Artículo
¿Diferencias sexuales en los estilos de dirección en la
administración pública?
EMILIO SÁNCHEZ SANTA-BÁRBARA
JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ GONZÁLEZ
Dpto. Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento . Universidad de Granada
RESUMEN
En este artículo se hace una revisión de la Teoría del Liderazgo Situacional de Hersey y
Blanchard (1982) y a partir de ella se analizan los estilos de dirección de 43 mandos de la
Administración Pública. A estos directivos se les administró el LEAD-Self, con el fin de
determinar sus estilos de dirección así como su efectividad. Los resultados sugieren que exis-
te un estilo bastante homogéneo en todos ellos, que se caracteriza por asumir el control en
gran medida, permitiendo en ocasiones una mayor participación de sus subordinados, así
como la ausencia de diferencias sexuales significativas en cuanto al estilo preferido y a la
efectividad. Estos resultados pueden orientar a los responsables políticos acerca de las nece-
sidades de formación del personal directivo.
ABSTRACT
This paper reviews Hersey and Blanchard's Situational Leadership Theory (1982). Then,
LEAD-Self, a questionnaire by these authors, is administered to 43 managers of the Public
Administration in order to get their management styles and effectiveness. Results show the
existence of a very homogeneous style, the most relevant features of which being the
assumption of control to a great extent, allowing sometimes a greater participation of subor-
dinates, and the lack of significant gender differences in their preferred styles and effective-
ness. Results also suggest the need to train managers.
PALABRAS CLAVE
Teoría del liderazgo situacional, estilos de dirección,
efectividad del liderazgo, diferencias sexuales, adminis-
tración pública.
KEY WORDS
Situational leadership theory, management styles, gender
differences, public administration.
indican que existe una cantidad de estudios de en la racionalidad. Por su parte, el este-
que apoyan la existencia de diferencias reotipo masculino coincide en gran medida
sexuales prácticamente tan elevada como con el estereotipo del comportamiento
la cantidad de estudios que niegan la exis- esperado de un mando, es decir, incluye
tencia de esas diferencias. Remitimos al cualidades como la competitividad, la
lector interesado a analizar los meta-anali- autoridad jerárquica, un alto control ejerci-
sis realizados por Eagly et al. sobre la rela- do por el líder y una solución de problemas
ción entre el género y el estilo de liderazgo analítica y desprovista de emociones.
(1990), la emergencia como líderes (1991),
la evaluación de los líderes (1992) y la Esa influencia del estereotipo queda
efectividad de los líderes (1995). Antes de reflejada también en los procesos de socia-
abordar esta cuestión, tal vez sea éste el lización. Parsons y Bales (1950) se refirie-
momento de marcar la diferencia entre los ron a la masculinidad como orientación
términos “sexo” y “género”. De acuerdo instrumental, con un énfasis cognitivo en
con Eagly et al. (1995), sexo debe emplear- la solución de problemas y en la realiza-
se para el agrupamiento de las personas en ción de tareas. En cambio, asociaron la
las categorías de varón y mujer, y así es feminidad con una orientación expresiva,
correcto mencionar ‘semejanzas o diferen- que implica una preocupación afectiva por
cias sexuales’, mientras que género es el conseguir el bienestar de los demás y la
término apropiado para aplicarlo a los pro- armonía del grupo.
ductos de la cultura, como por ejemplo los
‘estereotipos de género’ o los ‘roles de Por su parte, Miner (1965) reflejó el
género’. estereotipo aceptado de que existen reque-
rimientos de rol paralelos para ser un
Desde el comienzo de los estudios cien- directivo y para ser un hombre. Ambos
tíficos acerca del liderazgo y la efectividad necesitan tomar el control, adoptar decisio-
de la dirección en contextos de laboratorio nes, ser asertivos y emprender acciones
o en contextos organizacionales, ha surgi- disciplinarias. El estereotipo de gerente
do la cuestión de si existían diferencias efectivo se ajusta al estereotipo masculino
sexuales en el modo de ejercer la función de competencia y de mayor distancia emo-
directiva. cional, por lo que se espera que las muje-
res en puestos directivos sigan patrones de
Esa cuestión se basó en la influencia del conducta masculinos.
estereotipo de género, que asignaba a la
mujer unas cualidades distintas a las del Esta imagen estereotipada de la mujer, y
hombre. Esas diferencias se manifestarían concretamente de la mujer en la dirección,
también en el modo en que hombres y dificultó el acceso de ésta a los puestos de
mujeres dirigen a otras personas. De este mayor responsabilidad en la jerarquía
modo, el estereotipo del género femenino organizacional. Concretamente, Eagly
aplicado al liderazgo incluye característi- (1995, p. 125) habla del ‘techo de cristal’
cas como la cooperación, la colaboración para referirse a las barreras discriminato-
entre mandos y subordinados, el ejercicio rias –más o menos sutiles– para el acceso
de un menor control por parte de la líder, y de la mujer a los roles de liderazgo. Sin
un enfoque de solución de problemas basa- embargo, a pesar de que pueden permane-
do en la intuición y en la empatía además cer ciertas actitudes en la sociedad, tam-
bién es cierto que en las últimas décadas se que la efectividad del estilo de dirección
ha producido un aumento considerable de depende de las contingencias ambientales,
la presencia de la mujer en el mundo labo- en determinadas circunstancias, el estilo
ral, en general, y en lo que respecta a la más democrático de las mujeres puede ser
ocupación de puestos directivos, en parti- más efectivo que el estilo más autocrático
cular. de los hombres y viceversa.
minos más masculinos, y las mujeres eran Administración Pública Autonómica (11) y
más efectivas que los hombres en roles Local (32) que desarrollan su actividad en
definidos en términos menos masculinos. distintos ámbitos de la Función Pública
Además, los hombres eran más efectivos (Salud, Urbanismo, Cultura, Bienestar
que las mujeres cuando tanto los roles de Social, Economía, Policía Local, etc.). De
los líderes como los roles de los subordina- ellos, 24 son hombres y 19 mujeres. Todos
dos estaban dominados numéricamente por ellos estaban integrados en Cursos de For-
hombres. mación organizados por el Instituto Anda-
luz de Administración Pública o por el Ins-
Una vez presentados los conceptos y la tituto Municipal de Formación y Empleo.
lógica de la Teoría del Liderazgo Situacio-
nal y también la relación entre los estilos
de dirección y el sexo del mando, pasare- Instrumento de medida
mos a continuación a exponer los aspectos
más relevantes del estudio empírico que se Todos los sujetos integrantes de la mues-
realizó gracias a la colaboración de miem- tra completaron el LEAD-Self (Leader
bros del personal directivo de la Adminis- Effectiveness and Adaptability Description).
tración Pública. Este estudio pretende dar El LEAD consta de 12 situaciones que se le
continuidad a una línea de investigación describen al mando. Como ejemplo, la situa-
que se inició con motivo de la Tesis Doc- ción 3 consiste en que “los miembros del
toral. En aquélla, la muestra de mandos grupo no pueden resolver un problema por
estaba compuesta exclusivamente por per- sí solos. Normalmente lo han hecho. El ren-
sonal directivo de la Administración Local, dimiento y las relaciones interpersonales han
mientras que ésta, además de aumentar su sido buenas” y junto a cada una de ellas se
tamaño, está compuesta por mandos de la presentan cuatro alternativas de respuesta
Administración Autonómica y Local y de que corresponden a los estilos de dirección
distintas Áreas, Secciones o Negociados. E1 a E4. A través de este instrumento, desa-
rrollado por Hersey y Blanchard (1982), se
Los objetivos de la presente investiga- evaluó el estilo de dirección preferido de
ción son: en primer lugar, evaluar los esti- cada mando y la efectividad del liderazgo,
los de dirección de los mandos de la Admi- medida por la adaptabilidad de los estilos de
nistración Pública y determinar la dirección a los supuestos de la TLS. Para los
efectividad del liderazgo según la TLS y, objetivos de la presente investigación no fue
en segundo lugar, comprobar si existen relevante la medida del nivel de madurez de
diferencias sexuales en los estilos de direc- sus respectivos subordinados.
ción preferidos y en la efectividad del lide-
razgo. Puesto que son doce las situaciones a
las que responde el mando, los valores de
las elecciones de los distintos estilos (E1
MÉTODO a E4) pueden oscilar entre 0 (nada elegi-
do) y 12 (elegido en todas las situacio-
Sujetos y Procedimiento nes). Este instrumento, además de mos-
trar la mayor o menor elección del mando
Los sujetos que participaron en el pre- de cada uno de los estilos, permite eva-
sente estudio fueron 43 mandos de la luar la efectividad del estilo de dirección
(grado de ajuste entre el estilo elegido y res. Para ello, se empleó el programa 3D
la situación concreta). Los valores de del BMDP, a través de la prueba de U de
efectividad pueden oscilar entre 1 (máxi- Mann-Whitney. Se empleó el análisis no
ma inefectividad) y 48 (máxima efectivi- paramétrico, dado el tamaño de la muestra
dad), considerándose el valor 24 como el y otros requisitos no cumplidos para ser
criterio de la efectividad. adecuado el análisis paramétrico.
Análisis RESULTADOS
Tabla 1
Media y Desviación Típica de los estilos E1 A E4
Tabla 2
Media y Desviación Típica de los estilos y de la efectividad del liderazgo,
según el sexo del mando
ciona una también alta conducta de tarea, 2. Relación entre el sexo del mando, los
mientras que en Participar (E3) el mando estilos de dirección y la efectividad
proporciona una baja conducta de tarea. del liderazgo.
Tabla 3
Análisis de varianza de la efectividad del liderazgo, en función del sexo
y del estilo de mando
Valor de F Probabilidad
Sexo 2,52 0,1213
Estilo 0,91 0,4106
Interacción (S x E) 3,07 0,0584
dos en muy pocas ocasiones (menos del cambios periódicos (en función de ciertas
12% de las elecciones realizadas) porque, variables: presupuesto, vacaciones, decisio-
en general, la muestra está compuesta por nes políticas, etc.) que obliguen a los man-
mandos medios y, por tanto, tienen un con- dos a ser exigentes con el desempeño y a
tacto relativamente estrecho con sus cola- forzar el componente de tarea en ciertos
boradores. A esto hay que añadir que posi- momentos, mientras que en otros se permi-
blemente el grupo haya desarrollado una ta al grupo trabajar de manera más relajada.
relación interpersonal a la vez que la rela- Por otra, es posible también que su estilo
ción laboral, lo que haría que la conducta incluya esa mayor variabilidad en la con-
de relación del mando fuera no sólo espe- ducta de tarea, y tiendan a comportarse
rada, sino también fomentada por los según el estilo E3 (baja conducta de tarea y
miembros del grupo de trabajo. En tercer alta conducta de relación), creando un
lugar, y haciendo referencia a la ‘cultura clima de trabajo agradable en el equipo,
organizacional de la Administración’ (Sán- pero en ocasiones quieran reforzar su papel
chez Santa-Bárbara, 1995) y, específica- directivo y, de este modo, aumentarían su
mente, a la expectativa del rol de liderazgo conducta de tarea hasta llegar al E2.
en este contexto, los mandos pueden haber
interiorizado unas normas (no escritas, por En cualquier caso, los autores de la Teo-
supuesto) acerca del modo en que se espera ría del Liderazgo Situacional (Hersey y
que se comporten, y así pueden considerar Blanchard, 1982, p. 165-167) plantean que
que no es adecuado Delegar en sus subor- existe una mayor probabilidad de que cier-
dinados (ya que ellos siguen manteniendo tos estilos sean más adecuados en unos
la responsabilidad de los resultados obteni- contextos que en otros. Concretamente,
dos en su área de actuación) ni tampoco citan varios ejemplos de liderazgo en el
Ordenar (o ser muy directivo), entre otros área educativa (relación entre el alumno y
motivos porque el grupo que dirigen debe el profesor, relación entre el profesor y la
de contar con los conocimientos y habili- junta directiva del centro, o la relación -en
dades precisas para el trabajo que desem- el contexto universitario- entre el profeso-
peñan -al ser personal de la Administra- rado y la Dirección del Departamento). De
ción, probablemente todos ellos han este modo, los autores consideran adecua-
superado las pruebas de selección para el do un cierto estilo para cada situación
acceso a los puestos de la Administración. específica de liderazgo.
Tal vez podríamos hablar de una ‘con- A esto hay que añadir que, en la Adminis-
vergencia’ de los estilos de dirección si, tración Pública, los líderes tienen una redu-
como argumentan algunos autores, la cida capacidad de gestión sobre los recursos
mujer en el puesto directivo ha incorpora- humanos o económicos, por lo que ven tam-
do las cualidades del mando, tradicional- bién limitados los contenidos de su función
mente masculinas, a la vez que el hombre, directiva. Otro de los elementos que se sue-
en el desempeño de la función directiva, ha len citar como constitutivos de la cultura de
incorporado aspectos tradicionalmente la Administración es el anquilosamiento,
femeninos, generándose así un perfil que se manifiesta por el valor que tiene la
andrógino del mando. Esa androginia no forma habitual de hacer las cosas, lo que
hace perder totalmente las cualidades este- inhibe o castiga la introducción de cambios.
reotípicas de cada uno de los géneros, sino
que hombres y mujeres ven complementa- En la TLS, se cita como variable situa-
das sus cualidades (positivas y negativas) cional central la madurez de los subordina-
en su puesto de dirección en la organiza- dos (con sus componentes de capacidad y
ción para la que trabajan. motivación), y tal vez sería necesario
incluir, en relación con los estilos de direc-
Al margen de esta cuestión, que no pare- ción, no sólo la capacidad y motivación de
ce estar resuelta aún en la literatura sobre los mandos, sino también la autonomía de
el liderazgo, tal vez esos estilos de direc- que disponen (en ella habría que incluir las
ción se puedan explicar por lo que se ha presiones políticas, presupuestarias o de
denominado ‘cultura de la Administra- otro tipo a las que deben someterse). Por
ción’, que también impregna el liderazgo y todo ello, los estilos de dirección de los
se ve retroalimentada por él. Con esto que- mandos de la Administración son en parte
remos plantear que los actuales mandos el resultado de sus conocimientos o expe-
fueron y siguen siendo subordinados de riencia, de su motivación para actuar de
otros y que, en su experiencia de trabajo cierto modo, y en parte el resultado de la
(como subordinados y como mandos), se autonomía como personal directivo.
B) Efectividad del liderazgo, según el asociados con los distintos estilos (E1 a E4)
sexo del mando y la flexibilidad para adecuarse a los requeri-
mientos de la situación de liderazgo, así
No nos debe extrañar que no existan dife- como para ayudar a sus subordinados a
rencias significativas entre hombres y muje- aumentar su ‘madurez’; y en tercer lugar,
res, ya que si la forma de dirigir es tan cambiar actitudes (respecto a la considera-
homogénea, independientemente del sexo ción del personal a su cargo, respecto a la
del directivo, no era probable que aparecie- innovación y la creatividad, etc.).
ran diferencias sexuales en la efectividad.
GRAEFF, C.L. (1983). «The situational ging People and Organizations. 4th Edi-
Leaderhip Theory: A Critical Review». tion, Boston, Houghton Mifflin.
Academy of Management Review, Vol. 8,
285-296. PARSONS, D.A. y BALES, R.F. (1955).
Family, Socialization and Interaction Pro -
G R I F F I N, B.G. (1992). Perceptions of cess. The Free Press. New York.
Managers: effect of leadership style and
gender. Paper presented at the Annual REDDING, W.J. (1967). The 3-D Mana-
Meeting of the International Communica- gement Style Theory. Training and Deve -
tion Association. Honolulu, May 23-27. lopment Journal, 21, 8-17.