Anda di halaman 1dari 150

ILEANA SCIPIONE

LENGUA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA


Tomo I
SINTAXIS DE LA ORACIÓN
(ORACIÓN & GRUPOS SINTÁCTICOS)
IIa Edición
Descrierea CIP a Bibliotecii Naţionale a României
SCIPIONE, ILEANA-CORNELIA
LENGUA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA/Sintaxis de la
oracíon (oracíon & grupos sintacticos)/ Ileana, Scipione –
Ed. a II-a, Bucureşti, Editura Fundaţiei România de Mâine, 2004
152 p., 20,5 cm
ISBN 973-582-993-2 – general
973-725-023-0
811.134.2’367(075.8)
811.134.2(075.8)

© Editura Fundaţiei România de Mâine, 2004


UNIVERSITATEA SPIRU HARET
FACULTATEA DE LIMBI ŞI LITERATURI STRĂINE

ILEANA SCIPIONE

LENGUA ESPAÑOLA
CONTEMPORÁNEA
Tomo I
SINTAXIS DE LA ORACIÓN
(ORACIÓN & GRUPOS SINTÁCTICOS)
IIa Edición

EDITURA FUNDAŢIEI ROMÂNIA DE MÂINE


Bucureşti, 2004
CONTENIDO

Introducción ………………………………………………… 7
PRIMERA PARTE
GRUPOS SINTÁCTICOS
A. CARACTERÍSTICAS GENERALES. Categorías sin-
tácticas. Categoría locución. Funciones sintácticas (§ 1– 4)…. 15
B. GRUPO NOMINAL. Estructura del grupo nominal.
Núcleo del grupo nominal. Clases de actualizadores del
grupo nominal. Modificadores del grupo nominal
(especificativos y explicativos; aposición; modificadores del
pronombre; complementos del nombre; otros modificadores
del grupo nominal) (§ 5 – 22) ………………………………. 19
C. GRUPO ADJETIVAL. Características y clases.
Modificadores cuantificadores. Otros modificadores del
adjetivo. Complementos del adjetivo. Posición del adjetivo.
Concordancia del adjetivo con el sustantivo (§ 23 – 37) ……. 35
D. GRUPO ADVERBIAL. Estructura. Modificadores cuan-
tificadores. Otros modificadores del adverbio (§ 38 – 40)…. 46
E. GRUPO VERBAL. Estructura (§ 41) …………………... 49
I. NÚCLEO VERBAL. Determinación del verbo
(§ 42 – 43) ……………………………………………. 50
II. COMPLEMENTOS DEL VERBO (§ 44) 51
1. Complemento directo (CD). Caracterización
semántica y formal. CD con la preposición a. CD
con verbos de medio, peso, duración y precio.
Pronombre personal tónico como CD. Categorías que
funcionan como CD. Posición del CD (§ 45 – 51)….. 52
2. Complemento indirecto (CI). Caracterización
semántica y formal. Clasificación de los CI. Posición
del CI. Categorías que funcionan como CI. Casos
especiales de CI. Laísmo y loísmo. El dativo como
función sintáctica. Clases de dativo (§ 52 – 62)…….. 57
5
3. Complemento circunstancial (CC).
Caracterización semántica y formal. Clasificación
semántica. Categorías que funcionan como CC. CC
de cantidad y calidad (§ 63 – 67)……………………. 66
4. Complemento de régimen (CR). Características.
Compatibilidad entre CR y CD. Casos fronterizos
entre CR y CC: los argumentos adverbiales.
Categorías que funcionan como CR (§ 68 – 71) ……. 71
5. Complemento agente (CA) (§ 72) …………
III. SINTAXIS DE LAS FORMAS NO PERSONA-
LES DEL VERBO. Infinitivo. Participio
Gerundio. (§ 73 – 76) ……………………………... 75

SEGUNDA PARTE
MODELOS DE ANÁLISIS SINTÁCTICO

Modelos de análisis sintáctico (§ 77 – 87) ………………. 85


Modelo del comentario lingüístico de un texto literario y
ensaístico (§ 88 - 93) ……………………………………. 112

TERCERA PARTE
CLAVES DE LA FRASE

Esquema general de la frase posible (§ 94); Cuadro de la


frase desde el punto de vista subjetivo (§ 95); Clasificación
de Wundt (§ 96) Cuadro de la frase desde el punto de vista
objetivo (§ 97); Cuadro de la frase desde el punto de vista
potencial (§ 98); (Esquema de perífrasis verbales (§ 99);
Esquema práctico de formas pronominales átonas (§ 100);
Esquema práctico de formas interrogativas (§ 101); Cuadro
de los complementos (§ 102) ………………………………... 131
Glosario terminológico ……………………………………… 138

BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía …………………………………………………. 141
Nota final ……………………………………………………. 146

6
INTRODUCCIÓN

El objeto de este enfoque sintáctico es la lengua


contemporánea que se escribe y se habla en estos tiempos en España y
Latinoamérica. Unos la llaman español, otros castellano.
El área en que se enmarca este análisis es, por supuesto, el
idioma español o castellano, hablado en España, los países latinoame-
ricanos y el resto del mundo, por más de 400 millones de personas, lo
que hace de ése el cuarto idioma del mundo por el número de
hablantes. Por un lado, ha sido y es el mérito de los peninsulares el no
haberse delimitado nunca en plano espiritual y cultural, en general, y
en plano lingüístico y literario, en particular, del Nuevo Mundo
hispanohablante, sino todo lo contrario, el haber hecho todo lo posible
para mantener, en la medida de lo posible, esta unidad. Y, por el otro,
ha sido el mérito de los latinoamericanos el haber aceptado de modo
muy creador esta unidad, enmarcando en ella toda su genuina
originalidad en dichos planos.
Pero no es menos verdadero el que este idioma tiene dos
nombres, y en lo que sigue insistimos en el significado de ello.
Andrés Bello1 fue el primero que concibió y practicó, en su
conocida Gramática, algo como una ciudadanía hispanoamericana,
basada en la raza y expresada en el habla. A pesar de ello, no dió a la
lengua que hablaba y estudiaba esmeradamente el nombre de
hispanoamericana, ni tampoco de española, en su época hecho poco
oportuno, y siguió llamándola castellana, conforme al uso habitual y
oficial en la propia España2, hasta algo entrado el siglo XXI.
Corresponden las tres denominaciones posibles para la lengua
a las tres etapas geográficas e históricas de su expansión, en las cuales
se fue extendiendo a una región, a un estado nacional y a un imperio

1
Véanse referencias a este gran gramático venezolano en la Bibliografía.
2
La Real Academia Española misma refirió a la lengua castellana muchas
ediciones de su Gramática y de su Diccionario, incluso la penúltima de
aquella y la antepenúltima de éste. Después de estos textos, la Academia,
decidiendo sobre el uso indistinto que desde hacía mucho tiempo admitía,
prefirió y reivindicó la denominación de lengua española, recordando que, si
bien otras, que se hablan dentro de España, aun siendo españolas no son el
español, el casatellano ha venido a serlo por antonomasia.
7
idiomático. Hoy día, los españoles hablan de español y castellano.
Los latinoamericanos hablan más de castellano que de español. Los
científicos usan de modo equilibrado los dos términos. Los extranjeros
prefieren la denominación de español, la cual es la que más
suspicacias despierta y recelos inspira entre las naciones que la hablan,
o en las regiones comprendidas dentro del estado español3.
Castellano es ya el nombre más arcáico, pero sigue siendo el
más apaciguador. Español es vocablo de cambio internacional.
Hispanoamericano es un vocablo que resulta largo y excluiría las
regiones donde, como Filipinas, se ha hablado durante siglos y puede
seguir hablándose. El hispanoindi(an)o, ya histórico y quizás molesto,
no cubre toda el área de un idioma tan difundido, por no abarcar las
comunidades israelitas y mediterráneas, que lo hablan más o menos
anticuadamente, ya en la Europa balkánica (los sefardos), ya en Asia
occidental o Africa del Norte.
Más nuevo y sobre todo más breve (y, por supuesto, más
penetrante) es otro término nada despectivo: latino, que se usa, en
EE.UU., con la perspectiva de extenderse al mundo entero, gracias a la
indomable fuerza de penetración del inglés, por lo menos hasta el
momento, para denominar personas (sustantivo y adjetivo) y música
(sobre todo, pero sólo adjetivo) que proceden de Iberoamérica o son
de índole latinoamericana.
Y ahora, al grano. El presente enfoque sintáctico del español
se dirige de modo especial a los estudiantes de Filología española de
segundo grado, quienes continúan profundizando el funcionamiento
gramatical de ese idioma, después de haber abordado en el primero la
morfología flexiva, derivativa y compositiva, lo mismo que ciertos
aspectos vinculados a la Morfo-Sintaxis. Este intento es, en el ámbito
estudiantil, un estreno desde posiciones no en su totalidad
desprendidas de la Gramática tradicional. Pues entendemos por el
estudio de los enunciados, las oraciones y los grupos aquella parte de
la Gramática donde sólo interviene la Sintaxis.
Partimos en este enfoque de los conceptos de forma y función
sintácticas. Entendemos por forma todo lo que en Gramática tiene que
ver con las combinaciones de un elemento con otros elementos
3
Por lo mismo, no prevaleció la denominación española, y resurgió
oficialmente la del castellano en la Constitución republicana de 1931, a pesar
de que la tesis tuvo por defensor esforzado e insigne en las Cortes
Constituyentes a don Miguel de Unamuno, personalidad vigorosa, típicamente
representativa de lo regional, lo nacional, lo racial y lo universal, todo fundido
y concertado dentro de su alma indestructiblemente vasca y fervorosamente
castellanizada.
8
gramaticales, y con las oposiciones a que dan lugar dos o más
elementos en el sistema gramatical. Y por función sintáctica, el papel
relacional abstracto que un elemento determinado ejerce dentro de un
grupo sintáctico o de una oración. Así, por ejemplo, al enfocar el
sustantivo, distinguimos entre su manera de significar (que tiene que
ver con la Semántica y la Lógica), por un lado, y su forma
(oposiciones masculino/femenino, singular/plural, etc.) y función (su
papel de núcleo en un grupo nominal, o de sujeto, complemento
directo, etc. en una oración).
Por tanto, al lado del estudio de los enunciados y las oraciones
que hacemos en toda su complejidad en Lengua española
contemporánea. Sintaxis de la oración compleja, este curso
universitario enfoca la sintaxis de la oración simple y compuesta, con
las oraciones y los grupos sintácticos (o sintagmas), entendidos éstos
últimos como combinaciones de palabras que forman una unidad con
capacidad para desempeñar funciones sintácticas.
Este trabajo, por supuesto perfectible, se atreve a ser en
muchísimas ocasiones normativo4, con la debida modestia de quien no
es un nativo hispanohablante, porque en una Gramática didáctica no
debe faltar el aspecto normativo que, a pesar de otras opiniones,
enriquece en muchos casos la reflexión gramatical. Intentamos
registrar en él, en tanto que curso universitario, fenómenos del idioma
castellano de estos días, dentro de su constante evolución (cosa
posible también gracias a la rica experiencia de traductora de la
autora), con el fin de familiarizar a los estudiantes con los principios
fundamentales de la Sintaxis de la lengua española moderna en el ya
mencionado campo, haciendo el estudio teórico de unos hechos
sintácticos de la lengua española, eso es, de las formas, los valores y
las funciones sintácticas de ésta.
Contemplamos ofrecer a los estudiantes conocimientos teóricos
sobre la Sintaxis del español en general, pero nos basamos también en
los conocimientos generales de Sintaxis y en los especiales de Sintaxis
rumana, que todo bachiller rumano se supone que ha de tener. Por ello,
antes de enfocar con nosotros la Sintaxis española, es menester que cada
estudiante repase sus conocimientos de Sintaxis general y rumana, que
este trabajo intenta implícitamente valorar en el estudio del castellano.
Intentamos presentar opiniones de las más diversas en el dominio de la
4
Eso es, que no sigue la modalidad académica preceptiva, que erige sus
conclusiones en normas de corrección. Por tanto, no hay que esperar
encontrar en este libro una enumeración pormenorizada (tal como lo hacen
algunas de las Gramáticas mencionadas en la Bibliografía) de todas las
reglas que rigen el uso práctico de la lengua.
9
Sintaxis de la oración e incluso, con la debida modestia, expresar
opiniones propias en un dominio en que los puntos de vista de los
propios gramáticos españoles discrepan no pocas veces.
Se ha de tener en cuenta el que la Sintaxis del español no
encaja con facilidad en los modelos que ofrecen las Gramáticas
modernas. Por ello, la exposición de los hechos sintácticos en este
trabajo, que supera el marco tradicional y describe la lengua española
en el plano sincrónico5 de la actualidad, se basa en el análisis más de
la lengua hablada que de los textos literarios.
Tratándose de un curso universitario, hemos optado, al cabo
de largas vaciltaciones, por el “modelo didáctico” de Leonardo
Gómez Torrego, un entendido en la materia, con cuya metodología
coincidimos en la mayoría de los casos, por ser éste uno de quienes,
además, no ha olvidado que su ciencia arraiga en los clásicos, lo que
es un hecho nada desdeñable, más bien admirable. Este modelo nos ha
permitido ordenar de modo lógico y unitario, según criterios tanto (a
veces) semánticos como (sobre todo) lingüísticos, el “caos” de los
hechos lingüísticos, pues identifica con Sintaxis el estudio de las
oraciones y los grupos sintácticos, procurando diferenciar nítidamente
conceptos tales como significado, forma y función (sintáctica).
Evocamos, explicamos y comparamos, a lo largo de este
trabajo, la terminología que los lingüistas españoles de nuestros días
han adoptado en fin de cuentas6. Pero de toda ella hemos optado por
aquellos términos que más en consonancia están con los rumanos, lo
cual reviste ciertas ventajas metodológicas para quien enseña la
Sintaxis del español a los rumanos7.
Analizamos, como hemos dicho, en un tomo separado (Sintaxis
de la oración compleja. Enunciados & oraciones) el enunciado, la
oración y los conjuntos; y en el presente (Sintaxis de la oración.
Oraciones y grupos) las funciones oracionales y los grupos sintácticos.
En la Segunda Parte del presente tomo, incluimos modelos de
análisis sintácticos y de un posible comentario lingüístico de texto,
que pueden ser imitados en todas las circunstancias, con lo cual
contemplamos, por un lado, ofrecer la aplicación práctica más
inmediata de lo estudiado acerca de enunciados, oraciones y grupos en
las dos partes del Curso de Lengua Española Contemporánea,
5
Mientras que la lingüística sincrónica es una Gramática descriptiva, la
diacrónica, eso es, evolutiva, es lo que solemos llamar la Gramática histórica.
6
Véase, en este sentido, también el Glosario terminológico.
7
Una vez más llamamos la atención sobre las discrepancias terminológicas que
existen entre rumano y español, con las cuales toda persona que estudie
gramática española ha de familiarizarse ya desde el comienzo.
10
referentes a la sintaxis de la oración y de la oración compleja, y, por
otro lado, brindar a los estudiantes la posibilidad de comprobar la
utilidad práctica inmediata del análisis sintáctico y del comentario
lingüístico de textos, precisamente en la zona fronteriza que separa
sintaxis de estilística, y a las dos del comentario de texto. Ya desde el
comienzo, queremos insistir en dos hechos: que estos modelos no son
intangibles, ni incuestionables, sino más bien enmendables y
enriquecibles por cualquier estudioso e incluso estudiante, y que ellos
pretenden sobre todo sugerir vías y métodos del análisis, a través de
los cuales cualquier persona llegue, por un lado, a concienciar su amor
al español, entrañable idioma de toda una galería de creadores de la
lengua, de Cervantes a Sábato, y por el otro, a saber en qué se basa
este amor lingüístico y literario a la vez. Hemos hecho coincidir esta
parte por así decir práctica de nuestro curso con la teórica,
precisamente para poner de evidencia cómo se aplica la última en los
análisis y comentarios, completándola con los valiosos ejemplos y
sugerencias de Fernando Lázaro y José Luis Girón Alconchel. Lo
mismo que, en vistas de repasar los conocimientos teóricos, hemos
aprovechado y reproducido en este libro las ya conocidas y apreciadas
“claves “sintácticas de Martín Alonso.
A disposición de quienes deseen conocer más profundamente
todos estos hechos están los trabajos mencionados en la Bibliografía y
además las explicaciones que en ella se suministra acerca de ciertos
autores y de ciertas obras.
Dedicamos este trabajo a la memoria de nuestros malogrados
profesores Renée Jerusalmi, Iorgu Iordan y Constantin Duhăneanu,
quienes en nuestra tierna juventud abrieron de par en par ante nosotros
las mágicas puertas de la ciencia, estimulando e incentivando nuestros
ingenuos esfuerzos y guiando nuestros primeros e inseguros pasos por
los senderos del castellano.

I.S.

11
PRIMERA PARTE

GRUPOS SINTÁCTICOS

13
14
A. CARÁCTERÍSTICAS GENERALES

§ 1. Los grupos sintácticos son conjuntos de palabras capaces de


desempeñar como un todo una función sintáctica dentro de la oración.
En la oración
los alumnos de quinto curso recogerán sus notas de
matemáticas,
hay los siguientes grupos:
quinto curso
sus notas de matemáticas
los alumnos de quinto curso
recogerán sus notas de matemáticas.
Los componentes de un grupo sintáctico contraen a su vez una
serie de relaciones entre sí. Cada grupo sintáctico está integrado por
componentes que realizan diferentes funciones: núcleo, actualizador,
modificador, etc. Para que una secuencia de palabras pueda ser
considerada grupo sintáctico, debe desempeñar alguna función
sintáctica y estar compuesta de elementos que se relacionan
sintácticamente entre sí. Por tanto, cualquier secuencia de palabras no
es un grupo sintáctico. En el ejemplo
a los árboles se les caen las hojas en el otoño,
son grupos sintácticos las secuencias:
las hojas = función de sujeto
a los árboles se les caen en otoño = función de predicado
a los árboles = función de complemento indirecto
en el otoño = función de complemento circunstancial
Nunca forman grupo sintáctico secuencias de palabras tales como:
a los árboles se les
caen las hojas en
hojas en otoño
a los
se les.
En un grupo sintáctico puede(n) integrarse otro(s) grupo(s) más
pequeño/s. En el grupo sintáctico
el libro de tu hijo Juan
15
existen los grupos
el libro
tu hijo Juan.

§ 2. Categorías sintácticas
Una oración puede estar formada por sólo palabras:
él / come
o por grupos sintácticos:
tu amigo Juan / come caviar.
Por consiguiente, en la Sintaxis hay que tener en cuenta dos
tipos de categorías:
a. La categoría palabra (que incluye también las locuciones que,
aunque se compongan de más de una palabra gráfica, actúan como una
sola palabra sintáctica) abarca las clases de palabras (partes de la
oración) que suelen definirse por rasgos sintácticos (combinatoria con
otras palabras) y, cuando se produce, por rasgos morfológicos
(flexión, variabilidad o invariabilidad). Por ejemplo, en
hay mesas llenas de papeles,
mesas llenas de papeles es una categoría sintáctica, por
desempeñar la función de complemento directo.
b. Dentro de la categoría grupo, distinguimos:
1. el grupo nominal;
2. el grupo adverbial;
3. el grupo verbal;
4. el grupo adjetival.
Aunque de naturaleza sintáctica diferente, también cabría hablar
de grupo con preposición (o sintagma preposicional, formado de
preposición + sustantiv) en una expresión como
esto es para mis hijos,
y grupo con conjunción, en una expresión como
quiero que vengáis.
La perífrasis verbal es – en opinión de Leonardo Gómez Torrego
- un grupo sintáctico con características propias.

§ 3. Categoría locución
Se llama locución a un conjunto de palabras gráficas
sintácticamente insegmentable, que funciona como una sola palabra
sintáctica. Existen, entre otras:
16
1. locuciones adverbiales, que actúan como un adverbio: a las
mil maravillas, de repente, a lo mejor;
2. locuciones preposicionales, que actúan como una prepo-
sición: junto a, acerca de, con respecto a;
3. locuciones conjuntivas, que actúan como una conjunción: a
no ser que, a menos que, sino que;
4. locuciones verbales, que actúan como un verbo: dar de lado,
caer en la cuenta, echar de menos;
5. locuciones actualizadoras o modificadoras, que actúan como
un determinativo, actualizador o como modificador de cantidad:
cantidad de, infinidad de.

§ 4. Funciones sintácticas
Las funciones sintácticas son los papeles sintácticos que las
categorías desempeñan en una secuencia oracional o en un grupo
sintáctico, es decir, las relaciones que contraen unas categorías con
repecto a otras. Es importante no confundir las funciones sintácticas
con las categorías, ya sean palabras (lo que tradicionalmente se
llamaba partes de la oración: sustantivo, adjetivo, verbo, pronombre,
etc.) o grupos (nominal, verbal, etc.).
Existen varias clases de funciones sintácticas:
1. las que configuran una oración: el sujeto y el predicado;
2. las integradas en un grupo sintáctico no oracional. Son el
núcleo, el actualizador, el modificador, el término, el complemento
directo, el complemento indirecto, el complemento circunstancial, el
complemento agente y el complemento de régimen;
3. las que complementan al mismo tiempo a dos categorías distintas
(al verbo y al sustantivo). Son el atributo y el (complemento) predicativo;
4. las que actúan de enlace coordinante o subordinante dentro de
un grupo o de un enunciado. Son los nexos (preposiciones y
conjunciones);
5. las periféricas, que inciden sobre una oración. Son los atributos
oracionales, los tópicos, la modalidad (adverbios de modalidad);
6. las que sirven de nexo entre enunciados o párrafos y que se
conocen como conectores (con significados varios de consecuencia, de
causa, explicativos, de adición, de corrección, etc.). Son palabras o
locuciones como por tanto, por consiguiente, sin embargo, es que, bueno,
así que, en consecuencia, en realidad, en una palabra, etc., siempre que
su misión sea la mencionada y contribuyan a la cohesión de un texto.
17
Hay categorías que desempeñan siempre la misma función y
otras que pueden desempeñar funciones distintas según el contexto en
que aparezcan:
artículo: siempre es actualizador y, en ocasiones, sustantivador;
grupo verbal: siempre desempeña la función de predicado;
sustantivo: el sustantivo Juan es sujeto en Juan me lo dijo; es
complemento directo en busco a Juan; es complemento indirecto en di
a Juan un recado.
No deben confundirse las funciones sintácticas con las
semánticas (agente, paciente, beneficiario, experimentador, instru-
mental, objeto, compañía, etc.). Así, el sustantivo Juan puede ser
sujeto y agente: Juan tiró los papeles;
sujeto y paciente: Juan sufrió un accidente;
complemento agente (función sintáctica) y agente (función
semántica): la piedra fue tirada por Juan;
complemento indirecto y beneficiario: dieron la enhorabuena
a Juan.
De la misma manera, un grupo nominal como
ese cuchillo
es un instrumental en las dos oraciones siguientes, pero desempeña en
ellas distintas funciones sintácticas:
complemento circunstancial: corté el jamón con ese cuchillo;
sujeto: ese cuchillo corta bien el jamón.

18
B. GRUPO NOMINAL

§ 5. Estructura del grupo nominal


El grupo sintáctico nominal está constituido por un núcleo, que
es obligado, y unos actualizadores y modificadores, que son, en
muchos casos, optativos. En:
dos mesas redondas,
dos es actualizador, y mesas redondas es núcleo modificador.

§ 6. Núcleo del grupo nominal


El núcleo del grupo sintáctico nominal es siempre
un sustantivo: chicas altas;
un pronombre: alguno de ellos;
un elemento sustantivado: el ridículo más espantoso.
El núcleo es siempre el centro del grupo sintáctico: hacia él
convergen los demás componentes (actualizadores y modificadores),
hasta el punto de tomar prestados de él, cuando la categoría lo
permite, la información de género y número. Por este motivo, los
determinativos y los adjetivos concuerdan siempre con el sustantivo
en género y número:
esa mesa redonda / esas mesas redondas
ese árbol frutal / esos árboles frutales.
No obstante, algunos determinativos actualizadores como un, el,
este, etc., cuando se unen a ciertos sustantivos valorativos, no
concuerdan con éstos, sino con su referente:
Juan es un bestia (fiera, rata, etc.);
el bestia (el fiera, el rata, etc.) de tu hermano.
En estos casos, tales sustantivos están adjetivados, ya que
admiten el cuantificador8 muy (el muy bestia) y las estructuras
atributivas del tipo el bestia de Juan. Este tipo de concordancia se
establece también en casos de metonimia:
el (jugador) defensa;
el (individuo) reventa.
Además, el núcleo confiere a todo el grupo sus propiedades
categoriales (núcleo, nombre, grupo nominal, etc.) y tiene capacidad
para seleccionar sus adyacentes (complementos / modificadores) tanto
en lo sintáctico como en lo semántico. Los ejemplos
8
Modificador lingüístico que expresa una idea de cantidad, o cuantifica.
19
un libro comilón,
dos caridades,
no son posibles, porque el sustantivo libro no selecciona adjetivos
aplicables sólo a personas, y porque el sustantivo caridad, como no
contable, no admite cardinales.
Es obvio que para quienes el artículo es un morfema del
sustantivo, el núcleo estaría constituido por artículo + sustantivo.

§ 7. Clases de actualizadores del grupo nominal


La función actualizadora la desempeñan los determinativos,
siempre que aparezcan delante del núcleo. Los nombres propios
contienen el valor del artículo, por lo que no necesitan un actualizador
de forma expresa. Sólo cuando se oculta un sustantivo común, el
artículo puede acompañar al nombre propio:
el (río) Duero;
la (calle de la) Castellana;
los (montes) Alpes.
Los actualizadores inciden no sólo sobre el sustantivo, sino
también, cuando es el caso, sobre el resto del grupo sintáctico
nominal, pues fijan la referencia de éste. Por tanto, estos
determinativos se encuentran, en la segmentación sintáctica, en un
nivel superior al de los modificadores:
esos = bonitos coches.
Hay actualizadores simples, complejos y compuestos.
El actualizador simple es una palabra determinativa:
tu hijo;
el árbol;
algunos niños.
El actualizador complejo es siempre una locución determinativa:
¡qué de niños!;
cantidad de niños;
así de gente.
El actualizador es compuesto cuando son dos o más
determinativos los que inciden sobre el sustantivo en su función
actualizadora:
todos los demás niños;
muchas otras niñas.

20
§ 8. Modificadores del grupo nominal
Hay varios tipos: especificativos y explicativos; aposición;
modificadores del pronombre; complementos del nombre. Por otra
parte, en un grupo sintáctico nominal, el núcleo puede ir modificado
por elementos de diversa naturaleza categorial:
1. adjetivos o grupos adjetivales: la verde pradera;
2. sustantivos o grupos nominales: su hijo el cura;
3. determinativos pospuestos: la casa nuestra;
4. oraciones de relativo: la mesa que compré;
5. grupos con preposición: la llegada al hotel;
6. adverbios: un niño así.
Estas categorías desempeñan dentro del grupo sintáctico la función de
modificadores del núcleo.

§ 9. Modificadores especificativos y explicativos


Los modificadores pueden afectar de dos formas diferentes al
núcleo al que complementan. Por ello, se clasifican en:
1. modificadores especificativos, que restringen la extensión
significativa de las realidades a las que se refiere el sustantivo:
una corbata roja.
2. modificadores explicativos, que aportan o añaden algún dato
sobre la realidad significativa a que se refiere el sustantivo-núcleo.
Pueden ir o no separados por coma:
el niño, triste, se quedó en casa;
blanca nieve.

§ 10. La aposición
Dos sustantivos están en aposición cuando el modificador del
sustantivo-núcleo de un grupo nominal es otro sustantivo u otro grupo
nominal que se une a aquel directamente, sin preposición:
su hija la abogada
el rey Juan Carlos
Andrés, el hermano mayor.
Las aposiciones son de dos clases:
1. unimembres o especificativas:
su amigo el tendero
2. bimembres o explicativas, que aparecen en la escritura
separadas por comas:
21
París, la ciudad de las luces.
Volveremos sobre ello. Por otra parte, ciertas construcciones con
una preposición, la cual no añade nada ni sintáctica ni
semánticamente, se consideran también aposiciones:
la calle (de) Alcalá;
la ciudad de Madrid.
En un grupo nominal, el núcleo puede ir afectado por varios
modificadores correspondientes a distintas categorías. En el ejemplo
el bonito cuadro de Andrés el pintor, que estaba en la pared,
el núcleo cuadro tiene tres modificadores: bonito, de Andrés el
pintor y que estaba en la pared.
En los casos en que un sustantivo es complementado a través de
una preposición por otros sustantivo sin actualizador, se prefiere
hablar de núcleo complejo, pues entre ambos sustantivos es imposible
intercalar otro elemento. En el ejemplo siguiente:
esa caja de madera de mis padres,
el núcleo complejo es caja de madera.
§ 11. Como hemos visto, un sustantivo puede determinar, aclarar
o precisar el significado de otro sustantivo, ya sea juntándose
simplemente con él a manera de atributo calificativo o determinativo,
como en los casos de
el rey soldado,
Buenos Aires, capital de la Argentina,
ya relacionando ambos sustantivos por medio de una preposición:
casas de cartón
un día sin sol.
En el primer caso se dice que el sustantivo complementario está en
aposición, pues aclara o precisa el concepto de otro sustantivo. En el
segundo es un complemento con preposición. En frases como
Toledo, la ciudad del Tajo,
el sustantivo ciudad se refiere a Toledo, pero no lo hace con un
sentido de especificación, sino con uno de pura aclaración, más bien
poética, puesto que dentro de nuestro concepto de Toledo está ya
descontado su carácter de ciudad. Este último sustantivo está, por
consiguiente, en aposición explicativa, no especificativa. Lo mismo en
Carlos V, el Emperador,
Danubio, río europeo,

22
el sustantivo complementario nada añade a la idea que tenemos
formada del nombre a que se refiere. Se limita a hacer resaltar una
nota o aspecto que nos parece característico o particularmente
interesante. La aposición es explicativa. En cambio, en las frases
el rey soldado,
el molinero alcalde,
la provincia de Sevilla,
la aposición es especificativa, puesto que determina y distingue al rey
soldado entre otros reyes, al molinero alcalde entre los molineros que
no lo sean y a Sevilla ciudad de Sevilla provincia.
El nombre en aposición explicativa suele separarse por una
pausa en la pronunciación y por una coma en la escritura, como puede
comprobarse en los ejemplos anteriores, que algunos gramáticos
llaman aposición bimembre.
En la aposición especificativa, que los mismos gramáticos
llaman aposición unimembre, no hay pausa alguna.
El sustantivo en aposición puede tener género y número
distintos:
vivía con sus tres hijas, báculo de su vejez.
Por aposición se han formado compuestos de dos sustantivos que se
escriben juntos o separados, como
casatienda / aguanieve / compraventa / pájaro mosca.
La relación que guardan entre ellos los dos sustantivos es de simple
coordinación. En otros casos, el segundo va regido por el primero:
bocacalle / puntapié / maestresala,
que significan boca de calle / (golpe dado con la) punta del pie /
maestre de sala, respectivamente.
En la aposición especificativa se adjetiva a veces el segundo
elemento:
un día perro,
noticia bomba,
obra cumbre.
§ 12. En la aposición especificativa no hay pausa alguna. Los
objetos que se designan con dos nombres, uno genérico y otro
específico, se expresan por aposición especificativa. Así decimos:
el río Ebro,
los montes Pirineos,
mi primo Alberto,
el señor don Andrés Gómez.
23
Pero, por lo general, se coloca el nombre específico en genitivo,
construcción característica española. Por ejemplo, cuando se trata de
islas: la isla de Pascuas,
cabos: el cabo de Palos, pero también el cabo San Vicente,
golfos: el golfo de Lepanto,
estrechos: el estrecho de Magallanes,
ciudades: la ciudad de México,
provincias: la provincia de Burgos,
calles: calle de Alcalá, pero también avenida Alvear,
plazas: plaza de España,
meses: el mes de abril,
años: el año de 1492, pero también el año 1492,
edificios: el palacio del Ayuntamiento,
instituciones: el teatro de Apolo, pero también el teatro
Calderón o el Instituto Cervantes,
y provincias: provincia de Aragón.
es peculiarmente española la construcción del nombre específico con
la preposición de. En la actualidad, la tendencia a suprimir el de se
acentúa, y así hoy día resulta raro ver u oir
año de 1913 en lugar de año 1913.
y los edificios e instituciones nuevos se nombran ya todos por
yuxtaposición:
Universidad Menéndez y Pelayo,
cátedra Manuel de Falla,
Torre España.
No es tan general esta tendencia en las denominaciones de calles
y plazas. Las formas
calle Toledo,
plaza Santa Cruz,
son peculiares o del habla vulgar, como en
voy a casa mi tío,
el chico el carpintero,
o de la telegráfica economía de los anuncios de periódico. Fuera de
estos casos, decir
calle Arenal,
Calle Alvear,
es extranjerismo.
En otro orden de ideas, el sujeto puede no ser un solo sustantivo,
sino un concepto más o menos complejo, en el cual se añaden al

24
sustantivo básico otras palabras que completan su significado. Cuando
el complemento del sujeto es un sustantivo o palabra equivalente
(pronombre, adjetivo sustantivado), la relación entre el sujeto y su
complemento se expresa por medio de alguna preposición.
En cuanto a los complementos de los complementos, ellos se
forman con las preposiciones a, ante, bajo, cabe, con, contra, de,
desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, so, sobre, tras.

§ 13. Otros modificadores del grupo nominal


En el grupo sintáctico nominal, el núcleo puede ir determinado9
para así definir su significación. Las formas de modificación indican
el grado de precisión en la individualización de un sustantivo,
obtenido, como se verá más adelante, por medio del artículo, el
adjetivo, el pronombre o el adverbio. En el sustantivo se pueden
verificar varias formas graduales que van de la indeterminación a tres
niveles ascendentes de determinación.
§ 14. Formas de indeterminación. Hay varias, pero no se
pueden identificar diferencias graduales entre ellas.
La primera es la que ofrecen los sustantivos sin artículo. Ocurre
tanto con los de materia, como con los genéricos. Con los de materia
da idea de cantidad indeterminada, como en
dame pan,
bebimos vino,
no tiene mesas.
En este caso, pero expresando la misma indeterminación de magnitud,
los sustantivos pueden ir, sin embargo, determinados:
bebimos vino de Burdeos.
Los sustantivos abstractos pueden dejarse en su indefinición natural:
no logró resultado,
no tenía sueño.
También sustantivos concretos pueden emplearse del mismo modo,
con un sentido de cierta abstracción:
no tenía cama (= donde reposar),
busco casa (= donde habitar).
A veces, estos sustantivos pueden determinarse, pero siguen
omitiendo el artículo por conservar cierto sentido de vaguedad, dentro

9
Los lingüistas llaman determinar señalar la extensión, función o significado
de una palabra, por medio de otras palabras de la misma oración.
25
de la mayor comprensión de las cualidades que le presten los
complementos añadidos:
no veo resultado favorable,
busco piso con cuarto de baño.
El segundo tipo de indeterminación lo ofrecen los sustantivos
afectados del artículo indeterminado:
un día pasó por una alameda cercana a nuestra casa un
caballero con una dama de gran hermosura.
Día y caballero son sustantivos indeterminados con artículo, mientras
que alameda y dama llevan cada cual complementos que los
determinan, aumentando las cualidades que de ambos conocemos.
El tercer tipo de indeterminación se verifica en el el uso genérico
o distributivo de los sustantivos con artículo determinado:
el viento arranca las hojas de los árboles,
donde el viento y los árboles se encuentran en este caso.
§ 15. Determinación por referencia.
Si decimos dame el gabán, el sustantivo gabán está bien
determinado: se trata de un gabán ya consabido de las personas que
hablan. Ha bastado el artículo el para dar a entender que el gabán que
pedimos es cierto gabán que solemos usar. El gabán queda, por tanto,
determinado con referencia a un conocimiento anterior. Otras veces, el
contexto mismo determina el objeto de que se trata. Por ejemplo:
en esa casa vivía una familia: el padre era leñador; la madre,
lavandera, y tanto los hijos como las hijas trabajaban para subvenir
el sustento de todos.
En este caso, padre, madre, hijos e hijas están determinados con
referencia a la familia de que se viene hablando. En todos estos casos es
indispensable usar el artículo determinado, que nos inicia, presentándonos
ya al sustantivo dentro de una cierta esfera de determinación.
§ 16. Determinación por atribución. El mejor medio para
concretar un sustantivo a fin de que sirva a la expresión de un objeto
determinado es declarar aquellas de sus cualidades que sean más
características, o bien relacionarlo con otros objetos más o menos
conocidos. Tenemos así la determinación por atribución y la
determinación por relación.
En la determinación por atribución hay que distinguir la
adjetivación y la aposición.

26
§ 17. Adjetivación. Ya desde el comienzo hay que distinguir
entre la adjetivación determinativa y la adjetivación calificativa.
La primera alcanza, aunque en distinta medida, el mayor grado
de especificación referente a
cantidad : muchas mesas;
número : tres casas;
orden : el primer día;
multiplicidad : triple gasto;
división : media rosca;
distribución : cada libro.
Los adjetivos demostrativos y posesivos originan una
determinación tanto atributiva como de relación, puesto que, en
realidad, establecen relaciones del objeto con las personas
gramaticales:
este dinero,
mi conciencia.
La adjetivación calificativa pone de manifiesto cualidades más o
menos características del objeto. Hay que distinguir entre los adjetivos
explicativos (epítetos), y los especificativos. Compárense, por tanto:
la cándida (explicativo) paloma y
las palomas mensajeras (especificativo).
§ 18. Determinación por relación. Un sustantivo puede
determinarse con otro sustantivo en caso genitivo, dativo o ablativo, con
el cual va relacionado mediante las preposiciones que correspondan:
el sombrero del niño,
unos pendientes de perlas,
un día sin pan,
la resistencia de la columna,
un viaje a la República Argentina,
el amor al prójimo,
la petición de amnistía,
periódicos de ayer,
el hombre de la cicatriz,
un estudio a fondo,
gato con guantes,
las máquinas de vapor,
un paseo en coche,
la lucha por la vida.

27
Por otro lado, en las expresiones
el azul del cielo,
un sueño de oro,
el árbol sin hojas,
el gato con guantes,
el caballero de la máscara,
los genitivos y ablativos
del cielo / de oro/ sin hojas / con guantes / de la máscara son
equivalentes a adjetivos, como
celeste / dorado / deshojado / enguantado / enmascarado;
aunque estos genitivos y ablativos no encuentren siempre equivalentes
entre los adjetivos morfológicos, se percibe siempre en ellos su
sentido adjetivo y se sustantivizan con frecuencia, esencialmente con
ayuda del artículo determinado. Así son frases sustantivas:
el del sable,
la de los lirios,
las de Aragón,
los sin patria.
En general, debemos llamar frases sustantivas a las constituidas
por un sustantivo, cualquiera que sea su función sintáctica, y todo
aquel conjunto de determinaciones que lo acompañan.

§ 19. Modificadores del pronombre


Los modificadores de un pronombre-núcleo pueden ser:
adjetivos: nosotros mismos;
aposición de nombre y pronombre: yo, vuestro capitán, os
felicito;
aposición de dos pronombres: todos nosotros estamos a vuestro
lado;
adjetivación predicativa: vosotros, incautos, la habéis creído; yo
soy feliz con mis hijos;
determinación por relación: alguno de esos lo sabe; aquellos de
la boina tuvieron la culpa;
palabras o grupos con preposición: ese de ahí;
oraciones de relativo explicativas o especificativas: tú, que has
estudiado mucho.
Cuando el modificador de un pronombre es un grupo con
preposición formado por los pronombres tónicos nosotros, nosotras,
vosotros, vosotras, y la preposición de, y el núcleo pronominal va en
28
plural, la concordancia del verbo se establece con el pronombre
modificador y no con el núcleo:
- ¿Quiénes de vosotros conocéis el informe? - Algunos de
nosotros estamos enterados.
Sin embargo, cuando el núcleo pronominal aparece en singular,
la concordancia del verbo se establece con él y no con el modificador:
¿quién de vosotros conoce el informe?

§ 20. Complementos del nombre


Complemento, en general, es todo aquello que completa o
perfecciona alguna cosa. En
la noche de Pascua,
la significación sumamente general de la noche, aplicable a todas las
noches habidas y por haber, es perfeccionada y completada por el
sustantivo Pascua, auxiliado de la preposición de, llegándose así a
esta expresión que tiene sentido muy restringido. En la Gramática
tradicional, se decía que noche regía a Pascua mediante una
preposición. La relación de dependencia que existe entre ambas
palabras se orientaba desde un punto de vista opuesto (régimen). De
las palabras dominantes (eso es, regentes) dependían otras
subordinadas a ellas (regidas). Las palabras se determinan y
completan mutuamente, para formar un conjunto comprensible; las
unas son complementos de las otras.
La Sintaxis del régimen procedía de arriba abajo; la Sintaxis de
los complementos procede de abajo arriba. La Gramática de nuestros
días, destaca Samuel Gili y Gaya (refiriéndose a la Gramática de la
primera mitad del siglo pasado), no abandona los nombres de regente
y regido; solamente sustituye la palabra régimen por rección.
En su visión, los elementos esenciales de la oración siendo el
sujeto y el predicado, la oración está gramaticalmente completa. Mas
una oración gramatical ordinaria no contiene solamente los elementos
esencialmente necesarios, sino también una serie de elementos
accidentales, cuyo valor es aclarar, completar y dar eficacia a los
componentes esenciales de la oración. Las palabras que completan o
determinan a los elementos oracionales se llaman complementos: del
sujeto, del predicado y de otros complementos.
En las Gramáticas españolas modernas, aunque todos los
modificadores del sustantivo son, en realidad, complementos o
adyacentes suyos, se suele reservar la denominación de complementos
29
del nombre a aquellos modificadores que lo complementan mediante
una preposición:
el perro de esa casa,
el ataque del enemigo.
Hay dos clases de complementos del nombre:
1. argumentos, es decir, aquellos complementos exigidos o
seleccionados por la naturaleza léxica del sustantivo-núcleo.
Pongamos, para ser más claros de los ejemplos:
a. la entrega de la ciudad,
donde el sustantivo entrega selecciona un complemento similar al
complemento directo del verbo entregar,
b. la llegada al colegio,
donde el sustantivo llegada selecciona un complemento de “meta”,
igual que el verbo llegar.
En general, los sustantivos derivados de verbos (matanza,
carencia, ataque, subida, compra) y de adjetivos (inteligencia,
velocidad) seleccionan argumentos. También seleccionan argumentos
los sustantivos de relación (padre, hijo, amigo, cara) y los de
representación (foto, retrato):
el amigo de David,
la foto de mi hijo.
2. adjuntos, es decir, aquellos complementos que no son
exigidos por la naturaleza léxica del sustantivo-núcleo. Así,
sustantivos como mesa, silla o libro pueden llevar complementos,
pero no son seleccionados por las propiedades léxicas de aquellos:
la mesa del despacho
el libro de Miguel.
Los complementos del nombre que denotan posesión y otros que
modifican a un sustantivo derivado de un verbo transitivo y de acción
permiten la sustitución por un determinativo posesivo:
el libro de Juan = su libro,
la destrucción de esa casa = su destrucción,
pero
la casa de la esquina no es su casa.
En algunos casos, es el sustantivo modificador y no el núcleo el que
impone la selección semántica correspondiente. En
me bebí una copa de vino,
es el sustantivo vino y no el sustantivo copa el que selecciona el verbo
beber.

30
En grupos nominales como la lista de tu hermana, es el
sustantivo hermana el que tiene capacidad de selección. Entre otras
cosas, impone la concordancia con el adjetivo:
la lista de tu hermana / el tonto de tu hermano.
Por tanto, podría pensarse que el verdadero núcleo (en este caso,
sintáctico) es hermana y hermano, respectivamente. De todas formas,
la relación que se establece entre ambos componentes de la
construcción es atributiva. Se trata, en opinión de Leonardo Gómez
Torrego, de un caso más de estructuras de predicación sin verbo, las
cuales equivalen a oraciones como
tu hermana es lista / tu hermano es tonto,
con la mención de que las últimas son más expresivas.
Otros grupos nominales atributivos y con carácter enfático son
aquellos en que el núcleo sintáctico no es más que un sustantivo
valorativo con valor atributivo. Compárese:
una maravilla de mujer = una mujer (que es) maravillosa;
un portento de niño = un niño (que es) un portento;
con la expresión
una profesora de mujer,
que no es posible, ya que profesora no es sustantivo valorativo.
También hay modificadores del sustantivo llamados comple-mentos
agentes, por lo que éstos no son exclusivos, como a veces se cree, de
los participios pasivos:
la persecución de los gamberros por la policía,
la entrega de las llaves de la ciudad por el alcalde,
donde la policía y el alcalde son complementos de agente.
En fin, son construcciones partitivas aquellas cuyo núcleo es un
pronombre que designa cantidad precisa o indefinida y va modificado
por un grupo nominal con la preposición de:
dos de los chicos, con el núcleo dos y el modificador de los chicos,
algunos de mis amigos, con el núcleo algunos y el modificador
de mis amigos,
muchos de vosotros, con el núcleo muchos y el modificador de
vosotros.
§ 21. Complementos con de. Un sustantivo está en caso
genitivo cuando está ligado a otro mediante la preposición de por una
relación de posesión, propiedad, pertenencia o materia de que está
hecha una cosa. En la oración
31
el amigo trajo el cuaderno de David,
el cuaderno de David significa propiamente el cuaderno que
pertenece a David, o, lo que es lo mismo, que David es el poseedor
del cuaderno del que se está hablando. Entre cuaderno y David existe,
por tanto, una relación de poseedor a cosa poseída, de posesión.
David, el poseedor, está en el caso genitivo. Pues sólo la preposición
de es capaz de expresar la relación de la que se trata.
Mas si, en vez de el cuaderno de David, hubiéramos hablado de
la conducta de David, entre conducta y David, como la conducta no
es un objeto material, la relación no puede ser de posesión, sino más
bien de pertenencia. David está ahora también en caso genitivo, pero
la relación ha variado de matiz, al pasar de concreto a abstracto el
sustantivo al que complementa David. También es David genitivo de
pertenencia en
la llegada de David me sorprendió,
la contemplación de David me impresionó.
Llegada significa la acción de llegar, pero el que llega es David;
decimos por eso que David es un genitivo subjetivo; contemplación
indica la acción de contemplar; pero esta acción la realizo yo, y el
objeto es precisamente David; decimos por eso que David es un
genitivo objetivo. Decimos que un genitivo que depende de un
sustantivo verbal es subjetivo u objetivo cuando aparece como sujeto o
como objeto de la acción verbal que representa el sustantivo del cual
depende.
El complemento de la acción expresada por el sustantivo que
denomina una acción verbal puede llevar las preposiciones a y de:
el estudio de la Gramática,
el amor al prójimo.
Cuando el sustantivo que denomina una acción verbal es un
infinitivo, el sujeto se presenta en caso genitivo, si predomina en la
palabra el carácter sustantivo:
el dulce lamentar de los pastores.
Si es predominante el carácter verbal, el sujeto va en nominativo:
el venir ayer tu padre me hizo cambiar de planes.
El objeto, en cambio, va siempre en acusativo.
Los sustantivos de materia se usan como complementos en caso
genitivo para expresar la materia de que está construido el sustantivo
al que complementan. Así , en
mesa de pino,

32
escalera de mármol,
pino y mármol son genitivos de materia.
Los pronombres indefinidos que indican vagamente cantidad
suelen ir con un complemento genitivo etimológico. Así se ve en
muchos de los amigos,
esto es, muchos, que pertenecen al grupo de los amigos. Así tenemos
el genitivo partitivo:
algo de fiera,
quien de vosotros,
algunos de los soldados.
Un uso curioso del genitivo, que no obstante tiene correspondiente en
rumano, es el de realce de la cualidad, cuando va siguiendo a un
adjetivo calificativo:
el idiota de Pedro,
pobre de mí.
Esta construcción encierra siempre matiz despectivo o compasivo,
tanto si el adjetivo en sí es depresivo como si no lo es:
el gracioso de Pepito,
el bueno de Juan.

§ 22. Concordancia del adjetivo con el sustantivo


Precedido por dos o más sustantivos, el adjetivo concierta con
ellos en plural:
claridad y erudición admirables.
Sin embargo, aparecen esporádicamente casos con el adjetivo en
singular. Intervienen la intención de no calificar con el adjetivo sino al
sustantivo más cercano:
audacia y valor indomable,
y el grado de cohesión con que se piensen los sustantivos. Por tanto,
lengua y literatura españolas
supone los dos sustantivos en su aislamiento; en tanto que
lengua y literatura española
los piensa en su conjunto unitario, que permite calificarlo en
singular. Si el adjetivo precede a los sustantivos, concierta
generalmente con el más próximo:
el público lo recibió con entusiasta admiración y cerrado
aplauso.
Por su carácter subjetivo, el adjetivo antepuesto tiende a limitar
su alcance al sustantivo que inmediatamente le sigue, y así ocurre
33
también con su concordancia, puesto que se trata de una matización
emotiva indiferenciada, que se puede propagar a todos los sustantivos,
sin necesidad de expresarla gramaticalmente. El adjetivo pospuesto,
objetivamente descriptivo, ha de tener por lo general que señalar su
extensión múltiple por medio de la concordancia en plural.
Compárense las oraciones:
admiro su asombroso talento y saber
admiro su talento y saber asombrosos.
En la primera, el adjetivo envuelve sutilmente en su cualidad
(ampliándola en igual medida a ambos) a los dos sustantivos que le
siguen; tanto que sonaría, señala Samuel Gili y Gaya, decir
asombrosos talento y saber10. En la segunda oración, si el adjetivo no
estuviese en plural, calificaría sólo al sustantivo saber, o por lo menos
habría tendencia a interpretarlo así: talento y saber asombroso.

10
No obstante encontramos este tipo de expresión en textos de muy cuidada
formulación.
34
C. GRUPO ADJETIVAL
§ 23. Características y clases
El grupo adjetival es una secuencia de palabras que tiene como
elemento central un adjetivo, el cual constituye la función núcleo, que
es obligada. Los demás componentes del grupo, que convergen hacia
el adjetivo, son los modificadores. En los grupos adjetivales
muy seguro de sí mismo,
el núcleo seguro tiene dos modificadores: muy y de sí mismo
más dispuesto a trabajar,
el núcleo dispuesto tiene dos modificadores: más y a trabajar.
Hay dos clases de modificadores del adjetivo:
1. argumentos, que son complementos exigidos por la naturaleza
léxica del adjetivo:
carente de emoción;
ávido de noticias;
pertenececiente a una asociación;
exento de la multa.
En ocasiones, el modificador puede eludirse, pero es igualmente
exigido por el adjetivo:
el estadio estaba lleno (de gente)
el vaso está vacío (de agua).
2. adjuntos, que son complementos opcionales, no exigidos por
la naturaleza léxica del adjetivo:
es habilidoso (con el balón)
es guapo (de cara).

§ 24. Modificadores cuantificadores


La función de modificador cuantificador de un adjetivo la ejercen
algunos adverbios y algunas locuciones adverbiales de cantidad:
muy alto,
bastante ruidoso,
nada malo,
la mar de listo,
un poco loco,
más grande,
demasiado bueno,
enormemente contento,
35
un tanto feo,
menos limpio,
algo fácil,
cuán largo,
cantidad de barato,
una barbaridad de caro.
Algunas de estas locuciones cuantificadoras pertenecen al
lenguaje coloquial. Son también coloquiales otras locuciones
cuantificadoras que, a diferencia de las anteriores, siguen al adjetivo.
En las expresiones
feo con avaricia = muy feo, con avaricia es cuantificador,
tonto de remate = muy tonto, de remate es cuantificador.
No significa lo mismo el cuantificador poco, que se aplica de
costumbre a cualidades positivas, que la locución un poco, la cual se
suele aplicar a cualidades negativas:
un poco tonto, pero no un poco listo,
un poco antipático, pero no un poco simpático.
También son modificadores cuantificadores enfáticos las formas lo,
que y cuán:
¡lo bueno que es!,
¡qué (cuán) bueno (es)!
Los modificadores cuantificadores pueden ser compuestos:
bastante más satisfecho,
mucho menos alto,
un poco más lento.
En ocasiones, ciertos grupos nominales con valor de cantidad pueden
ser modificadores del modificador cuantificador:
dos veces más caro,
varios centímetros más alto.
Además, estos grupos nominales pueden ser a su vez modificados por
otros adverbios:
casi dos veces más caro,
sólo varios centímetros más alto.
La determinación del adjetivo se realiza por modificación de la
intensidad, por comparación y por relación.
§ 25. Determinación por modificación de la intensidad. La
intensidad de un adjetivo se modifica, en primer término, por medio
del adverbio, obviamente con matices diferentes:

36
muy / bien / bastante / demasiado / extremadamente / algo /
horriblemente / enormemente / extraordinariamente / (un) poco / nada
/ casi duro.
Se puede usar también el superlativo absoluto:
durísimo.
Otras veces, el adverbio agrega una cualidad sobre otra cualidad:
ridículamente cursi,
audazmente feliz.
§ 26. Determinación por comparación. También por adverbios
(más, menos, tan) se llega a las formas adjetivas
más / menos / tan duro,
que tienen sólo valor relativo, porque nacen de la comparación de un
objeto con otro, en cuanto a la cualidad de dureza. El valor relativo
cuaja en tres tipos de expresiones comparativas: el de superioridad, el
de igualdad y el de inferioridad:
esta madera es más / menos dura que aquella
esta madera es tan dura como aquella.
§ 27. Determinación por relación. A veces, la cualidad queda
restringida o concretada mediante la relación que una preposición
establece con un sustantivo (en dativo y ablativo). Con dativo
tenemos, por ejemplo:
dispuesto para estudiar,
apto para el ejército,
inclinado al bien,
ágil para el deporte,
dócil a los consejos,
difícil para ellos.
Y con ablativo encontramos:
procedente de Argel,
liberal con los niños,
harto de callar,
docto en mate,
práctico en taquigrafía,
conforme con su sino.
Muchos de estos adjetivos no hacen sino tomar, por su origen verbal,
los complementos que corresponderían a los verbos de donde
proceden, incluso los adverbios:
un mozo estimado por todos,
llegó rendido de fatiga.
37
Estos complementos llevan generalmente la misma preposición que si
lo fuese del verbo:
conforme con su sino (< conformarse con),
procedente de Argel (< proceder de).
El adjetivo puede ser completado no sólo por un nombre dativo o
ablativo, sino también, a veces, por un nombre genitivo:
amante de las flores,
ansioso de noticias.
Este complemento se da en adjetivos de sentido verbal, y tiene valor
de objeto de la acción contenida en la cualidad. Es, pues, un genitivo
objetivo. Como se ve, aquí no se da la correspondencia de
preposiciones que hay en los otros complementos:
amante de las flores, pero amar las flores,
ansioso de noticias, pero ansiar noticias.
En
dimos fin a aquella tarea, para nosotros sumamente enojosa,
lo que está allende la coma es una frase adjetiva, complemento de
tarea. Es obvio que estas frases admiten ser sustantivadas con el
artículo. Así ocurre en la oración compleja
el designado ayer por nosotro no acepta el cargo,
en la cual
el designado ayer por nosotros
es una frase adjetiva sustantivada.

§ 28. Otros modificadores del adjetivo


En el grupo adjetival, el núcleo, eso es, el adjetivo, puede ir
modificado por otras palabras. Normalmente son grupos nominales u
oraciones precedidos de preposición los que actúan de modificadores
(o complementos) del adjetivo:
ávido de noticias,
en que el núcleo es ávido y el modificador es de noticias,
comprometido con la causa,
en que el núcleo es comprometido y el modificador es con la causa,
deseoso de que vengas,
en que el núcleo es deseoso y el modificador es de que vengas.
Los adjetivos del campo semántico del color tienen la propiedad
de poder ser modificados por otro adjetivo o por un sustantivo
adjetivado:
azul marino,
38
verde esmeralda,
marrón oscuro,
rojo vivo.
Se trata de grupos adjetivales (núcleos complejos) que actúan como
una palabra compuesta, aunque sus componentes no estén soldados
gráficamente.

§ 29. Complementos del adjetivo


Los sustantivos con preposición completan o determinan a los
adjetivos:
apto para el estudio,
amable con las damas,
atento a las órdenes,
procedente de Galicia,
serio sin afectación.
En el mismo caso se hallan los infinitivos:
cansado de leer,
paciente en sufrir,
apto para mandar.
El significado restrictivo del complemento con preposición explica
frases como
una moza pequeña de cuerpo, pero recia de voz,
en las cuales el adjetivo concierta con el sustantivo principal, y no con
el que le sirve de complemento. En la oración
servía en la venta una moza asturiana, ancha de cara, llana de
cogote, de nariz roma, de un ojo tuerta y del otro no muy sana
(Quijote, I, 16),
los adjetivos ancha, llana, tuerta y sana, que en realidad califican a
cara, cogote y ojo, van gramaticalmente atribuidos a moza. Se da al
todo la calificación que corresponde a una parte; y así
una moza de cogote ancho pasa a ser ancha de cogote,
puesto que la restricción que el complemento con preposición produce
en el adjetivo mantiene el significado invariable, a pesar de la
concordancia gramatical y de que la calificación se amplíe al todo.
Más difíciles de explicar son construcciones como
el bueno del chófer,
el tonto de Juan,
la pícara de la moza,

39
que se verifican, entre otras, también en rumano y en las que el
adjetivo parece intensificarse y adquirir un sentido de compasión,
ironía o menosprecio, según el modelo de los adjetivos que, teniendo
estos significados, se construyen con complemento pronominal:
pobre de mí / ti / ella,
infelices de nosotros.
En cambio, no se dice (más que dialectalmente)
dichoso de ti, sino dichoso tú;
feliz de mí, sino feliz yo;
bienaventurados de vosotros, sino bienaventurados vosotros,
y, cuando el adjetivo es elogioso, toma con estas expresiones un claro
significado irónico:
el sabio de Sancho;
el valiente de Simón.

§ 30. Posición del adjetivo


En español, el adjetivo puede preceder o seguir al sustantivo a
que se refiere, pero su valor expresivo no es el mismo en uno u otro
caso. En gran número de casos no se trata de normas, sino de
tendencias, a veces contradictorias, de difícil formulación gramatical.
Son más bien criterios con que podemos penetrar en los estilos. Unos
de ellos los pormenorizamos en lo que sigue:
§ 31. Criterio 1. Desde el punto de vista lógico, Andrés Bello
advirtió que el adjetivo pospuesto determina o restringe la extensión
del sustantivo. Por tanto, si decimos
un edificio hermoso,
excluimos la imagen general del edificio a todos los que no sean
hermosos. En cambio, en
un hermoso edificio,
añadimos al sustantivo una nota o cualidad que amplía, pero no limita
la imagen. Es por esto que Bello aseveró que el adjetivo antepuesto es
explicativo, y el pospuesto es especificativo. Choca o por lo menos
asombra la posposición de un adjetivo que designe cualidades
inseparablemente asociadas al sustantivo, como en:
las ovejas mansas,
pues la posposición exige separar el adjetivo del sustantivo por medio
de una coma/pausa fónica, quitarle así el carácter restrictivo:
las ovejas, mansas.

40
En los ejemplos anteriores existen palabras determinativas (artículos,
demostrativos, posesivos, etc.) y a ellas se debe gran parte de la
significación determinativa del elemento pospuesto. Bastaría dejar
solo al adjetivo con el sustantivo para que, al quedar indeterminados,
ya no rigiesen los ya mencionados valores lógicos, aflojando su
significado explicativo y especificativo. La diferencia expresiva entre
blancas nubes / nubes blancas asomaban al horizonte
no es ciertamente de carácter lógico. En casos de completa
indeterminación, actúa de un modo exclusivo la vivencia estética con
que la frase se profiere.
§ 32. Criterio 2. La interpretación sicológica estableció que el
adjetivo antepuesto supone por parte del hablante mayor atención
hacia la cualidad que hacia el sustantivo:
verde prado / altas torres / buena persona
frente a
prado verde / torres altas / persona buena,
matizan subjetivamente la expresión.
El adjetivo antepuesto envuelve al sustantivo que sigue en la
previa representación de la cualidad. Por eso decimos que tiene carácter
subjetivo o afectivo y es signo de estimación preferente de la cualidad.
El adjetivo pospuesto viene también a sumarse a la previa
representación del objeto, que asume el interés principal. Expresa una
cualidad más o menos característica, pero no la realza. Tiene, por ello,
carácter objetivo. Por tanto, no se puede decir sino, es verdad que
también por ser muy amplios los adjetivos:
colaboración universitaria;
investigación científica;
desarrollo económico.
El realce de la cualidad puede conseguirse también separando el
adjetivo pospuesto del sustantivo por una ligera pausa:
el jardín, abandonado, evocaba otros tiempos.
En este caso, el adjetivo rompe su unidad de acento y de entonación
con el sustantivo, y adquiere relieve propio, a manera de inciso
explicativo.
§ 33. Criterio 3. Tanto en la oración de predicado nominal
como en la unión sin verbo copulativo, el adjetivo pospuesto realiza el
orden lineal, en que el determinante sigue al determinado; en cambio,
el adjetivo antepuesto responde al orden envolvente, es decir, el
determinante se anticipa. Compárense:
esta casa es bonita con bonita es esta casa
41
casa bonita con bonita casa.
La sucesión sin cópula de sustantivo + adjetivo funciona como un
predicado nominal, presentando, como éste, los datos o notas del
sustantivo con fin descriptivo o analítico. El adjetivo antepuesto
denota actitud afectiva o valorativa de la cualidad; por esto aparece en
las oraciones exclamativas o en las más o menos impregnadas de
sentimientos y estimaciones:
¡bonita casa!;
¡el cochino dinero tiene la culpa de todo!;
siempre está con los dichosos libros;
buen genio tiene ella para aguantar;
magnífica ocasión para hablarle.
Los adjetivos determinativos se anteponen normalmente al sustantivo:
veinte vacas;
primer premio;
esta casa;
sus hermanos;
muchos hombres;
algunos amigos;
otro día.
Hay, sin embargo, algunas excepciones:
a. los numerales cardinales, cuando se emplean como ordinales,
van necesariamente pospuestos:
día 15;
el siglo XX;
León XIII.
A veces, los cardinales se posponen en frases proverbiales o,
enfáticamente, en el lenguaje poético:
al cabo de años mil, vuelven las aguas;
en abril, aguas mil;
gracias mil, pero también mil gracias;
pasaron bandadas ciento.
En estos casos, los numerales ciento y mil significan cantidad
indeterminada, pero crecida.
b. Los numerales ordinales pueden tanto anteponerse como
posponerse, pero los que indican sucesión de reyes o papas van
siempre pospuestos, a causa de su carácter especificativo:
el primer día, pero también el día primero;
cuarta fila, pero también fila cuarta;

42
Alfonso tercero;
Pío nono.
§ 34. El partitivo medio va delante cuando no hay otro numeral:
media hora,
pero se coloca detrás del sustantivo si se añade a otro número:
dos horas y media.
§ 35. Los demostrativos y posesivos van ordinariamente
antepuestos, pero se posponen cuando llevan además el artículo u otra
palabra determinativa:
la casa esta;
el día aquel;
un tío nuestro;
esa amiga suya.
Fácilmente puede notarse que los demostrativos este y ese tienen,
cuando van pospuestos, un claro significado despectivo, sobre todo si
se trata de personas:
la señora esta;
el hombre ese.
La lengua antigua articulaba incluso los sustantivos con posesivo
antepuesto:
la tu casa;
la mi hermana;
un mi amigo.
De ello se conserva una supervivencia en el Padrenuestro:
el tu reino.
El posesivo mío se pospone también comúnmente en España, aunque
no lleve otra palabra determinativa, en los vocativos y oraciones
exclamativa:
¡madre mía!;
amigo mío, de no ser así …;
señor mío, un saludo.
En numerosos países latinoamericanos es muy frecuente la
anteposición del posesivo en estas condiciones:
¡mi vieja!;
¡oiga, mi amigo!;
¡mi hijita, ven acá!
§ 36. En oraciones afirmativas, el indefinido alguno se antepone
casi siempre al sustantivo:
dijo algunas palabras,
43
algunas palabras dijo,
pero puede también separarse del sustantivo y colocarse detrás del
verbo:
hemos visto alguna caza
caza, hemos visto alguna.
En este último caso, alguno está muy cerca del valor sustantivo; el
sustantivo se separa del resto de la oración por una pausa/coma. Si la
oración es negativa, se coloca detrás del sustantivo:
no tiene motivo alguno para enfadarse.
No podríamos decir
no tiene algún motivo,
sino cabe decir
no tiene ningún motivo.
El adjetivo indefinido ninguno se antepone o pospone cuando la
oración comienza por un adverbio de negación:
no he visto periódico ninguno / ningún periódico;
nunca tuve enfermedad ninguna / ninguna enfermedad.
Ningún/ninguno puede ir también al comienzo de la oración:
ningún libro tengo
En otro orden de ideas, en algunos casos, el sustantivo y el
adjetivo forman unidades léxicas indivisibles:
puerta falsa / fuego fatuo / idea fija / vida airada / última pena /
libre albedrío.
A veces, los dos componentes se escriben juntos:
camposanto / altavoz / librepensador.
Son frecuentes las expresiones que, sin llegar a lexicalizarse,
manifiestan clara tendencia a fijarse en un orden determinado:
mala suerte / mal agüero / la pura verdad / rara vez.
El adjetivo mero se antepone en
el mero parecer,
la mera opinión.
Negro se antepone en expresiones particulares, en las que significa
aciago, desdichado:
mi negra suerte,
la negra honrilla,
pero, al lado de ellas, se une como expresión fija:
la pena negra.

44
§ 37. Y, para terminar, éstos son los adjetivos calificativos cuyo
significado varía según el lugar que ocupan con respecto al sustantivo:

antepuesto pospuesto

1. cierto indeterminado verídico, seguro


cierta noticia / noticia cierta
2. pobre compasión, desdén necesidad, escasez
pobre hombre / hombre pobre
3. simple sencillo tonto
simple soldado / soldado simple
4. triste humilde, sin categoría melancólico
triste empleado / empleado triste
5. nuevo de uso reciente recién hecho
nueva casa / casa nueva

45
D. GRUPO ADVERBIAL

§ 38. Estructura
El grupo adverbial consiste de una secuencia de palabras en la
que el elemento central es el adverbio, que funciona como núcleo:
muy lejos de aquí.

§ 39. Modificadores cuantificadores


Al igual que muchos adjetivos, algunos adverbios pueden ir
acompañados de un cuantificador que es, a su vez, otro adverbio o una
locución adverbial, que siempre precede al núcleo:
muy lejos,
cuán bien,
poco bien,
la tira de lejos,
más cerca,
bastante poco,
mucho antes,
un poco lejos,
algo mal,
poco después,
la mar de bien.
Existen ciertas locuciones cuantificadoras de carácter coloquial que
aparecen detrás del núcleo. En las expresiones
lejos de narices = muy lejos,
el núcleo es lejos y el cuantificador es de narices,
cerca de veras = muy cerca,
el núcleo es cerca y el cuantificador es muy cerca.
También son cuantificadores de adverbios los exclamativos qué
y cuán y el intensificador lo:
¡lo lejos que está!;
¡qué (cuán) bien canta!
Al igual que ocurre en el grupo adjetival, los cuantificadores del
adverbio pueden ser compuestos:
un poco más lejos;
bastante más allá.

46
Estos cuantificadores pueden, a su vez, ser modificados por un
grupo nominal de cantidad (precedido o no de otros adverbios
modificadores, como casi, sólo, etc.:
(casi) cinco pisos más arriba;
(sólo) varios metros más allá.

§ 40. Otros modificadores del adverbio


Algunos adverbios pueden ir complementados por otras palabras
o grupos de palabras precedidos de preposición, que normalmente
aparecen pospuestos. En las expresiones
delante de la mesa,
el núcleo es delante y el modificador es de la mesa,
fuera de aquí,
el núcleo es fuera y el modificador es de aquí,
cerca de aquí,
el núcleo es cerca y el modificador es de aquí,
detrás de la cama,
el núcleo es detrás y el modificador es de la cama.
Ciertos adverbios pueden llevar como modificador una oración
precedida o no de la preposición de. En las expresiones
aquí donde me ves,
el núcleo es aquí y el modificador es donde me ves,
antes de que lo supieras,
el núcleo es antes y el modificador es de que lo supieras,
ahora que lo recuerdo,
el núcleo es ahora y el modificador es que lo recuerdo,
luego que cenamos,
el núcleo es luego y el modificador es que cenamos.
En otros casos, el modificador forma con el adverbio-núcleo una
unidad léxica insegmentable:
más o menos (aproximadamente);
más bien.
Hay adverbios-núcleo formados con varias palabras gráficas:
pasado mañana
antes de ayer ( = anteayer).
Hay veces en que el modificador aparece delante del adverbio-núcleo.
En las expresiones:
exactamente así,
el núcleo es así y el modificador es exactamente,
47
varios años antes,
el núcleo es antes y el modificador es varios años,
exclusivamente así,
el núcleo es así y el modificador es exclusivamente,
días después,
el núcleo es después y el modificador es días.
Obsérvese que, en los dos últimos casos, es un sustantivo o
grupo nominal el que ejerce el papel de modificador.
Los adverbios sí y no pueden ir precedidos de modificadores de
modalidad:
probablemente sí;
claramente sí;
seguramente no;
evidentemente no.

48
E. GRUPO VERBAL

§ 41. Estructura
El grupo verbal se caracteriza por tener como núcleo un verbo
que, además, puede ir acompañado por una serie de complementos: el
complemento directo, el complemento indirecto, el dativo, el
complemento circunstancial, el complemento de régimen o
complemento regido, el complemento agente. La función del grupo
verbal es siempre la de predicado.

49
I. NUCLEO VERBAL

§ 42. La función de núcleo de un grupo verbal la puede


desempeñar:
1. una forma simple del verbo: salió para su casa a las tres;
una forma compuesta del verbo: Andrés ha salido para su casa a
las tres;
2. una locución verbal: yo eché de menos a tu padre el otro día;
3. una perífrasis verbal: él debe de haber salido para su casa a las tres.
4. En ocasiones, cuando el sujeto se inserta entre los comple-
mentos del verbo o entre el núcleo verbal y algún complemento, el
grupo verbal es toda la secuencia, excluido el sujeto:
me impresionó mucho la película el otro día.
§ 43. Determinación del verbo. Las diferentes formas de la
flexión constituyen en cada caso una determinación del verbo. Los
complementos, y aun el sujeto, delimitan en la oración la extensión de
la acción verbal, fijando su contenido representativo. También con los
adverbios expresamos modificaciones cualitativas y cuantitativas de la
acción del verbo.
Estos tres factores modificativos, morfológico el primero,
sintáctico el segundo y léxico el tercero, se compenetran íntimamente
dentro del organismo vivo de la oración, lo mismo que se completan y
sustituyen mutuamente, de tal modo que no es posible señalarles
límites fijos en cuanto a la naturaleza de la modificación que
imprimen en el concepto verbal.
Si comparamos las acciones designadas por cada uno de los
infinitivos escribir, tener que escribir, estar escribiendo, ir a escribir,
notaremos que, al concepto del primero,
tener que escribir añade la obligación de ejecutar la acción;
estar escribiendo significa la duración o continuidad del hecho;
ir a escribir expresa la voluntad o disposición de ánimo para
ejecutarlo.
Son cuatro infinitivos representativos de sendos conceptos
verbales diferentes, aunque semánticamente emparentados. Hay que
distinguir entre la significación léxica de cada verbo particular y el
valor significativo de los medios gramaticales aplicables a series
enteras de verbos. Las modificaciones del verbo debidas a las
conjugaciones perifrásticas se hallan contenidas en el concepto verbal
mismo, nacen en él y le pertenecen, a diferencia de las que en él
imprimen las desinencias, los adverbios y los complementos que lo
acompañan en la oración.
50
II. COMPLEMENTOS DEL VERBO

§ 44. Toda palabra, frase u oración que desempeñe el papel de


complemento del verbo, con/sin preposición, se sustantiva necesa-
riamente. El verbo sólo puede complementar su significación en
conceptos sustantivos.
El acusativo es, en efecto, la persona o cosa que recibe
directamente la acción del verbo; el dativo recibe la acción verbal no
directa, sino indirectamente, puesto que llega a él sumada a la del
acusativo con la cual forma un todo.
El conjunto verbo + acusativo tiene un complemento (el dativo).
En español, los complementos pueden llevar cualquier
preposición.
Al igual que el sustantivo y el adjetivo, también el verbo tiene
dos tipos básicos de complementos:
1. argumentos, que son complementos necesarios para el verbo,
es decir, el verbo los rige / exige. Sin ellos, o la oración es agramatical
o el verbo presenta otro significado. Entre los argumentos se
encuentran los complementos directos, de régimen / regidos, algunos
indirectos y otros adverbiales, que la Gramática tradicional trataba
entre los circunstanciales, así como los atributos. Se dice, pues,
tengo frío en el despacho, no tengo en el despacho,
confío siempre en mi familia, no confío siempre,
he dado un libro a Pedro, no he dado un libro, ni he dado a
Pedro,
esa casa cuesta mucho, no esa casa cuesta,
María reside en Madrid, no María reside,
puse el libro en la mesa, no puse el libro, ni puse en la mesa,
el niño se quedó triste, no el niño se quedó, puesto que, en este
caso, el verbo cambia de significado.
2. adjuntos, que son complementos no exigidos por el verbo; sin
ellos, la oración es gramatical, y el verbo no cambia de significado.
Entre ellos se encuentran los complementos circunstanciales
propiamente dichos, algunos indirectos, los dativos y los predicativos:
ayer vi a Juan en el parque = vi a Juan;
pinté un cuadro a mi madre = pinté un cuadro;
trajeron limpia la ropa = trajeron la ropa.
Según las Gramáticas tradicionales, excluyendo el infinitivo, el
participio y el gerundio, formas verbales auxiliares, una forma verbal
51
no puede tener en la oración más valor que el de predicado. Los
complementos del verbo son unos por atribución (adverbios) y otros
por relación (sustantivos, pronombres). La Gramática los clasifica por
tradición en tres grupos: complementos directos, complementos
indirectos, complementos circunstanciales.

1. § 45. Complemento directo (CD)


Los CD son palabras, grupos sintácticos u oraciones que completan
la acción de los verbos activos transitivos. En visión de la Gramática
tradicional, el CD era la persona o cosa que recibe directamente la acción
del verbo. Pero esta definición, además de resultar vaga, en muchos casos
no ayuda a distinguir el CD del CI. Compárese:
golpearon a mi primo / dieron golpes a mi primo.

§ 46. Caracterización semántica y formal


En los dos casos, el grupo nominal mi primo recibe la acción,
pero desempeña distinta función en uno y otro ejemplo. Por otro lado,
existen verbos que no significan acción y llevan CD:
había alumnos,
tengo fiebre,
hace frío.
Por tanto, el CD se caracteriza semántica y sintácticamente por
restringir o delimitar la extensión significativa del verbo.
El CD es el primer argumento interno seleccionado por el verbo,
y presenta las siguientes características formales:
1. la palabra, grupo sintáctico u oración que desempeña la
función de CD se sustituyen, cuando son determinados, por los
pronombres personales átonos lo, la, los y las, que adoptan siempre el
género y el número de sus referentes:
busco el lápiz = lo busco;
busco los lápices = los busco;
busco la goma = la busco;
busco las gomas = las busco.
Asimismo, todo elemento que se constituye en tópico ( o tema) y deja
junto al verbo los proclíticos lo, la, los, las, es un CD:
el lápiz lo encontré en el cajón.
2. es CD en una oración activa toda palabra, grupo u oración que
en una construcción pasiva pase a la función de sujeto:
52
lanzaron una piedra al lago = una piedra fue lanzada al lago.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay verbos con CD que no
admiten la pasiva:
hace frío;
hay alumnus;
tengo la sal.
En estos casos, debe acudirse al procedimiento de la sustitución por
los pronombres átonos:
lo hace;
los hay;
la tengo.

§ 47. CD con la preposición a


La única preposición que puede aparecer delante de un CD es a,
y ello ocurre en los siguientes casos:
1. delante de sustantivos comunes (o pronombres) que designan
persona o animal consabidos al menos por el hablante, o sea,
individualizados. Sin preposición, se trataría de significados
genéricos. Compárese:
busco al policía (y se sabe qué policía es) / busco ayudante
( = busco un ayudante).
2. los nombres propios de persona o animal llevan también la
preposición a, pues son nombres consabidos:
encontré a Miguel;
Vi a Chantecler.
3. de la misma manera, se construyen con a los CD
desempeñados por pronombres tónicos referidos a personas:
me miro a mí;
¿a quién buscáis?;
no espero a nadie.
4. también llevan a los CD de sustantivos personificados:
temo a la muerte;
amo a la vida.
5. se usa la preposición a para evitar ambigüedades:
honra el trabajo la persona = honra el trabajo a la persona =
honra al trabajo la persona.
Sin embargo, y también para evitar una posible amibugüedad, a veces
se suprime la preposición a del CD por entrar en conflicto con otro
complemento que también exige a:
53
presenté a mi novia a mis padres = presenté mi novia a mis
padres = presenté mis padres a mi novia.
Las Gramáticas tradicionales distinguen los verbos llamados
activos transitivos, que no solamente requieren un sujeto a quien se le
atribuya la acción, sino también un objeto en el cual encuentre esta
misma acción eficacia y cumplimiento. Este objeto indispensable a los
verbos transitivos, esta palabra que completa, termina o infunde
virtualidad a un verbo transitivo, está en caso acusativo. De modo
que, en la oración
ayer mi madre ha visto a Juan,
Juan, que es el objeto de la acción de ver, eso es, lo que ha visto el
sujeto mi madre, está en caso acusativo. En este ejemplo, de no existir
la preposición a, no se sabría concretamente cuál de los dos
sustantivos, mi madre y Juan, es el sujeto y cuál el objeto. En cambio,
en el ejemplo
ese hombre ha dado una moneda,
no cabe duda sobre sujeto y objeto, porque el sentido deja ver que el
sujeto es la persona y el objeto la cosa. A veces, la colocación de los
elementos determina cuál de ellos sea el sujeto y cuál el objeto, si
ambos son nombres de cosa. No es lo mismo decir
la muerte de Gregorio ocasionó una gran desgracia / una gran
desgracia ocasionó la muerte de Gregorio.
Otras veces, como en
el negocio produjo un gran rendimiento / gran rendimiento
produjo el negocio,
la colocación es indiferente. En cambio, la relación del verbo con un
objeto nombre de persona no es tan íntima, y éste puede, por ello y por
su carácter personal, confundirse con el sujeto. Por eso, el acusativo
lleva en este caso la preposición a, y decimos:
ayer vió mi madre a Julio.
Pero también podemos decir:
ayer vió Julio a mi madre,
si mi madre fuese el acusativo y Julio el sujeto.
Un acusativo nombre de persona puede no llevar preposición,
cuando se manifiesta en una vaga esfera de indeterminación, la cual le
da cierto carácter objetivo, que casi es asimilable a un nombre de cosa.
Por tanto, decimos
necesito un buen empleado,
como diríamos

54
necesito un buen local;
busco libros;
busco champán.
El uso de la preposición a con acusativo de persona empezó por la
necesidad de evitar la ambigüedad que pudieran originar
construcciones como
vi a mi hijo;
respetad a los ancianos.
La unión menos directa del acusativo de persona con el verbo, y la
idea propia del dativo de interés de la persona en la acción, como en
has vuelto loco a este señor,
favorecieron sin duda esta generalización. Por la misma necesidad de
evitar confusiones, se emplea la preposición a cuando el sujeto y el
complemento directo son nombres de cosas y la oración no se atiene al
modelo sujeto + verbo + CD, como se da en el caso de
sostiene a la voluntad la esperanza.
Pero muchas veces no hay ambigüedad posible, y entonces no es
precisa la preposición:
destrozó la casa el temporal.
Por consiguiente, el CD ha de llevar la preposición a si fuese
lógicamente posible considerarlo como sujeto de la oración.

§ 48. CD con verbos de medio, peso, duración y precio


Los verbos medir y pesar admiten dos estructuras diferentes:
1. como verbos de acción, su CD admite tanto la sustitución
pronominal como la conversión a pasiva:
María midió el jardín = lo midió = el jardín fue medido por
María;
María pesó la compra = la pesó = la compra fue pesada por
María.
2. como verbos de no acción, su complemento admite la
pronominalización del CD, pero no la pasiva:
María mide un metro = lo mide = un metro es medido por
María (oración imposible);
María pesa treinta kilos = los pesa = treinta kilos son pesados
por María (oración imposible).
Este segundo comportamiento lo presentan también los
complementos de los verbos costar y valer, que tienen sólo un rasgo

55
de CD: la pronominalización. Se trata, pues, de unos argumentos
intermedios entre los CD y los CA (adverbiales).

§ 49. Pronombre personal tónico como CD


Cuando el CD es desempeñado por un pronombre personal
tónico, que debe ir precedido de a, debe repetirse con la forma
pronominal átona correspondiente al margen de la posición que aquel
adopte. Se dice, por tanto:
a mí me golpearon, no a mí golpearon;
me golpearon a mí, no golpearon a mí.
Sin embargo, el pronombre personal átono no exige la forma tónica, la
cual puede aparecer bien por necesidades expresivas, bien porque se
quiera establecer una oposición con otra persona diferente:
tú (a mí) no me insultas;
me insultaron (a mí [no a ti]).

§ 50. Categorías que funcionan como CD


Las siguientes categorías pueden ser CD:
1. un sustantivo: quiero pan; busco a Juan;
2. un grupo nominal: quiero el pan de ayer; busco a la hija de
Juan;
3. un pronombre: me atendieron bien; Juan se miró en el espejo;
David y Miguel se empujaron; me buscan a mí; os buscan a vosotros;
¿qué buscan?; ¿a quién buscan?; buscan esto; no veo a nadie;
4. una oración: prefiero que vengáis a casa; no sé si han venido
a casa.

§ 51. Posición del CD


Normalmente, el CD va detrás del verbo, aunque no
necesariamente contiguo a él: puede haber entre el verbo y el CD otros
complementos:
di un beso a mi hija = di a mi hija un beso.
Por razones expresivas o informativas, puede colocarse el CD delante
del verbo. En estos casos es obligado repetirlo con el pronombre
personal átono correspondiente, siempre que se refiera a personas o
cosas determinadas o consabidas, pero no en los demás casos. Por
tanto, se dice

56
a Pedro lo vi en la plaza, y no se dice a Pedro vi en la plaza;
esa piedra la tiré al estanque, y no se dice esa piedra tiré al
estanque.
En cambio, se dice
sueño no tengo, pero no se dice sueño no lo tengo;
secretaria busco, no traductora, pero no se dice secretaria la
busco, no traductora.
Cuando la función de CD la desempeña un pronombre de relativo o
interrogativo, éste ha de anteponerse al verbo:
el libro que he perdido;
¿qué has leído?;
la casa que he comprado;
ya sé qué has visto.
En algunas zonas de Hispanoamérica y las Canarias, se incurre a
veces en el error de pluralizar el pronombre lo de los CD, cuando el CI
del mismo verbo es se con referente plural. Se dice
les entregé el paquete a ustedes, y no se dice se los entregué
(expresión incorrecta), sino se lo entregué.

2. § 52. Complemento indirecto (CI)


El CI es el complemento que se muestra en caso dativo, aunque
realmente debe distinguirse entre complemento o término indirecto de
la acción de un verbo transitivo y los complementos en las distintas
especies de caso dativo que vimos anteriormente. Los CI expresan la
persona o cosa que recibe daño o provecho de la acción del verbo, y
llevan siempre las preposiciones a o para.

§ 53. Caracterización semántica y formal


El CI se definía tradicionalmente como la persona o cosa que
recibe indirectamente la acción del verbo. Pero esta definición sólo
vale para los casos en que también aparece un CD y la acción incide
indirectamente sobre el CI; pero no vale para los CI que no se apoyan
en un CD:
a Andrés le duele la mano;
a nosotros nos preocupa la situación.
Además, esta definición es demasiado vaga, pues no se sabe muy bien
qué significa recibir indirectamente la acción del verbo.

57
También se ha definido el CI como la persona o cosa que recibe
el daño o provecho. Pero ésta es una noción semántica y no sintáctica.
Un sustantivo puede recibir el provecho tanto cuando realiza función
de CD como cuando realiza función de CI:
besaron al bebé;
dieron un beso al bebé.
Esta definición vale para la función semántica de beneficiario, pero no
para la función sintáctica de CI.
Tampoco es exacto, señala Leonardo Gómez Torrego, decir que
el CI designa en realidad al destinatario de la noción evocada por el
verbo. Esta definición apunta a una función semántica, que no
coincide siempre con la función sintáctica del CI:
he compuesto una canción para la juventud.
Ello invalida los criterios semánticos para caracterizar al CI.
§ 54. El CI presenta los siguientes rasgos:
1. siempre va precedido de la preposición a (salvo cuando se
trata de pronombres átonos) y sólo de esta preposición, y no cambia de
función en la transformación a pasiva de la oración activa:
entregaron el traje a tu tía = el traje fue entregado a tu tía.
2. se deja sustituir sólo por le y les, y, cuando el CD aparece
pronominalizado como lo, la, los, las, por el pronombre personal se:
entregó el traje a mi tía = le entregó el traje = se lo entregó.
3. admite siempre la duplicación con los pronombres átonos le,
les en la misma oración, unas veces de forma obligada y otras de
manera opcional:
le compré un libro a María = compré un libro a María
(opcional);
a María le compré un libro (duplicación obligada) = a María
compré un libro (forma inaceptable).
Por supuesto, no hay CI con la preposición para, como muestran
los siguientes argumentos de Leonardo Gómez Torrego:
Un complemento con para es compatible con un CI con a, pero
no puede haber dos CI para un solo verbo (salvo que estén
yuxtapuestos o coordinados). En
compré un libro a Juan para mi alumno,
el CI es a Juan y el CC es para mi alumno.

58
Además, los complementos con para no permiten la referencia
anafórica11 o catafórica12 con le o les. Por tanto, en todas las ocasiones
se dice:
canté una canción para los niños, y no se dice les canté una
canción para los niños
Pero con la preposición a es posible dicha referencia:
les canté una canción a los niños.
En fin, los complementos con para son siempre CC o CR.

§ 55. Clasificación de los CI


Hay dos clases de CI:
1. el que complementa al verbo a través de un CD (de hecho, el
CI de este tipo parece complementar, más que al verbo, al grupo que
forman el verbo y el CD):
di un beso a la bebita = le di un beso ( = besé [dar besos]) a la
bebita.
2. el que complementa directamente al verbo sin que haya CD
(cuando el CI parece incidir sobre el conjunto verbo + sujeto):
a Pedro le duele la cabeza;
a María le sirve el vestido.
§ 56. Posición del CI
Generalmente, los CI que se apoyan en un CD aparecen detrás
de éste, pero es frecuente que se intercalen entre el verbo y el CD:
entregué la carta al director = entregué al director la carta.
Si el CI se antepone al verbo (por énfasis o topicalización13), lo
normal es repetir esta función con el pronombre personal átono
correspondiente:

11
Perteneciente o relativo a la anáfora, tipo de deixis que desempeñan pronombres,
adverbios o verbos, consistente en asumir el significado de una palabra
anteriormente mencionada en el discurso. Recordamos que la deixis es la función
desempeñada por los elementos deícticos, que consiste en señalar algo que está
presente ante nuestros ojos o en indicar un término de la frase ya anunciado.
12
Perteneciente o relativo a la catáfora, anticipación de lo que va a venir en
el discurso; se realiza a menudo por medio de un demostrativo.
13
Operación que consiste en hacer de un componente de la oración el tópico,
eso es, lugar común, del cual el resto de la misma será el comento o
comentario. Topicalizar es efectuar una topicalización. Por otra parte, en la
Gramática generativa y transformacional, el tópico es una de las relaciones
fundamentales de la estructura superficial.
59
a Irene le di in beso.
Cuando el CI va después del verbo, su repetición con el pronombre
átono correspondiente es opcional:
le di un beso a Irene = di un beso a Irene.
Cuando la función de CI la ejerce un pronombre personal tónico, es
siempre obligada la presencia del pronombre personal átono
correspondiente. Por tanto, se dice
a ti te dieron el premio, pero no se dice a ti dieron el premio.
En cambio, el pronombre personal átono no necesita del tónico; éste
aparece por necesidad expresiva o porque se quiere mostrar oposición
con otra persona:
me dieron el premio (a mí) (es decir, no a ti).
Cuando se trata de CI que no necesitan del apoyo de un CD, es
frecuente que aparezcan delante del verbo:
a los árboles ya se les ha caído la hoja.
Pero también pueden aparecer detrás del verbo, aunque en ciertos
casos esta posición resulta más tajante que en otros:
las hojas ya se les han caído a los árboles.
Tanto con la anteposición como con la posposición, es necesaria en
estos casos la presencia del pronombre personal átono (le, les)
correspondiente.

§ 57. Categorías que funcionan como CI

Las categorías que pueden desempeñar la función de CI son las


siguientes, siempre con la preposición a delante, excepto cuando se
trata de pronombres personales átonos:
1. sustantivos y grupos nominales: dale una patada a esa
piedra; échale agua al vino;
2. pronombres personales átonos: me dieron el recado; os
contaron todos los detalles;
3. pronombres personales tónicos (siempre en unión del
pronombre átono): a mí no me preocupa eso;
4. otros pronombres: ¿a quién (le) dísteis el dinero?; ésta es la niña
a la que doy clases; a ése hay que darle la razón; no se lo di a nadie;
5. oraciones: le han dado importancia a que no acudiéramos a
la reunión.

60
§ 58. Casos especiales de CI
Con ciertos verbos pronominales, algunas palabras o grupos de
palabras se sustituyen por le o les, pero no cabe la duplicación, que
parece relevante sintácticamente. Por tanto, se dice
te adelantaste a tu adversario = te le adelantaste, pero no se
dice te le adelantaste a tu adversario.
De todas formas, con otros verbos, la duplicación parece normal y, sin
embargo, se siguen sintiendo los mencionados complementos más
bien como CR o CA que como CI:
una mujer se le acercó a Andrés.
Hay algunos complementos de este tipo que se dejan sustituir por le,
les cuando tienen el rasgo animado o humano, pero no cuando carecen
del mismo. Por tanto, se dice:
el niño se abrazó a su madre = el niño se le abrazó;
el niño se abrazó a un árbol, pero no se dice el niño se le abrazó.
En este último caso ya no hay ningún rasgo del CI.
No todos los CI son argumentos, o sea, no todos son exigidos
por el verbo. En
pinté un cuadro a María,
el CI María es adjunto,
di un cuadro a María,
el CI María es argumento.

§ 59. Laísmo y loísmo


Los pronombres personales átonos de tercera persona, propios
del CI, son siempre le y les (y se en los casos de la existencia de un
CD con lo, la, los, las). El empleo de los pronombres la, las y lo, los,
propios del CD, como CI constituye los fenómenos de laísmo y
loísmo, respectivamente. Por tanto, no se dice:
yo la escribo todas las semanas
a mi hijo lo han pegado
ábrela a mamá.
Las dos últimas oraciones son correctas si en el primer caso
pegar = adherir, y en el segundo, pegar = operar, porque entonces
tanto mi hijo (lo) como mamá (la) son CD.
Tanto el laísmo (frecuente en zonas del centro peninsular,
incluso entre personas de cultura media y alta) como el loísmo (más
vulgar) son considerados fenómenos incorrectos:
61
Laísmo: no se dice a Ana la duele la cabeza, sino se dice le
duele;
no se dice pronto la entregaré el coche, sino se dice le entregaré
[a ella].
Loísmo: no se dice ¡qué lo vamos a hacer!, sino se dice ¡qué le
vamos a hacer!;
no se dice no lo hagas caso, sino se dice no le hagas caso.
Existen verbos que llevan CD o CI en relación con su sujeto. Si
el sujeto no es animado, entonces el complemento es indirecto; por
tanto, le corresponden las formas le o les; si, por el contrario, es
animado, el complemento ha de ser directo:
Mario asustó a su madre (donde Mario es sujeto y a su madre es
CD) = la asustó (donde la es CD);
a María le gusta la vida (donde a María es CI, le es CI y la vida
es sujeto);
los alumnos molestaron a la profesora (donde a la profesora es
CD) = la molestaron (donde la es CD);
a la profesora le molesta que cantéis (donde a la profesora es
CI, le es CI y que cantéis es sujeto);
a Manolo no le sirven esos pantalones (donde a Manolo es CI,
le es CI y esos pantalones es sujeto);
Manolo sirve a la patria (donde a la patria es CD) = la sirve
(donde la es CD).
Las formas pronominales lo, la, los, las para CD y le, les para CI
responden en la Gramática a un intento de diferenciación funcional.
Las primeras son formas derivadas del acusativo latino (caso en que se
manifestaba el CD): illum > lo, illos > los, illam > la, illas > las,
illud > lo. Las segundas proceden del dativo latino (caso propio del
CI): illi > le, illis > se.
Por tanto, opinan en su mayoría los gramáticos españoles, el
sistema recomendado por la Real Academia Española es obviamente
etimológico y distingue el CD del CI. Sin embargo, el leísmo, el
laísmo y el loísmo no tienen en cuenta la función gramatical, sino la
diferencia de sexos, por un lado, y la de persona y cosa, por otro. Así,
en personas leístas y laístas:
1. le suele referir a un varón (o macho), al margen de si la
función es de CD o de CI;
2. la suele referir a una mujer (o hembra) o a una cosa, al
margen de si se trata de un CD o de un CI;

62
3. lo se suele referir a cosas masculinas, frente a la que se refiere
a cosas femeninas. No obstante, también se detectan en zonas leístas
leísmos de cosa.
No es correcta la inmovilización en número del pronombre le
cuando su referente aparece en plural y después del verbo. Por tanto,
no se dice
quiero decirle a todos ustedes que ..., sino se dice quiero
decirles a todos ustedes que ...;
yo le digo siempre a mis hijos, sino se dice yo les digo siempre a
mis hijos.
Los pronombres átonos le y les concuerdan siempre en número
con su antecedente o consecuente (elemento al que se refiere el
pronombre que aparece después de él).

§ 60. El dativo como función sintáctica


La función de dativo, diferente, para algunos gramáticos, de la
de CI, y una variante de este complemento para otros, se caracteriza
por los siguientes rasgos:
1. siempre es desempeñada por un pronombre átono (me, te, se,
nos, os). Nunca por le, les, ni por sustantivos o grupos nominales;
2. nunca se duplican con el pronombre personal tónico
correspondiente, ni con sustantivo alguno;
3. dichos pronombres no son componentes de un verbo
pronominal;
4. esos pronombres con función de dativo ni se sustituyen por le,
les, lo, la, los, las, ni se acompañan de ellos;
5. no es argumento del verbo.
§ 61. Está en caso dativo aquella palabra que, llevando
indispensablemente las preposiciones a o para, expresa, en relación
con verbos o adjetivos, la idea de objeto o término indirecto del hecho
verbal, persona o cosa que recibe el daño o provecho resultante de lo
que se predica, y el fin que se propone o al cual tiende el sujeto o la
cualidad de que se trata14. Para algunos gramáticos, el dativo sería una
clase funcional más amplia, a la que el CI pertenecería como una
subclase. En la oración
el maestro ha regalado un libro a Andrés,

14
La equivalencia latina es la única razón para distinguir en las Gramáticas
españolas los casos genitivo y ablativo.
63
el acusativo objeto del verbo regalar es ahora un libro. Mas la acción
de regalar supone no sólo algo que se regala, sino también una
persona a quien se regala, un segundo objeto o término, llamado
indirecto, en oposición al objeto directo o acusativo. Este objeto
indirecto, que en el ejemplo es Andrés, está en caso dativo.
Rafael Seco opina que la designación de término indirecto que
se da al dativo no parece propia, pues no es la persona o cosa que
recibe indirectamente la acción del verbo, como se acostumbra decir:
Andrés no recibe los efectos de la acción de regalar de modo
indirecto, como tampoco los recibe de modo directo el acusativo. No
puede decirse que el libro recibe la acción de regalar; quien la recibe
propiamente es Andrés, a cuyas manos llega el libro. El acusativo
complementa la acción del verbo, y el dativo complementa la acción
del verbo después de la mencionada por el acusativo. Rafael Seco
llama la atención también sobre el hecho de que el dativo a Andrés es
complemento no de regalar, sino del conjunto regalar un libro, que
forma el predicado y su complemento sustantivo. Andrés es CD con
relación al conjunto ha regalado un libro, pero CI con relación al
verbo solo ha regalado. Si comparamos las oraciones
el maestro ha traído un libro a Andrés,
el maestro ha traído un libro para Andrés,
vemos que en ambas oraciones se expresa la persona en quien tiene
total cumplimiento el hecho verbal, y en ambas está, pues, Andrés en
caso dativo. Sin embargo, a Andrés indica el término natural del traer
que se predica; en la segunda oración, con el para Andrés se da a
entender que el libro traído por el maestro se destina a Andrés. Esta
misma idea de destino que se da a una cosa o de fin que el sujeto se
propone se encuentra en los dativos de nombres de cosas de los
siguientes ejemplos:
he comprado un collar para el perro;
la chica se prepara para las oposiciones;
me dispongo para el viaje.
La significación de destino o fin, de que es suceptible el dativo, hace
que también se consideren como incluidos en el caso dativo
sustantivos que con las preposiciones a o para son CA naturales que
expresan capacidad, aptitud o cualidad ordenada a un cierto fin. Así
diremos:
relativo a la Gramática;
tocante a estos asuntos;

64
útil para los negocios;
listo para la marcha;
dispuesto a la resistencia.

§ 62. Clases de dativo


Sintácticamente, hay dos clases de dativo:
1. dativo concordado, eso es, referido al sujeto de la oración.
Este tipo siempre lo desempeñan los pronombres átonos me, te, se,
nos, os, y siempre se refiere al sujeto de la oración, por lo que tiene un
valor semántico de reflexividad. En este dativo no caben los
pronombres le, les, ni como sustitutos, ni como acompañantes en el
contexto. Por tanto, se dice
se lo está pensando, pero no se dice se lo está pensando a sí mismo;
me gano la vida así, pero no se dice me gano a mí la vida, ni se
dice le gano la vida;
se jugó el dinero a la lotería, pero no se dice se jugó a sí mismo
el dinero a la lotería, ni se dice le jugó …
Este tipo de dativo puede eliminarse en algunos contextos:
lo está pensando
jugó todo el dinero a la lotería,
pero no en todos. Por tanto, no se puede decir
gano la vida así.
Por consiguiente, no es verdad que estos dativos sean siempre
superfluos o pleonásticos. Algunos gramáticos los llaman de interés,
otros éticos.
2. dativo no concordado, eso es, referido no al sujeto de la
oración, sino al hablante del acto comunicativo, quien participa, por
verse afectado (de alguna manera) de la acción realizada por el sujeto.
Por eso, esta función la suelen desempeñar los pronombres personales
átonos de primera persona me y nos. Este dativo puede decirse que es
pleonástico, y por tanto eliminable, y presenta carácter coloquial. Por
consiguiente, se dice
no te nos manches = no te manches, pero no se dice no te nos
manches a nosotros, ni se dice no te les manches;
no te me despistes = no te despistes, pero no se dice no te me
despistes a mí, ni se dice no te le despistes.
Este tipo de dativo es más frecuente en oraciones con valor
imperativo.

65
Algunos tipos de dativos no deslindan claramente del CI. Así,
una oración como
ciérrenme la puerta, que hay corriente
dice lo mismo que la oración
cierren la puerta,
pero se pone de relieve el hecho de que el hablante se ve afectado.
Además, no es posible la duplicación, de modo que no es correcto
decir
ciérrenme a mí la puerta,
pues esta oración significaría otra cosa. Sin embargo, en otra oración
aparentemente igual, pero con el pronombre en tercera persona, es
posible la duplicación:
ciérrenle a él la puerta.
Pero en este caso el significado puede ser también el de no le dejen
entrar. Por tanto, los pronombres respectivos me y le no son siempre
en estos casos equifuncionales, aunque pudiera parecerlo.
3. dativo simpatético o posesivo es el nombre que unos
gramáticos dan al pronombre átono con valor de posesión, el cual es
exclusivamente semántico. Sintácticamente son CI:
se me ha roto el vestido = se ha roto mi vestido;
se le iluminaron los ojos = se iluminaron sus ojos.

3. § 63. Complemento circunstancial (CC)


Dentro de esta función se incluyen los complementos por
atribución y por relación.
Son complementos por atribución los adverbios, cuyo principal
uso es precisamente la calificación y determinación del verbo.
Son complementos por relación los ablativos, ligados a los
verbos por distintas preposiciones, y aun, a veces, yuxtapuestos sin
preposición intermedia.
Los CC suelen llevar algunas de las preposiciones con, de,
desde, en, hacia, hasta, por, sin, sobre, tras, las cuales, sin tener por sí
mismas un significado muy preciso, sirven para relacionar un verbo
con su complemento.

§ 64. Caracterización semántica y formal


Se suele definir el CC como aquel adyacente del verbo que
aporta significados de lugar, tiempo, modo (que, no obstante, son
66
adverbiales), cantidad, instrumento, causa, finalidad (que sí son
circunstanciales), etc. Pero esta definición, claramente semántica, es
insuficiente, por cuanto no distingue la función de, por ejemplo,
segmentos tales como este cuchillo en oraciones del tipo:
corté el jamón con este cuchillo;
este cuchillo no corta bien el jamón.
En las dos oraciones, hay un instrumento (función semántica): este
cuchillo. Sin embargo, este mismo segmento actúa de CC en el primer
ejemplo, y de sujeto, en el segundo.
Más apropiado resulta, en opinión de Leonardo Gómez Torrego,
definir esta función sintáctica desde el punto de vista formal:
1. el CC nunca se deja sustituir por pronombres átonos, por lo
que no puede confundirse ni con el CD, ni con el CI. Se dice
encontré a David en la plaza, pero no se puede decir la encontré
a David.
2. nunca concuerda con el verbo, por lo que no puede
confundirse con el sujeto. Cómparese:
volveré los lunes / volverán los niños.
3. puede llevar cualquier preposición, que es lo más frecuente, o
no llevar ninguna. El sujeto no lleva preposición, el CD lleva sólo a en
ciertos casos, y el CI sólo lleva a.
4. Muchos CC son sustituíbles por adverbios:
caminaban con alegría = … alegremente, así;
iré dentro de tres días = … entonces.
Sin embargo, no todos pueden sustituirse por adverbios, ya que
no hay adverbios que signifiquen, por ejemplo, causa, instrumento,
finalidad, compañía, etc.
5. Un verbo puede ir acompañado de varios CC, mientras que
sólo se permiten (fuera de la coordinación y la yuxtaposición), un
sujeto, un CD, un CI y un CR:
voy todos los días con mis hijos a la escuela.
6. El CC propiamente dicho se puede eliminar sin que se
resienta la gramaticalidad15 de la oración, aunque se pierda
información. Se trata de un complemento no argumental del verbo.
Por ejemplo, la oración

15
Cualidad que poseen las frases enunciadas según las reglas de una
Gramática determinada.
67
aquel día caminaba yo alegremente por el campo con mis
alumnos
se puede quedar
en caminaba yo.
7. En la oración, los CC suelen permitir una movilidad mayor
que la de otros complementos:
en casa todos leemos el periódico = todos leemos en casa el
periódico = todos en casa leemos el periódico = todos leemos el
periódico en casa.
No todos los CC tienen iguales posibilidades de movilidad:
yo trabajo con alegría no es igual a yo con alegría trabajo.
8. Cuando el CC aparece encabezando la oración, y se separa de
ella mediante pausa, parece incidir más sobre ésta que sobre el verbo:
en Madrid, todos son simpáticos.
No hay que confundir un CC, que siempre funciona complementando
a un verbo (o, a veces, a una oración), con un complemento o
modificador del nombre:
modificador: quiero un café con leche;
CC: mezclé café con leche = mezclé con leche el café.
Tampoco deben confundirse los CC con los CA, ya que éstos siempre
son complementos de participios pasivos o de algunos sustantivos
verbales (eso es, derivados de verbos):
CA: Juan fue multado por un policía;
CC: Juan fue multado por exceso de velocidad.
Además, el CC se diferencia de los atributos y de los (complementos)
predicativos en que éstos complementan a la vez al verbo y al
sustantivo, mientras que aquel sólo complementa al verbo:
(complemento) predicativo: Juan salió contento de la reunión;
CC: Juan salió alegremente de la reunión.

§ 65. Clasificación semántica


Se suelen clasificar los CC por el significado que aportan:
1. de tiempo: ayer llovió; ya es tarde; saldremos al amanecer; te
espero el próximo lunes;
2. de lugar: lo encontré allí; vi a Juan en Madrid;
3. de compañía: me quedé en casa con Irene; trabajo con
buenos compañeros;
4. de modo: salió silbando; corre a trompicones; trabaja
constantemente; habla con rabia;
68
5. de instrumento: rompí el cristal con una piedra; corté el
jamón con un cuchillo;
6. de causa: no he podido salir por la lluvia;
7. de finalidad: ahorro para tener un buen coche;
8. de destinatario: envié el paquete a Juan para su hermano;
9. de cantidad: estudio mucho; no comas más; ¡cuánto trabaja!
Además de esta lista tradicional, hay también CC con otros
significados (concesivos, condicionales, etc.): salí al campo a pesar
de la lluvia; trabajo con una condición.

§ 66. Categorías que funcionan como CC


Desempeñan la función de CC las siguientes categorías:
1. sustantivos o grupos nominales sin preposición: libro todos
los lunes;
2. sustantivos o grupos nominales con preposición (sintagmas
preposicionales): salí con Pedro; toca el piano con entusiasmo; salió
al amanecer;
3. adverbios, locuciones adverbiales o grupos adverbiales:
trabajo mucho; andaban a oscuras; hazlo lo antes posible; construyó
una casa muy lejos de aquí;
4. pronombres personales tónicos (nunca los átonos) precedidos
de preposición: se lo di para ti; la pelota pasó entre tú y yo; llegó
hasta nosotros;
5. otros pronombres: no trabajo para nadie; el bolígrafo con (el)
que escribo; ¿con quién sales?;
6. oraciones precedidas o no de preposición: trabajo para que
seáis felices; no salgo porque estoy cansado; te llamaré si me
encuentro bien.

§ 67. CC de cantidad y calidad


Los verbos, al igual que otras palabras, pueden cuantificarse, eso
es, expresar idea de cantidad. Los cuantificadores del verbo son una
variedad del CC. La gran mayoría siguen al verbo. Algunos (muy
pocos y sólo por razones expresivas) preceden siempre al verbo:
casi me caigo;
por poco no salgo de aquí.

69
Al lado de los cuantificadores adverbiales, existen también, sobre todo
en el habla coloquial, sustantivos o grupos nominales que ejercen el
papel de CC cuantificador:
eso cuesta una pasta = eso cuesta mucho;
trabaja una barbaridad (una burrada) = trabaja mucho;
ese chico sabe cantidad (un montón, la tira) = ese chico sabe
mucho.
También se cuantifica el verbo con locuciones y con estructuras
comparativas que se han lexicalizado y han quedado como meros
cuantificadores de un verbo:
costó Dios y ayuda convencerlo;
llora como una Magdalena;
suda como un pollo;
lloraba a lágrima viva;
dormía como un lirón;
corre como un galgo.
En estos casos, las estructuras comparativas sin CC equivalen a
mucho, pero no deben segmentarse sintácticamente, porque son ya
unidades fijas.
Hay también CC desempeñados por una oración, con un
significado intensivo de la cualidad:
canta que da gusto (oirle) (= muy bien);
baila que es un primor (= muy bien).

70
4. Complemento de régimen (CR)

§ 68. Características
Los CR son adyacentes exigidos por el verbo; por consiguiente,
sin ellos, ciertos verbos no podrían funcionar, ya que la oración
resultaría agramatical. Son argumentos y, por tanto, se dice
la conferencia versó sobre política, pero no se dice la
conferencia versó;
el maestro influyó en mi vida, pero no se dice el maestro influyó.
Algunos verbos pueden presentarse en el enunciado sin su CR, pero en
este caso éste se deduce del contexto o de la situación:
creo que Juan vive aquí, pero ya no me acuerdo (de eso);
dicen que es buen chico, pero yo no me fío (de él o de eso).
Este rasgo de exigencia o régimen con relación al verbo distingue el
CR de los CC, y lo acerca al CD.
Los CR siempre van introducidos por una preposición que
selecciona el verbo, con el cual ella guarda una íntima relación: versar
sobre; fiarse de; influir en; aspirar a; dedicarse a; ocuparse de;
confiar en; acordarse de.
Nunca son sustituíbles los CR por pronombres personales
átonos. De ahí que sea fácil diferenciar un CR con la preposición a de
un CD con la misma preposición, o de un CI. Por consiguiente, se dice
aspira al rectorado, pero no se dice lo (le) aspira.
Los CR se sustituyen siempre por pronombres tónicos y nunca por
adverbios:
versó sobre eso;
confío en mí;
se fía de ti;
se dedica a ello.
En cuanto a los complementos que se sustituyen por adverbios, ellos
son bien CC, bien argumentos adverbiales. En las oraciones
resido en París, hay el argumento adverbial en París;
compré el coche en París, hay el CC en París.
Como no se sustituye por adverbios, el CR nunca responde a
preguntas adverbiales, sino a la pregunta qué, ni tampoco establece
relación con el adverbio como y con los relativos lo que, el que en las
estructuras ecuacionales. A la oración
confío en vuestra ayuda, se pregunta ¿en qué confío?, pues no
se dice ¿cómo confío? Por otra parte, se dice
71
en vuestra ayuda es en lo que confío, pero no se dice en nuestra
ayuda es como confío.
Los CR y los CC pueden ser compatibles con un mismo verbo,
pero no pueden coordinarse entre sí, lo que demuestra que son dos
tipos de complemento diferentes. Se dice
me fío de la gente siempre, pero no se dice me fío de la gente
siempre.
Por otro lado, mientras que un verbo puede ir complementado
por varios CC, sólo puede llevar un CR (salvo en los casos de
yuxtaposición o coordinación). Así, no es posible decir:
me fío de ti de la gente.

§ 69. Compatibilidad entre CR y el CD


El CR y el CD coinciden en que son igualmente regidos por el
verbo. De ahí que haya unos verbos que funcionan sólo con CR y
otros sólo con CD:
acordarse de algo / recordar algo;
percatarse de algo / percibir algo.
Pero también hay casos en que ambos tipos de complemento son
compatibles con un mismo verbo:
informar a alguien de algo;
separar algo de algo;
confundir algo con algo;
anteponer algo a algo.
También existen verbos que presentan significados distintos
según se acompañen de CD o de CR:
informé del asunto / informé favorablemente tu solicitud;
me aseguré de lo que hacía / me aseguré un buen sueldo;
he cumplido con mi horario / ya he cumplido los cuarenta.

§ 70. Casos fronterizos entre CR y CC:


los argumentos adverbiales
Hay algunos casos en que los complementos del verbo
participan a la vez de rasgos del CR y rasgos del CC. Como los CR
son necesarios para el significado del verbo, ellos son, por tanto,
argumentos del verbo. Pero muchos de los CC son sustituíbles o
pueden estar desempeñados por adverbios. Por tanto, se dice:

72
Juan se dirige a Madrid en estos momentos = Juan se dirige
allí, pero no se dice Juan se dirige en estos momentos;
mi hermana reside últimamente en París = mi hermana reside
allí, pero no se dice mi hermana reside últimamente.
Un complemento permite, a veces, sustituciones por adverbios o
por pronombres:
el problema reside en la situación que estamos viviendo =
reside allí (en ella o en eso);
dirigíos a mi despacho = dirigíos allí (a él );
esa cultura proviene de los romanos = proviene de allí (de ellos).
Además, ciertos verbos que exigen un CD exigen también otro
complemento sustituíble por adverbios:
pon el vaso en la mesa
saqué el libro del cajón.
En estos casos, la supresión del segundo complemento convierte la
oración en agramatical, salvo que dicho complemento se
sobreentienda. A estos complementos fronterizos los llamamos
argumentos o complementos adverbiales.

§ 71. Categorías que funcionan como CR


Pueden desempeñar la función de CR las siguientes categorías
(siempre precedidas de preposición):
1. sustantivos y grupos nominales: carece de valor; me acuerdo
de mis padres;
2. pronombres personales tónicos (nunca átonos): me acuerdo de
ti; me fío de vosotros;
3. otros pronombres: ¿de quién te fías?; la persona en la que (en
quien) confío;
4. oraciones: confío en que vengáis; insistió en que fuéramos.
Las oraciones que desempeñan la función de CR nunca deben
aparecer sin preposición delante de la conjunción subordinante que.
Este fenómeno es una clase de queísmo. Por tanto no se puede decir
confío que tengas suerte, sino se ha de decir confío en que
tengas suerte;
insistió que fuéramos, sino se ha de decir insistió en que
fuéramos;
nos informaron que había un atraco, sino se ha de decir nos
informaron de que había un atraco.

73
No debe ponerese la preposición de en lugar de otra preposición
seleccionada por el verbo. Se incurriría en un tipo de dequeísmo. Por
tanto, no se dice
insistió de que teníamos que ir, sino se ha de decir insistió en que …
confío de que tenga razón, sino se ha de decir confío en que …

5. Complemento agente (CA)


§ 72. El CA presenta las siguientes características:
1. puede ser el complemento de un participio pasivo o de un
nombre:
fui multado por la policía;
la destrucción de la ciudad por los invasores árabes.
2. siempre va introducido por la preposición por (como en los
casos anteriores) o, en raras ocasiones y sólo con algunos participios,
por de:
era temido de todos;
es sabido de todos.
3. siempre aparece en oraciones pasivas y es el sujeto de la
oración activa corespondiente:
fui castigado por mis padres = mis padres me castigaron.
Las oraciones de pasiva refleja y las sintácticamente
impersonales no llevan CA, pues la partícula se que hay en ellas tiene
la misión de encubrirlo. Por tanto, no se dice
se convocarán dos plazas por el Ministerio, sino se dice serán
convocadas dos plazas por el Ministerio;
se recibió a los jugadores (por parte) del alcalde, sino se dice
los jugadores fueron recibidos por el alcalde.

74
III. SINTAXIS DE LAS FORMAS
NO PERSONALES DEL VERBO

§ 73. Hay gramáticos que dan al infinitivo, al participio y al


gerundio el nombre de formas híbridas de la frase, porque, sin perder
su naturaleza verbal, la adaptan y asimilan a otros usos gramaticales.
Sin perder su carácter verbal, el infinitivo es un sustantivo verbal; el
participio es un adjetivo verbal; el gerundio es un adverbio verbal.
Lenz los llama verboides16. Y ellos se comportan dentro de las
oraciones de que forman parte como tales sustantivos, adjetivos y
adverbios, pero asimismo ofrecen la particularidad de obedecer en su
construcción al tipo verbal de donde proceden, admitiendo los mismos
complementos que los verbos a que corresponden.

§ 74. Infinitivo
El infinitivo es una forma no personal, abstracta, de género
masculino, que expresa simplemente la idea verbal17 en toda su abstracta
generalidad, siendo la forma de éste más despojada de cualidades y
determinaciones. Cuando pierde el interés por el sujeto y sólo representa
al atributo o al complemento, se identifica con el sustantivo. En este caso,
puede llevar, como el sustantivo, artículos y adjetivos:
el trabajar constante de las máquinas.
Por el contrario, si conserva el interés por el sujeto referido de la
oración principal, sin denotar tiempo, número, ni persona, adquiere
justamente carácter verbal. Es, por tanto, un sustantivo verbal, un
nombre abstracto de acción, y expresa el fenómeno en sí mismo, de tal
modo que se puede atribuir a cualquier persona en cualquier tiempo.
Como el infinitivo incluye las ideas con valor temporal de
simultaneidad o prioridad indeterminada, es obvio que su
determinación depende del verbo principal en su forma simple y
compuesta:
brillar / haber brillado.
En un análisis sintáctico detallado, sólo deberá considerarse el
infinitivo como predicado de una oración – siempre subordinada –

16
Con este sufijo muy en boga que, como hemos visto, otros aplican al
complemento predicativo, llamándolo predicatoide.
17
Por esto conviene partir de él para estudiar las desinencias y las relaciones
sintácticas.
75
cuando lleve un sujeto expreso y privativo, independiente del sujeto de
la oración principal, de la misma oración de que depende.
En la construcción del infinitivo pueden ocurrir, en general, tres
casos:
1. el infinitivo con un sujeto absolutamente indeterminado o con
un sujeto en genitivo, es decir, en un genitivo subjetivo. En este caso,
el infinitivo tiene verdaderamente carácter propiamente sustantivo,
corroborado con el hecho de que lo acompañan artículos o adjetivos,
como ocurre con otros sustantivos verbales, con los CD, los CI o los
CC que corresponderían al verbo de donde se deriva. En la expresión
el dulce lamentar de los pastores he de cantar,
se ve el infinitivo lamentar acompañado de artículo y adjetivo, y con
un genitivo subjetivo; a veces, en lugar de genitivo subjetivo se
encuentran los adjetivos posesivos:
en verano, los ciervos su morir van dilatando.
En la expresión
recompensar un sacrificio con otro es pagar en la misma
moneda,
recompensar y pagar llevan complementos verbales, aunque ambos
tienen sentido plenamente sustantivo: uno como objeto y otro como
atributo de la oración. El uso del infinitivo como puro sustantivo
verbal infunde notable vivacidad al lenguaje.
2. el infinitivo tiene el mismo sujeto que la oración principal.
Puede así aparecer como el predicado de una oración subordinada
sustantiva, ya que el sujeto de ella no se conoce, pero es mucho menos
complicado considerarlo como un simple sustantivo, lo mismo que en
el caso anterior. En la oración
siempre he pensado volver a España,
el sujeto del volver es el mismo del pensar, predicado de la oración
principal; puede considerarse que volver a España es una oración
subordinada sustantiva; pero es más sencillo presentar al infinitivo
como objeto del verbo pensar, sin perjuicio de señalar a España como
un complemento de lugar dependiente de volver ; en
nunca he creído saber traducir ninguna lengua,
el infinitivo saber es objeto de creer, y traducir, objeto de saber, así
como ninguna lengua es objeto de traducir ; los dos infinitivos tienen
el mismo sujeto yo, que lo es también del predicado he creído. En los
ejemplos
ése no necesita pretextos para viajar;

76
mi negocio está en conocer bien los artículos,
los infinitivos viajar y conocer son CI y CC, respectivamente, en sus
oraciones.
3. el sujeto no es el mismo de la oración principal, o bien el
infinitivo ofrece un sentido de subordinación averbial. En este caso, al
sorprender la relación de sujeto a predicado, es necesario considerar
que el infinitivo constituye una oración subordinada. En
con mis ojos llorando yo hago crecer el fruto miserable,
el sujeto de crecer es el fruto miserable; de este modo, el fruto
miserable crecer resulta ser una subordinada objetiva de la principal
cuyo predicado es hacer, exactamente equivalente a una oración con
el verbo en subjuntivo:
llorando con mis ojos yo hago que el fruto miserable crezca.
Lo mismo tenemos en
el dolor me permitió descansar un rato,
pero aquí el sujeto de descansar es me, que es CD de la oración. En
las expresiones
al ponerse el sol, la sombra crece;
tipos de esos los encuentra usted al volver la esquina,
los infinitivos ponerse y volver tienen un sentido adverbial temporal
peculiar del modismo al + infinitivo; en el primer ejemplo, el sujeto es
privativo e independiente; en el segundo, es el mismo de la oración.
Con sentido condicional y concesivo encontramos infinitivo en los
ejemplos
de no ser a ese precio, no me conviene el artículo;
con tener tanto dinero, no impidio don Antonio su humillación.
Así como de + infinitivo con valor condicional tiene bastante
vitalidad, el infinitivo precedido de la preposición a, que hoy tiene el
mismo valor, está en curso de desaparecer, pues prácticamente se
limita a unos pocos verbos en frases fijas:
a no ser por el capitán, todos hubiéramos muerto;
a juzgar por el vestido, era china;
a decir verdad, no he oído nada.
Cuando es complemento de un nombre, a + infinitivo es un
galicismo que puede sustituirse con por o para seguidos del infinitivo,
o con cualquier otro giro, según el matiz expresado:
problema a resolver;
tarea a realizar;
trabajo para hacer en casa.
77
Es de notar la sustantivación definitiva de algunos infinitivos,
con sus correspondientes plurales:
pesar(es), haber(es), deber(es),
y la concordancia infinitiva con adjetivos masculinos:
un modesto vivir;
al buen callar llaman Sancho;
un hermoso amanecer;
río fácil de cruzar;
el decirlo tú me sorprende;
me molesta este regañar constante(mente);
¿qué intentas con perderme?;
con tener esa fama, nos defraudó a todos
y la ilimitada sustantivación del infinitivo español, que llega hasta la
forma reflexiva:
un continuo moverse.

§ 75. Participio
Este ofrece, en efecto, un tipo gramatical de carácter híbrido18,
una forma no personal; es un adjetivo verbal que expresa el resultado de
una acción, en el que distinguimos, como en el infinitivo, tres casos:
1. el participio, en su forma masculina invariable y unido con el
verbo haber, interviene en la formación de los tiempos compuestos;
concertado con el sujeto y unido con el verbo ser, participa en la
formación de la voz pasiva.
2. en todos los demás casos, el participio acompaña a un
sustantivo, con el que concierta, en género y número, como verdadero
adjetivo verbal.
3. en su construcción adjetiva, el participio puede llevar expreso
un sujeto, y constituye entonces una oración subordinada adverbial
llamada construcción absoluta.
Como adjetivos verbales, es de notar que los participios
atribuyen al sustantivo, como cualidad, el hecho de haber sufrido la
acción del verbo. Expresan cualidades accidentales de las cosas,
debido al carácter de cambio, modificación, alteración, que expresan
los verbos de donde derivan. Sin embargo, el hecho de haber recibido
la acción del verbo puede dejar en el objeto una huella o afecto
permanente:
18
Históricamente, el participio equivale a la forma del perfecto de la voz
pasiva latina (amatus sum, soy amado). Participa del carácter del adjetivo y
del verbo.
78
un pájaro muerto;
una casa quemada.
Por otra parte, gracias a su carácter verbal, los participios pueden
llevar los complementos correspondientes a los verbos de donde
derivan:
un rey temido de todos sus súbditos;
una disputa nacida en una taberna;
un automóvil preparado a toda prisa para salir.
Cuando el participio lleva consigo un sujeto independiente del sujeto
de la oración, de suerte que forma dentro de ella una entidad
autónoma, debemos considerarlo como predicado de una oración, que
es siempre subordinada adverbial, muchas veces de tiempo, como en
terminada la reunión, el público se retiró tranquilamente,
donde el sujeto del participio terminada es la reunión, con quien va
concertado; otras son de modo, como
iba, las manos metidas en los bolsillos, a lo largo del paseo.
El participio absoluto puede encerrar a veces matiz condicional,
como en
quitados los árboles, el parque no valdría nada,
o concesivo, especialmente si va precedido de aun, como en esta
oración:
aun muerto su perseguidor, no se atrevía a salir de su escondite.
Los participios presentes, de los que hablan algunas Gramáticas, no
existen en español. Los así llamados son adjetivos formados mediante
los sufijos –ante o –(i)ente, que con los participios estudiados no
ofrecen más parentesco que el de su significación verbal:
amante = el que ama;
oyente = el que oye;
durmiente = el que duerme.

§ 76. Gerundio

El gerundio expresa lo significado por el verbo, con carácter


adverbial de modo:
vino corriendo

79
indica la manera de venir y tiene dos formas, imperfecta o simple
(corriendo)19 y simultánea20; y perfecta o compuesta (habiendo
corrido) y anterior21.
Hay que notar en el gerundio cierto matiz peculiar de
continuidad, por lo que puede formar frases de carácter durativo o
progresivo, con un verbo de reposo o de movimiento:
está escribiendo;
va escribiendo.
El gerundio expresa siempre una idea de contemporaneidad / acción
inmediatamente anterior (si, en este caso, se trata de lo que se llama
gerundio perfecto) respecto del verbo de la oración principal. Así, en
la expresión
la vi cogiendo flores,
el ver y el coger son contemporáneos en un cierto momento; pero en
habiendo venido Blas, ya está solucionado el problema,
el venir es hecho pasado respecto del solucionar.
En fin, en
alzando con dos manos el dulce y amargo jarro, lo dejó caer
sobre mi boca (Lazarillo de Tormes),
el alzar es inmediantamente anterior al dejar.
En cambio, las Gramáticas no admiten, a pesar de usarse
frecuentemente sin censurar, que se emplee el gerundio para expresar
la posterioridad inmediata a la acción principal. Por eso siempre
parecen incorrectas frases como
el agresor huyó, siendo detenido horas después.
El gerundio aparece en la oración
1. como adverbio:
hablaba gritando; vino callandito22;

19
Continuación del gerundio latino (audiendo > oyendo), que conserva en
algunas frases su sentido originario: docendo discimus, “enseñando aprendemos”.
20
Expresa coincidencia temporal o anterioridad inmediata respecto al verbo a
que acompaña: descansando en el jardín, vi pasar un tren eléctrico. La
acción pretérita de vi es simultánea con el acto de descansar. Sin, embargo, la
atención del que habla se fija más en la anterioridad inmediata que en la
coincidencia de los dos conceptos momentáneos.
21
Esta anterioridad más o menos inmediata es perfectiva, como todas las
formas compuestas del verbo: habiendo examinado su tesis doctoral,
determinó aprobarla.
22
Como se puede observar, admite sufijos diminutivos.
80
2. como adjetivo y sólo con verbos de percepción sensible
(distinguir, hallar, observar, oir, sentir y ver) o de representación
(grabar, dibujar, describir, pintar, representar) y siempre referido al
complemento directo:
Goya retrata al hombre luchando con los monstruos de su
sueño;
3. referido al sujeto, en tanto que equivalente de una frase
explicativa (uso siempre censurable):
te mando una caja conteniendo turrón.
Es el gerundio mismo del Boletín oficial:
Orden disponiendo (= que dispone) ...
4. referido al CD (la acción expresada por el verbo principal
puede coincidir temporalmente con la del gerundio, y el sujeto de éste
puede ser a la vez complemento del verbo):
vi a tu primo vendiendo naranjas;
5. con un uso coordinativo, censurable, acompañado por en23, en
una combinación24 que expresa una acción simultánea y de
anterioridad inmediata:
en acabando de trabajar, iremos de paseo.
Hoy día se sustituye en la mayoría de las veces por luego que, en
cuanto, etc., y significa acontecimiento pasado:
en sabiendo = después de haber sabido;
en cuanto acabe = inmediatamente después de acabar.
6. con pronombres sólo enclíticos:
habiéndolo visto.
El sujeto del gerundio puede ser el mismo de la oración principal o
algún otro elemento de ella, que no hay necesidad de repetir; pero, a
veces, el gerundio lleva un sujeto autónomo, independiente de la
oración principal.
De todos modos, el gerundio constituye una oración subordinada
de carácter adverbial. Así, en
el muchacho salió corriendo a más no poder,
corriendo tiene por sujeto al muchacho de la oración principal y
ofrece un sentido modal; en cambio, en
la encontré escribiendo a su padre,
el gerundio tiene por sujeto al CD de la oración principal, y su sentido
es asimismo modal. En fin, en

23
En es la única preposición castellana que admite el gerundio.
24
Esta construcción es, no obstante, de uso anticuado.
81
estando en cama, vino tu carta,
el gerundio tiene por sujeto el pronombre yo, que no figura en la
oración principal, y su sentido es temporal, lo mismo que en
pasando nosotros por la plaza, venía el regimiento.
En fin,
estando tú conforme, yo acepto y
habiéndolo dicho Andrés, hay que creerlo
son oraciones de tipo condicional;
no puedo admitir tu aserción conociendo tu manera de ser
es causal; y
lloviendo a cántaros, iría a tu casa
tiene sentido concesivo. Muy frecuentemente, el gerundio concesivo
va precedido del adverbio aun:
aun sabiendo la verdad, debías haberte callado.

82
SEGUNDA PARTE

MODELOS DE ANÁLISIS

83
84
MODELOS DE ANÁLISIS SINTÁCTICO

§ 77. El primer modelo de análisis sintáctico abarca la división


de un párrafo en oraciones (pero sin precisar funciones):
Queridos padres: Hace cuatro días, llegué sin novedad a Vigo,
donde hallé muy bien a los abuelos y a los tíos. Unos y otros me han
llevado a muchos sitios, así es que no he tenido tiempo para
escribiros antes. ¿Me disculparéis? Poneos en mi lugar: ¡es todo tan
hermoso! La ciudad, las rías, Santiago, donde fuimos ayer … Qjalá
volvamos, porque me supo a poco.
- Queridos padres. No es una oración, sino un vocativo, que
desempeña la función conativa25 del lenguaje.
1. Hace cuatro días, llegué sin novedad a Vigo, donde hallé
muy bien a los abuelos y a los tíos. Oración compleja, enunciativa,
constituida por tres oraciones compuestas o proposiciones:
- Llegué sin novedad a Vigo. Proposición principal.
- Hace tres días. Proposición subordinada (de tiempo). Es
impersonal, con verbo unipersonal. Es complemento directo, no
sujeto, porque el verbo es unipersonal.
- donde hallé muy bien a los abuelos y a los tíos. Proposición
subordinada. Puede ser interpretada como adverbial de lugar o como
adjetiva (o de relativo); a los abuelos y a los tíos es complemento
directo múltiple de hallé.
2. Unos y otros me han llevado a mucho sitios, así es que no he
tenido tiempo para escribiros antes. Oración compleja enunciativa,
con tres proposiciones:
- Unos y otros me han llevado a muchos sitios. Proposición principal.
- así es que no he tenido tiempo para escribiros antes.
Proposición subordinada compleja consecutiva, con el nexo
conjuntivo así es que. Pero, como en ella figura un infinitivo
(escribir), éste constituye el predicado de una proposición (para
escribiros antes), que se subordina a la anterior, con valor final. Por
tanto, la proposición así es que no he tenido tiempo es subordinada de
Unos y otros me han llevado a muchos sitios, pero principal (regente)
de para escribiros antes.
25
Dícese de la función a través de la cual se expresa un esfuerzo en la
ejecución de una acción.
85
3. ¿Me disculparéis? Oración simple interrogativa directa, que
no obstante tiene el valor de ruego o súplica al oyente o lector de la
carta (función conativa).
4. Poneos en mi lugar: ¡es todo tan hermoso! Oración
compleja; sus proposiciones se unen por yuxtaposición. La relación
que las une es coordinativa (No hay dependencia gramatical entre
ellas; conservarían su significado pleno si se enunciaran por separado.
Mas los dos puntos revelan la intención de unirlas en una superior
unidad semántica). La integran dos proposiciones:
- Poneos en mi lugar. Proposición exhortativa, reflexiva.
- ¡es todo tan hermoso! Es una proposición exclamativa, de
predicado nominal.
5. La ciudad, las rías bajas, Santiago, donde fuimos ayer …
Oración compleja, con dos proposiciones:
- La ciudad, las rías, Santiago. Son los sujetos que desarrollan el
sujeto todo de la proposición anterior (como si dijéramos La ciudad,
las rías, Santiago son tan hermosos). Se trata, por tanto, de una
proposición principal de carácter nominal, cuyo predicado implícito es
el de la oración anterior. Mas no se expresa, y produce un efecto
estilístico de renuncia a enumerar más cosas, porque son incontables.
- donde fuimos ayer. Otra proposición subordinada, que puede
ser de relativo (con el adverbio relativo donde, cuyo antecedente es
Santiago; equivale a Santiago, al cual fuimos ayer); o también puede
analizarse como proposición adverbial (de lugar).
6. Ojalá volvamos, porque me supo a poco. Oración compleja,
con dos proposiciones:
- Ojalá volvamos,. Proposición principal desiderativa, cuyo
núcleo es volvamos, el cual, excepcionalmente, está subordinado a la
interjección de origen árabe ojalá, que equivale a la proposición
quiera Dios (Alá); es, por tanto, un complemento directo especial de
dicha proposición.
- porque me supo a poco. Proposición causal subordinada a la
anterior, a la cual se une con la conjunción porque.
Si has entendido los matices peculiares de este modelo, intenta
por ti solo dividir en oraciones los siguientes textos:
No logro recordar el lugar donde la conocí. Tal vez fue en un
baile, o en la calle, o en casa de amigos comunes. Pero ¿tiene eso
importancia? El lugar, el día, la hora … ¡Qué inútiles precisiones!
Basta con que nos conocimos y nos quisimos.
86
Guzmán se quedó mirando absorto el mapa. La Mancha … Allí
había nacido él, y quizás don Quijote. Después de tantos años, sólo
recordaba que era un pueblo pequeño y limpio, y que, en la plaza,
habían dedicado un monumento, sencillo y noble, al ingenioso Hidalgo.
El jardinero abrió la ventana y todo se llenó de sol. ¡Hermoso
día! Cerca de la fuente, empezaban ya a abrirse los primeros claveles,
y el césped, verdísimo, brillaba. Hoy tenía que regar los arriates, y
mañana la pequeña arboleda de frutales.
Y no olvides, al hacer tales análisis, el profundo significado de
lo que escribió otrora Dámaso Alonso:
“El orden de las palabras es uno de los más sutiles y delicados
instrumentos de expresión que posee el lenguaje […] Cada ser
hablante muestra predilección por ciertos tipos ordenativos, que son
los que mejor cuadran a su temperamento. Más aún: una misma
persona emplea órdenes de palabras de tipo muy distinto según el
oyente a quien se dirige, la intención expresiva en un momento dado,
o la intensidad de los sentimientos que expresa”.
§ 78. Y ahora estudiaremos un modelo de análisis sólo de los
sintagmas nominales (SN) de las proposiciones que vimos en el
modelo anterior:
• Queridos padres. Vocativo. Núcleo: padres. Comple-
mento del núcleo: queridos.
• Hace cuatro días. ¡Ojo!, es complemento directo (no
sujeto, porque el vebo es unipersonal.
• llegué sin novedad (SN26 con preposición; funciona como
complemento circunstancial de llegué) a Vigo (SN con preposición;
también funciona como complemento circunstancial de llegué).
• donde hallé muy bien a los abuelos y a los tíos.
Complemento directo múltiple de hallé.
• Unos y otros (Son pronombres que constituyen el sujeto
múltiple de han llevado) me (Pronombre personal, complemento
directo) han llevado a muchos sitios (Complemento circunstancial de
han llevado; el SN preposicional tiene por núcleo sitios, que lleva el
determinante indefinido muchos), así es que no he tenido tiempo
(Complemento directo de he tenido) para escribiros (Pronombre
personal, complemento indirecto) antes.
26
Sigla de sintagma nominal.
87
• ¿Me (Pronombre personal, complemento directo)
disculparéis?
• Poneos. (Pronombre personal reflexivo, complemento directo).
• Es todo (Pronombre indefinido, sujeto) tan hermoso
(Adjetivo que funciona como atributo del sujeto; tan es adverbio que
funciona como complemento del adjetivo hermoso, y le proporciona
grado superlativo).
• La ciudad, las rías bajas, Santiago. Son tres SN, los dos
primeros con determinantes (los artículos la y las); las rías bajas
consta del núcleo rías, y del adjetivo bajas, que funciona como
complemento del núcleo. Funcionan como sujeto múltiple. Obsérvese
que las rías bajas puede ser interpretado como nombre propio, pero en
este caso se escribiría con mayúscula.
• porque me supo a poco. Se trata de la locución verbal
saber a poco, en la que poco es un pronombre indefinido. A poco
puede interpretarse como complemento circunstancial de supo o,
mejor, como suplemento del verbo, en la acepción de éste que aparece
en estructuras como saber a miel, saber a lejía, saber a cuerno
quemado, etc. El sujeto implícito es del tipo La visita a Santiago.
Antes de continuar, analizaremos también los sintagmas
nominales de la siguiente oración compleja:
Todos los días, pasa un flaquísimo perro callejero por delante
de mi casa, buscando su misérrimo alimento en los malolientes cubos
de basura.
• Todos los días. Complemento circunstancial del verbo
principal pasa; núcleo: días; determinantes agrupados: todos los; el
determinante indefinido todos funciona como preartículo, pues
precede al artículo determinado los.
• pasa un flaquísimo perro callejero por delante de mi casa.
Es la proposición principal, en la que hay los siguientes sintagmas
nominales:
– un flaquísomo perro callejero. Es sujeto; núcleo:
perro; determinante: el artículo indeterminado un; adjetivos
complementos del núcleo: flaquísimo, en grado superlativo, anticipado
y epíteto; y callejero, pospuesto, y epíteto también, puesto que del
contexto se deduce que el perro va suelto por las calles; y es evidente
que, con lo que come, ha de ser muy flaco; tales adjetivos no son,
pues, imprescindibles.
88
– por delante de mi casa (de mi casa es complemento de
régimen, preposicional, del adverbio delante; núcleo: casa;
determinante: mi; nexo prepositivo: de)
• buscando su misérrimo alimento en los malolientos cubos
de basura. Es la proposición subordinada a la principal anterior; su
verbo es el gerundio buscando, cuyo valor adverbial hace que la
proposición sea también adverbial (de modo). En esta proposición hay
los siguientes SN:
– su misérrimo alimento. Es complemento directo de
buscando; núcleo: alimento; complemento adjetivo del núcleo: el
epíteto en grado superlativo misérrimo; determinante del núcleo: el
posesivo su.
– en los malolientos cubos de basura. Es complemento
circunstancial de buscando; núcleo: cubos; determinante: el artículo
los; complemento adjetivo del núcleo: el epíteto malolientes;
complemento del núcleo: el SN preposicional de basura; nexo del SN
con el verbo buscando: la preposición en.
Antes de acabar este párrafo, intenta analizar también los SN de
las siguientes oraciones:
Yo, amigo, tampoco duermo desde las siete, porque me
despiertan los muchos ruidos de la calle: camiones siempre estruen-
dosos, gritos de vendedores ambulantes, una terrible perforadora
justamente debajo de mi balcón, arman el concierto más insoportable
del mundo.
Lo curioso es que, cuando me ve solo, el perro no se me acerca,
y sólo cuando me acompaña alguien me sigue muy próximo, como
temeroso de que mi acompañante me haga daño. De no verlo, no
puede creerse. Misterios del comportamiento animal.
Buscó en los cajones, registró los armarios, los bolsillos de toda
su ropa … No apareció la carta de amor de Román. Era imposible
que la hubiera perdido. No cabía duda: había caído en poder de su
hermana. La aprovecharía para burlarse de ella, para gastarle
pesadas bromas.
§ 79. Con el siguiente modelo estudiaremos las funciones en las
oraciones del presente párrafo, en el que hemos subrayado los verbos,
ya que analizaremos a cada cual en su lugar:

89
No me acuerdo de cuándo se plantaron esos árboles. Deben de
tener seis u ocho años. Tal vez tengan alguno más. Se han
desarrollado mucho, y en primavera, se cubren de hojas. Ahora
acaban de ser podados por los jardineros municipales.
1. No me acuerdo de cuándo se plantaron esos árboles. Es una
oración compleja enunciativa negativa integrada por:
• No me acuerdo. Es la proposición principal. El sujeto es una
primera persona; el predicado es me acuerdo; me es pronombre
constitutivo del verbo acordarse; tiene como complemento circunstancial
de negación al adverbio no. El verbo no me acuerdo es la primera
persona de singular, presente de indicativo de acordarse, voz media27.
• de cuándo se plantaron esos árboles. Es una proposición
subordinada temporal, que funciona como suplemento del verbo
principal me acuerdo; tiene un sujeto paciente (por ser proposición
pasiva): esos árboles (cuyo núcleo es árboles, precedido del
determinante demostrativo esos); complemento circunstancial de se
plantaron es el adverbio interrogativo cuándo; la preposición de sirve
de nexo entre el verbo principal (me acuerdo) y su suplemento. El
verbo se plantaron es la tercera persona de plural, pretérito perfecto
simple de plantar, construido en voz pasiva refleja (= fueron
plantados), con el pronombre se.
2. Deben de tener seis u ocho años. Es una oración simple
dubitativa. Tiene como sujeto una tercera persona (esos árboles) y
como predicado a deben de tener seis u ocho años, formado por el
núcleo verbal deben de tener y el complemento directo seis u ocho
años. A su vez, este SN consta del núcleo años y de los determinantes
numerales cardinales seis, ocho, unidos con la conjunción disyuntiva
u. El verbo deben de tener es la tercera persona de plural, presente de
indicativo de la perífrasis modal deber de tener, que expresa
“suposición probable”.
3. Tal vez tengan alguno más. Es también una oración simple
dubitativa. Tiene como sujeto una tercera persona (esos árboles) y su
predicado verbal está compuesto por el núcleo tengan; hay en ella
también un complemento circunstancial, que es la locución adverbial
de duda tal vez, y un complemento directo, alguno más, el cual es un
SN constituido por el pronombre indefinido más (= más años),
complementado por el determinante indefinido alguno. Se prueba que

27
Esta indica participación afectiva del hablante en la significación del verbo.
90
más es el núcleo del SN alguno más, porque si lo suprimimos, la
oración conserva su significado (Tal vez tengan más); pero si
prescindimos de más, lo pierde (> Tal vez tengan alguno). El verbo
tengan es la tercera persona de plural, presente de subjuntivo, modo
necesario por el carácter subjetivo de duda o inseguridad que
manifiesta la locución adverbial tal vez que precede al verbo tener.
4. Se han desarrollado mucho, y en primavera se cubren de
hojas. Es una oración compleja enunciativa, constituida de dos
proposiciones coordinadas:
• Se han desarrollado mucho. Tiene como sujeto una tercera
persona (esos úrboles) y como predicado a se han desarrollado
mucho. El núcleo verbal es en voz media: se cubren, marca de la voz
media siendo el pronombre se. Hay también un complemento
circunstancial de cantidad: el adverbio mucho. El verbo se han
desarrollado es la tercera persona de plural, pretérito perfecto
compuesto de indicativo de desarrollarse; es voz media porque la
acción se ha producido en el sujeto esos úrboles; ni él, ni nadie
exterior a él la han ejecutado.
• y en primavera se cubren de hojas. Tiene como sujeto la
tercera persona (esos árboles) y como predicado a en primavera se
cubren de hojas. El núcleo verbal en voz media es se cubren, y la
marca de voz media es el pronombre se. Suplemento de se cubren es
el SN de hojas. Nexo coordinante es la conjunción copulativa y; en
fin, complemento circunstancial de tiempo del núcleo verbal es el SN
preposisicional en primavera. El verbo se cubren es la tercera persona
de plural, presente de indicativo de cubrirse; voz media.
5. Ahora acaban de ser podados por los jardineros
municipales. Es una oración simple enunciativa. Tiene un sujeto
paciente: la tercera persona (esos árboles) y un predicado en voz
pasiva: ahora acaban de ser podados por los jardineros municipales.
Núcleo: la perífrasis aspectual en voz pasiva acaban de ser podados;
complemento agente: por los jardineros municipales, el cual está
constituido por un SN preposicional cuyo núcleo es jardineros, con el
complemento de ese nombre municipales, que es un adjetivo
especificativo; complemento circunstancial de tiempo: el adverbio
ahora. El verbo acaban de ser podados es la tercera persona de plural,
presente de indicativo del verbo perifrástico en voz pasiva acabar de
ser podado. Se trata de una perífrasis aspectual indicadora de que la
acción acaba de producirse.
91
Para recapitular y ahondar lo aprendido con este análisis, intenta,
siguiendo precisamente este modelo, analizar los verbos que
constituyen el núcleo de los SV28 en las oraciones y proposiciones de
los siguientes fragmentos:
Tienes que calmarte y contar con orden las cosas, para que nos
enteremos, sin avergonzarte de tu actitud, porque no se te puede
atribuir culpa alguna. Vamos, no rompas a llorar, y sosiégate.
Hacía tiempo qe a Valentín le rondaba por la cabeza fumarse un
puro. Sigiloso, sacó uno de la caja donde su padre los guardaba, y lo
encendió. Dió tres o cuatro chupadas y empezó a marease. Lo tiró al
retrete inmediatamente.
Aunque no lo debía decir, a veces siento un poco de envidia de
mi hermana. Es tan simpática, que todo el mundo la quiere. Cuando
ella está, yo me siento aún más tímida, y opto por el silencio. No
obstante, celebro que sea así. A su lado, aprendo, y algún día llegaré
a parecerme a ella.
§ 80. En el apartado de “ofertas de empleos” aparece este
anuncio. Trataremos de hacer su análisis:
Se necesita matrimonio. Ella, buena cocinera; él, mozo
comedor, sabiendo conducir. Sólo profesionales. Informes, buen
sueldo, pagas. 400301.
El presente texto luce las violentas elipsis características de este
género de discurso, constituido por estas proposiciones forzadamente
coordinadas.
• Se necesita matrimonio. Proposición pasiva refleja. Sujeto
paciente: matrimonio; predicado: se necesita, en el que el pronombre
se funciona como marca de pasiva refleja.
• Ella, buena cocinera. Proposición de predicado nominal,
sin cópula (omitida la perífrasis modal obligativa debe ser); sujeto:
ella; atributo: cocinera; complemento del atributo: el adjetivo
especificativo buena.
• él, mozo comedor, sabiendo conducir. Proposición de
predicado nominal, yuxtapuesta a la anterior (pero con relación
copulativa; por asíndeton, se omite y). Tiene la misma estructura. El

28
Sintagma verbal.
92
atributo mozo lleva un complemento que debería ser preposicional (de
comedor). La proposición de gerundio sabiendo conducir tiene como
sujeto a él; el infinitivo conducir funciona como complemento directo
del gerundio. Construcción gramaticalmente incorrecta: el gerundio
sólo puede complementar a un sujeto y a un complemento (y no a un
atributo, como ocurre aquí), con las restricciones conocidas.
• Sólo profesionales. Proposición subordinada de una
principal omitida no precisable: Llamen sólo si son profesionales o
Sólo los contrataremos si son profesionales, etc. En cualquier caso,
profesionales es el atributo; ya que el gerundio no puede constituir el
predicado de unas proposiciones independientes (Él sabiendo
conducir), puede referirse a un nombre pronombre, pero sólo como
complemento suyo. Por ejemplo, Él, sabiendo conducir, no quiso
hacerlo (complemento del sujeto).
• Informes, buen sueldo, pagas. Estas palabras son elementos
de diversa función. El sustantivo Informes puede ser sujeto de una
pasiva refleja (Se precisa informes); el SN buen sueldo y el sustantivo
pagas también pueden ser interpretados como sujetos pacientes (Se
ofrece buen sueldo, pagas), o como complementos directos
(Ofrecemos buen sueldo, pagas).
• 400301. Este es simplemente el número del teléfono; este
número funciona como complemento circunstancial de otra proposición,
con elementos elípticos: (Llámese / Llamen al teléfono) 400301.

Y ahora analiza sintácticamente esta “oferta de empleo”:


Secretaria con experiencia para oficina de ventas inmobiliarias.
Buen ambiente de trabajo. Concertar entrevista: 29938.
Te propongo ahora, para analizarlos, dos textos gramaticalmente
“anormales”, tomados también de la sección de anuncios por palabras
de un periódico:

Anuncios por palabras


Argüelles, calefacción, nuevo, 4 000.

La primera línea es el título de la sección. En general, todos los


nombres en la puerta de un local (Cine Coliseum), en la portada de un
libro (Tratado de Botánica), en un barco o avión (Ciudad de Las
Palmas), al pie de un cuadro o foto (Las Meninas, Puerto de Vigo),
93
etc. son atributos de una oración de predicado nominal, cuyo sujeto
elíptico es la sección, el local, el libro, el barco, etc., y en el que se
omite también la cópula. A efectos lógicos, los títulos funcionan como
si pertenecieran a la oración Estos son los anuncios por palabras o
Esto (el local) es el cine Coliseum, etc. El núcleo del atributo,
anuncios, lleva el complemento preposicional por palabras.
En el anuncio propiamente dicho no hay verbo, ni nexos, ni
determinante. Ello es rasgo peculiar – por razones económicas – de
esta clase de anuncios. El sujeto paciente elíptico es un piso, y el
predicado pasivo-reflejo elíptico: se alquila. El adjetivo nuevo
funciona como complemento especificativo del sujeto. Argüelles es el
complemento circunstancial; y calefacción puede interpretarse como
complemento preposicional (pero con la preposición omitida) del
sujeto un piso.
Por último, 4 000 es el complemento circunstancial (de precio),
representado sólo por el determinante (que funcionaría, por tanto,
como pronombre numeral) con omisión de la preposición y del
nombre euros. La oración desarrollada sería: [En el barrio de]
Argüelles [se alquila un piso con] calefacción, nuevo [por] 4 000
[euros al mes].

En fin, analiza sintácticamente los siguientes textos:


Mi prima Aurora, se puso hecha una furia al oir aquello. Era
una calumnia. Yo me quedé de una pieza, pues lo que acababa de
decir Juan parecía un agravio incalificable. Pero aquello estaba
dicho, y la culpa era de Aurora, porque se fió de él.
Agustín, es decir, el cuñado de Belén, es un vago de marca. Lo
echan de allá donde trabaja porque algunos días no acude, y los más,
cuando va, no da golpe. Ahora quiere dedicarse a la compraventa de
coches. No se le puede augurar éxito.
§ 81. Analicemos sintácticamente el siguiente texto:
Las maletas estaban aún en el coche. Se habían quedado allí
hasta que estuviéramos descansados; como el viaje había sido tan
largo, no nos quedaban fuerzas. Así es que allí estuvieron hasta que
fue de noche, y hubo que subirlas a casa.
1. Las maletas estaban aún en el coche. Oración simple enunciativa.
Sujeto: las maletas. Predicado verbal: estaban aún en el coche, cuyo núcleo
94
es estaban (empleado como verbo predicativo, no como cópula atributiva),
que lleva un complemento circunstancial de tiempo (aún) y otro de lugar
(en el coche, formado por un SN con preposición).
2. Se habían quedado allí hasta que estuviéramos descansados.
Oración compleja enunciativa. La forman dos proposiciones:
• Se habían quedado allí. Proposición principal. Sujeto: la
tercera persona (las maletas); predicado: se habían quedado allí, cuyo
núcleo es el verbo intransitivo se habían quedado (empleado como
predicativo, no como semipredicativo); el pronombre se es marca de
voz media; y allí es el complemento circunstancial de lugar.
• hasta que estuviéramos descansados. Proposición temporal,
subordinada a la anterior mediante el nexo conjuntivo hasta que.
Sujeto: la primera persona (nosotros); predicado nominal:
estuviéramos descansados; cópula: estuviéramos (aquí estar funciona
como verbo copulativo); atributo: el participio descansados.
3. Como el viaje había sido tan largo, no nos quedaban fuerzas.
Así es que allí estuvieron hasta que fue de noche, y hubo que subirlas
a la casa. Oración compleja enunciativa formada por las siguientes
proposiciones:
• Como el viaje había sido tan largo, no nos quedaban
fuerzas. Oración compleja, que consta de estas proposiciones:
1. Como el viaje había sido tan largo. Proposición
causal, subordinada a la proposición principal que sigue con el nexo
conjuntivo como. Sujeto: el viaje; predicado nominal: había sido tan
largo; cópula: había sido; atributo: tan largo, formado por el adjetivo
largo y su complemento, el adverbio tan, que le da carácter superlativo.
2. no nos quedaban fuerzas. Proposición principal.
Predicado verbal: no nos quedaban, cuyo núcleo es el verbo
intransitivo quedaban (que aquí es predicativo), con el complemento
indirecto nos, y el circunstancial (adverbio de negación) no.
• Así es que allí estuvieron hasta que fue de noche. Oración
adverbial compleja consecutiva, subordinada a la oración principal anterior
con el nexo conjuntivo así es que. Está constituida por dos proposiciones:
1. allí estuvieron. Proposición enunciativa, que es
principal respecto de la que le sigue. Sujeto: la tercera persona (las
maletas); predicado verbal: allí estuvieron, cuyo núcleo es el verbo
predicativo estuvieron; complemento circunstancial: allí.
2. hasta que fue de noche. Proposición adverbial de
tiempo, subordinada a la anterior mediante el nexo conjuntivo hasta
95
que. No hay sujeto, porque fue funciona como impersonal; predicado
verbal: fue de noche, constituido por la forma fue del verbo ser, usado
predicativamente; y el complemento circunstancial de noche, que es
una locución adverbial.
3. y hubo que subirlas a casa. Proposición coordinada
con la anterior por la conjunción copulativa y (pero puede ser
interpretada también como subordinada consecutiva). No tiene sujeto,
pues su predicado es impersonal. Predicado verbal: hubo que subirlas
a casa; núcleo: la perífrasis modal obligativa hubo que subir;
complemento directo: el pronombre personal las; complemento
circunstancial (de lugar): a casa.

Analiza, si quieres, también los siguientes textos:


He dejado los libros en casa de los abuelos, ya que tengo que
volver esta tarde y hay que ahorrar esfuerzos inútiles. Cuando les
digo que voy a ir a estudiar allí, se ponen contentos, y nunca les
parece tarde para que me marche.
Se vistió inquieto y salió rápido a la calle. Aún no había
amanecido, pero tenía que estar a las seis en punto en la estación de
autobuses. La misteriosa cita recibida por él la noche anterior le
había dejado intranquilo. Él creía que aquel asunto estaba resuelto,
mas no ocurría así.
§ 82. Intentemos ahora hacer el análisis oracional del siguiente
texto:
Lo hizo todo como le fue ordenado por el médico. Comió poco,
anduvo mucho, y hasta se hizo miembro de un gimnasio para hacer
ejercicio. Sacrificio inútil: siguió estando tan gordo como antes, así es
que decidió despreocuparse de su gordura. Me parece que, desde
entonces, aún come más que cuando fue a la consulta del médico.
1. Lo hizo todo como le fue ordenado por el médico. Oración
compleja enunciativa.
• Lo hizo todo. Proposición principal. Sujeto: la tercera
persona. Predicado: lo hizo todo. Núcleo verbal: hizo; lleva dos
complementos directos: el pronombre neutro personal lo con función
catafórica29 y el pronombre indefinido neutro todo.

29
Eso es, que “anuncia” que algo va a seguir.
96
• como le fue ordenado por el médico. Proposición
subordinada adverbial de modo. Nexo conjuntivo con la principal:
como. Sujeto paciente: todo; predicado en voz pasiva: fue ordenado;
complemento de agente: por el médico; complemento indirecto: le.
2. Comió poco, anduvo mucho, y hasta se hizo miembro de un
gimnasio para hacer ejercicio. Oración compleja, formada por tres
oraciones coordinadas copulativas:
• Comió poco. Sujeto: la tercera persona; predicado verbal:
comió poco, con el núcleo comió y el complemento circunstancial (el
adverbio de cantidad) poco. Los vocablos poco y mucho son
pronombres, si el hablante los piensa como sustitutos de un SN (comió
poco arroz, mucho arroz), y adverbios (como aquí ocurre) si poco
equivale a “escasamente”, y mucho a “abundantemente”.
• anduvo mucho. Tiene la misma estructura que lo anterior.
• y hasta se hizo miembro de un gimnasio. Proposición
(principal respecto de la que sigue) coordinada copulativamente con la
anterior, mediante la conjunción y; Sujeto: la tercera persona.
Predicado: hasta se hizo miembro de un gimnasio para hacer
ejercicio. La preposición hasta marca que el término al cual precede
es el último de una enumeración, a cuyo límite se llega. Cópula
verbal: el verbo semipredicativo se hizo; atributo: miembro. Éste lleva
el complemento preposicional de un gimnasio.
• para hacer ejercicio. Proposición final, subordinada a la
anterior. Sujeto: la tercera persona; predicado verbal: hacer ejercicio;
su núcleo hacer lleva el complemento directo ejercicio.
3. Sacrificio inútil: siguió estando tan gordo como antes, así es
que decidió despreocuparse de su gordura. Oración compleja,
constituida por las proposiciones a) y b).
a) Sacrificio inútil: siguió estando tan gordo como antes.
Proposición compleja que consta de las siguientes proposiciones:
• Sacrificio inútil. Proposición nominal, que funciona como
atributo de un sujeto que es la noción neutra que reúne todo lo que el
gordo hizo antes. Se trata de un SN cuyo núcleo es sacrificio, con el
complemento adjetival especificativo inútil.
• siguió estando tan gordo. Proposición yuxtapuesta a la
anterior, que debe interpretarse como subordinada causal. Proposición
principal: siguió estando tan gordo. Sujeto: la tercera persona.
Predicado nominal: siguió estando tan gordo, con la cópula formada
por la perífrasis aspectual durativa siguió estando (en la que seguir es
97
el auxiliar del verbo copulativo estar); atributo: tan gordo, formado
por el adjetivo gordo, precedido del adverbio de cantidad tan que, con
la conjunción como de la proposición siguiente, forma el nexo
discontinuo de la comparación de igualdad (tan … como).
• como antes. Proposición comparativa subordinada a la
anterior. Se elude el núcleo verbal (estar) por ser el mismo de la
proposición principal. De este modo, el predicado sólo está
representado por el complemento circunstancial (adverbio de tiempo)
antes. La conjunción como forma parte del nexo conjuntivo.
b) así es que decidió despreocuparse de su gordura.
Proposición adverbial consecutiva, subordinada a la anterior, y ligada
a ella por el nexo conjuntivo así es que. Sujeto: la tercera persona.
Predicado verbal: decidió despreocuparse de su gordura. Núcleo:
decidió; complemento directo: despreocuparse de su gordura. Esta
proposición de infinitivo tiene el mismo sujeto; núcleo:
despreocuparse (con el pronombre se de voz media) y el suplemento
de su gordura.
4. Me parece que, desde entonces, aún come más que cuando
fue a la consulta del médico. Oración compleja, constituida por las
siguientes proposiciones:
a) Me parece. Proposición principal. Sujeto; la proposición
subordinada que le sigue. Núcleo del predicado verbal: parece.
Complemento indirecto: me.
b) que desde entonces, aún come más que cuando fue a la
consulta del médico. Proposición subordinada compleja que es sujeto
de la anterior. Consta, a su vez, de estas proposiciones:
• desde entonces, aún come más. Proposición principal
respecto de la siguiente. Sujeto: la tercera persona. Predicado: desde
entonces, aún come más, constituido por el núcleo come y tres
complementos circunstanciales: la locución adverbial (de tiempo)
desde entonces; el adverbio intensivo aún, y el adverbio de cantidad
más, el cual, con la conjunción que de la proposición siguiente, forma
el nexo conjuntivo de la comparación de superioridad.
• que cuando fue a la consulta del médico. Proposición
adverbial comparativa, subordinada a la anterior con el nexo
comparativo más que. Se omite el núcleo verbal comía, por ser el
mismo verbo que el de la principal. El sujeto es también el mismo: la
tercera persona. La proposición adverbial cuando fue al médico se une
al verbo omitido comía, como subordinada de tiempo mediante el

98
adverbio conjuntivo cuando. Núcleo verbal: fue (‹ ir); complemento
circunstancial de lugar: a la consulta del médico, que es un SN con
preposición, cuyo núcleo es consulta, precedido del determinante (la)
y seguido del complemento del médico (preposición + SN).
Intenta también analizar ahora los siguientes textos:
Los automóviles, cuyos conductores tenían aspecto de cansados,
avanzaban muy lentamente por la carretera atestada. Anochecía, y
nadie contaba con llegar a sus casas antes de dos o tres horas. Una
ambulancia hacía sonar su sirena inútilmente, no podía abrírsele
paso. Tal vez transportaba a algún accidentado grave.
La norma de circular los automóviles por la derecha es seguida
por casi todos los países europeos. Pero en el Reino Unido siguen
obstinados en circular por la izquierda, con lo cual, quien llega
ignorante allá desde el continente, corre grave peligro. Lo mismo
conductores que peatones.
§ 83. Haremos juntos el análisis oracional del siguiente texto:
El chismoso de Andrés dijo que no se iba, porque estaba de mal
temple, y que se sentía muy solo. Aunque todo ello no eran más que
excusas para quedarse a husmear qué hacíamos. ¡El cotilla! Yo no
sabía si echarlo o echarme a reír.
1. El chismoso de Andrés dijo que no se iba, porque estaba de
mal temple, y que se sentía muy solo. Aunque todo ello no eran más
que excusas para quedarse a husmear qué hacíamos. Oración
enunciativa compleja, formada por coordinación copulativa entre las
proposiciones complejas a) y b), con la conjunción y.
a) El chismoso de Andrés dijo que no se iba, porque estaba de
mal temple, y que se sentía muy solo. Proposición compleja formada
por la principal: El chismoso de Andrés dijo, y dos subordinadas a
ella, coordinadas entre sí, que funcionan como complemento directo.
El chismoso de Andrés dijo. Proposición principal. Sujeto: El
chismoso de Andrés. Es un SN; núcleo: Andrés, con el complemento
adjetivo chismoso, en la construcción el + adjetivo + nombre30.
Predicado verbal: dijo.

30
Como has estudiado, es una de las varias estructuras que proporcionan al
adjetivo una intensificación de grado, es decir, que lo hace superlativo.
99
• que no se iba. Proposición subordinada sustantiva, que
funciona como complemento directo del verbo principal dijo. Se une a
la proposición principal con la conjunción enunciativa que,
característica de la subordinación. Sujeto: el mismo de la principal (la
tercera persona). Predicado verbal: no se iba; núcleo: se iba (el
pronombre se no es reflexivo, sino morfema constitutivo del
significado de irse, distinto del que tiene ir); complemento
circunstancial: el adverbio (de negación) no.
• porque estaba de muy mal temple. Proposición causal
subordinada a la proposición subrdinada anterior, mediante la
conjunción causal porque. Sujeto: el mismo. Predicado nominal:
estaba de mal temple; cópula: estaba; atributo: de mal temple ( =
destemplado), constituido por preposición + SN; núcleo: temple;
complemento adjetivo del núcleo: mal (forma apocopada de malo).
• y que se sentía muy solo. Proposición sustantiva, que
también funciona como complemento directo del verbo principal
dijo31. Se coordina copulativamente con que no se iba. Sujeto: el mis-
mo. Predicado nominal: se sentía muy solo; núcleo: el verbo semipre-
dicativo se sentía (se es marca de voz media); atributo: muy solo; muy
es el adverbio complemento del adjetivo solo, que lo hace superlativo.
• Aunque todo ello no eran más que excusas para quedarse
a husmear qué hacíamos. Proposición compleja coordinada, mediante
la conjunción adversativa aunque32, con la proposición a). Está
integrada por estas proposiciones:
• Aunque todo ello no eran más que excusas. Proposición
principal. Nexo que, a su vez, la coordina a a): aunque. Sujeto: el SN
todo ello, cuyo núcleo es el pronombre neutro ello (que reproduce
anafóricamente33 lo que ha dicho Andrés), complementado por el
determinante indefinido todo. Predicado nominal: no eran más que
excusas; cópula: eran; atributo: excusas. Hay concordancia anómala
entre el sujeto en singular (todo ello) y el predicado en plural (eran

31
Si se dijera y porque estaba muy cansado, se coordinaría con porque
estaba de mal temple, y sería, por tanto, otra subordinada causal.
32
La conjunción aunque funciona como coordinante adversativa cuando
equivale a pero, como ocurre precisamente en este caso. Si no, es
subordinante concesiva (Aunque pudiera, no lo haría).
33
La anáfora es un tipo de deixis que desempeñan algunas palabras
(pronombres, adverbios o verbos), consistente en asumir el significado de una
palabra anteriormente mencionada en el discurso.
100
excusas). Lo lógico sería: Todo ello era excusa; pero es admisible esta
concordancia ad sensum, esto es, según el sentido, ya que ello
reproduce las varias cosas que ha dicho Andrés.
• para quedarse. Proposición subordinada al atributo
excusas de la proposición anterior. Es, pues, complemento preposi-
cional (con para) de un sustantivo, y tiene carácter final (expresa la
finalidad de las excusas). Sujeto: Andrés. Predicado: quedarse (el
pronombre se es morfema constitutivo del significado de quedarse,
distinto del que posee al funcionar como semipredicativo: Yo me
quedé sorprendido).
• a husmear qué hacíamos. Proposición compleja final,
subordinada al verbo quedarse. Nexo: la preposición a. La integran:
- a husmear. Proposición principal. Sujeto: la tercera
persona (alguien que es el mismo). Predicado verbal: husmear.
- qué hacíamos. Proposición subordinada a la anterior.
Es interrogativa indirecta, y funciona como complemento directo de
husmear. Sujeto: la primera persona plural (nosotros). Predicado
verbal: qué hacíamos; núcleo: hacíamos; complemento directo: el
pronombre interrogativo qué.
2. ¡El cotilla! Oración simple, independiente, exclamativa,
yuxtapuesta a la anterior. El hablante sigue pensando en el sujeto
Andrés. Y es de él que predica que (es) cotilla. Por tanto, cotilla
funciona como atributo del sujeto principal. El artículo (lo mismo que
otros determinantes) proporciona grado superlativo al adjetivo en
varias construcciones, tales como el chismoso de Andrés, el muy bobo,
aquella tonta de Juana, ese mantecato, etc. Normalmente, ocurre esto
con adjetivos que denotan compasión, ironía o menosprecio; los
elogiosos adquieren significado irónico: la sabia de Mercedes, esa
listísima, el valiente de Antonio.
3. Yo no sabía si echarlo o echarme a reír. Oración compleja,
formada por la principal Yo no sabía, y dos subordinadas a ella, pero
coordinadas entre sí mediante la conjunción disyuntiva o.
• Yo no sabía. Proposición principal enunciativa negativa.
Sujeto: yo. Predicado verbal: no sabía; núcleo: sabía; complemento
circunstancial: el adverbio de negación no.
• si echarlo. Proposición sustantiva en función de
complemento directo de sabía. Se une a este verbo con la conjunción
enunciativa si (y no que, porque la preposición tiene carácter

101
disyuntivo). Sujeto: el de la principal. Predicado verbal: echarlo;
núcleo: echar; complemento directo: lo.
• echarme a reír. Es, como la anterior, proposición sustantiva
en función de complemento directo de sabía. Va en coordinación
disyuntiva con la anterior. Sujeto: el mismo. Predicado verbal: echarme
a reír, formado por la perífrasis aspectual echarse a + infinitivo.
Intenta hacer solo también el análisis sintáctico de los siguientes
textos:
Se podría pensar que ante la bella tendencia a la sobria
sencillez que le es propia, nuestro idioma sería especialmente
adecuado a las traducciones. Y hasta cierto grado se presta
efectivamente a ellas, pero se exagera el valor de esas traducciones
de casi todas las obras extranjeras de fama, entre nosotros demasiado
extendidas e insaciables, al afirmar incluso que algunas de ellas están
tan logradas que a partir de las mismas se podría reconstruir de
nuevo el texto originario, si éste llegara a perderse. (J. GRIMM. La
pedantería en el idioma alemán).
Traducir a un poeta extranjero significa aumentar la poesía
nacional, pero esta mejora no gusta a los mismos a los que beneficia.
Al menos esto es lo que ocurre al principio; después será la rebelión.
Una lengua a la que se trasvasa de esta forma otro idioma hace lo
que está en su mano para rechazarlo; y aunque más tarde se sienta
fortificada, mientras tanto, se indigna.
§ 84. Haremos ahora el análisis oracional del siguiente texto:
La reunión continuó violenta. Todos los que habían acudido se
acusaban de la falta de acuerdo, y los que hablaban lo hacían
irritados. Parece que no podía ser de otra manera, que las tensiones
habían llegado a su último grado. Lamentable situación.
1. La reunión continuó violenta. Oración enunciativa simple.
Sujeto: la reunión. Predicado verbal: continuó violenta; núcleo:
continuó; complemento predicativo: violenta, que complementa a la
vez al sujeto y al verbo.
2. Todos los que habían acudido se acusaban de la falta de
acuerdo, y los que hablaban lo hacían irritados. Oración compleja
enunciativa, formada por la coordinación (copulativa, con y) de las
proposiciones a) y b).
102
a) Todos los que habían acudido se acusaban de la falta de
acuerdo. Proposición compleja formada por las siguientes
proposiciones:
• Todos los que habían acudido. Funciona como proposición
subordinada sujeto de a). Su propio sujeto es el grupo relativo sin
antecedente, formado por el pronombre que, con los determinantes
todos (indefinido) los (artículo); predicado verbal constituido por el
núcleo habían acudido.
• se acusaban de la falta de acuerdo. Sujeto: la proposición
anterior. Predicado verbal: se acusaban de la falta de acuerdo; núcleo:
acusaban; complemento directo: el pronombre recíproco se. El núcleo
lleva el suplemento de la falta de acuerdo, que es un SN con
preposición, cuyo núcleo es falta, precedido de artículo determinante,
y con el complemento de acuerdo (preposición + nombre).
b) los que hablaban lo hacían irritados. Proposición compleja,
formada por las siguientes proposiciones:
• los que hablaban. Proposición de relativo sujeto y, por
tanto, sustantivada y subordinada a la siguiente. Su sujeto es los que,
es decir artículo + pronombre relativo sin antecedente expreso.
Predicado verbal: hablaban.
• lo hacían irritados. Sujeto: la proposición anterior. Núcleo del
predicado verbal: hacían; complemento directo: el pronombre lo (neutro,
por reproducir la acción hablaban); complemento predicativo: irritados.
3. Parece que no podía ser de otra manera, que las tensiones
habían llegado a su último grado. Oración compleja enunciativa,
formada por las siguientes proposiciones:
• Parece. Proposición principal con sujeto múltiple, que lo
son las dos oraciones siguientes. Predicado verbal: parece.
• que no podía ser de otra manera. Proposición subordinada
sustantiva, en función de sujeto de la principal. Esta proposición no
expresa el sujeto, sino es una noción neutra constituida por lo dicho
antes: que la reunión continuó violenta y que todos hablaban irritados.
Predicado nominal: no podía ser de otra manera, constituida por la
perífrasis modal podía ser, que funciona como cópula entre el sujeto
neutro no expreso, y el atributo de otra manera (que es una locución
adverbial). El adverbio no es complemento circunstancial. El verbo
ser puede ser interpretado también como predicativo (= ocurrir), y de
otra manera funcionaría como complemento circunstancial.

103
• que la tensión había llegado a su último grado. Es otra
proposición subordinada sustantiva, que también funciona como
sujeto de la principal, yuxtapuesta con la proposición anterior. Sujeto:
la tensión; predicado verbal: había llegado a su último grado, cuyo
núcleo predicativo es había llegado, que lleva como suplemento el SN
con preposición a su último grado, cuyo núcleo es grado; con el
complemento adjetivo específico último.
4. Lamentable situación. Oración nominal34 simple, de
predicado nominal, cuyo sujeto es todo lo contado antes. No se
expresa la cópula (era), y sólo aparece el atributo lamentable
situación, que es un SN; núcleo: situación; complemento adjetivo
especificativo (¿o epíteto?): lamentable. La oración se acerca a tener
carácter explamativo.
Intenta ahora hacer solo el analisis oracional de los siguientes textos:
Después de haber cruzado, relajados, abandonándonos a un
agradable ensimismamiento, el pueblecito sumido en su sueño
patriarcal, sobresaltándose como un niño amodorrado a cada crujido
de los frenos de algún carro dominguero que se dirigía hacia el
monasterio convertido en castillo, llegamos finalmente nosotros
también, llenos de buena voluntad admirativa, ante el palacio
conocido de las leyendas. Un aspecto sombrío, no de monasterio y no
de palacio, sino de cuartel o de prisión fortificada.
¡Ilusorio triunfo! Fuera, el aire estaba transparente y bueno;
corría embriagador por nuestros pulmones ahogados por el no ser, y
las copas de los árboles, resucitando siempre, susurraban
eternamente irónicas junto a la muerte irrisoria.
§ 85. Aquí tienes un nuevo modelo de análisis oracional:
Yo, que lo quiero mucho, habría ido a verlo al hospital, si
hubiera sabido que pasaba el día solo. ¿Cómo podía imaginarme que
su familia lo estaba desatendiendo así? Aunque, ahora caigo en ello,
nunca vi que le mostraran mucho afecto.
1. Yo, que lo quiero mucho, habría ido a verlo al hospital, si
hubiera sabido que pasaba el día solo. Oración enunciativa compleja,
constituida por las siguientes proposiciones de estructura condicional:
34
Es una oración construida nominalmente, es decir, sin el verbo copulativo
(es).
104
• Yo […] habría ido a verlo al hospital. Es la apódosis o
proposición principal, anticipada a la prótasis. Sujeto: yo. Predicado
verbal: habría ido a verlo al hospital, cuyo núcleo es el verbo habría
ido, con dos complementos circunstanciales: uno de lugar, al hospital,
y otro consistente en la proposición subordinada final a verlo, cuyo
sujeto sigue siendo yo; ver es el núcleo del predicado, que lleva el
complemento directo lo. Se enlaza el verbo principal habría ido con la
preposición a (sin la conjunción enunciativa que, la cual es
característica de la subordinación, por ir en infinitivo).
El sujeto yo va complementado por la proposición adjetiva o de
relativo que lo quiero mucho. Ésta es explicativa. Y está constituida
por el sujeto que (reproduce a yo, que es su antecedente), y el
predicado verbal lo quiero mucho, cuyo núcleo quiero lleva el
complemento directo lo y el complemento circunstancial (adverbio de
cantidad) mucho.
• si hubiera sabido que pasaba el día solo. Prótasis, con la
conjunción subordinante condicional si. Sujeto: la primera persona
(yo). Predicado: hubiera sabido que pasaba el día solo. Núcleo:
hubiera sabido, en subjuntivo, porque formula una condición
irrealizable. Complemento directo: la proposición subordinada
sustantiva que pasaba el día solo, cuyo sujeto es la tercera persona;
predicado: pasaba el día solo; su núcleo es pasaba; lleva el
complemento directo el día y el complemento predicativo solo.
2. ¿Cómo podía imaginarme que su familia lo estaba
desatendiendo así? Aunque, ahora caigo en ello, nunca vi que le
mostraran mucho afecto. Oración compleja en que las proposiciones
¿Cómo podía…? y Aunque… pueden ser interpretadas como
coordinadas (si entendemos a aunque como conjunción adversativa
equivalente a pero) o con relación subordinativa (si entendemos que
aunque es una conjunción concesiva equivalente de a pesar de que).
Adoptamos la primera solución. Constituyen, pues, aquella oración las
proposiciones complejas a) y b):
a) ¿Cómo podía imaginarme que su familia lo estaba
desatendiendo así? Oración compleja interrogativa (al no formular
una pregunta que demanda respuesta, se trata de una interrogación
retórica). La constituyen estas oraciones:
• ¿Cómo podía imaginarme. Proposición principal. Sujeto: la
primera persona. Predicado: Cómo podía imaginarme, cuyo núcleo
verbal es la perífrasis modal podría imaginarme, en que me es el
105
pronombre afectivo; cómo, adverbio interrogativo, es complemento
circunstancial de modo. El verbo poder (+ infinitivo) funciona, pues,
como auxiliar (al igual que deber, deber de, tener que, venir a).
• que su familia lo estaba desatendiendo así? Proposición
subordinada sustantiva, en función de complemento directo de la
anterior. Sujeto: su familia. Predicado verbal: lo estaba desatendiendo
así, cuyo núcleo es la perífrasis aspectual durativa estaba
desatendiendo; complemento directo: lo; complemento circunstancial
(de modo): así.
b) Aunque, ahora caigo en ello, nunca vi que le mostraran
afecto. Proposición coordinada a la anterior mediante la conjunción
adversativa aunque. Con el inciso, hay dos proposiciones:
• Aunque, […] nunca vi que le mostraran afecto.
Proposición coordinada a la anterior mediante la conjunción
adversativa aunque. Sujeto: la primera persona. Predicado verbal: vi
que le mostraran mucho afecto. Núcleo: vi; complemento directo: la
proposición sustantiva subordinada que le mostraran mucho afecto;
núcleo: mostraran; complemento directo: mucho afecto (SN, con el
núcleo afecto y el determinante cuantitativo mucho); complemento
indirecto: el pronombre personal le.
3. En el seno de la proposición anterior, aparece como un inciso,
sin nexo gramatical con ella, la oración ahora caigo en ello. Este tipo
de oraciones (lo son, porque no tienen dependencia alguna) se llaman
oraciones incidentales, y van entre pausas/comas en la escritura, como
aquí, o entre paréntesis/guiones. Sujeto: la primera persona; predicado
verbal: caigo en ello, cuyo núcleo caigo lleva el suplemento en ello; y
el complemento circunstancial (adverbio de tiempo) ahora.
Intenta también hacer solo ahora el análisis oracional de los
siguientes textos:
Para comprender esa singularidad, el hombre no dispone más
que de medios transitorios y provisionales, por no tener a su alcance
una solución permanente y definitiva o, por lo menos, por no poder
aspirar a ella inmediatamente. En cambio, el desarrollo de las
religiones tiene un carácter mediato, porque hace madurar en los
idiomas la semilla oculta de otro lenguaje más alto. Así resulta que la
traducción, aun cuando no pueda aspirar a la permanencia de sus
formas – y en esto se distingue del arte -, no niega su orientación
hacia una fase final, inapelable y decisiva de todas las disciplinas
lingüísticas. (W. BENJAMIN. La tarea del traductor)
106
La semejanza de las expresiones y la afinidad de las obras de
arte existen y en virtud de las mismas las obras de arte pueden
constituirse en uno o en otro grupo.
Pero se trata de semejanzas como las que se dan entre
individuos y que no se pueden fijar con delimitaciones conceptuales:
es decir, semejanzas a las que se ajustan mal la identificación, la
subordinación, la coordinación y las otras relaciones entre los
conceptos, y que consisten simplemente en lo que se llama “aire de
familia”, que deriva de las condiciones históricas en las que nacen las
distintas obras o de la afinidad de espíritu de los artistas. (B.
CROCE. Estética)

§ 86. Tomemos ahora otro modelo de análisis oracional,


basándonos en el siguiente texto:
Hoy ha sido clausurado el cine Rialto. Seguro que no se ha
publicado nada en los periódicos. Era un local sin importancia, donde
sólo se proyectaban películas viejas. Pero su cierre me pone triste: en
él me aficioné al séptimo arte.
1. Hoy ha sido clausurado el cine Rialto. Oración simple
enunciativa. Sujeto paciente: el cine Rialto, con el núcleo cine, que
lleva el determinante el, y como complemento, el nombre en aposición
Rialto. Predicado verbal: Hoy ha sido clausurado; núcleo en voz
pasiva: ha sido clausurado (sin complemento agente); complemento
circunstancial: el adverbio de tiempo hoy.
2. Seguro que no se ha publicado nada en los periódicos.
Oración compleja de predicado nominal, formada por estas dos
proposiciones:
• que no se ha publicado nada en los periódicos. Proposición
subordinada sustantiva, en función de sujeto de la principal (seguro).
Sujeto paciente: el pronombre indefinido nada; predicado verbal: no
se ha publicado en los periódicos. Núcleo: el verbo en pasiva refleja
se ha publicado; señal de pasiva refleja: el pronombre se;
complemento circunstancial (de lugar): en los periódicos;
complemento circunstancial de negación: el adverbio no.
• Seguro. Proposición principal. Atributo de la proposición
sujeto anterior. Construido nominalmente, es decir, sin el verbo
copulatico (es).

107
3. Era un local sin importancia, donde sólo se proyectaban
películas viejas. Pero su cierre me pone triste: en él me aficioné al
séptimo arte. Oración compleja, formada por las proposiciones
coordinadas a) y b):
a) Era un local sin importancia, donde sólo se proyectaban
películas viejas. Proposición compleja constituida por las siguientes
oraciones:
• Era un local sin importancia. Proposición principal. Sujeto:
la tercera persona (el cine Rialto). Predicado nominal: era un local sin
importancia; cópula: era; atributo: el SN un local sin importancia,
cuyo núcleo es local, con el determinante artículo un y el
complemento sin importancia (preposición + nombre).
• donde sólo se proyectaban películas viejas. Proposición
subordinada adjetiva o de relativo, unida a la principal por el adverbio
relativo donde ( = en el cual). Sujeto paciente: películas viejas, SN
formado por el núcleo películas, que lleva como complemento el
adjetivo especificativo viejas. Predicado verbal: se proyectaban, en
voz pasiva refleja; complemento circunstancial de lugar: dónde (su
antecedente es local); complemento circunstancial: el adverbio
limitativo sólo.
b) Pero su cierre me pone triste: en él me aficioné al séptimo
arte. Proposición coordinada con la anterior, mediante la conjunción
adversativa pero. Está constituida por estas proposiciones:
• su cierre me pone triste. Sujeto: su cierre. Predicado
nominal: me pone triste; cópula: el verbo semipredicativo me pone;
atributo: triste; complemento indirecto: me.
• en él me aficioné al séptimo arte. Proposición yuxtapuesta a
la anterior, de la que es subordinada causal (porque en él); predicado
verbal, en voz media: me aficioné, con el pronombre me como señal
de voz media, y el suplemento al séptimo arte (Podrá interpretarse me
aficioné como reflexivo; y, en ese caso, me sería complemento
directo).
Y para terminar, aquí tienes otros dos textos para que los
intentes analizar solo:
Muchos años atrás, al presentárseme la oportunidad de
saludarle en una reunión de escritores, cuando vino a nuestro país,
empecé como sigue: - Pablo Neruda está entre nosotros. Yo, que
busco lo extraordinario, y a veces lo encuentro, raramente tuve la
108
suerte de pronunciar una frase tan extraordinaria: - Pablo Neruda
está entre nosotros. Ahora, Pablo Neruda ya no podrá estar nunca
más entre nosotros.
El domingo cuando los encontré yo, la nevasca parecía estar a
punto de desplazar los montes de su sitio. Nevaba de modo torrencial.
La nieve caía densa, repiqueteando en el suelo hacia el cual se
precipitaba con la velocidad y la fuerza del plomo. En algún recoveco
de la montaña, el viento se abalanzaba, llevándose el trineo como a
un juguete y empujándolo hacia el precipicio.
§ 87. El análisis oracional de este texto es nuestro último
modelo:
Martín tomó el sendero que bordea un torrente. Una capa de
arcilla humedecida cubría el camino, por el cual los caballos y los
hombres se resbalaban. El sendero tan pronto se acercaba a la
torrentera, llena de malezas y de troncos podridos de árboles, como
se separaba de ella. Los soldados caían en ese terreno resbaladizo. A
cierta altura, el torrente era ya un precipicio, por cuyo fondo, lleno de
matorrales, se precipitaba el agua brillante. (Pío Barroja)
1. Martín tomó el sendero que bordea un torrente. Oración
compleja enunciativa, formada por:
• Martín tomó el sendero. Proposición principal. Sujeto:
Martín. Predicado: tomó el sendero; núcleo: tomó; complemento
directo: el sendero.
• que bordea un torrente. Proposición subordinada adjetiva o
de relativo. Sujeto: el pronombre relativo que (cuyo antecedente es
sendero). Predicado verbal: bordea un torrente. Núcleo: bordea;
complemento directo: un torrente.
2. Una capa de arcilla cubría el camino, por el cual los caballos y
los hombres se resbalaban. Oración compleja enunciativa, formada por:
• Una capa de arcilla cubría el camino. Proposición principal.
Sujeto: Una capa de arcilla; este SN tiene como núcleo capa, el cual
lleva el complemento preposicional de arcilla. Predicado verbal: cubría
el camino. Núcleo: cubría; complemento directo: el camino.
• por el cual los caballos y los hombres se resbalaban.
Proposición de relativo, en función de subordinada de lugar. Nexo con
el antecedente camino: el pronombre relativo el cual con la
preposición por. Sujeto múltiple: los caballos y los hombres.
109
Predicado: por el cual se resbalaban: núcleo: se resbalaban (se es
pronombre afectivo o ponderativo, puesto que la misma noción podría
expresarse con resbalar sin pronombre: por el cual resbalaban);
complemento circunstancial (de lugar): por el cual.
3. El sendero tan pronto se acercaba a la torrentera, llena de
malezas y de troncos podridos de árboles, como se separaba de ella.
Oración compleja formada por estas dos proposiciones coordinadas
distributivas, enlazadas por el nexo discontinuo tan pronto … como.
• El sendero tan pronto se acercaba a la torrentera, llena de
malezas y de troncos podridos de árboles. Proposición simple. Sujeto:
el sendero. Predicado verbal reflexivo: se acercaba; núcleo: acercaba;
complemento directo (reflexivo): se; complemento circunstancial: a la
torrentera, que es un SN preposicional, cuyo núcleo torrentera lleva,
como complemento en construcción disjunta (y epíteto, por tanto), el
adjetivo llena. Este adjetivo recibe el complemento múltiple de
malezas y de troncos podridos de árboles, formado por dos SN
preposicionales: de malezas y de troncos podridos; el núcleo de este
último, troncos, lleva como complemento adjetivo especificativo el
participio podridos.
• como se separaba de ella. Proposición simple coordinada
con la anterior. Sujeto: la tercera persona (el sendero). Predicado
verbal reflexivo: se separaba; núcleo: separaba; complemento directo
(reflexivo): se; complemento circunstancial: de ella.
4. Los soldados caían en ese terreno resbaladizo. Oración
simple enunciativa. Sujeto: los soldados. Predicado verbal: caían en
ese terreno resbaladizo; núcleo: caían; complemento circunstancial
(de lugar): en ese terreno resbaladizo, que es un SN preposicional,
con el núcleo terreno, precedido del determinante demostrativo ese, y
seguido del complemento adjetivo resbaladizo (epíteto: el autor ya ha
dicho antes que los caballos y los hombres se resbalaban).
5. A cierta altura, el torrente era ya un precipicio, por cuyo
fondo, lleno de matorrales, se precipitaba el agua brillante. Oración
compleja enunciativa, formada por:
• A cierta altura, el torrente era ya un precipicio.
Proposición de predicado nominal. Sujeto: el torrente. Predicado
nominal: era ya una torrente, con la cópula era, el atributo un
precipicio, y los complementos circunstanciales (de lugar) a cierta
altura y el adverbio ya (que suele ser de tiempo, pero que indica
también, como en este caso, “estado alcanzado”).

110
• por cuyo fondo, lleno de matorrales, se precipitaba el agua
brillante. Proposición de relativo, en función de subordinada de lugar.
Se une a su antecedente (precipicio) con el adjetivo relativo posesivo
cuyo, precedido de la preposición por. Sujeto: el agua brillante;
núcleo: agua, que lleva el complemento adjetivo (¿especificativo?)
brillante. Predicado; por cuyo fondo, lleno de matorrales, se
precipitaba; núcleo: se precipitaba; complemento directo: se;
complemento circunstancial (de lugar): por cuyo fondo; el núcleo
nominal fondo lleva como complemento adjetivo en construcción
disjunta (y, por tanto, es epíteto) a lleno, complementado, a su vez, por
el SN preposicional de matorrales.
Intenta tú solo analizar ahora estos textos, siguiendo las
sugerencias de nuestros modelos:
Resulta curioso que el ambiente cultural de la ciudad fuera más
culto de lo que hoy parece. No había televisión, ni apenas cines. Pero
se leía mucho, existían tertulias, donde se hablaba de la actualidad
política y cultural, de manera que, en realidad, se sentía más
inquietud por todo.
La canción no la cantaban las brujas, sino un muchacho que, en
compañía de diez o doce, estaba calentándose alrededor de una
hoguera. Uno cantaba canciones liberales y los otros le coreaban. No
habían comenzado a oírse los primeros tiros, y Briones y su gente
esperaron tendidos en los matorrales (Pío Baroja).
Ejecutadas estas cosas por vosotros, recordad las demás qué os
he encargado. Temiendo vuestro olvido, las tengo escritas en este
papel que os daré ahora. Leedlas, procurando retenerlas bien. De su
ejecución depende el éxito de nuestra empresa. Esforzáos, pues, quien
anheléis el triunfo. Si las cumplís, venceremos. Decid si vale la pena.
Te dejo la novela con tal de que me la devuelvas pronto. Quiero
volver a leerla, porque me ha entusiasmado. No sé qué me gusta más,
si el interés de la intriga o la perfección de las descripciones. A ver si
te gusta como a mí.

111
MODELO
DEL COMENTARIO LINGÜÍSTICO
DE UN TEXTO LITERARIO Y ENSAÍSTICO

§ 88. Antes de explicar cómo se realiza un comentario


lingüístico de texto, hay que pormenorizar sobre la sintaxis de los
párrafos, que es un artificio de la escritura en prosa. Conviene tener
siempre en cuenta este punto de vista y las implicaciones que lleva
consigo. Entre el código elaborado35 y el código restringido36 median
importantes diferencias que afectan a la organización de los conte-
nidos comunicados, entre ellos la complejidad, la riqueza y la variedad
expresivas, que distinguen con nitidez la escritura de la conversación.
El párrafo no es sino un artificio de la lengua escrita, que contempla
colaborar en la organización del mensaje que se comunica.
Las características del párrafo (extensión, modos de ordenación,
etc.) dependen de factores generales como la época, el género o tipo de
texto y el estilo personal de cada autor. La sintaxis de los párrafos es
siempre una resultante, variable y diversa, de las modas y los gustos de
la época, de las necesidades de la comunicación e índole de la misma, y
de las preferencias individuales. Esta sintaxis es irrelevante en los textos
escritos en verso y en aquellos que pretenden acercarse de alguna forma
al lenguaje de la conversación (Ocurre esto, sobre todo, en los textos
dramáticos). En cambio, es significativa por sí misma la falta de una
sintaxis de los párrafos en muchas novelas contemporáneas, cuya
escritura finge artísticamente la espontaneidad y el mismo carácter
restringido de la lengua hablada, o bien se pliega al fluir no formalizado
de la conciencia, igualmente ficticia, del personaje. En estos casos, en la
ausencia de párrafos cuaja la intención expresiva de presentar un
contenido desorganizado y aparentemente caótico.
Mas el párrafo es un hecho de escritura, de índole exclusi-
vamente tipográfica, que tiene fundamento lingüístico. El hablante no
puede eludir la necesidad de estructurar, siquiera mínimamente, el
contenido que comunica. Para ello cuenta con los instrumentos que le
proporcionan el mismo sistema lingüístico, las categorías adverbio,
preposición, conjunción, el sistema verbal, el orden de las palabras, las
modalidades oracionales, las líneas de entonación, etc.

35
La lengua escrita.
36
La lengua hablada.
112
Este fundamento lingüístico nos permite distinguir, en la sintaxis
de los párrafos, una ordenación lingüística, distinta de la estructural o
de contenido, y dividirla asimismo en ordenación extrínseca y
ordenación intrínseca37. Cabe retener, por tanto, lo siguiente:
1. El párrafo es una unidad de composición dentro del texto.
2. La extensión de los párrafos es variable, según el género del
texto, el contenido que expresa y las preferencias estilísticas del autor.
3. La sintaxis de los párrafos, es decir, la ordenación
significativa de los mismos en el texto, comunica el esquema del
contenido del texto.
4. La ordenación de los párrafos en el texto se expresa
lingüísticamente mediante dos procedimientos principales:
• Elementos lingüísticos que, al encabezar los párrafos,
señalan las relaciones de los mismos dentro de la ordenación
extrínseca 38.
• Elementos lingüísticos que actúan en el interior del párrafo y
establecen las relaciones del mismo dentro de la ordenación
intrínseca39.
5. A veces, la ordenación de los párrafos en el texto no está
marcada lingüísticamente. En estos casos, su ordenación depende de la
ordenación estructural40.
6. Lo normal es que la ordenación de los párrafos se exprese al
mismo tiempo de una forma lingüística 41 y de una forma estructural.
7. Cuando el texto propuesto para el comentario carece de
párrafos, conviene indagar, ante todo, si la ausencia de una sintaxis de
los párrafos es significativa y, en cualquier caso, explicar la concreta
organización del contenido que aparece en el texto, atendiendo a los
elementos lingüísticos sobre los que se apoya.
§ 89. Los párrafos se componen de oraciones gramaticales
simples y complejas42. Las relaciones oracionales43 son portadoras de
un significado que se integra en el significado del párrafo y, a través

37
Según que los elementos lingüísticos señalados actúen al principio del
párrafo o desde el interior del mismo.
38
Dentro del conjunto del texto.
39
Con el conjunto del texto, como, por ejemplo, con las formas verbales, etc.
40
La posición que ocupan en el conjunto del texto.
41
Extrínseca e intrínseca.
42
La unidad lingüística inmediatamente inferior al párrafo es la oración.
43
Eso es, entre dichas oraciones.
113
de éste, en el significado general del texto. Pues, como todas las uni-
dades lingüísticas de un texto están interrelacionadas, el sentido últi-
mo del mismo depende precisamente de ese entramado de relaciones
significativas.
Las oraciones se relacionan en el párrafo mediante dos modos de
relación: el polisíndeton, eso es, mediante unos elementos específi-
cos de relación (conjunciones, locuciones conjuntivas, preposiciones,
locuciones prepositivas, pronombres y adverbios relativos) y el asín-
deton, eso es, por medio de la entonación, sin que intervenga ninguno
de los anteriores elementos de relación. La unión de oraciones
mediante elementos de relación manifiesta con claridad el significado
gramatical de las diferentes relaciones oracionales: coordinación,
subordinación y sus respectivas clases. Esto quiere decir que, en el
acto de comunicación, e implícitamente en todo texto, el autor
demuestra la intención comunicativa de señalar los valores lógico-
semánticos inherentes a las relaciones oracionales. Al emplear el
polisíndeton, la actitud comunicativa del autor resulta razonadora y
lógica. En cambio, la ausencia de los elementos de relación en un pá-
rrafo no equivale a la inexistencia de un sistema de relaciones signifi-
cativas, sino indica que el autor no tiene la intención comunicativa de
señalar inequívocamente el significado de las relaciones oracionales.
Por consiguiente, el significado aparece explícito en los párra-
fos en que se observa polisíndeton; por el contrario, en aquellos en que
no se expresan todos o la mayoría de los elementos de relación, eso es,
asíndeton, aparece implícito el significado de la relación oracional.
Al emplear la yuxtaposición el autor manifiesta una actitud
comunicativa que no concede importancia decisiva a la expresión de
los valores lógicosemánticos de la relación oracional.
Las relaciones oracionales de coordinación se llaman también
relaciones paratácticas o simplemente parataxis. Las relaciones de
subordinación reciben asimismo los nombres de relaciones hipotác-
ticas o en general hipotaxis. La hipotaxis señala una jerarquía sig-
nificativa de las proposiciones que componen la oración compleja. El
significado de ésta es un complejo determinado por la integración de
varios significados oracionales que son incompletos en sí mismos. Se
organizan, como parte de un todo, en el marco de la oración compleja,
en virtud de las relaciones hipotácticas.
Lo normal es que en los textos se combinen la yuxtaposición, la
parataxis y la hipotaxis. Pero, cuando en la composición de un texto

114
predomina la parataxis, el significado de las oraciones complejas es el
resultado de una suma de proposiciones que comunican, cada cual, un
significado completo. El significado del texto, del párrafo o de la ora-
ción compleja con relaciones paratácticas no se obtiene por integra-
ción (como sucede en la hipotaxis), sino por aglutinación.
Enumeramos, en lo que sigue, algunas consideraciones sobre la
relación oracional, para la práctica del comentario lingüístico:
1. Las relaciones que establecen las oraciones gramaticales
dentro del párrafo son estructuras significativas: dos párrafos que
comuniquen contenidos globalmente idénticos resultan significativa-
mente distintos si en las oraciones que los componen se observan
relaciones oracionales distintas. La forma de expresión en los párrafos
(relaciones oracionales) determina la forma del contenido de los
mismos y, por tanto, su significado concreto.
2. Según se expresen o no los elementos lingüísticos que marcan
la relación oracional, encontramos dos tipos de estructuras oracionales
significativas:
a. Polisíndeton: la presencia de los elementos de relación
específica que marca el valor significativo de la relación oracional.
b. Asíndeton o yuxtaposición: las oraciones se relacionan sin
nexos o elementos de relación; la entonación, en el lenguaje oral, y los
signos de puntuación, en la lengua escrita, suplen la ausencia de los
elementos de relación. El significado de la relación oracional aparece
implícito en el sentido del texto.
3. El polisíndeton expresa claramente dos subtipos de relaciones
oracionales:
a. La parataxis: las oraciones que constituyen la oración
compleja se unen por aglutinación; cada una de las oraciones unidas
comunica un significado completo y reltivamente autónomo. La
parataxis se corresponde con la coordinación y sus diversas clases;
cada una de estas clases de coordinación (copulativa, disyuntiva,
adversativa, distributiva, explicativa) manifiesta un significado propio,
que enriquece el significado complejo de la oración y del párrafo.
b. La hipotaxis: la oración compleja se nos presenta como una
integración de unidades oracionales semánticamente jerarquizadas;
fuera del complejo en que se integran, estas unidades oracionales
carecen de significado completo y autónomo (significan sólo en la
medida en que se integran en la oración compleja). Para distinguirlas
de las oraciones (sentido completo y autónomo), llamamos
115
proposiciones a esas unidades oracionales de la hipotaxis. Las relacio-
nes hipotácticas coinciden con las de subordinación y sus clases.
c. Las clases de relación subordinativa son cuatro: relación de
subordinación sustantiva, adjetiva, adverbial y circunstancial. La
proposición subordinada puede desempeñar en la oración compleja la
función de un nombre, de un adjetivo, de un adverbio o de un
complemento circunstancial. Cada una de estas funciones lleva
aparejada una significación propia que, al integrarse en el significado
global de la oración compleja, lo matiza y enriquece.
4. En la relación asindética o yuxtaposición pueden estar
implícitas relaciones paratácticas e hipotácticas con sus diversos
significados. En cada caso, el sentido del texto nos revela el
significado específico de la yuxtaposición.
5. El significado general del asíndeton supone, por parte del
autor, una actitud comunicativa en la que los valores afectivos, la
rapidez y la agilidad expresivas, prevalecen sobre los valores lógicos y
conceptuales de la estructuración del contenido.
6. Por el contrario, el significado general del polisíndeton es una
actitud comunicativa razonadora y lógica.
7. Dentro de esa actitud razonadora caben dos modalidades,
correspondientes a los valores específicos de la parataxis y de la
hipotaxis. En la relación paratáctica, la actitud razonadora se
manifiesta en forma de composición por aglutinación de elementos
individualizados y con cierta autonomía significativa. En la relación
hipotáctica, la actitud razonadora da lugar a una composición
integrada por elementos. El significado de estos elementos sólo tiene
sentido en el complejo semántico que configuran.
8. La significación gramatical y la significación lógica no
coinciden exactamente en casi ningún caso. El significado de las
relaciones oracionales, por muy estructurada y jerarquizada que sea su
expresión (por ejemplo, en la hipotaxis), es siempre más flexible y
abierto que el significado de las relaciones estrictamente conceptuales
y lógicas. La lengua es un sistema de comunicación por medio del
cual el hablante crea su pensamiento; la lengua no es (ni puede serlo
mientras esté viva) un sistema de clasificación que relaciona
pensamientos ya creados.
El significado de las relaciones oracionales descritas no es una
etiqueta que se impone invariablemente a las oraciones y propo-
siciones correspondientes. Las estructuras oracionales son signifi-

116
cativas en cuanto lingüísticas, eso es, en la medida en que forman
parte de un sistema de comunicación y de creación del complejo
significado de un texto. En fin, la relación oracional, como estructura
significativa, es un factor de validez relativa, no absoluta, en la
determinación del complejo significado de un texto.

La realización de un comentario lingüístico de texto comprende


tres fases: intuitiva, analítica y de síntesis. Veremos, en resumidas
cuentas, qué supone cada una de ellas.
§ 90. I. En el momento intuitivo, se lee (una, dos o cuantas veces
sea necesario) atentamente el texto, tratándose de comprender todo
cuanto dice. Ello contempla apropiarnos del contenido del texto en
bloque y de modo intuitivo: viendo su global significación, sin que los
prejuicios del análisis nos atenacen, nos pierdan en el detalle o nos
oculten el conjunto. Una vez leído atenta y reflexivamente, el texto
revela con transparencia su información, que se puede resumir en los
siguientes puntos:
1. El contenido comunicado por el texto, en líneas generales.
2. El tipo de texto.
3. El nivel/los niveles comunicativo/s sociológico/s del texto:
la/s norma/s lingüística/s (culta, familiar, coloquial, dialectal, etc.) que
se dejan ver en el mismo.
4. Las funciones del lenguaje en el texto (representativa,
expresiva y conativa):, entre las cuales una/s destaca/n más que otra/s
en el conjunto del texto, siéndonos revelada/s por muy diversas formas
expresivas: la entonación, la presencia en el texto de la connotación y
la denotación (con el predominio de uno u otro modo de significa-
ción), las figuras retóricas, sobre todo los tropos o figuras de pensa-
miento (metáfora, metonimia, sinécdoque).
5. Los modos del discurso en el texto: narración, descripción,
exposición y argumentación.
6. La significación especialmente relevante que presentan en el
texto determinadas figuras lingüísticas. Los elementos de la lengua
aportan a éste un significado tanto gramatical, como estilístico. Este
último cuaja, muchas veces, en formas lingüísticas que necesa-
riamente llaman la atención del lector u oyente: porque el autor o ha-
blante las ha colocado en el texto justo para despertar el interés o la
117
curiosidad del lector u oyente. El significado de estas formas ex-
presivas es, sin lugar a dudas, muy relevante en el conjunto del texto.
La fase intuitiva proporciona una información compleja, que
permite formular una hipótesis de trabajo para la realización del
comentario. La fórmula general de esta hipótesis sería la siguiente: el
texto dice tal cosa (CONTENIDO) y lo dice de tal forma
(EXPRESIÓN).
§ 91. II. En la fase analítica, se trata de verificar detalladamente
la hipótesis de trabajo, eso es, rectificar lo que y cuando sea ne-
cesario, y eso sólo cuando los datos del análisis nos obliguen a ello.
Este análisis se aplica a la forma, la función y la significación de las
distintas unidades del texto, de mayor a menor: a saber, párrafos, rela-
ciones oracionales, SN y SV. Dentro de cada una de estas unidades, se
estudian varios aspectos: la sintaxis del párrafo y su significado, la
relación oracional y su significado, la sintaxis y estilística del SN, la
sintaxis y estilística del SV, el empleo de la lengua en los diferentes
tipos de textos y la significación social de los usos lingüísticos.
En el ejercicio escrito del comentario lingüístico no debe
consignarse, no obstante, el análisis detallado y exhaustivo de las
distintas unidades significativas. Un comentario lingüístico no es un
análisis sintáctico, ni morfológico. La redacción de tal comentario ha
de incluir únicamente los datos significativos que el análisis descubre
como relevantes para la significación global del texto.
En conclusión, esta fase analítica, en la que se describen y
explican los aspectos más importantes de la sintaxis y la significación
de los párrafos, de las relaciones oracionales y de los constituyentes
inmediatos de la oración, manifiesta cuáles son las peculiaridades
esenciales de la FORMA DE LA EXPRESIÓN del texto y, a través de
ésta, cuál es la FORMA DEL CONTENIDO de dicho texto.
§ 92. III. En la fase de síntesis, se justifica la elección de la
hipótesis de trabajo planteada en el momento intuitivo: se precisa el
significado del texto, explicándose el enriquecimiento que aportan al
mismo las formas lingüísticas empleadas, y se trata de demostrar, en
fin, si el texto dice o no exactamente lo que dice (FORMA DEL CON-
TENIDO), porque lo dice como lo dice (FORMA DE LA EXPRE-
SIÓN), de modo que, si se hubiese empleado una forma de expresión
distinta, el texto comunicaría precisamente por ello otra distinta forma
de contenido. Conviene tener presente que cada texto, en tanto que
unidad de comunicación de un autor/hablante determinado, es

118
singular. Por tanto, cada texto, requiere su propio comentario. Y el
método (herramienta de trabajo, medio) ha de adecuarse a la
peculiaridad del texto para explicarlo. El comentarista poco
experimentado ha de ver en este método su apoyo para la explicación
y no el objeto de la explicación, y tanto menos la explicación misma.
El comentario lingüístico de un texto es un ejercicio de redac-
ción. Ello supone la exposición de unos comentarios, en base a un
plan elaborado, a la ordenación estructurada de los datos y los resulta-
dos obtenidos por la aplicación del método. En fin, la escritura propia-
mente dicha, el comentario redactado, llega así a ser un ejercicio fun-
damental para la formación intelectual del estudiante. Es, al mismo
tiempo, un ejercicio de comprensión y expresión, de explicación y
creación, que, entre otras, le puede preparar a uno para una actividad
de gran interés: la traducción.
§ 93. Comentario lingüístico
de un texto literario/ensayístico
Dos días después de casarse Amparito, recibióse un telegrama
en casa de Antonia. Era de Verónica. Decía así: “Tren correo
llegamos Teófilo y yo. Teófilo mal”.
Travesedo y Guzmán descendieron a la estación a esperar a los
viajeros.
Al detenerse el tren, Verónica asomó por una ventanilla e hizo
señas a Travesedo y Guzmán. Venía desencajada, descolorida, como
después de haber pasado una mala noche. No bien se acercaron los
dos amigos, Verónica, sin saludar, dijo impaciente:
- Suban a ayudarme. No se puede mover. Está muy malito.
Teófilo estaba tendido a lo largo de un diván. Su lividez era
tanta, que semejaba transparecer una amarilla luz interna, la cual, al
asomar en el negro vidrio de los ojos, emitía angustiados reflejos.
- ¡Me muero, me muero, me muero! – sollozó Teófilo. Cortóle la pa-
labra un acceso de tos. (R. PÉREZ DE AYALA. Troteras y danzaderas)
En este comentario, procuraremos aplicar el método ya
presentado para que así resulte familiar la técnica de comentario que
del mismo se deriva.
I. FASE INTUITIVA
El texto refiere cómo unos personajes son recibidos en la es-
tación por otros personajes. Los primeros son Verónica y Teófilo;
ellos forman una pareja, aunque no sabemos cuál es el grado de paren-
119
tesco o la relación que les une (¿Hermanos? ¿Matrimonio? ¿Aman-
tes?). Mas sabemos que algo les une, pues Teófilo está enfermo (“ac-
ceso de tos” = ¿tuberculosis?) y Verónica lo cuida con afecto. A
Verónica y Teófilo les reciben Travesedo y Guzmán, “dos amigos”.
El género literario de este texto es el narrativo (concretamente,
novela), pues relata acciones determinadas. Además, el predominio de
las formas verbales de pasado (indefinidos e imperfectos) viene a
confirmarnos que estamos ante una narración. Y sobre todo una
narración novelística, ya que el autor busca la variedad en la pre-
sentación del relato, peculiaridad esencial del género novela. Cabe
notar el modo en que el autor combina la pura forma narrativa (los
hechos) con la descripción de los personajes y la reproducción de sus
palabras textuales (estilo directo), precisamente para conseguir la
variedad deseada.
Desde una perspectiva sociolingüística, el texto entrelaza tres
tipos de lengua: del narrador, de los personajes y, en tercer lugar, el
uso epecífico de la lengua determinado por un medio de comunicación
concreto (el lenguaje del telegrama). Los comentaremos por separado.
La lengua del narrador se rige por una norma culta, y se podría
decir que hasta muy culta. En efecto, descubrimos en ella arcaísmos
sintácticos, como la posposición del pronombre personal átono
(“recibióse”, “cortóle”), uso normal en la lengua del Siglo de Oro,
pero no en la del siglo XX. Resulta obvio que el autor quiere
ennoblecer su estilo con añejas galas, eso es con arcaísmos.
Pero en la lengua del narrador hay también cultismos léxicos
(“descendieron a la estación”) y semánticos (“Su lividez era tanta [=
‘tan grande’, significado del latín tantus], que …”). En la lengua del
narrador hay también algún neologismo, que demuestra la intención
culta del narrador, tendente a elaborar con originalidad el mensaje que
transmite: “semejaba transparecer una amarilla luz interna”. Tampo-
co en la última edición44 del DRAE figura la parabra transparecer,
pero se anotan, en cambio, transparencia y transparentar. Ninguna de
estas palabras sirve, no obstante, al narrador, puesto que lo que éste
quiere decir es que el cuerpo de Teófilo parece que deja pasar la luz
como si fuera transparente o tuviera la cualidad de la transparencia.
Sobre este sustantivo abstracto crea el autor el neologismo transpa-
recer, de sentido deductible y que reemplaza gran número de palabras.

44
La XXIIa. edición, de 200l.
120
Le lengua de los personajes no ofrece variedades ni diatópicas45, ni
diastráticas46: tampoco soporta la elaboración culta. Está, por tanto,
ajustada a la norma estándar propia del habla coloquial culta.
En fin, el lenguaje telegráfico posee su norma específica,
definida por la economía expresiva: la comunicación se reduce al
mínimo indispensable; se prescinde de los elementos de relación, de
los determinantes, incluso de los verbos.
En el texto se manifiestan las tres funciones básicas de la co-
municación lingüística. En las partes narrativas (lengua del narrador)
es predominante la entonación enunciativa y, por tanto, la función
representativa del lenguaje. Con todo, en alguna ocasión, el autor
manifiesta su subjetividad (función expresiva), concentrada en algún
diminutivo (“Amparito”), en la connotación acumulada en algunas
figuras retóricas y, sobre todo, en el uso del adjetivo antepuesto
(algunas veces, epíteto), que comprobamos en el último párrafo.
En las palabras que el autor atribuye a Verónica hay un notable
equilibrio de las tres funciones lingüísticas: conativa (“Suban a
ayudarme”), representativa (“No se puede mover”) y expresiva47
(“Está muy malito”). El imperativo es un instrumento de la función
conativa, lo mismo que el diminutivo lo es de la expresiva. En las
palabras de Teófilo, en cambio, predomina absolutamente la función
expresiva: entonación emocional o exclamativa, reiteración expresiva
de un mismo sintagma verbal y, por último, expresión de la voz media
a través del pronombre personal (“me muero”).
En la mayor parte del texto es general la denotación48. Sólo en el
último párrafo advertimos la connotación49, en figuras retóricas como
el símil (“siempre transparecer”), la metáfora (“el negro vidrio de los
ojos”) y la personificación o prosopopeya (“angustiados reflejos”).
45
Adj., se dice de los fenómenos que se producen en una lengua en virtud de
su extensión geográfica; perteneciente o relativo a estos fenómenos.
46
Adj., se dice de los fenómenos lingüísticos relacionados con el nivel socio-
cultural de los hablantes; perteneciente o relativo a estos fenómenos.
47
Para R. Jakobson, en toda lengua existen seis funciones relacionadas con la
comunicación lingüística: la función referencial, que remite al contexto; la
función fáctica o representativa, relacionada con el contacto; la función
conativa, con el destinatario; la función emotiva o expresiva, con el
destinatario/locutor; la función poética con el mensaje; y la función
metalingüística con el propio código.
48
Significación recta.
49
Significación figurada.
121
El modo del discurso que domina en el texto es obviamente la
narración. Con ella, no obstante, se combinan la descripción y el
diálogo. Y no sólo por imperativo de la variedad del género novela,
sino porque en este texto la narración tiene como finalidad primordial
la presentación de unos personajes (Verónica y Teófilo). El narrador
nos va acercando progresivamente a ellos mediante la descripción y
presentación dramática de los mismos, conseguida con el estilo
directo (diálogo).
Finalmente, desde un punto de vista estrictamente lingüístico, se
perciben en el texto ciertas formas expresivas que llaman podero-
samente la atención del lector. Algunas ya las hemos señalado (por
ejemplo, los diminutivos). Contrasta en el texto la significación fuer-
temente emotiva del diminutivo (“Está muy malito”) con otra signifi-
cación más néutra (“Amparito”) e incluso con la significación
puramente denotativa50 del diminutivo lexicalizado51 “ventanilla”.
Algo similar puede decirse de la anteposición del adjetivo.
Contrasta la significación subjetiva de este procedimiento (“amarilla
luz”, “negro vidrio”) con una significación más objetiva, es decir, más
gramatical y menos estilística (“haber pasado una mala noche”).
Muchas veces, la significación del sustantivo es distinta – sin que in-
tervenga la subjetividad del hablante – si el adjetivo se antepone o se
pospone. Compárese: pobre hombre y hombre pobre, un chico grande
y un gran chico, etc.
Algo parecido también ocurre en pasar una mala noche ( = no se
ha dormido por la razón que sea) y pasar una noche mala ( = la noche
puede ser mala por muchas razones y de diversos modos, ajenos incluso
a la persona del hablante). En fin, la relación oracional se reviste
también de especial relevancia significativa en el texto. Es notorio el
contraste entre la yuxtaposición predominante en los dos primeros
párrafos y la hipotaxis progresivamente compleja de los dos últimos.
Esta es la información que nos brindó el texto cuando lo leímos
con atención concentrada y reflexiva. Dicha información nos permite
intuir el significado medular de la comunicación y formular una
hipótesis de trabajo que presida el análisis siguiente. Esta hipótesis la
pudiéramos formular en términos parecidos a los siguientes:

50
Significación objetiva, opuesta a la connotativa..
51
Convertido en una palabra de cuya derivación se pierde la conciencia
lingüística.
122
a) En la FORMA DE EXPRESIÓN del texto se descubre una
complejidad y un enriquecimiento semántico progresivo desde el
primer párrafo hasta el último.
b) Paralelamente, la FORMA DEL CONTENIDO se orienta de
tal modo que lo comunicado por el último párrafo se convierte en la
significación esencial del texto: presentación dramática de Teófilo
enfermo. Éste es el tema del texto.
Como se puede observar, el peso de la significación íntegra del
texto recae en las relaciones oracionales (que incluyen la cuestión del
estilo directo), en la adjetivación y en la ordenación progresiva del
conjunto de las formas expresivas y, consecuentemente, de la forma
del contenido. Ahora bien, la significación textual de las relaciones
oracionales y de la adjetivación – juntamente con la del diminutivo,
muy variada en este texto – fueron ya resaltadas, por su especial
relevancia, precisamente en esta fase intuitiva del comentario.
II. FASE ANALÍTICA
La sintaxis de los párrafos se manifiesta en la ordenación es-
tructural de los mismos en el texto. No aparecen elementos de relación
que, encabezándolos, los ordenen. Se percibe, eso sí, una ordenación
lingüística interna: la adjetivación y la hipotaxis caracterizan a los dos
últimos párrafos frente a los dos primeros. Con todo, la ordenación
estructural es la más evidente. El significado de esta ordenación se
identifica con una progresión espacial y cronológica: las acciones se
suceden, en el espacio y el tiempo, desde la “casa de Antonia” a “la
estación” y al “diván” en que está tendido Teófilo, en el tren.
La sintaxis de los párrafos revela la estructura interna del
contenido del texto, la cual se compone de dos apartados:
1. Ambiente previo a la escena: § 1 y 2. 2. La escena: § 3 y 4.
La segunda parte (la escena) es la relevante, pues la extensión de
los dos primeros párrafos es sensiblemente menor que la de los dos
últimos. En la primera predomina la yuxtaposición. El narrador no
siente necesidad de integrar significaciones; se contenta con pre-
sentarlas unas a continuación de las otras, como en una enumeración.
Destacan también, en esta primera parte, el significado concreto y
preciso de los nombres (ausencia de adjetivación), el sentido
identificador de éstos (abundan los nombres propios de personas), la
significación predicativa de los verbos (comunicación de acciones
concretas). Todas estas formas lingüísticas significan que el narrador
está únicamente colocando a unos personajes en una situación deter-
123
minada (espacio, tiempo, hechos): está presentando el ambiente previo
a la escena que en seguida va a narrar.
El distanciamiento objetivo e incluso la impersonalidad que
definen la presentación del ambiente se quiebran con la nota de dra-
matismo encerrada en el texto del telegrama. El estilo directo es la for-
ma lingüística que comunica el contrapunto dramático. A pesar del
carácter escueto del lenguaje telegráfico, aflora en él la expresión de la
subjetividad del personaje remitente: “llegamos Teófilo y yo”. La for-
ma de presente adelanta vivencialmente el futuro (presente por futu-
ro); la forma “yo” no es enfática en este caso; pero no por ello deja de
señalar a una persona bien definida de la realidad narrada. Compárese
todo esto con la impersonalidad (no gramatical, sino de sentido) que
supone el empleo de la pasiva refleja un poco más arriba: “recibióse
un telegrama”. Quedamos sin saber exactamente quiénes lo han reci-
bido. El texto telegráfico no sólo manifiesta la subjetividad del perso-
naje, sino que insinúa cómo es esa subjetividad: “Teófilo mal”.
La segunda parte del texto narra la escena: la llegada de
Verónica y Teófilo y el estado de salud de éste. Se observa en la forma
de expresión una calculada simetría: los dos párrafos concluyen con
sendos estilos directos que reproducen las palabras de Verónica y
Teófilo, respectivamente. El narrador dramatiza la presentación de los
dos personajes que llegan; pero lo hace respetando un orden (primero,
Verónica; luego, Teófilo), que concuerda con la progresión espacial y
temporal señalada.
Las dos formas del estilo directo indican que el dramatismo
significado por ellas es también progresivo. El verbo introductor (“di-
jo”) se antepone a las frases de Verónica; en cambio, se pospone (“so-
llozó Teófilo”) a las palabras de Teófilo. Obsérvese, de paso, la dis-
tinta calidad semántica de los verbos introductores: “sollozó” es más
expresivo y dramático que “dijo”. El significado y la colocación de los
verbos destacan el dramatismo de las palabras de Teófilo, más intenso
que el de las de Verónica. En fin, las mismas significaciones de las
palabras reproducidas en uno y otro caso confirman la observación.
En esta segunda parte, se descubre, igualmente, una progresiva
complejidad de la relación oracional: la hipotaxis demuestra una
mayor elaboración conceptual y una integración más meditada de los
significados oracionales en el último párrafo (proposiciones
subordinadas consecutiva, temporal y adjetiva).
La significación del nombre sustantivo progresa, asimismo, de
lo concreto (en el párrafo tercero) a lo abstracto, metafórico y catego-
124
rial del párrafo cuarto (“lividez”, “luz”, “vidrio”, “angustiados refle-
jos”). Paralelamente, el adjetivo, que aparece con la función de com-
plemento predicativo en la presentación de Verónica, desempeña la
función de adjunto al nombre en la descripción de Teófilo. La expre-
sión dinámica de las cualidades (complemento predicativo; narración)
se ve remansando en expresión estática y subjetivamente valorada
(descripción: anteposición del adjetivo al nombre).
La significación del verbo pasa de ser predominantemente
intransitiva a ser predominantemente transitiva y atributiva; ello impli-
ca el que en la descripción de Teófilo abunden los complementos ver-
bales, los cuales, claro está, subrayan el estatismo significativo de la
expresión. A veces, estos complementos están construidos de tal modo
que matizan la descripción con detalles sorprendentes: “estaba ten-
dido a lo largo de un diván”. Nótese la riqueza significativamente vi-
sual de la locución prepositiva “a lo largo de”: cuánta pobreza
semántica habría supuesto el empleo de las preposiciones en o sobre.
Aunque, en los dos párrafos que componen la segunda parte del
texto, el tiempo verbal es el pasado, el aspecto verbal desempeña una
función distintiva: en el primero es más abundante el pretérito
indefinido, y en el segundo el imperfecto. Las acciones acabadas
(perfectivas), definen la presentación de Verónica; las acciones y los
estados en desarrollo (imperfectivos) constituyen el fondo de la
“pintura” de Teófilo. Incluso se recurre a una perífrasis verbal, de
significado estático y durativo, para reforzar la expresión del aspecto
imperfecto característico de la descripción.
En conclusión, la fase analítica corrobora la hipótesis y la
precisa: las formas expresivas del texto demuestran un movimiento
que va desde la narración distanciada y objetiva (primera parte:
presentación del ambiente) hasta la narración dramatizada (segunda
parte: la escena). Dentro de esta segunda parte se observa asimismo un
progreso de la narración de hechos a la descripción de un estado
concreto, el de Teófilo.
III. FASE DE SÍNTESIS
Sin lugar a dudas, lo que el autor ha intentado comunicar por
medio de este texto es la dramática situación que vive Teófilo y, con
él, Verónica. La importancia de esta situación la ha señalado desde el
principio (telegrama). Y ha conseguido que el lector se vaya aproxi-
mando progresivamente a Teófilo, al tiempo que acompaña imagina-
tivamente a “los dos amigos” que acuden a recibirlo. En ese recorrido
125
imaginario, el lector se ha ido impregnando del creciente dramatismo
del texto (telegrama, presentación narrativa de Verónica) y puede es-
cuchar, inmerso ya en la situación de los personajes, como un ex-
cepcional textigo, las patéticas palabras de Teófilo.
Las formas expresivas del texto no sólo comunican un hecho
(Teófilo, gravemente enfermo), sino conducen imperceptiblemente al
lector a vivir ese hecho en la imaginación.
¿Qué te parece si intentas hacer solo el comentario lingüístico
de los siguientes textos?:
SANTILLANA DEL MAR
Cuando se piensa que estas piedras, antes
de ser domadas armoniosamente,
fueron escudo sobre el pecho ardiente
del mundo en sus orígenes errantes,
cauce para las aguas caminantes;
entraña de oro de la tierra; frente
de montaña, osamenta que no siente
sobre la piel la voz de los amantes …
Cuando se piensa cómo ha sido herida,
hecha manjar para la luz, medida,
ordenada, elevada hacia la altura,
y que la tierra, silenciosa espera
nuevamente a su vieja prisionera
para encerrarla en su prisión oscura … (JOSÉ HIERRO)
LA PÚA
Entrando en la Dehesa de los Caballos, Platero ha comenzado a
cojear. Me he echado al suelo …
- Pero, hombre, ¿qué te pasa?
Platero ha dejado la mano derecha un poco levantada,
mostrando la ranilla, sin fuerza y sin peso, sin tocar casi con el casco
la arena ardiente del camino.
Con una solicitud mayor, sin duda, que la del viejo Darbón, su
médico, le ha doblado la mano y le ha mirado la ranilla roja. Una púa
larga y verde, de naranjo sano, está clavada en ella como un redondo
puñalillo de esmeralda. Estremecido del dolor de Platero, he tirado
126
de la púa; y me lo he llevado al pobre al arroyo de los lirios
amarillos, para que el agua corriente le lama, con su larga lengua
pura, la heridilla.
Después, hemos seguido hacia la mar blanca, yo delante, él
detrás, cojeando todavía y dándome suaves topadas en la espalda …
(JUAN RAMÓN JIMÉNEZ. Platero y yo)
MAIRENA, EXAMINADOR
Mairena era, como examinador, extremadamente benévolo.
Suspendía a muy pocos alumnos, y siempre tras exámenes brevísimos.
Por ejemplo:
- ¿Sabe usted algo de los griegos?
- Los griegos … los griegos eran unos bárbaros.
- Vaya usted bendito de Dios.
-¿…?
- Que puede usted retirarse.
Era Mairena – no obstante su apariencia seráfica – hombre, en
el fondo, de malísimas pulgas. A veces recibió la visita airada de
algún padre de familia que se quejaba, no del suspenso adjudicado a
su hijo, sino de la poca seriedad del examen. La escena violenta,
aunque también rápida, era inevitable.
- ¿Le basta a usted ver a un niño para suspenderlo? – decía el
visitante, abriendo los brazos con ademán irónico de asombro
admirativo.
Mairena contestaba, rojo de cólera y golpeando el suelo con el
bastón:
- ¡Me basta ver a su padre! (A. MACHADO. Juan de Mairena.
Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo)
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las
5,30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo.
Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía
una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al
despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros.
“Siempre soñaba con árboles”, me dijo Plácida Linero, su madre,
evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato.
Tenía una reputación muy bien ganada de intérprete certera de los
sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había
advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en
los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas
127
que precedieron a su muerte. (G. GARCÍA MÁRQUEZ. Crónica de
una muerte anunciada)
Sobre todo esto se cierne la suprema disociación española, la de
Don Quijote y Sancho. ¡Qué rozagante vive el sanchopancismo
antiespeculativo y antiutopista! El sentido común declara loco, en una
sociedad en que sólo se emplea la simple vista, la vista común, a
quien mira con microscopio o telescopio; el sentido común emplea
argumenta ad risum para hacer ver la incongruencia de una opinión
con nuestros hábitos mentales. Si Sancho volviera a ser escudero,
mejor aún que escudero de Don Quijote, criado de Alonso el Bueno,
¡cuánto no podría hacer con su sano sentido común! (M. DE
UNAMUNO. En torno al casticismo).

128
TERCERA PARTE
CLAVES DE LA FRASE

129
130
CLAVES DE LA FRASE

Reproducimos en lo que sigue, como medio para recapitular


los hechos sintácticos básicos algunas „claves” de la frase formulades
por el gran filólogo español Martin Alonso, en su no menos famoso
libro titulado Ciencia de lenguaje y arte del estilo.
§ 94. Esquema general de la frase posible
Sujeto … Complemento del sujeto.
Verbo copulativo
Frase… Nominal.. Atributos; sus complementos.

Predicado.. Verbo.
Verbal… Directos.
Complementos Indirectos.
del verbo…. Circunstanciales.
De complementos.

§ 95. Cuadro de la frase desde el punto de vista subjetivo


Indicativa.
De posibilidad.
Grupo I – Respeto del predicado…… Dubitativa.
Optativa.
Exhortativa.

Afirmativa.
Declarativa…….. Negativa
Grupo II – Respecto del juicio………
Interrogativa.
Exclamativa.

131
§ 96. Clasificación de Wundt
Afectivas.
Grupo I - Oraciones exclamativas……….. Imperativas

Nominales.
Atributivas.
Grupo II – Oraciones declaratives……………. Verbales.
Predicativas.

Generales.
Dubitativas.
Grupo III – Oraciones interrogativas…………… Parciales.
Determinativas.

§ 97. Cuadro de la frase desde el punto de vista objetivo

a) Frase simple
Sujeto. La caridad es una
Grupo I – Cualitativas ……. Verbo copulativo. virtud.
Predicado nominal.

Activas transitivas: El trabajo vence las


dificultades.
Activas intransitivas: Este joven trabaja.
Grupo II – Predicativas... Pasivas impropias: El enemigo fué vencido
por nuetros soldados.
Reflexivas: Él se alaba.
Recíprocas: Nosotros nos tutcamos

b) Frase periodo
Enumerativo: Acude, corre, vuela.
Distributivo (enlace de palabras correlativas o
Grupo I: expresiones adverbiales: éstos…, aquéllos;
Período yuxtapuesto…. unos…, otros; tan pronto…, tan pronto;
ora…, ora; bien…, bien; ya…, ya): Unos
cantan, otros bailan.

132
1.0 Copulativo (partículas y, e, ni, que): Ni las
mujeres ni los hombres deben reñir.
2.0 Disyuntivo (partículas o, ya, bien, ora,
solas o con valor distributivo: ora…, ora;
bien…, bien; ya…, ya): Vienes a Madrid o
te quedas.
3.0 Adversativo (partículas restrictivas pero,
Grupo II: mas, aunque, no obstante, con todo, juera
Período coordinado… de, excepto, salvo, menos, sino; partículas
exclusivas sino, antes que, no…): Pega,
pero escucha.
4.0 Causal (partículas porque, que, puesto que,
pues, merced a, a causa de que, ya que,
pues que, gracias a que…, al…,): Me voy a
comer, que es muy tarde.
5.0 Consecutivo (partí culas así que, así es que;
luego, y así, en efecto, por tanto, por
consiguiente, por ende…): Tengo mucho que
hacer, así es que no me esperes.
c) Frase cláusula
Con que: Es lastima que no
tengas dinero.
Con interrogación: Cómo se
1.a De sujeto….. hizo el negocio, no te
importa.
Con artículo: El que no
estuvieras presente llamó
la atención.
Grupo I:
Cláusula sustantiva… Directo (con y como): Me que
dicen que no se oía bien.
Indirecto (para que, a que,
para): Ven para que, a
que presencies el espec-
2.a De complemento táculo.
Circunstancial (que, con
que, sin que, como, de
que, ya que, porque,
etcétera): Salió del teatro
sin que nqdie lo notara.

133
1.a Explicativa ((se llama también frase
Grupo II: incidental): El verano, que es la estación del
Cláusula adjetiva ….. calor, llega pronto.
2.a Especificativa: Los libros que hemos comprado
son interesantes.

1.a De lugar (partículas donde, adonde, de donde,


por donde, hacia donde, hasta donde): Esta es
la finca donde veraneamos.
2.a De tiempo, temporal (partiículas cuando,
apenas, antes que, después que, luego que,
mientras, cu tanto que; partículas correlativas
apenas…, cuando; aun no…, cuando; no
bien…, cuando; luego…, cuando): Apenas nos
vió, salió a nuestro encuentro.
3.a De modo, modal (partículas como, según,
Grupo III: según que): Te diré cómo celebré mi
Cláusula adverbial…. entreuvista.
4.a De cantidad, comparativa (partículas: a) De
igualdad: así…, como; tal…, cual; así…, cual;
tanto…, cuanto; tanto…, como; tal…, como. b)
De superioridad: mas… que y adj. comparativo.
c) De inferioridad: menos… que, etc.: Juanito
fué menos prudente que Luis.
5.a De condición, condicional (partículas sí, como, con
tal que): Te compraré la bicicleta si te portas bien.
6.a De concesión, concesiva (partículas si, aun
cuando, si bien, ya que, bien que; aunque, por
más que, etc.): No ne convencerás, por mucho
que te empenes.

Funciones constructivas del 1.a Sujeto


sustantivo de la farse…. 2.a Atributo.
Directo.
3.a Complemento del verbo. Indirecto.
Circunstancial.
4.a Complemento de otro sustantivo.
5.a Complemento de un adjectivo.
6.a Vocativo.

134
§ 98. Cuadro de la frase desde el punto de vista potencial
Grupo I. – Frases unipersonales………… De verbos meteorológicos.
De verbos psicológicos.
De verbos seudotransitivos.
Contingentes.
Grupo II. – La pasiva con se.
Andar, caminar, crecer,
Grupo III. – Frases con verbos de estado. dormir, existir, llegar, pasear,
quedar, venir…

Obligativas.
Incoativas.
Progresivas.
Durativas.
Terminativas.
Grupo IV. – Frases perifrásticas…………
Causativas.
De posibilidad y voluntad.
Conccsivas.
Reiterativas.
Peeerfectivas.

Infinitivo.
Grupo V. – Formas híbrudas en la frase… Participio.
Gerundio.

Grupo VI. – Usos equivalentes de ser y estar.

§ 99. Esquema de perifrasis verbales


a) Determinaciones temporales
Comenzar .…………
Empezar .…………..
a más infinitivo.
Iniciación del hecho verbal Principiar .…………
Echar, etc. ..………..

Desde el presente ...


Progresión ..………………. En el presente ... Ir más gerundio.
Hasta el presente….. Venir más gerundio.

135
Duración .………………… Estar más gerundio
Reiteración .……………… Volver a más infinitivo
Finalización .... Acabar de .………….. más infinitivo.
Terminar de .………..
b. Modalidades subjetivas
Posibilidad .……………….. Poder .……………….
más infinitivo.
Voluntad .…………………. Querer .………………

Deber ………………..
Haber de .……………
Obligación .………………. Tener que .…………. más infinitivo.
Haber que .…………

Haber de .……………
Intención, futuro…………. Ir a .………………….. más infinitivo.

§ 100. Esquema práctico de formas pronominales atona


10 Obieto directo 20 Obiecto indirecto

El profesor nos enseña bien .….. El profesor nos enseña bien la lección
Mi padre le ha visto .…………. Mi padre te ha visto las intenciones
Me ha traido el camarero .……. Me ha traído el camarero la cuenta
El director os busca .…………. El director os busca un disgusto
Ayer lo (a él) vi en casa .……… Ayer le (a él) vi la mala fe
No la (a ella) elogié .………….. No le (a ella) elogié su escrito
Anatonio no les (a ellos) ha visto …. Antonio no les (a ellos) ha visto la cara
El señor las (a ellas) ha reco- El señor les (a ellas) ha recomendado
mendado ya .………………….. ya su asunto
§ 101. Esquema práctico de formas interrogativas
0
1 Frases interrogativas 20 La pregunta se hace por¿

¿ Quién ha entrado? .……………. El sujeto


¿ Qué es Historia? ..……………. El predicado nminal
¿ Qué gente ha venido? .………... Una cualidad del sujeto
¿ Qué buscas? .…………………. Un complemento directo de cosa
¿ A quién enseñas? .…………. Un complemento directo de persona
¿ A quién has escrito la carta? .…. Un complemento indirecto
¿ Con quién andas? .…………… Un complemento de compañia
¿ De qué se trata? .……………… Un complemento de asunto
136
¿ Pour qué preguntas eso? ... Un complemento de causa
¿ Dónde estábamos? ... Un complemento de lugar
¿ Cuándo vienes? ... Un complemento de tiempo
¿ Cómo te encuentras? ... Un complemento de modo
§ 102. Cuadro de les complementos
Calificativos.
10 Adjetivos .……………
Grupo I: Determinativos.
Complementos del sujeto
20 Otros sustantivos…….. En aposición.
Con preposición.
30 Otros complementos con sujeto en infinitivo.

Grupo II: 10 Con predicado sustantivo (los mismos del sujeto).


Complementos del pre- 20 Con predicado adjec- Por medio de adverbio
dicado nominal .……… tivo .…………………….. Con preposición.

10 Complemento directo De cosa.


Grupa III: De persona.
Complementos del predi- 20 Complemento indirecto
cado verbal .…………… 30 Complemento circums- De tiempo.
tancial…………………... De lugar.
De modo.
De cantidad.

Grupa IV: 10 Con los sustantivos


Complementos del com- 20 Con los adjetivos
plemento ……………….

137
GLOSARIO TERMINOLÓGICO

atributo Unos gramáticos españoles llaman atributo lo que las


Gramáticas españolas tradicionales llaman tanto complemento del
nombre (en rumano, atribut) como complemento de sujeto (en
rumano, nume predicativ) y (complemento) predicativo (en rumano,
element predicativ suplimentar). Otros distinguen entre atributo (en
rumano, nume predicativ) y (complemento) predicativo (en rumano,
element predicativ suplimentar).
complemento del nombre V. atributo.
complemento de régimen o regido Término que algunas
Gramáticas españolas modernas usan para suplemento, complemento
preposicional y objeto preposicional.
complemento de sujeto V. atributo.
complemento indirecto Término que algunas Gramáticas
españolas modernas usan para complemento.
complemento predicativo V. atributo.
conjunto oracional Las Gramáticas tradicionales españolas
llaman oración compleja todo enunciado con más de un verbo (en
rumano, frază). Las Gramáticas españolas modernas distinguen, no
obstante, entre oraciones complejas (enunciados con más de un
predicado en que aparecen relaciones de subordinación a un elemento
del enunciado) y lo que llaman conjuntos oracionales [enunciados con
varios predicados, que corresponden a sendas oraciones, entre las
cuales se establecen relaciones de yuxtaposición, coordinación
(conjunto oracional por coordinación) y subordinación (conjunto
oracional por subordinación)]. Para unos gramáticos españoles, el
concepto de oración compleja se opone al de oración simple, y abarca
tanto a la oración compleja como a los conjuntos oracionales,
mientras que para otros la oración compleja se refiere a lo que arrriba
llamamos conjunto oracional por coordinación, y mantienen el
término de oración compleja para todos los demás casos en que hay
más de un predicado.
element predicativ suplimentar V. atributo.
forma Es todo lo que se relaciona, en el sistema gramatical, con
las combinaciones de un elemento con otros elementos gramaticales,

138
lo mismo que con las oposiciones en que se sitúan dos o más
elementos.
función (sintáctica) Es el papel de nexo abstracto que un
elemento desempeña dentro de un grupo sintáctico o de una oración
(pero, a veces, desde fuera de la oración).
grupo de palabras / sintácticos / sintagmáticos V. sintagma.
implemento o complemento directo.
monema o morfema. V. morfema.
morfema Componente interno de una palabra, que (teniendo
sentido propio) es la unidad mínima e indivisible de la misma. Los
morfemas se clasifican en: morfemas léxicos o lexemas (raíces, en la
Gramática tradicional), temas morfológicos (pueden coincidir o no con
las raíces, siendo aquellos componentes internos de la palabra que
quedan tras apartarse los morfemas flexivos de género, número,
persona, etc.), morfemas desinenciales o flexivos (sufijos terminales de
una palabra, que indican los significados gramaticales de género,
número, persona, tiempo, modo y aspecto) y morfemas afijales o
derivativos (ciertos segmentos no desinenciales, que preceden o siguen
a una raíz o un morfema léxico, sin autonomía fuera de la palabra).
nume predicativ V. atributo.
objeto directo o complemento directo.
objeto indirecto o complemento indirecto.
oración adverbial Unas Gramáticas españolas modernas
incluyen y otras no incluyen las oraciones causales, finales,
condicionales, concesivas, comparativas y consecutivas entre las
oraciones adverbiales; todas parten del concepto de función, y les
atribuyen o no, por consiguiente, la función de complemento
circunstancial, que consideran / no consideran que pertenece en
exclusividad a la categoría de adverbio. Las Gramáticas españolas
modernas no establecen, no obstante, una correspondencia exacta
entre la categoria del adverbio y la función de complemento
circunstancial. Por tanto, consideran que las oraciones que
desempeñan la función de complemento circunstancial son
adverbiales cuando las puede reemplazar un adverbio, sustantivas
cuando las pueden reemplazar substantivos o pronombres, y no son ni
adverbiales, ni sustantivas, cuando no las pueden reemplazar una u
otra de dichas categorías (condicionales, concesivas, etc.).
oración compleja V. conjunto oracional.
oración simple V. conjunto oracional.
139
perífrasis verbales o frases verbales (V.)
predicado nominal Es a menudo usado en las Gramáticas
españolas tradicionales para llamar no sólo al predicado nominal, sino
también sólo al atributo. V . atributo.
sintagma Combinación de palabras que forman una unidad
capaz de tener funciones sintácticas (V.) Así, se habla de sintagma
nominal, sintagma verbal, sintagma adjetivo (o adjetival) y sintagma
adverbial, que coresponden a los términos de grupo nominal, grupo
verbal, grupo adjetivo (o adjetival) y grupo adverbial,
respectivamente. No obstante, unos gramáticos españoles consideran
que sintagma no es, de modo necesario, una combinación o grupo de
palabras. Puede ser, a su parecer, una sola palabra, a condición de que
disponga de autonomía sintáctica y cumpla una función. Para otros
autores de Gramáticas, estas combinaciones de varias palabras, en
condiciones de desempeñar, como un todo unitario, una función
sintáctica, serían grupos sintagmáticos.
yuxtaposición Unos gramáticos españoles distinguen entre
yuxtaposición, coordinación, subordinación. Otros consideran que
yuxtaposición es una variante no sólo de la coordinación, sino también de
la subordinación. En su visión, hay oraciones coordinadas con nexo y
oraciones coordinadas yuxtapuestas, por un lado, y oraciones
subordinadas con nexo y oraciones subordinadas yuxtapuestas, por otro.

140
BIBLIOGRAFÍA

Nota: La presente Bibliografía no contempla reproducir con


fidelidad a los autores y los títulos mencionados en la mayoría de los
casos en este curso universitario. Ni tampoco reflejar exhaustivamente
lecturas adicionales de su autora. Sino más bien ofrecer una ayuda, por
más incompleta que fuese, al hacerse desde estas tierras aún no muy
ricas en libros concernientes al dominio de la Sintaxis, a quienes
desean seguir estudiando algunos de los hechos planteados.
Una Bibliografía completa pudiera muy bien abarcar casi todo lo
escrito y digno de la atención de un especialista, en relación con los no
muy fáciles hechos sintácticos y con la finísima zona fronteriza que
los deslinda de la Morfología. Por tanto, esta Bibliografía es, a nuestro
entender, un capítulo intrínseco de este curso universitario, que
contempla guiar cuidadosamente a los alumnos por los meandros del
estudio de la Sintaxis española en general.
El único criterio de esta Bibliografía ha sido el alfabético52:

ACADEMIA ESPAÑOLA, REAL. Esbozo de una nueva


Gramática de la lengua española. Madrid. 1973.
ACADEMIA ESPAÑOLA, REAL. Gramática de la lengua
española. Nueva edición, reformada, de 1931. Madrid. Ed. Espasa-
Calpe. 196253.
ACADEMIA ROMÂNA. Gramatica limbii române, 2 tomos.
Bucureşti. Ed. A.R. 1963.
ALARCOS LLORACH, EMILIO. Estudios de Gramática
funcional del español. Madrid. 1973.
ALARCOS LLORACH, E. Gramática de la lengua española.
Colección “Nebrija y Bello”. Real Academia Española. Madrid. Ed.
Espasa-Calpe. 1994.

52
Con Ed. marcamos , la Editorial y con ed. la edición.
53
Véase, para más pormenores sobre el particular, la Nota del final de esta
Bibliografía.
141
ALCOBA, SANTIAGO. Módulos de español para extranjeros.
Nivel II. Barcelona. 1974.
ALONSO, AMADO. Estudios lingüísticos. Temas españoles.
Madrid. Ed. Gredos. 1974.
ALONSO, MARTÍN. Ciencia del lenguaje y arte del estilo. VIa.
ed., revisada y corregida. Madrid. Ed. Aguilar. 196454.
ALONSO, M. Gramática del español contemporáneo. Madrid.
1968.
ÁLVAR, MANUEL. Lengua y sociedad. Barcelona. Ed.
Planeta. 1976.
ANGHELESCU TEMELIE, N. Dificultăţi ale analizei
gramaticale. Bucureşti. Ed.Ştiinţifică şi Enciclopedică. 1976.
ARROYO, CARLOS; FRANCISCO JOSÉ GARRIDO. Libro
de estilo universitario. Ed. Acento Editorial. 1997.
BEINHAUER, WERNER. El español coloquial. Madrid. Ed.
Gredos. 1973.
BELLO, ANDRÉS y RUFINO CUERVO. Gramática de la
lengua castellana. Edición completa, esmeradamente revisada;
corregida y aumentada con un Prólogo y frecuentes observaciones de
NICETO ALCALÁ-ZAMORA Y TORRES. VIIIa. ed.; Comentada y
anotada por AMADO ALONSO. Buenos Aires. Ed. Sopena
Argentina. Agosto de 197055.
BULGĂR, GHEORGE. Limba română. Fonetică. Lexic.
Morfologie. Sintaxă. Stilistică. Bucureşti. Ed. Vox. 1995.
COTEANU, ION. Gramatică. Stilistică. Compoziţie. Bucureşti.
Ed. Ştiinţifică. 1990.
CRIADO DE VAL, MANUEL. Estructura general del
coloquio. S.G.E.L. Madrid. 1980.
DINCESCU, ŞTEFAN. Sintaxa propoziţiei. Gramatica limbii
române. Bacău. Ed. Plumb. 1996.
D’INTRONO, FRANCESCO. Sintaxis transformacional del
español. Madrid. Ed. Cátedra. 1979.
DUMITRESCU, DOMNIŢA. Gramatica limbii spaniole prin
exerciţii structurale. Bucureşti. Ed.Ştiinţifică şi Enciclopedică. 1976.

54
Es un libro enciclopédico, que resuelve en forma clara y bastante amena
dudas y problemas gramáticales y filológicos. Aunque ha dejado de ser
actual, muchas de las opiniones en él expresadas siguen siendo válidas.
55
Véase, para más pormenores sobre el particular, la Nota del final de esta
Bibliografía.
142
DUMITRESCU, DOMNIŢA; CRISTINA HĂULICĂ;
SARMIZA LEAHU; DOINA MARIA PĂCURARIU; MARIA
PAPADODOL; FLORENŢA SĂDEANU. Studii de sintaxă a limbii
spaniole. Bucureşti. Universitatea din Bucureşti. Facultatea de Limbi
Străine. 1979.
ESCUDERO, GREGORIO y COPCEAG, DUMITRU.
Gramatica limbii spaniole. Bucureşti. Ed.Ştiinţifică. 1965.
GARCÉS GÓMEZ, MARÍA PILAR. La oración compleja en
español, estructuras y nexos. Madrid. Ed. Verbum. 1994.
GARCÍA YEBRA, VALENTÍN. Claudicación en el uso de las
preposiciones. Madrid. Ed. Gredos. 198856.
GELABERT, MARÍA JOSEFA; MANUEL HERRERA;
EMMA MARTINELL; FRANCISCO MARTINELL. Niveles umbral,
intermedio y avanzado. Repertorio de funciones comunicativas en
español. Ia. ed. Madrid. SGEL. 1988.
GILI Y GAYA, SAMUEL. Curso superior de Sintaxis española.
IXa. ed. Barcelona. Ed. Bibliograf. 1964.
GILI Y GAYA, S. Resumen práctico de Gramática española.
VIIIa. ed. Barcelona. Ed. Bibliograf . 1969.
GÓMEZ TORREGO, LEONARDO. Gramática Didáctica del
Español. Madrid. Ed. SM. 2000.
GRAUR, ALEXANDRU. Puţină gramatică. Bucureşti. Ed.
A.R. 1987.
HADLICH, ROGER L. Gramática transformativa del español.
Madrid. Ed. Gredos. 1982.
HALLEBEEK, JOS. Morfología y Sintaxis del español:
introducción al análisis oracional. Madrid. Ed. Playor. 1994.
HANSSEN, FRIEDERICH. Gramática histórica de la Lengua
Castellana. Buenos Aires. 194557.
HERNÁNDEZ ALONSO, CÉSAR. Gramática funcional del
español. IIIa ed., corregida y aumentada. Madrid. Ed. Gredos. 1996.

56
El profesor Valentín García Yebra es autor, entre otras de un extenso curso
de Teoría y Práctica de la Traducción. Este libros suyo sobre las
preposiciones, redactado en relación con su Tratado de teoría de la
traducción, es uno de los mejores libros que abarcan aampliamente el uso de
las preposiciones españolas.
57
Abarca elementos de Fonética y Morfología, lo mismo que, dentro de la
última, la Sintaxis de la oración simple.
143
IORDAN, IORGU. Istoria limbii spaniole. Bucureşti.
Ed.Didactică şi Pedagogică. 196358.
IORDAN, IORGU; DUHĂNEANU, CONSTANTIN. Curs de
gramatică a limbii spaniole. Bucureşti. E.D.P. 196359.
LAPESA, RAFAEL. Historia de la lengua española. IXa. ed.,
CORREGIFA Y AUMENTADA. Madrid. Ed. Gredos. 199760.
LÁZARO, FERNANDO. Lengua española (C.O.U.). Madrid. s.a.
LORENZO CRIADO, EMILIO. El español de hoy, lengua en
ebullición. Madrid. Ed.Gredos. 1980.
MANOLIU-MANEA, MARIA. Tipologie şi istorie. Elemente de
sintaxă comparată spaniolă. Bucureşti. Universitatea din Bucureşti. 1977.
MARTÍN VIVALDI, GONZALO. Del pensamiento a la
palabra. Curso de redacción. Teoría y práctica de la composición y
del estilo. La Habana. Ed. Pueblo y Educación. 1970.
MARTINET, ANDRÉ. Estudios de sintaxis funcional. Madrid.
Ed. Gredos. 1978.
58
Curso universitario complejo que dispone de una Bibliografía de la
preguerra y, por tanto, en su mayoría caducada; se basa sobre todo en la
Historia de la lengua española de Rafael Lapesa, y sintetiza en casi 200
páginas las peculiaridades del español a lo largo de su historia, el auge del
español en los siglos XVIII – XX, las características fundamentales del
judeo-español y del español de las Américas. Es, en la mayoría de las
ocasiones, una buena fuente de rápida información.
59
Curso universitario publicado en 1963 bajo la égida de la Facultad de
Letras de la Universidad de Bucarest, que debe su prestigio a sus autores, los
malogrados académico Iorgu Iordan y catedrático universitario Constantin
Duhăneanu, quienes dictaban en la época, en lengua castellana, el curso de
Morfología y Sintaxis del español contemporáneo. El enfoque de los
fenómenos gramaticales se basa en la conceptos tradicionales, ignorando los
logros del estructuralismo y de los enfoques posteriores a éste.
60
De los más de 200 libros publicados por este discípulo de Menéndez Pidal
y de Américo Castro, último representante de la gran tradición filológica
española, este estudio es el libro de cabecera de los estudiosos y los filólogos
romanistas, por supuesto que al lado de su Diccionario etimológico de la
lengua española. Verdadera metáfora esencial de la obra de Lapesa, esta
historia del castellano, que había llegado en 1991 a su novena edición,
después de la primera, aparecida en 1942, es el abecedario de este dominio
científico. Un libro escrito incuestionablemente bajo el signo de la ironía
cervantina, en el espíritu didáctico heredado de Menéndez Pidal, con una
sensibilidad coetánea de Ortega y Gasset, pero sobre todo con mucho talento
y que destaca patentemente la gran expansión del castellano al final del siglo
XX, y que se lee como una novela de acción.
144
MENÉNDEZ PIDAL, RAMÓN. Manual de Gramática
histórica española. Xa. edición. Madrid. Ed. Espasa-Calpe. 195861.
MOLINER, MARIA. Diccionario de uso del español. Madrid.
Ed. Gredos. 1970
MOZAS, ANTONIO BENITO. Ejercicios de Sintaxis. Teoría y
práctica. Actividades de autoapreciación y autoevaluación. Madrid.
E.D.A.F. 1994.
NAVAS RUIZ, RICARDO. SER y ESTAR. Estudio sobre el
sistema atributivo del español. Salamanca. 1966. (Acta Salman-
ticensia. Colección de la Universidad de Salamanca. Iussu Senatus
Universitatis edita. Serie de Filosofía y Letras, tomo XVII. núm. 3).
NAVAS RUIZ, RICARDO; JOSÉ MARÍA ALEGRE. Español
avanzado. estructuras gramaticales. Campos lingüísticos. Ia. ed.
Salamanca. Ed. Almar. 1988.
NEBRIJA, ANTONIO DE. Gramática de la lengua castellana.
Madrid. Ed. del Centro de Estudios “Román Areces”. 198962.
NICOLESCU, AUREL. Probleme de sintaxă a propoziţiei. IIa.
ed. Bucureşti. Ed. R.A.I. 1996.
ONIEVA MORALES; JUAN LUIS. Curso superior de
redacción. Madrid. Ed. Verbum. 1995.
SÁNCHEZ, AQUILINO; ERNESTO MARTÍN; I. A.
MATILLA. Gramática práctica del español para extranjeros. IXa.
ed. Madrid. SGEL. 1989.
SARMIENTO, RAMÓN. Los determinantes. Madrid. SGEL. 1993.
SCIPIONE, ILEANA. Dificultăţi ale limbii spaniole. Bucureşti.
E.Ş.E. 1979.
SECO, MANUEL . Diccionario de dudas y dificultades de la
lengua española. Va. ed. IIa. reimpresión. Madrid. Ed. Aguilar. 1970.
SECO, MANUEL. Gramática esencial del español. Intro-
ducción al estudio de la lengua. IIa. ed., revisada y aumencionada.
Madrid. Ed. Espasa-Calpe. 1991.
SECO, RAFAEL. Manual de Gramática española. La Habana. s.a.
SLAGER, EMILE. Pequeño Diccionario de Construcciones
Preposicionales. Madrid. Ed. Visor Libros. 1997.
VIGARA TAUSTE, ANA MARÍA. Aspectos del español hablado:
aportación al estudio del español coloquial. Madrid. SGEL. 1990.

61
Abarca sólo la Fonética y algunos problemas del Vocabulario (más
exactamente, la formación de las palabras), justamente en el capítulo de
Morfología, referidos a cada parte de la oración tratada en el respectivo capítulo.
62
Véase la Nota del final de esta Bibliografía.
145
Nota final:

Elio Antonio Martínez de Cala, al que le solían llamar Antonio


de Nebrija (Lebrija, 1441 - Alcalá de Henares, 1522), fue un brillante
humanista español, al que el gran lingüísta español Martín Alonso le
llama “un asceta del humanismo”. Estudió humanidades en
Salamanca y adquirió una sólida formación de humanista en Italia.
Enseñó Gramática y Retórica en Salamanca y en Alcalá, encargándose
del resurgimiento de la latinidad y la filología clásica en las
universidades. En 1493, los Reyes Católicos le nombraron “poeta
laureado”. Se preocupó por eliminar los métodos anticuados y
caducados de enseñanza, y por implementar los modernos, según el
modelo del italiano Lorenzo Valla y de los discípulos del mismo. Lo
más relevante de su obra son sus escritos sobre Filología y Gramática,
que hacen de él una verdadera academia, ofreciendo instrumentos
indispensables para el conocimiento de las normas literarias del
castellano moderno. Destacan su: colaboración en la redacción de la
Biblia políglota de Alcalá; su labor como comentarista y editor de
textos bíblicos; Reglas de la ortografía castellana (1517); Diccionario
hispano-latino, titulado A. Antonii Nebrissensis Dictionarium.
Zaragoza. 1492, superior al redactado por Alonso de Palencia1;
Introductiones latinae (1481), que él mismo tradujo en 1486 y que se
empleó como libro de texto hasta el siglo XIX; Gramática de la
lengua castellana. Salamanca. 1492, primera Gramática verdadera en
general y primer estudio de su género dedicado a una lengua vulgar,
romance. Para estudiar esta Gramática, se puede consultar una edición
crítica de Pascual Galindo Romero y Luis Ortiz Muñoz. Madrid 1946,
y una edición crítica más nueva: NEBRIJA, ANTONIO DE.
Gramática de la lengua castellana. Madrid. Editorial del Centro de
Estudios “Román Areces”. 1989. En el Prólogo de este libro, dedicado
a la Reina Doña Isabel de Castilla, Nebrija insistió en que no sólo las
lenguas clásicas debían disponer de normas, sino también los idiomas
romances, y que las reglas debían observarse: “ … lo que agora, de
aquí adelante en él (n.n.: el idioma castellano) se sirviere, pueda
quedar en un tenor i entenderse por toda la duración de los tiempos
que están por venir, como vemos que se ha hecho en la lengua griega
i latina, las cuales por aver estado debaxo de arte, aunque sobre ellas
han passado muchos siglos, todavía quedan en una uniformidad”.

146
Agregó Nebrija que su Gramática debía servir al estudio del español
por los pueblos vencidos y conquistados. Pretendió, por tanto,
“reduzir en artificio este nuestro lenguaje castellano”. Por
consiguiente, fijó normas: para infundirle consistencia al español,
para vencer las vacilaciones y apartar los aspectos múltiples,
equívocos: “Cuando bien conmigo pienso, mui esclarecida Reina; i
pongo delante de los ojos la antigüedad de todas las cosas: que para
nuestra recordación e memoria quedaron escriptas: una cosa hallo e
saco por conclusión mui cierta: que siempre la lengua fué (s.n.)
compañera del imperio: e de tal manera lo siguió: que juntamente
comenzaron, crecieron e florecieron, e después junta fué la caída de
entrambos”. Son de destacar su utilidad práctica y la originalidad de
sus planteamientos lingüísticos y toda una serie de criterios inno-
vadores. A su Gramática castellana le siguen otras Gramáticas, en las
que Nebrija ejerció una notable influencia, entre ellas: Francisco de
Tamara. Suma y erudición de Gramática. 1550 ≈ Cristóbal de
Villalón. Gramática castellana. Arte breve y compendiosa1. Amberes.
1558 ≈ J. de Miranda. Observaciones sobre la lengua castellana.
1567, en italiano ≈ Pedro Simón Abril. Gramática castellana. 1614 .
El siglo XVIII español fue un momento muy propicio para
resucitar el buen gusto del idioma y crear una Academia Oficial de la
Lengua Española, que purificara las incorrecciones, fijara los límites y
renovara las normas del lenguaje. La fundación de la Real Academia
Española en tanto que academia de la lengua, por Don Juan Manuel
Fernández Pacheco, Marqués de Villena y Duque de Escalona, quien
presidió la primera Junta de ésta, el 6 de julio de 1713, es por tanto un
momento histórico, científico y cultural muy importante. La fundación
de la Academia fue aprobada por real cédula de Felipe V, el 3 de
octubre de 1714. A través de la misma se le concedieron la
autorización de formar estatutos y las extraordinarias prerrogativas de
consultar al Rey en la forma de los supremos tribunales. Los primeros
estatutos de la Real Academia Española se redactaron en 1715. Su
modelo fueron, como era natural, los de la similar institución francesa,
fundada tres cuartos de siglo atrás. Mas, como suele ocurrir en tales
circunstancias, su creación respondió también a necesidades de índole
interna. Su finalidad, reflejada en la leyenda de la institución
(“Limpia, fija y da esplendor”), fue, como era natural, depurar y
conservar la lengua castellana. Entre sus principales publicaciones
destacan el Boletín de la Real Academia Española (que se empezó a
147
publicar en 1914), el Diccionario de autoridades (publicado de 1726 a
1739), al que no sólo Rafael Lapesa, sino también otros lingüistas
españoles lo consideraron excelente. Siguieron luego el Diccionario
de la Academia (primera edición de 1778) y el tratado de Ortografía
(primera edición de 1741), en los cuales prevaleció el punto de vista
historicista y etimologista. El resultado de ello fue, entre otras, la
imposición de las formas más cercanas al etimón de las palabras cultas
latinas (como concepto, digno, efecto, excelente, solemne) ante las
usadas hasta aquel entonces (como conceto, dino, efeto, ecelente,
solene), haciéndose no obstante concesiones al uso. Luego, la
Academia publicó la Gramática de la lengua (primera edición de
1771). Además, realizó la edición de autores y de obras clásicas (entre
otros, Alfonso X, Cervantes y Lope de Vega). A partir de 1870, la
Real Academia autorizó la creación de corporaciones en los países del
ámbito hispano: Argentina (1931), Bolivia (1927), Chile (1885),
Colombia (1871), Costa Rica (1923), Cuba (1926), Ecuador (1875), El
Salvador (1876), Filipinas (1924), Guatemala (1888), Honduras
(1948), México (1875), Nicaragua (1928), Panamá (1926), Paraguay
(1927), Perú (1887), Puerto Rico (1955), República Dominicana
(1927), Uruguay (1923) y Venezuela (1883). A la base de la
Gramática estuvo la misma concepción que en el caso del
Diccionario, eso es, que la lengua española había alcanzado en el
Siglo de Oro el punto cimero de su desarrollo, es decir, la perfección,
y que, por consiguiente, todo lo que infringía sus normas había de ser
combatido. Era, por tanto, y lo es también en el presente, una
Gramática normativa, eso es, que define los usos correctos del espańol
mediante sus preceptos. Recurre, a consideraciones de índole lógica,
como la etimología y la analogía, y a la autoridad de los grandes
escritores. Muchos gramáticos la consideran bastante arbitraria. La
Academia ha publicado varias Gramáticas, mediante muchas
ediciones, que han acabado por realizar grandes novedades y
considerable progreso, muy perceptibles señaladamente en la edición
de 1920, de fundamentales coincidencias con Andrés Bello y la última
Gramática de dicha corporación. No es de extrañar, por consiguiente,
que Rufino Cuervo le señaló (el primero) a la Real Academia
Española su obligación incumplida de redactar un vocabulario de
construcción y régimen. El eminente filólogo colombiano publicó en
1886 en París, con el rigor científico más acrisolado, los dos primeros
tomos de su propio Diccionario de construcción y régimen.

148
En fin, la obra original de A. Bello aparece, a partir de 1874, con
las notas de R. Cuervo mencionadas en la portada. N. Alcalá-Zamora
y Torres es, de hecho, el editor científico de la obra e hizo
observaciones al margen de las notas de Cuervo, agregando también
un riquísimo índice de materias. Andrés Bello (Caracas, 1781 –
Santiago de Chile, 1865) fue un jurista, poeta, prosista y filólogo
venezolano. Fue un precursor del romanticismo nativista americano en
su obra literaria, cuyo mejor ejemplo es la silva A la agricultura de la
zona tórrida (1826). En 1810, una vez nombrado secretario de la
misión diplomática chilena (presidida por Simón Bolívar) cerca del
gobierno británico, edita en Londres las revistas Biblioteca Americana
(1823) y El Repertorio Americano (1826-1827). En 1829 se traslada a
Santiago de Chile, donde funda la Universidad, de la que es Rector
hasta su muerte, y redacta el Código civil chileno (1852). Sus
Principios de ortografía y métrica de la lengua castellana (1835) y su
Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos
(1847) ejercen un notable influjo sobre la enseñanza de la lengua en
Hispanoamérica, especialmente debido a su solidez filológica. Su
Gramática es considerada la mejor del siglo XIX. Cuida con especial
atención de las modalidades americanas de la lengua castellana. No
sorprenden, por tanto, su celebridad pronta, su difusión rápida, su
triunfo indiscutido, ni tampoco su estima duradera. Por modestia, pero
sobre todo por cautela, Bello pareció limitar a América el área de
estudio y consulta de su obra, pero obtuvo el aplauso de toda España.
La Academia Española le concedió el honor de considerarlo como un
miembro suyo. Su última Gramática no escatima las citas del autor
americano, ni limita las amplias coincidencias entre Andrés Bello y
Marcelino Menéndez y Pelayo. Esta Gramática descuella por aciertos
de fondo y corrección de forma. La oportunidad histórica fue
favorable a la alta misión que asumió Belllo en favor de los pueblos de
Hispanoamérica, eso es, el propósito deliberado de impedir, con
serena visión, el enorme daño de que la separación política arrastrara
la anarquía del régimen y de la construcción gramaticales.
Impresionan en la obra la sobria abstención de quien no quiso llevar la
independencia política hasta la ruptura lingüística. Bello intuyó que
para adquirir credibilidad e impedir el daño era conveniente y
necesaria una Gramática pensada, escrita y editada en América por un
ciudadano de ésta, actor y militante en la emancipación política y que
aparentemente se dirigía tan sólo a los nuevos estados. El tono general
149
de la obra es de maestro que enseña y no reprende. Andrés Bello
comprendió el supremo interés vital, que para los nuevos estados
exigía mantener la unidad del idioma en lo esencial de éste. Por ello,
al par que reivindicaba con razón la licitud de los americanismos de
léxico para denominar lo típico de cada país, y recordaba el casticismo
español, a veces aquí mejor conservado, combatía resueltamente los
vicios de dicción o de construcción, ya fuesen obra del espontáneo
descuido, ya de la infiltración de influencia extranjera. Bello
reivindicó, como ha hecho el Diccionario de la Academia, el concepto
y la categoría de arte para la Gramática, pero ha sido siempre dudoso
que no tuviera ésta caracteres y elevación de ciencia. La obra de Bello,
erudito y buen latinista, surgida en un período emancipador, anuncia
en el prólogo la independización de la Gramática española respecto de
la clásica latina, a la cual había estado durante mucho tiempo harto
sometida. Pero, una vez hecha esta profesión de fe, Bello no extrema
las consecuencias de su doctrina, ya que la Gramática latina formó
precedente y modelo para la española, aun siendo ésta en mucho
diferente. Pues es sabido que la Gramática española, por la mayor
riqueza o menor atrofia de la conjugación, la frecuencia del
hipérbaton, la elusión de las repeticiones y la libertad de construcción
utilizada con intuición artística, recuerda a su modelo o ascendiente
con más fidelidad que alguna otra, nacida del mismo tronco. La
Gramática de Bello defiende la pureza del idioma, procura ante todo
asegurar su unidad, rinde culto ferviente a la tradición clásica y a las
grandes figuras en ella consagradas, y si bien se propone ser
innovadora y progresista, quiere serlo con razón. Sería un error tratar
de hacer una opción tajante entre las Gramáticas de Bello y de la
Academia. La última ha publicado no una, sino varias Gramáticas, en
muchas ediciones, que han acabado por admitir y realizar grandes
novedades y considerable progreso, muy perceptibles señaladamente
en la edición de 1920, de fundamentales coincidencias con Bello. No
hay que olvidar las fechas (entre las cuales ha transcurrido más de un
siglo) que separan hoy la última edición de la Gramática de la
Academia respecto de la obra publicada por Bello. Este no discrepó de
la actual Gramática de la Academia, pues no la conoció, ni pudo
presentir las grandes, frecuentes y expresas coincidencias entre la suya
y aquella. Bello utilizó, reformó y mejoró la hoy ya vieja Gramática
oficial de su tiempo, y luego, al cabo de casi un siglo, la Real
Academia llevó a cabo labor parecida respecto de la obra del polígrafo

150
venezolano. Rufino José Cuervo (Bogotá, 1844 – París, 1911) fue un
famoso filólogo colombiano, discípulo de Andrés Bello, quien dedicó
su vida al estudio de la lengua española y a su evolución en América.
Es autor, entre otras obras, de Notas a la Gramática de Bello (1874),
Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano (1872), El
castellano en América (1901) y de los dos primeros volúmenes del
Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana (1886-
1893). En la Gramática de Bello, las observaciones (notas) de Bello
aparecen en cada capítulo, para que el lector conozca inevitablemente
el plan de éste. Las del académico Alcalá-Zamora y Torres en fin de
capítulo, mientras que las de Cuervo ocupan la segunda parte del
volumen, pues contemplan adaptar la obra, sin la temeraria pretensión
de mejorarla o siquiera rejuvenecerla.

151
Tehnoredactor: Florentina STEMATE

Bun de tipar: 15.06.2004; Coli tipar: 9,75


Format: 16/61×86

Editura şi Tipografia Fundaţiei România de Mâine


Splaiul Independenţei nr.313, Bucureşti, sector 6, O. P. 83
Telefon/Fax.: 410 43 80; www.SpiruHaret.ro
e-mail: contact@edituraromaniademaine.ro

152

Anda mungkin juga menyukai