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2do gob de fernando Belaunde terry

La crisis económica que sumergió al Perú en la década de 1980 no fue un caso aislado dentro
de la región latinoamericana: fue un fenómeno socioeconómico territorialmente extenso que se
caracterizó por la agudización de la deuda internacional y el estancamiento económico.
Popularmente llamada década perdida, fue el periodo económico más traumático a lo largo de
la historia sudamericana según José Antonio Ocampo, ex director de la Comisión Económica
para América Latina en el 2014 (CEPAL). La aparición de políticas de ajuste ante el
endeudamiento internacional, heredado de la década anterior por una fuerte intervención del
estado en la economía, abrió paso a diferentes impactos a nivel social, económico y político
en cada Estado.
Entre 1982 y 1983, como para llover sobre mojado, ocurrió el Fenómeno del Niño, que golpeó
fuertemente a la costa norte de Perú, ocasionando graves daños en la infraestructura vial y en
la agricultura. Los estragos del Niño afectaron al PBI que disminuyó en −6 %. La inflación
subió en un 135 % al año. A partir de 1983, la caída de los precios de los metales
desencadenó una preocupante crisis económica, que se evidenció con las dificultades para el
pago de la deuda externa, un fuerte aumento de la inflación y la devaluación del sol.
El segundo gobierno belaundista, apoyado en el legislativo por el Partido Popular Cristiano,
apostó por tomar medidas orientadas a restablecer el orden económico y la estabilidad
política. Enfrentado a la crisis de la producción agraria, la debilidad de la burocracia pública, el
surgimiento de Sendero Luminoso/MRTA y al fenómeno del Niño (1983), encaró un obstáculo
mayor que determinó la necesidad de ajustes económicos importantes en el país: la agobiante
deuda externa heredada del decenio anterior.
El endeudamiento externo fue tan voluminoso que en 1978 llegó a representar más del 60 % de las
exportaciones (…). Esta situación se agravó en los años que siguieron. En la medida en que los
préstamos se volvieron más costosos y los plazos cada vez más perentorios, esas colocaciones, en
lugar de apoyar a la estructura productiva, reforzaron los patrones tradicionales de dependencia y
subordinación al mercado. Una muestra del extremo a que se llegó es el presupuesto de la República
para 1983, que destinó alrededor del 40 % para cumplir con las deudas contraídas, y la balanza de
comercio, que asignó más del 50 % de las exportaciones al mismo fin.17

Gabinete Ulloa[editar]
El segundo gobierno belaundista inicia con Manuel Ulloa Elías como ministro de Economía y
Presidente del Consejo de Ministros. Ante la crisis económica descrita, Ulloa aplicó una tímida
reducción del gasto fiscal. Se reanudaron las negociaciones con el Fondo Monetario
Internacional tras las grandes sumas que acumulaba la deuda externa nacional. En 1983, el
FMI exigió por primera vez al gobierno que aplique las cláusulas del Consenso de
Washington, algo que no haría efectivo hasta el gobierno de Fujimori, mientras que en países
como México ya se estaban aplicando.

Gabinete Schwalb[editar]
Tras resultados negativos del programa económico guiado por el ministro de Economía
(crecimiento lento del Producto Bruto Interno y estancamiento de diversos sectores de la
economía – incluyendo el exportador–), Ulloa renunció en 1982. Así Fernando Schwalb López-
Aldana asumió como premier, cambió a la mayoría de miembros del gabinete original y
designó a Carlos Rodríguez-Pastor Mendoza como nuevo ministro de Economía. Se intentó
estabilizar la economía a través de políticas de ajuste, sin dejar de lado las obras públicas. En
1983, el Fenómeno del Niño golpeó gravemente la economía nacional. «El gabinete de
Fernando Schwalb no logró detener la decadencia económica ni la creciente sensación de
descontento debido a las acciones armadas de Sendero».18
Gabinete Mariátegui[editar]
Con una inflación que superaba el 100 %, un endeudamiento nacional externo trazando los
diez mil millones de dólares y Sendero Luminoso ganando territorios a través el país,
Belaúnde decidió designar a Sandro Mariátegui Chiappe, hijo de José Carlos Mariátegui, a la
Presidencia del Consejo de Ministros.
En su informe al Congreso de 1984, Mariátegui se quejó de los plazos cortos y los intereses
altos de la deuda externa, así como exigía mayor justicia en los precios de los productos de
exportación y mejor recepción de los mismos, criticando las medidas proteccionistas dictadas
en Europa y Estados Unidos.

Gabinete Pércovich[editar]
Luis Pércovich Roca fue el último primer ministro de Belaúnde Terry, designado en octubre de
1984, nueve meses antes de la las elecciones de 1985. El nuevo jefe de gabinete solo intentó
pasar las riendas del poder, pues la economía marcaba desde ya una tendencia negativa
futura, irremediable a esas alturas del gobierno.18 De esta forma, el Perú queda estancado en
una crisis económica cada vez más aguda; no obstante, Belaúnde lograría terminar los cinco
años correspondientes.
Se asumía que la elevada inflación era causada por el excesivo gasto público y privado. Por ello, se
quería reducir para volver a crecer de manera sana, haciendo caja para pagar la deuda externa. Sin
embargo, se generó una profunda recesión con inflación elevada y el tramo final del segundo gobierno
Belaundista fue vivido como una pesadilla.19

Fujimori 1er gob


Economía durante su gobierno[editar]
Un equipo de técnicos acompañó a Fujimori desde el final de la primera vuelta y durante el
período de transición con el fin de asesorar en materia económica, al que la prensa le
denominó el grupo de los siete samuráis' conformado por Santiago Roca, Adolfo Figueroa,
Óscar Ugarteche, Esteban Hnylicza, Guillermo Runciman, Fernando Villarán de la Puente y
Martha Rodríguez. Este grupo fue reemplazado por nuevos asesores más ortodoxos
como Hernando de Soto, Carlos Rodríguez Pastor Mendoza, Carlos Boloña Behr y
finalmente Juan Carlos Hurtado Miller.
Pese a que Fujimori como candidato había negado un shock económico, el gobierno siguió las
recomendaciones del Fondo Monetario Internacional. El 8 de agosto de 1990, el Presidente
del Consejo de Ministros y Ministro de Economía, Juan Carlos Hurtado Miller salió en cadena
nacional anunciando una reestructuración de precios, que sería conocida como el "fujishock".
Esta medida del gobierno permitió controlar la inflación, pero provocó la devaluación de los
salarios de la mayoría de la población. Era la primera de muchas reformas de
tendencias liberales y algunas de capitalismo clientelista, que ocasionaron la eliminación
del control de precios y el posterior cambio de moneda al nuevo sol (un millón de intis).
A partir del ajuste económico de agosto de 1990 se redefinieron las funciones del Estado y el
mercado asumió un nuevo y fundamental papel en la economía del Perú, siguiendo con las
recomendaciones del Consenso de Washington, que proponía una reforma tributaria, una
rigurosa disciplina fiscal, la firme liberalización financiera y comercial, el establecimiento de un
tipo de cambio competitivo, la privatización de empresas, la eliminación de las barreras a las
inversiones extranjeras directas, entre otras.
Si bien llegó a estabilizar la vida económica y permitió la reinserción del Perú en el sistema
financiero internacional, así como la privatización de las compañías del Estado en manos de
extranjeros, también ocasionó despidos masivos de obreros y empleados públicos, así como
la supresión de las protecciones a la ineficiente industria nacional, lo cual llevó a su quiebra y
a altos índices de desempleo. En consecuencia, se redujo al mínimo la actividad sindical y
aumentó la actividad económica informal. Por otro lado, la reducción del Estado y la liberación
de la economía nacional fomentaron la inversión extranjera. Como resultado, en 1994 la
economía peruana creció un 13 %, a pesar de los despidos masivos acaecidos.

TOLEDO
Aspecto económico[editar]
Bajo el mando de Alejandro Toledo, el Perú creció significativamente durante cada mes y cada
año de su gestión; y además este crecimiento fue diversificado y orientado hacia las
exportaciones. En el periodo 2001-2005, el crecimiento acumulado del PIB fue de 20,6 %, las
exportaciones crecieron 44,7 % y la inversión privada 25,2 %.

Estabilidad de precios[editar]
Durante los cinco años de gobierno del presidente Alejandro Toledo, la inflación que fue
controlada durante la década de los noventa ha tenido una evolución decreciente respecto al
año 2000, en el año 2001 la tasa de inflación fue negativa en 0,13%, volviéndose a
incrementar a 1,5% y 2,5% en el 2002 y 2003 respectivamente. En el año 2004 la inflación
ascendió a 3,5%, tasa mayor a la registrada en el año 2003 (de 1%), para volver a descender
a 1,5% en el 2005, reflejando una reducción significativa con relación al año anterior. Por otro
lado, durante el período 2001-2005, la inflación promedio anual fue de 1,8%, demostrando la
existencia de estabilidad de precios en la economía peruana, lo cual es un reflejo de solidez y
buenos fundamentos macroeconómicos.

Crecimiento económico[editar]
A partir de 1999 la economía peruana empezó a recuperarse lentamente, luego de un año en
que se combinó el impacto simultáneo de la crisis externa y Fenómeno del Niño, continuando
de manera más acelerada y sostenida en el año 2000, que terminó con una tasa de
crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de 3,0%. Pero esta recuperación de la economía
se revertió en el 2001, como consecuencia de la crisis política generada por la re-reelección
del presidente Alberto Fujimori
Sin embargo, a partir de 2002, gracias a la estabilidad macroeconómica conseguida durante la
década de los noventa, a las condiciones externas extraordinariamente favorables, al
incremento de los impuestos y de la deuda pública, etc., nuevamente se inicia la senda del
crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de 5,2%. En el 2003, la tasa de crecimiento
económico disminuyó ligeramente a 3,9% (1,3% menos respecto al año anterior), para volver
a incrementarse en el 2004, que terminó con una tasa de crecimiento de 5,2%. En el 2005, la
actividad económica continuó creciendo sostenidamente, alcanzando una tasa de crecimiento
del Producto Bruto Interno (PBI) de 6,4%
Entre el 2001 y 2005 la economía peruana experimentó un crecimiento sostenido con una
moderada tasa de crecimiento, con un promedio anual de 4,5%. Cabe subrayar el giro de 180
grados de la gestión del Estado pues durante el gobierno de Alejandro Toledo empresarios
peruanos compraron empresas chilenas en el Perú, cosa que dudosamente pasaría. No ha
sido un modelo económico, sino gestión.

TLC[editar]
Durante su gobierno se firmaron acuerdos comerciales con diferentes países, entre ellos
destacan los tratados de libre comercio con Tailandia, Estados Unidos de América, entre
otras.

Estos fueron algunos de los


avances económicos de la era
Vizcarra
El alza del ISC y el recorte de gastos superfluos mejorarían la
posición fiscal. Además, el Ejecutivo se ha mantenido alerta al
régimen agrario y a la vivienda social

Hoy, el presidente de la República Martín Vizcarra pronunciará su


segundo mensaje a la nación, el primero en Fiestas Patrias. En sus
cuatro meses de gobierno –que incluyen la llegada y la salida
de David Tuesta del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF)–,
Vizcarra ha impulsado un recorte de gastos corrientes considerados
superfluos –consultorías, viajes, alquileres o publicidad– y ha
aumentado el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) a bebidas altas
en azúcar, vehículos nuevos y usados, tabaco, bebidas alcohólicas y
combustibles.

Para lo primero, Tuesta había estimado un potencial ahorro anual de


S/2.000 millones. Aunque en el primer semestre este gasto solo se redujo
en S/96 millones, versus el mismo período del 2017, en la segunda mitad
del año debería darse una aceleración en la reducción de las partidas de
gasto.

Con respecto al ISC, el MEF proyecta recaudar entre S/1.600 y S/1.700


millones este año (alrededor 0,23% del PBI), monto que aunque no
incrementa notablemente la presión tributaria, sí es mayor por ejemplo, a
lo conseguido mediante el Mype Tributario (S/904 millones en el 2017).

Para Flavio Ausejo, profesor de la Escuela de Gestión Pública de la


Universidad del Pacífico, ambas medidas son correctas, pues solucionan
la reducción de los ingresos fiscales. “Con la entrada de Carlos Oliva al
MEF y en el marco de las facultades legislativas, deberíamos esperar
una propuesta de reforma estructural del tema tributario”, apunta el
especialista.

AGRO Y MINERÍA

El sector agrario ha estado también en el ojo de la tormenta durante la era


Vizcarra. Y es que, en el marco de las facultades legislativas, la ley de
promoción agraria será extendida a los sectores forestal y acuícola.

Además, quedó pendiente por parte del pleno del Congreso la evaluación
del proyecto de ley que pretende extender del 2021 al 2031 el régimen
agrario. El dictamen, aprobado por la Comisión Agraria, también plantea
realizar cambios al monto de la remuneración diaria (RD), la
compensación por tiempo de servicios (CTS), gratificaciones, entre
otros.

En una entrevista brindada a este Diario, el ministro de


Trabajo, Christian Sánchez, aseguró que el acogimiento a este régimen
debería ser por empresa y de manera temporal. Asimismo, indicó que
debe ser sometido a una evaluación permanente.

Agrobanco, que será reemplazado por Mi Agro, es otra de las aristas de


la problemática que enfrenta el sector agrario. El proyecto de ley del
Ejecutivo, que fue criticado en un primer momento por desestimar la
supervisión de la SBS, deberá ser aprobado por el Congreso.

Por otro lado, la minería –motor de nuestra economía– se ha visto


beneficiada por el aumento de los precios de los metales. A esto se suma
que el jueves pasado se hizo oficial el inicio del proyecto de cobre
Quellaveco, ubicado en Moquegua, que se estima producirá 300.000
toneladas de cobre anuales en sus 10 primeros años de operación. La
inversión requerida supera los US$5.000 millones.
Además, esta semana la canadiense Plateau Energy (otrora Macusani
Yellowcake) anunció el descubrimiento del sexto yacimiento de litio en
roca del mundo, ubicado en Puno. Se calcula que el proyecto, Falchani,
contiene 2,43 millones de toneladas de carbonato de litio en recursos
indicados e inferidos.

No obstante, más allá de las buenas noticias, Ausejo resalta que es vital
para el desarrollo del sector que el Gobierno fortalezca la licencia social.

APP y OxI

En aras de acortar las brechas de infraestructura –y nuevamente en el


marco de las facultades legislativas–, el Gobierno publicó esta semana
dos decretos legislativos que modificarán la ley de asociaciones público-
privadas (APP) y la de obras por impuestos (OxI).

“En las OxI hay que acelerar los procedimientos para hacer que las
compañías inviertan. Deberían ser un commodity. En cuanto a las APP,
esperemos que finalmente haya claridad sobre su uso”, finalizó Ausejo

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