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Universidad Católica Andrés Bello - Guayana

Escuela de Derecho
Facultad de Derecho
7mo Semestre
Cátedra: Electiva – Derecho Ambiental
Sección: 401

PROPUESTAS PARA CONTRARRESTAR LOS


EFECTOS VIOLATORIOS DEL “ARCO MINERO DEL
ORINOCO”

Profesor: Autores:
Cordero, Florencia Carreño, Vivian

Planchart, Coraima

Ciudad Guayana, Noviembre 2018


1) En un documento desarrollemos una lista de planteamientos que
consideramos deberían ser tomados en cuenta para el pronunciamiento general.
Solo los puntos que debe contener el pronunciamiento.
2) Cada equipo va a realizar una propuesta de lo que debe contener el
pronunciamiento. Como son estudiantes de Derecho, deben colocar la parte que
vimos en clase en cuanto a violación de principios del derecho ambiental,
derechos humanos (está bastante especificado en el documento de PROVEA).

Las principales razones que han de conducir búsqueda de medidas que


contrarresten los efectos violatorios (legales y facticos) de este decreto, se basan
en:
El Estado limita a las actuales y futuras generaciones, el derecho individual y
colectivo a disfrutar de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado,
tal y como se desprende del artículo 127 de la CRBV, ya que contraria con el
decreto del arco minero, ese carácter de “patrimonio común e irrenunciable no
solamente de los venezolanos sino también de la humanidad” que posee nuestro
ecosistema.
Lo que se relaciona directamente con una violación al principio del derecho
ambiental, el principio de la sustentabilidad, donde el desarrollo debe ser ejercido
de forma que responda equitativamente a las necesidades de evolución
sustentable de la generación presente y futura, y la protección del ambiente en
sí mismo.
De igual manera, el Estado viola las disposiciones contenidas en el artículo antes
mencionado cuando, con las actividades inherentes a la explotación minera, no
garantiza que la población se desenvuelva en un ambiente libre de
contaminación, en donde el aire, el agua, los suelos, el clima, las especies vivas,
sean especialmente protegidos.

Propuestas

a) Con el objeto de evitar que este proyecto siga promoviendo actividades


degradantes del ambiente, en virtud de lo plasmado en el art. 128 de la
Constitución, cuya premisa es que el Estado, para garantizar el desarrollo
sustentable, debe desarrollar una política de ordenación del territorio atendiendo
a las realidades ecológicas, geográficas, poblacionales, sociales, culturales,
económicas, políticas del país.
El Decreto del AMO, al realizar la delimitación en 4 bloques de producción y
extracción minera, se hizo en ausencia y sin la existencia de ningún estudio de
impacto ambiental (EIA). El Artículo 55 de la Ley Orgánica de Pueblos y
Comunidades Indígenas (LOPCI) establece que “todo proyecto de desarrollo
público, privado o mixto en hábitat y tierras indígenas, debe contar, previo a su
aprobación y ejecución por el órgano competente, con un estudio de impacto
ambiental y sociocultural.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en el caso del


Pueblo Saramaka Vs. Surinam, se ha referido a la obligación de los Estados de
realizar los EIA, particularmente para garantizar los derechos humanos. Ha sido
enfática que en situaciones en las cuales se tomen decisiones que restrinjan
derechos humanos, deben realizarse los EIA por entidades independientes y
técnicamente capaces.

La CIDH a su vez, enfatiza que los EIA y los análisis de impactos de los proyectos
extractivos deben ser evaluados desde la perspectiva de los derechos humanos
que pueden ser afectados, lesionados o de algún modo restringidos.

Precisamente, a causa de lo anteriormente descrito, El Estado debe cumplir


con lo establecido en el artículo 7 de la Ley Orgánica para la Ordenación del
Territorio, que le encomienda desarrollar el Plan Nacional y los Planes Estadales
de Ordenación del Territorio, Planes Sectoriales, delimitación de ABRAES, entre
otros, para garantizar la conservación del ambiente y de la biodiversidad;
así como el desarrollo de actividades sociales y económicas compatibles.
Con ello, tomando en cuenta la evolución que puede presentarse en las zonas
sometidas a explotación, es recomendable que dicho Plan este sometido a
una actualización y estudio por lo menos 2 veces por año, de igual forma
sus reglamentos de uso, esto con el objeto de armonizar las actividades
económicas y sociales que se desarrollen en el Estado, de acuerdo con las
potencialidades y restricciones de los respectivos espacios naturales.

Esto permitiría a su vez, el cumplimiento del principio del derecho


ambiental que se refiere a la compatibilidad ambiente y desarrollo, ya que
al Estado especificar y proteger adecuadamente las áreas que no estarán
sometidas a explotación por su importancia sustentable, traza una línea de
respeto en cuanto a la necesidad de lograr desarrollo en la comunidad por medio
del aprovechamiento de los recursos, pero que dicha intervención a la naturaleza
será solo en la medida en que aun haya posibilidad de que la misma se regenere.

b) Igualmente, en razón del decreto que estructura el desenvolvimiento del Arco


Minero, el Estado también se ha eximido de cumplir con su obligación plasmada
en el art. 129, que señala que todas las actividades susceptibles de generar
daños a los ecosistemas deben ser previamente acompañadas de estudios de
impacto ambiental y socio cultural, y también en la Ley Orgánica de Ambiente
sobre las normas para la Evaluación Ambiental de Actividades Susceptibles de
Degradar el Ambiente.
De manera que, se hace necesario la creación de mecanismo nacionales
efectivos (políticas de dialogo o criminales) que produzcan coacción sobre los
organismos competentes del Estado, o también internacionales, como la
formación de un acuerdo internacional entre los países directamente afectados
por este tipo de problemática, para la creación de un agente supra-institucional
que no solo estructure un plan de contención adecuado para limitar la
sobreexplotación minera actual, sino que también ejerza potestad de sanción
sobre aquellos Estados que no cumplan con los mínimos que dicho acuerdo
establezca; todo esto enfocado para la realización de Estudios de Impacto
Ambiental y Sociocultural en las actividades susceptibles de generar daños a los
ecosistemas. Además, debido a la magnitud del área involucrada y a la cantidad,
variedad y dimensiones de los posibles proyectos mineros nuevos, se debería
contemplar la obligatoriedad de realizar en forma previa, una Evaluación
Ambiental Estratégica, para determinar la factibilidad y las mejores vías para
desarrollarlos en caso que se consideren factibles ambientalmente (que incluye
lo social y cultural).
Con esta medida, se garantiza el principio de la soberanía de los Estados
sobre sus recursos naturales y el ambiente, donde, en la medida que el
Estado tiene derecho de explotar sus propios recursos en base a su política
ambiental, también tiene la obligación de asegurar que las actividades que se
lleven a cabo dentro de su jurisdicción no perjudiquen totalmente dichos
recursos, ni los otros Estados cercanos a sus fronteras. Y también, de los
principios de la primacía de las normas internacionales sobre las internas
y multilateralismo, ya que dichas normas son automáticamente obligatorias
para los Estados firmantes del acuerdo, sin importar posterior aprobación por los
organismos legislativos. Siendo este uno de los medios más efectivos para lograr
las metas de desarrollo sustentable, puesto que solo así se podrían constituir
organizaciones democráticas responsables con la causa, que aseguren la justa
y equitativa cooperación entre la mayor cantidad de países posibles, afectados
por la misma situación, y comprometidos a causa de ello.

c) No son ocultas las graves consecuencias para las comunidades indígenas


que se han producido por causa de este proyecto, tales como el deslazamiento
de sus territorios y la pérdida de su ecosistema, así como la violación a su
derecho fundamental de poseer un hábitat y ambiente sano y equilibrado del cual
disfrutar.
Tal afectación tiene su origen precisamente en el hecho de que el mencionado
decreto no establece la obligatoriedad de consulta de manera previa, libre e
informada a los pueblos originarios, cuando se aprovechen recursos naturales
en sus hábitats, lo cual debe hacerse sin lesionar la integridad cultural de los
mismos, tal y como lo establece el artículo 120 de la Constitución Nacional. Por
otra parte, también se contraviene el artículo 30, numeral 2, de la Declaración de
los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas, la cual plantea que los Estados
deben celebrar consultas eficaces con éstos, antes de utilizar sus tierras o
territorios para actividades militares, dado que se decretó la “Creación de una
Zona Militar Especial para proteger a los municipios mineros de ataques
violentos”.
El Decreto AMO se aprobó sin que existiera información, consulta, ni
participación ciudadana de ningún tipo. Este proyecto a gran escala de mega-
minería que abarca el 12,2%, del territorio nacional de mayor riqueza, reserva
forestal y ambiental, de agua y biodiversidad, no sólo para el país sino para el
continente, se aprobó unilateralmente por el Ejecutivo Nacional.
Con la aprobación del Decreto AMO no se está cumpliendo con el Principio 10
de La Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992, que
reza: “El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación
de todos los ciudadanos interesados, en el nivel que corresponda…. Los Estados
deberán facilitar y fomentar la sensibilización y la participación de la población
poniendo la información a disposición de todos. Deberá proporcionarse acceso
efectivo a los procedimientos judiciales y administrativos, entre éstos el
resarcimiento de daños y los recursos pertinentes…”

Por esto, la ejecución de discusiones, organización de Asambleas, o foros


abiertos al público, son mecanismos adecuados para fomentar toda la
información pertinente con referencia a los detalles de estos proyectos, y de la
misma forma conocer las dudas, inquietudes y demás propuestas alternativas
que puedan presentar estas comunidades y demás territorios allegados.

Este tipo de mecanismos tienen su fundamento en los artículos 34 y 40 de la Ley


Orgánica de Ambiente, en razón de que
la educación ambiental tiene por objeto generar
en los ciudadanos conocimientos y
aptitudes para contribuir con la transformación de la sociedad, que se refl
ejará en
las alternativas de solución a los problemas socioambientales, contribuyen
do así al logro del bienestar social, integrándose en la gestión del ambie
nte a través de la participación activa y protagónica, puesto que
toda persona tiene
el derecho y el deber de participar en los asuntos relativos a la gestión
del ambiente, y
el Ejecutivo Nacional, a través del ministerio con competencia en materia
ambiental, deberá garantizar esos
mecanismos para hacer efectiva la participación ciudadana en la formulaci
ón, ejecución y control de las políticas, planes, proyectos y otras medida
s dirigidas a la conservación del ambiente, o de impacto ambiental.

De esta forma, el principio de la participación ciudadana se volvería un pilar


fundamental en el desenvolvimiento de este decreto, ya que se estaría
otorgando la oportunidad de que todos los estratos que forman la ciudadanía del
Estado, tengan potestad de tomar decisiones relativas a su medio ambiente,
colaborando así con su protección. Igualmente, a través de estas iniciativas, se
fomentan la educación ambiental, y se garantiza la obligación del Estado de
indemnizar a todos aquellos sujetos o comunidades que puedan ser víctimas de
estos proyectos. El objetivo de este principio, es que los ciudadanos tengan
voz y votara que tomen medidas y sean parte de las decisiones que pueden
afectarlos y que es extensivo tanto a comunidades indígenas, pobladores y
ciudadano/as de un país se vulneró con la aprobación sin información pública,
sin consulta y sin posibilidad de participar en la toma de decisiones sobre el
Decreto AMO.

d) El diseño de una política minera que contemple la creación de un ministerio


específico para esta área, junto con la reforma de la ley de minas y su
reglamento, de manera que no solo se otorgue un mayor firmeza y estabilización
a la realizada actual a dichas disposiciones, sino que también se puedan
fortalecer las instituciones que tradicionalmente han investigado y evaluado las
potencialidades mineras reales de la región, tales como Tecmin e Ingeomin,
utilizando el talento humano venezolano.

Esta es una de las medidas primordiales a tomar en consideración, puesto


que la creación de un Ministerio enfocado en el área, permitiría liderar el
desarrollo de políticas públicas de minería orientadas a elevar la contribución de
la actividad minera al desarrollo nacional, diversificando la actividad para
aprovechar los recursos disponibles en condiciones sustentables y valoradas por
la ciudadanía.
Con esta base, se podrían lograr diversos objetivos estratégicos, tal como
maximizar la contribución de la minería al desarrollo nacional, en un nivel que no
fuese perjudicial al ambiente ni implicase un rentismo del país a esta actividad;
lograr una contribución al equilibrio de la relación entre la industria minera y el
medio social, con el objeto de avanzar hacia la integración igualitaria de la
minería tanto pequeña (pero no la rudimentaria perjudicial) como la
industrializada. Estableciendo junto con ellos, ciertas políticas fundamentales,
como:
 Apoyar el desarrollo de la pequeña y mediana minería a través de políticas
específicas de fomento y desarrollo de mercados, y también la creación
de medidas que garanticen oportunidades de empleo, educación y
estabilidad laboral, de vivienda y salud, a todos estos individuos que ya
no posean vocación hacia la explotación Minera.
 Diseñar los lineamientos estratégicos que permitan mejorar el rendimiento
de las empresas y direcciones públicas a su cargo.
Todo en fundamentacion con los articulo 18 y 20 de la ley orgánica de Ambiente,
donde el Estado deberá garantizar la existencia y salvaguarda de una
Autoridad Nacional Ambiental , cuya función
será ejercida por el ministerio con competencia en materia ambiental com
o órgano rector, responsable de planificar, dirigir, ejecutar
las políticas, planes, programas, proyectos y actividades estratégicas para
la gestión del ambiente; de forma que, en virtud de la característica
descentralizada y desconcentralizada de la cual goza esta entidad, podría crear
órganos especializados que se enfoquen en áreas y problemáticas concretas del
medio, bien sean a nivel regional, estadal
y local de coordinación y participación ciudadana e interinstitucional.
Con esta medida, se asegura el principio de la dependencia de los
problemas ambientales por el tipo de desarrollo del Estado, el cual establece
que en muchos casos, el problema ambiental en un país está directamente
relacionado con el nivel de desarrollo del mismo; lo cual ha quedado demostrado
en países como Venezuela, donde, al ser un país subdesarrollado, el predominio
lo posee la minería rudimentaria y perjudicial, sin ningún tipo de tratamiento o
maquinarias especializadas para tal acción, por ello no es sorpresivo observar
tales consecuencias ambientales, sobre todo, si dicha situación se combina con
una errónea política de gobierno. En razón de ello, la creación de este Ministerio
otorgaría la posibilidad de crear planes para realizar u obtener inversiones, cuyo
capital sea utilizado para adquirir alternativas menos dañinas de explotación de
los recursos, mano de obra calificada, equipamiento, etc.

e) Con base en los estudios recogidos en el Informe del grupo de científicos del
Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la Facultad de Ciencias de la UCV30,
establecen que “el daño en los ecosistemas acuáticos de la región, debido a la
tala de bosques, erosión de los suelos, sedimentación en los cursos de agua y
alteración del régimen fluvial por embalses y distritos de riegos afectará
irremediablemente la biodiversidad acuática y los recursos pesqueros
continentales del país. Todos los sedimentos y químicos producidos por la
minería, desembocarían en el Océano Atlántico y el Mar Caribe a través del Delta
del Orinoco, lo que ocasionará importantes implicaciones en otros ecosistemas
marino costero y oceánico, dentro y fuera de nuestras fronteras, alcanzando la
región del Caribe Sur (no sólo nuestra costa e islas oceánicas, sino que podría
alcanzar a las Antillas holandesas) y el Caribe oriental (desde las Antillas
menores hasta Puerto Rico).
En base a lo anterior, en muchos proyectos mineros la preocupación
principal una vez finalizados, suelen ser definir cuáles son las medidas
adecuadas para realizar recuperaciones del suelo y revertir los efectos de
agua acida. La opción más lógica, seria la creación de una planta de
tratamiento especializada en la limpieza de estas aguas, a la cual tendrá
acceso no solo la nación, si no todos aquellos Estados que, de una forma u otra,
se hayan visto afectados por la sobreexplotación minera venezolana. Para su
creación, al ser este tipo de inversiones para tratamientos y recuperación tan
costosos, es necesaria la colaboración de los estados involucrados.
El tratamiento más común para el agua ácida es la adición de un material
neutralizante, como la cal, para reducir la acidez. Este proceso de tratamiento a
menudo requiere construir una planta de tratamiento especial. El mantenimiento
continuo que esta planta requiere hace que esta técnica de tratamiento sea muy
costosa. Aparte del gasto, algunas plantas de tratamiento activo generan gran
cantidad de fango. Debido al costo y los retos físicos de lidiar con fango, se hace
necesario buscar alternativas a las plantas de tratamiento activo. Algunas
posibles alternativas incluyen:
Utilizar zonas de tratamiento in situ donde se coloquen materiales reactivos o
corrientes eléctricas debajo de la superficie para que el agua que pasa por ellas
sea tratada

Tal propuesta se inspira en La ley Orgánica de Ambiente, que señala en su


artículo 114, una serie
de medidas necesarias para impedir la aparición, continuación o para logr
ar la reparación del daño al
ambiente, o prevenir el peligro y a contrarrestar las consecuencias perjudi
ciales derivadas del acto dañino, que de por sí debería estar sancionado. Entre
dichas medidas destacan: Por un lado, la
restauración de los lugares alterados a su estado original o
lo más cercano posible en
que se encontraban antes de la agresión al ambiente, una vez cesada la
acción lesiva, y también; y tambien
la Reordenación del espacio a fin de tornarlo utilizable ambientalmente c
on otro uso distinto al original, en aquellos casos en que las característic
as esenciales del ecosistema alterado fueron completamente destruidas de
manera irreversibles, al punto de resultar imposible recuperar la vocación
inicial del suelo, tal como es nuestro caso actual.

Claramente esta situación está directamente relacionada con el principio


de no causar daño al ambiente de otros países, donde hace referencia a que
todo Estado tiene el deber y compromiso de causar un daño al ambiente de otros
países o zonas, según su consagración en la Corte Internacional de Justicia. De
manera tal que, así como los Estados están en el deber de cooperar en el
desarrollo y cuidado ambiental, aquel país que cause un daño fuera de su
jurisdicción a otro Estado, está en la obligación de indemnizar a el Estado
víctima.

f) Según datos de PROVEA, El Estado no ha cumplido con el principio de


precaución, donde ante los posibles daños graves e irreversibles al ambiente,
no ha optado por escuchar las advertencias de diferentes grupos de la sociedad
civil incluyendo expertos, ni convocar a los diferentes sectores para conocer sus
opiniones sobre los riesgos y daños posibles daños al ambiente. En contraparte
tampoco ha elaborado, ni ha ofrecido estudios que demuestren que se impedirá
la degradación ambiental. La normativa internacional obliga que en caso de duda
respecto al desarrollo de una actividad y siempre que haya riesgo deberían
evitarse o no autorizarse.
En base a ello, esta negligencia por parte del Estado naturalmente solo
tendria un camino para lograr subsanarse, el Derecho, sin embargo, junto al
Derecho, confluyen otros elementos a fin de garantizar la eficiente, eficaz y tan
necesaria protección medioambiental.
1. Como pilar principal. La Garantía jurídico-normativa, consistente en la
protección del Medio Ambiente como bien jurídico particular, combinado con el
establecimiento de sanciones a las conductas transgresoras de mayor
peligrosidad social, lo que permitirá definir loa sanción privativa, o el monto de la
sanción pecuniaria.
2. El fortalecimiento de los órganos de coacción estatal (policía, por
ejemplo), a fin de garantizar la debida aplicación de la normativa jurídica.
3. La adecuación del ser, esto es crear las condiciones objetivas para una mejor
formación educativa de las personas para cumplir la norma legal
4. La oficialización de la moral ambiental, entendido como la elevación de sus
postulados éticos a principios, conceptos, normas jurídicas y fundamentos que
regulan todas las relaciones en una sociedad concreta.
5. Y, por último, pero no menos importante, la educación ambiental,
entendida como incorporar los conocimientos sobre medio ambiente y sobre todo
la importancia de su preservación, a las normas jurídicas, los derechos y deberes
medioambientales etc. a todos los programas educativos en todos los niveles
educacionales y mantener un sistema de promoción medioambiental constante,
generalizado y fuerte.

Es decir, el establecimiento de tipos normativos, actuales y efectivos, que se


apliquen a la problemática particular de hoy; tal y como se plantea en el art. 14
de la ley orgánica de Ambiente, donde
El Ejecutivo Nacional, a través de la Autoridad Nacional Ambiental, en
colaboración con los demás poderes que rigen el Estado y la participación
ciudadana, desarrollará las normas técnicas ambientales
necesarias, atendiendo a los objetivos previstos en la presente Ley y las
que la desarrollen.

Otra forma legitima de presionar al Estado para que no ejecute aquellas


acciones que probablemente generen un mayor daño que beneficio al
ambiente, es mediante el ejercicio del derecho a la protesta o manifestación
consagrado en nuestra Constitución, en virtud del cual los ciudadanos tienen
derecho a manifestar pacíficamente, sin armas y sin otro requisito exigido por la
ley (art. 68 CRBV), puesto que la libertad de expresión es un derecho inherente
a todo hombre, el emitir esa voluntad para lograr que el Estado finalmente
escuche, es una alternativa rápida y accesible.
Ambas alternativas precisamente buscan ejercer esa acción coactiva sobre
el Estado y los particulares, con el fin de que en caso de existir la simple
sospecha de que un proyecto o acción puede ser dañino para el ambiente, así
no conste una base científica, se deberán automáticamente tomar las medidas
necesarias para evitar las Consecuencias, haciendo valer así el principio de
precaución.

g) Apoyar los pronunciamientos que hasta ahora han sido formulados para
la defensa de los derechos Indígenas y ambientales contemplados en la
CRBV.

h) Circunscribir, formalizar, sanear, ordenar y controlar la actividad minera


en la Reserva Forestal Imataca, únicamente en las áreas de excepción ya
existentes por un tiempo determinado, con acompañamiento técnico profesional
en el área geológica, legal, social, ambiental, y educativa, que garantice tanto la
utilización de buenas prácticas mineras, como el seguimiento de las autoridades
y la contraloría social por parte de distintas organizaciones sociales (ONG’s,
Consejos Comunales, representación indígena, entre otros).
Asociamos estas propuestas a los principios ambientales y a los plantamientos
de provea dándole realce por ser de gran importancia y evidenciarse las diversas
violaciones al derecho ambiental

Pueblos y Comunidades Indígenas y la violación al derecho a la Consulta Previa


Libre e Informada.

43.- El AMO se ubica en territorios ancestralmente habitados por los pueblos


indígenas Mapoyo,
Inga, Eñepá, Hoti o Jodi, Kariña, Arawak y Akawako. A su vez, la extensión de
la zona colinda y
se relaciona, ambiental, territorial y fluvialmente con territorios indígenas .El
Ministerio para los Pueblos Indígenas (MINPPI) no es convocada desde
hace más de dos años para la verificación de dichos territorios ” . El Estado
venezolano por norma constitucional está obligado a garantizar y respetar la
auto-demarcación que realizan los pueblos indígenas de sus hábitats y
territorios, así como el
uso y disfrute de la tierra y recursos que tradicionalmente han poseído en
cumplimiento de la
Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat y Tierras de Pueblos Indígenas ;
En Consecuencia es importante darle un impulso a las denuncias generadas por
los pueblo pueblos indígenas.

El Indígena Curripaco Gregorio Mirabal, Coordinador General de la Organización


Regional de Pueblos Indígenas del Amazonas (ORPIA), expresó el rechazo y la
preocupación de las organizaciones y comunidades indígenas de la Amazonía
venezolana ante el plan Arco Minero del
Orinoco, en territorios habitados ancestralmente por los pueblos originarios,
violando el derecho
a la consulta previa, libre e informada y amenazando el hábitat, la cultura y los
modos de vida
de los pueblos indígenas. “Nos afecta el pronunciamiento del Presidente de la
República Nicolás
Maduro, cuando expresó ante el país la reactivación del Arco Minero que afecta
a toda la región
de Guayana y ahí estamos los pueblos indígenas de la Amazonía venezolana.
Nos afecta porque
se está hablando de una explotación minera, de extractivismo, de la búsqueda
de recursos a un
alto costo para nosotros. ¿Por qué?, porque significa la destrucción de los
bosques, de las
cuencas hidrográficas de los ríos más importantes de la Amazonía
venezolana”.

Las comunidades indígenas de los Estados Bolívar y Amazonas vienen


denunciando desde
aproximadamente cinco años atrás, la creciente actividad minera en sus zonas
y las trágicas
consecuencias en todos los ámbitos de su vida y cultura. Denuncian que cada
día las condiciones
para oponerse o resistir se hacen más adversas. La crisis económica, la
presencia de irregulares
armados, mafias mineras, con la aquiescencia estatal, los deja en un estado de
indefensión. La
pérdida de su sistema tradicional de vida y la intervención y cooptación de sus
organizaciones
tradicionales por parte del gobierno, los obliga a participar en la minería para
poder subsistir.
Actualmente en el estado Bolívar, parte de las comunidades indígenas
realizan actividades de
pequeña minería, y su principal demanda por años ha sido poseer el control
para poder ser los
principales beneficiarios de la actividad y desde la minería artesanal y
controlada palear la
destrucción masiva del territorio.
- La Organización indígena de OIYAPAM del estado Amazonas, presentó en
marzo un
diagnóstico de cómo son afectados por la minería que se realiza en sus territorios
: En salud:
gripe, pica-pica, paludismo, tuberculosis; diarreas, vómitos, fiebres.

En zonas ancestrales habitadas por comunidades indígenas es clara al


enfatizar que
los estudios de impacto socio ambiental “deben respetar las tradiciones y
cultura del y sus
resultados deben ser compartidos con las comunidades a fin de que
puedan tomar una decisión
informada que deben responder a la finalidad última de “preservar,
proteger y
garantizar la relación especial” de los pueblos indígenas y tribales con sus
territorios y
garantizar su subsistencia como pueblos. De este modo, en caso se vean
afectados pueblos
indígenas y tribales, y comunidades afrodescendientes, los Estados deben
adoptar las medidas
necesarias para asegurar el cumplimiento de estos deberes especiales.

Lamentablemente, esta oposición de los pueblos indígenas y sus organizaciones


contrasta con la firma de convenios con inversionistas extranjeros aunque los
mismos por el poco apoyo no se han tomado en cuenta dejándolos asi por debajo
de la mesa.

- Con respecto a la reserva forestal Imataca :

Violación el principio fundamental de realizar Estudios de Impacto Ambiental


(EIA)

.- El Decreto del AMO, la delimitación en 4 bloques de producción y extracción


minera, la
extensión adjudicada y las zonas demarcadas se hizo en ausencia y sin la
existencia de ningún
estudio de impacto ambiental (EIA). La CRBV en su Artículo 129, establece que
“todas las
actividades susceptibles de generar daños a los ecosistemas deben ser
previamente
acompañadas de estudios de impacto ambiental y socio cultural”. El Artículo 55
de la Ley
Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas (LOPCI) establece que “todo
proyecto de 36
desarrollo público, privado o mixto en hábitat y tierras indígenas, debe contar,
previo a su
aprobación y ejecución por el órgano competente, con un estudio de impacto
ambiental y
sociocultural. Los pueblos y comunidades indígenas serán consultados en la
etapa de
elaboración y evaluación de los estudios de impacto ambiental y sociocultural,
pudiendo
objetarlos cuando éstos afecten la integridad sociocultural y ambiental. Las
observaciones serán
incorporadas en la reformulación del estudio, previo al análisis respectivo. Para
garantizar este
derecho, los pueblos y comunidades indígenas podrán solicitar asistencia
técnica y jurídica al
ente rector de la política indígena del país, a las organizaciones indígenas o a
cualquier otro
órgano o ente del estado o privado con competencia en la materia”.

Solo si estos elementos están presentes, sería posible realizar una minería
menos agresiva con el ambiente, lo cual requiere conocimientos por parte de
los actores involucrados, utilización de tecnologías limpias, voluntad política para
ejecutarla, transparencia ante la opinión pública y una institucionalidad eficiente,
capaz hacer cumplir nuestra legislación ambiental y minera. Una vez se agote el
tiempo de explotación en los sitios designados, reglamentar dichas zonas como
áreas de recuperación ambiental sustentable, pudiéndose utilizar en el futuro en
actividades que impliquen entre otras, turístico recreativas y agrícolas.

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