Objetos o juguetes que den juego. Que den rienda suelta a la fantasía, a la imaginación. Cuanto menos automatizados mejor. Qué fomenten la actividad mental, cognitiva, física.
Adecuados a los deseos de los niños, a sus afinidades y habilidades. De
poco sirve regalar la bicicleta si luego pasará el año en el trastero, como tampoco servirá el violín nuevo para asistir a las clases a las que el niño va por obligación.
Cantidad de juguetes. Converse con él, evalúen prioridades, imaginen juntos
situaciones en los que podrían usarlos (que tendrán que ser realistas y habrá que intentar cumplir), qué podrían hacer con ellos, a qué podrían jugar. Es decir preparar el terreno para poder apreciar el regalo que llegué.
Los regalos tecnológicos como Tablets, ordenadores, videoconsolas,
móviles. Con respecto a los regalos tecnológicos no tienen por que ser el demonio, siempre no perdiendo de vista que los que no pueden reemplazarse son los padres.