sociedades de capital se vean más estimuladas a
repartir menos dividendos y a incrementar las reservas para reinversión; lo que podría ocurrir, si las
empresas fuesen controladas por grupos de accionistas adinerados. De allí que, el efecto neto sería
difícil de precisar.
Demanda de fondos (inversión real). Las decisiones sobre futuras oportunidades de inversión se
toman en los consejos directivos de las sociedades de capital. De allí que, los determinantes que
afectan la toma de decisiones siempre son objeto de fuertes controversias.
1.- Tasa interna de retorno. Una tasa impositiva del 50% sobre la renta de una sociedad de
capital, reduciría en la misma proporción las utilidades proyectadas. Es de esperarse, a
juicio de algunos, que la reducción de TIR proyectada, desanime (efecto sustitución) a la
junta directiva de realizar el proyecto de inversión, ya que podría argumentarse, que como
la dirección no está sujeta al efecto renta -los ejecutivos de las sociedades de capital no
participan en forma directa en las ganancias de un proyecto de expansión exitoso para la
empresa- no habría una reducción del ingreso real de los miembros de la junta ejecutiva.
Sin embargo, aunque no participen directamente, los altos ejecutivos serán juzgados según
la rentabilidad de la sociedad, lo que vincula su bienestar con las utilidades. Por tanto, este
efecto, equivalente al efecto renta, tenderá a compensar el efecto sustitución y contribuirá a
contrarrestar la disminución en la inversión real.
210
2.- Disponibilidad de fondos. En la medida en que el impuesto no se traslade hacia adelante y
se mantengan los antiguos niveles de dividendos, disminuirán los fondos de reserva para
reinversión y se reducirá la disposición de la empresa para acometer nuevos proyectos de
inversión. No obstante, la evidencia apunta en dirección contraria. La estructura global del
impuesto sobre la renta tiende a estimular a las empresas a retener más de las utilidades no
distribuidas y no menos, de manera que la oferta de capital monetario no tendría porque
disminuir.
3.- Compensación por pérdida. La deducción de las pérdidas podrá ser más significativa
para la sociedad que para los individuos. Estos últimos, tiene serias restricciones para
compensar las pérdidas societarias con otros ingresos. En las sociedades de capital, con la
posibilidad de diversificar las inversiones, existe la gran ventaja de que las pérdidas
originadas en una de ellas, pueda compensarse con las utilidades de otras (Art. 55 Ley ISR).
En síntesis, la tasa de formación de capital seria indudablemente mucho menor, con un
impuesto sobre la renta de las sociedades de capital, de la que tendría que ser si no gravaran las
utilidades ni a nivel societario ni personal. La diferencia no parecería tan obvia, si el impuesto
sobre la renta de las sociedades de capital se comparara con otro, en el que, se integraran las
utilidades no distribuidas dentro de la base tributaria del impuesto sobre la renta personal. Claro
está, siempre y cuando el impuesto no fuere trasladado. Tal como está concebido, el impuesto sobre
la renta de las sociedades de capital, reduce las utilidades no distribuidas disponibles y el
rendimiento neto sobre la inversión, en una mayor proporción, de lo que, lo haría, el impuesto
personal alternativo.
Eficiencia económica
División de sociedades. Es común el tratamiento impositivo diferencial, para atenuar el impacto del
impuesto sobre la renta sobre las pequeñas y medianas empresas en desarrollo. Esta política, ha
ocasionado como resultado, que, las empresas controladas por pocas personas se dividieran en
firmas separadas. Algunos tipos de empresas son mucho más fáciles de dividir que otras: grandes
cadenas de tiendas detallistas, en comparación con empresas manufactureras. Tales prácticas no
sólo disminuyen la obligación fiscal, sino que distorsionaron, además, las formas de organización
empresarial.
Métodos de financiación. En cualquier país del mundo, a los fines del cálculo del enriquecimiento
neto, los intereses pagados sobre fondos pedidos en préstamo son deducibles del impuesto sobre la
renta de las sociedades de capital (Arts. 27 y 2 numeral 2, ejusdem), pero no así, los dividendos
pagados a los accionistas. Este tratamiento hace más atractivo el endeudamiento, que la suscripción
de acciones para el financiamiento de las actividades de la empresa. Aunque, es difícil predecir cuál
será el efecto resultante, ya que muchas empresas de por si no utilizarían el préstamo en ningún
caso, y de hacerlo, lo minimizarían, por los riesgos financieros que comporta (peligros de quiebra,
pérdida de control, etc.).
211
Estímulo a la eficiencia. Es probable que el impuesto sobre la renta de las sociedades de capital, a
juicio de sus críticos, pueda reducir la eficiencia operativa y estimular ciertos gastos marginales de
la empresa. Con una tasa marginal impositiva del 50%, más de la tercera parte del costo de toda
ineficiencia en operaciones o de cualquiera actividad improductiva (pérdida), recae sobre el
gobierno. En la medida que una empresa obtenga ganancias, su disposición para erradicar las
ineficiencias será mucho menor, ya que el gobierno paga la tercera parte del costo. Habrá menor
disposición de descontinuar actividades, o de disminuir gastos innecesarios, que a los ejecutivos les
hubiera gustado interrumpir o cancelar.
212
NOTAS AL CAPÍTULO XIV
(1) DUE, John et al., Government Finance: Economics of the Public Sector. Ed Irwin, 7 ed.
1981, U.S.A. pp. 310-11
(2) SAMUELSON, Paul et al., Economía. Ed. Mac Graw Hill, 12 ed. México 1986, p. 888
(3) DUE, John et al., Op. cit. p. 337
(4) ROSEN, Harvey. Public Finance Ed. Irwin, 4 ed. USA 1995. p. 428-456.
(5) DUE, John et al., Op. cit. p. 337
(6) Ibid. pp. 338-43
(7) Ibid. pp. 312-21
(8) Ibid. p. 321
(9) Ibíd. pp. 321-27
213
XV
C=Y–S
Se abordará en esta sub-sección, tanto los efectos sobre el estimulo al trabajo y la oferta de
mano de obra, como las implicaciones en la tasa real de formación de capi tal y las dificultades para
el logro del pleno empleo.
La renta adicional producto de más trabajo, puede ser deseada para satisfacer al consumo, al
ahorro o una combinación de ambos. Si se deseara esa renta adicional para satisfacer al consumo,
un impuesto proporcional al gasto tendría los mismos efectos sobre el empleo que un impuesto
proporcional a la renta, en la medida que las personas tomaran en cuenta al impuesto. Pero pudiera
que ello no ocurriera así, ya que el impacto del impuesto se presenta no en el momento de ganar el
ingreso sino al gastarlo, debilitando por lo tanto los efectos renta y sustitución del impuesto. Si nos
situamos en el otro extremo, donde existen personas que estarían dispuestas a trabajar más
buscando un mayor ingreso sólo para propósitos de ahorro, el impuesto no tendrá efecto alguno
sobre el empleo, al no ser relevante la posibilidad de incrementar la obligación tributaria del
impuesto al consumo en algún lugar en el futuro. Finalmente, si asumimos razonablemente que
parte de la renta ganada puede ser destinada al consumo y parte al ahorro, los efectos renta y
sustitución son relevantes -pero en menor grado que con un impuesto sobre la renta- a
determinadas tasas impositivas. Sin embargo para recaudar la misma suma de dinero que un
impuesto a la renta, las tasas del impuesto deben ser más elevadas, por lo tanto el efecto neto queda
indeterminado.
Cuando un impuesto proporcional al consumo se compara con uno progresivo a la renta, la
posibilidad de reducción de la oferta de mano de obra será menor con el impuesto al consumo que
con el impuesto progresivo a la renta, ya que en este ultimo el efecto sustitución será mucho mayor.
214
Si ambos son progresivos los resultados son similares a los expuestos cuando ambos son
proporcionales.
Formación de capital
Oferta de fondos (ahorro). Los impuestos basados en el consumo deberían asegurar una relación
total más alta de renta ahorrada (S/Y) que los impuestos a la renta, para una determinada suma de
ingresos. La diferencia presenta dos aspectos:
1.- Mayor peso relativo del impuesto al consumo tendrán aquellas personas que tienen una baja
relación S/Y, y gastan por lo tanto altos porcentajes de su renta; obligándolos a reducir el
consumo, sino pueden o no quieren endeudarse. Aquellas personas con altas relaciones S/Y,
fundamentalmente individuos con altos niveles de ingresos, tendrían más fondos
disponibles para el ahorro, que los que tendrían con un impuesto sobre la renta.
2.- Los impuestos relacionados con el consumo alientan a sustituir consumo por ahorro, es decir
consumir menos y ahorrar más, porque la persona puede disminuir su obligación impositiva
reduciendo sus gastos, mientras que con un impuesto sobre la renta no puede hacerlo. El
incentivo a ahorrar puede ser mayor en la medida en que la persona crea que el impuesto
será temporal, ya que reducirá el impuesto al consumo ahorrando ahora y consumiendo
luego, cuando el impuesto se haya abolido; o si se ahorra por fines distintos a los de
adquirir bienes de consumo en el futuro, como por ejemplo, tener una reserva o acumular
una suma para dejarla a sus herederos.
Demanda de fondos (inversión). Los impuestos relacionados con el consumo podrían reducir la
rentabilidad de las inversiones más que los impuestos sobre la renta; ello podrá ser posible en la
medida que afectan la demanda de productos en los mercados. En cuanto al riesgo, es poco lo que
se puede agregar dada la poca o nula influencia de este tipo de impuesto sobre la decisión de los
inversionistas de correr mayor o menor riesgo.
215
tasa de formación de capital y por consiguiente de crecimiento económico. Pero, en aquellas
economías industrializadas, la respuesta no parece del todo clara. Si la razón prevaleciente es una
baja oferta de fondos (S/Y), la imposición al consumo aparece como favorable, en la medida en que
la reducción de la demanda agregada de bienes y servicios, no aparece como significativa como
para anular los incrementos de la inversión real justificadas por el mercado. Si por el contrario, la
baja formación de capital, responde a una inadecuada demanda del mercado, entonces, la utilización
de la imposición al consumo sólo agravaría la situación.
La forma tradicional del impuesto al consumo es el tipo indirecto, recaudado de las empresas
al momento de la importación, producción o venta de bienes o servicios. Estos gravámenes son
impuestos al consumo si se trasladan hacia adelante a los compradores de los productos, y provocan
el aumento de los precios de los bienes de consumo en relación con el ingreso de los factores. Si se
grava un bien y el precio de éste aumenta en el monto del impuesto, aceptando que se mantienen
fijos los otros precios de los demás bienes y el ingreso de los factores, los consumidores del bien
gravado verán reducidos sus ingresos reales en proporción a sus compras, puesto que pagan un
precio mayor por el producto, sin que su ingreso monetario se hubiese modificado. Por supuesto,
que ellos podrán eludir parte del impuesto reduciendo sus compras, evitando una disminución
mayor de su renta real, pero, experimentan un exceso de gravamen (3), en el sentido de que
sustituyen un bien preferido (gravado) por otro menos apreciado (no gravado).
Las mismas consideraciones se aplican a un impuesto sobre las ventas de todo tipo de bienes
de consumo. Si todos los precios se incrementan en la medida del monto del impuesto,
permaneciendo inalterados los ingresos, las rentas reales de todos los consumidores descienden en
proporción al total de gastos de consumo realizados. Un gravamen tal, equivale a un impuesto al
gasto de tasa proporcional, sin mínimo de exención. También en este caso, los individuos pueden
reducir el total de sus compras en cantidades que superen el monto del impuesto. El análisis de la
traslación es en esencia una aplicación de la teoría de los precios y de la determinación de la
producción, en cuanto a las reacciones provocadas por un incremento en los costos, ya que el
gravamen constituye un costo adicional para las empresas sobre las que recae. El procedimiento a
seguir será la aplicación del método de la incidencia diferencial, que compara los efectos distribu-
tivos de los impuestos a las ventas y sobre consumos específicos (sisas), con los de un impuesto
proporcional a la renta, permaneciendo inalterada la demanda agregada de la economía (4).
Generalmente el otro impuesto utilizado como base de comparación es aquel denominado impuesto
de suma total o de capitación, cuya obligación tributaria no depende del comportamiento
económico del individuo (ingreso, consumo o riqueza).
Considérese en primer lugar un impuesto general a las ventas al detal (minorista), aplicado
por igual a todos los bienes y servicios de consumo.
Habrá una traslación completa y hacia adelante que se reflejará en precios más elevados para
los bienes de consumo, cuando se trata de mercados de competencia perfecta y oligopolios.
Competencia perfecta. En este tipo de mercado, un impuesto a las ventas haría aumentar todos los
precios de los bienes de consumo en la misma proporción al monto del gravamen, siempre y
cuando se den los siguientes supuestos:
1.- Todos los mercados sean perfectamente competitivos
216
2.- Las ofertas de todos los bienes de consumo son perfectamente elásticas o, en otras palabras,
todos los bienes se producen en condiciones de costos constantes.
3.- Las ofertas de los factores son perfectamente inelásticas (fijas), en relación con los cambios
en el ingreso real causados por precios más altos de los bienes de consumo. Según
habíamos mencionado, emplearemos el concepto de incidencia diferencial: tanto el impuesto
a las ventas como un impuesto proporcional a la renta, mantienen al mismo nivel la demanda
agregada de factores. En esencia, el impuesto introduce una cuña entre el precio recibido por
el vendedor y el pagado por el consumidor. La oferta de todos los bienes disminuirá, hasta
que los precios suban e igualen al monto del impuesto, dentro de las restricciones más arri ba
enunciadas. Por eso, el impuesto a las ventas produce los mismos efectos distributivos que un
impuesto al gasto.
Oligopolio. Este tipo de mercado es mucho más realista y, también se produce una traslación total e
inmediata. Se debe suponer, al igual que se hizo al analizar el traslado del impuesto sobre la renta
de las sociedades de capital, las siguientes hipótesis.
1.- Interdependencia entre las empresas, particularmente en materia de precios.
2.- El logro de una tasa de rendimiento satisfactoria como objetivo inmediato, ya que habrá pocas
esperanzas de lograr maximización de utilidades a largo plazo.
3.- Precios calculados según la técnica de costo medio más ganancia.
4.- Costos medios constantes dentro de cierta amplitud de operación de la empresa y condiciones
de costos constantes para la industria.
Si se cumplen los supuestos anteriores, es de esperar que un impuesto sobre las ventas, al
constituir un incremento directo y uniforme del costo medio para todas las empresas, ocasionará de
inmediato un aumento de precios equivalente al monto del impuesto. Si todas las empresas siguen
la misma política de precios, todas se beneficiarán con el impuesto. La diferencia entre un impuesto
a las ventas y un impuesto a la renta a las sociedades de capital, estriba en que el primero constituye
un porcentaje uniforme sobre el precio de venta para todas las firmas, en cambio, el segundo no.
Si las hipótesis de los modelos estudiados se alteran, habrá distintas reacciones al momento
de trasladar el impuesto.
217
recursos del consumo hacia la inversión, como resultado de la utilización de un impuesto a las
ventas en lugar de un impuesto a la renta.
Imposición a los bienes de capital. En la práctica, los impuestos a las ventas no suelen limitarse
únicamente a los bienes de consumo, sino que se aplican además a bienes de capital final:
maquinaria industrial, materiales de construcción, equipos de oficina, etc. Por lo tanto, se necesita
un capital adicional en efectivo para adquirir una determinada cantidad de bienes de capital. Con
una oferta inelástica de capital monetario, los propietarios de éste verían reducido el interés,
disminuyendo por consiguiente el rendimiento de los ahorros. En consecuencia, si el impuesto se
aplicara a todos los bienes de consumo y de capital de producción final, en mercados de
competencia perfecta, reduciría el ingreso real en la primera instancia en proporción al consumo y,
en la segunda, en proporción al ahorro, provocándose el mismo efecto distributivo total que con un
impuesto proporcional a la renta. Si por el contrario, la oferta de capital monetario es perfectamente
elástica, el rendimiento del ahorro no disminuirá.
En condiciones de competencia imperfecta, se podrá suponer razonablemente que las
empresas considerarán al impuesto como un elemento del costo de los bienes de capital por lo tanto
depreciarán sumas mayores (o tratarán al impuesto como un gasto corriente). Como consecuencia,
el impuesto se reflejará en precios más altos de los bienes de consumo producidos con los bienes de
capital y se trasladará a los consumidores, pero de manera muy desigual, porque las distintas
industrias difieren en el grado de intensividad de capital. En estas circunstancias no es imperativo
que disminuya el rendimiento total del capital monetario; la porción del impuesto correspondiente a
los bienes de capital no necesariamente se distribuye en función del ahorro.
Exenciones. En la práctica, los impuestos a las ventas casi nunca se aplican a todos los bienes y
servicios. Los productos eximidos no aumentarán de precio; las producciones relativas aumentarán
según como se traslade el consumo hacia esos bienes, modificando en consecuencia, los precios
relativos de los factores especializados utilizados por las industrias que pierden y ganan producción.
Aquellas personas que consumen relativamente elevadas cantidades de esos bienes libres de
impuesto, experimentarán, por supuesto, una menor presión impositiva que si se tratara de un
impuesto de base general.
Naturaleza del mercado. El modelo de competencia perfecta no resulta útil para analizar las
reacciones de los impuestos en una economía moderna, porque las hipótesis que lo susten tan están
bastante alejadas del mundo real. Si bien el modelo de competencia imperfecta aparece como más
realista, es probable que los supuestos en que se basa no se cumplen universalmente. La falta de
uniformidad en la acción, hará que algunas empresas, en su empeño por aumentar las ventas no
incrementen los precios, otras, por el contrario, perderían gran volumen de ventas si trataran de
hacerlo.
Si algunos precios no aumentan, la carga del impuesto no se distribuirá de acuerdo con el
gasto total en consumo. Las compras de ciertas mercancías originará el pago de impuesto, mientras
que la adquisición de otras no. Al propio tiempo, los dueños de los factores, en algunas líneas de
producción, experimentarán bajas en sus ingresos reales, lo que provocará una deserción de esos
factores de la industria y, en consecuencia, a largo plazo, una mayor traslación que la producida
inmediatamente después de aplicar el impuesto.
218
2.- Se creía que facilitaría la uniformidad de acción para todas las empresas.
3.- Se evitaba la modificación de gran cantidad de precios.
La facturación por separado aumenta la uniformidad de acción y facilita el traslado en
mercados no perfectamente competitivos.
El impuesto a las ventas también puede aplicarse a niveles anteriores al detallista, si esto
ocurre, hay gran peligro de producir imposición múltiple, provocando graves distorsiones entre el
monto del impuesto y los consiguientes aumentos de precios.
Tanto mayoristas como minoristas fijan a menudo los precios sobre la base de porcentajes de
ganancia sobre el precio de costo: se agrega un tanto por ciento al precio de compra para fijar el de
venta. De hecho, tal porcentaje incluye también al elemento impositivo y, el incremento de precio
al consumidor supera al impuesto recaudado por el gobierno. Este efecto se conoce con el nombre
de efecto piramidal o imposición en cascada, muy característico de los impuestos a las ventas
plurifásicos.
Analizaremos en esta parte del capítulo los efectos que produce sobre los precios, la
aplicación de un impuesto sobre la producción o venta de un determinado articulo (sisa).
Utilizaremos el modelo del equilibrio parcial (Alfred Marshall), el cual analiza las
repercusiones del impuesto sólo en el mercado en que es aplicado, ignorando (ceteris paribus) los
efectos distributivos sobre los precios de los otros bienes y los factores de producción.
Los ajustes de precios dependerán de:
1.- El tipo de mercado.
2.- Condiciones de costos en que se fabrica el producto.
3.- La elasticidad de demanda del bien.
4.- Periodo de tiempo considerado.
219
Periodo momentáneo o de mercado. Si la oferta del producto es perfectamente rígida, como la
de un artículo ya producido de naturaleza perecedera y en el plazo de mercado, el impuesto no
puede influir en ningún caso sobre los precios. Es decir, el productor no puede trasladar hacia
adelante el impuesto, ya que la oferta no puede reducirse mediante el almacenamiento del producto.
En definitiva, el impuesto reducirá la renta real de los propietarios de la empresa u otros factores
que intervienen en la producción. La Figura 15-1 y el cuadro que se inserta a continuación ilustran
la situación descrita.
Es mejor para el empresario perder 10, absorbiendo el impuesto de 20, que soportar una
pérdida total de 100 al tener que almacenar el producto, lo que supone perder toda la producción del
momento, dada la perecibilidad del producto. La Figura 15-1 muestra el resultado de este caso.
Considérese ahora una suposición en la que exista alguna elasticidad de la oferta, como el
caso en que el bien es conservable por un periodo de tiempo igual, por lo menos, al necesario para
que la nueva producción se añada a los bienes ya existentes en el almacén. En términos generales
puede observarse que el empresario decidirá reducir las ventas actuales para conservar el producto
almacenado y venderlo en un momento posterior, esperando por un mejoramiento de las
condiciones del mercado. Por lo tanto en periodo de mercado, el impuesto determinará una
disminución inmediata de las ventas y provocará un aumento en los precios. Es decir que el
220
impuesto provocará una traslación hacia adelante a través del aumento de precios. La Figura 15-2 y
el ejemplo que se inserta a continuación mostrarán la situación.
Corto plazo. Si la oferta del producto es relativamente elástica, típica situación de mercado a
corto plazo y a largo plazo en una industria de costos crecientes. La imposición de un gravamen
especifico afecta directamente los costos medios totales. El impuesto perturba el equilibrio de la
empresa, la cual ajusta su volumen de producción a aquel nivel
ANTES DESPUÉS
FUTURO
IMPUESTO IMPUESTO
Costo 100 100 100
Impuesto - 20 20
Ingreso 110 110 130
Beneficio (Pérdida) 10 (10) 10
donde el precio coincida con el costo marginal. De allí que la cantidad ofrecida disminuirá y el
precio subirá en alguna medida. La magnitud exacta del cambio depende de las pendientes relativas
de las curvas de oferta y demanda.
Mientras más rígida sea la demanda, mayor será la traslación, y tanto menor cuanto más
elástica sea la demanda. La elasticidad de la oferta también influye en proceso de traslación.
Mientras más rígida sea la oferta, el precio se eleva menos que cuando se trata de una oferta
elástica. Por otra parte, la disminución de la cantidad consumida será mayor cuando más elásticas
sean ambas curvas. Si la demanda es rígida (por ejemplo, la de la leche), porque el comprador no
puede sustituir su consumo por el del otro bien, el aumento de precios coincide casi con la cuantía
del impuesto establecido. A partir de las elasticidades podemos determinar qué parte del impuesto
paga el consumidor y cuál el vendedor: cuanto menos elástica sea la demanda, mayor será la
traslación; cuanto menos elástica sea la oferta, habrá menor traslación (8). Así, parte del
impuesto es soportado por los consumidores del producto, parte por los empresarios y otros
221
propietarios de factores que no pueden retirar de la industria sus unidades de factores a corto plazo.
Dado que la oferta no es completamente elástica es imposible toda traslación completa del
impuesto. La Figura 15-3 en la siguiente página representa el caso planteado.
Largo plazo. Si la industria trabaja bajo condiciones de costos constantes, (modelo utilizado para
estudiar la incidencia del impuesto a las ventas), es decir, al entrar más empresas en la industria no
se eleva la curva de coste medio total de cada una de ellas. La
curva de oferta de la industria llega a ser una línea horizontal a cierto precio; esto es, puede que se
amplié o extienda la industria sin hacer que se eleve el nivel de la producción de mínimo costo de la
empresa. Por tanto, a largo plazo, la curva de oferta del bien será
perfectamente elástica, es decir paralela al eje de las cantidades, todas las empresas se encuentran
en el mínimo de los costos medios totales y casi todos los factores poseen una movilidad perfecta.
En estas circunstancias el impuesto se traduce en un aumento de precios exactamente igual a su
cuantía. Por tanto a largo plazo, no habrá modificación del nivel de los costos medios totales, a
medida que las empresas abandonan la industria porque no están realizando un beneficio normal,
de allí que, la traslación será mucho más completa. La elasticidad del bien gravado no juega ningún
papel debido a que la oferta es completamente elástica. (9)
A largo plazo, también puede ocurrir que a medida que entren nuevas empresas en la
industria, es posible que suba la curva de costes medios totales de la empresa. Esto puede suceder
debido a que, al incrementarse o extenderse la industria, puede que se atraigan de otras industrias
los factores de producción, ofreciéndose precios crecidos por ellos. Una industria de tal naturaleza
se denomina de costo creciente, y su curva de oferta se inclinará hacia arriba y a la derecha, es
decir será relativamente elástica; a precios más elevados, habrá de ser mayor la producción que se
provea en el mercado, porque para ello, hay que soportar mayores costos. Si a una industria de
costos crecientes se grava con un impuesto especifico al consumo, el gravamen desplaza la curva
de oferta hacia la izquierda, disminuyendo el aprovisionamiento. La empresa se sitúa en una
posición de costos mayores a causa del impuesto; el impuesto es compartido entre el productor y el
consumidor. Por otra parte la reducción del aprovisionamiento hará que se liberen factores de la
222
producción anteriormente ocupados, y por tanto, el precio pagado por ellos disminuirá. Esta
situación permitirá a los empresarios a producir a costos menores, viendo incrementada su
ganancia; en definitiva, parte de la traslación quedará en manos de los consumidores (aumento de
precio del bien) y parte en los propietarios de los factores de producción (baja en los precios). La
siguiente Figura 15-4 ilustra el caso de la traslación impositiva con costos constantes y crecientes.
Monopolio
El monopolista fija su precio en el nivel que pueda proporcionarle el mayor beneficio neto.
Veamos a continuación los efectos que se producen a corto y largo plazo al imponer al monopolista
un gravamen específico sobre la producción.
223
Figura 15-5: Traslación en régimen de monopolio (corto plazo)
224
Largo plazo. La incidencia a largo plazo del impuesto dependerá considerablemente de la
naturaleza de la tabla de demanda del monopolista a niveles superiores al precio anterior y, del
comportamiento del costo marginal en el campo en que opera la empresa. El aumento de precios
será mayor si el costo marginal es decreciente que si es creciente, ya que la reducción necesaria en
la producción será mayor. Con un costo marginal creciente,
el aumento de precios será mayor cuanto más inelástica sea la demanda; con un costo decreciente el
resultado será el contrario. Con un costo marginal constante, la elasticidad de la demanda no afecta
la traslación, mientras la curva de la demanda sea lineal. Con cualquier tipo de costo una brusca
disminución de la elasticidad de la demanda por sobre el precio anterior estimulará la traslación, ya
que, una vez que la empresa entra en este campo relativamente inelástico, un aumento sustancial en
el precio, aún en exceso del impuesto, será lucrativo (11).
En el largo plazo, el ajuste básico que debe hacer el monopolista, es el de modificar la escala
de su planta hasta cualquier tamaño deseado. La entrada de empresas en la industria, que es una de
las características de la competencia en periodos de larga duración, la impide aquí el concepto de
monopolio. En general tiende a decirse que la traslación en régimen de monopolio tiende a ser igual
a la mitad del cambio experimentado en el caso de la industria competitiva (12). Una posible razón de
esto sea, que el monopolio tiene un colchón (beneficios sobrantes) lo suficiente amplio, como para
absorber mayor parte del impuesto. La Figura 15-7 que se inserta en ésta página ilustra el caso
planteado.
La típica situación de los mercados en nuestros días no se caracteriza por una competencia
perfecta ni por monopolio completo, sino por zonas intermedias, que pueden considerarse en
condiciones de competencia imperfecta. Por ello es difícil de analizar, dada la variedad de casos
225
especiales en lugar de una situación simple y bien delimitada, con enormes influencias de políticas
empresariales sobre las reacciones del precio derivadas de variaciones en los costos. Para propósitos
de análisis, el modelo empleado al estudiar la incidencia del impuesto sobre las ventas será de gran
utilidad.
El caso más típico en condiciones de competencia imperfecta es el caracterizado por el
oligopolio en diversos grados, es decir, por una situación de mutua interdependencia entre las
empresas de la industria considerada. Si las empresas actúan de manera interdependiente las unas de
las otras, aumentarán los precios en respuesta del impuesto específico al producto de una industria,
en un monto equivalente al gravamen. Debe añadirse que las empresas, al reaccionar a los cambios
en los costos, no dejarán de considerar las probables respuestas de las firmas competidoras a los
cambios en los costos y a los reajustes que efectuarán en sus propios precios. El aumento de
precios se realizará, siempre y cuando éstos no hayan alcanzado los niveles que llevarían las
utilidades de todas las empresas a un máximo. En esta situación el impuesto brinda el estimulo
necesario para lograr una maximización de utilidades, maximización que las empresas no pudieron
lograr con anterioridad al impuesto, dado que el grado de cooperación entre ellas no era lo
suficientemente fuerte. Utilizando el concepto de incidencia diferencial, según el cual se están
evaluando los impuestos indirectos, los efectos de las sisas son similares a los que produce un
impuesto a las ventas, en comparación con un impuesto sobre la renta alternativo.
Excepciones. Pueden ocurrir desviaciones del patrón de traslación descrito con anterioridad, dando
lugar a dudas de una traslación completa e inmediata.
1.- Las firmas como grupo hayan maximizado utilidades, lo que las haría desistir del aumento en
los precios, ya que el anterior era óptimo para las empresas en conjunto.
2.- Si existe capacidad ociosa, algunas empresas no se adherirán al aumento de precios, porque
de hacerlo perderían ventas y les resultaría mucho peor.
3.- Podrán ocurrir cambios en los precios de los factores especializados como en caso de
competencia perfecta. Como consecuencia del aumento en el precio del artículo gravado,
disminuirá su demanda y repercutirá a la vez en los precios de los factores productivos. Si se
trata de una industria de costo creciente, parte del impuesto recaerá sobre los dueños de los
factores productivos especializados de escasa movilidad, como la tierra que es la más
indicada para este propósito particular.
4.- Finalmente el sistema de cálculo de precio a nivel de mayoristas y detallistas de costo más
ganancias, provocará un aumento en los precios mucho mayor al monto del impuesto con que
se grava al distribuidor (efecto en cascada). Un mayorista vende un producto en Bs. 100; el
detallista aplica un margen de ganancia del 40% y vende al consumidor en Bs. 140. Si se
grava al distribuidor con un impuesto del 10%, éste venderá el bien por Bs. 110 al minorista,
quién a su vez lo venderá al consumidor por Bs. 154, manteniendo su 40 % de ganancia. El
gobierno habrá recaudado Bs. 10 del impuesto, mientras que el consumidor habrá pagado Bs.
14 más por el producto.
227
Efectos económicos del gasto-subvención a una industria
Consideremos que el estado conceda a las empresas de una rama industrial, en régimen de
competencia perfecta, una subvención a la producción (venta), la cual no es concedida a otras in-
dustrias.
Competencia perfecta
Distinguiremos aquí también, los efectos económicos según se trate de periodos de tiempo
momentáneos o de mercado, corto y largo plazo.
Si el subsidio se otorga, no a los productores que venden el producto, sino a los consumidores
que lo adquieren, el problema no varía sustancialmente. El subsidio al consumo se traduce en una
ampliación de la capacidad de compra de los consumidores ocasionando un aumento de la
demanda, la cual, frente a una oferta completamente rígida (bienes perecederos) provoca el aumento
correspondiente del precio pagado por el producto protegido. Y por lo tanto existe, un proceso de
traslación del beneficio, del comprador al vendedor, quien continúa siendo como en el caso anterior,
el único beneficiario de la subvención. Existe tan sólo una diferencia entre las dos hipótesis. Si el
subsidio es ad-valorem, su cuantía se ve aumentada, en caso de aumentar los precios cuando se
concede a los consumidores, situación que no se presentaría de ser especifico. Si el bien no es
perecedero, sino que puede almacenarse por tiempo indeterminado (bienes durables o
semidurables), tal como se presenta en la Figura 15-10, insertada más adelante y en todo caso
228
hasta el momento en que comience a afluir la nueva producción, las consecuencias no varían si las
existencias son mínimas con relación a las ventas diarias. En efecto, el productor no tiene ningún
interés en diferir la venta, porque el futuro le asegura una reducción y no un aumento en los precios;
ni tampoco tiene interés en acelerar las ventas, dado que si se queda sin existencias antes del tiempo
previsto no tendría nada que vender, comprometiendo seriamente el proceso normal de producción.
Y por tanto, también en este caso, la subvención en cualquier forma que se aplique y configure,
queda siempre en manos del productor. Pero, si las existencias son en cuantía relevantes
(máximas) con respecto a las ventas diarias, y si dichas existencias pueden reducirse sin
afectar y comprometer el ritmo regular de la producción; es muy probable, que ante la perspectiva
de la reducción de los precios por el subsidio a la producción, se disminuyan las existencias,
acelerando las ventas para evitar así reducir las pérdidas sobre las mercancías en depósito, como
consecuencia de las variaciones previstas en los precios. En tal caso, frente a una oferta
intensificada y permaneciendo invariable la demanda, un subsidio a las ventas provoca una
disminución en el precio del bien favorecido, trasladándose el beneficio, del productor al
consumidor.
Corto plazo. El subsidio influye sobre la producción dentro de los límites permitidos por las
dimensiones actuales de las instalaciones fijas, que no pueden ser modificadas, y por el número de
empresas actualmente existentes, que no puede ser aumentado por falta de tiempo. Si el gobierno
concede una subvención en efectivo por unidad a todos los productores de un bien, la curva de
oferta para cada productor se desplazará hacia abajo y
la derecha una distancia vertical igual al monto de la subvención en dinero por unidad. Esto es
como una disminución del costo de producción; tiene el mismo efecto, sobre las curvas de oferta de
los productores y sobre la curva de oferta de la industria, que el que tendría una mejora en la
tecnología.
Supongamos que el subsidio se les otorga a los consumidores del bien y que se determina en
función de las cantidades consumidas, es decir un subsidio especifico. El subsidio, aplicado de este
modo provoca un desplazamiento de la curva de demanda, ocasionando un aumento de los
precios, impulsando a las empresas a aumentar su producción hasta el punto en que el nuevo precio
coincida con el costo marginal.
Gráficamente el razonamiento puede desarrollarse de la manera siguiente. Supongamos la
Figura 15-11, lado A, en el que están representadas las curvas de costes medios totales (CMT) y
229
costes marginales (cm) de una empresa que actúa en régimen de competencia. En el lado I, se
representan las curvas de demanda (D) y oferta (O) de la industria a corto plazo. El punto de
equilibrio E, asegura en el mercado el precio OP.
Supongamos que se concede a los consumidores un subsidio por cada unidad consumida
equivalente a PP1. Ello significa que por cada unidad consumida antes del subsidio el consumidor
está dispuesto a pagar un precio igual al primitivo (OP) aumentado en el subsidio (PP 1). Esto
provoca que la demanda se eleve de D a D'; fijándose un nuevo precio de OP 2, luego de cierto
periodo de ajuste. A este nuevo precio, corresponderá a la empresa. A un nuevo volumen de
producción (Oq1), mayor que el existente precedentemente. En este caso se produce una
traslación hacia atrás, es decir de los consumidores a los productores. Por lo tanto el subsi dio al
consumidor PP1 se distribuye en parte como beneficio al consumidor (P2P1), y en parte como
beneficio al productor (PP2).
Largo plazo. A largo plazo las curvas de costes medio totales y marginales se transformarán en
CMT' y cm' respectivamente, y por lo tanto el nuevo punto de equilibrio vendrá dado por un nivel
de producción mayor (Oq2) que el de corto plazo; esto es así, porque el súper beneficio logrado a
corto plazo (PP2), atraerá por un lado a nuevas empresas a instalarse en el mercado, y por el otro
inducirá a cada empresa a considerar las dimensiones de sus instalaciones para asegurar a la nueva
producción un régimen de costos más favorables. A estas nuevas curvas de costes obtenidas
después de un largo periodo corresponderá una nueva curva de oferta a largo plazo identificada por
O', y un nuevo punto de equilibrio E2, correspondiente a un nivel de precios OP3.
En definitiva, tanto a corto plazo como a largo plazo, el subsidio se traduce siempre en un
aumento de precios, si se concede a los consumidores y en una disminución, si se otorga a los
productores; produciéndose una traslación hacia atrás a través del aumento en los precios, en el
primer caso, y una traslación hacia adelante en el segundo.
230
Factores de los que depende la traslación
231
2.- Trayectoria de la curva de costos. Si los costos son constantes, el subsidio se
transfiere íntegramente al consumidor, tanto si se concede a la producción o al
consumo. Si los costos son crecientes, el beneficio que recibe el consumidor siempre
será menor que el monto del subsidio. Ello es evidente, debido a que el incremento de
la producción se realiza provocando un aumento en los costos unitarios, aumento que
absorbe parcialmente el beneficio del subsidio. En fin, si se trata de costos
decrecientes, el consumidor se beneficiará no sólo de la totalidad del subsidio, sino
también del decrecimiento del costo implícito en el aumento de la producción (Figura
15-13).
Tasa Alícuota
Ad- Específic
Valor Gasto
Subsidio P Q valore a
Producción Consumo
m 10% 0,25 Bs. /
unid.
Consumido 2 15 - 30 3 3,75
r 4 60 - 240 24 15,00
2 15 30 - 3,0 3,75
Productor
1 25 25 - 2,5 6,25
232
En el plazo momentáneo o de mercado los efectos del subsidio sobre la demanda del bien o
bienes favorecidos, será un aumento de los precios. El primer efecto consiste por tanto, en transferir
parte del beneficio del consumidor al productor, o sea una traslación hacia adelante. A menos que
el estado, lo que persigue al conceder la prima al consumo, sea corregir un desequilibrio entre la
demanda y la oferta a causa del sub-consumo existente en el bien favorecido, según se presenta
gráficamente en la Figura 15-14. En tal caso, el subsidio al consumo, al provocar un aumento en el
precio, permite que disminuya la pérdida del productor.
En el corto plazo el aumento en el precio provoca un aumento en la producción, dentro de
los límites actuales de las instalaciones fijas de la empresa. En el largo plazo, el precio se arreglará
a la nueva producción dadas las curvas de costes marginales y medios totales a largo plazo; el pre -
cio podrá ser mayor, igual o menor al primitivo, según que la producción del bien se efectúe en
régimen de costos crecientes, constantes o decrecientes.
Subsidio a la exportación
Un caso que merece la pena de ser examinado, es el referente al subsidio que se otorga a la
exportación para quiénes vendan parte de su producción en el exterior (Figura 15-15).
233
Considérese un determinado bien que se venda simultáneamente en el exterior y en el
interior. Supongamos además que la empresa opera con costos de producción decrecientes. En
estas circunstancias, el Estado concede un subsidio especifico a la empresa exportadora. Esto
significa que la empresa aumenta sus ingresos de exportación en la medida del subsidio concedido.
Lo que se quiere hacer resaltar es: que cuando se concede un subsidio a la exportación de un bien
que se vende, parte en el país y parte en el exterior, el beneficio del subsidio se transfiere
íntegramente a los consumidores del exterior, quiénes además disfrutarán de una reducción en los
precios a causa del decrecimiento de los costos unitarios al aumentar la producción. Sin embargo,
los consumidores nacionales, si por una parte soportan la presión fiscal como contribuyentes, por la
otra, se benefician como consumidores por la reducción de los costos. Conviene advertir que esta
política sólo tendría éxito, si el país se protege de una barrera arancelaria que impida a los consumi-
dores nacionales aprovecharse del desdoblamiento de precios, si se adquiere el producto en el
extranjero.
Si la situación en vez de costes decrecientes fuera de costos crecientes, el análisis cambia
parcialmente, ya que el aumento de la producción se hará a coste unitarios mayores, anulando parte
de las ventajas recibidas por los consumidores extranjeros por la concesión del subsidio, y recar-
gando aún más a los consumidores nacionales por el aumento de los precios internos.
234
NOTAS AL CAPÍTULO XV
(1) DUE, John et al., Government Finance: Economics of the Public Sector. Ed. Irwin, Ill.
7 ed. 1981. pp. 355-56, 361
(2) Ibid., pp. 365-366
(3) Capítulo IX.
(4) DUE, John et al., Op. cit. 374-75
(5) Ibíd. pp. 375-81
(6) Ibíd., pp. 381-87
(7) GROVES, Harold, Finanzas Públicas. Ed. Trillas, 1 ed. México 1965, pp. 167-76
(8) COSCIANI, Cesare, Principios de Ciencia de la Hacienda. Ed. Derecho Financiero,
Madrid, 1966. pp. 347-50
Enciclopedia Práctica de Economía, Tomo III, Ed. Orbis, Barcelona 1983, Los
Ingresos Públicos (II) por Galdon B, Eugenio et al., p. 115
(9) COSCIANI, Cesare, Op. cit. pp. 336-41
(10) Microeconomía. Ed. Universidad de Costa Rica, San José. pp. 218-20
(11) GROVES, Harold, Op. cit. pp. 176-79
COSCIANI, Cesare, Op. cit. pp. 390-93
(12) MUSGRAVE, Richard, Teoría de la Hacienda Pública. Ed. Aguilar, 1 ed. 1968. pp.
306-08
(13) DUE, John, Análisis Económico de los Impuestos. Ed. El Ateneo, 3 ed. Buenos Aires,
1972. pp. 266-68
(14) COSCIANI, Cesare. Op. cit. 547- 59
235
XVI
EL IMPUESTO AL GASTO
El gasto en consumo se calcula, deduciendo del ingreso el incremento neto de los ahorros
durante el periodo. De allí, que no haga falta realizar, la inabordable tarea de sumar y archivar
facturas de gasto a todo lo largo del año. El procedimiento es como sigue:
1.- Determinación del Ingreso total, para ello habrá que incluir:
A.- El ingreso, calculado de la misma manera que a los efectos del impuesto sobre la renta
(excepto ganancias de capital no realizadas).
B.- Ingresos exonerados del ISR, como por ejemplo: intereses de bonos públicos.
C.- Ganancias brutas en la venta de activos y,
D.- Ingresos por concepto de préstamos, distintos a los de consumo.
2.- Menos, el incremento neto en ahorros acumulados: aumento en cuenta de ahorro, y
compra de activos reales y financieros. La cantidad resultante será el gasto en consumo.
Veamos este procedimiento con un ejemplo simple: Una persona tiene una renta total de
Bs.1.200, cifra similar a la que tendría que declarar para efectos del ISR, y Bs.600por
concepto de intereses de bonos de la deuda pública. La familia incrementa en Bs.480 al año
236
su cuenta de ahorros, recibe Bs.5.000 por venta de acciones y otros títulos valores, y
compra como inversión una parcela de terreno que le cuesta Bs.3.500 El gasto total en
consumo será:
Bs. (1.200+ 600+ 5.000) - Bs. (480+ 3.500) = Bs. 2.820
3.- Exenciones y Deducciones. Al igual que en el ISR, puede otorgárseles a las familias de bajos
ingresos, exenciones (rebajas de impuesto) por personas a cargo del contribuyente, aunque no
necesariamente por el mismo monto. Supongamos que se trata de una cantidad de Bs.100 por
dependiente, y que hay tres personas en la familia; lo que haría un total de la exención de
Bs.300, llevando el consumo gravable en el ejemplo citado a Bs.2.520 Adicionalmente, es
probable que otras deducciones (desgravámenes) sean autorizados, como gastos médicos,
educativos y contribuciones benéficas. Si estos conceptos suman Bs. 1.600 para la familia, el
total sujeto al pago del impuesto al gasto se reduciría a Bs. 920
4.- Tipo impositivo. Debería ser progresivo, a fin de corregir la regresividad de los impuestos
sobre las ventas. La magnitud de la progresividad dependerá del ingreso que se espera
recaude el impuesto, y del control anti-inflacionario que se desea que se produzca sobre la
demanda agregada, o sea, las tasas podrían llevarse a cifras muy altas (1.000%) si el impuesto
fuese concebido como una medida fiscal transitoria, o mucho más bajas (10-50%), si se trata
como un elemento permanente en el sistema impositivo.
5.- Retención. Un sistema de retención periódico del impuesto podía emplearse al igual que en
el impuesto sobre la renta, aunque con menos precisión, vista la dificultad de calcular
anticipadamente la obligación tributaria.
Las ventajas
De sustituir completamente al ISR, lo cual es bastante improbable, las ventajas del impuesto
serian:
1.- Haría innecesario el ajuste por inflación, cuya justificación es cada vez mayor para el ISR, ya
que la base de cálculo del impuesto al consumo considera las transacciones del año en curso.
2.- Al quedar exentas, se resolvería el problema planteado por las ganancias de capital. Bajo el
impuesto al consumo desaparecerían los problemas de las adiciones a la riqueza, ya que éstas
no forman parte per se de la base impositiva. Si la plusvalía por concepto de venta de activos
y/o el crecimiento de las ganancias de capital significan un mayor gasto en consumo, habrá
por supuesto que gravarlo.
3.- No habría necesidad del impuesto sobre la renta de las sociedades de capital, por tanto, los
problemas de doble imposición y de integración con el impuesto sobre la renta personal no
existirían.
4.- También se sustentan argumentos basados en la equidad.
A.- La imposición al consumo se funda en la filosofía de Hobbes (5)... la igualdad en la
imposición consiste más bien en la igualdad de lo que se consume, que en la riqueza
de los consumidores ¿Por qué razón quien trabaja mucho y, ahorrando los frutos
de su trabajo, consume poco, debe soportar mayor gravamen, que quien viviendo
en la holganza tiene pocos ingresos y gasta cuanto recibe, cuando uno y otros
reciben del Estado la misma protección? En cambio, cuando los impuestos son
establecidos sobre las cosas que los hombres consumen, cada hombre paga
igualmente por lo que usa y el Estado no queda defraudado por el gasto de los
hombres privados. El bienestar económico de una persona durante un periodo se mide
por la cantidad de sus consumos no por su renta. No obstante, el millonario miserable,
quien ahorra casi todo lo que gana, atesorando esa riqueza, tendría una obligación
tributaria mucho menor a la de una persona pobre.
237
B.- Como elemento permanente de la estructura tributaria, el impuesto al gasto ofrece las
ventajas de la imposición al consumo sin sus principales dificultades: la inequidad
(regresividad) de las formas de impuestos indirectos usuales, como los impuestos sobre
consumos específicos (sisas) y el impuesto a las ventas. La personalización del impuesto
al consumo puede hacer de la tasa impositiva tan progresiva como se desee.
C.- Resolvería los problemas derivados del tratamiento discriminatorio de los distintos tipos
de ingresos, en tanto lo que se grava, no es la fuente sino el destino del ingreso
(consumo). Así se rectifican las violaciones al principio de equidad horizontal, como su-
cede con el caso de los ahorros, los cuales son gravados doblemente por el impuesto
sobre la renta: al momento de ahorrar y, cuando se pecha la renta proveniente de los
intereses. De igual manera, corrige la discriminación en favor de las personas que gastan
grandes sumas de riqueza acumulada, favorecidas por el impuesto sobre la renta ya que
nos las alcanza, las cuales tendrían que hacer una contribución más adecuada al
gobierno. Por ejemplo una persona que hereda Bs. 40.000 y no lo invierte en nada,
viviendo sólo mediante el consumo de ese capital, podría gastar Bs. 800 por año durante
50 años, sin tener que pagar un céntimo de impuesto sobre la renta, lo que no ocurriría
con el impuesto al gasto.
5.- Aparentemente, este impuesto es superior al impuesto a la renta en el terreno de la eficiencia
económica, según hemos visto en el capítulo anterior, cuando ambos impuestos son
examinados utilizando el modelo del ciclo de vida de consumo (consumo presente) y
ahorro (consumo futuro).
El impuesto sobre la renta genera exceso de gravamen como consecuencia de la
reducción del precio relativo del consumo presente. Una cuña se inserta entre la cantidad que
un prestatario paga y la que un prestamista recibe. No olvidar que el ISR grava el ahorro dos
veces, al momento de ganar la renta y luego, cuando se generan intereses por la renta no
gastada. Sin embargo, el impuesto al consumo distorsiona al igual que el impuesto a la renta
las decisiones del mercado laboral. ¿Cuál de los dos impuestos introduce mayores costes de
eficiencia? Solo la evidencia empírica puede determinar cuál de ellos introduce un mayor
coste impositivo. Recientes estudios (Feldstain 2006) indican que dados los patrones de
comportamiento del mercado laboral y la propensión a ahorrar, el impuesto al consumo crea
un exceso de gravamen menor al ISR, aún tomando en consideración las distorsiones del
mercado laboral introducidas por ambos impuestos.
El impuesto al gasto no crea obligación tributaria sobre las cantidades ahorradas,
6.- Desde el punto de vista del crecimiento y la estabilidad económica, se arguye, tal como
explicamos en el capítulo precedente, que el impuesto al gasto debería estimular la parte de la
renta nacional que se destina al ahorro, en una mayor proporción que el ISR, aunque
provocaría desequilibrios entre la oferta de fondos y la inversión real. De otro lado, es un
poderoso instrumento anti-inflacionario, ya que con elevadas tasas progresivas puede
controlar eficazmente la inflación, cuando ésta es debida a un exagerado crecimiento de la
demanda agregada. Aunque, si bien controla satisfactoriamente la inflación, es objetado por
la pérdida de flexibilidad automática de los recursos, y se convierte en fuerza deses-
tabilizadora, una vez perdido el estado de pleno empleo, porque estimula a aumentar el
ahorro en detrimento del consumo. Considerando similares niveles de recaudación, el
impuesto al gasto tiene un efecto más deflacionista sobre el consumo que el impuesto sobre la
renta. La explicación de este hecho reside en que la renta disminuye más rápidamente que el
gasto en consumo en los periodos recesivos, y aumenta más aprisa que éste en periodos
expansivos o de prosperidad económica; lo que se traduce en mayores y menores
recaudaciones fiscales del impuesto sobre la renta con respecto al impuesto al gasto.
238
Los problemas
La forma tradicional del impuesto al consumo, una de las primeras y aplicada hoy en día en
casi todos los países del mundo, es la del tipo indirecto, recaudado de las importaciones o, de las
empresas, al producir o vender bienes o servicios de consumo.
Existen tres formas básicas de gravámenes indirectos sobre bienes de consumo: derechos
de aduana, sisas e impuestos generales a las ventas. Los impuestos de importación o derechos de
aduana, son muy importantes en las economías en desarrollo, por la función protectora con que se
usan. Las sisas son impuestos sobre determinados bienes de consumo, servicios, o grupos de ellos
relacionados en forma intima entre si. Por tradición fueron establecidos mediante alícuotas
especificas, es decir sumas determinadas por unidad física de medida (peso, volumen o unidades),
pero en los últimos años se aplican tasas ad-valorem (sobre el valor). Los impuestos generales a las
239
ventas se aplican a todos los bienes o a una amplia gama de ellos; son por fuerza, dada la base
venta usada, ad-valorem, y a menudo, emplean una tasa fija.
El impuesto aduanero
240
del pago de impuesto o reintegro del mismo, cuando los productos están destinados a la
reexportación o, como un estimulo a la producción nacional dirigida a la exportación.
Los impuestos sobre las importaciones, en cuanto recaen sobre insumos para la producción
nacional o sobre bienes elaborados destinados al consumo final, son trasladables. En todo caso el
gravamen incide sobre el consumidor y sus efectos son similares a sus pares indirectos sobre el
consumo.
Las tarifas arancelarias aplicadas, son ad-valorem, oscilando entre el 0% y el 35% del precio
normal es decir, el precio de las mercaderías fijado en un momento en que el derecho de aduanas
sea exigible como consecuencia de una venta efectuada en condiciones de libre competencia.
Las sisas pueden ser utilizadas para mejorar la eficiencia en el uso de los recursos. Como ya
explicamos, el uso óptimo requiere que las tasas marginales de sustitución (MRS) sean iguales a las
de transformación (MRT) entre, y para todas las mercaderías. Si tal situación no se logra, el traslado
de la producción de una mercadería a la de otra para igualar MRS y MRT, redundará en una
satisfacción total mayor por el uso de los recursos, dada la pauta de distri bución de la renta. Pero,
como también lo señalábamos, varias circunstancias, podrán impedir que se llegue a esa situación
óptima. En resumen, esas circunstancias abarcan, además de la existencia de los bienes públicos
puros:
1.- Diferencias de competencia entre distintas industrias, con mayor poder monopólico de unas
que de otras; diferencias de poder monopolista de los sindicatos de un ramo en comparación
con los de otras; diferencias de precios de factores en distintos ramos.
2.- Economías externas en la producción y en el uso de ciertas mercancías. En estos casos, la
utilidad real para la sociedad excede de la obtenida por los productores.
3.- Deseconomías externas en la producción y uso de mercancías; entonces, no todos los costos
para la sociedad aparecen como tales para los productores, y por eso los precios son bajos de
manera artificial, en relación con los verdaderos costos económicos. De allí que la
producción de esos bienes será excesiva con respecto a la de otros.
Tal y como tuvimos oportunidad de explicar en el Capítulo IV, la sociedad dispone de
distintos medios para hacerle frente a esos problemas: intervenir el poder monopolista y tomar para
si, o subsidiar la producción de aquellos bienes que significan externalidades importantes. En
algunos casos en el cual los precios de los bienes son demasiado bajos y su producción demasiada
grande lo que ocasiona deseconomías externas (costos sociales) es conveniente la aplicación de una
sisa. Este tipo de impuesto suele estar destinado a restringir el consumo a niveles económicamente
justificables.
241
imposición de una sisa sobre el producto. El cierre de la actividad podría considerarse como una
medida extremadamente rigurosa; puede sostenerse que sería posible recurrir al mecanismo de
mercado para lograr el mismo resultado, por medio de sisas que cargan todos los costos sociales al
consumidor. La alternativa impositiva permite la continuación de la operación industrial, pero
exige que los consumidores sufraguen todos los costos provocados por la producción contaminante.
En Venezuela no existen antecedentes similares en la legislación sobre conservación del ambiente.
Impuesto sobre los licores y el tabaco. Otro campo en que la compensación de los costos sociales
ocasionados por los efectos de repercusión ha justificado el empleo de sisas, aunque no constituye
la principal razón de su aplicación, es la imposición de bebidas alcohólicas y manufacturas de taba -
co. Es claro que el abuso en las bebidas alcohólicas genera costos externos no incluidos en los
precios de los productos: accidentes automovilísticos, hogares desechos, tiempo perdido para el
trabajo, enfermedades catastróficas, etc. De otro lado la relación entre el humo del cigarrillo y el
cáncer del pulmón se halla ahora bien establecida. En principio, sin la intervención gubernamental,
los precios de esos productos serian demasiado bajos y el consumo demasiado alto, puesto que los
usuarios no pagan todos los costos creados por el uso de los productos. Por consiguiente, desde el
punto de vista de la eficiencia económica, se justifica una sisa para cubrir esos costos externos.
Es consabido, que la gran popularidad de estos impuestos y la aplicación de altísimas tasas, a
menudo de hasta un 100% del precio neto del producto, no guarda relación con los costos externos,
sean cuales fueren. Ello indica que también intervienen otras consideraciones en las estructuras
reales de las sisas. Particularmente estos gravámenes, se vuelven más atractivos aún, por la
magnitud de los recursos que producen, producto de la inelasticidad de la demanda y la relativa
falta de resistencia a su empleo.
Venezuela, tiene dos impuestos selectivos sobre el consumo, que gravan el alcohol y los
productos del tabaco (el impuesto a la fabricación de fósforos fue eliminado).
1.- Impuesto sobre los licores. El impuesto que grava los licores está establecido en la
denominada Ley de Impuesto sobre Alcohol y Especies Alcohólicas (Gaceta Oficial
Extraordinaria N° 6.151 del 18-11-2014), y se causa por la producción e importación de los
alcoholes etílicos, de las bebidas alcohólicas de producción nacional, obtenidas por
destilación o por la preparación de productos destilados, tales como el aguardiente, el ron y el
güisqui y las bebidas dulces que se preparan con el alcohol y el aguardiente.
La tarifa del impuesto sobre el alcohol etílico y las especies alcohólicas es de
naturaleza específica y grava con tasas diferenciales, según se trate de productos nacionales o
importados (arts. 11, 12, 13 y 14, ejusdem). Una muestra referencial de la tarifa se inserta en
el siguiente cuadro:
242
ley de Presupuesto Anual, se podrá aumentar o disminuir hasta un 50%, (Art. 1, ejusdem) los
impuestos establecidos en los artículos 11,12,13,14, 18 y 19 de la Ley de Impuesto sobre
Alcohol y Especies Alcohólicas; adicionalmente, se delega en los Consejos Comunales de la
comunidad respectiva, la opinión favorable y vinculante en materia de otorgamiento de
permisos para el expendio de licores por las Alcaldías, asicomo, la sujeción por parte de
éstas, a los lineamientos generales que en materia de otorgamiento de licencias que dicte el
respectivo Ministerio del Poder Popular para la seguridad ciudadana (arts. 46 y 48, ejusdem).
A juicio de la misión del Fondo Monetario Internacional, la cual elaboró un estudio del
sistema fiscal venezolano en 1981 a petición de la Comisión de Estudio y Reforma Fiscal (11),
el defecto más importante de la tributación de los licores es el uso de una estructura
complicada de tasas especificas, las cuales beberían sustituirse por tasas ad-valorem, lo que,
sin duda alguna, aumentará el ingreso tributario y elevará la elasticidad total del impuesto,
asegurando una mayor sensibilidad del ingreso a las variaciones de precio. De otro lado, la
ley venezolana mantiene un régimen de tasas diferenciales en el impuesto de los licores
importados y nacionales que debería eliminarse, incorporando cualquier diferencial a las tasas
arancelarias de las bebidas alcohólicas, evitando de esta manera la duplicación impositiva.
2.- Impuesto sobre el tabaco. El impuesto que grava los cigarrillos se establece en la Ley de
Impuesto sobre Cigarrillos y Manufacturas de Tabaco (Gaceta Oficial Extraordinaria N°
6.151 del 18-11-2014), pecha la elaboración en el país o importación de cigarrillos, tabaco y
picaduras para fumar destinados al consumo en el país. La tarifa del impuesto que se aplica es
ad-valorem y se eleva a un 70 % del precio de venta al público de los cigarrillos, tabacos y
picaduras (Art. 2, ejusdem). El ejecutivo nacional podrá fijar el precio de venta de las
especies a que se refiere la ley y queda facultado para elevar hasta 1/3 la alícuota del
impuesto. (Art. 1, ejusdem).
3.- Impuesto sobre el consumo de fósforos. La fabricación, importación y el expendio de
fósforos, constituyen arbitrio rentístico nacional y el ejercicio de dichas actividades es de la
exclusiva competencia del Ejecutivo Nacional, el cual podrá efectuarlo directamente o
mediante concesiones otorgadas a particulares, según reza el artículo primero del Estatuto
Orgánico de la Renta Nacional de Fósforos (Gaceta Oficial, N° 23190 del 30-03-1950).
Según Gaceta Oficial N° 38.480 de fecha 17/07/2006, se suprime el pago del derecho de
fabricación de fósforos establecido en el artículo 10 del mencionado estatuto. Razones de tipo
administrativo, baja recaudación e inequidad tributaria justificaron la eliminación de ese
impuesto. (12).
243
1.- Se evita el mal uso de las autopistas, al hacer coincidir los precios con los costos marginales
sociales, corrigiendo los efectos de repercusión provenientes de los congestionamientos de
tráfico y además, previene las distorsiones en la localización industrial. Si el precio del
transporte es barato en forma artificial, las industrias se localizarán a excesiva distancia de los
mercados y de las fuentes de materias primas.
2.- Facilita la decisión gubernamental sobre el monto de la inversión necesaria para la
construcción de autopistas; si hay que considerar el congestionamiento de las vías producto
de la gratuidad del servicio, la inversión adicional seria mayor de la que tendría que ser.
3.- El uso de tarifas facilita la asignación de recursos entre diferentes alternativas de transporte:
carreteras, ferrocarril, aéreo, marítimo y fluvial. El uso de impuestos generales para el
financiamiento de autopistas, altera la asignación de recursos en otras alternativas, las cuales
se verían desfavorecidas frente al transporte por carreteras.
4.- El financiamiento de los servicios públicos a través de precios y tarifas evita los efectos
adversos de los impuestos generales y el drenaje de recursos de otras funciones altamente
prioritarias. De hecho, el amplio apoyo que en muchos países encuentra la utilización del
sistema de precios y tarifas, ha permitido la consecución de fondos necesarios para una
expansión rápida del sistema de autopistas.
5.- Desde un punto de vista de equidad, hay una gran resistencia a aceptar, bajo los patrones
actuales, que se pague un impuesto general por un servicio que proporcionará beneficios
directos e inmediatos a los usuarios, a menos que, las tarifas provoquen cargas inaceptables
para los grupos de menores ingresos.
El uso de precios y tarifas no está exento de críticas y problemas. En efecto, se considera que
los derechos directos en forma de peaje, fastidian al usuario y son fuente de gastos considerables de
recaudación por unidad monetaria; además, enfrentan diversos problemas de implementación y
nivel de las cargas.
En Venezuela, el impuesto sobre la gasolina para vehículos y demás derivados de
hidrocarburos tiene su fundamentación legal en el artículo 48 numeral 3 de la Ley Orgánica de
Hidrocarburos (Gaceta Oficial N° 37.323 del 13-11-2001). Este impuesto, lo deberán pagar las
empresas que realicen actividades de hidrocarburos, por cada litro de productos derivados de los
hidrocarburos vendidos en el mercado interno, entre el 30% y 50% del precio pagado por el
consumidor final. La alícuota impositiva entre ambos límites, será fijada anualmente en la Ley de
Presupuesto del Ejercicio Fiscal correspondiente. Así tenemos, que para el año 2016, se mantiene la
alícuota fijada para el impuesto de Consumo General, como así se da en llamarlo, del 30%, de
acuerdo a lo establecido en el artículo 39 de las Disposiciones Generales de la Ley de Presupuesto
para el Ejercicio Fiscal 2016. El impuesto se retiene en la fuente de suministro (refinería) y se
entera mensualmente al Fisco Nacional; y se traslada íntegramente al consumidor final, por vía de
precios de los productos refinados, fijados por resolución del Ministerio de Energía y Petróleo,
conforme a los artículos 8 y 60 de la Ley Orgánica de Hidrocarburos (ejusdem).
En tercer lugar, los gobiernos a menudo recurren a los impuestos sobre consumos específicos
como medio de procurarse recursos fiscales, gravando al consumo de bienes como medida de la
capacidad contributiva. Las sisas de este tipo, gravan a aquellos bienes considerados como de lujo,
no esenciales para el mantenimiento de un estándar de vida básico y de alta elasticidad ingreso (Art.
61 de la vigente Ley del Impuesto al Valor Agregado, Gaceta Oficial N° 6.152 Extraordinaria
del 18/11/2014). El apoyo que estos impuestos encuentran en economías desarrolladas se basa, en
parte, en el argumento general en favor del uso, por lo menos parcial, del consumo como
fundamento de imposición. En este sentido, si las sisas no son muy numerosas, proporcionan un
medio sencillo de mejorar la regresividad del impuesto general sobre las ventas.
244
El uso de sisas como recurso fiscal, encuentra varias objeciones, principalmente en el campo
de la eficiencia económica y de la equidad. De otro lado, las ventajas administrativas de las sisas se
van perdiendo en la medida en que crean en forma creciente y numerosa; el tratamiento se parado
de cada sisa complica enormemente su administración, al multiplicarse los problemas operativos.
245
A.- Impuesto de Salida. Se refiere al gravamen impuesto sobre la circulación de personas,
conocido con el nombre de impuesto de salida y cuyo monto es de 1 Unidad Tributaria
por persona que viaje al exterior (Art. 29, ejusdem)
Este impuesto como todos aquellos que naturaleza global o de capitación, es
sumamente regresivo, porque grava uniformemente a las personas, con independencia de
su capacidad económica. Sería conveniente la eliminación de este impuesto y su
sustitución por un gravamen ad-valorem, calculado sobre el valor del pasaje aéreo al
exterior.
B.- Impuesto sobre transacciones financieras. Se gravará con una tarifa de una Unidad
Tributaria por mil (1UT/1.000), los pagarés bancarios y letras de cambio emitidos por las
instituciones financieras a que se refiere la Ley General de Bancos y Otros Institutos de
Créditos. De igual forma, las órdenes de pago, al momento de su emisión pagarán una
Unidad Tributaria por mil (1UT/1.000), a partir de un monto superior a 150 UT,
emitidas a favor de contratistas por ejecución de obras y servicios prestados al sector
público. Quedarán afectados igualmente los efectos de comercio librados en el exterior y
pagados en Venezuela. (Art. 28, ejusdem).
3.- Ley Orgánica de Telecomunicaciones. Esta ley, (Gaceta Oficial, N° 36.970 del 12-06-
2000), en su artículo 147, establece un impuesto del uno por ciento (1%) de sus ingresos
brutos a quienes con fines de lucro presten servicios de radiodifusión sonora o de televisión
abierta; asimismo, quienes presten cualquier otro servicio de telecomunicaciones con fines de
lucro, deberán pagar al Fisco Nacional un impuesto del dos coma tres por ciento (2,3%) de
sus ingresos brutos, derivados de la explotación de tales servicios. Este impuesto se cataloga
como un impuesto a la cifra del negocio.
246
NOTAS AL CAPÍTULO XVI
(1) Hace más de 300 años el filósofo inglés Thomas Hobbes argumentó que las personas
debían ser gravadas por lo que consumen, más bien que por lo que ganan. Este mismo
principio fue enunciado nuevamente por J. S. Mills hace más de 100 años. En épocas
más recientes la idea ha sido retomada por A. Marshall y A. C. Pigou en Inglaterra,
Irwin Fisher en Estados Unidos y Luigi Einaudi en Italia.
(2) KALDOR, Nicholas, El Impuesto al Gasto. Ed. FCE. México 1963
(3) DUE, John et al., Government Finance: Economics of the Public Sector. Ed. Irwin,
7 ed. Ill. 1981, pp. 367-68
(4) Ibid. pp. 368-73
(5) HOBBES, Thomas, Levitan. Ed. FCE. México 1940, Cap. XXX
(6) FARIÑAS, Guillermo, Temas de Finanzas Públicas, Derecho tributario e Impuesto
sobre la Renta. Ed. Edime, 2 ed. Madrid 1980, p. 215
(7) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal, La Reforma del Sistema Fiscal Venezolano.
N° 2, Caracas 1986, El Sistema Tributario en Venezuela por Aguirre, Carlos et al. p. 198
(8) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal. La Reforma del Sistema Fiscal
Venezolano: Informe Final Caracas 1983, pp. 98-102
(9) DUE, John et al., Op. cit. pp. 390-402
(10) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal, La Reforma del Sistema Fiscal
Venezolano. N° 4, Caracas 1987, El Ingreso Público en Venezuela por Varios autores, pp.
228-239
(11) CERF La Reforma del Sistema Fiscal Venezolano N° 2, Op. cit. p. 199-205
(12) SENIAT Noticia de prensa 7 de julio de 2006
247
XVII
El impuesto a las ventas constituye otra de las formas de la imposición al consumo y uno de
los impuestos indirectos más importantes por el elevado potencial de recursos que puede producir.
En esta sección estudiaremos las principales ventajas y objeciones de este tipo de imposición frente
al impuesto sobre la renta y a las otras formas indirectas de imposición al consumo.
Los argumentos en favor del impuesto a las ventas son en gran medida los mismos que
consideramos respecto de la imposición al consumo en general. Se le considera un instru mento
idóneo para mejorar la recaudación fiscal, aumentando la elasticidad del sistema tributario,
fundamentalmente en periodos de prosperidad de la economía. Suele comparársele con el impuesto
sobre la renta y otras formas de imposición al consumo. Comparado con el impuesto sobre la
renta, es de más fácil administración que este último, ya que la base tributaria está integrada por
menos personas que supervisar (detallistas), lo que constituye una atractiva opción para los países
de menor desarrollo relativo, en razón de la incapacidad de su población de mantener registros
personales, el bajo nivel educativo existente y la escasez de recursos financieros públicos. Con el
impuesto al gasto, ofrece ventajas administrativas, porque se recauda de los vendedores y no de los
consumidores individuales, evitando así, como señaláramos en el capítulo anterior, los problemas
que se les presentan a los consumidores y al gobierno en el momento de presentar y verificar las
declaraciones impositivas. Con relación a los impuestos sobre consumos específicos, presenta
ventajas cuando aumenta el número de productos gravables, ya que la diferenciación de las tasas de
248
un sistema de impuestos selectivos deja de ser posible o conveniente. Aunque, el impuesto sobre las
ventas podría completarse mediante impuestos selectivos sobre el consumo de ciertos bienes y
servicios que el gobierno quiera desalentar, o que considere de lujo. (Este fue el caso del derogado
impuesto al consumo suntuario y a las ventas al mayor de Venezuela).
Otra justificación para el impuesto sobre las ventas, dentro de un contexto de bienestar
económico, es la presencia de externalidades. Si el consumo de un bien genera costos no incluidos
en su precio (costos sociales), entonces, por lo general la eficiencia económica requiere de un
impuesto que grave el consumo de ese bien. Altas tasas que graven el consumo de cigarrillos y
alcohol desestimulan su consumo y mejoran el bienestar económico.
Finalmente, los impuestos a las ventas pueden ser vistos como sustitutos de tarifas. Es el caso
del impuesto sobre el consumo de gasolina, el cual es una sustitución a la tarifa que se aplicaría a
cada motorista por kilómetro recorrido, en razón de los beneficios derivados de la utilización de
autopistas y los costos emergentes por la conducción de vehículos de motor en términos de
mantenimiento, congestión de vías, entre otros.
Las objeciones
Los impuestos a las ventas presentan los mismos problemas que todos los impuestos
relacionados con el consumo: discriminación a favor de las personas que ahorran un gran porcentaje
de su renta; menor elasticidad-ingreso en relación con los cambios de la renta nacional y, mayor
dificultad de alcanzar el pleno empleo como consecuencia de una mayor relación S/Y. Sin embargo,
las objeciones más importantes del impuesto a las ventas provienen cuando se le compara con otras
formas de impuestos vinculados con el consumo.
Equidad. Dada la índole impersonal del impuesto -grava cosas y no personas- es imposible
ajustarlo a las circunstancias personales de los individuos. Mientras que un impuesto al gasto
puede utilizar tasas progresivas, un impuesto a las ventas, debe necesariamente utilizar tipos
proporcionales. Ello significa, que un impuesto a las ventas sobre una base mucho más amplia, será
casi con seguridad regresivo en relación a los ingresos, es decir, el porcentaje del ingreso que se
paga en impuesto será mayor, mientras desciendan los niveles de renta. Ello se explica por la
menor propensión media al consumo en los niveles superiores de ingreso: gastan un menor
porcentaje de su renta en bienes de consumo. Por otra parte, en la práctica, la mayoría de los
impuestos a las ventas no se aplican a una amplia gama de servicios ante todo utilizados por los
grupos de mayores ingresos: educación costosa, viajes al extranjero, servicio personal, etc.
Finalmente, como elemento adicional al elevado grado de regresividad del impuesto a las ventas, la
traslación del impuesto puede resultar más que perfecta, es decir que el incremento en los precios de
los bienes gravados sea superior al monto del impuesto. Esto puede suceder debido al efecto
piramidal o en cascada que produce el impuesto. Un impuesto que grava al fabricante, y se suma
al precio calculado por el mismo, aumenta el costo de las mercancías cuando éstas llegan al
mayorista, distribuidor y detallista (fijación de precio por el método de costo más ganancia); si cada
uno calcula su habitual tanto por ciento de beneficio en su precio de venta, cuya base se aumentó,
los últimos compradores, o sea los consumidores en definitiva, pagarán mucho más en aumento de
precios de las mercancías de lo que recibirá el gobierno. Son los comerciantes, quiénes reciben la
diferencia y, podríamos decir, logran un beneficio sobre el impuesto (3).
La regresividad del impuesto a las ventas ha sido demostrada en diversos estudios, por ello,
suelen introducirse distintos ajustes en la estructura del impuesto a las ventas para reducir su
regresividad, pero sólo a costa de que se presenten otros inconvenientes no menos importantes tales
como: pérdida considerable de recursos a determinada tasa, complicaciones administrativas y
distorsión económica.
La regresividad del impuesto a las ventas puede ser reducida mediante el empleo de varias
alternativas:
249
1.- Exención de productos alimenticios. Para enfrentar la queja de la regresividad y aliviar la
carga absoluta sobre los grupos de menores ingresos se ha exonerado del pago del impuesto a
los alimentos; sacrificando gran cantidad de recursos y discriminando en función de las
preferencias individuales. Además de los considerables problemas administrativos que
plantea la interpretación de lo que se considera alimento o no (pastillas de vitaminas, dulces,
gaseosas, bebidas sin alcohol, etc.).
2.- Otros productos de primera necesidad. La exención de las medicinas y drogas se ha
difundido con rapidez en los últimos años. Esta exención no sólo reduce la carga para los
pobres, sino que, evita por otra parte, el exceso de gravamen para aquellos que tienen la
desgracia de gastar sumas importantes en medicinas. El control de estas exenciones no se
hace difícil si se efectúa por medio de prescripciones o récipes.
La exención total o parcial de la ropa es injustificada, bien porque ocasiona discriminación en
favor de las personas que gastan elevadas sumas en vestido; bien porque presentan diferentes
inconvenientes administrativos sobre interpretación, cumplimiento y control fiscal y
finalmente, porque constituye una merma considerable de recursos.
3.- Crédito sobre el impuesto sobre la renta. Una alternativa sobre la exoneración de
alimentos es la concesión de un crédito sobre el impuesto sobre la renta. Este procedimiento
tiende a corregir los inconveniente que plantea la exoneración de los productos alimenticios,
aunque, no tendría sentido para aquellos grupos de personas cuyas rentas que no alcanzan al
mínimo de subsistencia.
4.- Otras exenciones suelen permitirse a menudo como: venta de diarios por pregoneros y de
bajo precio por unidad; artículos que son gravados por sisas: cigarrillos, gasolina y bebidas
alcohólicas; ventas a instituciones religiosas, benéficas, y otras semejantes.
Si bien las alternativas antes mencionadas pueden atenuar la regresividad del impuesto a las
ventas, es improbable que se logre una progresividad significativa.
Eficiencia económica. El impuesto sobre las ventas puede ser objeto de críticas sobre la base de la
pérdida de la eficiencia económica (exceso de gravamen), particularmente cuando se diseña una
estructura que intenta resolver los problemas que plantea la regresividad, es decir, en la medida que
se comporta como una sisa al ofrecer exenciones y exoneraciones. Conviene destacar, que uno de
los más serios problemas con respecto a la eficiencia económica lo constituye la exoneración del
impuesto de todos los bienes de producción, en la medida que el consumo intermedio (insumos) se
trate como un crédito fiscal, lo que afecta la eficiencia en la organización de la producción.
Si bien el impuesto a las ventas es más fácil de administrar que el impuesto sobre la renta en
aquellos países donde la educación y el hábito personal de conservar archivos están más arraigados,
como vimos en un acápite anterior, el argumento administrativo anterior no parece muy
convincente. Veamos esto ¿Cuál es el papel de los impuestos específicos a las ventas si existe ya
un impuesto sobre la renta en funcionamiento? Atkinson y Stiglitz [1980] demostraron que si el
impuesto a la renta tiene una óptima estructura, entonces, bajo razonables condiciones equitativas,
el bienestar social no sería mejorado gravando diferencialmente a los productos. Sin embargo, sólo
si por alguna razón el impuesto a la renta no es estructuralmente óptimo, los impuestos sobre
consumos específicos podrían elevar el bienestar social. Por ejemplo, si estamos en una sociedad
donde prevalecen los objetivos de justicia social, el bienestar general puede ser elevado gravando
con altas tasas a los bienes de lujo.
La eficiencia no requiere que un impuesto general a las ventas mantenga la misma tasa para
todos los bienes. Si la elasticidad del bien depende únicamente de su precio, las tasas impositivas
deben ser fijadas inversamente a la elasticidad precio de demanda (Regla de Ramsey). Esto es, los
bienes altamente inelásticos deben ser gravados más pesadamente y viceversa, en razón de ser
mayores las distorsiones de las decisiones de consumo en los bienes de demanda elástica que en los
de demanda inelástica. Si el gobierno mantiene fuertes objetivos de justicia social, se espera de él
que grave a los bienes altamente inelásticos más levemente o que no los grave en absoluto. Esto
250
explica el por qué se excluye a los alimentos de la imposición a las ventas. Obviamente, esta
actitud, contradice el postulado de la regla de Ramsey y pone de manifiesto el conflicto entre
equidad y eficiencia económica.
Estabilización. Tal como mencionamos anteriormente, al impuesto se le critica no sólo por poseer
un carácter deflacionario como todos los impuestos al consumo sino, que resulta menos efectivo
que el impuesto al gasto, como medio de promover el ahorro o contrarrestar la inflación si éstos
fueran los objetivos principales, ya que no posee una tasa progresiva.
En general, el impuesto a las ventas por razones de equidad vertical y horizontal, es muy
inferior a los impuestos sobre la renta y el gasto, que pueden hacerse progresivos y ajustarse a las
circunstancias personales por medio de exenciones. Por el contrario, ofrece significativas ventajas
administrativas con relación al impuesto al gasto.
Estructura óptima
Para que un impuesto sobre las ventas cumpla a cabalidad con los requisitos y normas de
imposiciones aceptadas, debe satisfacer ciertas condiciones:
1.- La tasa impositiva del impuesto debe ser fija o proporcional al gasto, sin exenciones, de
forma tal que se traduzca en precios más altos para todas las mercaderías y servicios
adquiridos por los consumidores; ello será sólo posible si el impuesto se traslada
completamente hacia adelante por las firmas que los paguen, lo que significa que la
producción se realice con costos constantes y que los precios de los factores sean fijos. De ser
así, se evitarán los males que producen las sisas para obtener recursos generales: presión
excedente sobre los consumidores y sus familias, en virtud de las distorsiones de sus
preferencias relativas por distintos bienes.
2.- Para alcanzar los niveles requeridos por la equidad vertical, debe evitarse el exceso de
gravamen sobre las personas que se encuentran por debajo del límite de subsistencia.
3.- Los costos de administración y recaudación deben ser los más bajos posibles.
4.- El impuesto no debe ocasionar pérdida de la eficiencia en la selección de los distintos
métodos de organización de la producción y distribución.
Es bastante probable que el logro total de estos objetivos sea imposible. Ningún impuesto a
las ventas resulta jamás completamente general sobre todas las compras que realiza el consumidor.
No es posible que el traslado sea completo y exacto, y puede que no haya ningún método eficaz de
librar de la carga a los pobres, salvo mediante exenciones, lo que va en contra de la primera
condición. Por esto, la finalidad consiste en tratar de alcanzar o cumplir con los requisitos lo mejor
que se pueda.
Los impuestos a las ventas son de dos tipos: monofásicos y plurifásicos. Los impuestos
monofásicos son aquéllos que gravan una de las etapas del proceso de producción y distribución;
éstos pueden ser de varias formas según se peche:
1.- La venta del fabricante de productos terminados: impuesto sobre las ventas del fabricante.
2.- La venta del distribuidor o mayorista, o del fabricante al detallista o la última transacción al
mayor: impuesto a las ventas al mayor.
3.- La venta al consumidor final: impuesto a las ventas al detal.
Si se grava cada una de las fases del proceso de producción y distribución, la imposición es
del tipo plurifásico. Existen dos formas principales de impuestos plurifásicos:
1.- El impuesto de etapa múltiple o impuesto sobre el tráfico de las empresas, o impuesto sobre
las ventas brutas, etc., el cual se aplica a las ventas en todos los niveles de producción y
251
distribución, sin ningún tipo de ajuste o crédito por el impuesto pagado en las etapas
anteriores.
2.- El impuesto al valor añadido que grava todas las fases del proceso de producción y
distribución, pero sólo sobre la base del valor agregado.
Impuestos monofásicos
Las ventas al detal se definen para fines impositivos, como ventas para uso o consumo (no
para la reventa). Las ventas para la reventa son aquellas que se refieren a mercancías que van a ser
físicamente integradas en otros bienes (consumo intermedio), cuyo destino es el consumidor final.
De los tres tipos de impuestos de fase única, el impuesto sobre las ventas al por menor es el
que ofrece las más grandes ventajas:
1.- Traslado. El impuesto a las ventas al menor es el que ofrece la mayor probabilidad de
producir aumentos de precios inmediatos, iguales al monto del impuesto. El impuesto no
exige sino un sólo ajuste de precios; otros requieren varios cambios de precios en la
estructura de producción y distribución, con mayor posibilidad de variación. Los impuestos
anteriores a la etapa de venta al detal siempre presentan el inconveniente de un incre mento
de precios superior al monto del impuesto, ocasionado por el efecto en cascada o piramidal,
particularmente cuando se utiliza el método de fijación de precios basado en costo más
margen esperado de ganancia.
2.- Relación entre el impuesto y el gasto al consumidor. Sólo el impuesto a las ventas al detal,
con traslado completo, puede constituir una relación uniforme entre el impuesto y los gastos
del consumidor. Un impuesto a las ventas del fabricante produce diferentes reacciones a
nivel de los precios del detallista según sean los márgenes de comercialización. Un producto
gravado con un impuesto, cuyo margen de ganancia sea bajo, como el caso de bienes
necesarios (alimentos), tendrá un mayor impacto sobre el precio de venta al detal, que otro,
cuyo margen de beneficio sea más elevado (bienes de lujo). Así, con un margen del 50% y
un impuesto a las ventas del fabricante del 10%, la relación impuesto/pvp será del 6%
(10/165), mientras que otro producto con un margen menor, digamos 25%, la relación será
cercana a 7 1/3 (10/137,5).
3.- Neutralidad económica. Sólo el impuesto a las ventas al detal es neutro frente a distintos
sistemas de distribución, y por eso no altera su elección. Los impuestos aplicados a niveles
de fabricante/ importador/mayorista, favorecen a las empresas que tienden a integrar los
niveles de distribución hacia adelante, más allá del impacto de impuesto para minimizar el
aumento del precio imponible.
4.- Producción nacional versus importaciones. Sólo el impuesto a las ventas al detal asegura
igual trato a productos nacionales e importados. El problema se hace difícil con un impuesto
a las ventas del fabricante, porque éste no se aplicaría a la mayoría de los productos
importados cuya etapa de distribución es posterior a aquélla en que se gravan las mercaderías
nacionales.
5.- Administración. Desde un punto de vista administrativo, el impuesto a las ventas minoristas
ofrece diversas ventajas. En muchos aspectos el impuesto al minorista es la forma del
252
impuesto a las ventas más sencilla de manejar. Venta al detal es un concepto más fácil de
definir que venta por el fabricante o venta al por mayor.
6.- Rendimiento. El impuesto al detal produce casi tanto el doble que un impuesto aplicado al
fabricante. Por consiguiente, se disminuye el incentivo a la evasión y la resistencia por parte
de las firmas contribuyentes.
7.- Facturación por separado. Sólo el impuesto a las ventas al menor permite indicar al
consumidor el monto del gravamen que esta pagando, consecuencia meritoria que contribuye
a alcanzar niveles óptimos de actividades gubernamentales en función de las preferencias de
la sociedad. Con la habitual indicación del impuesto separado del precio de venta de la
mercadería, los vendedores se considerarán más como recaudadores que como contribu-
yentes, y por eso es menos probable que intenten evadir el impuesto.
8.- Exportaciones. Un impuesto a las ventas al detal no ejercería ningún efecto adverso sobre la
posición competitiva del país en el comercio internacional, ya que las exportaciones no serian
gravadas.
Impuestos multifásicos
Los impuestos multifásicos son aquellos gravámenes que se aplican a todas y cada una de las
fases del proceso de producción y distribución. Por tanto, producen un efecto en cascada o
piramidal, donde el monto del impuesto es mucho mayor que la recaudación del gobierno. La
traslación es más que completa, dada la acumulación que se hace del impuesto cada vez que transita
por las fases de producción y distribución. Pueden distinguirse dos formas de impuestos de fase
múltiple: el impuesto de fase múltiple o en cascada y el impuesto sobre el valor agregado.
La Alcabala española fue la primera forma impositiva a las ventas que se conoce y data del
siglo 14. En América se aplicó a través de la Real Cédula de 1591 (6). Este impuesto grava
repetidamente un producto en la medida en que transita por las fases de producción y distribución:
materias primas, bienes intermedios y productos terminados. Cada elemento impositivo se traslada
hacia adelante, acumulándose al precio del producto final, por lo que existe incertidumbre sobre el
monto de la carga de gravamen que pueda existir en una venta global, pues todo depende de las
253
diversas fases del proceso de producción y distribución. Veamos este proceso a través de un
ejemplo: la venta de mineral de hierro se grava cuando transita de la mina hacia la factoría
siderúrgica; la venta de acero se grava cuando va de la siderúrgica a la planta de productos planos;
las láminas de acero son gravadas cuando van en camino de la planta de carrocerías de automóviles,
y así sucesivamente, hasta que el impuesto grava finalmente la venta al detal de automóviles. (7)
Como resultado la base tributaria es un múltiplo del producto nacional, y elevadas
recaudaciones pueden obtenerse con tasas bajas.
Desventajas. El impuesto de fase múltiple o en cascada presenta las siguientes desventajas (8):
1.- Este impuesto da un fuerte estimulo a la integración vertical, y reduce por tanto la
competencia, lo que puede traer como consecuencia una pérdida de eficiencia, si las fuerzas
económicas hubiesen sido contrarias a la integración en ausencia del impuesto.
2.- Se introduce un elemento de incertidumbre en cuanto a la cuantía del impuesto en relación
al precio de venta final de los productos y servicios imponibles. La carga tributaria varía
conforme al número de transacciones entre las fases primera y última de la cadena de
producción y distribución de un determinado producto, y pasa a ser de este modo un factor
importante en la determinación de la estructura distributiva.
3.- Es prácticamente imposible reintegrar la cuantía exacta del impuesto incluido en los
productos de exportación, ya que no se conoce. De aquí que pueda derivarse un perjuicio
para la competitividad de los productos nacionales en los mercados exteriores.
4.- El valor agregado en las primeras fases, por ejemplo en mina o fábrica, sufre una carga
tributaria mayor que el valor agregado en las últimas (venta al detal), provocando una
distorsión en la asignación de recursos.
5.- Discrimina contra aquellos bienes que tienen un mayor número de transacciones de
producción y distribución.
6.- Desencadena profundas inequidades al favorecer el efecto en cascada (piramidal
acumulativo). La piramidación o efecto en cascada del gravamen sobre las transacciones o
ventas brutas, ocasiona traslados impositivos muchísimo más que completos sobre los precios
de las mercaderías. Por estas razones el impuesto de fase múltiple o en cascada, es una forma
inferior de imposición, abandonado en Europa Occidental y sustituido por el impuesto al
valor agregado, de naturaleza no acumulativa. En Venezuela aún existen vestigios de la
imposición múltiple en cascada: La Patente de Industria y Comercio (llamada de ahora en
adelante Impuesto sobre Actividades Económicas según lo dispuesto en su artículo 207 por
la Ley Orgánica del Poder Público Municipal -GO N° 38.204 del 8 de junio de 2005), tributo
de carácter municipal que grava los ingresos brutos de los establecimientos industriales,
comerciales o de índole similar con fines de lucro, en la jurisdicción de determinado
municipio, con una tarifa proporcional ad-valorem que oscila entre 0,25% y 6%. Este
impuesto conforma el principal rubro de ingresos tributarios con que cuenta el municipio
venezolano, de ahí que, si se llegare al establecimiento de un impuesto general sobre las
ventas, deberá prestarse atención a su necesaria coordinación con las patentes municipales de
industria y comercio, a fin de evitar la doble imposición de las actividades de producción y
distribución tanto a nivel nacional como municipal (9).
El impuesto sobre el valor agregado (IVA) es un tipo de tributo que se ha extendido con
fuerza y rapidez por numerosos países del mundo. Esta aceptación generalizada deriva de su mayor
eficacia y de la posibilidad que brinda de unificar o eliminar otros gravámenes. Los inconvenientes
señalados al impuesto de fase múltiple o en cascada han obligado a muchos países a abandonar esta
práctica impositiva, buscando otras formas de imposición a las ventas, particularmente impuestos de
254
naturaleza monofásica o fase única. Sin embargo, como ya hemos advertido, la limitada base
tributaria de estos gravámenes obligaría a elevar las tasas impositivas, lo que ocasionaría, dada la
elevada presión tributaria, hostilidad y evasión tributaria de parte de los detallistas. Por ello, ha
aparecido, particularmente desde su implantación definitiva en 1973, en los países pertenecientes a
la Comunidad Económica Europea la otra forma alternativa de imposición multifásica: impuesto al
valor agregado.
El profesor Cesare Cosciani (10) en su obra Impuesto al Valor agregado lo define de la
siguiente manera: El impuesto al valor agregado se paga en todas las etapas de la producción
pero no tiene efectos acumulativos, pues el objeto de la imposición no es el valor total del bien,
sino, el mayor valor que el producto adquiere en cada etapa de la producción y distribución,
desde la materia prima hasta el producto terminado, y como las suma de los valores
agregados en las diversas etapas del proceso productivo y distributivo corresponden a un
importe igual al valor total del bien adquirido por el consumidor, el impuesto permite gravar
en distintas oportunidades las cuotas parciales del valor del bien y, en conjunto, el valor total
del bien sin omisiones tributarias ni dobles imposiciones.
Naturaleza del impuesto. Se pueden distinguir tres tipos de impuestos al valor agregado según sea
la base tributaria: producto nacional bruto, producto nacional neto y, consumo total. De estas tres el
que utiliza al consumo como base es el que se emplea corrientemente en la práctica.
El valor añadido definido en términos de gastos en consumo de una empresa viene dado por
la diferencia entre los ingresos brutos por ventas menos el valor de las compras en bienes y
servicios de naturaleza intermedia (insumos) durante un periodo de tiempo considerado; este
resultado es equivalente a la suma de las remuneraciones de los factores de la producción realizados
por la empresa: sueldos, salarios, rentas, intereses, beneficios. Si al valor añadido por cada una de
las empresas se le permite deducir el gasto en consumo de bienes durables (depreciación de
maquinarias y equipos), el resultado se refiere solamente al valor de bienes de consumo.
Un impuesto al valor agregado podría administrarse exigiendo a cada empresa el cálculo del
valor agregado de la manera indicada antes, es decir restando de las ventas los costos de las
mercaderías compradas o sumando los distintos elementos constitutivos del valor agregado. Pero
según la manera habitual de manejar el impuesto del valor agregado, el método del crédito
impositivo o fiscal, cada proveedor en su nivel de producción y distribución, debe pagar el
impuesto sobre las compras, al calcular su obligación impositiva aplica la alícuota a su monto de
ventas imponible y deduce la cantidad total del impuesto pagado durante el periodo sobre sus
compras, para así, determinar su deuda impositiva neta. Así, el incremento de los precios refleja el
valor añadido en cada etapa, por lo que el precio resultante al final de la cadena, no es más que la
suma de los incrementos de valor en cada una de ellas. Por lo tanto, un impuesto que se re caude
gravando incrementos de valor en cada etapa, posee la misma base tributaria que otro, que ha sido
recaudado, gravando el valor final del bien. De tal manera que el impuesto es equivalente a un
impuesto general a las ventas al por menor, con la sola diferencia de su administración (11).
Consideremos el siguiente ejemplo en el que se incluye desde la fase de importación de un
bien intermedio (insumo), el cual sufrirá posteriormente un proceso de transformación
(producción), hasta su final distribución y compra por el consumidor final. La tasa impositiva es del
10% sobre el valor agregado en cada una de las fases. El cálculo puede ser hecho, o bien,
determinando el valor agregado en cada una de las fases y aplicando sobre él la tasa impositiva, o
también, utilizando el crédito impositivo sobre el valor de las compras. En cualquiera de los dos
casos los resultados serán similares, aunque, el método de crédito impositivo se considera más
sencillo y hace más fácil el control cruzado, puesto que el impuesto deducido por el mayorista debe
aparecer como abonado por el fabricante, al cual compró el mayorista.
255
Cálculo del impuesto al Valor Agregado
La suma total de la deuda impositiva neta o impuesto a pagar, o sea 21,45 coincide
exactamente con la aplicación de un impuesto del 10% sobre las ventas del detallista, (214,5x0,1).
Evaluación del impuesto. El impuesto al valor agregado ofrece una serie de ventajas potenciales
(12)
:
1.- Efecto en cascada. En comparación con el impuesto de fase múltiple o en cascada, la
imposición a las ventas en la forma de gravamen al valor agregado ofrece la gran ventaja de
evitar la distorsión económica causada por aquél. Si el IVA está propiamente diseñado no
produce ninguna distorsión económica o perdida de eficiencia (presión excedente). De otro
lado, como señaláramos al analizar las características de la imposición a las ventas, el efecto
en cascada aún es posible que se presente en los impuestos sobre la venta de de fase única
(fabricante/importador/mayorista), aunque con efectos menos pronunciados. Esto ocurre
siempre que los bienes imponibles se produzcan utilizando insumos gravados. A medida que
el punto de impacto del impuesto sobre las ventas está más alejado de la fase de la venta al
por menor, el efecto en cascada o piramidal seria más pronunciado, ya que es mucho más
probable que un fabricante adquiera sus insumos de otro fabricante o de un importador, que
de un minorista.
2.- Exclusión de los bienes de producción. Los defensores del IVA sostienen que la exclusión
de los bienes de producción es mucho más fácil con este impuesto, que con otro que grave a
las ventas al por menor. En un impuesto a las ventas al detal es imposible para el detallista,
distinguir, entre la venta de bienes realizada para el consumo de la de producción. Bajo
cualquier forma impositiva a las ventas, la exclusión de las ventas de uso empresarial requiere
comprobación tanto a nivel del comprador como del proveedor o suplidor. Con el IVA, todas
las ventas de bienes intermedios son gravables; el comprador recibe un crédito fiscal sobre el
impuesto pagado en la compra, de manera que, cualquiera auditoria seria hecha sobre el
comprador y no sobre el proveedor.
4.- Rendimiento. Mientras más alta sea la tasa tributaria, mayor estimulo tendrán los
contribuyentes para evadir el impuesto. Los impuestos al valor agregado y a las ventas al por
menor, ofrecen la ventaja de poder utilizar tasas impositivas bajas, porque utilizan bases
imponibles amplias para un determinado volumen de ingresos. Los impuestos sobre las
ventas al fabricante/importador/ mayorista, ofrecen bases tributarias más limitadas, lo que
obliga a utilizar tasas más altas.
5.- Aspectos administrativos. El IVA tiene varias ventajas administrativas frente a los
impuestos sobre las ventas de fase única (importador/ fabricante/mayorista): en
primer lugar, tiende a disminuir el impacto de la evasión, al concentrar el impuesto en ningún
nivel concreto de la cadena de producción y distribución. En caso de que exista una fuerte
evasión a nivel de las ventas al detal, generalmente bajo la forma de subvaloración de las
ventas, el IVA tendría una menor pérdida de recursos, ya que se recaudará mayormente del
256
fabricante y del mayorista, de tal forma que la evasión no sería significativa. En segundo
lugar, el impuesto al valor agregado, permite también que el contribuyente minimice su
obligación tributaria puesto que el detallista presiona al mayorista, y éste al fabricante, para
que todas las operaciones queden documentadas a efectos de justificar las deducciones,
creando oposición de intereses entre comprador y vendedor, facilitando así la comprobación
cruzada; aunque tal oposición resulta a veces artificial, ya que puede existir colusión entre
comprador y vendedor para no declarar una determinada transacción. Finalmente, es
necesario que la administración no se vea forzada a controlar un número excesivo de
contribuyentes, a fin de que la evasión no alcance niveles intolerables, en este sentido el
impuesto sobre las ventas fabricante/ importador/mayorista, seria quizás el más ade-
cuado cuando se trata de un número relativamente reducido de contribuyentes. Entre el
impuesto al valor agregado y el impuesto a las ventas al por menor, en países de menor
desarrollo relativo, donde el número de establecimientos al detal es mucho menor, se
justificaría el empleo del IVA. Con este impuesto, la pérdida de ingresos seria poco
significativa, si se limitara el número de contribuyentes para que la administración tributaria
no se viera desbordada, ya que al menos, el impuesto alcanza a los proveedores excluidos por
el impuesto a las ventas al detal.
6.- Armonización tributaria regional. La mayoría de los países que pertenecen a comunidades
regionales han adoptado la modalidad del IVA. Los países miembros de la Comunidad
Económica Europea lo implantaron finalmente en 1973. La mayoría de los países
pertenecientes a grupos regionales latinoamericanos, como la Asociación Latinoamericana de
Integración y el Grupo Andino, han adoptado impuestos al valor agregado. Colombia y Brasil
(impuesto federal), utilizan el impuesto a las ventas al fabricante con un sistema de rebajas
tributarias similar al empleado por el IVA para evitar el efecto en cascada. Es de suponer que
el IVA llegará a ser oportunamente la forma armonizada de tributación sobre las ventas en
toda la región.
7.- Exportaciones. El IVA, tiene como ventaja proporcionar información sobre la recaudación
del impuesto en el caso de exportación, lo que sin lugar a dudas favorece la competencia en el
comercio internacional.
De otra parte, pueden surgir complicaciones administrativas en relación a la operación del
impuesto al valor agregado. Este impuesto es mucho más complejo de administrar y de definir que
un impuesto a las ventas al detal; el IVA parece complicado, por lo menos para quienes manejan
empresas pequeñas. Lo que es más serio, el IVA requiere que los establecimientos lleven detalladas
anotaciones del impuesto pagado sobre las compras, así como las ventas imponibles, mientras que
el impuesto a las ventas al detal sólo requiere registros de las ventas efectuadas. Para una firma
pequeña, el IVA puede representar un aumento significativo de las horas/hombre de contaduría.
Adicionalmente, el impuesto al valor agregado comprende un número algo más elevado de con-
tribuyentes. En ambos impuestos los minoristas son contribuyentes, aunque como expresáramos
anteriormente, de excluirse a los minoristas del pago del IVA la pérdida de recursos no sería tan
elevada.
La implantación del IVA en Venezuela recorrió un camino lleno de idas y venidas, así como
cambios de denominación, hasta que finalmente en el año 1999 se estableció bajo el actual nombre.
Es un impuesto muy productivo, constituye el más importante tributo interno y la principal fuente
de recursos por ingresos ordinarios tributarios no petroleros del presupuesto fiscal.
257
La segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez (Febrero 1989) dio los pasos iniciales para la
aplicación del Impuesto al Valor Agregado en Venezuela. Lamentablemente eventos de carácter
político, una grave crisis social y su posterior destitución de la presidencia de la República (Mayo
1993) dieron al traste con el proyecto del IVA. Más tarde, mediante Ley Habilitante (12-08-1993)
se le otorgaron poderes al Presidente Ramón J. Velásquez, para que dictara medidas en el campo
económico y financiero. Así se estableció un Impuesto al Valor Agregado (Gaceta Oficial, N° 4.637
del 16/9/93), cuya primera etapa sería un Impuesto General a las Ventas a nivel de mayorista,
vigente a partir del 1-10-1993. Una segunda etapa que comenzaría el 1-1-1994, extendería la
aplicación del impuesto hasta el nivel de detal. En agosto de 1994, el nuevo Presidente de la
Republica Rafael Caldera R. promulgó la Ley Impuesto al Consumo Suntuario y a las Ventas al
Mayor (GACETA OFICIAL N° 4.727, del 27/05/1994), una versión aparentemente diferente a las
anteriores, sagazmente camuflajeada para ocultar el impuesto a nivel de detallista. En el año 1999
vuelve a ser Impuesto al Valor Agregado (Gaceta Oficial, N° 5341 del 5-5-1999).
Características
Alícuota impositiva. La tasa general aplicable a la base imponible correspondiente será fijada en la
Ley de Presupuesto Anual y estará comprendida entre un límite mínimo de ocho por ciento (8%) y
un máximo de dieciséis y medio por ciento (16,5%) (Artículo 27, ejusdem). La alícuota general
aplicable en el territorio nacional es de 12% (desde el 1° de abril de 2009). En Gaceta Oficial N°
41.239 de fecha 19 de septiembre de 2017, fue publicado el Decreto N° 3.085 de la Presidencia de
la República, mediante el cual se establece una rebaja del 3% hasta el 31-12-2017 a la alícuota
impositiva general de Impuesto al Valor Agregado (IVA), aplicable a las operaciones pagadas a
través de medios electrónicos hasta por la cantidad de Dos Millones de Bolívares (Bs.
2.000.000,00).
La venta y/o importación de los siguientes bienes y servicios está gravada con alícuota del
8%: (artículo 63, ejusdem)
a) Ganado bovino, caprino, ovino y porcino para la cría;
b) Animales vivos destinados al matadero;
c) Carnes en estado natural, refrigeradas, congeladas, saladas o en salmuera (incluyendo el
pescado);
d) Mantecas y aceites vegetales, refinados o no, utilizados exclusivamente como insumos en la
elaboración de aceites comestibles;
e) Alimentos concentrados para animales;
f) Prestaciones de servicios al poder público;
g) Transporte aéreo nacional de pasajeros.
En los casos de ventas de exportación de bienes muebles y de servicios se aplicará la alícuota
del 0%. (Artículo 27 ejusdem)
Las ventas u operaciones asimiladas a venta y las importaciones de los siguientes bienes
muebles están gravados con una alícuota adicional del 15% (impuesto al lujo- reforma de la ley
19-11-2014), la cual sumada a la alícuota general hace que su carga tributaria ascienda al 27%
(artículo 61, ejusdem):
258
a) Vehículos o automóviles de paseo o rústicos, con capacidad para nueve (9) personas o menos,
cuyo precio de fábrica en el país o valor en aduanas, más lo tributos, recargos, derechos
compensatorios, derechos antidumping, intereses moratorios y otros gastos que se causen por
la importación, sean superiores o iguales al equivalente en bolívares a cuarenta mil dólares de
los Estados Unidos de América (US $ 40.000,00), o cuyo precio de fabrica en el país sea
mayor o igual a seis mil unidades tributarias (6.000 UT), según sea el caso;
b) Motocicletas cuyo valor en aduanas sea mayor o igual a veinte mil dólares de Estados Unidos
de America ($20.000) o cuyo precio de fábrica en el país sea mayor o igual a dos mil
quinientas unidades tributarias (2.500 UT);
c) Máquinas de juegos activadas con monedas, fichas u otros medios;
d) Helicópteros, aviones, avionetas y demás aeronaves, de uso recreativo o deportivo;
e) Toros de lidia;
f) Caballos de paso;
g) Caviar; y,
h) Joyas con piedras preciosas, cuyo precio en bolívares sea superior o igual a dos mil quinientas
unidades tributarias (2.500 UT); etc.
259
e) Los vehículos automotores con adaptaciones especiales para ser utilizados por personas
con discapacidad, sillas de ruedas para impedidos y los marcapasos, catéteres, válvulas,
órganos artificiales y prótesis;
f) Los diarios, periódicos, y el papel para sus ediciones; y,
g) Los libros, revistas y folletos, así como los insumos utilizados en la industria editorial.
2. Las importaciones efectuadas por los agentes diplomáticos y consulares acreditados en el
país, de acuerdo con los convenios internacionales suscritos por Venezuela. Esta exención
queda sujeta a la condición de reciprocidad;
3. Las importaciones efectuadas por instituciones u organismos internacionales a que pertenezca
Venezuela y por sus funcionarios, cuando procediere la exención de acuerdo con los
convenios internacionales suscritos por Venezuela.
4. Las importaciones que hagan las instituciones u organismos que se encuentren exentos de
todo impuesto en virtud de tratados internacionales suscritos por Venezuela;
5. Las importaciones que hagan viajeros, pasajeros y tripulantes de naves, aeronaves y otros
vehículos, cuando estén bajo régimen de equipaje;
6. Las importaciones que efectúen los inmigrantes de acuerdo con la legislación especial, en
cuanto les conceda franquicias aduaneras;
7. Las importaciones de bienes donados en el extranjero a instituciones, corporaciones y
fundaciones sin fines de lucro y a las universidades para el cumplimiento de sus fines propios;
8. Las importaciones de billetes y monedas efectuadas por el Banco Central de Venezuela, así
como los materiales e insumos para la elaboración de las mismas por él órgano competente
del Poder Público Nacional;
9. Las importaciones de equipos científicos y educativos requeridos por las instituciones
públicas dedicadas a la investigación y a la docencia. Asimismo, las importaciones de equipos
médicos uso tanto ambulatorio como hospitalario del sector público o de las instituciones sin
fines de lucro, siempre que no repartan ganancias o beneficios de cualquier índole a sus
miembros y, en todo caso, se deberá comprobar ante la Administración Tributaria tal
condición;
10. Las importaciones de bienes, así como las ventas de bienes y prestación de servicios,
efectuadas en el Puerto Libre del Estado Nueva Esparta, en la Zona Libre para el Fomento de
la Inversión Turística en la Península de Paraguaná del Estado Falcón; y en la Zona Libre
Cultural, Científica y Tecnológica del Estado Mérida, en el Puerto Libre de Santa Elena de
Uairén y en la Zona Franca Industrial, Comercial y de Servicios Atuja (ZOFRAT), una vez
que inicie sus actividades fiscales, de conformidad con los fines previstos en sus respectivas
leyes o decretos de creación;
11. Las prestaciones de los siguientes servicios:
* El transporte terrestre y acuático nacional de pasajeros;
* Los servicios educativos prestados por instituciones inscritas o registradas en los
Ministerios de Educación, Cultura y Deportes, y de Educación Superior;
* Los servicios de hospedaje, alimentación y sus accesorios, a estudiantes, ancianos,
personas minusválidas, excepcionales o enfermas, cuando sean prestados dentro de una
institución destinada exclusivamente a servir a estos usuarios;
* Las entradas a parques nacionales, zoológicos, museos, centros culturales e instituciones
similares, cuando se trate de entes sin fines de lucro exentos de Impuesto sobre la Renta;
* Los servicios medico-asistenciales y odontológicos, de cirugía y hospitalización;
* Las entradas a espectáculos artísticos, culturales y deportivos, siempre que su valor no
exceda de dos unidades tributarias (2 U.T.);
* El servicio de alimentación prestado a alumnos y trabajadores en restaurantes, comedores
y cantinas de escuelas, centros educativos, empresas o instituciones similares, en sus
propias sedes;
* El suministro de electricidad de uso residencial;
260
* El servicio nacional de telefonía prestado a través de teléfonos públicos;
* El suministro de agua residencial;
* El aseo urbano residencial;
* El suministro de gas residencial, directo o por bombonas;
* El servicio de transporte de combustibles derivados de hidrocarburos;
* Los servicios de crianza de ganado bovino, caprino, ovino, porcino, aves y demás
especies menores, incluyendo su reproducción y producción.
261
NOTAS AL CAPÍTULO XVII
(1) DUE, John et al., Government Finance: Economics of the Public Sector. Ed. Irwin, 7ed. Ill.
pp. 404-15, 421-26
- ROSEN, Harvey. Public Finance. Ed. Irwin: McGraw-Hill, 4ed. 1995. pp 475-480
(2) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal. La Reforma del Sistema Fiscal Venezolano, N° 2.
El Sistema Tributario en Venezuela por Carlos Aguirre et al., Caracas 1986. p. 206
(3) GROVES, Harold, Finanzas Públicas. Ed. Trillas, 1 ed. México 1965. p. 377
(4) DUE, John et al., Op. cit. pp. 415-21
(5) SUCRE, Gustavo, R.P. Apuntes de Finanzas Públicas. Mimeografiado U.C.A.B. Caracas.
pp. 311-12
(6) VILLEGAS, Héctor, Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario. Ed. Depalma,
Buenos Aires 1972. pp. 319-20
(7) MUSGRAVE, Richard et al., Public Finance in Theory and Practice. Ed. Mac Graw Hill, 5
ed. New York 1989. p. 397
(8) CERF, N° 2. Op. cit. p. 207
(9) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal, La Reforma del Sistema Fiscal Venezolano. Informe
Final, Caracas 1983. p. 112, 121
(10) VILLEGAS, Héctor, Op. cit. p. 320
(11) MUSGRAVE, Richard et al., Op. cit. 399-403
(12) CERF, N° 2. Op. cit. pp. 208-12
262
XVIII
IMPOSICIÓN A LA RIQUEZA
La imposición a la riqueza constituye junto a la renta y el consumo, la tercera y última forma
impositiva. Aquí no se trata de flujos de ingresos y gastos (variables flujo) cuyos valores se
expresan de manera necesarias en cantidades medidas durante cierto período, sino de acumulación
de riqueza, referida al valor de los activos que un individuo ha acumulado a un determinado
momento de tiempo. Los impuestos sobre la riqueza pueden ser de dos tipos. El que recae sobre la
totalidad de la riqueza que posee una persona en forma directa y neta; y aquéllos que gravan formas
particulares de propiedad o que el impacto lo reciben las cosas tangibles.
La imposición sobre la riqueza tiene en la equidad su más fuerte argumento. Así, suele ser
justificada tanto por el método del beneficio como por la capacidad de pago. El método del
beneficio se dirige más que todo hacia los impuestos de naturaleza específica que gravan la
propiedad real: impuesto a la propiedad, contribuciones por mejoras, impuestos sobre la propiedad
inmobiliaria urbana y/o rural, impuesto sobre vehículos, etc. Mientras que el método de la
capacidad de pago, apunta hacia aquellos impuestos personales sobre la riqueza: el impuesto al
patrimonio neto y el impuesto sobre la transmisión de la riqueza. La primera sección de este
capítulo versará sobre el impuesto al patrimonio neto, allí se evaluará esta forma impositiva
siguiendo el patrón establecido: eficiencia económica, equidad y consideraciones administrativas.
La segunda tratará sobre el impuesto a la propiedad, analizado según el patrón ya mencionado, para
concluir con las diferentes tipos impositivos sobre la propiedad que existen en Venezuela. El
capítulo siguiente lo dedicaremos a los impuestos sobre la transmisión de la riqueza: impuestos
sobre sucesiones y donaciones.
El impuesto al patrimonio neto es usado en por lo menos una veintena de países, incluyendo
dentro de éstos algunos latinoamericanos (Uruguay, Colombia). Las principales características de
estos impuestos, en forma resumida son:
1.- La unidad contribuyente típica es la familia: los haberes de la mujer y los niños menores se
combinan con los del marido.
2.- Como regla general todos los activos son incluidos, excepto en algunos casos, los efectos
personales.
3.- Usualmente se prevén exenciones pequeñas, relativamente bajas: de dos a cuatro veces el
ingreso per-cápita del país.
4.- Las tasas impositivas son proporcionales (1% o menos) en algunos países y progresivas
(niveles entre 0,5% y 3%) en otros, en especial donde se quiere alcanzar a los muy pudientes;
263
así que el impuesto puede pagarse, por lo general, con la renta anual que la propiedad
produzca.
5.- El impuesto es administrado en la mayoría de los casos nacionalmente, junto al impuesto
sobre la renta.
6.- En ningún caso constituyen fuente importante de recursos, salvo en Colombia, cuya
recaudación alcanza al 5% del total del ingreso tributario.
Efectos económicos
Inversión. El impuesto al patrimonio neto al ser aplicado a los bienes propiedad de los individuos,
den o no renta (rendimiento), produciría menores efectos nocivos sobre la inversión que un
impuesto a la renta. Recuérdese que este último grava el ingreso obtenido de bienes adicionales
adquiridos por el contribuyente. Adicionalmente, desalentará a las personas de retener dinero en
efectivo, terrenos baldíos para especulación e inversiones de poca rentabilidad y, las estimulará a
adquirir bienes que signifiquen actividades de inversión real o que conduzcan a ella. Algunas
personas se verán obligadas a realizar inversiones de capital de mayor rendimiento para poder pagar
el impuesto sin desprenderse de sus activos. El efecto neto es incrementar la disposición a asumir
riesgos. El impuesto sobre la renta grava sólo las ganancias en efectivo de inversiones financieras y
no la liquidez (efectivo); el impuesto al patrimonio evita la penalidad sobre las inversiones de alto
rendimiento. En principio el impuesto al patrimonio neto estimulará a los propietarios de bienes a
tratar de acrecentar las utilidades de éstos, porque el aumento del rendimiento monetario no
incrementa de por si la obligación tributaria. El resultado neto consiste en facilitar el logro del pleno
empleo.
264
Efectos sobre la oferta de trabajo
Como todo impuesto, este gravamen surte un efecto renta, estimulando a la gente a
trabajar más para compensar la disminución de la renta después de pagado el impuesto. Pero a
diferencia del impuesto sobre la renta, no existe efecto sustitución que lo compense, porque la
obligación impositiva no crece con la renta ganada, a menos que se ahorre. Por ello, en general, los
impuestos al patrimonio neto producirán un exceso de gravamen menor sobre los factores produc-
tivos que el impuesto sobre la renta.
Según comentamos, un impuesto al patrimonio neto tiene una menor tendencia a surtir
efectos desfavorables sobre la inversión que un impuesto sobre la renta, ello en parte, porque
estimula a las personas a convertir sus activos ociosos o depósitos en efectivo, en inversión real.
Pero al propio tiempo, mientras los métodos de producción se basen más en capital intensivo,
mayor será la obligación tributaria; el efecto neto podría ser el estimulo de actividades produc tivas
que utilicen elevadas relaciones producto-mano de obra, especialmente en aquellas formas de
sociedad no corporativas.
En cuanto al consumo, el impuesto al patrimonio neto favorece la adquisición de bienes
perecederos, en detrimento del consumo de bienes durables que generan nuevas obligaciones
impositivas.
Tanto los efectos en los métodos de producción como en las pautas de consumo tienden a
minimizarse por el bajo nivel de tasas del impuesto al patrimonio.
Traslación e incidencia
Equidad
265
contributiva. Modernamente, el ingreso está representado casi totalmente en términos monetarios y
la renta es la medida más satisfactoria de la capacidad contributiva, dada la dificultad de valorar la
riqueza. En tales circunstancias, ¿cómo podría entonces defenderse el gravamen sobre el patrimonio
neto, como indicativo de la capacidad contributiva?
1.- Cuando discutíamos la justificación de la renta como medida de la igualdad tributaria,
concluíamos que desde el punto de vista de la equidad horizontal, el concepto de renta
definido según Haig- Simons, incluía además de la renta que se destinaba al consumo, el
enriquecimiento proveniente del incremento del patrimonio neto. De allí que desde un punto
de vista de la definición global de renta, no habría justificación para la imposición al
patrimonio neto; no obstante, las restricciones impuestas en la práctica, particularmente a las
ganancias de capital, hace necesaria la imposición del patrimonio neto como gravamen
complementario a la renta, porque ayuda a corregir los problemas que surgen con el
gravamen de las ganancias de capital (2). Si dos personas poseen los mismos ingresos anuales,
pero una de ellas tiene acumulado ahorros por una suma considerable y la otra no tiene nada,
está claro que la capacidad contributiva de la primera es mayor. Al tener una reserva para
emergencias y vejez, podrá mantener una propensión al consumo más alta por hallarse menos
obligada a ahorrar. Los impuestos relacionados con el consumo compensan en parte esta
deficiencia del impuesto sobre la renta. Muchos gastos no son fáciles de gravar con el
impuesto al consumo y, este tipo de impuesto no le llega a las personas avariciosas (los que
acumularon gran riqueza, con exigua renta y gastan relativamente poco).
Como habíamos mencionado, una de las principales deficiencias de este tipo de
imposición consiste en que las personas que acumulan riqueza proveniente del ahorro a lo
largo de su ciclo de vida y mantienen un estilo de vida frugal evitan pagar elevados impuestos
al consumo y además, escapan de la obligación tributaria al transmitir la riqueza a otros bajo
la forma de donaciones o legados.
2.- La imposición a la riqueza en su forma personal y directa grava de forma más elevada la
renta de la propiedad que la proveniente de sueldos y salarios. Este argumento suele
defenderse por razones de equidad, ya que la renta de la propiedad tiene mayor permanencia
que la del trabajo y su obtención no requiere de esfuerzo humano directo.
3.- El impuesto al patrimonio neto no ejerce ningún tipo de discriminación frente a las diversas
alternativas de inversión, como si ocurre con el impuesto sobre la renta. Las inversiones de
mayor rendimiento y riesgo son penalizadas por el impuesto sobre la renta, en favor de otras,
donde la liquidez y el bajo rendimiento benefician a sus tenedores.
4.- La imposición neta a la riqueza global y personal con tasas progresivas, es un medio de lucha
eficaz contra las grandes concentraciones de propiedades. Como apuntábamos
anteriormente, la riqueza se distribuye más inequitativamente que el ingreso, y quizás la
sociedad aspire a su mejor distribución (3).
5.- El impuesto al patrimonio neto también debería pensarse como un pago realizado por las
personas más ricas como contraprestación al beneficio recibido por la protección de su
riqueza, contra, dicho sea, enemigos extranjeros. Otros ejemplos resaltan el beneficio recibido
particularmente por los más ricos de las obras de infraestructura pública. Asimismo, en la
medida en que la acumulación de riqueza aumenta, mayor es la capacidad de pago de sus
propietarios.
La justificación del impuesto sobre la riqueza neta desde el punto de vista de la equidad no
debería ser exagerada. Recurrir en gran proporción al impuesto sobre el patrimonio neto, gravaría
en exceso aquellas personas que durante su vida hicieron grandes inversiones en bienes que no
producen renta o, que son propietarias de su casa, pero poseen relativamente poca renta, como los
ancianos. Una combinación de las bases de renta y riqueza neta, con predominio de la primera y
utilización parcial de la segunda, produciría efectos distributivos más acordes con los consensos
habituales de equidad, que cada uno de los impuestos por si solo.
266
Administración
IMPUESTO A LA PROPIEDAD
Los efectos distributivos del impuesto a la propiedad son controversiales. De un lado, existe
la llamada posición de la doctrina tradicional que trata al impuesto como si fuera un gravamen a la
267
renta del capital; por el otro, el análisis de los efectos distributivos del impuesto se estudian
enfatizando más que todo, el tipo de bien y las imperfecciones del mercado.
Impuesto nacional. Supongamos que hay un impuesto sobre la propiedad de carácter nacional
sobre los activos tangibles (vivienda, tierras, equipos, etc.). Un impuesto sobre los activos tiene la
misma incidencia que un gravamen sobre la renta del capital: reduciría el rendimiento neto del
capital y recaería sobre los propietarios del mismo.
Un impuesto a la propiedad del 5% sobre el valor de los activos tangibles, en un mercado de
capitales perfectamente competitivo, rápidamente se transformaría en un impuesto sobre la renta del
capital. Veamos esto mediante un sencillo ejemplo. Sea un activo cuyo valor es de Bs. 240.000.000
y produce como ingreso anual (rendimiento) Bs. 30.000.000, equivalente a un costo de oportunidad
del capital del 12,5%; la obligación tributaria que crearía el impuesto seria de Bs. 12.000.000, cifra
que representa el 40% del ingreso total que produce el activo. Por lo tanto un impuesto del 5%
sobre el valor del activo (impuesto a la propiedad) resulta igual a un impuesto sobre el ingreso de la
propiedad (impuesto sobre la renta) del 40%. Si se le da tratamiento general a la conclusión
anterior, el valor del activo en un mercado perfectamente competitivo seria igual a: I = (V) (i), por
lo que: V = I/i; donde V es el valor del activo, I su ingreso anual e i, la tasa de interés del mercado
alternativa para otras inversiones. Si ha de obtenerse el mismo ingreso tributario con un gravamen a
la propiedad cuya tasa sea Tp, que con un impuesto a la renta de tasa Ty, entonces:
268
Impuesto municipal. Si el impuesto fuese administrado por el gobierno municipal en lugar del
gobierno central, las conclusiones sobre la incidencia serian similares al impuesto nacional, sólo si
las tasas impositivas locales fuesen iguales para todas las comunidades. Pero, la realidad es bien
distinta. Cada comunidad posee su propia tarifa impositiva y fija sus criterios particulares de como
valorar las propiedades, lo supone entre ellas, divergencias impositivas más o menos importantes.
Consideremos el caso de una comunidad cuyas tasas impositivas se elevan por encima del promedio
nacional. ¿Qué consecuencias acarrearía tal situación?
A corto plazo, como la oferta de factores es fija, el impuesto se capitalizaría y reduciría el
valor de la propiedad; esto es válido, tanto en viviendas como en terrenos. La carga del impuesto
seria soportada por los propietarios al momento de elevar los tipos impositivos, quiénes no podrían
trasladar el impuesto vendiendo el activo.
A largo plazo, en caso de tratarse de activos como terrenos, sus propietarios no podrían
escapar del impuesto, ya que su oferta es fija. Tanto a corto como a largo plazo los dueños de tierras
sufrirán una pérdida impositiva permanente.
La situación cambia cuando se trata de capital invertido en mejoras de los activos. A largo
plazo el capital se trasladará a aquella jurisdicción donde las tasas impositivas sean más bajas.
Tanto el gasto por mantenimiento de los activos como las nuevas inversiones disminuirán en aque -
llas comunidades de elevada presión impositiva.
La intensificación de los flujos de capital de un sitio a otro, dependerá en gran medida de la
movilidad de la mano de obra. Si la movilización del empleo es rápida y puede trasladarse de un
lugar a otro sin que ello signifique una desmejora salarial, entonces es bastante probable que la
salida de capitales se agrave. Pero, si el empleo es poco móvil, el capital lo será también,
reflejándose el impuesto en una reducción salarial, para así mantener al mismo nivel los
rendimientos del capital, forzándolo a quedarse. El impuesto será por tanto regresivo sobre aquella
parte del empleo con menor movilidad: la mano de obra no especializada.
Tierra. Por definición la oferta de tierra es fija, por consiguiente, como la oferta no se reduce, el
impuesto no puede trasladarse hacia adelante, por ello el propietario no puede escapar a la
incidencia del impuesto. Podríamos suponer razonablemente que el patrón distributivo seria similar
al de un gravamen sobre la renta del capital.
Edificios. Los efectos distributivos del impuesto serán diferentes, según se trate de edificios
comerciales o residenciales.
1.- Edificios comerciales. La incidencia del impuesto a la propiedad sobre las edificaciones
comerciales e industriales coincidirá con la de un impuesto sobre la renta de las sociedades de
capital (Capítulo XIV). Dentro del esquema de condiciones de competencia imperfecta, es
probable, la traslación en parte del impuesto hacia los consumidores en forma de precios más
elevados.
2.- Edificios residenciales.
A.- Vivienda ocupada por el propietario. Como el pago del impuesto a la propiedad no se
relaciona con la renta que gana una persona, esta parte no puede trasladarse a nadie,
reduciendo por tanto la renta del propietario. Como consecuencia el dueño de casa
recibiría un menor valor locativo por su vivienda, en relación con otras oportunidades de
inversión.
269
B.- Vivienda en alquiler. Otra parte importante del impuesto recaerá sobre los edificios en
alquiler. Dada una determinada tasa de retorno del capital invertido en viviendas para
alquiler, el impuesto a la propiedad reducirá su oferta, lo que en un mercado
perfectamente competitivo, hará aumentar a su vez los alquileres, de modo que parte del
impuesto se trasladará a los inquilinos. Es probable que parte del impuesto se traslade
hacia atrás, al propietario de terrenos, porque la demanda de terrenos para construir
viviendas en alquiler disminuirá. Aunque el traslado hacia adelante puede tomar bastante
tiempo: si existe superávit de viviendas en alquiler, los arrendadores no podrán aumentar
los alquileres. Ellos no sólo pagarán el impuesto, sino que bajarían los precios de venta de
sus edificios, coincidiendo con la pauta distributiva de un gravamen sobre la renta del
capital.
Equidad
La aplicación del impuesto a la propiedad puede ser justificada desde la concepción del
principio del beneficio. En efecto, el incremento de valor de la propiedad como resultado de los
servicios públicos que presta el estado, le concede a éste derecho para gravar a los propietarios. Este
argumento tiene su origen en la Teoría del Estado como protector de la propiedad, formulada por el
filósofo inglés J. Locke a finales del siglo XVII. Según esta teoría, uno de los principales deberes
de todo Estado es la protección de la propiedad; como resultado, los propietarios deben pagar para
sufragar los diversos gastos públicos que tal misión amerita: protección, aplicación de la ley,
administración de justicia y legislación. Según este enfoque sería lógico gravar la propiedad
individual, intangible o real, por distintas formas impositivas. Como aplicación más específica del
principio del beneficio especialmente a nivel municipal, se justificaría que los propietarios pagasen
por aquellos servicios locales como: construcción de calles y aceras, parques y jardines, cloacas y
alcantarillados y alumbrado público, que incrementaren directa o indirectamente el valor de sus
propiedades. Como medida del beneficio que recibe cada quién, suelen emplearse índices
específicos como por ejemplo la situación o frente de la propiedad; en otros ca sos, la alícuota puede
ser establecida de acuerdo al valor que tenga el bien inmueble (7).
Si bien suele justificarse el impuesto a la propiedad por razones de equidad, su existencia no
está exenta de críticas. Se le condena por injusto y regresivo, principalmente por parte de los
propietarios de viviendas, por el excesivo gravamen que pesa sobre ellos. El impuesto a la
propiedad resulta gravoso y provoca quiebras, ejecuciones de hipotecas y ventas forzosas en
periodos en que el ingreso disminuye con brusquedad: la obligación impositiva no varía, en
oposición a lo que ocurre con los impuestos a la renta y a las ventas.
La regresividad del impuesto a la propiedad surge, en lo que respecta a la vivienda (propia o
alquilada), cuando la parte destinada a los gastos de vivienda en términos porcentuales, disminuye
a medida que crece el ingreso corriente familiar. El grado de regresividad del impuesto a la
propiedad depende del tipo de incidencia que provoca el impuesto (8):
1.- La parte del impuesto que recae sobre las edificaciones comerciales es regresiva, porque su
patrón distributivo se asemeja a la de un impuesto a la renta de las sociedades de capital en el
caso de mercados imperfectos. Tiende a afectar más a los consumidores de bajos ingresos.
2.- Cuando el impuesto grava la vivienda ocupada por el propietario, es altamente regresivo a
niveles de ingresos bajos, más o menos proporcional en los ingresos medios y poco regresivo
en los niveles altos.
3.- La parte que recae sobre los inquilinos parece ser altamente regresiva.
270
El impuesto a la propiedad en Venezuela
Los gravámenes sobre la propiedad que existen en Venezuela son de distintos tipos:
impuestos territoriales, por mejoras, sobre vehículos y, tributos relacionados con las negociaciones
de inmuebles.
Impuestos territoriales
Esta forma impositiva del impuesto a la propiedad tiene por objeto gravar a los bienes
inmuebles, sean rurales o urbanos, según se localicen en el campo o la ciudad.
Impuesto territorial rural. Este gravamen tiene por finalidad pechar tanto las tierras en
producción como aquella parte de la propiedad inmobiliaria rural que no se encuentra destinada a
actividades productivas. La intención aquí es suficientemente clara: inducir a los propietarios de
terrenos a darle una mejor utilización o una utilización más extensiva a la tierra, y en cierta
medida, provocar una fragmentación de grandes extensiones de tierras. En Venezuela, la
Constitución de 1999 en su artículo 307 establece que el régimen latifundista es contrario al interés
social y la respectiva ley dispondrá lo conducente en materia tributaria para gravar las tierras
ociosas, llenando el vacío legislativo que existía desde la promulgación de la Ley de Reforma
Agraria en 1960. Es así como la vigente Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (Gaceta Oficial
Extraordinaria. N° 5.771 del 18-05-2005) grava la propiedad (arts. 97 y 110, ejusdem) privada y
pública de tierras rurales infrautilizadas (ociosas) con la tarifa II. Se entiende por tierras
infrautilizadas, aquellas con vocación agrícola, pecuaria o forestal que no alcancen el rendimiento
idóneo calculado según las disposiciones contenidas en la presente ley (Art. 104, ejusdem).
Asimismo, el impuesto se aplicará a la propiedad de acuerdo a una tarifa múltiple por clase de
tierras, que grava la base imponible entre 0% y 70% del valor del rendimiento idóneo, con
alícuotas que oscilan entre 0% y 12,5 % (Art. 110, ejusdem). De igual manera, la base imponible
del impuesto se define como la diferencia entre el rendimiento idóneo de la tierra rural y su
rendimiento real obtenido en el ejercicio fiscal correspondiente. El rendimiento idóneo para una
tierra rural de una determinada clase se obtendrá multiplicando el promedio de producción anual
nacional idóneo del producto o rubro producido por el contribuyente, por el precio promedio anual
nacional de dicho producto, por la totalidad de hectáreas de la clase respectiva. (Art. 105, ejusdem).
El propósito del constituyente fue muy explicito: condenar de la manera más categórica el
mantenimiento de tierras ociosas con fines exclusivos de venta o especulación, en otras palabras, el
latifundio (10). Finalmente, aún cuando no es el propósito deslindar cuestiones jurídicas de las
normas, a nuestro parecer existe un conflicto de competencias entre la aplicación del impuesto
predial rural por el Poder Nacional contemplado en la Ley de Tierras y la norma constitucional
establecida en el artículo 179, numeral tercero, que se refiere a los ingresos municipales y sus
fuentes de recursos y en particular al impuesto territorial rural o sobre predios rurales.
271
178 y siguientes de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal (Gaceta Oficial, N° 39.163 del 22
de abril de 2009). Probablemente, este nuevo impuesto municipal sobre las transacciones
inmobiliarias (Gaceta Municipal de Valencia N° 07/751 extraordinaria de fecha 06/08/2007),
aunado al fortalecimiento de los sistemas de recaudación del impuesto inmobiliario urbano,
mejorará para los venideros años el perfil de ingresos de la Hacienda Pública Municipal.
La mayor parte de los autores consideran este tributo como una contribución especial y así lo
analizamos en el Capítulo VIII, al comentar el tema de las contribuciones por mejoras. Estos
gravámenes encuentran amplia justificación por el método del beneficio, porque representan un
medio apropiado de recuperar parte de los costos incurridos en la construcción de infraestructuras
públicas nacionales y locales. Están previstas en la Constitución Bolivariana (Art. 179, numeral 2),
en la Ley de Expropiación artículos 15 y 17 y en la Ley Orgánica del Poder Público Municipal,
artículos 178 y siguientes, ejusdem. Sin embargo, la regulación de esta materia por ordenanzas
municipales está sujeta a lo que determine la Ley Nacional, la cual aún no se ha dictado.
Los tributos que recaen sobre los vehículos y su circulación tienen su fundamento legal en las
siguientes leyes: Orgánica del Poder Municipal (Art. 192, ejusdem), Tránsito Terrestre, Aviación
Civil y Navegación. La mayoría de los impuestos tienen por objeto el patrimonio o las actividades
para incrementarlo. El resto de ellos, son tasas por certificaciones de conocimientos o aptitudes o,
de condiciones de circulación. No tienen mayor significación dentro del cuadro general de los
ingresos públicos nacionales.
Los hechos generadores de tributos son:
1.- En el caso del tránsito terrestre, existe un impuesto sobre la propiedad de los vehículos, que
se conoce como derecho por matriculación y expedición de placas, y una tasa por revisión de
vehículos; asimismo existe una tasa por la expedición de la licencia para conducir, de monto
variable según la experiencia y habilidad del conductor. El impuesto sobre la propiedad del
vehículo varia, conforme a una escala de acuerdo al tipo de vehículo registrado. Este
impuesto se cobra tanto por el registro inicial como por cualquier traspaso o cesión de la
propiedad. La circulación propiamente dicha es competencia municipal según lo dispone la
Constitución Nacional en su artículo 179, numeral segundo. El uso de las vías publicas
municipales por los vehículos de los propietarios domiciliados en su jurisdicción, se grava
con un impuesto anual de suma global, según el peso y tipo de vehiculo, liquidado y cobrado
por trimestres adelantados. Su rendimiento es muy bajo, ya que la falta de control estimula la
evasión, ocasionando grandes pérdidas de recursos en perjuicio del fisco municipal.
2.- La propiedad de aeronaves se grava con un impuesto que se cobra al efectuarse el registro
inicial, así como cualquier otra transacción que involucre la propiedad del avión. Existe
también un impuesto a la circulación aérea bajo la forma de un permiso de vuelo, cuyo monto
varía de acuerdo al tonelaje de los aviones.
3.- La navegación y circulación acuática se gravan con impuestos a la circulación de naves por
aguas venezolanas bajo la forma de patentes o licencias de navegación.
En Venezuela, al igual que otros países, los actos relacionados con la transmisión onerosa de
la propiedad son gravados mediante el empleo de timbres o sellos móviles y papel sellado o
timbres fijos, conforme a lo dispuesto por la Ley de Timbre Fiscal. La mayor parte de los tributos
por concepto de circulación jurídica de bienes, derechos y acciones son gravámenes que recaen
272
sobre el patrimonio, en cuanto éste requiere, para una mayor seguridad jurídica, del cumplimiento
de ciertos requisitos de publicidad en cuanto a la constitución o transmisión de la propiedad, o de
autorizaciones especiales en los casos de patentes de invención y marcas comerciales. No es
posible discriminar para fines de análisis, los ingresos tributarios por concepto de actos relacionados
con la transmisión de la propiedad, ya que estos rubros hacendísticos se encuentran consolidados en
una partida denominada Renta del Timbre Fiscal.
273
NOTAS AL CAPÍTULO XVIII
(1) DUE, John et al., Government Finance: Economics of the Public Sector. Ed. Irwin, 7 ed.
Ill. 1981, pp. 435-41
(2) MUSGRAVE, Richard et al., Public Finance in Theory and Practice, Ed. Mac Graw
Hill, 5 ed. New York 1989, pp. 411-12
(3) Ibid. p. 412
(4) Ibid. p. 426-27
(5) Ibid. pp. 419-25
(6) DUE, John et al., Op. cit. pp. 444-46
(7) MUSGRAVE, Richard et al., Op. cit. 411-12
(8) DUE, John et al., Op. cit. 447, 456
(9) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal. La Reforma del Sistema Fiscal Venezolano, N° 4,
Caracas 1987, El Ingreso Público en Venezuela por varios autores, pp. 58-60
(10) Ministerio de Agricultura y Cría. Exposición de Motivos del Proyecto de Ley de
Reforma Agraria. Col. Est. Agrarios N° 1, Caracas 1961. pp. 26-27
(11) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal, Op. cit. pp. 258-59
274
XIX
Equidad
Fundamentación (2)
El impuesto sucesorio puede ser justificado por el principio del beneficio recibido, en cuanto
a que los recursos que percibe el Estado por su recaudación le permitirán sufragar todos aquellos
gastos indispensables para resguardar la validez de las transacciones sociales. Gracias a su apoyo, a
su policía, a sus tribunales, las propiedades pueden transmitirse hereditariamente con seguridad,
según lo afirmaba Paúl Leroy-Beaulieu. El impuesto es entonces el precio de un servicio de primer
orden que sólo el estado puede procurar. Los herederos le pagan su garantía y el concurso eventual
que les brindaría si fuesen turbados en el goce de la herencia.
Otros autores como A. Wagner, Seligman, Graziani y Ehebereg, consideran como
fundamento del impuesto al principio de la capacidad contributiva. Al aumentarse la riqueza del
heredero (donatario) con motivo de la transmisión de la riqueza por causa de muerte o acto entre
275
vivos, se incrementa su capacidad económica y por consiguiente, tendrá mayor oportunidad de
contribuir con los gastos del Estado.
Efectos económicos
Las consideraciones económicas de los impuestos sucesorios comprenden tanto los aspectos
relacionados con la eficiencia económica, como sus posibles efectos distributivos.
Eficiencia económica
Pareciera que existe poca posibilidad de que el impuesto afecte el estimulo de trabajar más,
dado que la obligación tributaria se crearía en un futuro remoto. Por ello podría tener menores
efectos adversos sobre la oferta de mano de obra que un impuesto sobre la renta de similar ren-
dimiento.
Los impuestos sucesorios reducen de manera más drástica el ahorro que cualquier otro tipo
de impuesto, ya que es de esperar que el impuesto sea pagado de la suma del patrimonio transferido
a los herederos. Al respecto opinaba David Ricardo (3): Si un legado de £ 1.000 debe cubrir un
impuesto de £ 100, el legatario considera que su legado es sólo de £ 900 y no estima necesario
ahorrar de sus gastos las £ 100 detraídas por el impuesto, con lo cual disminuye el capital del
país. Si, por el contrario, hubiera ya recibido las £ 1.000 y se le requiere el pago de £ 100 como
impuesto sobre el ingreso, sobre caballos, sobre el vino o sobre los sirvientes, probablemente
habría disminuido, o más bien no habría incrementado su gasto por esa suma, dejando así sin
merma el capital del país. Los impuestos sucesorios pueden modificar también los hábitos de
ahorro durante la vida de las personas, aún cuando a este respecto existe mucha discrepancia entre
los planteamientos, dependiendo de los motivos por los cuales se ahorra. Si la razón principal del
ahorro de una persona es dejar una determinada suma a sus herederos, se ahorraría más en lugar de
menos, porque ella sabría que debería compensar la detracción al momento de pagar el impuesto
sucesorio. Pero el impuesto puede ejercer además un efecto en sentido contrario, desestimulando a
la persona de ahorrar más, ya que la acumulación de un patrimonio no valdría la pena. El efecto
neto no puede ser predecible.
Los impuestos sucesorios incrementan la demanda por inversiones que ofrecen mayor
liquidez y provocan también, desplazamientos en dirección de inversiones más conservadoras y
menos riesgosas:
276
1.- La obligación futura que el impuesto crearía estimularía a las personas pudientes a convertir
sus carteras de valores en instrumentos de más fácil realización.
2.- La movilización hacia inversiones más conservadoras y menos riesgosas podría acentuarse
cuando existen hijos menores de edad de por medio.
Efectos distributivos
Poco se conoce de la incidencia de los impuestos sucesorios. Hemos visto que la riqueza está
peor distribuida que la renta, por lo que cabria suponer que en las categorías superiores de ingresos
habría gran concentración de riqueza heredada; de allí que sea probable que la incidencia sea
progresiva, pero arbitraria entre las personas de elevados ingresos, en parte, porque algunas
personas aprovechan mejor que otras las posibles vías de evasión.
277
Algunos países latinoamericanos, han obtenido resultados interesantes al haber atraído patrimonio
de personas de edad avanzada, procedentes de países industrializados en los cuales las tarifas del
impuesto sucesoral son muy elevadas.
278
NOTAS AL CAPÍTULO XIX
(1) DUE, John et al., Government Finance: Economics of the Public Sector. Ed. Irwin, 7
ed. Ill. 1981. pp. 475-77
(2) VILLEGAS, Héctor, Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario. Ed.
Depalma, Buenos Aires 1972. pp.280-82
(3) RICARDO, David Principios de Economía y Tributación. Ed. FCE. 1 ed. México
1959. p. 116
(4) FARIÑAS, Guillermo, Temas de Finanzas Públicas, Derecho tributario e Impuesto
sobre la Renta. Ed. Edime, 2 ed. Madrid 1980. pp. 197-202
(5) SENIAT. Informe de Recaudación. Enero 2007
(6) Comisión de Estudio y Reforma Fiscal, La Reforma del Sistema Fiscal Venezolano:
Informe Final. Caracas 1983. pp. 95-97
279
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