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Es inhumano no legalizar el "aborto terapéutico" que debería realizarse cuando el embarazo pone

a la mujer en peligro de muerte o de un mal grave y permanente

Es brutal e inhumano permitir que una mujer tenga el hijo producto de una violación, por ello, para
estos casos, debería legalizarse el aborto llamado "sentimental".

En Estados Unidos, por ejemplo, la violación es un serio problema, aproximadamente 78,000 casos
fueron reportados en el año 1982. Esta cifra es más importante si se tiene en cuenta, que del 40%
al 80% de las violaciones no se denuncian.

En estos casos los embarazos son extraordinariamente raros, por varias causas. Por ejemplo, las
disfunciones sexuales en los violadores, cuya tasa es extremadamente alta. En tres estudios se ha
constatado que el 39, el 48 y el 54% de las mujeres víctimas del ataque no habían quedado expuestas
al esperma durante la violación.

En otro estudio se comprobó que el 51% de los violadores experimentaron disfunciones que no les
permitieron terminar el acto sexual. Otra causa por la que son extremadamente raros los embarazos
por violación: la total o temporal infertilidad de la víctima. La víctima puede ser naturalmente estéril;
puede ser muy joven o muy vieja, puede estar ya embarazada o puede haber otras razones
naturales.

El 43% de las víctimas se encontraba en estas categorías. La víctima puede estar tomando
anticonceptivos, tener un DIU o ligadura de trompas, el 20% se situaba en esta categoríaAdemás de
la infertilidad natural, algunas víctimas están protegidas del embarazo por lo que se ha llamado
stress de infertilidad; una forma de infertilidad temporal como reacción al stress extremo.

El ciclo menstrual, controlado por hormonas, es fácilmente distorsionado por un stress emocional y
puede actuar demorando la ovulación; o si la mujer ya ha ovulado la menstruación puede ocurrir
prematuramente. Un estudio determinó que se registraron solamente el 0.6% de embarazos en
2190 víctimas de violación.

Es necesario eliminar a un niño con deficiencias porque él sufrirá mucho y le ocasionará sufrimientos
y gastos a los padres.

Por otro lado, científicamente, las pruebas prenatales no tienen seguridad del 100% para
determinar malformaciones o defectos. Por ejemplo, en el caso de la rubeola, revisando 15 estudios
de importancia, se encontró que sólo el 16.5% de los bebitos tendrían defectos. Quiere decir que el
aborto por causa de la rubeola matará a 5 criaturas perfectamente sanas por cada bebé afectado.

Por último, ¿Quién puede afirmar que los minusválidos no desean vivir? Una de las manifestaciones
contra el aborto más impresionantes en el estado norteamericano de California fue la realizada por
un numeroso grupo de minusválidos reunidos bajo un gran cartel: "Gracias mamá porque no me
abortaste".

El Dr. Paul Cameron ha demostrado ante la Academia de Psicólogos Americanos que hoy hay
diferencia entre las personas normales y anormales en lo que concierne a satisfacción de la vida,
actitud hacia el futuro y vulnerabilidad a la frustración. "Decir que estos niños disfrutarían menos
de la vida es una opinión que carece de apoyo empírico teórico", dice el experto. Incluso son
numerosos los testimonios de los padres de niños disminuidos física o mentalmente que
manifiestan el amor y la alegría que esos hijos les han prodigado.

El aborto debe ser legal porque la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo.

La Verdad: Pero no cuando el sentido común y la ciencia moderna reconocen que en un embarazo
hay dos vidas y dos cuerpos. Mujer, según definición de diccionario, es un "ser humano femenino".
Dado que el sexo se determina cromosómicamente en la concepción, y más o menos la mitad de los
que son abortados son "seres humanos femeninos"; obviamente NO TODA MUJER TIENE DERECHO
A CONTROLAR SU PROPIO CUERPO.

Con la legalización del aborto se terminarían los abortos clandestinos.

La Verdad: Las estadísticas en los países "desarrollados" demuestran que esto no es así. Por el
contrario, la legalización del aborto lo convierte en un método que parece moralmente aceptable y
por tanto, como una opción posible que no es igualmente considerada allí donde no es legal.

Pero dado que la gran mayoría de abortos no son por un motivo "sentimental", "terapéutico" o
"eugenésico", sino por un embarazo considerado "vergonzoso", no es extraño que la mujer -
especialmente si es adolescente o joven- busque igualmente métodos abortivos clandestinos por la
sencilla razón de que una ley, aunque quite la pena legal, no quita la vergüenza y el deseo de
ocultamiento. Por otro lado, esta mentira se basa en el mito según el cual los abortos legales son
más "seguros" que los clandestinos. Un ejemplo: Una investigación realizada en 1978 en Estados
Unidos arrojó que sólo en las clínicas de Illinois, se habían producido 12 muertes por abortos legales.

El aborto debe ser legal porque la mujer tiene derecho sobre su propio cuerpo.

La Verdad: ¿Tiene una persona derecho a decidir sobre su propio cuerpo? Sí, pero hasta cierto
punto. ¿Puede alguien eliminar a un vecino ruidoso sólo porque molesta a sus oídos? Obviamente
no. Es igual en el caso del aborto. La mujer estaría decidiendo no sobre su propio cuerpo, sino sobre
el de un ser que no es ella, aunque esté temporalmente dentro de ella. .

La mujer tiene que poder decidir sobre su propio cuerpo

Uno de los principales argumentos tiene que ver con que cada mujer pueda decidir sobre su propio
cuerpo. “Un embarazo presidido por el no es un hecho traumático en la vida de una mujer. La
decisión de continuar o no con la gestación tiene que ser de la mujer", sostuvo Martha Rosemberg,
psicoanalista e integrante de la campaña por el derecho al aborto.

El aborto clandestino es una causa de muerte materna prevenible

Ese es el motivo por el que se pidió tratar la legalización como un tema de salud pública. Según
explicó Mariana Romero, médica investigadora del Cedes y el Conicet durante las audiencias, el
aborto inseguro es la principal causa de mortalidad materna, que llega al 18%, y que desde la vuelta
de la democracia a hoy murieron al menos 3.030 mujeres. “En Uruguay había 9 muertes maternas
por aborto por año. A partir de 2013, con la aplicación de la ley, pasaron a tener una o ninguna
muerte materna por abortos clandestinos y ninguna por las que acceden a la interrupción voluntaria
que ofrece el Estado”, agregó Romero.
No sirve penalizarlo

“La penalización del aborto no disuade a las mujeres a practicarse abortos, sólo hace que los abortos
sean clandestinos, se practiquen en forma insegura y aumente la mortalidad de las mujeres, en su
mayoría, pobres y jóvenes”, explicó Gastón Chellier, director ejecutivo del Centro de Estudios
Legales y Sociales (CELS).

Es una deuda con la democracia

“Los países desarrollados hace más de 20 años que tienen legalizado el aborto y han reducido sus
índices de mortalidad. El aborto es una deuda de la democracia”, afirmó la diputada nacional del
Frente Para la Victoria (FPV), Mayra Mendoza.

La educación sexual también está presente en la ley

Contra el argumento de los anti abortistas, que aseguran que el aborto puede transformarse en un
método anticonceptivo, está el artículo 13 del proyecto que ahora tiene media sanción y exige
políticas de salud sexual y reproductiva y educación sexual integral.

No es una o las dos vidas, la mujer aborta igual

“No hay dos vidas que se salvan ahí porque la mujer aborta igual. Estamos tratando de sostener la
vida de las mujeres, porque en el peor de los casos, se pierden las dos vidas”, dijo al respecto Mónica
Macha, diputada del Frente para la Victoria. En este sentido, los colectivos a favor de la legalización
insisten en que las mujeres con bajos recursos mueren. Es decir que sin la ley se profundiza la
desigualdad social. La rica vive, la pobre muere.

Es constitucional

"Desde el punto de vista constitucional no existen restricciones para la despenalización", aportó el


abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez. "Existen 14 sentencias, informes u observaciones
en los que distintos órganos creados por tratados de derechos humanos han sostenido que la mujer
debe tener acceso a abortos legales", señaló. Por año, se estima que hay 500 mil abortos en
condiciones clandestinas e inseguras.

Por qué creo que sí se debería legalizar la eutanasia


Si nos quedamos en esa amplitud, hay que decir que morir dignamente significará respetar la
libertad del individuo al final de su vida. El uso de la expresión en su sentido más restrictivo se
apoyó en textos del corpus hipocrático en donde se dice explícitamente que no se debe ayudar al
enfermo a morir. Hay que añadir inmediatamente que muchos médicos no siguieron al maestro
Hipócrates, fundador de la medicina, y que filósofos –como es el caso de Platón o los estoicos–
contemplaron como algo natural que uno acelere su muerte si la situación lo requiere. Y esto nos
lleva directamente a la eutanasia o buena muerte, que es eso lo que quiere decir en griego. Parece
que fue Suetonio quien la utilizó por primera vez. Ya en la Modernidad reaparece con Bacon y
Tomás Moro. En la actualidad ha cobrado carta de naturaleza en 1935 con Arthur Koestler y en
1974 con un manifiesto de personas relevantes en el campo de la ciencia. A ello hay que sumar
una serie de casos conflictivos –sobre todo el de la norteamericana Karen Ann Quinlan– que
conmocionaron a la opinión mundial.

La eutanasia debe estar claramente regulada

Dejando de lado la etimología, por eutanasia se entiende en nuestros días la decisión libre de
que le quiten la vida a uno si se dan las siguientes condiciones: intenso dolor o sufrimiento,
irreversible enfermedad cercana a la muerte y carencia de alternativa alguna; y se discute hoy si
entre tales condiciones habría que incluir el cansancio vital. La eutanasia, para ser tal y además de
lo dicho, debe estar claramente regulada. En los Países Bajos, el primer y único Estado en el
mundo en donde está regulada con nitidez, se puede castigar con 12 años de cárcel a quien la
ejecute sin atenerse a las normas establecidas. Esto es la eutanasia y no las distorsionadas
imágenes provenientes de aberrantes hechos entre los que destaca, para su desgracia, el nazismo.
O una hipereugenesia que desechara todo lo humano deforme.

Esto es un simple recordatorio de lo que es la eutanasia y que debería pertenecer a la cultura


general. Pero si no queremos hacer un análisis aislado hemos de contextualizarla. Y de esta
manera entenderemos mejor de qué estamos hablando, al menos en nuestro mundo cultural.

La muerte es la sombra de la vida

Frente a la vieja idea de que existe la vida y después la muerte, lo real es que van juntas, que la
muerte es la sombra de la vida, que nacemos muriendo y que, por tanto, somos vida-muerte. Y
esto es decisivo… sólo que se necesita forzar un tanto la imaginación e ir a la otra cara de las
cosas: supongamos que uno, antes de venir a la existencia y fuera, en consecuencia, pura
posibilidad, pudiera decidir o pedir a quien fuera venir o no a este mundo. Hay casos extremos en
los que, sin velo alguno de cómo viviríamos, dijéramos que sí o que no. Quienes estuvieran
afectados por una grave enfermedad es alto probable que se negaran, mientras que los que
habrían de gozar de una excelente existencia se sentirían inclinados a dicho gozo. Pues bien, si,
con velo que tape mi real existencia, me lo preguntaran, dudo mucho, y me hago portador de la
media, que me interesara aterrizar en la Tierra, pasar de la potencia a la existencia. ¿Por qué?
Porque si somos un suspiro entre dos nada, como dejó escrito el sabio Simónides, y sin entrar en
los que profesan una determinada fe, la vida está llena de frustraciones porque importantes
deseos no se cumplen, porque las enfermedades nos atenazan y porque la muerte de los seres
queridos y la nuestra es un trauma total. Que existan bienes no se niega, sólo que lo que impera es
el poco tiempo pisando la Tierra, los muchos males que nos aquejan y la cesación total. Una
broma macabra. Pero de lo imaginable y deseable hemos de bajar. Y una vez que existimos, sean
las causas que sean, nuestra tarea consiste en vivir lo mejor posible. No hay más remedio que
partir del hecho de estar vivos aunque se nos haya otorgado la vida sin nuestro permiso. La
cuestión suele plantearse sobre si tiene o no sentido la vida. Tal vez habría que plantearlo, para
evitar quisquillosas distinciones lingüística sobre si merece la pena o no vivir. Y ahí se instala, como
mínimo, la duda.

La existencia es un semicírculo… hacia la inmortalidad

Partamos, por tanto, del hecho de que existimos. Y es que la existencia no es un don o un
regalo, sino un hecho o dato fruto de la evolución. Hemos llegado al Homo sapiens, por el
momento, desde las bacterias, las arqueas y los eucariotas. Lo olvidamos con frecuencia y
pensamos, explícita o implícitamente, que provenimos de lo alto, o bien que crecemos desde
abajo diseñados de modo inteligente. La existencia, constitutivamente y en principio, no es como
un segmento con inicio y fin, ni un segmento que no tiene fin como en las religiones que incluyen
la inmortalidad, ni un círculo como en la rueda de las reencarnaciones de la sabiduría hindú. La
existencia, por el contrario, es un semicírculo que alcanza el punto máximo hasta bajar y
desaparecer. En términos generales, llamamos juventud, madurez y vejez a las tres partes del
semicírculo.

Max Scheler, un filosofo ya olvidado y sumamente inteligente, describió cómo va cambiando la


noción del tiempo a medida que desciende el círculo; se va acortando hasta que nada queda. Es
ese el proceso vital que, con excesiva frecuencia, es precedido por la tortura de la agonía.
Añadamos que los últimos avances y las previsiones en inteligencia artificial y la biología sintética,
entre otros desarrollos de la ingeniería y la biología, pueden hacer que la curva se alargue tanto
que los sueños de inmortalidad se aproximan a la realidad. En este caso pasaríamos del Homo
sapiens a otro ser distinto y superior. Tal salto podría alegrar a unos y asustar a otros. Lo sensato
es estar abierto a lo nuevo y aprovecharlo, y a lo malo para desecharlo. Por el momento una
máquina no es capaz de entender un chiste. Síntoma de que reírse de verdad es tan necesario
como difícil. Especialmente en un mundo tan aburrido y mustio como el que hemos creado.

Derecho a desaparecer de entre los mortales

Antes de continuar, y también a modo de recuerdo, diré algo que, al menos, sirva para sostener
por qué habría que legalizar la eutanasia. (Por cierto, la carga de la prueba tendría que estar en
los que restringen la libertad y no en los que la reivindicamos). Que si está en mis manos
dedicarme al sexo, a la música o a la filosofía, en mis manos estará no dedicarme a ninguna. O si
nadie me ha pedido permiso para venir a este mundo, no se ve que se lo tenga que pedir a nadie
para marcharme. Aun así, lo primero a afirmar, puestos ya a ofrecer alguna prueba a su favor, es
que si se puede retirar la ventilación artificial a un enfermo, no se ve la razón de prohibir una
inyección letal. Si puedo no hacer X para que Pablo muera, podré hacer X para que Pablo muera.
En segundo lugar, si me puedo suicidar, igualmente podré decirle a otro que me ayude a
suicidarme. Si Pablo quiere desprenderse de su dinero, podrá pedir a Pedro que le ayude a esa
obra como a cualquier otra. Y si, como lo recogen las leyes españolas de 1986 y 2002, el enfermo
tiene derecho a rechazar cualquier tratamiento, derecho tendrá también a no recibir tratamiento
alguno y, en consecuencia, desaparecer de entre los mortales.

El dolor-sufrimiento es el mayor de los males

Voy a añadir tres argumentos más que son, tal vez, los más conocidos, pero intentaré ampliarlos
o matizarlos. Son los siguientes: la libertad, el dolor y la propia imagen. Suponemos que somos
libres y, como tales, salvo patologías que la anulen, pensamos que los otros son libres y, por tanto,
responsables. Las neurociencias, sin embargo, están reduciendo la libertad al mínimo. En este
sentido, si se duda de la libertad del paciente, otro tanto habrá que hacer del profesional de la
salud. Y si se añade que el estado del paciente reduce casi a cero su capacidad de decisión,
digamos que, como en el amor, a veces una situación extrema incluso da más lucidez. En cualquier
caso, uno es titular de su cuerpo, de su vida y de su muerte y, si expresa con claridad cuál es su
voluntad, se debe respetar. Respecto al dolor que cuando va más allá del cuerpo llamamos
sufrimiento, hemos de decir, con Milton, que es el peor de los males. La eliminación del dolor es
uno de los principales fines, si no el principal, de la medicina y de la moral. Si uno malvive con
dolor es lógico que prefiera no vivir para así no padecer. Esto es básico. Y no entenderlo suena a
pésima intención o imbecilidad. Y en relación a la imagen que uno tiene de uno mismo, al espejo
en el que se ve, pueden darse situaciones en las que su figura esté tan deteriorada y los dolores
tan agudos que la eutanasia sea, según su voluntad, la solución deseada. Estos tres pilares de la
argumentación proeutanasia parece que son casi imposibles de refutar.

Retirar la medicación si ya no hay nada que hacer

Alguna observación más antes de pasar a contemplar cómo está la situación en España. Hay dos
modos de actuar que no son eutanasia pero que están de alguna manera emparentados con ella
porque son más comprensivos y, salvo dogmáticas excepciones, más tolerantes. Uno es el llamado
LET o limitación del esfuerzo terapéutico. Si ya nada hay que hacer sino simplemente mantener
con los fármacos y la tecnología a quien es pura biología y sin ninguna biografía y, además, sin
posibilidad de retorno, lo sensato es retirar la medicación en cuestión. Lo entiende hasta un niño.
O lo entiende mejor, porque el niño carece de los prejuicios y embotamiento de los mayores. Lo
contrario sería obstinación terapéutica, algo a lo que incluso, que ya es decir, el Vaticano no se
opone. Es de puro sentido común. Y es que en los casos en los que se ha dejado vivir
artificialmente años a personas sin ninguna posibilidad de cura, se han solido juzgar, ya pasado el
tiempo, no como una buena intención, sino como pura arbitrariedad. Es obvio que hay que hacer
distinciones en función del enfermo y de los medios excepcionales o no a utilizar, pero el concepto
es claro.

Para qué vale el testamento vital

Por otro lado, ha ido penetrando en el cuerpo social la idea de hacer un testamento vital, algo
que se sigue de las leyes antes mentadas y del consentimiento informado. Nace en EE. UU. en los
sesenta como living will, de la mano de Luis Kutner y llega a Europa a través de Bélgica. Se conoce
también como voluntades y hasta planificaciones anticipadas. Se trata de un documento en el que,
bajo amparo jurídico, como puede ser un notario o varios testigos, se especifican una serie de
enfermedades que quien las pudiera padecer se opone a que sean tratadas. Dicho documento se
añade a la historia clínica del enfermo real o posible. Y debe existir un registro nacional que las
reconozca. En los últimos años se ha introducido el llamado PAD, que los americanos desde 1991
llaman PSDA y lo que intenta es planificar a lo largo de la vida los deseos de no tratamiento. Esta
idea de enfocar todo como proceso facilita externamente todo el desarrollo. No me queda tan
claro, sin embargo, que alivie al potencial o real paciente. Al mismo tiempo se convierte en una
sopa de letras que puede ofuscar al enfermo. Y al sano.

El testamento vital pasó a España y lo incorporó la asociación Derecho a Morir Dignamente. La


asociación se fundó en 1984 y tuvo como su cabeza visible a Salvador Pániker. Como dato curioso,
en 1966 había escrito Pániker Conversaciones en Catalunya. La asociación, como todas las que
operan en el mundo, busca la legalización de la eutanasia pero insistiendo en la libertad del
paciente para, por ejemplo, conformarse con los cuidados paliativos, puestos en marcha por la
enfermera Cicely Saunders en 1969. El actual presidente es Luis Montes, injustamente castigado
en el ya tristemente famoso “caso Leganés”. Ciertas fuerzas oscuras religiosas le denunciaron. Tan
oscuras fueron que la denuncia fue anónima, es decir, cobarde. La asociación quiere que se quite
del Código Penal del año 1995 la pena de 6 a 8 años de cárcel para la eutanasia y de 2 a 5 para el
suicidio asistido, primo hermano de la eutanasia. La mejor forma, por cierto, de saber en qué
consiste el suicidio asistido es recordar a Ramón Sampedro en 1995, tetrapléjico, pidiendo que le
aplicaran la eutanasia. Se consideraba una cabeza atada a un tronco de árbol. Su caso dio la vuelta
al mundo y ha sido inmortalizado en un filme, Mar adentro. Se le ayudó a morir y su posible causa
penal fue archivada.

La asociación Derecho a Morir Dignamente tiene aproximadamente 4.000 socios. No son muchos,
pero el problema que existe con el testamento vital es que se conoce poco y sus defensores
deberían ser muy pedagógicos para extender su conocimiento. Por otro lado, continúa siendo
engorrosa toda la parte burocrática. Y, además, los modelos varían y no es fácil que uno escoja
aquellas enfermedades que considere más oportuno tener en cuenta. La iglesia católica y sus
seguidores defienden una especie de testamento vital contra el encarnizamiento terapéutico. No
haría falta puesto que, salvo algún fundamentalista de la primera hora, todo el mundo está de
acuerdo. Y su oposición a la eutanasia está en la esencia de su doctrina

Y ya dentro de la curiosidad, recordemos que algo parecido han hecho los testigos de Jehová
rechazando las transfusiones de sangre y los hemoderivados. No creo que me hagan caso si les
digo que su interpretación de la Biblia no es la correcta y que el nombre del Dios de la Biblia no es
Jehová, sino Yabe. Pero que cada uno haga con su vida lo que le dé la gana con tal de que no nos
imponga su visión de este mundo y, encima, del otro.

Opiniones a favor y en contra

Por último, pondré a un lado y a otro lo que pienso que son los datos que nos permiten pensar
en la pronta o no legalización de la eutanasia. Once de los partidos políticos españoles incluyen
en su programa la legalización en cuestión. Lo que importa es que no hagan como el PSOE que la
introdujo en el programa de 2004 y hasta hoy no ha dado un paso más. Entre aquello que puede
retrasarla o impedirla habría que colocar lo siguiente: seguir al pie de la letra a Hipócrates cuando
muchos médicos de su tiempo no le siguieron; si, por otro lado, miramos a Platón o a los estoicos,
la eutanasia se considera normal; la Conferencia Episcopal, todos sus tentáculos y la influencia en
el gobierno de turno los grupos de cristianos con sus redes funcionando a tope; los
seudoprogresistas que no comprometen su supuesto progresismo de manera clara y pública; el
Colegio de Médicos con su larga tradición conservadora; la Constitución Española, que es
criptocatólica, además de los concordatos que continua manteniendo con el Vaticano; las falsas
imágenes que todavía existen entre la gente y que no han sido pedagógicamente desmontadas; y
finalmente un Código Penal con las penas antes citadas y que intimida a todos. Aunque un 70 por
ciento de las personas consultadas estén a su favor y más del 50 por ciento de los médicos
también.

Si nos volvemos ahora a los aspectos que miran a favor de la eutanasia diría lo siguiente: la labor
de la asociación Derecho a Morir Dignamente, que esperemos que dé sus frutos; el aliento de
otros países europeos, especialmente de Holanda y Bélgica; los tantos por ciento antes señalados;
las publicaciones, conferencias y asociaciones que aumentan día a día su volumen de difusión; y
un ambiente que cambia con rapidez y que se nota en la actitud de la gente en cuanto viven de
cerca el proceso de la muerte.
Se puede concluir que la corriente a favor de la eutanasia aumenta, que los médicos españoles
han de comprometerse como lo han hecho sus colegas europeos y que el compromiso, enemigo
de la cobardía, nos atañe a todos. Ante el absurdo de tolerar el dolor evitable, y sin oponernos a
quien desee los analgésicos y la sedación en los cuidados paliativos, hay que levantar la voz y
colocar la eutanasia en nuestras manos.

Tipos 
Eugenésica: aquella que se dirige al mejoramiento de la raza humana.

Económica: aquella dirigida a eliminar a las personas cuyas vidas se consideran inútiles, exentas
de valor vital y de costoso mantenimiento.

No Voluntaria: aquella en que la decisión la toma un tercero sin que haya posibilidades de conocer
la determinación del enfermo debido a que éste no tiene la capacidad para elegir entre vivir o
morir.

Involuntaria: aquella en que la decisión la toma un tercero sin pedir el consentimiento de un


pariente capaz de expresar su elección o en contra de su voluntad.

Autónoma (Suicidio): aquella en que la propia persona se provoca la muerte sin intervención de
terceras personas.

Heterónoma: aquella en que en la provocación de la muerte participan otra u otras personas.

Solutiva: consistente en facilitar auxilio en el proceso de morir, mitigando el sufrimiento,


suministrando calmantes que no incidan en la duración de este proceso. El Concepto comprende
todas las conductas que tiendan a aliviar el sufrimiento tanto físico como espiritual del enfermo
terminal.

Resolutiva: aquella que incide en la duración del proceso hacia la muerte, sea reduciéndolo o
suprimiéndolo en interés del enfermo. (aquella que es provocada por otra u otras personas
distintas del enfermo y que incide en el curso vital) se pueden hacer las siguientes distinciones:

Eutanasia Pasiva: aquella que consiste en la inhibición de actuar o en el abandono en el


tratamiento iniciado, evitando intervenir en el proceso hacia la muerte.

Eutanasia Activa: aquella caracterizada porque la provocación de la muerte se obtiene mediante


acciones dirigidas a acortar o suprimir el curso vital.

Eutanasia Activa Directa: aquella en que la muerte se produce directamente como consecuencia de
una acción, por ejemplo, la aplicación de una dosis mortal.

Eutanasia Activa Indirecta: aquella en que la muerte se obtiene indirectamente mediante la


utilización de un analgésico que tenga efectos colaterales y comprometa alguna función vital, que
sería el caso de suministrar algún analgésico para calmar algún dolor y que como efecto colateral
este produzca la muerte de la persona. En estos casos se aplica el argumento del "doble efecto"
que consiste en que la aplicación de un tratamiento o el suministro de un medicamento puede
tener dos efectos en el caso de los enfermos terminales: Por un lado evita un mayor sufrimiento
para la persona y por otro, puede acortar su vida.

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