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Artículos

Crítica ala constitución (ouoTalLd de una


sociedad política c0m0 Estado de Derecho
(homenje aCarlos Baliñas)
Gustavo Bueno
Oviedo

La cuestión fundamental, desde el punto de vista filosófico,


L EI concepto de «Poderjudicial» alcanza su pleno sentido es 1a de sieltodo del que suponemos fornaparte el poderjudi-
en contexto con otros <<poderes>> constitutivos de una idea cial se concibe a su vez como un poder o se concibe de un modo
determinada de sociedad política sobre Ia que se confi- diferente. Si se concibe el todo de referencia (la sociedad polí-
gurará la teoría del <<Estado de Derecho>>. tica) como un poder, entonces las partes de ese todo habrán de
ser entendidas como poderes parciales, especificaciones, deter-
minaciones o actualizaciones de un poder supremo. Y, recípro-
1. camente, cuando los poderes del <<organismo político>> se con-
ciben como poderes parciales, será debido a que ese
a idea de <<Poder judicial» no es una idea «organismo>> está siendo entendido como un «todo». En tomo
exenta, no es la idea de algo que pudiera ser a esta idea fundamental se desarolla una pléyade de doctrinas
considerado como una totalidad cerrada, políticas que consideraremos como doctrinas metafísicas, en el
inteligible por sí misma, sino que foma parte sentido peyorativo de esta expresión. Metafísicas, por cuanto
de un todo, a la manera como tampoco el implican la sustancialización de1 todo, la sociedad poltica, a ffa-
concepto geométrico de lado puede conside- vés de un supuesto <<proceso de autoorganización>> de esa socie-
rarse, por estructura, como un concepto dad. El concepto de <<autoorganización>>, utilizado con frecuen-
exento, puesto que sólo tiene sentido como parte de tota- cia por los científicos <<del Estado o del Gobierno>>, es
lidades tales como triángulo, cuadrilátero o polígono, en genuinamente metafísico, por cuanto implica la hipóstasis del
general. Otra cuestión es la del número de partes implica- todo asociada a una utilización de Ia idea dela causa sui.La
das por esas partes de referencia. El lado del triángulo (no idea de la autoorganización de la sociedad recuerda muy de
decimos «trilátero>>, para no incurrir en círculo vicioso) cerca la metafísica aristotélica de la unidad de la sustancia hile-
sólo puede ser entendido junto con otros dos lados, y el mórfica, en tanto se supone derivada de la acción de la forma
lado del cuadrado junto con los otros tres; de 1o que pode- sustancial que tiene encomendada la misión de actualizar el
mos inferir, entre otras cosas, lo absurdo de cualquier todo. Conviene tener en cuenta que el esquema aristotélico de
intento que consistiese en investigar el origen (la génesis) la unidad sustancial, esquema en el que quedaron incorporadas
del concepto geométrico de <<lado>> como si fuese un con- grari pafie de las concepciones sobre el organismo propias de la
cepto primitivo o elemental, previo, por ser «más simple», medicina hipouática, influyó en la filosofía política a través de
al concepto de triángulo, de cuadrilátero o de polígono. la asimilación de la sociedad política con un organismo viviente.
Sería absurdo comenzar una investigación acerca del ori- Fue práctica muy común, aunque no exclusiva, entre 1os esco-
gen de la idea de poder judicial <<en sí misma considerada». lásticos, distinguir, aunque fuera analógicamente, en la socie-
La idea de poder judicial forma parte, sin duda alguna, dad política una forma (o causa formal) y una materia, así como
junto con otras partes (¿cuantas?) que también habrán de también identificar la causa formal de la sociedad política con
ser, en principio, poderes de una totalidad que podemos el poder o con la autoridad encamada, de un modo u otro, en el
identificar con la «sociedad política», con la <<república» Príncipe. Desde esta perspectiva Pufendorfno hizo otra cosa
o con el <<Estado». sino utilizar los conceptos escolásticos al hablar deTas partes

EL BASILISCO
Lo que no quiere decir que los poderes. en cuanto pafies, o
las partes, en clranto podere:. puedan sustancializarse. corno s-i
fueran poderes autónomos o ab-.olutos. salr,o prel-erir recaer en
una concepción .agre-eacionista,, de 1a sociedad política. Se
supondrá, en general. que 1as partes del todo «sociedad política»
1legarán a ser poderes actuantes en ese todo precisamente cuando
están codeterminándose mutuamente. a 1a manera como los seg-
mentos de recta que fbrman la figura del triángulo sóIo son lados
cuando aparecen coraados dos a dos. Por ello. una tal co-deter-
minación no ha de entenderse con-lo una n-rera agregación de
poderes fragmentarios previos y. en plincipio. independientes,
aun cuando su cornposición pueda dar iugar ajerarquizacioues o
subordinaciones ramificadas, pero de suerte tal que cada uno de
esos poderes parliculares no venga referido a la totalidad del con-
junto. Tal era la situación precisamente de 1a monarquía feudal,
y aun de su idea cle soberanía que, paradójicamente, no debería
considerarse absoluta, por cuanto no tenía capacidad para pene-
tr¿ir, no ya sólo en otros podel-es extemos (ios de Ia lglesia, o los
de otras soberanías) sino tampoco en otros poderes colindantes
de la soberanía, o pocieres intemeriios (por ejemplo, ei poder cie
los feudos, de las corporaciones, o de las municipalidades). La
justicia, dice por eiernplo Bodin en el capírulo i0 del libro r de los
Seis libros de la repúblicd, no es característica de la soberanía.
como se ve por 1o que ocurre con los señores feudales. El
gobiemo monárquico feudal está constituido, dirá Montesquieu,
por un tejido de poderes inten¡edios subordinados y dependien-
tes: suprimiéndolos o bien se cae en el despotismo (en el Leviat-
han, diíamos, nosotros con Hobbes) o bien en un estado popular
(corno el inglés de los Orange). Y en é1, el poderjudicial no sólo
será ya concebido como una parte, sino (para decirlo en téminos
de la teoría holótica) como una pafte determinante, y no sóIo inte-
potentiales summi Imperii, entre las cuales contó a ia potestad gral o constituyente (como pudiera serlo el pocier judicial autó-
judicial, además de la legislativa y dei derecho a hacer la gue- nomo de un señor feudal). Por lo demás, la «herencia» o la <<nos-
rra, a nombrar ministros, a cobrar tributos e incluso a regla- talgia» del pensamiento feudal en Ia defensa que Montesquieu
mentar ia instrucción pública. Quienes, en época más reciente, hace de los poderes intemedios, ha sido muchas veces advertida,
pero no por ello menos influido por las metáforas mecanicistas desde A. Sorel a R. Mousnier y E. Labrousse, &c.; y es obvio que
de tradición hipocrática, prefieren hablar de ftrnciones del esa nostalgia no tiene por qué entenderse en el sentido de la «nos-
Estado (en vez de hablar de poderes) es porque presuponen talgia del aristócrata reaccionario». Montesquieu no pensó nunca
también la idea de un todo global hipostasiado, cuyas funcio- en restaurar ei feudalismo, como tampoco pretendió restaurar la
nes se expresan en órganos, unos órganos que irán diferen- república rorrrana, a la que tanto admiraba.
ciándose en el transcurso de su evolución, a la manera como en
el huevo se diferencian los dif'erentes tejidos organicos: «la fun- Concluimos por tanto que ei concepto mismo de poder judi-
ción crea el órgano.» Quienes dudan, o inciuso niegan la «exis- cial, antes aun que su distinción respecto de otros poderes refe-
tencia del Estado», probablemente lo que niegan (o aquello que ridos a la totalidad política, implica el englobamiento de las
ponen en cluda) es la realidad de una unidad sustancial del diversas «instituciones judiciales intermedias» o externas (ecle-
Estaclo; y como no disponen del conocirniento de otras formas siásticas, por ejempio) en el concepto de una única parle deter-
de unidad generalizan su negativa (o su duda) a toda forma de minante de esa sociedad política entendicla como un todo, pero
unidad. no necesariamente entendida coÍro un todo dotado de una «uni-
Ahora bien: si la unidad del «todo» constituido por una dad sustancial». Desde este punto de vista cabría ver-en la doc-
sociedad política se concibe a través de esquemas no sustancia- trina revolucionaria de la división de poderes que se enfientó al
listas (por ejemplo, de esquemas análogos a los que se utiiizan absolutismo monárquico una recuperación, en otro plano, de la
para formular la unidad de los organismos en la tradición pla- misma situación feudal en la cual los poderes no estaban con-
tónica -la doctrina de las tres almas- y, sobre todo, en la tradi- centrados en el soberano (por ejemplo, el poderjudicial estaba
ción estoica de Ia medicina galénica), entonces esas partes que en gran medida en manos de la Iglesia, de los señores o de las
son consideradas como <<poderes>> (o potestades), comenzando municipalidades). Paradójicamente cabría decir que las revolu-
por el poderjudicial, no tendrán por qué considerarse como par- ciones políticas modemas (la inglesa o la fiancesa) continuaron
tes potenciales suscepfibles de especificar a un poder único la política estatalizadora del absolutismo (la ley Chapellier fue
supremo. Estos poderes habrán de referirse ahora no a1 todo sino todavía una ley monárquica) dentro de la tradición romanista de
aTas partes de la sociedad política globa1, que se nos mostrará ios postglosadores, que sólo a título de delegación del soberano
como 1a resultante de la co-determinación de esas partes. Por entendieron la per-sonalidad de las uniyersítates. Con esto no
consiguiente, el poder de tales partes no tendrá por qué ser refe- quiere decirse que la tendencia de la gran revoiución marchase
rido a1 todo o derivado de é1, sino precisamente como derivado simplemente en la dirección o prolongación de la política de1
de la interacción de las pafies, pero de partes cleterminantes de7 absolutismo; esto ocurrió a su modo, por ejernplo, en Alemania,
todo (más que de pules itúegrunfes o constituyentes). en donde «el E,stado soy yo» de Luis xrv se transformaría, en

EL BASILISCO
manos de Hegel, en el Estado divino, en «Luis >«v es el Estado», (<<hipocráticos>>), que actuaban a toda máquina en la concepción
su símbolo. Lo que quiere decirse es que, en el Estado de Dere- teológica, por esquemas pluralistas («galénicos>>) más propor-
cho, confluirán los principios romanistas del absolutismo -el cionados a las realidades sociales que la nueva sifuación econó-
Estado como titular de la soberanía frente a los individuos, sin mica, política o religiosa (en Inglatena, o en Francia) iba ofre-
cuerpos intermedios- y los principios del feudalismo --el poder ciendo. La mejor prueba de que no e§ suficiente mantenerse en
no debe estar concentrado sino dividido; si bien la división del la altemativa «antiguo régimen>> (teológico) y «nuevo régimen>>
poder del Estado modemo se entenderá como división por par- (racional, secular) es que la concepción sustancialista o monista
tes determinantes y no por pafies integrantes o constituyentes. de la sociedad política se reproducirá una y otra vez aun después
de liquidado el Antiguo régimen, por ejemplo, en el Estado pru-
2. Só1o en estas condiciones podría tener sentido decir, siano que tuvo como ideólogo más distinguido a Hegel.
:ttlva veritate, que el concepto de <<poder judicial>> fue <<inven-
:ado>> o constituido por Montesquieu, con el precedente de Es muy frecuente, por otra parte, en nuestros días, conside-
Locke (y de algunos escolásticos, como Suárez, bien conocido rar a Montesquieu como el instaurador del concepto moderado,
oor Filmer). E inventado como una parte de un invento global, o <<científico>>, del Estado, una suerte de Newton de la <<ciencia
a saber, el invento de lo que podíamos llamar «idea jurídico> política>: lo que Newton había logrado con su teoría de la gra-
Je la sociedad política, entendida como la resultante de una vitación en relación con el mundo de los cuerpos, Montesquieu
.-omposición sui generis de diferentes partes determinantes. Y, lo había logrado también, y, por cierto, inspirándose en New-
en efecto, en las primeras versiones de este <<invento>>, el poder ton, en el mundo de los espíritus. Sin embargo, y en atención al
iudicial, antes que distinguido de todos los demás, se manifestó lector, me parece conveniente anticiparle una de mis proposi-
s-oÍro <<rlr1o en sí>>, aunque más bien envuelto (por no decir con- ciones finales, desde las cuales estoy hablando en estos momen-
fundido) con el poder legislativo, puesto que su concepto se tos: que la concepción de la sociedad política de Montesquieu
delimitó, ante todo, respecto del poder ejecutivo absoluto no puede, en modo alguno, ser considerada como una doctrina
defendido por los teóricos del antiguo régimen (Robert Filmer, científica, y que su conceptojurídico de sociedad política, aun-
por ejemplo). Advertimos claramente este proceso en la expo- que ha dejado atrás el «estadio teológico>> (para utilizar las coor-
sición que Locke, el ideélogo de la revolución inglesa que en denadas de Comte) se mantiene sin embargo plenamente
1668 instauró en el trono a Guillermo de Orange, hace en su inmerso en un «estadio metafísico>>. La concepción juídica de
Ensayo sobre el gobierno civil,publicado en 1689 (libro tt, la sociedad política que atribuimos a Montesquieu y, todavía
§88), en el que distingue tres poderes de la sociedad civil, a más, la teoía del Estado de Derecho que, setenta años más tarde
saber, el legislativo, el ejecutivo y e7 poder de la paz y la gue- (si nos atenemos a la primera publicación de von Mohl) se con-
rra.Porque la clave de esta obra no reside tanto, o solamente, figuró como una redefinición, purificación y sistematización de
en separar el poder judicial del poder legislativo, sino en englo' la concepción de Montesquieu (a la manera como, por su parte,
bar todas las «instituciones judiciales» (tribunales provincia- la propia teoía de la gravitación newtoniana se redefinió y sis-
les, feudales, &c.) en una sola rúbrica referida al todo; lo que iemafizó en la obra de Lagrange o de Hamilton) son teoías que
se consigue acaso y precisamente englobando el poder judicial se mantienen no sólo muy leios del nivel de una teoía cientí-
con el legislativo y contraponiendo ambos al eiecutivo, como fica, sino también muy cerca de 1o que pudiera ser el nivel meta-
se ve claramente en el comienzo del §91: físico de las teorías. La teoría del Estado de Derecho y, a.for-
tiori,la concepción de Montesquieu, es una ideología de cuño
«Al partirse del supuesto [el de Filmer, por ejemplo] de que ese metafísico, a pesar de las pretensiones de tantos y tantos juris-
príncipe absoluto reúne en sí mismo el poder legislativo y el tas, políticos o científicos del derecho constitucional de nues-
poder ejecutivo sin participación de nadie, no existe juez ni tros días. Sin perjuicio de su racionalismo, y aun de su intención
manera de apelar a nadie capaz de decidir con justicia e impar- materialista, Montesquieu, en su obra maestra, no supo, literal-
cialidad, y con autoridad para sentenciar, o que pueda remediar mente, «lo que estaba haciendo». No dominó la estructura del
y compensar cualquier atropello o daño que ese príncipe haya campo que intentaba racionahzar, y caminó a su ffavés envuelto
causado por sí mismo o por orden suya. Ese hombre, 1leve el en nieblas, oscuridades y confusiones. La claridad de sus expo-
título que lleve,Zat, Gran Señor o el que sea [Carlos t, Carlos n, siciones es aparente, ramplona y superficial; no fue más allá de
Jacobo n], se encuentra tan en estado de Naturaleza con sus súb- lo que, en su campo, podría significar la claridad de un anato-
ditos como con el resto del género humano.>> mista que dijera, con luminosa brillantez, que el cuerpo humano
consta de cabeza, ffonco y extremidades.
Ahora bien, 1o que decimos de Locke (cuanto a las relacio-
nes dellegislativo y judicial frente al ejecutivo) hay que decirlo 3. En cualquier caso incur:riríamos en un simplismo gro-
también, sesenta años después (1'748), de Montesquieu, que paÍe sero si identificásemos, sin más, la doctrina política de la sepa-
asimismo, ante todo, en el célebre capítulo vt del libro xt D¿l ración de poderes en la sociedad política, tal como la formulé
espíritu de las leyes, del reconocimiento de la necesidad de diso- Montesquieu en 1741 , y la idea de un Estado de Derecho, tal
ciar el poder legislativo del ejecutivo como único modo de alcan- como aparece, después de A. Muller y Th. Welker, en R. von
zar lahbertad política impedida por el absolutismo, por la tira- Mohl, en 1824, a partir del hecho de que aquella doctrina ha
nía o por el despotismo propio de1 antiguo régimen. Sin embargo, sido incorporada, de algún modo, a esta idea. Cabrta exponer
1o que no está suficientemente analizado son las categorías lógico así la situación: la idea del Estado de Derecho (en el sentido de
materiales (holóticas) que actúan en este proceso de oposición al «Estado pleno de derecho>>, no de «Estado simple de derecho>>)
antiguo régimen, consustancialmente unido a la teocracia o al implica, de algún modo, la doctrina de la separación de pode-
cesaropapismo. Este análisis nos permitirá decir acaso que la res; pero esta doctrina no implica la idea de un Estado de Dere-
concepción de Locke o Montesquieu no consiste simplemente cho, al menos en la modulación característica o estricta de
en ofrecernos una alternativa a la concepción teológica de la Estado pleno, según la cual suele ser ufilizada esta idea (la que
sociedad política, sino en llevar adelante esta altemativa, ade- se refiere al reconocimiento de los derechos humanos indivi-
más, mediante.la sustitución de los esquemas sustancialistas duales, eminentemente, aunque no exclusivamente, en el sen-

F,I, RASTI,ISCO
tido del liberalismo). En realidad, ni la doctrina de los tres de incorporar a toda Europa a ios <<principios de la revolución».
poderes ni la idea de Estado de Derecho son figuras exentas, Pero la confluencia de estos principios con las diversas nacio-
susceptibles de alcanzar, en filosofía política, un significado nes existentes determinó en cada caso resultados diferentes y
autónomo, como el que pueda corresponder, en geometría, al característicos: en Alemania uno de estos resultados fue preci-
tetraedro, por ejemplo. En cierto modo son términos sincate- samente la idea del Estado de Derecho, un «Estado de Derecho»
goremáticos, pese a las pretensiones con las que suele ser pre- que estaba concebido en función de unos principios «monistas-
sentada la idea del «Estado pleno» de derecho (por ejemplo, en (diríamos, hipocráticos más que galénicos) según los cuales
el sentido de Kelsen, para quien esta expresión es, ya en sí estaba siendo pensada la unidad de la sociedad política alemana
misma, en cierto modo, redundante). Pero la idea de Estado de como término de Ia refundición en un Reich, tal como Fichte,
Derecho, como su paralela, la idea de Estado de Cultura (for- Hegel, Savigny, Mohl o Bluntschli la concibieron. El mismo
mulada por primera vez por J.T. Fichte), contiene implícita- Engels, hacia 1840, se sumó a quienes defendieron la tesis de
mente, o de modo escondido, la referencia a una determinada que la primerafarea de la revolución democrática no podía ser
sociedad política históricamente dada, como pueda serlo el otla sino la de unir a un país dividido política y económicamente
Estado prusiano, en cuanto buscaba ser Ia expresión del Deuts- en 38 estados diferentes. «¿Hasta clonde debe extenderse la
chum'. <<A partir de hoy [dice Federico Guillermo ry en 21 de patria alemana?>>,había preguntado el poeta Amt. «Por todas
marzo de 18481 Prusia se confundirá con Alemania.» Así tam- partes por donde resuene la lengua alemana.>>
bién, el Kulturkampf,la lucha por la cultura que Bismarck ini-
ció en 187 1 , había que entenderla como lucha por la cultura Pero la única forma política en la que puede llevarse a cabo
alemana. el Reich es la forma del E,stado, ta1 como Hegel la había
expuesto (aunque Hegel había sido muy crítico con la doctrina
Sin duda, además, la doctrina de los tres poderes y la idea de la separación de poderes). En cualquier caso, tanto si se
de un Estado de derecho tienen en común, como hemos dicho, acentuaba como si se amortiguaba 1a idea de la separación, 1o
su oposición a la concepción que de la sociedad política nos decisivo comenzaba a ser la concepción monista (por no decir
había dado el absolutismo del antiguo régimen; incluso tienen totalitaria) del derecho, dentro de ese Estado viviente. Es el
en común su reivindicación de los «derechos humanos indivi- derecho germánico, «heredado del pueblo de Arminio», es el
duales». Pero esta reivindicación no tendrá necesariamente derecho llamado a unificar a los reinos, principados y grandes
siempre el sentido del individualismo (es decir, del nomina- ducados alemanes, y a todos los hombres, considerados ante
lismo individualista, liberal, que suele invocar el contrato todo como alemanes, dentro de una democracia hecha posible
social) en cuanto opuesto d. realismo, exagerado o moderado, por quienes comparte, ante todo, la condición de miembros de
de los universales, ennuestro caso, de la <<Sociedad». Sin duda, una cultura común. Só1o por esto, y no por su condición de
las reivindicaciones individualistas (o personalistas) pueden seres humanos, abstractos y universales, impulsados por un
estar siempre actuando, incluso en un primer plano aparente; imperativo categórico fotmal (el que Kant, e1 último escolás-
pero ellas mismas (la oposición entre individualismo liberal o tico, había pretendido revelar) los individuos podrán conside-
anarquista y realismo social) actuarán envueltas en otras opo- rar como propias las normas jurídicas. Sólo así tendrá lugar la
siciones más complejas en las cuales se enfrentan, por ejemplo, fusión entre laética, la moral y el derecho, que en la época de
los nacionalismos, entre sí y con la idea de humanidad (implí- la Ilustración, en la época de Kant, todavía no se veía posible
cita en la Declaración de los Derechos del Hombre), o con la (Kant había considerado al derecho como una norrna heteró'
concepción moniárquica de la sociedad política y la concepción noma, coacfiva y externa, a diferencia de las normas autóno-
republicana. mas, de la ética o de la moral; unas normas que debían valer
para todos los hombres, porque eran universales, o, dicho de
La doctrina de la separación de poderes, tal como la otra manera, que carecían de significado político específico,
expone Montesquieu, se inspira en una concepción de la uni- aunque tuvieran consecuencias políticas importantes).
dad muy próxima a la que Galeno (y luego Descartes) mantu-
vieron para pensar la unidad de los organismos vivientes. La Ahora bien, cuando en el transcurso del siglo, y por la
unidad del todo se entenderá como el resultado de un equilibrio influencia del prestigio alemán, principalmente entre los legis-
dinámico enffe pafes, miembros, Estados, órganos que logran tas españoles, italianos y franceses, la idea del Estado de Dere-
contrapesarse. Hay, además, una parte directiva, gobemante, cho se desprenda de su matriz histórico-germánica, cuando
un <<alma racional>>, de nafiraleza moniírquica, que llegaría a comience a ser ffatada como una idea abstracta, exenta, pura,
ser arbitraria y despótica si las otras partes no estuvieran sepa- casi axiomática, entonces es cuando comenzalán a mostrarse
radas de ella. En cualquier caso, el «derecho», es decir, las sus contradicciones y sus ambigüedades, porque estas contra-
leyes, no tendrán por qué cubrir íntegramente, de modo «tota- dicciones o ambigüedades sólo podrán ser resueltas retrotra-
litario», a todas las regiones de una sociedad política, porque yendo la idea a una sociedad política dada, germana o latina;
muchas de estas partes actuarán sin necesidad de pasar, a toda só1o entonces cobrarán significado sus principios, y se despe-
costa, por las fomas legales. El clima, Taraza,las costumbres, jaran las ambigüedades, aunque a costa de desvanecerse la pre-
si no ya los mandatos divinos que actuaban en el antiguo régi- tendida pureza de la idea. Sin embargo es en esta situación abs-
men por encima de cualquier poder legislativo humano, con- tracta y formal como la idea de Estado de Derecho será acogida
tribuirán acanalizar la vida de las sociedades políticas. por los legistas no alemanes. Se hablará del Estado de Derecho
a toda costa, como garantía formal de la libertad, de la demo-
Pero la idea del Estado de Derecho brota de otros presu- cracia y delapaz (se pon{rá entre paréntesis la cuestión de que
puestos. Presupuestos que no se desarrollaron, es cierto, espon- el desarrollo de la democracia entre dos naciones antagónicas
táneamente, sino como resultado de la confluencia (por no decir, no suprime el antagonismo sino que io incrementa); se apelará
del choque) de los rejnos o ducados alemanes con las ideas revo- una y offa vez al Estado de Derecho como remedio de todos los
lucionarias francesas que Napoleón fue extendiendo por Aus- problemas, olvidando que 1os contenidos o la materia de ese
tria, Baviera, Sajonia, Wtirttemberg, Prusia, &c., en su designio Estado de Derecho discurre por otros lados; que la idea es sin-

EL BASILISCO
categoremática y que sólo una ideología «profesional>>, propia de las ideologías del siglo x\,trI y xlx. Una estrucfura que llega
de legistas en el poder efectivo ljueces, abogados, profesores hasta nuestro presente, lurravez recortadas sus pretensiones de
de derecho- hablarán del Estado de Derecho como si él tuviese 1ey universal que le atribuyó principalmente Herbert Spencer
sentido pleno político por sí mismo, como cuando se distingue (hoy día muy pocos se atreven a hablar del «progreso cósmico
eofre ley y derecho, como si el derecho (llamado a veces dere- universal», ni siquiera del progreso de la humanidad, al modo
cho natural, acaso históricamente revelado) constituyese un sis- de Condorcet... o de Marx; pero esto no significa que la idea
tema formal abstracto de normas válido para cualquier socie- de progreso no sea aplicable a intervalos temporales determi-
dad política. nados y a campos más delimitados). Así también, la concep-
ción juídica del Estado, y la idea del Estado de Derecho, pese
4. El alcance de mi diagnóstico es tanto más comprome- a sus pretensiones de ley universal de la sociedad política, no
tido cuanto que é1 quiere extenderse a la visión estándar de puede considerarse como el reflejo de una realidad social efec-
nuestro presente, según la cual la doctrina del Estado de Dere- tiva, porque ninguna sociedad política se agota en su condi-
cho es la doctrina definitiva, científica, que se ajusta a la reali- ción de Estado de Derecho. Tampoco el «Estado liberal» o el
dad efectiva del Estado modemo. En el fondo, no siempre reco- «Estado gendarme» han existido más que como proyectos ide-
nocido, la visión estándar sugiere que el Estado es, como la ológicos, como tampoco ha existido, más que en sueños, el
máquina de vapor, un artefacto modemo; a lo sumo, el Estado «Estado totalitario>>. Desde este punto de vista la sociedad
habría comenzado a configurarse, embrionariamente, una vez política no ha podido constituirse ni como Estado totalitario
pasada la época medieval, por lo que difícilmente podría ni como Estado pleno de Derecho. Estas ideas, por tanto, no
hablarse de una «teoría racional del Estado» anteriomente a sólo reflejan una realidad política, social e histórica; también
Locke o a Montesquieu. En resolución, y simplificando al ocultan ideológicamente esa realidad. Las constituciones (jurí-
máximo, la teoría jurídica del Estado y su reelaboración plena dicas) son contenidos de una ideología; pero tales constitu-
en la forrna de la teoría del Estado de Derecho, habría surgido ciones jurídicas son reflejos de una constitución (otxrraoLE)
paralelamente al proceso de constitución del Estado modemo. política más profunda. El espejismo que padecen tantos culti-
Montesquieu lo había experimentado o intuido en uno de sus vadores de la ciencia política deriva del hecho de que al hablar
primeros modelos históricos, el que ofrecía Inglaterra; y la teo- de la constitución jurídica de un Estado de Derecho actual, y
ía del Estado de Derecho (con los precedentes, en 1809 de A. retrotraerlo a una constitución jurídicapreférifa, toman esa
Müller, en 1813 de Th. Welcker y, sobre todo, al modo de constitución como equivalente de la misma realidad, como si
quiasmo, de Th. von Moltl., Das Bundes Staatsrecht der vereig- la constitución inglesa, examinada por Montesquieu, fuese la
niten Staaten von Nord-Amerika, Sfitftgart 1824) se habría ido realidad sobre la que se hubiera basado 1a concepciónjurídica
consolidando al ritmo mismo de las constituciones de los ulte- del Estado; como si la constitución inglesa no fuese ella misma
riores Estados de Derecho, hasta llegar a la Constitución de la un tejido ideológico derivado de una «constitución» histórica,
república alemana (la Constitución de Bonn de 1949) y ala social y económica más profunda, a saber la constitución (otx¡-
Constitución de la monarquía española, de 1978 (que sigue raoLE) de esa sociedad po1ítica como Estado. No queremos
muchas veces los pasos de la Constitución alemana). Quedaría insinuar con esto que una tal constitución genérica permanezca
explicado de este modo, además, por qué la idea del Estado de invariante, de modo homogéneo; por el conirario, la invarian-
Derecho apa-rece en el siglo xx y no antes: por la misma razón cia genérica tiene lugar no ya tanto a través de adiciones espe-
por la cual habría aparecido, según L. Mumford o J. Bury, la cíficas a un supuesto núcleo genérico invariante, sino a ffavés
idea de progreso en el siglo x\rII y no antes: porque habría sido de reorganizaciones profundas de los componentes genéricos,
en el siglo xvIII cuando efectivamente tuvo lugar un despegue según especificaciones muy diversas e incompatibles entre sí.
del desarrollo industrial y social según un ritmo tal que en La concepción jurídica del Estado y el propio concepto de
modo alguno había tenido lugar siglos antes. Estado de Derecho corresponden a una nueva recombinación
de los elementos de una constitución política, pero no colres-
5. Lo que ocuffe es que este modo de presentar la con- ponden a un proceso de aparición del Estado, ni siquiera de un
cepción jurídica del Estado, de Montesquieu, y de su supuesta <<Estado de Derecho» efectivo, ni siquiera en su acepción de
ulterior sistematización en la teoría del Estado de Derecho, es «Estado democrático». O, si se prefiere, la doctrina del Estado
insostenible, como lo es también la presentación de la consti- de Derecho sólo podría sobrentenderse como doctrina del
tución de la idea de progreso como un mero <<reflejo>> en la <<Estado democrático de Derecho» siempre que a esta fórmula
conciencia (en la teoría) del ser social o del estado del mundo le otorgásemos un alcance no real, sino meramente ideológico,
de la época, en relación con las etapas precedentes. Sin duda, siempre que no incurramos en el espejismo consistente en
ias ideas teológicas, filosóficas o científicas <<reflejan>> el tomar al <<pueblo» que figura en las constituciones jurídicas
estado del mundo de la época en que aparecen, y esto afecta a (por ejemplo, el «pueblo» del artículo 1.2 dela Constitución
1as mismas teorías científicas (Boris Hessen lo demostró en española de 1978) en un sentido real, olvidando su condición
1931 en su comunicación al Congreso de Londres sobre las de "ficción jurídica".
raíces sociales de los Principia de Newton). Pero la reflejan
tanto como la encubren. Podríamos, sin duda, reducir las ideas 6. Decir que Montesquieu inventó la idea jurídica de1
teológicas, filosóficas o científicas, al «estado del mundo>> de Estado es tanto, según 1o dicho, como decir que Montesquieu,
ia época, pero con una condición: que en el estado del mundo en el momento de frazar la estrucfura de la sociedad civil, uti-
de cada época se hagan figurar también las tradiciones de épo- lizó las categorías juídicas (utilizo la primera ffaducción espa-
cas pretéritas, y las estructuras objetivas que, desprendiéndose ñola, por Don hlanLópez de Peñalver, Del espíritu de las leyes,
de la época misma, puedan ser establecidas. La idea de pro- Madrid 1820-1821,4 tomos; tomo 2: página 42); <<Et cada
greso no fue un mero reflejo de la revolución científica e estado hay tres suertes de potestad; la potestad legislativa, la
industrial, y no porque haya que retrotraerla hasta los Vedas potestad ejecutiva de las cosas que dependen del derecho de
(como pretendió Nisbett) sino precisamente por que en ella se gentes, y la potestad ejecutiva de las que dependen del derecho
encerraba unaestructura objetiva que podía ser desprendida civil...>>, añadiendo, en el piárrafo siguiente: «llamaremos a esta

EL BASILISCO
última la potestad judicial, y a la otra simplemente la potestad como resultado de un pacto o contrato social, ya sea entendido
ejecutiva del estado.» (Se ha observado, como dato curioso, que al modo de Rousseau, ya sea entendido ai modo de Rawls. Pero
en la Constitución española de 1978, se utiliza el término la reconstrucción jurídica del Estado que se propone llevar a
«potesfad» para designar al legislativo y al ejecutivo, y que úni- cabo la teoría del Estado de Derecho presupone ya dada 1a socie-
camente el judicial es directamente aludido como <<poder»; sin dad política, una sociedad que, aun cuando contenga en su
embargo, por mi parte, me permito también «observar>> que el estructura necesariamente un cuelpo de normas jurídicas, no
témino «potestad>> no se circunscribe, en esta Constitución, al puede reducirse a ellas, que son desbordadas por todos los lados.
legislativo y al ejecutivo, sino que también se utiliza, en su artí- La misma teoría del Estado de Derecho, lejos de alcanzar una
culo 133, para construir conceptos tales como el de «potestad reconstrucción de 1a idea de Estado en general, lo que hace es
originaria para establecer tributos correspondientes exclusiva- sistematizar jurídicamente los intereses políticos que una deter-
mente al E,stado». Más adelante trataremos de determinar el minada clase dominante mantiene enun intervalo de tiempo his-
alcance de esta circunstancia.) tórico más o menos delimitado. Estos intereses determinaron,
sin duda, profundos cambios en 1a esffuctura de Ia sociedacl polí-
Ahora bien: Montesquieu, al utilizar exclusivamente cate- tica del antiguo régimen; pero estos cambios en la estructura
gorías jurídicas (a fin de cuentas é1 fue un «legista» cualificado, pueden verse como episodios de transformaciones intemas que
presidente <<de birrete» el Parlamento de Burdeos) para dibujar forman parte de la estructura misma. Só1o en el plano ideoló-
la esüuctura de la sociedad política, no estaba afirmando, ade- gico parecería que 1os cambios fueron tan profundos que remo-
más, que el Estado pudiera reducirse enteramente (totalmente, vieron hasta los mismos fundamentos. Só1o en la ideología pare-
«totalitariamente») al ámbito de esas categoías. Probablemente cerá que la revolución ha removido «las relaciones de los cielos
sus intereses <<antropológico-eco1ógicos», como diríamos hoy, y de la tierra», transfiriendo unos poderes que emanaban de Dios
le preservaron de dar este paso. Paso que dieron los creadores (non est potestas nisi a Deo, de San Pablo) al pueblo, como
alemanes («totalitarios») del concepto de Estado de Derecho, fuente «racional» de la soberanía y aun de las ieyes del Estado
si consideramos a este concepto como el desarrollo, hasta su democrático de Derecho. Pero el pueblo -y esto parecen olvi-
límite, de la idea jurídica del Estado. No sólo se reconocerá que dario tenazmente todavía hoy, después de Marx, los profesores
el sistema de las normas jurídicas, el derecho, es un sistema de Derecho constitucional o de Filosofía del derecho- es sólo
característico del Estado (sin perjuicio de que en é1 haya ade- un modo nuevo (metafísico) de designar algo muy similar a 1o
más que contar otras muchas realidades, económicas, religio- que el antiguo régimen llamaba Dios, siguiendo la costumbre
sas, éticas o morales) sino que se atribuirá a este sistema jurí- teológica. Dios era el símbolo del poder político, detentado por
dico la capacidad de envolver la integridad de la sociedad los bellatores y los oratore,s, con ei consenso delos laborato-
política <<madura)>. Todo cuanto en la vida política pueda reco- res, como Io es el «pueblo>>, que, en las sociedades democráti-
nocerse como actuante o existente habrá de poder ser protoco- cas no es otra cosa sino el consenso de las clases sociales que
lizado y canalizado, es decir, formalizado jurídicamente. La han aceptado, cuando las condiciones económicas lo permitían,
teoría del Estado de Derecho es, desde este punto de vista, un las reglas del juego parlamentario. Según la ideología del Anti-
totalitarismo jurídico, que se modulará en formas muy diver- guo régimen, el Estado se organizaba por causa de la Ley de
sas, pero inspiradas siempre por el mismo ideal lógico: el Dios (causa extrínseca, eficiente, formal y final de la sociedad
entendimiento del sistema juídico como un ordenamiento co¡z- política); en la ideología del régimen modemo es el Pueblo el
sistente (sin contradicciones), saturado (sin posibilidad de que se «autoorgaliza>> como Estado de Derecho. Pero la idea de
incorporar axiomas nuevos, puesto que ellos comprometerían autoorganización, como ya hemos dicho antes, es aun más meta-
la consisfencia del sistema) y completo (totai, sin lagunas). Son física e irracional (envuelve la idea dela causa szzl) que la idea
las mismas condiciones que David Hilbert exigirá a los siste- de «organización a cargo de la causa primera». Sin embargo, la
mas axiomáticos de flafrraleza matemática. idea de un Estado de Derecho desernpeña las funciones ideoló-
gicas muy precisas proporcionadas a una sociedad que ya no
En resolución, la teoía del Estado de Derecho podía con- acepta recibir órdenes, o noñnas, o leyes, de un <<grupo peque-
siderarse como consecuencia ideológica de una tradición pro- ñísimo>> ayudado por Dios, y que parece dotado de la facultad
fesional de legistas teóricos que pudieron llevar al límite sus de comportarse de un modo arbitrario y venal. Frente a este
propias categorías profesionales. ¿Acaso el clero no ha tendido grupo pequeñísimo la nueva clase dominante tendrá que pre-
siempre a ver el Estado a la ltz de la Iglesia, no ya como sentarse como si sus órdenes, sus norrnas o sus leyes no estu-
Estado de Derecho, sino como Estado de caridad, Ciudad de vieran inspiradas por Dios, al menos directamente, sino como
Dios? ¿,Es de extrañar que la profesión militar tienda a enten- emanadas de un pueblo cuya voluntad general pueda ser inter-
der el E,stado a imagen y semejanza de un cuartel? Los ban- pretada como resultado de un contrato social. Ahora bien, los
queros y, en general, los economistas, verán al Estado como <<hijos del pueblo», en su condición de personas que han pac-
una empresa, y al Gabinete como a su Consejo de Administra- tado libremente una <<convivencia racional>> en un Estado demo-
ción; y los ar-tistas y los escritores, incluso los antropólogos cul- crático de derecho son entidades tan metafísicas como los «hijos
turales, se encontrarán a sus anchas escuchando las fórmulas de Dios- del antiguo régimen.
de Fichte relativas al <<Estado de Cultura», que é1 inventó.
7. La «doctrina» sobrentiende que la concepciónjurídica de1
Sin embargo, todas estas concepciones del Estado, sin per- Estado, debida a Montesquieu y, a fortiori, la idea misma de
juicio de sus logros, son meras sinécdoques, reducciones ideo- Estado de Derecho, es solidaria de la teoría de los tres poderes,
lógicas con fundamenfo in re. La concepción del Estado de así como del postulado de su separación. Pero estos sobreenten-
Derecho lo es también: es una reconstrucción ideológica de la didos son gratuitos y oscuros, por un lado, y confusos por ofto.
estructura de la sociedad política a partir de las categorías jurí-
dicas, que :uflliza además todos los recursos propios de la «pro- Es gratuita y confusa la tesis de la implicación recíproca
fesión» y, muy en especial, las «ficciones jurídicas». Por ejem- enffe la idea del Estado de Derecho y la teoría de sus tres pode-
plo, la reconstrucción de la idea de una <<voluntad general» res. ¿Por qué tres y no dos o siete poderes? ¿Cuáles son los fun-

EL BASIL§CO
lamentos de semeiante proposición? Podremos seguramente
-onceder que ia idca de una Constitución potrítica^ cotno err
:eneral, la idea de 1a constitLtción (oír¡rc,¡¡16) de cualqLrier enli-
,lir-l estruclural o procesual dotada de unidacl interna, reqLricre .
r lo ntenos, tres cielemrinantes (en rigor: co-clcter-minantes),
no ul1o ni dos solamcnte. Con un solo dctenr-iittante tal cual-
,riel's/s/a.r¿'.r estructurai o procesual vcría reducirse 1a integri-
-,1 hci de sus partes a un único compollente, es decir. clejaría dc
:r -nna entidad plural constituid:r por pafies ciotad¿rs de ritmos
,:lativamente indepcnciientes; recaerí;rmos en la concepci(rn
r:eialisica clel hiiemor'lismo aristdé1ico. quc atribuye a la única
.1"1Íla sust¿incial 1a responsabilidad c1e la unid¿rci cle la sLtstan-
-ia. Con dos determinantes {a,b} la sitiLación sería sjmilar.
:J rlresto que la coclel-erlninación de dos principios ios mantiene
,omo inutuamente depenclientes. haciendo iinposible una .!yi??-
,lt¡ké en la que «todo no esté rel¿rcionado con todo». Con tres
,ieter-minantcs {a,b.c}, en cambio. I¿rs rclaciones de codetenni-
:.,¡ición toman la forma de concatenaciones coniuntas
.: ia,b),(a,c),(b,c) ) y sus recíprocas {(b,as).(c.a),(c.b) }, en 1as
,'Liales ya cabe rlistinguir ritl¡os independientcs, aunque no
.xcntos». Pero Montesquieu desconoce esfa synt.plofrl. y apela
:
.r una causa genérica exterior del movitniento, como en los sis-
:emas mecánicos. Según esto podemos asegurar. en virtud de
:'ilzones estrictamente lógico-materialcs, que 1a iciea de un poder
- ,lr t¡.rdjcial. como determinante de la idea no sustancialista de uua
rl .r¡ciedad política, no podría habcrse tallado aisladalnente. sino
:: ;oniuntamente con la idea de otros determinantes (tales como
,lrr ra idea de poder eiccutivo o la de1 poder legislativo). De la
:risma manera que a un organismo viviente, a una sístasis orgá-
.rica. no podemos asignarle. como dcterminante, una única fuu-
.ión (por ejemplo. la respiración o la reproducción), sino que como un modo oscuro de establecerse no la separación cle
aL. .'s preciso asignarle más de una, y aun más de dos funciones poderes codeterminantes, sino acaso 1a separación de los órga-
Jeterminantes. Pero, ¿por qué tres precisameiite'J Si nos vol- nos o instituciones que los encaman, y con su «dispersión» a
.. emos a las Constituciones políticas:
¿por qué tres funciones, través de ellos-
i!l trotestades o poderes, y no cuatro o doce? ,',Acaso no sería posi-
il hlc la constituciór'r de un Estado de Derecho establecida en
dJ torno a siete o a docc poderes?
II. La constitución (oúorrxor6) del Estado de
Sin cluda estas preguntas no tuvo a bien piantearlas Mon- Derecho en función de sus tres poderes
Lesquicu; tampoco los tcóricos del Estado de Derecho. ni los <<sintácticos>>
ieóricos del Estado democrático cle Derecho, ni siquiera 1os teó-
iicos del Estado democrático social de Derecho. Só1o por ello
r"a podríamos considerar grattiita, y sin fundamento, la teoría 1. La constitución efectiva, en el terrcno político" del
,Je los tres poderes. Estado de Dcrecho, no ya la «constitución de la idea" por los
profesores, sino 1a constitución aprobada (utilizando las fór-
Pelo, más aún, esta teoría es confusa en 1a exposición de mulas de 1os profesores) por las asambleas parlamentarias,
Montesquieu, en donde aparece envuelta en un dualismo, por como puedan serlo Ias que aprobaron Ia Constitución de la
.Llanto lo que él propone no son ires. sino pt'opiamente dos República Alemana de 1949 -la llan-rada «Constitución de
potestacles. si bien la potestad ejectttiva se subdivicle inmedia- Bonn>>- o la Constitución de la Monarquía española de 1978,
iaolente en dos, aunque atendiendo a un criterio enteramente podría ser considerada como el desarrollo político más pleno
exógeno al caso (1a clistinción entre un clerecho de gentes y un de la ldea misma de un Estado de Derecho, preligurada en las
clerecho civil). Sc corrobora esta tendencia al duaiisn'ro cuando, obras de Locke, cle Montesquieu o de Mohl. Decimos «de sa-
:\
",1-
unas páginas después de su primera proposición, Montesquieu rro1lo inten'ro», antes que «realización» o «puesta en práctica»
de una supuesta Idea espccr-Llativa previa, porquc entendemos
Lrscribe esta sorprendente cr¡nclusión'. ,.De las tres potestades
cle que hemos hablado, la de juzgar es en cierto modo nula. que la constitución ct-ectiva del Estatlo de Derecho sigue siendo
:.] un momento intemo («existencial») de la misma iclea de Estado
L-l Quedan pues dos so1amente...» (2:48).
de Derecho, si es que esa idea conticnc cn su «esencia interuu^
'- \. En cuanto a la tesis cle la separación e independencia de (a1 modo del Dios de San Anselmo) ei momento cle su realiza-
los poderes, considerada habitualmentc como Ia más caracte- ción «existencial» en cl plano de los fenómenos.
rl. r'ística de Montesquieu, tenemos que subraytrr su oscuridad y
confusión. Si ios tres poderes son codetenlinantes. ¿qué puede La Constitución efectiva del Estado de Derecho no sería.
taf, significar Ia tesis de su indcpendencia? La separación entre los según esto, la «realización práctica», en el plano del «serr, de
ires poderes estará ya incluicla en su conclición de codetermi- una idea pura dibujada en ei plano del «conocer». Es la Idea 1a
-:- iiantes; iuego la separación de poderes habrá de inlerpretarse qLle, en sí misma, en su esencia, pide su realización como tal

Lo F],L BASILISCO
idea, su existencia fenoménica, en cuanto desarrollo intemo de Por lo demás, no ocurre en e1 caso de la idea del Estado de
su propia esencia. Por ello, mejor que contemplar ese desarro- Derecho algo distinto (salvo para quienes crean que el Estado
11o como un paso del «plano mental de la teoría» al «plano real de Derecho es la «verdad definitiva" en maieria política) de 1o
de los hechos>>, sería contemplarlo como un paso de un plano que ocurre con otras ideas políticas que han alcanzado también
ya real, como proyecto, pero in-fecto (por ejemplo, el plano pri- realizaciones fenoménicas o ernpíricas más o menos plenas y
vado en el que se mantienen los escritores o los profesores aso- revolucionarias. Muchas sociedades poiíticas, o reinos medie-
ciados a intereses de la «nueva clase ascendente»), a otro plano vales, creyeron estar inmersos en el proceso de desarrollo de la
de formulación de1 proyecto, por ejemplo, el plano público idea de una «República cristiana». entendida al modo del
dotado de una realidad más per-fecta sin por ello perder su con- «agustinismo político»; tras la Revoiución de Octubre, muchos
dición de idea. La constitución efectiva de una sociedad polí- Estados de nuestro siglo creyeron asistir a la realización defi-
tica como un Estado de Derecho sería, por tanto, la más plena nitiva de la idea de una «república socialista»; tras el ffiunfo de
«constitución» que le cabe a ese Estado de Derecho que no por Mussolini en Italia y, más tarde, de Hitler en Alemania, muchos
ello deja de ser fenoménico. millones de hombres (incluyendo aquí a 1os cultivadores de Ia
ciencia política de la época), creyeron que había sido por fin
Pero, con esto mismo, estamos sobrentendiendo que la rea- instaurado el Estado totalitario. ¿Acaso no hubo cambios, trans-
hzación de la Idea, al ser interpretada como un desarrollo intemo formaciones institucionales efectivas de la realidad? Sin duda,
suyo, habrá de mantenerse en las mismas coordenadas que a Ia pero ellas no consistieron respectivamente ni en la realización
idea le corresponden, y que son, al menos así 1o presuponemos política de la Ciudad de Dios, ni en la instauración del Comu-
en este anáIisis, las coordenadas propias de la ideología de una nismo, ni menos aún del comienzo del Estado totalitado. Las
clase social o de un estado histórico de cosas dominante en el novedades revolucionarias se produjeron únicamente en el
terreno político. Larealizactón o existencia de la idea del Estado plano de los fenómenos: algo similar diríamos de lo que en la
de Derecho en una constitución política efectiva no equivaldrá España del presente llamamos la «transición democrática». Lo
tanto a la «realización» de la Idea en un terreno distinto a aquel que tales «constituciones» significaron en realidad es algo que
en el cual ella se configura, cuanto al paso de su estado «aca- debe ser analizado en términos no muy distintos de 1o que nos
démico» a su estado <<mundano>>. No nos habremos alejado del ofrecen los «ejercicios» de las ficciones jurídicas coffespon-
proceso de una «constitución ideológica»; la aprobación por un dientes, y de modo tal que estas mismas ficciones jurídicas
Parlamento de una Ley de leyes no es, por tanto, una prueba de («nuestro Estado cristiano, o comunista, o totalitario, o demo-
su «verdad», una prueba de existencia no ideológica o una veri- crático») puedan ser ellas mismas explicadasfz ncionalmente
ficación práctica «más allá de los fenómenos>> de las aparien- en el terreno de 1a política real. También la ficción comeliana,
cias. En este telreno tenemos que oponemos a los doctrinarios inventada por el derecho romano, se realizaba, pero como tal
del Estado de Derecho (profesores, parlamentarios, periodistas) ficción, cuando el prisionero de guerra era declarado, a efectos
que viviendo desde dentro la «Constitución», la conciben como civiles (herencia, matrimonio), muerto en el combate; pero la
si fuese larealización misma de la idea definitiva del Estado. realidad era acaso que él seguía vivo, como esclavo. La ficción
de la realización del Estado de Derecho, inventada por las
La paradoja podría expresarse de este modo: la constitu- democracias parlamentarias para designar constituciones polí-
ción de una sociedad política como Estado de Derecho no sig- ticas inspiradas en Ia idea teórica del Estado de Derecho, se
nifica que la idea de esta sociedad se haya transformado, por produce cuando la dictadura (o el despotismo, o la tiranía) han
virtud de su propio <<argumento ontológico», en un E,stado de cedido paso a otras situaciones en las que se dice que gobierna
Derecho tal como 1o prevee la ldea; y no ya porque «aun queda el pueblo, de acuerdo con la nueva constitución democrática,
mucho camino por andar» en la realización inicial de un pro- por ejemplo; pero en realidad los muertos siguen vivos, aun-
yecto tan grandioso, cuyos fundamentos, sin embargo, ya que con otras formas y con otros nombres.
habrían sido puestos, sino porque es el proyecto el que, sin per-
juicio de las modificaciones efectivas que pueda impulsar en el En la imposibilidad de tratar aquí la Idea de1 Estado de
terreno institucional, ni siquiera ha podido echar a andar fuera Derecho en toda su amplitud, me atendré a uno de los conteni-
de su misma condición de proyecto, porque es un proyecto dos que suelen ser considerados como más característicos de
inviable. Sólo se habrá puesto en marchct en su apariencia ide- tal ldea, a saber, precisamente, la distinción de los tres pode-
ológica, sólo habrá comenzado a realizarse el Estado de Dere- res. Pues la constitución de una sociedad política como Estado
cho como ideología «realizada» en nueyas instituciones.No de Derecho comporta, ante todo, el ejercicio práctico y orde-
decimos, por tanto, que no haya comenzado algo nuevo. Lo que nado, según derecho, de los tres poderes (legislativo, ejecutivo,
decimos es que no es el Estado de Derecho el que ha comen- judicial), y la debida separación mutua de esos mismos pode-
zado, que las nuevas instituciones (por ejemplo, la expresión res. Por ello, cuando una constitución efectiva incluye al menos
de la voluntad popular en las umas) y prácticas que instaura la normativa que regula el ejercicio de los tres poderes y las
siguen siendo ideológicas, fantasmagóricas. ¿Quien diría que garantías para su debida separación, podremos hablar de que
el proyecto arquitectónico de una escalera maravillosa que, sin se dan las condiciones necesarias de un «estado de derecho»
dejar de subir continuamente, pudiera conducirnos a lugares et-ectivo. Pero no está demostrado que estas condiciones sean
situados a niveles más bajos (o inversamente, que descendiendo suficientes.
continuamente pudiera conducirnos a niveles más altos) está
realizándose en principio <<aunque aun falten muchas cosas» en Nos referiremos en este apartado n a la doctrina de los tres
el plano en el que se dibujan las escaleras de Escher? Tales poderes, dejando el siguiente apartado rrr para aflalizr la cues-
escaleras no habrán comenzado siquiera en el espacio arqui- tión de su separación.
tectónico tridimensional, aunque hayan sido dibujadas. La rea-
lización arquitectónica de esas escaleras es sólo una realización 2. Ahora bien: el análisis de la realización o desarrollo
aparente, pictórica, bidimensional, no es una realidad efectiva, constitucional de Ia doctrina de los tres poderes, si no quiere
tridimensional, aunque fuera embrionaria. mantenerse en el temeno meramente fenoménico (ideológico),

10 EL BASILISCO
ro puede ilevarse adelante poniendo entre paréntesis la cues- que ia doctrina parecerá querer exigir en cuanto doctrina reali-
)
ión de la fundamentación de una tal doctrina. Pero los funda- zable o realizada. Ofreceremos un esquemático repaso de las
l rentos pueden ser entendidos en clos planos muy distintos, perspectivas que pudieran desempeñar el papel de fundamentos
:ureue intersectados. a saber: el plano de la explicación emi- de la doctrina de los tres poderes en el sentido dicho.
rentemente histórica. es decir. el plano clelos.furtdon'tentos de
rtn-Jot'ntaciór¡ o «fundamentos conformativos» de ia doctrina 3. Ante todo la perspectiva que podría ser llamada cmpí-
l linculados esencialmente a la cuestión de la génesis de la idea) rica, o fenomenológico estructural, es decir. «realista». Así
I
cl plano de los funtlttmentos .filosófi¿ ¿.¡.r de tal doctrina (y en como ante esta figura triangular bien dibujada puedo ver con
:rtos fundamentos hay clue incluir la «justifictición». en rela- evidencia que todo triángulo tiene tres ángulos, así, ante la
- ión con la verdad, por así decir, de la doctrina misma). monarquía constitucional inglesa de los Orange, Montesquieu
habría podido vcr que una sociedad política «bien dibujada»
: La cuestión de los fundamentos de la propia doctrina de los ticne tres poderes. El fundamento de la doctrina de los tres
rcs poderes, desde el punto de vista de los fundamentos de con- poderes no sería otro sino la realidad misma de la monarquía
¡
n
' rl'mación, es una cuestión que ni siquiera suele ser planteada. inglesa considerada como la madurez de la sociedad política
,L¡ habitual es clar por supuestos los conceptos de los tres pode- (por tanto, no como una monarquía meramente empírica).
,'s, pero, ¿,de donde surgen'? Otro tanto ocurre con los funda- lnglaterra habría llegado la primera a la maduración de una
:rentos de.justificación. Debe advertirse que caben fundamen- sociedad política verdaderamente moderna y, en sus líneas
.Lciones distintas (de confbrmación o de justificación) de un maestras. definitiva: la estructura de esta sociedad habría sido
rrismo conjunto de conceptos dados: las cinco voces de Porfi- reconocicla por el pensamiento coetáneo, en el Tratado de
:ro constituían una detenninada organización de Ia «masa de gobierno de Locke y en el Espírittt de las leyes de Montes-
'ledicados» aplicnbles a un sujeto, pero los fundamentos esco- quieu. Por tanto, la doctrina de los tres poderes, Iejos de ser el
.rsticos ofrecidos por Santo Tomás, por Escoto, por Occam, fruto de la especulación más o menos utópica de algunos filó-
:!c., podían ser muy distintos (también hay que subrayar que sofos de la edad moderna, tendría que ser considerada como un
.rS voccs de Porfirio quedaban afectadas. más o menos en su «análisis de la realidad», como un eiercicio de la metodología
..'ntido, por sus diversas tundamentaciones). También es posi- del «empirismo transcendental». Alguien podría incluso ver
:1e analizar la realización o verificación fÍsica, por e.iemplo, aquí el cumplimiento de la fórmnla marxista del Prefacio a la
- ristiikrgráfica, de l¿t doctrina geométrica de los cinco poliedros Contribtu:ión a la crític'a de la economía política: «la concien-
:gularcs poniendo entre paréntesis los fundamentos topológi- cia de los hombres (en este caso, la conciencia de la cloctrina
-¡s de tal doctrina, a fin de circunscribirnos a las apariencias de los tres poderes) está determinada por su ser social, y no a1
- n.rpíricas. revés.» La realidad de la sociedad política moderna, madurada
en Inglaterra, es la que habría determinado el modelo cle las
Pero 1o cierto es que los cultivadores de las ciencias políti- sociedades políticas que, en fases de transfomación a partir del
- ris no suelen preocuparse, ni poco ni mucho, ni de las cuestio- antiguo régimen, estaban buscando su constitución propia. Las
r.'s de conformación ni de las cuestiones de justificación. Parece pretensiones filosóficas de la doctrina de los tres poderes equi-
-,¡mo si estas cuestiones carecieran de objeto propio. y que tan valdría además a la posibilidad de dejar de ver el proceso de
,cioso como preguntarse por los motivos por los cuales distin- reorganización de las nuevas sociedades como una mera ..imi-
:i
:uimos en el triángulo tres ángulos sería el preguntarse por qué tación» de Inglaterra: la doctrina, aunque hubiera sido sugerida,
rn
1il
.Listinguimos en la sociedad civil tres poderes, o por la razón de en su génesis, por una monarquía pariamentaria concreta,
.1.
.er de los tres axiomas de Newton, o, todavía más, por los moti- habría logrado regresar a los fundamentos más generales,
. os por los cuales la deidad se conforma, para los cristianos, estructurales, de la nueva sociedad política. hglaterra sería sólo
n-
.egún las tres personas de la Santísima Tfinidad. Fórmulas tan una «prueba de existencia» de la nueva estructura política des-
rccuentes como esta: «la triple dimensión del poder político», cubierta en el <<Reino de las esencias».
i- ¡ «la trifuncionalidad de los dioses indoeuropeos», parecen des-
.inadas a resolver, mediante la apclación a un sintiigma com- Pero io cierlo es que esta exposición no nos dice cómo se
:i-
f. pacto, el problema de la pluralidad ternaria de ios contenidos hayan con-fbmado los conceptos de los tres poderes ni cuales
Jcsignados por é1. No dejamos de reconocer las grandes posi- sean sus fundamentos (que han de buscarse, dada su compleji-
bilidades que tiene la doctrina de 1os tres poderes. utiiizada en dad y heterogeneidad, desde una perspcctiva filosófica), fuera
do
\u forrrla meramente enumerativa, para establecer comparacio- del mismo análisis supuesto de esa realidad empírica. En cual-
,1.
iles o taxonolnías entre diferentes sistemas políticos, histórica- quier caso, la monarquía inglesa, con sus tres poderes. no fue
rnente dados, o en el presente. En realidad, es el cultivo de estas una realidad que tuviera algo que ver con 1a estructura de un
t,l\ posibilidades el contenido de las tareas de quienes prof'esional- triángulo con sus tres ángulos. Dicho de otro modo: supuesta
mente se dedican a Ia «ciencia política». Pero cuando necesita- ya la conlbmación de los conceptos de los tres poderes, la fun-
l¡s
li mos rebasar tal perspectiva «científica», porque planteamos las damentación empírica de 1a doctrina es sólo una autofr-Lnda-
rl ,, cuestiones fllosóficas cle Ia naturaleza cle Ia realidad que esta- mentación llevacla a cabo bajo ia petición de principio de que
t3n
mos analizando a través de la doctrina de los tres poderes, enton- el contenido de la doctrina es la exposición de una madurez
ces es cuando advertimos Ia irnposibiliclad de desentendernos política descable y reproductible. Pero esto es lo que se trata de
de Ia cuestión de los fundamentos de tal doctrina. Sin perjuicio demostrar.
ra\ dc la utilidad analítica de los fenómenos, y de su verificación
empírica, por tanto, que a la doctrina de los tres poderes le reco- Más aún, l,acaso fue siquiera esa moltarquía concreta la
e¡-
nocemos, será preciso regresar a los fundamentos en el inspiradora de la doctrina de los tres pocleres? No cs nada evi-
momento en que queremos medir, no ya un campo de fenóme- dente que Montesquieu se hubiera inspirado, para confbrmar
,l1o nos, sino cl tipo de realidad o de verdad que a ese campo le el conjunto de términos sistematizados en su doctrina, en el
corresponde. Los fundamentos que pueden ser aportados son, mero ¿rnálisis fenomenológico de lnglatema, de suerte que su
!i. por de pronto, Ios indicadores de los tipos o niveles de realidad teoría de los tres poderes fuera un mero .sombreador> de una

EL BASILISCO ll
co
observación empírica. Si no nos equivocamos, la disección (1) El primero, un fundamento de naruraleza pretendida-
«anatómica>>, en la sociedad política, de esos sus tres miem- rnente empírico transcendental, del que ya hemos hablado. La
bros o poderes, procede de otras fuentes. Concretamente, la monarquía constifucional inglesa dei siglo xvrr y xvrrr, sobre
conformación de los conceptos de cada uno de los tres pode- todo a partir de la declaración de derechos de 1688, asumida
res, y su conjunción, podría ser el resultado de la aplicación por Guillermo de Orange, y que la «teoía política» suele con-
de las teorías políticas de Platón, Dicearco, Aristóteles, Poli- siderar como una de las primeras manifestaciones de una socie-
bio o Cicerón, aplicación que se proyectaría sobre la estruc- dad política modema. Una estructura a la que habría que con-
tura «visible». Me refiero a esa idea de la mezcla (mixis) en ceder, por tanto, una organización en sí misma lógica, no
ürr genus permixtum de las tres especies de sistemas políticos meramente empÍrica. ¿Cual podría ser éste? Una respuesta de
establecidos por Aristóteles (la monarquía, o gobiemo de uno; <<abogado del diablo» podría ser la siguiente: la clasificación
la aristocracia, o gobiemo de algunos; y la democracia, como de las sociedades políticas de A¡istóteles, pero en tanto que en
gobierno de todos) que Polibio o Cicerón preconizaron como ella pueda verse la expresión de una clasificación lógica, puesto
forma ideal de una sociedad política, como ya lo habían hecho que sus criterios 1o son, o se fundan, en la teoría de la cuantifi-
por su parte Aristóteles y e1 propio Platón: <<La mayor parte cación: o el poder Io detenta uno (eft las monarquías), o algu-
de las constituciones políticas son una mezcla de monarquía nos (en las oligarquías) o todos (en las repúblicas).
-aue alcanza en los persas su más alta expresión- y de demo-
cracia -que se realiza plenamente en los atenienses. La cons- Advifiamos, sin embargo, de pasada, que la clasificación
titución lacedemonia participa de 1a tiranía, por los éforos, aristotélica no fue la que siguió de hecho Montesquieu, que
cuyo gobierno es tiránico; pero también es una democracia, y introdujo una clasificación por cierto muy oscura: «hay tres cla-
no podemos negarle el título de aristocracia>> (Platón, La ses de gobiemo: el republicano, el moniírquico y el despótico.»
Ley e s, l:t, 693e; w, 7 12e). Montesquieu no haría sino insistir Porque es obvio que estas tres clases no están definidas en un
en la misma metodología combinatoria; y en su Dossier de mismo plano, sino que presuponen divisiones dicotómicas
l'Esprit des Lois nos dice que Inglaterra es <<una monarquía implícitas usadas por el mismo Montesquieu en otros lugares:
mezcLada, como Lacedemonia.>> En otro logar, Primer ensayo así, el poder republicano y el despótico convienen, a diferencia
sobre las categorías de las ciencias políticas, pág. 303-ss., del poder monárquico, en que en ellos todos los individuos son
hemos expuesto la sospecha de que Montesquieu leyó en iguales, si bien en el despotismo la igualdad está determinada
Cicerón, por ejemplo, la doctrina del quartum quoddam genus por el temor -<<todos los individuos son iguales porque no son
rei publicae (República, r , 29 , 45), como sistema ideal de nada»- y en las repúblicas por la libertad -«todos los individuos
contrapesos capaces de mantener el equilibrio entre las dife- son iguales porque lo son todo». Por offo lado, las monarquías
rentes formas de poder que, desequilibradas, darían lugar a la y las repúblicas convienen en que en ambos casos se gobierna
taxonomía trimembre de las sociedades políticas de Aristóte- con arreglo a leyes, mientras que en los gobiemos despóticos no
les. Es como si estas tres formas de república encontraran su hay propiamente leyes (diríamos hoy: no son Estados de Dere-
síntesis superior mezcladas en un género (atributivo) mixto cho, ni en sentido fuerte ni en sentido débil; es decir, por tanto
que las contiene a todas, a la manera como en el organismo no son ni siquiera sociedades políticas, sino <<monstruos de la
humano se contienen <<recapituladas>> las formas de los peces, Naturaleza»). Los componentes lógicos de la división de Aris-
de los reptiles o de los mamíferos que, por offa pa.rte, pueden tóteles, que Montesquieu en su taxonomía utilizó sólo a medias,
darse separadas. La transformación de cada especie potítica fueron en cambio aprovechados por Hegel para <<deducir» los
en una forma o función de poder del genus permixtum podría ffes poderes de Montesquieu. En su Fllosofia del derecho, §273,
verse insinuada en el célebre análisis que el propio Polibio Hegel apela, en efecto, para fundamentar la doctrina de los fres
hace de la república romana. Esta república, dice Polibio (vr, poderes de Montesquieu, al mismo principio lógico que distin-
14) se compone de tres poderes que se contrapesan mutua- gue lo universal, lo particular y 1o individual. <<E1 Estado se
mente, el de los cónsules (cuyos poderes, ejecutivos en reali- divide en las diferencias sustanciales siguientes: a) como poten-
dad, parecen propios de la monarquía), el del senado (que está cia para definir y establecer lo universal (poder legistativo), b)
encargado, además de legislar, de la administración del tesoro como subsunción de esferas particulares y de casos individua-
público) y el del pueblo (cuya misión, según Polibio, tiene les en lo general (poder del gobiemo), c) la subjetividad, como
mucho que ver con la función judicial: <<el pueblo [los comi- decisión suprema de la voluntad, que es el poder del príncipe.
cios] juzga los crímenes que merecen un castigo considera- En é1, los poderes separados son reunidos en una unidad indi-
ble, sobre todo cuando el acusado ha ocupado altas magistra- vidual que llega a ser el vértice y el comienzo del todo que
turas.>> forma la monarquía constitucional.>> En todo caso, Hegel, en su
deducción lógica (es decir, según los momentos lógicos de la
4. Las consideraciones precedentes tienen que ver, por tanto, universalidad política e individual, del §27 2), no obtiene el con-
ante todo, con la cuestión de los fundamentos conformativos, con cepto de poderjudicial, salvo que se le atorge al píncipe, y no
la conformación fenoménica del cuerpo político según las <<tres sólo a través del «derecho de gracio> que se le atribuye respecto
líneas>> depoder; es decir, si se prefiere, con la cuestión de las fuen- de un condenado.
tes que hayan podido inspirar un tal análisis de la anatomía del
cuerpo político, supuesto que esta anatomía no se apoya en El género permixto de estas tres formas lógicas alternati-
"jun-
turas naturales», aniílogas a las que Platón posnrlaba al hablar del vas de Aristóteles se habría proyectado en la sociedad política
<<buen camicero)> que despieza la res orgánica (no ya la res- modema, que es la sociedad capitalista, en las diferentes fases
púbüca). Pero tanrbién tienen que ver, sobre todo, con el problema de su desarrollo. Esta podría concebirse, por tanto, como cons-
de la fundamentación de esta conformación en cuanto a su verdad- tituida por las fres líneas de poder así definidas: el poder monár-
quico, el poder de la nobleza (o de la Iglesia) y el poder del
He aquí los dos fundamentos que acaso pudieran ser invo- pueblo. La conformación de Montesquieu no sería puramente
cados en la defensa de la doctrina de los tres poderes de Mon- empírica, sino lógica, si es que su análisis del material empí-
tesquieu: rico estaba inspirado por una estrucfura lógica. Otro paso será

12 EL BASILISCO
rle la asignación, más o menos forzada, a cada una de las supuestos están actuando, de un moclo más o menos explícito.
'-.as de poder, de sus especificaciones características (ejecu- en la doctrina del Estado de Derecho. a título de fundamentos
i,--, La
,i. judicial o legislativa). En todo caso, cada uno de los con- filosóficos de esta idea.
: ¡bre
:rtos d0 poder podrá verse como el resultado de 1a interpre-
-::trla La constitución in-{lesa en la que Montesquieu se habría
3 ar)11-
-ión de determinadas funciones adscritas a estamentos o
:mios concretos (eclesiásticos. legistas, militares, &c.) obser- inspirado, es una de tantas formas dc mantenerse el equilibrio
:,¡ie- de un incipiente imperio colonial capitalista; su madurez es sóio
a aon-
los en la práctica (dar 1eyes, reclut¿rr soldados, recaudar
rpuestos, juzgar, declarar la guerra) como actividades sus- un concepto relativo a un cleteminado estado cle cosas.
. -;. no --.iibles de ser clasificadas en tres grandes géneros de poder
:::.1 de
::¡ión -rrominadas legislativo, ejecutivo y judiciai. Lo que no puede Y en cuanto a la estirpe lógica atribuida a ese análisis: sería
iclarse es que semejante clasificación implica un análisis de preciso también negar la mayor de este supuesto, a saber, que
"-lr'ell iealidad social y política quc se mantiene en un plano extra- la clasificación aristotélica, aunque se inspire en una estructur¿l
r *asto
ritrfi- -iinariamente artificioso, y muy distante del flqo ef'ectivo de lógica formal, sea una clasificación efectiva de las sociedades
.
: .orrientes que componen Ia realidad. políticas. Que los criterios utilizados por Aristóteles («uno,
| ,ir lll-
algunos, todos») se dibujen en el plano lógico-formal de 1o que
Por decjrlo así, no están escritas en la reaijdad social y polí- hoy llamamos lógica t:uantificacional no quiere decir que su
::i. r'ri con letras mayúsculas ni con minúsculas, rótulos que aplicación al material político pueda considerarse interna hasta
c. ¡ iólt
- lir.niten desde dentro, o por sus junturas naturales, las iíneas el punto de permitir decir que Aristóteles logró una clasifica-
'... qLre
-1. .1a- : \eparación de los contenidos propios del poder legisiativo, ción lógico-formal de su material político. «La rnonarquía,
: lrrs del poder ejecutivo o de los del poderjudicial, pero tarn- cuando el poder lo detenta uno solor: ¿qué poder? ¿el ejecu-
('-.rO.J\
' '¡o ias propias líneas que incotporan puntos múltiples dados tivo, el judicial, el legislativo? Sobre todo: ¿no es una licción
::il Un
. la realidad política; es necesario englobar contenidos que suponer que en alguna sociedad política el poder sea detent¿rdo
::ittcas ',-,ceden, desde 1uego, de fuentes muy distintas, como por por un hombre, aunque se le llame déspota o tirano? El poder
l:,lles: efectjvo es siempre poder de un grupo frente a otros; por tanto,
. ,'r'nplo las leyes promulgadas por un parlatnento, y los regla-
:::¡lcia el concepto aristotélico de «monarquía» es superficial. es decir,
Jntos impuestos por el gobiemo, por no hablar de las normas
I,.r> SOn
-lesiásticas, o municipales, mediante la ficción de que los se mantiene en Ia superficie fenoménica de una sociedad polí-
i in;ida tica que haya constituido la figura individual cle un príncipe,
i.rlamentos son un mero desarrollo lógico de las leyes parla-
:,t ion asignándole los atributos de un poder que jamás podría ser
!'ntarias («hacer vosotros las leyes y dejarme a rni hacer los
i', r.luos
..'rlamentos»);la idea de una jerarquía de normas, según su detentado por el individuo aislado (los atributos de esta insti-
i: qiLías
.:r.r9o. eS una idealización ad hoc para conjurar el barrunto de tución «divina)), <<sacra>>, «católica majestad», son ideológicos;
I t:-111a
, itlta de unidad. Habrá que englobar 1ajurisprudencia dei tri- las ceremonias de adoración son también ficticias). Otro tanto
.i:!)s nO ' .Lirai supremo dentro de «la línea del poder judicial», aun se diga del concepto aristotélico de república (de democracia),
¡ Dele- como situación en la cual el poder es detentado pol-todos, por
- -ilndo, de hecho, esta jurisprudencia, funcionalmente, se
l: t.into '.Lrece más que nada a un pocler legislativo; habrá que consi- el «pueblo». Pues el todo, o el pueblo en cuanto todo, nunca
..: de la
irar, aunque incluidas en las competencias del poder ejecu- puede ser sujeto del poder, salvo también por ficción jurídica
!. -\'is- (en cualquier caso quedarán al margen niños, ancianos, muchas
i o. a las investigaciones llevadas a cabo por la policía, pre-
r:.:Llias,
rus a la instrucción de un proceso iudicial, o bien considerar veces mujeres, por no citar a los esclavos; de donde «todo el
cri., 1os
- .-rlno una competencia del poder judicial la ejecución de las pueblo» es sólo un eufemismo para significar «todo el pueblo
: . ,'173,
.rntencias de los tribunales de justicia, cuando estas sólo pue- clue detenta el poder», entendiendo además por poder, por
-,-'¡ tIeS
¡n llevarse a cabo por el ejecutivo. Y 1o que es más impor- ejemplo, la capacidad cle emitir un voto). De donde este.qen¿rs
::i.tin- .inte: no podemos olvidar que la clasificación de los poderes permí,rtum de Cicerón requeriría un análisis llevado a cabo
i:r.1o se
..¡ la sociedad política en los tres géneros de poderes de refe- desde otras coordenadas.
I i'¡ten-
¡. r hl r,'ncia implica Ia segregación del «horizonte de la clasificación»
-l- otros muchos contenidos de la vida poiítica real, incluso de 5. La fundamentación filosófica de la doctrina de los tres
ir'. LLlua-
.,quel1os que suelen ser considerados como pod eres, y no ya en poderes que hemos presentado como posible «filosofía implí-
i. -L)mo .1 uso informal del lenguaje político (como cuando se habla del cita» de los doctrinarios del Estado de Derecho es en realidad
nr;ipe. una mera fundamentación conformadora de tal doctrina. Parece
¡ -: .ndi- - irarto poder, no ya en el sentido de Benjamin Constant, sino
- on ref-erencia a la prensa y a los medios de comunicación) sino imprescindible contrastar esta fundamentación conformadora,
c.j que I que se presenta como verdadera, con otras fundamentaciones
¡nrbién en su uso fotmal (como cuando se habla, en el artículo
e-, ¡r-t su
-i-i antes citado de la Constitución española de 1978, de la que muy pocos (por no decir ninguno) considerarán filosófi-
r,--. ¡1e la
p otestad originaria para establecer tributos»). cas; pues sólo entonces podríamos medir el alcance de 1a apa-
t ;'- t-OI]-
riencj.a de verdad que acompaña a las fundamentaciones con-
f':. \ no
formadoras que hemos examinado. Pero así como hemos tenido
Ahora bien: la conformación de la sociedad política según
:::!eCtO
.;i doctrina de los tres poderes, por ¿utificiosa que ella fuera, que reconstruir un modelo de fundamentación. con pretensio-
:¡odría sin embargo ser presentada en el plano de 1os funda- nes filosóficas, de la doctrina de los tres poderes, así también
.nentos filosóflcos, como algo más que un caso de mero análi- tendremos qus construir o <<inventar» fundamentaciones de
i ::nlati-
I ::,iítica .is de una realidad empírica, según hemos dicho. En eI «contraste>> que sólo pueden pretender el título de conforma-
.upuesto de que Ia constitución inglesa pudiera tomarse como doras de la doctrina de los tres poderes; a pesar de que el grado
[:) iases
de su verdad filosófica no sea en modo alguno más bajo que el
-¡L tbrma madura y definitiva de la sociedad política en general
tr aons-
'. en el supuesto de que el análisis de sus potestades, según los que hemos atribuido a las fundamentaciones anteriores.
r::-.¡nár-
iles géneros consabidos, fuera el resuhado de una clasificación
r---t.'r del Construyamos, en primer lugar, una fundamentación hipo-
Lógica de las sociedades políticas. Pero, desde luego. ninguno
li-:rllente
le estos dos supuestos puede r-eclamar el más mínimo grado de tética de la doctrina de los tres poderes, a partir del dogma cen-
i:..'mpí- tral del cristianismo, a saber, el dogma de la Santísima Trini-
:r'idencia, a pesar de que mantengamos la tesis de que esos
i'::r¡ Sefá

EL BASILISCO 13
SILISCO
la Santísima Trinidad) tomaría la fo¡ma de un poder legislativo:
si 1os legisladores son liamados «padres cle la Patria». ¿cómo
no pensar como fuente del poder iegislativo al «Padre del uni-
verso»? El poder político correspondiente a la segunda persona.
a ia persona clel Hijo, tor.naría Ia forma principalmente cle un
poder judicial: al nrenos se dice que Cristo reaparecerá en la
Tierra, en el hicio Finai, «a fin de juzgar a los vivos y a los
muertos». Y como poder poiítico corresponciiente a la persona
del Espíritu Santo. a la tercera persona, habría que poner al
poder ejecutivo, por 1o que este poder tiene de creador electivo
de situaciones nuevas.

Construyamos, en seguncio lugar, un modelo de funda-


mentación confr¡rmadora de la doctrina de los tres poderes a
partil de perspectivas histórico-sociológicas que nos rerniten a
aquellas sociedades organizadas según las tres consabidas cla-
ses sociales que Platón describió en su Repú.blfur¿: la clase de
los gobernantes, la clase de los guardianes y la clase de 1os pro-
ductores. Como es sabido, Platón creyó poder asignar a cada
ciase una virtr-Ld cardinal caracterísfica: la prudencia, la tbrta-
leza y la templanza respectivamente. Cabría poner en cor-res-
pondencia estas tres clases de los hombres con las clases de los
dioses indoeuropeos, cuando estos se estratifican, como sugi-
rió Dr-rmé2il, de acuerdo con las «tres funciones>> de la vida
práctica: las funciones ordenadoras, las funciones def-ensivas y
las lunciones productoras y reproductoras (naturales o socia-
les). Habría, según esto, «dioses de Ia primera función» (Zeus,
Júpiter, Odín), dioses de Ia segunda función (Ares, Marte,
Thor) y dioses de la tercera función (Plutón, Juno, Freya). Por
otro l¿rdo, este tipo de sociedad, la estratificada en tres clases,
se habría mantenido en la época medieval, en tanto que en ella
dad. Teniendo en cuenta que la teoría política de las socieda- se distinguen las tres consabidas clases de los orafores,los
des herederas del mundo antiguo se inspiró principalmente en bellatores y los laboratores: prácticamente: e1 clero, la nobleza
la sentencia de San Pablo («toda potestad procede de Dios»), y el pueblo. ¿No es tentador ensayar las posibilidades con-for-
tal como fue incorporada a ia concepción agustiniana de las dos madoras que esta doctrina de la estratificación social trimem-
ciudades (Orosio, Otón de Freising, &c.), aunque hubo otras bre pudiera haber ejercido sobre la doctrina de los tres pode-
muchas versiones (Santo Tomás, Egidio Romano, Dante, Mar- res? Por 1o que venimos diciendo, este ensayo no puede esperar
silio de Padua), no parecería extemporáneo ir a buscar en eI alcanzar una fundarnentación filosófica de la doctrina de Mon-
dogma de Ia Trinidad un fundamento al menos conformador de tesquieu; pero la fundamentación conformadora que puede pro-
la doctrina de los tres poderes. En todo caso habría que pre- piciar sería acaso más efectiva que Ia que derivase de la fun-
guntar por qué no se apeló a este dogma en el momento de fun- damentación doctrinaria (que, en todo caso, según hemos dicho,
damentar Ia doctrina por vía teológica (acaso porque la teoLo- tampoco es una fundamentación filosófica).
gía natural a la que apelaba 1a filosofía política debía dejar de
lafo la teología dogmática trinit¿rria, más propia, en manos de No entraremos en el examen c1e las diferentes hipótesis de
los escolásticos racionalistas, de la Ciudad de Dios que cle la correspondencia que sería preciso considerar. y en los atisbos
Ciudad terena). Si todo poder político viene de Dios y Dios es que pudieran encontrarse de esta acción conformadora. Como
trino, ¿cómo no suponer una cierta especificación del poder a única hipótesis de correspondencia (pero sin olvidar que caben
partir de las personas divinas a través de las cuaies estuviese otras muchas) cor.rsideraremos, por razones de brevedad, la que
siendo comunicado? ¿No será posible ciistinguir, en el poder de comienza por coordinar al pueblo con el poder legislativo, a la
Dios, de quien dimana al parecer toda autoridad, el poder ins- nobleza con el poder ejecutivo y al clero con el poderjudicial.
pirador del Padre, el clel Hijo y el del Espíritu Sanro? ¿Y qué Las ieyes (nl menos las ieyes no escritas) estarían grabaclas en
genero de poder político podría corresponder a los poderes el pueblo, en sus costumbres; ei poder legislativo dimanaría
emanados de las personas divinas, que se suponen distintas según esto de los laboratores. Alos bellatores (digamos, a la
entre sí? Cabría ensayar, desde luego, diferentes comespon- nobleza feudal, incluyenclo en ella al rey como primus infer
dencias; sin embargo tendríamos ya explicada (por supuesto, pares) corespondería ei poder ejecutivo, es decir, un conjunto
conformativamente) la estructura ternaria de Ia doctrina. El muy heterogéneo de funciones administrativas, militares, o
dogma de la Trinidad sería el dogma cristiano que habría con- policíacas, susceptibles de ser englobadas en esa rúbrica de
formado la doctrina general de los poderes políticos (su «poder ejecutivo». En el momento en el cual las acciones de la
número, su separación y su interdependencia). Otra cosa será nobieza no respetasen a las costr.rmbres del puetrlo llano (cos-
el paso de esta doctrina general al desarrollo material, que tumbres relativas al derecho de propiedad, de herencia, de
incluye la asignación a cada uno de estos tres poderes tutela- matrimonio) quedarían des-legitimados; con frecuencia el rey
dos o acaso emanados cle cada persona de la Trinidad, los con- se apoyaría en el pueblo (o Io defendería) frente a la nobleza:
tenidos políticos específicos. Por ejernplo, el poder político valdrían, como testimonios en una época determinada de
corespondiente a la persona del Padre (la primera persona cle alianza entre el rey y ei pueblo de los labradores, Fuenteove-

t4 EL BASTLISCO
tna o El alcalde de Zalamea. El poder judicial tendría que tarTautllización constante de esas ideas. Nuesffo tratadista no
;,lnerse en coffespondencia, sobre todo, con la Iglesia, que va, en estos usos, mucho más allá de 1o que fue Aristóteles
:rbría ejercido este poder principalmente a través del arma de cuando decía, refiriéndose a la sociedad política, que en ella el
-¡ excomunión, de la penitencia (de la pena) o de la entrega al fodo (holón) es necesariamente anterior alaparfe, que el Estado
un :razo secular>>. La excomunión es tanto como el destierro de es anterior al individuo (Política,1253a); y ello aun cuando
Ia i" Ciudad de Dios; y la Ciudad de Dios, Ia Iglesia, al menos en mantenga, desde posiciones anarquistas o simplemente con-
I OS
"" teología agustiniana reformulada en el siglo xrl por Otón de tractualistas o liberales, tesis diametralmente opuestas a las de
na Fieising, engloba en su seno a la ciudad teraena, a Ia sociedad Aristóteles: <<en la sociedad política las partes, los individuos,
al :,rlítica, que está mezclada con la primera <<como la paja con son necesariamente anteriores al todo.>> Y, sin embargo, y aun
vo :r srano». Las funciones judiciales de la Iglesia, dentro de su manteniéndonos en el teffeno más indeterminado y global de
;stricta jurisdicción, que actúa por juicios particulares que pre- las ideas de todo y de parte, podría haberse alcwtzado una pla-
i:guran el juicio final, se manifiestan sobre todo a través de las taforma «formal» desde la cual (cruzándola, eso sí, con otros
i:rstituciones de la confesión y de la inquisición. El confesor criterios también formales, como pudieran serlo la distinción
a '. iene a desempeñar las funciones del juez instructor, que exa- entre las perspectivas nomotéticas y las idiográficas) ensayar
na nina secretamente a las conciencias, jtzga e impone peniten- un fundamento para la docffina de los tres poderes; un funda-
cla- ::as. E1 inquisidor viene a desempeñar 1as funciones propias mento que incluso permitiría presentar a la tripartición como
de :¡l ministerio fiscal; forma parte además de un organismo cole- una reducción de una división en cuatro, procedente de dos
pro- .rado, los tribunales inquisitoriales. ¿Hasta qué punto no cabía dicotomías cruzadas, como ocurre en otras muchas situaciones.
.:ribuir a la Iglesia inquisitorial una gran parte en la confor- Por un lado distinguiríamos:
:-,ación del concepto modemo de «poder judicial»? Podría afir-
:rarse que, en gran medida, el concepto de poderjudicial de la (I) Las relaciones de parte a todo (eliminando las relacio-
. -,ciedad política es una pseudomórfosis del poder judicial de nes de todo a parte, en virtud de las dificultades de
-.r Iglesia. Funcionalmente, al menos, el juez instructor desem- tomar al todo como sujeto de una relación a sus par-
:eña los oficios de1 confesor, con secreto del sumario incluido; tes, sin reproducir a estas mismas) y las de parte a
.i ministerio fiscal colegiado corresponde a los tribunales inqui- Parte.
..toriales. El cumplimiento de las sentencias, a cargo del eje- (II) La perspectiva nomotética y la perspectiva idiogriífica.
:utivo, corresponde puntualmente a la «entrega al brazo secu-
.¡r». Más aún: el concepto de «sagrada independencia>> Cruzando estas dos dicotomías obtendríamos cuatro com-
Por
"ribuido al poderjudicial
podría verse como un trasunto de la posiciones posibles:
-rdependencia de la Iglesia respecto de la sociedad política y,
ella :rás aún, de su prevalencia sobre ella. Si nos atenemos a la (1) Las relaciones de parte a todo desde una perspectiva
los rrperiencia española más reciente, la que desemboca en la nomotética
Constitución de 1978, en la que tanta parte tuvieron personas (2) Las relaciones de parte a todo desde una perspectiva
for- :ducadas en tradiciones católicas y clericales, 1as semejanzas idiogrráfica
:ntre el tratamiento otorgado al poder judicial y el tratamiento (3) Las relaciones de parte a parte desde una perspectiva
. la Iglesia católica son tan notables que estaríamos tentados a idiográfica
rablar de un <<concepto eclesiástico>> del poder judicial en la (4) Las relaciones de parte aparte desde una perspectiva
Constitución del 78, como si los «Padres de la Patria» hubie- nomotética
sen tomado a la Iglesia como prototipo de 1o que debiera ser un
roder judicial autónomo e independiente respecto de los pode- Podríamos poner en correspondencia (1) con el poder legis-
res ejecutivo y legislativo. De este modo ocurre como si en lativo (las leyes son hechas por una parte del todo social, para
España el poderjudicial hubiese llegado a desempeñar el papel regular al todo, al menos intencionalmente). A continuación
)upremo que ocupaba la lglesia católica en una constitución en pondríamos en corespondencia (2) con el poder ejecutivo, y
.a cual el ordenamiento jurídico estaría también socializado (3) se correspondería con el poderjudicial. En cuanto a (4): o
.'omo <<voz del pueblo», trasunto de la ley de Dios. bien lo declararíamos como composición vacía, dado que la
relación de la parte a la parte no podría ser nomotética, o bien
6. No es posible, ateniéndonos a las ideas ya expuestas, inscribiríamos aquí un cuarto poder (utilizando la denomina-
que :onsiderar fundamentada filosóficamente la doctrina de los ffes ción de Benjamin Constant), una suerte de poder moderador
ala poderes en cuanto clave de bóveda de la concepción jurídica (de parte aparte indeterminada), que si bien no es nomotética
le la sociedad política. La sociedad política, en efecto, es un tampoco es propiamente idiográfica, dado su carácter indeter-
en ,,complejo dinámico>> que desborda, por todos 1os lados, las minado. Indeterminación que también afectaría al concepto
a :squemáticas mallas en las cuales quiere envolverlo la idea de mismo de «prerrogativa>> del rey del derecho inglés, tal como
ala un Estado de Derecho. No tiene sentido, para decirlo breve- la interpretó Jellinek («lo que corresponde al rey una vez dedu-
inter mente, afirmar que la sociedad política es una totalidad social cidas las limitaciones que le impone e1 parlamento>>). De hecho,
nto ¡ histórica que consta de tres partes formales, potenciales o la justificación de la monarquía en las constituciones que asig-
,o :otestades, es decir, de los tres poderes consabidos: el legisla- nan el legislativo al parlamento, el ejecutivo al gabinete y el
de iivo, el ejecutivo y eljudicial. La sociedad política contiene iudicial a los tribunales de justicia, es sumamente oscura y con
1a otras muchas partes y, lo que es más importante, estas otms par- frecuencia apela a criterios metafísicos; como por ejemplo,
U§- ies no pertenecen ni siquiera al mismo rango de partes al que cuando se habla del «todo aufoorgar.iizándose>> a través del rey,
de pertenecen las potestades o partes potenciales. Ningún trata- presentado precisamente y ad hoc como la <<expresión» o <<con-
rey lista de derecho político se ofenderá si le digo que en el ciencia» del <<todo>> de la sociedad política.
:ZA'. momento de disponerse a frafar la estructura de la sociedad
de política no ha tenido a bien regresar a alguna concepción gene- Muy cerca de esta fundamentación están las concepciones
:al de las ideas de todo y de parte, a pesar de que no puede evi- del rey en términos de un cuarto poder que no sería, es cierto,

EL BASILISCO 15
un poder más al lado de los otros tres, sino más bien un poder tomar como modelo alguna otra constitución o sisrasis proce-
coordinador, o armonizador, de todos los demás en orden al sual malerial, y no para ffansportar sin más Ia estructura del
todo. Pero tal doctrina es puramente idealista y equivale a una modelo material a nuestro caso, sino para confrontar sus res-
resurrección, en el campo de la teoría política, de la teoría del pectivas <<anatomías», a fin de establecer no sólo las analogías,
Nous de Anaxágoras, o del demonio clasificador de Maxwell, sino también las diferencias y, por tanto, las rectificaciones per-
propios de la teoría física. El rey sería un principio ordenador, tinentes. La clave de la cuestión reside en el acierto en la selec-
un Nous o demonio clasificador de una multiplicidad dinámica ción de modelos; un acierto siempre relativo a otros ensayos de
constituida por partículas heterogéneas entregadas a su propia confrontación que, por ello mismo, deben ser presupuestos si
energía. Pero sabemos que un demonio de Maxwell es imposi- se quiere tener la posibilidad no sólo de confrontar e1 modelo
ble, que para ordenar su recinto tiene que extraer la energía de elegido con el material de nuestro análisis, sino determinar el
ese mismo recinto o de otro contiguo. El poder moderador atri- propio alcance de las rectificaciones que habremos de tener en
buido al rey no puede extraerse ni del ejecutivo, ni del legisla- cuenta comparadas con 1as rectificaciones exigidas por los otros
tivo ni deljudicial, sino de otras partes de la sociedad política. modelos.
¿De cual? Sin duda, del ejército. Así, el rey, aun cuando se
denomine poder moderador, en realidad resuita ser teórica- Por otra parte, el método de análisis por modelos de la
mente el poder supremo, reliquia del antiguo poder del «prín- sociedad política ha sido el método tradicional, aun cuando 1a
cipe por la gracia de Dios>>, mucho mas, desde luego, que mayoría c1e las veces haya sido utilizado de un modo grosero, a
encarnación de las meras funciones representativas u orna- saber, en nuestro caso, como si se tratase de modelos isomorfos
mentales, que también le corresponden. En la Constitución o unívocos. No es que por ello pueda decirse a priori que los
española del 78 el artículo 56 no sólo concede al Rey un esta- resultados carezcar de inferés; lo que ocurre es que tales resul-
tuto excepcional (inviolabilidad, no responsabilidad) por res- tados necesitan, a su vez, de una crítica pomenorizada, puesto
pecto de los demás ciudadanos, sino también poderes de árbi- que, por sí mismos, sólo consi.sten en meras analogías metafó-
tro y moderador del funcionamiento de las instituciones; por el ricas, y, lo que es peor, en metáforas que quieren a veces dis-
artículo 62.4, al Rey le corresponde el mando supremo de las frazarse de conceptos abstractos. Tal es el caso del modelo, sin
fuerzas armadas, así como también la declaración de guerra. duda más antiguo, y el que con más frecuencia ha sido utilizado
en el análisis de la sociedad política: el organismo viviente. Apa-
Al utilizar pues el término «todo», los tratadistas no dis- rece, en nuestra tradición, en el siglo v antes de Cristo, en la
tinguen por ejemplo las totalidades atributivas y las distributi- Roma republicana, en boca de Menenio Agr-rpa, enviado por los
vas, ni distinguen las totalidades sistáticas de las sistemáticas. patricios a apaciguar a los plebeyos retirados al Monte Sacro, a
Y al utilizar el término «p¿uIe» no distinguen las partes deter- raíz de la institución de la dictadura. En su célebre apólogo,
minantes de las partes integrantes ni de las constituyentes, ni Menenio comparó la sociedad política romana, entonces
siquiera distinguen las partes fomales de las parles materiales. revuelta, con el cuerpo humano. En la época en la que aun no
reinaba, como hoy, la armonía entre sus parles, los brazos, boca,
Y en el momento en el que hemos distinguido no ya par- muelas, &c., se indignaron al advertir que todos los alimentos
tes, sino rangos u ordenes de partes -las determinantes y las que ellos procuraban al cuerpo iban a parar al estómago, y se
integrantes, principalmente- podremos hacer una pregunta negaron a seguir trabajando, con lo que los miembros del cuerpo
nueva, pero decisiva: ¿acaso los tres poderes del E,stado de entero cayeron en una postración lamentable: comprendieron
Derecho son las únicas partes determinantes de la sociedad que el estómago no permanecía ocioso, sino que é1 era quien
política? ¿Acaso las otras potestades que suelen reconocerse redistribuía los alimentos. El senado era el estómago, y los ple-
en las constituciones (la potestad tributaria, por ejemplo) no beyos los miembros del cuerpo de la república. Un siglo des-
son también partes determinantes (sintácticas) y no partes inte- pués el modelo de «organismo de tres almas>> sirvió a Platón
grantes? Y si son partes determinantes, ¿por qué se han des- para construir su doctrina de las tres clases sociales que consti-
gajado del conjunto ternario constitutivo de los tres poderes tuyen el Estado (aunque también habría que considerar la con-
consabidos? Si cabe señalar otros conjuntos de partes deter- tribución que el análisis del Estado pudo haber tenido en la ana-
minantes referibles a capas semánticas distintas, pero igual- tomía platónica del organismo individual). Desde entonces la
mente internas al cuerpo político, ¿no corroboraríamos la utilización de 1a analogía entre la sociedad política con el orga-
impresión de que la teoría de la sociedad política como Estado nismo ha sido constante, y conceptos como el de «salud social»
de Derecho es sólo una reducción sesgada (jurídica) de la idea (salus populi) o el de «corupción» han llegado a ser algo más
filosófica de una sociedad política? que simples metáforas. Más aún: las analogías de este tiop se
llevaron en el siglo xlx, en la época del biologismo evolucio-
7. Es imprescindible cambiar el método de análisis de la nista, hasta extremos ridículos, por Spencer, por Scháfle y por
sociedad política si queremos evitar la reducción propiciada por otros: en la sociedad política habría que diferenciar el sistema
la concepción jurídica del Estado de Derecho. Y no hay otro ganglionar y el aparato vasomotor; habría un cerebro, el
camino sino regresar a la consideración de la estructura de la Gobierno, y una red nerviosa constituida por el tendido eléc-
constitución misma, en su sentido filosófico de sístasis proce- trico; o bien, cabría diferenciar en la sociedad política los cinco
sual de esta sociedad política, en cuanto totalidad atributiva de tejidos fundamentales: epidermis, epitelio, apófisis, vérlebras-
partes (integrales, determinantes, constituyentes) que se code- esqueleto y sistema nervioso; se hablaría de parasitismo social,
terminan circularmente de un modo causalmente <<cerrado>> a de microbios sociales y, por supuesto, de cirugía política (Costa
su escala, es decir, mediante la abstracción de otros múltiples habló en España de un «cirujano de hiero»).
factores también implicados. Ahora bien, si tenemos en cuenta
que 1a idea de una sístasis procesual es de índole formal, y que Pero cualquiera que sea el alcance que atribuyamos a estas
por tanto es imposible «deducir» de esa idea una estructura analogías, 1o cierto es que el modelo organicista en el análisis
característica, la única manera de proceder en el análisis de la de la sociedad política es inadecuado, dada la heterogeneidad
sociedad política para evitar el reduccionismo jurídico, será de principio entre ambos tipos de totalidades dinámicas: la

t6 EL BASTL§CO
e- rciedad política no es un organismo (ni un Leviathan, ni una seológico, el modelo de una ciencia positiva tal como se ana-
'
del i.rrmiga), sino un conjunto de organismos; por ello es más cer- liza desde Tateoría del cierre categorial.
res- :;ro el modelo del hormiguero o el del enjambre, utilizado tam-
::én ampliamente por nuesffos clásicos (Virgilio, Séneca) que El cuerpo de la sociedad política y el cuerpo de una cien-
per- : del organismo; porque Ia sociedad política se parece más a cia pueden considerarse, en efecto, como artefactos resultantes
selec- -r enjambre que a una abeja; en realidad es una biocenosis. (a partir de materiales previamente dados) de la construcción y
de reconstrucción operatoriapor los sujetos humanos. Según esto
si Sin embargo, y teniendo en cuenta que la constitución de comenzaremos por situar a la sociedad política en un «espacio»
lo -ra sociedad política es el resultado de una construcción artifi- similar al espacio gnoseológico, estructurado en tres ejes:
el :rosa (no por ello arbitraria) que implica cálculos. operaciones, semántico, sintáctico y pragmático.
en ,:nguaje articulado, &c., parece indiscutible que, al menos en
otros ;:rncipio, los modelos de aniílisis más adecuados habrá que ir a Una sociedad política, en tanto se supone rodeada de offas
:¡scarlos en el ámbito en el que se configuran las construccio- sociedades diferentes, puede hacerse consistir, considerada en
:-:s artificiales, los «artefactos». De hecho, el modelo de la nave el eje semiíntico, en una capacidad, potencia o poder de man-
de la :¡ dado lugar a resultados tan importantes, en la teoía política, tenerse <<cerrada>> en sí misma frente a las otrasl una sociedad
1a :.¡mo el concepto mismo de gobiemo (lcybernétes). No deja de política es, antq todo, una potencia, en el sentido económico
::rer interés reconsiderar, desde el punto de vista de el método político; por tanto, una totalidad sistática, de naturaleza proce-
,a
os :; los modelos, la utilización que algunos neotomistas hacían sual o dinámica. En cuanto potencia (ya sea una «gran poten-
los :: un pasaje de Santo Tomás (II-2, q.49, a.6, ad 3) como pre- cia>>, ya sea una «pequeña potencia>) un cuelpo político podrá
resul- :-'dente de Montesquieu. Santo Tomás, hablando de la pruden- descomponerse en ffes capas <<semánticas>>: una capa conjun-
; .¿. decía así: <<A lo tercero hay que decir que en la recta orde- tiva, una capa basal y üna capa cortical. Tenemos que adver-
o- --rción hacia el fin que se incluye enlarazón de la providencia, tir que las partes semánticas pueden descomponerse, a su vez,
dis- rporta la rectitud de1 consejo, y del juicio y del precepto; sin como partes determinantes (o funciones) y como partes inte-
sin ,.,i cuales, larecta ordenación hacia el fin no podría existir.» grantes o morfológicas. Las partes determinantes son aquí los
iilnque entendemos que es muy forzado considerar este texto mismos conceptos globales de las capas consabidas; las partes
Apa- ;.rmo un <<precedente» de Montesquieu, sin embargo admitimos integrantes son «miembros », <<órgano s >>, «instituciones >>, &c.
en la -.¡e tiene algún sentido tomar el análisis de Santo Tomás de los
1os :,-rmponentes de la prudencia individual (consejo, juicio, pre- La capa conjuntiva engloba todo cuanto tiene que ver con
;:pto) como un modelo para el aniálisis de los componentes de los procesos o mecanismos de interconexión intema entre las
,a
-na sociedad que se desenvuelve «racionalmente>>, es decir, por partes (por ejemplo, con las cadenas jeriírquicas de transmisión
:redio de la prudencia política. Y esto sin perjuicio de la recti- de órdenes). Lacapabasal engloba atodo cuanto tenga que ver
tn no :-cación inmediata que sería inmediato hacer cuando tenemos con las instituciones destinadas a la captación y transferencia
boca, ;l cuenta que la prudencia (ni siquiera la prudencia política) no de materia y energía, ya sea dentro del propio territorio, ya sea
:uede ser atribuida a la sociedad, sino a sus dirigentes; de ahí la por relación a los territorios extemos. La capa cortical engloba
yse :iversificación de los componentes que en la prudencia política a todo cuanto se refiere a la relación de un Estado con los otros
:¡brían de mantenerse o bien agrupados en una misma persona, Estados (relaciones diplomáticas, militares, aduaneras, &c.).
,: bien separados en personas o instituciones diferentes (el con-
qulen :;jo o concilio real, como poder legislativo; separación deljui- Situados en una perspectiva política, existe un cierto con-
p1e- ;io de los tribunales y del precepto imperativo y ejecutivo). senso en admitir que la Sociedad po1ítica (el Estado) mantiene
des- un control directo sobre la capa conjuntiva y sobre la capa cor-
De todas formas, el <<modelo tomista>> se mantiene en la tical; si no las absorbe íntegramente, por 1o menos regula sus
:úsma escala en la que podrían consffuirse otros modelos arti- mecanismos más generales: infraestructuras de transpofie y
con- :lciosos que impliquen noÍnas, deliberaciones, programas, eje- comunicación <<de significado estratégico>>, redes de informa-
ana- ¡ución de los mismos, corrección de errores i¡evitables (¿endó- ción, policía, educación; al Estado le corresponde e1 control del
la jenos o exógenos?) que surgen en el desarrollo del proceso. ejército, de la diplomacia, declaración de guenas, &c. En cam*
orga- Tal seía el caso del modelo del ordenador, o, en general, de los bio la parte que al Estado pueda corresponderle en relación con
nodelos precisamente llamados cibeméticos; más precisamente la capa basal suscita importantes diferencias filosóficas, las
mas Je un ordenador que, por su software,incluye programas múl- diferencias entre el liberalismo y el socialismo, por ejemplo.
SE
liples (poder legislativo), pero también requiere la ejecución de Liberalismo equivale aquí, principalmente, a la negativa a reco-
io- ,os mismos (poder ejecutivo) y la corrección de los resultados nocer cualquier forma de intervencionismo en la <<gestión
y por desviaciones o effores, endógenos o exógenos) en función de basal»; pero este «liberalismo>> es compatible con la concep-
-os programas (poder judicial). La gran ventaja de este modelo ción paternalista del Estado, como propietario de tierras e infra-
'o, el -s que nos permitirá subrayar la necesidad del hardware. Es estructuras. Advertimos también que aunque las discusiones a
eléc- Jecir, que nos pone de manifiesto el carácfer abstracto de toda propósito de la «privatización>> de los bienes que tienen que ver
cinco ;oncepción de la sociedad política que pretenda llevarse a cabo con la <<Sociedad civil» suelen mantenerse en el terreno de las
Jesde la docffina de los tres poderes juídicos. Sin embargo, el capas conjuntiva y cortical (se distingue entre empresas de
social, nodelo del software deja en la penumbra todos aquellos com- valor estratégico y empresas sin valor estratégico), sin embargo
osta ponentes de la sociedad política que contribuyen a su constitu- la cuestión fundamental gira en torno a la capa basal: ¿qué
;ión efectiva, y al margen de los cuales ni los programas, ni su quiere decir que el Estado sea <<propietario de bienes>>, o
ejecución, ni la corrección de los resultados funcionan. <<empresario>>? Lo importante aquí es tomar conciencia de que

ESTAS
estamos ante <<cuestiones de concepto>>.
álisis A fin de remediar estas insuficiencias hemos recurrido en
otra ocasión a un modelo más complejo (y no enteramente des- Sin embargo lo que aquí nos importa es atenemos única-
uinculado del modelo del ordenador), a saber, el modelo gno- mente al análisis de los «mecanismos conceptuales>> de com-

EL BASILISCO L7
posición y descomposición operatoria de las partes determi- nómicos). Tampoco e1 trabajo. ¡ir su sentido físico etológico
nantes que hayamos distinguido en la sociedad política, según (fuerza x espacio x coseno de s.t es intrínsecamente una cate-
sus diferentes capas. Cruzando los tres momentos del eje sin- goría económica, y sólo se convierre en tal al entrar en el cir-
táctico (términos, relaciones y operaciones) con las tres capas cuito del mercado, como traba-jo asalariado o vendido, por
distinguidas en el eje semántico, obtendremos una tabla de las ejemplo. El trabajo físico. «eto1ó_sico». desarrollado por un
partes determinantes sintácticas y semánticas del poder, consti- individuo que levanta pesos para lortalecer sus músculos no
tuida por nueve cuadros y capaz de engiobar como partes de su tiene, por sí mismo, significado económico; sólo cuando este
conjunto la doctrina de los ffes poderes jurídicos de los que veni- individuo, u otro semejante. desarrollando un trabajo igual,
mos hablando (omitimos aquí Ia consideración del eje pragmá- recibe una compensación económica por cuenta de un club,
tico, que habría que referir, desde luego, a los sujetos operato- que prepara su trabajo para un espectáculo con fines comer-
rios, es decir, a los políticos, gobernantes y gobemados). ciales, entonces ese trabajo alcanzará significaclo económico.
Otro tanto ocurre con el «trabajo» de1 ama de casa, que por sí
Capas del poder
Conjuntiva es un trabajo en sentido psicofísico, pero no económico, y por
Basal Cortical
Ramas del poder
el1o carece de sentido exigir por é1 una «retribución salarial».
Operativo Poder ejecutivo Poder gestor Poder milit¿u ¿Quién habría de darla, si se man{iene la institución de la fami-
Ustrrrcturrtiv0 Poder legislaüvo Poder planificador Poder federativo
Iia? ¿El Estado? En este caso el ama de casa se convertiría en
asalariada del Estado. es decir, dejaría de ser ama de casa y
Determinativo Poder judicial Poder redistribuidor Poder diplomático
aproximaríamos su situación a la de las «reducciones» de los
padres jesuitas en el Paraguay.
Desde el análisis de la sociedad política resumido en esta
tabla podremos, en primer lugar, al menos para efectos críti- Así también tampoco las transacciones, convenios, regalos,
cos, establecer las coordenadas de la idea de una sociedad polí- &c., que tienen lugar en el tráfico de la vida social ordinaria
tica (y de un Estado de Derecho, sea en sentido debil, sea en poseen significado jurídico; sólo desde un «totalitarismo jurí-
sentido fuerte) situándola en el conjunto del cuerpo político dico», como el que impregnó la idea de un Estado de Derecho
global. La idea de una sociedad política se constituiría en el en sentido pleno. todas eslas lransacciones. convenios o inte-
momento de la representación de los poderes del Estado racciones sociales, recibirán la califioación de legales o de ile-
determinados en el eje sintáctico, cuando este se cruce con la gales. Porque no caben «espacios vacíos de ley». Lo que signi-
capa conjuntiva de La sociedad política. Segin esto, 1a doc- fica que si existe aigún espacio efectivo (sea social, como el
trina de los tres poderes ofrecería una terna de determinantes abierto por una conversación privada; sea natural, como el
de la sociedad política considerada desde la perspectiva de la abierto por un cielo con nubes) «libre de ley», la concepción
capa conjuntiva. Esta doctrina recoge, por tanto, sólo un jurídica del Estado tenderá a forjar una norrna ad hoc que diga,
momento abstracto del cuerpo político; Io que no significa que por ejemplo: «son legales las conversaciones privadas», o <<no
su abstracción no pueda ser transfomada en una abstracción es ilegal el cielo con nubes» (lo que tiene aplicación efectiva en
objetiva («institucional»), mediante una hipóstasis, más o contextos tuísticos). Hasta las mismas nornas éticas resultarán
menos artificiosa, de la capa conjuntiva. Sería la abstracción reabsorbidas en el ordenamiento jurídico. El «totalitarismo jurí-
que pretende llevar a efecto la ideología liberal pura, no inter- dico» podría compararse! de algún modo, a aquel «totalitarismo
vencionista (la teoría del «Estado gendarme» o, después, del médico» que el doctor Knock intentó aplicar en Ia villa de su
«Estado mínimo»), que tratará de dejar definitivamente entre- jurisdicción, según nos contó Jules Romain en Doctor Knock o
gada a la «sociedad civil» la capa basal (en gran medida, la el triunfo de la medicinr-¿. El doctor Knock se propuso y, en el
«Administración»); en cuanto a ia capa cortical, supondrá que escenario al menos, 1o consiguió, <<elevar a la existencia médica
eila es coyuntural, e incluso (una vez lograda la paz perpetua) a todos los ciudadanos de la villa». Así también los doctr-inarios
prescindible. del E,stado de Derecho se habrían propuesto <<elevar a la exis-
tenciajurídica» a todos los ciudadanos de Ia sociedad política.
Desde nuestro punto de vista nos veremos obligados a El fenómeno degenerativo que conocemos como «iudicializa-
concluir, sin embargo, que la abstracción inherente a la idea ción de la vida política» podría ser considerado como una con-
de un Estado de Derecho mínimo. en cuanto teoría de la socie- secuencia lógica de la concepción totalista del Estado de Dere-
dad política, tiene tanto de ficción como de abstracción, puesto cho; porque desde el momento en que se supone que todos los
que nunca jamás el Estado se ha podido replegar a su capa contenidos de la vida social y política están «elevados a la exis-
conjuntiva, salvo en e1 tereno de una ideología doctrinaria. La tenciaiurídica» habrá que ver también a todas las actuaciones
teoríajurídica del Estado de Derecho no es sino un reduccio- adrninistrativas o militares del gobiemo, incluso las que tienen
nismo jurícIico, paralelo al que, por su parte, lleVa a cabo la Iugar en el seno de los partidos políticos en cuanto tales, como
teoría económico política del Estado. Para la concepción eco- susceptibles de ser juzgadas por los tritrunales de.justicia.
nómico política del Estado (que algunos confunden con el
materialismo económico) tanto los procesos de producción 8. Ahora bien: el concepto de Estado de Derecho se
como los de consumo que tienen lugar en el seno de un Estado define, como en general toda estructura ideal, simultánea-
determinado serán considerados como procesos económicos. mente tanto por la negación respecto de otros modelos alter-
Se trata de un grave eror: el consumo individual no es en sí nativos del género (en este caso, el del Estado) como por la
mismo un proceso económico, sino fisiológico (y aquí se afirmación de características propias constitutivas de la espe-
funda la distinción entre el valor de uso y el valor de cambio); cie. Acaso pudieran reducirse a dos estas características, la
ni la producción, ni el trabajo (en su sentido físico-etológico) primera de las cuales tiene que ver con la estructura misma,
son tampoco intrínsecamente procesos económicos. Las forti- en sus partes determinantes, del Estado de Derecho, y Ia
ficaciones, las vías de comunicación y, en general, las obras segunda con la relación de este E,stado de Derecho con la
públicas de interés estratégico, no tienen necesariamente ni sociedad política a Ia que conforma (en tanto esta sociedad
causalidad ni finalidad económica (aunque tengan efectos eco- está constituida por individuos, familias, grupos, ciases socia-

18 EL BASILISCO
. instituciones...). A estos dos caracteres viene a referirse
'ralidacl Carl Schmidtt al proponer los clos principio\ que.
-.Ln ó1. estarían conformando la idea ile un Esiado cle Dere-
, un «principirl c1e org.rniz.ar'idn.. (quL- sc concreta eíi la
:rina de la separación de p,oderes )r comprendc la delimi-
',n jurídica entre el Estado y el ciudadano medi.ante el
iipio de la .reserva legal": sólo por una 1ey puede esta-
jise 1¿r lirnitación cle la csfera de las libertadcs) y un
ircipio de distribución» (que estabiecería las libertadcs
.Lnrenfales. ei reconocimiento de los der:echos clel indivi-
. Carl Schrnicltt. siguiendo la costumbre de uil gran
:ro cle juristas. considera que 1a idea de urr Estado de
-'¡ho cnvnelve la conjunción cle estos clos principios: y.
.:LLr1a. esta coniunción ciefine una modulación de Ia idca
Esiaclo de Derecho quc cs dit-erenciable de otras. pero sin
|uea1¿1 considerarse co[1o terminada en sí misma. En
r ,. la modulación cle referencia es biturcabie en otras ¡ios
. i!-s átomas. como lo demLrestra el hecho de que cl pri.n-
t1e clistribucirin podrá entenderse en un sentido totalist¿r
r-cto cle los tliversos clerechos pertinentes), o etl un sen-
::J1OS, '¡rii'cialista. Ahora bien, esta aiternativ¿l puede consicle-
ir-reria i :rbicíta en el contcxto de la deterntinación relativa por
,rLirí-
i se determina la idea del Estado de Derecho. Si adernás
.:¡ChO ,. clos principios de Schmicltt tenemos en cuenta e1 prin-
rnte- tnegativo) cle dclimitación -qr-Lc haríamos consistir u-tt
-: rle- ':ritación del poder ejecutivo advertiremos que esta deli-
' i-sni- ,ión se clivide, naturalmente. en su Iímite, en total o en
. :',O el rrl. En efecto, por cl principio de delir¡itación el Estado
,]Ll el -r,'techo se definirá, negativamente, como la coustjtución
::aión i!-a orientada a limitar o 1'renar el poder omnímodo. en
= iio:¡ - ipio, ciel ejecutivo (en cuanto poder tiránico o despótico), A) Como Estado dt: Derecho distributivo-individual
' ..no -'tiéndolo al «imperio de la ley» (dcl legislativo y del iudi-
:., ¡ en .\hora bien, esta iimitacitin podrá ser parcial (cuando el a) ya sea en la fbrma dc un Estado de Derecho distribu-
- rlrán - ejecutivo quecle limitado en muchos de sus puntos por
r tivo individual (capitativo) y parcialista (por ejeinplo,
i ,lilrí- ras precisas) o total (cuando" al menos intencionaimente, nna democracia con sutiagio censitario)
¡'ismo 'r.-tenda que no queda ningún (<vacío de iey» en el que b) ya sea en la forma de un Estado de Derecho distribu-
i -ir'SU . -:a actuar el ejecutivo). Por ello dijimos que el principio tivo individual (capitativo) y totalista (por ejemplo una
,.ko tistribución pucde, por lo menos, aplicarse de mocio par- democracia con sufragio universal)
. ill el r de modo total; sería gratuito restringir el concepto cle
'i;1ica ,.io r'le Derecho a una sola de estas alternativas (concreta- B) Como Estado de Derecho distributivo-grupal
--'..ilios ric. a la totalista), cuando ambas han de rnantenerse como
; ¡tis- .,,nes c1e un sisiema. El proceder rnás 1ógico será el que c) ya sea en la forma de un Estado c1e Derecho distribu-
¡ .'iica. . ileve a distinguir una modulación totalista y otra percia- tivo grupai y parcialista (por ejemplo, reservando la
'.
. -tttl,a- .l de la idea de Estado de Derecho. Pero otro tanto habrá prerrogativa o cuarto poder de Constant, es en este
,r atlll- - decir también a propósito de1 principio de distribución, ámbito en el que se mantiene Montesquieu)
: L)üre- .rclo tenemos en cuenta que la distribución (del derecho a d) o bien en Ia forma de Estado de Derecho distributjvo
: ,¡ los .,¡ciedad política, tomada en función de los individuos que grupal y totalitario (por ejcmplo el Estado nacional
.::riS- -Lrmponen) es sólo una alternativa de otras distribuciones socialista)
l- -rlneS .rb1es, a saber, las que contemplan a la sociedad política no
.. ar1en ri,)nlo un conjunto de individuos, sino como un conjunto En este sistema de altem¿rtivas taxonómicas, el postulado
. -()illo jrupos. o de farnilias, o de clases sociales o de institucio- de circunscribir el concepto de Estado de Derecho a ia situa-
.. Sería de todo punto gratuito limitar el concepto <le Estado ción Ab, como hace Schrnidtt, resultará por completo arbitra-
Derecho al caso de las distribuciones «individuales». La rio, y además encerr¿rrá el peligro de cortar las relaciones sis-
!.11) Se -irnstancia de que existan concepciones del Estado de temáticas existentes entre las diferentes modulaciones.
i,.,llea- :r-cho, como la de Kelsen, que no distingan entre distribu- Preferible es denominarlas por mal'cas específicas: de este
:.,ilCf- ,nes individtLales y grupales, no quiere decir que e1las no modo, en lugar de concluir, con Carl Schlnidtt, que el conccptcl
.'lf' la .rtan en la realidad. de Estado de Derecho sólo se cumple en el caso de la conjun-
i:.pe- ción del principio de distribución individual y del principio de
,-.,.. la En resolución: la idea de un Estado de Derecho, en su orgar.rización, diremos que la conjunción de estos dos princi-
:- . ¡1114, ,rnento más genérico, quedar:ía constituid¿r por ia conjunción pios da lugar a la .especie>> Estado de Derecho en sentido capi-
L.rla ., principio de delimitación (o freno del ejecutivo por medio tativo individual (no por ejemplo por <<cabezas de familia»),
- ,tl la ,l lc-eislativo) y del principio de organización, (doctrina de Ia pero qlre también hay que hablar de Estado de Derecho totali-
'- ..,dad i¡¡rración de podcres). Pero esta idea genérica se desan-olla- tario o distributivo grupal (que no 1'espeta el derecho Ce legali-
i.,rcia- ., neces¿lriamente según las siguientes alterlativas: dad o reserva legal) en el caso del Estado naclonal-socialista;

]-I\CO I- tsASILISCO 19
porque en este caso hay un principio de delimitación totai (la ¿Hasta que punto es posible un cie :piece del todo sistático
pro-
iotalidad de la acción del Estado está sujeta a la ley) y un prin- cesual en sus partes detemlinente:. rndependientemente de su
cipio de distribución grupal (cuerpos especiales, privile-eios, despiece por partes integrante\ r' recÍprocamenfe? En nuestro
g1'upos raciales...), es decir, una distribución fascista, cuyas teó- caso: ¿hasta qué punto es posible analtzar la sociedad política
ricos fueron juristas de la talla de Günther Krauss o de Otto según sus tunciones (entendldas collro fiartes deteminantes sin-
Kóllreutter. tácticas, sean conjuntivas. basales o corticaies) abstrayendo
todo tipo de análisis llevaclo a cabo en el plano n-rorfológico, es
clecir, según sus partes formales integrantes'?

III. La separación de los tres poderes Sin duda, habrá que discutir'la tesis que mantenga la impo-
sibilidad de esa abstracción, es decir, Ia tesis que mantenga que
todo despiece funcional de la sociedad política (atengámonos
1. Una totalidad dotada de unidad sistática (como pueda al modelo de los tres poderes) dice sienrpre relación a aigún
serlo un organismo de [a clase de los mamíferos) es una multi- Lipo de despiece integral, y acaso también recíprocamente. En
plicidad de partes que el análisis exige diferenciar. Pero. ¿por párticular: si Montesquieu llevó a cabo el análisis de la socie-
donde? ¿acaso puede hablarse de «iunturas naturales»? Porque dad política en términos de los tres poderes a los que atribui-
el concepto de «junturas naturales>> parece vinculado a la tesis mos el rango de determinantes sintácticos de la capa conjun-
cle que en el todo sistático hay diferencias de parles previamente tiva, habría sido gracias a que él presuponía ya dif'erenciados
a la disección anatómica. Una «diferenciación natural», ¿,no es ciertos órganos o partes morfológicas de las sociedades políti-
sóio un espejismo resultante de reproducir una disección o des- cas (monarca, parlamento, estados generales) en relación con
piece afiificiosamente trazado anteriotmente? La cabeza de un las cuales podía establecer funciones precisas. Pero, ¿a qué
fémur se aloja perfectamente en su acetábulo pelviano: ¿puede escala de despiece integral se mantuvo Montesquieu, y con é1
hablarse de dos partes diferenciadas, el fémur y el acetábulo, sus sucesores? ¿,a escala de partes fomales de la sociedad polí-
anteriormente a su despiece? Los hipocráticos se inclinaban por tica o a escala de partes materiales'?
la respuesta negativa: las pafies del organismo sano estarían uni-
das por continuidacl (la enfermedad procedería precisamente de 3. En cuaiquier caso hay que tener presente la posibilidad
la ruptura de esa continuidad, por una herida, /zelftós); según de clefinir una totalidad sistática, tanto si es estructural como si
Aristóteles la unidad procede de la fbrma global (de la entele- es procesual, ateniéndonos únicamente a sus partes determi-
quia o alma intnanente en el ser viviente). Los galénicos admi- nantes. La definición resultante será, sin cluda, abstracta, mera-
tían la clivisión actual de las partes del organismo, por así decir. mente funcional o ideal, puesto que ninguna totaliclad efectiva
sus «junturas naturales>>: el organismo se compone de múltiples puede existir si no está dotada de una morfología precisa. Pero
órganos mutuamente interadaptados, en gran medida a conse- ésto no excluye Ia posibilidad de disociación, al menos dual,
cuencia de ia acción de principios externos; pero cada uno de clada La soc'ietlctd: quiere decir que la sociedad política, como
los órganos estaría dotado de una relativa autonomía teleoló- cualquier otra totalidad, podremos analizarla o bien desde la
gica: la concepción galénica prefigura esa concepción del «auto- perspectiva de totalidad determinable (dejando como fbndo
matismo animal» que, fbrmulada por Gómez Pereira, pasó a desdlbujaclo o indeterminado la totalidad morfológica) o bien
Descartes y, a su través, ejerció sin duda su influjo de algún clesde la perspectiva de la totalidad morfológica (dejando como
moclo en Montesquieu. El organismo es un compuesto de pie- fbnclo indeterminaclo la totalidad deteminante). Cuando defino
zas u órganos (no de materia y forma), cada uno de los cuales el triángulo plano como un simpleio, estoy analizándolo en sus
se caracteriza por una función propia: la función orea el órgano. paltes deteminantes, cuando 1o defino como la figura obtenida
Es un principio cuya evidencia se ejercerá sobre todo en el por el corte diagonal de un cuadrado, lo deflno morfológica-
ter:reno de aqtrellos órganos que, ellos mismos, hayan sido deli- mente; cuando defino una palanca del primer género por la fór-
mitados como tales relativamente a una función ad hor:. mula (P,A,R) me muevo en el plano de una totalidad determi-
nante; si la defino como.,tijeras" estoy en el plano de una
En cuaiquier caso. la utilización de la idea galénica del mortología integral. En la medida en la cual las partes deter-
organismo, como modelo canónico de la sociedacl política, no minantes puedan ser determinadas como lunciones, las partes
tendría mas alcance que el que pueda tener como soporte de mortblógicas podrán desempeñar el papel de parámetros de
ciertos rasgos genéricos del organismo en cuanto totalidacl sis- aquellas lunciones. Hablaremos así de la posibilidad de un aná-
tática. Si suponemos que una multiplicidad de partes se man- lisis no paramétrico, junto con un análisis paramétrico, de las
tienen en la unidad del todo orgánico, en virtud de que esa mul- totalidades sistáticas procesuales.
tiplicidad tampoco es uniforme, sino plural, habrán de
reconocerse un tipo o rango de partes llamadas integrantes o Teniendo ante la vista estas distinciones podremos adver-
morfológicas y otro orden o rango de partes que llamamos par- tir la gran oscuridad y confusión que la idea de la separación
tes determinantes. Las/rlnciones de la máquina (o del orga- de poderes (interpretados como partes determinantes) debe
nismo o de la sociedad política) habrían de interpretarse como ar:rastrar cuando no se tienen presentes las distinciones de refe-
partes determinantes (co-determinantes) mientras que los rírga- rencia y otras muchas que no consideramos aquí. Pues la sepa-
¡¿os o instituciones serían partes integrantes o mor1blógicas del ración de las funciones de la sociedad política puede ir referida
todo procesual. a los cleterminantes, en tanto se distinguen de otros cletermi-
nantes, o bien la separación puede ir referida a las partes mor-
2. Los problemas filosóficos más arduos que están en el fológicas. Es obvio que los análisis no paramétricos no podrán
lbndo de la teoría de la sociedad política son los que tienen que remitirnos a situaciones independientes de los análisis para-
ver con las relaciones entre los todos determinables (corres- métricos. pues las situaciones no paramétricas se comportarán.
pondientemente: con sus pafies deteminantes) y los todos inte- en todo caso, corno situaciones genéricas (indeten-ninadas) sus-
grables (correspondientemente: con sus partes integrables). ceptibles de ser determinadas morfológicamente' ¿',4 qué se

20
EL BASILISCO
F pro- :::leren Montesquieu o los «científicos de la sociedad política» tales como cónsules o dictadores de la república romana; la aris-
bde su :,¡ndo suscitan la cuestión de la separación de poderes? ¿A la tocracia es un <<cuerpo>> que comprende varias instituciones, tri-
f"rt o :.::sración funcional pura o a la separación morfológica, o a bunales, &c., que pueden tener designios diferentes, pero lo
f,litt"u - .bas cosas alavez? Teniendo siempre en cuenta que separa- cierlo es, como ocurre en Venecia (una república de patricios)
§ sin- - in es, ante todo, separación esencial más que existencial; que que, <<estos tribunales diferentes se componen de magistrados
[endo :.:r¡uación es independencia en los ritmos combinatorios, más del mismo cuerpo [a]; 1o cual forma una misma potestad»
es - - : *separación sustaricial». (2:44). Cabría concluir que Montesquieu no maneja, en todas
[co, las ocasiones, las ideasL,E,J, en abstracto, sino que las consi-
I
Es evidente que la separación funcional pura es un con- dera casi siempre <<encarnadas>> en alguna parte morfológica.
I

-.:to redundante: las partes determinantes tienen que estar Por ejemplo: «Una vez establecido el ejército, no debe depen-
li*po-
ga que funcionalmente, por ser distintas. Su misma defini- der inmediatamente del cuerpo legislativo, sino de la potestad
'.::a¡adas
ponos - ,n implica su separación funcional o esencial. Pero esta sepa- ejecutiva; 1o que debe ser así por lanatnxaleza de la cosa, pues
i algún -:ión funcional no implica ni un aislamiento absoluto -por la su incumbencia consiste más en acción que en deliberación>>
[e. En : Jeterminación necesaria a esas partes- ni una separación (2:56). Através de esa <<encafitación>> tendría lugar propiamente
isocie- :- rrtológica. La doctrina de la separación de poderes, ¿ha de la aparición deluna potestad. Así, en Turquía, o en las repúbli-
:'. arse al terreno de la separación absoluta? Así parecen pen- cas italianas, es el mismo cue{po de legislatura [diríamos, a o
lin"i- .;:1o quienes, al menos por relación al poderjudicial (y a veces ml el que tiene como ejecutor de las leyes toda la potestad que
bnjun-
tsiados :.:nbién al legislativo) proceden como si las sentencias o las se ha dado a sí mismo como legislador.
políti- ,';.:s estuvieran deriviíndose directamente de un cielo de valo-
con ::- eternos que obligase a postular, al menos como ideal, 1a Ahora bien, los titulares de estas potestades efectivas (no
qué ::.is de la separación «megárica» (absoluta) de las funciones meramente abstractas) son partes morfológicas particulares (tri-
con él :::nciales. Tan solo al poder ejecutivo se le pondrá en relación bunales, instituciones, asambleas) pero en cuanto, a su vez, son
polí- : . r ia realidad empírica cambiante y «sucia>>. ¿Qué quiere partes estructurales (m, a, r). En cierto modo, según esto, las
::-ir entonces co-determinación de los poderes? partes L, E,, J, no son dependientes, existencialmente conside-
radas, de las partes morfológicas a, r, m, puesto que no pueden
idad Por otro lado, ¿acaso la separación morfológica implica la fun- darse sin ellas; sin embargo son independientes esencialmente,
SI - :nal? Si ponemos a un lado las partes funcionales y al otro las en la medida en que no hay una coordinación biunívoca entre
los conjuntos constituidos por ambos despieces. En definitiva,
- -,riblógicas, según escala, caben estas situaciones hipotéticas: tomaremos como modelo de despiece de Ia sociedad política
va t 1) Situaciones de coordinación biunívoca entre el des- en sus partes morfológicas el análisis, procedente de Dicearco,
Pero piece funcional y el despiece morfológico del todo pro- Polibio, &c., que antes hemos considerado como precedente de
dual, cesual. Si hay tres funciones deberá haber tres institu- Montesquieu, según el cual una sociedad política madura ten-
como ciones morfológicamente separables. dría que consta.r, por lo menos, de tres par1es o regiones mor-
la l2) Situaciones en las cuales diversas partes determinantes fológicamente delimitadas: las instituciones moniárquicas y las
fondo o funciones se aplican a una misma parte morfológica. que a ellas se vinculan (m), las instituciones aristocráticas y 1o
o bien Hablaremos de situaciones de concentración. que con ellas se vincule (a) y las instituciones republicanas («el
como (3) Situaciones en las cuales un mismo poder resulte estar pueblo») y lo que con ellas se vincule (r). A nadie se ocultará
defino referido a diferentes órganos: hablaremos de situacio- la imprecisión de este despiece, la borrosidad de las partes obte-
en sus nes de separación por dispersión. nidas por é1. ¿Que conjunto de instituciones se engloban efec-
tivamente en la «aristocracia>>? ¿Hasta qué punto hay institu-
lca- -1. Analicemos la doctrina de la separación de poderes, con ciones comunes a la aristocracia y a la monarquía? Pero no
la fór- ,::erencia a Montesquieu, situiíndonos no sólo en la perspec- proponemos aquí este despiece a,m,r como derivado de algún
-. ¿ de las partesdeterminantes sintácticas, en el sentido dicho, criterio propio, sino como el criterio que, aunque confusamente,
una también en la perspectiva de las partes morfológicas. habría sido utilizado de hecho, y principalmente, aunque no
'.io
deter- exclusivamente, por Montesquieu. Por lo demás, este despiece
partes Tomaremos como modelo de despiece de la sociedad polí morfológico a,m,r no seía en principio más confuso que el des-
de :--r en sus partes determinantes la doctrina de los
tres poderes: piece funcionalL,E,I, aun cuando este último suela ser sobre-
ana- ,;¡islativo (L), ejecutivo (E) yjudicial (J). entendido como la más luminosa expresión, clara y distinta, de
de las la esffuctura política.
El despiece de la sociedad política en sus partes morfoló-
:,.-as es mucho menos seguro. Atengámonos al proceder que 5. La doctrina de la separación de poderes, tal como la
adver- )'lontesquieu parece seguir, comenzando por decir que él no encontramos expuesta en el Espíritu de las Leyes, podría con-
c10n ::;erencia claramente las paÍes determinantes de las partes mor- siderarse como una construcción que se mueve en un «tablero
debe :..lógicas; lo que no significa que no estén presentes en él estos conceptual>> en el que figuran términos <<recortados>> a una
refe- :-Íerentes órdenes de descomposición. En efecto, además de los escala muy similar a los conceptos que acabamos de enumerar:
sepa- :oderes abstractos, Montesquieu se refiere constantemente a {L,E,J} y {m,a,r}. La construcción de Montesquieu, además,
::rtes integrales, tanto de tipo estructural (como órganos, tri- se habría circunscrito a un área relativamente delimitada, den-
rml- :unales, instituciones, comicios, Señoía o consejo supremo de tro de este tablero, y él habría estado consciente de ello. Dice
mor- \ enecia, Sultán de Turquía, &c.) como de tipo masivo (por en el capítulo final del libro xI: «Yo quisiera indagar cual es,
n :.iemplo las diversas ciudades de la república romana). Pero, a en cada uno de los gobiernos moderados que conocemos, la
para- ,¡ i ez, todas estas partes integrales son ffatadas como si fueran distribución de las ffes potestades, y calcular en consecuencia
n, :..ibpartes insertas en offas partes de rango más general, a saber, el grado de libertad de que puede gozar; pero no siempre se ha
) sus- .: monarquía (m), la aristocracia (a) y el pueblo (r). La monar- de apurar tanto la materia, que no quede nada que hacer al lec-
qué se ;i-ría engloba tanto al príncipe hereditario como a magistrados tor. No se trata de dar que leer, sino de dar que pensar.» (2:89)

Ef- BASII,ISCO 2t
E1, Espíritu de las Leyes no <<ha agotado Ia rnateria", ante Representar;n-,,. : .:t.'--. : --:persiónentretérmi-
todo, en cuanto al desarrollo de su combinatoria impiícita. Pero nos (detenninanta! ar r, : -- ,--r.-:rl,c ballls interpuestas
lo que ha ofiecido es de amplitud suficiente como para permi- entre ellos (por e-¡empL., L.: "..,: .. .,riir,[r¡ 1a concentración
tir persuadirnos, por un lado, de que efectivamente su cons- entre términos t-lanque"r-,; : . : --: j...r\L¡ cLr¿rndo sean del
trucción procedió a la escala del t¿ülero que hemos dibujado y. mismo orden (determinei-.t;. .. -:-.- :. . f r,r ejelnplo (L,E) o
por otro lado, de que la confusión y la oscuridad envolvió por (r,a), y yuxtaponienclo unu l;ii., -, .r-: -. , ilr> de otro orden flan-
todos los lados los pasos de quien, sin embargo, quiso continuar queadas por paréntesis. por r'-ir.-,f , L .:-, ,.¡ nrrJ l. Los corchetes,
el método cartesiano. La oscuridad y confusión afecta no sola- por ejemplo [E,L,J] simbohz;r,in r-,,:r'r-1.l¡n Lot¿,ilización.
mente a las relaciones entre poderes y paftes morfblógicas a las
que ya nos hemos referido, sino también al concepto mismo de
separación de poderes. Pues bajo la rúbrica de Ia septrración de I. Tablero combinatorio de \Ionte":quieu con 27 (6+18+3)
poderes, en efecto, se comprenden tres situaciones muy distin- disposiciones implícitas en la doctrina de los tres pode-
tas, a las que Montesquieu y sus sucesores se refieren de hecho res desde la perspectiva de las partes determinantes
en diversas ocasiones, y que denominamos respectivamente la desarrolladas de modo no disperso por sus partes mor-
separación en sentido de diversificación, separación en sentido fblógicas.
de dispersión y separación en sentido de disociación de pode-
res. La separación global de los tres poderes se opone a la con- El desarrollo de L,E,J respecto de m.a.r puede tener lugar,
cenÍación de los mismos en alguna de las partes morfológicas; algebraicamente, según tres disposiciones combinatodas (A), (B),
Ia separación como diversificación de poderes es la situación (C), cuya estructura abstracta (no paramétrica) representamos, de
opuesta a Ia concentración, en general, del poder. Por tanto la acuerdo con los símbolos estipulados, del siguiente modo:
diversificación puede tener lugar sin separación, y Ia separación Disposiciones alsstractas (no paramétricas )
sin diversificación. Un poder, por ejemplo el poder legislativo,
puede estar diversificado en órganos, tribunales o instituciones
(A) Disposición de separación total o simple
dif'erentes, es decir, no concentrado en un solo príncipe o en una ILIEfi)
sola institución y, sin embargo, puede no estar separado de otro (B) Disposiciones de separación parcial
poder que esté diversificado del mismo modo; y un poder diver- BL t(L'EyJl
sificado puede no estar disperso en sentido estricto, si su diver- B, L(L,JyEl
sificación se mantiene en ei ámbito de una única parte estructu- B, I(E,J),411
ral, como ocurre en Venecia, en la que los tribunales diferentes
se componen de magistrados del mismo cuerpo, es decir, de una
(C) Disposición de separación nula
pafie estructural, a saber, la nobleza. La separación, como diso- L(L,E,J)l

ciación de poderes, es un concepto que también se dibuja en la


relación de las partes determinantes y las integrantes. Ahora
bien, no es un pocler el que se disocia de las partes estructura- D i.spo.ri t' it tne 5 .. pa r0 m¿lr ¡ t'aS ^

Ics, ni el que se diversifica en diferentes órganos o instituciones (A) Seis disposiciones (= 3!) de separación total (tomando
de una misma pafie estructural, ni el que se separa globalmente, cada permutación de las tres integrantes como una dispo-
a través de otras pates morfblógicas de otlos poderes, sino aquel sición respecto de una secuencia dada)
que, «en sí mismo», se distribuye en dif'erentes partes estructu- (1) fL(m),8(a)/JG)l
rales. Este concepto está ejercitado en varios lugares, aun (2) LL(m)/E(r)/J(a)l
cuando confundido con oúos criterios. Por ejemplo, en el capí- (3) tL(a)/E(m)/J(r)l
tulo xvtx del libro xI, Ieemos: «La potestad iudiciai residía en (1) tL(a)/E(r)/J(m) |

ei pueblo, en el senado, en los magistrados y en cierlos jueces... (5) LL(0/E(m)I(a)l


(2:11) (6) fI-(r),E(a)/J(m)l
Nuestro planteamiento nos obliga a regresar a la estructura (B) Dieciocho disposiciones de separación parcial (tomando
más general de ese tablero combinatorio por algunas de cuyas los tres pares de B: (2x3)x3=18)
casillas habría discr-Lrrido la construcción originaria de la doc- Br (7) 1(L,E)(m)[(¿)]
trina de la separación de poderes. Por 1o demás. este tablero, en (8) tG,E)(ni)/J(r)l
virtud de la dualidad de la que hemos hablaclo, podrá ser abor- (9) l(L,E)(a)/J(m)l
dacio, ya sea desde la perspectiva de las partes determinantes, (10) l(L,E)(a)/J(r)l
en tanto se «desarrollan» por las partes morfológicas (I). bien (11) L(L.EXr)/i(m)l
se a desde ia perspe cfiva de las partes morfblógicas en tanto se
(12) I(L,E)(0/J(a)l
«desarrollan» por las partes determinantes (II). Desde Ia pri- B" (13) L(L,J)(m),8(a)l
mera perspectiva. la doctrina de la separación global de pode- (ta) l(L,J)(m),e(01
res se nos ofiece, bien sea en estado no paramétrico, bien sea I l5 r f
rL.J)(r)/Er rn)l

en estado paramétrico, como separación de poderes funciona- (16) LG,J)(a),'E(L)l


Ies relativamente a las partes morfológicas y órganos confusa- (17) t(L,J)(r)/e(m)l
mente distinguidas en las sociedades políticas utilizadas corno (1rJ) f(L,J)G),8(a)l
materiales de análisis. Desde I¿r scgunda perspectiva, la doc- Br (19) I(E,J.)(m)/L(a)l
trina de la separación de poderes se nos ofiecerá, ante todo, (20) L(E,i)(m)/LG)l
como doctrina de la dispersión de las partes determ-inantes, en (21) t(E.J)(a)A0n)l
virtud de esta posibilidad de dispersión no habrá que pensar a (22) t(E.JXa),4-(rl
las partes determinantes como si clebieran aparecer obligada- (23) l(L,,JXr)/L(m)l
mente concentradas en un único órgano o institución. (24) t(E,J)(L)/L(a)l

22 E,L BASTI,ISCO
¡¿rmi- '::: disposiciones de separación nula * Sin dispersión absoluta, con dispersión de E total o
L-c-¡Ii:lS
r:ción l: r [(L,E.JXm)] -+ «despotismo honoroso». monarquía absoluta parcial. y no de L
_ t, L.E.J r(arl r oligarqura (32') LJ(m,a.0 ¡ L(a) ,r E(m,a,0l
;r del
L.Ei o l- r [(L,E,JXL)] -+ democracia, demagogia (33') U(m,a,r) r L(a) ,r E(n"a)l
(34') U(m,a,r) ¡ L(a) r E(m,t)l
i ilirn-
(35') [J(m,a¡) r L(a) ¡ E(a.0]
]-"ai-s.
. :hlero combinatorio de Montesquieu con ll5 (24+9L) (36') U(m,a,r) ¡ L(m) r E(m,a,r)l
r iposiciones implícitas en la doctrina de los tres pode- (37') LJ(m,a,0 a L(m),r E(m,a)l
-.¡ desde la perspectiya de las partes morfológicas (38') [J(m,a¡) n L(m) r E(m.r)]
r !'sarrolladas por las determinantes. (39') U(m,a,r) ¡ L(m) ¡ E(a.r)l
l8+3)
(40') fJ(m,a,r) n LG) ¡ E(m,a,t)l
pode-
(4i') U(m,a,O r L(r) n Efui.a)l
rantes Seis disposiciones (= 3!) de dispersión nula (equivalen a (42') [J(m,a,r) n L(r) ,r E(m,r)]
imor- 1as comespondientes disposiciones de A: l'=1; 2'=2 &c.) (43') [J(m,a,r) n LG) ¡ E(a,r)l
(l') Lm(L)/a(E)h(J)l
(2') tm(L)/a(J)/r(Ell
* Sin dispersión absoluta, con dispersión de L total o par-
ir"rgar, (l') tm(E)/a(L)/r(J)l cial, y no de E
r . (B), (+') tm(E)/a(J)A(L)l
(44') [J(m,a,r) .^, E(a) ,r L(m,a,r)]
lLrS. de (5') Im(J)/a(L)/r(E)l
(6') lm(J)/a(E)/r(L)l
(55') fJ(m,a,r) ,^' E(r) ¡ L(a'01

Dieciocho disposiciones (2x3)x3=1 8 de dispersión parcial C,' Treinta disposiciones de dispersión completa ejecutiva
3 (m,a)/¡ (7') t(m,a)L/r(J)1 E(m,a,r) en situaciones distintas a una dispersión absoluta
(8') [(m,a)L/t(E)] * Sin dispersión absoluta, ni judicial J ni legislativa L
(9') f(m,a)J/r(E)l (56') LE(m,a,0 r L(m) ¡ J(a)l
(10') t(m,a)Jh(L)1
(11') t(m,a)E/r(J)1
(12') f(m,a)Eh(L)l * Sin dispersión absoluta, con dispersión de J total o par-
B.' (m,r)/a (13') [(m,r)L/a(J)l cial, y no de L
(14') [(n,r)L/a(E)] (62') [E(m,a,r) ¡ L(m) ¡ J(m,a,0]
(1s') f(m,r)J/a(E)]
(16') t(m,r)J/a(L)l * Sin dispersión absoluta, con dispersión de L total o par-
(17') f(m,0E/a(J)l
cial, y no de J
(18') t(m,r)E/a(L)l
(74') LE(m,a,0 n J(a) n L(m,a,r)l
B,' G,a)/m (19') [(r,a)L/m(J)l
mendo
(20') [(t,a)L/m(E)l
dispo-
(21') f(r,a)J/m(E)l C.' Treinta disposiciones de dispersión completa legislativa
(22') t(r,a)Um(L)l L(m,a,r) en situaciones distintas a una dispersión absoluta
(23') [(r,a)E/m(J)] * Sin dispersión absoluta, ni judicial J ni ejecutiva E
(2a') tir,a)E/m(L)l
(86') fl-(m,a¡) r J(m) ¡ E(a)l
Tres disposiciones de dispersión total simple
cl' iJ(m,a,r)l x Sin dispersión absoluta, con dispersión de E total o par-
C"' IL(m.a,r)] cial, y no de J
,:r'-'l¡ndO cr' IE(m,a,r)] (92') LL(m,a,0 r J(m) r E(m,a,r)l

Las disposiciones de dispersión total simple han de ir con-


* Sin dispersión absoluta, con dispersión de J total o par-
iirmente con las disposiciones de dispersión o no dispersión
ils otras, 1o que arroja en total 9 I disposiciones (= l+(30x3)' cial, y no de E
(104') ll(m,a,O r E(a) r J(m,a,r)l
Una disposición de dispersión absoluta («emulsión de
poderes»). Esta dispersión absoluta no implica por tanto ii,r't i.ftll,",0 ¡ E(r) n r(a,r)l
separación absoluta; antes bien, los tres poderes se con-
centran, aunque parcialmente, en m, en a y en r. 6. Só1o cuando nos situamos en la perspectiva del desplie-
(25') fJ(m,a,r),r L(m,a,r),r E(m,a,r)l gue de los tableros que contienen las 142 posibilidades combi-
natorias, en ei plano algebraico, que suponemos implícitas en
Treinta disposiciones de dispersión completa judicial la doctrina de Montesquieu, podemos analizar cíticamente esta
J(m,a,r) en situación distinta a una dispersión absoluta doctrina y medir su alcance.
'¡ Sin dispersión absoluta, ni ejecutiva E ni legislativa L
(26') LJ(m,a,r) r L(m) n E(a)l Analizar críticamente 1a doctrina: pues Ia consideración
(27') r L(m) n E(r)l
sinóptica de las tablas permite rectificar inmediatamente con-
IJ(m,a,r)
(2tl') ¡ L(a) ¡ E(m)]
fusiones muy probables entre tipos discriminados algebraica-
[J(m,a,r)
(29') mente y que acaso intentasen ser llevados al telTeno de los pro-
fJ(m,a,r) n L(a) ,r E(r)l
(30') ¡ L(0 ¡ E(m)l
yectos políticos juntamente con otros dados en la tabla, cuando
U(m,a,r)
(31') r L(r) r E(a)l -+ Roma republicam(2:73 71)
en realidad, o no son siempre diferentes (en ef'ecto, los cinco
U(m,a,r)

ILISCO
I]ASII,ISCO 23
:-.i1r{l1e nO Sea represen-
tida : .i;-.- -:' -Ll-[1S SitUaCiOneS pOlí-
tiaüi a1. .:,. : de Ia «distribu-
h-rhLr'ir
citin Jr'.-,- .:..,-' \1. -\lx: <<De esta
.-11
mallerl -\.-. .,- It'.s potestacles en la
ciudad. per,- -:.: lI'LrYincias.» (2:86)

Otra co." ;. - --: l,l - - ., i .- ¡i¡hicse advertido con


clariclad 1a: dl:t-:,.i -.--;- -..,i . . .,,.i r:rellien efltre los rasgos
de los tén-nino\ ,.i-.:i:---. . -:'.:. '.:-i,rnleS) que éi utiliza y,
por tanto. Qur- :riirr .1r- -. - .-- , r.)\uLlIo haya ejerci-
tado la combinatt,ri¡. .il :¡r¡-: . : :,r.r.-..i de sus regiones. Pero
estas son suficientes pii'r r- ,'.-r !r i l.rir'c\itaoros. He aquí
unos cuantos ejemplos.

I. Ejemplos referidos al desarrollo de partes


determinantes.

A. Las disposicioncs dc -\ sc concsponden a socieclades


con separación total de pocleres en función de las partes estrLrc-
turales: las aristocracias (sin'rples. en situación disyuntiva. .,eje-
cutiva») se corresponden a 1as disposiciones (l) y (6), las
democracias a 1as disposiciones (l) y (ri), 1as monarquías a las
disposiciorres (3) y (5).

B. También encontramos en la obra de Montesquieu múI-


tiples ejemplos de B. Así, l¿is clisposiciones (7) [(L,EXm)[(a)l
y (8) [(L.E)(m)/J(r)] se ajustan literalmente a esta descr:ipción:
xI,vI: <<En Ia mayor partc de los reinos de Europa, cs moderado
el gobierno, porque e1 príncipe, aunque tiene las rios primeras
tipos A de I equivalen a los cinco tipos A' de II, por lo que las potestades [se rcficrc ti la legislativa y a Ia eiecutival. deja a sus
142 posibilidades se reducen yaa 131) o, en todo caso, no son súbditos [es decir, a ó r] el ejercicio de la tercera [es decir, ia
composibles, como veremos (dicho de otro modo, los 137 tipos judiciall.» (2:43)
combinatoriarnente posibles no son composibles ni siquiera en
el plano semántico, y otros no 10 serán desde el punto de vista C. Las disposiciones (25), (26) y (27) conesponden clara-
de su realizabilidad histórica'). mente con las definiciones de la monarquía despótica, 1a oli-
garquía (o aristocracia) despótica y la demagogia. El despo-
Medir str alcance: solamente desde la perspectiva sinóptica tismo monárquico de1 Sultán de Turquía se describe
de las tablas y de la consicleración del conjunto de combinacio- puntualmente con la fórmula (25) [(L,E,JXm)]: «En Turquía,
nes que mutuamente no son composibles, o no reaiizables, pode- donde las tres potestades están rer-rnidas en la cabeza del Sul-
mos delimitar hasta qué punto hay que reconocer el grado de for- tán, reina un despotismo horrorosor, (2:43'). Le aristoeracia
malismo que afecta a ios conceptos de sociedades políticas que hereditaria de las repúblicas italianas, en clonde ios tres pode-
seleccionemos como viables. En efecto, gracias a su situación. res están reuniclos, <<se encuentra menos tibertad que en nues-
podremos ver como tales sociedades no se <<agotan» en su con- tras monarquías>>, aunque sabe muy bien «que la mera aristo-
dición de realizaciones de las tablas; por el contrario. su realidad cracia hereditaria de las repúblicas de ltalia, no corresponde
se expiica de otro modo, y su conceptuación, en los términos de cabalmente al despotismo de Asia» (2:41'). Esta dif'erencia se
Ia tabla, habrá que mantenerla en un plano sui gertt i.s. explica, precisamente, por la diferencia entre (25) y (26): Ia
concentración i:n a perrnitc una diversiflcación (utilizando
7. Ante todo, procede demostrar, como cuestión previa, nuestro concepto) en una multitud cle magistrados que <<atem-
que las tablas de posibilidades combinatorias expuestas son pera» el despotismo.
pertinentes en el momento de1 análisis del Espít'íttr de las Letes
de Montesquieu, comenzando por el libro xL Las tablas ofre-
cidas no son una mera retícula extema que arrojamos sobre la II. Ejemplos referidos al desarrollo de las partes
obra de Montesquieu; por el contrario, los términos cle las integrantes.
tablas están construidos, por así decir. a Ia misma escala que
los términos con los cuales procecle Montesquieu en su análi- Como hemos dicho, estos desarrollos nos ponen del¿mte de
sis de los materiales históricos o sociales que éi considera. Ade- 1as disposiciones que hemos conceptuado como «disposiciones
más, la «combinatoria» entre esos términos se con-esponde con con dispersiórr de poderes» (siiivo para las combinaciones que
lo que el ilama distribuciones de las tres potestades, a cuyo se contienen en la rúbrica A', de dispersión nula, equivalentes
conocimiento además atribuye una importancia decisiva en ia por tanto a las combinaciones contenidas en la rúbrica A).
«ciencia política». Por ejemplo, xt, Ix: <<Los antiguos, como que Montesquier-r ha cnglobado (o confundido) estas disposiciones
no conocían ia distribución de las tres potestades en el gobierno con los casos de separación estricta; a veces no es fácil saber si
de uno solo, no podían forma idea cabal de 1a monarquía.» se refiere a dispersión o a diversificación (por ejelr-rplo, en el

24 I]I, BASII,IS(]O
.i't, hablanclo de Inglaterra. dice: «El cuerpo legislativo está matlo escabinado). Ahora bien, esto es contradictorio, porque cl
nrpuesto de clos partes, cacia una de las cuales reprimirá a la poderjudicial no puede ser a la vez compacto y disperso. Por lo
':1
por su mutua facuitad dc impedir» (2:54); pero esto no sig- demás, el postulado dc dispersión dci poder judici¿rl no excluye
i,i 'ica clue no haya ejercitado estos supuestos, ¿lunque, por la necesidad de profesi.onales legistas, c¿rpaces de intelpretar las
i:L irto, no de un modo unívoco sino arnbigutl, probablemente leyes; solo que estos expcl-tos )¡a no podrían considerarsc miem-
:' ausencia de una representación algcbraica. Por ejemplcl en bros del poderjudicial, sino delegados del legislativo para apli-
\\¡l: «Con ias clisputas, ganaron los plebeyos [rl c1 punto cie car las leyes a los casos concretos. En la pura ortodoxia de la
.\ I] . solos. sin los patricios [a] ni el senado Ia+m, puesto que doctrina de la separación clc poderes, las cotpolaciones clejue-
,]\ - cónsules los nombraba el senado], pudieran hacer lcyes [Ll. ces, fiscales, &c. dcberían disolverse. reconvirtiendo a sus
. ue liamaron plebiscitos, y los comicios en que se hicieron. rniembros o jubilándoios anticipadamente, de acuerdo con las
i llamaron comicios por tribus [r]» (2:73). normas que en su momento deteminase el poder legislativo.
::o
]lí La disposición (31 ') [J(m,a,r) ¡ L0-) n E(a)] preside el aná- 8. Es imposible, por tanto, obtener ninguna collclusión rela-
. de los crLpítulos xvi ¿1 xvlli dei libro xl: «La parte que tcnía tiva a la estructura de las sociedades políticas a partir del análi-
.enado [al en la potestad ejecrutiva era tanta, que dice Poli- sis intemo de las tablas combinatorias, y cllo alln en el supuesto
,. que todos los extranieros estaban en el entendcr de que de que la estructura de una sociedad política se ajuste a las deter-
llla era una aristocracia» (2:7-5); «La potestad iudicial ul rninantcs integrantes que le hemos asignado. La situacjón es aná-
iclía en el pueblo [r]. cn el senado [al, en los ntagistrados loga a la que. por ejemplo, se suscit¿t en la teoría aristotélica del
tre ellos los cónsule s m] y en ciertos jueces» (2:77)" silogisrno, tal como 1ue expuesta enlos Primeros analítit.:os.
,13 s También la doctrina del silogismo de Aristóteles puede consi-
-JC- En cualquier caso. el esqucma de la clispersión de podcres rlerarse inserta en una tabla combinatoria de 4a = 256 <<mocios
.la- :r'ido especialmente al poder judiciaJ es, sin duda, el que combinatorios» (reclucibles a 64 = ,i3 si tenen-ros cn cuenta que
,.r s )ntcsquieu tuvo presente en cl momento de definir el modelo los cuatro modos dc 1a conclusión dependen de las premisas).
. -r.t! : >ociedad poiítica rnás cstable, que es el moderado, el más Pero los 256 modos posibles en el tablcro algebraico no colres-
r'.-. Sorprendentemente. es este punto central el que parece ponden a silogismos genuinos: la mayoría son pseuclosilogismos
.lrmírticamenfe ignorado por Ios doctrinarios dei Estado de o fálsos silogismos, cuya razón de scr no se agota, sin embargo,
r .il- - Lccho, que, invocando una y otra vez a Montesquieu. apelan en su condición de elementos clc una tabla combinak»iu. puesto
l¡)l rrirrcipio de la «inclependencia del poder juclicial», pero, quc muchos cie ellos representan forman cle razonamiento apa-
..in: ',oLando la distinción entre scparación, dispersión y diversi- rente qur: acaso se utilizan en la vida cotidiana. Pcro la seiección
r.:.ltl -.iciírn, interpretan la independencia como separación de un cle los «verdaderos silogismos» o «silogismos legítimos» no
:l;15 Jer judicial autónomcl, como entidad cotporativa y jcrarqui- puede llevarse a ef-ecto por una consicleración iltema de la tabla
: \LlS ,ia (Consejo del Poder Judicial. Tribunal Supren-ro...). es combinatoria de lc¡s 2-56 modos aigcbraicos; es neccserio intro-
r.. la rir. como un poder concentrado en Ltn «estamento compacto» dncir prittc'itrtío.s y. en función de ellos, los 2-56 moclos algebrai-
.eces y fiscales) incluso dotado de policía propia. separada cos se reducirán a únicamente 19 modos válidos o legítimos: los
-L ejecutivo y del lcgislativo. Cuando en circunstancias polí- restantes no cumplen los principios dcl silogismo. Los 19 modos
-:rs de intromisión del ejecutivo estos doctrinarios legistas sc válidos o legítimos corrcsponden a verdadetos silogismos, 1o que
,ncntan, bajo la expresión «Montesquieu ha muerto», no no quierc decir que los silogismos que se ajustzrn a esa fbrma
:\ ierten quc son eilos quienes ya lo habían asesinado al igno- hayan de ser también silogismos verdacleros, puestos que podrían
r el «postulado de dispersión del poder judicial» que el pro- ser silogismos falsos por razón de 1a materia.
i-rnó. Supuesto que algún juez haya leído ei Espíritu cle lns
lcs, y no el manual por el que preparan sus difíciies oposi- Podemos traspasar estas consideraciones al caso que nos
.rnes. se diría que ha tomado como una errata este piirrafo del ocupa. No toclas 1as 137 fonn¿rs de sociedad política expresadas
,pítulo vI del libro x: «De las tres potestade s de que hemos cn las tablas han rie represr-ntar necesariatneute a «verdadcras
rblado, 1a de juzgar es en cierto modo nula. Quedan pues clos sociedades políticas», aun cuando estas «pseudosociedades»
,1amente...)) (2:a8). Pero no se trata de niuguna errata, ¿,y puedan tener un alc¿ince en cl campo de los fenómenos más
rtonces? ¿Quien puedc explicar esta proposición de Montes- importante que cl que corresponde ¿1 una mera combinación

.ricu si. circunscribiéndose al concepto cie separación de pode- algebraica; podrían reprcsentar socicdades políticas efímeras o,
.s. prescinde de los conceptos de dispersión y de diversifica- por 1o menos, proyectos utópicos de sociedades políticas o
ón? En cambio, utilizando estos conceptos, todo se aclara, incluso tcorías ideológicas de sociedades políticas efectivas.
.ro a costa cle rcconocer que Montesquieu, ¿rl defencler la inde- Poclrí¿r decirse, desde este punto de vista, que la utopía es el
:ndenc.ia del poder judicial. no defendía 1a independenciir de equivalente en política al paralogismo o al sofisma pseudosiio-
na corporación profesional permanente de magistrados justos gístico en el discurso. Para deslinclar aquellas fórmulas utópi-
.ri siquiera cuando a esta corpol'ación se Ie agregaba, como cas, o pseudofón'nu1as políticas dc las verdaderas tórmulas hay
rero asistcnte dispuesto a <<prepar¿lr e1 terreno». un jurado), que introducir cicrtos principios, cuya evidcncia poclrá ser simi-
.ino precisamente una independencia conseguida gracias a 1a lar a la evidencia de ios principios del silogismo. Incluso podri
'ispersión de losjueces y de los órganos dejuzgar. Sernula la amos pensar que, así como en la teoría del siiogisrno hay uua
r,- rle .oI-estad cle juzgar es por tanto, según esto, tanto como ser nul¿t forma privilegiada quc expresa la naturaleza clel silogismo en
l, ,.,tteS ,1 necesidacl de una concreción corporativa. necesrtria en otros toda su plenitud (el silogismo en Barbara') acaso habría una
t::.iue ¡oderes. para el poder judicitrl. fon'na priviLegiada de política que expresaría la naturalcza cle la
L. Jiltes sociedad política en su estado cle eutaxia n.rayor posibJe. Lo que
i-., .\). Acaso los doctrinarios del Estado del Derccho han creído oculre es que ya no l'ray consenso sobre cste punto. ¿La dcrno-
:, t,lttes judicial
'-.oder zanjar la cuestión postulando, al lado de un podcr cracia parlamentaria con división de poderes, tal como la ha pre-
i.-,.r.'t' Si :orporativo o independiente, Ia institución del Jurado, aunque sentada Fukuyama? ¿La mezcla y clispersión cle todos los pode-
¡.--nel r¡ruchas veccs tutelado por magistraclos profesionales (el 11a- res, su emulsión absoluta, al modo del anarquismo de Bakunin?

TLISCO L,t, BASILISCO 25


9. Una vez reconstruidos los tatrleros implícitos en una (2) Como segundo priocipio. que po.dríamos poner en
región de las cuales se habría movido Montesquieu, procede correspondencia con el segundo de Ne*ton, el «principio de la
referimos a los principios políticos que permitan discriminar Dinámica» (fuerza es igual a mrisil por aceleración), pondría-
enffe esas 137 disposiciones cuáles son las seleccionables como mos el que cabría denominar..pincipio de la primacía del poder
correspondientes a <<verdaderas sociedades políticas>>; unos ejecutivo>>. Desde luego, este principio no figura como tal en el
principios que ejerzan, como hemos dicho, sobre las 137 dis- Espíritu de las Leyes, pero esto no significa que no esté
posiciones algebraicas, unos efectos aniílogos a los que los prin- actuando y, además, con el r¿rngo de un principio de la «Diná-
cipios del silogismo ejercen sobre los 250 modos algebraicos. mica polític»>. Pues el poder ejecutivo acnia como el verdadero
principio de la fuerza política, capazde producir una <<acelera-
Aunque Montesquieu no ha planteado la cuestión formal- ción» (o <<desaceleración>>) a la inercia de la sociedad. Es ciefio,
mente de este modo (no comenzó desplegando algún tipo de dice Montesquieu en indudable referencia al principio de la iner-
<<tablero»), es decir, por tanto, aunque no ha representado explí- cia, que cada una de «estas tres potestades deberían formar un
citamente sus criterios selectivos como tales, sin emtrargo los reposo o inacción; pero por el movimiento necesario de las
ha ejercitado de modo lo suficientemente notorio para que cosas, se ven forzadas a moverse>> {2:54). Por otra parte, las
podamos tener una cierta seguridad en la interpretación. <<cosas>> de este <<movimiento necesario de las cosas», habrá que
referirlas a los tres poderes determinantes y morfológicamente
(1) El principio más general (que incluso podríamos poner determinados, que reciben una <<cantidad de movimiento»
en corespondencia con el primer principio de Newton, el princi- comunicada desde el exterior (¿clima? ¿vida, en general?). Pero
pio de la inercia) es, sin duda, el de la libertad política. La doc- eutrelas potestades (<<podercs encamados>>) la iniciativa corres-
trina de Montesquieu no consiste sólo en exponer diversas dis- ponde al poder ejecutivo, que deberá ajustarse a un principio de
posiciones que pueden ser adoptadas por las sociedades políticas, no dispersién, lo que equivale arechazaf el componente E(r), o
explicándolas a partir de1 clima, de la religión, de la historia, de a considerar la E(a) o E(m): en su forma más estable el ejecu-
las costumbres. También busca clasificar esas disposiciones, y no tivo habrá de ser rnonárquico. «La potestad ejecutiva debe estar
sólo a meros efectos taxonómicos (lo que por otra parte es impres- en manos de un monarca, porque esta parte del gobierno, que
cindible, como él mismo lo hace, al utilizar la taxonomía aristo- casi siempre necesita de una acción momentánea, la administra
télica: monarquías, aristocracias, repúblicas) sino también a efec- uno mejor que muchos>> (2:49). Es interesante constatar que
tos axiológicos, ordenando (valorando) las diversas disposiciones desde e1 momento en el que apliquemos el principio (2) las dis-
según la situación que ocupen entre el despotismo y la libertad. posiciones A y B (8,, 82, 83) de la tabla I podrán reagmparse
«La libertad política de un ciudadano es aquella tranquilidad de fácilmente de forma que reobtengamos la clasificación trimem-
iínimo que dimana de la opinión que cada uno tiene de su seguri- bre aristotélica de las sociedades políticas: monarquías {(3), (5),
dad; y para tener esta libertad, es menester que el gobiemo sea tal (7), (8), (15), (17), (19), (20)), aristocracias {(1), (6), (9), (10),
que ningún ciudadano tenga que temer de otro>> (2:42). (13), (18), (21), (22)| y democracias l(23), Qgl.

Ahora bien: al parecer, las formas políticas capaces de pro- (3) Como tercer principio (que tendremos que tener en
ducir este temor son las que tienen que ver con el despotismo. correspondencia con el principio de la acción y 1a reacción)
Y el despotismo se definía por la concentración de poderes, podemos poner el «principio de las facultades». Ya hemos indi-
cuyas formas exffemas las encontramos en I,C (por ejemplo, la cado que los poderes políticos son tratados por Montesquieu
disposición 25 qte ya hemos comentado); aunque hay también no tanto en abstracto, como meras pafes determinattes, cuanto
formas de despotismo más mitigado. La libertad política se también en concreto, es decir, encarnados en partes morfoló-
definirá, por ello, por la separación de poderes. No insistiremos gicas de la sociedad política (como pueda serlo el príncipe, el
aquí sobre la confusión de este término en cuanto engloba los parlamento, las cámaras del parlamento, los comicios). Esta
conceptos de separación estricta, dispersión y diversificación precisión es imprescindible puesto que las dos famosas «facul-
de poderes, con sus especificaciones respectivas. tades» que Montesquieu atribuye a los poderes políticos, la
facultad de estatuir y la de impedir (o reprimir), facultades que
Es de la mayor importancia subrayar que la idea de liber- en efecto recuerdan las dos modalidades de presentarse las fuer-
tad política así definida (que es la que pasará a la doctrina del zas («poderes>>) en el tercer principio de Newton, la acción y
Estado de Derecho) es una especie particular (política) de la la reacción respectivamente, van referidas, casi siempre, o
idea general de «libertad negativa» o <<libertad de»; es decir, no siempre, comolasfuerzas alas masas, a las partes morfológi-
es una especie de libertad positiva (o de <<libertad par»>). No cas o instituciones capaces de encarnar alguno de esos pode-
significa esto que no se reconozca la posibilidad, en el seno de res. Por ejemplo, en xr,vr dice que el monarca (es decir, no ya
la sociedad política, de libertades-para. Significa que estas meramente <<el ejecutivo») ha de intervenir con la facultad de
libertades-para (tecnolégicas, económicas, religiosas, artísti- impedir [al legislativo]; o bien, poco después, que el cuerpo
cas, científicas...) tendrán su lugar en un estrato de la vida legislativo puede estar compuesto de dos partes, «cada una de
social distinto de aquel en el que se define la libertad política. las cuales reprimirá a la otra por su mutua facultad de impedir»
Por tanto, que el formalismo característico de la idea ulterior (2:54),1o que hace evidente que esta facultad no se atribuye
de un Estado de Derecho (en tanto heredera de Montesquieu), aquí al <<poder legislativo» abstracto, frente a los otros, sino a
en cuanto garantía de 1a libertad, no puede hacerse equivalente, dos partes diversificadas del poder legislativo.
ante todo, a ese carácter negativo de una «libertad de» (respecto
del despotismo) que, sin embargo, no constituye nfuguna garan- 10. Las potestades de toda sociedad política capaz de sub-
tía para el desarrollo de libertades positivas, maferiales y no sistir de un modo estable, eutáxico, ya lleve la iniciativa la potes-
solo formales. La democracia más avanzada de la Tierra no tad ejecutiva, llévenla las tres, han de actuar separadamente,
garattíza la excelencia de su música sinfónica o de su ciencia pues su concentración despótica daría lugar a una sociedad ines-
matemática (carece de sentido hablar de <<música democrática» table. Pero esto no significa que puedan actuar independiente-
o de <<geometría democrática>). mente. Unayez que <<superan» la inercia (el reposo, la inacción

26 EL BASILISCO
l rutina), por verse lbrzados a moverse. «se haliarím en la pre- tiples disposiciones c1ue. aunque 1o fueran (en virtud del prin-
.ión de moverse de acuerdo» (2:51). Este acuerdo. cn una cipio), no serían viables o estables.
"-iedad política eutáxica (diríarnos nosotros) implica la liber-
i políticii. por tanto, la separación de poderes o potestades. Respecto de la tabla I. disposiciones tales como (2)
:r ir.o nacla de esto puedc ser llamado .<ciencia». Ni Ia teoría de lL(m)/E(r)/J(a)], que cumplen el principio de separación, no
tl , tres poderes es científica, sino escolástica; ni lo es la teoría cumplen el «principio del ejecutivo monárquico» y, por tanto,
su separación ni, menos aún, la leoría de su reunión o habría que considerarlas inestables. en cambio, disposiciones
.rerdo. Montesquieu no parece entencler este acuerdo como tales como la (7) quedarían eliminadas por el criterio primero.
'0
.L «armonía preestablecida», al modo de Leibniz, ni como un De las disposicioncs A seleccionaríamos únicamente la (3) y la
1- .Lcrdo establecido descle fuera. ocasionalmente. al modo de (-5); de las disposiciones B seleccionaríamos la (15) y ta (17).
0. rlebranche o de Newton; nos inclinamos a pensar en el modo
I- ,. «reloj de 1as dos caras>> de Benito Espinosa. El acuerdo sería Respecto de la tabla II, las disposiciones (11') y (12') se
IN tonces el resultado de ia «cocleterminación de las fuerzas aproximan al cumplimiento del principio dcl ejecutivo monár-
]S -iales, reales», y el tipo de codeterminación política quc pueda quico más que, por ejemplo, las (23') y (21').
l5 rrarse en cada momento, según las circunstancias. No es que
ue . disposiciones despóticas sean necesariamente utópicas: sen- Las disposiciones (30') y (3 l') cumplirán, o bien estricta-
lamente son inestabies, no eutáxicas; corresponden a los para- mente, o bien aproximadamente, el principio del ejecutivo
l» rismos de la silogística. Podríamos decir que Montesquieu monárquico.
IO nta moderadas a las disposiciones que, más o menos, permi-
ls- r hablar de libertades políticas; inmoderadas serán aquellas Las treinta disposiciones C, que contienen 1a disposición
l-
'posioiones que rayan con el despotismo o que son plena- E(m,a,r) quedarán desde iuego eliminadas por el principio de no
-L) ,'nte disparatadas. En cualquier caso, habría que reconocer dispersión del ejecutivo. La disposición (25'), la que hemos
:u- .rados» en la libertad. Las reglas de codeterminación entre denominado «emulsión», constituirá la fórmula de la dispersión
tar deres o potestades son variadas, por ejemplo: límite, una dispersión muy próxima a la de no separación: podrí-
lue amos tomarla como esquema de la anarquía asamblearia. Y en
Primera. La potestad ejecutiva ha de tener «el derecho de cuanto equivalente a la conjunción de las disposiciones (25),
iue ,ntener los atentados del cuerpo legislativo», de 1o contrario (26') y (21), podríamos concluir que la anarquía política es. al
Iis- -te será despótico, «porque pudiendo atribuirse toda la auto- menos formalmente, el equivalente de la conjunción cle los tres
:\e -Lad imaginable, reducirá a nada todas las clemás» (2:5 1). despotismos: el monárquico, el oligárquico y el demagógico.

5), Segunda. El legislativo no debe tener, recíprocamente, la 12. Las disposiciones de Ia tabla I y ll no son indepen-
l{)). cultad de contener al ejecutivo (que tiene sus límites natura- dientes las unas de las otras. Ya hemos dicho cómo las A son
. s ). Sin embargo, tendrá la facultad de examinar cómo se han equivalentes a las A', así como la conjunción de las disposi-
rmplido ias leyes, salvando la persona de quien ejecuta: «Su ciones C es equivalente de algún modo a la C,'. Pero otras dis-
'en ,-rsona debe ser sagrada, porque siendo necesaria al Estado a posiciones pertenecientes a cada una de las tablas, lejos de ser
¡n) n de que el cuerpo legislativo no se vuelva tiránico, desde el equivaientes, son incompatibles, al margen de la inconsisten-
n.1i- lstante que se la acusase o pusiese en juicio. se acababa la cia que pueda af'ectar a cada una de ellas por separado. Como
.tLr'U oertad» (2:51-52). (Recordemos que el artículo 56 de Ia Cons- único ejemplo (para huir de la proliiidad): la (7) [(L,E)(m)[(a) |
:ntO tución española de 1978 mantiene este principio de inmuni- es incompatible con la (17') [(m,r)E/a(J)], porque aquella con-
üló- ,id aplicado al Rey: «El Rey es inviolable y no está sujeto a cenlra dos poderes en la monarquía, y esta dispersa el ejecutivo
e. el ,'sponsabilidad.») en dos partes morfológicas; además. el poder judiciai es atri-
E sta buido en cada caso a dif'erentes partes morfológicas.
i.-ul- Los criterios particulares que podremos tener en cuenta
:.1a .ara seleccionar en nuestras tabias combinatorias son ahora ter- 13. El concepto de independencia de los poderes, pese a Ia
.lue 'rrinantes, por ejemplo: estructura negativa del sintagma (= no dependencia) alude antes
Lrer- al constitutivo positivo de cada podcr (a su capacidad de man-
-in y Criterio primero. Cuando la potestad legislativa esté reu- tener su ritrno propio, su iniciativa); rnientras que en el con-
ra. o rida a la ejecutiva en una sola persona, entonces no hay liber- cepto de separación actúa sobre todo el componente negativo
1.,gi- rrcl (esto significa que las disposiciones (7) y (8) de la tabla I; (= no estarjunto con otro).
¡:de- )or supuesto la disposición (25), así como las (ll'), (12'),
Ll Ya 17'), ( 18')... de la tabla II habrán de ser eiiminadas. Según esto Ia independencia es un concepto que 1ácilmente
r; de evoluciona hacia el «megarismor>. Y entonces se nos plantea la
r:rpo Criterio segundo. Tampoco hay libertad si la potestacl de cuestión sobre si todos los poderes pueden tener cl mismo
r.-r de luzgar no está separada de Ia legislativa y de lti ejecutiva. Nume- grado de indepenclencia. Parece evidente que si los tres pode-
rJir» Los¿rs combinaciones quedan elir.ninadas según este criterio. res tuviesen independencia total, megárica, su conjunción sería
ii,.tve una mera yuxtaposición. En realidad, la independencia ha sido
; ro a 11. Los principios y criterios expuestos, aplicados al con- formulada para alguno de los tres poderes respecto de los otros
junto de las disposiciones expresadas en las tablas I o II, per- dos, que le quedarán subordinados de aigún modo. Habría así
miten clasificarlas cn dos géneros, a saber. Ias disposiciones tres modulaciones de Ia independencia, y sólo cabría hablar cie
¡ -ub- n'tocleradas (con grados diversos) y las despótít'as. Pero, y esta Estado de Derecho cuando la independencia recae sobre el
observación tiene gran interés, ia clasiflcación entre disposi- legislativo o sobre eI .judicial:
1lnte, ciones moderadas y despóticas, establecidas en función del
I .ncs- principio de separación dc potestades. no sería suficiente; por Uno. La independencia del poder ejecutivo caracterizaría
cl contrario, nos llcvaría a considerar como moderadas a múl- al antiguo régimen, si los otros clos pocleres le quedasen subor-
r: ¡r tin

EI, BASIT,ISCO 2',1


IS('O
clinados. Contra esta indepenclencia se edifica la idea de un Tales conclusilriti: :(trr. :::t ¡nrL¡¡r'{o. conr,enciones, a modo
Estaclo de Derecho. cle flcciones jurídicl.. \rn!':rn,L 'tr¡i.-d¡cl puede ser analizada
filosóficamente conro :i fu¡r.r .-l resultrclo dc un contr¿lto social
Dos. La independencia del podcr legislativo representaría entre indivicluos: ni tampocr-¡ Lo: raprr'sr-nlanlcs quc conslituyen
una lin-ritación al absolutismo del antiguo régimen, sobre todo las asambleas le-9is1atrvas. irLrnrlLre havan srdo elegidos por sutia-
cuando ei legislativo independiente se haga caer sobre el pueblo. gio universal-capitativo. son os :iutr)res plenos de las leyes del
o el estado llano (frente a la nobleza, la aristocracia o la iglesia). Estado cle Derecho. que. sólo por .on\ ención, podrán conside-
rarse, por tanto, como «leyes enrrnadas del pueblo». Entre otras
Tres. Pero t¿rmbién la independencia dei poder judicial cosas porque «el pueblo". iiun cn L-l sLrplresto en el que pudiera
puede llevarse, en el límite, a un megarismo (al quc sc aproxi- darse una constitución demc¡crática. no podría nunca llegar a
man algunos teóricos como Gustavo Radbruch, que consideraba realizar el ideal de una constitución clemocrática capaz de dar
a la corporación de los jueces como auténtico tutor de los valo- lugar, por «autocleteminación" (conccpto cstrictamente meta-
res de la libertad) en el que los jueces ¿rparecen como los ver- físico) al propio «pueblo». Este. en todo caso, ha de presupo-
daderos guardianes y actores del Estado de Derecho. Esto ocu- nerse dado pre-democráticamente. conlo un grupo social histó-
rrirá cuando el ordenamiento jurídico se considere, si no ricamente clefinido. con su lengua, su estructura familiar,
definitivo, si cuasi sagrado, sea porque procede de lo alto, sea jerarquías sociales, como unr estructura nacional»; por ello un
porque se considera como una revelación, aunque sea dada his- parlamento democrático constituyente jamás podrá tocar las
tóricamente, de la misma naturaleza (deI derecho natural histó- cuestiones relativas a la realidad constitutiv¿r del «pueblo» al
rico). El Estado de Derecho o ei Estado legal se convertirá ahora que representa y del que emana la Constitución, suscitando, por
en un Estado de Jueces, en un Estado judicial. El carácter con- ejemplo. la posibilidad de la autodetermhación de al-{una de sus
servador de esta concepción ha sido muchas veces señalado. supuestas partes integrantes. Pues si estas pafies se enlienden ya
Cuatro. Habrá que considerar también, por último, la situa- como entidades políticas, la llamada autodeterminación es sólo
ción en la que pueda hablarse de independencia de dos pode- un eufemismo para designar la voluntad de secesión; y supuesta
res con dependencia del tercero: ya sea, en primer lugar, ia la secesión no cabrá hablar de <<Cortes constituyentes» sino de
independencia del judicial y legislativo frente al ejecutivo, ya «Anfictionia» o de mera «Confederación>>, como tampoco, una
sea, en segundo lugar, la independencia del judicial y el ejecu- vez constituida csa confederación, las acciones terroristas 1si
tivo frente al legislativo. ya sea, en tercer 1ugar, la indepen- hablamos de España, las de er,q. principalmente) de quienes no
dencia del legislativo y del ejecutivo frente al judicial. la han reconocido, no pueden considerarse como <<atentados
contra la democracia» (una ficción para judicializar ei conflicto)
sino como atentados contra España (¿,se quiere olvidar que la
ErA atentaba también en la época de la dictadura?).

Final La cuestión tendrá que retrotraerse, por tanto, a la defini-


ción previa del «pueblo pre-democrático», es decir, dei pueblo
que mediante su constitución está dandose a sí mismo la forma
1. La idea del Estado de Derecho que, a 1o largo del siglo democrática. Tales fueron y son los problernas latentes en la
que acaba, ha ido extendiéndose y consolidándose entre los Constitución española de 1978, sobre todo en cuanto concieme
políticos «occidentales>>, sobre todo mediterráneos, como el a su artículo tI: el «pueblo>>, que va a <<darse>> su propia consti-
canon mismo de las sociedades «maduras, libres y civilizadas», tución, ¿es Ia «nación española» o son las «nacionalidades»,
comenzó a fraguar en el siglo anterior, en gran medida con-ro los pueblos de España, que forman una forrna de convivencia
una reconstrucción de un complejo ideológico desarrollado en en un Estado de Derecho? Creyeron enconkarla en el consenso
torno al núcleo constituido por Ia doctrina de los tres poderes sobre la realidad de una «nación de naciones» -una fórmula
de Montesquieu. Por supuesto. Ia idea de un E,stado de Dere- que ya había sonado en las Cortes de Cádiz-, olvidando que
cho desbordaba ampliamente la idea de la sociedad política esta idea implicaba precisamente la reabsorción, por tanto, la
madura, implícita en el Espíritu de las Leyes. El modelo de anulación, de las pafles componentes en el todo resultante. Sólo
sociedad política que Montesquieu parece proponer era muy es posible hablar de un «triángulo de triángulos», o de un
conservador, en relación con las monarquías de «derecho «triiingulo de triángulos de triángulos», y no de una simple yux-
divino» del antiguo régimen. Entre la doctrina de Montesquieu taposición de triángulos, cuando los lados cle los triángulos
y Ia doctrina dei Estado de Derecho ha tenido lugar la Gran básicos se borran y sus puntos se reabsorben en el conjunto
Revolución: el derecho del que se hablará ahora será, ante todo constituido por 1os puntos del area triangular total: lo mismo
(pero no exclusivamente, si nos atenemos a la historia de Ale- ocurrirá con la nación de naciones. o con la nación de naciones
mania), el derecho concebido en función de los derechos del de naciones, con Europa; aun cuando una Europa tal, entendida
individuo, proclamados por la Declat'ación de los derechos del como un¿l «Europa de los pueblos» (¡al modo de Krause!) ser-
hombre de 1789, y que fue condenada, por cierto, por el papa viría al menos para borrar los «triángulos intermedios»
Pío vI. Según la teoría, en su fase más radical, el poder legis- (España, Francia, Italia...) y dejar frente a frente a las naciones
lativo emana del pueblo y la democracia se hará sinónima a básicas de la biocenosis (nacionalidades, pueblos, regiones:
democracia capitativa (individual); se supone que la sociedad Cataluña, Bretaña, Córcega, Irlanda...) y a la figura global
política está distribuida en .cabezas o uniclades individuales» (Europa). Lo cierto es que el «Estado de Derecho» emanado de
capaces de construir el Estado mediante un pacto social o un la Constitnción de 1978 resultó del c:onsenso entre los diversos
«plebiscito cotidiano». Desde este puuto de vista la teoría puede modos de interpretar ese «pueblo» que había que suponer cons-
conclui¡ que sólo las leyes emanadas de una asamblea de repre- tituido (la nación: pero, ¿,qué nación? ¿,la nación española? ¿,la
sentantes del pueblo, es decir, las leyes democrático-capitati- nación de naciones o nacionalidades históricas?) a través de los
v¿rs, son las leyes que pueden dar lugar al ordenamiento jurí- conceptos que los profesores, muchas profesores profesores-
dico de un Estado de Derecho. políticos, iban aportando y que. por cierto. ercn conceptos pro-

28 EL BASILISCO
1o ir-ntes de la fiiosofía alemana que llotaban en manuales y, a Derecho» solamente al «Estado democrático de Derecho»; y
l¡ -.s, en obras originales. pero que, en todo caso, se entre_ entonces, obviamente. podr'á concluirse que Ia expresión «Estado
.¡l rcaban entre sí, como se entrechocarÍan las diez caras igua- democrático de Derecho» es redunclante. por clefinición.
3n de un poliedro reguiar en estado constituyente: conceptos
'l- ,usistas (federalistás, pimargalianos), conceptos hegeliános
iel ri taristas, orteguianos), conceptos tónnianos
¡,,comuniclacles»
. Pero ocurrc que una deflnición convencional no puecle uti-
lizarse para construir conceptos que no estén ya con-ibrmados.
,s autonomías y «sociedad» --el Estado de Derecho Una dellnición nominal que disocia ar-bitrariamente conteniclos
), con_
..JS
,:tos meineckianos (nacionalidades políticas y nacionalicla_ que cstán conceptualmente vincul¿rdos, o que asocia por ..yux_
trit . cr.Llturales), &c. El consenso logró ofrecer la apariencia fan_ taposición polinómica» («Estado social democrático de Dere-
r¿l -na_rórica de constitución (.sis/asis) cle una nación cle cho». «Estado social democrático de Derecho sin pena de
ilr ¡rones como Estado de Derecho, sin borrar las líneas que muefie» o <.Democracia orgíinico representativa selectivo-jcrár_
. lmitaban sus partes, ni las del todo: un consenso de consis- quica»), como si estuvieran conceptualmente unidos, conteni_
to- rcia análoga a la que podríamos atribuir al proyecto de un dos disociables, es sóIo una definición nominal, sobre la que
t(l- Lcgio de arquitectos que hubiese conveniclo pacíficamente, y pueden, sin embargo, edificarse discursos gramaticalmente
f,I, violencia al-euna, la construcción de un gigantesco edifició coherentes, útiles en servicios propagandísticos e ideológicos,
ull 'r la forma de un decaedro regular. pero inútiles para servicios filosóficos o científicos. Si, por con-
1¡s vención, defino el cuadrilátero como un «rectánguloequilá-
.ai La claridad de la que. en el plano práctico-técnico, poclemos tero», podré hacer discursos coherentes gramaticalmente, pero
POI 'poner p¿üa cliferenciar los sistemas políticos, se-qún que utili- a costa de disociar contenidos que están vinculados en los iua_
> t-ls .n cl sufragio universal o el censitario, el sufiagio capitativo, cr driláteros (por ejemplo. los rectángulos equiláter-os y los que
: ia l familias, o por circunscripciones, o por e\tamentos. según no 1o son) y postular asociaciones necesarias entre contenidos
.rilo . computen los votos por representación proporcional clirecta, separables (cuadrilátero no está necesariamente uniclo a rec-
lita .cgún la regla de Hondt, &c.. no garantiza la claridacl de sus tángulo equilátero aunque lo postule t¿r clefinición). La cletini-
I tle lerencias estructurales. Un mismo proce<limiento técnico puccie ción: «Estado de Derecho es el Estaclo democrático de Dere-
.lr ll1 ,r. interpretado de muchos modos. El concepto, hoy casi uni_ cho», asimismo. asocia contenidos disociables, porque el
, isi :rsal, de ,<democracia» (sobreentendiendo la democracia capi- F,stado de Derecho puede no ser democrático, y una democra-
:nO .rva) es mas bien un concepto técnico operacional (cuyo iln- cia (incluso en su sentido convencional, con sufiagio universal
idos ronalismo, por otra parte, cstá muy estrechamente li_eacio a la capitativo). puede no implicar el Estado de Derecho; asimismo
rJIo) : ganización de una sociedad de mercado orientada a la pro-
disocia contenidos asociables, como el Estado de Derecho y la
i¿ 1r .Lcción de bienes para el consumo indiviclual). por ejempló, et aristocracia. Por ello, la deflnición convencional que analiza-
.rlia-gio universal será para unos la expresión de Ia volunlad de mos es ideológica. Parece orientada a confundir un Estado de
¡s rndividuos, en cuanto son hombres que manifiestan en
sus Derecho, por el hecho de serlo. con una ciemocraci¿r capitativa,
,¡tos las tendencias «universales» de la humaniclad (de los clere- y un (<consenso democrático>> colt un Estado de Derecho.
hos humanos); para oúos el sufragio universal será un modo de
eterminar o de producir la «voluntad general» cle ios ciuclacla- No cabe, en conclusión, extender el componente conven-
Lrs: el voto mayoritario puede entendcrse ahora como la revela- cional (relativamente), inherente al proceso cle imposición cle
-ión de una metafísic¿r «t,oluntad social» a través cle sus inciivi- nombre a un concepto, al proceso mismo cle construcción del
ruos. Otras veces, oon el espíritu de la sobriedad, la nrayoría se concepto. Una cosa es construir el conccpto de «E,stado cle
nterpretarii colrro rner¿r «mayoría aritmética»; pero entonces Derecho» y otra cosa es irnponerle un nombre que mezcle con-
rabrá que preguntar: ¿,cual es el significado político de esta ceptos distintos, o disocie partes vinculadas a una misma uni-
layoría aritmética? ¿,la expresión de una mayor fuerza o poder? dad. E1 concepto de Estado de Derecho puede construirse par-
>cguramente este significado se da por supuesto, pero emónea- tiendo del supuesto cle que tocla sociedacl política ha de
rente, porque una cosa es una característica aritmética y otra contener algún tipo de c¡rdcnamiento jurídico, es decir. del
.osa es su traducción política. Un mayor número no dice mayor supuesto de que la ideajurídica de la sociedad política, la con_
.¡oder: un grupo relativamente pequeño, y bien organizado, puecle sideración del E,stado en cuanto ámbito del clerecho. es inex_
Jontrola-r a una mucheclumbre («un mameluco puede más que un cusable: «Estado de Derecho» cs un concepto que lieva al
ü'ancés, cien fianceses pueden más que cien m¿rmelucos>>). límite holísrico (totalitario) la idea jurídica cle la soiiedad polí_
¿Se
¡oma Ia mayoría aritmética como signil.icanclo, por simple cón_ tica. El E,stado de Derecho se opone así a cualquier sociódad
vención, un signo de reconocimiento? pero entonces, política que, aun disponiendo, desde luego, de algún tipo de
¿por qué
cn lugar de la propiedad aritmética <<mayor que» no tomamos Ia ordenamiento jurídico (de un Estado de Derecho. en sentido
propiedad «arrojar, al dividir por 77, un resto mayor que 7»? O débil), no está plenamente «.juridificada», 1o que ocutre cuando
bien, ¿,se interpretará Ia mayoría pragmáticamenle, como un indi- sectores importantes de la vicla política se desenvuelven al
cio de mayor probúilidad de acierlo en Ia elección entre alter- margen de las normas jurídicas; cuando existen. en la socie_
nativas, según el principio «diez ojos ven más que uno»? No, dad política, espacios vacíos de derecho, o zonas vírgenes, no
porque el voto de la mayoría no es explicable por un mayor colonizadas jurídicamente, y, por tanto, no sometjdas a la
conocimiento, a pesar de lo cual no deja de ser prudente segriirla, esfera del poder judicial (nuLla trimen sine lege). El Estaclo de
precisamente porque el eror que de ese voto pue<la derivarse ya Derecho se define por ia pretensión de cubrir jurídicamente la
no podrá cargarse en la cuenta de 1as r¡inorías. totalidad de la vida de la socied¿ic1 política, a fin cie que toclas
sus regiones, ¿rbanclonando su condición (jurídicamente) sal-
2. Lo cierto es que la expresión «Estado ciemocrático de vajc, puedan íntegramente ser colonizaclas, o racionalizadas.
Derecho» es considerada por muchos ideóiogos cle nuestros días por la norma del derecho (segúrn esto, una Constitución que.
como redundante: sólo si es democrático podría un Estado ser como Ia del Brasil cle 1937, en su afiículo 94, prohibía al poder
Estado de Derecho. Pero semejante afirmación sólo tiene como judicial «conocer en materia exclusivamente política». nó será
fundamento una convención definicional: llamar «Estado cie un E:tado dc Derecho plelro.¡.

LISCO EL BASILISCO
29
El concepto de Estado de Derecho, como resultado de una democrático capitativo puede plebiscitariamente, o por otros
construcción lógica (no meramente gramatical) no es <<con- procedimientos, votar un dictador facultado con poderes de
vencional»; otrá cosa es que consideremos convencional la actuación al margen de las normas juídicas preestablecidas'
denominación de «Estado de Derecho»: podríamos denomi- En la Constitución española de 1978 la hgura del Rey, por su
narlo Estado -u (de nomos =ley)' Otra cosa es que haya que carácfer hereditario, se mantiene al margen de las condiciones
considerar como una simple metáfora el tratamiento de un sis- universales previstas para designación de magistrados; la cir-
tema jurídico de normas como si fuera un sistema axiomático cunstancia d" qrr" sea la misma «constitución democrática» la
consiitente (sin contradicciones), saturado (no se pueden aña- que establece lá figura de un ..rey hereditario» no puede trans-
dir nuevos axiomas «constitucionales>> sin romper su consis- fbrrnar a esta figuia en institución democrática. No por hacer
tencia) y completo (sin lagunas y dotado de capacidad de deci figurar explícitimente en un sistema de reglas una regla dada
deja esta de serlo; es la misma tazón por la
sión paiacadi caso). Aun dejando de lado las limitaciones de "J-ola"^"ép"ional,
los fórmalismos axiomáticos establecidas por Gódel, princi- cual conititución de la ur¿ss no se consideraba democrática,
palmente, un ordenamiento jurídico no puede.jamás ser com- aunque en su artículo 126 se establecía el papel dirigente del
pleto, consistenfe, &c., debido a que los tétminos y 1as clases Partido Comunista.
de términos del campo formalizado cambian ellos mismos en
vifiud de su dinámicá interrra y, por tanto, las normas estable- No es, por tanto, la transición a una democracia del voto
cidas se alejal de los términos y de las clases para las que esta- por capitación el criterio que sirve para explicar el origen del
ban con-formadas y requieren rectificaciones' eliminaciones, bstadó de Derecho, ni menos aún, el criterio para determinar
incorporación de nuevas noÍnas, &c. Nosotros supondremos, e[ paso a una democracia efectiva. EI concepto de Estado
en cuilquier caso, que el concepto de Estado-v es el concepto democrático no deriva del concepto de un Estado de Derecho'
más próximo posible, en extensión y connotación, a lo que El criterio ha de tomarse de las transformaciones en la compo-
Mohi llamó «Éstado de Derecho», precisamente en oposición sición de las clases y grupos que constituyen la trama del con-
al absolutismo del antiguo régimen, que dejaba al arbitrio del flicto social. El paso ala democracia del voto por capitación es
monarca los asuntos más transcendentales de la vida política' una transfomación propia de la sociedad industrial de mercado,
Ahora bien, lo que sería enteramente gratuito es tratar de iden- una sociedad en la que, entÍe offas cosas, existen documentos
tificar (o confundir; este concepto de Estado de Derecho (de de identidad personal, millones de individuos que venden su
Estado-z) con el concepto de Estado democrático (sobre todo fierzadetrabajo individual, billones de bienes producidos para
si este concepto se sobrentiende además en el sentido de las el consumo individual y tarjetas de pago o de crédito indivi-
democracias parlamentarias, con listas abiertas, con sufragio duales e intransferibles. La consolidación de las democracias
universal, &c.); tan gratuito como seía suponer (como parecen capitativas en la época moderna es paralela a la consolidación
suponerlo nuestros «armonistas éticos>> de inspiración krau- de una economía de mercado, en principio concebida (por el
sisia) que el Estado de Derecho es un Estado que ha eliminado liberamismo clásico, desde Stuart Mill hasta von Misses) tanto
la violáncia y la pena de muerte, como si el derecho no impli- desde la perspectiva de la producción, como desde la perspec-
case por sí mismo la violencia y como si la pena de muerte no tiva del óortrr-o; más tarde, la totalidad distributiva de indi-
figurase en las constituciones de la mayor parte de los Estados viduos de la sociedad política con capacidad virtual de voto se
dJ Derecho de nuestro pre§ente. En efecto, el Estado de Dere- corresponderá con la totalidad distributiva (sobre todo a medida
cho puede considerarseiealizado también en una sociedad polí- qo" t" hu"" crónico el desempleo) de 1o1 consumidores indivi-
tica iuertemente jerarquizada, aristocrática, por ejemplo, y' en duales, necesarios para mantener la fabricación en serie en una
todo caso, no parlamentaria, pero provista de un ordenamiento sociedad en procéso de explosión demográfica continuada
jurídico prácticamente omnicomprensivo (total) al que hubie- (puesto que sé admitirá, Rawls por ejemplo' la posibilidad de
ran de ajustarse los miembros de la <<nomenclatura>>' y que tihht"t priUti"or, o al menos colectivos, de las instituciones de
podría incluso comprender las más sutiles garantías constitu- producción). Desde esta perspectiva, la novedad que representa
iionales de la «libertad personal>> (independientemente del esta- ól paso de una sociedad política al Estado de sociedad demo-
mento o clase social del que el individuo forme parte)' Cabe capitación tiene un alcance análogo al que, en la
"riti"upor
esfera de la idéntificación personal, pueda tener el cambio de
inferir además que un Estado de Derecho aristocrático tendrá
muchas posibilidades en sociedades políticas comparativamente la expresión oral personal del nombre propio a su expresión
sencillai, desde el punto de vista del desarrollo económico y medi-ante un documento de identidad plastificado e informati-
tecnológico; en sociedades preestatales, por ejemplo, las <<for- zado. Esta expresión define un nuevo estado tecnológico de la
mas elementales de parentesco>> estiín mucho más normaliza- sociedad, co.t rep"rcutiones importantes para la democracia
das que en las sociedades constituidas como Estados. En cual* misma, pero no iignifica necesariamente una transformación
quiei caso, el Estado de Derecho de los doctrinarios alemanes profundá, ni siquiera en el terreno formal-democrático. Decir,
estaba concebido en el ámbito de una monarquía hereditaria por ejemplo, como se dice en estos días, que el año 1996 repre-
(no electiva); no contaba con el sufragio universal; el pueblo ientaun ..hito fundamental en la historia de Rusia>>, por cuanto
no era «el cuerpo electoral capitativo>> que se reúne en asam- en este año ha tenido lugar por primera vez la elección demo-
blea, o por lo menos, nombra representantes parlamentario§, crática (por capitación) de sus parlamentarios y del presidente
sino un pueblo concebido históricamente (como 1o concibió de la República es algo enteramente desproporcionado y aun
Savigny), heredero de w der e c ho considerado sagrado, que. se ridículoiuando se presupone que estas primeras elecciones
distiñglía cuidadosamente de las leyes más o menos contin- deben entenderse como la primera ocasión en la que el «
gentes. blo ruso>> ha elegido democráticamente a sus proplos repre-
sentantes.
su vez, el concepto de Estado democrático no implica
A
necesariamente, por sí mismo, la condición de un Estado de En conclusión, desde la idea del Estado de Derecho
Derecho. El consenso democrático puede estar restringido a puede pasarse a la idea del Estado de Derecho democrático y
determinadas regiones de la vida política, e incluso el consenso menos aún, a la idea de un Estado de Derecho social. Offa cos¿

30
'os -' desde la idea de un Estado democrático capitatii,o (libe- de ese pueblo soberano? El gobierno, en muchas ocasiones,
de : economía de mercado de consumidores) se pase. casi actúa por medio de Decretos Ley que requieren ia firma ctrei
¡s. ..ririamente. al Estaclo democr¿itico de Derecho (exclu- Jefe del Estado; pero en estos casos, ¿,no queda siempre el
)Li
,. por cjemplo, a Cuba como una democracia) y. así- recurso a1 Tribunal Constitucional a fin de ¿lsegurar la sujcción
'LeS :Lr. desde la situación económica del llamaclo «Estado cle al orclenamiento iurídico?
:ir- ,.'iar)) -clue comcnzó tras la Segunda guerra mundial en
1a
..t. y luego en Estados Unidos, a alzarse como bandera de Hay sin embargo mucho de licción jurÍdica en esta reduc-
li.\- -,aldemocracia y de las dcmocracias cristianas. cn tanto ción dcl cjccutivo a su condición de mero gestor que se limita
aa1' .,n siendo economías libres de merc¿ido consumidor. refle- a aplicar las normas emanadas del Parlamento, dentro de los
¡rla : 1a sociedad capitalista del comunismo- tarnbién se IIe- cauccs dcl Estado de Derecho. A lo sumo, lo más que poclrá
:la urternamente a la forma de un Estado de Derecho: un decirse es que la actuación del eiecutivo no se opone frontal-
ra ¿1.
,lo que desborclaba eI marco kelseniano (ordenemiL-nio mcnte a Ia Constitución; pero acaso porque esta se amplía, en
dcl , .r'o, represivo, mero protector, a 1o sumo, de los «nego- su interpretación, precisamente para incorporar rrctuaciones del
.ir-íilicos») para incorporar, como subrayó Bobbio, norrnas ejecutivo que no estaban siquiera previslas por Ia Constitución.
.rvas de ia economía, retbrzadas con sanciones positivas
rrIO -uando, cn realidad, tanto el castigo o pena precisa como (2) Nada de particular diremos, en segundo lugar, respecto
Jel .:r'rio o incentivo previsto son eqrLiparables en su concli- del poder legislativo, saivo abunclar en la ficción jurídica qLre
:nIr l¡ nrétodos de coac;ción o control social característico de consiste en estimar como emanadas del pueblo las leyes (y aun
;¡clo rnras jurídicas, fiente a l¿rs normas éticas o moralcs). Lo la Constitución, a través de referéndum) que son escritas por
chr¡.
. qnitlca que el Estado de Derecho, como forma a la que los parlamentarios que, a su vez. son elegiclos de listas cerra-
r-lo" rJn tanto las economías de mercado consumidor. como los das y bloqueadas presentadas por los partidos políticos; así
a(ln- It¡s democráticos de bienestar, es funciamentalmente la como también cs una ficción jurídica considerar que la potes-
ines .L r.equerida para su conservación o reproducción, ya sea tad de dictar normas el ejecutivo ha de entenderse como una
::do, . cconomías libres de mercaclo del liberalismo o del neo- delegación legisiativa de las Cortes generales (artículo tt2).
::rtt)S .,lismo. Cuando los decretos-leyes dei ejecutivo cuentan con la mayo-
tn su ría de la cámara (convertida de este modo en lábrica de trans-
¡ltla -1.Comparemos, finalmente, el Estado de Derecho aso- formación de clecretos-leyes en leyes plenas, bajo 1a inspira-
¡iyi- ,a la Constitución española cle 1978 con la doctrina de los ción del «principio de legalidad») es obvio que se consigue
:.-1as ¡oderes tal como Montesquieu ia esbozó en el Espíritu de mantener la apariencia dei Estado de Dcrccho, pero mediante
i í¡n L.r'ú¡'. Lii comparación directa, que en sí misma puede pare- Ia incorporación dc «nuevos principios» al orcienamiento iurí-
".-
lrll e1 lisparattrda, o al menos poco significativa, dada la distan- dico (a veces incluso con el asenso dc un «tribunal constitu-
:lnlo -'stá sin embargo continuamcnte invocada, al mc-nos nomi- cional» que garantice la consistencra; un tribunal cuyo poder
t'-
rente, a veces como un desafío, en los deb¿rtes de nuestros tiene una naturaleza indefinible en el marco de la teoría de los
Lr.rdi- Err todo caso, no habría por qué rnenospreciar a prlr»'l los trs poderes).
¡lLl se - ios que pudieran obtenersc dc una comparación directa

r:Jida -' la doctrina de los tres poderes de7 Espírítu tle las Leyes y (3) En cuanto al poder judicial, cl contraste enúe la Cons-
ndivi- ,rrrstitución española del 78. aunque no fuera inás que para titución del 78 y el Espíritu de lcts Leles no puede ser más fron-
.:gir el presupuesto general (esta vez sí que apriorístico) tal. Sin pcr.juicio de la institución del juraclo, ai que ya nos
::1 una
r :l acla --iir el cual la doctrina de Montesquieu es, en lo que con- hemos ref'erido. hay que decir que la idea del poder.iudicial uti-
ird de
'ne a la doctrina del Estado de Derecho. solo un embrión Iizada de hecho tiene componentes fuertemente corporrtivos.
r-r-s de rnentario y arcaico. En muchos aspectos habría que decir como corporativo es el concepto de indepenclencia del poder
e :tlltil ,' cs la Constitución del 78 y no el Es¡tírittt de los Lel,es la judicial que en este contexto se utiliza. En efecto:
ri.:r-no- -' queda del lado del arcaísmo o del primitivismo: lo que
. !'11 Ia ioboraría la impresión, que muchos ticnen, rcspccto de las La independencia del poder judicial se entiende común-
.:ro de -ierosas influencias ideoló-gicas que actuaron en nuestros mente en su reducción psicoló-gica, referida a los .jueces o
,l: sión .,.lres de la Patria» (casi todos ellos inspirados por una visión magistrados, significando la inmunidad (o libertad de) que ellos
rn.r',ati- ialcristiana o socialdemocr¿lta, metalísica y annonista, de la debieran tener para «juzgar en conciencia,'. es decir. libres de
,:.ic la l). Mc atendré, por motivos de breveciad, írnicamente a las las influencias (por soiidaridad, por soborno o por miedo) de
¡: racia -'stiones generales suscitadas respectivamente a propósito de personas o grupos ajenos al sumado. El símboli¡ que representa
:.-Lción La uno de los tres poderes. 1a justicia como una m¿ltrona con los ojos vendaclos hace alu-
D¡cir, sión a esta independencia o libertad cle juicio según la cu¿il
i ::pre- (1) Ante todo. cuestiones relativas al poder ejecutivo. Mon- cleberíarr actuar los tribunalcs de justicia.
a uanto ,quieu postuló la separación completa de esc poder respecto
l:¡mO- 1 poder legislativo. En la Asamblea nacional de 1789 este Pero esta independencia subjetiva, que se supone desde
i:-rlente
,stulado tomó la forma, enfl'entándose a los discípulos de luego en las actuaciones de magistrados no prevaricadores, y
[,\ aun lusseau, de la supresión en ell¿r cle todo «banco azul» quc quc se desea col11o una norma ideal, no puede extenclerse hasta
¡: ii-¡nes ¡r'a asiento al gobierno; contrr semeiante i.nterpretación se el punto de convertiria en inclependencia objetiva, entendida
:. .,pue- i' zó Mirabcau. Pero, ¿,acaso la separación del ejecutivo puede como imparcialidacl c¡ neutralidad objetiva en el momento de
s :epre- -'nilicar ll po:ibilidacl dc que este uctúe al ntargert del Parla- instruir el proceso y de emitir la sentencia, porque ahc»'a la par-
':nto? cialidad o la dependencia respecto cle factores extrínsecos al
¿Acaso el gobierno dc un Estado de Derecho puede ser
lrr cosa sino un gestor que sólo puede actuar en el ¿imbito de sumario. lcios de pocler ser contemplada corno una linritación
e-ho no \ normas establecidas por el legislativo'? ¿Por qué entonces real a la que habría quc resi-{narse, debe ser considerada como
rr:ico y, ,: mjembros clel gabinete no puede ser dele-qados del pueblo? un constitutivo ideal clel buen juicio. «Lo que no está ell el
):iu cosa \o cleben serlo y. en todo caso, sentarse entre los delegados sumario no está en el mundo.» Cicrto, pcro esto no s-ignifica

irr rSCO -L BASILISCo 3l


que el sumario haya podido elaborarse «irrdependientemente» bicados los razonamie nit,:. L , ,- .-: rit .:.'rnifica que esa deten-
o de espaldas al munclo. E,l simbolismo de Ios ojos cerrados, tación no tenga sus cau\i.i\ ', ... -.r'.. ,.':--:ill.mo social y político.
aplicado a la independencia objetiva, nos conducirá ahora a la
situación de un poderjudicial ciego, por no decir estúpido y No habría por tantLr. \L-i-.:r -.. ,. ,¡rr¡ solución, que reducir
puramente fbrmal. La independencia del mundo, Ia imparcia- a cero la estrLlctura cor?Lrri-lr\; .i:L ¡¡r.l¡¡ jLrdicial, si se quiere
lidad, la abstención de tomar partido, puede conducir a juicios preservar su indepenclencil ,-,r,t¡:.,,.,. ,.Rcducir a cero)>, <<anu-
defonnados, distorsionados, porque es imposible valorar y lar>>. como dice Montesquieu. e1 p.rúir.ir-r.licir11 corporativo. no
enjuiciar sin tomar partido. Todo esto 1o vieron (por no decir es suprimir los tribunales cir jLr.ri¡i¡. :ino nrultiplicarlos, dis-
lo denunciaron) los defensores del llamado uso altemativo dei tribuirlos y diluirlos por toda 1a \!r.1.dad. No constituirá nin-
derecho, al insislir en la imposibilidad de reducir el acto de juz- utopía, sino un retorno a lri srruación establecida en el
-{una
gar del juez al proceso de «subsunción del hecho en la norma>>. ámbito de Imperio Romano. por lo nrenos hasta Diocleciano.
Tanto el hecho como la norma están inmersos en contextos ide- cuando retiró a los jurisperitos el derecho a emitir juicios bajo
ológicos (de «clase», por ejemplo) que en vano se pretenderían la garantía del príncipe. Y cs probablemente lo mismo que que-
neutralizar. Y la independencia puede significar simplemente ría decir Montesquieu, al hablar del carácter nulo o invisible
«desconexión>> de un asunto del contexto en el que el asunto que debiera tener el poderjudicial. en rt.vr: «La potestad de
está inserto necesariamente, y, por tanto, distorsión del mismo. juzgar no debe darse a un senado pemanente, sino que han de
Por ello, en la mayor parte de los casos, el atenerse únicamente ejercerla personas del cuerpo del pueblo, nombradas en tiempo
a un sumario que se ha cemado convencionalmente, sabiendo señalado, en la forma prescrita por la ley, que formen un tribu-
que «hay cosas en el mundo que no caben en tu sumario-, es nal que no ha de durar mas tiempo que el que requiere la nece-
un modo de falsa conciencia o de fariseísmo. La «tranquilidad sidad. De esta manera, la potestad de juzgar, tan terrible entre
de conciencia» del juez que da sentencia «conforme a derecho» los hombres, no se halla anexa a determinado estado ni prott-
no es otra cos¿l sino la tranquilidad del individuo que se siente sión, y por 1o mismo viene a ser invisible y nula.» (2:44-45)
de acuerdo con las norrnas deontológicas de su corporación. El
juez, o el tribunal de justicia, que sabe (o tiene que saber) que Por último, es obligado tener presente el argumento filosó-
la trama de los implicados en los delitos de conupción política, fico práctico acaso de mayor peso, desde una perspectiva polí
de narcotráfico, o de terrorismo de E,stado, desborda amplia- tica, para demostrar el carácter metafísico de la tesis de la inde-
mente los sumarios que sólo pueden contener con pruebas a una pendencia del poderjudicial. Es un argumento que se refiere a
parte de la trama, y sin embargo, «juzga sobre hechos proba- Ia misma existencia de ese pretendido poder judicial indepen-
dos>> con abstracción de hechos no probados judicialmente, diente, no ya a su esencia. Porque, en efecto, aun suponiendo que
pero necesarios. está distorsionando lajusticia objetiva. El fun- el poder judic-ial fuese esencialmente independiente, es evidente
cionalismo de esta falsa conciencia fomalista es, sin embargo, que las sentencias emanadas de tal poder sólo «existirían real-
bastante claro: dado que Ia independencia objetiva es imposi- mente>) en el caso en que pudieran cumplirse. Pero el cumpli-
ble, la dependencia hay que aceptarla, no como una concesión miento de una sentencia del poderjudicial solo queda garanti-
a la que hay que resignarse, sino como una necesidad objetiva zado por el poder ejecutivo. Por supuesto, los jueces mismo.
para un buenjuicio (la propuesta de reducción de «lojusto» al jamás «se manchan las manos>>, no actúan como verdugos; entre-
«procedirniento» de Rawls tiene este mismo fundamento). Pero gan al condenado al ..brazo secular» para que haga el trabajc'
entonces, teniendo en cuenta que las dependencias objetivas sucio (esposar, poner en prisión, agarrotar); y esta circunstanctr
son indefinidas y siempre abiertas, y que cadajuez (o cada tri- contribuye decisivamente a refbrzar la impresión de «indepen-
bunal) podrá establecerlas de maneras diversas («apreciando», dencia», respecto del mundo, de la que gozan sus sentencia:.
como se dice, peculiares partes significativas, con grave riesgo como si flotasen en un eter intemporal, sin perder por ello s-
de la «seguridad jurídica»), podría resultar pref'erible replegarsc fuerza mágica de obligar. Emanadas del seno de la Iey pasan ¿ r-
en el formalismo, es decir, mantenerse en el ámbito de un flotar, iunto con otras, en el eter purísimo de la justicia, y pare-
cuerpo de normas jurídicas y de interpretaciones jurispruden- cen cumplirse ex opere operato en virtud de su poder intrínsecc lilte+'
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ciales. Pero todo esto no sería posible en la práctica si no refl- Es una pura ilusión. Su fuerza de obligar procede de fuera ci. \ri
riésemos este «corpus doctrinal práctico» a un orden o senado ellas mismas, a saber, del poder e.jecutivo. Por ello, y salvo dot;:
corporativo formado por los magistrado, entre los cuales haya al poder judicial de instrumentos ejecutivos propios (1o qu. :Fr
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cristalizado un cierto consenso sobre este cuerpo doctrinal, por- implicaría, de hecho, crear un Estado dentro de otro Estado) ter.-
que de este modo Ia parte activa del ordenamiento jurídico se díamos que concluir que las sentencias emanadas del poder jud.-
revestirá de una especie de <<sustanciajurídica objetivada» a la cial sólo existen realmente cuando son llevadas a ef-ecto por ;
que poder referir la «independencia objetiva» del poderjudi- poder ejecutivo. por Io que habrá que afirmar que no son exi.-
cial. El carácter abstracto de la independencia objetiva, que la tencialmente independientes de é1. Es por tanto evidente que -
hace invi¿rble, queda en efecto contrapesado y disimulado por ejecución de una sentencia que ponga en peligro Ia existenc:-
el postulado de la independencia objetiva de una corporación misma del poder ejecutivo y, con ello, en el límite, la existenci
que juzga en armonía con sus propios principios fonnales cor- misma del Estado, tcndrá que ser estorbada por este poder; y li.
porativos («profesionales»). La independencia objetiva del sentencias que no pueden ser cumplidas (empezando ya por l=
poderjudicial, en tanto es un resultado de la desconexión nece- sentencias a penas de cárcel de cien, doscientos o setecienri'.
saria del sumario con el mundo por el que está envuelto, sólo años) son sentencias utópicas, metafísicas, ridícuias y puras tr;-
puede mantenerse de modo estable a través de la independen- ciones juídicas. Al principio que define, al gusto de los juece,.,
cia corporativa de los magistraclos respecto de los órganos de el poder judicial (fiat iustitio, pereat mundu^s) se opone otro pri:-
los demás poderes, así como de las otras partes de la sociedad. cipio que podría definir al poder ejecutivo, como responsab.:
último de Ia eutaxia de la sociedad política: fiat mundus, pert .;:
Según esto, cuanta mayor independencia corporativa sea iustítia. O mejor'. fiat mundis, pereant iudices.
detentada por el poderjudicial de una sociedad política, peores
serán sus juicios, por esforzadas que sean las pruebas y alam- Niembro, 14 de julio de 199rr

EI, BASII,ISC{:I

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