MENSAJE FINAL
2. La misión cristiana, entendida como cuidado y defensa de la vida (cfr. Jn. 10, 10),
tiene actualmente nuevos y apremiantes desafíos. Impulsados y fortalecidos por
el Espíritu de Jesús, el Buen Pastor y el Buen Samaritano, habremos de asumirlos
evangélicamente con alegría y esperanza. Así seguiremos abriendo caminos al
reinado de Dios en nuestro mundo, favoreciendo una sociedad alternativa al
sistema capitalista neoliberal que afecta a todas/os, en donde el buen convivir, la
vida digna, y el bienestar para todos, garanticen la paz con justicia y dignidad.
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El primer Simposio se realizó en São Paulo en 1999 “Los confines del mundo en medio de nosotros”. El
segundo Simposio se realizó en CENAMI, México DF 2013 “Aportes al sentido de la Misión hoy”. Entre el
primer y segundo simposio se produjo un Manifiesto Misionero en Puerto Vallarta 2011 que resume las
contribuciones del Concilio Vaticano II para el trabajo misionero.
7. Para superar estas incoherencias que nos han hecho espectadores de esas
mutilaciones y complicidades en vez de ser actores de transformación, el Papa
Francisco en La Alegría del Evangelio nos interpela: “Todos somos invitados a
aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las
periferias que necesitan la luz del Evangelio (…) constituyámonos en todas las
regiones de la Tierra en un estado permanente de misión” (20 y 25).