La matriz extracelular (ECM), sintetizada por las propias células locales, puede influir de forma
importante en el comportamiento de las células, y esta matriz extracelular influye en muchas de las
características del cáncer.
Muchos tumores malignos se asocian con una fuerte reacción fibrótica, denominada desmoplasia,
que se caracteriza por una acumulación de colágeno fibrilar tipos I y III y una mayor degradación del
colágeno tipo IV. La linealización del colágeno intersticial en los tumores invasivos se debe, al menos
en parte, a un mayor número de enlaces cruzados covalentes entre las moléculas de colágeno. La
reticulación de colágeno es catalizada predominantemente por enzimas tales como lisil oxidasa
(LOX). Un ejemplo, en que hay aumento de este fenómeno, es durante las primeras etapas de la
carcinogénesis mamaria, donde aumenta la síntesis de LOX por las células estromales,
probablemente en respuesta a TGF-β. Por otra parte, las integrinas transducen señales de la ECM
mediante el ensamblaje de complejos de adhesión local que inician la señalización bioquímica y
estimulan la remodelación del citoesqueleto para regular el comportamiento celular.
Es importante destacar, que las MMP también liberan factores de crecimiento, factores
angiogénicos y sus inhibidores de la ECM. Pueden inducir un estroma reactivo y causar el
reclutamiento de otras células hospedadoras y generan productos de escisión que pueden
comprometer la citotoxicidad celular. En ese sentido, MMP3/estromelisina-1 es un candidato para
una MMP estromal que puede ejercer efectos oncogénicos. Puede degradar numerosos sustratos
de ECM, incluidos colágenos III, IV, V, IX, X y XI, lamininas, elastina, fibronectina, fibrina, fibrilinas,
fibulina, entre otros, como también puede liberar moléculas de la superficie celular, que incluyen E-
cadherina, L-selectina, factor de crecimiento de tipo EGF de unión a heparina y TNF-α.