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Y

PARTE SEGUNDA
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t,
Capítulo 3
FINES Y MEDIOS DE LA RÍTMICA

RETORNO A LAS FUENTES ¡icemos con la idea prirnitiva, tal como la expu-
so el creador de la Rítmica, dispondrernos de un
\Z a en lQl0, Jaques-D¿lc¡,zc había dcfinrdu marco de referencia capa: ,Je hacernos corupren-
I clara,n.ntc n,r sólo l,,s frncs de Ia Rúmica y der la reaIidad dalcroziana subyacetrre a las actua-
los resulradc,. qu(' :e prol,rnia alcanzlrr, srn., lam- les aplicaciones de [a Rítmica, a pesar de las difc-
bién los mcdios generales que había quc pone¡ en ¡encias entre estas últimas o de sus divergencias
juego para cl logro de talcs fines. En dos artículos aparentes o reales. Para los propios dalcrozianos,
publicados en esa época ( 1909 y 1910) encontra- este retomo a la. fucnte. (( r r rnir ,)fr(,rtuni-
lueJ.
mos un resumen de lt¡ esenci¿rl dc su pensamien- dad para recuperar algunas r-rociones cent¡ales de
to al respecto. Un pensamiento quc mr se verá su formación, con el fin de clctcnninar qué quecla
sustancialmente modificado por ulteriores desa- de ellas en sLr prácric.r cot r.lrarrr.
rrollos; bien al contrario, estos últimos 1o ha¡án Como casi todos los innovaclorcs dc la ense-
más preciso y aportarán casi siempre la confirma- ñanza, fue poco a poco, tornanclo nota de caren-
ción de la experiencia. En cambio, los enriqueci- cias y defectos, como Jaques-Dalcroze cdificó su
mientos que ha podido conrrccr la Rítmica gra- sistema; éste, a su vez, [e frre abriendo nuevas
Y cias a la ampliación de sus horizontes, así como perspectivas. Dispuso tales carencias y defectos
'1 las bifurcaciones que ha sufrid.' cn , (.1\iones pr)r en tres niveles: en la propia educacitin music¿rl,
la influencia de practicantes de muy diversas per- en las interpretackrnes dc los futuros músicos
sonalidades, hacen necesario este retomo a las profesionales y en las aptitudes motrices de los
Árentes. Sería, en efecto, difícil en más de un primeros alumnos de Rítmica.
aspecto reconstruir la empresa dalcroziana origi-
nal partiendo únicamente de las observaciones
actuales, en las que es preciso tener en cuenta, I-as lquntx dz la educarión musica|
además, el encuentro de varias cornentes en evo-
lución: las de [a educación, el movimiento artís- Por lo que concieme a la educación musical,
tico y la música actual. Pero cuando nos familia- Jaques-Dalcroze parría de la "iguiente compro-

FrNEs Y MEoros ¡E in RÍTMICA 7l


b¿cirin: en orro tiempo, el esrudio de [a música cualidades delsonido, aparte de la dife¡encia
estaba ¡eservado a un pequeño número de "pre- Je altur¿ de l¿s notas. El oíJr-r debe aprecrar
desrinados", cuyas aptitudes espontáneas y el k¡s dive¡sos grados de intensidad sonora, cle ¿

rnedio favo¡able en el que se desa¡rollaban lla- dinamismo, de rapidez o lentitud en la suce-


sión de sonidos, de timbre, de todo lo que
maban [a atención, más o menos precozlnente,
conforma, bajo el nombre dc cc¡lorido musi-
de los maestros encargados de instruir en [a pro-
cal, la cualidad expresiva del so¡rido. A mi
fesión de músicos. Hoy día [a música es, cn entender, e"ta cuahdad es la que tnás impor'
principio, accesible a todo el mundo. Su ense- ta que e[ niño posea por naturaleza para que
ñanza figura en los programas de escuelas en las se le pueda augurar un buen futuro musical.
que, naturalmentet no es preciso superar prue-
bas previas de aptitudes especiales en el campo Pero, insiste,
musical.
es misión de la educación ir al encuent¡o de
¿Cuáles son las cualidades consideradas Ia musicalidad del nino (ibid., p. 46).
indispensables en el futuro músicol Jaques-Dal-
croze las resumió como sigue: En otras palabras: los sistemas de enseñan-
za quer en el pasado, han hecho pruebas, cuan-
1a agudeza auditiva, la sensibilidad ne¡viosa,
el sentido rítmico - - es deci¡ el sentido justo
do las cualidades musicales enunciadas arriba
de las relaiiones existentes entre los movi-
' se encr¡ntraban por definición presenres en to-
mientos en el tiempo y los movimientos en do alumno antes incluso de que comenzara a
el espacie y, por último, la facultad de .aprender música", son impotentes a la hora de
exteriorizar espontáneamente Ias sensacio- hacer surgir aptitudes que no se manifiesten
nes emotivas ( 1909, p. 64). -. de entrada. Esta laguna debe colmarla la educa-
ción musical, o no habrá servido de nada hacer
Y añade:
la música supuestamente accesible a todos. Al
Sólo si estas diversas cualidades se
-l dirigi,." a todos, esta educación ya no puede
encuent¡an reunidas, todas, aunque sea en seguir dando por cierta la existencia de capaci- i
estado embrionario, en el organismo del fu- dades musicales básicas en los alumnos. En con-
turo músico, los esudios musicales podrán secuencia, debe encontrar el medio de suscitar-
hacer de él un verdadero artista, pues ellas las y desarrollarlas en aquellos en qulenes no se
prueban que la música estÁ en é1, es parte de i
n¡anifiestan espontáneamente.
su organismo y se desarrollaní por el ejerci- I
Llama la atención sea de paso- I
c¡o mismo de esas facul¡ades; pero si e.as -dicho
facultades no exisren, ¿cómo se quiere que el hecho de que Jaques-Dalcroze haya adopta-
los estudios instrumentales las desarrollen...? do este punto de vista en una época en la que
(íbi¿.). _ e[ "talento musical" y, más exactamente, el
sentido rítmico aún estaban ampliamente
Más tarde especificará (19lZa, p. 47): considerados como ineducables que
Se imagina comúnmenre que el simple ha persistido largo tiempo (cf. a[-opinión
respecto, por
reconocimíento de los nombres y de las rela- ejemplo, Téplov, 1966, p. 358)-, aun cuan-
ciones entre las notas escuchadas constitu- do, paradójicamente, sí se reconocía el dere-
yen [sic] un buen oído. B un eno¡. Hay otras cho a [a música para todos. Jaques-Dalcroze ,,

72 LA R,TMrcA lAeuEs,DALCRozE
subra)'a) esta acrirud contradictoria dc sus con- enfocarlo en sus difcrcntes dimensiones. Ei
tcmporáneos; una actitud que les llevaba rrlrno pr(ff\uestt,3l 1,i¿¡,,,," r4!:
-sc'
l¿r¡rental¡¿r él- a ller-r¿rr las escuelas de música
U

l los conscrr':rtorios con gente que no tenía Los alunnos ticnen una p"l,rra l" .Y
nada que hacer aüí y para quienes el virtuo- - El piano sólo propone
nano. ",r
el Frimer cornp;is, ,'?
sismc¡ instrumental se conve¡tÍa en objctivo cutaclusa del ritr¡o (las cuatro corcheas). Los
íu-rico, a f¿rlta de otras cualidades que queda- alumnos lanzan la pelota cc,n la primcra nota
ban definitivamenre fuera de su alcance. Así, clLre sigue y la atrapan con la segunda. Tienen el
decía, tiempo de cuatro corcheas a su disposición para
al observ'ar en uris clases hasta qué punto prepararse a reacciona¡ y para evaluar el rro-
¡¡uc\( Jc..rJ.r die: .¡lu¡nnt)5 \'irtuL,5(). ulr- rnento preciso en que tendrán que tirar la pelo-
rie¡rJen mal y aman poco la música, [...] ta un lapso de tiempo igual ai que st'pa-
he considerado dedicar mi vida al desarrollo
-tras
raba cada corchea cle la anterior-. El profcsor,
cle las facultades musicales del niño, de al piar.ro, puede variar cada vez el tempo de las
lorrnir que se entrcgue después a los est,.rdios cuatro corcheas iniciales, [o que obliga al irluur-
técnicos instrumentales en unas condiciones no a prever no sólo cl momento, sino tarnbién
quc lc permitan hacer de esta técnica un lir energía con la que deberá lanzar [a pelota al
¡rredir¡ de exreriorizarse, de afirmarse, [..-l en aire para estar en cc¡ndicioncs cle c<tgerla, sln
lugar de hacerln servir para imitar setvil- retraso ni adelanto, con Ia segunda negra .lel
meutc los pcnsamientos y los sentimicnros
cornpás.
clc otros ( I909, p. 65).
La obligación de adaptarsc a una situacirin
Este primer objetivo que se había fijado, espacío-temporal que puede variar en cualquier
consistente en remediar las lagunas de la edu- momento, junto con la obligacicin de mante ne r
cación musical tradiciona[, Jaques-Dalcroze de- a toda costa la relacií¡n j = .f] la perspectiva
""
de [a unidad del ritmo global, tienen por objeto
bí¿r mirntenerlo en mente en la totalidacl de
desarrollt¡s posteriores de su rnétodo de Rítmi- rlesarrollar la seuibilidad nerui¿.¡s¿ del alumno y
ca; y los ejercicios que éste incluye contribuyen, r( afirmar su scn¿ido rítmico.
to.los ellos, al desarrollo de una o varias cunli- Permítaseme, a propósito de esto, un peque-
dades mtrsicales básicas, cuya Iista vuelvt; ¿r ño paréntesis: sabemos hasta qué punto la t:rno-
recoralar: ción y e[ miedo son capaces de influir st¡bre cl
rempo de un ejecutante baiIa-
agudeza auditiva; -instrumentista,
- rín, cantante-, generalmente en el sentido de
sensibilidad nerviosa;
- una aceleración a la que quizá no sean exlr¿ña.
sentido rítmico;
- la respiración precipitada y los latidos del cora-
facultad de exteriorizar espontáneamen- zón que se sienten en tales situ¿rciones. Cuando
- te las sensaciones emotivas.
un enseñante quiera asegurarse de quc una can-
Tomemos, a modo de ejemplo, el siguiente ción o una ronda "se sostendrá" rítmicamentc
ejercicio (aunque podrían valer muchos otros), en el momento de la interpretación en público,
que es apto para desarrollar todas las cualidades hará bien en entrenar previamentc a sus alttm-
citadas a poco que se tome uno la molestia de nos con interpretaciones a diversos temPi, más o

f-rNEs Y MEi)ros r)E LA ftlTMlcA 7)


menos rápidos quc [a norma, de manera que per- alumno debe reaccionar sobre las dos negras que
ciban e[ desarrollo temporal de forrna relativa, las siguen haciendo un movimiento expresivo, a
por comparación instintiva de krs diversos mo- su elección, inspirado por el carácter y el matiz de
mentos, en lugar de hacerlo de modo absolutt¡ [o que acaba de escuchar (reacción ante una agre-
mediante una automatización establecida rnás o sión sonora, respuesta a una llamada, etc.). Tám-
menos rígidamente'. bién es una buena oportunidad para sustituir al
Volvamos a nuestro ejercicio de pelota. El pianista por un alumno, que propondrá, durante
profesor [e conferirá una dimensión apta para Ia duración de las cuatro corchéas, un movimien-
ejercitar la agu.d¡za au.ditiva si le adapta una de to expresivo --corporal o vocal- al que los otros
las siguientes consignas: deberán responder bien dejándose influir por é[
(imitación), bien reaccionando por contraste...
Si las cuatro corcheas de preparación se
- en el piano subiendo la escala, el alum-
suceden La conciencia del sonido sólo se puede
no deberá lanzar la pelota a[ aire; si se suceden formar gracias a reite¡adas experiencias del
bajando, la arrojará al suelo. Se variarán tam- oído y la voz, y [a conciencia del ¡itmo sólo
bién los regisrros y [a distancia entre las notas se puede desarrollar gracias a reiteradas ex-
para obligar al oído a un análisis inmediato, sin periencias de movimientos del cuerpo ente-
que haya posibilidad de acostumb¡arse. ro (J..D., 1907, p. 38).
O bien, si las dos primeras corcheas se Pero:
- a intervalo de quinta justa (o cual-
suceden
...no basta con poseer el poder de reconocer
quier otro intervalo escogido de antemano),
y de diferenciar los sonidos para afirmar que
los alumnos, dispuetros por pareja:, inrercam-
se tiene un buen oído musical. Aún falta que
biarán las pelotas; si no, simplemente lanzarán las sensaciones auditivas externas creen un
la pelota. estado inte¡ior de consciencia y de emotivi-
O bien: si las cuatro corcheas correspon- dad (1912a, pp. 46-47).
-
den al primer tetracordio de una escala mayor,
se tira la pelota al aire; si corresponden al pri-
mer tetracordio de una escala menor. se hace Defectos en la ejecución musical
como que se tira.
Las lagunas de la educación musical indicaron
Y en fin, este ejercicio servirá de pretexto claramente a ]aques-Dalcroze los fines que debía
para una exteríorilación de las faculndes emotivas persegui¡ pero fue [a observación de los defectos
si se le da, por ejemplo, [a forma siguiente (aquí que mostraban sus alumnos, ftrturos músicos, lo
los alumnos no tienen pelora): que [e permitió definir el campo de acción de
Entendiendo las cuarro corcheas de la lo que pronto sería la Rítmica. Todas las interpre-
-
introducción como una provocación o envite, el
taciones musicales defectuosas o ins-
trumenrales- presentan puntos -vocales
débiles en la
'Agradezco a mi madre, rambién profesora de rírmi- realización o en [a concepción rítmica. Estas
ca, que haya atraído mi atención sobre esre punro con debilidades se obsewan, por ejemplo, en el hecho
ocasión de una ronda de Jaques-Dalcroze que ella repetía de acelera¡ o retardar el movimiento, de atrope-
con sus alumnos. llar o cortar la ejecución, de no saber seguir como

74 LA Ri'rl¿IcA )AeuEs-DALcRozE
acompañamiento, cle acentuar crxr demasiada nr- Siguícndo la hipótesis dc,¡ue "tt,..l:rs las causas
deza o demasiada imprecisión, de no saber frascar de arritmia musical son dc orden /ísico" (1910,
y rnaliz¡r la rnúsic.r cn.'us del.rd¡. nron
'rc
ionc\ . p.20), Jaques-Dalc«r;c llcgri lrronto ir clirsifi-'
(cf. 1909, p. 66). "B digno de señalar", decíl carlas en tres categorías (quc no tlcjan rie recor-
(1907, p.4i), "que cxiste una conexión instinti- da¡ ciertas grandes clasificaciones urilizadas
\¡a entre el rinno con t(
ossus matices )'elge.\rr". actualmentc en neurofisiol,rgíl patokigica):
Pero en cie¡tas personas esta conexií¡n se realiza l. "lncapacidad del cereb¡o pirrir dar órdenes
rnal o difícilmente. Jaques-Dalcroze nos ha dejál'
suficientemente dpidas a los músculos encar-
do una lista de est<¡s diferentes defectos, agru-r gados de ejecutar e[ movimiento,; en otras pala-
pados hajo la dcn,,rninación de arri¡mr¿ mruical
bras, la perturbación se sitúa cn cl nivel de emi-
(cf. 1q 10, p¡. 20-21 ): sirín. Éta, según Jaques-Dalcroze, está relacionadal
ser incanaz dc proseguir un movimien¡o con la incapacidad de los individuos de represen-
- durante todo el tiempo necesario para su tarse claramente las órdenes quc deben transmitir
normal realiztrción; durante e[ tiempo que tiencn a su disposición.
-acelerar o rcrardar un movimienlo que Procede de su irsuficiente educación rítmica.
debe permanecer uniforme; 2. -lncapacidad del .i:tcm,r nervio.6 p2¡3
.aher acelerar o retar(lrr lrn nlovi- transmitir estas órdenes fiel y tranquilamente,
-n.r
miento que lo requiere; sin equivocar [a direcci(rn." Aquí, la perturba-
"hacerlo a tirones» o cortarlo si debe ción se sitúa en el nivcl de la rransmi.sión. En
- estar ligado o viceversa; estos sujetos, .e[ cerebro concil.¡e no¡malmente
comenzarlo demasiado pronto o dema- los ritmos, [...] pero los rniembros, muv cap?tces
- siado tarde, terminark) demasiaclo pron- de ejecutarlos, no lo consigtren porque el siste-
to o demasiado ta¡de; ura nervioso está perturbado ".
no saber encadenar un ¡novimiento de 3. "lncapacidad cle los nrisculos para ejecu-
- una especic con uno de otra especie (len- tar Ios movimientcrs] irre pr,rchablemctrte . " En
to-rápido, flcxible-rígido, enérgico-sua- estos sujetos, "los micmbros no son capaces [...]
ve, etc.); de ejecutar órdenes cerebrales nítidamente cla-
ser incapaz de ejecutar simultáneatnenre das, y las descargas ne¡viosas no tienen efecto».
- Jtl: o más m.» imrentos cutrt rario.; En el sistema, sott aqui lr. .jcctuarlrcs quien.',
no saber matizar un m<lvimiento por gra- ¡or JcbilidaJ,, p.rr lalta Jc cnl t('r'rirrrr ien I o. cum-
- daciones continuas (del piano al/orte o al plen mal su cometido.
revés)l Sean cuale" fueren l¡s cilusa\. se ve que.
no poder acentuar eI movimiento métri- según Jaques-Dalcroze, la arritmia proviene de
- ca o ritmic¡lnente scgún Lt" exigencias una "falta de armonía y coortlinación entre [a
de la lógica musical. concepción del movimientlr v su realización"
(l9lO, p.2l)'.
tratar de determinar la causa individual
"Al
de cada defecto musical se encuentra e[ reme- t Remito al lecror inrercsa.lo en la arrirmia musical al
dio, y así es como he construidr) puco a poco mi destacable cirpítulo de sr¡s Sot¿t¿ni¡s. . titulado porJirques-
método de gimnasia rítmica" (1909, p. 66). Dirlcroze nRéflexions srrr l'arythrnie, (1942, pp. 7l-84)'

INE\ l x¡it)los i)u LA RiT\11(1.{ 75


Queda así abierto el camino a las grandes Eiercicios que buscan la automatizaci(»r
categorías de ejcrcicios tendentes a remedia¡ - de se¡ies de movimientos en sus mú[ti-
estas insuficiencias. Unos deberán sen'ir para ples encadenamientos.
mejorar [a flexibilidad muscular y la sensación Ejercrcios que enseñan a un ir movtmten-
precisa de los movimientos corporales; otros ten-
- tos automáticos con movimientos volun-
drán el fin de mejorar las representaciones y la tarios de o¡den contrario.
rapidez.le comprensión; oüos tratarán cle disrni- Ejercicios orientados a la eliminación de
nuir [a duración de los tiempos de respuesta a - gestos inúriles en toda acción motriz.
diversos tipos de estimulación y a hacer progresar Ejercicios tendentes a individualizar las
la calidad deI control ejercido sobre los diferentes - sensaciones musculares y a perfeccionar
miembros o intentarán eliminar los gestos inúti- el sentido de las actitudes.
les instaurando una mejor economía del rnovi--
Todos estos ejercicios, añade Jaques-Dalcro-
miento. Todos contribuirán "a la creación en el
ze, tendrán [a finalidad de obtener
organismo de un sistema rápido y lLgero de comu-
nicación entre todos los agentes del movimiento un aumento de la concentración p<íqui-
y del pensamiento" (i909, p.67). Porque ca, una organización clara de la economia
física, un acrecentamiento de la personalidád
...antes de poner un cuerpo al servicio del
1, además, gracias a una educación progresiva
aÍe,es cohveniente peleccionar el meca- del sistema nervioso, un desarrollo de la sen-
nismo de ese cuerpo, desarrollar todas sus sibilrdad en lo" sujer.-rs insensibles o p,rco
facultades y corregir sus defectos. No basta sensibles y, al contrario, una regularización de
con que esas facultades se ejerzan normal- las ¡eacciones nerviosas en los individuos hi-
mente de una forma instintiva, como es el persensibles o desordenados (ibrd., p. 2Z).
caso en muchos individuos bien dotados.
Tod¡vía falta que se hagan conscientcs y que Tale" fincs
no Je¡endan de un estado nervioso momen- -se
da uno cuenta
- están peÁ-
sados para servir a otros, especialmente los de la
táneo ( l9l6b, p. 106). educación musical que hemos enunciado antes.
'- Pero Io que tampoco puede dejar de aparecer (y
]aques-Dalcroze, como vemos, no pierde de
vista sus objetivos de músico. Sus categorías de Jaques-Dalcroze fue el primero en advertirlo) es
ejercicios, cuya Iista doy a continuación en los que, así formulados y sistematizados, tanto sus
mismos términos que él utilizó (1910, pp.21- comprobaciones como sus ambiciones muy bien
22), se aplican de forma especial a la interpre- podrían no aplicarse únicamente al te¡reno
tación musical, ya se trare de ejecución ürstru- musical. Bte, por el contrario, es sólo un caso
mental, vocal, o incluso de movimientos de particular (aunque para él sea de una importan-
directbr de orquesta: cia primordial) dentro de un conjunto más
vasto que incluye todas las actividades suscepti-
Ejercicios que obligan a los músculos a bles de verse afectadas por una disfunción en un
- ejecutar con precisión las órdenes del punto u otro de su desarrollo. La ya entrevista
cerebro: órdenes de puesta en movi- multiplicidad da vértigo, ¡y habría que estrujar-
mienro u órdenes de inhibición (deten- se la cabeza para descubrir alguna que escapase
ción o ralentización del movimiento). de [a regla! ¿No tienen las insuficiencias indi-

76 lá RÍTMrcA jAeuEs.DALCRozE
cadai bajo la denominaciór'r de oar¡itmia musi- mic()s que orientan ias líneas cn to(los los
cat" equivalentes en muchos otros ca¡nposJ En planos... ( 1932a, p. 4).
efccto: rara vez es indistinto, por e.iemplo, scr
Por otra partc, observaba, lir especrali:ación
incapaz de interrumpir un movimiento en el
de una u otra parte del cuerpo cr¡n miras a [a
rnolnento oportuno o no poder realizar v¿rrios
eiccución musical sólo pren¿r¡ n.rra r¡lr nrim,,ro
sirnuItáneamente. Y en estas ocasiones se hablLr
Iiuritado de disociaciones, y las personas some-
tirnto de la torpeza mot¡iz como de Ia ler-rtitud
tidas a esta educación parciaI se encuentran t¿ln
de reacciiin o cle la rlebilidad de atenciónr...
apuradas como lás demás cuando se les prrpo-
nen disociaciones de ot¡o tipo. En otras pala-
bras, su hrpótesis de trabajo era:
I-a fusiguaátd de bs aptitules mouices
El ejercicio particular del ¡itmo en t¿rl o cual
Jaques-Dalcroze no tardó en advertir que los miembro no hace eurrítmico el cuerpo ente-
defectos observados sobrepasaban el ámbito de ro, mientras que los ejercicios de rítmica
la educación musical. Desde 1907, había com- general pueden adaptarse fácilmente a las
probado que manifestaciones rítmicas particulares [...];
"no existe un solo músico con un pues, una vez que la persona se ha familiari-
defecto en [a expresión musical rítmica que mr
ytosea corporalmenre ese defecto" (1907, p. 4l). zado con las posibilidades esenci¿rles de los
dinamismos en [a duración y en el espacio,
Ya h¡hía c,,nrcnzado a proponer sus ejercicro" r
se familiariza fácilmente tarnbién con su
los alumnos con todo el cuerpo (y no sólo con
adaptación a los más diversos fines ¡rarticu-
las partes del cuerpo necesarias para tocar el lares (ibid., p. 4).
instrumento). Estaba persuadido, al hacerlo, de
que los modelos de mr¡vimientos rítmicos pro- Sin embargo, señalaba, esta ritmización
puestos por el cuerpo rico en posibilida- general es relativamente larga y cle a¡dua ob-
-tan
Je"- Jcbian ,,hliBa roria men¡e, gracias a un tención en los aJultot, porquc \rr cnlrerl:rnr¡cn-
aclecuado entrenamiento, «crear en el cerehro ro especializado, así como su falta dc entrena-
.lc los alumn.,,s imágenes rÍtmicas precisas qut miento en otros dominios, han anclado en ellos
recorran toda la escala de las gradaciones rítmi- hábitos motrices de los que difícilnente se des-
cas y temporales" (1910, p. 20). Es exactamen- hacen. Será, por tanto, más económico desde
te kr mismo que sucede en el terreno de la esc¡i- éste punto de vista emprender una educación
tura, señalaría más tarde: rítmica con los niños, en quienes los hábitos
motrices todavía no están consolidados. Pero
Un niño aprende más rápido a trazar los
signos de Ia esc¡itura sobre el papel cuando Jaques-Dalcroze se había mostrado muy opti-
en la escuela se le ha hecho experimentar mista al pensar que la tarea se¡ía mucho más
con los brazos, con el cuerpo entero, los fácil con los niños, y no tardaría en reconocer-
movimientos espaciales y los matices diná- Io. Había creído que la Rítmica desarrollaría sin
dificultad en e[los aptitudes que sólo exigen ser
una persona, y por las que la educación tradi-
' El lecror encontmrá a Io largo de todo este libro ciona[, erróneamente, no se había inte¡esado lo
descripciones de ejercicios que podrían figurar aquí, pero
que prefiero situar en un contexto más concreto. bastante. Pero no era tan sencillo. Comprobó

FrNEs Y riEDJOs Dt I-A RiTMIC-A 77


(1909, p. 65) que muchos niños "carecen del Y añade maliciosamente:
instinto del compás, de las duraciones, deI Me dirán ustedes que hacer que amen la
equilibrio temporal" y se vio obligado a llegar a música personas que sólo aprecian una de sus
la conclusión de que "las facultades motrices dos cualidades es empequeñecerla. ¡Y yo res-
no son las mismas en todas las personas». Hoy pondo que lo que verdaderamente es empe-
día sabemos que mrrch,'. háhit..,s ¡notores "e queñecer la müsica es cnsenar srempre un,)
adquieren muy pronto, mucho antes de la edad solo de sus elementos: el virtuosisno!
de los niños a los que Jaques-Dalcroze enseña- Pero esta preparación en e['arte, este desa-
ba rítmica, y que dependen de varios factores rrollo del sentido estético, no serán más que
--en primer luga¡ sin duda, de Ia educación-, una consecuencia obtenida por añadidura. Los
pero también de características individuales y resultados que pretende alcanzar la Rítmica se
de lo que algunos autores, en particular M. orientan a provocar el interés de [a escuela en
Stambak (cf. Stambak, 1963), Ilaman e[ "tipo el primer grado; júzguese:
motor».
Eh consecuencia, dice Jaques-Da[croze (tbid'. saber actuar deprisa, no actuar demasia-
p.66), "tal niño está siempre retrasado en el
,
- do deprisa;
anda¡ tal otro siempre adelantado; uno da saber actuar despacio, no actuar dema-
pasos desiguales, a otro le falta equilibrio...". Al
- siado despacio;
mismo tiempo, estas observaciones le confir- adquirir rápidamente una costumbre,
man en su convicción de que la educación
- saber dejarla también rápidamente;
rítmica debe emprenderse en Ia infancia, por- saber encontrar pronto la respuesta a una
que "todos esos defectos, si no se corrigen en los
- pregunta;
rimeros años de vida, aparecerán después en ser capaz de concentrarse largo tiempo.
interpretaciones musicales".
-
Todos estos resultados se consiguen por me-
Espera mucho, en concreto, de la ense- dio del estudio vivaz (animado por una música
ñanza de la Rítmica en la escuela, por el he- constantemente adaptada a las posibilidades
cho de que se dispense de manera completa y corporales de los alumnos y a las exigencias de
reguIar: los ejercicios) de las ¡elaciones cxistentes entre
la rapidez y la lentitud, la fuerza y la flexibili-
El ritmo desempeña en la música un papel
dad, el movimiento y la detención, las sonori-
tan imponante como la sonoridad, y sé por
experiencia que gracias a una educación que dades y los silencios, el trabajo y el reposo...
desarrolle los ritmos naturales del cuerpo se
«según las leyes de alternancia y de equilibrio
puede hacer amar la música incluso a quienes que son las leyes del Ritmo" (ibid., p. 23).
no aprecian sus sonoridades [...] Opino que la
casi totalidad de niños a los que no les gusta Cuando se van a extraer las consecuencras
la música porque tienen mal oído llegarían a de lo que precede, se entrevén dos posibles acti-
apreciarla con facilidad si se desarrollasen sus tudes: una, centrífuga, consiste en encontrar en
facultades rítmicas 1..-l La amarían a couso del el propio terreno los diversos campos afectados
movimiento que encierra y porque esc movi- por el modo de educación que conforma la Rít-
miento les es familiar y natural (1910, p. 24). mica, para adaptar a ellos las dife¡entes cate-

78 l¡ RirMrcA ,AQuEs-DALCROZE
gorías de ejercicios, a las que se dotará de tos y sobre krs que sc nranifcstir frccucnterncn-
contenido según los objetivos de cada camp<r te. Pero, por vocnción (si se mc pcrmite llamar
concreto. (lomo hemos visto, cada una de las ca- asi a una sue¡te cle aguila conciencia tic su
tegorías de ejercicios elabor¿rdas p.rr Jaques- deber, casi de su rnisiór-r), consagró a la segunrla
Dalcroze está definida de un modo It¡ bastanre al menos tanto tiernp() y miis fuerzas quc ir lir
t-lexible como para que sea posible adaptarles primera: pensaba cn cl futrrro, 1, tle ese futrrro
contenidos susceptibles de interesar a los más esperaba mucho paltrbra "esperanztr. es
variados campos. Antes evoqué su diversidad y
-[a
una de las quc a. rnenudo surgen de su pluma,
su cantidad. Evidentemente, si la educación tanto en los lib¡os como en las canciones (perr)
musical, la expresión corporaI y las artes escéni- también escribió mucho al final de las guerras;
cas aparecen en primer plano, es porque los siendo ente¡amente suizo, erar lo l¡astante ciud¿-
medios que emplea la Rítmica música y el drnn del munla como para hahcrltrs vivido como
-[a
movimiento- les conciernen de modo primo sucesos que le concernían de cerca)-. Er:r
dial. Pe¡o encontramos también personas qu consciente de haber hecho descubrimientos y
aplican estos principios de ejercicios en árnbito puesto en pie medios aptos pzrra hacer progresar
aparentemente tan alejados de [a música o del a individuos y grupos! 1'creía firrnemente que la
movimiento como [a enseñanza de la geografía, voluntad Je 1,, rrrcj,'r Je un,, Inr.rnr,, \i
"arar
e[ ciílculo, la ortografía, la dicción... Sin contar estuviese bastante extendida y fucse recomrcida
Ios rnúltiples usos terapéuticos que ya mencioné por quienes la poseen, tendría inevitablemente
arriba y sobre los que no me cxtencleré aho¡a. una influencia benéfica sobrc la sr¡ciedad ente-
Por el contrario, la otra actitud conslste en ra. Y es también en la socied¿rt1 entera, en las
hacer de la Rítmica una disciplina autónoma, generaciones futuras (no sólo cn las generacio-
en la que el éxi«r de cada ejercicio será momen- nes de futu¡os músicos), en quier.t pensaba a[
táneamente un fin en sí mismo y cuyo principal hacer de la infancia su terreno predilccto y
objetivo (¡que ya es todo un programa!) sería al escribir ( 1910, p. 22):
poner al individuo en condicit¡nes de sacar todo Creo pocler afi¡mar con plcua conscien-
el provecho posible de sus más dive¡sas faculta- cia que los niños s:rnos sujetos a Ia etlucacitin
cles, sea cual fue¡e el ámbito sobre e[ que piensa especial que precollizo se convicrten ürfali-
aplicarlas. blemente, al cabt¡ de J ri 4 aric¡s, en sujctos
Para Jaques-Dalcroze no se trataba de elegir rítmicos, es rlccir, aliviaclos cle todos lt¡s
enüe estas dos actitudes. Ambas se le imponían defectos de t¡¡den nervioso v muscular que
cr¡n [a misma fue¡za. Por inclinación, se decan- impidcn la lrhcrr rJ J, m,'vin)¡(n¡,,.; en
taba hacia la primera, pues deseaba a¡diente- individuos en los que las funcioncs ccrebra-
ler y corporalc. ."¡ ¡l(¡.,rn, tt. artn.,n¡(,sils
mente poder beneficia¡ con sus descubrimien-
y que saben apreciar clnramcnte las relacio-
tus a rodas las disci¡linas que ruvicscn que ver,
nes de los movimientos en el tiempo y el
de lejos o de cerca, con [a música: no sólo la espacio.
enseñanza musical e instrumental, para las que
creó cenrenares, quizá mile. de e.jercicios, sino Y (ibid., p. Z5):
también la danza, el ballet, el arte lírico o el Si creo firmemente en la posibilidad de
teatro, con los que tuvo innumerables contac- desarrollar el scntido artísticc¡ a l:r vez que la

IINE§ Y MÉDIos I,E IA RIT\1](]A 79


r
volunrad, Ia personalidad y Ia concentración contacto unos con otros y con el espacio del I

psíquica en los niños sometidos a la educa- aula de Rítmica, optó po¡ probar de entrada su
I
ción por y para el Ritmo, creo tarnbién <1uc capacidad de discriminación auditiva: una voz
el arte mismo [...] no hará sino ganar al irpo- tocada al piano significaba que uno se abría
yarse en esta educación.
paso solo entre los demás; dos voces, que se unía
Hay a la vez modestia, júbilo y gran espe- a[ primer compañero a su alcance para despla- l-
ranza en esta otra frase, escrita en 1919: "Estoy zarse en pareja; tres voces o más, que se forma-
convencido de haber creado [...] un comple- ban pequeños grupos. Se trataba de pasar de I

mento indispensable para [a educación de la una situación a otra en cuanto se oía que cam- I

infancia en todos los países. (1919c, p. 173). biaba el número de voces- Por otra parte, el I

oído avisado de los músicos participantes estaba


I
alerta incluso de que supieran a qué
LA IMPROVISACIÓN AL PIANO, -antes
correspondía la consigna siguiente- por la
PRIMER AUXILIAR DE LA CLASE forma de las frases musicales, por el fínal de una I

DE RÍTMICA frase que podía significar: aquí viene e[ punto (o


la coma) a partir del cual es posible un cambio
Algo que no deja de llamar la atención del de consigna. Y podían observar que, durante
neófito, a poco músico que sea, que asrsle en el ejercicio el profesor, a[ piano, se reservaba e[
Ginebra a un congreso intemacional de Rítmi- derecho a sorprenderles aumentando súbita-
ca que tiene, por tanto, ocasión de ver a mente la frecuencia de las consignas, o jugaba
-y
profesores de procedencias y temperamentos con su sentido de la anticipación prolongando
.-rdiversos dando clases en un lapso de tiempo algunas frases más a á de su término previsto...
. limirado- es el papel preponderante que cum- Támbién podría haber participado en el pri-
i ple [a mayoría de estas clases la improvisa- mer ejercicio de Frangoise Füri (Suiza), quien,
ción".,
al piano. No es extraño que, para é1, esta
\<evidencia para abordar el tema de los acentos musicales,
constituya un gran descubrimiento. se decidió a partir de la palabra y a subrayar
Aunque previamente haya oído habla¡ de [a la naturaleza internacional del congrexr recu-
Rítmica Jaques-Dalcroze, aunque haya bucea- rriendo a las formas de saludarse en diferentes
do, quizá, en los escritos que [a tratan, o inclu- lenguas. Animando a los participantes a obser-
so aunque haya asistido a algunas clases aisla- var que e[ acento principal no está situado en el
das, generalmente estaba lejos de imaginar, mismo sitio según se diga Buon gionw o Guten
antes de tener la experiencia directa e intensa, 77rg, por ejemplo, y que la forma de pronunciar
hasta qué punto la improvisación es parte inte- Hel.lol difiere de la de los dos saludos anteriores
grante de las clases. en el tono y en el ritmo, introdujo, por necesi-
Imaginemos que, deseoso de sumergirse en dades de su eje¡cicio, estos diferentes ritmos
las fuentes del enfoque dalcroziano, haya asisti- verbales en compases también diferentes,
do a[ congreso intemacional del verano de
1981. Tál vez haya participado en e[ primer
ejercicio de Lisa Parker (Estados Unidos),
quien, para permitir a los parricipantes tomar
l'¡l¡11
H€llo!
ilnti Al
Guten Ta8!
,.r'lir il
iBuon
8¡orno!
\,

80 LA Rfj-MicA JAeuEs.DALCRozE
A cada ur.rr¡ de estos ritmos acompiuaclos [e daría de¡echo a volver con los comparieros rlrre
correspondía una manera d(ferente de despla- les habían precedido en un agradable trote.
:irrse que suL.,ra)'¿rba su calidad expresiva (avan- Pero ¡ctridado con no perder la vcz!, clue [a
ce lineal, novimiento giratorio, impulso espon- música del profesor no paraba nunca y el temir
ráneo). Tocaba a los participantes reconocer podía aparecer en cualquier rcgistro del piano,
con qué ritrno (o encadenamiento de ritmos) tras un lapso de tiempo más o rnenos breve; y,
tenían que vérselas y adaptar luego a él su movi- además, e[ terna podía esta¡ más o menos disi-
miento corpural cuando la profesora de Rítmi- mulado por la presencia de otras voces, como
ca daba al piano una imitación musical. Tám- sucede a menudo en las fugas o las invenciones
bién debían saber ¡econstruirlos cuando el a tres o cuatro voces. Hacía falta, pues, cstar
piano sólo les daba e[ marco métrico. Y, por en condiciones de identificar un misrno pcrfil
último, tenían que hacer esto sin la ayuda del sonoro haj, r drlerentes disfracc..
profesor cuando, habiendo asimilado todos los O tal vez eI participante en el congreso haya
ntmos cun sus características expresivas y sido uno de los que inrenraron .enrir cn vivo.
métricas, pudieron entregarse entre ellos a jue- para expresarlos corporalmente de mil formas
gos de adivinanzas, preguntas y respuestas, ¡eac- naturales, los ritmos de tiempos desiguales pro-
cirin rápida, etc. puestos por Valéry Roth (Francia), quien ttlca
Prrede qtre nuestro congresista haya asistido al plano drfrculrades rirmica. en apari.rrci:r
tarnbién a una lccción pública dada por Domi- insuperables. O de los que, con Edith Naef
nique Porte (Cinebra) a niños de unos ocho (Cinebra), descubrieron las alternancias y
años. Sentado aún entre los espectadores, se superposiciones de compases en tiempos bina-
hahri sor¡r.n,lrdo jugando por su ¡ropia cuen- rios o temaric-rs en eI Primer preluiio en re menor
ta, prestando a[ menos tanta atención a lo que de Bach t, para terminar ahora una
-siguiendo
improvisación pianística- reaIizando con pies
se hacía al piano como a Io que sucedía ante sus
ojos: los niños, acompañados por la música del y manos (dicho de otra mane¡a, andando y pal-
piano, circulaban entre aros diseminados por el meando) el famoso ndos contra tres», que
suelo. Una señal sonora ([a insistente repeti- requiere una perfecta independerrcia de los
ción de una rnisrna nota) les advertía que e[ dis- miembros. O de aquellos a los que Lisa Parker
curso musical tocaba a su fin. Entonces se di¡i- hizo entender, con todos los matices de la ve[o-
gían hacia un aro cualquiera, pero sólo debían cidad y ayudándoles con su improvisación, el
entrar en é[ si la cadencia final era conclusiva; carácter propio de [a célula rítrnica llamada
en caso cont¡ario (cadencia evitada o sensación «síncopa" y [a noción de sus dobles rapidez 1'
de inacabamiento del fragmento) se detenían lentitud, para acahar haciéndolcs apreciar y eje-
junto al aro. Tenían que aprender que no todo cutar un canto de Cer"hwrn que contiene
lo que termina está necesariamente acabado... diversos elementos...
En otro ejercicio, por el contrario, era el ¿Quién sabel Puede que sea e',e mismo con-
comienzo de Ias frases musicales 1o que debía gresista quien, después de estas expcriencias y
llamarles [a atención: los niños estaban senta- de otras que [e hayan mostrado, haya exclama-
dos en círculo y cada uno por su cuenta tenía
que reconocer el leittnotiu de un tema que [e I En J. S. Bach, Pequeños prelu.dios 1 lugas

FINES Y MEDIOJ I)E ri RÍTMICA 81


do, como aquella arniga rnía pianista: " ¡He No es que estos casos particulares de [a rnúsica
comprendido estos clías lo indispensable que sean inencont¡ables en Ia literatura llegado
puede ser [a improvisacirin al piano en una -y,
el caso, no nos abstendremos de utilizarlos rr
clase de Rítmica, y que un profesor que impro- citarlos como ejemplo6-, pero [o propio de la
vise bien dispone de un medio irremplazable!" '. improvisación deI profesor de Rítmica será, pre-
Y tal vez haya ponderndo lo que Ia improvisa- cisamente, poder aislar las diversas dimensiones
ción al piano supone, al tiempo, de dominio y musicales y según las nece-
de ductibilidad en quienes la pract ican con una
-económicamente
sidades del momento- a fin de presentarlas
perspectiva dalcroziana. Porque no sólo deben con una forma repetitiva, de manera que las
ser idealmente capaces de ilustrar, por los imprima en el cuerpo y la conciencia de los
medios pianísticos apropiados, las particularida- alumnos (cuyos movimientos están en sí mis-
des rítmicas o métricas, rne[ódicas o armónicas, mos inclinados por naturaleza a la repetición y
dinámicas o agógicas de las que la música escri- a la automatización ) . Sení también poder ha-
ta ofrece ejemplos dispersos, sino que también cerlas variar, inopinada o sistemáticamente,
deben estar en condiciones de subrayar y de sus- con una intención didáctica o con [a de romper
citar movimientos corporales, de provocar reac- en el alumno indeseables automatismos, me-
ciones espontáneas sabiendo dosificar conti- diante el creciente requerimiento de su aten-
nuamente e[ nivel de exigencias, de adaptarse, ción.
sin traicionarlas, a Ias rnrnife.raci!.rnes motrices Estos medios directos de apelar a las reac-
más diversas, de insufla¡ a un gesto su calidad ciones de los alumnos y de hacerles saborear, de
expresiva, de dar forma y consi\rencra a un entrada, la relación existente entre una sensa-
movimiento interior... ción moúiz y una característica musical no
Valéry Roth señala con placer que el rítmi- podría proporcionarlos la música que ya exisre
co que improvisa al piano no hace, por lo gene- sin un enorme gasto de energía y de tiempo pa¡a
ral, mrkica en el sentido en que se la entiende quien intentara inventariar a tal efecto un nú-
no¡malmente: de hecho, son limitados los casos me¡o suficiente de pasajes adecuados. Por el
de obras musicales en las que se encuentre, por contrario, como primero es rítmico, el improvi-
ejemplo, la repetición incesante de un mismo sador dalcroziano pude extraer de sí mismo las
ritmo o de un mismo motivo, el acortamiento cualidades de expresión, precisión, imaginación
progresivo de una frase suprimiéndole cada vez y espontaneidad controlada indispensables en
una unidad de valo¡ una sucesión de compases su creación pianísrica para todo aquello que
en [a que cada compás de rango par reproduce compete a la correspondencia entre sensaciones
dos veces a doble velocidad el ritmo del que le - auditivas y movimientos corporales. Todo rít-
precede, una altemancia inmutable de c¡escen- mico ha recibido una formación suficiente en
do y decrescenla , un acceleranÁt, que respera una
progresión aritmética, un tema meldico o
6
armónico retomado muchas veces con una Jaques-Dalcroze compuso, con fines didácticos, una
infinidad de pequeñas piezas de esre ripo. Pe¡o no es el
nueva variante en cada presentación, etc., etc.
único (cl, por ejemplo, el inagorable Microcosmos de Bar-
tók o incluso los Es¿ulios op. 47 de S. Heller, los numero-
t Syh,iane Lentin, comunicación personal, l98i sos esbozos y piezas breves de B. Reichel, etc.).

82 r^ RiTMrcA .JAeuEs-DALCRozE
csras cualidades y se le supone la capaciclad para un violín, una fluLrta, sLr voz, una guiturra-..
probarkr. Será afortunado si, como añadidura, Tiene que amar sti instrutlento y no contcntar-
cs capaz de componer en vivo (o incluso to- se con tocar como un diletante. Porque su pro-
mándt¡se tiempo) auténticos fragmentos, dan- fesión de cnseñanrc le ,,hlr[a a :ct inrl¡utnen-
:as o canciones cjemplo- dignas de ilus- tista a la vez que rítmico, y el uso que del,c dar
-porsuperada, al fin¿rl de un
rrar una dificultad a su instrumento lc prohíbc toc¿rrlo con inclife-
clercicio, o capaces de atraer el interés de los rencia.
alumnos por e[ placer que prometen. Buen nú-
¡nero de rítmicos pueden hacerlo, y no se inhi- En una reciente entrcvista con Luisa Di
ben. Algunos alcanzan verdaderas cumbres en Segni, dalcroziana que enseña en Roma y que
la materia. Per<¡ no todo rítmico lleva en sí obli- concede en sus clases un amplio espacio a la voz
gatoriamente un artista complcto, y no vendrá y a la explotación sonora de instrumenti¡s va-
a menos, sino todo 1o contra¡io, si intenta suplir riados, en detrimento deI piano, resaltaba aqué-
su carencia tomando prestados sus ejemplos de lla cómo e[ hecho de poder presentar su trabajo
la música de todos los tiempos. Aún más, no en un congreso de Rítmica --{onde, por defi-
podría pasar sin e[[a, por hábil improvisador nición, se reúnen todas las tendencias y donde
c¡ue sea, igual que no se puede pretender ense- intervienen en diversos grados el respeto tr [:r
ñar literatura o poesía limitándose a enseñar tradición y la innovacirir-r le permitía expo-
gramática y no dando a leer rnás que un solo ner su labor en su dimensión dalcrozianir. En
,l for.
I efecto: en un marco como el citado es posible
Lamentablemente, no son siempre los im- hacer corresponder este tipo de enfoquc con
provisadores menos buenos qtrienes tienden a otras enseñanzas que, por su forma, son más cer-
recur¡ir a Ia buena música de otros; bien al con- canas a las fuentes. En carnbio, prcsentado ese
trario, a veces son poco curiosos o se dejan mismo trabajo en otros contextos, y puesto en
.lesanimar por el esfuerzo pianístico que exigiría paralelo con otras formas 2rctualcs de sensibili-
.le ellos. Támpoco recurren a ella necesariamen- zación musical o corporal, es mucho más difícil
te los que improvisan con facílidad, a quienes dar a entender su especificidad y los princi¡rios
csa facilidad les sirve a menudo para dormirse que le subyacen.
en los laureles. Pero siempre Io hacen, y en pri. Ahora bien, me parecc importirnte indicar
rner lugar, aquellos que aman el piano; nunca se al respecto que [a ftrrmaciiin que rccibe t¡n futu-
ir-rsistirá bastanre en esra condición primordial ro profesor de Rítrnica en el terreno cle la
para la adrnisión de nuevos candidatos a la pro- improvisación piarrísticrr -prirnero en tJntL)
fesión dc rítmico. De todas formas, no pense. que alumno rítmico receptivo a la música im-
rnos que [a música para piano es Ia única que provisada po¡ sus maestros y luego como apren-
rnerece este tipo de consideraciones. Veremos diz de enseñante que trata cle dominar 1a irnpro-
r¡ás tarde (cl cap. 5, pp. 191.193) por qué el visación al teclado para su uso personal- es
piano sigue siendo el instrumento preferido del capaz de influir en su posteriUr c('mpofl.lmien-
rítmico, pero sería lo mismo con cualquier ins- to de manera nada desdeñable, incluso si ha
trumento que escogiera, siempre que supiera optado por no hacer uso dcl piano mientras [e
tocarlo y hubiese aprendido a irnprovisar con él: sea posible, o aunque lo dele de lado en benefi-

I-iNu\ v r!Jr-r)¡()s I)¡: rA fii'I'M(r^ 83


H.
§
cio de otro instrumento o privilegie en sus cla- los que más tardan en hallar su formulación;.
ses la palabra y el silencio. Porque, como campo Podría explicarse así esta Iaguna de los primeros
de estudio, la improvisación al píano se sitúa en escritos. Para Jaques-Dalcroze, e[ ¡ecu¡so a la
.l cruce de camino> del resro Je enseñanzas que música caía por su propío peso. La música era
ha recibido de otras fuentes: rítmica, solfeo, parte de é1, era su lenguaje, su razón de se¡.
armonía, expresión corporal, bailes tradiciona- Podía nc¡mbra¡la entre sus objetivos, ya que la
les, formas y estilos, piano. La improvisación enseñaba y habría querido que todos pudiesen
pianística es el lugar por excelencia para poner- llegar a conocerla y a amarla. Támpoco se abs-
se a prueba en estos diferentes campos y el tenía de elevarla al rango de medio privilegiado
terreno más favo¡able a las síntesis, a las prefe- único- de conseguir la armonización
rencias, a los replanteamientos, al descubri- -o
general del ser. Hablaba, pues, mucho de la
miento de sí mismo; personalmente, .jamás he música, pero no se le venía a la cabeza describir
encontrado un estudiante, bueno o malo, al que con precisión la forma en que la introducía en
le haya dejado indiferente, ninguno que haya sus clases ni cómo la convertía prácticamente
pretendido que no le gusta... en la animadora, inspiradora o reguladora de
los ejercicios corporales. Habría sido para él
como escucharse hablar, como autoanalizarse.
Sobre algunas objeciones 1 equiuocaciones Y en ese momento estaba fascinado por el mo-
vimiento corporal y por la perspectiva de ver
Si algún reproche hubiera que hacer a Jaques- unirse, en beneficio del individuo y del arte, "el
Dalcroze todo si uno es dalcroziano!- Ritmo, e[ Verbo y el Gesto", reunión que él lla-
-¡sobre
sería haber sido demasiado poco explícito, al maba "Música en el sentido griego del térmi-
comienzo de su carrera, sobre el papel que atri- no . Por utra parte. en sus primeros escritos
buía a su improvisación pianística en la realiza- exalta¡ía las posibilidades y las promesas del
ción de los ejercicios de Rítmica. Un vistazo ritmo corporal, dejando un poco de lado [a des-
atrás puede permitirnos comprender las razones cripción de los medios artesanales, si es que
de tal carencia, pero no por e[o se¡á menos podemos llamarlos así. Lo dio a entende¡ des-
cierto que ésta ha causado, en mi opinión, de- pués de haber imaginado el ejemplo de un pro-
te¡minadas interpretaciones er¡óneas o alguna fesor de gimnasia que, decidido a luchar cont¡a
mala utilización que se ha hecho de sus ideas. una enseñanza demasiado métrica, hubiese re-
Sin duda, llenó esta laguna después, pero fue currido a la música para descubrir ritmos inte-
casi siempre a petición de sus alumnos y, más resantes para que ejecutaran sus alumnos:
raramente, con ocasión de revisiones provoca-
Yo, profesor de música, he ¡ecor¡ido un
das por e[ mal conocimiento de quienes, preci-
camino cont¡a¡io al que acabo de describir y,
samente, se habían inspirado en é1. partiendo de Ia música, he llegado a la gim-
Es probable que se pudiese ver en ello una nasia [...] Sorprendido por la incapacidad de
ilustración de la "ley de toma de conciencia" gran número de alumnos para asimilar inte-
definida por Claparéde; ley que pretende que
son los acontecimientos más profundamente I Cl Claparéde, 1918, p. 72. Citado en Gilli¿ron,
anclados en nosotros y las cosas más antiguas t979, p. 47 .

84 LA RiTM¡cA JAeuEs-DALCRozE
lcctrr¿rlurentc los elementos del rittno musi- libe¡ada-. D¿rré, a este respecto, unejemplo,:lc
cal, le he pcdido al cuerpo que me propor- incomprensitin ',. Debo cl decepcionante clcs-
"
cione moJek¡s de movimientos rí¡micos... cubrimicnto a una de las lecturas que hice con
( 1910, p. 20). miras a este libro: la Pslchologie drs aptitudcs
En sus primeros artículos hablaba de su des- musrcalc., dc B. M. Teplov. En un importanre
cubrimiento, es decir, de aquello que era nuevo capúu1,, dedic.rJ,' ul rirmo, cl arror men(r,)nir
dos veces el nombre de .faques-Dalcroze. La pri-
t\,rr¡ é1. Y, sin embargo. para quien conoce ru
pcnsamiento, no cabe ninguna duda de que mera, para rendir homenaje al pedagogo quc
. ¡da vez que hablx del rirmo (casi siempre con supo comprender maravillosamente la naturale-
R rnayúscula), cada vez que alude a una ¡ealiza- za activa, motriz, del sentido músico-rítmic()
ciírn motriz, [a música en particular [a (p. 345); la segunda, para hacerle un reproche,
-y
irnprovisación- está implícitamente presente. a mi manera de ver muy poco fundado, pero que
En cualquier caso, no podemos denostar a todos quizá sea interesante exam inar-
csos lectores que no han sabido leer entre líneas. Una de las tesis de Téplov es la siguiente:
En una época en que pugnaba por hacer admi- EI se¡tid.o del rirmo musical no es sób dt
rir que .cl ritmo no es el metro», apenas había tatu¡aleza motrí2. sino tañbíén dE natu¡abza
nadie más que sus alumnos y algunos músicos afecti+ta; reposa en la percepción de Ia expresiuí-
profesionales que comprendiesen 1o que quería hd, de la música. Por eso el sentido d,el ritmo
r m¡¿sical no puede despernrse ni desanollarse
elccir. Y, en general, no fueron los músicos quie-
fuera de la muica (p. 353).
I
nes le dieri¡n razones para quejarse de ser mal
corrprenclido...
A esto, imagina Téplov, puede responderse'
s Por supuesto, nadie puede desarrolla¡ el
I-A !{USICA, EL RITMO, EL SONIDO
I scntido del ritmo musical fue¡a de la música.
F¡cnte a lir incomprensión, Jaques-Dalcroze se Sólo es cucstión de rrabajar primero en el
escudó m¿is de una vez tras la explicación de desa¡rolk¡ del sentido del ¡itmo en general.
qrre -la Rírmica es anre todo una expenencia Una vez obtenido este punto, desarrollar cl
personal". Dcsde luego, tenía razón, iaunque no sentido dcl ritmo musical será una tarea muy
simple y de fácil realización (ibid.).
fuese más que porque la omnipresencia de la
rnúsica y el papel de [a improvisación pianística Teplov continúa:
rlel profesor no podían dejar de ser una revela-
Esta objeción podría apoyarse en la auri,-
ción para un participante ocasional o para el
ridad del mismo Dalcroze, que insistía en
n espectador de una demosración! Pero si hubie-
que se estudiase primero por separado el
se podido desde aquel momento no dejar en Ia
ritmo y la música, lo que motivaba esta pres-
sombra, ni siquiera involuntariamente, uno de
cripción: "El sentido del ¡itmo no hallará su
Ios aspectos más fundamentalmente originales pleno desarrollo y no se convertirá en la
de su método, es verosímil que cierta cantidad carne y la rangre del alumno si primero no .e
cle malentendidos se podrían haber evitado ha percibido el ritmo de forma aislada, como
a veces sea difícil distinguir entre el algo totalmente autónomo en relación con
-aunque
mal conocimiento que se ignora y [a mala fe de- la música. E[ ritrno debe presentarse al alma

ftNEs y MEIrIos pr la nirulca 85


sensible del joven músico como una realidad Pero esta obra poco segura es Ia única clue
independiente y no como parte de un arte Tépkrv ha decidido (o ha podido) utilizar, la
en sí mismo indivisihle ". única que figura bajo el nombre de Jaques-Dal-
Y Téplov concluye: croze '" en la bibliografía [o demás rica,
-por
con más de doscientos títulos- que presenta al
Por muy grande que sea la autt¡ridad del final del volumen (op. cít., pp. 412 y ss.). ¿No
emrnenre especralista del rit¡n,,, y fL,r rnuv tenía acceso, cuando escribió su libro (primera
destacables que sean sus logros pedagógi-
edición, en ruso, 1947"), a la traducción ale-
cos, esta tesis debe tenerse por absolutamen-
mana de I-e Rythme, la musrque et l'éducatton,
te er¡ónea. Refleja de forma sorprendente el
publicado desde 1921 (cf. j.-D., 1921b)? Si lo
vicio ¡adical de una concepción del ritmo
muy extendida hoy día en la ciencia y grave- hubiese consultado (y tengo [a sensación de que
mente perjudicial para Ia pedagogía musical. no pudo no tener conocimiento de este libro,
tan cercano en ciertos aspectus a sus propias
El reproche es aplastante y aparentemente teorías), no habría dejado de reproducir frases
sin lugar a répIica; inaceptable, sin embargo, para como ésta:
quien conozca, aunque sea poco, las ideas de Ja-
ques-Da[croze, tanto más cuanto que no vicne El mecanismo corporal no es nada si no
se pone a[ servicio de una sensibilidad ejer-
acompañado por ningún comentarir r que mat ice
citada; el estudio de la t¡aducción de los rit-
el tono. Examinemos los hechos: dan que pensar
mos musicales a movimientos corporales
En primer lugar, la cita atribuida a JaqLres- conduce forzosamente al desanollo de la sen-
Dalcroze está extraída de una obra publicada en sibilidad ( 1916b, p. 108);
Basilea en 1907 ,Der Rlrytmus ak Erziehungsmittel.
Apareció bajo la responsabilidad de Paul Boepple <¡ como ésta:
y consistía en una serie de seis conferencias dadas En mi opinión, la educación musical
por Jaques-Dalcroze en Ginebra a lo largo de un debe basarse enteramente en la audición o,
curso de verano. EI editor precisa en el prefticio al menos, en la percepción de los fenómenos
que "decidió rehacer e imprimir el texto de las musicales. El oído se ac<,stumbra poco a
conferencias" (p. lV)', y pide la indulgencia del poco a captar las relaciones entre las notas,
lector por la edición alemana, pues las tonalidades y los acordes, y el cuerpo
enrero se inicia a ejercicios esne-
no ha sido posible, en efecto, obtener Ia -gracias de los tnatices rit-
crales- en la percepción
totalidad del original en francés y he tenido
que remitirme, en parte, a traclucciones de
personas ajenas al Método'q (p. V).
'¡ Tibor Dénes, quien junto a otros ha establecido
el carálogo completo de las obras pedagógicas y litera-
o rias de -faques-Dalcroze publicadas en francés o en el
[Der alleganeine Wunsch d.e¡ Kursteilnehmer] .. .

bewog dztL L)nterzeichnete¡ lur Überarbeitung ur'Á f)tuckb, exrraniero, no incluye ésra: Ia hace figurar en la biblio-
gung dieser Vortri;ge (p. lV). Trad. al francés de L. Meier. grafía referente al tema del método dalcroziano, da¡rdo
" ...da es nicfu móglich wa¡, das l¡anzósische Gig¡nal im por autor a Paul Boepple (cl F Martin et al., 1965,
ganze¡ Umfa¡g ru¡ Vei¡¡gung zu erfultu und ich mich 7um P. 57 4\.
Teil auf üe Übetsewrngett durch de¡ Methoü fetrtehende " Es la fecha indicada por Enric Emery en su libro
Pe¡s<¡¡en ¡¡e¡lasse¡ musste (p. V). Trad. francesa de L. Meier Ti:mps I Mlsr4le (cf. Emery 1975, p. 514).

86 LA RlTMrcA ,AeuEs-DALCRozE
r¡icos, dinámicos y ag(igicos de l¡ En cuanto a [a manera en que hay que tra-
( l9l2a, p. 55 ); ducir la música,
o incluso ...e1 ge.t., tni'rrL,, nu e. l)¡J¡. su v{1,'r
¡rrr.i
rcride totalmente en ('l .cntirnicnto que i,)\
Srilt¡ existc un medtr dc restituir al cuer- pira [...]. Porque en quicn la músicir no penc)
¡., la garna c,,mpleta dc su¡ recur.,,s c.-nreri. tra y no le dica iml¡eriosamente su volun-
vos: someterlo a una cultura musical inten- tad. cualquier bú5qucJa.le ex¡rcstrin e" unl
siva ( 1919b, p. l4l). mentira (1912b, pp. 126-12'l).

Y, en fin, para poner término a una Iista ina- ¿No es esta frase, curiosamenl e, un eco anri-
gotable: cipado de la tesis de Téplov enunciada antesl
En cualquier caso, en la siguiente Jaques-Dal-
Una enseñanza particular con miras ¿r
Croze nO teme moslrarse vrsrrrnario:
despertar el sentimiento de las relaciones
entre los movimientos de la música y los de ¡Ahl Un día, cuando la música haya
los aparatos muscular y nervioso debería entrado profundamente en el corazón del
imponerse no sólo a los bailarines, sino a hombre y sea una con é1, será posible, sin
todos los artistas que cultivan especialmente duda, [-..] bailar danzas sin acompañamiento
el ¡itmo (1912b, p. 128). de sono¡idades. El cuerpo se bastará a
-l mismo pa¡a expresar las alegrías y los dolores

Después de leer esto, ¿cómo puede conce- de Ia humanidad, ya no necesitará la ayuda


'1 birse que la música esté ausente en una declara- Je inrtrumentos qu. l..Jicten ntmos. por(luc
't citin como ésta, por ejemplo?: todos los ritmos estar:ín [...] en é1... Pero, ric
aquí a entonces, que el cuerpo acepte la ínti-
'1 Hemos dicho en otras partes, y con
ma colaboración de la música [...] (,bi¿.,
frecuencia, que el movimiento está en la
{ base de todas las ot¡as artes, y que no es
p. 131 ).

Y ¡o.rhle nrnguna cultura artística .rn un En segundo lugar, examinemos más de cerca
-{ estudr., de las formas en movimiento ni sin la "cita" de Jaques-Dalcroze reproducida por
una educación completa de las facultadcs Téplov (cf. suDra, p. 85). Quizá haya sufrido
1 táctiles-motrices. Es esta consratación la algunos cambios por culpa de sucesivas traduc-
'1 que nos ha incitado a hacer que preceda, al
ciones (l); pero pe¡manece Io suficientemente
estudio del solfeo, una educación de los sis-
1 tcmas nervioso y muscular, según las leyes
reconocible como para encontrarla sin lugar a
dudas en el original, que, en nuestra t¡aduccirin,
de la medida y del ritmo [...] (l9l9b, p. 134).
dice:
Por el contrario, ¿no muestra todo esto ...en cualquier caso, e[ sentido del ritmo no
(contrariamente a la objeción de Téplov) que
se conve¡tirá completamente en propiedad
para ]aques-Dalcroze Ia música es la condición espiritual [del alumno] si no se ha dado a
misma que hrce posibb "el desarrollo del sentido éste la oportunidad de experimentarlo a tra-
del rirmo en general., y que, en consecuencia. vés de reite¡adas experiencias como una rea-
no se trata de que éste se desarrofle "fuera de lidad índependienre, y no como parte de un
ella" (cf. su¡na, p. 85)! arte que se Ie muesrra como indivisible y

FINES Y MEDIos oe la rir¡tca 87


ljita ()bra es Propiedt¡d tr'.1
,:I
:BDI.UCR
cuyo f¡accionamiento no es sopo¡tablc por [-o cluc rechazamos, ya que para él era un
su sensibilidacl rnusical (Boepple, 1907, contrascnrido, es la idea de que Jaques-L)alcroze
p. 5) ''. h;y:r ¡,'J¡.1.,. ('n parle algurra, .,irtsistir en.¡ue se
Comenzar la educaciór.r de un niño asestán- estudi(Lse l)o"t separa¿o el rítmo 1 la música" (cí.

dole de buenas a primeras que "la música sc sufra, p. 85). En cualquier caso, no hay humo
compone de ritmo y sonoridad" equivaldría a sin fuego; algunos de los equír,ocos cirados ante-
rionnente han surgido de la expresión .hacer
"sacarle el corazón al arte para una v¡\'isec-
ción., como se lee en la página anterior a la que estudiar por separado el ritmo y el sonído.. Las
cita Téplov- Y si bien es cierto que "se debe múltiples definiciones de la palabra "ritmo"
hacer estudiar separadamente el ritmo y e[ están muchas veces lejos de cohonestarse e
sonido", ello puede lracerse "sin que el niño se incluso a veces llegan a ser francamente opues-
dé cuenta de la dicotomía intencionalmente tas. El té¡mino "ritmo" es poco afortunado por
efectuada por el pedagogo. .." (ibid. , p. 4) ". cuanto se puede aplicar indistintamente a la
parte y al todo. Pero en [a mente de Jaques-Dal-
En otras palabras, es después de habe¡ con- croze es absolutamente evidente que no existe
ducido al niño ese niño para quien el mo- e[ ritmo musical sin sonoridad subyacente, al
-a
vimiento es la cosa más familiar y natural- a igual que es evidente que los sonidos solos no
percibir que la mrlsica es esencialmente movi- son música. Hacer ¿stuli¿r el ritmo y los sonidos
miento (movimiento en el espacio y rnovi- por separado no significa en absoluto hacerlos
miento en el tiempo) cuando se podrá empezar experímenta'r o escuchar separadamente unos de
a instruirle en el conocimiento de la música. otros. Y todos los testigos de clases dadas por
Por necesidades deI estudio se podrá distinguir .)aques-Dalcroze podrían confirmar que, cuando
entonces lo que, en el movimiento de [a rnúsi- sus alulnnos llegaban ¿ coger un ritrno
ca, compete a[ dominio de la duración, del fuera por haberlo traducido corporalmente -yao
metro y de Ia organización de valores rítmicos, por anotarlo en términos de negras, corcheas y
de 1o que afecta al dominio de los sonidos y de barras de compás-, siempre se trataba, en su
sus posiciones relativas en el espacio sonoro, sin presentación, de un ritmo muJicd.l, rico en su
correr el riesgo de privar de vida a un arte cuyos perfil melódico, en sus acentos y en sus puntos
diversos componentes adquieren sentido los de apoyo armónicos. Asimismo, cuando tenían
unos por los otros. que indicar con su movimiento corporal (o
cuando tenían que escribir) la progresión ascen-
n ... Jed<rch wird. diesehe de Emplindung des Rhlrmus
dente o descendente de una melodía, sus infle-
nur darn uollstlinlig 7u íhrem geistiget Eigentume machen, xiones o sus intervalos, lo hacían ayudados por
wenn iLLr Gelegenheit geboten oird 7u dauemden Empfindun- el ritmo musical, que da sentido a las progresio-
gen, ak u obhlitlgige Eirlvit und ¡icht akTeil ei¡cr KuÍst, die nes sonoras y que permite adivinar su punto de
ihr t¡teilbat schei¡c u¡l d¿¡en Ze¡stíkkzlung ihre empfinAa- terminación, observar las secuencias que se
me musiko)ische Seel¿ nicht ertraget kann (Boepple, 1907,
repiten e identifica¡ las funciones tonales-clave
p. 5). Tizd. al francés de L. Meier.
ts U¡d de¡nrrh mr¿rs mz¡n den Rhythmus uon Torc sobre las que reposa o se apoya la melodía.
geneant satlietea krsset aber ohne dass üts Knd die ot¡¡¡ Pada- Sólo que esto Jaques-Dalcroze no lo dijo
gogea betbsidrigte 7*ieguag der Klnsr htne uird (ibil., p. 4),. bastante o no lo dijo lo bastante alto. Cometió

88 LA RÍTMICA .tAeuEs-DALCRozE
el er¡or cle crecr c()n frecuenci¡r que la palabra raci(rn de los valores musicales ¡'a hacerlos
"ritmo", escrita por é1, tenía igual sentido para sucederse en el orden irpropiado, pero se trata-
sus lectores que p¿rr:l é1 rnismo; el error de no ba de operaciones esenci¿rhnente intelectuales
hacer quc rr q.ta ¡,,labrir lt qiguiera. siernpre ¡ que utilizaban, ante todo, e[ ¡ecuento. El ritmo
sin excepción, el adjetivo «musical., que ha- -en el sentido de V¡n Biilow cuando decía:
b¡ía sido nccesario; el error de no recorda¡ cada -En el princrpio cr¿ el rrrmr" - no sc enseña-
vez su propia definición y krs medios prácticos ba. Abandonado por todos, permanecía más o
de que se servía para "hacer estudiar el ritmo" menos confundido con las inexplicables mani-
saber: que, en sus clases, ritmo y sonoridad festaciones del genio musical ra. Sin embargo,
-a
estaban siempre estrechamente unidos en el señalaba Jaques-Dalcroze (ibid., p.84): "En
hecho de la improvisación pianística-. Y es música, es e[ propio ritmo, creado por la emo-
crerto que cada uno de estos elementos contri- ción, el que suele hacer nacer y florecer [a idea
buye a la inteligibilidad del otro, aunque sólo melódica".
uno de los dos sea objeto de análisis. Piénsese, por ejemplo, en las palabras escon-
didas, repetidas indefinidamente, con que acos-
DERECHO DI.] PIIIORII)AI) tumbran a jugar los niños o en las ocasiones en
que se sorprende uno mismo pronunciándolas
Puedo comprender c¡ue algunas persona-
lidadcs no admitan en música la equivalen-
cua¡do una idea o una palabra nos obsesiona:
cia del ¡itmo y Ia sonoridaLJ, pero me sigue ¿no hacen pasar rápidamente cle la palabra a la
pareciendo que un rnúsico que entre en una salmodia y de la salmodia a la melodíai
sal; Je nráquina. en plen,, movimicnto no es Recuerde usted una melodía que conozca
un verdadero músicr¡ si no sc siente transido bien y marque el ritmo sin cantar: la oirá reso-
de admiración al oír la fabulosa sinfonía que nar tan claramenre corn!) \r la cstuvrese canran-
crea la magia de krs ritmos combinados y do en voz alta; y si alguien le observa, podrá, si
disociados, y si no sc pone de inmediaro también la conoce, :rdivintrr en qué canción
m¿rnos a la obra para tratar de investigar piensa. Pero prívela del ritmr:: Ia empresa será
rápidamente y de sorprender los secrett¡s de difícil, particularmente si también se hace abs-
la vida en movimiento y de la agiración que
tracción de la letra. A partir del tercer o cuar-
anin¿r a Ia vez Ia naturaleza, al hombre y a su
to sonido [a canción sc vol'¡erá irreconocible
obra (J.-D., 1915a, p. 76).
tanto para usted como Lrara una posible audien-
Volvamos a situarnos en el contexto de la cia, y sólo e[ feliz azar de un intervalo caracte-
enseñanza musical de entonces, contra la que rístico de la melodía podrá ¡ermitir su identifi-
Jaques-Dalcroze se levantaba como heraldo del cación. Sea cual sea la canción, habrá perdido
ritmo: esta enseñanza consistía, sobre todo, en todo interés musical.
entrenar a los alumnos para identificar la a[tura Bta clase de consideraciones bastaría por sí
de los sonidos y para dar nombre a las notas, las misma para justificar el hecho de que, si en el
tonalidades y los acordes. En este aprendizaje, aprendizaje de las convenciones útiles para des-
la vista desempeñaba muchas veces un papel
más importante que el oído. Por supuesto, se '' Cl al respecco M. Lussy, Lc Ryhme mruical, 1884,
aprendía luego (o paralelamenre) a medir [a du- p. I II.

FINES Y ML-r)i()s I)E L{ ,r¡TMrcA 89


I
f

cribir el ritmo y la sonoridad e[ esrudio de un<r la funcíón motriz. LJna segunda evidencia fuer-
debe preceder a[ esrudio del otro, es al ritmo al za a admitir que, para se¡ buen músicr¡, se debe
que [e cabe este honor. Dicho esto, ¿es indis- tcner, por un lado, un oído capaz de distinguir
pensable que el estudio del ritmo y cl de la los sonidc¡s y compararlos, capaz rambién tle
sonoridad se hagan sucesivamentel Sí, respon- apreciar y comparar su duración; y, por otro, un
dc Jaques-Dalcroze, en los casos en que se tra- cuerpo que setr capaz de reproducir esos sonidos
baja con niños cuya musicalidad no presentá (ya vocal, ya instrumenralmente) y de flevar a
ninguna duda antes de que empiecen a recibir cabo su distribución temporal con el dinamis-
lecciones y para los que sólo se trata de apren- mo que requieren (cf. Boepple, 1907, p. 5).
der a dar nombre a algo que ya conocían y sen- Jaques-Dalcroze infie¡e las consecuencias de
tían muy bien. Pero la experiencia le mostró estas dos evidencias, partiendo del principio de
que en la mayoría de los casos "un niño tiene que la acción debe preceder a[ análisis y a [a crí-
difrcultadrs para apreciar al mismo tiempo una tica personal:
sucesión melódica y el ritmo que [a anima"
( 1909, p. 65 ). Aquellos que estén familiarizados
Si [...] comparamos las funciones del
oído con las del sistema muscular, llegare-
con la enseñanza del solfeo recuerden cómo, en
mos a afirmar que, en el c¡rden de los estu-
[a escritura de un dictado musica[, la obligación
dios musicales elementales, el primer lugar
de anotar a la vez el ritmo y [a altura de los soni- le corresponde al sistema muscular (1907,
dos provoca con frecuencia errores que el alum- p. l8).
no evita cómodamente cuando sólo debe tcner
en cuenta uno u otro... Y tarnbién:
Parece caer por su peso (pero en Ia época
Scrá preciso [antes de nada] que el nirlo
no era tan evidente, y ¿quién sabe si es así pa- introduzca intervalos de duración entre los
ra todo el mundol) que, al igual que no se ense- movimientos que va a ritmar o a medir, de
ña a un niño a leer y escribir antes de que sepa manera que se haga consciente de sus facul-
hablar, no se le enseñará música antes de que tades de representación del ritmo.-. Luego se
haya sentido sus efectos. Indica Jaques-Dalcro- le debcrá enseñar a discerni¡ en los ¡itmos
ze (ibid.) : sonoros qué es el movimiento y qué la sono-
ridad, a trasladar los movimientos a sonídos
...son dos los agentes corporales con la ayuda y los sonidos a movimientos corporales y
de los cuales apreciamos, comprendemos, plá\tlcos. A5í §e aguzará §u alención, se enri-
vivirnos y sentimos Ia rnúsica: esos dos agen- quccerá su experiencia y su oído se acostuln-
tes son e[ oído, en [o que conciemc a la so- brará a percibir el ritmo sin el apoyo de la
noridad, y e[ sistema nervioso entero en lo vista; una vez creada [a audición [e será
que concieme al ritmo. posible] escuchar el sonido sin la ayuda del
oído (ibid., p. 44).
El sistema nervioso entero, inclzid¿ [a fun-
ción auditiv¿, que se ejerce aquí conjuntamen- Por otra parte, según nuestro autor, este
te con las otras fuentes de percepción (visua[, enfoque es conveniente tanto para los alumnos
quinestésica). Unas y otras se refuerzan mutua- musicalmente bien dotados como para los que
mente y se coordinan con ocasión del inicio de lo son menos. En ambos casos, una enseñanza

90 LA RÍTMicA JAeüEs-DALcRozE
{erdaderamente educativa sc p¡eocupa¡¿i po¡ que é[ creía de ello hallarnos corolario en el
p¿rrtir de los datos más concretos y de más fácil elemplo que -y
siguc.
rrcceso, para progresar desde ellos hircia i¿rs Con c.lc¿sicin de una serie de conferencias-
nociones más abst¡actas o más elaboradas. Y Io Jemostraciones ofrecidas en Gran Bretaña por
que más le gusta al niño en la música es aqucllo Jaques-Da[croze a comienzos de 1920, aparecie-
a lo que puede acceder inmediatamente, el ron en Ios dia¡ios británicos muchr¡s artículos
m,,vimicnto, las sensaciones y sentimient(rs quc dando testimonio de la fue¡te impresión que
ese movimiento rítmico y sonoro suscitan e n ét. habían causado. Estos artículos se tradujeron y
Por otra parte, ¿acaso no sucede lo mismo con publicaron en un número de la revista Ix Rych-
todo aficionado a la música, sea niño o adukoi me. En él podemos leer, en concreto, el que
esc¡ibió un periodista del Glzsgou Evening
Er-r una afirmación que después le ocasiona-
Times, bajo el título de "La música viva" (Le
ría bastantes sinsabores (y que, lamentablemen-
Rythme, nrim. 5, junio 1920, pp. 27 -28). El ar-
t c para é1, repite en varios de sus primeros escfl -
tículo, mu¡- entusiasta y en general bien docu-
ros). Jaques-Dalcroze motivó como sigue su
mentado, proporciona entre otras cosas la
convicción de que los estudios musicales de-
siguiente ínformación (p. 28):
bían empezar por la experiencia motriz de la
música: Su descontento respecto de los rnétodos
hat iruales de enseñanza ha llevado a Jaques-
La sonoridad es evidentemente de orclen Dalc¡.¡:e a estudiar los orígenes de las sensa-
sc( undario. pues no tiene su origen y su rno. ciones musicales y a la conclusión de que el
delo en nosotros mismos, mientras que el movimiento (o ritmo) el primer elemento
es
movimiento, que es instintivo en el hom- de la música, dado que es un elemento que
bre, es, por consiguiente, de orden primario exisre en todo el mundo. El sonidt¡ stilo del¡e
( 1909, p. 65).
ocu¡.ar un lugar secundario [sic].
Es cierto que se puede discutir el hecho de
En esre ¡reciso instante se nos remrte a una
que [a sonoridad, contrariamente al ritmo, "no
nota a pie Je página, firmada por Jaques-Dal-
rendría origen en nosotros ¡ni5¡¡65". Jaques- croze, que Jice:
Dalcroze, como ya hemos visto, había comenza-
do aduciendo otras razones para justificar el Esta apreciación no ha sido enunciada ni
papel prioritario del ritmo en el inicio de los en mis conferencias ni en mis libros. Sim-
plemente, he dicho que el elemento "movi-
estudit¡s musicales (cf. srpna, p. 9O). La circuns-
mienro" es ton impormn¿e como la sonclridad
tancia le era favorable, en aquella época, para
en la expresión musical.
tratar de hacer admiti¡ por [a razón lo que le
había sido revelado por [a intuición y la expe- ¿Ta[ ve:. después de todo, no lo di.jera tan
riencia. Pero para quien tomara una de sus afir- simplemente como pretendel Desde luego, no es
maciones sacándola deI contexto, se hacía fácil lo mismo decir que e[ movimiento está primero
hacerle decir lo que no había dicho, fuese para en e[ ser humano con relación a la sonoridad
hacerle reproches (como se ha visto en el caso que decir que el sonido ocupa en la música una
de Téplov), fuese para maravi arse (reclamarse posición secundaria. Desde luego, no es lo mis-
su seguidor) en un sentido contrario a todo lo mo oponer ritmo y sonoridad en la perspectiva

FINES Y MEDios oe La nl¡vtt:,c 91


de una jerarquización de las dificultades del planes y [de] establecer comunicaciones
aprendizaje musical que oponer en esta misma á¡ectas entre el alma que vibra, el cerebro
perspectiva ritmo y música. Se puede concebi¡ que imagina y coordina y los dedos, las ma-
no obstante, que e[ profano se pierda en estas nos y los brazos quc ejecutan (p. 3 ).
distinciones quizá demasiado sutiles para él; La obligación en [a que se encuentra el
incluso que algunos pedagogos escasamente improvisador
melómanos interpreten la confusión en benefi-
...de encadena¡ rápidamente los ritmos y las
cio propio, haciendo de la música el pariente armonías, de asimilar en el plazo más breve
pobre, sordo o mudo, de la educación corporal posible las combinaciones de duraciones, de
(o... ¡musical!). Por e[ conrario, no podemos prever y de preparar las paradas y Ias vueltas
evitar lamentar que un Teplov, músico experto y al movimiento (p. 3).
la antítesis de un profano, haya podido caer de
no puede ser sino provechosa para su toque y su
cabeza en una trampa que no lo era, para ex-
sensibilidad instrumental. Por otro [ado, se
rraer de ahí los eláñenros de un juicio defini-
constata que
tivo. Y este lamento no hace sino aumentar
cuando e[ mismo autor, unas páginas después, ...e1 sentidodel tacto tiene a menudo gran
reconoce a la Rítr¡ica el poder de desarro ar el influencia sobre Ia musicalidad [...]. La rnano
es nuestro miembro más inteligente y más
senrido del ritmo musical, y precisa ----€n unas
sensible. Su sensibilidad es ran refinada que
líneas en que no aparece el nombre de Jaques-
muchas veces advierte los impulsos de Ia
Dalcroze- que a su entende¡ "este proceder no imaginación antes que el propio oído, que,
es legítimo más que en tanto los ejercicios de en muchos casos, se limita a conrrolar lo que
Rítmica sean ejercicios musicales y [a música dictan las acciones sonoras (p. 8).
permanezca como centro» (op. cit-, p- 36). iA to
que e[ creador de la Rítmica habría dado su cáli- Y si Jaques-Dalcroze afi¡maba con vehe-
da aprobaciónl mencia (p. 12) que "todo niño lo bastante
músico como para seguir una enseñanza pianís-
tica es capaz de improvrsar., tampoco niega
Aprenler a improvisar
esta capacidad a los adultos posesores de un
.lmprovisar es expresa¡ sobre el ,".r".ro lártl dominio suficiente de su inst¡umento:
pensamientos, tan r'ápidamente como se presen- l Para hacer de un pianista 'i un buen impro-
tan y se desarrollan en nuestra mente,, escribía : visador hay que desarrollar su arención, su
Jaques-Dalcroze (l912b, p.4) cn un arlículo en _ espíritu de adaptación y de variabilidad ([es
el que se sorprendía de que la improvisación decir, su] "inteligencia plástica"), que es el
estuviese tan poco valorada en los estudios ins- resultado de la memoria indívidual y de sus
trumentales. Por su parte, era de [a opinión de impresiones en el cerebro. Hay que desarro-
que no podía sino facilitarlos enormemente, al [a¡ los autom¿tismos del irutinto, que son el
producto de numerosas repeticiones de nues-
ser su papel e[ de
tras sensaciones y sentimientos (p. 14).
...desarro[[ar en los alumnos la robidcz dc
d,ecisión y de realización, de ccncentración '5 El consejo puede extenderse a cualquier instru-
sin esftrerzo, de concepción inmediata de men sta

9Z LA RfTMrcA JAeuEs-DALCRozE
La tracluccicin al teclado de diversos ejerci- Estudio de los ri¡rnos en el espacio con h
cios de Rítmica que antes haya realizado corpo- aydn dr la sen.s¡¡ciórr rnu-sct¡l¿¡ (punro 5)
ralmente irytrdará al rítmico en e[ aprendizaje
Un dato ¡ítmico marc,rdo o presentado grá-
Jc un sab.r-h,¡.cr que le concierne cn primcr
frcam,nrc cs iu.(('plil'le Je c,rnverlirse en
Iugar. Se trata para é1, en efecto, de elaborar
motivo musical por el hecho dc incardinarse en
una herramienta dc trabajo que se convertirá
un cspaci,r \()nuru qlc [( ¡mprime su curva, su
en su primer ayudante en su profesión de
calidad plástica.
docente de Rítmica. Támpoco le sorprenderá
enconÍar, en e[ programa preconizado por Por ejemplo, el motivo :rIli tendrá una
|aques-Dalcroze para cursos de improvisación, identidad musical muy di.t inra si se toca en nro-
temas de estudio que a menudo son los mismos,
gresión cromática ascenrlenre,
a la escala del teclado, que los que se tratan en @#,
los cursos de Ritmica. Citaré algunos a título de o si se repite tres veces la misma nota y se to-
ejemplo. Están sacados de una lista de diecisie- ca la blanca una tercera mayor más grave:
re puntos creada por Jaques-Dalcroze (ibid.,
p. 14) y provistos de algunas descripciones de ffi Si se abandona ahora la exigencia de exac-
ejercicios o de comentarios destinados a hacer-
los más concretos: titud en los intervalos, no queda más que un
movimiento con este ritmo; ejecutado al tecla-
Concepción rápida del compas por la uisa y
por -
do por grados coniuntos i de izquierda a dere-
el oído (punto 4)
cha evocará siemprc más el primer mot ivo que
Por ejemplo: el alumno toca el piano sin per- el segundo, mientras que un movimiento repe-
der de vista a otro alumno que, de pie y a unos titivo sobre e[ propio terreno, seguido por una
pasos de é1, marca el compás tan pronto a tres, nota tocada «un poco más grave", itendrá
tan pronto a dos o a cuatro tiempos según su ins- incluso oportunidad de evocar la quinta sinfo-
piración. Se trata, para el pianista, de conseguir nía de Beethoven !
dar inmediatamente un sentido musical a los Bta sensación globaI de organización espa-
cambios de compás que e[ otro ejecuta (median- cial de un movimiento ritmado debe poder
te fraseos, repeticiones, inflexiones melódicas y reencontrarse tan pronto como se [a solicite,
apoyos armónicos de la interpretación), contan- pues sin el[a no hay construcción musical posi-
do de alguna manera con ese condicionante y ble. Repeticione5, rransf\o5iciones, evocacio-
sin saber por adelantado qué va a seguir. Por su nes, transformaciones, defonnaciones... depen-
parte, e[ alumno que [e dirige debe estar a la den de Ia posibilidad de recuperar en la
escucha del piano. con el fin de no imponer cie- memoria auditiva y muscular e[ recuerdo de
gamente su voluntad, sino intentar aprovechar una impresión particular, aun cuando otras im-
el momento favorable a un cambio de compás o presiones hayan venido en¡re tanto a añadirse a
a la repetición de una secuencia. De este modo, Ia primera. Además, esta capacidad será necesa-
Io que resultará finalmente es una creación ria para el rítmico cada vez que quiera traducir
común, cuya coherencia estaú en función del al plano sonoro un ritmo corporal propuesto
buen enrendimiento entre ambos colaboradores. por alguno de sus alumnos o cuando quiera sus-

FtNEs y ¡lcDtos DE LA R¡TMICA 9i


citar el recuerdo de un movimiento previamen- de una parte de lo que la audición y la sensación
te efectuado. rnuscular pueden perfectamente controlar solas.
La posibilidad de tocar sin mi¡ar e[ teclado (o
Ejercicios pma ln al4uisición dt numerosos
- automatismos J pdra su combinoríón 1
mirándolo lo menos posible) es, por otra parte,
absolutamente necesaria para el rítmico, que
ahem¿ncia cor. o.c.tos fu volición espona-
tendrá que observar atentamenle, mientras Ioca,
nea (punto 9)
las evoluciones de sus alumnos.
El aprendizaje de [a improvisación se parece Improvisar es, de algún modo, dedicarse a la
en ciertos aspectos al de una lengua exrranjera: composición nípida. Y, como decía Jaques-Dal-
se habla con fluidez si no se tiene que pensar croze, «crear úpidamente no quiere decir crear
cada palabra que se pronuncia. La estructura a la ligera; hay meditaciones que duran unos
misma de la lengua ([a disposición de los miem- minutos y son tan profundas como las medita-
bros de la ftase, el empleo de conjunciones, la ciones prolongadas" ( 1932b, p. 5 ). Un improvi-
concordancia de los tiempos, etc-) debe estar sador puede, perfecramente, tener conciencia
suficientemente interiorizada para que se pueda del conjunto de lo que va a decir al piano, del
poner el acento sobre lo que se desea comuni- tiempo que va a tarda¡ 1 de los caminos que
car, y esto se expresa de una manera tanto más tomará. lncluso es altamente deseable que lo
matizada cuanto ¡irás rico sea el vocabulario que consiga, so pena de perderse demasiado a menu-
se posee. do en el camino, de diluir sus ideas o de ofrecer
Lo mismo ocurre con el lenguaje tonal: los a su auditorio un fragmento sin pies ni cabeza.
diversos encadenamientos posibles de las fun- Los instantes que se demore, antes de ponerse a
ciones tonales deben poder recuperarse instan- tocar, en asegurarse de [a claridad de sus inten-
táneamente, gracias a [a interiorización y a [a ciones no serán en absoluto inútiles'u.
automatización de las sensaciones auditivas y De todas formas, [a improvisación difíere de
táctiles asociadas a ellos. Será entonces misión [a composición, al menos, en que está hacién-
de la volunrad consciente determinar su repar- dose de continuo y en que hasta el más hábil
to en el tiempo y en el espacio sonoro. improvisador está a merced de las sorpresas. Es
Podrá intentarse rambién la automatización imposible borrar, imposible demoler lo que se
de ciertas sensaciones tactoauditivas por sí mis- ha construido. Aprender a improvisar será en
mas (inrervalos, acordes, clurrs, movimientos gran parte aprender a afrontar las sorpresas y a
paralelos o en sentido contrario...), con el fin sacar partido de los errores. Puede ocurrír que
de valerse coherentemente de ellas en e[ len-
guaje tonal o no tonal que se decida utilizar. Por '' Oswald Russell, profesor de improvisación en el
ejemplo, el uso coherente del sistema de la lnstiruto Jaques-Dalcroze de Ginebra, insiste con razón
escala de tonos enteros exige que se encuentre en el ahorro de tiempo y de energía que produce el minu-
to escaso que se dedica, antes de tocar, a representarse el
sin vacilación, bajo los dedos, el intervalo de
trayecto que se va a a seguir Por mi parte, antes de que tal
cuarta aumentada y que se sepa evitar los cro- representación sea posible, insisto en que el estudiante
matismos y las cuartas o quintas justas. comience a tocar sabiendo qué quiere decir; para mí, esto
Es bueno hacer estos ejercicios con los ojos es una condición necesaria (aunque no siempre suficien-

cerrados, de modo que la vista no se encargue te) pam encontrar los modos de decirlo.

94 LA RlrMicA lAeuES-DAi-cRozE
los dedos toquen un aco¡de distinto del espera- cicios rlestinados a.1ue [o" principi¿rntes consi-
.lo y nos arrojen fuera del camino emprendido: gan una urejor clisociaci(rn dc las dos rnan,rs
hal,rá que «rcc¿rrgar baterias" inrnediirtamente, figura, por clemplo, óste: un¿r rnano toca dos
.iando un rodeo para retomar [a ruta o adoptan- veces rnás rápido que la otr:r; a una señal, se
.lc¡ rrn nucvo camino y, en consecuencia, rnodi- invie¡ten Ios papelcs. C) rnejor: la mano izquier-
Irc¡nd.¡ I,,. plancs. lor lo Jernát, asi e5 c,,nru:c ila autr¡matiza un ostin¡¿¿t¡ rítrnico, sohre algr-r-
producen esos hallazgos felices en los quc uno nas notas o sob¡c un mismo intervalo repetido,
rnismo no había pensado y que acrecientan el mientras la derecha toca melódicamente vak¡-
bagaje del improvisador. igualmente, se trata de res lenros, que va haciendo rnás rápidos hasta
sortear los er¡ores tratando de disfrazarlos: ¿que llegar a una meloJía con sus propios ritmos, que
esta nota ha sido alterada sin que debiera serlol no deben perrurbar el ostir¡¿to de la mano iz.
No sirve de nada interrumpirse para reempla- quierda ni confundirse con é1.
:arla por otra: ya ha sido escuchada y se percle- En las clases de Rítmica hay muchas ocasio-
r ia trn t iempo irrecuperable en intentar corregir nes en que el profesor debe ser capaz de disociar,
lir falta. Pero, ¿acaso no puede servir de apoya- bien porque los alumnos realicen ritmos dife-
rur¡i a ese otro acorde más simple que habí¿rmos rentes entrc pies y rnanos, bien porque vari.r.
previsto? ¿No podría servir de pretexto para una grupos evolucionen a la vez de maneras dife-
modulaciiin de paso? ¿De verdad que no? ¡Pues rentes mientras él acompaña aI piano.
.¡uc no qrrede por eso!: dejemos pasar e[ error y
Ejercicios de concentración; audición inta-
¡'a saldrá rnejor la próxima vez. O, más sutil- - rior (punto 7)
rnente, rcpitámosla con insistencia para hacer
areer que cra voluntaria y procuremos inregrar- Intentar oír por adelantado lo que se va a
-t la en la continuación del fragmento. Un error tocar, de frrrma tan precisa corno sea posible, cs
puede ser fuente de enriquecimiento y de nove- algo que exige entrenamiento. Esta aptitud es
-{
-i dad; sólo se oye por adelantado 1o que ya se
conoce. Perc¡ todo impulso creador exige una
necesaria para el rítmico cuando quiere, por

f

parte de imprevisíón...

Ejercicíos de disociacíón de mouimientos


ejemplo, traducir con cxactitud un movimiento
repetitivo creado por uno de sus alumnos. Uncr
de los ejercicios que podemos hacer en este sen-

-¡ - (punto 1 I ) tido con los estudiantes algo avanzados es el


siguiente: el estudiante, sin moverse, se repre-
f Para el pianista entrenado es relativamente
fácil interpretar partituras en las que las dos
senta un movrmicnt., que realiza interiormenre
tratando de que Ie penetre la sensación de su
manos rienen que ejecutar movimientos rítmi- duración, su direcci<in y sus puntos de apoyo.
cos diferentes. Otra cosa es cuando debe crear Escucha, mienrras 1o hace, [a música que este
por sí mismo la música que toca. Muy frecuen- movimiento imaginario suscira en é1, y luego
temente la mano izquierda, menos hábil que la intenta representarse cú¡no tocar el piano para
otra, se limita a indicar los tiempos (o los pri- que los sonidos obtenidos se .or.e.pá.rda., co.,
meros tiempos) de los compases, o incluso se
los que él oye. Por último, pasa a la ejecución, y
deja influir por el ritmo de la mano derecha, en
sus compañeros rratan de descubrir el movi-
lugar de conservar el suyo propio. Ent.e los ejer-
mienro en el que había pensado. A continua-

't FrNEs y MEDros DE r¡ RirulcA 95


-d
Y
ción, cada uno participa a los denás sus críticas resultado. Tál estudiante, por ejemplo, dominará
e impresiones. a [a pefección sus urovimientos y el piano en la
En otro ejercicir'. un alumno inventa una ejecución de una serie de fraseos, pero sus puntos
frase co¡ta a dos voces y la repite algunas veces. de apoyo armónicos cstarán en desacuerdo con el
AI hacerlo debe mantener [a atención auditiva ritmo que deberían subrayar; tal otro dominará
alternativamente sob¡e la voz de la mano dere- pelectamente el principio de modulación a
cha y la de la mano izquierda, hasta estar ran tonos contiguos, pero olvidará aprovecharlo
seguro de ambas que pueda invertir las voces; o mediante respiraciones o los fiaseos apropiados.
sea, tocar con la mano derecha, una octava por Otro tocará con tal riqueza de cambios de matiz
encima, la melodía de [a mano izquierda y vice- que será imposible segui¡ sus intenciones melódi-
ve¡sa17. Poco a poco, el estudiante va teniendo cas o armónicas... Las indicaciones o consejos
necesidad de menos repeticiones antes de poder que ofiezca el enseñante variarán, en consecuen-
inverti¡ las voces. cia, de un estudiante a otro, de una producción a
En muchos ejercicios de Rítmica, el profe- otra. Pero hay dos 6-rentes inagotables de inspira-
sor tendrá oportunidad de hace¡ imitar con [a ción y de destreza hacia las que deberá dirigir
voz grave lo que ha hecho la voz ruperior, () preferentemente la atención del alumno.
incluso de presentar dos o más vuce5 en imita- La primera consiste en apelar a las sensacio-
ción o en canon. nes internas y a su poder de representación.
Por ejemplo, e[ alumno aprenderá a dar a Ia
Estu.dio de arutcrusas, silencios, froseo; [ . . .l
- matices , leyes de kr expresión; [ . . .l lectura,
duración de las fiases musicales una dimensión
transposición de n¡nos plÁsticos a ritmos "humana" tomando como modelo su propia
capacidad respiratoria; conseguirá imprimir a su
musicalzs (puntos 12, 15 y 16)
toque pianístico un matíz oescendo sin desmayo
Agrupo aquí temas que pueden ser objeto por ----o mantener un f¿mpo imperturbable- fijando
sí mismos de una o varias clases, para subrayar la atención en la obligación de renovar sin pausa
cómo, en los campos de la música y el movi- la energía que necesita. Aprenderá a terminar el
miento, todos los temas están ¡elacionados. Por lragmento que ha comenzado, sin interrupciones
supuesto, se puede se debe, con fines didác- y sin rodeos supelluos, representándose previa-
-y en un tema en concreto,
ticos- hacer hincapié mente el desarrollo del fragmento como e[ de
pero no hay ningún criterio que permita decidir una progresión en el espacio visible. O incluso,
¿x nihilo sobre los resultados de un estudiante cuando intente expresar a[ piano una impresión
determinado en un ejercicio en pa¡ticular. En o un estado anÍmico, aprenderá a confiar a su
ningún e¡ercicio basta con aplicar una conrigna cuerpo (huella del tono y de la actitud corres-
al pie de [a letra para garantizar la calidad del pondiente al sentimiento que hace suyo) la tarea
de enconÍar para é[, en e[ teclado, las combina-
ciones sonoras y las sucesiones temporales o
D Este ejercicio me lo enseñó Bemard Reichel, q'.re
dinámicas más apropiadas. A continuación recu-
siempre se ha dedicado a hacer sentir a sus alumnos hasta perará su actitud de pianista e improvisador para
qué punto las voces en juego en la armonía o la polifonía
crear, a partir de ese primer 'mate¡ial expresi- i
conservan su propia individualidad y son capaces, a la vez,
de influir cada una en el desarrollo musical' vo», una composición que responda a las exigen- l-

96 LA R¡TMlcA JAQUES-DALCRoZE
á cias cle su musicalidad... En otros ejercicios in- -.-en r)ucstra enseñailza, t:rn compleja, nos
a tentará interpretar movimientos expresivos efec- sucede ¿r mcnudo que contracm<¡s malas
,s tuados por otros o traducir al plano sonoro las costumbres qLre nuestro ardor pcclagógico y
r1 irnpresiones producidas por la forma o el conte- nuestro celo altruista ¡ros irnpidcn advcr-
á r.rido de obras gráficas, plásticas o pictóricas.
ti¡ [! !]:

a lrcu(unar5e conlrnuarnentc por strprimir


3
La segunda fuente de inspiración y de me- - cualquier contracción muscular suscepti-
dios técnicos reside, evidentemente, en las pro-
ble de endurecer el toque pianístico y de
pias obras musicales. No se t¡ata de imitarlas o
z comprometer su elasticidad. No golpear
reproducirlas servilmente, sino de analizar algu-
bs tecbs, sino dar en los f el máximo de
nos de sus componentes para valerse de ellos
s porencia srn irritar los tímpanos ni ener-
como modelos o armazones de futuras creacio-
var a los alumnos l¡unro 3].
nes originales.
I Evitar e[ abuso del pedal [punto 4].
Un solo fragmento musical puede originar - Luchar contra e[ rzbdao involuntario;
I
muchos otros, puede que se retenga de é1 la - por otra parte, uariar los rempi [...] [pun-
forma o el orden de las tonalidades que lo com-
ponen, o quizá sólo un motivo rítmico cual- to 51.
En los ejercicios polirrítmicos, hacer
quiera o un encadenamiento de acordes: sea lo - melódicas todas las voces )'no limitarse
que sea, se tomará como punto de partida de un
a simples repeticiones de notas y acordes
nuevo fragmento que, lejos de plagiar al com-
positor de la pieza original, llevará [a rúbrica del [punto 7].
Variar los regisrrus y no tocar siempre en
nuevo autor ''... - la zona central del piano y en posición
ldealmente, ¡todos estos tipos de ejercicios, cerrada [punto 8].
unídos a los que tienen como especial objetivo Luchar cont¡a el constante empleo del
cl dominio de las múltiples realizaciones y com-
- acorde de 7.' de dominante [punto 10].
binaciones ¡ítmicas, deberían evar al futuro Respirar entre ritmo y ritmo y entre
rítmico a[ punto en que le resultasen superfluas - períodos [punto I 1].
las diversas advertencias enunciadas por Jaques- No improvisar roda la música necesaria
Dalcroze sobre los profesores de su método! En - para la clase. Seleccionar también obras
cualquier caso, he aquí algunas de ellas, extraí- de los maestrt,. con ritmo. jntt'resantes
das de una larga lista en la que al menos la [pun«r 13].
mitad tratan de Ia improvisación al piano [...] No tocar continuamente el tema con
(1926b, pp. 11 y ss.), destinadas a aquellos rít- - los alumnos, que deben acostumbrarse
micos que, con Jaques-Dalcroze, reconocen que: a realizar los ritmos sin el apoyo de la
13
música [punto 1 7].
Chrisriane Monradon fue la primera en llamarme
la atención sob¡e la imporrancia de esta clase de ejercicios, No conservar el mismo tempo durante
a los qtre le predispusieron su amplísimo conocimiento de
- toda una serie de ejercicios [punto 19].
obras pianísticas y su constante desvelo por alimentar la ¡No ceder a la tentación de parodiar las
imaginación musical de los estudiantes, dándoles a
descu-
- imperfecciones físicas de los alumnos
brir las riquezas de la música ya existente.
más que con una sonrisa [punto 25]l

FrNEs y MEDros DE L4 RfTMtcA


Y 97

n
fl:
LOS "HOP. MUSICALES iun período de espera que puede estar fi.jado de
antemano o determinado por la propia señal) o
il:
A propósito de las categorías de ejercicios de la simplemente en cuanto sea posible a partir del
lista que he dado a[ comienzo de este capítulo momento en que el alumno oye la señal.
(cf. supra, p. 76), Jaques-Dalcroze precisaría
después ( 1945, p. 159):
La mayoría de los profesores de Rítmica
olorgan un lugar importante a estos ejercicios
fl.
,1-\ Todor estos ejercicios van acompañados durante sus clases. Sin embargo, algunos de e os
I por órdenes destinadas a mantener e[ cuerpo ponen en cuestión su valor y su razón de ser en
v la mente.bajo presión", a provocar movi- la actualidad, al igual que hacen con cualquier
mientos o detenciones súbitas [...], a forzar a ejercicio que suponga una obligación impuesta
la mente a elegir entre todos los músculos desde fuera, con frecuencia arbitraria y que, en
cuál es el más idóneo para la acción solicita- consecuencia, evoca la idea de amaestramiento
i da [...], a combinar e intercambiar los ritmos o condicionamiento. Como respuesta, los parti-
lespontáneos y los ritmos ordenados por el darios del "hop" afirman' " ¡Por el solo hecho de
(¡qzonamiento [etc.].
obligar a "cambiar de sentido" a cada momento,
B mi intención demorarrne un poco en estas el "hop" basta para demostrar que la Rítmica es
diversas "órdenes», porque permiten ilustrar uno lo contrario de un condiciona miento, pues así
de los usos más característicos que el rítmico dal- impide que seamos esclavos de un automatismo
croziano hace de la improvisación. B un hecho cualquiera! ". Trataremos de aclararnos partien-
que este tipo de ejercicio está coruiderado actua[- do del análisis y la descripción de algunos ejem-
mente, de alguna manera, como el paradigma de plos-tipo.
_ los ejercicios de Rítmica tradicional. Es lo
que en
el lenguaje de los rítmicos suele resumirse con la
l. Dos ejempbs dz cambio de o¡ción en el tiempo
siguiente a la señal
expresión ejerctcios dp reacción (auditiva, visual,
táctil, etc.). Entre estos, los llamados de .reac- Primer ejempb: Se trata de un ejercicio l[a-
ción auditiva" ocupan, proporcionalmente, más
lugar que los otros, lo que no tiene nada de sor-
mado "de iniciación e inhibición", que se suele
realizar en las demostraciones de rítmica porque
fl,
prendente en un método de rítmica musical. Se permite que eI público participe sin levantarse,
'-trata, en realidad desde una perspecti- marcando con palmas lo que los alumnos reali-
va tradicional-,-siempre
de una reacción moftiz ante zan marchando.
una señal sonora, que puede 5s¡ ¡n "h6p" emiti-
do por el profesor o su equivalente al piano o en
El piano marca un tempo en negras. Los
alumnos caminan con esta cadencia en tanto il:
otro instrumento (trino, acento, breve motivo) o no les detenga un .stop- musical ejem-
plo, el motivo rítmico ó li -por
que les manda
bien lo que trataremos de definir miás adelante -,
como "hop, musical. C.on el "hop" cual permanecer inmóviles hasta su próxima apari-
-sea ción; esta otra aparición significará "volved a la
sea su naturaleza- se indica al alumno que debe
modificar su acción de una forma, en principio, marchao. Es, de alguna manera, el semáforo
convenida previamente. En general, la reacción rojo o verde, pero presentado sin cambio de
debe producirse en un momento preciso (por color. Se trata, pues, de detenerse o de volver a
ejemplo, en el tiempo siguiente a[ «hop» o tras andar con [a negra que sigue al tresillo, pase e[

98 L{ RfTMrcA JAQUES'DArcRoZE
tiemp() quc pasc en el entretanto. Asimismo, el Si sc la acompaña tle fo¡ma ¿rdecuada, [a
prof-esor puecle dejar dc tocar sin dar [a señal de canci(» ser¿i pcrcibitla, de entrada, correcta-
parada o retomar el ¿empo sin dar señal de sa[i- rnente tres fraseos, el últirno de e[os más
dir, ponienclo así a prueba la capacidad de los largo -con
. No obsrante, hernos de señalar que, en
alumnos para resistir a sus impulsos. este caso, la propia melodítr lucha contra esa
La seiral aparece de improviso ( ¡pero no más percepcirin, por la repetición idénrica del moti-
que el coche en [a esquina de la calle que vamos vo inícial al comienzo del tercer fraseo. Ahora
a cruzar!). ¿Arbitrario? Sin duda alguna; pero no bien, la experiencia nos muestra que basta a
elegido a[ azar, sino entre los ritmos cuyo dina- veces con una sola repetición para que se ad-
mismo es susceptible de provocar una reacción quiera un háb¡ro desde la siguiente; para que, si
inmediata (¡por fortuna el coche a veces viene no se pone cuidado, se instale el automatismo.
precedido por el ruido del motor!). ¿Condicio- Si en el ejercicio anterior se ha concitado [a
nante de reflejos? Todo lo contrario: lo que pasa atención de los niños sobre el momento del
al piano entre las dos señales (parada o salida paso de una frase a [a otra, si se les ha ayudado
imprevistas) acaba por obligar al alumno a luchar especialmente a tomar conciencia de su ten-
contra los reflejos que ya había adquirido (asocia- dencia a la automatizacicin (dando, por ejem-
ciones movimiento-sonido y silencio-parada) y a p[o, varias señales a intervalos regulares y [uego,
reservar para oÍa ocasión toda reacción inútil en de súbito, una señal más próxima o más distan-
su situación presente, a fin de poder enftentarse te), entonces se les habrá preparado para resta-
ecr ¡ntim icamcnte a un imperativo priorirarir.l. blecer por sí mismos la correcta sucesión de fra-
ses de esta cancicin el caso de que se
Segunio ejemplo: Música a dos tiempos. Los -en
lrubiesen dejado atrapar la primera vez por Ia
alumnos juegan a [a pelota con una mano, [an-
trarnpa de la melodía-. Seguidamente, la rima
zánd.rla al suelo con el primer riempo y reco-
vendrá a u¡lirse a las impresiones recibidas y,
giéndola con el segundo. Cuando el piano deja
tomando e[ ¡elevo de la señal pianística, permi-
oír un apoyo más marcado sobre el primer tiem-
po (duplicanclo o acentuando la voz grave, por
tirá que la melodía prescinda del acompaña-
miento. La posibilidad de inventar nuevas
ejemplo), los alumnos atrapan [a pelota con la
estrofas confirm¿rrá, entre otras cosas, que se ha
otra mano en el tiempo siguiente y continúan
percibido el punro en que acaba cada fraseo,
así hasta que un nuevo apoyo más fuerte les
mientras que su traducción al espacio, median-
obIigue a cambiar nuevamente de mano.
te gestos o desplaz:rmientos, materializará a los
¿Señal arbitrarial Sí, pero que deja de serlo
cuando, en la perspectiva de un comienzo de ojos del niño las duraciones respectivas (o
análisis musical, se lleva insensiblemente a los incluso las re[ativas).
niños a jugar a la pelota sobre el tema de la Se podrá objetar que Ia canción habría
sigu ien r e canción, por ejemplo:
podido servir de punro de partida del ejercicio,
y la rima, de primera indicación del final de los
*{t )
fraseos. Por supuesto, ¿por qué nol De todas for-
.rt r.i 1i t ü t J 1 ü t üi mas, hay que reconocer que nuestro ejercicio
¡A Parísl ¡A Paris! ca-b¡- iEn un i-ro sr¡s! tiene una doble ventaja: permite hacer uso de
¡A Ru-ánl iA R!-ánl ¡En un c¡-ba-Ii-ro váñ! un mecanismo lo hastante general como para

¡lNEs y MEDros ilL- t_4 RíTM¡cA 99


que pueda aplicarse a cualquier canción o frag- chocar los palitos uno contra otro o «atrapar
mento musical que satisfaga las condiciones de una mosca que vuela», etc.
agrupamiento binario de los valores y de apoyo
Segunúo ejcmplo: Cuand, ' el piano suena en
sobre el último tiempo fuerte de los fraseos, sin
e[ registro grave, los alumnos caminan (o adop-
dañar su número, sus respectivas du¡aciones o
tan e[ aire y el tipo de desplazarniento que les
su disposición.
sugiera la música); cuando suena en el registro
Támbién habría sido posible abordar varios
agudo, marcan el tem¡o con las manos o con
fragmentos diferentes a lo largo de la misma
una pandereta (o efectúan movimientos con
clase, lo que difícilmente habría permitido el
la parte superior del cuerpo, con los brazos o
desarrollo contrario del ejercicio. Y, además, no
con las manos, adaptándose al dinamismo mu-
se correría el riesgo de crear una asociación
sica[).
demasiado fuerte entre rima y fraseo, que, desde
luego, no coinciden siempre (cf., por ejernplo, Examinemos las ventajas y los inconve-
It bon roi Dagobert, canción en la que es el sen- nientes respectivos de los dos ejercicios. Una
tido del texto, más que la rima, lo que determi- ventaja del primer ejercicio reside en el hecho
na la duración de los fraseos). de que el -hop- puede darse varias veces segui-
Por otra parte, este ejercicio (como el otro, das en el mismo sentido, es deciq en el mismo
aunque tenga un fin diferente) permite a[ alum- registro. En el segundo ejercrcio, por su parte,
no mejorar su capacidad de reacción rápida es el cambio de registro el que sirve de señal,
ante estímulos sonoros impre{ristos, capacidad por [o que las acciones correspondientes a las
que podría servirle para otros fines, musicales nociones de aho y bajo deben alternarse obliga-
o no. toriamente. Asi pues, el primer ejercicio per-
mite (a[ menos en teoría) verificar las corres-
Z. Dos ejemplos de cambío dz acción en cutnto sea pondencias grave-bajo y agudo-alto de manera
posiblc dzspuis de fuher oído la señal absoluta, no en función una de otra. El riesgo
consiste en que la asociación creada permanez-
En los dos ejercicios que siguen se intenta esta-
ca estrechamente ligada a esa situación presen-
blecer o verificar la existencia de una asocia-
te y que, finalmente, no tenga nada que ver
ción estable entre los registros grave y agudo del con las nociones de alto y bajo (un estímulo de
piano y las nociones de bajo y aho. He elegido a
un tipo ordena una acción, uno de otro tipo,
propósito estos dos ejercicios extremadamente otra acción, sin que las dos acciones necesiten
clásicos, que presento en su versión más sim- oponerse necesariamente y sin que la calidad
ple, con el fin de que resulte más cómodo dedu- de alto o bajo se transfiera al sonido en cuanto
cir y comparar los mecanismos subyacentes. tal). Siempre se pr,rede minimizar este riesgo
Pnmer ejempla: Los niños caminan, acompa- teniendo cuidado de hacer variar todo lo posi-
ñados por la música en e[ registro medio del ble las notas que sirven de estímulo, para que
piano. Una nota tocada en el registro grave puedan percibirse como pertenecientes a un
ord".r" qu" se golpee el suelo con el pie (o con Lspacio sonoro situado más acá o más allá
(atajo o arriba) de [a parte central del piano'
dos palitos, o incluso que "se coja una flor",
Es dlcir, que se les hará oír tanto los sonidos
etcéiera); y tocada en el registro agudo ordena

100 L"t RÍTMlcA .,AQUES-DALcRoZE


¡nenos elevados del registro agudo (y los más sino sobre el monrento en que se produce.
clevados del registro grave) conro los más dis- Ahora bien, como cn total srili¡ hay clos accio-
rantes del rcgistro medio- nes que efectuar en este c¡ercicio, eI alumno no
Otra particularidad importante de este ejer- necesitará preguntarse a qué corresponde su
cicio es e[ carácter ünperioso de las señales, que acción: le bastará con escucha¡ que debe cam-
int¡oduce el riesgo de provocar ¡espuestas a biar. Nos separam()s así tlel fin cleseado (y se
rontas y a locas, inmediatas y previas a todo tendrá confirmación de cllo cuando e[ alumno
análisis. Si preferimos una respuesta conecta a despistado, al fallar en un cambi,r, invierta el
una respuesta rápida, debemos vigilar que se orden de las acciones sin aparentar la menor
atenúe el carácter percusivo de [a señal, para incomodidad). Por el contrario, si el improvisa-
privilegiar la atención dirigida a[ sonido en sí, dor sabe arreglárselas, las cadencias o los cam-
sin perjuicio de aumentarlo luego de manera bios de fraseo, que no dejará de introducir en su
progresiva para suscitar una respuesta cada vez pieza, cumpliriín el papel de "hop" de diversión
más rápida. a los que el alumno deberá resistirse y que refor-
A[ llamar la atención de los alumnos sobre zarán la atención prestada a la altura de los
r¡n hecho puntual, este ejercicio puede serviq sonidos.
además, como punto de partida de e.jercicios de Evidentemente, e.,to. dos ejercicios traran
enumeración o de imitación rítmica: ya no se- de crear un condicionamiento. Igual de evi-
¡á una nota, sino una "salva" de notas más o dente es el hecho de que toda educación con-
rnenos larga, más o menos apretada, la que dará siste, en buena parte, en establecer condicio-
e[ piano en el agudo o el grave y la que el alum- namientos y en instal:rr automatismos, sin los
no deberá reproducir. que sería imposible cualquier aprendizaje pos-
terior. Pero entendámonos, el condicionamien-
El segundo ejercicio presenta la ventaja de to que se intenta establecer aquí es el que con-
!i demanda¡ de los alumnos una atención auditi. duce a asociar la percepción de sonidos graves
{ va más sostenida que el anterior. Mientras que o agudos con su loc¿rlización en el espacio

I-l antes los alumnos podían ser sordos a todo


aquello que no fuese la seña[, en el presente
e.jercicio el "hop" no tiene [a misma calidad
material, puesto que reside en la percepción de
sonoro, no el que consístiría en hacer asociar,
por ejemplo, los sonidos graves con [a acción
de andar o los sonidos agudos con la acción de
golpear en el suel,r. Al mr.rno trcmno, se em-
-{ una diferencia de registro. De hecho, si el ejer- plearán para corrar de raíz todo riesgo de con-
cicio está bien dirigido, es el alumno quien, al dicionamiento de este tipo, haciendo variar
advertir que algo ht cambia.do, se da a sí mismo frecuentemente las órdenes. Por ejemplo, y por
el "hop", es decir, se ordena cambiar de acción. quedamos en el terreno del desplazamiento:
Por e[ contrario, si e[ piano hace coincidir, por sonidos graves = marcha normal, sonidos agu-
ejemplo, un cambio de registro con el iniciode dos = marcha de puntillas; sonidos g.ru", = d""r-
un nuevo fraseo o si anuncia el cambio me_ plazamiento sobre el vientre, sonidos agudos
diante una cadencia conclusiva en e[ registro =_ marcha a cuat¡o patas; sonidos graves
precedente, hay que atraer la atención del = mar-
cha a cuat¡o patas, sonidos agrdos = *a.ch,
alumno ya no sobre la naturaleza del cambio,
\.,{ normal; sonidos graves = bajar la cabeza
al

-{
f LtEs y \f EDtos DE L.t Rl.la{tcA l0l
t
vt
andar, sonidos agudos = mirar al cie[o, etc. Lo Lisas de ejercickts diri§dos meüante "hop'
mismo en cuanto a las actitudes u otras formas musícabs (cf. 1930a, pp. I5-19)
de movimiento. Paralelarnente, se tendrá cui-
dado de actuar de manera que el condiciona-
miento que se intente crear no se limite a los
- DINÁMICA, AGÓGICA,
tl
ELASTICIDAI)
fl:
sonidos del piano
-puede
recurrirse a [a voz o \ l. Acadaacordedel piano, impulsodel r,rr-
a otros instrumentos- y tampoco a[ espacio ---'' so y los brazos. Si el acorde se mantiene
corporal, sino que se pueda transferir a[ espa- y sigue resonando, los brazos quedan en
cio ambiental: objetos, paredes, pizarra, hoja de alto; cuando se corta e[ sonido, vuelven a
pape[, etc. cae¡-
A través de los ejemplos anteriores (y parti- Z.l Los alumnos caminan [o se mueven]
cula¡mente el ú[tímo) vemos [o fácil que es caer '' mientras resuena un acorde. Se paran
en un esquematismo o rigidez que no of¡ecen de cuando el sonido se interrumpe.
la Rítmica sino una mala caricatura, cuyas con- §.B.: Adviértase que el mismo "hop"
secuencias pueden llegar hasta e[ extremo de musical (aquí, la resonancia de un acorde)
situarse en e[ lado opuesto a1 objetivo deseado. puede ser, según el contexto, origen de
Dicho de otro modo: el saber hace¡ del rítmico dos acciones diferentes o incluso opuestas
nunca podría suplir su sensibilidad ni su pro- (aquí. inmovilización o, por el contrano.
fundo conocimiento de los medios que utiliza y continuación del movimiento).1
de sus posibles efectos. Los alumnos andan en dos filas. El
maestro, al piano, toca a dos voces, la
Jaques-Dalcroze hablaba de los "hop" mu- superior sú¿ccdto y la segunda legato, o
sicales en un artículo con ese mismo título viceversa. Una fila sigue a [a voz supe-
( 1930a), en una época en que el
""hop" voci- rior, [a otra, a la inferior, y ambas cam-
ferado o murmurado, (p. 14) estaba probable- bian de paso cuando el maesr ro tnvierte
mente más extendido aún que hoy. Recordaba las voces.
1-Gn ese artículo a los profesores de Rítmica que 4. El pianista toca corcheas lzgato. Cuando
I el podía reemplazarse muchas veces .pica, cuatro corcheas, los alumnos an-
I «por"hop"
una orden de naturaleza *u. ntut¡621", lo dan staccato las cuatro corcheas siguien-
que aportaría la ventaja de hacer del alumno tes [...].
-' .cómplice de la música que debe interpretar" 5. Marchan [según un compás determina-
(p. 14). Daba una lista (pp. 15-19) bastante do]. Un ff súbito conlleva un cambio de
surtida de los que le venían a la mente, clasifi- compás. Lo mismo úas un PP súbito.
6. \)n crescendn o tn ümirutenlo de 4 (o 6)
cándolos por ámbitos y presentándolos siempre
en el marco de un ejercicio. Como se trata de corcheas provoca en la corchea siguien-
uno de los pocos artículos en que Jaques-Dal- te un gesto, una patada, un salto [o:] un
croze propone por sí mismo descripciones de paso atrás, [...] una genuflexión o una
rr,,elta al tema anterior.
ejercicios, incluiré aquí (principalmente para
7. Dos, rres o cuatro acenms sucesivos pres-
los rítmicos) amplios extractos, que requerirán
criben un comPás a 2, 3 ó 4 tiempos'
algunos comentarios.

107 LA RiTMICA .lAQUEs-DALcRozE


¡
i
j

8. Los alumnos andan por negras. Un do- en e[ que la señal sonora es el equivalente del
sillo (tresillo, cuat¡illo, ctc.) [es decir "|¡ep" y del "hip" hablados).
n (ry t n ) , etc.l tocado a[ Piano Pro- Algunos, por últirno, reclaman una res-
voca 2, J ír 4 pasos más cortos en el
-
puesta de un tipo que podríamos llamar mix-
tiempo sigu iente. co, por cuanto trata de traducir lo intraducible
9. Al final de una serie de negras, un cua- sin pretender dar una imagen fiel respe-
-pero
tando al menos ciertas dimensiones- y dejan-
trilto [J!!]l prescribe un compás a 4
tiempos; un seisillo Igfi¡.1, un compás do que e[ resto quede determinado por conven-
a 6 tiempos, etc. ción (así, en el ejercicio n.' 2, el hecho de andar
t...1 durante sólo durante- [a duración de la
1 1. Una serie de ritmos legato provoca una
-y de un acorde es una convención
resonancia
interpretación a base de movimientos definida provisionalmente para que el alumno
continuos; el sts:cato modifica la inter- pueda manifestar que sabe que pasa algo). Tén-
pretación. dremos ocasión de ver más adelante nume¡osos
ejemplos.
Detengámonos aquí. El lector atento habrá
advertidr¡ que no todos estos "hop" musicales
Jaques-Dalcroze agrupó indiscriminada-
son equivalentes, ni en lo relativo al papel que
mente todas estas señales pianísticas bajo la
-4 cumplen ni en su grado de arbitrariedad, y que
denominación de "hop" musicales, en oposi-
piden ser repartidos en diferentes categorías. 'bión
-4 a los "gri«rs [...], números o [...] golpes de
Algunos están en relación muy estrecha rbombo [con los que se educaban] los gimnastas
Y con-la acción que solicitan y podrían, en rigoq o [os] bailarines de [a vieja (p. l4).
f prescindir de toda explicación previa. Música y
movimiento se ejercen concretadamente, mo-
"56ug[¿"
Pero es evidente quc no todos esos "hop" tie-
nen el mismo valor mtr.ical. Por mi parre, pre-
Y
delándose el segundo sobre la primera, que le feriría reserva¡ el término de "hop" musicales a
Y irnprime sus cambios (cf. especialmente los los de las tres primeras clases que acabamos de
Y ejercicios n.' 1, 3 y 11). exponer, así como a krs de la última (aunque
f Algunos tienen por objeto provocar una
- que sea su consecuencia natural (cl la
¡eacción
con una connotación más intelectual). En
cuanto a los demás, diríamos que son señales
¡f
detención, en el ejercicio n." 2, y el carácter del sonoras conuencionabs o arbitrarins , entrc las que
movimiento, en e[ ejercicio n.. 6). incluirnos igualmente los
"hop" hablados y las
Y Ot¡os se valen de
- imitación exacra modelos
¡a una
musicales pa-
que [es sigue de ce¡ca
diversas exhortaciones orales o verbales, a las
que no se niega, en principio, su valor: tienen el
Y (cf. los ejercicios n." 4 y 8).
r Otros sólo tienen
- convencional con launa relación mera-
mé¡ito de poder suscitar de forma inmediata
cualquier tipo de acto previamente convenido,
Y mente acción que se efec- y la venta.ja (sobre todo cuando se emiten oral-
túa: se presentan como un pequeño enigma mente) de poder añadirse en sobreimpresión a
ü intelectual (cf. los ejercicios n." 7 y 9, donde la la música sin interrumpirla. Jaques-Dalcroze
x señal sonora reemplaza al número dicho) o decía de ellos que son
"de verdadera utilidad al
fi como un ngrito de alarma" (cf. el ejercicio n."
5, comienzo de los estudios, cuando el niño tiene
Yl
d I/NES Y MED/OS Dr:' LA RhMICA I OI
¡t
§rf
que luchar constantemente contra costurnl)res 6. Los acordes tocados en lc zo:t nedt,¡ del
motrices ya arraigadas» (ibld.., p. l4). Serán piano incitan al alumno a mtrrchar por
bienvenidos, desde Iuego, también en ()tr¿ts negras; tocados en el agudo, a correr por
ocasiones, a título de control, o en los jucgos corcheas; en e[ grare, a dar con el pie,
motores en que el alumno pueda "descansar de etcétera [entendiendo que el tempo de
escuchar.. ¡Pero hay que utilizarlos con discer- los acordes no cambia al pasar de un
nimiento, cuando su utilidad no ofreczca duda registro a otrol.
alguna, y no para sustituír con ellos, por simple 7. Los acordes mayores provocan una ele-
comodidad o pereza, las auténticas señales mu- vación de los brazos; los menores, una
sicales, que exigen del profesor que haga inter- flexión del torso y las rodillas [...].
venir su sensibilidad, su imaginación, sus cono- 8. Una melodía a dos voces hace andar a
cimientos de música y, por supuesto, un poco de Ios alumnos en dos filas; una melodía a
oficio! tres o cuatro voces les hace andar en
tres o en cuatro filas.
A[ ofrecer a continuación la segunda lista 9. Una modulación modifica [a di¡ección
de ejemplos propuestos por Jaques-f)alcroze,
de [a marcha o de [a actitud.
sugiero al lector inte¡esado que intente definir
10. Un brusco acorde de matíz obliga al
é[ r¡ismo el tipo de .l¡p" que utiliza: ¿se trata
alumno a saltar o a cambiar de direc-
de .hop. musicales (incluyendo entre éstos
ción.
los que reclaman una respuesta de tipo mixto)
o de "señales sonoras convencionalcs y arbí- t..l
14. La caída de una frase melódica provoca
trarias" l
un cambio en [a direccíón de Ia ma¡cha
o del gesto o en la tensión muscular.
MELODIA Y ARMONIA
t...1
1. Una se¡ie ascendente de 4 grados con- 17. El maestro toca clásicarnente a dos
juntos hace marchar al alumno adelante; voces. Luego introduce una disonancia;
una serie descendente le hace marchar el alumno la ¡esuelve corporalmente
hacia atrás. con un paso atrás, etc.
t...1 t..l
3. Tias varias repeticiones de un intervalo 19. Los alumnos caminan con un cierto
cualquiera, los alumnos atacan un coln- paso o ritmo mientras el maestro repi-
pás compuesto de tantos tiempos como te un acorde al piano. Cuando introduce
sonidos tiene el intervalo, o co¡ren du- una alteración, los alumnos cambian de
rante otras tantas corcheas. paso o de ritmo.

4. Los tonos enteros se andan hacia delan- 20. Igual que lo anterio¡ reemplazando la
te, los semitonos, sin moverse del sitio (o alteración por un cambio de posición o
a pasitos Pequeños).
una transposición [..-].
5. Una apoyatura inferior provoca un gesto
hacia arriba, una apoyatura superir.tr' un Según estemos más o menos versados en
gesto [hacia abajo]. música, según correspondan más o menos los tér-

104 LA RlrMrcA IAQUES'DALCRoZE


minos para nosotros a una realidad vivida, ten- cheas, etc.), los alumnos van hacia
.lrcmos tendencia a clasificar de modo clistinto delantel van hacia atrás si el ¡ittno es to-
krs ejcrcicios expuestos. La que doy es mi distri- cado en voz grave [respuesta mixta].
bución personal, admitiendo quc el lector pue- t...1
.la ser de otra opinión.
Vemos aquí que en cuanto uno se ¿lparta de
No vaci[o en colocar como ejercicios dirigi-
la simple imitación o de la influencia directa de
Jos por "hop" musicales los ejemplos 5,1,9,l0
la música, es decir, en cuanto uno debe dar
), 14. Considero de respuesta mixta los ejerci- prueba de su capacidad de análisis, se ve obliga-
cios l, 3, 4, 8 y 17 . Por [o que hace a los n." 6,
do a recurrir a convenciones (la respuesta ver-
l9 y 20, apelan a señales sonoras sin relación
bal o escrita sería una de las posibles) para se-
real con la acción que determinan.
ñalar que ha tomado conciencia de algo. La
Veámoslos siguiendo los ámbitos abordados
comprensión le permite a uno distanciarse,
por Jaques-Dalcroze. Yo iré dando "mis" res-
dando una interpretación que no sea la mera
puestas uno por uno.
copia de un modelo propuesto.

RITMICA Y METRICA TiMBRES SONOROS Y SEÑAI-ES VIST]AI-ES

1. Las modificaciones de la marcha, del


El siguiente campo abordado por ]ac¡ues-Dal-
sako, de [a actitud, de la acentuación,
croze en su artículo es e[ de los ¿imbres. No me
etcéte¡a son o¡denadas por modificacio-
extenderé sobre é1, ¡ues los ejercicio" que pr, )-
nes del ritmo dado o del compás ["hop"
pone son trasposiciones de [o que se obtiene
musicaU.
haciendo oír los diferentes registros del piano o
2. Tias un silencio de un tiempo, e[ alumno
diferentes clases de acentos y motivos breves:
da un brinco; tras uno de dos tiempos,
altemancias piano-voz o piano-percusión, al-
dos brincos, etc. [...] [respuesta mixta].
temancia de varias voces cantadas o de va¡ios
t.l instrumentos, etc. EI fin de casi todos los ejer-
4. Cuando el maest¡o toca blancas, el
cicios es distingui¡ unos timb¡es de otros, ya sea
alumno realiza cierto ritmo, mrentras
siguiendo los ritmos o los rubatr-¡ que proponen,
que la blanca con puntillo (o la redonda)
ya sea reaccionando con una acción arbitraria-
p¡ovoca un ritmo dife¡ente [respuesta
mixta, suponiendo que el ritrno tiene [a mente elegida. Citaré dos que Ine parece que
duración deI valor propuesro]. van un poco más lejos o que, en todo caso, con
5. ljna anacrusa ascendente hace marchar [a perspectiva que da el tiempo, pueden verse
adelante, una descendente hace mar- como propuestas que abren puertas a cosas que
char hacia atrás [respuesta mixta]. se ¡ealizarían con posterioridatl:

t...1 Un golpe de palillo en el tambor provo-


7. Los alumnos caminan po¡ negras, mlen- - ca un brinco; en el platillo, una pirueta;
tras el maestro toca negras al unísono. en el triángulo, una elevación; en el tim-
Cuando la mano dzrecha roca un ritmo ba[, una genuflexión; en [a made¡a del
breve (tresillo, corchea y dos semicor- tambor, un sako, erc. (ej.3, p. 1g).

FrNts y rrrDros DE ¡.A RÍTM/(_.A 105


A primera vista se trara de señales arbitra- pectiva de Ia música actual, como el que con-
rias, pero si se mira más a fondo, se encuentra siste en analiz¿rr una impresión global para de-
un intento de hace¡ corresponder los rnc¡vi- termina¡ sus diversos componentes. Y en el
mientos exigidos con la calidad del rimbre o l¿r ejercicio arriba expuesto el alurnno debe ser
altura del sonido propio de cada inst¡umento. capaz de una percepción sintética si es que
Al menos en la intención, estamos ante un quiere reaccionar instantáneamente a un com-
"hop" musical. La atención prestada a los tim- puesto de tres timbres.
b¡es ha ido en aumento, y en la actualidad este No salgamos de este campo sin mencionar
tipo de ejercicio es una muestra típica de la una de las principales ventajas de los instrumen-
clase de acciones en que se permite al alumnt¡ tos de percusión para los ejercicios de reacción
encontrar por sí mismo un movimiento, deján- auditiva: contrariamente a[ piano, son fácilmen-
dose invadir por la sensación que le provoca tal te transportables, lo que permite usarlos en mu-
o cual timbre. En otras palabras, hoy se otorga- chos e.jercicios relacionados con la bcalización dt.
ría más importancia a la mawioJí,Jná del sonido, sonidos o de tirnbres. Estos eiercicios se hacen a
y las experiencias actuales tendentes a demos- menudo con los ojos cerrados: orientane frente al
trar que el sonido de un instrumento repercute Iugar de donde se ha oído que viene un sonido,
más particularmente en una u otra parte del acercarse al lugar donde se ha emitido, seguir un
cuerpo se pondrían en tela de juicio. ¡Esperé- sonido o un rilmo sonoro en movimiento sin
rnoslol dejarse atraer por ot¡os sonidos o ritmos próximos
Es porque también rr,rra la rnateria sonora que no nos conciemen, sabe¡ cuál de entre dos o
por lo que cito el segund.r ejercicio: varios sonidos emitidos simultáneamente nos
llega de [a derecha, cuál de Ia izquierda, de delan-
Dos golpes dados simulaneamence en dos
- instrumentos de percusión (por ejemplo,
te o de detrás, y reaccionar en consecuencia, etc.

rambor y trrángulo) provocan crerro El último ámbito evocado por Jaques-Dalcro-


ritmo corporal en un alumno, mientras ze surge, aparentemente, del tema de su anículo
que dados de otra forma producen otro (en su época no eran tan formalistas como ahora,
ritmo. Ídem a tres voces (ej. 5, p. 18). y él menos que cualquier orro cual, dicho
sea de paso, no favorece en nada-lo
e[ trabajo de sus
...O a más de tres voces. Igual que se debe
lectores-): se trata del campo de [a sensación 1
poder reconocer un intervalo por su "color", y
el análisis qtkuales. En cualquier caso, hay que
no sólo contando los sonidos que separan sus entender que las señales utilizadas en los ejerci-
dos extremos, se debe poder reconocer un acor-
cios siguientes son, de alguna manera, el equiva-
de mayor o menor, fundamental o invertido, lente visual de consignas sonoras. Por ejemplo:
por la impresión que causa y no entregándose a
depurados cálculos. Y así también debemos Un gesto convenido que efectúa un
- solista obliga a los alumnos a caminar a
esforzamos por percibir globalmente los sonidos
complejos y las amalgamas de timbres, y di- cierto ritmo. Otro gesto desencadena un
ferenciarlos como tales de otros cuya com- ritmo diferente (ei. 1, p. 18). [Aquí tene-
posición es algo o muy diferente. Este trabaio mos el equivalente de [a señal sonora
pa.ece al menos tan importante, desde la pers- convencional.l

106 LA RfTMicA JAQUES-DALCRoZE


,
t

Un círculo de 4 a 5 personas sc rnucve Támblén es posible conservar un soportc


- haciendo las figuras qrre dicta un solista musical cn estos ejercicios. En cse caso, cl pro-
qtre camina o dibuja estas figuras en lir fesr¡r tend¡á que haceq al piano, el mismo tra-
abla negra (ej.3, p. 18). [Aquí tenemos bajo que realizan los alumnos que siguen las
el equivalente del "hop" musical.] consignas impuestas por uno dc sus compañe-
Una interrupción o un carnbio dc luz ros, y utilizará la música improvisada para seguir
- prescribe tal o cual actitud (ej. 4, p. 19). Io que ocurre y ofrece¡ una ilustración sonora.
Las alternancias de luz y oscuridad díc- Un músico que sea buen improvísador puede
- tan las alte¡nancias de compás o de rit- perfectamente adaptar, sobre [a marcha y sin
mo (ej.5, p. 19). caer en incoherencias, las curvas y los acentos
Dados 4 ó 5 ritmos diferentes. e[ alumno de su discurso musical a imperativos dictados
- los encadena en e[ orden indicado por las desde el exterior (¡después de todo, es [o suyol).
representaciones de 4 ó 5 telas o papeles Y la Rítmica le ha preparado (cf . supra, pp. 93
de diferentes colores (ej. 8, p. l9). y ss.). Pero a[ hacerlo también puede intentar
[Señales arbrrrarias las de esros tres ejer- en ciertos instantes, con gran sutileza, influir en
cicios, pero que muestran que jaques- el solista que da las consignas. Este último, si su
Dalcroze no limitaba el dominio visual al capacidad de escucha está suficientemente
cuerpo en movimiento.l desarrollada, sabrá aprovechar las inflexiones
1 La ventaja de estos ejercicios consiste en
de la música que oye y de la que adivina (un
poco como el buen esquiador que sabe aprove-
Y dar más la iniciativa a los alumnos que al profe- char cada curva del terreno sin dejar de mirar
'1 sor (igual, por otra parte, que en los ejercicios hacia adelante) para decidir sobre el momento
Y del grupo anterior). Puede preguntarse: ¿qué en que un cambio de consigna es bienvenido.
valor musical tienenl Todo depende, por su- La realización del ejercicio se convierte así en
Y puesto, de la manera en que se trate el ejercicio. el producto de una colaboración, de una com-
Y Me parece que puede estar en dos niveles. plicidad en la que la música ostenta e[ papel
t Estos e.jercicios (como muchos otros, inclu- protagonista.

'l so de los que requieren [a inte¡vención de seña-


les sonoras) pueden hacerse perfectamente sin
Bre último camprr dr ejercicios lerrnitc ver,
por contraste, hasta qué punto todos los ejerci-
a sostén musical exte¡ior. Se¡án entonces para cios de reacción auditiva que se han examinado
los alumnos una oportunidad de manifestar que a lo largo de las páginas precedentes llevan, en
Y tienen [a sensación inrerior de un t¿mpo, que sien- la clase de Rítmica, [¿r marc¿r de una pedagogía
Y ten en los músculos y en su oído intemo el di-
I namismmo de un ritmo o la curva de una frase.
centrada en la intervención primordial del pro-
fesor. Bte, como único usuario del piano, de-
IY ¿No es uno de los fines de la Rítmica "hacer del
organismo entero [...] un "oído interior""I Es
tenta manifiestamente un poder. Y entre usar
un poder y abusar de él no hay más que un paso.
preciso dar a este último ocasiones de ejercitar- Igual, por otra parte, que entrc no querer abusar
11 se por sí mismo. Este tipo de ejercicios [e pro- y renunciar a usarlo. Los métodos llamados
rl porcionará una buena cantidad de ocasiones de «activos», en la educación general o en la
musi_
hacerlo. cal (y la Rítmica preténde ser ambas cosas),
Yl
¡l FINE,\ Y MED/O\ DE L/\ fliTT¡ICA IA?
¡l
v
tienden a que el alumno, en la medida de kr ellos (lo que no ile¡irrá de ab¡i¡le perspectivirs
posible, se haga cargo de las cosas por sí mismo que ignoraba), no perderá los medios de expre-
y, a su propio ¡itmo y según sus propias fuerzas, sión y de comunicacirirr que había desarrollado
vaya en busca de aquello que le será útil o valio- antes se equivocaría si se privase de e os ,
so en la vida. En este contexto, el maestro se
-y
pues pueden permitirle esclarece¡ una situación
transforma en interlocutor, en referente, a ve- o ilu.rr,rrla c,,rr un bell., relalo, resumir un razr,-
ces en guardaagujas, pero abandona su antiguo namr('nto. ha.er hincupié en el punto preciso...
papel de expendedor de conocimientos. Esta De hecho, ¿no está ahí para eso?
acritud le exige, en principio, un considerable No es distinto el caso del maestro de Rítmi-
trabajo de preparación "en la sombra»: prepara- ca. Se me acusará aquí de embrollar la cuestión:
ción pedagógica, que le permita poner a dispo- se me dirá que no se trata tanto del uso de la
sición de los alumnos un material capaz de sus- improvisación a[ piano cuanto de [a manipula-
citar su curiosidad y su interés por los diversos ción ejercida sobre los alumnos por el profesor,
campos que han de abordarse, y preparación con ocasión, por ejemplo, de los ejercicos de
personal, que le ponga en condiciones de com- ''hop-. Esta puede ejercerse con o sin piano.
prender [o que sucede en e[ aula a fin de privi-
legiar su aspecto educativo.
Por Io general, este tipo de opciones va EL VALOR EDUCATIVO DE LA RITMICA
parejo con e[ abandono de signos externos de
poder: por ejemplo, Ia mesa del profesor ya no Una cosa es cierta: la Rítmica, en su forma origi-
se coloca sobre una tarima, sino al mismo nivel nal, no habría podido nacer en la actualidad sin
que las de los alumnos... E[ piano del rítmico resultar sospechosa ( ¡también lo era, pero por las
figura entre estos símbolos, y a ciertos profeso- razones opuestas, en 1910!): deja la parte más
res de Rítmica el simple hecho de sentarse al bonita para el profesor y su pedagogía puede cali-
piano les parece un abuso de poder. Pero, ¿qué fica¡se de esencialmente intervencionista. En
hacer cuando este objeto simbólico es a la vez eI efecto, incluso en los casos (cada día más fre-
mejor medio de expresión y de comunicación cuentes) en que [a clase entera se constmye a
de quien Io usa? ¿Qué sucede cuando, además, partir de ideas de los alumnos, cuando tienen la
es la posible fuente de un
"material educativo" mayor libertad en la elección de movimientos
inagotable? ¿Es que el catedrático de Historia corporales, cuando se les confía gran parte de [a
que ha aprendido a maneiar [a palabra con ele- musicalización de los ejercicios, cuando e[ profe-
gancía y rigor deberá abandonar estas cualida- sor está más tiempo entre ellos que al piano, éste
des en exclusivo beneficio de los monosílabos y les pide al menos dos cosas: escuchar y moverse,
del silencio para adoptar un método no directi- moverse y escuchar.. Y, sea cual fuere la forma
vo de enseñanza de la materia? Sin duda algu- en que lo haga, siempre llega un momento en
na, hablará menos y se dejará interrumpir; sin que se emplea activamente para que se establez-
duda, deberá desarrollar habilidades de escucha can rekrciones co¡scient¿s entre ambos tipos de
que puedan faltarle; pero aunque juegue el actividad. En cuanto abandone esta ambición,
juego de los alumnos y consiga hacer como si estará haciendo algo quizá más atractivo o más
hubiese olvidado todo para redescubrirlo con válido, pero no estará haciendo Rítmica.

108 Lr RÍTMICA JAQUES-DAIcRoZE


Desde lLrcgo, en ri¡dos los te¡rcnos ha habi- asimilaciór'r a lo quc conoce, que se trata de un
do siempre macstros cuya principal satisfacción cuchillo, aunque el nornbre exacto del objero y
ha sido la cle vcr ¡ sus alumnos obedecerles sin su prrxedencia le sean desconocidos.
rechistar y clue han hecho de esta obediencia Si alguien encuenrra un objeto extraño
una cuesti¿)n de prestigio personal ("Q¡¡ ¡¡¡5 y se-pregunta para qué puede servir, intentará
alumnos yo hago lo c¡ue quiero.). Sin embargo, comfarar su forma, .u consistencia, su m¿teria
no creo avcnturarme mucho si afirmo que el rít- y las diversas acciones a las que se presta con
mico que hace reaccionar a sus alumnos ante e[ ¡ecuerdo que tiene de otros objetos de di-
"hop" musicales aborda su trabajo, normal- mensiones comparables que puedan dar lugar
mente, con mucha mayor modestia: a partir del a acciones similares. Tiatará, pues, de asimi-
momento en que se sienta al piano para este larlo a lo que conoce para encontrarle un sen-
tipo de ejercicios se considera como... ¡parte deI tido.
material! En otras palabras: en ese momento no Si se pregunta a un alumno de música
es más que un factor de variación de las condi- por -la forma de un fragmento que se le da a oír,
ciones del entorno ante el que e[ alumno tiene podrá aventurar una respuesta en la medida
que a.comodnrse. en que pueda asimilarlo a otros fragmentos ya
oídos.
Si todos los alumnos de Rítmica un poco
Asímilación 1 acotnodrción -
entrenados salen a la vez dando saltos cuando el
pianoemireel ritmorepetitivo ¿r) !li,:¿ tl,
Piager, recordémoslo, hizo evidente el doblc
es por asimilación a toJa" las prece-
ptoceso consistente en la asímílación y la aco- "iruaciones
dentes en que e[ mismo ritmo les ha permitido
modacíón por el que los seres vivos efectúan
la misma acción.
cualquier clase de adaptación (de [a que el
Si esos mismos alumnos, al escuchar el
desarrollo psicomotor y la adquisición de cono. - -i ,.1. Ii rJ. l, son capaces de descubrir por
ritmo
cimientos constituyen en el se¡ humano formas
sí mismos que pueden traducirlo, por ejemplo,
ejemplares). Detengámonos un instanre en
con [a ayuda de un brinco seguido de un paso,
estas nociones, que permitirán comprender
es por asimilación de ese ritmo al ritmo de sal-
mejor el aspecto funcional de la Rítmica.
tos, por constatación de una diferencia que no
Cuando un individuo se enfrenta a un
permite el encadenamiento y por asimilación
nuevo dato susceptible de inregrarse en su uni-
de esta diferencia a la acción del paso de mar-
verso, inrenra apropiarse de él asimílÁndolo a lo
que ya posee (o conoce). Es decir, lo compara chaoalaparada.
con los dive¡sos datos ya en su posesión, verifi- Cuando uno de nuestros colegas, que-
- hacer notar a los
riendo niños la dife¡encia
ca si puede o no tratarse de [a misma forma en
¡ entre el tono y el semirono, les hizo oí¡ sin otro
la medida en que no es absolutamente extraño
a su propia experiencia, lo integra en su reper- comentario, la cancioncilla siguiente:
torio de conocimentos o de acciones.
Un europeo que vea por primera vez en
- un puñal malayo,
su vida sabrá al menos, por El pequ€ño rí-o hace
8lu -glu-gfu;e, pequeño rí,o hace gtu-¿tu,gtu..

FrNEs y MEDros DE tá RlrMrcA 109


Esta obra as Pror¡j,"J''/! (,-l
5iüDl - ULri
y una niña exclamó: "¡Oh! ¡Parece que ha te, se han ido desfasando poco a poco con res-
llegado la somb¡a!"'e, la asimilación dc una pecto a la música que debían subrayar, le falta
modificación de la sonoridad a un cambio de acomodación. Pero quizá este defecto provenga
luminosidad había pasado por los misrerio- Je una rnsuficiente asimilación recíproca entre
sos caminos de la imaginación...
el primer tiempo de un compás escrito y el pri-
Pero si un dato nuevo no se puede integrar mer tiempo de un compás ma¡cado. Más en
en nuestra experiencia más que en la medida en profundidad, tal vez se trate de un defecto en la
que le es asimilable, no puede enriquecerla más asimilación del primer tiempo del compás
que en [a medida en que difiere de ella en al medido a la sensación de un tiempo fuerte...
menos algún punto y ofiece alguna resistencia a Si los alumnos de Rítmica de los que
nuestros esquemas preconcebidos o a nuestras
-
hablábamos antes consiguen no sólo caminar al
acciones habituales. Debemos entonces modifi- ritmo propuesto sino también seguir los matices
car esos esquemas para que puedan recoger estas que sugiere el piano, mostrarán que dominan
características particulares. Esta acomodación 1o bastante su ejecución como para poder aco-
del gesto o del pensamiento ----o de los dos- a modarla a va¡iaciones de energía corporal, va-
los imperativos del mundo exterior produce el riaciones que ejercicios anteriores les habrán
efecto de aumentar y diversificar nuestros me- permitido asimilar a los cambios de m¿rriz perci-
dios de acción sobre las cosas. bidos auditivamente.
Ha comprado usted un nuevo modelo de
Por medio de los e.jemplos anteriores obser-
sacacorchos. Por asimilación a todo lo que sabe
sob¡e sacacorchos, conoce su función y, por varnos que, en cualquier nivel en que nos sirue-
mos, asimilación y acomodación se ejercen en
tanto, e[ uso que [e dará. Pero para conseguirlo,
deberá acomodar su gesto y su acción a la un incesante trayecto de ida y vuelta y que son
inseparables una de otra. Con que una de ellas
forma, el tamaño y el mecanismo de este saca-
co¡chos en concreto.
falte en una proporción imporrante. ya se r iene
Lee usted un texto esc¡ito en caracteres
individuos inadapatados, inadaptables e inca-
- La lectura le resultará cómoda cuando
góticos. paces de lograr su propia autonomía.
Así pues, será conveniente que no baste con
consiga acomodarse a las formas extrañas del
poner un pie delante del otro (con habe¡ asimi-
grafismo. Pero quizá sea el sentido del texto,
lado el mecanismo del andar) para poder decir
escrito en castellano antiguo, lo que a veces se
que se sabe camina¡ sino que habrá que poder
le escape, y entonces deberá acomodar la forma
afrontar los eventuales accidentes del te¡reno
de su pensamiento a los antiguos giros del [en-
sobre el que se avanza: saber levantar el pie en
guaje, sin perjuicio de saltarse las palabras que
el momento justo para no tropezar, poder saltar
no se dejen asimilar.
las cor¡ientes de agua o sortearlas si no quiere
Si un alumno de solfeo debe leer una
-
melodía o iln ritmo a tres tiempos marcando e[
uno moiarse, poder liberar e[ pie si ha quedado
atrapado en un recipiente, no perder e[ equili-
compás y sus gestos, eiecutados mecánicamen-
brio cuando el suelo es deslizante o si de pronto
se pone cuesta abaio, ver llegar los obstáculos
'e Debo esta encantadora anécdota a la llora da
Héléne Finsler. para no chocar con ellos, ser capaz de detener-

110 r"q. RÍrMlcA JAQUES-DALCRoZE


¡c justo al bordc del precipickr... Una de las par- srginificado a Ias cosas creando relaciones entre
¡icularidadcs de muchos e.jercicios de Rítmica ellas,v que permite integrarlas en el repertoricr
cs prccisamcnte la de procurar a k¡s alumnos un ,le nuer'¡s cxf(,rienciit- I nucvo\ conocimicn-
«rerren() accidentado" (en scnticlo figtrrado y tos. La Rítmica hace estas ¡elaciones manifiestos
en sentido estricto). Es inclus,r una de sus prin- 1 conscientes, mrentras que en la vida co¡riente
cipales razones dc ser. Podemos convencernos (o en las clases tr¿rdicionales de música o Je
Llc ello remitiéndonos al principio de este capí- movimiento) son casi siempre implícitas o in-
tulo (pp. 76 y ss. y 98). conscientes. Por otro lado, [a asimilación que Ia
Dicho de otra forma, la manera que tiene [a Rítmica favorece al hacer esto es [a que relacio-
Rítmica de contribuir a crear en el alumno "un na deIiberadamente toda percepción de natura-
sistema rápido y ligero de comunicación entre leza temporal, espacial o energética (hasta [a
todos los agentes del movimiento y del pensa- más compleja) v todo aprendizaje nocional (has-
niento" (cf. suprd, p- 76) consiste, en buena t r el más sofist rcado) con su origen seruo-moÍor.
partc, en muldplicmb k» oportuni.daües de acomo- con el núcleo en el que todo sentimiento, todo
dnr sus acciones (pensamientos y movimientos) conocimiento, hunde sus raíces (cf. supa, cap. l,
,,1 entorno. En esto, la Rí¡mica cs, en primer pp. zz-23).
lugar, un entrenamiento. El primer fin de sus Yo creo que esta aptitud para poner e[ acen-
cjercicios no es tanto hacer que los alumnos to simultáneamente en [a asimilación explícita
'! adquieran conocimientos o habilidades como de dato" extemos a lo que en nosotros es má:

f clar ocasión a que se manifiesten krs que ya exis- antiguo y fundamental, por un lado, ), en [a aco-

I ten en ellos y que se enriquezcan gracias a[


hecho mismo de su obligada acomodación a
modación de la inteligencia y de los sentidos a
un medio deliberadamente provocador que los
'f múltiples circunstancias; circunstancias mucho
más numerosas, más sistemáticas y más fá-
reclama de mil maneras, por otro, puede consi-
derarse, a la luz de lo que hoy día sabemos,
Y cilmente controlables que las que se podrían como una garantía del valor educativo de la
Y encont¡ar fuera de [a clase en e[ mismo lapso de Rítmica; en consecuencia, la preocupaciírn del
'l tiempo. rítmico que pretende conservar este valor deL'e
f Pero también hemos visto que esta acomo-
dación es inseparable de [a asimilación que da
ser el mantenimiento del equi[íbrio entre esros
dos polos.

F/NE] y MEDros DE L{ R,rMtcA 1l I


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Capítukr 4
LA GRAMÁTICA DE LA RíTMICA

Todo conocimiento al que no ha precedido una sensación me es inútil.


André Gide, l¡s Noutaitures tenestÍes (1964, p.3l)

'p ecuerden los amantes de las recetas que mica se sitúa más allá de las f¡onteras de cual-
I\ r.ru alteración de la palabra gramática quier libro.
[grammaire] dio en francés grimorre, "libro de En segundo lugar, sucede que poseo un cua-
magia que usan las brujas"; pero también "obra demo manuscrito que data de 1933 y en el que
o discurso oscurso, ininteligible". Ciertamente, un estudiante anotó más de sesenta y cinco
Ias definiciones de gramática que figuran en el ejercicios, repartidos en dieciocho lecciones, de
diccionario no prometen grandes placeres: un curso que Jaques-Dalcroze impartió por
\4 "conjunto de reglas aplicadas a una lengua aqueI entonces a futuros rítmicos profesionales
determinada para hablarla y escribirla correc- y que tituló "Gramática de la Rítmica". Él ya
t tamente» y, por analogía, "conjunto de las re- había explicado lo que debía entenderse por ral
glas de un arre». Pero también en un artículo, publicado en 1926, donde reco-
"estudio siste-
-t
mático de los elementos constitutivos de una nocía haber tomado prestada la denominación
Y lengua...", "estudio de las fo¡mas y de las fun- de la escuela de Rítmica de Londres
Y ciones" y, por extensión, .libro, manual o t¡ata- anglosajones suelen encontrar antes que-¡los noso-
do de gramática.. Ya veremos que todas estas tros [a palabra que da en el blanco!
{
tV acepciones nos serán de utilidad en el presente
capítulo. Sin embargo, lo que me seduce de
estas definiciones que todas dicen sin
En e[ curso no había nada de libresco sino,
por e[ contrario, gran número de ejercicios
«aptos para asegurar la fuerza y la flexibilidad

rx -lo
decirlo- es que la gramática no es ell¿ngnje. La
gramática se puede aprender en los libros; para
aprender una lengua es casi imprescindible visi-
los músculos, la independencia de los miem-
bros, el equilibrio de los movimientos y sus
de

resortes..., en todos los grados de fuerza y velo-


{ tar e[ país donde se habla. He elegido, pues, este cidad" (1926a, p. 5). Ninguna alusión a ia teo-
V tírulo, en primer lugar, para recordar que la Rít- ría musícal, aunque .¡661¿ una serie de ejer-
ll

Y rA GRAMÁIcA DE LA RlrutcA 1 l -l
t
cicios rítmicos y métricos» completen los pri- blcs para krs futuros rítmicos o músícos. Aún
meros -v por más que [a mayoría de los ¡novi- más, habiendo adoptado por su cuenta e[ pos-
mientos estén " íntimamente ligados y, por así tuladr¡ de que "las sensaciones musculares en-
decirlo, cosidos a una música que los anima y se ri!lr¡ecel'¡ cl cerebro c,rn imágene. rnotric(5
inspira en e[[os a un tiempo»... (ibid.). Tárnpo- (1920, p.6) que muchas veces
co el menor intento de teoriza¡ sobre el movi- demostró estar -afirmación
bien fundada-, temítr que lir
miento, aunque se trate, en la práctica, de un eJucación física t radicional im¡rimresc con
"sistema de técnica corporal para el uso de lc¡s gran fuerza en e[ organismo de los alumnos un
.¡¡*1gs5. (ibid.). número Iimitado de sensaciones e imágenes, que
Pero sí una gramática, en e[ sentido de que se volverían entonces automatismos difíciles
todos los ejercicios harían rápidamente deI cuer- de combati¡. No quería que sus propios alumnos
po del alumno una suerte de "manua[", un se encontrasen en la misma situación que aclue-
lugar de referencia en el que Ie sería posible llos de los que dice (1922a, p. 5):
encontrar no siempre el nombre, pero sí [a ima- Desde que empiezan a introducir el arte
gen monQ de las partes del discurso que le dirige en sus manifestaciones motrices esrán c¡bli-
la rnúsica o de cualquier otra manifestación en gados a preocuparse, en primer lugar, por
que se conjuguen el espacio y el tiempo. desembarazarse de ciertos p«rcedimientos
Jaques-Dalcroze pensaba que [a Rítmica sal- técnicos particulares, anclados con demasia-
dría ganando si se dirigía a futuros profesionales da fucrza en su memoria muscular como para
con buenos conocimientos y buen dominio de permitir que su fantasía varíe con total libe¡-
sus capacidades musculares y nerviosas. tad los matices muscula¡es de energía y de
duración.
Poseer e[ propio cuerpo, en todas sus re-
Por e[ contrario, e[ valor de las imágenes
laciones con el espíritu y la sensibilidad, es
quebrar las resistencias que paralizan el libre motrices residía, para é1, en su gran número, en
desarrollo de nuestras facultades de imagina- su dive¡sidad y, sobre todo, en la capacidad del
ción y de creación (1922a, p. l0). alumno para pasar rápidamente de una a otra.
No encontrando entre los métodos existen-
Pero no confiaba por completo, a este res- tes e[ que correspondiese a sus deseos, tuvo que
pecto, en los métodos de educación física enton- decidirse a inventarlo él mismo, buscando ayuda
ces vigentes. Les reprochaba el que dieran una en especialistas del movimiento, en particular
instrucción esencialmente métrica y que apenas en Lily Braun, "plástica" muy conocida en la
aportasen matices al trabajo de flexibilización de época. Al hacerlo no pretendió proponer úni'
los diferentes músculos: no existían para ellos camente ejercicios originales:
más que una o dos formas de corre¡ indicaba Algunos de ellos son de uso común, pues
Jaques-Dalcroze, sólo un [¿mpo de marcha, sólo el arte de flexibilizar y coo¡dinar los múscu-
ejercicios de respiración violentos y movimien- los se conoce desde hace tiempo. Pero la d
tos enérgicos... Cualquiera que hubiese podido forma en que busco prepararlos' encadenar-
ser su valor en tanto que tales, Jaques-Dalcroze los y ritmarlos les confiere una nueva vida'
encontraba estos métodos insuficientes para A causa de su íntima unión con [a música,
estos nuevos estudios de técnica corporal
desarrollar las cuaiidades corporales indispensa-

114 L1 RITMICA ,AQUES-DALCRoZE


constitu)-en una preparaci(iir rcal par2r los I)or mi partc, agradczco a Monica Jaquet,
ejercicios Je la Rítmica propiamente dicha alunna tanto de .]aques- Dalcroze cornc¡ de Lilv
( 1926a, r. 5). Braun nor t.lnlo. ,r l:r ve: ..eram,irrca- I
-1,.
artisra del movimiento-, que me haya clej:rdo
Hoy en día, estos ejercicios de "gramática. cl¿rra esta distinción en mi época de estudiante.
cstiin generalmente integrados en las lecciones Pero no es menos importante que los músi-
Je Rítmica o son parte de [a enseñanza de téc- cos dalcrozianos sigan en contacto con una
nica corporal de [a que se benefician los futuros rama que no ha cesado de evolucionar durante
rÍtmicos profesionales. Esta rama se ha amplia- estas últimas décadas y que a menudo demanda
Jo y diversificado mucho desde la época de de [a música prestaciones de un género (o de un
Jaques-Dalcroze, siguiendo en ello la evolución «estilo» ) nuevo, de un género que no puede ser
,,le la danza moderna y de la expresión corporal mero calco de antiguos modelos sin romper la
(quc han conocido a su vez, por diversas vías, [a concordancia entre la música y el movimiento
influencia de Jaques-Dalcroze; pero eso es otra que la inspira.
histr¡ria... ). En la actualidad suele ser difícil
quizá menos necesariol- distinguir entre-¿o los
e¡crcicios que tienen como fin el dominio de las LA GRAMATICA DEL MOVIMIENTO
posibilidades físicas y expresivas con vistas a la
Lrtilización artística del movimiento corporal y ¿Cuáles eran esos ejercicios conside¡ados tan
aquellos otros qr.re, especialrnente concebidos esenciales en la preparación del rítmicoi Sus
para los rítmicos, no tienen otra finalidad que la temas generales --<le los que presento un resu-
.le ponerlos en po sesión de su cu.erpo, con el fin de men voluntariamente incomp[eto, po¡ razones
que tengan a su disposición, para su uso perso- que expondré más adelante (cl. l.-D., l9Z6a,

'l rr.rl como músrcos tr pedagogos, un instrument,r


a toda prueb:r. Por fortuna, unos y otros no son
pp 6-9)- no tienen nada sorprendente para
krs profesionales del movimiento.
'f cxcluyentes, y los dalcrozianos que se especiali-
zan en la enseñanza de la técnica corporal son a l. Ejercicios para el desanollo de ln ebricídad
la vez artistas que poseen el sentido de [a escena muscukr, es decig de Ia capacidad de hacer vol-
y de la coreografía ( ¡Jaques-Dalcroze daba sus ver a su posición inicial la parte c1e[ cuerpo que
"cursos de grarnática", ante todo, como artis- se ha
"lanzado", mediante un retorno elástico y
ta!). Pero es importante que esrén persuadidos automático, o de imprimirle un cambio volun-
.le la diferenre noturaleTa sólo diferente tario de dirección.
grado- de las dos ópticas-no que se encuenúan Z. Ejercicios de contrrrcción 1 relajación mus-
presentes simultáneamente en su enseñanza. Al cular en dife¡entes posiciones, obteniendo la
hacer que los alumnos se den cuenta de esto, se una y la otra de forma progresiva o b¡uscamen-
les permite reforzar en sí mismos la sensaci(tn te, en uno o varios miemb¡os o en el cuerpo
de su identidad como rítmicos, a la vez que se entero.
abren perspecrivas para aquellos cuyas aptitudes
3. Ejercbios de respiración; su récnica y el
les destinan más en particular a orientarse
hacia estudio de las influencias a que somete al cuer-
ia expresión c,-,rporal y la danza.
po o que, por el contrario, éste ejerce
sobre ella.

r"{ GRA,\1ÁTIcA arc i_A RirMtc.A 115


4. Ejercicios de puntos dr partida y Llegadn del I0. Ejercicios dz utilizo¡iút del esprcio, despla-
gesto, que permiten adquirir la sensación del zamientos individuales o colectivos en diferentes
origen de los movimientos musculares y de sus planos, evoluciones en escaleras, construcción
momentos de llegada. de figuras geornétricas, encadenamientos de figu-
5. Estulio dz los impulsos 1 dt l.as reacciones ¡as diversas.
voluntarias o involuntarias, con miras a deter- I l. o sen-
Ejercicios dr expresón de acciones
minar, principalmente, la influencia de los im- sar¿ones realeso imaginadas, analizando sus re-
pulsos sobre el desencadenamiento de movi- cíprocas influencias y las modificaciones que
mientos secundarios. implican en la utilización del espacio corporal o
6. EstuÁio dz bs gesms y dz sus ercadetw- ambiental.
mientos diversamente orientados en el espacio,
haciendo intervenir las diferentes articulacio- ¡Qué riqueza! Pero apenas es algo más que
lo que tienen (o han tenido) en común [a
nes, sometiendo a los miembros a extensiones y
mayor parte de métodos de educación del mo-
flexiones, ejerciendo movimientos solo
-uno o
o varios- continuos y discretos, excéntricos
vimiento artístico- Hasta aquí he retirado volun-
tariamente de estos temas de ejercicios los que
concéntricos, en línea recta, curva o quebrada.
adquieren valor en la óptica dalcroziana (lo
7. EstuÁio de bs diferentes ü:tituÁEs, apren- que no quiere decir, actualmente, sólo desde el
diendo a ocupar el espacio personal, a mante-
punro de vista dalcrozianoi me apresuro a preci-
nerse en equilibrio, a experimentar la sensación
sar esto en honor de quienes, luego, han llegado
de la línea, la forma o la dirección sugeridas por
a consideraciones del mismo orden, aunque sea
una actitud o un grupo de actitudes, y a impri-
por caminos diferentes...) y que son los que opu-
mir diversas direcciones a las diferentes partes
sieron la Rítmica a los métodos de los que
del cuerpo.
Jaques-Dalcroze decía entonces ( 1926a, p. 3):
8. Estu.dio dz Ia ruucha y dt sus "aÁornos, ,
de sus puntos de partida, de la longitud de Los Nuevos métodos de rítmica [...] cultivan
pasos, de los desplazamientos del peso del cuer- el impulso por el impulso, sin cuidarse de la
po, de las diferentes formas de pararse, orientar- métrica. Sea cual sea su valor desde el punto
se y franquear obstáculos y de avanzar en esca- de vista de la "cultura f¡5iq¿", no podemos
leras o en planos inclinados. Estudio de los sino tener poca confianza en sus virtudes
saltos con o sin impulso, de los brincos, la carre- educativas y estéticas. No basta, en efecto,
para hacer al hombre poseedor de su ritmo
ra y e[ rebote. Estudio de los gestos y de las acti-
individual, con cura¡le Ia arritmia muscula¡,
tudes durante [a marcha, e[ salto o la carre¡a.
con educa¡ su sistema nervioso y p¡ovocar y
9. Estulio dc los puntos de a;po"Jo J de los resis- multiplicar en é[ manifestaciones rítmicas
terrcias, reales o imaginarias; puntos de apoyo de exte¡io¡es que a menudo no presentan más
las manos o los pies en obietos estables e inmó- que la apariencia de formas vivas. F* preciso'
viles o, por e[ contrario, inestables o en movi- además, provocar continuos intercambios
miento; resistencia a un empujón o a un tirón; entre [...] los dos polos de su ser, entre su sis-
lanzamientos de pelota al aire o contra una tema nervioso interno y sus fuerzas nerviosas
ce¡ebrales. La educación del sentido rítmico
pared; estudio de las actitudes en estas diversas
situaciones.
debe estar ligada a la de la sensación de la \,r

116 Lá RÍTMICA .JAQUES-DALCRoZE


[...j I)e hecht,, sr-ilo estableciendo
,-1,-rración En va¡ias masioncs explica qué representa para
S est¡ech¡s relaciorles entrc lo§ moYrmientos él Ia difercncia, sustanciai a su entende¡, entre el
1
ilrstintivos v los rn()vitnient()s vc¡luntarios ritmo y cl mctro, ), la necesidad cle tomarlos cn
puede la Rítrnica llegirr a consrituir un modo consideracit'rn conjuntatrrenre:
de educi¡ción general dcl individuo.
El cornpás comnetc a Ia rcflexión; el rit-
Por "noviurientr)s instintivos" sc debe en- mo, a la intuición. Ct nvicne que cl hecho
rcnder, en concrcto, el ejercicio de ritmos espon- de regular métricamente los ¡novimientc>s
ráneos, tales como los que hallamos, por ejemplo, continuos que constituycn el ritmo no com-
) en el balanceo, la rnarcha, Ia carrera, el salto, la prometa la naturaleza ni la calidad de éstos
re(liración, el habla. etc. Los -movimientos vo- (l9l9c, p. 164).
lmponer ejercicios corporales de compás
luntarios" corresponden a 1o que Jaques-Dalcroze
constituye, evidentemente, una excelente
¡ llamaba "los ritmos creados por la sensibilidad o
educación en el sentido dc Ia precisión, el
¡.or la voluntad razonada" (192la, p. 3), es decir, orden y la disciplina, pero el compás no es el
Ios que se obtienen ejerciendo un control sobre la
ri¿mo. El ritmo es siempre el producto de una
acción, int¡oduciendo voluntariamente una rup- expansión espontánea, y cuando se une al
) rllraj una transformación t¡ una modificación en compás introduce la dive¡siclad en la unidad,
t su .lesarrollo: detención prolongada o intemrp- mientras que cl papel del compás es e[ de
. rón momentánea. renel ición de un movimiento, conferir unidad en la diversidad. El ritmo es
ejecución de ese movimiento en un tiempo deter- individual, el compás es disciplinar (1942,
minado, abandono de una actividad por otrar p. I 14).
modificación de la intensidad o de la rapidez con Hay que saber instaurar el r¡rden en la
l,r que se efecrúa una accrón, altemancia o suce- fantasía y la fantasía en el orden, haciendo de
sión de acciones contrarias en relaciones tempo- Ia métrica y de la rítrnica dos íntirnos cola-
rales va¡iables, etc. Y tomt de conciencitt de esas boradores, incluso cómplices (1942, p. 108).
d ive¡sas relaciones. Sin embargo, si no llamó a su método "Rít-
mica y Métrica" fue porque, para é[, e[ ritmo
engloba a[ metro y 1o desb,,rda:
EL RITMO Y EL METRO
El ritmo es al misuro tiempo el orden, la
Los ejercicios propuestos en [a lista anterio¡ se medida en el movimiento y la manera per-
convierten en ejercicios de Rítmica cuando se les sonal de ejecutar ese movirniento (1915b,
restituyen las indicaciones apuntadas por Jaques- p.89).
Dalc¡oze relativas a la instauración de relaciones Tias analizar el ritmo en sus elementos pri-
entre movimientos instintivos y movimientos mordiales, dinamismo (es decir, los matices de la
voluntarios, especialmente entre [a espontanei- energía y la gravedad) y agogismo (a saber, la
dad del ritmo y la disciplina de la medida. Como apreciación de los matices de la duración), y
ya hemos visto, Jaques-Dalcroze desconfiaba tan- precisar que estos dos elementos están unidos
to de los métodos que dan una instrucción .esen- por la eLasticidaÁ, que regula sus relaciones en e[
cialmente métrica" como de los que sólo se ocu- espacio y en el riempo, Jaques-Dalcroze añade
pan del ritmo, .sin preocupación por la métrica,. que esta última -se ve secun,lada en su tarea por

t
TACRAMÁTIcA DE L{ RlTMlcA ll7
Y
el compás, [que] establece el orden de todas las muscular" y que regula los múltiples matices dc
manifestaciones motrices" (1942, p. 37 ). fuerza y de velocidad de los movimientos c,,r-
Para Jaques-Dalcroze, la constaración de porales..." (1919b, p. 140). Los ejercicios de
que "la naruraleza, etemamente en movlmien- elasticidad (cÍ. supra, p. 115, n." 1) dan oportu-
to, vibra a [a vez con medida y sin medida" nidad al alumno de sentir que los ritmos cor-
(t9l5a, p. 75) debía ser una divisa. Volvamos, porales difieren espontáneamente en fuerza y
pues, a la lista de ámbitos que hemos visto arri- en duración según el peso y e[ tamaño de los
ba, para examinarlos ----como hizo Jaques-Dal- miembros puestos en movimiento. El alumno
croze en la versión original (i926a, pp 6-9)- puede jugar con estas sucesiones de fuerzas o
desde el doble punto de vista de sus recursos rít- duraciones desiguales, sintiendo .despertarse
micos y métricos, pero desarrollando más algu- en [él] una misreriosa música, producto directo
nos aspectos. Las indicaciones del autor toman de [sus] sensaciones', (1919b, p. 141). Puede
a veces préstamos de la terminología musical, y tratar de combinarlas, hacerlas sucederse en or-
los ejercicios creados por é[ ¿ partir de aquéllas den creciente o decreciente... Entonces inten-
son, ante todo, la obra de un músico. Asimis- tará inscribir todos los movimientos en un
mo, Ios diferentes temas darán lugar, cada vez tempo común, más o menos rápido; esto le per-
que se e§time necesario, a un comenrario que mitirá descubrir qué miembros se adaptan con
haga enrender e[ sent ido de las nociones musi- mayor comodidad a un tempo dado (es decir, lo
cales presentes o que muestre la relación entre más económicamente posible, sin necesirar un
una categoría de ejercicios corporales y las ha- aumento de energía o una inhibición prolonga-
bilidades musicales de audición o de ejecución da) y cuáles son los límites de velocidad o de
que esos ejercicios pueden favorecer. Por último, lentitud que un movimiento no puede sobrepa-
y para permitir al lector hacerse una idea menos sar sin enormes dificultades.
lib¡esca de l¿ "gramática de la Rítmica", cada
E[ instrumento musical por excelencia, el
árnbito estará ilustrado con uno o dos ejemplos
cuerpo humano en su totalidad, es más capaz
tomados del propio Jaques-Dalcroze o de otros que cualquier otro de interpretar krs sonidos
dalcrozianos. Btos ejemplos deben considerarse en todos sus grados de duración, moviéndose
corno algunas aplicaciones entre las muchas po- los rniembros ligeros en Ia rapidez y los miem-
sibles. Por otro lado, tal vez sea útil precisar aquí bros pesados en la lentitud (l9l9b, p. 143).
que el orden en que se tratan los diferentes pun-
tos, si bien no es totalmente indiferente, tam- Después, e[ alumno aprenderá a oponer [a
poco tiene carácter obligarorio; tanto menos acción de dos miembros ejercitados simultá-
neamente, a senrir la tensión en uno mienl ras
cuanto que, en la práctica, nunca se encuentra
el otro regresa a su posición inicial. Se entrena-
un ejercicio que afecte a un solo ámbito.
rá así en el funcionamiento independiente de
los diferentes miembros.

I-a ektsticílnd muscultu Nos parece que uno de nuestros mejores


medios de asegurar la independencia de cada
movimiento aislado provocar [a conscien-
Recordemos primero, con Jaques-Dalcroze, que es

existe oun sexto sentido, que es el "sentido cia ejercitándolo simu[táneamente con otros

118 I-A RÍrM¡cA JAQUES-DALCRozE


e llrtcrnl\rrr5 y !L,¡l ul tui movlm'enlos (lue con' Los clos nrovimientc¡s son los siguientes: pri-
rrasLen con él sin sentir la influencia refleja lrcro, r¡n mr¡vimicnto simétrico de krs braz,¡s
e ( I945, p. t l2). quc consiste en cstirar h<¡¡izontalmente, tanto
corr() sca posible, un elástico irnaginario al que
Esta inclcpendenciir le pertnitirá más tardc
se sujetaría por krs extremos (seríir mejor un
.Lr()rdin¡r movirnientos dc diferente naturaleza,
v elástico de ve¡dad); después, relajar eI elásrico
lr¡ccrlos entrar en un mismo marco métrico
S cediendo totalmente a su tracción, lo que lleva-
l
(por ejcmpkr, un movimiento ejecutado dos
ría los brazos a Ia posición inicial. El segundo es
leces más cieprisa que el otro) sin que por ello
:) un movimiento respiratorio tranqui[o y natural,
pierdan su propio dinarnismo.
e en el que no se .fuerza. la inspiración (no es ni
l Consideremos [...] al director de orquesta ruidosa ni muy profunda) ni la espiración y que
que, con una mano, indica los matices de fue¡- prolonga un b¡eve instante de reposo. Se asigna
:.r y con la,¡tra los dc gracia y suavidad, y, al a estos dos movimientos una duración total
¡ris¡no tiempo, hace ejecutar ritmos de dife- idéntica, determinada por el tiempo necesario
1 rente duración. B una cla¡a imagen de la para una respiración, pero dividido en dos par-
alianz¡ de la polirritmia y la polidinámica. Es
tes desiguales. Para cada movimiento, esta divi-
indispcnsable que el rítmico posea una absolu-
1 sión respetará aproximadamente su ¡itmo más
ta independcncia de miemb¡os ( 190?, p. 43 ).
l natural cuando se ejecute aisladamente: en el
:I En e[ cuaderno manuscrito del que hablaba movimiento de brazo, e[ estiramientc¡ lleva más
rrntes encontré un ejercicio de Jaques-Dalcroze tiempo que la relajación, pero en [a respiración,
e que apelaba a la elasticidad muscular cont¡ola- la inspiraciírn, que es poco profunda, lleva
Ja y tcndente a coordinar, manteniendo su menos tiempo que la espiración, a la que se
inclependencia, dos movimientos contra¡ios. Es añade un instante de reposo. Se obtiene así,
Lrn ejercicio lo bastante sencillo en su formula- para el movimiento del brazo, un tiempo largo
z
cir-in escrita como para que haya podido probar- seguido de un tiempo corto; para la respiración,
,s lo con person¿ls no rítmic¿rs de mi entorno. un tiempo corto seguído de un tiempo largo.
e Creo que el lector que quisiera intentarlo por su Al fi¡ar con exactitud la duración relativa de
cuenta no tendrÍa ninguna dificultad en enten- los tiempos largos y cortos pxrr ejernplo, a[
Jerlo. ¡Otra cuesrión es que llegue a realizarlo imponer a los tiempos largos una duración doble
a 'in dificultad!... (En cualquier caso, hará bien de [a de los cortos-, se obtiene, en un sistema de
cn no obstinarse. Los ejercicios que damos notación musical, ! ,l para el movimienro
L',..,rno ejrmplo -renitu
- no constiruyen una
S
progresión continua, sino que están ahí para
de los brazos yJ
J pr., la respiración. Superpo-
rlustrar algunos deralles. Nunca sugeriremos, niendo los dos ritmos, se comprueba que e[ paso
e
por tanro, que el lector de la tensión a la relajación (de la inspiración a Ia
"aprenda" unos ejerci- espiración) se hace, cn ambos rn,,virnientos, en
cios para los que necesitaría una preparación de
rs la que quizá carezca. Cuando se ie invita a un insmnte diGrente:
a «ensayar» un ejercicio, sólo se pretende facili-
¡arle una represcnración que tal vez no egue a d ) Rel.

,s
hacerse sólo con el rexro). Resp.
f P
lns.

L4 GRAMÁTicA DE L4 RÍTMI(_-A t19


lnténtelo si quiere... ¿Qué siente? Si los dos posible abandonar cle inmediato [a acción rnás
movimientos no gozan de una independencia difícil, sobre la que sc fija, para verificar que el
total, ejercerán una influencia pcrturbadora movimiento automatizado continúa ejerciér-t-
uno sobre otro. Por ejemplo, en el momenro en dose cor¡ectamente y no ha sufrido la influen-
que la inspiración pasa a espiración observa¡á cia perturbadora de la otra. Esta capacidad de
usted una inflexión (o hasta una ruptura) en el fijar la atención tan pronto solrre una actividad
movimiento de estirar el brazo; quizá se dé una como sobre la otra es la condición que permiti-
bajada del tono en el momento en que los bra- rá finalmente distanciar ambas lo suficiente
zos deberían estar en su máxima abertura y ten- para considerarlas en sus relaciones recíprocas.
sión porque la respiración, en su punto más De este modo, su coo¡dinación no irá en detri-
bajo, no la aguanta... O incluso puede que el mento de su propia individualidad.
estiramiento de los b¡azos se haga con comodi- Un ejemplo clásico nos servirá para ilustrar
dad y perciba usted que la respiración ha adop- esta última afirmación: es e[ bien conocido
tado involuntariament e el mismo ritmo, y se ejemplo del <<tres contra dos», frecuentemente
realiza según las du¡aciones d ,l . E t. .l citado en la literatura musica[. En esta ocasión,
sentido en el que hay que entender la indica-
". un ritmo de natu¡aleza temaria (que ilustran de
ción de jaques-Dalcroze citada arriba (cf. manera motriz el paso de vals, por ejemplo, o
p. 117): .Conviene que el hecho de regular algunas formas de balanceos) se interpreta a la
métricamenre los movimienros cont rnuos que vez que un movimiento de naturaleza binaria
constituyen e[ ritmo no comprometa la natura- (alternancia izquierda-derecha de la marcha o
leza ni la calidad de éstos". Y el músico que golpes o emisiones vocales regulares que se
interpreta (como el director de orquesta y el acentúan de dos en dos, por ejemplo). Dos
bailarín) se halla perpetuamente en [a necesi- movimientos con subdivisión ternaria se ejecu-
dad de "regular métricamenre sus movimien- tan en el mismo tiempo que t rer movrmientos
¡¡5.. ¿Qué precisa para poder «no comprometer con subdivisión binaria: ,¡ .

[a calidad" cuando debe efectua¡ varios a [a vezJ f,t l?ll " i, I


Para obtener la capacidad de disociación Si imaginamos que los puntos de apoyo de
necesaria en este tipo de ejercicio se debe fi¡ar ambos movimientos se proyectan sobre e[
la atención a[[í donde es verdaderamente indis- mismo plano (que "se les pasa por encima la
pensable. De hecho, casi siempre es imposible apisonadora" para formar uno solo), la sucesión
prestar igual arención a dos acciones anragonis- de valores obtenidos será, J JJ J. Pero este
tas ejecutadas simultáneamente. Es necesario ritmo no es otra cosa que el producto de un
que una de ellas pueda efectuarse, por así de- pequeño cálculo, cuyo resultado nos aleja de la
círlo, ,.sin pensar». En este caso, ello significa primera realidad musical. Por el contrario, Ia po-.
que [a memoria quinestésica ha tomado el rele- sibilidad de automatizar uno de los dos movi'
vo de la atención consciente; con otras pa[a- mientos mientras el otro se inscribe en e[ tiem;
bras: una de las acciones ha sído automatizado po concedido, más la posibílidad de hacer pasai
la más fáci[' la más natural, la ia atención de uno a otro para apreciar [a pro-
-generalmente
más habitual-. Pero se trata de tener una aten- pia calidad, exige, sin duda; una capacidad de'
ción lo bastante móvil como para que le sea Jisociación muy superior. Pero es, al mismo

120 LA RÍTMICA IAQUES-DALCRoZE


riempo, fuente de un auténtico placer estético: ción total, mienrns que el pp exigirá, por el
el que resulta de poner en relacicin dos movi- contrario, que se retcnga [a caída c]c un miem-
mientc¡s de ritmo y características diférentes bro pesaclo con unil contrirccirin. Scñalcmos dc
que se combinan sin confundirsc. paro que la mayor , ) lncn()r imlrorta¡tcia,,t,,rg¿'
F-stas indicaciones no se aplican sólo al da a una u otra de estas fo¡rnns de obtener los
árnbito de Ia elasticidacl muscular. Sc habrá forte o los pidno en música (cnergía o peso) está
advertido que la mayoría de k¡s ternas aquí tra- en el origen de puntos de vísta divergentes en la
tados son susceptibles de referirse a [a disocia- aplicación de técnicas instrumentales (pianísti-
ci.in y a la coordinaci,in de lus movimiento.. cas en particular)...
En consecuencia, es perfectamente concebib[e
La acción de Ia dinámica en la música
que los ejercicios de automatización tendentes
consiste en va¡ia¡ los matices de ftrcrza y sua-
a asegurar la independencia del gesto figuren en
vidad, de gravedad o ligereza de los sonidos,
lugar preferente en Ia educación corporal da[- bien por transición, mediante el efecto de
croziana. No entran en contradiccií¡n con la súbitas oposicione., bien progresr",amenre.
pretensión de luchar contra los automatismos mediante crescendo y &crescendo. El ins-
indeseabbs. Jaques-Dalcroze hace explícitamen- trumentista encargado de irrrerprctlrr mali-
te (1942, p. 148) ,.una excepción con cíertos ces musicales dinámicos deberá poseer el
automatismos de orden secundario que permi- mecanismo necesario para producir el soni-
ten a las acciones principales realizarse sin resis- do en sus diversos grados de fuerza, para
tencia. Y también con los de orden principal inflarlo y disminuirlo según las intenciones
que la voluntad puede dominar y cuya actividad del auto¡. Si el instrumcnto elegido para
Jeja a la mente liberral para imagin;rr actos interprear la música es el cuerpo humano,
es impo¡tante quc ese cuerpo haya adquiri-
complementarios... ".
do el pefecto conocimiento ,le todas las
posibilidades musculares y sea capaz cle reali-
zarlas Conscientemente.
I-a contraccíón 1 ltt relaiación musculares
Pero Ia posibilidad de contraer una parre del
En estos ejercicios (cf. supra, p. 115, n.' 2), ta cuerpo mienÍas se distiende otra, de pasar en
relación entre los corporales, con todos sus un abrir y cerra¡ de ojos a la relajación toral de
matices de fuerza, y las impresiones musicales se un miembro o de todos los músculos, de prever
muestra con toda claridad desde el prirner ins- el momento preciso de [a máxima contracción,
tante. De alguna manera, lo que .e experimen- de calcular el tiempo necesario para una con-
ta con ocasión de la contracción (o relajación) tracción progresiva o para un número determi-
progresiva de un miembro es un crescendo (o un nado de contracciones bruscas... ¡esta posibili-
dzctescendo) corporal, mientras que la contrac- dad es tan necesaria para el esquiador como
ción y la relajación bruscas evocan los acentos para el cantalte, para el automovilista como
st'orTanÁo o piano subito de Ia música. y estas para el pianista, el ladrón o el bailarín, el actor
relaciones son inversas cuando a la energía Ie
o el músico! Adaprarse a gran vel,:cidad a todas
sustituye el peso: e[ peso correspondiente a la
Ias sorpresas de una pendiente nevada, frenar
sensación f se obtendrá medianre una relaja_
accionando el cambio de marcha y manrenien_
f
I tá cRAMAT/cA
x DE ¿A /?lrM/cA l?l
do [a dirección, manipular [a combinación de las rnás dive¡sas actividades con el fin de que,
una caja fuerte mientras se resiste al impulso de llegado el mornento, no se sea incapaz de reali-
hrrida, dar la impresión de que se cierr¿ una zar las opciones elegidas o las inclinaciones pro-
puerta de roble sin tirar e[ decorado de carrón pias por cuestiones relativas "a[ paisaje". Pues
piedra..- ¡esto no se improvisa! Y sólo se trata de también observaba (l92la, p. 2) que
actividades ocasionales. El ladrón y eI esquiador ...la educación habirual sólo busca provocar
regresan a su casa en coche, y e[ actor necesita- el despertar y la actividad de una cantidad
do quizá se inicie en la manipulación de cerra- bastante restringida de ¡itmos naturales ne-
duras... Jaques-Dalcroze era enemigo de todo cesarios en la vida corriente, tal como la
tipo de especialización. No en eI sentido en que confo¡man las costumbres actuales. Y cuan-
se oye preconizar ahora [o
"global", en el que a do nos encont¡amos trasplantados fuera de
menudo no se hace más que rozar las cosas. ¡Ta[ nuestras condiciones de existencia y de mo-
vez fuera más justo decir que estaba a favor de tricidad, nos damos cuenta de que nos he-
una especialización total! En todo caso, tenía mos privado de ciertos ritmos naturales que
un espíritu profundamente interdisciplinar, y, ya no se manifiesran de forma espontánea,
porque ya no ton directamente necesarios
creo poder afirmarlo, cualquiera que hubiese
pretendido no poder hacer otra cosa que la que lar¿ nucslro tipo de existencia...
hacía habitualmente encarnaría para é[ e[ col- La contracción y la relajación musculares,
mo de la desdicha. No sólo encontraba deplora- cuyo ejercicio está estrechamente relacionado
ble que un músico instrumentista poseedor de con e[ de la respiración, son parte de esos pocos
todas las aptitudes corporales y mentales esen- dominios mediante los cuales la Rítmica inten-
ciales para ejercitar su arte no supiese utilizarlas ta instaurar el sentido de la economía del movi-
por completo, sino que le habría parecido ínfini- miento y de su posible diversificación. Por lo
tamente lamentable que no pudiese valerse de demás, este campo de estudio, en tanto que tal,
tales aptitudes fuera de esa situación concreta ha dado Iugar a profundas experiencias, que han
(cf. al respecto J. -D.,1942, p. 130). A un amigo encontrado su forma más acabada menos
mÍo que, pasando una temporada en América,
-a[
por Io que respecta a los países 66sid¿¡¡¿[s5-
se maravillaba de que los niños de una tribu de en [a Eutonía de Gerda Alexander. La Eutonía
indios aprendiesen tan jóvenes a cazar bisontes, no se limita a ser un métcdo de relajación o dis-
Ie replicó uno de los notables: "Ustedes tienen tensión. Como su propio nombre indica, su
nieve y montañas. Aquí tenemos praderas y manera de actuar se basa en [a búsqueda del
bisontes. No es más difícil aprender a cazar .rono justo», de forma que todos los movi-
bisontes que aprender a esquiar. ¿Cuál es [a dife- mientos y actividades de la vida cotidiana pue-
renciai ¡Es una cuestíón de paisq¡et "'- Esta res- dan efeccuarse con un rnínimo de esfuerzo y de
puesta le habría encantado a Jaques-Dalcroze, fatiga, gracias al hecho de que ninguna resis-
para quien había que impulsar a fondo el estu- tencia indeseable, ninguna fr¡erza innecesaria
áio d" ur,o, po.os campos que forman la base de contrarían el curso de los movimientos ni les
añaden una energía superflua. Porque "el estu-
r Gilbert Voyat, entrevisra con Antoine Livio, dio de la relajación es básico en todos los ejer-
cicios de la lRítmica]" (1.-D.' 1914' p' 62), por-
Radio Suisse Romande, 28 de octubre de 1979

IZZ tá RÍTMICA JAQUES-DALCRoZE


que «¿a concienciadzl ritmo {.-.] se forma con Cada niño cstií en una silla, a una bucn¡
ayuda de repetidas experiencias de contracción Ji¡tancra un,,.,1.,'rr,,5. Han hcch.r inverrt¡
v relajación musculares, a todos los niveles de rio de las mil y una frrrmas de cstar: sentado,
energía y de rapidez" (J.-D., 1907, p. l7), po¡- arrodillado, cncararnado, posado, ucostado...
Toclos co¡nunic¡n tar¡rbién las nuevas postu-
clue la eutonía es "un estado en e[ que todo rno-
ras descubiertas: a horcirjaclas, boca abajo,
vimiento se efcctúa con un mínimo de energía
las piernas por encima del respaldo, ctc. Pro-
y un máximo de eficacia" ( Brieghel-Muller, poniéndose hacer de cste ejercicio el pretex-
1979, p. 7), los principios desarrollados por to para una relajación en posturas libremen-
Ce¡da Alexander son en la actualidad parte de te elegidas, la terapeuta sugiere: "Que cada
los estudios profesionales del rítmico dalcro- uno se instale tan cómodamente comr¡
ziano. pueda, a su gusto. ¡Hay que sentirse real-
Al comienzo de este apartado hemos vistr.r mente mu1 hien! Vais a oír el prano; e\to sis-
lo estrechos que son los lazos entre la dinámica nificará "a buscar ot¡a postura cómoda". Es
corporal y la dinámica musical. No se trata de inútil apresurarse; la música también.,a a
una relación en sentido único. No sólo Ia exac- buscar una postura cómoda. Intentaremos
ta percepción del estado de tensión corporal es llegar todos juntos y descansaremos un mo-
necesaria para la interpretación musical: el mento en Ia nueva postura".
Tirca el piano cle modo muy sostenido:
poder dinamizante y canalizador de la música
constituye una inapreciable ayuda para la
correcta realización de un movimiento. Por su ) J ) )l I IL)J ¿
facultad de evocación inmediata, la música es ----
capaz a menudo de dar a entender lo que las =r-
ILrerada y I
L
Et.. =-
Parada I
palabras o el ejemplo no pueden. En el ejercicio
explicado arriba, de Claire-Lise Lomba¡d- Todos los niños percibcn bastante depri-
Dutoit, tenemos prueba de ello. Al habe¡ com- tlesplazamiento calcula-
sa [a duración del

probado que "la música no toma del lenguaje da para permirir un auréntico cambio de
sus mecanismos de expresión y ofrece por sí postura que no sea demasiado rápido-. El
silencio que sigue al calderón se enriende
misma una íntima colaboración por vías dife-
como S(ñal .1uc anuncia el próxrm,r m,,r'i-
rentes de las que usamos en la vida coridiana"
miento. Pocc¡ a poco se instala una sucesión
(Dutoit-Carlier, 1965, p. 409), y a[ haber otor-
regular, suprimiendo el calderón sobre el
gado a esta comprobación una imporrancia pri-
valor Inrgo.
mordia[, esta dalcroziana se orienró muy pronto Y aquí quería vo llegar: en el momento
hacia la terapia psicomotriz. Son innumerables del valor largo, cuando se supone que todos
las situaciones en que ha podido, por medio de están cómoJamenre in5talados, se ve un pie
la música, no sólo instaurar una comunicación levantado, un codo que sobresale, una rodi-
hasta entonces imposible, sino Ilevar a los niños lla; se ve un pre que se estira, una piema
a una auténtica comprensión de su dinámica entera, sin apoyo...
corporal y de los conceptos útiles para descri-
¿Btás cómodol
birla. He aquí un ejemplo, relativo a[ terreno -
que nos interesa: - Trata
sí...
de estar bien relajado.
-
Y
Y L4 cRAMÁTrcA Dr r_4 RírMrcA lZ3
Y
(nero srn cambiar). se trata aún de una percepción global y poco
- ¿Asíi ¡{J !j' I
-pero cuando te miro, -r",.^,
Acabo de rocar esr¿ , diferenciada. Falran otros ejercicios nara que
es como si hubiese pueda matizar la intensidad de un estado de
tocado l J J I lJ' lil 1.1 ,,"[o. l".go.r r..*- contracción o para permitirle relajar un miem-
plazado aquí por un acorde o una amalgama bro aislado. Y ahí [a música todavía tendrá que
de notas que no es, como anterionnente, la desempeñar a veces el papel de ayudante o de
conclusión natural de Ia frase. que rornpc
revelador.
"ino
con ella de un modo bastante discordante).
-..(Risas, y e[ miembro estirado se agira
Quiero abrir un paréntesis de dejar
-un poco). -antes
este ejercicio, sobre el que no voy a volver-
Te toco otra vez la música -que encuen- para mencionar uno de sus posibles usos en uno
-tra una postura cómoda.. de los campos de la educación musical: el desa-
La terapeuta toca... y cae la rodilla sa-
rrollo del sentido armónico. Según la impresión
liente, se posa [a mano levantada... más o menos acusada de tensión o de relajación
senrida en la audición del último acorde de la
He podido constatar muchas veces lo rápida
frase musical J]j! ld I ll , se aprenderá a dife-
que es la comprensión en este caso, cuando el
mismo término "relajación" es todavía letra rencia¡ este acorde de los que procuran un gra-
muerta. Eso no quiere decir que esta compren- do de rensión diferente. Así, en un sistema
sión se adquiera de una vez por todas, pero tonal, se hará que e[ alumno aprecie (y exprese
queda abierta la puerta a ejercicios más siste- corporalmente) la tensión suscitada por un acor-
máticos de contracción y relajación musculares, de de dominante, por oposición a la relajación
porque eI niño ha percibido conscientemente la que aporm un acorde de tónica. O, con más
diferencia enúe estos dos estados. A los niños refinamiento, la diferencia de tensión entre un
les gusta mucho la continuación del ejercicio: acorde invertido y un acorde fundamental,
No se sabe por adelantado si [a siguiente entre un acorde alterado y un acorde desprovis-
postura va a ser cómoda o no, si será relaja- to de notas ajenas, etc. En un sistema tonal o no
da o tensa; 1o decidirá la música en el último tonal, también se hará distinguir un acorde que
momento. De todas formas, hacemos como rompe el estilo de otro que [o respeta, o una
si quisiéramos descansar en la nueva postu- serie de sonidos que se agrupan de otros que se
ra; quizá realmente descansemos, quizá algo diluyen, etc. La posibilidad de manifestar cor-
en [a música nos lo impida: ¡es una sorpresal poralmente la impresión recibida auditivamen-
El contraste que se establece asi entre los te, de tomar conciencia de las variaciones de
dos tipos de sensaciones experimentados y el tono imputables a estímulos armónicos a los
reforzamiento que mutuamente se proporcio- que pronto se sabrá dar nombre permitirá al
nan las sensaciones musculares y las auditivas alumno integrar e[ aprendizaje de la armonía a
han llevado pronto al niño a una clara con- su profunda musicalidad.
ciencia de los estados de contracción y relaja- Hemos visto arriba cómo la música puede a
ción. Enseguida podrá anunciar él mismo: veces reemplazar ventaiosamente a la lengua en
«renso» o "relajado", y adecuarse a su declara- su capacidad de suscitar la toma de conciencia
ción sin ayuda de la música. Por supuesto, sólo corporal. Pero ello supone que esta música

lZ4 LA RÍrMtcA JAQUES-DALCRoZE


eÍrana resulta de la elección de un irrdi- ren un desplazamiento largo v rápido de la
-o
viduo plenamente consciente de sus poderes. mano) en e[ momento de la inspiración, favo-
Para transmitir voluntariamente a cualquicr recedora de los movimientos dc apcrtura, que
otro, mediante la música que crea o que inrer- en el momento de la espiración, quc los lirrita:.
preta, la impresión de una relajación, de una En Rítmica, el ejercicio de la respiración
tensión, de un movimiento, el rítrnico debcr¿i, está íntimamente ligado al de la anacrusa
primero, haberlos sentido, comprendido y domi- motriz, preparación visible o disimulada nece-
nado. Son sus propios movimienros, sus propias saria para la ejecución de cualquier movimien-
sensaciones interiores restituidas luego al ins- to (cf. más adelante, p. 127). La respiración es
trumento por e[ que se expresa lo que [e permi- también necesaria para comprender el fraseo
tirá hacer de [a música su más valioso auxiliar. musical, así como para su ejecución, particular-
mente cuando se t¡ata de música cantada o de
relaciones que unen la prosodia a la melodía,
l-a respirarión por ejemplo-
La técnica de la respiración no consisre sír[o
Sobre los ejercicios de respiración (c{. su¡xa,
en evitar [a falta de airc [...]. Ascgura la prepa-
p. 115) me extenderé menos: este campo, hoy
ración, la conclusión y la continuación cle los
en día ba;o gran controversia, se enfoca desde
gestos, la matización de la. senti-
diversos puntos de vista según las diferentes "cn"¿cro¡res,
mientos y emociones vitales, los fraseos y el
escuelas, y no puede entregarse impunemente r
acompasamiento de actos cncadenados (J.-D.,
ejercicios de técnica respiratoria sin el control
1939, p. 14).
de personas cualificadas. Recomiendo al lecror
xV interesado en [a cuestión la lectu¡a del lib¡o De este modo, habrá que realizar muchos
Eutonie et Rel,txation (1979, pp. 108-119), de ejercicios que permitan sentir el poder calman-
Cunna Brieghel-Müller, que propone toda una te y dinamizador de una inspiración en el mo-
Y serie de ejercicios graduados y sin peligro en mento en que Se está a punto de efectua¡ un
x absoluto, basados en el principio de [a respira. movimiento. Habrá que resaltar las relaciones
Y ción natural y respetuosos con las diferencias existentes entre la duración de una respiración

Ir individuales.
Jaques-Dalcroze se interesó por la respira-
natural y el tempo de una obra rnusical o la
velocidad de un desplazamiento andando, co-
ción sobre todo en su calidad de músico: no hay rriendo, saltando-. Se hará entender, siguien-
Y una so[a acrividad musical que pueda hacer abs- do a Ansermet (1965, p.159), que
"la cadencia
tracción de e[[a. No es sólo que la respiración
x sea la condición misma de [a producción musi-
binaria y la cadencia temaria son los dos pri-
meros datos de nuestra cadencia respiratoria,,
cal (en el canto y en e[ manejo de instrumentos estando la primera ligada a la actividad regular
de viento), sino que su dominio es necesar¡o en y continua, y reservada [a segunda al reposo o
toda práctica insrrumental. Un amigo pianista al sueño. Las dos tienen [a forma alzar-dar:
me hacía observar, en concreto! cómo es más
fácil llegar a tiempo a una nota o un acorde
J l.l (binaria) y JIJ(ternaria). por [o de-
situados en un extremo del reclado (que requie_ r Gérard Desmeules, comunicación personal,
l9?9

L4 oRAMÁTtcA DE LA R/rMtcA 125


más, se mostrará la influencia que pueden tener esrá adosado al torso, implica a éste en su
la inspiracíón y la espiración en diversas actitu- movimiento, mientras que en otros casos es
des o posturas, cuya calidad tónica por un movimiento de giro de caderas o de pier-
-y,
tanto, su valor expresivo- sufren considerables nas el que implica al torso. Fste, a su vez,
modificaciones a causa de esta influencia. Otros puede implicar a los brazos [etc.] (1945, pp.
ejercicios apuntarán a dosificar e[ caudal de la zt6_2t7).
espiración, de manera que se pueda llevar una Pero e[ punto de parrida del gesto también
frase cantada hasta el final imprimiéndole los puede consistir en un desplazamiento del
matices deseados, a retomar el aliento en un equilibrio del cuerpo entero o, como ya hemos
momento dado, a sustraer el aparato vocal y res- visto, en un movimiento respiratorio. Y [a
piratorio de la influencia demasiado marcada de dirección que tome puede estar determinada
orros movimientos corporales que se ejercen por la voluntad de obedecer al peso o por la
independientemente (marcha, carrera, etc.) y a de escapar de él (cf. l.-D., l92Za, pp. 6-7).
adaptarlo económicamente a las diversas exi- O puede venir impuesta desde e[ exterior por
gencias del gesto, para el que la respiración cons- un punto de llegada preexistente, que sirve de
tituye el punto de partida más natural y más im- objetivo al movimiento- Entre estos últimos
portante, al tiempo que un indispensable apoyo. ejercicios se incluye el que Valéry Roth llama
honor de los niños o de quienes lo pare-
-en
cen- ejercicio "de las flores y las hojas":
Los pulttos dr. partidt y de Lbga¿a dzL gesn
Una pandereta en la mano representa la
Si hay algún campo del movimiento sobre cuya "flor". Un acento del piano obliga a situarla
en alguna parte: po¡ ejemplo, muy alto, o
importancia Jaques-Dalcroze no dejó nunca de
lejos de uno, tras la espalda, a la altura de las
insistir es sobre éste:
rodillas... Da lo mismo, se puede elegir. Pero,
[La técnica corporal del rítmico] debe una vez situada, Ia "flo¡" se queda donde
tener por objeto, indiscutiblemente, el estu- está (y, por tanto, también el brazo que Ia
dio de los puntos d€ partida del movimienro y sostiene, o sea, su "tallo"). Inmediatamente
de sus relaciones con los puntos de llegada, después, e[ profesor nombra una parte del
en todos los matices de duración y de ener- cuerpo
--codo, hombro, mentón, rodilla,
gía y en todas las dimensiones del espacio etcétera- y el alumno intenta alcanzar Ia
(j.-D., 1924, p.4). ..flor" con un movimiento de la parte del
EI individuo siente tres sensaciones: la cuerpo mencionada ([o que Valéry Roth
del comienzo de actividad del gesto, la de su ); luego permane-
[[¿¡¡¡¿ "ponerle una hoja"
recorrido y la de su fin. [... Pe¡o] estas sensa- ce inmóvil nos segundos en la postura que
ciones cambian totalmente de carácter habrá debido adoptar. Puede que [a distancia
dependiendo de si e[ miembro que se mueve emre [a "flor, y la "hoja" sea imposible de
se pone en acción en una u otra de sus par- recorrer. ¡Que no quede por esol: [o impor-
tes o incluso de qué miembro inicia la pues- tante es que se haga el movimiento tan lejos
ta en ma¡cha general. El gesto de un brazo como se pueda y en [a dirección correcta' y
puede tener como punto de partida el hom- que [a pandereta permanezca en [a prolonga-
bro, el codo, la mano o un dedo' Si el brazo ción del gesto.

126 LA RÍrMlcA JAQUES-DALCRoZE


El cjcrcicio sc ¡ealiza de acucrdo cr¡n un crusas motrices (1945, p. 217) y les conccdiír
.linanrismo y un compás determinados, quc se una importancia conparable, en cl tcr¡eno dcl
r,¿rriarán l¡ara dar al gesto diferentes grados cle rnoviniento, a la que les daba en ntúsica su
intensidad y de velocidad y para concederle maestro, el teórico Mathis Lussy, que se entre-
¡nás o menos tiempo de preparación, de ejecu- gó largamente al estudio de las dife¡entes for-
( rtin y \l< i¡rrn vrlizaciin pusleri r. mas de ¿¡¡ucrus¿¿s que proporle lir lite¡atura mu-
En una variante de este e.iercicio, el alumno sical.
no sost¡cne su propia pandereta, sino quc sos- Esta expresión, construida a partir del grie-
ricne la de un compañero que! a su vez, sostre- go ana, subiendo hacia, y lcrouo, golpear (cf.
ne la de é1. Esta versión presenta la ventaja de Luss¡ 1884, p. 7), es una de las palabras clave
solicitar deI alumno movimientos dirigidos ha- del vocabulario del rítmico, por eso la emplea-
cia un objetivo que no habría podido proponer- mos aquí. Se trata de una "elevación" más n
se y exige de él que reparta [a atención ent¡e la menos larga que desemboca en un tiempo fuer-
obligación de i¡ todo lo lejos posible en direc- te. Bte último, la crusa, corresponde al puntt,
cirin a[ objetivo que intenta alcanzar y la de de apoyo principal cle un ritmo o de una frase
rnantener inmóvil el blanco que ofrece a su musical y es seguido generalmente, a [Iayor ()
compañcro. Este ejercicio sirve, por Ento, para menor plazo, por una me ú¿crl¿s a (de mew, prc{i-
agudizar la conciencia corporal del alumno y le jo que expresa participación, sucesitin, cam-
demuestra que bio). &ta aporta a [a frase r¡ al miembro de f¡ase
considerado una relajaci<in, una resolución o un
...tc¡do desencaclenamiento de energía crea
una c()r¡iente [cuya naturaleza] depende de descanso, y se presenta como consecuencia de
su punto de partida; y [que] su forma, así 1o precedente.

colno su punto de llegada, están determina- A modo de rlustracr.in, cir¿remos cr¡mo


.los por roda" las modilicaciones que, inevi ejemplo el gesto del leñador (¿evoca aún una
tablemente, crean las ocasionales rcsistcn- realidad imaginable por los ciudadanosi): el
cias, al igual que las rupturas de equilibrio y hecho de levantar la pesada hacha constituye la
las exigencias del tiempo (J.-D., 1926a,p.4). anacrusa del momento en que la propulsará
contra la made¡a; [a detención o el ¡et¡oceso
siguiente es la metacrusa dc la acci(¡n, antes de
Los impulsos 1 lns arranques que el hacha sea levantada de nuevo.
Los sucesos con forma anacrusa-crusa-lneta-
lnseparable del campo precedenre es el del es- crusa son innumerables y pueden cubrir, según
tudio de los impulsos y de los arranques que la escala a la que nos situemos, exrensrones
gobiernan toclo inicio de movimiento (cf . supra, temporales tan diferentes como, pongamos por
p. 116, n."5), si¡viendo de preparación a la caso, la duración de un pestañeo, la de una
acción o conduciendo e[ gesto hacia su punto vida o hasta la de una era histórica. La necesi-
culminante. Haciendo un paralelismo con el dad de religar con lo actual e[ antes y eI después
ámbito musical, en el que esras diferentes for- por medio de los conceptos de preparación y
mas de arranque desempeñan un papeI primor- consecuencia es, ciertamente, inherente a la
dial, Jaques-Dalcroze les dio el nomb¡e ie ,r-- naturaleza humana, y apenas hay un modo de

L4 (iRA,vÁflcA I)E LA Rr?MrcA 127


frrncionar que no se analice espontirnealncnte En rodos estos casos, y en muchos otros, el
en esos términos. trecho de respetar el carácrer anacrúsico del
En música, las formas que puede tomar la tcxto en la frase cantada confie¡e a la canción al
anacrusa son múltiples. Puede consistir en el r¡n movimiento realmente musical 1, ¡elaciona- pr
simple alzar de una nota, como en la melodía de do con lo que expresa.
Mamlni se fue a ln guena. . . Adviérttrse, por otra En la música instrumental sucede con
tli ".."
parte, que en este e.jemplo, si se sigue eI sentido
mucha f¡ecuencia que la anacrusa no se limi-
ta al primer alzar. Por ejemplo, en el comíen-
si,
d(
del texto, todo el prirner compás no sola- zo de la conocidísima pieza Para Elisa, nadie
mente el alzar que -y
[o introduce sirve de ana- duda de que la anacrusa comprende las ocho , llr
crusa para la palabra <<guerra», y que el valor primeras notas, dando la impresión de una el
musical sobre el que reposa la primera sílaba de suspensión que conduce al desequilibrio y a la
esta palabra, la más larga de la frase, es de hecho ca ída:

la crusa principal, mientras que la ú[tima sílaba, , tl'l


átona, es [a breve metacrusa, C(

Mam-bru se fue a la gue--rr¿, qué do-lo( qué do- etc...


\-,pl

Examinemos también, por seguir con Beet-


IJ TJ pi
alzar I meül-
crusá
arranque de la hrrven, la primera frase del rercer movimicnto
situiente anacrusa de [a Sonaa op. 14, n." 2:
anacrusa dactáda por el texto

Así ocurre también en las buenas cancio- SL


nes, donde la letra franquea las ba¡ras de corn-
pás y deja claro de ent¡ada el peso relativo de + \- P'
los tiempos fuertes. Véase, por ejemplo, sobre el anacrusa crusa metacrusa
mismo modelo rítmico:

..EJ -ta-ba uná pas-to-ra»


La impresión de anacrusa producida por la
gama ascendente prevalece sobre la repetición
^lz.zr
anacrusa dicatada por el !ex!o de [a célula rítmica F] , cuyo acento métrico h
crusa se ve desplazado además cada vez, Io que con-
tribuye a hacer que este comienzo de frase esca-
O incluso el interesante J'ai descenAu dnns pe de la pesadez. Bien diferente resulta, al res-
mon j¿¿rdin, donde se repite el inicio sin da¡ pecto, Ia impresión que produce [a misma célula n
tiempo a [a metacrusa: rítmica en e[ primer movimiento del tercer CI

Concierto de Brandeburgo,
Iai d€s.ádr ers moí i'rdai,

6 A4r.d §l6do eÉ
¡Éoúa daó po. d te,ío I ,¡br I ..tz de metamre
I
h a
p!.to
de
!Jt
p
de F¡oó tsE b mcrun
siSuiente.

128 LA R¡T¡,,rtcA ,AQUES-DALCRozE


La anacrusa parece confirndirse aquí con el invisible, [a que permite al mLisico cncontr¿rr
/r -l
alz:rr; y e[ motivo repetido a Ia cua¡ra inferior su tempo grusto y dejarse invadir por Ia energía
C IOfI
aporta al priurero, de alguna rnanera, un:r res- necesaria). Por su partc, el público dc u,t con-
)1í: puesta metacrúsic¿r... Señalemos, en todo caso, cierto también se bcneficia de csra prepara-
qrre las respuestas se suceden aquí bajando por ción, a Ia que dedica norrnalmente mucha aten-
C(_ 1
terceras en el espacio sonoro, y que su prog¡e- ción, pues Ie permite participar de la obra ente¡a.
ml- sión lineal nos conduce anacrúsicamente a[ re han percatado ustedes de cuánta falta
¿Se
ed Jel segundo compás, punro de apoy.r pasajero hace en los discos esta anacrusa visiblel Por
,C..2
que se abandona tan pronto es alcanzado y que muy bien preparado que uno esté para escu-
:h^ nos int¡oduce a una nueva anacrusa, que toma char, la primera nora de la pieza siempre nos
lna el relevo de la anterior. De ahí la impresión, coge por sorpresa. No podemos "metemos den-
rtll sentida a menudo en la rnúsica de Bach, de que tro" más que después de que los primeros
se nos lleva con el aliento contenido por un sonidos hayan alcanzado nuestro oído. Si tu-
movimiento que posterga c(,ntinuamente su viésemos que dar una palmada con la primera
conclusión. nota de una obra po¡ caso-,
No nos extenderemos más sobre los ejem- -pongamos
sólo podríamos hacerlo como reacción a sLr
plos de anacrusas que ofrece la literatura musi- aparición. Y por muy rápida que sea una reac-
cal. Cada uno --{ casi cada uno es un caso ción, siempre acusa un cierto retraso con re-
rt- particular, y la impresión que produce cada ana- Iación a lo que [a motiva. Por el contrario, un
crusa está en relación no sólo con e[ espacio gesto realmente musical, ya tenga como ob.je-
sonoro y las características melódicas o rítmicas tivo producir un sonido, ya busque adaptarse a
de la obra, sino tarnbién con su base armírnica, él (como, por ejemplo, en el caso de la clanza),
sus funciones tonales, su úempo, su métrica... exige artticiparse o mucho, según sea
Además, tal como acabamos de ver, según la -poco
más o menos sostenido el esfue¡zo que recla-
perspectiva en que uno se sitúe, es a menudo me- para poder manifestarse exactamente en
una frase entera (y no sólo sus primeras notas) el instante requerido y con la intensiclad re-
o todo un período, todo un mt¡vimiento inclu- querida.
so, 1o que se percibirá como anacrusa que con-
duce al punto culminante; un punto que puede Llamamos ane.crúsica a la acción que no
) hasta situa¡se qué no?- en e[ último disimula su preparación, de manera que la
acorde de [a obra -¿por
( enronces la indispensable
preparación visible parece ser la acción mis-
¡y
ma [...]. Y llamamos c¡tisica a la accrcin cula
metacrusa será el silencio!).
preparación se disimula, de manera que el re-
Pero al interprelar una obra, comience o
sultado de esta preparación parece ser el co-
no con un alzar, el intérprete siempre empieza
mienzo urismo de la acción (J.-D., 1919b,
con un gesto anacrúsico previo a la primera p. 146).
nota. El pianista levanta las manos, el flautis-
ta toma a[iento, el violinista prepara el arco, Así pues, todo movimiento voluntario su-
e[ director de orquesta eleva la batuta... Es un pone una preparación, visible o invisible. Bta
primer gesto visible de la ejecución musical exigencia mínima (y fundamental) de toda in-
(que habrá estado precedido por una anacrusa terpretación es lo que Jaques-Dalcroze repro-

LA GRAMÁTIcA DE r_A RfTMtcA 129


chaba, a los bailarines c[ásicos de su época, clue nar el momen¿o de llegafu del gesto, tal como los
no hubíeran comprendido suficientemente. En han ideado dos estudiantes de uno de mis cur-
los escritc¡s que les consagró, así como cada vez sos '.
que hace alusión al movimiento corporal, pre-
Una esrudiantc propone un movimiento
cisaba y persuadía al respecto a sus lecro¡es
corporal dc su elecciírn, con la forma anacrusa
sobre la importancia del tema en su formación
(visihle)-crus,r-rnetacru\a, y lo repite varias ve-
como músicos, rítmicos o bailarines sensibles tr
ces. Una cle sus compañeras, al piano, subraya
la música:
mediante un acorde o una amalgama sonora el
Un ritmo siempre es el resultado de un momento exacto en que el movimiento llega a
impulso originado en el sistema nervioso su punt!, más fuerte. Eso requiere que viva inte-
[...], en la mente o en estado afectivo del ser. ¡iormente la fase anterior y así se prepare física-
Y el movimiento creado por el impulso
mente para hacer coincidir su producción sono-
adopta una forma que depende de [a cola-
boración del tiempo (J.-D., 1926a,pp.3-4).
ra con el acento corporal observado y para
conferir a éste su peso justo. Habiendo experi-
...Todo movimiento ejecutado en un tiempo
mentado por sí misma e[ dinamismo y la dura-
dado exige una preparación totalmente dife-
ción de la anacrusa corporal, la traduce pianís-
rente de la que necesita un tiempo más largo
ticamente encadenándola al tiempo fuerte c¡
o más corrd (1931a, p. 4).
que es más difícil- deteniéndose justo
Cada línea recorrida por un miembro en -lo
antes de éste (el silencio que sigue toma valor
un espacio y en un tiempo dados se hace más de acento y de punto culminante de la frase
corta y más larga según el grado de energía musical). Luego, habiendo intentado también
muscular que desencadena el movimiento encadenar al tiempo fuerte después aislar-
la meracrus¿ que frnaliza la -y
(1945, pp. 164-165).
secuencia, compon-
Así pues, las anacrusas temporales se estu- drá sobre la marcha, para terminaq un fragmen-
diarán bajo el doble enfoque de la agógica y to basado en el encadenamiento y [a exposición
de la dinámica: algunos ejercicios ha¡án hin- de lo" tres cumponentes deI movimiento pro-
capié en fijar la atención en los momentos d¿ puesto.
llzga¿n del gesto y harán ve¡ cuánto dependen
Como es natural, en lugar del piano podrá
de la conjugación de duración, dirección y utilizarse la voz de una o varias personas; o tam-
energía que caracterizan la fase anacrúsica del
bién se puede orquestar el
movimienro por
movimiento. Otros ejercicios tendrán por medio de diversos instrumentos que se combi-
finalidad sacar a [a luz los pr.rntos de LLega.d.o de nen según las exigencias de la dinámica musical.
los movimientos provocados por impulsos más
o menos fuertes, originados en diferentes par- - En el segundo ejercicio interviene un
tes del cuerpo. Otros, por último, servirán grupo de personas. La finalidad es llegar a sen-
para relacionar los tipos de e.iercicios prece- ti¡ de común acuerdo, el momento de conclu-
dentes. sión de una anacrusa cuya duración no se ha
determinado previamente. Sin letra ni acompa-
A tírulo de ejemplo, citaré dos e.iercicios
que pretenden, en primera instancia, determi-
I Frangoise Clerc y Véronique Mattana, 1981

130 L4 RÍTMrcA IAQUES.DALCRoZE


)ir's ñamiento ¡nusicirl- Los miembros Jel grupo se carrera es parte de la anacrusa del ritmr¡ del con-
¡nanliencr) junlú5; (n silencitl. eiiuerzan p(,r junto, y el movimiento que la precede (inspira-
"e
sentir en sus comp¡ñeros, al tiemp.) que en sí ción y desplazamiento del centro de gravedad)
rnismos, el movimiento preparatori.r Je respira- constituye, de alguna manera, el alzar métrico.
'n'
ción y el posterior despla:amiento Je sus cen- En efecto, en el momento de la realización
tros de gravedad, que proJucirá el Jesequilibrio del ejercickr con esta nueva óptica, la cohesión
V¡1
capaz de obligarles a todos a da¡.imultánea- del grupo se mantuvo durante toda la dura-
mente el primer paso de una carrera que les ción del desplazamiento. ¿Por qué/ Porque [a
a
conducirá a[ otro extremo de [a sala- posibilidad de considerar a éste como un todo,
la1 desde el primer segund.r de la puesra en movi-
)tE
A través dc este ejercicio, los estudiantes miento hasta e[ lugar en que acaba (impulso,
descubren que no es indiferente saber para qué salida puntual, carrera, frenado, parada), asegu-
ne
se prepara uno: la energía invertida en la ana- raba a los movimientos particulares la continui-
ara
crusa preparatoria de una carrera nlr es la mis- dad energética indispensable para su encadena-
3rll ma que la que se requiere en la preparación de miento en el espacio y su reparto en el tiempo.
una marcha lenta, por ejemplo, o Je una ma¡-
lls
cha enérgica. Tbdo esto influye en la duración
:o de la anacnrsa. Esra consideración e: ranto más El estulio dt lns gestos y de sus encolotnnienms
sr¡r' necesaria cuando larias personas intentan efec-
tuar un movimiento simultáneo. (C.-,rolario: ¡a Esta continuidad en el encadenamiento de los
:ls-
menudo es suficiente con que el li¡ector de movimientos es, según laques-Dalcroze, lo que
en
orquesta levante la batuta para que todo el más importa poseer al músico ejecutante y al
mundo sepa a qué atenerse en cuan¡o al dina- bailarín, para superar el estadio de las interpre-
mismo y al t¿mpo de Io que se va a escuchar!). taciones torpes.
In
De todas formas, los estudiante. pudieron
on
comprobar que, pese a lograr una saliJa perfec- Es preciso cstablecer ¡elaciones ent¡e los
tamente simultánea, les era difícil c.,nservar la movimrento¡ corporalcs y con¡truir -puen-
cohesión del grupo durante roda la Ju¡ación de tes» entre su punto de partida y su punto de
lr¡¿ la ca¡rera. Esta constatación nos pr(lporcionó la flegada, si se quiere conferirles un valor esté-

TI oportunidad de ¡emarca¡ la imponancia del tico y permitirles que vehiculen con flexibi-
punto dz llegaln del movimiento. Y en este ejer- Iidad y elasticidad las emociones y los senti-
OI
mientos ( 19{5, pp.214-215).
)t- cicio el punto de llegada era e[ ot¡o exrremo de
rl.v la sala, no el primer paso. B necesario rener esto Ser rítmico no es sólo estar en posesión
en cuenta dzsdt eI canienio del molimiento del de una crerta c¿ntidad Jc ritmos morores,
grupo: el impulso romado en común consisti¡á cerebrales o físicos. Es saber y poder pasar
O-¡-z con flexibilidad y sin dificultades de un acto
no sólo en prepa¡arse para corer, sino en decir-
u- al acto srguienre. de un pensamiento a otro
se que hay que corer /r¿sr¿ tal o cual lugar. Al
)a (ibid., p. 2s4).
realiza¡ este movimiento de grupo, se compren-
derá que su verdadera cñ¿s¿ no es e[ punto de Los ejercicios destinados al estudio de los
partida de la carrera, sino su punto final. La gestos y de sus encadenamientos (cf. supra,

LAGRAMÁrrcA DE rá Rín{lcA 131


p. I16, n.'6) darán amplio espacio a los moui- cadas a Ia naturaleza o al cleporte podrán pro-
mientos continuos, movimientos "análogos ir los porcionar una ayuda a lrr irnaginación de los
del arco sob¡e la cuerda o a los del sonido sos- alumno. de cualquicr edr¡d «r¡l ('xc(l)cii)n, en
tenido en Ios instrumentos de vienro" (J.-D., rualqutcr raso, de lrrs ¡nu) ncque¡),,s, a quient.
ibid., p.2t5). el movimiento continuo voluntario todavía Ies
En primer lugar se tratará de distinguir estos es extraño, en ¡aztin de la dosificación y del
movimientos, auditiva y corporalmente, dc los reparto de energía que supone. Y con más ¡azón
movimientos detenidos o entreco¡tados. La dis- la cámara lenta, que es "el producto de las resis-
tinción entre e[ toque lcgato y el s¿acco¿o de la tencias muscula."." (J.-D., 1945, p. lZ7) y
música es, por lo demás, una de las primeras que exige además poderse representar todas las eta-
se obtiene por parte de los jóvenes alumnos de pas de un movimiento.
Rítmica, y de e[[o dan testimonio sus realizacio- Advertí muy pronto que sus ges¡os ins
nes espontáneas. Hay numerosos ejercicios que tintivos eran más vivos y sugerentes que los
permitirán oponer estos dos tipos de movimien- gestos dictados (1945, p- lZ?\. La armoniza-
tos, ya sea en reacción a estímulos gestuales o ción de los movimientos no es natural en el
musicales de igual naturaleza, ya intentando niño. No sabe ni encadenarlos ni opouerlos
crear un contraste entre dos movirnientos su- hasta que la necesiclad, el instinto dc auto-
cesivos de naturáleza diferente, por e.jernplo, defensa o la práctica dictada por ciertas con-
un movimiento suave y ligado efectuado por un tingencias crean en su mente y en su cuerpo
alumno en dirección a su vecino suscit¿rrá en reacciones útilcs ( 1942, p. 54).
éste una respuesta viva y breve, y viceversa. EI Por el contrario, en los niños mayores y en
recurso a la expresión de los senrimiento. ¡er- los aduItos el movimiento continuo puede tra-
mitirá, muchas veces, hacer captar mejor la bajarse por sí mismo, en [a perspectiva de una
relación que se trata de establecer ent¡e dos armonización de los movimientos que permite
movimientos, de los que uno aparece como pasar sin ruptura de un impulso al siguiente.
continuación o consecuencia del otro, un em- En este tipo de ejercicios, nla cuestión del
pujón más o menos violento producirá una caí- tempo desempeña un gran papel":
da, un desequilibrio o una ligera huida; una En una velocidad demasiado alta, las
amenaza contenida provocará un temor repen- sucesiones de impulsos acaban por perdcr
tino; un gesto agresivo o malicioso encontrará fuerza; en una demasiado lenta, los impul-
una olímpica indiferencia, etc. sos cortan el movimiento. Es preciso, pues,
Nos ejercitaremos en inmovilizar un tnovi- dosificar cuidadosamen¡e los matices del
miento en su trayectoria y retomarlo luego en e[ «tempo moderato", de forma que [a in-
punto en que se había dejado. También se fluencia del primer impulso se haga durar y
intentará ejecutar algunas acciones al ralentí. también de forma que se pueda mantener la
Hoy en día, estas formas de interrumpir o de continuidad del movLmiento gracias a im-
pulsos secundarios de [a misma naturaleza
modificar el movimiento resultan familiares (1945, p. 128).
para todos los amantes de [a televisiór'1, y los pa-
¡a[elismos que puedan establecerse con los me- Veremos un ejemplo en e[ ejercicio siguien'
dios que ésta utiliza en ciertas emisiones dedi- te, que yo pongo con gusto a mis estudiantes. Es

132 LA R,rrlcA JAeuEs-DALcEozE


ci ctercicio llamado "del ovillo" -v me lo pro- irnpticado en el movimiento: tendrá quc alzarst'
¡rolcionó C.-L. Lombard-Dutoit. de puntillas o bajar hasta el suelo, por ejemplo,
l) para poder trazar las cu¡vas dc[ "ocho". La difi-
Dos pcrsonas trabajan juntas. Una tiene
-
las rlanos delante, en la postura que se :rdopta
cultad sobreviene para este alumno cuandr¡ la
música con la que el profesor acompaña el ejer-
(¡a.lc4rtaba?) para sostener un ovi[[o dc lana
rl cicio le irnpone Ia regularidad de sus ct>mpases.
qr¡c sc \/a a devanar decir, con las manos
n
paralelas y las palmas-es
Cada primer tiempo de un compás debe hacer-
una frente ¿ e¡¡¿-. !¿-
se corresponder a un punto de inflexión de I¿r
iiéndose de una mano, la ot¡a persona debe des-
curva (es decir, al punto de crecimiento del
cribir un "ocho" alrededor y ent¡e las manos
extendidas de su compañero, pasando de mane- "ocho", al momento en que sube en el otro sen-
tido). En otras palabras, el alumno deberá hacer
ra continua de una mano a la otra (cf. figura de
variar [a velocidad de su trazado en función de
abajo). At mismo tiempo, la persona que «sos-
la longirud del t rayecto a recorrer, sin cerar ¡or
riene el ovillo" actúa como si éste fuera elásti-
ello de encadenar sus movimientos de manera
co: separa las manos y las acerca, en un mo-
I continua. (Pero, ¿no hace lo mismo el pianista
vimiento también continuo, pero mucho más
cuando encadena unos con otros los arpegios,
lcnto que el de su compañero. Sirnultáneamen-
escalas o fragmentos de diversas envergaduras
r(, pueJe irnprimirles un movimientorotat(rriL)
ejemplo, todo en dobles corcheas-,
que desplace las manos oblicuamente o llevan- -por
donde [a amplitud cambiante de los movimien-
ilo una a la vertical de la otra (siempre con las
tos no debe comprometer Ia repartición igua[?)
¡ralmas frente a frente). En todo caso, la dificultad para el alumno que

(-----+ r
s) ,

t
r¡.
traza el -ocho- es menor así que si tuviera r.¡uc
fiarse sólo de su sentido interno del tzmpo: tt
apoyo musical bien adaptado supone general-
mente una gran ayuda para [a adquisición de la
técnica del movimiento continuo! porque [leva
el movimien¡o hacia adelante permitiendo al
oído adivinar el momento de llegada y renueva
constantemente la sensación energética insu-
Este movimiento lento no debe ni inmovi- flando al gesto nuevos impulsos. (Por 1o que
lizarse, ni interrumpirse, ni vacilar en el concieme a los instrumentistas, en lc>s que cada
mornento de los cambios de dirección; por otro gesto destinado a producir un sonido precede
lado, debe mantener una velocidad de desplaza- ligeramente a[ sonido mismo, se comprende
miento uniforme. F-sa es la dificultad mayor del mejor cómo un oído capaz de adivinar la conti-
ejercicio, aunque no sea lo más espectacular. La nuación del discurso musical y de percibirlo
persona que desc¡ibe el n66[r6", por su parte, como un todo es esencial para [a continuidad
deberá adaprar la curva de su movimiento a espacio-temporal de su interpretación. )
dimensiones que cambian sin parar. A veces
apenas podrá deslizar la mano entre las de su I-a realización de movimientos continuos es
compañero; a veces todo el cuerpo se verá más fácil de obtener con los brazos que con las

-,7
LA cRAMÁTrcA DE LA R¡TMrcA 133
-I
piernas o la marcha. En principio, tienen más o propulsar un() y otra. Tendremos ocasión de
soltu¡a. É"a es Ia razón por la que el movünien- darnos cuenta de csto si, por ejemplo, asumimos
to artístic() suele confiar a los brazos [a rnisión srrcesivamente los dos papeles complementarios
de subrayar el lzgato y los tnovimient,'s c,,ttti- prescntes en el cjercicio que cito seguidamente,
nuos de [a música; con el riesgo, a veces, de que es una trasposición, a escala de desplaza-
abusar, unos brazos omnipresentes hacen perder miento, del ejercicio que acabo de describir
de vista la expresividad del resto del cuerpo (o (cf. ejercicio del ovillo).
incluso, en algunos casos, [e eximen de ser
En lugar de las manos extendidas, son
expresivo). Pero el movimiento continuo debe -
dos personas en pie las que están una frente a
poder "difundirse por todo el organismo", de
otra. Se desplazan lentamente sin dejar de mi-
manera que
rarse, acercándose o separándose (caminando
...cada ritmo creado por [a sucesión de con- aJelanr. o arrás) o describiendo una curva cir-
tracciones y relajaciones musculares despier- cular (desplazamiento lateral), de modo tan
te otro ¡itmo en los grupos musculares conti- continuo como sea posible y sin dejar de sentir-
guos y se propague por todas las partes del ser
se en relación uno con otro. Y en lugar de una
(J.-D., ibd., p.216).
mano dibujando un "ocho", es una persona
En cuan¡o a la marcha, tenemos una ima- quien se mueve según este esquema entre los
gen ideal de su posible continuidad en e[ pati- 165 "pilares móviles" con relativa rapidez (ca-
naie artístico, y la impresión de continuidad rrera o marcha "alzada", es deci¡ marcha rá-
que debe dar en tierra firme exige un trabajo pida de puntillas, dando la impresión de un des-
técnico que puede resumirse en la tan sugesti- lizamicnto). Cuando después se llega a inscribir
va (y frecuentemente repetida) invectiva de el tiernpo del recorrido en un compás regulaq se
Valéry Roth: "¡Los kilos primero! iSe camina requiere un número fijo de pasos, sea cual sea el
con el cuerpo, se impulsa con los pies!" Este tarnaño del "ocho", y se tendrá oportunidad de
imperativo es igual de válido para [a carrera que p¡obar, al mismo tiempo, toda suerte de ampli-
para la rnarcha Ienta o cualquier movimiento tudes de aquéllos. O bien, con sólo la métrica
que intente dar una impresión lineal (una con- fijada, e[ caminante crea a medida el ritmo que
secuencia física perceptible es que la línea de le cr¡nduzca al lugar preciso en el momento pre-
los hombros avanza paralela al suelo, en lugar ciso. El lector convend¡á en que no es fácil
de progresar por ondas). lograr hacer con los pies lo que un pianista ha
No es necesario que [a marcha continua necesitado bastante tiempo para poder hacer
se componga de pasos de Ia misma duración. con los dedos. Támbién se intentará da¡ a este
Lo importante es que el peso del cuerpo se ejcrcicio un marco (número de pasos, espacio
desptace sin desacuerdos sea cual sea el máximo que se puede recorrer, rempo del des-
tempo (1.-D., 1942, p. 1461. plazamiento)... ¡que no exceda de las posibili-
dades humanas!
Lo que cambia según las diferentes veloci-
dades es la relación temporal entre el desplaza- Sin embargo, nos esforzaremos por propor-
miento del centro de gravedad y e[ de la pierna, cionar a los alumnos la experiencia global del
y Ia cantidad de energía necesaria para retener movimiento continuo en el conjunto de las

134 LA Rl.TMrcA JAeuEs-DALCRozE


l.artcs LleL cucrpo antcs dc hacé¡selas utilizar -
A1 cr¡micn:o, l,¡s estucliantcs cstán dis-
consci('ntellrente para detcrminadll realización pcrsos por la sala, inmciviles- Uno sostiene el
pirüicuiilr. En es¡c ci¡n¡cxto, la rnancra nrás rollo; sc lo pasa a un segundo estrrdiante, que ¿l
..',rrt,'.1.r,le ¡,1\lcncr lln ntr¡virrrient,, crrnlir'rlL) srr vez lo pirsa a un tercero micntras el prirnero
l)or partc cle krs alumnos consiste en hacer t¡ue sc queda con un ext¡emo en la mamr. Se trat¡r
r resrrlte tlc una obligación externa, real () imagi- de pcrmitir que el papeI se desenrolle sür dis-
r'r¡n:1, tn(Jor quc irfel;rr ,¡ 5cn\il(i,,nc5 internas. continuidad mientras el rolkr pasa de un cstu-
-)
Así será, por ejemplo, con los niños, el ejercicio diante a otro, reteniendo cada unt¡ el papel en
llamado "del radar", doncle se trata de dejarse la mano en el momentc¡ de pasar el rollo al si-
a
mover a distancia andar por las manos guiente. Las consignas son las siguientes: l) el
c\rcndrLlir5 rlc un-sin Crlmpañet,, que SC tiene ejercicio debe efectuarse en silencio; 2) e[ papel
enfrentc. Las manos sc desplazan en Iínea recta, no debe romperse (cso pondría fin a[ ejcrcicio);
vcrtical u horizontalmente, kr que obliga a 3) una vez que un estudiante se ha puesto en
I
mantencr Ia vista (y, por t¿rnto, el rostro) cn eI marcha, debe continua¡ en movimiento hasta
cje cle su prolongación. Es también el caso del e[ final del ejercicio; 4) el papel no debe toca¡ el
ejercicio llamado "del chicle», que vi hacer en suelo, ni siquiera rozarkr, en ningún momento;
rrn:l clase de Ruth Gianadd¡r (J." de primaria) y 5) una vez que se tiene el papel, no se puede
en el quc de una pelora quc está en e[ suekr (el st¡ltar. L)ada la longitud del papel, puede darse
chic[e) se sacan hilos irnaginarios, largos o cor- el caso rle que se reciba más de una vez. A veces
tos, en todas direcciones, teniendo cuidado "cle cl ¡apel pucJe Lruzar\( o ( nrnarañahc. per(, ca-
que no se rompan». Luego el chicle se hace da estudiante es indiviclualmente responsable
clástico: se tira de é[ un mo[rento (lenttllnente, dcl c,,njunto. El éxito Jel cjercicir-r c5lá, n()r
porque resiste) y después él tira de nosot¡()s tanto, subordinado a la capacidad de todos y
(más deprisa, porque nosotros nos de.jamos) y cada uno dc inscrihir \u Irrr)fr() m,rvirnient,r en
nos dev,.relve al punto dc partida. Recuerdo a la continuidad de los movimientos de sus veci-
una niñar c1ue, durante un trayecto largo, hizo es- mrs inmediatos. Un golpc o un tir(in l¡ast¿rrían
pontáneamcnte surgir de su imaginación un pos- para romper e[ conjunto. Además, vista la fra-
te (¿o era un árboli) que Ie permitió dar un vi- gilidad del mate¡ial utilizado, los movimientos
raje a su "chicle elástico"; en e[ trayecto de serán casi siempre de inrensidad débil, y krs
vuelta --que recorrió de un solo trazo, mos- movimientos continuos cfectuados en un natiz
trando con ello que había interiorizado la repre- piano exigen una atención agudizada. La obliga-
.enración del dctplazamicnto contrnuo- rcs- ción de mantener silencio contribuye a [a cali-
petri perfectamente el rodeo. dad de la atención, pero el ejercicio es difíci[ ¡y
Con adolescentes o adultos, será quizá el haremos bien en proveernos de dos o tres rollos
ejercicio llamado "del ¡o[o", que debo a Esther de papel de ¡eserval
Messmer y que obtuvo gran éxito en una de mis
clases. Aquí se utiliza material rea[: un ro o de En la representación interna de k¡s movi-
papeI higiénico de una longitud total de entre 25 mientos continuos y de sus encadenamientos, la
y 30 metros, un papel frágil, que se puede rom- Eutonía --{e la que ya se ha hecho mencíón
per a la menor sacudida. (cf. su¡tra, p. 122 )- cumplirá un papel conside-

LA (iRAMÁTrcA r)E r-A RiTM(rA 135


rable. Me acuerdo, entre otros, de un ejercicio tarea de imaginarkrs por sí mismo, recordando
extremadamente agradable que proponía a los que, sl bien
principiantes Gunna Brieghe[-Müller-
...todo cucrp<r humano puede h¿rcerse lib¡c,
En este ejercicio se trata de pasar dc [a n,) sdl,r (n r¡zrin de las accione. que qrrierc
- acostado a [a postura de pic sin tener
postura y ptrede llevar a cabo, sino también de las
que vencer ninguna resistencia, sino, por el clue puede prohitrirsc efectuar (ib¡d. , p. 277),

contrario, siguiendo siempre el camino más también es crerto que las alrernancias o super-
fácil. Tan pronto algo suponga un obstáculo posiciones de movimientos y paradas (silencios,
(una tensión, un gesto que exigiría un esfuer- reposo), que caracterizan tanto a [a música
2o...) se renuncia a continuar: volvemos a la como al cuerpo humano, contribuyen a su libre
fase precedente y se busca ot¡a vía. Puede que ejercicio en la medida en que se inscriben en [a
quede uno mucho tiempo tumbado buscando la conrinr¡idad propia de los seres vivos.
manera más cómoda de volve¡se sobre el costa-
do y luego e[ movimiento que le conduzca sin
esfuerzo a poner una rodilla en tierra; quizá se EI estu.dio de ls diferentes ortitu.fus
busca¡á durante un rato la mejor forma de
¡Qué admirable espectáculo el de la ma-
erguir el torso o. el modo de realizar la proeza no del violinista, las reacciones de su torso,
final que permitirá, como si nada, encontrarse esos pliegues o esa serenidad de [a f¡ente, ese
de pie... ¡Cualquiera que haya hecho este ejer- peso apoyado quc se ve suceder a la inmate-
cicio va¡ias veces y que guarde en su "memorid rial ligereza de los movimientos...! Todo eso,
muscular" el recuerdo deI trayecto recorrido sin por desgracia, se le escapa al disco.
esfuerzo consegui¡á a veces ponerse de pie con
Así se expresaba Jaques-Dalcroze (1945,
una rapidez y una continuidad que parezcan mi-
p.Zl?); I «rn muchos los ejemplos en que
lagrosasl
muestra, en término¡ tan pronto cntusiabtas
"Partir de aquí para ir allá pasando por los c.,mu burlones (cf. ibtd., pp. J5 y ss., por ejem-
mejores caminos es, en suma, actuar rítmi- plo), que era extremadamente sensible a las
camente », escribía Jaques-Dalcroze (1945, manifestaciones corporales exteriores. Su pene-
p- 774). Esta frase puede ayudamos a concebir trante espíritu de observación se las hacía ver
que [a noción de continuidad no se confunde unas veces como e[ reflejo de estados, senti-
con el legato de [a ejecución instrumental o del mientos o sensaciones internas, y otras como
movimiento corpora[, sino que interviene formas hueras dictadas por la convención, fuen-
igualmente cuando a estos movimientos les te de gestos inútiles.
suceden paradas o movimientos bruscos que Para é1, una educación que consista princi-
contrastan o que se encadenan a ellos, y que palmente en hacer imitar modelos no desarrolla
rige sus relaciones. Cabrían aquí gran cantidad más que la imitación de formas. Le parece pre-
de combinaciones de ejercicios individuales y ferib[e, por el contrario, comenzar encontrando
colectivos --de hecho, cabe casi cualquier ejer- uno mismo las formas que dar a sus actos; sólo
cicio de Rítmica, a poco que se analice en estos después de esto permirirán los ejercicios siste-
términos-. En consecuencia, dejaré al lector la máticos aprender a variar estas formas "de una

136 LA RfTMrcA JAeuEs.DALCRozE


rlriurer¿ ftlzonadA, plástica y exprcsivl" (ibil., ¡o vibra, errrra en rnovimicntr¡ r'luego sc fija
¡. 152). Esta scgunda fasc .le[ ¡,r..rgramit es tan cr) acritudes. Estas riltim¡s s.rIr .,1 resr¡ltaJ,,
rrcccsaria, dc toclas forrnas, corrro la prirnerrr: ilirect,, de los movimienk¡s quc las sc¡r,rran.
(J.-t)., l9l9b, p. 140).
unir educllci(rn que prcpare para tl irrte ),par¿¡ la
virlir dcbe enriquecerse y dcsarrollar los medi,rs Cuando se mira la estatua del discóbolo se
lísrcos clc expresión cn proporción al clcvaLlt¡ sirca la impresión cle que la figura no sólLr sos-
rrri¡rrer,, ,le ilnpresr()ner y de sen"aci,,¡tc. q,r,' tiene el disct-r, sino que se dispone ¿r lanzarlo.
¡rreda plantearte traducir. En esta persnectrv.r, Una cie¡ta iniciación en estc deporte potlríir
el estudio de las actitudes estáticas y de srrs permitirnos saber rnás o menos hasta dóndc será
l cncadenamientos (cf. su¡a, p. I16, n. 7) es cl lanzado e[ disco, admitiendo que la estatuir co-
cornplemento indispensable del estudio de los l¡rc vida súbitamente; y la práctica podría clecir-
movimientos. nos también cómo el discóbolo hir llegado al
Los diccionarios dan dos definicioncs prin- lugar que ocupa y cuáles son los otros gestos que
cipales de la palabra «actitud". La primera, cn han precedido a[ que vemos. Más aún, cuando
sentido estricto, es "[a postura del cuerpo"; la imaginamos [a actitud de un preso en su celda,
se gunda, en un sentido más amplio, «comporta-
su futuro sin espacio --ionde el ticmpo sc esti-
nriento que responde a un¿l ciert¿l dispnsicirin ra hasta adquirir climensiones de eternitlad
psicológica". En la vida corriente, estas dos nos hace ve¡to con tal claridad qtrc podemos
accpciones aparecen a menudo indisociadas, y suponerle un pasatlo de hombrc librc, de aven-
así será como estudiemos las actitudes est¿iti- turero, de hombre acorralado o dc l,reso.lesde
cas, al urenos al principio, antes dc estudia¡ se- hace tiempo, por c.jempkr.
parradamente krs componcntes cn juego o de Dicho de otro modo: lo que da a \rna actitud
inrenta¡ definir la manera cn quc se influycn aislad¿r su calidad energética o exprcsiva cs la
recíprocamente. Ahora bien, ¿qué hace de una rntnera en (lue hace val('r, en sr¡ f\re\( nte inmo-
irctitud un todo significativo, sino el movimien- vilidacl, las relaciones del pasado con e[ futuro,
to del que es conclusión o punto de partida () rlel e.paciu rccorriJ.r c('n el (SfaCi" for r(Co-
tiel que inmoviliza un fugitivo instantel rrer, del recuerdo cr¡n la intención.
Un ejercicio dc movimiento nos pe rmitirá
Las actitudes son tiempos de parada cn el
ilustrar esto. Me lo proporcionii Nelly Schint:,
rt¡rvimienlL). CrrJa v.z quc en la scrrc rni¡lrt.
que htr enseñado durante mucho tiernpo Rítrni-
rrumpicla de movimicntos que constituye lo
c¿l y otras ramas musicales a los estudiantes pro-
clue podríamos llaurar la "mclodía plástica",
cirda vez que interviene un signo de puntua- fesionales de Bienne. Helo trquí en su forma
cirin y de fraseo, una p:rrada correspondiente ¡cabada (que p¡esuponc un cierto número de
a una coma, un punto y com¿l o un punto cr1 cjercicios preliminares).
el discurso hablado, el movimiento se hace
de orden estático y se percibe como actitud. El profesor improvisa al piano en e[ esti-
- prefiera (puede ser un movimiento
lo que de
[...] La aurénrica percepción del movimient,r
no es de orden visual, es de orden muscular ritmo muy sincopado, o
va[s, por ejemplo, o un
[...]. Bajo la acción de sentimientos espon- incluso un movimiento lento y Iiso, o de trazos
tiíneos y de emociones irresistibles, el cuer- vivos, breves, rápidos...). En vez de improvisar,

-1
'1 LA GRAMÁTIcA l)E LA RirllrcA 137

I
puede optar por tocar un¿r serie dc piezas cscri- ¡cconocerlo cntrc otros, fiándose de las impre-
tas, con caracteres muy diferenciados. Los sioncs r,.'crhr,l,¡. Je e"te cuadro vivicnte.
alumnos bailan o se lnueven según el car¿icter En cl rn,rrc, , Je las clase. Jc im¡r, rvrsactón o
de la música, observándose rriutuamente c()n el de Rítrnica, ¿ menudo [ego ir rnostrar a estu-
fin de lograr un acuerdo gestual que subraye Ia diantes algo avanzados una imagen (cuadro o
unidad de estilo del fragmento. Es dccir, si la forografr.r) !luc rcpresente a un person.tJe en
música les sugiere saltos, por e.jemplo, intenta- movirniento y les pido que evoquen al piano la
rán ponerse de acuerdo, sin hablar, sobre Ia velocidad y el carácter que tiene. Luego pue-
manera de saltar; del mismo modo, para las do proponerles la imagen de un ¡ersonaje re-
concesiones mutuas, convendrán el papel que presentado en una actitud estática (sentado o
Ie atribuyen a los brazos en el movimienro, etc. apoyado, por ejemplo) pidiéndoles que imagi-
En un momento dado, e[ profesor da una señal nen expresarlo verbal, corporal o musi-
a partir de la cual los alumnos, previamente -para lo que ha precedido y cómo este
calmente-
numerados, se inmovilizan uno tras otro en [a personaje ha llegado a adoptar esa postura; des-
actitud del movimiento que la música les ha he- pués, que imaginen también su futuro inmedia-
cho adopta¡ como si estuviesen dispuestos a to, Ios gestos que probablemente hará, etc. Por
continuarlo. "Uno tras otro>', es decir, cuando rnedio de ejercicios de este tipo, entre otros, los
quieran a partir dpl momento en que e[ alumno estudiantes se dan cuenta poco a poco de que
anterior se ha derenid.-r o suce.liéndose regular-
...sabcr de¡enerre, sabcr cúm,, y por qué re
mente a la distancia de uno o dos compases (lo
dericne uno y durante cuánto tiempo se de-
que les obligaría a captar [a métrica del frag-
be detencr cs establecer el equilibrio tanto
rnento mientras se mueven). Pero rambién en nuestras acciones como cn nuestras ideas
«uno tras otro» para poder sentir cada parada (1 .D., 194s, p.27).
como parte de un todo que continúa y para que
cada uno pueda darse cuenta de la impresión De todos rnodos, poder tomar una actitud
de conjunto que desean ofreceq por medio de sobre todo, poder reproducirla, reencon-
una expresión colectiva que refleje el equilibrio
-y,
trarla cuando se necesita- supone no sólo que
del fragmento: cada uno se detiene en funcitin nos Ia representemos como e[ resultado, el
de los que ya se han detenido, escoge su lugar punto de partida o la inmovilización de un
en eI grupo y su orientación, intenta contribui¡ movimiento, sino también que tomemos con-
a[ equílibrio del con.junto. Cuando el último ciencia del espacio que ocupamos en esa oca-
alumno se detiene, los observadores se encuen- sión ( ¡sin olvidar eI espacio que queda detrásl)
tran fren¡e a una actilud colectiva que es nro- y de las sensaciones causadas por las posiciones
ducto de una sucesión de actitudes individuales. relativas de las extremidades, [a cabeza y e[
Si el ejercicio se consigue, se tiene la impresión tronco. Los e.jercicios de distensión y de toma
de una fotografía que se hubiese tomado duran- de conciencia corporal propuestos por la Euto-
te la danza, una danza de evoluciones acordadas nía serán de gran ayuda al respecto. O también
en el espacio y en e[ tiempo; y un espectador de ejercicios de RÍtmica del tipo del amado "del
esa fotografía que no hubiera oído antes tocar el escultor", que se puede ernprender ya con
fragmento no tendría ninguna dificultad para niños.

I -18 LA RITM/CA .,AeL Ls-rrALCRozE


En estc ejcrcicio hay que aprencler a sus propias sensacioncs mrrsculares le bastó
-
.lejarse haccr por ()tro, (luc se va a irpixlerirr, trno c<¡mo modekr.
) a uno, de nuestros Llifercl)tcs mieurbros y vir a Con ocasirín cle ejercicios del tipo de los
rmprünirles un¿l formtr particular (posici(rn, :¡nteriorcs. noco a foc(! n,r\ \'irrnos convencicn-
inclinación, dirección); ésta dcbcrá mantenerse do de la necesidad de poder fiarse de las propias
con cl tono justo hasta que cl "cscultor" haya sensaciones para ser capaces dc of¡ecer con
rerminado su ob¡a. El ejcrcicio puede hacerse verosimilitud [a impresión de una lÍnca recta o
con apoyo musica[, y también, por tanto, según curva, de una diagonal, de un ángulo recto...
una cadencia impuesta. Al principio es necesaria una mirada exterior
Una vez acabada la escultura, el esculto¡ es (profesor, compañero o espejo) para saber cuán-
libre de darle un título (más tarde, cuando las do se logra el efecto deseado. Después, [a corres-
relaciones entre el significado expresivo y los pondencia entre e[ efecto y la sensación que [e
medios físicos de expresión se perciban mejor, corresponde permite pronto encontrarlo solo.
se podrá pedir a[ "escultor" que ejecute su obra Támbién hay que intentar ofrecer formas abs-
sobre un tema propuesto). tractas con ayuda de todo el cuerpo (una esfera,
un cubo, un cuadrado, etc.) o incluso formas
En [a continuación del ejercicio, podemos concretas no humanas. La subdivisión del espa-
pedir a los otros alumnos que imiten [a actitud cio en dife¡entes planos de una esfera
cle la "escultura", [o que pondrá a prueba su
-radios
o de una rueda cuyo centro rcprcsenta el cuer-
capacida.d de observación. Se puede pedir al po- puede ayudar en algunas ocasiones a dife-
alumno manipulado que recupere la posición renciar mejor las sensaciones fostrrrales, aI faci-
neutra de partida y que luego yuelva a trans- litar la representación de seBmentos corporales
forma¡se en estatua, dando así una idea de su en sus diversas orient¿rciones posibles. Todos
grado de conciencía corporal. El "cscultor" pue- estos ejercicios se estudiarán en estrecha rela-
.le entonces aportar sus cor¡eccir¡ncs verbal- ción con los que se refieren al equilibrio y a la
rnenle; esto permitirá evaluar .u conocimtento IocaIización del centrt¡ de gravedad, así como
del espario corporal y de su "tema". Por últirno, con los ligados al estudio del esquema corporal.
puede pedirse al
"escultor" que adopte él rnis- Su tecnicidad, que exige el nivel de profesores
mo, sin ayuda de la vista, la actitud que l.rizo especializados, parece que nos aleja de la reali-
tomar a su "creacií;n", lo quc pondrá a prueba Jad musical 1'rírmrcr. Y ¡rreJe ser cicnr). si no
su capacid.aÁ de re¡nesentorión y dc reconstruc- se está atento para mantener estos ámbitos en
ción intema... estrecho c()ntacto.
.El recuerd,, dc un movimiento c¡ca una Se aprovechará, en princr lugar, que las
\ensación análoga a la del movimientr¡ mismo. líneas corporales, su disposicitin, su equilibrio,
IguaI sucede con las actitudes», señalaba J ac'¡ues- sus sucesiones y sus contrastes atañen a la cali-
Dalcroze (1945, p. l3ó). Y ponía e[ ejemplo de dad pktstica del arte; calidad también propia
un alumno suyo, dibujante, que para realizar del ritmo musical y que, tomada en su más
acciones y adoptar actitudes corporales había amplio sentido, "se aplica .r todo
necesitado un modelo externo hasra qrre, gracias miento u ob¡etos- lo que reviste una -pensa-
forma
a su experiencia en la Rítmica, el recuerdo de flexible que no alrcra lo" contornos, sino qrre

I
IAGn^\tÁ?tarA rr.tA IIITMI.-A 139
{

Y
Ios resalta" (1945, p. 104). Se hará norar, es- sores,-lalcrc¡zianos de movimiento corporal tra-
pecia[ner-rte, que una actitud corporal (a[ igual tarán de ensa¡rcha¡ el ter¡eno de aplicación cle
quc un acorde musical) puede ser evocaclora sus ejcrcicios por medio de ejemplos concretos
en sí misma, pero que es el encadenamiento y y de numerosas y frecuentes referencias a tc¡das
la relación, en el tiempo y en e[ espacio, de al las situaciones importantes susceptibles de
menos dos actitudes (o acordes) lo que perrni- beneficiarse de su aportación.
te hacer una apreciación sobre su significaci<in
estética (cf. al respecto J.-D., ibid,., p. 109).
Por otra parte, sería una lástima reservar I-a mmcha y los " a.d.omas , de la mo¡cha
sólo a [a expresión artística todo el beneficio de
aptitudes corporales que salen favorecidas por Los ejercicios en los que interviene la marcha
tan diversos ejercicios. Saber tomar y recuperar de diversas formas (cf. sup'ra, p. 116, n." 8)
una actitud, saber abandonarla por otra... debe siempre han ocupado un lugar preponderante
servir primero para uno mismo en las muchas en la Rítmica, hasta el punto de que sus de-
ocurrencias de la vida cotidiana. ¿Para qué tractores la reducen a veces a sucesiones de
esrudiar las leyes del equilibrio y conseguir la pasos y taconazo5. "¡Ah, sí, la Rítmical ¡tap-
represenración de las sensaciones si eso no va a tap-tap, burn-bum!», tuvo que oír una colega
disminuir los gestps inútiles, regular los gastos nuestran de alguien que, parece evidente,
de energía y asegurar la comodidad en todas las "sabía". Pe¡o, lamentablemente, no sólo hay
situaciones que conciernen a la postura? Ocu. detractores para dar alas a esta descripción ca-
rre que vemos sentarse al piano, tocar un rns- ricaturesca. Algunos rítmicos parecen haber
trumento de cuerda, cantar de pie o sentado, olvidado ellos rnismos que entre los pies y las
c¿minar o correr los ritmos de un ejercici,, a manos de un individuo existe algo: un cuerpo
estudiantes que apenas dan prueba de la con- que Ios une y que también tiene derecho a voz.
ciencia corporal que ha sido, para ellos, objeto Persuadidos con razón de [a importancia de Ia
de clases especiales. Sin embargo, cuando se marcha en la educación rítmica, esta cerreza
entregan al movimiento artístico no parecen les basta. No así a Jaques-Dalcroze, quien, des-
desprovistos de ella- Es porque hace falta tiem- de los cornienzos de la Rítmica ( 1907, p. 39),
po y perspectiva (o una facilidad natural pre- especificaba:
via) para que ciertas adquisiciones se trans-
fieran a situaciones extemas a las que han ...8I estudio de la marcha no es más que un
perrnitido conseguirlas esto no se observa punto de partida, porque los pies y las pier-
-y
sólo con ocasión de los ejercicios de movi- nas del niño no son los únicos miembros que

miento-. tmbién, mientras se espera que tal ponen cn movimicnto músculos conscien-
tes. [...La] conciencia del ritmo requiere el
fenómeno pueda darse espontáneamente, co-
concurso de todo< los músculos conscientes,
rresponde a los profesores reforzar vínculos aún
y es, por lo tanto, el cuerpo entero lo que la
insuficientes: los profesores de Rítmica o de
instrumento remitirán, en toda ocasión, a las
posibilidades que saben que otros han desarro- ' Ruth Cianadda, entrevista grabada el 3l de octu-
llado (o que se están desarrollando); los profe- bre de 1979.

140 LA RirMr('A JAeuEJ-DALCRozE


eclucacicin detrc poner en ln()virnicr)to ¡rlra nr<i, rccordémoslo, corno ocl sentido lttsto de las
lc crear el sc¡rtirir rítmict¡. rcl.t(i(,lI(5 exL¡tentCs (ntrc l,)5 lnuvitnie¡tl,rs en
)S el tiempo y los movirnientos en el espacicl.
El estudio de la rnarcha es, no obstante, un (cf. sr,rptr, cap. 3, p. 72). Recordemos tarnbién
"punto de partida", leemos. ¿A título de qué y que no fue sino hasta veintc años después cuan-
¡or qué I d,, Jaqucs-Drrlcrozc c()menzr; r intcrcs¿r5c l¡)r
La locomoción (acción de trasladarsc Llr: un los niñ<¡s en edad preescolar. En el niño de más
sirio a otro) es, ciertamente, una de las más de seis años, al que se refiere aquí, los ritmos
ricas fuentes de ritmos espontáneos. Sea cual "creados por [a sensibilidad o por Ia voluntad
'r'i el modo en que se pasa de un sil io a , )t r, ) cun racional" (cf. supra, p. 117) pueden ejercerse
a avuda de las propias fuerzas, se repite varias inmediatamente después de los ritmos ins-
) veces un mismo movimiento ---{uando realiz¿rr- tintivos. Al respecto, no sólo la marcha no
l k¡ una sola vez no permite cub¡ir toda la dis- tiene nada que envidiar a ot¡os medit¡s de [oco-
tancia . Ya se trate de reptar, de deslizarse, de moción, sino que es superior a ellos en más de
avanzar a cuatr\) patas, de salta¡ caminar o sor- un aspecto. Como e[[os, puede adaptarse a ór-
rear obstáculos, se tira, se empuja, se ímpulsa, se denes alternas de interrupción y de reinicio del
recae o se estira el cuerpo generalmente varias movimiento; y antes que ellos se dife-
veces seguidas. En otras palabras: se procede rít- rencia antes -porque
variaciones
, puede prestarse a de
micamente. Desde e[ acceso del niño a la pos- orden espacial, temporal y dinámico. Grandes
tura erguida, Ia marcha y sus derivaciones pasos, pasos pequeños, carre¡a y marcha lenta,
(c:rrrera, saltos, patinaje, sorteo de obstáculos) gakrpes o trotes la hacen gene¡adora a su vez de
se hacen pronto formas de locomoción privile- nuevos ritmos espontáneos. Y si en este estadio
eiadas, por oposición a las que corresponden a no más que en otro no debe ejercerse a expen-
la postura tumbada o "cuadrupédica". La mar- sas de actividades que, como el[a, permiten
cha, en particula¡ se convierte en algo casi adquirir el sentido rítmlco, será a veces preferi-
automáticamente utilizado, aunque permane- da cn razón de sus nume¡osas diversificaciones
ciendo potencialmente bajo el control de la posibles.
vi¡luntad consciente. Ahora bien, las sensacio- Lo que, como cornpensación, hace de la
nes rítmjcas que procura en tanto que repcti- marcha el auténtico punto de parrida de [a con-
cicin de un ritmo espontáneo (acción de levan- ciencia rítmica es que es posible ejercerla de mo-
tar la piema y de posar el pie) son, desde luego, do sulicientemente regular corno para constr-
menos intensas que las que procuraban las ante- tuir una suerte de "metrónomo" natural.
riores formas de locomoción o incluso algunos
movimientos sin cambio de lugar, continuos (ba- La marcha rcgular nos proporciona un
perfecto modelo de medida y de división del
lanceos, acción de bajar y subir) o violentos (sal-
tiempo en partes iguales (J.-D., 1907, p.39).
tos con los pies juntos, etc.). Se los preferirá,
pues, en tanto que iniciadores, a las se¡uaciones La ma¡cha reúne, en esto, las propiedades
rímticas gbbales. métricas de la respiración (modelo natural de
Pero es al sen¿ido rícmico a [o que Jaques-Dal- ritmo acompasado) y del pulso (modelo natural
croze hace alusión arriba, a un sentido que defi- de división del tiempo en partes iguales). pre.

r,A GRAMÁT,cA DE lÁ Rlr?vticA l4l


senta sobre ellos [a ventaja de ser más fácil- son deudores de la cornt idad de su mtrrcha.
mente accesible al control consciente aun- Rernito al lector a lo dicho prevíamente sobre
que sólo sea por el hecho de que rs una manr- la marcha c()ntinua (cl. .supra, pp. 13j-135), r
festación motriz extema- y que al medir el pondré aquí un ejemplo de esta comodidad evo-
riempo también mide el espacio de un modo cando un recue¡do que me causó una fuerte
fácil de percibir. Por último, más que ninguno impresi<in. Hace unos años asistí a un espec-
de los otros dos, puede sufrir modificaciones de táculo musical dirigido por Daniéle Baudraz
orden energético o temporal, y sin peligro para (Nyon); se titulaba .El poeta y el dinero". El
el individuo. Por otra parte, tal como se ha visto adolescente que hacía de poeta
al comienzo de este capítulo (cf. pp. 117 y ss.), medio soñado¡ medio confuso, sujeto -personaje
a grandes
introducir la medida en el ritmo es llegar a ins- dudas y entusiasmos- unía nororiamente un
taurar el orden en [as manifestaciones motrices. andar indeciso a gestos flexibles y etéreos. La
La marcha, por la obligada altemancia de los composición era de apariencia tan natural que
pies izquierdo y derecho, por su subdivisión del casi parecía improvisada. Sin embargo, si se
espacio y del tiempo en unidades de longitud miraban atentamente sus pies, se podía advertir
igual, constituye un modelo natural sin par. Por que no caminaba al azar, sino que cada uno de
eso, antes de intentar introducir este orden en sus pasos correspondía a un acento de la rnúsi-
Ios movimientos (corporales o musicales) como ca; cada una de sus paradas, a un silencio; cada
un producto de la reflexión o del razonamiento, ritmo andado, a un ritmo musical. Sólo que
trataremos de dotar a[ alumno de un modelo estaba todo tan bien hecho que uno no se daba
válido que no depende de éstos, afirmando y de- cuenta. De igual modo, en la audición de la
sa¡rollando en especial su aptitud para la mar- música, la sucesión de los valores que la com-
cha regular (cf. también cap. 5, pp. ZZ4 aZZ6). ponen no se separa del conjunto de [a obra,
Tias haber visto la marcha como un punto salvo que se emprenda la tarea de hacer un aná-
de partida, examinemos en qué el estudio de las Iisis. Si la obligación de traducir los rirmos
posibilidades que ofrece hace que la considere- musicales a[ medio de los pies hubiese consti-
mos en tanto que tal, y cómo la búsqueda de su tuido para este alumno un ejercicio trabajoso,
dominio puede a veces constituir un fin en sí aunque fuera sólo un poco, todo el efecto hab¡ía
mismo. quedado destruido (como ocurre en tod¿rs las
"En el encadenamiento de los movimien(t,s interpretaciones torpes, sean musicales o no).
corporales, Ia marcha desempeña un papel muy Pero, ¿no era el efecto deseado que el público
importante", indicaba Jaques-Dalcroze (1945, advirtiese la precisión rítmica del actor y su
p. i98), sobrentendiendo, por supuesto, que fidelidad al texto musicali ¿no 1o era que el
estos movimientos se realizan estando en pie. público comprendiese, con [a ayuda de cuanto
De hecho, son los pies y las piernas los que, en veía y oía, el carácter del poeta y su drama
esta ocasión, sirven de soporte a[ centro de gra- internoJ La correspondencia entre música y
vedad que se desplaza (como sucede, por otra movimiento sólo podía estar subordinada a [a
parte, en la propia acción de la marcha). Cuan- búsqueda de este efecto; y si la música, sin duda,
do un individuo se desplaza, la comodidad y el había inspirado al poeta el estilo y el carácter de
encadenamiento preciso de sus movimientos sus movimientos, sólo un dominio técnico sufí-

L42 LA RITMICA JAQUEs-DALCRoZE


ciente podía hirccrla aparccer como [a emana- Tomcnx¡s cl cjcrnpkr, tltn caro it los rítmicos
cirin directa dc sus act,rs y sentimientos. Creo (!), dc lt» ritrltrrs corporales crtnocidos con el
quc ocurrc lo misrno con tocla (re)creación nombrc de "ir s¿ltÍt¡s" y "al galope". ¿Qué son
esos salti¡os sino c[ ligero sobresirlto que se apo-
-<lesdc [a interpretacrrin musical hast¿r Ia obra
¡.rictcirica-, justificando [a afirrnacicin de P¿rul dera dc un niño que anda distraído, sin fijarse o
Klce: "EI arte no rcprescnta lo visible, hace pensando en cosas rna¡irvillosasI El niño repite
visible" 5. por pla.cr esc ptqutño srlt,, Jc .x,. ¡t¿ct,in que
Para el rítmico, la rnarclra es un inslrumen- rompe la monotonía de su ma¡ch¿r, primero,
to; y, como todo instrumento, sirve con el siempre sobre e I mismo pie; luego, de vez en
mismo nombre a principiantes y a virtuosos. El cuando, con el otro. Quizá sólo en la clase de
insrrumento, que primero ha sido un medio de Rítmica consiga encadenar un número tan alto
acceso, mediante la acción, a [a pércepción, a la como sea posible, pero tal vez haya descubierto
comprensión ¡ por fin, al conr¡cimiento de la rnucho antes esa embriagucz... La Rítmica, en
música, va a convertirse paralelamente, poco cualquier caso, le enserlará a distinguir auditi-
a poco y de forma progresiva, en un medit¡ de vamente los saltos de otros ritmcls corporales, a
reproducirla, de recrearla y sabel- alternarlos a sabiendas y a combinarlos volunta-
-¿quién
lrasta de crearla. Y, c()rno en toda enseñanza riamente con pasos andados o corrickrs, a matizar
instrumental, la de la r¡archa está obligada a su dinamismo según diversas exigencias. Tám-
tener en cuenta, al principio, las aptitudes bién Ie enseñará a utilizarlos para me.iorar [a
motrices existentes. Pero su gama es más exten- indepenJencia Je sus nr..rv i¡nicntos: por ejcm-
sa de lo que se podría pensar: se const¿rta, por plo, dar saltitos manteniendo en equilibrio un
ejcrnplo, que "según el estado anírnico, la mar- objeto pequeño colocado de plano sobre la pan-
cha se revela entrecortada, sincopada, meditla y dereta que sostiene o sobre el do¡so de [a mano.
acentuada o tranquila y continua" (J.-D.,1942, ¿Y qué es el galope sino ese impulso que
p. 141). Se sabc que existen muchas disposicio- impele al niño que corre a brincar, ii mezclar la
ncs motrices espontáneas que podemos aprove- carrera y el salto en una especic de paroxisrno
char cuando trasta aquí sc hayan ejerci- motorl E[ encadenamiento es, de cntrada, natu-
-aun
do fuera del campo de la conciencra-: por una ral, pues no perturba l¿r alternancia izquierda-
pa¡te, para ejercitarlas en tanto tales; por otra, derecha de la carrera o de la marcha como ha-
para someterlas a perfeccionamientos técnicos, cían los saltitos: sólo modifica el ritmo, y el
con bastantes posibilidades de obtener, en punto de apoyo se toma siemprc con el mismo
expresión de Edith Naef, "pies inteligentes". pie. Pero, ¿qué pasará cuando se hagirn suceder-
Esta expresión muestra claramente que, al con- se deliberadamente series de saltos y galopes?
trario que los dedos del pianista, que nunca se Probablemente se compruebe que oponerlos, al
confunden con el piano, el instrumento del rít- suscitar dificultades pasa.jeras de adaptación,
mico este caso la marcha- se confunde ayuda a disipar las eventuales confusiones que
-en
con eI instrumentista. pudieran subsisrir.
Más tarde, el ejercicio de estos dos ritmos
' Cl Klee, "Credo del creador" , Et paul Kl¿e, 1980, corporales sufrirá perfeccionamientos técnicos,
p. 13. especia[mente en el plano de [a precisión tem-

LA (iRAMÁTrcA r)E r_A R¡taucA 143


p()ral- Mienrras que los sakitos esp()ntáneos del Accion:.'.o -ro ¡.-p.',-,'o r ro.s¡ q' ¡¿r rc r¡{f€',yqqa¡q,,abE.rroF yro
r-tiño se inscriben en una duración tcrnaria I¡l,rEIl¡i§llf fi: l.r¡ljb lfylll¡ l¡:nzlf,,ll
Pies
t#1"*,], se aprenderá a inscribirlos en una
dtrración binaria I H?], a *"dlfi.ar las rcla- Ntitcsc quc la recuperación del ritmo co-
ciones entre el valor largo y el valor corto den- mienza con el otro pie. La preocupación cons-
tro de una rnisma duración IJ?o:Eo:J-] ] o tante cle nuestrir profesora era restablece¡ el
incluso a encadena¡ gracias a un refinamiento cquilihri,' en la. ¡nanifestaciones molrices, )
de las sensaciones musculares, saltitos a ritmos siempre tcnía esto en cuenta en [a construcción
binario y temario: lá) y lli¡iBlletc. Se apor- de sus sccuencias rítmicas. Quizá al lector [e
lr, cueste creerlo, pero puedo asegurar que [a
tará a[ ritmo del ga[ope estas mismas exigencias embriaguez que se adueña del estudiante que
de precisión, aprendiendo a controla¡ a[ tiem- consigue finalmente dominar la realizacirin de
po que [a duración, la altura y la longitud del una secuencia como ésa no está lejos de pare-
salto. Támbién se aprenderá a pasar insensible- cerse a la de los pequeños que suplican "¡salti-
mente de la marcha regular a [a desigual, y tos!" y a krs que se da satisfacción...
luego al galope, en un cr¿scendo- accelerando en Pero todo esto es gramática; y [a gramática
el curso del cual habrá que sentir el momento no es la música, ni la danza. Y si bien [a rnagia de
en que ya no se puede saltar. Po¡ necesidades una improvisacitin pianística quc da vida a to-
del aprendizaje musical, se distinguirá deI galo- dos estos ejercicios puede, en ocasiones, hacer
,S¿lop.!,s¡tó9..r.topel
que olvidernos esto, e[ n.rejor medio para recor-
pe naruralmenre anacrúrrco I Al? ", tlÜL darlo es poner al estudiante ante t¡b¡as a las que
etc.l un galope crúsicoó [.lJ o:;F.1, que será el estos ejercicios [e dan mejor acceso, para tratar
pretexto para nuevas exigencias motrices. Por de hacerle captar lo que no se puede captzrr.
último, se encadenarán unos a otros saltitos y
galopes en múltiples combinaciones rítmicas,
dando testimonio de la capacidad de adaptación Los puntos de apop 1 l¿s resistencias
del cuerpo en los rebotes y de una marcha cu-
EI ritmo es e[ producto cle una lucha
yo desarrollo natural se ve perpetuamente con-
contra una resistencia y del esfuerzo realiza-
trariado. Veamos un ejemplo, que debo, eviden- do para evitar una ¡uptura del equilibrio, un
temente, a Edith Naef, irreemplazable maine d c(rm¡romi5r) entre dos [ucrz¿s contrarias
penser de generaciones de rítmicos para todo (J.-D., 1945, p. 250).
lo relativo a la "gramática musical,. Cuando es-
tudiante, esta sucesión me había dado Esta definición, que parafrasea la de C. L.
-como
suele decirse- mucha guerra, hasta el punto Schleich' (cf. supra, cap 1., p. 24), la hace figu-
de que aún hoy me [o sé de memoria (aquí ;
reemplazo e[ final de los valores largos por un Jaques'Dalcroze había citado es¡a definición dcsde
1910 (cf. Jaques-Dalcroze, 1920, p.8): "El ¡¡¡-o, ..t','t
silencio, para mostrar mejor que en esos mo- Ia excelenre definición de Carl Ludwig Schleich, es una
mentos e[ ejecutante abandona e[ suelo): especie de compromiso entre la fuerza y la resistencia. La
naturaleza de las resistencias determina la forma de lás
6 Ver la definición de estos términos, iuF@, p. 127 manifestaciones espontáneas.

144 LA RIrMicA JAeuEs-DALCRozE


rar L)alcroze todavía en su antepcnúlti-
¿rques- ción rlel ob;etivo quc sc ha fijirdo, sino, por cl
ll-
J

rrra obra, rnostrand() con ello que la hacía suytr; corrtraric:r, darse los nrerlii¡s clc c()nqLrist¿rrlo. Yir
v kr ciert<¡ es que en ninguna parte fuera de Ia se trate dc un ol.rletivo a corto plazo (el f¡n dc
Rrrrrr(¡ se habria prdid,, verilicar más ¡rolun runir frase, porejcmpkr) ,r tle ur.t objctivc, a Iargo
.lamente su fundamento. plazo (e[ fin de un novimiento o dc la picza
Hcmos podido ver h¿tsta aquí que [a Rítmi- entcra), In presencia en lir ob¡a de rcsistencias
c¡ intcrfiere progresivamente haberlt¡s que hay que venccr con miras a cr»rseguirlr
-tras
fuvorecido- en e[ libre ejercicio de los movi- r.rrntribtryc a hacerla significativa y rica en
mientos naturales, de [a marcha, de los ritmos infirrmacirin: por comparación entre [o que
espontáneos. Lo hace a través de consignas de escucha y lo que esperaba, el oyente toma con-
diversa naturaleza (temporales, dinámicas, es- ciencia de la dirección de Ia marcha musical,
paciales). Btas consignas tienen el efecto de mient¡as que un recorrido sin incidentes no
hacer surgir resistencias "bajo los pasos" de los habrÍa llamado su atenci(rn. La naturaleza de
alurnnos, en sentido propio y en sentido figura- los obstáculos que modifican el curso previsto
J,'. Y el f¡n .lel juego e" hacer que estas resis- es susceptible de despertar, además, su interés
tencias no impidan [a continuidad del movi- por [a construcción misma de [a ohra y le per-
miento, bien porque se las soslaye, bien porque mite descubrír lo que constituye su estilo y su
se Ias integre en é1. originalidad. (Lo mismo sucede, por supuesto,
Me gustaría volver a [a música para tr¿rtar de con eI músico ejecutante, que encuentra en e cr
establecer un paralekr que parece oportuno. la mate¡ia pirra organízar su discu¡so de intér-
A menudo se ha intentadt¡ precisar lo que, en prete.)
nl rt-st ra c rvi I rzaci.jn occ rdent¡1, permi t e consi- La terrnimrlogía de la música tonal en sí
dcrar una r¡bra musical como obra de arte. Las rnísma da cuenta de este fenómeno cuando
consideraciones sobre su forma, sobre su unidad designa como "cadencia" (es decir, "caída") la
de esti[o sonoro y variedad de expresión o sobre tendencia al reposo de una frase musical;
.,r¡ cohercncia rnterna, 5i bren son pertinentes cadencia que será «pefecta" si nada altera su
hasta cierto punto, no bastan para dar cuenta cu¡so, pero que, según la naturaleza de la resis-
Je l¿s diferencias cualitativas existentes, p,rr tencia que encuentre, se amará «rota» -es
ejemplo, entre un movimiento de sinfor-ría de decir, momentáneamente inmovilizada- o
Beethoven y una pieza de música ligera, entre "evitada" -en otras palabras, desvi¿ida de su
un fragmento de jazz auténtico y una cualquie- objetivo inicial-. No hace falta decir que tales
ra de sus pá[idas derivaciones, entre una música accidentes no se limitirn al aspecto armónico de
''elahorada" y una música "primitiva-. la música tonal, sino que se encuentran en
El musicólogo americano L. B. Meyer, autor todos los niveles de la construcción musical:
de Mnsic, the Arts anA ldea: (1967, cf. pp. ZZ- ritmo, melodía, fraseo, armonía, timbres, ma-
41), cree poder encontrar el crirerio diferencia- tices o forma, habida cuenta de sus propios
dor en la mayor o menor capacidad de una medios de expresión y lenguajc.
música dada para resisúirse a sus inclinaciones A esta música elaborada Meyer le opone,
naturales, para inhibir momentáneamente sus según el mismo criterio, la música primitiva (a
tendencias, para no ceder de entrada a la atrac- [a que asimila, para el caso, la música «popular»

LA (iR,\MÁTlc^ t)F; LA RÍrMlcA 145


occidental rnoderna), música que se caractcrizir la propia espera, trsí como de la act¡mulación de
po¡ una propensirin a tomar lc¡s caminos rnás resistencias que la prokrngan o [a intensifican,
pre,,,isibles y a no apartarse nunca, por así decir- una fuente de placer estético.
lo, de su objetivo. Redundante en extremo, "Los cr¡mpositores de hoy llevan el conflic-
pobre en información, esta música no demanda to tan lejos como les es posible, [...] pero sólo lo
apenas, o en absoluto, [a concicncia rnusical del exageran para darse el placer de ¡esolverlo",
oyente o del ejecutante, sino que se limita ¿r escribía el teórico Combarieu en 1916 (p. 2i1).
actuar sobre él o a sostener su acción. No impli- Los de "nuestro. hoy a veces parece que llegan
ca, en último término, más que respuestas. hasta hacer residir el placer musical en una irre-
Adviértase que la descripción anterior no solución definitiva. Pero cuando e[ oyente no
equivale a juzgar músicas consideradas por el encuentra [o que buscaba, ¿no es muchas veces
autor como primitivas ni a negarles de entrada porque, mal preparado, no sabe qué esperar ni,
todo valor intrínseco. Distinguiremos especial- por tanto, cómo emplear su capacidad de to[e-
mente entre ellas [as llamadas "fáciles" rancia a la frustraciónl Mientras que cuando
mino con el que designamos peyorarivamente -tér- reconoce un camino, aunque esté fuertemente
composiciones que, ante todo, hacen uso de cli- alterado incluso negado- por la música
chés convencionales y que toman de [a música
-o
nueva que escucha, ésta le proporciona placer
más elaborada algunos de sus medios de expre- en la medida en que puede oponer, a [a resis-
sión 3-, por oposición a las músicas primitivas tencia que [e ofrece su extrañeza, su recuerdo de
«auténticas», que se engendran por sí mismas y otras músicas o de otras esperas. En cuanto a
n., plagian a nadie. N,, eJ mcn¡)s cierto qur saber si se trata de una música elaborada (en e[
unas y otras tienen en común Ia ausencia total sentido definido por Meyer), corresponde a
o casi total de esas resistencias que observamos quienes han penetrado más en el estudio de sus I

en las obras características de Ia cultura occi- medios de expresión y de su propio lenguaje I


dental. Meyer cree encontrar la explicación de definir sobre otras bases esta I
-permaneciendo
vez en el interior del sistema- qué es resisten- l
este fenómeno no en una dife¡encia de menta-
lidad, sino en una diferencia de tutdurez. Pode- cia y qué es "tendencia natural". Ahora bien, el
mos definir la madu¡ez como la aptitud para sonido, el tiempo y el movimiento que les une I

prescindir de una gratificación inmediata en para hacer de ellos un objeto musical son la (
provecho de una gratificación futura. Así, [a materia de todas las músicas en todas las épocas; I

música elaborada, al menos taI como se ha desa- y [a materia siempre está sometida a las leyes de
rrollado en nuestra civilización, daría testimo- [a fuerza y de [a resistencia. No hay ninguna
nio de la posibilidad de ¡emitir a un tiempo fu- razón para pensar que los criterios de resistencia
turo la satisfacción de [a necesidad y de hacer de que permiten decidir el grado de elaboración de
una obra musical no puedan aplicarse a las r
' laques-Dalcroze extendía estas características, y obras contemporáneas exactamente igual que a t
algunas orras, a todas las arres -inferrores a su t¿tea- otras.
( 1945, p. 96). En cualquier caso, señalaba por otra parte
Por el contrario, la música primitiva deno-
(1942, p.2ll): al reprochar a un
"¿No nos equivocamos taría (por sus incesantes retomos a una tónica,
artista que no sea más que un "encantador" sin subrayar
los beneficios del encantol" [!]. por la repetición idéntica de sus ritmos, por Ia

146 LA RfTMicA JAouEs-DALCRozE


I. .rusenci¿r de sorprcsa cn sus dcsarrollos rnckidi- Generalmen¡e, en las ejecuciones defectLto-
c()s y su extremada pobrez¡ arnónica) ltr existen- sas de piezas existentes encorrtra¡nos rrn lazo
¡ia r.le una necesidad de satisfaccirin instantánea entre ausencia dc concicncia rnusical y auscn-
por intolerancia de lo incierto. Sortilegio, músi- cia de resistencia. Por quedarltos cn el canpo
ca de baile o músic¿r dc ambiente cumplen una de la rnelodía cantada, t()memos el ejcrnplo de
lr¡ncr(in atemF,)ral c irrrncdiatrr quc consistc cn la conocida canción franccsa Au clrtire de ltt
¿segurar (expresar, suscitar) el bienestar del in- lune. El ticmp,r de espera qrre la
"rrnctril rnrr:r-
,lividuo o en consolarle de su malestar. cal impone entre eI final de [a primera frase y su
El examen de la producción musical infan- repetición no conlleva, desde el punto de vista
o til espontánea, tal como se obtiene en las c[a- de [a e.jecución propiamente dicha, ningún ca-
ses de los pequeños o como se puede ver en las rácter obligatorio; de hecho, sc observa regular-
colecciones de cuentinas', viene a corroborar mente que la tendencia de I,'s n inos quc cantan
la existencia de una relación entre inmadurez y esta canción es a minimizar este tiempo de
L) ausencia de resistencias en el desarrollo musi. parada. En lugar der
calr casi siempre se escoge la nota esperada,
notas y valores se suceden generalmente sin
sorpresas, hasta e[ punto de que es perfecta-
¡rente concebible que dos melodías idénticas
l.rayan podido surgir en dos lugares diferentes
es nonnal que hagan
sin influencia mutua alguna. Cuando, además,
I sc sabe que el intervalo de terce¡a descendente
t cs el que más fácilmente aprenden los niños (al
S nlenos en nuestra civilización) y que la escala
: f,entatónica es la que les permite cantar (()n
I mayor naturalidad (cf. Favre-Bulle & Ga¡o, o incluso que añadan a la blar-rca justo el si[en-
1976, p. Vll), se da uno cuenta con más raza)n cio apenas justo para recuperar el alientr¡.
cie la limitación de posibilidades y se explica Examinenos otro ejemplo de canción fran-
mejor la ausencia casi totirl de cromatismos y el ce.a, Ne plrure pas, Jcannettc, Lluc (,riginaria-
crrmún aire familiar que tienen todas estas rnente era, sin duda, una canción dc rnarcha:
rnelodías. Son inn,.rmerables los niños que han
.inventado" una melodía empezando por
o po¡ F&@.
F:tr á
!ffi Estas mekrdías Ne pleure pas,reanne...tte! Tra...lalalalalalalalala.la.la. Ne..- erc.

espontáneas se dcsarrollan, por así decirlo, sin


intervención de la conciencia, y su movimien- Una deformación popular tiende a hacer de
to se ciñe al modelo dc acciones elementales, ella algo así como;
balanceos, pisotones, rondas simples...

,]".
' N. d1l j Curnrina (g,rlicismo): F,irmula canraJ¡.,
hrhlada que usan los niños para sortear a qrriin lr corres-
ponde algo (por ejemplo: pito, gorgoriro..."). Tr¡..-lalalalalalalalalalat¡t¡.
"Pito, Ne_.. ecc

LA (;RAMÁ r¡c¡1 /rri L.{ (¡rM lc.,\ 1,4?


En ausencia de una let¡a significativa, Ia rcs oponen resistencia a las tendencias natura-
capacidad de resistencia que supondría la ejecLr- les. Buscando favo¡ecer esta toma de concien-
ción cc¡rrecta de[ último compás, tras el impul- cia, la Rítmica, que "tiene por objeto la arm,-r-
so dado por los compases anteriores, se halla nización de todas las facultades del ser", hace
privada del soporte que originalmente propor- Jc la rnrroducción ¡rogresiva de resrstencias e¡r
cic¡naba la ma¡cha. Un cantante sentado no se e[ ejercicio de ritmos naturales --r:orporales y
siente molesto por [a distorsión que introduce musicales .uno de sus más imporranres princr-
en el curso de la canción la tendencia a conti- pios educativos. F: el principio que subyace a
nuar su propio impulso. No, a[ menos (o no más todos los ob¡etos de estudio, como se puede
que los niños cuando cantan Au claire de Ia comprobar en las páginas anteriores o leyendo
Izn¿), si su educación musical no le ha propor- las páginas 98 y ss. del capíulo 3. De todas for-
cionado el gusto o la necesidad de dominar el mas, las resistencias constituyen en sí mismas
tiempo en la música, ya sea por respeto al texto un ob¡eto de estudio (cf . sqa, p. 1 16, n." 9).
original, por cuidar e[ equilibrio o por el placer Tánto las resistencias corporales como las que
de [a interpretación y la creación. aparecen en la música unas y oftas
Me ha parecido esclarecedor para mi propó- -presentes
a diferentes niveles- deben poder ser identifi-
sito retener una teoría que apela a hechos con- cadas y reconocidas como rales.
cretos y medibles (la presencia o ausencia de Desde esta perspectiva, primero se tratará
resistencias en la música) con miras a explicar de conducir a los alumnos a senr ir conscienre-
cómo la música, ligada primitivamente al cuer- mente la diferencia entre un trayecto exento de
po y al instante, ha podido converrirse en un resistencias y eI mismo trayecto con ellas. Tám-
arte del espíritu y del tiempo. bién aquí, como casi siempre en [a Rítmica, esta
La música es igual que otras conquistas de [a toma de conciencia se efectuará preferente-
mente humana. Se sabe, en especial, que la mente a través de [a correspondencia entre [a
representación del espacio sólo puede elaborar- interpretación musical y la interpretación cor-
se en [a medida en que el niño puede concebir poral. Un ejemplo muy ilustrativo de esta
la posibilidad de efectuar rodeos para llegar de correspondencia nos [o proporciona una va-
un punto a otro; y que su conciencia del riem- riante del juego de sociedad llamado "de las
po só[o puede tener lugar si un cierto número de sillas" (también conocido con el nombre de
experiencias comparables relativas a Ia veloci- "juego de las si[as musicales"). En nuestro
dad, la lentitud y el cese de la actividad le han caso, está destinado a favorecer la toma de con-
permitido poner en relación el antes y e[ des- ciencia de resistencias armónicas que se oponen
pués. De igual modo, el acceso al pensamiento a la conclusión de [a cadencia perfecta.
musical supone la posibilidad de emprender
En este juego, como se sabe, hay una silla
voluntariamente un trayecto en vez de otro y de menos que jugadores. Las si[as pueden estar
establecer relaciones temporales entre los dispersas por Ia sala, alineadas o dispuestas
diversos momentos del discurso musical. En en cí¡culo. Los jugadores circulan alrededo¡
música, como en tantos otros campos, sólo de ellas mientras du¡a la música. Se sientan
puede darse una concienciacíón a partir del cuando la música cesa y e[ jugador que no
momento en que algunos imperativos exterio- encuentra sitio queda eliminado. Se quita

148 L4 RI¡MICA ,AQUEs-DArcRozE


una silla y etjucgo contin(ia. En el jueg() tra' atractivo del Jueg() )'el "motr¡r. tlcl cjerci-
n- dicional, la interrupción tnusical puede lle- cio-. Por ejcrnplo: con las sillas dispersas
gar cn cual<1uier molnento; pilla a krs jugt- por la sala, se pasa de una a otra según fiasc.
dores por sorpresat y los más rápidos en de igual longirud, quc o bien conluyen (har
scntarse son los que ganan. que sentarsc), o bien permaneccn in¡caba-
En nuestra varianre, el irnprovisador irl rlas (hat .¡tLc c()ntinu¿rr e11 molioricnto).
v
piano dirige el juego, haciendo coincidir las Esta úlrima acci(in muy bien puc.Je,.¡ucJirr
interrupciones, en prime¡ lugaq con la con- reservaJa a l.r . .rJerr, '¡ rot:r. mientr,rr que
t^ clusión de las f¡ases musicales en el acorde una cadencia evitada podría ordenar, por
il" de tónica. Refue¡za así la sensación del pun-
to de apoyo, que los alumnos enseguida
ejemplo, que se pasase por detrás de l¿r silla
poniendo la rnano en el respaldo (otra
aprender a prever. Luego contrarresta esta opción sería que un acorde modulante de
sensación reemplazando el úkimo acorde de séptima ordenase escalar la si a, etc.). Dcs-
,)
la cadencia pelecta por el aco¡de de sexro pués de este tipo dc ejercicio, scrá bueno
le grado (cadencia rota) o por un acorde mo- escuchar los fragmentos musicales que pre-
dulante (cadencia evitada) y continuando sentan estas particularidades armónicas, con
con la irnprovisación. Los alumnos que se el fin de que sean recon()cidos en el contex-
sientcn demasiado deprisa, confiando en su to quc da a las rcsistencias su signiticado
ra sentido Je lr anticipación, repararin tnuy estético-
pronto en que sus expectativas pueden versc
Con todo, son las resistencias musicales de
defraudaJas. De este moJo, se concitil \rr
orden ríúnico las que encuentran en el ejercicio
atención sobre Ia obligación de tener que
t corporal sus correspondencias más evidentes-
inhibir a veces su tendencia natural. Por úl-
¡a Pero antes de poder instaura¡las o eliminarlas a
rimo, para verificar que la inhibición de la
re¿cción sc dehe realmenre a unil sensaclón voluntad, anres de poder percibirlas como rales
a nónica (ya que, de hecho, la tendencia a y analizarlas en estos términos, las resistencias
f- sentarse podría haber sido simplemenre anu- corporales deben haber sido experimentadas co-
:a lala. parl redparecer sólo con la rnterrup- mo el resultado de restricciones físicas y mate-
t- ción musical), el improvisador deja de tocar riales impuestas al cuerpo por objetos concreros
IS tanto en el momento de un acorde no con- externos a él o impuestas por él a esos mismos
le clusivo como en el momento del acorde de objetos. Los ejercicios del tipo
'o tónica; sólo este último aurorizaría a senrar- "u¡ alumno rira
de otro, que se deja tirar" ilustran bien las re-
)- se. Cualquiera que se sentase por error debe-
sistencias acriva y pasiva. Esros ejercicios per-
n ría entonces dejar el sitio a uno de los juga-
miten sentir todos los matices existentes, desde
dores eliminados antes que é1.
Esra misma correspondencia enre Ia pos-
la pasividad roral, que obliga a[ que rira a es-
tura de estar sentado y la conclusión armó- fuerzos extenuantes (o e[ rechazo a de.jarse tirar,
l¡ nica, y enrre la inhibición de la tendencia a que puede vence¡ la fuerza del que tira opo-
ls senrarse y una parricularidad armónlca que niéndole una fuerza mayor), hasta el relaja-
)r opone resistencia al curso previsto de la miento que cede a la menor tracción, haciendo
n música, podrá ejercerse a conrinuación con desaparecer de golpe roda sensación de tensión
o independencia de la amenaza de exclusión entre el «rractor» y el .tirado". Tánto de un Ia-
para los niños, consriruye el principal do como de orro, se intentará dosificar la ener-
-que,

Iá (;RAMÁTIcA i)E r-A Rln{rc-A 149


gía de manera que sc mantenga una tensión alumnos están cle Pie car¡ a cara en r¡n estre-
í,ltlma; es decir, ferrnrtiendo scgrrir una trryec- cho b¿rnco o plantackrs en dos cajones veci-
toria a pesar de las resistcncias (lue tr¿lttn de no"; .r'n,rcJc rltrrJir ¡rr.vramenrc. o nñ.
oponersc a ello, r¡ incluso de suerte que se pueda quién serii el per,.lciior).
pasar de la situación del que tira a la de aquel de T,'do" los clercici,rs de resr.tcncra cntie do.
quien se tira, sin que eso obligue a que ced¿r [a se h:rrán, asimisrno, sigrricnJ.r c,,rrsrgn¿s tempo-
tensión entre ambos. rales o musicales prccisas: frases de longitudes
Así será, por e.,emplo, eI juego del caballo y iguales o desiguales, respuestas a los acentos,
el cochero con niños ncqueños: crescenda y aLcelzrando haciendo aumentar [a
intensidad de [a tensión o la rapidez del movi-
Los dos están den¡¡o de un aro, que a
uno le sirve cle arnés, al otro de respaldo y miento, etc.
a amhus Je c¡rr,r irction¡d,' por.us ¡icrna. A este mismo mecanismo que hace interve-
(más ¡arde, también les servi¡á una cuerda nir [a tracción y la resistencia r>hedecen Ia sen-
pasada en tomo a la cintura de uno y de Ia sación y la ejecución corectas de la síncopa,
que el otro sostiene los dos extremos). El ilustración por excelencia de la resistencia en el
obligado mantenimiento del aro pegado al ritmo musical y percibida com() tal por mucho
cuerpo, primero con ayuda de las manos y que se presente como accidcnte de un recorri-
después sin ayuda, junto cor.r Ia obligación do que tiende a su resolución (y no como una
(placer) de avanzar cueste kr que cueste, per- regularidad, cosa que sucle ocu¡rir sobre tc¡do en
mite ol¡tener "por la fuerza de las c,rsas" el el jazz). De este modo, dos personas caminarán
grado justo de tensión neccsaria.
juntas con [a misma cadencia, siguiendo el
curso natural de la música. Luego, una de ellas
Con alumnos más adelantados se utilizará por parte de la otra, ya bajo un
sufrirá
una cuerda, de la que cada uno debe sujetar un -ya
impulso interno, ya por mediación de una señal
extremo con la mano; o, mejor aún, un elástico
sonora- un empujón que le hará adelantarse
sólido que hará visible hasta el menor matiz dc
con relación al tempo musical. Durante algunos
la ter-rsión. Támbién pucde valer un bastón, con
pasos, los puntos de apovo de su marcha estarán
su engañosa rigidez, ¡ en fin, puede prescindir-
desfasados (anticipadamente sincopados) y, ti-
se de intermediarios: se tira de las manos o de
¡ando de la otra person:r, intenta¡á en vano lle-
los codos, se empu.ja espalda con espalda, hom-
va¡la a su nivel. Después se dcjará alcanzar por
bro con hombro. Se intenta¡á que cada uno
su inrperturbable compañero, permitiendo así
actúe a distancia sobre eI otro, sintiendo ambos,
que se resuelva la tensión creada:
pese a rodo, la rracción y la resistencia.

En este último ámbito, un jucgo que I II¡irÉ1l


f1 't
3t
f
z 1
ayuda a pasar de la situación concret¿l a una
(
representación sostenida sólo por l:rs sen-
saciones intemas es e[ que consiste en es-
forzarse por desequilibrar a otro sin tocarlo, O bien efectarán las síncopas con retraso,
se

fingiendo empujar al adversario o tirar de él negándose de pronto uno de los parricipantes a


y resistiéndosele todo lo posible (aquí los seguir la marcha común si no es un instanl e

150 LA RITMICA JAeuEs.DALL'RozE


.lesprrés. El ()tro tendrá quc tirar tle é1, pero, tras cir'¡s vistos has¡tr alror¿r se efcctúen fr.re¡a cle el[a !

ii- un()s pirsos, recuperará el tnovimieutt¡ clel prin- Por ot¡o lado, trablljar las resistencias refucr:a la
c ipio alcanzando a su c()mp¿rñe r(): conciencia de I¡ distincitin entre cotnpás y rit-
mr¡, cnseñando a .no confundir el ritrno, que cs
) r'1 el ¿ntmador del crrcr ¡,,. ¡. ¡1¡1 sl ¡, rln¡'á., que no
z 3 1¿39 es más que el regulaclor" (j.-D., 1945, p. 2l ), y

cs
1 a sentir con Jaques-Dalcroze (ibid., p. 256) que
)s, el ritmo l,ierde fuerza si no está ordenado y
A través de [a improvisación pianística uti-
Ia¡ lizada durante el ejercicio, así como a través de
repetido; la métrica se hace monótona si no
i- esrá animada por acentos ocasionales. E[
ejemplos abundantes de [a literatura musical, se orden debe vivifica¡se, la vida debe ordenar-
resaltará [a diferencia de tensión que se crea se: por cso es necesario estudia¡ las relacio-
entre dos voces, según la melodía superior se nes entre la Métrica y la Rítmica, entre los
,rdelante a[ sostén armónico o, por el contrario, autor¡atismos regulares e indispensables y
7
ceda a su atracción. Por ejemplo: las emocioncs que los rompen y los rnodifi-
-I
can.
Síncopa po. aráccióñ Sin.opa por retraso

I-a utílizacíón del espo¡io


n
r ?r rI r
AI principio, par:r eI alumno principiantc, el
Será entonces el momento de probar las espacio ambiental es tan sólo el soporte neccsa-
diferencias de tensión entre las partes del pro- rio para sus ejercicios motores- Pero, casi de
n pio cuerpo: practicando lanzamientos de pelota repente decir, desde los primeros desplaza-
--es
simultáneamente con [a marcha y luego con mientos-, este espacio alcanza el st¿tus de un
desfase respecto a ella, con gestos de un brazo entorno con el que hay que contar. Por una
,S
t¡ue irnita al otro con retraso o que ejecuta len- parte, las parcdes y particularidades topográficas
n tamente un movimiento continuo mientras el del local (presencia de rincones, columnas, es-
otro brazo traza e[ mismo movimiento dos o tres calones y muebles estables) obligan al alumno
veces más rápido, con la inmovilidad o flexibi- a mantener sus desplazamientos dentro de cier-
r Iidad de [a parte superior del cuerpo en contras- tos límites, así como a imprimirles cambios de
;t te con una intensa actividad de los miembros direcci,in u
tra5 modifrc¿cione. contingen-
inferiores (¡correr con un vaso de agua en [a tes ligadas al espacio, al tiempo o a Ia energía
lnano, por ejemplo!). Se reúnen aquí el trabajo (parada, ralentización, erc.). Por otra parte, la
del movimiento continuo, la ralentización, [a omnipresencia de esos obstáculos móviles que
disociación y [a elasticidad muscular. El domi- representan para él los otros alumnos del curso
nio de las resistencias corporales, unido a las [e obliga muy p¡onto a rener en cuenta, de
facetas anteriores, da acceso a las realizaciones forma activa y con flexibiIidad, eI espacio móvil
musicales polirrítmicas y a rodo [o relativo a [a que [e rodea- Derenciones, hifurcacrones, cur-
1 calidad plástica de la música; ¡lo cual, eviden- vas de un ftayecto, recorridos entrc puntos fijos,
temente, no quiere decir que todos los ejerci- soslayamiento de obstáculos, etc., dan lugar

¡-A cRAMÁTi( tA t)E t_A Ril ¡"it( tA I5 1


desde cl principio a gran número de ejercicios EL hSI,^(ll() C()LECTIV()
con el fin explícito de apropiarse del espacio en
derredo¡ de sentirse ¿l gusto en él y dc rnoverse Si ¡r()s imaginamos un gn¡po rclativarnentc nu-
con facilidad entre los otros (cf. cap. 5, pp. 196 lneros,r de irrdividuos rcunidos cn rrna sala y
y ss.). opollclnos a est¿l representacicin Ia dc un indi-
Supondremos aquí que estas adquisicioncs vi.luo aislirdo en el mismo espncio, tendcntos a
básicas ya se han conseguido, para considerar cl pcnsar, en paralclo con el ámbito rnusical, en la
espacio en algunas de sus propiedades, que son, noción de volumen sonoro. Tárnbién los ejerci-
igualmente, propiedades musicales y por las cios destinados a diferenciar auditivamente dis-
cuales la Rítmica intenta "hacer visibles" las tintos grados de volumen sonoro harán referen-
diversas dimensiones de la música. En los ejer- cia a las nociones opuestas individuo/grupo, o
cicios de rítmica centrados en la utilización del colectividad/subgrupos, o incluso a fórmulas co-
espacio ambiental se distinguen, grosso modo, ruro ésta, por eje rnplo:

dos posibles dominantes: Cuando se escucha música en acordes


amplios y variados, los alumnos se desplazan
El espacio que se toma en consideración
el- qtre une, unos con otros, a los individuos
librcmentc, reivindicando para sí mismos el
es
máximo espacio y buscando, en sus despla-
en movimiento (o a los grupos de individuos).
zamientos, todos los lugares libres- Cuando
En este caso, el espacio de la sala es un espacio los sonid<¡s se aproximan hasta alc¿rnzar la
cc¡lectivo y se confunde con [a forma en quc unirin, los alumnos se agrupan y se desplazan
una colectividad lo ocupa. en fila, convirtiéndose en "una sola voz..
El espackr es la página en blanco sohrc la
que -se clibujan y se miden los circuitos y los tra- Las sensaciones relativas a Ia intensidná so-
yectos que penniten pasar de un punto ¿r ()tro. nora, ligadas a menudo al tema precedente,
En este supuesto, cada alumno (o grupo dc también serán tributarias ----cuando se quiera
alumnos) se entrega por su cuenta a evaluacio- hacerlas senti¡ por medio de movimientos de
nes de distancia, energía o tiempo. grupo- del núrnero 1' espaciamiento de los par-
ticipantes, más que de los matices de energía
En Ia traducción visible de obras musicales, realizados aisIadamente por un individuo.
tal como Jaques-Dalcroze [a concibió a t¡avés Jaques-Dalcroze señala a[ respecto un hechc)
de lo que llamaba la phstica animoln (o plástica remarcable que afecta al matiz crescendo:
uíua), a la que considera equivalente corporal
del solfeo (cf. 1919b, pp. 133-134), estas dos Así es como un grupo de hombres puede
producir una impresión dc crescendo por ex-
maneras de en[ocar el espacio se interpenetran.
pansión (separándose unos de otros), y tam-
pues una y otra son necesarias para [a recons-
bién por estrechamiento (acercándose y
trucción fiel del movimíento musical. Pero va- dando la impresión de un músculo que se
mos a ver aquí con qué aspectos de la música se contrae). Y viceyersa (l9l9b, p. 145).
relaciona más particularmente cada una de ellas
y cómo es posible utilizar ambas en un estado En cualquier caso, la connotación afectiva
aislado desde una perspectiva "solfística" o gra- asociada a estas dos maneras de traducir un cr¿s-
matical. cend.o et e[ espacio nunca será [a misma. Pién-

l5Z LA RÍTMrc-A ,AQUEs-llAl-cRozE


¡r'5c, p()r cjeD)plo, cn la inexorable amcnaza que
i
rrprc¡(ntrl rrn círculo que se cierra sohre tllt i.
n¡lili,lt¡r qrre sc rla cuenta dc que está rodead()

li- l)()r ro(lirs partcs, o incluso (siempre en el mismo


,cnrido) cI feliz encarnizamiento que hace con- De hecho, so¡r necesarias varias repeticio-
,a
\'('rger a (los cquipos de jugadores sobre un h¿r- nes del ejercicio para l()!lrar un¿l correcta eva-
l'a¿
l,in larrzatlo cntre ambr¡s... Igualmente, un cres- luación del espacio que se del¡e cercar (no olvi-
cendo ¡,or expansión podÉ dar la impresión dc demos que los alumnos están en constante
s-
n-
tun lento dcsvanccimiento o de un c¡eciente movimient<¡ y que no hay ninguna línea real en
pánico, etc. Son impresiones subjetivas, cvi- el suelo).
.lcnternente, pero relacionadas --{e forma a El ejercicio inverso permite pasar de la ocu-
veces imponderable- con cuestiones de ve[o- pación de una exigua superficie a una superficie
cidad, de tempo o de energía del movimiento duplicada, luego cuadruplicada, etc.
cs gkrba[. A[ examinar la sucesión de figuras aquí
tn Desde esta perspectiva, veamos ahora un representadas, pueden sorprender uno o dos
cjercicio preparatorio de ocupación deI espacio, aspectosr si se consideran las relaciones de los
que, salvo error, procede de Claire-Lise Lom- individuos entre sí (los puntos), se advierte el
lo
bard-Dutoit- Se trata de adaptarse colectiva- aumento de la clensidad; si se considera el espa-
nlente a un espacio progresivamente reducido. cio total, llama la atención la disminución de la
tasa de ocupación. Esto explica que se pueda,
Al principio toda la sala es para todos y
con el mismo éxito, ilustrar musicalmente esta
carla r¡m, sc desplaza por ella dedicándose a
progresión por medio de niveles de intensidad
no dejar ningún sitio lihre. Cuando -.e oye
unu señal, la mitad de la sala desaparecc del sonora que se sucedan en crescendo o en decres-
universo de los participantes como po¡ en- cendo, a,rn adrnitiend,, que los movimientos
canto. Tienen el tiempo justo para alcanzar individuales c()nserven la misma intensidad de
Ia otra mitacl (si es que no estaban cn ella) la primera a la última fase del ejercicio (en rea-
il antcs de que una pared ficticia e infranquea- lidad, no es [o que suele pasar en [a práctica,
ble les impida salir. En la mitad de srrla que porque una variación de la intensidad sonora
qtreda, se desplazan intentando utilizar todo actúa casi infaliblemente sobre la intensidad de
el espacio clisponible, como antes. A la se- los movimientos individuales). Se podrá verifi-
gunda scñal, cl espacio colectivo se recluce ca¡ la realidad de cstc fenómeno ilustrando
i- Je nuevo deliberadamente a la mitad, esta
vez e¡r scntido contra¡io (cl figura siguien-
musicalmente, primcro con un crescendo y luegcr
con un decresc¿ndo, una misma secuencia filma-
te), y así sucesivamente hasta que todos los
Y r--, participantcs se hallan confinados en un rin- da
-o una sucesión de clichés- que muestre
el desarro[o del ejercicio previamente efectua-
cdrl. (n cuntacto unos con otroS, ¡er() sin
dejar tle desplazarse sin choques en busca de do sin música.
cualquier espacio lib¡e. El orden de elimina- En su siguienre f;rse, el ejercicitr consiste en
ción de las mitades de supeficic se habrá reemplazar [a señal arbitraria que ordenaba a los
clefinido previamente, por ejemplo seqún alumnos dividir el espacio en dos por una modi-
estc esquema: ficación (disminución o aumenro) de [a inten-

l-A (;RANI¡IrcÁ r)E t_4 RrrlrcA 153


sidad sonora. La progresión debc poder efec- diversas, de las quc no siempre es fácil descubri¡
tuarse al menos en cuatro o cinct¡ niveles. Los las respectiv:rs aportaci()nes.
alumnos tienen que ser auditivamente sensiblcs
a cambios de matiz relativamenre finos. El paso Aprendcr a ocupar rrn espacir> colectivo es
del fortissímo al forte y de éste al mezzolorte y al también iniciarse en las carac¿erís¿icas formnles
meTToQiano y, en fin, al piano y a[ pranissimo (o del movimiento 1, cle la música. Por ejemplo, el
a [a inversa) se puede hacer más sensible, al alumno aprenderá a mantene¡ constante la dis-
principio, por medio de una reducción (o un tancia que le separa de cualquier otro. Ejerci-
aumento) concomilante del esp:rcio sonoro: cios de desplazamiento paralelo de dos en dos o
pero los alumnos advertirán pronto que es de varios en varios (que encuentran su ilustra-
igualmente válida una relación diferente entre ción sonora en la progresi(rn paralela de las
espacio e intensidad sonora y que son posibles voces o de los acordes musicales), de lado, fren-
muchas variantes si, además, sc tienen en cuen- te a frente, uno detrás de otrr¡... etc., andando
ta potenciales modificaciones del tempo, de la hacia adelante, hacia atrás, de lado, etc., permi-
velocidad o del peso del movimiento. Algunas ¡inin a los alumn.',s refart ir su atención enr re
de estas combinaciones pueden ilustrarse me- sus propias sensaciones motrices y la cercana
diante evocaciones o consignas de naturaleza presencia de sus com¡añeros en m¡ )vimiento, a
expresiva. Por ejbrnplo, sobre el tema "de la los que deben poder sentir corrro sus "dobles"-
libertad a[ enclaustramiento" (!) se puede tra- Poco a poco, [a capacidad de trdaptación mutua
ducir la libertad, en un espacio arnplio, por un debe llegar a ser innediata, e instintivo el
desbordamiento de energía. Un crescendo que movimiento corrector que restablece la distan-
ordene la reducción del espacio ocupado podrá cia óptima cuando ésta se ha perdido por un
representar angustia y desesperanza acrecenta- instante. Esta capacidad exige que se sea capaz
das. Por el contrario, un decrescendo acompaña- de considera¡se parte de un todo y que uno lle-
rá al estupor y la progresiva resignación... O gue a distanciarse mentalmente de ese todcr
incluso la "huida ante el peligro. .luntará (o para alcanzar una representación del efecto de
dispersará) a los fugitivos comunicándoles un conjunto. Téndremos oportunidad de ver
creciente estado de pánico, de alivio o de con- (cf. cap. 5, pp. 200 y ss.) c¡ue este distancia-
sue1o... miento no puede exigirse a niños pequeños. En
En numerosas ocasiones se comprobará que, compensación, será un excelente objetivo para
en 1o concerniente a la utilización del espacio, numerosos ejercicios que hayan de hacer niños
cuando se procede en un sentido y luego en el mayores y adultos, sin necesidad de que tengan
otro es posible sentir (y hacer sentir al especta- ya un dominio sarisfactorio de sus habilidades
dor) series de sensaciones del mismo tipo individuales de desplazamiento y de orienta-
no sólo impresiones de carácter opuesto-. Esto
-y ción en el espacio.
permite resaltar paralelamente cómo las impre- En el mismo orden de ideas, la construcción
siones producidas por las gradaciones de inten- colectiva el posterior encadenamient<¡-
-y
de figuras geométricas rectilíneas o curvilíneas,
sidad sonora en una obra musical también están
ligadas a [a subjetividad y resultan de [a combi- así como otras configuraciones de grupo, con-
nación y [a sutil dosificación de dimensiones tribuirá a desarrollar en los alumnos la aptitud

154 LA RÍTMrcA JAQUEs-DAIoROZI


lirra l¿r construcci(¡n firrmal y a "habituirr su que LaLrsanal", clccíir un niño gincbrino que
lll(.nlÉ ,r ,.rlcchir colrjrlnl(rs r'n rrr) (51)ac¡\l corlozc(). Srilo nuch.r .lespués el niño puede
Ja.1o" (J.-t)., l9l9b, p. 145). A continuación sc recurrir ir urecliclas ob¡etivas quc lc pcrtnit:tn
r¡:¡t.rrii Jc ¡oJel recrtpcr.rr el lugar ¡,r,'pi,', comparar ent¡e ell¿rs y cuantificar longitudes,
"rrt
r'.rcilaciones, en una figura de gnrpo en un lugar distancias, superficies, etc., relacionándc¡las con
.letcrn.rir.raclo, se llegue desdc dor.rde se llegue y una unidad de medida establc. L,r rnismo suce-
ct) urlos lÍmites ternporales predeterrninados. La de en el campo del tiemp(): un molnento se
n,,sibilidad de memorizar rápidamenrc su sitio y juzga largo o corto, un móviI se califica de rápi-
t-
su papel en una configuración gkrbal se impone do o de lento, una persona se considera joven o
t¿rnto más cuanto que se trata de una forma mayor, en función de criterios subjetivos (algu-
rs
móvil, en la que cada individuo debe poder nos de los cuales subsisten a [o largo de toda la
tnsertarsc participando en el movimient,r gene- vida), antes de poder inscrihirse en un sistema
ral sin estorharlo. Las fo¡mas musicales recu- de relaciones cuantificables.
rrentes proporcionarán a este tipo de ejercicio En el Ienguaje corrientc, para siruar un
un soporte privilegiado. La forma de ronü, pot lugar cercano se utiliza a veces la expresión
ejemplo, supone el retorno periódico a un tema (o a veinte) pasos de aquí".
I "Fxtá a cincuenta
que se percibe auditivamente como idéntico a Por muy imprecisa que sea [a indicación, es
si mismo (y que hay que poder reconocer desde mucho más informativa y en lo
I su primera reaparición). Un ejercicio de Rítmi- inmediatcr- que la que-globalmente
diese la distancia en
c,r sobre este asunto podría consistir en dejar metrob. porque rnforma al misrno riem¡o, irn-
a los alumnos ( índividualmente o por grupos) plícitamente, sobre e[ tiempo y cl esfuerzo ne-
que improvisen corporalmente con toda liber- cesarios para llegar al Iugar indicado. Del
,
tad durante las coplas del rondír, y exigir que rnismo modo, cuando en otro tiempo se decía
se reencuentren en el lugar prefijado y en el que tal lugar alejado estaba "a tres días de cami-
lnomento adecuado en cada vuelta del estribi. no» cuando ahora se dice que una ciudad se
lkr, con el fin de ejecutarlo junros de una mane- -o
ha[a a dos l-roras y media en coche- la infor-
ra previamente establecida y ejercida por sí mación era - -rs- de una utilidad práctica más
n-risma. evidente que [a enunciación en términos de
kilómetros, que hace absrracción de los acci-
dentes del terreno o de la calidad de las carrete-
EL ESPACIO MEDIDO Y EL ESPACIO QUE MIDE
ras o su pendiente.
El ejemplo anterior nos sitúa en el re¡reno de la En lo que hace al tiempo, se sabe que se
colaboración enrre eI espacio y e[ tiempo, cuyas aprende mejor una duración por referencia a [a
relaciones son el objeto de [a mayoría de ejerci- acción que la realiza que en términos de horas o
cios de Rítmica. minutos. A un niño de seis años que pregunta
Sabemos que [a evaluación del espacio "¿Cuándo vuelve papá1", aunque sepa leer el
comienza siendo, en los niños, puramente cua- reloj, las ¡espuestas "A las seis" o "Dentro de
Iitativa: un lugar está situado lejos o cerca, se da hora y media. no le pruporcionan ninguna
un gran paseo o un pequeño paseo... «iNueva información real sobre [a duración de su espera;
York está muy, muy lejos! ¡Todavía más lejos todo [o contrario de una respuesta que, por

LA GnA,\IÁTICA DIi L4 RiTMicA I 5 5


ejempl(), Ic dijera: "Cuando te hayas tomado Veamos, a título de cjernplo, dos ejercicios
la rnerienda y hayas hecho los deberes, po- en los quc se intenta h¿rcer rnedir intuitivamen-
drás jugar un poco y entonces llegará papá". te el cspacio por rncdi,r del tiempo. He visto
Si Jurante un largo paseo el niño ¡regunrr aplicar el prirnern a Ruth (lianadda, en una
"¿Cuándo paramosi" y se le responde
.Cuando clase de quince alumnos de tercero de primaria.
lleguemos a ese árbol de ahí', el tiempo quc
C--a!la niño, cn pie, rienc cerca de sí una
aún Ie separa de su fin se percibe en los mismos peLrra cn cl suc[o (pronto tendrán que cir-
términos del esÁ.rerzo que ha de realizar. En cular entre las pelotas sin golpearlas; la elec-
cuanto a[ trayecto, sólo se toma en cor¡sideración ción de este ma¡eriaI de equilibrio inestable
eI punto de flegada (el árbol): el niño lo consi- acentúa la importancia de mirar por ünde se
dera más o menos lejano según su grado de can- anda, en relación con el simple hecho de an-
sancio y no en función de, por e.iemplo, número dar). La primera consigna es la siguiente:
de meandros que hace el camino que conduce "Salimos de paseo, la tnúsica acompaña e[
hasta é1. Luego, du¡ante e[ trayecto, puede des- paseo. Cuando la música pare el paseo hab¡á
cubrir que se trata de un camino más largo o terminado: cada uno volverá a su sitio, al
más corto de lo que é[ había creído, si el rno- lado de su pekrra". La profesora de Rítmica
improvisa al piirn,.r una melodía bastante
mento de egada dífiere demasiado de sus pre-
Iarga de clieciséis compases, con forma
visiones.
AABB'. Las cuatro frases de longitud igual
De hecho, puede decirse que, "histó¡ica- se sucedcn sin interrupción. A Io largo de
mente" hablando, es por la acción que ocupa todo el ejercicio lir profesora conservará la
una duracrón como se llega a tcner una intui- misma forma me lódica y la misma duración
ción de esa duracirin. Y es por e[ sentido de la total. pero la rneloJia en sí, srempre impro.
duración necesaria para un desplazamiento visada, no se rclrro,-luci¡á tal cual.
como se puede alcanzar la intuición de [a dis-
Al final de la prirnera ejccución, la mayoría
tancia reco¡rida o por recorrer.
de niños se encuentra lejos de su pelota; el silen-
En consecuencia, desde un punto de vista
cio que sigue les decide a recuperar su puesto.
pedagógico, será ventajoso comenzar los ejer-
cicios de evaluación del espacio refiriéndose a SegunJa c,,n"rgna: -Erta vcz v¿is a inten-
un marco temporal, antes de intentar que el ta¡ terminar el pasco en el nolnento en que
alumno evalúe el espacio por sí mismo o que lo yo termino Ia rnelodí¿r. Sc puede adivinar
cuándo va a ¿rcnban en ese ¡nomento tendréis
utilice a su vez para medir el tiempo. Ahora
que estar.lc vuclta junto a vucstra pelota..
bien, en la Rítmica, e[ aspecto temporal de un
desplazamiento puede ponerse en evidencia En esta elecuci,in, cuatro o cinco niños
("obretivar", de alguna manera) a través de la consiguieron hacer coincidir el momento del
música. Ésta conduce, por e[o, a hacer distintas regreso con el fin de la melodía. Otros, incapa-
dos nociones (la de espacio y la de tiempo) que ces de una anticipación suficiente, se precip¡ra-
tienen tendencia a permanecer confundidas en ron corriendo a su sitio en el momento en que
el movimiento, algo que sirve a ambas de pri- se oía la última nota del fragmento (o, en rigo¡
mer durante mucho tiempo único- instru- uno o dos segundos antes). Algunos, por el con-
mento-y de medida. trario, no pudieron decidirse a alejarse de su

156 LA RiTMrcA .,AeuEs-DAr-c-RozE


I..l()r¿r que unos pasos, obnubilados por la
D]¿is entendi,:kr,:le qué se tratal¡a, sin que en ningún
n Iirc()cuPación de llegar a tiemp()... y llegaron Ilt,)tncnlu. l19.,, l:r I.lut'St\ra tllviCrall qllC (,rn-
to .lL'rrasiad() pront(), pues para e[os sólo conta[¡a tar los pusos, por cjenrpkr, o el número de fiases;
.'i lLrgar de llegacla. I'ara estos dos últimos gru- tampoc() huLro c¡ue fijar previamente un tra-
1,,,s, la p¡ofesr¡ra de Rítmica dio marcha atrás, yecto o estirblecer por adelantado puntos de re-
r()n razón, para dedicarse sólo a la duración. fcrencia internedios. Por eso, a mi entender, el
r- e.lercicio lcs fue verdaderarnente útil tanto en
c- "Esta vez no hace falta volver hacia la e[ plano musical como en e[ de la construcción
pelota. Si se quiere, es posible lograrlo, per<r
del espacio, aunque algunas de sus realizaciones
lo que importa es escuchar la música y parar-
.ie c( )ntin uaran siend,r algo impelectas.
se a la vez que ella. El momenn de parada es
l- nis importante que eI lugar." El scgundo e.jercicio es el del «aro que gi-
.,1 ra», que gusta mucho a krs niños (en particular
Libe¡ados de la obligación espacial, todos
-á a los quc yo veo en terapia psicomotriz).
],,¡ niñ,-rs sin excepción consiguieron esta vez
.letenerse en el momento requerido (lo que Después de aprender a hacer girar un arcr
muestra que la anticipación del momento de y a atraparlo sin que se caiga, el niño apren-
,e
llegada se obtiene más precozmente que [a del de a retrasar el momento en que debe aga-
lLrgar de llegada asociado a él). rrarlo: csperará, por ejemplo, que una scñal
A continuación, la profesora [[ama la aten- l. dc la orJen, en vez de nrecif,ilarse .in
esperar (a lo quc Ie predispone la excitación
ción de los niños sobre la ayuda que puede apor-
proclucida por el juego y e[ temor a ver cl
¡ar al establecimiento de un trayecto [a percep-
aro en el suelo). Así, poco a poco, conse-
ción correcta de la duración de [a melodía: guirá estimar el momento en que es verda,
" Habérs visto
que todo el mundo puede pararse
deramente necesario atrapar el aro, que
exactamente cuando hace falta porque, en [a cornienza, peligrosamente, a ir cada vez más
I
música, algo nos dice en un momento dado que despacio. Una vez adquirido este dominicr
pronto va a llegar el final del fragmento; y de sí, se se¡virá del aro que gira para medir
luego, algo nos dice que es ahora cuando hay el espacio por el tiempo. Tras haber dado un
que pararse. En el paseo es lo mismo: cuando impulso al aro, que se pone a girar, el niño
s¿rlimos, sabemos que es el comienzo, que pode- sc aleja intentarrdo hace¡ un trayecto tan
mos irnos lejos de nuestra pelota; luego, algo en largo como le permita e[ tiempo quc c[ aro
Ia música nos clice que va llegar el momento tarda en c¡er- AI princrpio, consentir en
.le volver y, al final, que hay que volver inme- perdcr de vista el aro no es poca cosa; el
diatamenre si no queremos [egar tarde. Y co- niño siente en todo momento la necesidad
de verificar que sigue girando, como si bas-
mo casi hemos [[egado, no hay necesidad de
tase sólo con mirarlo para que no pudiera
COrret».
caer de un segundo a otro (el niño, sin
Tias algunos tanteos, la mayoría de alumnos
embargo, ha podido comprobar que el aro
¡ealizó bien el ejercicio. Algunos iniciaron el
puede girar mucho tiempo). Para ayudarle a
regreso desde el comienzo del tercer fraseo,
admirir que el aro no necesita que [o miren
orros esperaron su repetición, que aún les deja- para continuar girando, el profesor se servi-
ba suficiente tiempo. Todos parecían haber ¡tí de la música: oVoy a acompañar al piano

L^ GRAMÁTiatA DL- LA RrÍMlcA 157


Esta obrc e! PrDPie(l: 1 .'

stBDl-uc:i
el movimiento del aro, asÍ (rrino st¡srenido). proyecta el programa de un concierto o rete¡en-
Cuando orgas quc la nrüsrc,r (¡npicza a ser cia a [a graduación del uretrrinomo en la bús-
más lenta, querrá Jecir qL¡c el ¡ro rambién queda dc un ¿cmpo. Est,'s c,,nccnr,'' n') Inrer-
ernpieza a girar más Ientatnente, y que hay
vienen en [a música lnisma, excepci(in hecha
que volver para atraparlo.. Confiado con la
de ciertas obras de música contemp()ránea en
posibilidad de conrrol audirivo, cl niño con-
las que la duración de las pausas i¡ de las inter-
sigue alejarse resuekamenre tlcl aro. En gc-
neral, las prime¡as veces que la música le
venciones sonoras está a veces c¡onc>tnetrada.
(Se comprende que est(, pueda ser nccesario en
indica que r iene que volver, sc nrecipira co-
rriendo. Cuando comprueba que no necesi- obras en las que se abandona toda referencia
ta apresurarse, logra interiorizar la duración posible a un aempo estable o común, cuando [a
aproximada de su trayecto y se le puede escritura de las partituras no permite a los músi-
inducir a fijar la atención en la longitud del cos circunscribirse a las barras de cornpás 1ue
recor¡ido: ..Vas a intentar hacer un paseo constituían, de alguna manera, el «cronóme-
tan largo como antes, pero esta vez sin la tro" de las partituras tradicionales , r¡ rambién
música, acordándote del largo rato que cuando en [a obra se incluye una parte grabada
puede estar girando elaro.. C,¡n ayuda de la que conlleva en su desarrollo cortes vacíos de
exnenencia, el niñL-r logra pr('grcsrvJmenre una duración predeterminada, destinados a las
estimar Ia longitud de su trayecto en fun-
intervenciones sonoras de músicos de orques-
ción de las variaciones temporales que
ta...). De todos modos, esta música quc juega
dependen de la fuerza del irnpulso inicial
dado al aro.
con el tiempo del reloj todavía puede consi-
derarse una excepción en e[ conjunto de las
Estos dos ejercicios pueden incluirse entre músicas existentes, para las que la unidad métri-
los ejercicios de Rítmica por la música (por opo- ca no es el segundo, sino Ia cad¿nci¿ del movi-
sición a los ejercicios para la música). Pero a miento.
largo plazo sirven a esta última, a[ permitir lgualmente, en el terreno del movimien-
abordar la métrica propiamente dicha sin correr to corporal apenas se habla en términos de
el riesgo de confundirla con la música --ie la metros o centímetros, a no ser para fijar las
que es un elemento- o con el ritmo que dimensiones de una escena o decidir el empla-
proporciona un marco-. -al
zamiento de ciertos puntos de referencia; o a
La introducción de unidades de medida que veces para proponer una distancia aproximada
permitcn hacer comparaciones cuantitativas es, entre dos compañeros: "No os ace¡quéis a me-
en el niño, de aparición relativamente ta¡día, nos de un metro», «quedaos a dos centímetros
tanto en el campo del tiempo como en el del uno deI otro"... Pero casi siempre se prefiere
espacio. Por lo demás, los sistemas métrico y decir: "Entre vosotros debe quedar la distancia
cronométrico sólo intervienen poco y muy ac- de un brazo extendido" o «poneos tan cerca
cesoriamente en los ámbitos de la música y del como sea posible sin tocaros»; porque estas
movimiento corporal. En música, sólo en cir- medidas, además de se¡ suficientemente preci-
cunstancias muy precisas se habla del tiempo en sas, son verificables en todo momento. Aquí,
términos de minutos y segundos: necesidad de la unidad de desplazamiento no es el metro,
conocer [a duración de un fragmenro cuando se sino el Paso.

158 t-r RÍTMrcA JAQUEs-DALCRozE


Catlencia y pas() §()n unirladcs variables, por del "aro quc girir., en el que el nitlo Jel¡ín ser
ri: . I\uc:tu, I\(r,, ttn¡ rcz li¡,rJlrs Iror un tnovl- ca¡,az dc conliirr ctr sLl sc¡rti(l() internc¡ cle la
er- ¡licnt() ¡cl)etitivo cargado dc una deterrninirda tlur:rción total .le Lrn ruoviurie¡r¡r¡. )
( n( rgr.l \(rn lr:t.tarrtc ..t.rhles V nrecirf,s narrl, 5i La cu¡Jralura. ¡currio¡r .]c lie¡ 1,,r., c,!lnf,r-
.s necesario, medirlas en tér¡Dincls de segundos ses o grupos de compascs en blLrques de cuatro o
CT ,, .le centímctros (lo que , como hemos visto, cle múltiplos de cuatro, corresponllc a Lrna [ógi-
la raralnente es necesario); y, trntes de ello, pirra ca métrica l¡asada cn una motricic]ad binaria (la
erí potler, en tanto que tales, dar lugar a evaluacio- que ejemplifican la marcha y los movimient,rs
nes proporcionales: un trayecto de doce pasos relativos al eje corporal). Es cd\i (,mnrnrcsenle
lr .le la misma longitud es dos veces más largo que en la música occidental clásica y moderna, al
sl- un rrayecto de seis pasos de longitud idéntica, y igual (y por esa causa) que en la rnúsica de las
ueV trcs veces más largo que uno de cuat«) pasos; danzas populares y en el jazz. No es raro encon-
una sucesión de doce sonidos tt¡cados con una trar e[ sentido de la cuadratura en personas
cierta cadencia tiene [a misma duración c¡ue incluso poco avezadas musicalrnente (pero, ¿se
lu- un¡ sucesitin de vcinticuatro sonidos tocados puede, en nuestros días, no entender de música?
.l,rs veces más deprisa, etc. Pero sob¡e todo (y es Y la que no se elige oír, tan generosamente dis-
lo que aquí nos interesa), debido a que [a ¡ensada en lugares ¡úhlic,rs. ¿no cs casi .iern-
s- . alencra y el ¡as(, ticnen un origen común en pre la más imperturbableme¡¡¿ "61¡¿d¡¿da" que
l¡r la energía del movimiento, sirven para hacer existe?). ¡Hasta el punto de que podríamos pre-
que el esptrcio y el tiempo se midan uno al ot¡o. guntarnos si [a cuadratura no se hab¡á converti-
Ya hemos visto, en e[ primero de k¡s dos do en uno de nuestros arquetipos culturalesl...
t- ejemplos anteriores, cómo [a posibilidad de eva- En cualquier caso, [a simetría de la música, es
t- Iuar la duracitin de una melodía había podido decir, el equilibrio de su arquitc.tur.r, rro \(
servir en la evaluación dc la longitud de un tra- limita a la cuadratura en sentido cstricto, y los
l- yecto. Se trataba, recordémoslo, de una melo- ejemplos de obras en que se transgredc son, sin
e día de forma AABB', compuesra por cuatro fra- duda, tan nu[rerosos como los prirneros. A me-
IS ses de cuatro compases cada una. B cierto que nudo son los mismos, y así se aprccia aún más
t- esta cu.olratura, superestructura métrica regular estas transgresiones, por cuant() rompen agrada-
hecha aquí aún más evidente por [a repetición blemente el curso previsto de la música acom-
a de las frases de dos en dos, debía ayudar al éxito pasada sin dejar de permitir la refe¡encia a ella.
en eI ejercicio (aun cuando no se hubiese men- Por e.jemplo, una frase cle tres compases se
cionado expresamente). En efecto, permitía l[e- entenderá como la repeticirin nbreviarla o resu-
var la sensación dc la relación espacio-tiempo mida de una frase original de cuatro compases;
a tle la melodía entera a un agrupamiento menos la introducción de un compás de tres tiempos
amplio de unidades de desplazamienro; el nú- en la repetición de una serie de compases de
sv mero de pasos para cada frase tenía buenas dos tiempos dará la impresión de un estira-
oportunidades de poder ser reproducido con miento de la melodía, etc. Jaques- Dalcroze, en
exactitud, aunque no se hubiese hecho alusión sus composiciones instrumentales y vocales,
a la posibilidad de conrarlos. (Bte apoyo de la jugó (a veces sistemáticamente) con estas mo-
cuadratu¡a no existía, en cambio, en el ejercicio dificaciones de la cuadratura que conducen a

rá cRAMÁTicA DE L4 R¡TMlcA I59


una reorganizacit'rn del equilibrio musical. Arin ser útil recurrír al espacio como medida, por
falra, para ¡oder aprecrar estas transgresiones, ejemplo de [a siguiente forma (e[ principio de
rupturas y reorganizaciones rítmicas y métricas, este ejercicio lo tomo de Dominique Porte):
poseer el sentido instintivo de [o que encubren, Se señalan en el suelo puntos de referen-
en música, las nociones de eqtrilibrio y desequi- cia equidisrantes (eventualmentc dispuesros
librio. en cuadrado), cntre los que el alumno debc
poder dar "cómodamente" un número de
Un ejercicio de Rítmica mediante el cual pasos equivalente al número de pulsaciones
se asegura que el sentido de la cuadratura determinado por la cadencia de la frase
está presenre en la memoria auditivo-motriz
melódica. Se le acostumbra primero a sentir
del alumno consisle en rocar, mientras cami- esta equivalencia acompañando sus pasos
na, un fragmento musical con una cuadra- con frases melódicas de la misma duración,
tura bien establecida y desconocido por é1, teniendo que cambiar de dirección con cada
pidiéndole que se detenga al final y dé una nueva f¡ase para dirigirse hacia e[ punto
palmada en el momento de la última nora. siguiente. Luego sólo se toca (o se canta)
Luego se comrenza de nuevo el fragment.r, para él una de cada dos frases; durante el
advirtiendo al alumno qrre la música cesará período que queda vacío, ha de repetir can-
duran¡e el rrayecr,r y que deberá conrinuar su tando el fragmento melódico que acaba de
marcha cantando rnterior¡nente la conrinua- escuchar, sin dejar de andar. Goza así de una
ción (o imaginando otra melodía, si le falla especie de control inmediato sobre [a dura-
[a memo¡ia) hasta el supuesto final; enton- ción de su producción vocal, [o que produce
ces, como la primera vez, se detendrá gol- generalmenre, de enr¡ada (¿debemos sor-
peando la nota final. Se deja de tocar poco prendemosl), una disminución del núme¡<¡
después de haber iniciado la segunda mitad
de errores, no sólo de los ligados al tiempo,
del fragmento. (Si el ejercicio resulta bien, sino rambién de los que dependen .le la falta
en un tercer intento se puede detener la de memo¡ia melódica.-.
música antes del final de la primera mitad.)
Según el fin que se persiga o el campo sobre
Algunos alumnos, incluso entre los que el que estemos trabajando, en lugar de hace¡-
manifiestan un sentido satisfactorio de la cua- Ie repetir una melodía previamente escuchada
dratura en ejercicios de este estilo, tienen a se puede hacer que improvise frases que se en-
veces dificultades para conservarlo cuando son cadenen a las que Ie son propuestas. También se
ellos mismos los ejecutantes, en especial si han le puede pedir que repita, dando palmas mien-
de repetir cantando una frase melódica hasta tras camina, e[ ritmo de la melodía que acaba de
entonces desconocida. Que supriman (o aña- escuchar (o que invente uno de la misma dura-
dan) algunas notas por falta de memoria me[ó- ción). Incluso puede hacerse que imagine un
dica es una cosa, pero a menudo, incluso siendo ritmo corporal lib¡e (saltos, carrera, paradas,
conscientes de haber cometido faltas, no pue- pasos lentos, etc.) que ocupe la duración de un
den pronunciarse sobre las eventuales modifica' desplazamiento entre dos puntos y que [e lleve
ciones de duración que han introducido en la al punto siguiente en el tiempo deseado para
melodía. ¡La han hecho demasiado larga o de- retomar, con la siguiente frase, [a marcha inte-
masiado corta? No lo saben. En estos casos suele rrumpida.

160 LA RiTt''tlcA.,AQUES-DALCRozI-
C}¡ntrariamente a lo que hc sugericlo en cI I'rimero /rrse,
d'.J cjern¡,lo anterior, cuando se intenta traducir el Se csri¡r-rla trn númert¡ de p¿rs,rs; por e1enr-
.lcsirrrollo rernporal y dinámico de la rnúsica por ¡lo, siete. Los llumnos debenj ¡ues, pilsar Je
:n- mecii<, cle rnovirnientos y de dcsplazamientos un punto al prrixilno en siete pasos, en la
..'r¡oralc., t l ¡a.o d,. un punto a otro n() siem- direcci<i¡r que |rsf¡¿¡¿^, es decir, siguiendo
un segmento G, b o c. Son lihres de elcgir su:
¡re puecle efectuarse a [a velc¡cidad más crimo-
d,- .l¡. Alcanzar a un grupo ale.jado en un tiempo trayectos, y se csfuerzan caila vez por aclaptar
res nruy reducido, avanzar imperceptib[emente a lcr
la longitud de sus pasos a la del segmento
escogido. Se realiza el ejercicio en un r€mpo
Iargo de una línea recta durante una duración
dado; a continuación se puede volver a
que parece infinita, volver al punto de panida
hace¡ en un tempo más lento, a paso de
en un tiempo dos veces más corto que el que se carrera, etc. (lgualmente, se podrá realizar
había invertido cn el trayecto inverso... ¡todo con diferentc número de pasos.) En esta fase,
esto es moneda corriente! Se trata también de la atención se cent¡a en las variaciones en la
imprimir Ia dosis justa de energía a cada uno de dc¡sificación de la energía en función de las
los dcsplazamientos y de lograr encadenarlos sin variaciones del espacio, permaneciendo
1
,-.rrc¡res de evaluación de ningún tipo, aunque constantc la du¡aci<in dc los dcsplazamien-
las relaciones de tiempo y de espacio varíen tos, al igual rlue el número de pzrsos.
cada vez.
Segunda fase :
He aquí un ejercicio de «gramática» que me
Se asocian diferentes velocidades a las dife-
:e ¡rarece que favorecerá este tipo de destreza.
rentes longitudes. Por ejemplo, se puede
L)ebo su principio a Edith Nael y trataré de
decidir que la velocidad de los pasos sea fun-
rn, \l rar alSun(,5 de .us r.cursos.
ción directa de la longitud de los segurentos,
Se delimita en la sala un gran rectángu- se rcco¡¡erán corriendo los scgmentos c,
lo por medio de nueve panderetas (o mejor, andando normalmente los segmentos b, 1'a
cle nueve cuadrados de cartr5n sobrc los que paso lento los segmentos a (pero también es
se pueda poner el pie, o incluso nueve aros). posible al revés, y en otras ocasiones con-
Éstas indican los ángulos, Ios puntos n.redios vendrá una asignación dife¡ente). El núme-
a de los lados y el centro del rectríngulo (cL ro de pasos entre dos ptrntos sigue siendo
figura). La distancia entre dos panderetas constante. En esta fase, la rapidez dc deci-
puede ser a, b o c. sión desempeña un gran papel: a cada cam-
bio de dirección le corresponde un car¡rbio
de tempo, y hay que poder decidir inrnedia-
b tamente en qué sentido tendrá lugar esre
cambio. Un buen sentido de la <¡rienración
c c
"Io b b o
es una valiosa ayuda en este caso. Como se
ve en el plano, todos los segmenros ¿ están
situados en una verrical, todos los segmentos

G o b, en una horizontal, y todos los segmenros c


en una diagonal (o largo, ancho y diagonal
^1 o del espacio de una sala). Esta fase del ejerci-
b cio se efectúa sin acompañamiento musical

LA GRAMÁTic-A Ds r-4 RlrMtcA 161


exterior, siendo libres los alumnos para fi¡ar momento reunidos por Ia rnagia de la sime-
po¡ sí mismos sus tres distintc¡s tipos de mar- tría.
cha y esforzándose por hacer cada uno t¿rn
regular e igual a sí mismo como sca posible. Podemos imaginar rnuchas variantes de este
Al principio se facilira el e¡ercicio aurorizan- ejercicio: entradas en canon, sustitución de los
do un instante de pausa al final de cada serie p:rsos regulares por ritmos marchados, variacio-
de pasos. nes de peso en l,)s desplazam ientos. creaciones
colectivas haciendo intervenir la simetría lla-
Terceru fase:
mada "en espejo», etc.
Se acuerda una relación mét¡ica entre las
velocidades de los desplazamientos; por Jaques-Dalcroze estaba tan persuadido de
ejemplo, relación de simple a doble entre que e[ sentido muscular es primordial en la eva-
velocidades crecientes (sea a = ,l ,b= J, luación del espacio que ideó con éxito gran
número de ejercicios de Rítmica dedicados a los
c= f )odesimnleatriple b= J.,b= ), ciegos (cf Soar,¿nirs, notes et criti4ues, 1942, pp.
Tñ 85-103). Támbién señaló los beneficios que
c =| de ¿Ji ). Lu.go se decide un núme-
aportan a los alumnos videntes los ejercicios
ro de pasos que tenga en cuenta la ¡elaciiin hechos sin ayuda de la vista, que les permiten
métrica elegida. B preciso, de hecho, que ca- estar más atentos a otros aspectos de la percep-
da una de las diferentes cadencias sea contro-
ción. En efecto,
lable por las otras en todo momento. En e[ pri-
mer ejemplo que hemos visto, vald¡án ocho ...a1 cabo de poco tiempo, [el alumno] se
pasos (o cualquier múltiplo de cuamo); en el habitúa a prescindir de los puntos dc refe-
segundo seún convenientes nueve o cualquier rencia creados por e[ ojo, y siente a partir de
múltiplo de tres. Se verá que en cierto número entonces que sus facultades de orientación
de ¡elaciones diferentes convienen doce pasos, dependen de nuevas apreciaciones muscula-
por ejemplo: a = res, dictadas por un sentido especial, tan rico
).,a= l.,r= J.;otambién, como el de la vista en manifestaciones sen-
o= J.,b = J,r= l,etc. ¡Pero también es cillas y naturales. [...] Y también es así como
preciso disponer de una sala de dimensio- el pianista no llega a ser verdaderamente
nes más que confortables! dueño del espacio del teclado más que cuan-
Aquí, un apoyo musical ayuda a percibir do puede tccar con los ojos cerrados y pres- I

los trayectos como parte de una simetría de cindir del control de la visra... (ibid., p. 90). :
coniunro. Cracias a un número de pasos jui- En los ejercicios de Rírmica pertenecientes
ciosamente escogido, los diferentes puntos
a esta categoría se deberá, por ejemplo, recorrer
del rectángulo se convierten en puntos de
una distancia con los ojos ce[ados, acompaña-
encuentro o, a veces, de reunión. Cuando se
do por una música que subraye el tempo; luego,
consigue realizar con precisión el ejercicio,
la impresión visual que siente el espectador regresar al punto de partida con el mismo
es comparable a la que procura un caleidos- tempo, pero en silencio, o dos veces más depri-
s
copio, en el que pedazos de vidrio indepen- sa o con el doble de pasos. Se intentará orientar
I
dientes unos de otros y deslizándose a dife- con relación a [a emisión de timbres sonoros,
rentes velocidades se encuentran en todo locaIizar su procedencia y estimar en número de

161 LA RírMrcA JAeuEs.DALCRozE


pirsos la distancia que nos separa rle su fuenre. parte sentilniento o a la iurencitin cltre le
Se tratará de descubrir la presencia próxüna dc Jirra -al
la l,rrna J( iu inrerlcn\ r,,r) cxlerna f.
.'rr,,. indrviduo. p()r ot¡a, ¿r Ia accitir.t por Ia cual rnanifiesta in-
-1 Io.
lugar.s v¡cios etttrt
intlividuos alineados- confiando en la reve¡- renciones o sentimicnt<¡s. Esta accirin dcja hue-
Io. Il¿rs más o menos durade¡as. Es cn forma de
heracicin de su temperatura cutánea c¡ en el eco
l()-
Jcl ruido de sus propios pasos. O incluso se harii hue as materiales como el pintor, el cscritor ir
cl ejcrcicio siguiente, dado aquí a título de últi- el cornpositor entregan a [a buenir voluntird del
ln.- rno ejemplo (cf J.-D., op. cit., p. 101, ej. l0). público sus obras acabadas, en tanto que el
músico, el actor o el bailarín c,'munican su pro-
Todos los alumnos, salvo uno, están dis-
clc puestos en círculo 1o bastante espaciados
pio gesto. Y las huellas que deja este último
'a- para que una persona pueda pasar entre ellos están subordinadas a Ia presencia y a la memo-
lrtJ sin tocarlos. Cada t¡no sostienc una pande- ria de testigos auditivos u oculares. La posibili-
reta o un pequeño instrumento de percu- dad relativamente reciente de conservar [a hue-
sión. Su compañero comienza a dar vueltas lla de las interpretaciones mediante películas o
le al círcu[o pasando sucesivamente por delan- grabaciones sonoras no cambia nada el hecho
te de un alumno y por detrás del siguiente, de que la acción es [a materia misma de la obra,
siguiendo una trayectoria sinusoidal. Lo a la que sirve a [a vez de vehículo y de conte-
. hace con los ojos cerrados, ayudado por krs nido.
golpes dados en cada inst¡umento a medida Lo propio de la acción es hacerse, como lo
que p¡ogresa y que oye re§onar tan pronto a
propio del sentimiento es ser sentido, di¡ía M. de
se su derecha, tan pronto a su izquierda. Ejerci-
La Palice. Tomar perspectiva con relación a la
cio difícil, que habrá sido preparado por bas-
una y al oro no es fáci[. Sin embargo, es una
tantes otros ejercicios...
¡n operación necesaria para quien quiere hacerlos
Los ejercicios realizados sin el recurso de la coincidir con una forma de expresión determi-
r,ista, al añadirse a los otros, muestran que una nada. Por ejemplo, uno habla su propia lengua
I- buena utilización del espacio es producto de sin prestar expresa atención a los apoyos del
elementos complejos. Un solo tipo de ejercicio Ienguaje o a sus resonancias, pero esta atención
r.ro puede bastar para ponerlos todos en eviden- es indispensable cuando intenta poner las pa[a-
cra; pero los ejercicios de espacio se completan bras en verso o en música o cuando pretende
unos a otros, en la perspectiva de una mayor enseña¡ la lengua a un extranjero. De[ mismo
sensibilización del alumno hacia todt¡ cuanto modo, uno se desplaza habitualmente sin plan-
c.rntribuya a hacer de su cuerpu un insrrumen- tearse cuestiones relativas a [a regularidad de su
to flexible e inteligente. marcha o a la influencia que puede tener sobre
ella un desplazamiento deI centro de gravedad.
Pero esta toma de conciencia corporal puede
Its a.ccíones y los senrimientos convertirse en obligatoria cuando eI movimien-
ro está sujeto a precisas restriccrones espacro-
Sea cual sea [a forma de expresión artística en temporales- Estas restricciones son muy fuertes
la que se piense, nos remite al movimiento del en la interpretación musical y en la coreografía,
individuo: a su movimienro inrerior, por una pero también se hallan, más o menos estricras,

\-* r-A (;RAMÁTIcA DE I-A RriMlcA 163


-rt
v¿
en las demás fo¡mas de realizaciones motrices o lírnites de lo posible: de hecho, la transfor-
deportivas. macitin de un pasajc musical en otro igual de
conocido explotir en este caso características
Por otro lado, no es necesario ser muy pers- comunes que sugieren una cierta afinidad
picaz para observar [a frecuencia con que el cntre ellos, lo que contribuye a la dive¡sión
estado interior de un individuo trasparece en su del público.
comportamiento externo, con ocasión de
acciones tan diferentes como el habla y [a mar- F-ste tipo de er¡or de orientación, usado con
cha. Se comprueba, en concreto, que la ausen- fines cómicos, se produce a veces involuntaria-
cia de ilación en las ideas hace incoherentes los mente. El actoq bailarín o intérprete musical
gestos, que [a seguridad reafirma tanto e[ paso necesitan evitarlo conscientemente mediante
como la voz o que un descenso de energía la destreza técnica y la concentración.
a[ cansancio o al desánime enr raña En [o concerniente a la destreza en [a ex-
-debida
una deceleración del andar o del habla, etc. presión, Stanislavski, a comienzos deI siglo xx,
Támbién aquí se impone una toma de concien- se alzó contra los estereotipos gestuales que
cia, tanto para quien desea guardarse de [a ino- servían, en e[ teatro, para traducir los senti-
portuna influencia de un estad,r lnlenor como mientos de manera convencional (los actores
para quien quiere valerse de él con fines ex- se tiraban de [os pelos para expresar la desespe-
presir,os. Veauros esto mediante el ejernplo que ración, se daban golpes de pecho para indicar
sigue, en el que se ha an simultáneamente pre- el dolor moral o los remordimientos, etcétera).
sentes estas dos intenciones, si bien a niveles Al hacerlo, obligó al actor a estar atento al
diferentes. hecho de que la interpretación teatral es, en
En uno de sus números más conocidos, el
primer lugar, expresión personal, ligada a la
actor Bernard Haller hace el papel de un historia del acror tanto como a sus propias
pianista que interpreta Ia Sonam op. 27 n." 2 características físicas y motrices. E[ actor no
(.Claro de 1r¡2") de Beethoven. A través debe tratar de identificarse con e[ personaje
de una grabación e[ público oye, superpues- que interpreta, sino sustituirse por él convir-
tas a Ia interpretación musical, las reflexio- tiéndose en su doble corporal. Porque es por é[
nes a que se enlrega el pianista mientras por el que adquieren vida las palabras y los ges-
toca. Deja vagar su mente y sus manos tocan tos atribuidos al personaje al que presta su
solas, por así decirlo, la pieza tantas veces forma, y que no existe más que por é1 (cf. Sta-
repetida. En un momento dado, el tedio nislavski, 1976).
lleva al pianista a evocar con nostalgia las Lo mismo pasa con la interpretación mu-
vacaciones, el mar, la arena... y su rnter-
sical, donde la personalidad, la «naturaleza
preración pianística se ajusta a [a ensoña-
musical" del artista es parte esencial en [a co-
ción, pasando de Beethoven a la canción
inmortalizada por Trénet: La mer qu'on voit municación de [a obra recreada. Se sabe, en
danser... E[ actor consigue el efecto cómico concreto, que las obras tocadas por las mismas
esperado simulando un decaimiento de la personas que las han compuesto no son obliga-
atención que repercute sobre e[ gesto, de to¡iamente más convincentes por ello; en e[
una fo¡ma que se mantiene siempre en los campo artístico, engendrar una obra y darle

164 LA RirMrcA JAouEs-DALCRozE


t vida no son siempre sinónimos. En una carta a intención o trn estado anímicc¡ incide sobre el
le n Io!'r'n ¡ilnista. Jecía Dinu Lipatti: tonr¡ del indivi.luo y, por tanto, sohre Ia energía
ts y la rapidcz tlc su mcx'imiento y sobre su fcrrma
...no debcmos olvidar quc [el] tcxto, para
de ocupirr el csp:rcio. Esta¡ :rtento ¿l las scnsa-
n vivir su propia vida, debe recibir nu¿srr¿ vi-
.1ay, a sernejanza de una construcción, sohrc
ciones musculares cxperimentadas en es¿rs oca-
la estructura de hormigón de nuestra escru- siones conduce a poder reproducirlas inme-
n pulosidad hacia el texto habrá que añadir diatamente de manera que se inscriban en la
rodo cuanto una casa necesita para estar aca- memr¡ria motriz, para [uego poder recuperarlas
l-
bada, es decir: el impulso de nuestro cora- cuando se haga sentir la necesidad de recrear en
zón, [a espontaneidad, la libertad, la diversi- uno mismo eI sentimiento que les corresponde.
e
Jad de los senrimrenros r''...
Las sensacioncs se transforman en senti-
La autonomía del artista con relación al mientos, o, dicho de orra manera, Ias accio-
acto creador se ha convertido, en [a civiIización nes extemas provocan una actividad inter-
occidental, en patrimonio de todas las artes. La na. El recuerdo dc un movimientt, crea una
e sensación análoga a la del movimiento mis
Rítmica, de la que di¡o Jaques-Dalcroze que no
es un arte, sino .una preparación a[ arte" mo (J.-D., 1945, pp. 135-136).
S
(1924, p.2) se propone precisamente favorecer Desde este punto de vista, [a música, en la
y reforzar esta autonomía, permitiendo a[ indi- educación dalcroziana, asume dos papeles. Sirve
r
viJuo establecer relaciones conscientes entre en primer lugar, principalmente en forma de
\us nroli¿s sensaciones, movimientos y senti- improvisación pianística del profesor, de apoycr
I
mientos. energético y temporal que permire mantencr v
:r
a Lo importante para todos los que consi- con¡rolar la esrahilidad de las sensaciones experi-
s deran cl cuerp" cn movimiento como un mentadas. En segundo luga¡ proporciona, por Ia
) intérprete directo de las emociones humanas aportación de diversas obras, un terreno de apli-
3 es no desdeñar ningún medio de aumentar y cación que ofrece múltiples oportunidades para
perfeccionar los medios corporales de expre- poner a prueba la técnica adquirida, adaptándola
i sión (J.-D., 1942, p. lz5l. a nuevas exigencias expresivas o formales.
La cuestrón de saber sr Ia músrca es en
]aques-Dalcroze insistió para que, en la "í
t misma portadora de significado ha hecho co¡rer
experiencia individual del ritmo, la expresión
tinta más que suficiente como para no discutirla
del "sentimiento musical.rr fuese controlada
aquí. Para el compositor Aaron Copland (1977,
por la conciencua del sentimiento mwcuktr. En
p. 13) la cuestión jamás debió haber sido plan-
cfecto, la expresión de un senrimiento, una
teada, pues sólo puede conducir a respuestas
imprecisas susceptibles de trastornar las mentes
'¡ 1970 i¡ memoriam Diru Lipalti, Labor et Fides, litera¡ias. Para e[ músico, en cambio, esta impre-
Ginebra, 1970.
I Recordemos también que, para Jaques-Dalcroze, cisión no es molesta, sino que fertiliza su imagi-
el adjetivo
"musical" desbordaba a veces el marco de la nación creadora. Bcribe Copland (p. 7):
música de los sonidos y calificaba, en referencia al senti-
do griego del rérmino, la coincidencia armoniosa de los Cuanro más vivo la vida de la música,
movimientos del alma, de la palabra y del cuerpo. más cc¡nvencido estoy de que es el espíritu

x I-A GRAMÁTICA DE LA R¡TMICA 165


x
Y
libremente imaginarivo lo tlue se halla en el A través de las sensaciones, las impresiones
corazón de toda creación urusical y de roda y los sentimientos, se crean irnágenes y asocra-
escucha viva de la música 'r. ciones de ideas que acaban por atribuir un sig-
Se puede suscribi¡ o no la afirmacirin de nificado al discurso musical:
Stravinski, cuando escribía, et Crónicas de mi Como músico A. Copland
uidt (cirado en Maneveau, 1976, p. 1l l), (op. cit., p. 27)-, lo-añade
que me fascina es pen-
sar que, por su propia naturaleza, la música
La expresión nunca ha sido la propiedad
exige ser tratada imaginativamente, y que lo
inmanente de [a música. [...] Si, como ocurre
que llamamos hechos musicales sólo adquie-
casi siempre, la música parece expresar algo,
re significado en la medida en que se deja
no es más que una ilusión, no es una reali-
actuar libremente a la imaginación ra.
dad.

Lo que no es una ilusión, en cualquier caso,


Si la expresión adoptar los términos
-por
de Stravinski- no es la propiedad inmanente
es que [a música s e imp'rime e^ la sensibilidad del
de la música, sí que es, al menos, e[ hecho del
oyente, que «toca» físicamente, a[ nivel de sus
emociones elementales. Así lo señala Copland
individuo que rermina el gesto musical (o, en
(op. cit. , p. 14): general, el gesto artístico). Esto quiere decir que
la expresión remite al movimiento, al cuerpo
A este nivel, cualquiera que sea Ia músi- movido por la voluntad de dar forma a un sen-
ca, experimentamos reacciones elementales timiento interior, de sacarlo fuera de sí; de
tales como Ia tensión y la relajación, la opa- hacer, en fin, por el poder de la imaginación y
cidad y la trasparencia, sentimc¡s la suirvidad
de [a reflexión conjugadas, un objeto estérico.
o aspereza de una supeficie, las expansiones
Así pues, impresión y expresión artísticas pasan
de la música y sus contracciones, sus impul-
ambas por e[ cuerpo tanto como por las vías de
sos adelante o sus retenciones; [experimenta-
mos] su duraci¿)n, su velocidad, sus truenos y
la imaginación. Como consecuencia, en I()s
sus susurros otros miles de reflejos, fun- ejercicios de Rítmica nos entregaremos a tratar
-y
damentados psicológicamente, de nuestra vi- conjuntamente estos dos campos eminente-
da física motriz y gestual, así como de nues- mente personales e individuales, de modo que
tra vida mental interior y sukonsciente r1. se les permita ejercer su influencia uno sob¡e
otro y que sus posibilidades se desarrollen a[
máximo.
': The mo¡e I lioe the life of music then more I am con- Entre las categorÍas de ejcrcicios propuestas
ti¡ced that it is the t'ree\ ima§tatioe mi¡d that is at the core
of all uital musíc making and m¡rsic liscen,ng. (Copland, por jaques-Dalcroze !cf. 1926a, p. 9, y también
19'17, p.7.\ suprd, p. 116, n." 11], vamos a detenernos, en
'' On th¿t bveL, whatevet the music nw1 be, we expe- primer lugar, en eL d,nalisís dr diferentcs lcciones
rie¡ce basic ¡eac¡iotts such a te¡sion a¡Á ¡eltase, detLsity aad.
en sus'Íelaaiones con los sefltímientos; comproba-
trans4relnc), a sfitlr-:th úr angry surface, úe music's swee-
lüngr and sulsrdings, is pushing fottañ or hcnging back, ir
letgth, its speed, is thundns ond whiperings ----anl a thou- 't But os a mushiaq what fascirwrl me is tlÉ t]@ught
sanl. other pslchnlo§calb bosed reflectio¡s of ow phlsicol life úut b1 its oen rwnre fiusic iÍvites inaginaüte treatmat, ar.d
of mwement and. gesture , and our itnet , srócoruciot¡s men- dw r\e facs of l¡¡¡Lsic, so ctllcd, are onll mzaningfitJ ir,sofar
tol üfe. (C-opland, 1977, pp. 13-14.) a5 dle irTr¿gifl¿.ion ii given lree play (Copland, 1977, p. 7. )

166 L4 RírMrcA JAeuEs-DArcRozE


re§/ rnos, por eje¡nplo que el mied() (o la
--dice-, que uDa aline¡ciiin dc virl,¡re:
tr¿ls n() es más

imaginacia)n del sentimiento de miedo) actúa métricos. Los estudi¿rntcs sc rlan cuent¡ ¡nur
en cl sentido de una repetición; la alegría, en el pronto de que no se ¡rat:r sólo.1e haccr que
scntido cle una dilatación; la voluntad favorece h» m.'r'imitnt,,. '. 'uc.'d.,n c.,n Irrrisi,,n
,,

en .'l orJen rr'qrtertdo, :in,,.luc srr \rrcc5r,in.


.,.rt/ rr¡r¿r contracci(rn de los rnúsculos; e[ deseo, una
para que sea percibida como rrn rodo, debe
cxrensión del gesto, etc.
basa¡se en un sentimiento interit¡r, err una
A título de ejempkr, he aquí un ejercicio
voluntad de justificar la aparición de cada
lo que he tenido ocasión de proponer a estudian- movimiento en cada momento de l¡ secuen-
res de Rítmica: cia.
1 .' t'ase:
3." fase,
S. hace cc,rresponder ciertus movimiento'
Se ruega a Lrs estudiirntcs que imaginen esta
]S corporales con cie¡tos valores (o grupos de
valores) métricos; por ejemplo: serie de gestos como el producto de un esta-
e
do interior del que aque[os serían la mani-
:l corcheas ()) = movimientos de cabeza festación extema: sentimiento de temor o de
negras (J ) = pasos adelante seguridad, impaciencia, curiosidad, disimu-
e ./ñ lo, arrogancia, etc. Cada uno se cledica a
o rrcsillos ( ) = paros alrá5
fi crear una situaci<in que da vida a este molde
t- métrico. Y enseguida se comprueba que el
semicorcheas ( ffi) = media vuelta
e sentimiento evocado determina, por la
blancas (J) = movimiento de brazos
v am¡litud y la fuerza Jc l,rs m,'vim¡cnto. que
). Se prueba un momento cada movimient<¡ suscita, el tempo de Ia secuencia rítmica, la
:l por separado. El piano indica cuándo hay longitud de sus incisos y fraseos, el paso con-
e que cambiar y sugiere, por modificaciones en tinuo o entrecortado de un valor al siguien-
s
la dinámica y variaciones del espacio sono- te, el carácter progresiv() i¡ inmutable cle la
r ro, diversas cualidades del movimiento rela- dosificación de la energía, etc. En orras l,ala-
tivas a su fuerza, peso, amplitud, etc. bras, esta vez se ha creado realmente un
¡itmo. Entonces se invita a todos los estu-
2." fase:
diantes a improvisar vocalmente sob¡e su
j
Se pueden combinar arbitrariamente los propia creación rítmica, y luego a hacer lcr
I valores señalados, de modo que se obtenga, mismo al piano o en un instrumento ¡¡eló-
por e.lemplo, la siguienre secuencia: dico.

r J trlr ¿ ntññ¿ lñJ »irl¿ ¿¡


4." fosa,
A continuación se trata de transformar la
Bta secuencia, que se apunta en la pizarra, notación métrica citada en una notación rír-
determina una cierta sucesión de los movi- mica, gracias a la adición de signos gráficos
mientos realizados antcriormente. Se Íata apropiados (indicaciones de rempo, de carác-
de encadenar los valo¡es indicados por ter, acentos, respiraciones, fraseos, matices).
medio de los movimientos que les corres- Se hará con la ayuda del canto interior y de la
ponden, para confe¡ir un senrido musical a memoria d,e Lx sensaciones experimentadas en
esta secuencia, que permanece vacía mien- las fases anteriores del ejercicio. Esra nota-
\.{
-l r,4 cRAMÁTIL-A DE LA RlrMrcA 167
-'l
Jr
ción puede hacerla elestutliante que ha crea- se simulase arrificialmenre, una impresión
do el ritmt¡ o un compañc¡o, "al dictado" scmejante a la que proporciona el movimientcr
del movimier¡to que ve ejecutar Se dar:i naturaI realizado espontáneamenre. Sin embar-
cucnra :rl haccrl(', de que "la autén(ica fer- go, la experiencia nos muestra que a menudo
cepciírn del movimiento no es de orden
basta con mucho menos que eso para obtener el
visual, [sino] de orden muscular" (J.,D.,
efecto deseado. Algunos trazos pertinentes (el
1919b, p. 140).
problema está en saber escogerlos) son suficien-
También se puede anotar, a la vez que el
rit mo, la melodía que éste hace nacer, mien- tes para evocar una situación o un ob.jeto tan
tras se crea, en el "oído interior". A con- verosímilmente como al natural (o más que a[
tinuación, dos ejemplos ilustrarivos: el p¡i- natural, si se exageran voluntariamente los t¡a-
mero es de un «ca¡ácter circunspecto"; el zos). Los mimos, marionetisras, caricaturistas y
segundo, de un «sentimiento de plenitud". ot¡os creadores de dibujos animados o de efec-
tos sonoros proporcionan a cada instante la
Assez v¡f lé8er et prudeñr
prueba de que
"es economizando los medios de
expresión como se les asegura las más poderosas
l- f'óe posibilidades" (J.-D., 1945, p. 265). Al hacerlo
Andante, soucenu et 8enéreux .juegan sobre seguro, si es que puede decirse así,
porque pueden contar constantemente con la
propensión del espectador o del oyente a atri-
.,1 t buir un sentido a toda situación que se Ie pre-
Por medio de este tipo de ejercicios, los senta, por poco que Ia pucda asociar a su propia
estudiantes van descubriendo que un rirmo experiencia.
musical igual que una melodía o una suic€ Bta necesidad de significación está, al pare-
-a[
de movimientos que forman un todo- es ce¡ tan anclada en la naturaleza humana que se
pone en funcionamiento también cuando seres
mucho más que la suma de sus partes. Se dan
cuenta, por otro lado, de que la expresión artís- "inanimados" ----€s decir no vivos- presentan
secuencias de movimientos: enseguida se perci-
tica no es obligatoriamente producto de una
ben cc¡mo organizadas, y hasta expresivas. Con-
libertad total, sino que puede haber razones
para imponerse restricciones, incluso severas y sidero una prueba de ello el experimento de
Heider y Simmel " en el que se ponen en movi-
arbitrarias.
miento figuras geométricas (círculos o t¡iángu-
Otras dos áreas de ejercicios indicadas por los de diferentes tamaños) mediante animación
Jaques-Dalcroze son I^ búsqueda de ritmos de cinematográfica: los acercamientos, alejamien-
gestos conespondíentes a ritmos afectivos y la tos o desplazamientos en paralelo que hacen las
estilízdoión de los gestos espont-áneos (cf. 1926a, figuras son interpretados de forma antropomór-
p. 9). fica espectado¡es a los que se ha pedido
Todo movimiento expresivo se reduce a una
-por
composición particular de tiempo, energía y " F. Heider y M. Simmel, "An experimental study
of apparenr behavio r", en A'r.ericar, louflúl o/ Psychologl,
espacio, que la posibilidad de un 1944, 57, pp. 241-259. (Christiene Gilliéron, comunica-
-suponiendo
análisis lo bastante fino- debería procurar, si ción personal, 1981.)

168 r-A RirMrcA .,AeuEs-DALCRozE


óil que dcscriban lo que vcn"'- en términos de vencirin subjctiva rlel espectador o clcl oyct.rte,
L.n( renlri)¡. reparaLi{)lrer, IruiJa. v persecuci,.-,- su tendenci¿r ¡ arril¡r¡ir al rnurrdo de los objct,:rs
II nes ("el gordo vit it alcnnzar al pequeño", "e[ el p,,.1('¡ ¡. 'e¡lttr,, dI c\frci.rr ( ||lociolles alt;.
lo L)cqueño se esconde y deja pasar aI gordo", etc.). Iogas a Ias que lc hir[¡iran, permiten comprentler
Per., rarnhién l.,s movimrenros inleriorc5, mejor lo que Srravürsk i e n¡endíir por ilusirín.
curociones y scntimientos no só[o sus mani- Pcro también es una invitacitin, para todos los
-y
icstirciones externas- son susceptibles de ser que tienen que vcr con las "a¡tes,-le la comuni-
n-
tn atribuidos a objetos que, ¿ Pnori, están despro- cación", a tratar de penetrar el secreto de esta
vistos de ellos (aquí está el origen de los jugue- maravillosa alquimia llamada poder de evoca-
res, muñecas y ()tras repruducciones inertes y ción.
más o menos fieles de se¡es vivos, así como de
v
c- [os numerosos juegos simbólicos a los que se JUEGOS CON EL TIEMPO
lav prestan). Recuerdo, en especial, haber sido la
Un rnismo gesto adquiere difcrenrc signifi-
la.z rnaravillada víctima de una ilusión así, en la cado según la expresiór'r de la mirada, su
AS
presentación de un montaje efectuado dentro dirección, su turbación o su resplandor. [...]
lov de esta óptica: en una pantalla, la fotografía en Hay gestos egoístas y gestos alrruistas, gestos
primer plano de un hombre leyendo una carta, directos, oblicuos c) zig?agucantes, gestos que
lr.- con expresión neutra, concentrado en su lectu- sttÚ¿n, (rtr(,s qur ¡untú,rn l ,rcentúan. .¡uc
i- ra, mientras una voz en o//deja oír a[ público el sugieren, que ¡efuerzan la expresión verbal
:- cc¡ntenido de la carta. Se supone que la voz es desordcnaiios, gestos secos y mcdi-
-gesros
dos, gestos untuosos- [...]. No conviene
deI autor dcl mensaje. Tras csta primera lectura,
ot¡a voz lce otro texto, y así varias veces más. El olviilar que cada gcsto pLrede cambiar de sig-
público oye leer una carta de amor, una carta nificado según tenga como colaboradores los
:-
pícara, una carta desct¡nsolada, una carta ame- movimientos de los olos, de las cejas, dc [a
e
frente, de [a nuez o dc la boca, así como las
nazante... Y [a ilusiiin consiste en esto: el rostro
flexiones, negaciones l,giros dc Ia cabcza. En
del hornbre de la foto no permanece neutro. Se
cuanto a los hombros, tan expresivos, podría-
le ve poner una cxpresión enternecida, apiada-
mos llamarlos el birrómetro de las pasiones
da, triste, sombría... Se le ve respirar, sonreí¡ se (J.-D., 1945, pp. 16-17).
e ve su mano temblar, sus hombros encorvarse...
Y, sin embargo, ¡se trata de la rnisma fotografía! Imaginemos una situación de kr nás sirnple,
lgualmente, la música tiene muchas veces el compuesta por tres movimientos orientados en
.I poder (se puede comprobar en algunas películas el espacio, que realizan los personajes A y B.
y en ciertas óperas) de hacernos ver el mismo A está sentado en una silla; B está de pie a
s
paisaje, Ia misma escena, bajo un aspecto alegre su lado, ligeramente rerirado. Los dos están
o lúgubre, amenazante o abu¡rido... Esta inter- orientados en el mismo plano y miran hacia
delante. Se les permire hacer tres m()vlrnien-
tos:
16
Advirtamos también que, en el terreno del espec-
táculo, la compañía de los Mumenschanz ha sabido ex- a) B inclina [a cabeza (y [a mirada) hacia A;
plotar magníficamenre el arre de dar vida v sentido a oh- b) B pone la manc¡ en el hombro de A;
jetos móviles sin idenridad definida.
c) A gira la cabeza hacia B.

LA o-RAMÁTrcA ¡)E /_A RíTMtc.{ 169


(At finat de [a secuencia, A y B csrán en seis. ¡Y sólo tenemos tres movimientos
contacto físico y sus miradas se encuentran. ) básicos! ¿Qué pasaría si diéramos a A la
A partir de estos datos espaciales, .juguemos posibilklad de girar la cabeza también en
un poco con e[ tiempo y hagamos la cuenta: la dirccción opuesta, o si Ia secuencia
comenzara con la entrada de B en Ia
1. Los tres movimientos, a, b y c, pueden habitacrón1... Y además, sólo hem,,s ¡u-
efectuarse en cualquier orJen. sucesru¿r, gado con el tiempo: no sabemos nada
simulanleamznte. Podemos considerar si- acerca de la suavidad o rigidez de los ges-
multáneos dos (o tres) movimientos que tos, ni de la expresión de los rostros. Si
comienzan en el mismo instante, y suce- tuviésemos que codificarlos también,
sivos los movimientos que comienzan llegaríamos a cifras astronómicas... Pero
una vez acabado e[ anterior. Se obtienen aprovechemos la circunstancia de no
así seis secuencias posibles formadas por estar en un mundo absolutamente robo-
tres movimientos sucesivos: a+ b + c, tizado para deiar vía libre a la esponta-
a+c +b,b+ a +c,[ +c + a,c + ¿+ §, neidad de los actores, mientras nosotros
c + b + ai y siete secuencias con a[ menos intentamos ahora hacemos una idea, a
dos movimientos simultáneos: ab + c, través de dos ejemplos elegidos a[ aza¡ de
c + ab, ac + b, b + ac, bc + a, a + bc, abc. La multiplicidad de evocaciones posibles.

2. Si se da a cada movimienro [a posibili-


dad de ser ejecutardo rápidn o bnutmente,
1 .' sinn¡ión: c.0 + [, + ¿.
cada secuencia de las enumeradas arriba Descnpción: A
gira rápidamente la cabeza en
podrá presentarse en uno de Ios ocho dirección a B, quien mira hacia delante. Un
modos siguientes (r = rápido, I = lento): mornento después, B adelanta lentamente la
rrr, rr[, rlr, [rr, rll, lr[, [r, [[. Esto hace mano hacia el hombro de A, srempre sin mirar-
pasar el número de combinaciones de 1o; cuando lo toca, orienta rápidamente e[ ros-
trece a ciento cuatro. tro hacia A y sus miradas se cruzan.
3. Imaginemos una posibilidad suplemen- Interpretacíón: Podemos imaginar que hay una
taria: la de que dos momentos de una pregunta en los ojos de A, y que B es presa de
secuencia se sucedan bien inmediata- una lucha interior. Al sentir [a mirada de A
mente, bien tras un ciempo de espera qtue posada sobre é[, se decide finalmente a hace¡ el
designaremos como 0. Cada secuencia gesto que tranquiliza ----o que pide ayuda (la
de tres momentos ve cuadruplicarse sus son¡isa o [a expresión de la mirada en [a tercera
posibilidades, por ejemplo: a + b + c, fase del movimiento debe¡ía permitir una deci-
a0 + b+ c,a+b0 + 6,¿0 + [0 + 6. sión al respecto)-. Podemos imaginar también
El número de secuencias de dos momen- que hay impaciencia en la mirada de A, y, en su
tos se multiplica por dos; por ejemplo: vivo movimiento, deseos de atraer [a atención
a + bc, a0 + bc. La adición de esta nue- de B, quien está absorto en algo que ve delante
va modalidad eleva el total de combina- de é1. Su gesto, un tanto indiferente, estará
ciones posibles a doscíentas noventa y entonces destinado a pedir paciencia a A, y se

170 r^ RÍTMICA .,AeuEs-DALCRozE


asegura rápidamente con una rnirada dc clue sLr pp. j9-49 y Zl8-222). Pero r-rt¡ sc de.jarán tle
il pctición es atendida... buscar en la música del pasado, que nos descu-
ll bre gran número de ellos. Un ejemplo quc rne
2 ' situ.orión: 6, + ast cs muy querido es el quc nos ofrece Brahms cn
el Inte¡mezzo n." 2 de la op. I I 9. La voz superior
D c scripción -interpr e tación : B pone ráp iclame n te
(r,iolenta, furtiva, imperativamente) Ia mano clel tema inicial incluye la siguicnte succsiírn tle
:I
.obre el hombro de Al luego, c()n un mism(, sonidos:

movimiento, ambos giran la cabeza hacia el


otro lentamente (prudente, rígida, temerosa-
mente) e intercambian una mirada (inquieta,
feIiz, rencorosa, aterrorizada, etc.).
La primera frase del tema se presenta de la
forma siguiente, a la vez retenida y agitada:
Bte tipo
de ejercicio puede desarrollarse de
manera improvisada, dejando libertad a los pro-
tagonistas para reaccionar según su criterio, Compases I y ss.

teniendo en cuenta las consignas y sin fijar pre- tÍ


P
viamente la duración que se otorga a cada movi-
miento. Pero los movimientos también pueden Sufre una primera modificacicin (trasposi-
ser estilizados, adaptándose a un marco temporal ción a l¿ menor y paso de binario a ternario)
rmnuest,, desde eI exterior: el nian.r. oc¡r ricmnlo. que da la impresión, a [a vez, de que se estrecha
,o.,.l'JJI " Jd J
" Jd,",. r.,,,.,,,
y sc suaviza:
después, los dos actores hacen coincidir una de
Ias posibles versiones de la escena con la repeti-
Compases 13 y ss
ción del ritmo propuesto. O bien a cada una de
PñP
las acciones se le puede asociar un instrrrrnen-
to. o un registro del ¡iano, y L) que se imlone
Después, una tercera versión (en /a rnenor)
desde el exterior es la combinación entcra.
hace jadear [a frase, por el juego cortado dc krs
En estas diversas ocasic¡nes se tend¡á cuicla-
contratiempos:
do de dejar que una parte de los esttrdiantes
sean espectadores de los ot¡os, con el fin de per-
mitir un inte¡cambio de puntos de vista ¡clati- Compases
l8 y ss.
vos a [a presencia o ausencia de intención ex- P
presiva.
Llega una cuarta evocación, que nos recuer-
En [a música se encuentran muchos ejem-
da a la primera, simplificada, per() que nos lleva
plos de estos juegos con el tiempo. Se han de
más allá en un importante crescendo:
buscar especialmente en la música serial, en los
ritmos de Messiaen, en las formas abie¡tas de
la música aleatoria o en la composición elec- Compases
29 y ss.
troacústica (cf. a[ respecto Maneveau, 1976,

-l
LA CRAMAT/(.A ]]E I A Á,ITM/CA 17I
Esta obra e§ PrcPicd'd ocl
SIBDI. UCR

Pero la quinta m¿rrca ve¡daderamente una de expresarnos gracias a un mecanismo


ruptura con Io ¿rnterior: paso a[ modo mayor, hurnano tan desconocid.r pclr la rnayoría de
cambio de tempo, clesplazamiento de los puntos Lrs scres como los mismos orígenes de sus
de apoyo, desdoblamiento del compás. E[[a actos y de sus pensamientosl
inaugura la segunda parte de la obra: A modo de conclusión a esra aproximación
a una gramática de la Rítmica, subrayemos
29 y ss. algunas de las " recomendaciones" dirigidas por
molto piano € dolce Jaques-Dalcroze a los profesores de su método
(1926b, pp. 11 y 14):
Si imaginamos la continuación de los soni-
dos que forman e[ substrato melódico de estas [...] Sin la esr¡echa e indisoluble colabora-
diferentes versiones como un trayecto en e[ ción de los sistemas nervioso y muscular, la
espacio que nos rodea o como un movimiento Rítmica musical no se diferenciaría de los
continuo colectivo, ¿a qué modificaciones se métodos usuales [de educación musical]. Y
por eso tiendo a insistir siempre en e[
verán sometidos esta trayectoria o este movi-
hecho de que al profesor no [e basta con
miento si se dejan modelar cada vez por un
exponer los ejercicios rítmicos de un modo
ritmo distinto? He llegado a hacer el experi- mu"ical. Es de capital importancia que
menro con gru¡os de cstudiantes para intentar ponga al alumno en condiciones de con-
que evaluaran las partes que corresponden a ve¡tirlos en experiencias corporales [...].
permanencia y a cambio, y que describieran las Si, por orra parre. se pri\ase a nuestro sis-
impresiones visuales. audirivas y motrices que tema educativo de su base esencial, la
van asociadas con ellas. Música, constituiría un método de cultura
física análogo a tantos otros. Así pues, por
Lo propio de la música
Jaques-Dalcroze (1922a, p.9)
r7--escribía
es, ante
el futuro de nuestras ideas es conveniente
que nuestros profesores hagan todos los
todo, provocar en el alma de los hombres
experimentos necesarios para lograr cu[ti-
una necesidad de imaginación y de realiza-
var con el mismo amor Ias ramas-hermanas
ción. ¿Por qué renunciar a este poderl [...] La
de nuestra doble educación. Que lleguen o
música nace en nosotros de una absoluta
no a un dominio completo no es e[ punto
necesrdad de evadimos de nosorros mismos.
principal: lo esencial es que no sacrifiquen
[...¿P]o¡qué no apoyarnos en e[[a, si se trata
una rama en beneficio de la otra y que bus-
'? Artículo recogido en J aques- Da lcroze, 1942, quen con insistencia nutrirse de la savia
pp. 1 13-116. común.

172 L4 RirMrcA JAeuEs-DAraRozE

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