ARTÍCULOS
"EL BÚFALO
Y EL CORDERO"
(Reflexiones sobre Heinricli Boíl,
Premio Nobel 1972)
Raimundo Barros, s. j.
Fue quizás un error. O a lo mejor me sirvió éste con el novelista alemán. Así es que continué,
para entender mejor a B6U. El hecho fue que mi y la constancia produjo frutos: no sólo de un gran
primer contacto con el nuevo Premio Nobel de interés novelístico (en Payaso, Bóll "agarra" de
Literatura se realizó a través de las páginas de inmediato y no "suelta" a su lector hasta el final;
Biliar a las nueve y media. Cuando leí que Solye- el mismo Billar, una vez dominadas las dificultades
nitsin —en su nunca pronunciado discurso de antedichas, tiene momentos de suspenso geniales,
su propio Premio Nobel de 1970— nombraba a cuando varias acciones y personajes van conver-
Boíl entre los colegas escritores que lo habían es- giendo hacia el trágico final), sino sobre todo
tudiado, comprendido y ayudado, me puse a ave- frutos de renovación, crítica y maduración de al-
riguar algo acerca de ese novelista alemán, hasta gunos valores cristianos fundamentales.
entonces desconocido para mí. Porque a Solyenit- Y son precisamente las reflexiones sobre esos
sin sí que lo conocía, gustaba y admiraba. (Es- valores, suscitadas en mí por las novelas de Bóll.
pero poder comentar próximamente en MENSAJE las que quisiera compartir, muy sencillamente y
ese "nunca pronunciado discurso", ilustrándolo sin pretensión alguna de "crítica literaria", en las
con ejemplos tomados de las obras mismas del líneas que siguen.
autor). El autor: Heinrich Boíl nació en Colonia en
En esa "averiguación" me topé con tres nove- 1917. Es, por lo tanto, de la "generación de la
las de Bóll: Casa sin Amo, Billar a las nueve y guerra", que le tocó pelear como joven soldado.
media y Opiniones de un payaso, publicadas por Es también miembro de la generación en cuya ado-
el autor en los años 1954, 1959 y 1963 respec- lescencia el nazismo surgió, creció y finalmente do-
tivamente. (En adelante abreviaremos esos títu- minó Alemania. Si a estas características crono-
los, llamándolos Casa, Billar y Payaso). Elegí pa- lógicas agregamos la fe católica profunda y sin-
ra comenzar el ya citado Billar: porque me sonaba cera del autor alemán, nos explicaremos el afán
un poco a novela policial, con todo lo que eso tiene obsesivo suyo por esos tres temas, que él siem-
de entretenido y fácil. Y al poco rato estaba per- pre entrelaza de alguna manera en sus novelas:
dido en una terrible confusión de tiempos, perso- las terribles plagas del nazismo y de la guerra,
nas y lugares, en que nunca podía saber quién, meditadas por una conciencia católica, no sólo
cuándo y dónde estaba hablando. El tema, además, en una visión retrospectiva y meramente "histó-
me parecía aburridísimo. (¡Qué lejanas estaban rica", sino sobre todo en las terribles consecuen-
mis queridas Agatha Christie y Dorothy Sayers!). cias que han tenido y siguen teniendo en la Ale-
Estuve por dejar a Boíl. mania de hoy. (Las novelas de Bóll sitúan cro-
Pero confiaba en la palabra de mi autor so- nológicamente su acción el mismo año de la pu-
viético preferido, y en la "empatia" mutua de blicación de ellas).
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casado que le pide ayuda; y ante las "exorbitan- El espíritu del "Cordero"
tes peticiones" de éste termina por no darle ni un
céntimo. Es un búfalo mansote y torpe, pero bú- Las "corderos". Ya dije más arriba cómo en la
falo: incapaz de comprender un simple dolor hu- conversación de dos niños se presenta la diferen-
mano. cia entre "búfalos" y "corderos": Schrella, inte-
"Formulismos", "slogans", Partidos políticos. rrogado por su compañero el —entonces— joven
Todas estas expresiones pueden encerrar —y para Robert Fahmcl sobre si era judío, dice que no:
Bóll i menudo encierran— una mucho más sutil —¿Pues qué eres?. . . ¿Un partido político?
fórmula de la "mentalidad del búfalo". El nove- —No. Somos corderos —dijo Schrella—, y he-
lista alemán fustiga con la misma implacable iro- mos jurado no comer nunca del sacramento del
nía con que lo hace su Payaso, a izquierdas y dere- búfalo. (Billar, p. 46).
chas, Así por ejemplo, éste cuenta cómo dejó de Los corderos, pues, son los "mansos", los "hu-
representar un número cómico ("El General"), millados y ofendidos" de Dostoyevsky, los que se
por no herir a una pobre viejita, viuda de un ge- oponen ai espíritu del búfalo y a menudo son víc-
neral. Y agrega: timas de éste: niños, pobres, judíos, mujeres. Los
"La llamada prensa de izquierda escribió que yo que son capaces de compasión y caridad. {Los
me habiu dejado intimidar por los reaccionarios; la "anavvim" de la Biblia). Y esto lo reconocen los
prensa de derecha escribió cjuc yo había comprendido propios "búfalos".
íl fin que hacía el juego al Este, y la prensa indepen-
diente escribió que era evidente que yo había rene-
Así por ejemplo, Hugo, el joven mocito del
g;uli> de lodo extremismo y de todo compromiso. To- hotel donde e! cuarentón Robert va diariamente
do pamplinas. No pude representar más aquél número a jugar su Billar a las nueve y media, cuenta a éste
porque ya siempre tendría tjue pcnsur en aquella an- eómo hasta hacía pocos meses (¡en plena Alema-
ciana pequeñita, que es probable que viviese misera- nia de post-guerra!) tenía que soportar las cruel-
blemente, entre la burla y tn mofa de todos". (Pa-
yaso, p. 216).
dades de sus compañeros, que implacablemente lo
azotaban todos los días, burlándose del pobre
Y a la mujer que lo ha abandonado "por prin- huérfano indefenso y gritándole continuamente:
cipios", le dice —en su mente enferma y dolida—: "Cordero de Dios". (Billar, p. 46).
Edith, Ja muchachita hermana de Schrella que
Mus intentado consolarte con el trasnochado cinis-
mo Je i/i|L]icrda de Fredebeul: en vano. En vano in- dará dos hijos a Robert —uno a los 17 y el otro a
tentarás irritarte con el trasnochado cinismo de dc- los 19 años— antes de ser su esposa, quedará en
recha de Blothert. ( . . . ) • No pienses en nada ( . . . ) . l;i mente de todos los que la conocieron en su
Piensa en el payaso que llora en la bañera, que de- breve vida (muere a los 22 años en un bombar-
rrama el cafe en sus zapatillas". (Payaso, p. 136).
deo), como el ejemplo perfecto de "cordero":
Se podrían seguir citando pasajes de este tipo mansa y humilde, llena de amor y comprensión,
(como la discusión de si "el perro orinó en el frágil e indefensa. Así la recordarán siempre sus
aviso del t'DU —similar al PDC chileno— o en suegros, el viejo arquitecto Hetnrich y la anciana
el del SPD —socialdemócratas—"), (Payaso, p. loca Johanna.
11>2). Pero basten los ejemplos dados para ver que Los "pastores". En la misma conversación ya
se puede pecar de simplismo cuando se quiere citada entre Schrella y Robert, éste responde a su
ubicar" a Boíl en un "catolicismo progresista", amigo que "él (Robert) nunca podrá ser corde-
identificando a éste con una determinada posi- ro". Y la respuesta que recibe es que "hay pas-
ción política de partido. Para él los partidos, los tores; pastores que nunca abandonan a sus reba-
'slogans' políticos, sociales o religiosos, los for- ños" (ibidem). Probablemente la objección de Ro-
mulismos rigidizados, pueden esconder aspectos bert de "no poder ser cordero" trasluce su inca-
del "Búfalo", porque prescinden de los problemas, pacidad de soportar mansamente el mal Pero eso
penas, miserias y gozos del hombre concreto y no lo hace de ningún modo un "bú£alo", ya que
sencillo, porque no saben tener compasión del po- "nunca comerá del sacramento del búfalo". Será
bre "cordero". entonces un "pastor": alguien que ayuda, guía,
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cuando por fin se acuerda de un "cura buena per- Roben da varias explicaciones de su inútil acción
sona" que lo ayudó en momentos difíciles ante- de destruir la abadía construida por su padre:
riormente, se entera de que éste habia dejado el un acto de venganza ("quería erigir un monumen-
sacerdocio para irse con una mujer (Payaso, p. to de polvo y esenmbros a aquellos que, porque
237). Y así, después de pasar toda una tarde y no eran monumentos artísticos, no habían sido res-
noche -—que es la duración de la novela— tele- petados: a Edith —su mujer—.,. a Ferdi. . .",
foneando a cada uno de esos posibles "salvadores", etc.); o bien un puro interés cientíEico de un
termina por sentarse en la vereda a recibir cen- especialista en estática ("La voladura es sólo la
tavos y colillas de cigarro en su sombrero vacío de estática vuelta al revés") (Billar, pp. 155, 158).
Qicndigo. . . Aunque su viejo padre lo comprende y no da ma-
En cambio. Casa sin Amo —escrita casi lü yor importancia al asunto, el lector —al menos el
anos antes— deja entreabiertas ciertas posibilida- lector que esto escribe— queda con la impresión
des de solución. El Billar indica, junto con un li- de que la destrucción inútil de monumentos artís-
gero fulgor de esperanza, varias salidas falsas al ticos no puede ser solución: es oponer una vio-
problema. Veamos, en breves reflexiones finales, lencia bestial a otra violencia bestial.
algunas de esas vías de esperanza o desespera-
Igual impresión queda del tan bien logrado fi-
ción.
nal del Billar: la pobre loca Johanna mata —o
No son soluciones: a) una "reconciliación" trata de matar? no se sabe nunca bien, ni im-
cnlre búfalos y corderos. Cuando el nuevo abad porta— a uno de esos ex-nazis que han logrado
de Sankl Antón (edificada por el abuelo, destruida "seguir a flote", en pleno éxito. El eterno refrán
por el hijo Robert y reconstruida por el nieto, de la vieja, que comienza a oírse desde la mitad
hijo de Robert) invita a las tres generaciones a la de la novela —"un fusil, denme un fusil"— tam-
re-inauguración del monasterio, hablando de "re- poco parece ser una solución para borrar el espí-
conciliación", cada uno de los tres arquitectos ritu de los "búfalos", que también querían resolver
piensa para sí mismo que esa "reconciliación" no todo con "tanques y bombas".
es posible, porque ellos están viendo que los "búfa-
los" siguen siendo búfalos, aunque de manera más SÍ pueden ser soluciones, a) El amor conyugal.
civilizada. (Es curioso, o más bien dicho triste, el Es impresionante el lugar que ocupa el "amor mo-
que Boíl no presente —en las tres novelas aquí nogámico" entre el hombre y la mujer en la obra
comentadas— ni un solo caso de un cx-uazi ver- de Boíl. Sobre todo en el trágico Payaso, su amor
daderamente convertido en un ser humano capaz por María, aunque no consagrado por "ninguna
de amor, comprensión y compasión). de las dos leyes" —para usar un chilenismo—
es de una tal hondura y perennidad, que el aban-
b) Los "círculos de católicos de avanzada". dono de la mujer es un mal sin remedio. El único
Tanto en el Payaso como en la Casa, esos círculos remedio estaría en la reconstitución de ese hogar
—que siempre comprenden algún "'cura a la mo- destruido, no por agotamiento del amor, sino por
derna" y algún ex-nazi— se limitan a intercambiar "dogmatismos" —religiosos y civiles— rígidos e
formulismos, dogmatismos y estetismos entre inhumanos. Esto no significa que Boíl oponga un
"snobs" católicos. Es la influencia del "círculo" "contra-dogmatismo", ya que los otros matrimo-
la que le roba su mujer al pobre Payaso; y es tam- nios "ideales" que presenta en otras novelas (Ro-
bién su círculo el que aleja a Nella de su hijo en bert y Edith en Billar, Albert y Leen en Casa,
la Casa, y la pone en ocasión —conscientemente Nella y Rai en la misma obra), son todos ellos
rechazada— de dejarse arrastrar en fácil aventura santificados sacramentalmente; más aun: Albert
con Gaseler, el "tenientülo nazi" asesino de su —el "santo laico" de la obra—, viudo de Leen,
marido. . . Brjll fustiga con salvaje ironía a esos rechaza la proposición de amor extra-conyugal
"católicos de avanzada" incapaces de comprender, que le hace la viuda Nella, su gran amiga. Lo im-
compadecer y ayudar los problemas sencillos y portante es que el rito —civil o religioso— sea
concretos de los "corderos". realmente la expresión de un gran amor, "mono-
c) La violencia ""buFálica" contra los búfalos. gámico", entre hombre y mujer. Contrapuesto en
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la misma novela está el caso de lu pobre viuda ces de Nella porque presiente que él es "el último
de Brielach, que, para seguir alimentando a su puntal para esos dos niños" (Casa, p. 211), que
hijo, va cambiando de "tío" en "tío", sin amor distinguen muy bien entre los "tíos de verdad"
ni gozo. flos parientes de sus madres), los "tíos de unión"
b) Padres "pastores" e hijos "corderos". Con (sucesivos amantes sin amor) y los "tíos de afec-
razón los franceses han traducido el título de Ca- ción". En el último grupo está Albert, y son inol-
sa sin Amo por Los hijos de los muertos. Se tra- vidables las lecciones que da a los niños sobre el
ta, en efecto, c!e los problemas de lodos esos mi- verdadero mal y los pecadillos intrascendentes.
llones de "huérfanos de guerra", de "hijos sin Así por ejemplo, cuando lleva a Martin a la
padre", representados por los dos muchachitos casamata (convertida ahora en criadero de hon-
amigos: Brielach, el "niño pobre", hijo de la in- yos) en que Rai —padre de Martin— y é! mismo
nominada "Sra. Brielach", y Marlín, el "niño ri- —Albert— fueron brutaüzados por los nazis du-
co", hijo de Nella —¿por qué será que los pobres rante tres días. Esa brutalidad de "búfalo" es lo
son "anónimos" y los ricos tienen nombre?—. verdaderamente, fundamentalmente e irremisible-
Gran parte de la novela muestra la interpretación mente inmoral, mucho más que las pequeñas "in-
de la realidad contemporánea vista con los ojos moralidades" sexuales que tienen tan preocupados
de esos dos niños, los retratos de cuyos respec- a los dos amiguitos al llegar a la pubertad.
tivos padres están siempre ante sus ojos infantiles, Cuando Albert cree —sin razón, como se ve
presidiendo el hogar familiar. después— que Nclta va a enredarse con Gáseler; el
La falta del padre se siente, se palpa en la asesino de su marido, decide llevarse al niño a
vida de ambos niños. Las madres no pueden su- casa de su vieja madre para salvarlo de esa in-
plirlo: una porque trabaja todo el día. y los suce- fluencia maligna.
sivos "'tíos" no se sienten responsables del pe- Y así podría seguir. . . Pero baste lo dicho
queño Bricíach; la otra, porque se ha encerrado pura respaldar mi admiración por el nuevo Premio
en una inconsolable nostalgia de su gran amor Nobel de Literatura, y mi agradecimiento a él por
muerto, y busca escapar a ella, no del modo cru- el bien que me ha hecho. Espero que estas muy
do de Frau Brielach, sino con las inacabables su- mal hilvanadas líneas puedan ayudar a otros a re-
tilczns que se discuten en su "círculo". correr el mismo camino, a veces duro y pedregoso
Albert será entonces la "figura paternal" para y aburrido, otras veces fascinante y vivido, pero
el niño Martín, y también para su amigo Brielach. conducente siempre a una meta de bondad, de
En él confían, y c! les va enseñando las grandes comprensión, de compasión y de amor por nues-
lecciones de la vida. Precisamente rehusa los avan- tros hermanos los hombres.