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LICENCIATURA EN DERECHO

BUROCRÁTICO

MODALIDAD MIXTA
1er. CUATRIMESTRE

HISTORIA UNIVERSAL
DEL DERECHO

DERECHO DE LOS
HITITAS EGIPCIOS

CATEDRÁTICO
LIC. CARLOS JARAMILLO DIEGO

ALUMNO
EDUARDO ANTONIO MARTÍNEZ MORA

Chilpancingo de los Bravo, Gro; a 19 de Octubre de 2018.


Pueblo de la Antigüedad asentado en la península de Anatolia que alrededor del
siglo XVIII a. C. fundaron un reino con capital en Hattusa, que, con el tiempo, llegó
a convertirse en una de las grandes potencias de Oriente Próximo, junto a Mitani,
Egipto y Asiria, abarcando, en el momento de su máxima expansión (siglo XIII a.
C.), prácticamente toda Anatolia y partes importantes de Chipre, Siria y
Mesopotamia. Los hititas desaparecieron bruscamente de la historia durante la
embestida de los pueblos del mar, aproximadamente en el año 1200 a. C.

Tradicionalmente, la historia hitita se ha divido en tres partes: el reino antiguo, donde


los hititas edificaron un poderoso reino; el reino medio, una etapa bastante oscura
y con cierta decadencia de la fortaleza hitita; y el reino nuevo, donde los hititas
alcanzan la categoría de imperio y su máxima expansión. No obstante, en la
actualidad se dispone de suficiente información para desechar la existencia del reino
medio, prefiriéndose hablar de una etapa oscura o de decadencia, anterior al reino
nuevo.

Desde que Charles Texier encontró las ruinas de Hattusa en 1834, en poco tiempo
se desarrolló uno de los más fascinantes capítulos del conocimiento humano, en el
cual confluyeron los más brillantes arqueólogos, lingüistas e historiadores de la
época, para develar la civilización hitita, que en su momento de mayor esplendor,
conquistó Babilonia (c. 1595 a.C.) y venció a los egipcios comandados por el gran
Ramsés II en la célebre Batalla de Kades o Qadesh (c. 1274 a.C.). Pero lo más
destacable de los hititas no son sus logros militares en torno al uso del carro de
guerra, sino su especial criterio jurídico, contenido en el Código de Leyes Hititas.
El imperio hitita, ubicado en la inestable Asia Menor, aglomeró una extraordinaria
cantidad de pueblos: en los archivos de Hattusa, la capital hitita, se encontraron
tablillas hasta en ocho idiomas distintos. La legendaria ciudad de Troya (también
Ilión o Wilusa), fue una ciudad-Estado del país de Arzawa (posteriormente Ludia o
Lidia), bajo el dominio y la cultura hitita. La referencia a Troya viene al caso, porque
se supone que los etruscos provenían de la región de Arzawa, y según la tradición
romana, recogida en la Eneida de Virgilio, el pueblo de Rómulo y Remo procedía de
la destruida Ilión.

¿Podría ser un producto cultural hitita, el sentido del Derecho que destacó entre
romanos, y constituyó su principal legado para la humanidad?

El Código de Leyes Hititas, dictado alrededor del s. XVI a.C., resalta por un descarte
general del talión, común en el resto del mundo antiguo, como forma de penar los
delitos, sustituyéndolo por un sistema de compensación patrimonial, reducido
además para el momento, como lo demuestra la referencia del Código a que “(…)
antaño pagaba 6 siclos de plata (…). Pero ahora (…) sólo pagará 3 siclos de plata,
y así restituirá” (Ley 25, sobre contaminación de aguas). En Roma, no se
establecerá la noción de obligación con vinculación al patrimonio, hasta la Lex
Poetelia Papiria de nexis del 326 a.C.
En la Ley de las XII Tablas, se establecía “Si membrum rupsit, ni cum eo pacit, talio
esto” (Tabla VIII), es decir, el talión se aplicaba subsidiariamente a la compensación
patrimonial.

Pero como si esto no fuera bastante impresionante, en el Código de Leyes Hititas


se penaliza el aborto (Leyes 17-18, sobre el aborto); se reconoce subjetividad a los
esclavos (Ley 36, sobre el pago de dote por un esclavo); se estima a las mujeres
igual y en algunos casos más que al hombre (Ley 6-b, sobre la responsabilidad del
dueño de un predio en el cual se haya encontrado el cadáver de un hombre o mujer,
y Ley 170, sobre la posibilidad de la madre de desheredar al hijo); se reconoce la
existencia de una comunidad de bienes en el matrimonio (Ley 31, sobre la división
de los bienes del hogar); o se regula minuciosamente el alquiler del trabajo (Ley
176-b sobre el precio de algunos trabajos).

En cuanto a la forma política de Hatti, de la cual se interesó Manuel García Pelayo,


puede afirmarse que fue una monarquía que, con Mursil I, llegó a ser hereditaria –
antes, como entre los romanos, el monarca tenía el derecho de elegir su sucesor–,
sometida, al menos en teoría, a la soberanía de una asamblea aristocrática o
Pankus. Existió tolerancia religiosa, y la esposa del rey oficiaba de sacerdotisa junto
a él, aunque como señala De Francisci, la referencia a la diosa de Arinna como
“señora de toda la tierra” o “señora de todos los países”, sugieren un carácter
universal con consecuencias en la idea de imperio entre los hititas. El imperio se
estructuró con base en una serie de foedus, que reconocieron una relativa
independencia de sus componentes sometidos al Labarna hitita. Es un documento
extraordinario, el tratado de paz entre Hatti y Egipto, suscrito como resultado de la
Batalla de Kades.

Hacia el año 700 a.C. el imperio hitita se eclipsó totalmente.


¿Qué quedó de la experiencia hitita?

La Ley 19 del Código de Leyes Hititas, condena el rapto practicado por los luwitas
de Arzawa y llama lobos a los raptores (Ley 37). Alaksandu (Alejandro) o París, fue
rey de Wilusa o Troya en Arzawa, y es célebre en la mitología por el rapto de la
aquea Helena. Rómulo, descendiente del troyano Eneas –y criado por una loba–,
habría formado al pueblo romano sirviéndose del rapto de las mujeres sabinas…
Resulta sugestivo que el buen sentido del pueblo hitita, no se extinguiese bajo la
marcha de los crueles asirios o los oscuros Pueblos del Mar, sino transmitido en el
genio de sus emigrantes, que en otra tierra, en otro tiempo, permitiera al mundo
verse libre de sus perpetuos terrores (cfr. Virgilio, Bucólicas IV).

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