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TALLER SOBRE EL CIELO TEOCÉNTRICO

Nombres: Luisa Alejandra Rodríguez Guerra


Carlos Albeiro Hincapié Cano
Diego Alejandro Ramírez

1. ¿Por qué en España, en el periodo que nos ocupa, era inaceptable la idea de un
paraíso sensible?
En la teología española del Siglo de Oro, el concepto central, al igual que en toda la
cultura, era Dios. La herencia medieval de San Agustín a partir de su obra “La
Ciudad de Dios”, según la cual toda estructura social está basada en la autoridad
divina que se administra a través de las instituciones de la Iglesia y el Sacro Imperio
Cristiano. El mismo San Agustín desarrolla las verdades teológicas del cristianismo
a partir de las categorías clásicas que había aprendido en su formación previa a la
conversión y entre estas categorías sobresalía la ontología platónica, especialmente
su tendencia a relacionar el mundo real con aquello imperceptible por los sentidos:
el espíritu, las formas, con las cuales definió el mundo. Esta aproximación fue
retomada en la definición alma-cuerpo del ser humano, en la cual la realidad del
cuerpo (lo que lo relaciona con el mundo sensible) fue asociada a lo negativo,
aquello que constituye un obstáculo para que el alma (lo que lo relaciona con lo
espiritual) se eleve hacia la contemplación de lo trascendente, lo absoluto, Dios.
A pesar de los esfuerzos del mismo Agustín y de muchos teólogos cristianos por no
hacer una lectura negativa del cuerpo humano (creado por Dios para que el hombre
se encuentre con él), la idea platónica de un cuerpo malo, “cárcel del alma” se
extendió en la cultura popular cristiana y generó no pocas confusiones en los
creyentes. Este mismo dinamismo, que asociaba al cuerpo y lo sensible con lo más
bajo del ser humano, con su tendencia al pecado, era el que relacionaba lo espiritual
–no sensible- con lo divino, con el alma, con el canal de comunicación con Dios, en
últimas con la bienaventuranza o felicidad plena.
La concepción de un cielo sensible habría contrastado fuertemente con estas
categorías ya instaladas hace siglos en la tradición más popularizada del
cristianismo, por ello se ve muy difícil que una iniciativa con estas características
tuviera una acogida masiva. Esto, por supuesto, sin tener en cuenta las políticas de
estado asociadas al mantenimiento de la doctrina cristiana tradicional, pero este
aspecto será tratado en el punto siguiente.

2. ¿Qué papel pudo jugar la Inquisición? ¿Creó de veras un clima social que impidió
la expresión de cualquier punto de vista del cielo que no fuera estrictamente
sensible?
A finales del siglo 15 los reinos cristianos de la península ibérica lograrían el avance
definitivo contra los musulmanes para recuperar el sur del continente de manos del
Islam. Castilla y Aragón formarían una alianza matrimonial que daría paso a lo que
sería el Reino de España. Los monarcas Isabel y Fernando, no en vano llamados
los Reyes Católicos, tomarían la cabeza de esta nueva nación europea que unía
diversidad de etnias y culturas en la matriz de la fe cristiana. De esta manera la
religión ocupó el papel de vínculo social que mantenía el reino funcionando, y de la
salud de esta, dependía en gran medida la estabilidad del reino y de su propia casa
real al frente de tan complejo territorio (considerando elementos cómo la guerra
contra el Islam, la migración judía, los conflictos con otros reinos peninsulares y
demás países europeos). Es por ello que los reyes desarrollaron un mecanismo
para mantener la pureza de la doctrina cristiana y evitar tanto las falsas
conversiones (que generaban ventajas políticas a los falsos conversos musulmanes
o judíos), cómo la influencia de las nacientes herejías protestantes provenientes de
Europa central. Este mecanismo fue la Inquisición española o Tribunal del Santo
Oficio de la Inquisición, fundada en 1478 por los Reyes Católicos para mantener la
ortodoxia católica en sus reinos. Esta institución dependía directamente de la
monarquía, aunque se valía de la jerarquía eclesiástica para realizar las labores de
peritaje respecto a los asuntos teológicos de los que se ocupaban frecuentemente
los tribunales.
Siguiendo la línea anterior, podemos decir que la Inquisición sí tuvo un papel
importante en el hecho de que ninguna desviación de la doctrina tradicional de un
cielo teocéntrico se propagara con algún éxito, pues toda innovación o propuesta
alternativa a lo que dictaminaba la tradición más estricta era mirada con recelo, pues
podía poner en peligro la estabilidad política del Reino. Los tribunales de la
Inquisición se ocupaban de los casos más complejos o reincidentes y aplicaban
penas ejemplares que en algunos casos (muy escasos) podía llegar a la muerte.

a) Para Santa Teresa de Jesús y para San Juan de la Cruz la naturaleza del cielo está
contenida en un estado vivencial del alma que sólo puede dar Dios, es decir, el cielo
lo podemos llevar en nuestras vidas si tenemos a Dios con nosotros y si es la
voluntad de él darnos ese estado.

Lo anterior, parte de la idea de que para estos místicos justificados en el amor


incondicional que le tienen a Dios, afirman llevarlo prisionero y que Dios habita en
ellos, por lo cual sus cuerpos no les pertenece pues son terreno de Dios. Es por
esta razón que en sus escritos se refleja la negación que tienen por sus vidas
materiales, ya que sus deseos es vivir apasionadamente la presencia de Dios en
ellos.

b) El Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz explica la deificación del alma a través
de la metáfora materializada en el diálogo entre esposos, donde la esposa es el
alma. En el diálogo los amantes se entregan mutuamente, por parte del esposo
manifiesta la importancia de proteger la belleza y el estado del alma y por parte del
alma la importancia de alejarse juntos del mundo conocido a tierras lejanas donde
juntos a solas puede haber abnegación y entrega, condiciones para una relación
íntima y profunda, que les permita estar gozosos. Es justo aquí en la soledad donde
se muestra la relación de un hombre con su alma para juntos establecer una unión
con Dios.

c) Tres vías
Para la unión del alma con Dios se implantaba el seguimiento de tres vías,
procedimientos o fases:
Vía purgativa: el alma se purifica de sus vicios y sus pecados mediante la
penitencia y la oración. Las atracciones sensibles no son malas por sí
mismas, pero sí lo es el apego o gusto que provocan en la memoria, pues
le impide orientarse plenamente hacia Dios. La privación corporal y la
oración son los principales medios purgativos.
Vía iluminativa: una vez purificada, el alma se ilumina al someterse total,
única y completamente a la voluntad de Dios. El alma se halla ya limpia y
en un desamparo y angustia interior inmensos, arrojada a lo que es por sí
sola sin el contacto de Dios. El demonio tienta entonces y el alma debe
soportar todo tipo de tentaciones y seguir la luz de la fe confiando en ella y
sin engañarse mediante una continua introspección en busca de Dios. Pero
ha de ser humilde, ya que si Dios no quiere, es imposible la unión mística,
pues la decisión corresponde a Él.
Vía unitiva: el alma se une a Dios, produciéndose el éxtasis que anula los
sentidos. A este punto sólo pueden llegar los elegidos y es muy difícil
describirlo con palabras porque el pobre instrumento de la lengua humana,
ni siquiera en forma poética, puede describir una experiencia tan intensa: se
trata de una experiencia inefable. El hecho de haber alcanzado la vía
unitiva puede manifestarse con los llamados estigmas o llagas sagradas
(las heridas que sufrió Cristo en la cruz), con fenómenos de levitación del
santo y con episodios de bilocación (es decir, encontrarse en varios lugares
al mismo tiempo). El santo, porque ya lo es al sufrir este tipo de unión, no
puede describir sino sólo aproximadamente lo que le ha pasado.

d) Las descripciones del cielo son escasas y evitadas sistemáticamente, pues la


contemplación de la bienaventuranza es una realidad que trasciende el universo de
los sentidos, que es el que está a nuestro alcance, y cualquier intento de explicación
implicaría una reducción cualitativa de la experiencia. Cualquier explicación
analógica promovería aproximaciones sensibles a esta realidad eminentemente
espiritual, lo cual iba en contra de la doctrina más tradicional.
e) La visión del cielo que presenta Santa Teresa fue fruto de un corto estado de
meditación en la que sintió el arrebatamiento de su espíritu y se sintió metida en el
cielo, perdiendo toda fuerza de voluntad, pues quedo a merced de este lugar. Allí
describe el encuentro con seres fallecidos, en este caso, el de su madre y padre; no
describe haber sostenido una conversación con alguno de los hombres que son
santificados, pero si hace mención de un corto diálogo con la voz de Dios.
“Parecíame estar metida en el cielo, y las primeras personas que allá vi fue a mi
padre y madre, y tan grandes cosas -en tan breve espacio como se podía decir una
avemaría- que yo quedé bien fuera de mí, pareciéndome muy demasiada merced”
(Teresa de Jesús, Libro de la Vida, 38) Para la santa mística el cielo tenía evidentes
vínculos con este mundo, en particular en aquellas cosas que se consideran buenas
en términos tanto sensibles como espirituales: El compartir con las personas
amadas (familiares, amigos, etc.), el departir directamente con los santos históricos
admirados y una experiencia de los sentidos transfigurada por la eternidad “Porque
todos los sentidos gozan en tan alto grado y suavidad, que ello no se puede
encarecer, y así es mejor no decir más” (Teresa de Jesús, OP. Cit, 38).

f) Fray Luis de León en sus escritos hace una fusión de dos perspectivas del cielo,
una que es la tradición escolástica del cielo empíreo y la otra, el de los Campos
Elíseos de la tradición clásica. Las características que encontramos en los escritos
y que hacen parte de la tradición escolástica, describen al cielo como un lugar que
está arriba en lo alto, es un cielo fragmentado donde encontramos varios niveles o
esferas, las más altas esferas son las del gozo y el contento y en la última de ella
se encuentra Dios sentado en su trono.

Desde la tradición clásica, Fray Luis describe un cielo como una sección de un lugar,
esto lo podemos ver cuando nos dice que en este-en el cielo- se puede ver distinto
y junto, es así como interpretando podríamos decir que en el cielo se puede ver y
vivir cosas diferentes a las que se ven y se viven en un lugar que esta justamente a
su lado. También nos dice que es un campo que siempre florece donde hay eterna
primavera, un campo paradisiaco.

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