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¿NIÑOS PELIGROSOS O NIÑOS EN PELIGRO?...

La baja en la edad de
imputabilidad realmente ¿disminuye el delito?.

En la últimas semanas se ha instalado nuevamente la discusión sobre el tema de la edad


en que los chicos deben ser juzgados penalmente, volviéndose a ubicar como tema central
de debate para la sociedad, vuelve a presentarse de parte de las fuerzas hegemónicas
políticas y mediáticas, como: “el tema que más preocupa a la gente”. Lo que se busca es
encender nuevamente la alarma social que sostiene que: "los chicos pobres son los
peligrosos, que de ellos hay que defenderse y que la mejor solución es encerrarlos cada vez
más temprano".

Este tema hace años que viene discutiéndose, habiendo un denominador común, que era
la elección mediática de algún caso de delito cometido por chicos menores de 18 años y en
especial entre 14 y 15 años, para instalar en la agenda pública y en primera plana la
necesidad de bajar la edad de imputabilidad de 16 años, como rige actualmente, a 14- 15
años. Sin embargo, esta vez no hubo ningún episodio sino que existe especulación electoral
de los candidatos que se disputan por quién se muestra como "más duro" contra la
inseguridad y contra los delincuentes. Como en el pasado, la coyuntura electoral es el
contexto en el cual se presenta esta iniciativa que busca conectar con las demandas sociales
de mayor castigo a los jóvenes.

Considero que es necesario analizar el tema de la baja de la edad de imputabilidad penal


sin las restricciones que impone la conveniencia electoral o la difusión insistente de hechos
violentos; necesitamos generar consensos y construir acuerdos que nos planteen una visión
integral y seria de los jóvenes y de la sociedad que queremos. Debemos dar un análisis
serio, reflexivo y no especulativo o meramente coyuntural.

Mi visión es que, tenemos que acordar como sociedad, en el sentido de si queremos vivir
más seguros y con menos violencia o si queremos meter más jóvenes presos. Una vez que
resolvamos eso, vamos a poder emprender un camino más claro ya que si se utiliza más
castigo con los menores, probablemente haya más jóvenes presos, aunque eso no tendría
ninguna incidencia en que la sociedad sea más segura o menos violenta.
Con el propósito de que el tema de la seguridad marque la agenda de este 2019, el
gobierno intenta instalar discusiones vinculadas con este punto. Lo cierto es que el proyecto
del nuevo régimen penal juvenil ya había sido anunciado durante el año 2017 por el
ministro de Justicia. No obstante, en los últimos días el oficialismo hizo públicas sus
intenciones de enviar un proyecto de ley para bajar la edad de imputabilidad.

Ahora bien, suponiendo de que la ley se trate y eventualmente resulte aprobada,


¿significará esto una disminución en los delitos?.

Lo cierto es que en años electorales se recuerda el clásico manual de la demagogia


punitiva, esto responde a que estamos en año electoral, y es más que nada, mera
propaganda, considero que hay que prevenir y resguardar los derechos de todos los jóvenes
en vez de estar discutiendo medidas represivas. Cada vez que se acerca una elección, los
políticos empiezan a hablar de estos temas para conseguir la adhesión de la gente que
necesita una respuesta para la inseguridad; e intentan demostrar que se están ocupando del
problema cuando en realidad no es así. Si se ocuparan, lo que harían sería prevenir.

La propuesta de ley actual sólo hace énfasis en la baja de imputabilidad, sin embargo
pregunto: ¿Que se hace para que el pibe no llegue a cometer el delito? La respuesta es
NADA. Los chicos crecen privados de derechos, el Estado tiene una deuda con estos pibes,
que están sumergidos en la profunda marginalidad. Estamos fracasando como sociedad ya
que no se nos ocurre otra respuesta que "castigar" en vez de generar políticas públicas de
calidad. Cuando necesitamos mas policías, mas penas, mas cárceles estamos en problemas
y se evidencia que ya estamos llegando tarde al problema; no necesitamos respuestas
temblorosas sino fuertes convicciones de que estamos construyendo políticas de prevención
y no de represión o de castigo.

Hay que remarcar que desde todos los órdenes jurídicos-normativos que la Argentina
adhiere, ya se han manifestado que: "No se debe bajar la edad de imputabilidad como
forma de castigo...". El endurecimiento del sistema penal (cuya variante clásica que es
aumentar las penas y bajar la edad penal) en todas las partes del mundo donde se ha
aplicado no ha tenido la consecuencia de bajar el delito.
Considero que se debe buscar la inserción social, impulsar proyectos vinculados con la
educación y la inclusión de los menores a fin de evitar que estén a la deriva, sostengo que la
solución frente a la inseguridad no está en bajar la edad de imputabilidad, ni en aumentar
las penas, ni nada de ello ya que se ha demostrado que estas medidas no dan resultado, ya
que el delito sigue aumentando.

El sistema de justicia juvenil no tiene que ser un sistema punitivo, sino preventivo. A
nivel individual, pensando en la víctima se puede entender ese reclamo. Pero si hablamos
de sistema, de políticas públicas, esto no funciona. Se debe ir a una política más preventiva
y no represiva. Que sea antes, no esperar que el joven cometa el delito.

La privación de libertad no funciona, el chico va a estar en contacto con otros que


cometieron delitos y va a ingresar a lo que se conoce como la "escuela del delito" ya que
las cárceles son escuelas de delincuentes donde los detenidos se perfeccionan en malas
artes y egresan con mayor violencia y resentimiento social. Las cárceles lejos están de re
sociabilizar a los reos detenidos en ellas sino que solo sirven para neutralizar a los
excluidos, o sea encerrarlos, que pase el tiempo y considerarlos como que los internos o
presos son personas descartables, con todas las implicancias del término.

Es falaz que el sistema penal garantiza y repara, sino por el contrario, castiga y
profundiza la exclusión social. Es ficticio que se resuelven los problemas del delito, la
violencia y la inseguridad bajando la edad de imputabilidad de los más chicos, como
tampoco lo ha resuelto con los que ya son punibles a pesar de promover un crecimiento
exponencial del sistema penal con: la creación de juzgados, fiscalías, tribunales orales,
cámaras, el aumento sistemático de efectivos policiales en las calles, el crecimiento de
plazas carcelarias y de institutos.

Creo que el camino es que el Estado asegurar condiciones de vida decente a los niños.
Un niño que es cuidado, que tiene una familia y una comunidad que lo cuida, es un niño
que no se va a meter en problemas con la ley penal o con la justicia. Entonces, eso es lo que
tenemos que reconstruir: La escuela, el deporte, la cultura, la educación, la inclusión. Si
trabajamos en eso, va a ser exitosa la reducción de la violencia, en cambio, si lo único que
hace el Estado es incorporar más menores al sistema penal, la violencia no va a reducirse,
sino que va a aumentar exponencialmente.

El castigo penal constituye el recurso más dañoso que posee un estado para regular
comportamientos y que por eso debe tenderse a su uso mínimo y en caso de jóvenes debe
ser el ULTIMO RECURSO. Debemos reconstruir los lazos sociales y cuidar a los más
vulnerables.

A modo de síntesis, sostengo que: "El ladrón no nace siendo ladrón sino que se crea
por la complicidad o dejadez del Estado. No es un problema del niño sino de los adultos
que no crean las condiciones necesarias para combatir el delito. No se soluciona el tema
de la seguridad bajando la edad de punibilidad de menores, la inseguridad y el delito se
combaten con mayor contención, educación e igualdad de oportunidades. La única
política que va en dirección opuesta a la violencia y la inseguridad es la inclusión, la
educación y el desarrollo, todo lo demás no va a funcionar".

IGNACIO FASSI

Abogado- Escribano- Docente.

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