La redacción
Estas palabras son las herramientas del escritor y como en todo oficio o profesión,
es imprescindible el conocimiento y manejo de los utensilios de trabajo, así, en el
arte de escribir, el conocimiento del vocabulario es básico.
La gramática –como expresa Salvá– si bien es el primer libro que toma en las manos
quien se propone estudiar la lengua, llegará, sin dudas, a convertirse en un
compañero inseparable de quien pretenda perfeccionarse. Por estas razones, un
buen diccionario no debe faltar nunca en la mesa de trabajo del escritor y se
recomienda el uso de obras de referencia que apoyen la escritura a realizar, por
ejemplo, un diccionario etimológico y de sinónimos.
Los buenos escritores son buenos lectores y leer a los grandes maestros de la
literatura es un modo eficaz de mejorar el arte de escribir.
La originalidad del estilo radica, de manera casi exclusiva, en la sinceridad, sin caer
en la superficialidad, ni resultar excesivamente lacónico, plebeyo o tremendista. Estos
vicios se oponen a las virtudes antes enunciadas. Además del estilo hay que tener en
cuenta el tono, que es el estilo adaptado al tema.
Verbo, sustantivo, adjetivo, adverbio, preposición, conjunción y gerundio
El verbo
El sustantivo
El sustantivo expresa una sustancia, un ser, y designa directamente las cosas, las
personas o los animales, por ejemplo, automóvil, mesa, niño, maestro y perro.
Usualmente se denomina nombre.
El adjetivo
El adjetivo es una palabra que no tiene independencia lingüística, sino que necesita
de un nombre para existir; expresa una cualidad del sustantivo al que acompaña. Es
un elemento adjunto al sustantivo y siempre se refiere a este, independientemente
de su función sintáctica.
Su uso debe ser lo más exacto posible, sin abusar de ellos: siempre que un sustantivo
necesite un adjetivo, no lo cargue con dos, por ejemplo, si se dice libro, su
significación es muy extensa, pero si se dice niño blanco o este libro, se restringe la
significación de niño calificándolo (blanco) o determinando a qué libro se hace
referencia (este). Estos adjetivos reducen, precisan o concretan la extensión
indefinida del sustantivo.
El adverbio
El adverbio es una palabra invariable que modifica los verbos, adjetivos u otros
adverbios, por ejemplo, enfrente, encima, despacio y debajo.
La preposición
La conjunción
Ejemplos de conjunciones:
− Copulativas: y, e, ni.
− Disyuntivas: o, ya bien, sea.
− Adversativas: pero, mas, sino, empero.
− Consecutivas: luego, pues, conque, así que.
− Causales: porque, puesto que, ya que, pues.
− Condicionales: si, con tal que, siempre que.
Se debe evitar el abuso de las conjunciones parasitarias, por ejemplo: que, pero,
aunque, sin embargo, y otras por el estilo que alargan o entorpecen el ritmo de la
frase. Tampoco es correcto abusar de los pronombres; se cuidará el empleo del
posesivo “su”, que puede causar doble sentido.
El gerundio
El gerundio es una de las formas impersonales del verbo: cuando termina en ando,
se usa para la primera persona y endo, para la segunda o tercera persona. De igual
modo se aconseja no tergiversar los oficios del gerundio; su carácter es siempre de
oración adverbial subordinada, por lo que ante la duda se recomienda sustituirlo por
otra forma verbal.
Para evitar confusiones, el gerundio debe ir lo más cerca posible del sujeto al cual se
refiere; su uso será más impropio cuanto mayor sea la distancia entre el tiempo de
acción y el de la acción principal.
La puntuación
El idioma español tiene preferencia por la voz activa; la voz pasiva se impone cuando
se desconoce el agente activo, porque existe un determinado interés en ocultarlo o
porque resulta indiferente.
Las ideas y las palabras superfluas se deben evitar. Todo lo que no esté relacionado
con la idea fundamental de la frase o periodo se debe tachar. Igual ocurre con las
repeticiones excesivas y malsonantes, aunque a veces es preferible la repetición,
antes que el sinónimo rebuscado. Se emplearán sinónimos que no sean raros, de
modo que no obliguen al lector a recurrir al diccionario; así mismo, resulta legítimo
repetir cuando se quiere fijar la atención sobre una idea y siempre que no sea
desagradable al oído.
El orden lógico exige que las ideas se coloquen según el orden del pensamiento; se
destacará siempre la idea principal. Ligar la idea inicial de una frase a la idea final de
la frase anterior facilita la debida cohesión entre las oraciones. Con una construcción
armoniosa se evitan las repeticiones malsonantes, la cacofonía o mal sonido y la
monotonía, que es el efecto de la pobreza de vocabulario.
Se deben evitar las transiciones bruscas entre los distintos párrafos y es importante
saber fusionarlos con habilidad, de manera que no denoten las transiciones, para
ello se recomienda mantener un nivel propio y no elevarse demasiado para después
caer vertiginosamente. Es importante evitar los baches o hundimientos, con el
objetivo de mantener un estilo directo en la redacción, por ser más gráfico que el
indirecto.
Se utiliza para separar las palabras de una relación, salvo las que estén antecedidas
por alguna de las conjunciones: y, e, o, u o ni.
Los dos puntos: Los dos puntos representan una pausa mayor que la de la coma y
menor que la del punto. Detienen el discurso para llamar la atención sobre lo que
sigue, que siempre está en estrecha relación con el texto precedente. Un uso
importante y frecuente de este signo es introducir citas textuales (uso que a veces
se le atribuye incorrectamente a la coma).
El punto y coma: El punto y coma se utiliza para unir dos oraciones relacionadas en
una sola frase (yuxtaposición).
Las comillas: Las comillas se colocan al principio y al final de las frases o palabras
escritas, como citas o ejemplos, o de aquellas que se quieren destacar. En ocasiones
se usan las comillas inglesas (“ ”), aunque algunos prefieren emplear las angulares o
españolas (« ») y reservar las simples (‘ ’) para cuando deban entrecomillarse partes
de un texto ya entrecomillado.
Los puntos suspensivos: Los puntos suspensivos se representan por tres puntos
consecutivos y alineados horizontalmente al nivel de la línea del escrito; son un único
signo de puntuación que se utiliza al final de una palabra, frase u oración, en lugar
del punto u otro signo; se utilizan para dejar en duda o suspenso una acción. Es
incorrecto escribir más de tres puntos para expresar este signo.
La raya: Este signo no se debe confundir con el guión bajo ( _ ) ni con el guión (-),
ya que tienen usos y significados muy diferentes; se emplea para introducir un inciso
dentro de un periodo más extenso y para señalar en los diálogos la intervención de
cada locutor y los comentarios e incisos del narrador. Se escriben dos, una para abrir
y otra para cerrar, excepto cuando el diálogo no prosigue, que es recomendable
suprimir la última y sustituirla por el obligatorio punto. Se escriben separadas del
resto de la frase, con un espacio, y pegadas al propio inciso.
Recomendaciones generales:
Day, R.A. (2005): Cómo escribir y publicar trabajos científicos. WDC: OPS, pp. 1-7.
(Publicación Científica y Técnica, 558).