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Isaías 9:1-7

De las profundas tinieblas a Su luz admirable

Este domingo es el que antecede el día 25 que en nuestros


calendarios es marcado como la Natividad del Señor, o lo que es
más comúnmente conocido como la navidad. Un periodo del año
de celebración, sobre todo en el mundo occidental.
Yo en esta mañana quisiera hacer una mirada bíblica a la
importancia del nacimiento de Jesús y desmitificar la celebración
travestida de fiesta al niño Jesús.
La navidad no es una celebración cristiana ¿¿¿???
Que estoy diciendo con esto: No hay ninguna ordenanza bíblica
y no encontramos en el N.T. ninguna celebración en cuanto al
nacimiento de Jesús, lo que no significa que no fuera importante,
pues la enseñanza bíblica trata de mostrarnos la importancia de
Su venida como lo veremos en el texto.
Pero todo lo que conocemos de la navidad, sea lo que
recibimos de la tradición heredad del paganismo católico
romano, mezclado con el afán del comercio, sumado al deseo
humano de auto satisfacción resultó en lo que hoy conocemos
como navidad y se celebra en muchos lugares del mundo.
Pero uno puede decir que se coloca el bebe Jesús en un pesebre
y se le recuerda Su nacimiento. Pero esta religiosidad cargada
de representación está relacionada no al entendimiento bíblico
de la verdad sino más bien a una idolatría de los hombres donde
se le reserva a Jesús un rincón en la casa, y quizás un
pensamiento en el día, pero una vida totalmente desconectada
de Jesús y de Su palabra.
En realidad, el bebe en el pesebre le agrada al mundo (siendo
sustituido por el viejo rojo), porque no molesta, no pide nada,
no tiene un mensaje confrontador, no exige compromiso
sacrificial, es solo una representación que le agrega al momento
algo inspirador.
Que quiere decir con estos comentarios desalentadores para
aquellos que nos preparamos para celebrar la “navidad”.
Primero nos estas cumpliendo con un mandamiento bíblico.
Segundo, lo que hacen en estos días no tiene nada que ver con
el propósito divino, tercero, de nada vale pensar en Jesús en
este día si Él esta disociado de tu vida.
Por otro lado, quiero traer le paz al corazón en decirles que no
es pecado aprovechar el feriado para comer algo rico en familia,
no es pecado recibir o regarle algo a alguien en demostración de
afecto, siempre y cuando todo esto no este cargado de esta
cultura de idolatría.
Pero para no pasar por este periodo del año sin entendimiento
de la importancia del nacimiento de Jesús quiero mirar con los
hermanos en este pasaje de Isaías lo que Dios habla por medio
de Su profeta 700 años antes del nacimiento del Salvador.
La salvación y El Salvador es un tema central en este libro.
“He aquí, Dios es mi salvador, confiaré y no temeré; porque mi
fortaleza y mi canción es el SEÑOR DIOS, Él ha sido mi
salvación.” (Isa 12:2 LBA)
Déjenme primero darles el contexto del libro y del pasaje:
Isaías escribe este libro más o menos entre 701 a 680 a. C. El
había sido llamado por Dios para profetizar entre el reino de Judá
1:1, 2:1, 3:1, pues el reino del norte había sido llevado cautivo
por Asiria por su rebelión y desobediencia al Señor.
Ahora el rol del profeta era llamar el pueblo al arrepentimiento,
para que se volvieran a Dios, pues de lo contrario Dios trataría
con ellos con Su justicia. Y es esto lo que estaba pasando en
Judá, Judá vio el error de sus hermanos, vio la rebeldía y pecado
de ellos, vieron el castigo de Dios, pero no aprendieron, sino que
estaban haciendo lo mismo. 1:8-16, 6:5
El pueblo estaba viviendo en completa oscuridad, en tinieblas.
Había allí una corrupción a nivel de gobierno, estaban siendo
gobernado por Acaz, era un periodo de corrupción moral, social,
pero todo eso era resultado de la corrupción espiritual del
pueblo. Is. 59:2-5
Por eso Isaías viene relatando este escenario durante todo el
libro, así termina el capítulo 8:22
Y mirarán a la tierra, y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad
y angustia; y serán sumidos en las tinieblas. (Isa 8:22 R60)
Proposición:
No es diferente en nuestros días. No es que falta religiosidad a
las personas, la gente tiene todo tipo y forma de religiosidad, lo
que manifiesta la oscuridad en que vivimos.
La corrupción en los gobiernos sigue presente, la corrupción en
la sociedad sigue presente, la corrupción en el corazón del
hombre sigue siendo su mayor problema y todo esto procede de
la profunda tiniebla en que se encuentra el hombre.
¿Qué tiene que ver eso con la navidad?
Podemos hacer otras preguntas que van aclarar lo que eso tiene
que ver con el nacimiento de Jesús y no con las fiestas que se
celebran en estos días.
¿Nos damos cuenta de la corrupción presente en nuestro
tiempo? O sea, la maldad, la injusticia, la violencia, el egoísmo,
la lujuria, la inmoralidad, impiedad, la falta de temor a Dios…
eso es corrupción, o lo que llamamos nosotros los reformados
de la depravación total del hombre.
¿Por qué necesitábamos un salvador? ¿Por qué había nacer en
la ciudad de Belén un salvador?
Porque los hombres desde nuestros padres Adán y Eva están
sumergido en la miseria del pecado y están destituidos de la
gloria de Dios.
Y Isaías habla de parte de Dios 700 años antes de que este
Salvador vendría, en 7:14: “Por tanto, el Señor mismo os dará
señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y
llamará su nombre Emanuel.” (Isa 7:14 R60)
Y en el cap.9, Isaías menciona no solo que Él vendrá, sino cual
es el propósito de Su venida.

1. Jesús viene para traernos esperanza – 9:1-3


En medio a todo aquel discurso de juicio inminente, en toda
aquella manifestación de pecado y miseria del pueblo: “he aquí
tribulación y tiniebla, oscuridad y angustia; y serán sumidos en
las tinieblas.” 8:22
Hay un mensaje de esperanza de parte de Dios. Pero… RVA Sin
embargo…
“Sin embargo, ese tiempo de oscuridad y de desesperación no
durará para siempre.”
El profeta comienza presentando un mensaje de esperanza
que está relacionado con la venida del Niño que nos ha nacido,
v. 6.
¿Por qué necesitamos esperanza? Tener esperanza es reconocer
que nuestro estado actual no es suficiente ni satisfactorio. La
esperanza es para el ser humano un anhelo por algo más o por
algo mejor de que lo es.
La esperanza no siempre ha sido necesaria. No necesitamos
esperanza cuando el presente es perfecto, pero sí la necesitamos
cuando no podemos imaginar una eternidad con las cosas como
son en este momento.
Para que nos demos cuentas de cuanto necesitamos de
esperanza, considera tu vida ahora. ¿Es perfecta?
Lo bueno que hay en nuestras vidas solo lo alcanzamos por la
gracia de Dios, y lo malo con el cual luchamos es resultado de la
entrada del pecado en el mundo. Y hay una realidad que
sabemos que por más que vivamos en santidad, la lucha con el
pecado será una lucha que nos acompañará hasta el final. En
esta vida no se alcanzará una santidad perfecta.
Ahora si proyectamos eso a la eternidad, o sea, si viviéramos
por siempre de esta manera, con la presencia del pecado, que
prisión, sería, que desesperanza.
Jesús dijo de Si mismo: “He aquí mi siervo, a quien he escogido;
mi amado, en quien se complace mi alma. Pondré mi Espíritu
sobre él, y anunciará juicio a las naciones. Y en su nombre las
naciones pondrán su esperanza. (Mat 12:18, 21)
El evangelio de Juan hablando de la encarnación de Jesús va a
decir, que cuando Él nació la luz vino al mundo:
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz
resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. Aquél
era la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene al
mundo.” (Jn. 1:4, 5-9 RVA)
Jesús nació en Belén, pero es llevado por Sus padres para crecer
en Galilea, y después de ser tentado en el desierto nos dice:
“¡TIERRA DE ZABULÓN Y TIERRA DE NEFTALÍ, CAMINO DEL
MAR, AL OTRO LADO DEL JORDÁN, ¡GALILEA DE LOS GENTILES!
EL PUEBLO ASENTADO EN TINIEBLAS VIO UNA GRAN LUZ, Y A
LOS QUE VIVÍAN EN REGIÓN Y SOMBRA DE MUERTE, UNA LUZ
LES RESPLANDECIÓ. Desde entonces Jesús comenzó a predicar
y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado.” (Mat 4:15-17 LBA)
El nacimiento de Jesús está directamente relacionado al
propósito de Su venida que es sacar al hombre de las tinieblas a
la luz admirable:
“Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el
que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de
la vida.” (Jn. 8:12 LBA)
La única esperanza para salir de la esclavitud del pecado, de la
condenación eterna, y tener vida eterna, y tener esperanza de
días mejores, es creyendo en Jesucristo. No celebrar la navidad,
no tener un pesebre en casa, no ir al culto o a la misa de navidad.
Sin Jesús el hombre permanece en la oscuridad, en la
corrupción, y sin esperanza de días mejores.
¿Tenes esperanza? ¿Dónde descansa tu esperanza? Sino es en
Jesús, entonces no es esperanza.
Segundo propósito…
2- Jesús vino a transmitirnos el amor de Dios – 9:3-5
Quizás al leer estos versículos uno puede estar pensando, pero
pastor yo no veo acá la palabra amor.
Recuerden que es un libro profético que habla de cosas
recientes, pero con implicaciones futuras.
Las palabras de Isaías en el v. 3 habla del crecimiento de los
gentiles en Galilea, cuando fueron llevados por Asiria, esta
región fue despoblada, los pocos que quedaron fueron mezclado
con cautivos de otras partes del imperio Asirio. Por eso no era
una zona de prestigio, así se esparció un dicho, puedo algo
bueno salir de Nazaret.
Pero ellos volverían a ser una nación, a experimentar el cuidado
de Dios, cosecha.
v. 4-5, serían libres de las batallas y del dominio opresor de sus
cautivadores.
Esos versículos apuntan a la redención que Dios haría en medio
de Su pueblo, librándoles de las manos y del dominio de los
opresores y constituyéndoles en una nación para Él.
Todo eso lo haría por medio del Niño que vendría.
Y algo que se destaca en estos versículos, es el énfasis de que
quien hará todo eso es Dios por medio del Niño.
Multiplicaste (tu), aumentaste (tu), tú quebrarás…
Toda la redención que ellos experimentarían no sería obra de las
manos de ellos, sino sería fruto de una intervención de Dios.
Dios los saca de la oscuridad, y Dios los redime.
¿Por qué Dios obra de esta manera con un pueblo rebelde y
corrupto?
Por causa de Su amor.
Dios ve la oscuridad, el pecado, la maldad y Dios no está
satisfecho con lo que está pasando, y por eso Él en amor
interviene. Dios envía Luz al mundo, y Dios envía un Rescatador
para salvar a pecadores. Su nombre será Jesús porque Él Salvará
Su pueblo de sus pecados.
Así como ellos en el pasado estamos lejos de ser dignos del amor
de Dios, no deseamos a Dios, traspasamos Su ley, deseamos
constantemente al pecado, de manera que somos dignos de la
condenación eterna, de permanecer prisioneros del pecado, Dios
sería justo en condenarnos y Su justicia sería satisfecha.
Pero El nacimiento de Jesús nos enseña del amor de Dios quien
nos da este salvador que no merecíamos, quien lleva sobre Sí
ira de Dios, satisfaciendo Su justicia en nuestro lugar.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas
tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para
juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.”
(Jn. 3:16-17 LBA)
“Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió
por los impíos. Porque a duras penas habrá alguien que muera
por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el
bueno. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que
siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Rom 5:6-
8 LBA)
No se trata de un amor universal, sino de un amor especifico,
vino para aquellos que Él Padre Le dio, y por ellos efectuó una
tan grande redención, y todo aquel que cree en Jesús recibe la
redención, es hecho libre del pecado, de la condenación eterna,
y pasa a ser hijo de Dios.
Todo lo hace Dios.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como
propiciación por nuestros pecados. (1 Jn. 4:10 LBA)
No se trata de un amor sentimental y pasajero como lo que se
presenta mucho en estos días de fiestas, El amor de Dios es
eterno y es sacrificial.
Jesús vino porque Dios nos amo de antemano. Con amor eterno
nos amó y con misericordia nos ha atraído.
Jesús no vino para que pasáramos lindo las fiestas, que
tuviéramos lindos regalos o comidas exquisitas.
Jesús vino para que tuviéramos vida en Su nombre, y sino no
tenes a Jesús, estas muertos en tus pecados, y todavía bajo la
ira de Dios. Pero Dios ha manifestado Su amor para con
nosotros…
Tercer propósito…
3- Jesús vino a traernos paz – 9:6-7
El porque del v. 6, apunta para la fuente de la luz y de la
redención. El autor al decir porque… está diciendo todo esto es
realidad (será para ellos), por causa de la intervención divina en
el mundo.
¿Qué hace Dios para darnos esperanza, redención y paz?
Dios viene al mundo. Dios no envía un ángel, Dios no envía un
profeta, sino que Él mismo viene al mundo.
O sea, El niño (humanidad) que nace en Belén no era un niño
común y corriente, sino que era El Propio Dios, Dios Hijo, la
segunda persona de la Trinidad. Como lo sabemos, porque ya lo
había dicho en 7:14, Dios con nosotros (Mat. 1:23), pero que
ahora el profeta añade otras informaciones que testifican de Su
Divinidad, de Su humanidad y de un tercer propósito de Su
venida.
Algunos pensaban que este niño fuera Ezequías, hijo de Acaz
que fue un rey bueno a los ojos del Señor. Pero no pudo ser
Ezequías, por los atributos y por la obra atribuidas a este niño.
Pero el profeta hablando del Niño que nacería dice que era
soberano haciendo referencia a Su reino que sería esparcido.
Que Su nombre, o los nombres por los cuales sería conocido:
Admirable Consejero - Este título expresa la sabiduría
requerida del rey para guiar y dirigir a su pueblo. Piense en
alguien que te pueda guiar con un consejo admirable, este es
Jesús.
Los hombres buscan sabiduría, buscan respuestas, buscan el
sentido de la vida, buscan soluciones a sus problemas, van a
psicólogos, psiquiatras, analistas, consejeros... leen libros, lo
prueban todo, buscan demonios, nunca reciben ayuda,
La Palabra de Dios dice, ¿estás buscando un Consejero
Maravilloso? Jesucristo, el Hijo de Dios es El consejero perfecto,
Él todo lo sabe, Él conoce las necesidades de nuestros corazones
y vino para guiar a Su pueblo en Sus caminos.
Dios poderoso - Este título se refiere al poder y la plenitud de
Dios, Él tendría el poder necesario para defender y proteger a su
pueblo. O sea, Él no solo sabe guiarnos con Sus consejos, sino
que nos capacita a andar en ellos.
Padre eterno - Este título se refiere al rey siempre presente
para guiar y cuidar a su pueblo. Los reyes que se sentaron en el
trono de David, todos pasaron, pero este ya reinaba fuera del
tiempo, y reinará por todo el siempre. Él es Padre de la eternidad
porque la vida eterna que recibimos procede de Él. Él precede el
tiempo y seguirá por todo el siempre presente.

Príncipe de la paz – es oportuno que este título venga por


ultimo y alcance el v. 7 también, pues este título refleja al rey
que viene en para establecer la paz. Como Rey trajo integridad
a los suyos, llevándolos a encontrar su destino en la plenitud de
Dios.
El trajo paz en 3 aspectos, paz con Dios, removiendo la
enemistad, paz de Dios que habita en nosotros, y paz por
siempre la cual experimentaremos en Su reino eterno.
Sin Jesús no hay paz. Ef. 2:14, dice Él es nuestra paz.
La palabra hebrea para paz es shalom. No solo significa ausencia
de conflicto o hostilidad, y no se limita a sentirse tranquilo, sino
que se realiza en su totalidad en una relación perfecta con El
Dios que nos creó, esto solo si se encuentra en Jesucristo.
No es una paz temporal, es eterna. La paz es eterna porque la
justicia fue eternamente satisfecha. Esta es una paz que no se
anula con nuestro pecado, sino que esta paz lo supera.
¡Esto es motivo de gran alegría!
¿Por qué haría Dios esto? El celo de Dios por Su palabra, por Su
justicia, por Su amor. Por causa de la venida de Jesús nuestra
restauración nunca deja de aumentar ni tampoco nuestra paz.

Conclusión:
Quizás yo haya desarmado un poco el animo de algunos en
cuanto a las celebraciones en esto días y si tus fundamentos son
los de la cultura predominante en estos días, este era un
propósito.
Quizás otros puedan decir que no hay nada de nuevo en lo que
ha escuchado, esto también era otro propósito, el propósito de
la venida de Jesús nunca cambiarán, será para siempre el
mismo.
Él vino para traernos esperanza… Nuestra esperanza no está en
nosotros, ni en lo que tenemos, ni en otras personas o
instituciones. Nuestra esperanza está en Cristo y en Su obra. En
ella esperamos los días que están por venir, que no pueden ser
comparados con lo que vivimos hoy. Para muchos este tiempo
es tiempo de profunda tristeza…
Él vino para transmitirnos el amor de Dios, en el mundo
conocemos a los sentimientos que muchos llaman amor, pero
que es transitorio y produce redención. El amor de Dios hace lo
que nadie puede hacer, nos hace libre, nos concede una posición
que no alcanzaríamos si Él no nos hubiera amado con amor
eterno.
Él vino para traer nos paz. No una falsa paz o una paz
temporaria. La paz que nos trajo Jesús guarda la mente y el
corazón, nos reconcilia con Dios y nos garantiza la certeza de
una paz eterna.
Si Jesús es Tu Salvador, de glorias a Dios, viva para Él todos los
días y no como muchos que le conceden un tiempo en estos días.
Si no tenes a Jesús como salvador, entonces no tenes esperanza,
sos esclavo del pecado, y estás bajo la ira de Dios, pero las
buenas noticias es que Dios ha enviado a Su Hijo, un Hijo nos ha
nacido, clame a Jesús para que te salves, la biblia dice
arrepiéntete de tus pecados y crea en Jesús y serás salvo.

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