Anda di halaman 1dari 3

Al comienzo del ya clásico documental de Ignacio Agüero "Cien Niños Esperando un Tren" (1988)

vemos a una espigada mujer pidiéndole a un grupo de niños que indiquen si alguna vez han ido al
cine a ver una película. No se dirige a ellos con el tono condescendiente que podría esperarse de
una figura de autoridad, sino con el lenguaje de alguien que entiende que está ante sujetos
conscientes de su propio destino. Son niños pobres en el Chile de la década de los 80 y las
respuestas a su pregunta son todas negativas. La mujer les indica con solemnidad que no importa
que nunca hayan ido al cine ni visto película alguna, porque desde ahora en adelante todos los
sábados podrán hacerlo. Ella no intenta vender entretención, no menciona íconos infantiles del
cine, no intenta convencer a los niños que ingresar los sábados a un salón de clases a ver cine será
algo más divertido que ir a jugar a la pelota. Su tono denota, en cambio, que su oferta tiene más
bien que ver con tomar en sus manos su propio destino y hacerse cargo de su propia dignidad como
personas. Porque eso es el cine para esta mujer, Alicia Vega: una puerta de escape a la marginación
espiritual que viven muchos seres humanos, especialmente los niños sumidos en la pobreza.

Alicia nació en Santiago de Chile un 23 de agosto de 1931. Cursó estudios en el Instituto Fílmico
de la Universidad Católica, fundado y dirigido por Rafael Sánchez en 1955 y de dónde emergieron
figuras claves para la cinematografía nacional como Patricio Guzmán, Ignacio Aliaga, Carmen
Brito y Ricardo Larraín, entre otros. En la primera película que Sánchez realiza bajo el alero del
Instituto, "Las Callampas", de 1958, Alicia Vega ofició como asistente de dirección. Dicho
documental, una anticipada muestra de cine social que habla sobre la formación de la población
La Victoria, sin duda jugó un rol importante en los derroteros que Alicia seguiría el resto de su
carrera.

En lo sucesivo, Alicia se desempeñaría como profesora de Apreciación Cinematográfica en la


Universidad Católica, pasando por su Instituto Pedagógico, la Escuela de Arte, la Escuela de
Arquitectura y la Escuela de Artes de la Comunicación, así como también por la Escuela de Teatro
de la Universidad de Chile. Pero sin duda la actividad más importante de su vida profesional y
política ha sido la labor que ha desempeñado, por más de 30 años, dirigiendo el "Taller de Cine
para Niños" que Ignacio Agüero inmortalizó en la mencionada película "Cine Niños Esperando un
Tren".
En su taller de cine, desarrollado casi sin interrupciones entre 1985 y 2015, Alicia se sumergió en
las poblaciones marginales de diferentes lugares de Chile entregándole a niños desposeídos y
segregados herramientas culturales para recuperar su dignidad como seres pensantes y capaces de
expresarse en múltiples maneras, convencida de que el cine puede ser una potente herramienta de
intervención social. Con ello marcó a generaciones que, de no ser por el esfuerzo, la dedicación y
el compromiso de Alicia Vega, jamás habrían podido aproximarse de forma tan estrecha al séptimo
arte y, en general, a sus propias sensibilidades creativas, esa propiedad de pensarse como parte del
mundo, como protagonistas de su propia cultura, de la que los pobres frecuentemente se sienten
excluidos

Como experta en educación cinematográfica y apreciación del Cine, Alicia Vega ha recibido
múltiples reconocimientos por su labor educativa y social, así como por su persistente interés en
documentar parte de la historia del cine chileno. Su "Re-visión del Cine Chileno”, de 1979, es un
clásico de referencia para los estudios sobre el séptimo arte nacional, donde examina las
dificultades de la industria local para producir y conservar el material fílmico. En su indispensable
"Itinerario del Cine Documental Chileno 1900-1990", publicado en 2006, realiza un análisis de
nada menos que 259 películas documentales realizadas en Chile durante casi un siglo y, según su
propias palabras, intenta (no sin éxito) "poner en el presente la reacción que cada documental
produjo en la época de su estreno". En 2008, en su libro "Taller de Cine para Niños", a la par de
explicar las reglas, cambios y limitaciones que ha tenido su taller, desarrolla un serio, intenso y a
la vez emotivo repaso de las décadas que ha dedicado a presentarle el cine a los más necesitados
dentro de los necesitados y compartir con ellos la experiencia sensible de las películas.

Durante su dilatada trayectoria, Alicia ha sido invitada en múltiples ocasiones por gobiernos y
organismos culturales de países de Europa, América Latina y otros continentes a hablar sobre sus
conocimientos y experiencias. En el 2000, el Ministerio de Educación, a través de su División de
Cultura, le otorgó un Reconocimiento al Mérito Artístico y Cultural. En 2008 fue elogiada con el
premio Pedro Sienna a la trayectoria. En 2016, el Festival Cine de Mujeres, Femcine, la honró con
un homenaje a su carrera y al aporte significativo que ha hecho al desarrollo audiovisual
otorgándole el galardón de Mujer Destacada del Audiovisual.
En el ámbito del cine, Chile tiene una deuda con Alicia Vega por su incansable labor de promoción,
educación y difusión, pero además para el mundo artístico y cultural en general es un ejemplo de
coherencia y perseverancia por haber dedicado toda su vida a llevar el arte, la creatividad, la
dignidad y el pensamiento allá dónde más hacía falta.

Anda mungkin juga menyukai