PROGRAMA DE
ESTUDIOS
BUDISTAS:
“EDUCANDO
EMOCIONES”
Centro Thubten
Dhargye Ling
Alguien ha preguntado a Amparo por qué recitamos mantras antes de empezar las
sesiones. También los cristianos exclaman “Dios mío” cuando tienen algún problema, es
su refugio y les dota de mayor confianza y seguridad. Esta invocación está llena de
compasión y de intenciones puras y nos dota de grandes beneficios. Cualquier niño
pequeño llama a su padre o a su madre cuando sufre algún problema, no a Dios,
especialmente a su madre porque es la persona más cercana para ellos y por eso
invocan su protección, aún no han tenido tiempo de conocer a otras personas o la idea de
Dios o de Buda y por eso para los niños pequeños su refugio es su madre.
Cuando los niños llaman a sus padres y le coge su padre, éste se lo pasa a su madre
(risas) y el propio calor corporal de la madre al cogerle en brazos ya tranquiliza al niño. A
veces, si es el padre el que coge al niño, se pone peor (risas). Se sienten más protegidos
con la madre cuando le coge en brazos.
Los textos budistas hablan a menudo de la imagen de la vaca pariendo terneros, son
criaturas indefensas sin ninguna sabiduría pero ya conocen instintivamente a la madre
por el olor. En el Tíbet hay muchos yaks, se pueden ver centenares de yaks en una
montaña y los yaks recién nacidos reconocen a su madre entre las demás hembras,
nada más nacer.
La madre siempre tiene una compasión especial hacia sus hijos, los niños se sienten
felices al lado de su madre y es la primera persona de la que reciben amor y contacto
corporal, por eso tienen una conexión especial, ya de forma instintiva y emocional, no
racional, de piel con piel. Los niños absorben la energía de la madre y es la persona a la
que llaman cuando tienen problemas. Se sienten protegidos y en un refugio seguro al
lado de su madre.
Si una mujer quiere tener hijos, es importante cuidarse para disfrutar de un buen
estado durante el embarazo y que el niño también tenga emociones positivas y alegría
para un mejor desarrollo. El niño ya percibe las emociones de la madre en su vientre. Las
madres deben cuidar especialmente su mente y sus emociones porque si sufren
agitación mental los niños lo perciben y lo padecen. Esto ya lo explicó Buda Sakyamuni
hace 2.500 años y lo han confirmado los científicos.
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¿Por qué recitamos mantras entonces?. Hay diferentes tipos de mantras: de Tara
verde y blanca, Buda Sakyamuni, Buda de la medicina… Todos tienen muchos poderes y
se refieren a las diferentes cualidades de una deidad. Cuando alguien recita un mantra
invoca a una deidad y se beneficia de su energía, esto trae muchos beneficios. En el
Tíbet, se recitan mantras durante horas y horas y así se eliminan enfermedades y
energías negativas. Es muy frecuente recitar mantras al Buda de la medicina para ayudar
a los enfermos. También son útiles los mantras para ayudar a concentrarse en la
meditación y que la mente no se distraiga porque se concentra en un punto concreto
como es la recitación del mantra y así no se dispersa. Hay diferentes tipos de virtudes: de
la mente, de la acción y de la palabra. El mantra se refiere a la virtud de la mente y de la
palabra. Cuando entramos en lugares como templos, hospitales o bibliotecas, se pide
silencio porque las palabras innecesarias pueden molestar a otros y crear negatividad.
Mejor que estar callados o decir tonterías es recitar mantras, que no molesta a nadie y
genera muchos beneficios. Recitar mantras siempre otorga enormes beneficios.
Hubo un caso en el Monasterio de Sera de otro mendigo ciego que su mujer murió a
pesar de ser más joven y llegó un momento que, de tanto repetir mantras y de invocar
ayuda, llegó a mejorar de tal manera que llegó a ver un poco y valerse solo. Había un
monje joven que decía que él no necesitaba tener dos ojos, que le bastaba con uno y que
le gustaría regalarle un ojo al ciego. Se lo dijo a uno de los maestros y fueron al
dispensario del monasterio pero como allí no había condiciones para un trasplante ocular
acudieron a una clínica oftalmológica para realizar pruebas. Los propios médicos se
sorprendían de que un monje tibetano joven quisiera donar un ojo a un mendigo indio
ciego y mayor. Desgraciadamente, el nervio óptico estaba dañado y no era posible el
trasplante. La única solución era recitar mantras repetidas veces, lo que el mendigo ciego
hizo durante años y aunque de forma muy borrosa llegó a ver y a valerse por sí mismo, a
pesar de tener dañado el nervio óptico ha llegado a ver de tanto recitar mantras. Esto lo
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Es importante que desarrolléis una confianza firme en realizar lo correcto. Cuando los
chinos invadieron Tíbet, bombardearon y destruyeron todo, tuvimos que escapar sin nada
y ni siquiera teníamos esperanza de escapar con vida. Llegamos a la India
absolutamente sin nada. ¿Cómo podíamos estudiar los monjes?. Ni siquiera teníamos
libros pero nos organizamos y ayudamos mutuamente para reconstruir una biblioteca y el
monasterio. Algunos maestros recordaron que hay una zona fronteriza donde
tradicionalmente indios y tibetanos negociaban y realizaban intercambios comerciales,
algunos negociantes tibetanos que por su trabajo pasaban allí largas temporadas habían
construido un templo y una biblioteca que contaba con el kanyur y el tenyur. Allí nos
dirigimos pidiendo ayuda. Poco a poco fuimos consiguiendo medios para reconstruir
nuestro monasterio. No había fotocopiadoras pero algunos monjes tenían buena
caligrafía y durante años y años, días y noches… copiaron todos los textos hasta perder
la vista para que pudiésemos tener libros para estudiar. No teníamos electricidad pero
nos alumbrábamos con lámparas de queroseno. Uno de mis amigos perdió la vista de
tanto copiar textos sin apenas luz pero recitó sadhanas al Buda de la medicina hasta
recuperar la vista.
2. Cosmología budista
Ya hemos visto que el mundo, del mismo modo que surgió, desaparecerá. El budismo
cree que hay muchos mundos diferentes en continuo movimiento. Hay miles de galaxias.
Todo lo que ha nacido, desaparecerá. Es la ley de la impermanencia. Hace 2.500 años
vivió el personaje histórico de Gautama Sidharta, Buda Sakyamuni, murió y se continúa
reencarnando en otras personas para seguir trabajando en beneficio de todos los seres.
Jesús fue crucificado hace 2.000 años. ¿Dónde está su cuerpo?. ¿Ha desaparecido?.
Creemos que sigue ayudando a los seres sintientes, quizás en otras galaxias y distintos
mundos. Si Buda y Cristo han desaparecido y ya no existen, ¿qué sentido tiene que
recitemos mantras y les recemos?.
El fuego puede con las realidades más sólidas hasta convertirlo todo en ceniza.
Cuando echamos un grano de sal en el agua, ¿qué ocurre?. Se disuelve sin más. El
polvo en el agua desaparece y nada queda. El mundo nació a partir de unas causas y
condiciones y del mismo modo se destruirá. Todo se transforma, nada permanece. Los
seres nacieron a partir de minúsculas partículas pero cuando se extingan con el mundo
tan sólo quedará un inmenso vacío. Cuando desaparezcan nuestros cuerpos, se
convertirán en partículas pero la conciencia permanece, es indestructible y pasará a otros
nacimientos, con otros cuerpos, a otros mundos conocidos, a través de las leyes del
karma y de causa y efecto.
Otros textos budistas, como el Sutra del encuentro entre el padre y el hijo, hablan de
la energía de la tierra que une todos los elementos. Cuando disminuya esta energía, ya
no habrá nada que una las cosas y vendrá el big bang. Los científicos hablan del big
bang pero no explican sus causas, que vienen de la energía que disminuye y que
disgrega las partículas. Nuestro cuerpo se mantiene por la fuerza de la energía de los
cuatro elementos, por eso estamos vivos, cuando enfermamos y morimos se disgregan
los elementos y desaparece su energía.
Nuestra conciencia se mezcla con nuestro cuerpo porque estamos vivos, cuando se
separan, morimos. Cuando comienza la disolución de la energía de los cuatro elementos:
tierra, agua, fuego y aire, desaparece nuestro cuerpo y nuestra conciencia debe buscar
un cuerpo diferente en el que refugiarse. Sin suficiente energía, el cuerpo no es un
refugio adecuado para la conciencia. Si una casa no reúne condiciones de habitabilidad,
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no podemos vivir en ella. Del mismo modo, nuestra conciencia en el cuerpo. Cuando
morimos se manifiesta la luz clara, que es el interior del vacío de la conciencia, de ahí la
conciencia no puede pasar y debe regresar otra vez surgiendo un cuerpo diferente con un
nuevo nacimiento. Esta es la cadena de renacimientos. Después de este vacío no hay
nada, tan sólo partículas que se unen hasta transformarse en un nuevo elemento. El
mundo se destruirá y disolverá al igual que nuestro cuerpo.
Uno de nuestros maestros tenía un asistente que siempre le cuidó hasta que el gurú
murió con más de noventa años. El asistente se sentía vacío sin el maestro hasta que le
explicaron que el maestro ya era muy mayor y que sufría en un cuerpo envejecido pero
que ahora disfrutaba reencarnado en un nuevo cuerpo joven y sano. Con esta explicación
desapareció la preocupación del asistente. Ahora el maestro ha vuelto y vive con él con
un cuerpo de niño.
El budismo cree que la vida tiene final pero no principio, todo es una sucesión
continua de causas y efectos. El tiempo es circular, no lineal. En próximas sesiones
explicaremos esto con más detalle.