2
Departamento de Horticultura, Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro,
Buenavista, CP 25315 Saltillo, Coahuila México.
3
Departamento de Riego y Drenaje, UAAAN.
Básicamente, hay dos tipos de fitorremediación aplicables a los suelos contaminados por
metales pesados: la fitoestabilización que se basa en el uso de plantas tolerantes a los
metales para inmovilizarlos y la fitoextracción, es la captación de iones metálicos por las
raíces de la planta y su acumulación en tallos y hojas. Además, las plantas denominadas
fitorremediadoras, poseen como atributos ideales la capacidad de acumular los metales de
interés, en la parte superior de la planta; son tolerantes a la concentración del metal
acumulado, crecen rápido y generan elevada producción de biomasa.
El desarrollo económico que trajo consigo la revolución industrial iniciada hace más de 200
años llevo a considerar a las industrias como signo de prosperidad. No fue hasta los
descubrimientos de los daños ocasionados a los ecosistemas y a la alteración de la calidad
del aire, el suelo y el agua, que se tomo conciencia de que el crecimiento económico puede,
también, traer consigo efectos indeseables (Maqueda, 2003).
De los sistemas ambientales el suelo es el medio más estático, donde los contaminantes
pueden permanecer durante mucho tiempo. Esta permanencia a largo plazo es
especialmente grave en el caso de contaminantes inorgánicos, como los metales pesados,
que no pueden ser degradados. Su persistencia, acumulación progresiva y/o su transferencia
a otros sistemas supone una amenaza para la salud humana y la de los ecosistemas
(Becerril et al., 2007). La contaminación constituye uno de los aspectos más importantes en
la degradación de los suelos. La calidad de un suelo, es decir, su capacidad para sostener
efectivamente el crecimiento de las plantas y otros organismos, puede verse afectada
negativamente por la contaminación. (Maqueda, 2003).
Las metalofitas son especies de plantas que han desarrollado los mecanismos fisiológicos para
resistir, tolerar y sobrevivir en suelos con altos niveles de metales y, por ello, son endémicas de
suelos con afloramientos naturales de minerales metálicos (Shaw, 1990). A pesar de que esas
plantas se conocían ya antes de los años de la década de 1970, no llamaron la atención de
la mayoría de los científicos hasta casi una década después. Desde entonces, ha emergido
en torno a ese grupo de plantas un interés multidisciplinario, además de científico, también
económico, y en disciplinas tan diversas como la fisiología vegetal, la arqueología, la
fitorremediación, la fitominería, etc. (Vázquez, 2003).
El gran interés despertado por las plantas hiperacumuladoras, especialmente para remediar
un ambiente contaminado, obliga también a resolver problemas relativos a otras disciplinas;
Brooks, (1998) hace hincapié en ello y destaca la importancia para el avance de la
fitorremediación de la integración de diversos campos como botánica, fisiología, agronomía,
química y genética.
Por esta razón diversas investigaciones se han enfocado a desarrollar técnicas que exploten
de forma conjunta los procesos biológicos dependientes de plantas y microorganismos, así
como procesos químicos como el uso de agentes quelatantes o secuestrantes para reducir el
uso inherente asociado con los suelos contaminados con metales (Maqueda, 2003).
La contaminación antrópica del suelo aparece cuando una sustancia está presente a
concentración superior a sus niveles naturales, y tiene un impacto negativo en alguno o todos
los constituyentes del mismo. Los niveles promedio de concentración de metales pesados y
metaloides en el suelo se anotan en el siguiente cuadro.
As 10.38 250-2500 22
Cd 0.097 20-800 37
Cr <100 - 280
Co 5-40 100-300
Cu 22 >2000
Hg 0.04 10-100 23
Mo 0.2-6 10-100
Ni 35 800-8000 1600
Se 0.29 7 390
Zn <3-790 >1%
€
He et al. 2005.
¥
Por contaminación o por efecto del material madre de donde se formó el suelo.
£
NOM-147-SEMARNAT/SSA1-2004. Los valores anotados son para uso agrícola.
Los niveles para considerar un suelo contaminado dependen del elemento en cuestión, uso
del suelo y la legislación de cada país (Bernal, 2007).
Los metales no se degradan, así que pueden acumularse en el ecosistema a través del
tiempo provocando concentraciones elevadas, efectos adversos en la mayoría de los
organismos; por ello, se han desarrollado técnicas para remediar a los suelos contaminados
de metales pesados (Gardea-Torresday et al., 2002; Kärenlampi et al., 2000; Nelly et al.,
2000).
Las técnicas tradicionales de remediación del suelo contaminado con metales pesados
generalmente involucran prácticas convencionales de ingeniería civil, aplicadas
individualmente o en grupo. En estos procesos físicos, químicos y térmicos principalmente se
requiere remover físicamente el suelo del sitio contaminado o bien minimizar el riesgo de
exposición (Brennan y Shelley, 1999; McIntyre, 2003).
Las técnicas de remediación antes mencionadas tienen un alto costo, elevado consumo de
energía, destrucción del sitio contaminado y problemas de logística (Cunningham et al.,
1995; Henry, 2000; Kärenlampi et al., 2000; McIntyre, 2003, Nedelkoska y Doran, 2000;
Susarla et al., 2002).
Debido a las limitaciones que presentan las tecnologías tradicionales de remediación surge la
necesidad de utilizar técnicas alternas como la biorremediación (Nedelkoska y Doran, 2000;
Raskin et al., 1997).
Biorremediación
El término biorremediación fue acuñado a principios de la década de los 80`s, y proviene del
concepto de remediación, que hace referencia a la aplicación de estrategias físico-químicas
para evitar el daño y la contaminación en suelos.
La biorremediación surge como una rama de la biotecnología que busca resolver los
problemas de contaminación mediante el uso de seres vivos (microorganismos y plantas)
capaces de degradar o acumular compuestos que provocan desequilibrio en el medio
ambiente, ya sea suelo, sedimento, fango o mar (ArgenBio, 2007). Básicamente, los
procesos de biorremediación pueden ser de tres tipos.
• Las plantas pueden ser utilizadas como entidades extractoras de bajo costo
económico para depurar suelos y aguas contaminadas.
• Algunos procesos degradativos ocurren en forma más rápida con plantas que con
microorganismos.
• Es un método apropiado para descontaminar superficies grandes o para finalizar la
descontaminación de áreas restringidas en plazos largos.
Desventajas:
• El proceso se limita a la profundidad de penetración de las raíces o aguas poco
profundas.
• Los tiempos del proceso pueden ser prolongados.
La fitorremediación contempla seis procesos básicos a través de los cuales las plantas
pueden contribuir a la recuperación de suelos, sedimentos y aguas contaminadas.
Dependiendo de la estrategia de recuperación, estos procesos darán lugar a la contención o
a la eliminación de los contaminantes del suelo. La fitoestabilización y la fitoinmovilización
corresponden a la primera de las dos estrategias, mientras que la fitoextracción,
fitodegradación, fitovolatilización y rizofiltración representan procesos de eliminación (Cuadro
2) (Bernal, 2007).
Cuadro 2. Tipos de Fitorremediación, indicando la zona de la planta en donde ocurre este
proceso (PQB, 2003).
Tipo Contaminación Tratada
Proceso Involucrado
Fitoextracción Las plantas se usan para Cadmio, cobalto, cromo,
concentrar metales en las partes níquel, mercurio, plomo,
que se cosechan (hojas y raíces) selenio, zinc
Aunque estas técnicas han sido probadas y son de indudable ayuda, también presentan sus
limitaciones, ejemplificadas en el denominado efecto barrera: con algunas pocas
excepciones, las plantas pueden acumular un determinado elemento solamente hasta una
cierta concentración. De hecho, en el caso del mercurio, las raíces pueden actuar a modo de
barrera impidiendo que el elemento ascienda hacia los órganos superiores de la planta
(UCLM, 2007).
• Sin efecto de barrera, las que concentran el elemento químico investigado sin
restricciones y de forma continua.
• Semi barrera, que concentran entre 30 y 300 veces la concentración del elemento
considerada normal en la planta.
• Con barrera, contenidos de hasta 3-30 veces la concentración del elemento
considerada normal en la planta.
• Con barrera de fondo, que no superan las concentraciones normales del elemento en
una determinada planta (UCLM, 2007).
Metales pesados. Se considera metal pesado a aquel elemento con densidad igual o
superior a 5 g/cm3 cuando esta en forma elemental, o cuyo número atómico es superior a 20
(excluyendo a los metales alcalinos y alcalino-térreos). Su concentración promedio en la
corteza terrestre es inferior al 0.1% y casi siempre menor del 0.01%. Junto a estos metales
pesados hay otros elementos químicos denominados metaloides y no metales que suelen
englobarse con ellos por presentar orígenes y comportamientos asociados; es el caso del As,
Sb, B, Ba y Se (García y Dorronsoro, 2001).
Los metales pesados incorporados al suelo pueden seguir cuatro diferentes vías (García y
Dorronsoro, 2001).
A. Quedan retenidos en el suelo, ya sea disueltos en la solución del suelo o bien fijados
por procesos de adsorción, complejación o precipitación.
B. Son absorbidos por las plantas e incorporados a las cadenas tróficas.
C. Se volatilizan a la atmósfera.
D. Pueden contaminar a las aguas superficiales o subterráneas
Dependiendo del metal en cuestión, las prácticas de manejo del suelo, como la modificación
del pH y la fertilización, pueden tener diferentes efectos sobre la absorción. Por ejemplo, se
ha demostrado que la acidificación del suelo favorece la hiperacumulación de Cd o Zn,
aunque un exceso de acidez puede inducir fitotoxicidad de Al o Mn (Brown, et al., 1999;
Wang, et al., 2006). Por el contrario, la absorción y acumulación aumentan con el incremento
del pH (Li, et al., 2003).
El equilibrio dinámico que se establece entre estas fracciones, más que el contenido total de
metales, determina la movilidad y biodisponibilidad, siendo el pH, el potencial redox, y la
cantidad y tipos de materia orgánica y arcillas los factores edáficos más importantes en su
control (Korcak y Fanning, 1985). Además, las condiciones de la interfase raíz-suelo
(rizosfera) pueden ser modificadas por la planta, a través de producción de exudados
radicales y la acción de deposiciones como mucílago y restos celulares (Adriano et al., 2001;
Lombi et al., 2001; Puschenreiter et al., 2003; Wenzel et al., 2003)
Al parecer los sitios naturales de almacenamiento de los metales son las vacuolas, los
cloroplastos y las mitocondrias, las cuales son de manera natural fábricas de nanoestructuras
de metales. La razón probable de ello es el mantenimiento de la concentración de iones de
metales dentro de límites seguros para disminuir la generación de radicales libres
Fase II. Agrega un grupo polar de tamaño relativamente grande a los productos de las
reacciones de la Fase I, o a los xenobióticos originales que contienen los grupos funcionales
apropiados para ser substratos de las reacciones de conjugación (Navarro-Aviño et al.,
2007).
Otros metales como Zn, Mg, Mn y Cu son requeridos por las plantas en, al menos, pequeñas
cantidades. No obstante, cuando la concentración de estos metales en las plantas sobrepasa
un determinado umbral, resultan tóxicos. Sólo determinadas especies pueden acumular
metales en alta concentración. Actualmente se conocen plantas hiperacumuladoras no sólo
de níquel, sino también de zinc, cobre, selenio, cadmio, manganeso y cobalto (Vázquez,
2003) (Cuadro 3).
Concentración Biomasa
-1
Especie (mg kg peso
Elemento (ton ha-1 año-1)
seco)
Co Haumaniastrum 10,200 4
Cu H. katangense 8,356 5
Algunas especies comunes que se han ensayado con éxito como potenciales
fitorremediadoras son la alfalfa, la mostaza, el tomate, la calabaza, el esparto, el sauce y el
bambú. Incluso existen especies vegetales capaces de disminuir la alta salinidad en la capa
superficial del suelo, gracias a su capacidad para acumular el cloruro de sodio
(Wangensteen, 2002).
Esta capacidad de algunas plantas de acumular elementos químicos las hace doblemente
interesantes, ya que por un lado, nos permiten detectar anomalías en un determinado
elemento químico, y por otra, dada su capacidad de acumulación, pueden ser utilizadas para
“limpiar” un terreno contaminado.
Tras su cosecha, los restos vegetales pueden ser reciclados o confinados de una forma poco
costosa, lo que constituye una estrategia económica para la limpieza de suelos
contaminados. Una limitación importante de la aplicación práctica de la mayoría de las
especies hiperacumuladoras en la fitorremediación es su reducido tamaño y escasa biomasa.
Optimizar las prácticas de manejo del suelo y la cosecha, con el objeto de incrementar su
productividad y la concentración de metales en la biomasa, así como cultivar especies
hiperacumuladoras mejoradas, podría ser, por tanto, una combinación clave en el desarrollo
último de esta técnica (Kidd, 2007).
Se espera que la nanotecnología abra nuevas vías para atacar y prevenir enfermedades
usando materiales a la medida en escala atómica. Entre los más promisorios nanomateriales
con propiedades antimicrobianas están las nanopartículas metálicas, las cuales exhiben una
notable actividad química debido a su alto cociente de superficie a volumen, característica
que les ofrece gran efectividad antimicrobiana (Furno et al., 2004). Sin embargo, un tema
importante que debe resolverse antes de la promoción de su uso industrial o doméstico es el
efecto de las nanopartículas de metales que se emitan en desechos o drenaje hacia los
ecosistemas.
Shankar et al. (2003) reportaron el uso de extractos foliares de geranio (Pelargonium
graveolens) para el tratamiento de soluciones de nitrato de plata, obteniendo una rápida
reducción de los iones plata, así como la formación de nanocristales de plata en la solución.
Los análisis de microscopia electrónica de transmisión indicaron que dichas partículas de
plata, en tamaños de 16 a 40 nanómetros, se ensamblaron en superestructuras
cuasilineales. La tasa de reducción de los iones plata por el extracto foliar de geranio fue
mayor a la reportada para hongos como F. oxysporum. Esto posibilita utilizar las plantas
como dispositivos de síntesis de nanopartículas.
Este tema los autores los consideramos interesante en el sentido de su potencial aplicación
conjunta con las técnicas de fitorremediación por fitoextracción.
CONCLUSIONES
La sustentabilidad del sistema de vida de nuestra especie se liga a los suelos. Por desgracia,
en los últimos cientos de años, este recurso se ha degradado rápidamente como
consecuencia de una serie de actividades humanas derivadas de nuestro explosivo
crecimiento poblacional. Es clara la necesidad de estrategias de saneamiento y recuperación
duraderos y con el adecuado balance costo-beneficio, así como con la consideración de
todos los componentes bióticos del sistema suelo. Aunque con mayor costo en tiempo y
posiblemente mayor costo económico, la práctica de la fitorremediación, la cual contempla
procesos básicos a través de los cuales las plantas promete que contribuirá a la recuperación
de suelos, sedimentos y aguas contaminadas. Dependiendo de la estrategia de
recuperación, estos procesos darán lugar a la contención o a la eliminación de los
contaminantes del suelo.
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Jorge B. Retamales
Los frutales son plantas perennes leñosas que obtienen la mayor parte de sus nutrientes de
la solución suelo. El propósito fundamental de la producción frutícola es la obtención
sostenida de altos rendimientos de frutos de calidad. Los nutrientes tienen, en general, baja
incidencia en los costos totales del huerto, pero afectan fuertemente en la definición de la
cantidad y calidad de fruta a cosechar. Los diferentes órganos de un frutal demandan
nutrientes en diversas cantidades y oportunidades; dichas demandas deben ser satisfechas
en la cantidad y momento apropiado. El cálculo de las dosis de fertilizantes debe considerar:
los diversos aportes (reciclaje, agua de riego, aporte natural del suelo), la eficiencia de
aplicación de fertilizantes, así como la extracción por diversos órganos, especialmente frutos.
La eficiencia de aplicación, varía según nutriente, sistema de riego, fecha de aplicación, etc.
Para alcanzar una alta eficiencia de aplicación, se requiere hacer coincidir el aporte de
nutrientes con las demandas por los distintos órganos y con la máxima superficie de
absorción por parte de las raíces. El huerto es un sistema integrado en donde diversas
prácticas culturales (riego, poda, raleo, etc.) afectan no sólo un órgano definido y por un
período breve, sino alteran por un extenso lapso el equilibrio copa/raíz y el balance entre
crecimiento reproductivo y vegetativo, y con ello las necesidades y proporciones en las
demandas de nutrientes por parte de los diversos órganos. Así, paradójicamente, muchos
problemas nutricionales no se resuelven aplicando nutrientes. Se presentarán diversos
ejemplos de alteraciones en dichos equilibrios y su influencia en el manejo nutricional de
huertos de especies frutales de hoja caduca.
La nutrición mineral vegetal involucra la captación y utilización por las plantas de la gran
mayoría de los elementos químicos que forman parte de su composición y la de sus
consumidores, incluidos nosotros los humanos. La mayor parte de los elementos que forman
parte de los seres humanos, se introducirán en la biosfera terrestre por las plantas mediante
la nutrición mineral de los cultivos. En la dieta humana, las frutas han ido adquiriendo
creciente importancia por los beneficios de su consumo para la salud. Por ser plantas
perennes, la nutrición mineral frutales involucra aspectos diferenciales en cuanto a la
absorción, distribución y reciclaje de los distintos elementos minerales.
Cerca del 15% del peso fresco de una planta corresponde a la materia seca. De esa materia
seca, cerca de 10% representan el contenido mineralógico de la planta; por lo tanto los
componentes minerales alcanzan en promedio a 1,5 % del peso fresco.
Iniciación floral;
Cantidad Todas 30
cuaja
El efecto de la nutrición mineral sobre el rendimiento puede ser directo o indirecto. Un efecto
directo podría darse ante insuficiencias nutricionales para satisfacer los requerimientos de
determinados nutrientes en el crecimiento o desarrollo de los frutos (es decir sobre el
componente del rendimiento correspondiente al tamaño o peso por fruto). En tanto que un
efecto indirecto de la nutrición sobre el rendimiento podría darse por la incidencia de la
nutrición en la magnitud de cualquiera de los otros componentes del rendimiento, tanto en el
año de producción como en los años previos.
CRECIMIENTO RADICAL
Las raíces son la parte menos visibles de la planta, pero igualmente importante que las
estructuras aéreas. Las raíces anclan el árbol, absorben, transportan y ocasionalmente
almacenan nutrientes y agua, además de sintetizar compuestos que son esenciales para la
regulación de las actividades de la planta. Debido a que es menos visible y más difícil de
acceder, ha sido menos estudiada que los órganos aéreos.
Los huertos frutales crecen y producen en un sitio por 15-50 años. La naturaleza perenne de
los frutales y sus altas producciones, imponen condiciones distintas a las de plantas anuales
o árboles forestales. La condición del sistema radical puede afectar el rendimiento aún
cuando no existan deficiencias minerales aparentes en el suelo.
Aún cuando las copas de los árboles se podan y manejan cuidadosamente, hay pocas
prácticas culturales que alteren directamente el sistema radical. Un árbol frutal tiene
demandas nutricionales variables durante el año, según la tasa de crecimiento de fruta y
brotes, la magnitud de reservas de nutrientes desde la temporada anterior y las condiciones de
crecimiento.
A veces, las altas demandas de nutrientes pueden no ser satisfechas por las raíces y
requieran ser suministradas mediante aplicaciones foliares.
Aún cuando las raíces de los árboles frutales tienen el potencial de desplegarse en el suelo,
a menudo 70% de las raíces crecen en los 0-30 cm de profundidad. La aireación del suelo
determina la profundidad máxima del sistema radical. La amplitud de las raíces generalmente
es mucho mayor a la que alcanzan las ramas. Árboles maduros de manzanos y peras
alcanzan 18-21 m2 amplitud, mientras los frutales de carozo logran amplitudes de 8-16 m2. La
densidad del largo de raíz varía entre 0,2 km/m2 en manzanos hasta 12 km/m2 en plantas de
kiwi (una diferencia de 60 veces).
Al comparar plantas anuales con árboles frutales, la escasa magnitud del sistema radical es
incrementada al considerar los pelos radicales. Así, mientras un manzano de 1 año posee
17 millones de pelos radicales y una largo total de 3 Km, una planta de cebada puede tener
17 mil millones de pelos radicales, con un largo total de 600 Km.
La variable más importante en definir la captación de nutrientes es el largo total del sistema
radical. La absorción de nutrientes inmóviles (P, Zn y Fe), es muy dependiente del área de
contacto de la raíz, la cual depende del largo de raíz, de pelos radicales y las hifas de
micorrizas. Se esperaría que árboles con mayor densidad de largo radical (km m-2), tuvieran
mayor capacidad de captar nutrientes y, con ello, mayor producción. Pero, al comparar
diversos frutales, no hay relación entre densidad del largo radical y potencial de producción
en condiciones ideales (Fig. 1). Los manzanos tendrían dinámicas de raíces muy eficientes;
así adquirirían más nutrientes y agua por unidad de C destinada a la raíz. Ello involucraría
ajustar las tasas de crecimiento radical, la longevidad de raíces y las tasas de respiración
radical. Así, la longevidad radical será mínima para raíces con baja eficiencia y máxima en
raíces con alta eficiencia.
Las estimaciones en eficiencia del sistema radical asumen que las plantas pueden
desprender las raíces cuando se hacen ineficientes; sin embargo, las raíces no se
desprenden de las raíces como los brotes se desprenden de las hojas, pues no hay zona de
abscisión clara en las raíces. Pero, existe evidencia que las plantas tienen control macro de
la longevidad de las raíces. Por ejemplo, hay mucha muerte de raíces dentro de 2 semanas
de la completa desfoliación de manzanos. Así también, alta producción de fruta se asocia
con alta mortalidad de raíces.
Figura 1. Comparación entre producción de fruta y largo de raíces en huertos de varios
frutales. A. Máximo rendimiento estable bajo condiciones ideales de cultivos frutales, B.
Largo máximo y mínimo de raíz/ unidad de área de huerto adulto (Fuente: Eissenstat et al.,
2002).
Coordinación del crecimiento
En especies forestales templadas hubo muy baja correlación entre vida media de hojas y
raíces, pero alta correlación entre largo radical específico (largo raíz/peso seco raíz) y área
foliar específica (área foliar/peso seco foliar). En manzanos existiría crecimiento asincrónico
de brotes y raíces. Así, rara vez se sobreponen períodos de fuerte crecimiento de brotes y
raíces, ello indicaría competencia por carbohidratos entre brote y raíz; pero, recientes
investigaciones muestran que ello no siempre ocurre (Figura 2).
El efecto de la nutrición sería indirecto y actuaría alterando las partes aéreas de los frutales.
En el caso del N, estimula el crecimiento primario de raíces absorbentes. En una planta con
adecuado N, el peso radical aumenta en 50% y la superficie radical absorbente se
incrementa en 200% respecto a un árbol con déficit. Por otra parte, N en exceso reduce el
crecimiento radical, pues promovería crecimiento de brotes e impidiría acumular materia seca
en la raíz. En plántulas de manzano (Red Chief Delicious), la adición localizada de N
(nitrato), aumentó la eficiencia radical al aumentar la absorción de N en mayor medida que lo
hizo el costo de la raíz. Consistente con ello, las raíces del sector donde se aplicó N tenían
mayor vida media. Ello sugeriría que la planta puede extender la longevidad de raíces más
eficientes con mayor asignación de carbohidratos y aumento en sistemas de defensa para
raíces que operan con mayor eficiencia (Fig. 3).
Figura 3.- Vida mediana de raíces de manzano creciendo en macetas divididas. Las plantas
recibieron: nitrato en dosis alta (H; 8,0 mmol) o baja (L; 1,6 mmol) dos veces por semana
separadamente en cada maceta. Tratamientos: alto N en ambas macetas (HH), alto N en una
y bajo N en la otra (HL), y bajo N en ambas macetas (LL). Asterisco indica maceta medida.
Vida mediana de raíces se midió usando minirizotrones y tubo transparente rígido para 2
grupos de raíces. El grupo 1 son raíces nacidas antes de la primera cosecha (112 post-
transplante) y el grupo 2 son raíces nacidas entre primera y segunda cosecha (112 a 127
días post transplante).
DEMANDA DE NUTRIENTES
Los nutrientes cumplen diversas funciones, por lo que su demanda varía, entre otros, según:
especie y variedad frutal, edad de la planta, condición hídrica, carga frutal, condición
fitosanitaria y época del año. Según sus características (materia orgánica, pH, textura, CIC,
profundidad, etc.), cada suelo tiene cierta disponibilidad de nutrientes para su absorción por
la planta. Para evitar déficit, deberá suplirse la “oferta natural” de nutrientes con fertilizantes
(al suelo o follaje), en la forma y momento oportunos.
Elementos y órganos
Los diversos órganos en las distintas especies y variedades frutales, tienen ciertas
concentraciones de los diferentes elementos minerales. Hay alta extracción de K, Ca y N
(Cuadro 3). Hay alta remoción de K por los frutos. Existe similar distribución de N hacia los
distintos órganos de la planta. Gran parte del Ca está en ramas y brotes, en desmedro de
frutos; ello explica la baja acumulación de Ca en frutos y preponderancia de desórdenes
vinculados a déficit de este elemento en frutos de árboles frutales.
Cuadro 3: Distribución de nutrientes (kg/ha) en manzano cv. Golden Delicious con 500
plantas/ha y rendimiento de 90 ton/ha (Fuente: Neilsen and Neilsen, 2003).
Síntomas visuales
Los síntomas visuales se han usado extensamente en la nutrición mineral. Dado que los
niveles de un nutriente afectan ciertas vías metabólicas, el déficit/exceso de un nutriente
altera la fisiología y produce síntomas. Basar el manejo nutricional de un huerto sólo en
síntomas es problemático: 1.- Muchos síntomas sólo se expresan con déficit severos, por lo
que cuando se enmienda el problema, la planta ya ha tenido un período de desbalance con
efectos negativos sobre el rendimiento y calidad de fruta, 2.- Un síntoma puede deberse a
diversos problemas, algunos de los cuales pueden estar vinculados a la nutrición; incluso
aunque su causa fuera nutricional, hay desbalances en diversos elementos que producen
síntomas similares, 3.- Se requiere mucha experiencia para diferenciar entre diversos
síntomas, 4.- Es un método cualitativo, por lo que es difícil definir niveles de fertilización
basándose sólo en los síntomas.
Análisis de suelos
Existen dificultades para el uso regular del análisis de suelo en establecer pautas de
fertilización en frutales. Es difícil colectar una muestra representativa de la zona de
enraizamiento en árboles que tienen raíces profundas y distribuidas irregularmente. Además,
la distribución radical puede alterarse por la aplicación de agua y fertilizante, con lo que al
muestrear una pequeña porción del suelo puede no reflejar la realidad. Finalmente, los
valores críticos del suelo no han sido establecidos con exactitud en frutales, los cuales tienen
potencialmente un mayor período de captación de nutrientes que los cultivos anuales,
además de presentar almacenaje y reciclaje de nutrientes.
Una forma de tratar de reducir los problemas del muestreo de suelo es el uso de los llamados
lisímetros de succión, que son cápsulas porosas unidas a tubos de PVC de 60-120 cm de
largo que se insertan en la zona radical de frutales. Las cápsulas de 1,25 de diámetro,
emularían la raíz de los frutales (Fig. 4). Las muestras de nutrientes disueltos en agua de
riego (10-15 cc/muestra), deben colectarse 12-24 horas después del riego. Debe
estandarizarse el muestreo para reducir dispersión de los datos obtenidos.
Figura 4.- Lisímetro de succión usado para obtener muestras de solución de nutrientes en
zona de crecimiento radical en frutales.
Análisis de tejidos
En contraste con los análisis de suelos, el análisis de tejidos (incluido el análisis foliar),
integra variables que afectan la disponibilidad de nutrientes y, por ello, refleja los factores que
inciden en la disponibilidad de nutrientes (clima, manejo y carga frutal), antes que el
contenido del nutriente en el suelo. En frutales, las variaciones en niveles foliares son
menores que en anuales. Varios factores pueden alterar los niveles de nutrientes en tejidos.
La baja absorción de un nutriente puede deberse a poca aireación (baja respiración en raíz),
bajo nivel hídrico en el suelo o poca actividad metabólica en la raíz. En cambio, una alta
absorción de nutrientes puede reflejar condiciones óptimas de temperatura, sistema radical
amplio y activo, o alta capacidad fotosintética que entregue a la raíz suficientes carbohidratos
para un óptimo metabolismo radical.
Para que el análisis de tejidos pueda ser útil en determinar la condición nutricional de un
huerto, es preciso establecer criterios de muestreo que permitan comparar las muestras
obtenidas con los estándares establecidos para cada cultivo y variedad. Así, debe definirse el
momento de toma de muestra, el tipo y número de hojas, así como las características de las
plantas a muestrear. Se ha sugerido muestrear siempre de los mismos árboles, a fin de
poder correlacionar la condición mineral de las plantas con el crecimiento vegetal, así como
el nivel y calidad de la producción obtenida.
Considerando la diferente movilidad de los elementos entre los distintos órganos de una
planta, existen situaciones en que la condición nutricional del follaje no representa la
captación y acumulación de ciertos nutrientes por los frutos. Dado que la nutrición de ciertos
elementos minerales (en particular calcio) afecta la calidad y la vida postcosecha de la fruta,
en diversas especies ha sido necesario establecer la condición mineral de los frutos. Hay
bastante controversia sobre las partes del fruto que deben ser incorporadas en el análisis y
diversos laboratorios proponen variados métodos. Aquí también deben seguirse pautas
estrictas sobre el muestreo y manipulación de muestras.
Diversos investigadores señalan que el uso del nivel crítico para la evaluación del estado
nutricional de cultivos es cuestionable, pues ese enfoque no define si la deficiencia es aguda
o no; además, en el caso que se hayan clasificado uno o más nutrientes como deficientes,
tampoco establece cual nutriente es el más limitante. Aún más, los niveles de los nutrientes
están influidos por la dilución o concentración debido a las variaciones en la cantidad de
materia seca producida por el crecimiento.
Por otra parte, el método M-DRIS, considera los contenidos de nutrientes, así como un índice
de materia seca y no sólo sus relaciones duales. Comparado con otros métodos
integradores, una ventaja de este método es su mayor sensibilidad a identificar grupos de
plantas con problemas no nutricionales. Este método puede ser particularmente útil cuando
los valores críticos disponibles no son satisfactorios. Finalmente, el método CND requiere
análisis de la composición estadística de los datos y se basa en el establecimiento de
variables multinutrientes (z), las que se consideran en términos relativos mediante la media
geométrica de la composición nutricional. Se ha reportado que la consistencia en la
interpretación del análisis aumenta en la medida que el enfoque univariado (nivel crítico)
aumenta hacia un enfoque de relaciones bivariadas (de dos en dos o DRIS, M-DRIS).
Progresivamente a través de un análisis multivariado, se incorporaría la completa estructura
de variación. No fue posible encontrar en literatura ensayos en que comparen los tres
métodos en frutales; sin embargo, un estudio de ese tipo realizado en Eucalyptus en Brasil
concluyó: “Dependiendo de la forma escogida de comparación y grado de concentración del
nutriente, se pueden obtener resultados muy diferentes en relación a la concordancia de los
métodos”. Por otra parte, se ha señalado que estos métodos han sido poco probados en
frutales y que el método DRIS frecuentemente no provee mayor información que el uso de
valores críticos.
FERTILIZACIÓN
En huertos frutales, los fertilizantes se aplican para elevar los niveles nutricionales si estos
son inadecuados para la producción en calidad y cantidad de fruta. También se aplican para
mantener la fertilidad del suelo, la que declinará si las cantidades removidas del suelo por
pérdidas (lixiviación, desnitrificación, volatilización) o por la absorción del cultivo, son
mayores a los nutrientes aportados por la degradación de material parental o la
mineralización de la materia orgánica.
Determinación de dosis
Para estimar dosis de fertilizantes, se requiere conocer o calcular: 1.- la demanda del
elemento por la planta, 2.- el aporte del elemento por el suelo, y 3.- la eficiencia de
fertilización. La demanda proviene de los requerimientos de cada elemento para formar los
tejidos del frutal (Cuadro 3). Ello tiene relación con el crecimiento y distribución de la materia
seca y los nutrientes minerales entre diversos tejidos del frutal. Normalmente la carga frutal
incide fuertemente en esta variable. Para establecer el aporte de nutrientes minerales del
suelo, hay varios enfoques. Uno es considerar los niveles provenientes del análisis de suelo,
teniendo presente que este método es más aplicable a cultivos anuales. En el caso del N,
puede asumirse un factor de mineralización de la materia orgánica.
La eficiencia de fertilización puede ser estimada con cierta precisión para el caso del N,
mediante el uso de nitrógeno pesado (N15). El cual al ser aplicado como fertilizante, permite
conocer el nivel de pérdidas, el movimiento en el suelo y su distribución entre los diversos
tejidos vegetales. En el caso de los otros nutrientes, se trata de estimar las pérdidas por cada
una de las variables que afectan el aprovechamiento del fertilizante (Cuadro 4).
Variable (Kg/ha N P K Ca Mg S Cl
Absorción 527 70 572 517 87 88 241
Uso fertilizante 331 92 430 3900 318 65 290
Entrada atmósfera 124 1 28 28 16 48 464
Nutriente reciclado 364 39 223 485 76 73 190
Eficiencia (%) 64 53 84 12 21 47 26
Así por ejemplo, los cálculos para estimar las necesidades de fertilizantes (dosis de
referencia) en un cultivo de manzano Rojo spur en función de la eficiencia de fertilización (%)
y los niveles de rendimiento, arrojan los siguientes valores (Cuadro 5)
Cuadro 5.- Dosis de referencia de N calculadas para distintas producciones alcanzables y
diferentes eficiencias de fertilización nitrogenada en manzano Rojo Spur (Fuente: Silva y
Rodríguez, 1995).
Los fertilizantes solubles, especialmente el nitrógeno, pueden ser repartidos sobre el piso del
huerto y pueden moverse hacia la zona radical mediante las lluvias o el riego. La aplicación
concentrada dentro de la banda de herbicida puede ayudar a reducir pérdidas por absorción
de la vegetación entre hileras. Dadas las dificultades en su implementación y su potencial
daño al sistema radical, la aplicación en bandas es poco usada en huertos frutales, a pesar
que potencialmente mejoraría la absorción, especialmente en suelos poco fértiles. Un
ejemplo de esta aplicación en bandas, es la colocación de fertilizante fosforado (fosfato
mono-amónico) en altas dosis en el hoyo de plantación, lo que puede estimular el
crecimiento inicial del sistema radical, siempre que no se alcancen niveles excesivos de
salinidad en el suelo.
Fertigación. La adición de fertilizantes con el agua de riego es una técnica reciente para
fertilizar huertos frutales. Esta técnica tiene diversas ventajas, las que incluyen la posibilidad
de transportar los nutrientes solubles directamente a la zona radical al momento de regar. De
esta forma, las cantidades y oportunidades de aplicación de fertilizante pueden ser ajustadas
para coincidir con las demandas reales de la planta, reduciendo el tráfico frecuente en el
huerto para distribuir el fertilizante. El sistema funciona mejor con sistemas de microriego de
baja presión: goteo, microjet y microaspersión, los que tienden a concentrar las raíces en un
menor volumen de suelo. La reducción de pH puede ser un problema serio, especialmente
cuando fertilizantes acidificadores se aplican repetidamente a suelos con baja capacidad
tampón o buffer.
Investigaciones que compararon aplicación al voleo vs. fertigación muestran que ambos
pueden lograr similar crecimiento y rendimiento, pero el fertiriego tiene mayor eficiencia y
requiere menos fertilizante. Ya que el N como NO3 se mueve con el agua, una programación
efectiva del riego que impida los excesos, logra también reducir las pérdidas por lixiviación de
N. Sólo fertilizantes altamente solubles pueden aplicarse vía fertigación al ser incorporados
con sifón o inyector al sistema de riego. La fertilización puede ajustarse por volumen o zona
de riego, antes que a árboles individuales.
Fertilización Foliar. Los nutrientes minerales pueden ser aplicados directamente de árboles
frutales mediante la aspersión de concentraciones diluidas al follaje, yemas e incluso corteza.
Las aplicaciones foliares son particularmente efectivas cuando se dan alguna de las
siguientes circunstancias: 1.- Baja disponibilidad de nutrientes en los suelos (especialmente
por problemas de pH), 2.- Suelo con bajo nivel de humedad, 3.- Disminución de actividad
radical durante la etapa reproductiva. En la actualidad, las aplicaciones foliares son parte del
manejo comercial de huertos frutales (Cuadro 6).
Las aplicaciones foliares de nutrientes minerales ofrecen la ventaja de una rápida respuesta
de la planta que la aplicación de nutrientes al suelo. Sin embargo, el suministro es mas
temporal y tiene algunos problemas: 1.- Baja tasa de penetración, particularmente en hojas
con cutículas gruesas (e.g. citrus y café), 2.- Escurrimiento desde superficies hidrofóbicas, 3.-
Lavado por lluvia, 4.- Secado rápido de soluciones, 5.- Cantidad limitada de un nutriente
(especialmente macronutriente), que puede ser aplicado cada vez, y 6.- Daño o necrosis
foliar. En fertilización foliar es importante la proporción de la aspersión que llega a cada
órgano de la planta. Esta variable debe necesariamente considerarse cuando se trata de
mejorar niveles de nutrientes poco móviles (como el calcio); así, si se pretende aumentar el
nivel de Ca en frutos, menos de 2 % de lo aplicado llega a ese órgano y, dado que es poco
móvil, habrá bajísima retranslocación desde otros órganos de la planta, aún cuando se
encuentren a escasa distancia del fruto en cuestión (Cuadro 7).
Cuadro 7. Efecto del volumen de mojamiento en la distribución de depósitos de pesticida
usado para aplicar la misma cantidad de producto/ha a un huerto maduro de manzano en
expansión foliar plena.
3742 560
Deriva
Piso huerto 32,2 24,3
Fuente, Hall, 1991. * Representa todas las áreas fuera del huerto tratado.
ABSORCIÓN DE NUTRIENTES
El hecho que existe mucha diferencia entre la composición mineral del sustrato (suelo) y
aquella de las plantas, es indicativo que hay entrada selectiva de elementos a la planta. Así,
la concentración de potasio en la solución suelo es generalmente menor a 0,005% (50 ppm),
mientras que dicho elemento constituye normalmente cerca de 1% del peso seco de la
planta. La barrera que separa la planta del medio es la membrana plasmática de la célula.
Sin esta membrana, las células vegetales estarían inundadas por su ambiente externo. Por
cada gramo de materia seca que la planta acumula, transpira 50-2000 gramos de agua. Este
movimiento de agua por la planta acarrea los solutos disueltos en ese líquido a la superficie
radical (flujo masal). Aún cuando los solutos pueden estar diluidos en agua, los volúmenes
de agua son tan grandes que las cantidades de solutos acarreados a la superficie de las
raíces pueden ser considerables. La membrana plasmática es una barrera que evita la
entrada descontrolada de tales solutos.
Interacción raíz/sustrato
La absorción de nutrientes por las raíces de plantas ocurre por 3 vías: 1.- Flujo masal de
nutrientes disueltos en agua en contacto con la raíz, 2.- Intercepción directa de la raíz, y 3.-
difusión (si hay gradiente de concentración entre raíz y suelo circundante). Estudios en
gramíneas señalan que la difusión explica la mayor parte de la absorción de P (93%) y K
(78), mientras que el flujo de masa sería responsable del mayor porcentaje de la absorción
de N(99), Ca (72), Mg (87), Fe (53) y B (97). La intercepción radical explica un bajo
porcentaje de la absorción de Ca (28), Mg (13) y Fe (10). En frutales, por su baja densidad
radical, tendría menor importancia la intercepción directa.
Una vez que los nutrientes disueltos en agua ingresan a las células de la raíz, el movimiento
radial hacia los haces vasculares lo pueden hacer ingresando al interior de las células
(simplasto) o moviéndose entre las células (apoplasto). Se estima que la mayor parte del flujo
es por la vía de menor resistencia (apoplasto). En partes maduras de la raíz, la parte que se
movió vía apoplasto, debe ingresar al interior de las células al llegar a un grupo de células
conocidas como endodermis, en la cual la presencia de una formación llamada Banda de
Caspari impide el paso de sustancias por el apoplasto. Una vez que pasan la endodermis, la
solución con nutrientes llega a los haces vasculares y puede moverse hacia la partes aéreas
de la planta vía xilema gracias a las diferencias de presión generadas por la transpiración de
agua en las hojas.
El tejido vascular es el principal paso de agua en la raíz, a través del tallo, en los pecíolos y
venas de hojas. En la hoja, las venas traen nutrientes hasta células del mesófilo. El agua se
mueve por el mesófilo (a través del apoplasto como lo hizo antes de manera radial en la raíz)
y ahí se transpira desde la superficie foliar por los estomas.
Gran parte de los nutrientes aplicados al follaje son sales o compuestos polares. Para pasar
adentro de la hoja deben atravesar la epidermis (banda compacta con 1 o más capas de
células). Tiene dos estructuras vinculadas con ingreso y salida de sustancias: cutícula y
estomas (Figura 5). La cutícula contiene principalmente cutina (un polímero lípido) y cera, la
que cubre la pared externa (a menudo engrosada), de las células epidermales. En muchos
frutales, la cutícula está cubierta por una película de cera, que disminuye la pérdida de agua
y la entrada de sustancias.
Figura 5. Esquema de la cutícula de una hoja, indicando sus distintas partes (Fuente. Epstein
and Bloom, 2005).
La cutícula ofrece dos opciones para ingresar sustancias: la ruta lipofílica (no polar), apta
solo para ingresar compuestos no polares, por lo que tiene rol menor en el ingreso de
fertilizantes foliares. Las moléculas polares o cargadas eléctricamente, penetran la cutícula
mediante poros polares, los que están cargados negativamente (favorecen ingreso de
cationes y rechazan entrada de aniones).
El calcio es tal vez el elemento mineral más importante para la calidad de los frutos. Frutos
con altos niveles de Ca tienen mayor y mejor vida postcosecha y menor tasa de maduración
(Cuadro 11). Las concentraciones de Ca en los tejidos necesarias para obtener estos
beneficios son mayores a las que se pueden alcanzar “naturalmente”. Por ello, el interés de
producir fruto con alto Ca es difícil de alcanzar y requiere manejar todos los factores que
afectan la absorción y acumulación de calcio por los frutos. La nutrición de calcio es
complicada, pues el Ca se necesita principalmente en frutos. Por ello, este no sólo debe
absorberse por la raíz, sino translocarse hacia el fruto.
Calcio en el suelo y la planta. La mayor parte de los suelos plantados con frutales
contienen altos niveles de calcio (3,5%, 35 ton/ha) como minerales de carbonato, silicato,
sulfato y fosfato. El Ca comprende normalmente a 65-85 % de los cationes intercambiables
adsorbidos a la materia orgánica y a coloides inorgánicos del suelo. El Ca tiene la mayor
concentración (50-100 ppm) de cualquier catión en el suelo. La disponibilidad de Ca en el
suelo tiene fuerte relación con su pH: a mayor pH, mayor saturación de cationes con Ca. Las
necesidades de Ca por la planta son satisfechas por el flujo masal de agua hacia la raíz. La
cantidad de Ca en el suelo generalmente es suficiente para el crecimiento vegetal.
Interacción con otros elementos. Hay competencia entre Ca, Mg y Na por los sitios activos
de absorción por las raíces en el suelo. Las relaciones ideales entre estos elementos serían:
Ca/Mg = 6:5:1 y Ca /K = 13:1, pero ello no siempre se cumple en la práctica y dichos valores
sólo serían indicativos. En cuanto al manejo de la fertilización, solo la adición de altas dosis
de K han tenido, en ciertas ocasiones efectos negativos sobre la absorción de calcio. El ión
NH4 es fuerte competidor en la absorción de Ca. Ello por su efecto sobre una reducción del
pH del suelo y su efecto antagónico en la absorción de calcio por las raíces. La adición de
250 unidades de urea/ha a manzanos, redujo el pH entre 0,5 y 2 unidades, dependiendo de
la época del año y profundidad de obtención de la muestra.
Aún cuando los síntomas de bajo Ca pueden observarse en diversos tejidos, en los frutales
los síntomas más importantes ocurren en los frutos. Un fruto con bajo nivel de Ca tiene
mayor incidencia de desórdenes fisiológicos (Bitter pit, cork spot, internal breakdown), menor
vida postcosecha, maduración más acelerada, caída mas brusca de la firmeza en
postcosecha y menor resistencia al transporte y manipulación (Cuadro 8).
Cuadro 8. Efecto de tratamientos con Ca sobre diversas variables de manzanas Golden
Delicious. Fuente: Glenn et al., 1988.
Nivel Ca (ppm) Firmeza (kg) Respiración Etileno
(ml CO2 kg-1 h-1) (µm kg-1 h-1)
- Ca 185 6,3 15 90
+Ca 350 8,6 10 40
Predicción de desordenes fisiológicos: el caso del Bitter pit. En frutales, los niveles
foliares de Ca raramente son deficientes, aún cuando puedan presentarse deficiencias de Ca
en frutos. Dado que existe escasa retranslocación de Ca desde brotes a frutos, la
determinación de los niveles de Ca en frutos debiera ser un mejor indicador de la
acumulación de este elemento que los niveles foliares. Pero, hay problemas (muestreo de
frutos y la elección de los tejidos del fruto en los cuales se analizará el calcio para determinar
Ca en el fruto) que dificultan su uso. Al respecto, debe considerarse que los niveles de Ca
varían entre árboles, dentro del árbol y dentro del fruto. Por lo tanto, es difícil conseguir una
muestra que sea representativa de todo el huerto.
Una vez definido el árbol y fruto que se colectará para análisis, debe considerarse que los
niveles de calcio (y otros elementos) fluctúan dentro del fruto, tanto al comparar diversas
zonas del fruto como durante su crecimiento en el árbol y en su vida postcosecha. Ello ha
generado que diversos laboratorios tomen muestras de diversa forma y midan diferentes
partes del fruto, así como también se establezcan diversos estándares. Por lo anterior, la
correlación entre niveles de calcio e impacto sobre la calidad de fruta (desórdenes
fisiológicos) puede ser baja (Cuadro 9).
Cuadro 9. Capacidad predictiva (R2)z de diversos métodos para estimar la incidencia de bitter
pit en manzanas.
Método predictivo R2 y
0,791
Ethephon + Infiltración frutos con Mg
0,381- 0,502
Largo brote terminal
0,123-0,401
Análisis mineral de Frutos: K + Mg / Ca
0,191-0,433
: Ca
z
R2 (coeficiente de determinación): mide la proporción de incidencia de bitter pit en post
cosecha (90-120 d a 1-3 ºC), que es explicada por muestras colectadas dentro de 7 d de
cosecha
y
Fuentes: 1= Gajardo, 1996; 2= Retamales and Valdes, 2000; 3= Van der Boon, 1980.
Para obviar los anteriores problemas, el autor de este artículo ha liderado un grupo de
investigadores que ha usado el antagonismo natural entre algunos elementos y el Ca. Se
generó un método para predecir desordenes en manzanos (particularmente Bitter pit) que
induce a la fruta a expresar rápidamente su nivel de Ca. El método implica un cuidadoso
muestreo de frutos 20 o 40 días precosecha y su infiltración en MgCl2, para inducir luego de
16-20 días manchas “tipo Bitter pit” en la superficie de frutos. El número de frutos con
manchas “tipo Bitter pit” tiene alta correlación con la incidencia de Bitter pit en fruta después
de 3 meses en almacenaje refrigerado. El método ha sido ensayado con éxito en diversos
países: Chile, Polonia, Corea del Sur, Brasil y Sudáfrica.
Efecto de aplicaciones de Calcio: suelo vs. follaje. Aplicar Ca al suelo puede aumentar los
niveles foliares, pero no los del fruto. Por ello, aplicar Ca al suelo sólo se justifica en huertos
plantados en suelos muy ácidos.
Aún cuando una baja proporción de lo aplicado llega al fruto, los mejores efectos sobre los
niveles de Ca en frutos y su calidad se han obtenido con aplicaciones repetidas al follaje,
normalmente como cloruro, pues es barato y efectivo. Usualmente se usa 0,5%
(peso/volumen), pero aspersiones únicas al 4% justo antes de cosecha si bien queman el
follaje, han sido efectivas en reducir desordenes. El Ca absorbido por frutos tiene directa
relación con el número de aplicaciones, las que varían entre 4-10 (Cuadro 9). Hay mayor
efectividad al combinar aplicaciones tempranas (dentro de 6 semanas post cuaja) y tardías
(dentro de 6 semanas pre cosecha). Si hay condiciones predisponentes para bajo Ca en
frutos, las aspersiones foliares pueden complementarse con inmersión o ducha con hasta 2%
CaCl2 (peso/volumen)en postcosecha.
LITERATURA CITADA
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Second Edition. Sinauer Ass. Inc., Sunderland, Massachusetts, USA, 400pp
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Watt, M., W.K. Silo and J.B. Passioura. 2006. Rates of root and organism growth, soil
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peach (Prunus persicae) Plant, Cell and Environment 25: 431-439.
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Williamson, J.G. and D. C. Coston. 1989. The relationship among root growth, root growth,
and fruit growth of peach. J. Amer. Soc. Hort. Sci. 114: 180-183.
REGRESAR
1
Facultad de Ciencias Agrotecnológicas. Universidad Autónoma de Chihuahua
Campus 1. Chihuahua, Chih. México. 2Estación Experimental del Aula Dei. Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Apdo, 202, Zaragoza, España.
3
Universidad Autónoma Agraria “Antonio Narro” Departamento de Horticultura.
Saltillo, Coah. México. dojeda@uach.mx
Había bajado a los nogales
Cant 6, 11
INTRODUCCIÓN
El cultivo del nogal pecanero (Carya illinoinensis), también conocido como nueces de
pecana, nuez encarcelada o nogal de Illinois, es un árbol caducifolio de la familia
Juglandácea. Su origen se encuentra el Suroeste de Estados Unidos y el Norte de México,
región que contribuye con el 95% de la producción a nivel mundial. Los frutos de este árbol
son conocidos como “nuez americana”, son de forma oblonga y puntiaguda y se cosechan
secos; es una nuez de agradable sabor y alto nivel nutritivo que se consume principalmente
al natural como aperitivo, aunque se usa cada vez con mayor frecuencia como un buen
ingrediente para la elaboración de postres, tartas, pasteles y helados. Estados Unidos,
Canadá y México son los principales consumidores de nuez pecanera, aunque existen
mercados con fuerte desarrollo como Hong Kong, China y la Comunidad Europea. En
Estados Unidos la nuez pecanera ocupa el tercer lugar entre las nueces, detrás de la
almendra y la nuez de castaña (walnuts).
El nogal pecanero requiere de los 17 elementos esenciales para el crecimiento de las plantas.
No obstante el nitrógeno y el zinc son los nutrientes a los que presenta mayor respuesta en
crecimiento y calidad. En el norte de México las aplicaciones más frecuentes son de
nitrógeno, fósforo, potasio y zinc.
DIAGNÓSTICO NUTRICIONAL
Para reconocer las necesidades nutricionales de los nogales se utilizan diversos enfoques,
dentro de los cuales tenemos la tasa de extracción de nutrimentos, sintomatología visual,
análisis de suelos, análisis de agua y el análisis foliar.
EXTRACCIÓN DE NUTRIENTES
Esta técnica parte del supuesto de que dentro de la huerta todo es un sistema cíclico y que
se deben reponer únicamente los nutrientes que son extraídos por Ia cosecha. Los niveles
de extracción de nutrientes de acuerdo a Sparks (1977) en nogal se presentan en el
Cuadro 1. Como se puede apreciar las cantidades removidas por esta cosecha son bajas, y el
cultivo del nogal no puede desarrollarse satisfactoriamente si solo aplicáramos estas
cantidades.
Nutriente Kg de nutrientes
Nitrógeno 17.06
Fósforo 3.86
Potasio 7.38
Calcio 6.52
Magnesio 0.98
Manganeso 0.138
Hierro 0.054
Boro 0.020
Cobre 0.016
Zinc 0.056
Molibdeno 0.0036
Sparks, 1977
Por otro lado, la principal desventaja es que cuando se presentan los síntomas visuales, ya
ha ocurrido un daño a la fisiología de la planta que se traducirá en una reducción del
potencial de rendimiento.
Cuando este nutriente es deficiente, se reduce el crecimiento de los brotes y cuando los
crecimientos anuales no alcanzan más de 15 cm de longitud, es un síntoma de que la
planta puede requerir mayor cantidad de este nutriente. También se presentan fallas en el IIe-
nado de la almendra.
Por otro lado el exceso de este nutrimento provoca mucho crecimiento vegetativo que
puede afectar problemas en la calidad, sobre todo por la germinación de las nueces. El
mayor efecto de este nutrimento es en el número de frutos. Esto afecta directamente al
rendimiento (Sparks, 1994).
Fósforo. Participa en los procesos energéticos de las plantas. Es móvil dentro de los tejidos
por lo que se trasloca a los tejidos jóvenes cuando hay bajos niveles de abastecimiento por
parte del suelo. Su deficiencia provoca palidez en las hojas más adultas las cuales se tornan
de un color rojizo. Síntomas de su exceso no han sido reportados, pero pudieran presentarse
problemas en el funcionamiento de otros nutrientes, especialmente con zinc. El fósforo
afecta la calidad de los frutos, incrementando el por ciento de almendra (Sparks, 1994). El N
y P están íntimamente involucrados en el metabolismo y crecimiento de las plantas, tienen
numerosos puntos de interacción y sus procesos son dependientes. El papel del P en el
metabolismo del N se ha estudiado con detalle, la asimilación de NO3- se ve alterada cuando
las plantas son privadas de P (Ruiz y Romero, 1999).
Las deficiencias se manifiestan como una clorosis general de las hojas jóvenes, en las cuales
solo las nervaduras permanecen verdes; bajo condiciones severas la clorosis puede presentarse
en todas las hojas del brote, para posteriormente aparecer necrosis en los bordes de las
hojas y el color amarillo puede tornarse blanco. Asimismo, el potencial de producción de
flores y de amarre de los frutos se reduce (Nuñez, 2001).
Zinc. Junto con el nitrógeno, este elemento es uno de los nutrientes claves en la
producción y calidad del nogal pecanero. Participa en la formación de triptófano un
precursor del ácido indolacético, auxina que promueve el crecimiento de los tejidos
vegetales (Mengel y Kirkby, 1987). Esta auxina promueve el crecimiento de las hojas y
entrenudos. Cuando los niveles de AIA, son bajos, los entrenudos son cortos y las hojas
pequeñas y lanceoladas dando la apariencia de una roseta. La deficiencia de este nutriente
también afecta la formación de la clorofila y el intercambio gaseosos por los estomas. El nivel
mínimo para alcanzar las máximas tasas de este proceso es de 15 ppm (Hu y Sparks, 1991).
La deficiencia de zinc provoca que la calidad de la nuez se reduzca (Hu y Spark, 1991). El peso
del ruezno, el peso de la cáscara de la nuez, el peso de la almendra, el por ciento de
almendra, el volumen por nuez, la densidad de la nuez, la longitud y ancho de la nuez y
el grosor de la cáscara de la nuez son afectados negativamente en árboles deficientes de
zinc. El número de nueces por brote se reduce de 2.2 en árboles normales a 1.3 en árboles
deficientes. Así mismo, la apertura del ruezno se puede retrasar hasta en 42 días en los
árboles con síntomas de deficiencia severa. Brotes con síntomas de roseta prácticamente no
presentan nueces (Nuñez, 2001).
Níquel. Recientemente se ha demostrado que el níquel es el causante del síntoma conocido como
“oreja de ratón” en nogal pecanero (Wood et al., 2002), aunque su función fisiológica aún no esta bien
definida. El níquel es parte de la estructura de la enzima ureasa, la cual afecta el metabolismo de N en el
árbol (Figueroa, 2006). De acuerdo a este autor, este síntoma se presenta comúnmente en huertas o
árboles replantados en sitios donde había nogales maduros, debido probablemente a una acumulación
excesiva de Zn. Aunque también se puede observar en árboles creciendo en suelos arenosos o con pH
tendiente a la acidez. En México no hay productos a base de Ni que se comercialicen para corregir esta
deficiencia (Figueroa, 2006).
ANÁLISIS DE SUELO
Esta técnica permite conocer las condiciones en las cuales las raíces toman los nutrientes
para su desarrollo. En los frutales, la relación entre la cantidad de nutrientes
determinados, pocas veces se relaciona con el desarrollo de las plantas. Esto se debe en
parte a que sus sistemas radicales tienen mayor grado de exploración. No obstante, si
se pueden, determinar satisfactoriamente los elementos o compuestos químicos que
producen toxicidad (salinidad). Por otro lado, las condiciones físicas, como textura, densidad
aparente, capacidad de infiltración, compactación del suelo, son determinantes para el
desarrollo de las raíces y por ende de las plantas (Herrera, 2005). A continuación se
presentan las condiciones óptimas del suelo para el desarrollo de los nogales.
La regla fundamental del muestreo es no mezclar dos unidades que no son homogéneas. Si la
persona que muestrea mezcla suelo de dos áreas con diferentes características- en
consecuencia no obtendrá resultados satisfactorios.
pH 6.2-7.5
dS/m)
intercambiable (PSI)
N-N03 (ppm) 40
DTPA - Fe (ppm)1 10
1
Micronutrimentos extractables con DTPA (dietilén triamino pentacético). Escala de clasificación
de las propiedades básicas del suelo propuestas por Uvalle-Bueno(1994) generadas mediante el
Diagnostico Diferencial Integrado (DDI) y adaptadas a los requerimientos del nogal pecanero.
(Guerrero et al, 2000)
El nogal puede prosperar satisfactoriamente, aun cuando no se presenten las
condiciones óptimas. Sin embargo la implementación de prácticas de manejo deberá
llevarse a cabo para lograrlo. Por ejemplo, en un suelo con pH de 8.0 se tendrá mayor
problema con deficiencias de zinc, por lo que se requerirán de una a dos aplicaciones más de
este elemento. Con relación a la textura, se puede cultivar nogal en suelos arenosos con un
buen suministro de agua, antes de que la humedad aprovechable del suelo se abata al 50 %;
mientras que en suelos arcillosos, la condición es que no se tengan problemas de
infiltración de agua. En el caso de los nutrientes, sí estos se encuentran en condiciones
bajas, se deben de adicionar al suelo (Nuñez, 2001).
ANÁLISIS DE AGUA
El principio de esta técnica se basa en la relación que existe entre la concentración de los
nutrimentos en el tejido de las plantas y su desarrollo y rendimiento. En nogal se han
establecido valores de referencia para determinar la condición nutricional de los nogales
(Herrera, 1983; Sparks, 1977; Nuñez, et al., 1991; Meraz, 1999, Chávez, 2005 y Ojeda, 2005).
Esto permite ajustar los programas de fertilización. En el Cuadro 3 se presentan estos
niveles (Meraz, 1999). Estos valores fueron generados para la zona sur del Estado de
Chihuahua para la variedad Western sobre la base de la concentración nutricional de
plantas altamente rendidoras con calidad de nuez excelente, y ajustados de acuerdo a
experiencias de otras regiones nogaleras (Kilby, 1986; Sparks, 1977). En general los valores
para Western pueden ser utilizados para Wichita, aunque esta última para nitrógeno su
intervalo óptimo de nitrógeno es de 2.5 a 2.8 %.
Cuadro 3. Generación de estandares nutricionales foliares en nogal pecanero “western schley”
mediante diagnostico diferencial integrado (DDI) para la región de Jiménez, Chih.
Meraz, 1999
En la condición "Bajo", los árboles pueden no mostrar síntomas visuales, pero puede
ocurrir respuesta a la aplicación de fertilizante. En el nivel "Alto", puede no afectarse el
rendimiento y calidad de la nuez, pero los costos de producción se incrementan. Niveles
deficientes serían los valores menores a los del intervalo "Bajo", y de "Exceso" corresponden a
valores mayores al intervalo 'Alto".
Variedad N P K Mg Fe Mn Zn Cu
% % % % ppm ppm ppm ppm
Western 2.6 0.18 1.33 0.25 202 190 24 20
Cada uno de los métodos antes descritos presentan ventajas y desventajas, la integración de
estos métodos conllevará a una mejor interpretación de los resultados y a la elaboración
de programas de manejo y fertilización más adecuados.
Existen diversos enfoque para interpretar los resultados del análisis foliar. Dentro de estos se
tiene el de valores críticos como el descrito actualmente. Otros enfoque han sido
desarrollados, el mas reciente es el denominado Sistema Integrado de Diagnóstico y
Recomendación (DRIS por sus siglas en ingles) el cual se basa en las relaciones que hay
entre los nutrientes y su efecto en el rendimiento y calidad de la cosecha. A estas relaciones
se le Ilama normas. Se han publicado algunas normas preliminares para el nogal las cuales
se obtienen de las siguientes concentraciones da nutrientes: N=2.72, P=0.14, K=1.02,
Ca=1.45, Mg=0.38, Fe=89, Mn=324, Zn=126, Cu=10, Mo=6, B=40, AI=1380. Los
macronutrientes se expresan en % y los micronutrientes en ppm (Beverly, et al, 1992). Este
sistema tiene la ventaja de que ordena los nutrimentos de acuerdo al requerimiento. Durante
dos años se generaron normas DRIS para la región de Jiménez, Chih de acuerdo a
diferentes dosis aplicadas de nitrógeno y fósforo encontrándose el requerimiento de la
siguiente manera Mn> Zn> N> P >K> Fe> Cu (Basurto et al., 1995).
FERTILIZACIÓN
Esta práctica consiste en adicionar al suelo los nutrientes que este no puede
proporcionar a las plantas. La fertilización de los árboles de nogal o de la huerta es una de
las prácticas más importantes durante el año y deberá ser integrada dentro del programa de
manejo general de la huerta (Nuñez, 2001).
En donde se tomarán en cuenta factores tales como la fuente del fertilizante, tiempo de
aplicación, frecuencia de las aplicaciones y métodos de aplicación. Aunado a estos factores
una estrategia de manejo apropiado incluye otros factores como pH de suelo (ácido, neutro o
alcalino), textura de suelo (fina, media) composición química del suelo (por ejemplo
cantidades de diferentes elementos en la solución del suelo; capacidad de intercambio
catíonico), atmósfera del suelo (aeróbica o anaeróbica), microflora del suelo (tipo y
abundancia de microorganismos), tipo y costo de la fuente a utilizar (urea, nitrato de amonio,
sulfato de amonio, amoniaco, etc.) tipo de cultivar (con alta alternancia o moderada
alternancia), humedad del suelo (saturado, húmedo, seco), movimiento del agua a través del
perfil del suelo, cubiertas en los huertos (cultivos limpios, pastos o legumbres), cantidad y
método de irrigación (inundación, goteo o aspersión), edad fisiológica de los árboles
(jóvenes, intermedios o viejos), nivel del nutriente en los árboles (bajo, moderado, alto),
periodos de demanda (desarrollo de follaje, llenado de almendra, dormancia), temperatura
del aire (frío, moderado, caliente) localización de las raíces absorbedoras en el perfil del
suelo (superficiales, medias o profundas ( Wood, 2002).
En las huertas adultas, los costos derivados por la fertilización corresponde alrededor
del 16 % del costo total de producción anual (SAGAR, 1998).
Existen cuatro factores base para asegurar el éxito de un programa de fertilización.
Primeramente se debe definir que tipo de nutrientes y fertilizantes se deben de utilizar,
en segundo termino aplicarlo en la época óptima, el tercer factor es colocar el
fertilizante en el lugar adecuado y por ultimo, utilizar la dosis que requieren las plantas
para su óptimo desarrollo (Kilby, 1990).
Los nutrientes más requeridos por los nogales a nivel mundial es el nitrógeno y el zinc. El
nogal, al igual que muchos frutales presentan gran habilidad para la absorción de fósforo y
potasio (Tarango, 2004). No obstante, bajo ciertas condiciones de suelo, la aplicación de
cualquiera de los 13 elementos que las plantas toman del suelo puede ser requerido y su
aplicación será necesaria. El resto de los nutrientes se aplica en menor cantidad, y no en
todas las huertas.
El sitio correcto donde se deben colocar el fertilizante varia de acuerdo a la movilidad del
nutriente, a las condiciones del suelo y sistema de riego utilizado. En general, el nitrógeno
presenta alta movilidad en el suelo, tanta que en suelos arenosos deben extremarse el
manejo del agua para evitar lixiviaciones. Potasio tiene movilidad moderada, mientras
que la del fósforo es muy restringida. Estudios acerca de la movilidad del este último
nutriente han demostrado que se puede desplazar 5 cm del sitio donde se aplico antes de que
sea inmovilizado como una forma de fosfato cálcico en suelos calcáreos, el cual no puede
ser utilizado por las plantas. Por otro lado, el nitrógeno puede presentar perdidas por
volatilización en forma de gas hacia el aire. Para esto también hay que considerar la
densidad de las raíces del nogal. Entre mayor sea la densidad de raíces mayor capacidad se
presentara para la absorción de nutrientes como el fósforo.
La cantidad del nutriente a aplicar será determinada por la edad de los árboles, su
desarrollo, eficiencia del fertilizante y las condiciones del suelo. Por supuesto que las
necesidades de las plantas es el punto más importante en determinar la dosis, sin embargo,
debemos de considerar la eficiencia del fertilizante. Esto se refiere a que no todo el nutriente
aplicado es aprovechado por las plantas, diversas porciones se pierden dependiendo de Ia
naturaleza del fertilizante. En el caso del nitrógeno pueden existir perdidas por volatilización
y lixiviación, o por el uso de otras plantas presentes en la huerta. Las perdidas pueden Ilegar
a ser hasta del 75 %, si no se Ilevan a cabo practicas de manejo, como el colocar, el
fertilizante debajo de la superficie del suelo el cual debe contener humedad suficiente para
solubilizarlo. Las fuentes amoniacales son las que presentan mas problemas de volatización,
mientras que en las fuentes nítricas este problema es casi nulo, a excepción de los suelos
muy arcillosos y húmedos.
Nitrógeno. Este nutriente es absorbido principalmente como ión nitrato (NO 3-), y en menor
cantidad como amonio (NH4+). La fertilización nitrogenada prácticamente puede iniciarse
desde el primer año de plantación. Los requerimientos por árbol son de 50 gramos de
nitrógeno para el primero, 150 para el segundo, 250 para el tercero, 400 en el cuarto y 550 en
el quinto ano. Si los árboles jóvenes presentan crecimientos mayores de 1.5 metros por año, se
recomienda reducir o eliminar el suministro de nitrógeno, por otro lado, si este es menor a 60
cm debe de ser incrementado. Después de esta etapa se puede tomar como guía general el
aplicar de 90 a 100 gramos de nitrógeno por cada cm de diámetro del tronco. Los árboles
adultos requieren de 150 a 250 unidades de nitrógeno por ha, dependiendo del tipo de suelo,
edad de la planta y rendimiento. En Georgia se evaluaron dosis de 112 a 224 Kg por hectárea y
se encontró que a largo plazo (8 años) no se tuvieron diferencias en el rendimiento pero
hubo una tendencia a producir más nuez con la dosis alta y los árboles más productivos
fueron aquellos que presentaron 2.50% de nitrógeno en el follaje (Worley, 1991). Las plantas
con mayor dosis de nitrógeno requirieron mayor dosis de potasio.
Si los crecimientos terminales, de la parte superior del árbol muestra crecimientos menores de
15 cm, es un indicativo de que el programa esta quedando corto y se debe incrementar
su suministro. Por otro lado si es mayor de 30 cm, entonces lo más probable es que se esta
aplicando de más. Fertilizaciones hasta de 300 unidades pueden recomendarse en huertos
donde se produzcan más de 3.0 toneladas por ha. El aplicar la cantidad de nitrógeno de
acuerdo a los requerimientos por la cosecha ayuda a reducir niveles de alternancia.
En árboles jóvenes se sugiere dividir la dosis anual en 4 o 5 partes durante los meses de
crecimiento, realizando también una aplicación antes de brotación. En condiciones de
sistemas de riego presurizado se puede dividir la dosis anual en los meses de riego y
aplicarlo a través del sistema. Es importante que al menos el 25% de la dosis total se aplique
antes de la brotación para permitir que se encuentre en la solución del suelo antes de que
sea requerido por la planta. En huertas podadas, la dosis del fertilizante se reducirá
directamente proporcional a la cantidad de madera podada. Si la poda elimino el 25 % de
la madera entonces hay que reducirla en un 25 % (Kilby, 1990).
En los árboles adultos, con un sistema de riego por gravedad, se recomiendan tres
épocas de fertilización nitrogenada, una en prebrotación, otra en abril y la final en mayo.
La proporción de las fertilizaciones es del 40 % para la primera, 20 % en la segunda y del 40
% en la tercera. Al igual que en los árboles jóvenes, si se cuenta con un sistema de riego
presurizado, puede fraccionarse la dosis durante la etapa de crecimiento del nogal.
Nuevamente, es conveniente aplicar al menos el 25 % de la dosis total en prebrotación
(Nuñez, 2001).
La aplicación de nitrógeno debe de ser programada dependiendo del año que se trate (alta o
baja producción). En el año de alta producción se requiere una mayor aplicación de N a
finales de verano (para mantener un buen nivel de nutrientes en las hojas). En el año de baja
producción se debe fertilizar de manera mas moderada. La aplicación de primavera del año
siguiente al de baja producción se realizara por períodos ya que cada etapa necesita N de
acuerdo a las reservas acumuladas, en base a esto, no requieren aplicación inmediata. Esto
deberá hacerse hasta que el 75% del follaje esperado se haya desarrollado (abril-mayo) se
pueden aplicar 50 kg/ha. Para mayo se pueden aplicar 50 kg/ha de N y una tercera aplicación
con el objetivo de mantener saludable el follaje hasta (cosecha) esto es de 20-40 kg/ha.
Juntos o separados: 20 kg/ha en julio y 20 kg/ha en agosto. Aunque realmente no esta
comprobado que una aplicación en septiembre-octubre sea necesaria. Esta tercera
aplicación puede no ser necesaria en años de baja producción. La aplicación de N en
primavera cuando la huerta tuvo una alta producción, requieren aplicación inmediata con los
primeros retoños finales de marzo o principios de abril (50 kg/ha) debido a que no tienen N
almacenado. Esta fertilización es importante para asegurar un buen crecimiento, desarrollo
de la flor masculina y la formación del fruto. En mayo se recomiendan de 20-50 kg/ha de N
(si la producción es baja o nula, no es necesaria esta segunda aplicación).
Durante el llenado de la almendra un nogal requiere al menos del 30% del nitrógeno que
recibe en primavera. Al fertilizar con nitrógeno en agosto la almendra llena bien y no le
compite a las hojas por nutrientes, por lo que el árbol llega a la dormancia con
suficientes reservas de éste elemento. Así, con adecuadas reservas de carbohidratos y
nitrógeno, en la siguiente primavera el nogal estará en condiciones de formar las flores
necesarias para una buena cosecha, efecto que reduce el grado de la alternancia (Wood,
2002).
Huertos transplantados generalmente no requieren de fertilización nitrogenada durante el
primer año, a menos que el suelo sea arenoso. En los años subsiguientes se aplicara
nitrógeno sobre la base del desarrollo, y cuando inicie la producción se recomendara
aplicar sobre la base de la carga de nueces (Herrera, 1988).
Los fertilizantes más adecuados son aquellos que tengan una reacción ácida, como el
sulfato de amonio (20.5-00-00), fosfato diamónico (18-46-00), nitrato de amonio (33.5-00-00)
y la urea (46-00-00). También es recomendable utilizar fertilizantes con bajo índice de
salinidad. El nitrato de amonio presenta un índice salino alto, el resto de los fertilizantes
antes mencionados presentan índices salinos bajos. Por las condiciones de suelo alcalinas en
el norte de México, el fertilizante mas recomendable es el sulfato de amonio ya que es el que
presenta el mayor efecto residual de acidez.
En el caso del amoniaco anhidro, el cual es aplicado por algunos productores presenta el
inconveniente de que su reacción con el agua de riego provoca que el pH se incremente
considerablemente. Esto trae consigo que algunos elementos químicos presentar en el
suelo se precipiten. Este es el caso del calcio y el magnesio, de los cuales se forman
carbonatos. Dado que el sodio puede permanecer en solución, por que presenta índices
de solubilidad más altos, entonces la Relación de Adsorción de Sodio se incrementa
significativamente incrementando el potencial de sodificación de los suelos, que a la larga
pueden transformarse en problemas de pobre infiltración de agua en el suelo,
endurecimiento del mismo y toxicidad por sodio. Por otro lado, se han observado daños
momentáneos a plantas, sobre todo las anuales, ya que el amoniaco en si puede ser toxico
para las raíces, antes de que sea transformado a amonio. De hecho de la superficie de la
lámina de riego puede volatizarse amoniaco si esta permanece mucho tiempo en la
superficie.
Fosforo y potasio. El fósforo se absorbe de la solución del suelo como ion ortofosfato
(H2PO4-, HP042-). El potasio es absorbido como ion (K+). La recomendación de estos
nutrimentos debe ser basada en los resultados de los análisis foliares. Si estos indican que los
niveles son bajos, entonces se sugiere aplicar de 80 a 100 unidades por Ha de cada uno de
ellos. Los fertilizantes fosforados mas recomendables son el fosfato monoamónico (11-52-
00), el fosfato diamónico (16-48-00), el superfosfato triple (00-00-46) y el ácido fosfórico (00-
00-52). Por la reacción ácida que representan, el fosfato monoamónico es el más adecuado
para las condiciones de suelos alcalinos. Entre los potásicos tenemos al sulfato de
potasio (00-00-50) y nitrato de potasio (14-00-44). El ácido fosfórico es el más adecuado
para realizar su aplicación a través de sistemas de riego presurizados (CFA, 1987).
El acceso de estos nutrientes a las raíces se da por difusión en el caso del fósforo y por flujo
de masa para el potasio. Dado que el movimiento por difusión es muy lento y depende en
gran parte de gradientes de concentración, lo más recomendable es aplicarlo en forma
localizada, en banda o en puntos. El potasio puede aplicarse al voleo o en banda. Bajo
condiciones alcalinas el fósforo reacciona rápidamente en el suelo para formar compuestos
altamente insolubles, los cuales no pueden ser aprovechados por las plantas. La aplicación
localizada retrasa esta reacción y permite su aprovechamiento por más tiempo. Estos
fertilizantes deberán ser aplicados antes de la brotación en banda y a una profundidad de
15 a 20 cm, a una distancia de 2.0 a 3.5 m del tronco. En condiciones deficientes hasta 150
unidades de estos nutrientes deben aplicarse. A través de sistemas de riego presurizados
pueden aplicarse desde antes de la brotación hasta antes del amarre del fruto.
Calcio y magnesio. Estos elementos son absorbidos por las plantas coma cationes divalentes
(Ca y Mg). Deficiencias de estos nutrientes no han sido detectadas en los huertos del norte de
México. La aplicación de calcio se realiza en algunas huertas, pero con la finalidad de
contrarrestar efectos dañinos del sodio, no propiamente como nutriente.
Micronutrientes
Hierro y manganeso. Las formas en que la planta toma estos metales son Fe2+ y Mn2+. Estos
elementos no se aplican generalmente en los huertos nogaleros. Si se detectan niveles bajos
o deficiente; de estos nutrimentos mediante al análisis foliar, se sugiere realizar
aplicaciones foliares durante la época de crecimiento vegetativo . Existen diversos
productos comerciales que pueden asperjarse con resultados satisfactorios, dentro de estos
tenemos a las sales en forma de sulfatos u óxidos, y compuestos formulados con
quelatos, ácidos orgánicos, extractos de plantas marinas y húmicos, entre otros. Las
dosis comerciales varían del 0.10 al 0.25 %. La concentración de 0.10 % equivale a
aplicar 100 gramos o mililitros de material comercial por cada 100 litros de agua. La
variedad Wichita es la que ha presentado síntomas de deficiencia de fierro y
manganeso en suelo muy arcillosos.
Zinc. Es el nutriente clave de los nogales. Es tomado del suelo en forma de Zn 2+. A pesar
de requerirse en bajas cantidades, tal vez en ningún otro frutal la respuesta a su
aplicación sea tan aparente. En el norte de México las aplicaciones foliares de este
nutrimento son esenciales. Debe aplicarse desde el estado de punto verde en la
brotación hasta que los brotes han alcanzado su máximo desarrollo. Por las
condiciones de alta alcalinidad en el suelo, este elemento no puede aplicarse al suelo
ya que inmediatamente se transforma a compuestos insolubles, los cuales no puede
aprovechar la planta. Por lo anterior aplicaciones foliares se realizar a partir de la
brotación. Para el norte de México se ha encontrado que se requieren de al menos 5
aplicaciones de este nutriente para que los análisis foliares ubiquen a este nutriente
dentro de los niveles "óptimos" (Núñez, 1991). Estudios indican que el normal puede
requerir 50 ppm de zinc en base a peso seco para alcanzar los máximos rendimientos y
calidad, y crecimiento vegetativo (Sparks, 1993).
Existen diversos productos comerciales que pueden ser utilizados para abastecer de
este nutriente a los nogales. De los mas utilizados son el Agrozinc y el NZN, ambos
productos formulados con nitrógeno (nitrato de zinc). La dosis comercial es de 0.25 a
0.35 %. A pesar de que estos productos tienen capacidad de reducir el pH e la solución
asperjada, se recomienda utilizar un producto surfactante, para incrementar la
capacidad de absorción por parte de a planta. Otros productos pueden ser utilizados,
como las sales de zinc (sulfatos, fosfatos y óxidos), soluciones quelatadas (formulados
con citratos, EDTA, ácidos orgánicos), combinados con ácidos húmicos y ácidos
carboxílicos, entre otros. Para estos productos comerciales se sugiere utilizar las dosis
recomendadas por las compañías que los producen.
Las aplicaciones de sulfato de zinc (36 % zinc) mezcladas con uran (producto líquido con
32 % de nitrógeno). Este producto se utilizo durante los anos 70's para la corrección de
deficiencias de zinc. Después las formulaciones líquidas de nitrato de zinc como el NZN
vinieron a sustituir su uso (Nuñez, 2001).
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Correspondencia: ranferimt@yahoo.com.mx
INTRODUCCIÓN
Los suelos calcáreos, que suman más de un tercio de la superficie terrestre, se caracterizan
por poseer pH alto (7.0 a 8.5), un contenido de carbonatos mayor al 1.0% y niveles de Fe en
el suelos y en las plantas que promueven la clorosis férrica (Gildersleeve y Ocampaugh,
1989). Las plantas con deficiencia de Fe muestran una clorosis internerval por una
disminución en la concentración de clorofila. Los procedimientos utilizados para corregir este
problema son: el suministro de fertilizantes con Fe (sales y quelatos de Fe) vía foliar o al
suelo, soluciones de ácidos orgánicos e inorgánicos para modificar el pH de la solución del
suelo, selección de variedades de plantas con habilidad para absorber el Fe de formas poco
disponible (Olsen et al., 1981; Chen y Barak, 1982).
La “estrategia I” que se muestra en la Figura 1, es realizada por todas las especies vegetales
(dicotiledóneas y monocotiledóneas), con excepción de los pastos, y consiste de tres
componentes: inducción de reductasa a nivel de membrana, incremento en la excreción de
protones y aumento en la liberación de quelatos reductores de Fe3+ (principalmente fenoles).
La excreción de H+ acidifica la rhizosfera e incrementa la solubilización de Fe no disponible, a
la vez que favorece la actividad de la enzima reductora de Fe3+ y en consecuencia la
excreción de fenoles que aumentan la absorción de Fe (Römheld y Marschner, 1981). Sin
embargo, en especies y genotipos que desarrollan en altos niveles de HCO3- puede
disminuirse la actividad de las enzimas reductoras y evitar que actué la estrategia I,
originando grandes variaciones en el aprovechamiento del Fe (Jolley et al., 1992).
La “estrategia II” que se muestra en la Figura 2, sólo es atribuida a los pastos, aunque se ha
cuestionado su posible funcionamiento en otras especies diferentes a éstos, siendo
caracterizada por dos componentes: liberación de fitosideróforos (ácido mugenéico y
avenico) y una alta afinidad de los transportadores de la membrana con los fitosideróforos
Fe3+ en las células de las raíces. Se ha estimado que una planta puede excretar por día
hasta 1 % (con base a peso seco de raíz) de fitosideróforos (ácido mugenéico), el cual es
hasta 1000 veces mayor a la concentración de Fe en la rhizosfera. Esta alta excreción de
fitosideróforos sirve para atenuar su disminución por descomposición microbiana y para
prevenir la precipitación del Fe en las cargas negativas de los fosfolípidos en la membrana.
(Wada et al., 1987; Mihashi et al., 1991).
Aunque se conoce mucho de las estrategias I y II, aún no están completamente entendidos
algunos procesos que toman lugar en el apoplasto radical, ni el papel de exudados de bajo
peso molecular y sideróforos en la adquisición de Fe. También por el momento han sido
pocas las especies (sorgo, cebada, fríjol, especies forrajeras, pepino y algunos frutales)
donde se han seleccionado genotipos Fe-eficientes. Especialmente en el caso de frutales, el
proceso ha sido lento ya que requieren primero de una selección de capacidad reductora de
Fe y acidificación en soluciones nutritivas, después se necesita clasificar los genotipos en
condiciones de invernadero y finalmente realizar la validación en campo.
CONCLUSIÓN
Una vez reunidos los genotipos más deseables deberá realizarse un programa de validación,
para evaluar su comportamiento, producción y calidad en los ambientes más comunes de la
región, en cuestión.
LITERATURA CITADA
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