El hidrógeno utilizado en este proceso se obtiene a partir de gas natural o metano, que
hacemos reaccionar con el vapor del agua, en la presencia de catalizadores, como por
ejemplo el óxido de níquel. El hidrógeno obtenido se hace pasar por las camas de óxido de
hierro, al mismo tiempo que el nitrógeno proveniente de la atmósfera. Para acelerar la
reacción, se aumenta la presión (unas 500 atmósferas) y se eleva la temperatura a unos
500°C.
Al ser una reacción exotérmica, se puede pensar que elevar la temperatura disminuye el
rendimiento de la reacción, y efectivamente así es, pero como contrapartida, la velocidad
de producción aumenta muchísimo, y es por esta razón que el proceso se lleva a cabo en
estas condiciones.
El rendimiento de la reacción en estas condiciones es del 15 o 20%, pero los gases que no
han reaccionado para formar amoníaco, se vuelven a procesar, repetidas veces,
obteniéndose de esta manera una recuperación del 98%.
El nitrato de amonio se obtiene por neutralización de ácido nítrico con hidróxido de
amonio tras la evaporación del agua: