Los cascarones y placas han sido empleados desde mucho tiempo atrás, los cuales se
pueden ver en diversas estructuras comunes y simples.
La primera aproximación matemática a la teoría de placas fue formulada por Euler en 1766,
quien resolvió el problema de la vibración libre en el análisis de placas rectangulares y
circulares. A partir de estos estudios, muchos matemáticos e investigadores se sumaron al
análisis de cáscaras y placas, entre ellos Lagrange, que fue el primero en usar correctamente
las ecuaciones diferenciales en el análisis de placas en 1813.
Una membrana invertida y sometida a las mismas cargas para las cuales se le dio forma
originariamente, sería una estructura de este tipo y desarrollaría sólo compresión, es decir,
constituiría el antífunicular bidimensional de esas cargas
Su movilidad e incapacidad para resistir tensiones de corte o de compresión, restringen el
uso de las membranas.
Las cáscaras delgadas son estructuras resistentes por la forma, suficientemente delgadas
para no desarrollar tensiones apreciables deflexión, pero también suficientemente gruesas
para resistir cargas por compresión, corte y tracción. Aunque se las ha construido de
madera, acero y materiales plásticos, son ideales para construirlas en concreto armado.
Las cáscaras delgadas permiten la construcción económica de cúpulas y otros techos curvos
de formas diversas, gran belleza y excepcional resistencia.
El uso del hormigón como material de construcción reduce tanto los costes de materiales
y los costes de construcción, como el hormigón es relativamente barato y de fácil reparto
en curvas compuestas. La estructura resultante puede ser extremadamente fuerte y segura,
moderna a modo de domo monolítico, por ejemplo, han resistido los huracanes y los
incendios, y son ampliamente considerados lo suficientemente fuertes como para resistir
hasta tornados F5.
3.4 Desventajas de las cáscaras de hormigón