EL CULTIVO DE LA COMPASIÓN
Introducción
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“Mr.Vómito”. En dos ocasiones entré en feroces peleas de las que me enteré sólo a la
mañana siguiente. Esto no era bebida social, que despreciábamos como pretenciosa.
¿Por qué nuestro desafecto con la sociedad se convirtió en violencia?
Cerca del final del noveno grado, a causa del miedo al tedio de la escuela pública
y de la reputación de un maestro particularmente agresivo en la escuela superior que
trataba a los estudiantes como reclusos, fui a una entrevista a la escuela Pomfret en
Connecticut, donde me agrado ser tratado como un ser humano: cuando el maestro que
estaba mostrándome el campus me dio un puñetazo en broma en el brazo, ¡le devolví el
puñetazo y a él le gusto! Me matriculé, agradecido de escapar de los confines
deprimentes de la escuela pública. Durante mi año superior, en cuarto de latín, nuestro
pequeño grupo –la mayoría de nosotros estábamos evitando química- acostumbrábamos
a burlarnos del maestro alcohólico, que parecía a veces un cerdo, haciendo gruñidos
cuando se volvía de espaldas, y sin embargo, sufrí un muy profundo cambio de parecer
observando y sintiendo como explicaba la psicología de la Aeneida de Virgilio. ¿De
dónde surgía nuestra falta de bondad?
Me gradué primero de mi clase, recibiendo una copia de Las metamorfosis de
Ovidio como premio, y entre en Harvard en 1958. En la universidad abandoné la lucha
mientras me recuperaba de una costilla rota, aunque en la escuela preparatoria me había
deleitado humillando oponentes con una llave –la más simple de las tomas, pero con un
poder tan aplastante que mis oponentes no podían respirar. Pero para entonces, yo sentía
plenamente que había conquistado suficientes personas; no quería volver a hacerlo.
Algo empezaba a cambiar en mi corazón.
Después de mi primer año, inspirado por Thoreau, me retiré a los bosques de
Vermont donde realicé largas caminatas, traje a la vida los colores, soñé todos mis
malos sueños y escribí poesía. Había encontrado parte del camino para llenar el agujero
de soledad y rabia que había dominado mi vida. Cuando llegó el tiempo frío, motivado
por el Typee de Melville y The moon and Sixpence de Somerset Maugham´s, me marché
de Nueva York en un carguero hacia Tahiti. Después de pasar a través del canal de
Panamá, medité sobre el cielo por diez días, tumbado en la pequeña cubierta al
barlovento de la chimenea, llenando mi mente con el azul maravilloso de aquel océano
verdaderamente pacífico. Cuando alcanzamos Tahiti, me quedé atónito ante el hecho de
que los otros fugados no tenían interés en discutir sus propias historias; solo querían
cerveza y una wahine, y efectivamente esta última dormiría con el rico, conseguiría
algún dinero, nos compraría cerveza en la terraza de un bar, se sentaría en nuestras
rodillas, allí mismo nos timaría, y de vez en cuando escupiría el esputo de tuberculosis
que la apestaba. Finalmente, el inspirado y multicolor escenario de la isla se volvió
como mirar a través de un kaleidoscopio todo el largo día, y además, los imperialistas
franceses descubrieron que no tenía visa; así que me fui. Esto no era lo que quería. Pero
¿Qué era lo que quería?
De regreso en la universidad después de un año y medio, comencé a beber de
nuevo. Tengo una memoria mareada de tratar de mirar a la silla de madera frente a mi
durante la clase de las once de literatura rusa. Una noche, un amigo me dió una botella
de ron para leer poesía beat en el club Harvard (donde casi recibo una paliza por leer
Allen Ginsberg). Después de beber la mayor parte de ella, deambulé a través de la
avenida Massachussets donde me encontré frente a una puerta de vidrio. Intenté romper
la botella contra la puerta, pero ocurrió lo contrario: lancé la botella, y la puerta se hizo
añicos. Regresé a prisa a mi habitación, me eché boca abajo en la cama, caminando a la
mañana siguiente temblando por temor a ser arrestado. Pero cuando comprendí que
estaba imitando al Raskolnikov de Crimen y Castigo, me reí un poco y comencé a
recuperar algo de mi salud mental. ¿De dónde surgían esos momentos salvadores?
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Un año y medio después, en el verano entre el ciclo y otro de estudios, me retiré
durante seis semanas a una cabaña sobre un lago en North Hadley en la provincia de
Québec. Fue difícil llegar. Fui sólo, en canoa, navegando las tres millas de aguas
picadas. Cuando comenzaba, un anciano me advirtió que no lo lograría, pero utilicé mi
mochila como contrapeso y me dejé llevar perpendicular a las olas. Las seis semanas
fuera dieron a mi mente el tiempo que necesitaba para asentarse. Al principio estaba tan
agotado físicamente que no podía ir a caminar, en especial porque la cabaña estaba en
una colina empinada, pero con el tiempo me volví más y más fuerte y pude trepar la
colina cada día y meditar en el cielo.
Pasé el resto de las vacaciones de verano en Oklahoma cerca de un río, donde
continué mi práctica de tumbarme en el suelo mirando al cielo. Solía bajar El Río, como
le llamaban, en un tubo. Alguna veces salí de mi tubo y miraba al agua moviéndose
sobre las rocas; ví que lo que imaginaba como río era agua cambiando constantemente y
que no había río como aquel que yo, o cualquier otro, estaba imaginando. El agua
siempre cambiante provocó una experiencia como la que había tenido en mi niñez
cuando, en la silla alta de la mesa del comedor, miraba a la llama de la vela, viendo que
siempre cambiaba. Miraba hacia el centro de ella, y aunque era siempre de color
amarillo, estaba siempre vibrando aunque fuera un poco. No había nada constante allí
que pudiera llamarse llama, como si existiera verdaderamente por algún tiempo. Estas
percepciones infantiles junto a la contemplación del cielo y ahora el río me llevaron a
darme cuenta que nada permanece. Nuestras cosas son como la llama o el agua. Lo que
existió hace unos momentos no está sentado, de algún modo, sobre el presente.
Un día, bajando por El Río, vi un anciano sentado en la orilla, su cabeza caída a
un costado, que parecía muerto. De pronto comprendí que aquella última percepción en
esa vida no sería más plena que cualquiera de sus otras percepciones. La acumulación
de percepciones de una vida no va a la última percepción para hacerla fulgurante y rica
y profunda, en cambio, él simplemente habría mirado a un lado, como cualquiera, y
luego habría muerto. Las experiencias no son como el equipaje; no llena la valija con
experiencias y la tiene luego consigo en una forma palpable. Comencé a reconocer la
futilidad última de las actividades externas, y volví mi atención interiormente, hacía una
luz dentro de mí.
Cuando regresé a Havard en el otoño de 1962, fue como si un féretro se hubiera
abierto; Había estado viviendo mi vida en un féretro y no había reconocido la presencia
del cielo. La meditación en el cielo de Oklahoma se había desarrollado hasta el punto
que, cuando regresé al este, de pronto había cielo allí también –todo mi mundo se abrió.
Aquel último año, tuve una habitación individual en el piso séptimo de la Casa
Leverett de Harvard. Miraba al norte con una vista fea, por lo que cubrí la ventana de la
bahía con trastos de madera contrachapada de las cajas de embalar del almacén que mi
padre dirigía y donde a veces yo trabajaba. Puse un decorado natural de gansos en la
ventana cubierta, y cubrí las persianas venecianas sobre las pequeñas ventanas a cada
lado con arpillera cada noche para que las ventanas pudieran estar un poco abiertas pero
nada de luz entrara en la habitación. Hice una alfombra para el feo suelo de azulejos
cociendo bolsas de arpillera de la granja donde mi hermano mayor estaba trabajando, y
con la misma arpillera cubrí la grieta entre la puerta y la sala, produciendo de este modo
una habitación totalmente oscura para meditación. La oscuridad total es, de muchas
maneras, como el cielo infinito.
Me tumbaría en mi cama a veces durante toda la noche sin moverme, a través y
más allá del terrible dolor que surge con la completa ausencia de movimiento, hasta el
punto que la habitación se volvía viva con alucinaciones y toda clase de luces. A veces,
durante el día, hacía mis meditaciones en el cielo en las orillas del río Charles. Un día el
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cielo se lleno con pequeños puntos de luz; en vez de transmitir una sensación de
distancia, el cielo mismo se volvió centelleante y achaparrado.
Estaba consiguiendo abrumarme con la fragilidad de la mente producida por esas
meditaciones en el cielo y en la oscuridad total y con el desarrollo de mi capacidad de
poner mi cuerpo a dormir apenas sentarme, reduciendo la actividad nerviosa para que
mi cuerpo estuviera en un estado como de trance. Alucinando a deseo, seguí los
consejos de Jung de usar imaginación creativa y desarrollé una relación con un águila
que imagine volando en mi habitación. Pero este ejercicio parecía inútil e incluso
contraproducente –no quería ser tragado por una imaginación azarosa. Estaba buscando
otra cosa.
Una amigo cercano que deseaba ayudar había escuchado acerca del Lamaist
Buddhist Monastery of America (ahora The Tibetan Buddhist learning Center) en New
Jersey. Viajamos allí y ví a Geshe Wangyal, un astuto adepto y erudito mongol de la
provincia de Kalmyk, que había estudiado en Tibet por treinta y cinco años. Cuando
abrió la puerta de su casa de rancho en la llanura de New Jersey me reveló un templo
Tibetano que llenaba toda la sala. Me quedé estupefacto. ¡Nunca más supondría que no
pasaba nada en las salas de Norteamérica!
No estuve mucho tiempo con él y no me impresionó demasiado pero, por una
razón que ahora no recuerdo, realicé una segunda visita más o menos un mes después.
Le pregunté, “¿Qué es la vacuidad?” Se burló, “Deberías saber que es shunyata.
Estudias en Harvard” Pero fracasó el desafío. Más tarde durante la conversación dijo,
“No serás capaz de profundizar seriamente en estos temas, pero como iras a trabajar a
Boston en el metro después de tu graduación, yendo y viniendo cada día, puedes pensar
acerca de esto”. Y me enseñó una práctica tibetana central para desarrollar la compasión
y el altruismo. Consiste en una serie de meditaciones que se construyen paso a paso, una
detrás de otra, culminando en un fuerte sentimiento de empatía por todos lo seres.
Habló acerca del estadio fundacional de esta serie de meditaciones –la generación
de la ecuanimidad, la práctica de darse cuenta en un nivel íntimo cómo todos tienen una
aspiración básica y similar de obtener placer y deshacerse del dolor. Habló
conmovedoramente de visualizar amigos, enemigos y personas neutrales como iguales,
deseando felicidad y no deseando sufrimiento. Comprender esta igualdad es la
fundación para el cultivo de la compasión, que es el deseo adicional que todos estén
libres del sufrimiento y las causas del sufrimiento. Este ejercicio preliminar para generar
igualdad realmente me atrapó cuando regresé a la universidad. Meditando en mi
habitación, llevaría a la mente a alguien a quien conocía. Instantáneamente, mi mente
era sacudida por el deseo, el odio o los celos –emociones muy obvias. Sentía, “Esta es
mi mente, debería ser capaz de visualizar a las personas sin que las emociones me
abrumen”, pero no podía. Estaba fascinado por el intento de conducir la meditación,
pensando, “Estas son apariencias ocurriendo en mi mente, y debo ser capaz de llevar
estas personas a mi mente sólo como apariencias”. Pero no podía.
Entonces comencé a meditar metódicamente en personas, regresando a través del
transcurso de mi vida. Era una cuestión de regresar, finalmente, a todas mis clases,
donde estaba sentado entre todos mis compañeros, y pensaba acerca de cada uno de
ellos: “Esta persona quiere felicidad y no quiere sufrimiento del mismo modo que yo
quiero felicidad y no quiero sufrimiento.” Hacer esto liberó de autonomía las
experiencias congeladas de mi vida, los estados fracturados de mi mente. Memorias de
eventos agradables y desagradables de la niñez fueron gradualmente reincorporadas.
Finalmente fui reconectado, reintegrado a la persona que gateaba como bebé. Encontré
lo que estaba buscando –una técnica poderosamente beneficiosa para cuidar de los
otros.
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Un mes antes de mi último examen, estaba tan absorto por la transformación
mental que estaba ocurriendo que tomé la decisión de no regresar al bosque a escribir
poesía, como tenía la intención de hacer, sino entrar en la vida monástica. Dado que
había terminado el trabajo de curso en tres años y medio y que mi padre tendría que
pagar por los créditos extra que acumularía si me graduaba, decidí renunciar la
graduación. ¡Quién necesita un título en un monasterio Budista, de todas maneras!
Entonces, me mudé al monasterio y estuve allí durante cinco años. Al principio Geshe
Wangyal me hizo llevar los libros y me envió de regreso para que realizara el examen
final (en geología) Me gradué magna cum laude y recibí el premio Leverett por mi
traducción del poema anglo-sajón “El vagabundo.” Cuando el maestro de la casa
Leverett concedió mi título dijo (utilizando mi primer nombre, Paul), “Un Thoreau
actual, un amante de la naturaleza, que viaja a través de los bosques canadienses. Un
buscador de verdades finales, Paul es uno de los hombres más inusuales y talentosos
espiritualmente en esta clase.” (Incluso ahora sigo inspirado por Thoreau –aunque quizá
no tanto por su individualismo- y vagabundeo en los bosques, abrumado por la belleza
de todo.)
En el monasterio, aprendí Tibetano y practiqué formas de meditación que son
conocidas a través de la vasta región cultural del Tibet, que se extiende desde el Tibet
mismo a través de las áreas de la Mongolia de la provincia de Kalmyk donde se vacía el
Volga dentro del mar Caspio (en Europa) la Mongolia externa e Interna, la República de
Buriat de Siberia, como también Ladakh, Sikkim, Bhutan, y parte importante del Nepal.
Las meditaciones que forman la estructura de este libro se centran en el cultivo de la
compasión y reflexionan sobre la verdadera naturaleza de los fenómenos, y hasta hoy
permanece el corazón de mi práctica diaria.
Los dos años que siguieron mi estadía en el monasterio los utilicé haciendo
trabajo de curso en el programa de doctorado de Estudios Budistas en la Universidad de
Wisconsin, después de ello fui a la India, en calidad de becario Fulbright, como
investigador de tesis. Rápidamente decidí ir a Dharamsala, donde vive el Dalai Lama,
aunque fui específicamente informado por el director de la comisión Fulbright en New
Delhi no hacerlo a causa de sensibilidades políticas –lo que significa que el gobierno
Chino insistía (y aún lo hace) que el Dalai Lama fuera aislado. Por suerte, dos días
después, el Dalai Lama comenzó a dar una serie de dieciséis conferencias en
Dharamsala, de cuatro a seis horas cada día, en los estadios del camino a la iluminación.
Aunque al principio imaginé que una reencarnación reconocida gubernamentalmente no
sería demasiado profunda, gradualmente fui cautivado por su perspicacia hasta el punto
que escribí varios poemas inspirados elogiándolo en Tibetano. A través de una serie de
audiencias, me tomó como su estudiante privado y eventualmente como su principal
interprete en diez giras desde 1979 a 1989 en los Estados Unidos, Canadá, Malasia,
Singapur, Indonesia, Australia, Gran Bretaña, y Suiza. Colaboramos en la producción
de siete libros, entre los que se incluye The meaning of life (un best-seller en Francia).
Mi vida fue inmensamente enriquecida por haber estado tan frecuentemente en su
compasiva presencia y haber sido enfrentado con demandas intelectuales que la
interacción con él requiere.
Desde el comienzo de mi entrenamiento, he estudiado con dieciocho lamas
Tibetanos y Mongoles, he realizado diez viajes a India y cinco a Tibet, he publicado
diecisiete artículos y veintitrés libros en un total de veinte lenguas, he hecho esto y
aquello, pero la fuerza ha sido siempre aplicar doctrina a la práctica y nunca ver la
doctrina como un fin en sí misma. En este libro quiero compartir con ustedes las
comprensiones que he obtenido practicando las técnicas para cultivar la compasión.
Siento que el tema es particularmente relevante porque, basado en mi propia
experiencia, he aprendido que de la infección de una actitud “¡yo contra el mundo!” –
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cuando la línea de fondo es YO, YO, YO- se produce la erupción de la desesperación o
la despiadada competitividad, socavando la propia felicidad como la de todos los que
nos rodean, desgarrando el tejido de la sociedad, la base de una vida feliz. Sin
compasión, la mordiente crítica a otros se descontrola, finalmente atacando en su propia
autonomía y azarosamente incluso a nuestros amigos, familiares, nuestros cuerpos y a
nosotros mismos. Sin compasión, la política se vuelve únicamente una cuestión de
bloques de poder, abusando de otros bloques hasta el punto en el que todos los intereses
son distorsionados. Una perspectiva sin compasión desemboca en la maniática creencia
que el mero éxito económico, aunque admitidamente importante, es la razón última de
la existencia humana; da lugar a una amoral e incluso inmoral persecución de dinero, en
la cual uno no reconoce la diferencia entre adecuadas facilidades externas y verdadera
satisfacción interna.
Las lecciones y técnicas presentadas aquí son especialmente útiles porque, como
son capaces de transformar gradualmente la indiferencia e incluso la mente enfadada, en
otra, al menos un poco más afectuosa y cariñosa, ofrecen esperanza a este mundo
entristecido. Finalmente, algunos han declarado que este milenio verá una tendencia
hacia la compasión. ¡Que así sea! Como no es suficiente el haber sido instado a ser
compasivo, los ejercicios ofrecidos en este libro pueden ser valiosos; yo, ciertamente,
los he encontrado así.
Capítulo 1
Meditación
¿Ha notado alguna vez qué difícil es seguir sus pensamientos? La mente se distrae
con demasiada facilidad del tema al que deseamos atender. Incluso puede que parezca
que la mente es, en su propia naturaleza, como las burbujas de un río o una pelota
flotando en la corriente. En realidad, la naturaleza de la mente es como el agua –no
como las burbujas o las ondas en la superficie o el movimiento, sino como el agua
misma. Sin embargo, a causa de nuestra adicción a las apariencias superficiales de las
cosas, sentimos que la mente naturalmente va de una cosa a otra. Es como si
estuviéramos en un autobús y el conductor nos llevara donde quisiera, hasta el punto
que decidimos que dondequiera que hayamos llegado es un lugar agradable donde estar.
Esto es lo que hace difícil comprometerse en una práctica de compasión imparcial que
se oponga al condicionado flujo de la mente.
Como no es fácil una actitud de compasión imparcial, que corra contra el núcleo
de nuestra percepción habitual, esta debe ser cultivada en meditación. Gradualmente, los
sentimientos se desarrollan, y entonces, la actitud sentida surge con un pequeño
esfuerzo, y eventualmente, surge natural y espontáneamente. De este modo, practica
hasta que la compasión y el altruismo parezcan formar el material mismo de tu cuerpo.
Se necesita prolongada meditación a través de meses y años para que una nueva
actitud como la compasión profundamente sentida sea suficientemente fuerte para
permanecer por su propio lado. Por lo tanto, en los estadios iniciales, la prueba de éxito
es el incremento en el progreso, pequeños cambios en nuestro comportamiento
cotidiano. Incluso con una meditación efectiva, en la que se logra una fuerte experiencia
durante la sesión, es fácil –fuera de la sesión- volver a caer en las viejas actitudes en
medio de las actividades diarias.
Meditadores inexpertos, basados en lo que en realidad es una embriagadora
experiencia durante una sesión de meditación, a veces no pueden aceptar con la
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facilidad que caen presas de los viejos hábitos. Algunos incluso reivindican
vergonzosamente que el deseo o el odio que surge fuera o incluso durante la meditación
está conducido espiritualmente, de algún modo consistente con sus nuevas
comprensiones. Sin embargo, la reversión a patrones familiares necesita ser reconocida
por lo que es: estamos acostumbrados a nuestras viejas maneras y volvemos a ellas,
puede que incluso más poderosamente ahora que hemos ganado, a través de la
meditación, una mente más concentrada. Esta reversión muestra solamente que
necesitamos sentido del humor y más meditación.
La palabra tibetana para meditación es sgom pa (pronunciada “gom pa”). En un
juego de palabras se dice que meditación (sgom pa) significa familiarización (goms
pa), siendo las dos eses mudas. Por lo tanto, meditación significa familiarizarse con,
acostumbrarse, convertir en hábito. Lo que se busca es regularizar la práctica para que
esta tenga la posibilidad de afectar nuestro comportamiento cotidiano, y para lograr
esto, los períodos de meditación breve son mejores que los largos. La razón es que la
intensidad del propósito puede ser retenida a lo lardo de una sesión breve. Cuando
realizas un largo período de meditación sin intensidad, uno se acostumbra –se habitúa-
al embotamiento. Por lo tanto, son mejores los períodos de refinamiento breves.
Hay poca gente que haya cultivado la compasión en vidas pasadas con tanta
fuerza que, cuando se sientan a cultivarla en esta vida, la meditación fluya como un
arroyo, sin ningún tipo de obstrucción. Incluso si somos atraídos a la meditación,
extendemos compasión a nuestros amigos con facilidad y a la gente hacia quienes
somos neutrales no tan fácilmente, pero cuando llegamos a la gente que nos disgusta, la
meditación se vuelve espinosa. Esencialmente, la falseamos. La única manera en la que
puede volverse genuina y espontánea es a través del entrenamiento –acostumbrándonos
a ella. Una parte del desarrollo de familiaridad es aprender a realizar tan concientemente
como sea posible cómo la actitud que estamos cultivando parece no estar de acuerdo
con el movimiento presente de nuestras mentes. Si sólo ponemos una capa superficial
de pensamiento sobre nuestros pensamientos actuales, no los transformamos, sino que
los reprimimos. La represión no funciona. Lo que evitamos surge en otra forma y se
convierte en aquello que arruina nuestras posibilidades para hacer espontánea la
perspectiva que estamos cultivando. Debemos enfrentarnos a lo que nos disgusta.
Generalmente, sin embargo, practicamos nuestros disgustos con tanto ahínco que no
podemos dejarlos de lado ni siquiera por un momento. Muchos de nosotros tenemos una
tensa relación con nuestros padres, pero hubo un tiempo en que mamá y papá fueron las
cosas más importantes de todo el universo. ¿Qué es lo que impide recordarlos de ese
modo ni siquiera por unos pocos instantes? Los pensamientos destructivos continuos
que habitualmente dirigimos hacia ellos.
Por lo tanto, es importante recordar que el desarrollo de la compasión implica una
enorme cantidad de entrenamiento de la mente con un progreso incremental. Aunque en
meditación hay a menudo saltos repentinos de magníficos sentimientos auténticos, estos
son temporales. Lo que es importante a la larga, es la firme progresión. Una buena
forma de facilitar este progreso es discutiendo y compartiendo los obstáculos y éxitos de
la práctica con otros. A menudo conduzco sesiones grupales en las que guío gente a
través de series de meditaciones que comienzan con la ecuanimidad y culminan
generando compasión. Realizamos un ejercicio particular y luego pregunto, “¿Qué
sentimientos nuevos han tenido?” De la descripción de éxito de otro, podemos intuir
como atravesar los bloqueos hacia una persona hacia quien no podemos ni siquiera
pensar, “Esta persona quiere felicidad y no quiere sufrir:” Escuchando y imaginando el
éxito de otro, incrementamos nuestro propio progreso. Si estamos aburrido con el
intento de cultivar compasión hacia personas que son neutrales para nosotros –que no
nos han ayudado ni dañado- puede ser muy útil e inspirador escuchar de otra persona
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que esta teniendo justamente la experiencia opuesta: “¡Ah! Fue fantástico extender el
reconocimiento de querer felicidad y no querer sufrir de tal y cual en el trabajo”.
Además, cuando usted, como participante, habla acerca de sus bloqueos, el hecho
mismo de hacer emerger un bloqueo como una situación difícil abre su mente
moviéndola hacia una solución. Hablar los bloqueos usualmente no los remueve, pero
comienza el movimiento hacia su mejora.
Ocasionalmente, puede que se quede atascado en aletargamiento y se pregunte,
“¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Qué era lo que estaba haciendo?” Puede llevarle tiempo
recordarlo, “Ah, se supone que estaba cultivando compasión”. Cuando encuentra que su
mente se ha distraído, devuélvala amablemente al tema. No se avergüence, pero
tampoco reaccione con orgullo o imagine que de algún modo su mente ha decidido que
la meditación no valía la pena y deliberadamente se distrajo bien hacia otro tema o
poniéndose en blanco. Sólo lleva la mente de regreso al tema.
Si le preocupa sumar una práctica regular a su ya agitada rutina, relájese seguro
que meditar en la compasión no necesariamente le ocupará horas de su día. Cuando por
primera vez fui a Dharamsala, India, en 1972, el Dalai Lama estaba enseñando los
Estadios del Camino a la Iluminación, y en el medio de una serie de conferencia
condujo una ceremonia de refugio que requería de todos nosotros subsecuentemente
tomar refugio en el Buda, su doctrina y la comunidad espiritual seis veces al día a través
de la repetición reflexionada de la formula: “Voy por refugio al Buda, su doctrina y la
comunidad espiritual hasta que yo esté iluminado. A través de los méritos de la caridad,
ética, paciencia, esfuerzo, concentración y sabiduría, que alcance el estado de Buda en
el nombre de todos los seres”. Inicialmente pensé, “¿Cómo puedo tomar refugio seis
veces al día? No tengo suficientemente”. Sin embargo, el refugio es muy rápido; es
ridículo pensar que no tendría tiempo para ello. Por supuesto tenía tiempo. Lo que
ocurre es que no estaba acostumbrado a ello. Lleva aproximadamente quince segundos.
Y seis veces –uno podría hacer seis seguidos, ¡llevaría sólo un minuto y medio!
Cualquiera puede encontrar tres minutos aquí y allá a lo largo del día para practicar la
compasión.
Postura
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ellos debe ser blando. El de encima debe ser lo suficientemente largo como para que los
lados de las nalgas no cuelguen pero pequeño para que las rodillas estén sobre el otro
cojín.
En la postura del medio vajra, la pierna derecha está doblada bajo la izquierda; el
pié derecho descansa o bien cerca de la ingle, in el pliegue formado por la flexión de la
pierna derecha, o sobre la pierna derecha o el muslo derecho. Sentarse en la postura de
medio-vajra es una buena técnica que prepara para sentarse en la postura del vajra
completo. Puede comenzar poniendo el pié izquierdo en el muslo derecho, no en el
doblez en la ingle. Esto habitúa la rodilla izquierda y el pié a ser torcido. Si no puede
hacer esto, siéntese con la pierna izquierda doblado cerca del cuerpo, y la pierna derecha
extendida enfrente, suavemente doblada. Cuando comencé, difícilmente podía doblar
mis piernas, pero Gueshe Wangyal nos hacía sentar mientras nos enseñaba,
prácticamente durante todo el día, sobre un suelo que estaba cubierto por una alfombra
fina. Después de un tiempo, no hacía ninguna diferencia como nos sentáramos; era
doloroso de todos modos.
La postura de vajra completo comienza desde la de medio loto, pero el pié
derecho se ubica sobre el muslo izquierdo. Mucha gente piensa que es importante poner
los dos pies lo más cerca de la ingle que sea posible. Uno de mis lamas me dijo que no
había beneficio alguno en hacerlo de ese modo, que es mucho mejor sentarse más suelto
–llevar la pierna izquierda hacia fuera y ubicar el pié izquierdo casi en la rodilla.
Algunos se sientan con los dos pies cerca de la ingle, pero si puede sentarte media hora
de ese modo, puede hacerlo por una o dos horas en una postura más relajada.
La postura del loto, o vajra, es sólida y se vuelve confortable con el tiempo.
Después de algunas semanas o meses, notará que las dos rodillas descansan en el cojín
inferior, pero por lo general, cuando comienza la práctica, la rodilla derecha esta
colgando en el aire. Una de las ventajas de poner un cojín debajo de las nalgas es que
permite finalmente, que las dos rodillas toquen el suelo. Recuerde que esto no significa
que la espalda este inclinada hacia delante. Por el contrario, si se sienta al nivel de la
superficie, la rodilla derecha siempre tenderá a colgar en el aire.
Hay varias maneras de lidiar con la incomodidad en la sentada. Si la postura se
vuelve dolorosa, descontinúela. Descruce las piernas inmediatamente, realice un masaje
en el lugar que duele, y regrese a la postura una vez más. Verá que esto ayuda. Conozco
un hombre robusto que había tomado la determinación de estar en la postura vajra y
rompió su pierna. Debe ser cuidadoso y saber cuando su cuerpo debe detenerse.
2. Cuando se siente en un cojín confortable en la postura vajra o medio
vajra, cierre sus ojos, pero no por completo. Cerrando los ojos al comienzo
de la sesión, podrá visualizar con mayor facilidad. La mente parece más
clara, pero en breve se embotará más de lo que lo habría hecho si hubiera
intentado la dificultad de mantener los ojos abiertos levemente al comienzo –
no completamente abiertos ni cerrados, pero apuntando a la punta de la nariz
o, si esto fuera incómodo, al suelo alrededor de un metro frente a usted. El
propósito, por supuesto, no es mirar la punta de su nariz, sino poner los ojos
allí para que no le distraiga la conciencia visual aun cuando la luz todavía
llegue a sus ojos.
3. Enderece su cuerpo y su columna y manténgala derecha. Acostumbro
comenzar inclinándome un poco y luego enderezándome de regreso. Con
ello se estira la rasa de las nalgas de tal modo que, cuando me enderezo
nuevamente, la grasa permanece detrás sosteniendo el cuerpo, como un
cojín, haciendo más fácil sentarse derecho. De otro modo, esta la grasa se
enrolla debajo; no la ha estirado, y actúa como resistencia para que este
erguido.
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4. Mantenga los hombres nivelados. Necesitará un amigo que le diga si lo
está logrando. Enderécelos y cultive un sentimiento de rectitud.
5. Mantenga la cabeza nivelada, con la nariz en línea con el ombligo.
Mantener la nariz en línea con el ombligo significa no torcer su cabeza. La
cabeza no esta inclinada hacia delante o hacia atrás, hacia la izquierda o la
derecha, pero no se sostiene libremente a nivel. Lleve el cuello hacia atrás y
tuerza la cabeza hacia abajo un poco, como hace un pavo. Puede que se
pregunte como puede enderezar el pecho, estirar la parte posterior de la
cabeza hacia arriba, y torcer la frontal de su cabeza hacia abajo al mismo
tiempo, pero inténtelo y verá porque se hace la comparación con la cabeza
del pavo.
6. Mantenga los dientes normalmente, con la lengua contra la
protuberancia detrás de los dientes superiores. Esto es para evitar que la
saliva fluya en abundancia. La saliva es un problema en la meditación.
Cuando medito con un grupo de personas, escucho que tragan mucho. Casi
todos los sistemas de yoga dicen que es importante respirar a través de la
nariz; por lo tanto, mantenga la boca cerrada y suspenda cualquier tipo de
hábito que tenga de respirar a través de la boca.
7. Respire lenta y suavemente. Es terrible sentarse a meditar con un grupo
y hay personas en el grupo que sienten que se espera de ellos que respiren en
forma audible. Si respira en forma audible, distraerá a cualquier compañero
con quien medite. Es también malo para usted, porque la mente será
dominada por el movimiento de la respiración; puede marearse después de
un tiempo a causa de respirar con fuerza. El punto es respirar tan suavemente
que usted mismo no lo sienta. Recuerde que los principiantes no deben
forzarse a respirar demasiado lentamente o retener la respiración.
Una de las principales razones para esta postura es que se dice que la mente
cabalga sobre la respiración –o lo que se llaman vientos, corrientes de energía. Esta
postura endereza los canales a través de los cuales esas energías corren, y por tanto
enderezan las energías y por consiguiente la mente, que entonces tiene a permanecer en
su estado natural.
¿Qué debe hacer con las manos? Hay muchas posiciones. Una es presionar
suavemente con el pulgar de cada mano la base del anular de la misma mano; esto tiene
un efecto en las energías que sirve como base para las emociones aflictivas. O ponga las
manos sobre las rodillas. O ponga la palma izquierda hacia arriba en el regazo y la mano
derecha sobre aquella, con la palma hacia abajo. Esta posición concentra conjuntamente
las energías. O ponga la mano izquierda en el regazo, la palma hacia arriba, y la mano
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derecha encima, con la palma hacia arriba. O simplemente, descanse las manos en el
regazo. O ponga las manos planas sobre el suelo y reclínese por un tiempo. Esta postura
revivifica una mente cansada.
La mente puede volverse firme en meditación, pero no permanece brillante en su
objeto, esta firmeza se convierte en una forma de laxitud, que es un obstáculo a la
claridad intensa. Los varios aspectos de la postura física asisten la obtención de una
prolongada e intensa claridad.
Capítulo 2
1. El paso fundacional de la ecuanimidad –la realización de que todos
quieren felicidad y nadie quiere sufrimiento; el cultivo de la ecuanimidad es
reafirmado por la serie de ocho meditaciones
Capítulo 3
• Cómo conferirle poder a la práctica ajustando su motivación antes de
comenzar y dedicando su valor después.
Capítulo 4
• Cómo volverse más realista a través de la meditación sobre la cercanía de
la muerte.
• Cómo desarrolla una fuerte intención utilizando la preciosa oportunidad de
esta vida.
• Cómo reducir la fuerza de previas acciones negativas a través de una
técnica de cuatro pasos: revelando las actos malos, contrición, intención de
contenerse en el futuro, y actividad virtuosa.
Capítulo 5
• Cómo remover barreras a la ecuanimidad y a la compasión a través de una
técnica de tres fases: imaginar una situación infernal, liberar esos seres del dolor,
y reflexionando en la similitud en la aspiración entre usted y esos seres.
• Cómo transformar reacciones recordando situaciones conflictivas
anteriores en su vida e imaginando un cambio de actitud.
• Cómo superar miedos imaginando monstruos de pesadillas y
contemplando que el monstruo, como usted, quieren liberarse del sufrimiento y
obtener felicidad.
Capítulo 6
• Cómo cultivar ecuanimidad imaginando relaciones específicas en vidas
pasadas.
Capítulo 7
11
2. Meditación en la cercanía de todos, usando su mejor amigo como modelo;
ampliaciones son presentadas en los dos capítulos siguientes
Capítulo 8
• Cómo proceder efectivamente y remover obstáculos.
Capítulo 9
• Cómo separarse del egoísmo eligiendo quién debe ser ayudado,
irradiándoles beneficio, y regocijándose del éxito de los otros.
Capítulo 10
3. Reflexión sobre la amabilidad intencionada y no intencionada de los
individuos.
Capítulo 11
4. Desarrollo de la determinación de retribuir la amabilidad
Capítulo 12
5. Meditación en los tres niveles de amor
Capítulo 13
6. Bosquejo de los tres niveles de compasión, descritos en los tres capítulos
siguientes, como también el fortalecimiento a través de la sabiduría descrito en
el capítulo final.
Capítulo 14
• Cultivo de la compasión en vista de los seres sufrientes a través de la
contemplación del ejemplo de un cubo azotado en un pozo.
Capítulo 15
• Cultivo de la compasión en vista de los seres evanescentes a través de la
contemplación del ejemplo del reflejo de la luna sobre un lago rizado.
Capítulo 16
• Cultivo de la compasión en vista de seres vacíos a través de la
contemplación del ejemplo de la luna en un lago en calma.
Capítulo 17
• La compasión y la sabiduría se afectan mutuamente.
Paso uno
Ecuanimidad
Capítulo 2
12
Igualdad
Durante una conferencia en la que traducía para el Dalai Lama, dijo en lo que a mí
me pareció un inglés entrecortado, “Bondad es sociedad”. Decir esto es algo extraño. En
aquel momento, no fui lo suficientemente inteligente para pensar que lo que estaba
diciendo era que la bondad es sociedad. Pensé que lo que intentaba decir era que la
bondad es importante para la sociedad, la bondad es vital para la sociedad. Pero el
estaba diciendo que la bondad es tan importante que no podemos tener sociedad sin
bondad. La sociedad es imposible sin ella. Por lo tanto, la bondad ES sociedad; y la
sociedad ES la bondad. Es imposible tener sociedad sin interesarse por otras personas.
Hemos experimentado por un siglo o más si podíamos tener sociedad sin bondad, y el
resultado al que finalmente hemos llegado es que no funciona.
Los países capitalistas y los comunistas han intentado ver si se podía tener una
sociedad sin bondad, basada en algún otro principio como uno mismo primero o el
estado primero. El estado –como comprendió la vieja guardia- no es la sociedad sino
cierta entidad más allá de la sociedad, lo que sea que esto fuera. Las dos opciones –el
capitalismo desbocado y el comunismo- han sido miserables fracasos. Controlar a la
gente a través de la coerción no funciona, no importa cual sea la técnica. Cualesquiera
sea el método coercitivo que el gobierno emplee, la otra parte le dará la vuelta. Por
ejemplo, si el gobierno desarrolla un sistema de escucha para controlar lo que alguien
esta haciendo en la habitación vecina, esta persona creará un sistema contrario que
bloquea al anterior. Entonces, los federales conciben uno más sofisticado que penetra la
pared para ver lo que está ocurriendo, y la gente de la habitación vecina inventa una
manera de trabar este sistema. El ciclo de confrontación sigue y sigue. Mientras el
espíritu de cooperación, el espíritu de querer cuidarse mutuamente no está ahí, es
imposible inventar un sistema que funcione.
El Dalai Lama esta orgulloso de decir, cuando comienza a dirigirse a un grupo en
una gira de conferencias, que siente que conoce cada individuo como si fuera su
hermano o hermana –aunque él es de una religión diferente a la de la mayoría de las
personas que lo escuchan, y educado en una parte diferente del mundo, habla un
lenguaje diferente, y lleva una vestimenta diferente. Pero el conocimiento básico de si
mismo provee conocimiento de lo que los seres quieren.
En realidad, nos conocemos los unos a los otros bastante bien. A veces, cuando el
Dalai Lama dice que todos queremos felicidad y no queremos sufrimientos, parece una
perogrullada, que no merece decirse. Pero es valioso decirlo, contemplarlo, convertirlo
en meditación, porque no permanece en un reconocimiento constante que de la misma
manera que Yo quiero felicidad y no quiero sufrimiento, usted quiere felicidad y no
quiere sufrimiento. Por el contrario, puede que pensemos, “Ah, si, yo quiero felicidad, y
no quiero sufrimiento, y si, esta gente quiere felicidad y no quiere sufrimiento. Si, por
supuesto.” Pero por lo general nuestro siguiente pensamiento es, “¿Cómo pueden
servirme?”
Mis hábitos habituales me llevan a pensar, “¿Cómo puede usted servirme en mi
búsqueda de placer y en mi propósito de liberarme del dolor?” Sin embargo, si recuerdo
que quiero felicidad y no quiero sufrimiento y usted igualmente tiene la misma
aspiración, no puedo pedirle de ningún modo que me sirva. Si conseguir felicidad y
liberarse del sufrimiento son valiosos para mi, entonces es valioso para todos
igualmente.
13
Desde que por primera vez noté mi mala disposición para vivir en el constante
reconocimiento de esta cualidad básica de todos los seres sensibles –no sólo humanos,
sino también animales- he intentado pensar acerca de lo que impide este reconocimiento
constante. Somos todos tan similares, y sin embargo, de algún modo, es tan fácil cruzar
esa línea y usar otras personas para nuestra propia felicidad –en maneras en las que
nunca nos gustaría ser usados nosotros mismos. Lejos de hacerme accesible para la
felicidad de otros, todos los demás –no importa cuán largo sea su número- debe estar
disponible, desde mi punta de vista, para mi felicidad. Si usted no contribuye a mi
felicidad, ¡Cuídese!
¿Qué es lo que en nuestra mente nos impide por este reconocimiento, que lo hace
tan fácil de olvidar? Uno de los factores es que encontramos a los otros principalmente a
través del medio de la vista –a través de la conciencia visual, nuestros ojos.
Principalmente, vemos a otras personas, pero fundamentalmente nos sentimos a nosotros
mismos y permanecemos ante todo preocupados con nuestras propias sensaciones de
calor, frío, hambre, sed, respiración, tener este placer o este dolor. Utilizamos modos
radicalmente diferentes para nosotros mismos y los otros.
Como usamos habitualmente el medio de la vista para formar nuestro
conocimiento de otros, vemos a las personas en categorías ridículas categorías como
negro, blanco, amarillo, rojo. En la educación monástica tibetana, una de las primeras
cosas que a los jóvenes monásticos se les pregunta en el patio de debate es, “¿Es un
caballo blanco, blanco?” La respuesta correcta es “No, el color de un caballo blanco es
blanco”. Un caballo, como un humano, es un ser sensible, una persona, y las personas
no son colores. Nosotros decimos que tal y cual es negro y que tal y cual es blanco, pero
esas descripciones son totalmente erróneas. Los colores son meramente materiales. Las
personas son designadas en dependencia de la mente y el cuerpo, pero no sin ni la mente
ni el cuerpo, no sin siquiera una colección de estas dos.
Lo que vemos como otras personas es meramente color y forma. Para nosotros,
esta es la principal base para definir a otra gente. Nos definimos a nosotros mismos, sin
embargo, a través de sentimiento, y es crucial si ese sentimiento es placentero o
doloroso. Nosotros buscamos placer, buscamos liberarnos del dolor, por lo tanto
estamos muy en contacto con nuestra propia búsqueda por lograr felicidad y remover
sufrimiento. Con otra gente, como el principal medio de percepción es diferente,
tendemos a ser menos concientes.
Cuando comprendí esto, caí en la cuenta porque, cuando él fue a Europa por
primera vez (no era yo el traductor de ese viaje pero leí reportajes sobre ello), el Dalai
Lama llegaba a una ciudad y anunciaba, “Todos quieren felicidad y no quieren
sufrimiento”. En la India participe de largas conferencias ofrecidas por el –de cuatro a
seis horas cada día durante dieciséis días- sobre complicada filosofía y psicología, pero
cuando llegó a Europa, ¿qué era lo qué tenía que decir? “Todos quieren felicidad, nadie
quiere sufrimiento”. Llegaba al aeropuerto y anunciaba que todos quieren ser felicidad,
no quieren sufrir. Tenía una entrevista de noticias en la ciudad y anunciaba que todos
quieren felicidad, no quieren sufrir. Una ciudad detrás de otras. Pensé “¿Qué pasa con
él? Me obligó a pensar siquiera si era pertinente. Pero ¡es pertinente! Comprender que
los otros son tan parecidos a nosotros crea una perspectiva diferente, un asombroso
cambio de cosmovisión. Cuando esta visión es interiorizada, no estará enfrentándose a
otra persona por una división, sino encontrándose con alguien con quien tiene mucho en
común. Comienza a sentir que usted conoce a esa persona. En realidad, usted comienza
a sentir que conoce a todos.
Una de las maravillosas ventajas que adquirí en los viajes con el Dalai Lama
como su principal traductor inglés durante diez años fue que él generalmente daba la
primera parte de su conferencia en inglés, y entonces podía escuchar su mensaje una y
14
otra vez. Aunque lo escuché miles de veces, “Todos quieren felicidad, no quieren
sufrir,” en vez de aburrirme me llevaba otra vez a pensar, “Si, tengo que interiorizar esta
actitud.” Comprendí que un nivel personal, práctico, debía llevar esa orientación hacia
un comportamiento momento a momento. Cuando tiene una jaqueca y quiere liberarse
de ella, imagínese que es igual para todos. No hay nadie que deliberadamente quiere
más jaqueca.
Nuestros patrones habituales son tales que algunas veces, cuando vemos una
persona que sufre generamos felicidad. “¡Está recibiendo lo que merece!” Por lo tanto,
para cambiar nuestra actitud –esto es, si usted decide que es valioso cultivar compasión-
la mayoría de nosotros debe descubrir cómo cambiar. Es obvio que se un amigo sufre,
somos infelices, pero si un enemigo sufre, nos alegramos. Hacia aquellos que son
neutrales, somos indiferentes; si leemos que alguien que no conocemos esta en el
hospital o ha muerto, pasamos al tema siguiente. Pero si vamos a generar gran
compasión, igual compasión por todos los seres, es necesario ver a todos los seres como
cercanos –tan cercanos y queridos como nuestro mejor amigo. Para hacer esto, es
necesario primero ver que todos los seres en cierto aspecto son iguales. Viviendo en una
gran ciudad, a veces sentimos que no conocemos a nuestros vecinos, etc., pero en
realidad lo conocemos bien. Quieren placer y no quiere dolor. Esta realización de
semejanza no es superficial, como saber que todos nosotros tenemos pelos en la nariz y
por lo tanto siempre podemos saber algo acerca de otros reflexionando sobre el hecho
de que todos tienen pelos en la nariz. Esta puede ser una reflexión significativa, pero no
es central, como el hecho de que todos quieren felicidad y no quieren sufrir. Cuando
meditativamente cultivamos esta reflexión que todos nosotros queremos felicidad, la
manera den que interactuamos con otra gente cambia.
Siendo este el caso, el primer paso en el cultivo de la compasión es simplemente,
contemplar gente que conoce, comenzando por amigos, luego gente neutral y
gradualmente trabajar con los enemigos. En meditación, contemple: “Como yo
mismo quiero felicidad y no quiero sufrimiento, esta persona quiere felicidad y no
quiere sufrimiento.” Esta meditación preparatoria es llamada ecuanimidad, o
mentalidad equilibrada, en la que esta aprendiendo a poner en el corazón de sus
relaciones con otros la profundamente sincera realización de que todos igualmente
aspiran a lograr felicidad y deshacerse del sufrimiento.
Es importante enfatizar la igualdad entre uno mismo y los otros. No es suficiente
pensar superficialmente: “Del mismo modo que yo quiero felicidad, no quiero
sufrimiento, esta persona quiere felicidad, no quiere sufrimiento; y esa persona quiere
felicidad, no quiere sufrimiento.” No se dará cuenta que hay igualdad entre esa persona
y esta, entre esa persona y una tercera persona, y entre esa persona y una cuarta.
Por lo tanto, cuando reflexione en esta primera parte, “Del mismo modo que yo
quiero felicidad”, siéntalo. Luego sienta “y no quiero sufrimiento.” Luego extiéndalo a
otro: “también esta persona quiere felicidad y no quiere sufrir:” Procediendo de esta
manera, establecerá una orientación alrededor del sentimiento –comprenderá la
fundamental orientación sentimental de la otra persona, por medio de lo cual la otra
persona se vuelve un par con usted. Esta cualidad de paridad es crucial. No borra otras
diferencias, pero es vitalmente importante y puede ser transformativa en su vida.
No es suficiente hace sólo una gran gesto, por después cuando hay un problema
con una persona particular, usted no tiene ninguna memoria del gesto. Fácilmente puede
terminar pensando, “Que todos los seres sensible sean felices; como yo quiero felicidad
15
y no quiero sufrimiento; del mismo modo todos los seres sensible quieren felicidad y no
quieren sufrimiento – ¡pero mejor sal de mi camino!”
Por esta razón, es necesario meditar específicamente, persona a persona. Si en su
meditación piensa que todos han sido neutrales a lo largo del transcurso de vidas,
entonces todos han sido amigos, y finalmente, todos han sido, en un momento u otro, un
enemigo, este “todos” será demasiado vago. El resultado será que cuando alguien es
desagradable con usted, no lo aplicará. Por lo tanto, comience con personas fáciles –
amigos y personas neutrales- y entonces proceda a los difíciles: enemigos menores, etc.
Tiene que sentir realmente el dolor de los otros y ganar familiaridad con la meditación
hasta el punto en el que produzca un impacto.
Naturalmente, este proceso lleva tiempo. También sentido del humor, deleite en la
observación de cuan difícil es aplicar este simple principio a algunas personas. “Del
mismo modo que quiero felicidad y no quiero sufrimiento, esta mujer sentada junto a mi
en el avión quiere felicidad y no quiere sufrimiento – ¡la mujer que no para de
despertarme! Haga un recorrido a través de todas las personas del avión, una por una:
“El piloto quiere felicidad y no quiere sufrimiento…” Medite en la gente que trabaja
con usted a quien no conoce realmente, gente en la farmacia –es impactante descubrir su
humanidad- la farmaceuta detrás del mostrador a quien usted ha visto en varias
ocasiones pero usted reconoce sólo: “…ella quiere felicidad y no quiere sufrimiento…”
Este simple pensamiento puede traducirse en un ¡Ah!
Habitualmente se recomienda comenzar este ejercicio con gente neutral y después
pasar a aquellos que le agradan, porque puede envolverse demasiado en pensamientos
acerca de sus amigos. Aún así, a causa de que es fácil reconocer que sus amigos quieren
felicidad y no quieren sufrimiento, puede tomar una medida de lo que significa que esta
actitud de igualdad entre uno mismo y otros se despierte y llegue a usted considerando
primero a sus amigos. Mientras descienda a través de una lista de amigos,
probablemente notará que a medida que reflexiona en cada uno de ellos tendrá deseos
más fuertes y más débiles acerca de su bienestar.
A medida que cultive esta actitud más y más, puede resultar más y más
sorprendente, incluso en relación a personas neutrales. ¡UAE! ¿Toda esa gente neutral
quiere felicidad, no quiere sufrimiento? ¿Toda esa gente en la calle? Medite en
cualquier sitio en el que se encuentre. Todas las personas, esta persona, esa persona,
ellos quieren felicidad. Es difícil repetir porque hay muchas palabras y puede fácilmente
algo que puede ser altamente evocativo emocionalmente en meros sonidos y sílabas. Sin
embargo, continúe repitiendo todo el mensaje: “Del mismo modo que quiero felicidad,
no quiero sufrimiento, Francis quiere felicidad, no quiere sufrimiento. Lo mismo mi
vecino Frank, quiere felicidad, no quiere sufrimiento.” Etc.
No tema reflexionar sobre extraños: “Esa persona empujando la báscula quiere
felicidad, no quiere sufrimiento.” ¡Interesante! “El chico apoyado sobre las ventanas en
el gimnasio quiere felicidad, no quiere sufrimiento.” También la persona que toma
nuestras tarjetas de identificación cuando entramos en el gimnasio quiere felicidad, no
quiere sufrir. Acostumbrarse a este proceso pasando a través de la sorpresa una y otra
vez es provocativo, transformador. Le hace ver el mundo bajo una nueva luz. Es mas
que una perogrullada.
Muchos años atrás cuando estaba dando una conferencia en Pennsylvania, una
mujer me pregunto, “¿Por qué esta hablando tanto acerca de volverse compasivo y todo
eso? Sea usted mismo.” Le dije, “Puede que funcione con usted. Quizá es lo que usted
debe hacer, pero si no fuera por mis esfuerzos por cultivar compasión, sólo estaría
cuidando de mi mismo. Incluso a expensas de otros. Necesito una técnica
transformativa.”
16
Una vez que ha experimentado esta ecuanimidad con respecto a personas
individuales, primero algunos amigos, y luego gente neutral, entonces, y sólo entonces,
vaya a los enemigos: aquellos que le han dañado, están dañando o dañarán a usted o a
sus amigos. No comience con sus peores enemigos; comience con los enemigos
menores. “Del mismo modo que quiero felicidad y no quiero sufrimiento, tal y cual, ese
hijo de puta, quiere felicidad y no quiere sufrimiento.” ¡No, no, no, no, no! Deje que se
vaya la resistencia que siente.
Cuando el gobierno quiere bombardear a alguien como Saddam Hussein, primero
lo convierte en un perro loco. Lo deshumanizan, lo separan del resto de nosotros.
Entonces sentimos que esta permitido ir hacia delante y bombardearle. Esta persona no
es realmente humana; esta persona no es como yo. Por lo tanto, esta permitido que haga
lo que quiera con el o con ella. Pero cuando ha realizado el ejercicio suficientemente
como para no ser tan fácilmente desviado, aunque estos pensamientos puedan surgir,
reconoce que esto no es razonable. Cuando esta persona tiene una jaqueca, no importa
lo hijo de puta que pueda ser, debe querer liberarse de ello, ¿Correcto? Tiene que
admitirlo. Del mismo modo que quiero felicidad y no quiero sufrimiento, él quiere
felicidad y no quiere sufrimiento.
Estamos condicionados en la autocomplacencia, complacernos a nosotros mismos
y a nuestra manera de relacionarnos con otros en situaciones particulares. Hacemos lo
que estamos acostumbrados, y no estamos acostumbrados a pensar en la manera en que
otras personas quieren felicidad y no quieren sufrimiento. Habrá muchas situaciones en
las que encontrará difícil extender este reconocimiento, como por ejemplo cuando
alguien lo ataca verbalmente –“¡Tú lo hiciste! Si no fuera por ti, todo hubiera ido bien.”
Muchas veces nos resistimos al reconocimiento de ecuanimidad porque esa persona es
tan feliz ejercitando control.
Pero la ecuanimidad no significar que usted considere apropiadas las maneras que
tienen los otros para lograr felicidad y por lo tanto las afirme. El hecho de que la otra
persona quiera ejercer control es patético. ¿No es cierto? La gente tiene diferente
valoraciones acerca de lo que es la felicidad, y diferentes valoraciones acerca de cómo
lograrla. Utilizan cualquier perspicacia para determinar la mejor técnica para llevarla a
cabo, y a menudo utilizan algunos medios bastante tontos para alcanzar sus objetivos.
Desde el punto de vista que esta persona quiere control, puede que no sea como usted,
pero en un importante sentido, esta persona es como usted. Ella quiere felicidad y no
quiere sufrimiento. El que sea ciega en lo que esto respecta debe hacerle sentir
compasión por ella, más que crear razones para separarla aún más de usted.
¡Qué horrible que lo que ella quiere y lo que ella hace para conseguirlo estén en
direcciones opuestas! Quiere felicidad y no quiere sufrimiento pero se involucra en
causas de sufrimiento. ¿No es triste? La ciega adherencia de la persona a ciertas
maneras de lograr satisfacción se convierten en razón para sentirse más cercano a ella.
Fácil de decir, ¿no es cierto?
Cuando pensamos que tal o cual es un verdadero memo, debemos también
llevarnos a nosotros mismo dentro de la ecuación recordando hacer el ejercicio. Lleva a
hacer una inclusión. Cuando usted ve alguien que está arruinando el medioambiente o
actuando negativamente en el trabajo, puede sentirse fuera de quicio, pero cuando
recuerda la similitud básica, puede sorprenderle. Considere a los líderes políticos que
con tanta facilidad nos disgustan. ¿Quiénes son los políticos favoritos para odiar?
¿Quiénes son sus peores enemigos? ¿Qué decir de los camellos enganchando a los
jóvenes? Una vez que la experiencia de la ecuanimidad es cultivada, no hay manera de
separar individuas de la clase de los humanos llamándolos escoria. Sin esta perspectiva,
sin embargo, eso es justamente lo que estamos inclinados a hacer. Cuando los
etiquetamos escoria, hace permisible hacer con ellos lo que queramos: No financiamos
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agujas de intercambio para los camellos u otros programas para ellos porque son sub-
humanos, no se cuentan entre los humanos. Pero recuerde: como yo quiero felicidad y
no quiero sufrimiento, lo mismo ocurre con esta gente que tienen sus propias ideas
acerca de la felicidad. Este tipo de personas son difíciles como para comenzar –pensará
en la ecuanimidad pero no la sentirá. Cuando haya cultivado esta realización con
respecto a amigos y personas neutrales y haya experimentado el impacto del
descubrimiento de su proximidad, entonces usted puede trabajar en el desarrollo de ese
mismo sentimiento de proximidad hacia los enemigos menores y finalmente hacia
grandes enemigos.
Capítulo 3
Motivación
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implicaciones se integren. En meditación, haga esto llevando a la mente una persona
y pensando, “Comienzo esta sesión de meditación por tu beneficio.” Cuando
experimente un sentimiento al extenderlo a esa persona, tome otra persona y repita el
proceso. Haga esto con al menos diez persona al comienzo de cada sesión.
Gradualmente el campo de su actividad crecerá y crecerá.
Comience con gente cercana. No haga su intención altruista tan difusa que no
tenga significado, extiéndala lentamente hacia su estado o provincia y luego a países –a
los Estados Unidos, Canadá, México, Sudamérica, Australia, China, Tibet, Medio
Oriente, África, Europa del este, Europa occidental, etc. Si se debilita, regrese y dedique
el valor nuevamente a pequeños grupos, unos pocos individuos, y luego agregue, “por
extensión a todos los demás”.
Si el campo son “todos los seres sen tientes”, y no muchos seres individuales, el
referentes puede que sea una mera vaguedad, y la meditación no tendrá mucha fuerza.
Cuando cualquier individuo aparezca a su mente, su acción compasiva debe ser también
para esa persona. Sólo después de esto es posible extender la motivación altruista a
grupos de tal modo que la sesión sea para ellos. Luego cuando haya dirigido altruismo a
tanto individuos y grupos, “todos” tendrá algún significado. Por el contrario, decir
“todos” tiende a significar “nadie”, y cuando alguien aparezca en su mente no estará
incluido en “todos los seres sensible” pese a que, por su puesto, debería estarlo.
Por lo tanto, sea que medita sólo o con alguien más o en un grupo más extenso,
reflexione que lo que esta haciendo –no importa lo insignificante que piense que sea su
fuerza- es para beneficiar la totalidad del mundo. Es evocador considerar que la
actividad del pensamiento en un lugar particular puede estar conectada con la totalidad
del cosmos de tal modo que incluso si la sesión no produce una gran comprensión, la
motivación con la que ha comenzado es tan poderosa que inmediatamente hará la
diferencia. El éxito está garantizado.
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buena fortuna? ¿Qué es lo que nos ha traído a este tipo de vida? Dar esta fuerza,
intangible pero poderosa, dedicar esto a otra persona, es dar la mejor cosa que usted
tiene.
La dedicación del valor de la sesión a muchas personas multiplica su fuerza,
porque sin en esta actitud, la actividad de la meditación esta relacionada sólo con una
persona. Pero cuando usted la dedica mentalmente a, digamos, diez persona, se
magnifica diez veces. Por lo tanto, aunque usted la ofrezca, usted se beneficia. Y, en
realidad, esta generosidad tendrá ciertamente un efecto en la manera en la que actuará
con otras personas. Pero también, y esto es más importante, en un nivel inmaterial,
beneficias a otros directamente. Aunque una práctica solitaria, la meditación puede
resultar muy social.
Nagarjuna, un gran erudito y yogui indio que vivió aproximadamente seiscientos
años después del Buda, habló acerca de lo ilimitado de la iluminación. Si tal es el caso,
las causas de la iluminación tienen que ser ilimitadas también. Dijo que no había que
preocuparse por tener que acumular tan enorme número de causas, porque podemos
relacionar cualquier práctica virtuosa que realicemos a todos los seres. En la Preciosa
Guirnalda, hablando sobre los bodisatvas –aquellos altruistamente buscan el logro de la
iluminación- dijo:
A través de su compasión
Los bodisatvas están determinados a guiar
Estos ilimitados seres sensible fuera del sufrimiento
Y establecerlos en la Budeidad.
Siempre acumulan méritos tan ilimitados como todos los seres sensible
Porque los seres sensible son ilimitados.
Comprende pues que siendo las causas ilimitadas,
La ilimitada Budeidad no es difícil de alcanzar.
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Con estas cuatro ilimitadas colecciones
Sin ser retrasados por mucho tiempo?
Ajustar su motivación antes de la práctica asegura que será mucho más poderosa,
más efectiva. La dedicación al final de la práctica asegura que su impacto no se perderá.
Capítulo 4
Conciencia de la muerte
Para generar compasión es esencial saber, sentir, cuan frágiles son las vidas de los
otros, como están acosados por el sufrimiento no importa quienes sean. Y para saber
esto, primero es necesario comprende cuan frágil es su propia vida – mirar su propio
sufrimiento a la cara. El sufrimiento fundamental es la muerte; ser conciente de ella
pone todo lo demás en perspectiva.
Como es obvio que el cuerpo y las posesiones se dejan detrás, uno necesita poner
más énfasis en la conciencia. Las predisposiciones que nosotros cargamos dentro de
nuestras mentes son fuentes cruciales de asistencia o perjuicio. El “karma” tiene dos
elementos básicamente: Una es la acción –es decir, las propias acciones física, verbal y
mental- y la otra son las potencias, establecidas por esas acciones, en la mente. Son
como grabados o infusiones de tendencias futuras que nos arrastra a actitudes y
situaciones. De ese modo, “buen karma” hace referencia a las propias acciones
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beneficiosas o bien a predisposiciones favorables establecidas por esas acciones. Por lo
tanto, es el karma lo que importa, es el karma lo que conforma el futuro.
Del mismo modo que el karma ha conformado el presente, conformará el futuro.
Hay un famoso dicho Tibetano que dice: “Si quiere saber que estaba haciendo en el
pasado, mire su cuerpo y la situación presente, porque fueron las acciones pasadas las
que le dieron forma. Si quiere saber cual será su situación futura, mire lo que esta
haciendo con su mente ahora.” Se dice que todos los sentimientos placenteros y
dolorosos surgen por el karma, nuestras propias acciones previas. Por más leve que sea
el dolor, por más leve que sea el placer, es a causa de karma previo. Esta idea se
manifiesta cada día cuando varios de nosotros nos encontramos en una misma situación,
como cuando nos paramos en medio de una brisa fría, que no es experimentada por
todos de la misma manera.
Que el presente esté tan determinado por nuestras acciones pasadas parece
determinista, pero, por otro lado, como karma significa “hacer”, es una indicación de
que podemos dar forma a nuestro propio futuro dirigiendo nuestra motivación. Lejos de
ser determinista, hay un enorme espacio para el libre albedrío. De hecho, en las
doctrinas Budistas se dice que los humanos pueden poner la fuerza de su intención
detrás de sus acciones. Por lo tanto, la doctrina del karma es un llamado a tomar
responsabilidad del propio futuro, para ver que la situación propia es establecida por su
propio karma pasado, no el de alguien diferente, y para usar este conocimiento para dar
forma al camino que nos espera.
La principal fuente de nuestro condicionamiento se atribuye, no a una “sociedad”
separada, sino a nuestras propias acciones anteriores. El Budismo es ampliamente
diferente a la mayoría del pensamiento actual, en el que la sociedad es responsabilizada
como un factor central de debilitamiento. La actitud frecuente es, “si fuéramos capaces
de ajustar la sociedad al menos un poco, todo marcharía de las mil maravillas.” Ayuda
arreglar las estructuras sociales, pero buena parte de la culpa de nuestras desgracias nos
pertenecen como individuos. Por ello, el Budismo enfatiza la influenza de nuestras
acciones pasadas, no con el propósito de disminuir nuestro sentido de libertad –nuestra
sensación de que tenemos algún poder para elegir nuestras actividades- sino con el
propósito de mostrar la importancia de las acciones que elegimos realizar, porque tienen
una influencia enorme en nuestro futuro. Por lo tanto, la doctrina del karma no es
llamado para dejar de lado el esfuerzo y la libertad; es un llamado a hacer esfuerzo y
utilizar nuestra libertad. Estamos dando forma a nuestros propios caminos.
Por lo tanto, si usted siente que es mentalmente más lento que otros, no acepte
simplemente su sino –emplee una técnica para volverse inteligente. Pregunte con
asiduidad o tenga a mano un diccionario para aprender palabras. Encienda velas o
lámparas a los dioses de la sabiduría, como Manjushri, la encarnación Budista de la
sabiduría de todos los Budas, o recite el mantra de Manjushri, om a ra p aja na dhi,
diciéndola muchas veces y al final repitiendo, dhi, dhi, dhi, dhi, dhi, dhi, dhi, dhi, dhi,
dhi, dhi, tantas veces como pueda.
Mientras esté con vida, puede hacer algo para mejorar su situación actual. ¿Quién
puede decir con certeza que el viejo morirá antes que el joven, o que el enfermo lo hará
antes que quien se encuentra sano? Con otros dos profesores, fui a visitar a un profesor
muy rico y envejecido que estaba postrado en la cama con la gota, cáncer de ganglios,
afección cardiaca, y diabetes. Queríamos pedirle fondos para nuestro Centro para
Estudios de Asia del Sur en la universidad, pero cuando fuimos conducidos dentro de la
habitación y lo vimos tendido patéticamente en la cama de hospital, nos conformamos
con darle nuestros respetos y nos fuimos. Mientras caminábamos de regreso, recordé
estas enseñanzas y dije, “No sabemos quien morirá primero –él o uno de nosotros.” Se
22
sorprendieron, y resulto que el más joven de los hermanos de uno de los profesores
murió antes que el envejecido profesor que sufría los estragos de la enfermedad.
En meditación, contemple: “Como la muerte es definitiva y es incierto
cuando moriré, debo hacer uso de esta preciosa oportunidad de una vida humana
ahora mismo.” Uno debe sacar ventaja de esta rara oportunidad y acumular karma
beneficioso. Los factores determinantes básicos no son el dinero, o la posición social,
sino las acciones.
No es que toda esta cantidad de karma se arroja en la mente en una mezcolanza;
permanecen individuales aunque mucho de este puede manifestarse conjuntamente
como diferentes colores en una pintura. Algunos son activados en el presente, y algunos
otros no. La propia libertad, propio deseo tiene mucho que ver con qué karmas son
activados y cuales no.
Piense en el renacimiento en el ciclo de las vidas –o partes de una vida- en el que
uno nace, envejece, se enferma y muere una y otra vez en muchas diferentes
situaciones. No hay ningún karma, ninguna acción, que no haya usted realizado en el
pasado (conciente o inconcientemente). Esas predisposiciones residen en la mente.
Un tipo de efecto kármico es casualmente concordante en el sentido de que usted
hace la misma cosa otra vez. Hay concordancia entre lo que usted hizo antes y lo que
usted hace ahora; Sus acciones pasadas le han condicionado a hacer lo mismo ahora –
hábito.
Otro tipo de efecto kármico es que la acción que usted le hizo a alguien le ocurre a
usted. Matar, y luego ser matado. Dañar y luego ser dañado. Un lama dibujo aterradora
imagen de ciertos matrimonios diciendo que el karma sería tal que se pondrían en una
situación en la que podrían fácilmente dañarse el uno hacia el otro. Y lo mismo con los
niños; en efecto, los hijos pueden dañar a sus padres muy fácilmente. Porque usted ha
dañado a esa persona en el pasado, los niños son puestos en una situación en la que él o
ella pueden dañar con facilidad. Es aterrador. Mirado de este modo, esta clase de
existencia cíclica es desagradable.
Un tercer tipo de efecto kármico es llamado del ambiental, porque uno es
impelido en un entorno que corresponde a sus propias acciones. Por ejemplo, crear
disensión entre personas, y luego nacer en un lugar rocoso, un área seca donde es difícil
hacer crecer algo.
El último tipo de efecto es llamado fructificador, porque impele toda una nueva
vida. Para aquellos que no se imaginan que el renacimiento sea posible, esto puede ser
enmarcado como una alteración en la experiencia vital.
En estas cuatro maneras, lo que hacemos crea eventos futuros –por nosotros y a
nosotros. La flexibilidad del efecto sugiere que en un nivel profundo, “uno mismo” y
“otro” no significan tanto como habitualmente creemos. Por ejemplo, todos sabemos
que en sueños uno mismo y otro se intercambian con mucha facilidad. A veces, estamos
perseguidos por seres que son manifestaciones de nuestros propios horribles
pensamientos. Nuestras propias acciones dan forma por un lado, a quienes seremos en el
futuro y, por el otro, lo que nos ocurre. Por lo tanto, necesitamos poner especial
atención a nuestras acciones, y como la fuerza del karma está formada por nuestras
intenciones, necesitamos poner tanto énfasis como sea posible en lo que hacemos con
nuestras mentes.
En Londres, cuando el Dalai Lama visitó y habló primero en la magnífica
Catedral de Westminster, una maravilla arquitectónica comenzada en el siglo trece, dijo
en tibetano, “No me importan mucho los edificios.” Me sorprendió, me pregunté si esta
era una manera diplomática de comenzar un discurso. Con inquietud traduje lo que dijo;
luego agrego, “Estoy interesado en lo que ustedes hacen con sus mentes.” No detecte
23
ninguna reacción en la audiencia, pero imagine que, como yo, rápidamente apreciarían
su franqueza, falta de formalidad, y su constante llamamiento al corazón.
En otra ocasión, estaba visitando un conocido monasterio en América. Algunos de
nosotros en su comitiva estábamos envidiosos incluso de las sólidas puertas de roble de
las habitaciones. Cuando alguien comento qué maravilloso era el monasterio, el dijo
tranquilamente, “¿Saben como educar?”
24
arrepentimiento, intención de contenerse en el futuro, y actividad virtuosa- para reducir
los efectos perversos de las acciones negativas pasadas.
2. Contrición.
En meditación, contemple: “Siento haber hecho tal y cual cosa; me
arrepiento de ello.” La contrición es una sincera experiencia de arrepentimiento que
esta en el corazón de la resolución de la culpa. La contrición no es en sí mismas
virtuosa; puede ser incluso un vicio. Es posible arrepentirse de acciones virtuosas como
de los vicios, por lo tanto, lo que usted decida es correcto marca la diferencia. Si usted
da al pobre, por ejemplo, y luego se arrepiente, esa contrición es no viciosa, porque la
acción original de caridad era virtuosa. ¿Qué son los vicios? Son acciones que
producen dolor –a uno mismo y a otros, ahora y en el futuro (ver Págs. 143-44). Es
posible producir dolor en el futuro a través de algo que parece hoy placentero.
A veces, cuando le digo a amigos acerca de algunas de las salvajes actividades de
mi juventud una mueca risueña aparece en mi cara cuando esos actos crueles son
recordados. Esto muestra la falta de profundidad de mi contrición, del sentimiento de
arrepentimiento. Observando mis propias reacciones, he descubierto que no es fácil
desarrollar una profunda contrición, estar verdaderamente arrepentido por el sufrimiento
que he causado deliberadamente, desarrollar arrepentimiento hasta el punto que en las
mismas circunstancias no volvería hacer lo mismo. A medida que pasan los años, ha
sido interesante notar como mi contrición se ha ido profundizando.
Como he contado anteriormente, como adolescente era parte de una banda de
delincuentes juveniles, y una de las cosas que hacíamos era asustar a la gente. Cualquier
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forma en la que pudiéramos asustar o molestar a la gente, la hacíamos –quitábamos los
botones de las radios en los automóviles abiertos, los rayábamos, echábamos azúcar en
los depósitos de gasolina, conducíamos nuestros autos por sobre arbustos,
aterrorizábamos a los autostopistas, nos metíamos en peleas, quitábamos los signos de
stop en las carreteras, entrábamos en la casa de la gente sin ser invitados, etc. Una
anciana podía estar caminando en la calle y nosotros conducíamos junto a ella o justo
detrás de ella y nos asomábamos a la ventanilla y le pegábamos al costado del coche un
golpe seco. Ella se asustaría, pensando que íbamos a pasarle por encima, y todos
nosotros no reíamos.
Pensando en ello, ¿Por qué queríamos asustar a la gente? Quizá nuestras mentes
estaban torcidas en parte porque no queríamos estar atados por las reglas de lo que
parecía la sociedad cobarde en la que habíamos crecido. Con los años, mi
arrepentimiento ha crecido a medida que reflexionaba como “Del mismo modo que yo
quiero felicidad y no quiero sufrimiento, esos otros también quieren felicidad, no
quieren sufrimiento:” Del mismo modo que mi amigo y yo nos preocupábamos el uno
por el otro, que tuviéramos éxito en nuestros diversos caminos, etc., en una vida
anterior, esa anciana –indefensa, sola, queriendo felicidad y no queriendo sufrimiento,
en la carretera, sin que nadie la ayudase- fue la mejor de mis amigas, y aquí en esta vida
hemos acabado en esta relación perversa. ¡Qué tristeza!
Ciertas acciones son como llegar a un cruce en la carretera. Después que la acción
se hizo, usted permanece alguien que fue por un desvío en vez del otro; la acción tiene
poder sobre usted. Si la acción es un vicio, la revelación y la contrición son maneras de
reducir ese poder. No podemos deshacer el pasado; esta terminado y hemos acabado con
él; pero es posible o reforzarlo o aligerar la fuerza de las acciones pasadas. Por eso la
revelación y la contrición son tan poderosas.
4. Actividad virtuosa
Un modo final para reforzar revelación, contrición y la intención de no repetir la
acción es ocuparse en una actividad virtuosa, como la caridad, dar a los mendigos, leer
textos profundos, etc., con el sentido deliberado de que esta actividad sirva como
antídoto a lo que fue hecho anteriormente.
***
La muerte es definitiva. El momento de la muerte es indefinido, incierto: Usted
puede morir en cualquier momento. Haga pues uso de esta preciosa oportunidad para
hacer aquello que es provechoso a largo plazo. Realice las meditaciones descritas en
26
este capítulo sólo durante cinco o diez minutos al día: revelación de vicios, contrición
por haberlos realizado, y la intención de no repetirlos como también la realización de
acciones virtuosas para minar su fuerza. Necesitamos que se nos recuerden estas cosas
porque estamos habituados en dirección opuesta. Si fuéramos verdaderamente
razonables como pretendemos, escucharíamos algo razonable y todo se pondría en
orden. Pero no es tan fácil. Se necesita meditación.
Capítulo 5
Enfrentarse al horror
Como la compasión es el deseo que los seres sean libres del dolor y las causas del
dolor, es importante reconocer cuanto en nuestra propia vida y en la vida de los otros
gira alrededor de la sensibilidad. Las sensaciones de placer, de dolor y las sensaciones
neutrales son enfatizadas en las presentaciones budistas porque son cruciales en cómo
reaccionamos a personas y eventos. Para generar una profunda compasión es necesario
remover barreras para reconocer con que fuerza nuestras mentes son sacudidas por las
sensaciones.
Hay descripciones en los textos budistas de infiernos que son temporalmente
creados por las acciones pasadas de la misma persona. Hay uno en particular que me
desagrada en el que es usted tendido sobre una mesa junto con otras personas y alguien
aparece y dibuja líneas sobre usted. ÉL o ella dibuja muchas líneas negras –ocho,
dieciséis, treinta y dos. Y luego toma una sierra hecha de hierro ardiente y corta su
cuerpo siguiendo las líneas. ¿Cuál es el propósito de esta descripción? ¿Pretende
estremecernos? (Me estremezco, y estoy seguro que usted también.) Es, en primer lugar,
para hacer surgir nuestras predisposiciones de miedo que ya tenemos y, en segundo
término, para dar sentido a una posible situación de dolor. Puede parece como si los
maestros budistas estuvieran diciendo, “Debe unirse a nuestro grupo y pagar una
entrada, porque de lo contrario se irá al infierno.” Pero no están diciendo esto de ningún
modo; Están señalando nuestra condición dentro de la existencia cíclica, también una
condición dentro de nuestra mente. No se si alguien en nuestro mundo ha sido alguna
vez desmembrado con una sierra ardiente, pero hay gente asesinados a puñaladas o a
hachazos. Hay que hacer un esfuerzo para imaginarnos en esa situación o tomar a otros
que sufren o perpetran esta situación como objetos de nuestra compasión, porque
tendemos a no querer ver el dolor extremo y nos polarizamos en distanciarnos de ello.
Si es tan estremecedor imaginar personas cortadas con una sierra, puede
comprobar con que prontitud perdemos la disposición de la ecuanimidad y la
compasión. Es aterrador: “¡Déjenme salir! ¡No quiero ver esto!” O nos encoleriza:
“¿Qué es esto? ¿Qué esta ocurriendo aquí? Por lo tanto, los mejores practicantes son
aquellos que, con gran entusiasmo, ponen su mente en toda posible situación en la que
puedan pensar.
Lee descripciones de los infiernos y las dificultades de los espíritus hambrientos,
imaginan personas que les atacan, y se imaginan a sí mismos tendidos allí –alguien esta
dibujando líneas sobre ellos, preparando la sierra-y generan el tipo de miedo que
tendrían. Dentro de esta situación, comienzan a transformar sus propias sensaciones en
compasión por la persona que les está atacando. Esto remueve un umbral de odio. Para
hacer esto, el practicante tiene que tener un gran entusiasmo por meditar sobre
situaciones individuales.
Queremos placer y no queremos dolor, pero muchas veces corremos hacia el dolor
y nos alejamos del placer. Un evento horrible justo ha terminado y estamos buscando
una situación similar otra vez. Mi descripción favorita de esto es un infierno descrito en
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los textos budistas. Cuando se escapa de uno de los peores infiernos creados por su
propio karma, usted se encuentra, por supuesto, tremendamente aliviado. Llega a una
colina. En la cima de la colina hay un amigo que le dice, “¿Qué estás haciendo allí
abajo? ¡Sube!” Entonces usted comienza a subir, pero la colina esta hecha de acero
afilado, como un rayador. Su piel es rayada en la ladera. Entonces, cuando llega a la
cima, su amigo se convierte en monstruo, su boca se abre y muerde su cabeza y usted se
derrite de dolor. ¿No le suena esto como muchas relaciones?
Pero la historia no termina aquí. Usted revive y mira a la base de la colina, y ahora
su amigo esta abajo. “¿Qué estás haciendo en la cima de la colina? ¡Baja!” Entonces
baja la colina y otra vez su carne es rallada. Se llama el infierno del rayador de acero.
Usted tiene una relación placentera que acaba siendo horriblemente dolorosa; busca otra
relación placentera, y se vuelve un sufrimiento intolerable; busca incluso otra
relación… Pienso que esta es una pauta que la mayoría de nosotros hemos
protagonizado en un momento u otro.
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vista con afilada claridad. Por tanto, incluso los amigos, en esos períodos, son
enemigos. Las actitudes pueden dar volteretas de un lado a otro. Esta práctica es acerca
de relaciones tal como las vemos no desde la distancia sino desde el centro mismo, en el
momento.
Los practicantes tienen diferentes reacciones a este ejercicio. Puede que usted
sienta desacostumbradas sensaciones físicas cuando considere a aquellos hacia quienes
siente animadversión –aquellos frente a quienes se siente frustrado en el trabajo, por
ejemplo. La resistencia que la práctica esta dando en el blanco. O puede que sienta
lástima cuando imagina a sus enemigos por la manera en la que han elegido lograr la
felicidad. ¿Qué acerca del último incidente con uno de sus enemigos? ¿Puede
imaginarse en aquel momento pensando, “De la misma manera en la que o quiero
felicidad, no quiero sufrimiento, esta persona quiere felicidad, no quiere sufrimiento”?
Cuando puede hacer esto, la situación se desactivará hasta cierto punto por si misma.
29
perspectiva y causar que esas tempranas situaciones difíciles dejen de tener esa enorme
influencia. Intente este nuevo enfoque, puede que no tenga éxito inmediatamente, pero
por lo menos la posibilidad de hacer algo diferente entra en el escenario. En este punto,
la sujeción que tiene la situación sobre usted disminuye.
Capítulo 6
Vidas
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En el transcurso de nuestras vidas, cada persona que conocemos o encontramos ha
sido igualmente un enemigo, un enemigo y una persona neutral. Crea o no en la
reencarnación, juguemos el juego del renacimiento. Si tiene un pálpito que el
renacimiento ocurre, el ejercicio puede resultar más fácil, pero incluso si no es así, de
todos modos puede jugar el juego. De la misma manera que cuando miramos una
película y nos implicamos y desarrollamos toda clase de actitudes, aquí estamos creando
ciertos sentimientos con el propósito de ver que ocurre en nuestras mentes. En
meditación, contemple: “Cinco vidas atrás, nací en Egipto (o cualquier otro país
que usted elija) donde era un pequeño tendero. Tenía algunos amigos y algunos
enemigos, y el resto eran para mi personas neutrales.” Imagine la escena; sienta su
presencia allí.
Si el renacimiento es cierto, ¿Sería el caso que el mejor de sus amigos en esta vida
fue el mejor de sus amigos cinco vidas atrás? Es posiblemente, pero no necesariamente.
¿No sería que el mejor de sus amigo era neutral –alguien a quien usted vio en la calle e
ignoró con una actitud de indiferencia, o incluso desatendió? Sencillamente, a usted no
le importaba. En esta vida, cuando usted está enfermo, su amigo esta profundamente
preocupado, y cuando su amigo esta enfermo, usted lo esta. ¿Es posible que fuera de ese
modo seis vidas atrás cuando esa persona fuera su enemigo?
Amigos y enemigos cambian de un lado a otro incluso en esta vida. ¿Tiene usted
un amigo que fue un enemigo temprano en esta vida? Podemos también estar
tremendamente enojados y dirigir tipo de energía de enemistad a quienes amamos. Por
lo tanto, esta otra persona a quien hoy rechaza o hacia quien siente indiferencia fue en
realidad –en vidas pasadas- tan próxima a usted como sus buenos amigos, o fue tan
ajeno como el pero de sus enemigos. ¿No sería de ese modo si hubiera renacimiento, si
no hay sólo un principio?
Los rusos solían ser los grandes enemigos. Para quienes crecieron en los 40 y los
50 como yo, eran claramente los peores enemigos que podía usted imaginarse, tan
impensablemente burdos; hoya veo que son como cualquier otro. China fue un amigo
cercano de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, luego se convirtió
en enemigo durante la Guerra de Corea, y ahora se supone que es un amigo político
nuevamente, aunque su extremismo en la dureza con la que trata al Tibet es ignorado.
En política, los cambios son fáciles, y la ceguera es tan grande como en las relaciones
personales.
Un artículo en la revista Time durante la Guerra de Vietnam se mofaba de los
vietnamitas por el cuidado que prodigaban a las moscas como si las moscas fueran sus
abuelas. El artículo hacia sonar esto como absurdo. En un monasterio tibetano se acerca
usted por detrás de la mosca y ¡Wooof! la atrapa entre sus manos ahuecadas y las lleva
fuera de la habitación. En India, los tibetanos suavemente bajan una bolsa de plástico
sobre la mosca, y cuando la mosca sube a lo alto de la bolsa, aprietan la bolsa en el
medio, y luego reúnen varias moscas del mismo modo, hasta que al final las llevan a la
puerta y las dejan ir. Imagínese el cuidado que muestran por esos otros seres vivos. Esa
actitud acerca del cuidado hacia otro ser es la cuestión que el artículo de Time no tuvo
en cuenta.
En el transcurso de las vidas, una persona que ahora es el mejor de sus amigos
puede haber sido una mosca, y personas que usted encuentra que actúan bruscamente o
con indiferencia hacia usted pueden haber sido sus mejores amigos. Nuestra actitud
hacia otros tiene que cambiar tomando en consideración esta maleabilidad. Incluso hoy
día, algunos amigos son amigos de días soleados pero no de días lluviosos. Por lo tanto,
es a causa de las circunstancias que amigos, personas neutrales y enemigos se mueven
de este grupo a aquel grupo.
31
No hay nada definitivo con respecto a ningún amigo –que esta persona fuera
siempre amigable en el pasado. En realidad, es muy posible que la persona fuera un
enemigo en algún momento –incluso en varias ocasiones- en el transcurso de las vidas.
Una vez que asumimos que el transcurso de las vidas no tiene principio, podemos
conjeturar que al menos en varios momentos nuestro amigo a sido un terrible enemigo.
Es perturbador pensar de este modo, porque empieza a preguntarse, “¿Tiene este
sistema de meditación el propósito de hacer de todos enemigos, trastornando mis
amistades? Efectivamente, como todos han estado en toda posible relación con nosotros
en el pasado, han sido nuestros enemigos; ¿Debemos considerar que son enemigos?
Pero también, si todos han sido personas neutrales en el pasado, ¿Cómo se
supone que debemos sentirlo ahora? ¿Indiferente a todos? Este sistema que pretende
cultivar la compasión comienza a parecer ofensivo.
Sin embargo, el proceso esta dirigido primero a hacer a todos iguales, y luego a
hacer a todos cercanos. Aún así, si función, será perturbador, no será fácil. Si el proceso
no le afecta, serán sólo palabras: “Todos fueron amigos, todos fueron personas
neutrales, todos fueron enemigos. Seamos todos amigos. Es maravilloso. Nos amamos.”
Y luego nos peleamos por un aparcamiento, o lo que sea.
Consideremos una persona neutral. Ha visto recientemente a alguien conduciendo
en la autopista. Quizá pasó zumbando. Esta es una persona neutral. O un cajero en el
supermercado. ¿Es posible que esa persona haya sido un amigo en una vida anterior?
Siente cierta resistencia a pensar de ese modo, pero por supuesto es probable que la
persona haya sido en efecto un amigo. Por lo menos, no podría decir que es persona no
haya sido, definitivamente, un amigo. También, en algún momento en el pasado, ella o
él fue un enemigo a quien le hubiera gustado verle malogrado.
Los enemigos podrían fácilmente haber sido amigos en el pasado también, como
las personas neutrales. Usted puede ver como su sentido del tiempo se expande. No sólo
esta extendiendo su mente, extendiendo sus relaciones, a muchos, muchos seres sensible
a través del espacio; usted también está expandiendo su sentido del tiempo. No hay
lugar donde usted no haya nacido en el pasado; no hay era en la que usted no haya
vivido; no puede señalar un lugar y decir, “Yo no nací nunca allí.”
Cuando cultiva la ecuanimidad a través de esta técnica, puede ser útil comenzar
con personas neutrales, porque es fácil dar vida a la posibilidad de que alguien hacia
quien no tiene actualmente una particular inversión emocional, de una manera u otra,
fue en el pasado un amigo y, en otros momentos, un enemigo. Si es usted hábil en la
visualización, imagine la persona frente a usted y quizá en su propio ambiente. Si usted
no es bueno visualizando, sienta la presencia de la persona. En meditación, contemple:
“Esta persona fue mi amigo” –puede ser específico sobre ello- “dos vidas atrás.
Estábamos tan cerca,” y hágalo suyo a través de una analogía, “como mi mejor
amigo y yo lo somos ahora.” Siéntase verdaderamente cerca de esa persona,
preocupado el uno por el otro, deseando conocer mutuamente los pensamientos y
reacciones del otro.
Se dice que los pasos en el cultivo de la compasión son fáciles de explicar pero
difíciles de realizar. Y usted puede darse cuenta porque; la mente es como un gran
número de magnetos –emociones en conflicto- con cierta fuerza que los empuja entre
ellos, y el proceso de esta meditación perturba el arreglo actual de esas fuerzas. Hay
también muchos otros obstáculos. Por ejemplo, algunos meditadores se encuentran con
que la llamada persona neutral, una vez que es imaginada, se convierte en amigo o en
enemigo. Quizá él o ella sean bien parecidos, y usted comienza a verse envuelto en el
deseo. Él o ella han dejado de ser neutral. ¿Cómo proceder? Esta es una manera en la
que la meditación de la ecuanimidad ( y por lo tanto los pasos siguientes para la
generación de la compasión que serán explicados en los próximos capítulos) es difícil.
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Como antídoto a este bloqueo, considere lo siguiente: En cuanto lleva a esa
persona a la mente, se convierte en beneficiosa o dañina porque usted se siente atraída o
no hacia ella, pero el grado de la atracción o el desagrado es diferente de la atracción o
repulsión habitual. Ella todavía no es alguien que manifiestamente le ayuda o le daña;
no se ha involucrado abiertamente con ella. Note cómo interfiere el que le guste o no,
basado en las meras posibilidades que puedan ocurrir cuando visualiza o siente la
presencia de la persona neutral. Note cómo estos intereses gobiernan nuestras actitudes.
No haga una prueba de la neutralidad tan difícil que no pueda pasarla. Para mi,
algunas de las mejores personas neutrales son aquellas con quien he tenido contacto y
que puedo reconocer, como el tendero o el cajero. Si tiene dificultades con ellos,
inténtelo con personas que pasa en la calle. Pero es útil incluir personas que usted
reconoce, como por ejemplo la persona que regularmente limpia su oficina.
Puede que se pregunte cómo alguien tan cercano en una vida previa puede ser
ahora tan lejana, pero en realidad no es tan diferente a una reunión de clase y fallar al
reconocimiento de un viejo amigo o a un enemigo. Esto me ocurrió hacia nueve años.
Un compañero me detuvo –yo llevaba una etiqueta de identificación- y me preguntó,
“¿Eres Jeff Hopkins?” “Si”. “Bueno, entonces supongo que eres tu.” No podía creer que
fuera yo, pero incluso peor, cuando me dijo su nombre, no podía recordarlo. Tiempo
después caí en la cuenta que era un amigo con quien había compartidos mis más
profundos pensamientos y esperanzas en el cuarto grado.
La primera vez que fui a India me afeité mi barba después de varios meses, y la
gente se acostumbro a verme sin ella. La segunda vez que fui, tenía barba. Un amigo
vino de Dharamsala de Nepal. Lo ví por la ventana y lo llame. Se volvió y me miro pero
continuó caminando. Salí de la casa y volví a llamarlo, y el volvió a mirarme y dijo,
“Ah, si, hola.” Le dije mi nombre, y estuvo feliz de verme, pero me preguntó, “¿Qué
pasó contigo? ¿Alguien ha muerto? ¿Ha habido un accidente?” Podría haber pasado
junto a mi sin darse cuenta quien era y sin darle un segundo pensamiento, pero después
de reconocerme, estaba profundamente preocupado porque yo lucía tan diferente; luego
me recordó cariñosamente como el amigo que le había enseñado gramática tibetana.
Una vez las implicaciones de múltiples vidas dan en el blanco, puede que se sienta
triste –que hayamos estado vinculado con tanta proximidad y sin embargo no tenemos
ahora recuerdo de ello. Manténgase en la meditación –siéntala. Esta contemplación es
más fácil con las personas neutrales porque no estamos atascados ni por el apego de un
lado, ni por el odio del otro. Pero si tiene éxito, aún así es sorprendente.
Después de absorber estas implicaciones sin correr, reflexione que esta
persona neutral, que no le beneficia ni daño en esta vida, fue un enemigo en la vida
anterior del mismo modo que tal y cual lo es ahora –alguien que disfrutaba con sus
fracasos y que realmente quería dañarle.
No cree una definición de “enemigo” que sea tan difícil que le permita engañarse
a sí mismo pensando, “Ah, yo no tengo ningún enemigo.” Todos tenemos enemigos,
aunque sea por un momento. Por ejemplo, esta ese hijo de puta que hoy esta tomando la
porción más grande de la torta igual que lo hizo ayer. Puede que se resiste pensar en él
como en un enemigo: “Pero no soy tan superficial como para que no me guste la
persona a causa de que se ha llevado el trozo más grande de torta.” Sin embargo está
usted frustrado. Esas personas que son objeto de su frustración, aun cuando en general
no sean clasificados en la clase de los enemigos, son enemigos por esa mente en ese
momento Mire esa mente; este con ella.
En un seminario de meditación, uno de los participantes me dijo que estaba
teniendo problemas para encontrar personas neutrales, entonces comenzó a imaginarse
que iba a ver una película. Fue capaz de considerar a la gente que estaba sentada junto a
él en el teatro imaginario y transformar su relación con ellos, pero luego, en un
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momento, se volvieron hacia él –¡Había doscientas personas no muy felices acerca de
que estuviera meditando sobre ellas! Tuvo que enfrentarse al obstáculo y seguir
trabajando.
Por lo tanto, no piense que este ejercicio será fácil. Como dije anteriormente, es
fácil delinear esta serie de meditaciones que comienzan con la fundación que es el
cultivo de la ecuanimidad y procede a través de otras varias meditaciones (aun por
describir) que resultan en un profundo altruismo –pero es difícil de hacer, porque
nuestras mentes están estructuradas en patrones ocultos y contraproducentes. La
paranoia oculta del participante del retiro salió a la superficie, y el tuvo que enfrentarse
inmediatamente con el hecho de tener que lidiar con enemigos.
Si puede recordar actitudes de la niñez, vaya a través de las clases de la infancia y
piense acerca de personas neutrales, enemigos, etc. Eran verdaderamente enemigos.
Cuando fui a la guardería y primer grado, me sorprendí. Todos decían “matar”: “Mi
madre va a matarme:” “Si no como el almuerzo, mi madre me matará:” “Quiero matar
tal y cual”. Estaba atónito -¿De qué estaba hablando?
Puede que piense que no puede olvidar la crueldad salvaje –Stalin, por ejemplo.
Pero ¿Ha sido usted cruel alguna vez con alguien, en pequeña medida? Mi hermano
mayor trabajaba en una granja donde criaban faisanes para que la gente los matara. Un
día fui a la casa de los faisanes, acorralé un faisán, y le tiré, para matarlo. Pero he hecho
cosas peores. He hecho cosas verdaderamente desagradables a la gente, tenía una idea
en mi cabeza y la llevaba a cabo. Stalin también tuvo algunas ideas verdaderamente
desagradables en su mente, y estuvo en la posición en la que podía llevarlas a cabo en
una escala mayor.
En efecto, matar millos de personas está en una escala diferente a la que la mayoría de
nosotros hemos hecho en esta vida; sin embargo, de la misma manera en la que cuando
trabaja en una pequeña escala consume veinticuatro horas en esa escala, cuando trabaja
en una escala mayor uno todavía tiene veinticuatro horas, pero tiene toda clase de gente
a su disposición. Usted dice, “Vaya a tal y cual región y mate a cien mil personas”, en
vez de decirle a alguien que se vaya al infierno. Reflexionando de este modo, usted
puede vislumbrar como incluso personas odiadas son similares a usted en querer
felicidad y no querer sufrimiento pero muchas veces ocupan en técnicas
contraproducentes para lograrlo. Su mente se soltará, se relajará y se liberará a si misma
del odio concentrado.
La razón por la cual usted es tan vulnerable a las emociones aflictivas como el
odio es que sus mentes caen presa, por lo general, de los patrones habitual de lo que los
budistas llaman las ocho preocupaciones restrictivas –gusto y disgusto, éxito y fracaso,
elogio y condena, fama y deshonra- que son definidos del siguiente modo:
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4. Fracaso: Preocuparse interminablemente acerca de ventajas que se le
escapan. ¿Es de alguna ayuda preocuparse con la salud, la riqueza y los amigos
casi todo el día?
5. Elogio: Correr tras la aprobación de otros. Como un niño al que se le da un
caramelo, cuando somos elogiados, es como si nos hubieran dado el mundo. Es
estúpido.
6. Condena: Inútilmente intentamos escapar de ser culpados. Podemos
enfermarnos preocupándonos que alguien nos ponga un dedo en la cara. En otros
momentos, nos ponemos a la defensiva para protegernos de las palabras; y
todavía en otras ocasiones, tomamos la ofensiva –“La mejor defensa es una
buena ofensa:”
7. Fama: Sedientos por un extendido renombre. Hoy mientras escribo esto,
un artículo sobre mi esta saliendo en el periódico de la ciudad. ¡Estoy excitado!
8. Deshonra: Temer que palabras negativas, incluso si son ciertas, se
extiendan. El mismo artículo, si reporta erróneamente algo que dije o que
incluso ofenda a mucha de la gente que intento ayudar, me traerá una mala
reputación; por lo tanto alterno entre la alegría y el temor -¡Qué inútil!
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feliz y no quiere sufrir, comprende una orientación básica. Su juicio no está nublado por
la ignorancia fundamental, y por lo tanto se da cuenta aun mejor, de oportunidades para
meter estirar su nariz hacia delante. No haría cosas que fuera en perjuicio de otra gente
y mantendría la comprensión de que la otra gente quiere felicidad y no quiere
sufrimiento, del mismo modo que usted lo hace. Establezca esta cercanía. Será muy
difícil de engañar, dar un paso adelante y engañar a otras personas.
¿Piensa que tiene que confiar en todos? ¡No! Ridículo. En realidad, será
probablemente más listo al sospechar de los motivos de otras personas cuando esto sea
necesario. Una vez que usted sabe que quieren ser felices y no quieren sufrir, ¡sabe que
harán lo que sea para lograrlo!
Aún así, si queda una porción de pastel, ofrézcalo. Y eso es difícil, muy difícil.
Una de las implicaciones del renacimiento, el haber estado asociado con otros en
muchas situaciones, es que debe alegrarse de su éxito, por lo tanto, minando el
aferramiento a las preocupaciones mundanas. Tomemos un simple ejemplo: Suponga
que usted ha estado buscando insistentemente por un sitio donde aparcar y finalmente lo
ve, pero alguien llega y lo utiliza. ¿Por qué enfrascarse en pensamientos restrictivos de
ganancia y pérdida? Es inútil sentir: “¡Tú, hijo de punto, me has robado el lugar!” La
persona esta bastante feliz: “¡He conseguido un lugar!” ¿Por qué no alegrarse en que la
otra persona haya encontrado un espacio? Quejarse no sirve, de todas maneras. Usted no
le ha dado siquiera el sitio; usted lo vio, y mientras usted conducía su coche hacia allí,
alguien se lo ganó. ¿Por qué no alegrarse con el regocijo de la persona que ha
encontrado un sitio para aparcar? ¿Por qué no? Nada que perder. Usted está frustrado
con la otra persona porque su propio placer al encontrar un aparcamiento ha sido
bloqueado, pero usted se hace aun más infeliz haciendo un escándalo acerca de ello,
algo que es en realidad insignificante. Inténtelo; vea como se siente.
Con el tiempo, la práctica de la ecuanimidad, que al principio aparecerá como si
nos pusiera en una posición de pérdida y debilidad, es lo opuesto. Nos pone en una
posición de fuerza y de provecho. En ese punto, entiende que el fracaso mantener en el
reconocimiento que otros quieren felicidad y no quieren sufrimiento es lo que lleva
consigo una verdadera pérdida, y verdaderamente le hace perder.
Aunque la práctica de la ecuanimidad da un sentido de semejanza y por tanto de
cercanía con todos, algo básicamente placentero en todos, esto no significa que busque
otras características, diferentes a esta básica aspiración a la felicidad. Por ejemplo, ¿Qué
haremos con un asesino de masas? ¿Dirá que “habla bien”? Y si lo hace, esto anula
todos sus otros fallos? ¡Ah, sus fallos. Mató a mucha, mucha gente, pero habla bien. Y
es jovial durante la cena, y por eso me gusta.” ¡Imposible! No tiene que buscar por algo
como esto. El mero hecho de que sea un ser sensibles, quiera felicidad y no quiera
sufrimiento, esto es suficiente. ¿No es cierto? El punto es que usted no necesita
inventarse otras cosas o enfatizar las buenas cualidades de la otra persona, borrando las
otras.
Es difícil. Yo vivía en la Calle Catorce en Charlottesville al fondo de una colina, y
los coches siempre pasaban zumbando. Me harté de ello. Estuve tratando de meditar y
escuchaba, whoosh whoosh whoosh. Después de un tiempo pensé, “¿Por qué demonios
tienen siempre que ir en esta dirección y en aquella otra? Pero cuando pensé, “Allí va
otro ser sensibles. ¡Wow! Allí va otro ser sensibles” Es más bien placentero.
Por lo tanto, en breve, si se enfrenta con bloqueos que impiden el reconocimiento
de que una persona particular es como usted en esta aspiración básica a la felicidad,
debe reflexionar sobre las ocho preocupaciones restrictivas e imaginar como sería la
vida si no le importara tanto el gusto y el disgusto, el éxito, el fracaso, el elogio, la
reprimenda, la fama y la deshonra.
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Recapitulación de la práctica de la ecuanimidad.
Del mismo modo en que quiero ser feliz y no quiero sufrir, este amigo quiere ser
feliz y no quiere sufrir. Igualmente, esta persona neutral quiere ser feliz y no quiere
sufrir. E igualmente, este enemigo quiere ser feliz y no quiere sufrir.
Otra manera es reflexionar en lo que sus relaciones con otros han sido en el
transcurso de las vidas, comenzando con personas neutrales, luego amigos, y finalmente
enemigos. En esta vida un enemigo quiere dañarte, pero en el transcurso de las vidas
¿fue esta persona sólo un enemigo? No. Si no cree en el renacimiento, utilice el juego
del renacimiento, la perspectiva del renacimiento, como técnica para hacer su mente
más flexible.
Cualquiera de estas técnicas funcionará:
O la segunda meditación:
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Para mi las dos son efectivas pero con diferentes impactos.
Vaya una por una a través de todas las personas que haya conocido, contémplelas
de este modo. Después de practicar esto durante varios meses, mi maestro, el adepto y
erudito Kálmico mongol Gueshe Wangyal, me dejaba toda la noche haciendo esto.
Como hemos discutido previamente, al final de la sesión de la meditación,
recuerde dedicar el valor al beneficio de muchos seres sentientes. Esta es una manera de
escapar a la paranoia, y para enfrentarnos con nuestros odiados enemigos. Es muy
poderoso dedicar el valor de las propias virtudes a estas personas poderosas e
ignorantes. Que puedan avanzar de algún modo a través de ello.
Segundo paso
Reconocimiento de amistad
Capítulo 7
Todos como amigos.
Meditación: el cultivo de la proximidad, una apelación a la experiencia común.
Entonces ¿Cómo ver a los seres sensibles? Si han estado en todas las posibles
relaciones con nosotros desde tiempo sin principio (y el tiempo no tiene comienzo en el
budismo), ¿debemos considerarlos como enemigos? En efecto, todos ellos han sido
nuestros enemigos –la persona que deseaba hacerme tropezar, hacerme caer por las
escaleras, romperme la pierna. Gueshe Wangyal dijo que el problema con esta
perspectiva sería que tendría que salir y matarlos a todos. Es difícil de hacer. Todos han
sido también personas neutrales, como mucha gente que pasan junto a nosotros en las
calles; conocemos algunas caras, pero no tenemos ninguna relación abierta con ellos.
Son sólo personas que trabajan aquí y allá; puede que las veamos habitualmente, pero
no hay deseo u odio. ¿Debemos considerarlos como neutrales? ¿O debemos
considerarlos como amigos?
La respuesta dada por un lama popular de comienzos del siglo veinte, Pa-bong-ka,
es provocativa. No es un principio abstracto, pero hacer referencia a una experiencia
común. Para ponerlo en mis propias palabras: Si su amigo cercano enloquece y lo ataca
con un cuchillo, intentará quitarle el cuchillo y llevar su mente de regreso a su estado
natural; utilizará medios apropiados para quitarle el cuchillo, pero no le patearía la
cabeza.
Pa-bong-ka mismo utilizo el ejemplo de su propia madre: Si su madre se vuelve
loca y lo ataca con un cuchillo, le quitaría el cuchillo. No procedería dándole una paliza.
Este es llamado: Una vez que hay una profunda relación de proximidad, la relación
cercana predomina. ¿Por qué un amigo esta actuando tan terriblemente? ¿Por qué esta
volviéndose contra usted y atacándolo? Es a causa de actitudes contraproducentes – una
distorsión- en la mente de la persona.
En efecto, si su mejor amigo se vuelve loco y se dirige a usted con un cuchillo
para matarlo, ¿Qué haría? Intentaría desarmar a su amigo, pero después de hacerlo no
procedería golpeando a la persona, ¿no es cierto? Desarmaría al atacante en cualquier
manera en la que pudiera –puede que tenga que golpear a la persona para lograr
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desarmarla, pero una vez que lograra desarmarlo, no continuaría haciéndolo con la
intención de dañarlo. ¿Por qué? Porque es una persona cercana a usted.
Si usted sintiera que todos en el universo estuvieron en la misma relación con
usted como la de su mejor amigo y viera a cualquiera que lo atacara como su mejor
amigo enloquecido, no respondería con odio. Respondería con un comportamiento que
fuera apropiado, pero no intentaría contraatacar y dañar a la persona a causa del odio.
Él sería demasiado querido para usted.
Por lo tanto, en la enseñanza de la compasión, los budistas no eligen una persona
neutral como ejemplo de todos los seres sensibles; eligen el más fuerte de los ejemplos,
el de su mejor amigo. Su sentimiento por esa persona es el sentimiento que idealmente,
debería tener con todos los seres sensibles. No puede ir hasta el oficial de policía en la
esquina y darle un abrazo. Pero puede, internamente, como con todos los seres
sensibles, valorarlo como el mejor de sus amigos.
Por tanto, si todos en el pasado han sido próximos, esta es una buena razón para
que la cercanía predomine. Y esta se vuelve una razón –en adición a la semejanza entre
uno mismo y los otros- para cultivar meditativamente amor y compasión, en vez de odio
y distanciamiento, con respecto a todos. No es suficiente ver solamente que los seres
sensibles sufren. Debe también desarrollar un sentido de proximidad con ellos, un
sentimiento de que ellos son queridos. Con esta combinación –ver que esta gente sufre y
pensar en ellos como queridos- puede desarrollar compasión. Así pues, después de
transformar meditativamente su actitud hacia amigos, enemigos y personas neutrales del
mismo modo en el que ha progresado en volverse más equilibrado hacia todos ellos, el
próximo paso es meditar en todos como amigos, sentir que han sido profundamente
cercanos.
En meditación, lleve a su mente una persona individual, comenzando con sus
amigos. Reflexione cuán próximo es su mejor amigo –reconozca su actitud, por
ejemplo cuando su amigo necesita su interés, como cuando está enferma. Este es
una llamado a una experiencia común – a como reaccionamos naturalmente a los
amigos cercanos. Luego, en meditación, extienda estos sentimientos a más seres.
Primero necesita reconocer que la gente ha sido amiga, enemiga y personas
neutrales en incontables ocasiones en el transcurso de incontables vida –o por lo menos,
no puede decir que haya alguien que no haya sido un amigo, o no puede decir que haya
alguien que no haya sido un enemigo, o no puede decir con seguridad que haya alguien
que no haya sido neutral. Una vez que reconoce esto, es posible comenzar a reconocer a
todos como amigos.
Para considerarnos a nosotros mismos como queridos en general no necesitamos
entrar en meditación. Nos apreciamos a nosotros mismos enormemente. Cuando nos
vemos a nosotros mismos sufriendo, no tenemos problemas en desear escapar al
sufrimiento. El problema esta en apreciar a los otros. La habilidad para apreciar a los
otros debe ser cultivada. En meditación:
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Para mi, es mucho más perturbador pensar acerca de mis amigos que han sido
enemigos que pensar acerca de mis enemigos como habiendo sido amigos. No importa
cuán difícil sea pensar en un odiado enemigo como habiendo sido un amigo cercano en
una vida reciente, es más perturbador pensar en un amigo próximo como habiendo sido
un enemigo. Con respecto a gente neutral, es impactante, toda una nueva perspectiva,
pensar, “Del mismo modo que dos vidas atrás, fuimos muy buenos amigos, y ahora por
la fuerza de nuestras propias acciones ni siquiera nos conocemos, ni siquiera nos
importa él uno del otro, nos ignoramos mutuamente, somos indiferentes.”
¿Es convincente basar todas las prácticas subsecuentes en esta noción de
posicionamiento cruzado en el transcurso de las vidas? Pienso que lo es, pero
ciertamente, el éxito en el cambio de actitudes no es fácil de conseguir ya que depende
en la creencia en vidas pasadas o una buena disposición a jugar la perspectiva del
renacimiento. Aún así, las dos proveen de una fuerte fundación, mientras que si el
llamado fuera un principio abstracto o porque el Buda lo dijera, estaría bien por un día o
dos pero no sería profundamente conmovedor.
La otra aproximación –la que no depende en el renacimiento- es sólo que somos
iguales en desear felicidad y no desear sufrimiento. Y si es provechoso para me lograr
felicidad, entonces es provechoso para cualquier otro lograr felicidad. Notar esta
similitud nos acerca a los otros. El erudito y yogui Dzong-ka-ba de finales del siglo
catorce y principios del quince dijo que para generar compasión, es necesario entender
como los seres sufren y tener un sentimiento de proximidad hacia ellos. Dijo que de otro
modo, cuando se comprende como sufre, puede generar alegría por ello. Por ejemplo, el
enemigo tal y cual tiene una enfermedad del hígado, y usted piensa, “Me alegro, ha
conseguido lo que se merece.”
Por tanto, para cuidar de otros seres, no es suficiente únicamente saber que sufren,
o incluso cómo sufren, porque el conocimiento que una persona esta sufriendo de ese
modo puede hacerle feliz, especialmente cuando esa persona es un enemigo. “Que esa
persona sea atropellada. Todos tenemos estos pensamientos a causa de nuestra falta de
intimidad. No sólo debemos conocer las profundidades de sus sufrimientos, sino que
deben ser queridos por nosotros.
En breve, para desarrollar la compasión hacia una amplia variedad de personas, el
mero conocimiento de cómo sufren los seres no es suficiente; debe haber un sentimiento
de cercanía con respecto a todos los seres. Esta intimidad se establece o bien a través de
la mera reflexión de que todos igualmente quieren felicidad y no quieren sufrimiento, o
a través de las reflexiones en las implicaciones del renacimiento, o ambas, con cada una
de ellas reforzando a la otra. Las dos técnicas se apoyan en el reconocimiento de nuestra
experiencia común y extendiendo sus implicaciones a otros.
El conocimiento en cómo sufren los seres tiene que ocurrir a través de la reflexión
sobre los diversos niveles de sufrimiento. Es fácil tener compasión por el pobre, difícil
tener compasión por el rico. No entendemos las profundidades del sufrimiento. Como
mínimo, el rico tiene en su propio continuo todas las causas para volverse pobre. En el
transcurso ilimitado de las vidas, se han involucrado en acciones que han establecido
predisposiciones que, al activarse, llevaran a vidas de pobreza. Por tanto, a la larga,
todos somos similares incluso desde esta perspectiva. También similares desde la
perspectiva de estar atrapados en un proceso que esta más allá de nuestro control.
Habitualmente, nuestra compasión y nuestra habilidad para reconocer sufrimiento
varían basado en esta situación. Tenemos menos compasión por el inteligente, el
apuesto, el rico, el sano y el feliz. Incluso entre los pobres, se da cuenta que tiene más
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fácil compasión por aquello que son al mismo tiempo atractivos y pobres, pero hacia
aquellos que son pobres y feos, es en cambio difícil. Y aun más difícil hacia aquella
gente empobrecida que tiene una actitud malvada hacia usted y quienes les gustaría
verlos muertos. ¿Correcto? O vagabundos que mutilan a sus propios hijos para que sean
más patéticos como vagabundos. Es muy difícil tener compasión hacia ellos. Pero por
supuesto, ellos son los que merecen más compasión en cierto sentido, porque han caído
tan bajo.
¿Cuáles son, pues, lo tipos de sufrimientos? Hay tres tipos:
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pasar las hojas para leer un libro; una luz blanca lo penetraría. Sentía, “¿Quién
puede parar a este hombre?” Este es el sufrimiento del condicionamiento
dominante- estar bajo la influencia de un proceso no bajo el poder de nuestro
propio control.
Por tanto, cuando los budistas piensan en los seres sensibles cualificados por el
sufrimiento, están pensando en (1) El sufrimiento físico y mental, (2) que incluso
nuestra felicidad puede ser vista como un tipo de sufrimiento, y (3) que estamos bajo el
control de un proceso de condicionamiento. De este modo, todos estamos padeciendo
sufrimiento; todos el último tipo, y la mayoría tiene los otros dos.
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usar su madre, o padre, como modelos, podría, en efecto, estar cultivando todas las
personas como enemigos. En este caso, use su amigo más cercano.
Podría parece egoísta usar su mejor amigo o mejor sostén como ejemplo de todos
los seres sensibles únicamente porque esa persona le ha ayudado. Puede también
parecer superficial reflexionar solamente en la bondad de la persona hacia usted.
Además, la bondad de la persona, como una madre o como un amigo, depende
habitualmente del apego. Hay un elemento erróneo en ello. La mayoría de las madres
tienen tremendos sentimientos por sus propios hijos; si uno de sus hijos es amenazado,
ella actúa como un oso, asustando a los otros niños, pero cuando sus propios hijos
amenazan a otro niño, no es tan feroz; puede que castigue a su hijo, pero ella tiene un
sentimiento diferente por su propio hijo, pede que incluso alabe su coraje.
Sin embargo, es el elemento de proximidad y no el del apego el que es enfatizado.
La idea esencial es que ha habido una fuerte relación con su propio amigo o madre. El
énfasis tibetano en la madre como la mejor amiga es una llave psicológica basada en
una relación temprana de nuestras vidas. Como saben aquellos que tienen hijos, o que
han observado a personas con hijos, el niño está sumamente aferrado a su madre. –el
sentimiento de protección, de amor incondicional, la calidez misma de todo ello. Por
ejemplo, el niño corre hacia la madre agarra su pierna y la abraza. En algún momento a
medida que crecemos, habitualmente negamos ese sentimiento o lo empujamos lejos, o
lo cambiamos, pero para desarrollar un sentimiento verdaderamente fuerte hacia todos
los seres sensibles, es necesario despertarlo otra vez.
Tuve una relación muy difícil con mi madre después de los doce
aproximadamente, y por lo tanto use a alguien diferente como modelo. Con el tiempo,
cuando meditaba en la clase de los enemigos, llegaba a ella, no el peor de los enemigos,
pero bien abajo en la lista. Reflexionando sobre ella como la mejor amiga en vidas
anteriores –meditando en ella sólo después de haber experimentado lo que esto significa
a través de la consideración de multitud de amigos, personas neutrales y enemigos
menos severos- eventualmente me causo evocar cuales eran los sentimientos que tenía
hacia ella como un niño pequeño, y de pronto ella salto en la categoría de los mejores
amigos. A veces saltaba de regreso a la clase de los enemigos.
Por tanto, la elección tibetana de la madre como el ejemplo primario de mejor
amigo es una pieza provocativa de psicología. Después de todo, la madre es el primer
“otro” en esta vida, y muchas de nuestras relaciones están estructuradas alrededor de
ella, nos guste o no. Por eso, al final, es una gran llave utilizar a la madre. Hay muchos
sentimientos positivos fuertes atados con a la propia madre, y por ello, si no puede
recordar y por lo tanto, no puede desanudarlos, hay una tapa sobre su compasión, en la
medida en que hay una tapa sobre esos fuertes sentimientos. El apego a nuestra madre
es así de grande.
No recomiendo para nada que se fuerce a tomar a su madre como modelo del
amigo más próximo, pero sugiero estar abierto a despertar nuevamente los sentimientos
de la niñez. En mi propia experiencia, estos son tan poderosos que cuando vuelven a
despertar –cuando combaten con el último sentimiento difícil- ganan, por el contrario,
con facilidad, porque se encuentran profundamente asentados.
Es interesante como congelamos nuestra visión de personas particulares.
Exageramos ciertos aspectos que vemos en otros, y por lo tanto, los congelamos en
categorías estrechas e improductivas de relaciones y limitamos nuestra habilidad para
sentirnos cerca y actuar con una sensación de intimidad. Los encerramos en ciertos
patrones de comportamiento, y luego, como vemos esas actitudes como sólidas,
influenciamos a otros a permanecer en esos patrones: “Esa persona es sólo…” Pero
cuando usted piensa y siente, “Dos vidas atrás esa persona fue mi mejor amigo,” las
posibilidades con esa persona en esta vida en esta vida se abren. Considere un
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compañero de trabajo, un colega, un compañero de estudios; usted no tiene que pensar
acerca de él en la misma forma limitada en la que lo ha estado haciendo. “Fue un gran
amigo en el pasado. Dudo que sea mi mejor amigo en esta vida, pero no hay razón para
congelarla en el particular modo de pensar en el que me encontraba ayer.” Se presentan
toda clase de posibilidades.
En esta meditación de reconocimiento de otros como habiendo sido nuestros
mejores amigos, estamos soltando ese proceso superponiendo el “mejor amigo”
sintiéndolo en amigos menores. Estamos volviéndonos mucho más flexibles. La
práctica revela plenitud de posibilidad con otros. ¿Como sería para esta gente si
actuásemos en esta forma con ellos, no externa sino internamente? Si, cuando los
vemos, tenemos un sentimiento interno de tan poderosa intimidad –si tenemos un
sentimiento interno de, “Ah, estoy encontrándome con el mejor de mis amigos”- ¿Cómo
cree que esto afectará a otros? ¿Qué pasar si tratamos internamente a los extraños en los
almacenes como los mejores amigos? Habría una mayor calidez y un considerable
cantidad extra de energía flexible a disposición de ambos, nosotros y el mundo.
Recientemente, recordé un incidente molesto con mi madre. Regresé a casa
durante mi primer año de universidad y estaba con entusiasmo explicándole acerca de
los cursos fascinantes que estaba tomando en psicología, antropología, Ingles y
literatura americana. Ella estaba amargamente resentida del hecho de que ella no había
asistido a la universidad y sentía además antipatía por el entusiasmo intelectual aun
cuando ella era intelectualmente activa. Como en mis experiencias durante la escuela de
grado cuando regresaba a casa y le decía que estaba ocurriendo y ella comenzaba a
criticarme amargamente hasta el punto en el que me callaba, se lanzó a su invectiva.
Terminamos con ella en la cocina en un lado de la casa y yo en el otro, en la sala, en una
mecedora de un brillante azul claro que ella había pintado y decorado. Estábamos
literalmente gritándonos el uno al otro. Quería con tantas ganas volver al autobús y
regresar a la universidad y mis estudios, pero no lo hice; permanecí en un grito
sofocante. Había pensado muchas veces, “¿Qué habría pasado en mi vida si me hubiera
marchado y hubiera tomado el autobús en la carretera? Y lo pense de nuevo el otro día
cuando esta escena reapareció en mi mente. Entonces de pronto se me ocurrió que debía
reflexionar desde dentro del cuerpo de la persona gritando desde la sala de estar, “Del
mismo modo que quiero felicidad y no quiero sufrimiento, Madre (así era como la
llamaba) quiere felicidad y no quiere sufrimiento.” ¡Wow! ¡Qué revolución! No
necesito marcharme; dentro de ese mismo cuerpo me calme con un conmovedor
sentimiento de cómo ella se causaba tanta miseria a sí misma –ella se pondría tan
tremendamente enojada en el teléfono con su mejor amiga que sostendría el auricular
apartado, literalmente, y le gritaría. No puedo poner en palabras mi sentimiento de
conmiseración. También, el sentimiento de haber encontrado un camino fuera de ese
grito desde la sala sin tomar el autobús de regreso a la universidad. ¡Qué alivio!
Capítulo 8
Hacer progresos
Proceder gradualmente.
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es así ahora, pero usted lo esta sintiendo ahora. Al comienzo, permanezca con el mejor
de sus amigos para que pueda hacerse más adepto a la experiencia del sentimiento con
respecto al amigo número dos. Luego trabaje con el amigo número tres basado en esa
experiencia, sin saltar inmediatamente a una persona neutral o a un enemigo.
Por supuesto, esto incide en su mente: “Tendré que hacer esto con personas
neutrales; tendré que hacer esto con enemigos.” Pero conténgase de correr hacia
personas neutrales y enemigos. Es demasiado trecho. Después que haya realizado la
terapia concentrándose en los amigos para lograr una experiencia sentida, puede
entonces moverse a la gente neutral. Finalmente, verá a todos como amigos en algún
lugar en el transcurso de las vidas, y como la proximidad predomina, esta es la más
importante de las relaciones.
Intente visualizar cada individuo. Si no es bueno en la visualización, entonces sólo
sienta que la persona esta presente frente a usted. Luego considere una persona neutral,
no apuradamente, sino en el transcurso de semanas. A medida que sea capaz de cultivar
el sentimiento de proximidad más efectivamente, comience con enemigos menores.
Intente ir hacia atrás en el tiempo lo más que pueda, haciéndolo lentamente, porque
haciéndolo con lentitud desata muchos nudos. Piense en la reunión de la escuela
secundaria. Con el tiempo, puede regresar hasta la escuela primaria. Esos enemigos
muchas veces dominan nuestros pensamientos. Al principio usted no piensa que lo
hacen, pero luego cuando recuerda a tal y cual que se burló de usted por cualquier
razón, está de regreso en esa situación, y todo el dolor y la humillación vuelve a fluir de
regreso.
La implementación de este ejercicio es difícil, porque nosotros nos aferramos a las
experiencias enredadas, pero no se trata simplemente de dejarlas ir. Se trata de
transformar estas experiencias, pensando, “Del mismo modo que mi mejor amigo esta
cerca y es querido por mi, Priscilla Ferrin –con quien competí por ser primero en la
clase en el octavo año- también era cercana y querida por mi en una vida anterior.”
Uno de mis compañeros en el sexto grado me golpeo en la mandíbula, y aunque se
rompió la mano, todavía lo guardo rencor. Si continúo sintiendo que fue injusto
conmigo –si continúo colgado con la injusticia- entonces mi personalidad se define en
parte en relación con esa escena. Sin embargo, cuando ahora veo esa persona como
cercana, habiendo sido mi mejor amigo, esto deshace una buena parte de la definición
de mi mismo. Para ver a esa persona de un modo diferente, tengo que volverme también
una persona diferente.
Esto puede resultar perturbador, pero también es liberador. Puede incluso ser
demoledor, en el buen sentido, rompiendo esas posiciones de amigo, enemigo y persona
neutral. No cambiará el hecho que alguien deliberadamente pise su mano cuando usted
se estira a recoger un lápiz en el tercer grado, pero cambiar la actitud que usted tiene
hacia esa persona. El hecho que nuestra personalidad se forma de nuestra participación
emocional y en reacción a otra gente en esas situaciones muchas veces hace difícil
imaginar una relación diferente.
Meditando en personas una a una, siente el impacto del cambio en su experiencia
de esa otra persona, y la mente es gradualmente transformada. Como la fuerza de la
meditación se debilita de tiempo en tiempo, continúe repitiendo la meditación.
Finalmente se vuelve una segunda naturaleza e incluso una primera naturaleza.
Hay una historia tibetana acerca de un hombre que estaba cultivando la paciencia
en meditación. Cuando salió de la meditación y estuvo fuera, alguien le atropello, y el
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se puso muy enojado y le dijo a la persona que se perdiera. La otra persona le dijo, “Tú
no estas cultivando paciencia. Tu meditación no es para nada buena.”
El meditador dijo, “Regresaré y cultivaré una paciencia en la que ustedes ni
siquiera puedan pensar.” Regresó a su habitación y cultivo paciencia por un tiempo.
Uno de sus compañeros meditadores, que deseaba ayudarle, pensó que debía
probarlo. Defecó en un plato y fue a la habitación del meditador, cargando el plato a su
espalda. Le preguntó, “¿Qué estás haciendo?”
El meditador dijo, “Estoy cultivando paciencia.”
“¿Qué clase de paciencia estás cultivando?”
“Una paciencia tal que, no importa que es lo que cualquier haga, no me enfadaré.”
“¿Qué es lo que has dicho?”
El meditador repitió, muy pacientemente, “Una paciencia tal que, no importa que
es lo que cualquiera haga, no me enfadaré.”
Entonces su amigo puso el plato frente a él y dijo, “En ese caso, come mierda.”
El meditador dijo, “¡Tú como mierda!”
Su amigo recogió el plato y se fue sin enojarse.
El meditador reflexionó, “Mi amigo no se enojo, pero yo me puse muy enojado.
Quizá estaba probándome.” Esta prueba le dio una medida de lo que no es la paciencia.
Es fácil explicar el conjunto de ejercicio para generar compasión pero difícil
realizarlos, porque conjuntos de patrones en la mente son perturbados. Con respecto a
reconocer a todos como habiendo sido amigos, una posible dificultad puede ser que
usted tenga tres amigos número uno –no puede hacer diferencias entre ellos. Si tiene
tres números uno, no deje que esto lo detenga. Considere que dentro de los tres, B fue
como A, etc. Luego vaya a través del resto de sus amigos uno por uno, hasta llegar al
último. Experimente el impacto, la reorientación de sus actitudes que crea este
reconocimiento; no permita que la colocación del rompecabezas paralice el proceso.
O puede que en vez de extender el fuerte sentimiento que tiene por su mejor
amigo, su relación con la persona se debilita, su actitud se vuelve “y entonces qué”: ¡Si
los amigos fueron y serán enemigos, entonces los amigos son inútiles! Puede que pierda
todo sentido de la amista en vez de extenderlo.
Por tanto, abandone el mantener la clase de los amigos tan rígida, permitiendo que
le afecte el impacto de la variabilidad de relaciones. A través de esto, intensifica el
conocimiento de que las relaciones no existen únicamente por su propia fuerza sino que
deben ser cultivadas. Continúe trabajando en la meditación para que el más grande de
los amigos no se vuelva como el más pequeño, sino que por el contrario, el menor se
vuelva como el mayor.
O puede que tenga problemas haciendo una lista ordenada de amigos, desde los
mejores a los menos importantes, por una variedad de razones. Puede que cambien de
orden en el transcurso del año, o puede que cambien porque usted esta poniendo
atención en ellos en la meditación. En ese caso, abandone el intento de ordenarlos, y
proceda azarosamente a partir de quienes aparezca en su mente, pero no se apure a
enfrentarse con los más difíciles.
O puede que se apure a las personas neutrales antes de pasar por todos sus amigos.
En ese caso, corríjase pensando, “Se suponía que debía limitarme a los amigos.”
Regresando a los amigos, la meditación tendrá más impacto, porque cuando considera a
los amigos, es fácil lograr la experiencia de identificar dos personas que cuando la
meditación se vuelve a gente neutral. Necesita habituarse a la experiencia de extender
un sentimiento de genuina íntima proximidad más allá de los límites habituales para que
esta experiencia pueda asistir con la categoría de gente indiferente o fría.
O puede que encuentre que utiliza el tiempo de la meditación para revivir
instancias en relaciones. Sin embargo, no importa cuan valiosa y reveladora reflexión
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sobre los eventos de una relación particular pueda parecer, esto bloquea la ejercitación.
Se dice que cuando se cultiva cierta virtud, la práctica de otra es en realidad una
distracción. Identifique la distracción como distracción, pero no se ponga tenso por ello.
En este caso, usted esta impidiéndose a sí mismo pasar por la transición hacia una nueva
manera de relacionarse con otros. En efecto, si usted se detiene demasiado en una
relación en particular, puede que logre unas pocas comprensiones interesantes, pero no
estará haciendo progresos en su meta mayor. Tenga papel y lápiz a mano junto a su
lugar de meditación, y cuando estos pensamientos aparezcan, escríbalos, junta con
“Pensaré acerca de ellos más tarde”. De otro modo, puede que se quede atrapado
preguntándose, “Cielos, no he pensado en esto durante mucho tiempo, puede que sea
fructífero seguirlo,” y el valor de la sesión disminuirá o desaparecerá. Si las
comprensiones parecen demasiado buenas como para permitirle volver a la meditación,
enfóquese en las ventajas de generar compasión, y utilice la libreta de notas; puede
volver al tema más tarde.
O puede ser desviado al notar que alguien esta muy por debajo en la lista de lo
que habían estado en el pasado y quedar estancado en la razón. No se preocupe por ello;
sólo continúe. Debe guardarse un equilibrio –no desea correr a través de la meditación
hasta el punto que no pueda evocar el sentimiento, y por otro lado, no quiere utilizar el
tiempo pensando en los detalles de la situación.
O puede que se enfrente a demasiadas personas. Diez o quince, no es difícil
pensar que ellos quieren felicidad y no quieren sufrimiento. ¿Pero cien mil? ¿Deben los
números molestarnos? No deberían, pero muchas veces lo hacen. Se requiere más y más
práctica, hasta que los números no hacen diferencia.
Cuando haya identificado que todos los amigos son tan próximos como el mejor
amigo del presente, vuélvase hacia las personas neutrales. Verá cómo, si ha hecho bien
la meditación de identificar los amigos como mejores amigos, la identificación de las
personas neutrales habiendo sido los más íntimos amigos será posible. Muchas veces
esto surge naturalmente. Puede que encuentre que el ejercicio se vuelve más poderoso
cuando se mueve de una persona neutral a la siguiente, y hay una gran apertura, por lo
tanto cuantos más seres neutrales individuales se llevan a la mente, no hay obstáculo a
un profundo reconocimiento.
Lego, cuando considera enemigos, tendrá que lidiar con obstáculos –es difícil ver
enemigos como habiendo sido amigos. Practique un ejercicio de “¿No es posible que
esta persona quiera felicidad y no quiera sufrimiento, del mismo modo que yo?” “¿No
es posible que esta persona, como tal y cual persona neutral, quiera felicidad y no quiera
sufrimiento?” Hágase estas preguntas sencillas. Debe responden, “Bueno, si” –entonces,
note su reacción- “Pero no puedo soportar a la persona.”
Note sus sentimientos. El propósito no es suprimirlos, sino notarlos y luego
reformarlos. Meditar en enemigos como habiendo sido amigos en vidas anteriores en
una manera excelente de abrirse a las profundidades de los sentimientos de odio.
Muchas veces no estamos abiertos a ellos, son tan tremendamente desagradables. Y por
lo tanto, se necesita sentido del humor, paciencia, se necesita mucho tiempo para hacer
progresos. “¡Qué diablos, si puedo hacer algún progreso con personas neutrales,
fantástico! ¡Realmente!” Piense en ello. Si usted puede llevar esto a la vida cotidiana, si
puede experimentar un cambio de actitud hacia personas neutrales, incluso si ocurriera
sólo en la meditación, ¡Fantástico! Esto quita presión. No hay un gran fracaso si no
puede extenderlo sinceramente a los enemigos. Use la práctica como una oportunidad
para revelar parte de su propio equipaje.
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Habitualmente discriminamos totalmente entre alguien que intenta dañarnos y
alguien que no lo hace. Pensamos, “Esta bien, no quiso hacerlo”; o la persona que nos
daña puede decir, “¿Por qué me culpas de ese modo? No quise hacerlo.” Pero nos
enfadamos de veras cuando sabemos que alguien quiso dañarnos. ¿Cómo podríamos ver
a esas personas como íntimas, cercanas, queridas –queridos como el mejor de nuestros
amigos?
Si usted es capaz de retener un poco de compasión cuando una persona lo daña sin
intención, ha hecho progreso. Pero si usted la retiene cuando alguien intenta dañarlo,
usted ha sido verdaderamente exitoso. No significa que usted piensa, “Esta persona es
maravillosa; esta intentando robarme,” pero no toma estos hechos como razones para
odiar a la persona. Reconoce la intención y pone la billetera en el bolsillo delantero.
Toma estas medidas, pero la condición que las hace surgir no continúa sirviéndole como
razón para el odio.
Nuestro deseo de amar a todos y las actitudes que propiamente tenemos bajo
presión, están en constante conflicto. Esta es simplemente la manera en la que somos.
Hemos estado vagando en la existencia cíclica desde el sin principio del tiempo, a causa
del deseo y el odio, y nos llevará mucha familiarización cambiar esto. Relájese acerca
de ello. No se presione pensando cosas como, “Ah, soy un saco de suciedades porque
odio tan profundamente.” Por el contrario, inténtelo con esta actitud, “Debo admitirlo.
Por más que mis ideales digan que debo amar a tal y cual –o por lo menos ser neutral-
tengo que enfrentarme al hecho de que no es así.” Tómeselo con calma.
Trátese a sí mismo un poco como si tratara a un niño. La mente profunda y la
mente superficial están necesariamente juntas. Aunque estas meditaciones reflexivas
tienen un gran efecto en la mente profunda, la transformación es muchas veces lenta,
lleva tiempo.
*****
En breve, para mi, el mayor obstáculo para extender la meditación a los enemigos
ha sido siempre el no estar dispuesto a reconocer cuánto odio a la persona. Y cuánto
deseo de veras que le ocurran toda clase de cosas horribles. Pero, esta es la manera en la
que somos. No es que naciéramos con las cuentas limpias y por lo tanto la situación
debería ser que estuviera limpia. La situación debería ser que está muy sucia. Vidas sin
principio en la existencia cíclica, viviendo en toda clase de extrañas maneras,
involucrándose en toda clase de acciones contraproducentes –por supuesto que tenemos
odios profundamente asentados.
Comience con enemigos menores. Los más difíciles vendrán más tarde.
Capítulo 9
Valorar a los otros
48
1. Imagine que usted esta en su mejor yo, el más relajado y
confiado y sabio, sentado en medio, mirando a los lados, izquierda y
derecha.
2. Lego imagine su yo egoísta en un lado: la persona que, en una
manera prepotente, esta intentando conseguir un vuelo más
temprano, o un trozo de pastel o algo por el estilo –esa persona que
esta pensando sólo en él o ella misma. Recuerde un incidente reciente
o actúe una instancia convincente de su yo desagradable y asqueroso
en la que haya estado pensando, “yo, yo, yo”, no su yo habitual, sino
el desagradable, la versión autocomplaciente.
3. Frente a su yo egoísta imagine un grupo de personas indigentes
–golpeados por la pobreza y el dolor.
Por lo tanto, en el medio, mirando a los otros dos lados está su yo sabio, educado.
Mira hacia un lado, donde está su yo egoísta, desagradable utilizando cualquier de una
variedad de ejemplos:
Luego, del otro lado, mire al grupo de personas indigentes. Enfermas. Viviendo en
la pobreza. Con dificultades incluso para conseguir algo que comer.
Su Santidad le pregunta al yo equilibrado en el centro que reflexione en este
hecho: “El yo egoísta en un lado y los indigentes en el otro lado igualmente quieren
felicidad y no quieren sufrimiento.” Y luego la pregunta es: ¿A quién ayudaré? ¿A
mi yo egoísta, o las personas indigentes? Sólo imagínelo. Como sabio, se pregunta a sí
mismo, “¿A qué lado voy a ayudar: el egoísta, arrastrándose detrás de su
bienestar, o las personas indigentes?”
La única conclusión es: “Hay sólo un yo; los otros son infinitos en número,
ejemplificados por cinco o diez indigentes. ¿Cómo puede el bienestar de un grupo
infinitamente más grande no ser más importante?”
En otras circunstancias, fuera de una situación gráfica como esta, puede parecer
que, en abstracto, yo y otros son iguales: yo soy uno y otro es uno. Los dos son
singulares. Pero cuando, ayudado por la visualización, usted considera lo que en
realidad es “otro”, un compuesto de un número increíble de sí mismos individuales, de
yo individuales.
Pero todavía puede considerar que, incluso en este escenario, asume que las
motivaciones de ese “otro” lado pueden ser tan autocomplacientes como la suya propia,
y por tanto, puede no encontrar diferencia cualitativa real entre yo y otro. Puede
entonces estar inclinado a ayudar a todos igualmente, incluyendo su propio yo
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desagradable y autocomplaciente. Me impresiona que esto sea perfectamente posible,
mientras su yo desagradable ascienda sólo a uno y no iguale “otros” en término de
número quienes, cuantitativamente, son enormemente diferentes. Por tanto, si usted esta
considerando cinco personas del “otro” lado, entonces debe considerarse a sí mismo un
sexto, no la mitad.
O puede que se quede atascado preguntándose si esta contemplación exige que
ayudemos a otros y que no nos ayudemos a nosotros mismo. Me parece que la solución
es poner el énfasis principal en ayudar a otros, haciendo del altruismo la motivación del
auto-mejoramiento. A lo que se apunto aquí es al sentimiento de uno mismo como
exageradamente importante en el proceso de hacerse feliz. Todos quieren felicidad y no
quieren sufrimiento.
O puede que piense, “Yo soy más importante porque esto figurándome todas estas
cosas, y seré capaz de pasárselo a otros que no entienden.” He encontrado divertido
dejar que este tipo de orgullo ocurra, sin intentar oponerse, sino pensar, “Incluso este
sentimiento de importancia personal es por el beneficio de otros.”Piense esto una y otra
vez, y el orgullo, que en general sirve para esconder sus propias faltas, desaparece. La
importancia personal se convierte en hueca y desaparece. Cuando estaba traduciendo
para el Dalia Lama bajo las brillantes luces frente a grandes multitudes, me di cuenta
que la situación traía consigo un enorme aumento de la concentración –la comunicación
de su mensaje en aquel punto dependía de mi. Disfrute con el desafío, disfrute pasando
inadvertido pero efectivo, disfrute intentado haciendo que el trabajo pareciera sin
esfuerzo, disfrute el estado abierto de la mente que necesitaba para una memoria
adecuada cuando él hablaba por cinco minutos en tibetano sin interrupción, disfrute la
interacción con él cuando, escuchando mi inglés, repetía entonces algo en tibetano que
yo había olvidado. Pero me di cuenta que después de dejar el escenario, anhelaba estar
de regreso –las luces, la intensidad, la atención. Me di cuenta que estaba ocurriendo de
tal modo que deseaba “el escenario.” Recordé historias de actores que no podían
soportarse a si mismo excepto cuando estaban sobre el escenario y supe que debía
pensar en una manera de salirme de eso. Después de un tiempo, esto fue lo que me vino
a la mente: “Que estos sentimientos de intensidad, etc., sean para el beneficio de todos
aquellos que escuchan.” Pensé en esto una y otra vez, y funcionó. No estoy ansioso por
esa situación, pero lo logre no forzándome a no quererla, sino realizando que toda la
actividad era por el bienestar de otros y sintiéndome profundamente esta realización en
la imaginación –imaginando que poder entrando en los cuerpos y las mentes de la
audiencia. Cualquier tipo de orgullo puede ser manejado del mismo modo.
Hay muchas pequeñas cosas que podemos hacer por otros a lo largo del día.
Llevar un cojín a alguien de su grupo de meditación a quien le cuesta encontrar uno
donde sentarse. Las pequeñas acciones significar mucho para otros. Cuando Dalia Lama
visitó la Universidad de Iritis Colombia, tuvo un encuentro con el decano y un grupo de
profesores incluido un hombre mayor que había ido sólo para ese encuentro con Su
Santidad. Estaba sentándose. Cuando Su Santidad entraba en la habitación, trato de
levantarse, aunque Su Santidad no estaba muy cerca. El compañero, un hombre muy
mayor, flaco, estaba intentado ponerse de pie para mostrar su respeto. Todos vimos la
enorme dificultad que tenía para levantarse –parecía que iba a caerse- y lo sentimos en
nuestro corazón. Sin embargo, el único que se movió rápidamente para ayudarlo fue la
Dalia Lama, que lo sostuvo y lo ayudó a levantarse. Su Santidad no estaba tan lleno de
sí mismo como para pensar, “Estoy aquí para recibir esta gente.”
Así pues, son las pequeñas cosas las que cuentan al valorar a otros. Tomar una
decisión de mirar como podemos ayudar con mayor efectividad aquellos a nuestro
alrededor. Con esta motivación, sus actividades tienen una verdadera importancia que
no es egocéntrica. Es difícil decidir cuánto dar, cuánto tiempo dedicar a los otros, pero
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la motivación básica es suficientemente clara, y en si misma, en la vida cotidiana,
desenreda muchos problemas.
Una vez que un sentido de proximidad con los otros se ha formado, usted quiere
ayudarles. Una técnica que se dice ayuda a desarrollar la capacidad de beneficiar
efectivamente es visualizar ayudar a otros en su imaginación. En meditación, visualice
irradiando rayos de luz, ríos de ambrosia, desde su propio corazón. Los rayos
entran en las mentes y cuerpos de otros seres. Esta luz servicial, esta sustancia
benéfica, les influencia de tal modo a medida que penetra carne, sangre, huesos,
mente, etc. – fluyendo dentro del cuerpo y mente de la persona- que despeja
problemas y restaura el equilibrio.
Previamente, hemos estado meditando que todos los seres quieren felicidad y no
quieren sufrimiento. Ahora, en esta nueva fase de la meditación, comunicamos esta
realización: Imagine, pretenda, que esta ambrosia irradia desde su corazón hacia otros y
les permite reflexionar fácilmente en la igualdad de todos los seres en este sentido
básico y desarrollar un sentimiento de proximidad con todos los seres. Aunque esta
práctica no conferirá efectivamente estas habilidades en las personas que usted está
visualizando, esta mejorando el poder de su propia meditación llevando a otras personas
dentro de ella, y viéndolos meditar con el mismo propósito. A través de ello usted ayuda
a limpiar la atmósfera psíquica.
La luz es muchas veces descrita teniendo cinco colores –blanca, amarilla, azul,
verde y roja- pero esto puede ser demasiado como para imaginar. Comience la
meditación con una persona: Emita corrientes de luz desde su corazón, y mientras
la luz entra, pone el cuerpo de la persona en paz y afecta su mente de tal modo que
la persona tiene la habilidad de reflexionar en el hecho de que todos los seres
quieren felicidad y no quiere sufrimiento y que todos los seres han sido el mejor de
sus amigos en una vida pasada. Los rayos de luz le dan a la persona la habilidad de
desarrollar un sentimiento de proximidad con todos los seres.
Imaginando rayos de ambrosia corriendo desde su corazón hacia tantos seres
como usted puede imaginar –incluyendo animales, etc.- reconectamos con un
sentimiento de valoración de los otros; nos embebemos en una actitud de hacernos a
nosotros mismos fuente de ayuda para otros. Como dijo Nagarjuna en su Preciosa
Guirnalda, usando ejemplos de un tiempo anterior a que los bosques, etc. fueran objetos
restringidos:
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Me parece a mi que cuando Shantideva, el maestro Indio del siglo octavo
mencionado al comienzo del capítulo, dijo, “Pese a que los seres quieren felicidad,
corren hacia el sufrimiento,” nuestro apuro al sufrimiento viene de la decisión que no
necesitamos pensar acerca del hecho que otros quieren felicidad y no quieren
sufrimiento –que está bien mirar a otros como cosas para usar en el proceso de lograr
felicidad. Generalmente, lo que estamos tratando de ganar es más felicidad a través del
dinero, la amistad, la fama, los bienes materiales, el estatus social y el poder, pero la
manera en la que lo hacemos muchas veces socava nuestras oportunidades de logro en
un breve plazo. Además, esas actitudes vuelven sobre nosotros después –empezamos a
quejarnos acerca de las actitudes que tienen los otros hacia nosotros que son las mismas
que nosotros tuvimos anteriormente con ellos. También erramos gravemente cuando
equivocamos esas cosas que eran inicialmente vistas como medios para la felicidad
como la felicidad misma –más dinero en el banco se vuelve la meta.
¿Somos así de brutales? A veces la avaricia es incluso un credo conciente. Más a
menudo no crece hasta ese nivel pero es sin embargo nuestra orientación básica, y si
cavamos con la suficiente profundidad, encontramos que es nuestra idea básica. Es
ciertamente nuestra manera de actuar, y en el sistema budista la manera en la que
actuamos no surge sólo por instinto, sino por ideas fundamentales, como por ejemplo
“Yo primero”, que esta construido sobre fundaciones endebles que fracasan en la
realización que otros quieren felicidad y no quieren sufrimiento. Las ideas, no los
instintos crudos, están en la base de la mayoría de nuestros comportamientos.
La alegría es el deseo que los seres sensibles retengan cualquier felicidad que
ellos tengan, que tenga felicidad y liberación y nunca la pierdan. En meditación,
imagine gente reteniendo su felicidad, su riqueza, su apariencia, etc. Piense en
alguien que sea rico, y deléitese que él o ella tenga tanto dinero. O aplique la
meditación a otras situaciones –a gente que tenga compasión, gente que tenga
varias habilidades- deseando que retengan esos tesoros.
Muchas veces quedamos atrapados en la competitividad con otros. Incluso se no
es nuestro credo querer que otros caigan detrás nuestro o que tengamos que pisar a otras
personas, esto es –en efecto- lo que ocurre. Estamos compitiendo, y queremos ganar. En
la escuela de graduados, cuando estaba aprendiendo sánscrito, la mayoría en la clase lo
tomaba como un juego, porque la gramática es complicada, como el ajedrez. Nos
codeábamos uno al otro: “¡Ah, has fallado!”, y continuábamos. Teníamos una buena
relación, y si alguien diferente conseguía responder, nos sentíamos contentos, pero
había un estudiante llamado Johnson que tenía noventa y nueve o cien en algunas
pruebas, y el resto de nosotros nos marchitábamos en su presencia. Empezamos a sentir:
“Qué Jonson no lo haga bien,” inconcientemente imaginábamos que él se sentaría allí
como un estúpido; en nuestra imaginación el profesor preguntaría, “¿Cuál es el
acusativo dual de tal y cual? Y Johnson no lo sabría. Esto era con lo que estábamos
mezclando nuestras mentes; estábamos mezclando nuestras mentes con la estupidez.
Estábamos meditando en ello con respecto a alguien, pero eran nuestras mentes que
estaban mezclándose con ella. Estábamos destinados a volvernos más estúpidos al final.
Un día comprendí esto e hice un esfuerzo por alegrarme en la fortuna de Jonson de
hacerlo particularmente bien. Cuando se le hacía una pregunta en la clase,
concientemente deseaba que él supiera la respuesta inmediatamente –en mi imaginación
Johnson superaría a Johnson. ¡Increíble, eso si es rapidez! Después del examen final,
pregunté al profesor como lo había hecho yo y cómo lo había hecho Johnson. Me
sorprendió descubrir que lo había hecho mejor que Johnson e inmediatamente le
expresé mi simpatía, pero mi karma previo había sido tan mal que el profesor me miro a
los ojos y me dijo, “No trates de engañarme.”
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La alegría es lo opuesto a la envidia. Es una manera de darle la espalda al mero
servicio a su lado egoísta y valorar la multitud de los otros. Le hará una persona mucho
más feliz y fortalecerá su relación con aquellos que le rodean.
Tercer paso
Reflexión sobre la bondad de los otros.
Capítulo 10
Modos en los que los otros son buenos
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madres no nos abandonaron en algún momento de nuestra niñez. Su afirmación es
gráfica y buscaba sacudirnos.
A veces sentimos, “Mis padres copularon; me concibieron; ahora, ¡ Caray,
tendremos que cuidar de él! Es su problema que hayamos nacido; ¡Que nos cuiden! Y
sale la mano y ellos dan un poco de dinero. Pero esto no es suficiente; la mano sale
fuera otra vez. En la práctica budista, sin embargo, usted reflexiona que al final de la
vida previa su conciencia – conciencia del ojo, la lengua, la nariz, el cuerpo y la
conciencia mental- se recogen en el corazón. La conciencia puede dejar el cuerpo en
diversas maneras, preferentemente hacia arriba o frontalmente, y comienza a buscar,
para decirlo de algún modo, un lugar apropiado para el renacimiento. A causa de sus
propias predisposiciones quieren un lugar en particular, y porque nuestros padres
estaban copulando en ese momento, nosotros obtuvimos una vida humana que es
preciosa porque provee una oportunidad para la práctica. Esta es una perspectiva
provocativa del budismo. Desde esta perspectiva, somos afortunados si tenemos un
buen renacimiento y una buena madre. Ciertamente, la mayoría de nosotros fuimos
cuidados individualmente por nuestras madres, con la excepción de huérfanos y
personas cuidadas por alguien diferente.
Kensur Lekden dijo que somos como pulgas desprotegidas cuando nacemos.
Estamos simplemente, tendidos allí, y aunque deseamos movernos, incluso si tenemos
presencia mental de nuestra última vida, no podemos. Tenemos dificultades para
habituarnos a ese nuevo cuerpo. No está entrenado. Es como si alguien que ha
practicado carrera de obstáculos a los dieciocho volviera a intentarlo a los cuarenta y
ocho, con las rodillas y los tobillos craqueando. Del mismo modo, aunque teníamos un
cuerpo entrenado anteriormente, no podemos utilizar este nuevo sin entrenar. Su madre
lo alimenta; cambia los pañales; tiene que hacer todo por usted. Más tarde, mientras le
sostiene en sus brazos, usted pone sus dedos sobre su nariz, y ella dice, “Nariz.” Busca
sus cejas y le mete su dedo en su ojo, y ella dice, “Ojo.” Pone su dedo en un diente en
su boca, y ella dice, “Diente.” Porque hace esto un día tras otro, usted finalmente
aprende a hablar. Su lenguaje esta construido a partir de su bondad. Pocas veces lo hace
mecánicamente; es increíble. Si su propia compasión se volverá profunda y fuerte,
ayudará despertar y recordad vívidamente la fuerte relación que tenía al comienzo de
esta vida con su madre. Tomándola finalmente como modelo del amigo amable y
aplicando su conocimiento íntimo de su proximidad a todos los seres sensibles, los
elementos de egocentrismo gradualmente se derrumbarán. Acostumbramos a sentir
apego hacia ciertas personas y no hacia otras, pero cuando aplicamos este fuerte
sentimiento a todos los seres sensibles, el apego desaparece.
En el paso anterior usted reconoció que a todos los seres sensibles como madres,
habiendo ellos sido su madre por lo menos en una vida anterior. Trabajando en ello,
aquí en la meditación usted reconoce que todos esos seres han hecho todas estas cosas
por usted. Tiene que ser conciente de su bondad. Llene su mente con su bondad;
vuélvase atento a ello. Ser conciente significa también, no olvidarse.
Luego, cuando usted reconoce cuan bueno ha sido alguien con usted, está
utilizando una actitud mundana ordinaria para ayudarlo a contener sus respuestas de
odio. Por ejemplo, si alguien me concedió una beca con un cheque en blanco para
formar un grupo de traductores de pensamiento tibetano, estaría más que agradecido por
ello. Ahora, si la persona que me dio el dinero viene un día y me causa dificultades,
sentiré algún modo de contención a causa de mi reflexión acerca de la bondad de la
persona. Intentaré otros medios para trabajar con la persona. Cuando usted reflexiona
cuan bondadosa ha sido cada persona, hay esa contención hasta el punto, créalo o no,
que los budistas entrenados mirarán una mosca volando o una hormiga caminando a
54
través de la mesa y pensarán, “Este es alguien que me tuvo en su útero en una vida
anterior, que cuidó de mi.”
Si observa como las madres toman precauciones por sus hijos en el útero, esta
claro que hacen mucho para ayudar. Comen alimentos nutritivos y evitan substancias
dañinas como el café, el alcohol, nicotina y drogas. Si reflexiona cómo esa madre cuida
del niño en el útero y extiende esta reflexión a todos los seres sensibles, pienso que a
causa de que su campo de conciencia no es más sólo unos pocos seres sensibles sino
que gradualmente se ha expandido más y más, puede reflexionar en la bondad de su
madre sin hacerlo únicamente porque le ha ayudado a usted.
Comience con el amigo número uno y genere un sentimiento que esta persona
en una vida anterior es alguien a quien usted abrazaba por las rodillas como lo
haría con sus padres. En mi caso, es mi amigo en Canadá; me agarraba a sus rodillas
con gran felicidad. Luego muévase de un amigo a otro y también a personas
neutrales.
Puede encontrar impactante que una persona neutral sea alguien hacia quien, en
una vida anterior, corría siendo un niño pequeño y con quien sentía una gran
comodidad. Una linda sorpresa, y esto abre su corazón. Los enemigos son más difíciles,
porque estamos tan comprometidos con mantener distancia, pero cuando usted tenga
éxito con personas neutrales, muévase a los enemigos menores y luego hacia los
grandes enemigos.
Puede encontrar que es difícil generar el mismo grado de sentimiento con los
amigos menores sólo porque es difícil imaginar aproximándose y haciendo de consuelo
–no es su estilo, no es lo que hacen. Es difícil imaginar el hombre en el aserradero
aproximándose a través del mostrador y consolándole, pero en una vida anterior, cuando
el hombre del mostrador del aserradero fue su madre o su padre, y usted era un pequeño
niño, la situación fue diferente. Aún así, la situación actual puede parecer tan helada que
parezca imposible que hubiera sido de ese modo; puede que sólo sea que huele tan
diferente, comparado con mamá.
O, si usted se aparta demasiado pronto para considerar un enemigo, puede que
sienta que es muy difícil confiar en esa persona en la manera en la que un niño lo hace
cuando agarra a su mamá alrededor de las rodillas. En este punto puede apreciar la
revolución mental que debe ocurrir antes que usted pueda soltarse de tal modo que
pueda pensar con sentimiento, “Es razonable que cientos de vidas atrás, si esta persona
fue mi madre, fuera tan buena como mi madre.” No queremos abandonar nuestra
fijación con el sentimiento de enemigo –es como si la persona siempre hubiera sido
“enemiga”; pero esto no es razonable.
Como antes, vaya a través de su vida, recordando gente, pero esta vez extienda
una cálida apreciación por la bondad que han tenido. Regresar de este modo a través de
su vida le ayudará a despertar la memoria. Gradualmente, puede recordarse gateando y
experiencias como agarrarse a su madre –por ejemplo, recuerdo claramente que cuando
mi madre me alzaba en brazos cuando bebe, solía jugar con un ágata al final de la
cremallera en lo alto de su vestido. Teníamos un tipo de mente diferente entonces.
Decimos, “Nacimos en tal y cual fecha,” pero no recordamos nuestro nacimiento.
Decimos, “Viví en tal ciudad por cinco años”, pero no recordamos nada acerca de ello.
Una razón puede ser que nos aferramos a los pensamientos que no queremos recordar,
los malos pensamientos sobre las personas. Desarrollando este sentido de proximidad
apreciativa con la gente desde su niñez, puede comenzar a soltar el aferramiento de
algunos de esos sentimientos enterrados –y pueden comenzar a soltar el aferramiento
que ellos tienen sobre usted.
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Repetimos: Comience con los mejores de sus amigos y desarrolle apreciación
de su bondad como si ellos fueran su madre. Luego muévase a los amigos menores
y luego a personas neutrales. Luego, a todos los grados de enemigos.
Del mismo modo que hay dos maneras de generar un sentido de ecuanimidad –
uno reconociendo las aspiraciones comunes a la felicidad y a deshacerse del sufrimiento
y el otro reconociendo las implicaciones del renacimiento en términos de las relaciones
en el transcurso de las vidas- hay también dos técnicas para generar un sentido de la
bondad de los otros. Uno, como hemos explicado, es reflexionar en la bondad de otros
hacia usted en vidas pasadas. El otro es: En meditación, reflexione en el valor de los
muchos bienes y servicios que otros proveen. En este último caso, la apreciación de
bondad no está basada tanto en la motivación sino que se valora lo que se provee –
por ejemplo, la trama de gente que nos presenta con un supermercado con todas
las mercancías que podemos comprar y llevar a casa. Considere al camionero que
lleva los artículos al supermercado –la “bondad” del camionero. El camionero
puede no verlo de este modo, pero provee; por tanto, esta clase de apreciación significa
valorar algo, más allá de la motivación. Valoro mi reloj, pero este no tiene ninguna
motivación por ayudarme –es pura apreciación.
Cuando usted piensa en ello de este modo, esta trama de gente involucrada en la
provisión de un vaso con agua, toda la gente que esta involucrada, ¡Wow! Estos son los
tipos de pensamiento que llevan al Dalai Lama a decir, “Bondad es sociedad.” Sin una
motivación buena, no hay sociedad, pero sin el reconocimiento de este otro tipo de
bondad, tampoco hay sociedad. Usted tiene una persona frente a otra luchando por la
última línea, pensando sólo en él o ella misma, intentando superarse el uno al otro con
el propósito de estafarse uno al otro. Necesitamos trabajar en este tipo de apreciación; la
sociedad será más sana, nosotros seremos más sanos, reconoceremos la verdad de esta
vasta red de la cual dependemos, en la cual estamos arraigados. Tomaremos más
responsabilidad los unos por los otros, deteniéndonos, por ejemplo, en tratar de crear
demandas de consumo por un producto que es en realidad peligroso. Descubriremos una
ética del comercio.
Una lama tibetano que nos visitó en Virginia hizo una observación intrigante
acerca de las personas en sociedades ricas. Dijo que cuando usted es una persona
acomodada, usted sabe de donde dónde viene su próxima comida, usted sabe donde
estará su techo esta noche, donde estará su cama. Si no encuentra una buena habitación
de hotel en algún lugar, ¡Puede volver a casa! Usted tiene una casa –no es una muy linda
casa, pero esta bien. Y el refrigerador está lleno, y su cama es dura, de la manera que a
usted le gusta. Cuando usted es una persona acomodada, parece como si no dependiera
demasiado de otras personas. No tiene que salir a la calle a mendigar. Cuando usted
mendiga, usted es dependiente. Si no tiene un techo sobre su cabeza, tiene que buscar
por uno. Usted dependen de alguien que se lo de.
Por lo tanto, el acomodado tiene un falso sentido de independencia. Un falso
sentido de independencia. ¿Por qué? Porque todos los éxitos de su vida dependen de
otros. Todos ellos. Su dinero depende de otros. Imagine la trama que le permite hacer el
dinero que tiene. La trama que puso mi casa. La trama que me permite tener agua
cuando hago girar el grifo en mi cocina. Es todo directamente en dependencia de otros.
Pero como soy una persona acomodada, tengo un falso sentido de independencia mayor
que el de la gente que no es acomodada. Y como dijo el lama tibetano, una vez que
usted tiene ese fuerte sentido de autosuficiencia, usted tiene más autocomplacencia.
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Y luego, la verdadera bomba fue que dijera que ¡con mayor autocomplacencia
usted tiene mayor autocompasión! Fue como haber sido golpeado en el pecho con un
ariete. Con más autocomplacencia hay más autocompasión: “Todas las cosas terribles
que me están pasando. Esto está mal, y esto esta mal, y no tengo esto, y no tengo
aquello.” Cuanta mayor independencia usted tiene, más fácilmente acaba auto
compadeciéndose acerca de lo que no tiene. Muy interesante. “Esto está yendo mal y
aquello está yendo mal. Esa persona esta en mi contra y esa persona esta en mi contra.
El mundo esta en mi contra. No parece que pueda avanzar. Bla bla bla bla.” Mientras
que si usted es pobre, si usted está luchando, esa es la situación en la que se encuentra, y
usted es astuto acerca de cómo lidiar con ello. No se está lamentando demasiado acerca
de lo que no tiene. Es simplemente la condición en la que se encuentra.
Por tanto, para superar este falso sentido de independencia necesitamos
reflexionar en cuan dependientes somos. Cómo mi situación de tener una casa y unos
bellos acres de tierra fuera en las Montañas Azules, cómo he podido instalarme y
organizarme, depende de todos.
Hace algunos años, cuando el Dalai Lama esta dando conferencia en Santa
Bárbara en el Gimnasio Universitario, había una gran multitud. Estaba hablando en
inglés acerca de cómo su fama dependía de los periódicos y los reporteros de televisión.
¡No era dueño siquiera de su fama! Es verdad, la fama surge en dependencia de otra
gente; alguien tiene que pensar, “¡Wow!”
PASO CUATRO
Devolver bondad
Capítulo 11
Responder en sus propios términos
¿Cuál cree usted que será el mayor obstáculo en el reconocimiento que cada
persona individual ha sido buena con usted? En mi caso, temía tener que devolver esa
bondad, porque entonces estaría bajo el control de esa gente. No quería hacer lo que mis
padres querían que hiciese, aunque me dieron mucha cuerda –dejé el colegio después de
mi primer año, fui a los bosques de Vermont, fui a Tahití, sólo con el dinero que hubiera
ganado. No encajaba dentro de la comunidad de clase media alta donde vivía. No quería
su control; el estilo de vida al que me empujaban me era completamente indiferente. Por
ello, rechacé el reconocimiento de su bondad.
Sin embargo, asumir una deuda con respecto a todos los seres sensibles difiere
enormemente con tener una deuda en relación a unos pocos. En esta meditación, usted
comienza con amigos, luego personas neutrales, y luego enemigos y contempla:
“Devolveré la deuda de bondad que tengo con esta persona ayudándole a lograr
felicidad.” Es fácil determinar que la respuesta a la bondad de todos los seres sensibles
no puede ser hacer todo lo que ellos quieran, porque, con muchas personas ocurre que lo
que ellos quieren de usted contrariaría su propósito. Usted no puede incluso hacer todo
lo que su madre d esta vida quiere que usted haga, aun cuando sabe que sus consejos
son, en su mayor parte, motivados por la bondad. Si, como yo, usted se va a la India o al
Tibet, todo el viaje es una época de preocupaciones para ella –disentería, problemas en
el hígado o en los riñones; estoy seguro ella puede imaginar muchas cosas que no podría
yo siquiera pensar.
“¿Por qué no llevas algunas píldoras para la disentería contigo?”
Tiene sentido.
“¿Por qué no llevas algunas píldoras para purificar el agua?”
57
Tiene sentido.
“¿Por qué no llevas un termo grande? Podrías usarlo para poner agua dentro.”
“Llevaré un pequeño termo.”
“No, necesitas uno grande. ¿Qué harás si viajas en el tren y tiene una avería?
¿Qué haré? No lo sé. Pero ¿Cuánto puedo cargar? Reconocer sus preocupaciones
como bondad no significa necesariamente que tenga que cargar el termo grande.
Aquellos que nos ayudan –nuestros padres, por ejemplo- muchas veces tienen
poder sobre nosotros por esas mismas razones: “Has lo que digo porque te he ayudado.”
Por lo tanto, para algunos, se convierte casi en un hábito mental rechazar el
reconocimiento de aquellos que nos han ayudado, porque de otro modo conseguirían
algún poder sobre nosotros. Aún así, sabemos que debemos devolver sus muchas
bondades. Esta es una razón por la que la práctica de reflexión, “Esta persona me ha
ayudado en muchas formas íntimas y por ello debo hacer algo para devolvérselo,” llega
a ser incómodo, pero cuando se extiende a más y más seres, debemos encontrar una
manera de intentar devolver su bondad sin caer bajo su influencia equivocada. La
influencia de un amigo, de aquel que ha ayudado, a veces no es saludable. Por ejemplo,
si usted decide que estas prácticas de altruismo son provechosas, puede encontrar
oposición de aquellos que le han ayudado, y usted puede encontrar que lo que ellos
quieren que haga no es apropiado. No tiene que cambiar a esta gente; ellos tendrán su
propio tiempo para cambiar. Pero no hay necesidad de cambiar su estilo de
comportamiento sólo porque alguien que le ha ayudado le demanda que haga esto o
aquello. Alguien que sabe que se debe hacer, cuya decisión es lo suficientemente fuerte,
puede buscar devolver la bondad de los otros y no necesariamente tiene que hacer lo
que ellos digan. Esta persona es inusualmente fuerte.
Todos los seres sensibles han sido nuestras madres. Aún así, uno no puede hacer
todo lo que los seres sensibles quieren. Hay tantos, y quieren tantas cosas
contradictorias. Además, para satisfacer lo que ellos quieren temporalmente puede que
no sea la mejor manera de ayudarles. La mejor de todas las maneras de devolver su
bondad es ayudándoles a liberarse de todo sufrimiento y asistirles en el proceso de logar
liberarse de la existencia cíclica y logrando el gozo del estado de Buda. Es importante
comprender aquí, en este estadio de desarrollo de la intención de devolver la bondad
que los otros han mostrado, que reconocer una deuda no significa que usted debe hacer
lo que ellos digan. De otro modo, usted podría contenerse de la verdad de su atento
cuidado.
Una vez que usted es íntimo con todos los seres sensibles, ¿Cómo puede soportar
verlos sufrir? Como el difunto Kensur Lekden dijo en su manera a menudo cruda y
discordante, si usted viera que su madre ha caído en un pozo y se ha roto la pierna y
usted no le ayuda a salir fuera del pozo, ¿Quién lo haría? ¿Se quedaría de pie junto al
pozo, mirando hacia abajo, hacia su propia madre diciendo, “OH, se ha roto la pierna” y
continuaría su camino? Si su propio hijo o hija le hace eso, ¿Quién puede ayudarla?
Usted saltaría dentro y la sacaría de inmediato.
Este tipo de disposición a responder es lo que este ejercicio de desarrollo del
deseo de devolver la bondad de los otros esta dirigido a generar. En efecto, cuando
usted desarrolla la intención de devolver la bondad a ese vasto número de personas, es
como si usted estuviera bajo el control de todos ellos. En tibetano, la noción de estar
bajo el control de otros es reencuadrado, sólo un poco, para que tenga un significado
positivo en el contexto de la compasión; se dice caer bajo el control de la influencia de
la compasión. La compasión puede parecer débil, pero yo estaba en una posición de
debilidad al no reconocer la bondad de mis padres. Con el reconocimiento de la deuda
de bondad hacia ellos y otros y el reconocimiento que no podría hacer todo lo que todos
ellos quisieran que hiciera, yo mismo tengo que decidir como devolver a todos la deuda.
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Esta realización puede abrir la posibilidad de un más poderoso reconocimiento de la
similitud de otros, de la proximidad con los otros, y con ello surge la fortaleza. Esta
clase de deuda trae consigo fortaleza, no debilidad. Por ello, la gente que se siente
deudora de todos los seres sensibles es, en un sentido, bajo su influencia, están
comprometidos a su bienestar, pero ellos logran más libertad a través de su actitud.
Usted es débil si no puede sentir esta dependencia, si tiene miedo de ella.
Déjeme que le cuenta una historia acerca de mi ciudad natal, un incidente que
involucraba a un chico homosexual que escuché algunos años después que dejé la
ciudad. El chico tenía el pelo largo, y un jugador de fútbol le dio una paliza, golpeando
su cabeza repetidamente contra una pared de piedra. ¡La madre del chico homosexual
llamo a la madre del jugador de fútbol y le pidió disculpas por su propio hijo! ¿Cómo
puedo desear devolver su verdadera bondad hacia mi cuando ella era mi amiga en una
vida pasada si pienso que tengo que cumplir con su deformada actitud que cegó su amor
por su hijo? ¡No sería posible hacerlo! Sin embargo, este no es el punto. Su cuidado
pasado por mi no requiere que yo afirme todas sus actitudes presentes. Tengo que tomar
mis propias decisiones sobre cómo responder a sus bondades anteriores; ajustarse a su
rigidez y ceguera actual no le ayudaría a nadie. Podría comenzar deseando que ella
genere la realización que su hijo quiere felicidad y no quiere sufrimiento. No es fácil
responder tan sensiblemente a una ignorancia tan cruel.
Muchas veces pensamos en la simpatía como un don, o bien un don que viene
directamente de los genes o de algo que la persona trae consigo de vidas anteriores.
Puede que este sea el caso algunas veces, pero he descubierto que entre los maestros
tibetanos, este “don” de la simpatía es una cuestión de comprometerse en esta clase de
práctica pacientemente, durante un largo período de tiempo. Llevándola al corazón. No
dejando que se escape como una de esas enseñanzas repetidas de memoria. Estar
dispuesto a continuar trabajando en ella y enfrentando las dificultades, como cuando
encontramos vagabundos, o la persona de la calle, o la persona que se sienta junto a
usted. Pero el truco es comenzar con la gente con quien es fácil lograrlo. Sea listo a la
hora de ir construyendo la experiencia con personas fáciles. Puede que piense que esta
intentando evitar las más difíciles. Pero en realidad esta construyendo la experiencia de
tal modo que tenga alguna fuerza mental, para que cuando se encuentre con los más
difíciles, tenga la oportunidad de hacer algún progreso y no sea abofeteado por sus
emociones habituales, pensando: “No puedo hacer esto. No soy yo.” ¿Quién soy yo? Lo
que soy yo es sólo a lo que me he habituado durante mucho tiempo.
Paso cinco
Amor
Capítulo 12
Meditar en el amor.
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El amor por personas cercanas y el amor espiritual no son completamente
diferentes, pero el amor espiritual esta libre de partidismo y parcialidad siendo dirigido
a todos los seres sensibles. Comúnmente, el amor parcial que sentimos hacia personas
particulares –que es a menudo construido sólo sobre el hecho de que la otra persona nos
produce placer- fácilmente se vuelve consternación o se transforma en odio cuando la
persona no proveer el placer habitual. Hacen erupción amargas discusiones, pero
incluso estas pueden volver a convertirse en amor cariñoso cuando las reciprocidades
placenteras de la relación se restituyen.
La meditación en el amor espiritual, sin embargo, es espectacularmente diferente
en el sentido que su campo tiene que ser extendido hacia los seres de todo tipo. Para
lograr esto, la generación del amor en la práctica meditativa tiene que comenzar con
personas específicas considerando individualmente toda la gente que ha estado
recordando en los ejercicios precedentes y cualquier otra nueva que pueda surgir en su
mente. Comience con los amigos, porque ellos son fáciles de amar; luego pase a las
personas hacia quienes usted es neutral y finalmente a los enemigos.
En meditación, imagine a su mejor amigo y piense: “¡Que bueno sería si esta
persona tuviera felicidad y las causas de la felicidad!” Esta actitud es fácil de sentir
con respecto a su mejor amigo porque usted ya esta interesado en los sentimientos de
esa persona. Luego, usando esa persona y el sentimiento generado como modelo,
pase al siguiente nivel de amigo: “¡Que bueno sería si esta persona tuviera felicidad
y las causas de la felicidad!” Probablemente no lo sienta tan intensamente, pero puede
causar que la intensidad del deseo que esa persona tenga felicidad y las causas de la
felicidad se incremente a través de un procedimiento en tres pasos: Reflexione sobre
(1) Cómo esa persona, igual que su mejor amigo, también quiere felicidad y no
quiere sufrimiento; (2) Como esa persona, en el transcurso de sus vidas, ha
manifestado gran bondad; y (3) El hecho de que usted desea devolver esa bondad.
Intente superponer la imagen de su mejor amigo sobre este amigo, destacando uno
y luego el otro, una y otra vez, hasta que la intensidad de su deseo se incremente.
Continúe este ejercicio con cada uno de sus amigos.
Luego pase a la persona neutral: “¡Que bueno sería si esta persona en la caja
del supermercado tuviera felicidad y las causas de la felicidad!” Puede ser
verdaderamente sorprendente ver como su actitud cambia desde una negligencia
indiferente a un fuerte sentido de la humanidad de la persona. Practique con muchas,
muchas personas neutrales individualmente hasta que logre experiencia con el
proceso. Es de lo más animado, despejar nubes de desconexión, confusión y
egocentrismo.
Con esta experiencia, puede pasar a los varios niveles de enemigos,
comenzando con el menor. Practique hasta que sienta este deseo tan fuertemente
como lo siente con su mejor amigo. Al principio usted repetirá únicamente las
palabras, pero el sentimiento se desarrollará: “¡Que bueno sería si esta persona
tuviera felicidad y las causas de la felicidad!” Trabájelo gradualmente. Una
meditación frecuente disolverá capas de recalcitrante mala voluntad. Finalmente, la
intención de alguien de dañarlo no servirá como una razón para odiarle.
Causas de felicidad
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evitarse adoptarse
Matar Abstenerse de matar, preservar la
vida
Robar
Abstenerse de robar, ser generoso
Mala conducta sexual con sus recursos
Abstenerse de conductas sexuales
violentas e hirientes, promover buenas
relaciones.
Tres vicios verbales que deben Tres virtudes verbales que deben
evitarse adoptarse
Mentir Abstenerse de mentir, y decir la
verdad
Palabras divisivas
Abstenerse de utilizar palabras
Lenguaje crudo divisivas, y promover armonía
Abstenerse de utilizar un lenguaje
Parlotear sin sentido crudo, y hablar amorosamente
Abstenerse de parlotear sin sentido,
hablar con propósito.
Tres vicios mentales que deben Tres virtudes mentales que deben
evitarse adoptarse
Codicia ilegítima Abstenerse de codicia ilegítima, y
cultivar alegría en la prosperidad ajena.
Intención dañina Abstenerse de intenciones dañinas, y
cultivar actitudes serviciales
Concepciones erróneas Abstenerse de concepciones
erróneas, y aprender visiones correctas
Por extensión, las virtudes son también las predisposiciones que estas actividades
establecen en la mente.
Las diez virtudes están fundadas en el interés por los otros. Como dice
frecuentemente el Dalai Lama, “La ética Budista puede ser condensada en dos
afirmaciones: Si es usted capaz de ayudar a otros, hágalo; si no es capaz de ayudar, al
menos no les dañe.” Estas dos son los principios guía, y una manera poderosa de
interiorizar estos principios y las diez virtudes que fluyen desde ellos es cultivar
compasión a través de los pasos que son explicados aquí.
El cultivo de la realización de la ecuanimidad –la similitud de uno mismo y otros
en querer placer y no querer dolor- debilita los impulsos a matar, robar, o involucrarse
en una sexualidad coercitiva. Cultivando conocimiento de la proximidad de los otros en
el transcurso de las vidas y el deseo de devolver su bondad debilita el empuje del
engaño, las palabras divisivas, los gritos crueles o el mero hacer ruido o el sinsentido.
Cultivando alegría en las cualidades favorables de los otros –su juventud, belleza,
riqueza o fama- alivia las punzadas de celos deseando que pierdan lo que tienen y
queriéndolo para usted mismo. Cultivando un deseo de la felicidad de los otros y las
causas de felicidad lo contiene en una desviación a querer su daño. Desarrollando
sabiduría (que se explicará en los capítulos subsecuentes sobre la compasión)
lentamente debilita las perspectivas distorsionadas. Por lo tanto, las prácticas en las que
consiste el desarrollo de la compasión finalmente hacen de las diez virtudes reflejos
naturales y producen verdadera felicidad.
61
Si una persona tiene esas causas de felicidad, puede estar feliz, mientras que si
ella esta experimentando felicidad sólo por el momento, sólo gozando de los frutos de
causas previas, como es el caso cuando compramos con un cheque, su situación
fácilmente se transforma en dolor y tristeza. Por lo tanto, el amor no es sólo el deseo
que otros tengan felicidad; el deseo debe también incluir que otros tengan la causa de la
felicidad –las diez virtudes.
Los textos budistas hablan de tres niveles de amor. El primero es el que ha sido
descrito al comienzo del capítulo: “¡Que bueno sería si esta persona tuviera felicidad
y las causas de la felicidad!” El siguiente nivel de amor es más poderoso: “¡Que esta
persona tenga felicidad y las causas de la felicidad!” La fuerza del pensamiento es
mayor porque no esta articulada en el hipotético “Si”, sino en la forma de un intención o
deseo para el futuro. Este segundo nivel de amor se medita en la misma forma que el
primer nivel, comenzando con su mejor amigo, luego amigos menores, luego
personas neutrales, luego enemigos menores y finalmente los mayores enemigos,
pero con la actitud sentida: “¡Que esta persona tenga felicidad y las causas de la
felicidad!” Es mentalmente más activa, en cierto sentido proyecta su deseo en medio de
las tramas del mundo social.
El segundo nivel no puede ser practicado sólo como una repetición de memoria
del primero con un pequeño cambio en las palabras. Por el contrario, se necesita
meditación analítica; necesita reflexionar nuevamente sobre:
Reestableciendo el análisis previo, usted eleva su estado mental para que el deseo,
“Que esta persona tenga felicidad y las causas de la felicidad,” tenga una fuerza
particular. Una vez que esa fuerza ha sido alcanzada, permanezca con esa actitud en
meditación –sintiéndola, dejando que se sumerja a través de su conciencia. No se mueva
inmediatamente al próximo paso; esta es llamada estabilización meditativa, porque
usted esta estabilizándose en el estado que ha sido producido.
El procedimiento de la meditación analítica es moverse a través de una serie de
reflexiones con el propósito de elevar la percepción y el sentimiento, pero una vez que
la percepción y el sentimiento han sido logrados, manténgase en ese nivel. Puede llegar
a ser tan poderoso que le lleve a pensar que durará para siempre, pero no lo hará; usted
no ha logrado aún el nivel en el que la estabilización meditativa se alimenta de la
estabilización meditativa –usted esta recibiendo únicamente un prueba de este
beneficioso y elevado estado. Por tanto, permanezca con el estado en la estabilización
meditativa, y en cuanto se debilite, regrese a la meditación analítica para restaurarla e
intensificarla, y luego regrese a la estabilización meditativa. Esta es la manera de lograr
y retener el impacto de la comprensión meditativa.
El tercer nivel de amor es inusual; es la actitud: “Causaré que esta persona
tenga felicidad y las causas de la felicidad.” Es practicada como las anteriores,
comenzando con el mejor amigo, luego los amigos menores, pasando luego a las
62
personas neutrales, enemigos menores y finalmente considerando a los grandes
enemigos. Utilizando todas las técnicas que ha desarrollado en la practica de la
meditación –que van desde la superación de la pereza a través de la reflexión en las
ventajas de una mente concentrada hasta la alternancia entre la meditación analítica y la
estabilización- comience nuevamente el proceso de realzar el amor. Esta vez usted esta
realizando el desacostumbra paso de comprometerse usted mismo con el desgarrador
viaje de cada persona a su verdadera felicidad – a llevar felicidad a otros no importa
cuántos eones pueda llevarle. Esto es verdadero heroísmo.
Durante mi primer año en la escuela de graduados de Wisconsin, donde fui
después de cinco años en el monasterio tibetano y mongol en New Jersey, un profesor
de psiquiatría que había escuchado que estaba allí, me llamo, preguntando si podía pasar
por su oficina a hablar acerca de aprender cómo meditar. Tuvimos una relación
amigable desde el comienzo. “¿Cuánto cobra usted por ello? Me pregunto. Le respondí,
“¿Cuánto le cobra usted a sus pacientes?” Ese es el precio.” Me lo dijo, y comenzamos a
encontrarnos una vez a la semana. Pero cuando llego la hora de explicar el tipo de
meditación que estaríamos haciendo, decidí inmediatamente que sería mejor no explicar
que estábamos intentando hacernos tan próximos y responsables de los otros que
buscaríamos la iluminación con el propósito de liberar a todos de su sufrimiento y las
causas de sufrimiento y reunir a todos con la felicidad y las causas de la felicidad. Por lo
tanto, sugerí que en vez de hablar acerca del camino, lo tomáramos. Nos sentamos de
inmediato en el suelo de su oficina, imaginando individuos que conocíamos, y
comenzamos el primer ejercicio de la ecuanimidad, “Del mismo modo que yo quiero…”
Compartíamos nuestra experiencia y pasábamos a la siguiente meditación. Después de
varias semanas, me dijo, “Pienso que deberíamos probablemente reducir el número de
encuentros.” Sabiendo que las personas en terapia usualmente hacen este movimiento
cuando están a punto de avanzar, inmediatamente contrarreste, “hagámoslo dos veces a
la semana.” Durante el transcurso del año tuvimos un tiempo maravilloso yendo al
fondo de nuestros sentimientos sobre los personajes asignados en nuestras vidas y
moviéndonos hacia delante en los ejercicios. Al final, estábamos sentados allí en el
suelo de su oficina cultivando el compromiso de reunir a todos con felicidad y liberar a
todos del sufrimiento. Estábamos deslumbrados.
Los mayores problemas para el desarrollo del amor son nuestros enemigos, los
bloqueos más rígidos para volverse imparcial. Sentimos que los enemigos deben ser
evitados como detrimentos a la felicidad. Sin embargo, el Dalai Lama dice
repetidamente que los enemigos deben ser valorados porque proveen con situaciones
para avanzar. No tienen ninguna motivación a ayudarnos a avanzar, pero proporcionan
esa situación. Hay toda clase de cosas que no tienen ninguna motivación a ayudar pero
nos proveen valiosas oportunidades. Por ejemplo, un granjero tiene un campo que tiene
una tierra rica y produce bien; el campo no tiene una motivación para ayudar, pero el
granjero la valora. Valoro mi reloj; lo cuido.
El Dalai Lama, hablando desde su propia experiencia, presenta una perspectiva
interesante para revalorar a los enemigos. Durante una gira de conferencias, desarrolla
un argumento de este tipo, “Sólo con respecto a otros seres sensibles puede uno
practicar paciencia, y si nadie se enoja con usted, ¿Cómo puede uno practicar la
paciencia? Por lo tanto, los enemigos son valiosos.”
Las dificultades en nuestras vidas nos proveen oportunidades para la práctica del
amor –para darnos una evaluación realista de cuan cerca o lejos estamos del amor
universal. ¿Cómo sabremos cuan profunda es nuestra práctica si no es confrontando
63
esas situaciones? Proveen un vislumbre en nuestro propio carácter para revelar cuan
superficial ha sido nuestra práctica hasta ahora, y de ese modo destacando
oportunidades para profundizar su aplicación.
El gran erudito y yogui indio Nagarjuna dio consejo acerca de los enemigos que al
principio parece solapado. Dijo que para superar a un enemigo, usted debe cultivar sus
propias cualidades de tal modo que su enemigo se enfade:
Cuando era un niño, mi hermano mayor –doce años mayor que yo- tenía una
variedad de métodos para torturarme. Una vez vino a mi habitación en la mañana y,
después de hacerme cosquillas hasta desconcharme que hacía que me refugiara bajo las
mantas, me asfixiaba con esas mismas mantas hasta hacerme saltar las lágrimas. Otra
vez fue cuando estaba bajando por las escaleras delanteras: la suela de mis zapatos
estaba hecha de una piel suave de tal modo, pequeño como yo era, encontraba difícil
controlar los pasos en la madera resbaladiza. La verja, sin embargo, se extendían hasta
el pasamanos, que era demasiado alto para que yo pudiera alcanzarlo, por lo tanto, me
agarraba a cada uno de las rejas y me movía escalón a escalón. Mi hermano vino desde
la sala hasta el pie de la escalera y murmuró un insulto acerca de cualquiera que tuviera
que agarrarse a la verja. La solté y caí por las escaleras. En mi propia terquedad por
miedo a que me reprendiera, hice esto muchas, muchas veces. Me detendré aquí en el
64
recuento de las torturas. Pero muchos años más tarde, después que me volví fuerte y ágil
en la escuela preparatoria luchando, cuando estábamos fuera un día, los dos
comprendimos que era yo el fuerte ahora, y él se escapo corriendo. Lo alcance; dejó los
brazos a un lado y se movió invitándome a que lo golpeara. Comencé a levantar mi
brazo, pero me detuve –cuando la oportunidad llego, no quería devolvérselo.
Paso seis
Compasión
Capítulo 13
Perspectiva sobre la compasión
La compasión es el deseo sentido que todos los seres estén libres de sufrimiento y
las causas del sufrimiento. El erudito y yogui indio Chandrakirti, una de las fuentes más
renombradas de la práctica budista en Tiber, elogió la importancia de la compasión a
través de la práctica espiritual:
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Sólo la misericordia es vista como la semilla
De la rica cosecha del Conquistador,
Como agua para su desarrollo,
Y como el estado maduro de largo goce.
Por lo tanto, al comienzo elogio la compasión.
Tipos de compasión
Hay tres tipos de compasión. La primera es la compasión que observa a todos los
seres sufriendo, caracterizados por el sufrimiento de la miseria, el sufrimiento de la
variabilidad y el sufrimiento de estar atrapados en el proceso de el condicionamiento
contaminado. La segunda es la compasión que observa seres evanescentes,
caracterizados por la transitoriedad y la insustancialidad. La tercera es la compasión que
observa a los seres vacíos, caracterizados por no tener ningún signo aprehensible de
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existencia inherente. El ejemplo utilizado para los seres caracterizados por el
sufrimiento es un cubo en un pozo, atado a una rueda o un cabestrante. El ejemplo
utilizado para los seres caracterizados por la transitoriedad es el reflejo de la luna en el
agua ondulada. El ejemplo utilizado para los seres caracterizados por no tener ningún
signo aprehensible de existencia inherente es el reflejo de la luna en el agua clara.
Hay también tres formas de la compasión de acuerdo al aspecto subjetivo –qué es
lo que la conciencia misma de la compasión está haciendo. La primera es la perspectiva,
“¡Que bueno sería si todos los seres estuvieran libres del sufrimiento y las causas del
sufrimiento!” La segunda es la perspectiva, “¡Que estén libres del sufrimiento y las
causas del sufrimiento!” La tercera es la perspectiva, “Los liberaré del sufrimiento y las
causas del sufrimiento.”
Capítulo 14
La compasión que observa seres sufrientes
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Homenaje a la compasión hacia los seres que transmigran
Impotentes como un cubo que viaje en un pozo
A través de la inicial adherencia a su mismidad, “yo,”
Y luego generando apego por las cosas, “Esto es mío.”
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voluntad con la que puede imaginar que si tuviera que lograr esto solo, lo haría. El
progreso hacia esta actitud lo dota con más paciencia, más resistencia, más tolerancia.
El umbral del enfado se mueva más y más lejos.
A medida que desarrolla el proceso de la meditación, sufrirá a veces experiencias
reconfortantes y otras veces cambios espantosos que acogerán el sentimiento de que
espectaculares cambios pueden obtenerse a través de una práctica prolongada.
Permanezca con ello; la descripción tiene muchos pasos, pero sólo uno de ellos –solo
una contemplación se realiza por vez, y cada uno de ellas es una apertura a una nueva
orientación.
Capítulo 15
La compasión observando seres evanescentes.
A través de la historia brillantes poetas, muchas veces tarde en sus vidas, han
escrito sobre la transitoriedad de todas las cosas; aún así, muchas veces nos lleva toda la
vida realizar esto. En efecto, es verdad que la vida se escapa, y lo hace rápidamente. La
gente mayor dice a menudo, “Usted también será un anciano muy pronto,” y usted
piensa, “Quizá en veinte años o algo así.” A lo que apunta es no sólo que usted será
viejo, sino que tiene un falso orgullo sobre la juventud, pensando que le durará mucho
tiempo. “Yo mismo fui joven,” dicen ellos, “y parece que ocurrió hace sólo unos días.
Ahora, míreme.” Apuntan a que no hay un abismo entre la juventud y la vejez; usted es
joven, y luego se vuelve y diez años han pasado. Lo que dicen es que usted esta
solidificando el futuro, pensando, “Haré esto, luego haré aquello.” Su mensaje es que el
futuro no es sólido.
¿Por qué nos sorprendemos cuando alguien muere? Sabemos que todos hemos de
morir. Sabemos que nosotros hemos de morir. Aún así, hay sorpresa. Nuestro asombro
ante el rápido paso del tiempo indica algo erróneo en la manera en la que vemos las
cosas. Ha de haber una exageración en nuestra percepción; de otro modo, ¿Por qué
estamos tan impactados cuando las cosas cambian?
Junto a la compasión observando a los seres sensibles –esto es, seres sensibles
caracterizados por el sufrimiento- Chandrakirti habla de otro tipo de compasión: la
compasión que observa seres evanescentes.
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Chandrakirti usa la imagen del reflejo de la luna en el agua ondulada. En
meditación, imagine un lago; hay una brisa suave, y el agua es cubierta por ondas.
Es una noche sin nubes. Una luna llena se refleja en el agua, y usted nota como el
reflejo de la luna en el agua tiembla, parpadea. Luego cambie a una persona y vea
a la persona como evanescente, transitoria, efímera como la trémula reflexión de la
luna en el agua ondulada.
Habitualmente, vemos la luna simplemente como la luna; la vemos una noche y
esperamos verla la siguiente con un sentimiento de que es de algún modo constante. En
esta meditación, sin embargo, vemos el reflejo de la luna brillando. No vemos el reflejo
de la luna como una cosa sólida sino como algo en movimiento, en cambio constante.
Como hay ondas en el agua, no podemos verla como sólida.
Este segundo tipo de compasión observa a los seres sensibles caracterizados por
esta clase de transitoriedad. Son comprendidos como efímeros. Del mismo modo que en
la primera manera de meditar la compasión no observo simplemente seres sensibles,
sino seres sensibles caracterizados por un hondo sufrimiento, en este caso usted bóxer a
los seres sensibles caracterizados no sólo con un hondo sufrimiento sino también por la
transitoriedad.
Se dice que, cuando usted observa el cuerpo de una persona, su carácter efímero
aparece a su mente pero su mente no la nota; si su mente no la aprehende, no la realiza.
Sentado en meditación y mirando a la luna brillando en el agua es un medio que nos da
una imagen clara de cómo debemos comenzar a observar a otros. El propósito de usar
esta imagen de evanescencia es exponer nuestro acostumbrado recubrimiento de solidez
con el propósito de revelar que es lo que en realidad hay allí. Con el tiempo será capaz
de ver fenómenos como paredes y cuerpos en este modo, compuesto de muchas
partículas móviles. Esta brillantes, esta evanescencia, puede volverse vívida a su
conciencia.
A través de esta imagen puede adquirir un sentido de lo que la transitoriedad
significa de modo tal que pueda aplicarla a los seres sensibles. Si comienza a ver a las
personas de ese modo –como trémulas y evanescentes- comprende que usted se ve a
usted mismo y a otros como sólidos y que construye relaciones con la gente y con las
cosas basado en un cuerpo sólido, una menta sólida, un yo sólido y por lo tanto se mete
usted en problemas, insistiendo en cosas que no pueden ser tenidas. Se da cuenta que su
visión no esta de acuerdo con la realidad. Genera el deseo de liberarse de esa visión
errónea, y cuando usted aplica esta perspectiva a otros, genera compasión –el deseo que
ellos estén libres del sufrimiento. Ellos también están concibiendo erróneamente los
fenómenos y, a través de esta incomprensión, son llevados al sufrimiento.
Cuando, a través de una meditación analítica, sentimiento vívido de su dolor a
causa de la concepción de permanencia se manifiesta en usted, con un sentido de su
similitud e intimidad con usted, tome a su mejor amigo a la mente. Contemple: “¡Que
bueno sería si esta persona fuera libre del sufrimiento y las causas del
sufrimiento!” Cuando un fuerte sentimiento de compasión surja, permanezca con este
deseo profundamente sentido en estabilización meditativa. Luego, pase a su siguiente
mejor amigo, y repita el proceso en forma breve o en más detalle de acuerdo con la
facilidad con la que ha generado el sentimiento. Luego continúe considerando
individuos neutrales, enemigos menores y finalmente los enemigos más fuertes.
Luego, utilizando el mismo formato, en meditación cultive el segundo nivel
subjetivo de compasión pero esta vez basado en la realización de la transitoriedad
de los seres y su tendencia a concebir lo opuesto. Contemple: “¡Que sean libres de
sufrimiento y las causas del sufrimiento!” Cuando tenga éxito con ello, muévase al
tercer nivel de compasión. Utilizando el mismo formato, contemple: “Los liberaré
del sufrimiento y las causas del sufrimiento.” Los efectos son poderosos.
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Suposiciones inconscientes de permanencia
Sabemos que las cosas se desintegran; sabemos, en cierto sentido, que son
transitorias. Si se nos pregunta, “¿Es usted permanente? ¿Vivirá usted para siempre?”
ninguno de nosotros diría que si, y aun así, vivimos nuestras vidas como si pensáramos
que vamos a vivir para siempre. Hay una discrepancia entre la manera en la que
respondemos a esta cuestión y la perspectiva desde la cual llevamos nuestras vidas,
planeando esto y planeando aquello. Una de las razones por las que las cosas parecen
ser permanentes es que hay muchas veces similitud, una continuidad de tipo. Esta clase
de mesa estuvo aquí ayer. No se transformo en una mesa azul o una mesa más grande, y
no se pudrió durante la noche, o cambio en una manera que sea discernible para
nosotros.
La continuidad de tipo nos engaña y nos lleva a pensar que la misma cosas esta
ahí, que estamos encontrando a la misma exacta persona. Pensamos, “Es tal y cual a
quien vi el otro día,” y luego, “John se presentó ayer, el mismo a quien conocí el año
pasado.” A causa de la continuidad de tipo, la gente y las cosas parecen ser las mismas,
y esto nos anima a la falsa percepción que la mesa que usé aquí hoy es la misma que usé
ayer. Se dice que aun cuando su desintegración momento a momento esta apareciendo
incluso a nuestra conciencia visual, no la notamos porque nuestras predisposiciones a
que los objetos permanezcan lo mismo es tan grande que bloquea el notar ese nivel de
cambio.
Estamos muchas veces reafirmados falsamente en el sentido de igualdad. Si usted
regresa a su antigua escuela superior, encontrará que los edificios son en realidad
iguales. Puede que se sienta un poco perdido, pero hay gente todavía allí, quizás algunos
de los viejos maestros. Los estudiantes parecen de algún modo diferentes, pero ellos
también son de algún modo los mismos. Usted recibe una sensación de solidez del
hecho que hay continuidad. ¿Pero hay solidez en la continuidad? La continuidad
significa en realidad que algo no es sólido, que no puede permanecer durante un
segundo momento, que sólo algo de un tipo similar puede seguir. Regresé a mi escuela
elemental y encontré que lo edificios habían sido derribados y nada había sido puesto en
su lugar; había sólo pasto. Muchas veces inventamos sustitutos para la verdad. La gente
dice, “Viviré a través de mis hijos,” pero ¿Cómo es que uno hace eso?
¿Ha observado usted alguna vez pájaros desde una distancia cercana?
Generalmente pensamos en ellos como si fueran despreocupados, pero cuando los
observa de cerca, se da cuenta que la mayoría de ellos están muy nerviosos. Además, si
mira el cielo, puede ver que cambia terriblemente; y lo mismo ocurre con el agua, un
arroyo o un río –está constantemente cambiando. Cuando mira al centro de la llama de
una vela, que al principio parece ser tan firme, se da cuenta que está continuamente
cambiando. Este cambio continuo es verdad de todo.
Uno de mis lamas nos recordaba repetidamente que todo es así. Entendemos esto
a un nivel intelectual a través del estudio de la física, que todas esas pequeñas partículas
están cambiando constantemente, pero no vemos que hagan esto; no somos concientes
de lo que esta pasando en el nivel de las partículas en nuestra vida cotidiana. Pensamos
que nuestras vidas emocionales deben ser vividas sobre una base diferente. Pero el
budismo le enseña cómo construir una vida emocional sobre una sutil observación,
poner en práctica esta clase de percepción.
En un parpadeo, todo esta cambiando. O incluso más sutilmente, en un trescientos
sesentavos de parpadeo o del chasquido de los dedos, todo está desintegrándose. Para el
Buda, la realización de esto es más sutil, pero a nuestro nivel esta medida nos permite
71
vislumbrar el cambio sutil. Se dice que todos los fenómenos transitorios poseen la
naturales de esta desintegración sutil.
Transitoriedad natural
Tendemos a pensar que las cosas cambian porque algo actúa sobre ellas desde
fuera. Por ejemplo, sabemos que si dejamos un trozo de hierro fuera a la intemperie, en
algún momento se oxidara y desintegrará, pero pensamos que si lo encapsulamos al
vacío, no cambiará y permanecerá como hierro, como si necesitara algo que le viene de
afuera para ser afectado, que le produzca el cambio. Pero en último término, este no es
el caso; las partículas de hierro continúan cambiando aun en el vacío.
De manera semejando, muchas veces culpamos nuestras enfermedades de la vejez
a varias cosas que nos vienen de fuera, y muchas veces esos factores actúan de modo de
causar cambios en nosotros, pero aún sin interferencia alguna del exterior, la
desintegración está ocurriendo momento a momento.
Insistimos en el pensamiento que las cosas son actuadas desde fuera, que de otro
modo permanecería del mismo modo excepto por las causas que interfieren, cuando en
realidad, como las cosas poseen una naturales de desintegración, nada ajeno se requiere
para que ellas desintegren fuera del hecho de que fueron producidas en primer lugar.
Necesitan sólo ser producida en orden a desintegrarse. Las causas que produce objetos
son también las causas de desintegración –las causas de producción son las causas de
desintegración. Esta es una de las grandes intuiciones de casi todas las escuelas
Budistas. En las enseñanzas superiores se llama desintegración no causada, una noción
verdaderamente profunda y provocativa. Por supuesto, en términos de desintegración
burda, puede haber factores que actúan desde fuera que aceleran enormemente el
proceso, como el agua en el hierro, o dinamitar un edificio. Pero recuerde que a causa
de su propia naturaleza, el hierro esta, momento a momento, desintegrándose; se
desintegra naturalmente en el tiempo.
Se dice que esto es difícil de comprender, de sentir, de realizar, de experimentar,
en parte porque tenemos que abandonar nociones preconcebidas acerca de la
permanencia y la transitoriedad para poder verlo. Puede ser alarmante, por lo tanto
debemos desarrollar paciencia, tolerancia y perseverancia con respecto a la comprensión
de la transitoriedad. La paciencia en este contexto significa ser capaz de soportarlo,
tener facilidad para ello.
Volviendo a la imagen de Chandrakirti: Es de noche, hay una luna llena, el cielo
claro, pero la brisa esta causando que el agua del lago haga ondas, y por lo tanto el
relejo de la luna es muy claro, pero ondulado, trémulo. Esta es la imagen de la
transitoriedad –las partículas de luna brillando, repleto de transitoriedad. Él utilizó esta
visión no sólo como una metáfora, sino como método que nosotros podemos usar para
experimentar la transitoriedad de las cosas, y en especial la manera que vemos nuestros
propios cuerpos.
Imagine el reflejo de la luna en el agua, oscilante, brillante, de tal modo que
puede verla como partículas, y puede ver que las partículas se encienden y apagan,
haciéndole notar su transitoriedad. Luego cambie su atención a su propio cuerpo y
véalo del mismo modo. Habitualmente observa su cuerpo como sólido y constante y
hace muchos planes y tiene muchos deseos, etc., para un cuerpo y una persona que
oscila de este modo. Así pues, cuando empieza a ver que su cuerpo cambia
continuamente, tiene que abandonar la imagen de su cuerpo constante y de su yo
constante con todos los deseos y planes que le acompañan. Tiene que hacer planes
nuevos.
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Si usted hace planes alrededor de una persona oscilante, estará preparado para los
cambios que ocurren naturalmente. Imagínese esta persona evanescente a través de sus
actividades cotidianas. Esta perspectiva es en realidad más efectiva porque es más
realista, más abierta a los cambios que ocurrirán y para los que estará sin preparación si
se empantana en la falsa sensación de constancia.
Con este tipo de imagen de la fragilidad de su cuerpo, incluso la posibilidad de
morir en cualquier momento estará clara. Viendo que otros se encuentran en la misma
situación de precariedad pero por lo general inconcientes de ello, su sentido de
compasión por ellos se incrementará. Valorará el tiempo que tiene como un precioso
tesoro y esperará que otros valoren sus propios momentos de vida como tales.
Surge una pregunta: ¿Es correcta o incorrecta la nueva manera de observar a los
seres sensibles? Hasta aquí ha jugado con esta visión, pero ¿Es correcta o errónea? ¿Es
útil observarse a si mismo y a los otros de este modo, o es dañino o incluso estúpido?
Para descubrirlo, puede ayudar continuar jugando con ella. Cuando estaba defendiendo
mi tesis doctoral, una de los miembros del tribunal parecía tocado por lo que se estaba
diciendo, pero su reacción fue violente. Estábamos hablando acerca de las
demostraciones acerca de la existencia inherente de las cosas o no y estableciendo una
serie de posibilidad: usted tiene cuerpo y mente, y usted tiene el yo. El yo parece ser
substancial, y la mente y el cuerpo parecen ser substanciales. Habitualmente estamos en
acuerdo con su apariencia de aparente sustancialidad. ¿Si la apariencia es correcta, si
hay tales cosas concretas, entonces cuales son las posibles relaciones entre el yo, por un
lado, y la mente y el cuerpo por el otro?
Cuando dije esto, el hombre explotó: “¿Qué es lo que está haciendo? ¿Esta
jugando con mi mente?” Y, en efecto, si los budistas fueran a jugar con su mente,
trampearle, aquí es donde lo harían.
Le dije, “¿Juega usted Ping-pong? ¿Nunca va usted a ver películas? ¿Nunca se
entretiene con algo? ¿Qué tal si se entretiene con esto por un rato? Juegue con ello;
juegue con ellos desde el punto de vista Budista.”
Me dijo, “¿Qué? Contaminará mi mente.”
Le dije, “Bien, usted asiste a películas, y pretende que la gente en la pantalla esta
haciendo varias cosas. ¿Es dañino?” No quería siquiera escuchar sobre ello; no estaba
para nada abierto. Aún así, me parece que estaba movido; había algo acerca de este
concepto que le había impactado.
Ayuda ver cosas desde el punto de vista de otra persona. Tome, por ejemplo, un
tiempo que es caluroso y sopla una brisa suave. Algunas personas experimentarán esa
brisa como muy fría. Dirán, “Hay una corriente terrible en mi nuca.” Algunas veces,
cuando dos personas duermen juntas, una quiere dos mantas, y la otra no quiere
ninguna, sólo una sábana. “¿Qué pasa contigo? ¡Debe pasarte algo raro en la mente!
“¿Qué quieres decir?”
“Nadie en el universo puede experimentar esto como frío. Es un período
caluroso.”
La constitución física, el equilibrio o desequilibrio de los elementos en el cuerpo,
hace que la gente experimente calor o frío diferentemente.
En este caso, mirar a las cosas desde el punto de vista de la otra persona puede
ayudar. Aun cuando no cambie su opinión acerca de si hacer frío o no para usted, habrá
salvado a la otra persona de la tortura e ser acusada de locura porque él o ella sienten
frío ahora y luego. En el caso de la transitoriedad y la compasión puede ocurrir también
que mantengamos una idea errónea y que, a causa de entretener la idea de alguien
73
diferente, comencemos a comprender la naturaleza de la convicción de esa persona. Y
luego podemos comenzar a examinarlo.
El problema más obvio es este: Los budistas dicen, “Muy bien, intentemos esto, y
comencemos a ver a los seres sensibles como evanescentes, titilantes, transitorios.”
Pero ¿Cómo nos relacionamos con estos seres? Es imposible; están desapareciendo tan
rápidamente como han aparecido. Están cambiando demasiado. Quizá tenga algún valor
observarlos sólidos –aún cuando no lo sean- para poder relacionarse con ellos con
mayor facilidad.
Pienso que esta es, básicamente, la razón por la que vemos a las personas y otros
fenómenos como sólidos. Parece –parece- que es más fácil relacionarse con ellos si
aparecen sólidos, pero de hecho será más fácil relacionarse con ellos cuando los veamos
como evanescentes, porque su evanescencia es una muestra de su transitoriedad, y
viendo esto, no se sorprenderá de sus cambios; no encerrará a la gente dentro de ciertos
patrones de comportamiento y luego, porque los ve como sólidos, los influencia a
mantenerse en esos patrones. Verá el potencial para el cambio, porque no esta
superponiendo patrones fijos contrarios a la realidad sobre ellos.
Capítulo 16
La compasión que observa seres vacíos.
En meditación, imagine un lago tranquilo en una noche sin nubes. Una luna
llena se refleja en el agua, pero usted no sabe que la luna está allí. En realidad esta
mirando al reflejo de la luna en el agua, pero piensa que esta mirando la luna.
¿Ha estado alguna vez cerca de un lago por la noche cuando no hay viento? ¿Mira
la luna reflejada sobre la superficie lisa del agua y piensa que es la luna? Me ocurrió en
una ocasión cuando no sabía que había allí un lago, y al asomarme a ver lo que había en
realidad cerca de la orilla del lago, pensé que miraba al horizonte. ¿No le ha ocurrido
pasar inadvertidamente frente al espejo de una tienda y, viéndose a usted mismo, pensar
que se trataba de otra persona? ¿O ser incapaz de reconocer las dimensiones de un
restaurante con espejos durante un momento? En la tienda de un aeropuerto en
Australia, mire a un tipo y pensé, “¿Quién es el tipo sórdido de ahí?” Era mi reflejo.
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Usted no está mirando agua; ve la luna, rodeada de cielo –eso es lo que parece.
Como esas imágenes que parecen iguales en posiciones opuestas. Gira la fotografía de
un lado y ve montañas con un lago que las refleja, y la vuelve del otro lado y ve
montañas con un lago que las refleja, y no puede decidir cuales son las verdaderas
montañas y cual es su reflejo. En el ejemplo de Chandrakirti, si echa una buena mirada
a la luna sin superponer el pensamiento, “Esto es sólo un reflejo en el agua,” usted ve
algo que parece tener todas las características de la luna. En forma similar, si se mira en
el espejo y cancela el pensamiento, “Este es un espejo,” entonces, cuando mira con más
atención, lentamente, hay algo frente a usted que tiene toda la apariencia de ser una
cara. Aún así, el reflejo de la luna en el agua no es la luna; el reflejo de una cara en un
espejo no es una cara.
Chandrakirti aconseja que logremos experiencia con este tipo de ejemplos. No es
simplista, presentando un ejemplo brillante y permitiendo que pasemos al siguiente
tema. Por el contrario, nos sugiere que nos ocupemos en la reflexión, análisis, y
meditación, pidiéndonos que imaginemos una luna en el agua para ver que la reflejo
parece ser el objeto cuando en realidad no lo es –de tal modo que podamos desarrollar
una experiencia modélica íntima del conflicto entre apariencia y realidad. Primero
necesitamos explorar la apariencia falsa como si no supiéramos que era falsa. Mira al
espejo durante un tiempo prologando y eso exactamente es lo que ocurre.
El reflejo de la luna en el agua parece ser la luna pero no lo es. Los seres sensibles
parecen existir inherentemente pero no lo son. Cuando se acostumbra a mirar la luna en
el agua, viendo desde todo ángulo que no es la luna aunque parece serlo, entonces,
cando mira a un ser sensible, puede usar esto como una introducción al que hecho que,
aunque experimenta a una persona que parece existir desde el lado de la persona, este no
es el caso.
Una ilusión creada por un mago es otro ejemplo común de la apariencia falsa. En
la India, hay magos que trabajan con una cuerda y un niño. Uno fue llevado a los
Estados Unidos, y una película fue filmada en un laboratorio. La cuerda se desenrolló
mágicamente y ascendió en el espacio, y el niño trepó hasta lo alto de la cuerda. No
estaba colgando de ningún lado. Todos los doctores en la habitación vieron al niño
trepando la cuerda, pero la cámara vio al niño parado junto al hombre con la cuerda
enrollada. El mago tenía el poder de afectar la conciencia visual de los espectadores de
tal modo que vieran al niño trepando a la cuerda aunque esto no fuera lo que ocurría.
Los budistas describen al mago usando el poder de mantras para poner un conjuro
en los ojos de todos los presentes. Todos ven al niño trepando la cuerda. También el
mago ve al niño trepando la cuerda, pero no cree de ningún modo en la apariencia. Sabe
que el niño está de pie junto a él y que la cuerda esta enrollada en el suelo. Ve la ilusión
vívidamente, tan vívidamente como los otros; los otros creen en ello, pero el no.
En otro ejemplo, el mago crea un banquete. Como parte de la audiencia, piensa
usted, “Hay un magnifico pastel de chocolate. ¿Cómo puedo conseguirlo? ¿Tendré que
apurarme para alcanzarlo antes que los otros? O el mago crea una mujer o un hombre
atractivos, y usted piensa, “Es el tipo de persona que siempre he querido. ¿Cómo
podemos encontrarnos?” Entra entonces en muchos pensamientos –deseo y quizás odio:
“Otra persona también esta mirando.” El mago ve la hermosa mujer o el apuesto joven
pero no entra en ninguno de estos pensamientos porque sabe la naturaleza de la
apariencia. La audiencia, sin embargo, entra en estos pensamientos. Entonces, algunas
personas que pasan por allí que no estaban presentes cuando el mago arrojó el mantra a
los ojos de todos; ellos no ven la ilusión; no entran en pensamiento alguno acerca una
pareja ideal. Al contrario del mago, no ven la falsa apariencia –ven sólo la realidad. De
este modo, la audiencia es comparada a la persona ordinaria abrumada por las
apariencias; el mago es comparado con alguien que ha superado la creencia en la
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apariencia falsa, que sabe que lo que aparece esta vacío del estatus que parece tener, peo
que esta sujeto todavía a las apariencias; y aquellos que llegan tarde y que no han sido
afectados por el mantra de ilusión son comparados al Buda que ha superado toda
ignorancia. En forma similar, la meditación en estos ejemplos ayuda a realizar que
personas, cuerpos y otros fenómenos parecen tener un estatus concreto que en realidad
no tienen, que están vacíos de esta solidez. Esto es lo que quiere decir “seres vacíos.”
Como las apariencias ilusorias, los seres sensibles parecen existir inherentemente,
en la manera de su propio carácter, de su propia naturaleza, como si cubrieran un cierto
lugar. Esto es innegable. Todos parecemos cubrir cierto lugar. Yo cubro cierto lugar,
aunque, desde mi propio punto de vista, el lugar que cubro es diferente del que usted
piensa que cubro. Puede que mire a mi cuerpo, mientras yo estoy pensando sobre todo
en la mente o los sentimientos o la respiración, y esta es la razón, si alguien viene y
pregunta, “¿Quién va a hacer tal y cual cosa?”, y yo respondo, “Yo voy a hacerlo,”
sentiré que yo soy señalando mi pecho; si usted me señalará, probablemente lo haría
apuntando a todo mi cuerpo.
La cara en el espejo parece ser una cara, pero no es una cara desde ningún punto
de vista. En forma similar, una persona inherentemente existente, que existe aquí mismo
con mente y cuerpo, en y por sí misma, no existe, pero esta persona inherentemente
existente parece existir. La vacuidad no significa que no hay personas y por lo tanto
usted no necesita ser compasivo. No significa eso. ¡No! Eso es estúpido. La vacuidad
significa que la gente no existe en la manera concreta como nosotros las imaginamos.
Yo mismo. Usted mismo. No existimos con semejante solidez. Por ejemplo, una mesa
parece cubrir cierta área de su base de designación –la colección de la tabla, las patas,
etc.- pero no existe esa mesa ahí. Aún así, esto no significa que no hay una mesa de
ningún modo. Debemos determinar que es lo que el ejemplo esta ejemplificando –la
ilusoria apariencia de existencia inherente. Esta no es la doctrina de la no existencia en
general sino la doctrina de no existencia de cierto tipo de existencia falsa y hiper-
concretizada; no niega toda existencia. La realización de la transitoriedad asiste la
realización que las personas y otros fenómenos están vacíos de tal concreción, pero la
realización de la vacuidad es más sutil.
El Dalai Lama aconseja que realice este tipo de meditación sobre una persona u
otro fenómeno que usted valore mucho, ya que la experiencia de vacuidad no será
malinterpretada como una devaluación del sujeto –el valor permanecerá elevado pero
será visto de un modo diferente. Durante el tiempo en que me enseñaba en su oficina en
la India, mi experiencia fue particularmente intensa. Una tarde, por ejemplo, mientras lo
miraba al otro lado de su escritorio con las ventanas extendiéndose detrás de él, el sol
estaba bastante bajo en el horizonte del valle de Sangra. El tema eran los estadios de la
muerte –una profunda presentación de los estadios de la mente en el que no sólo la
muerte sino todas las experiencias concientes se construyen. El maestro fue esa persona
que, en tibetano, tiene poderes increíbles de palabra –muy rápido y muy claro al mismo
tiempo- y lleva una amplia variedad de enseñanzas para sostener un solo tema. La
escena fue un brillante resplandor del sol sobre un vívido cielo anaranjado –como el
cuarto estadio de las cuatro mentes sutiles experimentadas durante la muerte, al
dormirse, desmayarse, etc. Me sentí “en casa” como nunca me había sentido antes.
Entonces, cuando salí de su oficina, fui sorprendido por los picos cubiertos de nieve
sobre Dharamsala. Comencé a caminar a mi habitación ubicada más abajo en la
montaña, pasando un área donde hay también una montaña del otro lado. El espacio
entre las dos montañas estaba cubierto de un arco iris circular –un círculo completo.
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¡Estaba maravillado! Algunos días más tarde, mientras salía de mi última clase con el
Dalai Lama, preparándome para regresar a los Estados Unidos, me dijo mientras estaba
de pie junto a la puerta, “Es como un sueño.” Dije, “¿Qué?” “Es como un sueño.” El
realismo, al mismo tiempo austero y rico, fue deslumbrante. Me obligó a reflexionar en
la vacuidad del más valioso y efectivo período de mi vida. La vacuidad no cancela los
fenómenos; por el contrario, es compatible con la efectividad, con el valor.
Primero, logre la experiencia de mirar lentamente la imagen del reflejo de la
luna –este es un elemento imperativo- yendo despaciosamente sobre todos los
detalles, realizando que cada parte de ello no es la luna, que toda la cosa en su
conjunto no es la luna, que no hay nada allí de ningún tipo que sea la luna. Luego,
permaneciendo en esa experiencia de vívida apariencia de la luna pero de completa
ausencia de la luna, observe a los seres sensibles u otros fenómenos y, a la manera
de un mago, comprenda que el objeto, no importa cuan vívidamente aparezca, no
existe inherentemente, aun cuando parece existir por su propio lado. Comprenda
que el fenómeno surge en dependencia de sus causas y condiciones y surge
dependiendo de sus partes de tal modo que no podrían existir en y por ellos
mismos como parecerían hacerlo. Finalmente, la apariencia misma desaparece,
dejando sólo el objeto actual para el ojo de su mente.
¿De qué modo esta perspectiva en la naturaleza de las apariencias sirve para
generar compasión? Si usted ve que los seres sensibles se perciben a sí mismos en una
manera y sin embargo, existen de otra manera y por tanto están llevados al sufrimiento
para satisfacer esta clase de identidad cuando no hay en realidad tal – no tal identidad,
no que no hay tal- si usted ve que al menos ciertos deseos o ciertos odios son predicados
en esta clase de mismidad y que la gente es conducida a problemas por ello, usted
naturalmente genera compasión por ellos si tiene un sentimiento de proximidad con
ellos, un sentimiento de empatía. A través de la realización, “Quiero felicidad y no
quiero sufrimiento, y cada una de esas personas quiere felicidad y no quiere
sufrimiento; ¡que horrible es que lo que quieren y lo que hacen está en dirección
opuesta!” –que ellos quieren felicidad y no quieren sufrimiento pero se involucran en
las causas del sufrimiento que los aleja de la felicidad- ¿No encontrará esto
conmovedor?
Capítulo 17
La compasión y la sabiduría combinada.
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Dalai Lama habla de la compasión, comienza con “Todos los seres sensibles,” y hace
una pausa. Uno puede ver que él esta extendiendo su pensamiento a muchos diferentes
tipos de seres. Su voz se quiebra un poco. A veces hay lágrimas. Es como si dijera, “No
tenga miedo; no se proteja de esos profundos sentimientos.”
Había un bodhisattva que se llamaba “Siempre Llorando” porque estaba tan
preocupado por la difícil situación de los seres sensibles. La historia se cuenta para
mostrar cómo la reflexión sobre el sufrimiento de otros seres puede impactar sobre
usted. Aún así, el propósito es desarrollar una mente mejor, y si, en el proceso de
hacerlo, se vuelve lleno de preocupaciones, ¿cómo puede ayudar a otros seres sensibles?
Hay una diferencia entre la inquietud inteligente y la preocupación; imaginamos que la
compasión necesariamente nos convierte en imbéciles. Rehusamos abrirnos a la gran
compasión a causa de que asociarla con algo con lo que no necesariamente esta
asociado. Sin embargo, cuando realizamos porque la gente sufre, podemos ver que por
lo menos parte de su dolor puede ser eliminado, y si se puede hacer, entonces, es
conmovedor que sufran innecesariamente. Con esta comprensión de fondo, podemos
permitirnos ser tocados por el dolor de los otros.
De este modo, la realización de la vacuidad de la concepción errónea de existencia
inherente es una causa para la generación de compasión. Si usted comienza por
comprender las causas de las desventuras de la existencia cíclica, las causas de la
angustia, logra vislumbrar que este puede ser eliminado, porque es por un error de la
mente que este sufrimiento tiene lugar. Es difícil generar convicción que todo
sufrimiento esta causado por este error, pero puede generar la convicción que al menos
parte de ello lo es.
Cuando la ve cuan profunda es la concepción errónea de existencia inherente,
cuando ve cuan extendidos son sus efectos, puede ver como, de un pequeño error,
pueden producirse errores enormes. Es verdaderamente doloroso. Pero porque hay un
camino de salida, podemos permitirnos abrirnos a profundos sentimientos de
conmiseración.
Puede ver la compatibilidad de la vacuidad y la compasión. No es en verdad el
caso que los budistas se vuelven compasivos y luego, al comprender la “vacuidad”,
abandonan todo. La realización de la vacuidad es un instrumento para mejorar la
compasión, y además, es un instrumento para el desarrollo de la mente que será capaz
de provocar el bienestar de los seres, porque no se encontrará engañado por su
naturaleza engañosa. La sabiduría que surge de la realización de la vacuidad mejora la
compasión. Usted observa su propio sufrimiento (o parte de ello) causado por la falsa
aprehensión de personas y otros fenómenos como se estos existieran por su propio lado,
y usted observa la causa similar del sufrimiento de todos los otros seres, y como son
próximos a usted, desea –desde el fondo del corazón- aminorarles su dolor. De este
modo, el amor y la compasión se fundan en la percepción de realidad, a diferencia del
amor ordinario y limitado que a menudo surge de la exageración de lo placentero en el
otro y por tanto, fácilmente desaparece o cambia hacia la indiferencia o incluso el odio
con sorprendente presteza.
Necesita una disposición de largo alcance, incluso si le lleva eones –vida tras
vida- estará al servicio para hacer lo que sea para ayudar incluso a una persona. Aún así,
estar conmovido no significa necesariamente una acción externa ahora mismo. Dentro
de la compasión constante, puede hacer decisiones más inteligentes si es mejor
continuar interactuando con una persona o es mejor marcharse despaciosamente a través
de la puerta, o pedirle a la otra persona que se vaya. “Por el momento, parece que
cualquier cosa que haga empeora la situación.” Esto no significa que esta eliminando
esa persona de la lista de aquellos seres con los que se encuentra próximos.
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Uno de los mayores problemas es remover a alguien de la lista de los seres
sensibles, remover a alguien del grupo de personas que son como usted. Kensur Lekden
dijo, “Eres como un hijo de todo los seres sensibles. Todos los seres sensibles han sido
enormemente bondadosos contigo, han cuidado de ti. Si mis padres de esta vida no
hubieran cuidado de mi, sería incapaz de hablar, incapaz de estudiar, incapaz de
progresar. En vidas pasadas, todos los seres han cuidad de mi. Por lo tanto, soy como un
hijo de todos los seres sensibles. Todos los seres sensibles son como tus padres cuando
envejecen, ¿Quién cuidará de ellos si sus propios hijos no lo hacen?” Usted siente este
tipo de proximidad con todos los seres, como su hijo. Tenemos responsabilidad por cada
uno de ellos; no podemos actuar a partir del mero egocentrismo.
Lecturas seleccionadas
Dalai Lama
H.H. the Dalai Lama. Kindness, Clarity, and Insight. Traducido y editado por
Jeffrey Hopkins; coeditado por Elizabeth Napper. Ithaca, N.Y.: Snow Lion Publications,
1984.
-. The meaning of life. Traducido y editado por Jeffrey Hopkins. Boston: Wisdom
Publications, 2000.
Kensur Lekden
Lekden, Kensur. Meditations of a Tibetan Tantric Abbot. Traducido y editado por
Jeffrey Hopkins. Ithaca, N.Y.: Snow Lion Publications, 2001.
Nagarjuna
Hopkins, Jeffrey. Buddhist advice for Living and Liberation: Nagarjuna’s
Precious Garland. Ithaca, N.Y.: Snow Lion Publications, 1998.
Shantideva
A Guide to the Bodhisatva Way of Life. Traducido por Vesna A. Wallace and B.
Alan Wallace. Ithaca, N.Y.: Snow Lion Publications, 1997.
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