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LA FAMILIA

Las familias pasan por diversas etapas, unas buenas y


felices, otras no tan buenas y tristes. A veces el matrimonio
sufre una ruptura, los hijos se apartan del camino correcto,
llega la ruina económica, o una grave enfermedad, etc.

Sin embargo, en todos estos casos debe ser Dios nuestro


guía, fortaleza y fuente de sabiduría. Jesús caminó por
Galilea sanando, salvando y restaurando hoy día sigue
haciendo lo mismo, pues él no cambia. Jesús restaura
hogares, matrimonios y familias, de manera que podamos
decir: “yo y mi casa serviremos al Señor”
El sueño de Dios cuando creó al hombre y la mujer a su
imagen y semejanza y les dio la capacidad de reproducirse
en la misma especie, queda absolutamente claro: EL quería
tener una familia, una gran familia alrededor de todo el
mundo.
Todo sueño pasa pruebas. Y tenemos que entender que
esto es normal. Y tenemos que entender sobre todo que en
los tiempos de pruebas es cuando más unión debe haber en
la familia, orando juntos, asistiendo a la Iglesia regularmente,
buscando la ayuda correcta en el momento oportuno.
Si has perdido fuerzas para luchar por tu familia, hoy te
quiero decir que no te rindas jamás. Nunca abandones el
sueño de Dios y tu sueño de tener una familia en Cristo. Si
has flaqueado, levántate hoy con nuevas fuerzas, clama al
Señor por fortaleza y sabiduría y trabaja fuerte por la sanidad
y restauración total de tu familia.
Un hogar con padres amorosos y leales es el ambiente que
mejor satisface las necesidades espirituales y físicas de los
hijos. Un hogar centrado en Cristo ofrece a los adultos y a
los niños un lugar de defensa contra el pecado, un refugio
del mundo, alivio del dolor emocional o de otra índole, así
como un amor abnegado y genuino.

La familia es una idea de Dios. Él la estableció como


institución y quiere que permanezca, y por eso él quiere
restaurar la familia.

La intención de Dios al establecer la familia era proporcionar


al ser humano una atmosfera de amor, un ambiente para el
goce y atención mutua de sus miembros. Ahora este
propósito era posible solo si el hombre mantenía su
comunión con Dios y le tenía como centro de su vida. Pero
el hombre ha extraviado la base de su unidad y bienestar
familiar, que es la comunión con Dios. Por eso la familia de
hoy es un cuadro sombrío. Está en crisis porque el hombre
ha dejado a Dios.
Pero Dios que ama a la familia, está interesado en
restaurarla. Dios es un Dios de restauración. El restaura
las familias, las finanzas, la salud. Y Él quiere restaurar las
familias. Cuando Dios restaura a una persona, o familia, o
matrimonio, Él restaura siempre para mejora, para
crecimiento y, sobre todo, para superar el estado anterior.

Ahora el hombre, la pareja y la familia necesitan centrar sus


vidas en Dios. Muchos son los cimientos sobre los que el
hombre y la mujer edifican un hogar: ellos mismos, los hijos,
el trabajo, el dinero, etc. Pero el único fundamento seguro y
firme es Dios. Solo Dios es capaz de darle estabilidad a la
familia, porque “Si Jehová no edifica la casa, en vano
trabajan los que la edifican” (Salmo 127:1). En vano se
esfuerzan los esposos, por fortalecer el matrimonio, en vano
se esfuerzan los padres y los hijos por establecer relaciones
saludables. La familia necesita a Dios.

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