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La filosofía, centro de la universidad


Introducción1

El título de la ponencia esa aburridísimo. Sin embargo, se hará interesante hacia el final.
Espero que esto suceda.
Todos ustedes son han salido de una escuela poco atractiva y luego han entrado en una
universidad para lograr un grado académico. Todos estas realidades: escuela, universidad,
academia han nacido con la idea de dar, principalmente una formación filosófica.
Ustedes han visto o verán que no ha sido así. Ustedes han venido hasta aquí a pasar un
tiempo para pensar sobre cosas que son inútiles por si mismas, no están ordenadas de ningún
modo a la profesión sino a la vida.
Lo que sucede aquí debería suceder ordinariamente en sus centros de estudios. Esto
habría que trasladarlos a las universidades.
Academia, Universidad, escuela. Vamos a analizar estas tres realidades.

1. Academia

Todos ustedes tienen o están por conseguir un grado académico. Pero ¿qué quiere decir
académico?
Academia es el nombre fortuito que tomo la escuela de Platón en el S. IV por las
proximidades al bosque del héroe ateniense Akademos. Nuestra palabra “Academia” para
referirnos a los estudios no tiene relación con lo extrínseco o casual de la escuela de Platón.
Nuestra academia o estudios superiores es o debería ser una continuación de la academia
de Platón. Los humanistas del renacimiento intercambian el término “Platonissare” y
“academicum se facere”. De hecho, podemos trazar una línea histórica continua que va de Atenas
a Paris, la madre de las universidades occidentales pasando por Roma. Pero cuando hablamos de
Académico en nuestro tiempo no es su relación causal-temporal.
Lo formal de lo académico y lo que hace referencia a la academia de Platón es la
filosofía. La escuela platónica en Atenas era una escuela filosófica, y la manera filosófica de
mirar el mundo. Por eso lo académico significa filosófico. Tratar una ciencia de manera
académica significa tratarla de manera filosófica. Por lo tanto, una formación no fundada en la
filosofía, no impregnada de lo filosófico no tiene derecho a denominarse académica.
¿Qué significa filosófico?

1
Me baso en la obra de este gran pensador alemán muerto en 1997: Joseph Pieper. El tiene una obra traducida al
español con varias ediciones: tituladas: el ocio y la vida intelectual o El ocio fundamento de la cultura. Hay una
edición argentina del 2010 de ed. Córdoba.
2

Filosófico no quiere decir un contenido doctrinal sino una manera de mirar el mundo. Es
una mirada teorética. Filosófico es lo mismo que teorético. Teorético se trata de una manera de
relacionarse con el mundo en la que únicamente importa que las cosas se muestren como son, y
en ese mostrarse reside propiamente la verdad. (Aletheia)
Platón y Aristóteles también acuerdan que el conocimiento teorético es de la verdad pura
y simplemente. En contraposición al fin del saber práctico: es la realización de metas; y aunque
los hombres prácticos busquen conocer la verdad de determinadas cosas, no es ella a lo que
propiamente y en última instancia apuntan, sino que ordenan la verdad a la praxis. Esta es la
enseñanza de los antiguos en general.
Es lo que falta en nuestros centros de estudios. Es lo que Chesterton criticaba de la
educación inglesa: A ningún escolar ingles se enseña nunca a decir la verdad, por la simple
razón de que nunca se le enseña a desear la verdad.2 No se le enseña el saber por el saber.
Hoy por el contrario solo se forma para la praxis, son fines útiles. Esto es típicamente
moderno. Los filósofos modernos han hecho del saber un medio para la praxis. Comienza con
Descartes, para quien el conocimiento solo se justifica si nos hace maestros y poseedores de la
naturaleza.3 Pasa por Francis para quien “hacer es saber y saber es hacer" y culmina con el
burgués Karl Marx, cuando dice: «Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos
modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo»4. Ya no interesa la verdad o la
teoría para nada, sino solo praxis.
La formación profesional en la verdadera universidad es ella misma académica. Sin quitar
el objetivo practico de la formación profesional, es que el efecto práctico dependa justamente de
que antes se haya realizado la theoria de manera totalmente pura. Hay que detenerse y mirar las
cosas no por su pura practicidad sino porque son. De nuevo asombrarse de las cosas.
Es el olvidar ante todo los fines vitales inmediatos que experimenta quien se asombra.
Todo esto caracteriza de manera distintiva la íntima estructura, la actitud, la atmosfera del
estudio de una ciencia particular realizado de manera filosófica. Lo distintivo es ante todo este
ser libre de toda atadura a una utilidad práctica cualquiera.
La theoria filosófica es destruida mediante la puesta en servicio. La filosofía es libre o no
es filosofía. Las ciencias particulares, en cambio, pueden ser libres en la medida en que son
practicadas a la manera de la theoria filosófica, es decir académicamente. (Libre es algo que es
independiente de los fines de la praxis).
Lo académico no es que se enseñe filosofía como una materia junto a otras sino la
filosofía como principio, como modus de considerar las cosas, como actitud fundamental hacia
el mundo.
Lo académico no es tampoco un punto de vista filosófico del mundo, como decir: el punto
de vista político, económico, sociológico. Para Platon, Aristóteles, Agustín, y Tomas, esto es
incorrecto, para ellos filosofar es una actitud fundamental ante la realidad, una actitud que
precede a la postura consciente y muy distante de toda utilización arbitraria por parte de la ratio.

2
Gilbert K. Chesterton, Lo que está mal en el mundo, (Barcelona, Acantilado 2008), pag 156.
3
Francis Bacon, Novum Organum, I, 3
4
JULIO MEINVIELLE, El poder destructivo..., 12-13
3

Mejor diríamos que la manera de ver el mundo filosófico es lo mismo que decir la manera
humana de ver.
El fundamento de la no-utilidad solo es propiedad de los dioses y los únicos que pueden
defenderlo. El hombre por su indigencia puede absolutizar lo práctico. Es en Dios que el hombre
haya esa libertad del conocer, del ocio contemplativo. El único que hace libre al hombre de toda
atadura de lo urgente y necesario es Dios al ponerle al hombre.
Hablemos ahora de dos figuras que niegan lo académico: el trabajador y el sofista.
Cuando nos referimos trabajador o funcionario no nos referimos al estrato social de la
clase trabajadora. Porque puede ser que el hombre simple del pueblo tiene un modo particular de
dirigirse al todo del mundo, en el cual justamente se realiza también lo mejor y lo más propio de
la actitud académica.
¿Qué significa la imagen del trabajador como contrario al académico? Significa que se ve
en el “servicio”, en la inserción sin descanso del hombre en el engranaje organizativo de una
planificación absorbente, la condición determinante de la vida.
Es el hombre volcado totalmente al hacer. Es una imagen de hombre hoy de la cultura
actual, practica. El hombre es el que hace, el eficaz, el ejecutivo. El hombre que hace y hace…
Sin embargo, para la tradición clásica y cristiana el hombre se realiza no en el hacer sino
en el contemplar. La riqueza mayor y más propia del hombre, aquello por lo que, por así decirlo,
vale la pena ser hombre está en que es capaz de percibir lo que es; que es capaz de mirar el ser;
las cosas mismas, no meramente como útiles o dañinas, utilizables o inutilizables, sino como
algo que es. La riqueza del hombre se basa en que, en tanto que un ser percibe de manera
receptiva, es capax universi, capaz de entrar en contacto con la totalidad de lo que es.
La otra figura es el sofista. El sofista es una figura intemporal. Académico significa anti-
sofistico. La deformación sofistica de lo académico se muestra en una mera acumulación de
conocimientos. El conocimiento sistemático y científico de una disciplina particular y cerrada; la
persona solo formalmente “culta”, con una educación meramente estético-literaria, sin
preocuparle la verdad. Poderoso en palabras pero débil en el contenido de la realidad.
La actitud sofista es ese desprecio de la tradición que aparece ante la autonomía crítica
del sujeto tanto como algo carente de fundamento como sobre todo insoportable.
El sofista destruye lo académico: el aprendizaje no se funda en la veneración del ser. Al
contrario con su actitud crítica y nihilista se cierra a la mirada serena del ser.
Sin veneración se ha hecho imposible la theoria en sentido pleno y no adulterado; es
decir, se hace imposible la percepción receptiva y silenciosa de la realidad, en la cual tiene lugar
lo decisivo del acto filosófico, del acto en el que consiste la esencia de lo académico.
Lo académico es un ámbito separado de la multitud. (Desarrollar este tema)

2. Universidad

La actitud filosófica es una mirada hacia el todo, hacia el universum. Universum es la


totalidad de lo real en general, que es algo uno y unitario en su raíz. Por eso se llama universidad
4

a nuestras instituciones de estudios superiores. Bien. Se trata de una institución que tiene que ver
de una manera única con la totalidad de las cosas, con el mundo en su conjunto.
Tener que ver con la totalidad del universo es propio del espíritu humano, en virtud de su
esencia. Estar dotado de espíritu, significa ante todo ser capax universi. Por eso Aristóteles decía:
El alma es de algún modo, todas las cosas.5 Por eso la formación específicamente humana
sucede únicamente cuando se pone en acto expresamente ese confrontarse con la totalidad de lo
que es. Un hombre verdaderamente culto es aquel que sabe cómo están las cosas en el mundo en
su conjunto, por más imperfecto que sea ese saber.
Entonces lo que hace una universidad no es la ciencia particular sino la dirección del
pensamiento hacia el universum, hacia la totalidad unitaria de las cosas.
Las ciencias tienen que ver con las cosas particulares. Ese es su campo. En cambio, el
filoso mira a todas las cosas en su conjunto, en el todo. Totum non tota.
El todo es la conexión de un ser con el todo. Por ejemplo cuando pregunto ¿Qué es la
muerte? Como un objeto pensable, inmediatamente tengo que hablar de la totalidad de la vida, de
Dios, del mundo.
¿Qué papel juegan las ciencias particulares si la universidad dice relación esencial a la
totalidad del mundo?
Hay que decir de las ciencias particulares que conforman una universidad son las que han
promovido el progreso del conocimiento tanto del cosmos como de la realidad histórica del
hombre, son conocimientos aplicables que son necesarios para la vida del hombre.
Sin embargo, todas estas ciencias de los particulares aunque estén todas juntas en una
institución no hacen a la universidad. Tampoco la universidad, como algo inerte, puede dirigir su
mirada al todo. Solo las personas que son miembros de la universidad pueden realizar en sentido
pleno la apertura al todo de la que hablamos. Son los estudiantes de cualquier carrera o profesión
los que tienen que tener esa mirada abarcadora.
Ahondemos un poco más en la diferencia entre las ciencias particulares y la mirada
filosófica. Las ciencias particulares no plantean preguntas que no pueden responderse o las
excluye cuando eso aparece claro. En cambio, quien filosofa no deja de considerar y discutir
preguntas que sabe que no podrán ser jamás respondidas definitivamente.
La contribución de las ciencias consiste en que pone a la vista algo nuevo y es un
“progreso” (accidental); en cambio, la filosofía se pregunta no por algo nuevo, no amplia el
conocimiento del mundo sino que recuerda las verdades inmutables.
El conocimiento científico tiene como fin algo práctico, algo útil para la vida y, que, de
suyo, es ambiguo, pues se puede dar el uso y el abuso. En cambio, la consideración filosófica del
mundo no es algo práctico, no tiene valor para lo necesario. Pero podemos decir que es necesaria
pues la preocupación por lo realmente útil para la vida presupone que está claro en qué consiste
esa “vida”, la vida verdaderamente humana. Para ello, la ciencia no es suficiente.

5
Aristóteles, De anima, 3,8,431
5

Por último, la ciencia particular y la filosofía forman al hombre. Sin embargo, la


filosófica hace más de lo que la educación científica. En el conocimiento científico el espíritu se
ve exigido a hacer lo que puede, en el filosófico a ser lo que es.
El saber filosófico no es un sistema cerrado de conocimiento perfecto, como lo pretende
la filosofía moderna, con lo cual destruye la filosofía. Filosofía significa justamente la no
posesión de ese saber abarcador que llamamos sabiduría sino que es una búsqueda amorosa.
Esta búsqueda amorosa da lugar al termino Filosofía. Según la tradición, fue Pitágoras
quién acuño la palabra filósofo. Sofos solo es Dios. Al hombre solo se le puede llamar filo-sofos
es decir el amante de la sabiduría6. Por eso el que filosofa tiene que ser consciente que no logrará
un saber acabado. Siempre estará en camino a la sabiduría. Es un todavía-no. No es la búsqueda
de cualquier sabiduría sino la sabiduría como Dios la posee, según Aristóteles.
El que filosofa no se desinteresa de las demás ciencias. Esta siempre buscando nueva
información que pueda ayudarle a alcanzar su objeto. Ese ese compromiso sobre todo se
manifiesta en que la filosofía cuida de las demás ciencias pues solo a ella le toca a que ningún
aspecto pensable se vea defraudado, descuidado u ocultado ni empequeñecido.
Quien filosofa no aparta su mirada de las cosas del mundo del trabajo, de los asuntos de
su día de trabajo, concreto, práctico. No mira en otra dirección para allí mirar el mundo de las
esencias. No, es antes a este mundo que está antes sus ojos, al alcance de su mano que la
contemplación filosófica se dirige también.
Filosofar significa alejarse, no de las cosas cotidianas sino de los significados habituales,
del valor que reciben esas cosas en el día a día. La pregunta filosófica dice: ¿Qué es esto en
general y en última instancia?”7
Es asombrarnos de las cosas, el asombro es el comienzo de la filosofía 8. Solo quien se
asombra ve las cosas no como algo dado, sino como una realidad nueva.
Ese asombro es el carácter impide el aburguesamiento. El aburguesamiento en sentido
espiritual es quien toma el mundo que lo rodea de manera tan definitiva, tan compacta, que las
cosas que encuentra ya no son transparentes. Para la obtusa mente del burgués todo es obvio. No
logra olvidar las necesidades vitales inmediatas siquiera una vez.
El comienzo de la filosofía es la percepción de lo admirable, de lo verdaderamente
extraordinario y fuera de lo cotidiano, en lo cotidiano y lo ordinario.
6
Platon, Fedro 278 d:
- “(Socr) A Solon…
- (Fed)¿qué nombre le pondrías, entonces?
- (Socr) En verdad, me parece le llamaría sabio, Fedro, me parece que le queda grande, y se le debe dar solo
a los dioses; el de filósofo, o algo por el estilo, le quedaría mejor y le sería mas propio.”
7
Cfr. Platón, Teeteto 175 b-c: “Cuando se consigue elevar a alguien a un plano superior y la persona en cuestión se
deja llevar por él, el resultado es muy distinto. Entonces quedan a un lado las cuestiones relativas a las injusticias
que yo cometo contra ti o tú contra mi, y se pasa a examinar la justicia y la injusticia en sí mismas, lo que ambas
son… de preguntas acerca de si es feliz el rey que posee riquezas se pasa a un examen de la realeza y la felicidad o
la desgracia que en general afecta a los hombres, para averiguar qué son ambas y de qué manera le corresponde a
la naturaleza del hombre posee una y huir de la otra.”
8
Cfr. Ibídem 155d: “Experimentar eso que llamamos la admiración es muy característico del filósofo. Este y no
otro, efectivamente, es el origen de la filosofía”.
6

El auténtico filósofo no se cierra a la sagrada tradición. Los grandes fundadores de la


filosofía occidental han incluido esa información sobrehumana y la han meditado9. Excluir la
teología para ellos era una actitud no filosófica. Por la misma razón, una Universidad sin
Teología no puede ser universidad en sentido pleno. John Henry Newman lo ha expresado de una
forma agresiva: univesity teaching without Theology is simply unphilosophical. Es la Mirada otro
inglés, Chesterton quien, al tratar un tema social se la mentaba de tocarlo de modo estrecho por
no usar la teología: “Esta no es una obra religiosa y yo debo ceñirme a los limites intelectuales
muy estrechos que siempre impone la ausencia de teología.10
Pero volvamos a insistir: no es suficiente que se de teología o filosofía como materias
adjuntas para que sea académico. No son disciplinas propiamente dichas para tomar un campo
delimitado. Ambas tienen que vérselas con la totalidad de lo real y solo ellas. Por eso no hay que
llamarlas disciplinas filosóficas y teológicas. Ellas están más allá de toda disciplina.
Por esa universalidad de su objeto hacen posible la cooperación de las ciencias. Ellas
hacen de intermediario de encuentro y de comprensión recíproca, que las ciencias no están
capacitadas para poner en acto.
Por último, el espíritu de la universidad es la disputatio. Santo Tomas, como ninguno ha
expresado en su Summa la esencia de la universidad. Todas las cuestiones comienzan con
opiniones diversas, no por el prurito de poner el error y la verdad al mismo plano como una
postura relativista, sino para escucharlas, atenderlas, para tomar lo que tienen de verdadero y
rebatir sus errores.
Una vez más. Esa apertura al todo, no se realiza en el mero hecho de que bajo el mismo
techo de la Universidad todas las ciencias particulares se den cita. Se realiza, si lo hace, en el
espíritu de las personas individuales.

3. Escuela

Por último el significado de “Escuela”. Ella está íntimamente ligado con el conocimiento
libre y impráctico o inútil, con el ocio, no en el sentido moral sino filosófico. De hecho escuela
viene del termino griego σχολή, que significa ocio; en latín schola, en alemán Schule, en ingles
school, en castellano escuela. Por consiguiente, el nombre con el que designamos los lugares
dedicados a la formación, significa ocio. Escuela no significa “escuela”, sino ocio.
Hoy se hace incomprensible este concepto de ocio en el mundo del trabajo, de la eficiencia.
Es el mundo del neg-otio. Hoy el paradigma es el trabajador, a diferencia de la edad de la
cristiandad y clásica que era el contemplativo.
Para el mundo moderno el centro es el trabajo, para la tradición clásica y cristiana es el ocio.
Aristóteles decía que el ocio es el eje alrededor del cual todo gira11. El día de los días en la
semana es el día del ocio contemplativo: el domingo. Ese ocio que está unido al culto. Solo el
culto libera al hombre de las necesidades vitales.

9
Cfr. Platón, Fedro 274; Leyes 715; Aristóteles, Metafísica 1074b
10
Gilbert K. Chesterton, Lo que está mal en el mundo, (Barcelona 2008 Acantilado), pág. 125)
11
Aristóteles, Política, VIII, 3 1337b
7

Para que nuestra escuela sea un lugar de ocio hay que tener en cuenta dos conceptos referidos
al conocimiento: ratio e intellectus. La primera mira a la reflexión, en cambio la segunda a una
simple mirada; la primera una conquista; la segunda, es un regalo; la primera requiere fatiga y
agobio; la segunda, ausencia de esfuerzo y posesión sin fatiga.
El mundo de hoy esta imbuido de moral kantiana para quien es bueno lo que supone esfuerzo
ve en todo lo que el hombre hace por inclinación natural, es decir sin esfuerzo, una falsificación
de la verdadera moralidad. Para Kant, la fatiga es el bien.
Santo Tomas ha establecido lo contrario: “la esencia de la virtud está más en el bien que en
lo difícil”. Las realizaciones más altas del bien moral se caracterizan por lograrse sin fatiga,
puesto que es de su esencia provenir del amor.
El conocimiento no se agota en la fatiga mental, en el “trabajo espiritual”.
Pero lo que se revela íntimamente esa sobrevaloración del esfuerzo parece ser que el hombre
desconfía de lo que se obtiene sin fatiga; que, en buena conciencia solo puede tener en propiedad
lo que es ganado con dolorosa fatiga; que rechaza que se la haga un regalo.
“Trabajo espiritual” es un concepto ligado al mundo del trabajo de la funcionalidad, de lo
útil, de la puesta en servicio, del rendimiento, de la funcionalidad; es el mundo del consumo, de
la producción.
Hay que volver a la escuela como lo entendían los romanos. Los romanos llamaban a la
escuela: ludus. Como dice Pieper hay que volver a la escuela como ocio: “Un saber libre de las
exigencias de la praxis. Significa en medio de la sociedad humana, que tiene que existir un
espacio preservado en el que se acallen las exigencias de las necesidades y de la existencia, un
espacio que este resguardado frente a los fines y sujeciones de lo práctico y a cuyo abrigo
puedan tener lugar al enseñanza y el aprendizaje sin ser molestados, como un preocuparse en
general de “nada más que la verdad”12. Preocuparse nada más que de la verdad lo puede hacer
la filosofía, el más libre de los conocimientos, pues no está en función de nada.
Distinto a aquel joven estudiante de geometría que hace 2300 años preguntó a Euclides:
“¿Qué es lo que ganare aprendiendo estas cosas?”. El maestro llamó a su esclavo y le dijo: “dale
unas monedas, pues parece que éste debe ganar algo con lo que aprende”.
Hacen falta las artes liberales, libres en sentido metafísico, que no están en función de nada
sino solo su objeto es la verdad. En la edad Media se llama escuela de artes a la escuela de
filosofía, en referencia a las artes liberales por oposición al trabajo servil.
Necesitamos hombres que puedan obrar de manera no útil. Decía J H. Newman: “No solo
existe el saber del funcionario, sino que también existe “el saber del gentleman”
Necesitamos escuelas que se le enseñe a los niños la visión general, el todo. Decía Platón en
su plan de la República, hablando de la educación de los niños: “los conocimientos que se
impartieron iconexamente en su educación infantil, habrá que presentárselos reunidos, a fin de
que tenga una visión de conjunto (σύνοψις) sobre las relaciones de afinidad que dichos
conocimientos guardan entre sí y con la naturaleza del ser13. y dice más adelante: El dialectico

12
Josef Pieper, “Filosofía medieval y mundo contemporáneo”
13
Platon, La Republica, 537c
8

(filosofo) es el que tiene una visión de conjunto (συνοπτικός διαλεκτικός) y el que no la tiene no
lo es.”14
La sociedad necesita este tipo de educación universitaria. Decía Santo Tomas: “necesario es
para la perfección de la sociedad humana que haya hombres que se entreguen a una vida
contemplativa”. Es decir que no hagan nada útil como fin sino como consecuencia
completamente natural.
Juan Pablo II advertía el peligro de esta educación meramente para el trabajo y lo útil:
Cuando en el ser humano se daña la capacidad de contemplar y de respetar, se crean las
condiciones para que el sentido del trabajo se desfigure15.
Franciso en la Laudato si que hay que cambiar la matriz tecnocrática del mundo que tiene
lugar en los centros “universitarios de nuestros dirigentes: “Estamos llamados a incluir en
nuestro obrar una dimensión receptiva y gratuita, que es algo diferente de un mero no hacer. Se
trata de otra manera de obrar que forma parte de nuestra esencia. De ese modo, la acción
humana es preservada no únicamente del activismo vacío, sino también del desenfreno voraz y
de la conciencia aislada que lleva a perseguir sólo el beneficio personal”16.

Conclusión

Por eso, el fundamento de nuestra cultura occidental está sobre el ocio, sobre el
conocimiento desinteresado, sobre el conocimiento más humano de todos: el conocimiento libre.
Hemos de volver a darle a nuestros centros de estudios ese conocimiento que es lo esencial del
hombre. Darle a las profesiones prácticas por su naturaleza una mirada filosófica, una mirada del
todo, una mirada ociosa y académica. Es por donde hay que empezar a restablecer nuestra
cultura. LA CULTURA DEL SER, POR ENCIMA DEL HACER Y TENER.

14
Platón, La República, 537d
15
Cf. Juan Pablo II, Centesimus annus 37
16
Francisco, Laudato si, 237

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