Aunque suene repetitiva aquella frase que dice que la formación comienza en casa,
es muy cierta y debe seguirse al pie de la letra, pues el hogar es la institución más preparada
para que los futuros adultos se comporten de la manera más adecuada posible y establezcan
un proyecto de vida acertado.
Además, como dice el psicólogo Jevrahym Castellanos, “les permite a los padres
asegurar una adecuada formación en valores y normas para sus hijos a lo largo de todo su
desarrollo, además de prevenir posibles conflictos.
Los límites, dice la especialista, junto con la disciplina, permiten que el niño sepa que
hay un funcionamiento social en el que es inadecuado tener ciertas conductas ya que estas
pueden ir en contravía consigo mismo y con los demás; lo anterior, agrega, influye en la
tolerancia a la frustración, en tanto que se reconoce que no siempre todo se puede dar de la
manera en la que yo quiero, y esto también es un aprendizaje muy significativo.
Todos los hogares manejan unas reglas diferentes y tienen dinámicas propias, según
sus criterios, formación y valores; sin embargo, es importante tener claros unos
lineamientos que pueden ayudar a establecer límites y disciplina en casa.
Por ejemplo, dice Lorena Ayala, es vital que los hijos sepan que hay figuras de
autoridad y que existen “normas asociadas a las rutinas y los hábitos, reglas relacionadas
con normas de cortesía y de sana convivencia en familia y para poner en práctica con los
demás; reglas, por ejemplo, frente al uso de la tecnología para que esta sea manejada de
manera adecuada”.
Castellanos también indica que estas reglas se deben interponer, según la edad
cronológica del niño o el joven.
Estos límites pueden estar relacionados con el respeto entre los miembros que
conviven en casa, la realización de rutinas en horarios determinados para cada una de
estas (oficio, alimentación, aseo, estudio, sueño, tiempo de juego, etc.), y el cumplimiento
de normas básicas de convivencia que determinará cada grupo familiar.
Límites duraderos
Lo ideal, a la hora del establecimiento de las mismas, es que sean consensuadas por
papá y mamá, dice la psicóloga: es decir, que se llegue a un acuerdo entre ellos,
independientemente de si son padres separados, puesto que las reglas deben funcionar en este
caso, en los dos hogares; en este establecimiento de acuerdos, se determinan igualmente las
consecuencias ante el cumplimiento o no de las mismas.
Cuando estas reglas sean informadas a los niños, es importante tener contacto visual
con ellos y ser claros, puesto que es importante que las entiendan a cabalidad para evitar
malentendidos y, así mismo, hay que escucharlos para plantear algunas negociaciones.
Los padres deben ser constantes con el cumplimiento de las reglas y con el
establecimiento de las consecuencias; sugiero no poner castigos ‘eternos’ que los padres no
van a cumplir, puesto que van a hacer que los hijos pierdan la credibilidad y puedan
manipular las situaciones”, dice la experta.
En resumen: