El famoso poeta libanés Kahlil Gibran escribió que sólo hubo una ocasión en su vida en que le faltaron las palabras.
Fue cuando alguien le preguntó:
“¿Quién es usted?”. Es una cuestión imposible de responder con palabras, porque lo que somos carece de forma, y
las palabras pertenecen al mundo de las formas. La respuesta a esta pregunta no se encuentra en el ámbito formal.
Cada uno de nosotros es un alma con un cuerpo, no un cuerpo con un alma. El alma no puede ser medida ni
observada. Quizá la mejor manera de responder a la pregunta sea observando lo que no somos.
Me encanta la manera en que Nisargadatta Maharaj responde a este interrogante en I Am That (yo soy eso). Este
autor escribe:
Del mismo modo que los colores de esta alfombra los origina la luz, pero la luz no es el color, así el mundo es obra
tuya, pero tú no eres el mundo. A eso que crea y mantiene el mundo puedes llamarlo Dios o providencia, pero en
definitiva tú eres la prueba de que Dios existe, no al revés. Porque antes de que pueda plantearse ninguna pregunta
acerca de Dios, tú debes estar allí para plantearla. Usted es la esencia, invisible, que demuestra la existencia de Dios
y del mundo.
El cuerpo está hecho de alimento y la mente de pensamientos. Considéralos tal como son. El desasimiento del
cuerpo, cuando es natural y espontáneo, constituye la liberación. No necesitas saber lo que eres. Basta saber lo que
no eres. Lo que eres nunca lo sabrás, porque cada descubrimiento revela nuevas dimensiones que conquistar. Lo
desconocido no tiene límites... Imponte tareas en apariencia imposibles... ésa es la manera.
Su historia ha intentado convencerle de que a usted le corresponde tal o cual etiqueta que le han asignado. Usted
adoptó esas etiquetas. Para borrar su pasado, es necesario que se quite todas esas etiquetas artificiales.
Usted no es su nombre. Mi nombre, Wayne, traducido literalmente significa "constructor de carretas”. El apellido Dyer
significa “tintorero”. Los indios de Norteamérica usaban nombres como Baila con Lobos o Pequeña Paloma Blanca
para describirse los unos a los otros. En ambos casos, los nombres, las etiquetas, no expresan lo que las personas
son.
El nombre le fue dado para ayudar a distinguir su cuerpo de los otros cuerpos de su entorno, y para proporcionarles a
los demás una palabra que pudieran usar cuando querían referirse a usted. Pero ni por un momento piense que el
nombre es usted. En realidad, el nombre es quien usted no es.
Usted no es su cuerpo. Fíjese en el posesivo de la expresión “su cuerpo”. Esto da a entender que el cuerpo es algo
que se posee. Usted es el poseedor
del cuerpo y la fuerza invisible que hay en él, pero no es el cuerpo en sí.
Con la mente piensa, y por lo tanto hay unos pensamientos y existe un ente
pensante. Cuando le preguntaron a Maharaj si la mente era la persona,
contestó:
¿Quién es el dueño de la mente? ¿El dueño que busca paz está él mismo en
paz? Quien en realidad es usted no es la mente sino el yo que hay tras de la
mente. Y tal dueño no se encuentra en el plano de lo físico. Durante la
mayor parte de la vida le han enseñado que usted es su mente. Ha estado
formándose, asistiendo a clases ad infinitum e identificándose de alguna
forma con lo que sabe.
Cuando se cree que uno es su trabajo, lo que se está haciendo es seguir una
rutina establecida para dar un valor a vida; pero un valor que no tiene
sentido. Nuestro yo espiritual no participa en esa tarea.
Nunca avances con prisa. Camina con lentitud, habla sopesando las palabras.
Nunca te dejes llevar por las emociones y jamás permitas que la gente te
manipule... Siempre hay otra posibilidad, siempre otro momento, y hay cinco
mil millones de personas... Diles que tienes todo el tiempo del mundo,
porque lo tienes, eres infinito. Recuerda que la más grande sabiduría que
puedes alcanzar es la del no hacer. Son los tratos y situaciones que evitas
los que te ayudan a conservar energía y permanecer independiente y fuerte...
Con cada cosa que te comprometas, aumentarás tu carga.
Los que aún se encuentran atrapados por esas creencias le llamarán traidor,
ingrato. Usted será capaz de darles amor y no tener en cuenta sus
acusaciones.
Sin embargo, la pauta persiste. ¿Por qué? Porque nos aferramos a nuestros
pasados como si fueran nuestras identidades. Niéguese a identificarse con
las etiquetas del grupo.
Wayne W. Dyer