Poco tiempo habría pasado en aquel recogimiento, cuando se abre la puerta y un joven vestido
modestamente pregunta por el corredor.
- Pepe, te he esperado inútilmente; te he visto pasar, y he seguido tus huellas. Ya estoy aquí y sin
un cuarto; no tengo recurso.
- Ya le he dicho a usted que por ropas es imposible.
- ¡Un frac nuevo!, ¡una levita poco usada! ¿No ha de valer esto más de diez y seis duros que
necesito?
- Mire usted, aquellos cofres, aquellos armarios están llenos de ropas de otros como usted; nadie
parece a sacarlas, y nadie da por ellas el valor que se prestó.
- Mi ropa vale más de cincuenta duros: te juro que antes de ocho días vuelvo por ella.
- Eso mismo decía el dueño de aquel surtú que ha pasado en aquella percha dos inviernos; y la que
FRAGMENTO
trajo aquel chal, que lleva aquí dos carnavales, y la...
COMENTADO
- ¡Pepe, te daré lo que quieras; mira: estoy comprometido; no me queda más recurso que tirarme
un tiro!
Al llegar aquí el diálogo, eché mano de mi bolsillo, diciendo para mí: «No se tirará un tiro por diez
y seis duros un joven de tan buen aspecto. ¿Quién sabe si no habrá comido hoy su familia, si
alguna desgracia...?». Iba a llamarle, pero me previno Pepe diciendo:
- ¡Mal hecho!
- Tengo que ir esta noche sin falta a casa de la señora de W***, y estoy sin traje: he dado palabra
de no faltar a una persona respetable. Tengo que buscar además un dominó para una prima mía,
a quien he prometido acompañar.
Al oír esto solté insensiblemente mi bolsa en mi faltriquera, menos poseído ya de mi ardiente
caridad.
El texto recoge una parte del primero de estos episodios. En él, Larra relata la visita de un joven
que pretende empeñar ropas, y a la vez da cuenta de sus propias reacciones ante el caso.
El carácter opuesto de sus reacciones permite distinguir dos partes en el texto, entre las cuales se
TEMA(S) y estructura
establece una relación de antítesis:
• La primera abarca desde el principio hasta “¿Quién sabe si no habrá comido hoy su
familia, si alguna desgracia…?” La aparente situación de necesidad del joven, reflejada a
través de su diálogo con el prestamista, engaña a Larra y suscita su compasión, hasta el
punto de que se dispone a ofrecerle ayuda.
• En la segunda parte (desde “Iba a llamarle…” hasta el final) la continuación del mismo
diálogo revela la realidad: el joven únicamente necesita el dinero para emplearlo en
Diálogos Narración
entre el prestamista y el joven de sus reacciones
Primera parte Primer diálogo: pobreza del joven Compasión de Larra Apariencia
Segunda parte Segundo diálogo: frivolidad del joven Desengaño de Larra Realidad
1. La primera parte comienza con una frase introductoria del episodio que se va a desarrollar:
entra en la casa de empeños un joven “vestido modestamente”; tal apariencia modesta
contribuye al error de apreciación de Larra. El joven precisa dinero dinero con urgencia y el
prestamista no quiere saber nada de él.
El joven pretende empeñar por dieciséis duros una levita y un frac, pero el prestamista se
niega para obtener más beneficio. La exclamación final del joven (“no me queda más recurso
que tirarme un tiro!”) suscita la compasión del narrador, el cual especula sobre las penurias
del joven mientras decide que le echará una mano (“¿Quién sabe si no habrá comido hoy su
familia, si alguna desgracia...?”) y echa mano a su bolsillo.
2. Pero el diálogo de la segunda parte, revela la realidad: Las “necesidades” del joven son
ANÁLISIS DE LA FORMA
ridículas y frívolas, aunque las disfraza como obligaciones y cuestiones de honor, y no tienen
DESDE EL CONTENIDO /
LENGUA Y ESTILO nada que ver (antítesis) con las verdaderas necesidades sobre las que Larra había
(RECURSOS especulado:
LINGÜÍSTICOS Y Tengo que ir esta noche sin falta a casa de la señora de W***, y estoy sin traje: he dado
ESTILÍSTICOS) palabra de no faltar a una persona respetable. Tengo que buscar además un dominó para
una prima mía, a quien he prometido acompañar.
Total, que necesita el dinero para mantener su apariencia de hombre adinerado. La reacción
del narrador es instantánea. En primer lugar, el mismo gesto que en la primera parte, sólo
que en sentido inverso:
Al llegar aquí el diálogo, eché mano de mi bolsillo
Al oír esto solté insensiblemente mi bolsa en mi faltriquera
3. Y, para cerrar el fragmento, una sarcástica lítotes con la que, desengañado, parece burlarse
hasta de su anterior ingenuidad: