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LA ENDEMIA DE LA CORRUPCIÓN EN EL PERÚ CONTEMPOÁNEO

Reginaldo de Jesús Hernández Esposito

Ama sua, ama llulla y ama quella; los tres principios de los incas.

Estos Valores del Imperio Incaico fueron declarados principios por las

Naciones Unidas para lograr una gestión pública transparente. La grandeza

del Imperio Incaico, que entre los siglos XI y XVI dominó extensas áreas de

nuestro continente, no solo radicó en su poderío militar, sino en su organización

y la buena administración de los cuatro suyos o áreas en que se dividía su

territorio (Collasuyo, Antisuyo, Chinchaysuyo y Contisuyo). El esplendor

del Imperio Incaico, capaz de cubrir las necesidades materiales de su

población, radicó sobre todo en los preceptos morales que le dieron cohesión a

una sociedad ordenada y orientada en valores. Estos preceptos morales

del Imperio Incaico se sintetizaron en tres principios que hasta hoy admiramos

por su sencillez y extraordinario valor: ama sua (no seas ladrón), ama llulla (no

seas mentiroso) y ama quella (no seas flojo).

A instancias de la propuesta del gobierno de Bolivia (donde como en el

Perú también el Imperio Incaico floreció en todo su esplendor), los tres

preceptos son hoy, para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los

valores para una gestión pública transparente y eficiente. “La clave de su

grandeza fueron estos preceptos morales: ama sua, no seas ladrón; ama

quella, no seas ocioso y ama llulla, no seas mentiroso. Ser honestos, ser

trabajadores, ser veraces. Sobre esas bases se forjó el gran Imperio del

Tahuantinsuyo”, escribe sobre el incanato el reconocido escritor peruano Danilo


Sánchez Lihón al relatar la “Leyenda fundacional de la civilización incaica”. Es

entonces cuestión de preguntarse si fue con la colonización que se corrompió

el Perú, ¿cómo una tierra fundada en tales conceptos esté hoy sumida en este

maremágnum de corrupción política, moral y social?

Remontémonos al abril de 1879 cuando en un cobarde y

traicionero acto Chile declaró la guerra al Perú; entre tanto acontecimiento

revelador presente en este conflicto paradigmático destaca el más vergonzoso.

Muchas veces se prefiere ocultar lo que trae deshonra, pero en esta ocasión

hilvana el argumento histórico con naturalidad. Se trata del viaje al exterior del

entonces presidente Mariano Ignacio Prado. En los colegios, este suceso se

interpreta como una traición. Además, se dice que huyó robándose la colecta

nacional para comprar barcos de guerra, cada vez que un escolar escucha este

relato se deprime y le asaltan enormes dudas sobre la idea misma de patria

peruana. Felizmente, no todo es tan cierto ni tan simple.

Mariano Ignacio Prado no robó ningún dinero. Por el contrario, los

fondos de la colecta llegaron a Europa a través de otras manos y sirvieron para

el propósito original. Es decir, se compró un buque, que llegó al Perú después

de la guerra y sirvió para reconstruir a nuestra marina post conflicto. No llegó

durante la guerra porque los tenedores de bonos de la impaga deuda externa

interpusieron un embargo y el barco estuvo retenido. Así, Prado no tuvo nada

que ver con el dinero. Pero, queda pendiente la más seria de las imputaciones:

fuga ante el enemigo. Sobre este tema se ha escrito mucho libelo y, entre los

pocos textos de calidad al respecto, se encuentra un ensayo de Jorge Basadre

sobre el perfil sicológico de Prado antes de su controvertido viaje al exterior.


Sostiene Basadre que Prado era un buen conocedor de Chile porque tenía

experiencia exitosa como dueño de minas en ese país. Sabía las razones de

los chilenos para hacernos la guerra y tenía conocimiento de su superioridad

material. Estaba al corriente de su preparación para guerrear contra la

Argentina y, como consecuencia, que al cancelar ese frente y volverse al norte,

eran más fuertes que Bolivia y el Perú juntos; él nunca tuvo fe en la guerra. El

presidente partió en un buque llamado Payta con tripulación chilena. “Prado

enrumbó hacía Europa no por cobarde ni traidor, sino porque era un hombre de

negocios… Tenía una mina de carbón en Chile y un banco llamado

Montenegro. Su relación con Chile era muy importante e incluso fue investido

como general chileno llegando a estar en planilla”. Más pudo el amor al dinero

que el amor a la patria.

Era la fuga hacia delante. Cuando algo asusta demasiado, algunos

individuos huyen buscando una frenética actividad externa que sirva como

pretexto. Al consumar su viaje, Prado no creyó estar traicionando al país, y en

un cobarde acto dejó a su esposa y tiernos hijos en Lima; que era su bien

amada familia de clase alta. Asimismo, quedaron en el ejército peruano del sur

sus hijos mayores, Leoncio y Grocio, que eran fruto de amores juveniles con

distintas madres, una chola huanuqueña y la otra zamba chinchana. Mariano

Ignacio Prado sentía que iba y venía. Pero, sin saberlo completamente, estaba

desertando; abandonaba a sus hijos simbólicos como presas del enemigo

exterior. Terminado el conflicto, Prado retornó al Perú y sus contemporáneos

no lo juzgaron como traidor ni fue enjuiciado. El presidente era Andrés Avelino

Cáceres, que envió su edecán a recibirlo. La gente de entonces lo miró con

pena, era una sombra de sí mismo. Contribuyó a la conmiseración general el


heroico destino de sus dos hijos mayores, ambos fallecidos en combate, uno

en Tacna y el otro en Huamachuco; sobre todo, Leoncio, que peleó hasta el

final y fue fusilado por los chilenos estando herido después de la última batalla.

A veces, un hijo valiente salva a un padre ausente y cobarde.

Avancemos al siglo XX y analicemos el caso de Fernando Belaunde

Terry. En 1962 se presentó́ como candidato en las frustradas elecciones, y al

año siguiente resultó elegido presidente de la República con el apoyo de

Acción Popular y de la Democracia Cristiana. Uno de sus primeros actos de

gobierno fue la nacionalización de la Caja de Depósitos y Consignaciones.

Empeñado en una labor peruanista, hizo frente a la alianza apro-odriiś ta que

puso serios obstáculos a su labor administrativa. Se preocupó por la

construcción de vías de comunicación, y entre sus proyectos estuvo el de la

carretera Bolivariana o Marginal de la selva. Casi al final de su gobierno se

suscribió́ la denominada acta de Talara con la International Petroleum

Company, considerada onerosa para los intereses del país. El descontento

social manifestada en una crisis política, económica y social en el Perú́ , fueron

el justificativo para el golpe de Estado encabezado por el general Juan Velasco

Alvarado, que lo derrocó el 3 de octubre de 1968 El golpe se justificó por la

insatisfacción de toda la institución con el gobierno y, en particular, del modelo

económico primario-exportador, que era dominado por una “oligarquía”, en

palabras de Velasco.

En un libro de investigación, el profesor e investigador de la Universidad

del Pacífico, Carlos Parodi, da cuenta de que, en su primer pronunciamiento, el

gobierno de las Fuerzas Armadas anunciaba que no sería capitalista ni


comunista, pero buscaría un estilo de desarrollo distinto al que prevalecía en

ese entonces. Así, entre 1968 y 1970, el gobierno de Velasco lanzó unos 4.000

decretos con reformas estructurales. En materia económica, entre las más

resaltantes –señala Parodi– estaban las leyes de reforma agraria, general de

industria, de minería y de estabilidad laboral, entre otras.

El capitalismo de estado, una de las características del modelo

económico del militarismo fue una expansión de la participación del Estado a

escala empresarial y en diversos sectores económicos, de modo que –en la

línea del denominado “capitalismo de Estado”– asumía la responsabilidad de

organizar la producción y expansión de los sectores modernos de la economía.

El incremento en la participación del Estado fue notable. Las cifras

recopiladas por Parodi apuntan a que, entre 1968 y 1975, las empresas

públicas pasaron de representar 16% a 31% del total. A 1975, el Estado

controlaba el 75% de las exportaciones, 50% de las importaciones, 66% del

crédito bancario, 50% de la inversión y 33% del empleo en el sector

empresarial. Este incremento de la actividad estatal llevó a que el déficit público

se disparase, llegando a 9,8% del PBI en 1975 (y superando el 10% en los dos

años siguientes), al igual que la deuda pública. Más aun, teniendo un banco

central que no era independiente, se recurrió a la emisión de dinero para

financiar la actividad pública, lo que aceleró la inflación.


Todo esto fue caldo de cultivo para los siguientes años. Es

precisamente en 1975 cuando se inicia lo que en la historia económica del

Perú se llaman “las tres décadas perdidas”. Una debacle tan grande que

el país recuperó su ingreso por habitante solo hacia el 2004.

En “Anatomía de un fracaso económico: Perú 1968-1978”, Daniel

Schydlowsky y Juan Julio Wicht destacaron que “las omisiones y errores en la

comprensión y el manejo de la economía resultaron ser fatales para el gobierno

militar y su proyecto”, y que no entender las relaciones económicas básicas

sentó las bases de las crisis que sufriría el país posteriormente.

En 1977 Fernando Belaúnde Terry regresó al Perú y se abstuvo de

participar en las elecciones a la Asamblea Constituyente de los años 1978-

1979. El 18 de mayo de 1980 salió elegido presidente de la República por

segunda vez, con el 43% de los sufragios válidos, y con una mayoría absoluta

en ambas cámaras. De inmediato convocó a elecciones municipales y restituyó

a sus propietarios los diarios expropiados por el gobierno de Juan Velasco

Alvarado. En su segundo gobierno se produjeron sequías en el sur, y graves

inundaciones a raíz de las lluvias causadas por el Fenómeno de El Niño en

1983 en la zona norte, creció el terrorismo, hubo una escalada de huelgas y

paros. Mandó edificar los complejos residenciales de las torres de San Borja y

de Limatambo entre otras obras. Al final de su mandato conservó su lugar

como senador vitalicio de acuerdo a leyes vigentes.

Es recordado como un hombre honesto pero débil que no robo, pero dejo robar

a sus ministros y allegados y permitió un tremendo crecimiento de la inflación y

de sendero luminoso.
No podía faltar Alan García Pérez, los primeros años del primer
gobierno de García fueron conocidos por irradiar una vitalidad y una autoridad

desconocidos en un gobierno del Perú. García acostumbraba a dar

“balconazos” (discursos en los balcones de palacio), mostrando sus dotes de

oratoria y anunciando medidas de su gobierno; éste era escuchado y aplaudido

por grandes masas. La aprobación de García en septiembre de 1985 fue de

96,4%,8 pero luego de los malos manejos económicos alcanzó su más bajo

nivel en enero de 1989 (9%). La gestión económica, según las medidas

tomadas en un comienzo aparentaban tener una buena distribución. Ya en

septiembre de 1985, la tasa de inflación bajó a 3,5 % (comparada con el 12,5

% en abril del mismo año). Hacia el segundo trimestre de 1986, la economía

dio señales de una supuesta recuperación. Los sectores que dependían de la

demanda interna (manufactura, construcción, agricultura) crecieron, no así los

sectores dedicados a la exportación primaria (minería, pesca). En 1986, la

economía creció 10 %. Fue el mayor crecimiento desde los años 50, con ello

García parecía disfrutar entonces de una popularidad récord en América Latina.

Cuando la capacidad del gasto público se agotó comenzaron las dificultades

económicas. La política económica de García se caracterizó por presentar, en

su política cambiaría, dos tipos de cambio, uno oficial llamado dólar Mercado

Único de Cambios (dólar MUC) y otro que existía en el mercado negro, y, en su

política monetaria, excesivas emisiones inorgánicas de moneda nacional.

Igualmente se rechazaron los consejos del Fondo Monetario Internacional y se

limitó el pago de la deuda externa al 10% de los ingresos que por concepto de

exportaciones obtenía el país. Esta decisión causó el retraso en el pago de la

deuda externa y que el país fuera declarado, en un principio, como valor

deteriorado y luego como inelegible por el FMI en 1986.


El punto de ruptura de su gobierno fue la intención de estatizar la banca
privada como una supuesta forma de controlar la inflación que, al 28 de julio de

1987, ya resultaba incontrolable. En efecto, los indicadores macroeconómicos

señalan que el Perú, durante su mandato, llegó a sufrir una hiperinflación de 1

722,3% en 1988 y 2 775% en 1989. Para inicios de 1990 estos índices

alcanzaron el 854% (inflación acumulada a julio de 1990). La devaluación de la

moneda fue altísima y durante su gobierno hubo que cambiar dos veces la

moneda oficial (sol e inti) debido a que quedó rápidamente sin valor. Ello derivó

en una gran especulación y en la escasez de productos de primera necesidad.

No podemos dejar pasar a Alberto Fujimori; en 1990, el Perú estaba al


borde del abismo; la pobreza extrema, la guerra interna, el narcotráfico y la

corrupción generalizada heredada del gobierno Aprista, hacían a muchos

presagiar, el derrumbe del Estado. El Fuji-Shock (8 de agosto de 1990),

faltando a sus promesas electorales, el nuevo presidente inició un programa

neoliberal como paso previo a la reinserción del Perú en el sistema financiero

mundial, siendo el Ministro de Economía Carlos Hurtado Miller, quien el 8 de

agosto aplicó el llamado Fuji-Shock, eliminando los subsidios estatales y

sincerando los precios de diversos bienes de consumo. Además, se bajaron los

aranceles para promover las importaciones.

Principales hechos del gobierno de Fujimori: El 5 de abril de 1992 se


produjo el "Autogolpe de Estado" (se cierra el congreso); se elabora de una

nueva constitución, que entraría en vigencia en 1993, se crean FONCODES,

INDECOPI, ONPE, RENIEC, SUNAR, SUNAT y SUNAD; se inició un programa

de privatización de las empresas públicas; se produce la privatización del

servicio telefónico; se promovió la supresión de los derechos laborales, se


incentivó el cese de los trabajadores estatales; se ordenó el congelamiento de

salarios; se mejoró el sistema de recaudación tributaria a través de la SUNAT;

se bajaron los aranceles para promover las importaciones; se implantó el

Nuevo Sol (reemplazó al Inti); se realiza la construcción de la represa de

Yuracmayo; se captura a los líderes subversivos del MRTA y Sendero

Luminoso y se libera el mercado cambiario.

Tercer gobierno de Alberto Fujimori Elecciones


presidenciales (2000), cuando parecía que Fujimori se quedaba 5 años más,

apareció un vídeo donde Montesinos sobornaba al congresista Alberto Kouri.

Ese hecho provocó la fuga de Montesinos y Fujimori. Este renunció a la

presidencia desde Japón (noviembre del 2000).

En el mes de Julio del 2000, se produce la marcha de los cuatro suyos


para protestar contra el autoritarismo de Fujimori y las elecciones fraudulentas,

sobresale la figura de Alejandro Toledo en la dirección del movimiento.

Gracias a la difusión de un vladivideo donde se observa a Vladimiro


Montesinos sobornando al congresista Alberto Kouri, se logra acabar el

régimen fujimorista en el 2000, poco después de haber iniciado su tercer

gobierno. La corrupción se hace evidente y el aparato político entra en crisis,

ante la huida de Alberto Fujimori, quien renuncia al gobierno a través de un fax.

El Congreso aprueba la vacancia de la presidencia. La corrupción de su

gobierno arroja una suma robada al país que oscila entre los dos mil millones a

los seis mil millones de dólares.

En aras de acortar este ensayo voy a ser más concreto además que los
siguientes casos son historia reciente y están en los noticieros a diario.
Esto nos trae a “Cholo santo y sagrado” Alejandro Celestino Toledo
Manrique Ocupó la Presidencia de la República del Perú entre el 28 de julio de 2001 y

el 28 de julio de 2006. Estudió en la Universidad de San Francisco y luego en la

Universidad de Stanford - Mandato presidencial: 28 de julio de 2001 – 28 de julio de

2006. Hoy está prófugo de la justicia peruana acusado de haber aceptado una

coima de veinte millones de dólares de la constructora brasileña Odebrecht.

Alan García, signado por actos de corrupción de toda índole, hoy al


momento de escribir este ensayo está pidiendo asilo en la embajada de

Uruguay; hay funcionarios de ese gobierno por el caso narco indultos, tren

eléctrico, etc. Solo los cobardes o los culpables son los que huyen.

El gobierno de Ollanta Moisés Humala Tasso se inició el 28 de julio de


2011, y concluyó el 28 de julio de 2016. Llega al poder acusado de ser el

comandante Carlos y haber violado derechos humanos en la base

antisubversiva que comandaba. Es acusado de haber recibido dinero de

Chávez para sus campañas políticas. Y finalmente es alcanzado por el

escándalo de corrupción de Odebrecht que sigue sacudiendo a gran parte de

Latinoamérica. Ollanta Humala y su esposa, Nadine Heredia, fueron detenidos

preventivamente mientras son investigados por el presunto delito de lavado de

dinero en una causa vinculada a la constructora brasileña luego de nueve

meses lograron salir y están siendo enjuiciados en libertad y sus bienes

embargados.

Pedro Pablo Kuczynski Toma de mando: 28 de julio de 2016 - Fin del


mandato (renuncia): 23 de marzo de 2018. El 13 de diciembre de 2017, la

presidenta de la Comisión Lava Jato, Rosa Bartra, dio a conocer una

información procedente de la empresa Odebrecht en la que esta aseguraba


que Westfield Capital, una empresa de asesoría de banca de inversión,

fundada y dirigida por Kuczynski, había realizado siete consultorías para

Odebrecht entre noviembre de 2004 y diciembre de 2007 por 782.207 millones

de dólares, es decir, coincidiendo con la época en que Kuczynski había sido

ministro de Economía (2004-2005) y presidente del Consejo de Ministros

(2005-2006).

La información revelaba también que otra empresa, First Capital,


constituida por el chileno Gerardo Sepúlveda (socio de Kuczynski), había

realizado asesorías para Odebrecht entre el 2005 y 2013, recibiendo como

pago a sus servicios US$4’043.941. Se sabía también que ambas empresas de

asesoría compartían la misma dirección fiscal.

La información resultaba gravemente comprometedora para el


presidente, que siempre había negado haber tenido relaciones con la empresa

Odebrecht, y porque los pagos a su empresa personal de consultoría se habían

realizado cuando era Ministro de Estado (algo prohibido por norma

constitucional por tipificar conflicto de interés), y peor aún cuando provenían de

una empresa como Odebrecht, que había pagado coimas para adjudicarse la

concesión de obras precisamente bajo el gobierno de Toledo, cuando

Kuczynski había sido ministro. El presidente anunció entonces que recibiría a la

Comisión Lava Jato el día 22 de diciembre, pero este gesto fue considerado

tardío, luego de haber insistido reiteradamente en responder solo por escrito.

La oposición al gobierno, liderada por Fuerza Popular, exigió la renuncia


de Kuczynski y amenazó con vacarlo de la presidencia si no lo hacía. Frente

Amplio, por su parte, planteó que se procediera directamente a la vacancia. En

la medianoche del 14 de diciembre, negó las acusaciones y dijo que no


renunciaría a su cargo. Y cito: «Estoy aquí para decirles: no voy a abdicar ni a

mi honor ni a mis valores ni a mis responsabilidades como presidente de todos

los peruanos», expresó en un mensaje a la nación.

En su defensa, aseguró no tener ninguna relación con la empresa First


Capital, que era propiedad exclusiva de Sepúlveda, y que solo uno de los

pagos mencionados tenía que ver con él, el fechado en 2012, cuando ya no era

ministro de Estado; y que en cuanto a Westfield Capital, si bien reconoció que

era su empresa unipersonal, afirmó que nunca estuvo bajo su dirección y

administración mientras fue ministro de Estado, y que los contratos fechados

en esa época los había firmado Sepúlveda, su socio. También señaló que

todos los pagos a su empresa eran legales, estando debidamente registrados,

facturados y bancarizados.

Las explicaciones de PPK no convencieron a la oposición, y se le


achacó de seguir mintiendo, sobre todo en lo referente a que se había

desligado de Westfield Capital cuando fue ministro, cuando, según los registros

públicos, siempre figuró como director de esa empresa. Al respecto, PPK

arguyó en su defensa el concepto de la “muralla china”, expresión que se usa

en los negocios empresariales para referirse cuando el socio o titular no tiene

ningún contacto ni recibe información sobre el manejo de la empresa. Pero este

argumento tampoco convenció a sus opositores, ya que, al tratarse de una

empresa unipersonal, no había manera que hubiera permanecido ajeno al

manejo de la misma. Ante la negativa del presidente a renunciar, varias de las

bancadas opositoras del Congreso plantearon entonces someter su cargo a la

vacancia.
Negoció con una facción del fujimorismo el indulto de Alberto Fujimori por votos
a favor de él en el congreso, pero los conocidos Mamani videos echaron todo
por tierra.
Para cerrar este ensayo habría que imaginar los beneficios que la patria
ha dejado de percibir en todos estos años de corrupción, miles de millones de

dólares perdidos por negociados y coimas dejando atrás los intereses del Perú.

En tanto los hospitales se caen a pedazos, las escuelas estatales igualmente,

el friaje sigue matando a nuestros hermanos de la sierra; el hambre y la

desnutrición siguen campantes mientras que los políticos siguen en sus

negociados y de espaldas al país. Y la única solución factible para este

fenómeno socio-político y económico es volver a los ancestrales preceptos

incaicos que mencioné al inicio: Ama sua, ama llulla y ama quella.
Referencias bibliográficas:
Hernando de Soto P. (2000). Capírulo 4, El misterio de la conciencia política.

El Misterio del Capital.

Quiroz, Alfonso W. (2008). Corrupt Circles: A History of Unbounded Graft in

Peru. Recuperado de

http://idehpucp.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/2012/09/Memoria-Hist%C3%B3rica-

sobre-la-corrupci%C3%B3n-en-el-Per%C3%BA.pdf

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