INTRODUCCIÓN
Que el horno es una de las herramientas más importantes de un taller de cerámica es algo
evidente, (esta evidencia se hace desagradablemente palpable cuando no funciona
correctamente), también es una de las mayores inversiones que tiene que realizar el/la
ceramista y encima no es algo de lo que se pueda prescindir. El precio de compra de un horno
es, a mi juicio, exageradamente alto, ya que las materias primas empleadas en su fabricación
no son precisamente caras; sin embargo no son muchos los ceramistas que se lanzan a
construir su propio horno. Hay una especie de leyenda de taller que recela de eso,
planteándose el asunto como algo de gran dificultad y con serias probabilidades de que el
horno en cuestión no funcione bien, si algo es temido en un taller es tener un horno que no
suba correctamente. La verdad es que hoy en día hay cantidad de libros e información sobre el
tema, y también la masiva utilización de la fibra ha simplificado la construcción; así pues es
más bien una cuestión de tomar la decisión de hacerlo y ponerse manos a la obra.
La evolución de los diseños de hornos a lo largo de la historia es un ejemplo de la forma de
sacar conclusiones y la aplicación práctica de esas conclusiones. Las primeras cocciones fueron
las llamadas de hoguera, que aún hoy se siguen haciendo en algunas partes del globo (hay una
versión moderna de ese tipo de cocción: en serrín). A partir de aquí, oriente y occidente
siguieron caminos diferentes; en occidente el proceso fue cerrar esa hoguera naciendo así el
horno circular, donde ya había una cámara para el fuego y otra para las piezas, el siguiente
paso fue estrechar la parte superior del horno hasta convertirlo en un horno circular con una
pequeña chimenea (horno de botella) y para de contar.
En oriente, sin embargo, optaron por aprovechar las pendientes de las colinas y los hornos se
hicieron horadando esas pendientes, los primitivos anagramas tienen ese deseno. La diferencia
fundamental está en el tipo de tiro empleado, en occidente siempre optaron por el tiro
ascendente mientras que en oriente la tendencia fue hacia el tiro cruzado, dejando, así, la
puerta abierta al tiro invertido, siempre aprovechando los desniveles naturales. El punto álgido
del diseño de hornos en oriente se alcanzó con los naborigamas, u hornos de cámaras, donde
ya alcanzaban temperaturas de gres y porcelana. En todos los casos estamos hablando de
hornos gigantescos (con leña no conviene hacer un horno pequeño), hoy en día en los talleres
de los llamados ceramistas independientes no se ven hornos de tanto cubicaje, ha cambiado el
modelo de taller, de trabajo, de horno, de combustible y de materiales.
COMBUSTIBLES Y MATERIALES
Dejando aparte los hornos eléctricos, en el diseño de hornos podemos diferenciar tres tipos
según su tiro u más bien según la dirección que siguen los gases en el interior de la cámara: los
de tiro ascendente, tiro cruzado y tiro descendente o invertido.
En general tienen un mejor rendimiento los de tiro invertido y es que el fundamento de esta
idea es que el fuego y los gases calientes estén en la cámara el mayor tiempo posible. Cuando
hablo de rendimiento no hablo solamente de hornos que funcionan mejor o peor sino de la
relación entre la carga (nº de piezas-volumen) y el combustible consumido, otra ventaja del
tiro invertido es que reparte mejor el calor y tiende a hacer hornadas más uniformes. Sin
embargo los de tiro ascendente tienen la ventaja de ser más sencillos de construir y con la
práctica y una buena relación entre el aire secundario y la chimenea podemos conseguir un
horno
relativamente uniforme. Pero antes de hablar de las ideas básicas del diseño vamos a ver la
nomenclatura de las diferentes partes de un horno:
Como se puede observar este es un horno de leña para ver también los nombres del hogar,
parrilla, etc.; en un modelo de gas o gas-oíl en vez de hogar llevaría un agujero donde va el
quemador que se llama portilla del quemador. Es conveniente aclarar cuanto antes dos cosas:
no debemos confundir tiro y chimenea y hay que diferenciar entre el para fuegos y el muro
deflector. En el primer caso, el tiro es una corriente que viene determinada por la chimenea
(fundamentalmente) y en el segundo caso el muro deflector es una continuación del para
fuegos y lo podemos regular en altura con el paso de las hornadas hasta dar con la altura ideal.
Las reglas para diseñar un horno están más relacionadas con la experiencia y el sentido común
que con sesudas fórmulas físico-matemáticas y las podemos resumir de la siguiente manera:
Las formas sencillas tienden a dar mejores resultados que las formas complicadas. Por
lo general los hornos son cuadrados porque son más fáciles de construir pero pueden
ser redondos sin problema sobretodo en el caso de tiro ascendente. El punto de
partida habitual suele ser un cubo, si por la razón que sea debemos agrandar ese cubo
es mejor hacerlo en horizontal y añadir más quemadores que en vertical,
conseguiremos una mejor distribución del calor.
A poder ser, la circulación de gases seguirá líneas curvas y evitaremos los ángulos
rectos. El canal de evacuación con el comienzo de la chimenea siempre hace un ángulo
recto y esto es inevitable pero aparte de eso no tenemos porqué. En general debemos
procurar que los gases circulen con libertad y evitaremos estrecheces o rutas
complicadas.
Los hornos de tiro superior necesitan muy poca chimenea, y según algunos autores
incluso podemos prescindir de ella ya que el propio horno hace de chimenea; yo creo
que es mejor que lleve chimenea y un registro para controlar el tiro, así podremos
regular, y forzar en su caso, la entrada de aire secundario. En los hornos de tiro
invertido la cosa es bien diferente y necesitaremos un buen tiro que fuerce a los gases
a hacer un recorrido tan antinatural. Si seguimos mentalmente ese trayecto
observaremos que los gases primero suben, después bajan, recorren el horno
horizontalmente hacia el canal de evacuación y después suben por la chimenea, así
pues hay un tiro vertical
(TV) y un tiro horizontal
(TH). Para calcular el alto
de la chimenea (H)
aplicaremos la fórmula:
H=
3*TV+ TH/3
En este ejemplo podemos
ver como es el cálculo de
la altura. En hornos de
leña es conveniente
aumentar ese alto,
algunos autores hablan de
un 30% más. La sección de
la chimenea también es
importante, Leach en su
libro da unas indicaciones
para su cálculo que a mí
me parecen exageradas ya
que habla de entre un cuarto y un quinto de la sección de la cámara del horno, esto
quiere decir que para el horno del ejemplo, con una sección de cámara de 10000 cm 2
(100 x 100 cm) necesitamos una sección de chimenea de 2000 cm2 como mínimo lo
cual viene siendo de 40 x 50cm, vaya tela. Habitualmente se hacen de 23 x 23 cm que
es el largo de los ladrillos, esta sección llega para hornos de hasta 1m 3
aproximadamente, para hornos más grandes, Rhodes da la fórmula de 0,5 cm2 de
sección de chimenea por cada dm3 (1litro) de espacio en la cámara del horno. Para
hornos de leña conviene aumentar en un 50%. Yo soy partidario de que no falte tiro,
ya que es algo que después podremos regular con el registro. Por último, las
chimeneas ahusadas incrementan el tiro, pero son un rollo construirlas.
Con todas estas indicaciones tenemos una idea más o menos exacta del horno que queremos
hacer, lo dibujamos a escala con todas las medidas y llegamos al momento de construirlo; aqui
siempre surgen imprevistos que tendremos que solucionar con dosis de sentido común. Vamos
a ver la construcción de las diferentes partes de un horno y las diferentes alternativas.
La primera decisión que hay que tomar es donde va a ir, no es muy saludable que el horno
vaya en el mismo espacio que donde trabajamos, si tenemos opción es mejor situarlo en un
local anexo y bien ventilado. En las hornadas siempre se enrarece el aire del local y si cocemos
en reducción no digamos, la ventilación es fundamental. Vamos a seguir los pasos propios de
la construcción:
Cimentación.-
Dependiendo del horno que vayamos a hacer hay que tener en cuenta su peso, la mayor parte
de los hornos actuales son de chapa metálica por fuera y fibra por dentro, es la combinación
que menos pesa pero aún así si el horno es grande acabará cogiendo bastantes kilos, resulta
conveniente que las patas que soportan el peso de la estructura metálica lleven soldadas unas
chapas cuadradas de 10x10 o 15x15 cm para que el apoyo en el suelo no sea únicamente por
el perfil del tubo. Si el horno es de tiro invertido la chimenea deberá estar contemplada en esa
estructura. Si el horno es de obra tendrá que llevar algo de cimentación, siempre acorde con el
horno en cuestión; un horno grande puede pesar toneladas. En estas dos fotos podemos ver
una idea de cimentación para un horno mediano (algo más de 500 litros), la base son viguetas
colocadas a nivel y de momento nunca he tenido problemas.
Si el suelo es de tierra no podremos aplicar este ejemplo, es mejor hacer algo de cimentación.
La teoría de la cimentación dice que hay tres tipos: periférica, armada y de grava. La periférica
es hacer los cimientos en el perímetro del horno, si el horno es muy grande tenemos que
recordar que aunque los muros pesan mucho también la carga pesa y una vez de hacer
cimientos no es cuestión de racanear; la cimentación armada lleva una placa de cemento con
hierro en su interior y la de grava lleva un lecho de este material. Mi recomendación es hacer
un pequeño agujero donde va a ir el horno de unos 25 cm de profundidad, reforzar el
perímetro con viguetas (es un material barato y compacto con varilla metálica en su interior) o
algo de hierro y llenar la parte central con cascotes, piedra, etc. (puede ser una buena
oportunidad para deshacernos de restos del taller, piezas defectuosas y ese tipo de cosas),
después echamos una pequeña placa a nivel, con unos pocos centímetros bastará. De esta
forma tendremos cimientos de por vida.
Base.-
Después de hacer la cimentación es cuando empezamos el horno propiamente dicho, para la
base lo más recomendable es usar ladrillo compacto o bloques refractarios. Una base que me
ha dado buen resultado es la de una primera capa de ladrillo rojo macizo y encima dos de
ladrillo refractario denso, puede parecer excesivo pero es que el cemento soporta muy mal el
calor y debemos preservar la placa de los cimentos de las altas temperaturas que va a soportar
la
cámara.
Siguiendo con el ejemplo de antes aquí podemos ver una combinación de bloques refractarios
con ladrillo denso asentado con mortero refractario; los bloques van simplemente puestos, no
llevan ningún tipo de cemento, un poco atrevido, tengo que reconocer, pero casi dos años
después siguen perfectamente. Si este caso fuera sobre placa tendría que llevar una capa más
de ladrillo.
Muros.-
Si queremos levantar los muros de ladrillo deberemos saber algo de albañilería, parece fácil
levantar una pared recta, e igual es, pero un horno lleva cuatro y para colmo con puerta, si
contamos con un profesional mejor, pero le tendremos que advertir que la junta de mortero
es más estrecha que en un tabique de obra normal (5-6 mm. como mucho). En algunos casos
sobre esta base de ladrillo colocamos el "cajón" de metal que forraremos en su interior de
fibra, si es así, en ese cajón tendrán que ir ya los huecos para los quemadores y la salida del
canal de evacuación. Con respecto a ese cajón de hierro yo recomiendo pedir más de un
presupuesto, es sorprendente la diferencia que puede haber de un taller a otro, si el horno es
de tiro invertido el cajón llevará la bóveda incorporada y eso a algunos talleres les rompe los
esquemas, esa circunstancia es muy habitual que se traduzca en dinero.
Yo, en algunos casos levanto tres o cuatro filas en ladrillo y sobre eso coloco el cajón, en esas
filas dejo los huecos necesarios para la entrada de los quemadores, el inconveniente de este
sistema es que esta parte baja es menos aislante que el resto.
Si el interior va a ser de fibra tendremos que trabajar perfectamente pertrechados con
mascarilla, gorro, gafas y ropa vieja, la fibra tiene una justificada fama de nociva. ¿Qué grosor?,
yo siempre he hecho los hornos con paredes de 15 cm de fibra (6 capas), naturalmente no es
necesario que sea toda la fibra de la misma calidad, yo coloco 10 cm de fibra de hasta 1260ºC y
los 5 cm de cara de fuego de una fibra de muy alta temperatura (1450 - 1500ºC) como se
aprecia en la fotografía. La colocación acostada de esos 10 cm. iniciales es muy sencilla y
aguanta
perfectamente
en pie sin
necesidad de
soportes, a
medida que
vayamos
colocando las dos
capas de cara al
fuego iremos
asegurando con
cuplós, esta tarea
es mejor hacerla
entre dos, uno
dentro del horno
y otro tensando
desde fuera, el
interior del cupló
deberemos
rellenarlo con pedazos de fibra prensados en su interior si no queremos que el espigo de acero
refractario quede hecho un desastre en la primera hornada, el espacio entre cuplós será sobre
40cm.
El hueco para los quemadores debe ser de unos dos cm. mayor en radio que el propio
quemador, este espacio resultará muy útil para la entrada de aire secundario, igualmente útil
resultará tener una forma de regularlo.
En hornos de leña la construcción del hogar es paralela a los primeros tramos de los muros y
no conviene que sea de fibra, para lo hogares resulta casi que obligatorio hacerlos en ladrillo
denso.
Bóvedas.- Hay que reconocer que la bóveda de un horno resulta muy sugerente, y hacerlas es
un gustazo sobre todo cuando retiramos la cimbra (o encofrado del arco) y vemos, aliviados,
que aquello no cae. En los libros hay abundantes fórmulas que nos indican cómo calcular
diversas partes de ella pero hay algo que nadie dice ¿de qué altura debe ser el arco en relación
al ancho?, esa altura se llama flecha
y según parece puede ser como nos
dé el pálpito, por si alguien quiere
calcular el radio para hacer la
cimbra la fórmula es:
refractario denso (como mínimo) ya que va a soportar mucho fuego y tiene que sustentar toda
la carga, habitualmente tiene un alto de dos ladrillos de canto (23 cm.). El espacio entre el
parafuegos y la pared de la cámara suele ser de unos 10 cm y con gas-oíl es conveniente algo
más de margen llegando hasta los 15 cm... En la foto podemos apreciar la colocación de los
ladrillos, se ve una hilera central para aguantar la base de la carga. En hornos de tiro superior
no hay nada de
esto,
simplemente
dejaremos sitio
para que el
combustible
arda con holgura
y suba por la
cámara, esa
holgura es de
una altura muy
parecida a esos
23 cm standard
aunque en
hornos
medianos-
pequeños esa
altura es algo menor y rondará los 18cm. Una pregunta que surge inevitablemente cuando
construimos hornos de tiro superior sobre estructura metálica es la de cómo colocar los
quemadores ya que vemos en el mercado hornos con las portillas del quemador laterales y
otros con portillas en la parte inferior de la base. Como suele pasar siempre la respuesta es
que depende. En cualquier caso el horno funcionará, pero si colocamos los quemadores en la
base del horno, el fuego entra verticalmente y si esa llama es larga sobrepasará la solera; esto
hay que tenerlo en cuenta cuando carguemos las piezas si no queremos achicharrar alguna
pieza que sobresalga. El sistema de quemadores en el suelo se usa en hornos pequeños, que a
pesar de su escaso tamaño llevan cuatro, la idea es que esta disposición no resulta idónea para
quemadores de gran potencia, si vamos a emplear quemadores potentes es mejor la
disposición lateral.
Chimenea.-
En los hornos de tiro invertido la chimenea es un aspecto muy importante y ya deberemos
tenerla en cuenta en los cimientos, como ya hemos visto antes por la fórmula para calcular su
alto es muy fácil que una chimenea en estos hornos tenga 2,5 - 3 m. de altura, eso significa
concentrar mucho peso en muy poca superficie. A diferencia del resto del horno, la chimenea
no va a soportar toda ella la misma temperatura, como es fácil de suponer, la parte baja será la
parte más caliente y la temperatura va decreciendo según subimos en altura. El primer metro
(o algo más si queremos curarnos en salud) suele ser de una construcción muy similar al resto
del horno, pero en los siguientes tramos no tienen por qué llevar la misma construcción,
incluso en la parte final es muy habitual ver que está hecha con tubo metálico. A que altura
colocar el registro no es algo crucial, o eso parece si observamos diferentes planos de hornos,
en algunos incluso lleva en el canal de evacuación. Naturalmente, cuanto más cerca esté de la
cámara más temperatura tendrá que soportar la placa que hace de registro, esto supone un
problema ya que algunos materiales soportan mal los contrastes de temperatura, tenemos
que pensar que la parte interna de esa placa va a soportar toda la hornada mientras la parte
externa estará a temperatura ambiente, eso es mucho choque térmico y lo peor que nos
puede pasar es que parta la placa a mitad de una hornada. Yo uso de registro una placa de
cordierita (es fácil de cortar a
medida y relativamente
resistente) y la ranura del registro
la coloco a 1,5 m. más o menos,
justo donde acaba la bóveda,
como se aprecia en esta
fotografía.
Una de las ventajas de la
cordierita es lo fácil que se
mecaniza, así podemos agujerear
sin problemas para poder colocar
un tirador que podamos accionar
desde el frente. Por cierto, en
caso de rotura lo más normal es
que ésta sea una grieta que parta
la placa en dos, si es así no
tenemos porqué tirarla, la podemos coser con alambre de resistencia, curiosamente a partir de
aquí es muy raro que vuelva a partir.
Podemos apreciar en estas fotos como es el sistema de cosido, hacemos unos agujeros a los
dos lados de la grieta y los unimos con resistencia, puede parecer una chapuza, y la verdad
que la pinta es desastrosa, pero en realidad esta placa de la foto lleva más de dos años con
estas trazas y sigue cumpliendo su función.
Para tener un control efectivo del tiro deberemos colocar un sistema que nos marque la
posición del registro, una regla graduada por ejemplo, esto nos será muy útil para tener una
referencia y así poder repetir una hornada.
Si el horno es de tiro superior la chimenea es un asunto bastante más sencillo, tengo probado
con éxito piezas torneadas de refractario, de un diámetro aproximado de 12 cm. que
funcionan muy bien. Como ya he dicho antes yo soy partidario de que este tipo de hornos
lleven chimenea y un registro para regularlo. Una chimenea muy corta o una ausencia de ella
hace que el horno tienda a reducir y que a partir de 1200º C le cueste subir, llegando incluso a
ser un tormento concluir la hornada. Podemos hacer pruebas añadiendo a la chimenea un
tubo metálico (de los usados en las estufas) y observar su efecto, el resultado suele ser que el
horno tolera mejor la presión de los quemadores sin reducir a la primera de cambio.
En cualquier caso e independientemente del tipo de tiro, si el horno está en el interior deberá
llevar un sistema de evacuación de los gases que salen por la chimenea, ya no es una cuestión
de mejor o peor funcionamiento del horno sino un asunto de seguridad fundamental.
Puerta.-
La puerta es un tema complejo y que habitualmente supone un quebradero de cabeza.
Afortunadamente con la fibra se soluciona una buena parte de esos problemas. El peso y un
buen encaje, por ejemplo.
Puertas hay de muchos tipos y, como siempre, dependiendo del tamaño y forma del horno
optaremos por el modelo que mejor nos convenga. En los hornos grandes (de los que uno
entra de pie por la puerta, para entendernos) es muy habitual hacer una puerta cada vez con
ladrillos numerados y después recebarlos con una Arcila basta; tengo probado y a mí
personalmente no me convence. La razón no es que sea una lata construir la puerta de cada
vez ya que es una operación en la que tardamos unos pocos minutos (con ladrillos numerados)
y pasan meses entre una hornada y la siguiente, la razón es que resulta incongruente tener
una puerta tan poco aislada después de tomarnos el trabajo de aislar el resto del horno. Este
tipo de puertas tenía su razón de ser cuando la construcción era de ladrillo refractario, aquí la
puerta seguía el mismo modelo constructivo. La alternativa de usar ladrillo poroso para este
tipo de puertas es buena pero no duradera, estos ladrillos destacan por su capacidad aislante
pero no por su resistencia mecánica.
Hoy en día casi todos los hornos tienen puerta de bisagra, excepto los de vagoneta en los que
la puerta va incluida en el frontal de la propia vagoneta; ahora bien, aunque pueda parecer
que todas las puertas son más o menos iguales, hay algunas diferencias importantes. Una
primera diferencia es el perfil de la puerta, éste perfil determinará el tipo de anclaje con el
horno.
Básicamente, hay dos tipos de perfiles como se muestra en las figuras a/ y b/:
El tipo de perfil b es el más usado, sobretodo en la industria, dado que es menos liante que el
modelo a. Se supone que en el modelo b la puerta sella perfectamente apretando los tensores;
pero para que esto suceda (y no sólo cuando esta nuevo el horno) deberemos de fabricarla con
una estructura de hierro de cierta consistencia. Esta estructura suele ser un ángulo de hierro
de una sección de unos 4 mm., incluso en hornos pequeños (250 l.). Yo prefiero el perfil a, a
pesar de que su construcción implique más complejidad, pero tiene más margen de error, y
con el tiempo podemos corregirla por más que la estructura acabe doblada.
En la construcción de las puertas mantener la fibra firme es crucial, una puerta de 15 cm.de
espesor y de cierto tamaño tiene una buena cantidad de kilos de peso y debemos prever y
evitar la tendencia natural de la fibra a desplomarse; no bastará con anclarla con cuplós sino
que también deberemos soldar unos apoyos en la estructura metálica de la puerta. En las
siguientes fotografías se puede ver el sistema que uso:
Para lograr un ajuste lo más perfecto posible resulta muy práctico hacer un molde de madera
del hueco de la puerta, sin pasarnos de precisión ya que la fibra soporta muy mal el roce. Para
unir la fibra a la estructura metálica usaremos cuplós y donde no nos sea posible usaremos el
hilo Kantal de resistencias. Para abrir y cerrar la puerta lo más común es soldar unas bisagras o
unos pernios donde mejor se nos adapte; es preferible usar un sistema de doble bisagra que
de una sola bisagra. En las siguientes figuras podemos ver la diferencia entre una y otra. La
doble bisagra tiene la ventaja de que nos permite enfocar mejor la puerta en su hueco.
A la hora de soldar la bisagra al horno hay que hacerlo en una parte reforzada del mismo,
habitualmente en la estructura. Esto es sencillo en los hornos cuadrados, ya sean de obra o de
chapa, pero en los de arco catenario no hay una estructura donde sujetar así que deberemos
idear un sistema para sujetarla. En mi caso. El combustible que uso es gas-oíl, eso me obliga a
tener una estructura en la que colocar la turbina del aire y es en ella donde sueldo la puerta,
en las siguientes fotografías se puede apreciar esa solución
Para evitar que el peso de la puerta vaya soportado exclusivamente por las bisagras es
recomendable soldar a la puerta un pie con una rueda.
Por último decir que aunque la forma más fácil de construir una puerta es la rectangular, esto
no va a ser siempre posible. Si el horno tiene bóveda, y no digamos en los de arco catenario, y
la puerta es rectangular tendremos problemas para cargar el último piso ya que no tenemos
acceso a la parte frontal, es decir a la parte que queda entre la abertura superior de la puerta y
la bóveda. Construir una puerta con la parte superior en arco da más trabajo pero lo
agradeceremos cada vez que carguemos el horno.
Planos.- Es raro el libro de cerámica, por muy básico que sea, que no incluye planos de hornos,
quemadores,etc así que creo que no es cuestión de aburrir con una serie interminable de
planos repetitivos, pero si exponer aquellos que a mi juicio tienen cierto interés.
Quemador de gas-oíl.-
Jet burner.- Fué desarrollado por el neozelandes Roy Cowan en 1950, ni más ni menos. La
única referencia que he encontrado sobre él aparece en el libro A New Zealand Potter's
Dictionary de Barry Brickell. Se trata de un quemador de fácil construcción y muy eficiente. Yo
lo uso desde el año 1992 y para mi fue un descubrimiento y un alivio, todo hay que decirlo. El
descubrimiento fue no solo que algo tan sencillo funcionara perfectamente sino el método de
cocción que este quemador implica. La primera parte de la cocción el quemador está en
vertical y lanza la llama contra el parafuegos como cualquier quemador convencional (es
obligado el uso de un tubo metálico en la portilla del quemador para que el gas-oíl arda y aún
así es mejor que al principio ayudemos con un quemador tipo soplete de gas), cuando el horno
está a unos 700º ponemos el quemador en horizontal y lo introducimos en el horno, de forma
que el gas-oíl entre directamente en la cámara de cocción. En este punto el pirómetro parece
volverse loco y es que la temperatura sube de una forma espectacular. El primer horno que
tuve (comprado, para más inri) funcionaba fatal y desde entonces cuando veo que el horno
sube disparado me reconforta. Este es el plano de esta joya:
El diámetro del tubo principal es de unos 50 mm. Y la tubería del gas-oíl es de 1 cm, va mejor la
tubería de cobre recocido. La longitud dependerá del grosor de la pared del horno. La abertura
del tubo del gas-oíl es de 1-1,5 mm. y deberá estar situada debajo justo de la abertura del tubo
principal a unos 2 mm.de ella. Una vez colocado en su posición conviene soldar ambos tubos.
Es esta fotos se aprecian mejor los detalles
La regulación del aire se efectúa mediante una sencilla llave que no es otra cosa que un disco
de latón (o cualquier otro metal) que hace de llave de paso. La entrada de gas-oíl se regula con
una llave de paso standard.
El depósito de gas-oíl deberá estar situado a unos dos o tres metros por encima de la situación
de los quemadores, a diferencia de los quemadores de calefacción aquí el combustible no es
impulsado por un motor si no que es por la acción de la gravedad. Para el aire necesitamos una
turbina de baja presión, mueven mucho caudal de aire pero sin presión, hay mercado de
segunda mano. La que uso la encontré en una chatarrería y venia del desguace de un barco, al
parecer las usan para mover el aire en las bodegas, es muy vieja pero funciona perfectamente.
Quemador frontal de gas-oíl.- Basado en el mismo principio que el jet burner
El tubo del gas-oíl (f) es de cobre rígido y deberemos de reducirlo hasta un diámetro de algo
más de 1mm. Para reducirlo tendremos que recocerlo primero (calentarlo al rojo y dejarlo
enfriar lentamente) y después golpearlo suavemente con un martillo al tiempo que lo vamos
girando. Es un método primitivo pero efectivo. En el proceso de reducción tendremos que
repetir el proceso de recocido varias veces ya que al golpearlo vuelve a endurecerse. La pieza f
tiene la función de hacer de guía ya que el tubo del gas-oíl tiene que estar centrado justo
detrás de la salida del aire. En esta serie de fotografías podemos apreciar mejor el montaje:
Horno catenario.-
Este es el horno que tengo en la actualidad, tiene una capacidad aproximada de 520 litros.
Lleva dos quemadores frontales y dos laterales. La hornada el empiezo con uno de los
frontales, con el que subo hasta los 600º, a partir de aquí enciendo el segundo frontal y a los
700º enciendo los jet laterales. A medida que enciendo cada jet apago su correspondiente
frontal. La construcción es con fibra y ladrillo rojo (del que se usa en la construcción); cuando
dobla el cono de 1250º la pared exterior del horno está templada, de hecho lo que le cuesta
más es enfriar. La combinación de fibra y este tipo de ladrillo resulta más que interesante en
hornos fijos, es más barata que la estructura de hierro y aislante (a diferencia del hierro que es
conductor del calor)