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JDO. DE LO PENAL N.

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ZARAGOZA
SENTENCIA: 00184/2016 ay o de d os m il pe ct iv am en te , po r l/ la /l os a/ es y de fe nd id o/ a/ s pi ct an do , en v ir tu d de l as f ac ul ta de s qu e le h an s id o da da s po r la C on st it IA y pr ac ti ca da s la s o po rt un as d il ig en rt es a j ui ci o or al , qu e se c el eb ra nt ad a al e fe ct o. ne s de fi ni ti va s, c al if ic ó lo s he ch os c om o co ns ti tu ti cu lo s d el C ód ig o Pe no s e im pu si er a al / lo sc us ad o/ s, l a pe na d e .l a/ s ac us ac ió es p ar ti r la d ef en sa d el a cu sa do s e so li ci tó l a li br e ab so lu ci ón d e ab er t en id o pa rt ic ip ac ió n lg un ae cs p re su nt am en te d el ic ti vo s.

ce pt os c it ad os y d em rt in en te a pl ic ac ió n, di en ci a Pr ov in ci al d e ZA RA GO ZA e n el p la zo d e DI EZ - C IN CO D IA S si gu ie nt es a s u no ti fi ca ci ón .

p or é st a mi s en te nc ia , lo p ro nu nc io , ma nd o y fi rm o.

JD O. D E LO P EN AL N . 5Z AR AG OZ A

En la ciudad de Zaragoza, a 4 de mayo de 2.016.

Vistas por i, Ana Montserrat Llorca Blanco, Magistrado del


Juzgado de lo Penal nº5 de Zaragoza, en juicio oral y público,
las presentes actuaciones, registradas como PROCEDIMIENTO
ABREVIADO nº 333 del año 2015, seguidas por un delito de
INJURIAS del art.208 y 209 del CP, que fue objeto de acusación
contra MIGUEL SALA GÓMEZ DE LORENZO, provisto de DNI nº
29.097.300-T, nacido en Zaragoza el 15/10/1965; hijo de JESÚS
y ROSARIO MARÍA; en libertad por esta causa, de la que no ha
estado privado; defendido por el Letrado Sr. Forcén Ruiz y
representado por el Procurador Sr. Piñol Lázaro; ejerciendo la
acusación particular TERESA SOLANAS RUBIO, representada por el
Procurador Sr. García Medrano y defendida por la Letrado Sra.
Alcay Villaba; con la intervención en el ejercicio de la
acción pública el Ministerio Fiscal, pronuncio esta sentencia.

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO.- Las presentes actuaciones se iniciaron en virtud


de querella presentadas ante el Juzgado Decano y repartida al
Juzgado de Instrucción nº 11 de Zaragoza, incoándose las
Diligencias Previas nº 854/14. Una vez practicadas las
actuaciones encaminadas a determinar la naturaleza y
circunstancias del hecho, la persona posiblemente responsable y
el órgano competente para el enjuiciamiento, se formularon
escritos de acusación y de defensa ante el Juzgado citado y,
dada la no conformidad del acusado y de su defensa con las
calificaciones del Ministerio Fiscal y acusación, se remitieron
las actuaciones a este Juzgado, donde ha tenido lugar la
celebración del juicio oral en el día de hoy.

SEGUNDO.- Siendo el día y la hora señalada, tras la


reiteración por parte de la defensa de la práctica de la prueba
inadmitida y su nueva protesta, se procedió a celebrar el acto
del juicio oral con presencia del acusado y en el mismo se
practicaron pruebas consideradas pertinentes, útiles y
necesarias por su relación con el objeto de la causa, con el
resultado que es de ver en el soporte audiovisual del acto del
juicio.

TERCERO.- EL Ministerio Fiscal elevó a definitivas sus


conclusiones provisionales, calificando los hechos como
constitutivos de un delito de injurias del art. 208, 209 y 216
del CP, interesando la condena del acusado a la pena de 10 meses
de multa, con cuota día de 8 euros y 3.00 euros de indemnización
por los daños morales.
La acusación particular elevó a definitivas sus
conclusiones provisionales, calificando los hechos como
constitutivos de un delito de injurias del art. 208, 209 y 216
del CP, interesando la condena del acusado a la pena de 10 meses
de multa, con cuota día de 30 euros y 30.00 euros de
indemnización por los daños morales y a la publicación y
divulgación de la sentencia en un periódico de tirada regional,
a su costa.

La Defensa del acusado, elevó a definitivas sus


conclusiones provisionales, interesando la libre absolución de
su patrocinado; Tras lo cual, y concedida la última palabra al
acusado, la causa quedó vista para sentencia.

HECHOS PROBADOS

Ha quedado acreditado que MIGUEL SALA GOMEZ DE LORENZO,


escribía el blog “bogsanmateo.blogspot.como.es”, bajo el alias
“Winchester”, siendo que, en fecha 6.08.2013 y en referencia a
la alcaldesa de San Mateo de Gallego, Teresa Solanas Rubio,
escribió “el secretario Angel Pueyo y su doméstica la
obediente alcaldesa Teresa Isidoro Solanas…la alcaldesa
déspota que utilizó su presidencia en la Fundación Santa
Engracia para su provecho personal”.

No ha quedado acreditado que Miguel Sala, más allá de la


crítica política, tuviera intención de menoscabar el honor de
Teresa.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO.- De la valoración de la prueba que ha llevado a


establecer el relato de hechos probados.
Conforme es reiterada doctrina del TC, la presunción de
inocencia consagrada en el art. 24.2 de la CE se asienta sobre
dos ideas esenciales: de un lado el principio de libre
valoración de la prueba en el proceso penal que corresponde
efectuarla a los jueces y tribunales por imperativo del art.
117.3 C.E. y de otro, que la sentencia condenatoria se
fundamente en auténticos actos de prueba y que la actividad
probatoria sea suficiente para desvirtuarla para lo cual se
hace necesario que la evidencia que origine su resultado lo
sea, tanto con respecto a la existencia del hecho punible como
en todo a lo atinente a la participación y responsabilidad que
en el tuvo el acusado. Por lo que respecta a la segunda de las
exigencias apuntadas, esto es, a los actos o medios de prueba,
es doctrina consolidada de dicho tribunal desde la ST 31/81,
que únicamente pueden considerarse auténticas pruebas que
vinculen a los órganos de la justicia penal en el momento de
dictar sentencia las practicadas en el juicio oral, pues el
procedimiento probatorio ha de tener lugar necesariamente en
el debate contradictorio que, en forma oral, se desarrolla
ante el mimo juez o tribunal que ha de dictar sentencia, de
suerte que la convicción de este sobre los hechos enjuiciados
se alcance en contacto directo por los medios aportados a tal
fin por las partes. Así mismo, no basta que se haya practicado
prueba o incluso que se haya practicado con gran amplitud sino
que el resultado de la misma ha de ser tal que racionalmente
pueda considerarse de cargo, es decir, que los hechos cuya
certeza resulte de la prueba practicada, acrediten la
culpabilidad del acusado, debiendo salvarse la duda del
Juzgador, si existe tras la práctica de las probanzas a favor
del reo, en base al principio rector del proceso penal de “
in dubio pro reo “.

En el caso de autos, la prueba se ha limitado a la


personal, derivada del interrogatorio del acusado y la testigo
perjudicada, así como la documental, consistente en la
aportación de los textos del blog presuntamente injuriosos y
cuya autoría ha reconocido el acusado. Procedemos a su
análisis.

SEGUNDO.- En cuanto a las pruebas personales,


interrogatorio del acusado y testificales, existen versiones
absolutamente contradictorias, no en cuanto a los hechos pero
sí, en cuanto a la intencionalidad.

El acusado sostuvo en lo sustancial que el blog era un


lugar donde vertía sus opiniones y abría un foro de debate,
siendo que nunca quiso ofender, sino criticar la gestión
municipal de la alcaldesa. Su declaración se prestó de forma
espontánea y con profusión de detalles en la rememoración de
hechos.

En lo referente a la testifical, la testigo perjudicada ha


mantenido en lo esencial su declaración sumarial, y la misma
se ha prestado de forma espontánea en la rememoración de los
hechos, si bien ha adolecido de cierta exageración, llegando a
señalar que, fruto de dichas expresiones y de efecto de las
mismas en la población, perdió las elecciones siguientes.

Debemos destacar que, pese a tratarse de un blog en el que


el acusado escribía prácticamente a diario, véase la
documentación aportada con la querella, tan sólo se le acusa
de una concreta frase, donde llamó a la alcaldesa “doméstica”,
“déspota” y afirmó que “utilizó su presidencia en la Fundación
Santa Engracia para su provecho personal”. Pues bien, el art.
210 del CP, para el caso de las injurias a funcionario
público, reconoce la exceptio veritaris, siendo que en este
concreto, Teresa Solanas reconoció que, en el tiempo en que
era alcaldesa y por ello, presidenta de la fundación Santa
Engracia, la misma, a título particular, realizó un trabajo
profesional que les facturó y cobró. Pues bien, la admisión
de dicho encargo profesional, es suficiente para apreciar la
exceptio veritatis, pues el acusado no le imputó un delito,
sino que criticó que siendo presidenta de la fundación
realizara dichos trabajos. Se trata por tanto de una crítica
política sobre un hecho cierto y no inventado y que tendría
acogimiento en la manida frase de que “la mujer del César no
solo debe ser honrada sino parecerlo”. En cuanto a los otros
dos adjetivos empleados, “déspota y doméstica”, por sí solos
carecen de entidad suficiente, no ya para ser constitutivos de
delito, sino incluso de la ya destipificada falta penal. Y
ello por cuanto no son insultos, sino adjetivos calificativos
de una forma política de proceder, debiendo ser consciente la
querellante de que, el empleo público, en ocasiones, está
sujeto por su propia naturaleza a la crítica que, en ocasiones
puede llegar a resultar injusta e incluso cruel, para quien la
recibe. El trabajo público en muchas ocasiones resulta
desagradecido, pues no se valoran los esfuerzos, las horas
empleadas y los resultados positivos, publicitándose sin
embargo y colocándose una lupa, frente a los inevitables
errores, o frente a decisiones difíciles que han de ser
tomadas por quien decide. Pero es evidente que quien decide al
asumir determinados cargos u ocupaciones, ha de ser consciente
de que será sometido a una constante inspección, crítica y
opinión de su actuar que, en muchas ocasiones y más aun por
los adversarios políticos, resultarán crudas, desagradables e
incluso injustas, pero no por ello delictivas.

TERCERO.- En apoyo de lo ya señalado en el anterior


fundamento de derecho, resulta esclarecedora la Sentencia nº
139/2016 de 28/03/2016, dictada por la AUDIENCIA PROVINCIAL DE
ZARAGOZA, SECCION N. 3, ponente D. JOSÉ RUIZ RAMO, lleva a
cabo un detallado estudio del delito de injurias con
publicidad, así como la doctrina del TC en relación a los
límites entre el derecho al honor y la libertad de expresión y
de crítica, los límites entre el delito y la infracción civil.

Señala la referida resolución que “el delito de injurias


consiste en imputar un hecho no constitutivo de delito, ya que
si fuera delito nos encontraríamos ante una calumnia… o emitir
juicios de valor contra una persona, lesionando su dignidad,
menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación.
Solamente, serán constitutivas de este delito, las injurias
que sean tenidas en el concepto público por graves y aquellas
injurias que consistan en la imputación de hechos, para que
sean constitutivas de delito, deben ser realizadas con
conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la
verdad. Se encuentra regulado en el artículo 208 del Código
Penal, dentro del Capítulo II, Título XI cuya rúbrica es
"Delitos contra el honor", variando la pena en función de si
están o no hechas con publicidad”.
Sigue exponiendo la referida resolución que “El Tribunal
Constitucional nos recuerda, entre otras, en Sentencia
39/2005, de 28 de febrero , que si bien la legislación penal
otorga una amplia protección a la buena fama y al honor de las
personas y a la dignidad de las instituciones mediante la
tipificación de los delitos de injuria y calumnia, ese
Tribunal ha declarado reiteradamente que el reconocimiento
constitucional de las libertades de expresión y de información
ha modificado profundamente la forma de afrontar el
enjuiciamiento de los delitos contra el honor en aquellos
supuestos en los que la conducta a considerar haya sido
realizada en ejercicio de dichas libertades, pues la dimensión
constitucional del conflicto hace insuficiente el criterio
subjetivo del animus iniuriandi tradicionalmente utilizado por
la jurisprudencia penal para el enjuiciamiento de este tipo de
delitos que ahora, con arreglo a la doctrina de este Tribunal,
no basta por sí solo para fundar una condena penal por un
delito de injurias (SSTC 104/1986, de 17 de julio; 107/1988,
de 25 de junio ; 105/1990, de 6 de junio; 320/1994, de 28 de
diciembre; 42/1995, de 18 de marzo; 19/1996, de 12 de febrero;
232/1998, de 30 de diciembre; 297/2000, de 11 de diciembre; y
2001, de 15 de enero). Ello entraña la necesidad de que el
enjuiciamiento se traslade a un distinto plano, en el que el
Juez penal debe examinar, en aquellos casos en los que se haya
alegado el ejercicio legítimo de las libertades del art. 20.1
a) y d) de la Constitución, si los hechos no han de
encuadrarse, en rigor, dentro de ese alegado ejercicio de los
derechos fundamentales protegidos en el citado precepto
constitucional, ya que, de llegar a esa conclusión, la acción
penal no podría prosperar puesto que las libertades del art.
20.1 a) y d) CE operarían como causas excluyentes de la
antijuridicidad de esa conducta (STC 104/1986, de 13 de
agosto, reiterada en las SSTC 105/1990, de 6 de junio;
85/1992, de 8 de junio; 136/1994, de 9 de mayo; 297/1994, de
14 de noviembre; 320/1994, de 28 de diciembre; 42/1995, de 18
de marzo; 19/1996, de 12 de febrero; 232/1998, de 30 de
diciembre). Es obvio que los hechos probados no pueden ser a
un mismo tiempo valorados como actos de ejercicio de un
derecho fundamental y como conductas constitutivas de un
delito (SSTC 2/2001, de 15 de enero; 185/2003, de 27 de
octubre).

En relación a los límites del derecho a la libertad de


expresión, sigue señalando la sentencia de la audiencia que
“la propia Constitución, no obstante la trascendencia y el
carácter preponderante que se debe atribuir a la libertad de
expresión, reconoce en su artículo 20.4 que no es un derecho
ilimitado y absoluto, y que existen límites por el respeto
debido a otros derechos fundamentales y en concreto hace
expresa referencia al derecho al honor. Ello ha sido recogido
en Sentencias del Tribunal Constitucional, del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos y del Tribunal Supremo. Así, en la
STC 39/2005, de 28 de febrero , se dice que el valor especial
que la Constitución otorga a las libertades de expresión e
información "no puede configurarse como absoluto, puesto que,
si viene reconocido como garantía de la opinión pública,
solamente puede legitimar las intromisiones en otros derechos
fundamentales que guarden congruencia con esa finalidad, es
decir, que resulten relevantes para la formación de la opinión
pública sobre asuntos de interés general, careciendo de tal
efecto legitimador cuando las libertades de expresión e
información se ejerciten de manera desmesurada y exorbitante
del fin en atención al cual la Constitución les concede su
protección preferente" ( STC 171/1990, de 12 de noviembre ).E
igualmente se declara que ello no significa en modo alguno
que, en atención a su carácter público, dichas personas queden
privadas de ser titulares del derecho al honor que el art.
18.1 de la Constitución garantiza ( SSTC 190/1992 ; y 105/1990
)" ( STC 336/1993, de 15 de noviembre ). También en este
ámbito es preciso respetar la reputación ajena ( artículo 10.2
CEDH , SSTEDH caso Lingens, de 8 de julio de 1986 y caso
Bladet Tromso y Stensaas, de 20 de mayo de 1999 ), y el honor,
porque estos derechos "constituyen un límite del derecho a
expresarse libremente y de la libertad de informar" ( SSTC
232/2002, de 9 de diciembre ; 297/2000, de 11 de diciembre ;
49/2001, de 26 de febrero; y 76/2002, de 8 de abril). Sigue
diciendo que, en efecto, desde la STC 104/1986, de 17 de
julio, se establece que, si bien "el derecho a expresar
libremente opiniones, ideas y pensamientos (art. 20.1 a) de la
Constitución) dispone de un campo de acción que viene sólo
delimitado por la ausencia de expresiones indudablemente
injuriosas sin relación con las ideas u opiniones que se
expongan y que resulten innecesarias para su exposición ( SSTC
105/1990, de 6 de junio ), no es menos cierto que también
hemos mantenido inequívocamente que la Constitución no
reconoce en modo alguno (ni en ese ni en ningún otro precepto)
un pretendido derecho al insulto. La Constitución no veda, en
cualesquiera circunstancias, el uso de expresiones hirientes,
molestas o desabridas, pero de la protección constitucional
que otorga el artículo 20.1 a) de la Constitución están
excluidas las expresiones absolutamente vejatorias; es decir,
aquéllas que, dadas las concretas circunstancias del caso, y
al margen de su veracidad o inveracidad, sean ofensivas u
oprobiosas y resulten impertinentes para expresar las
opiniones o informaciones de que se trate ( SSTC 107/1988, de
8 de junio; 1/1998, de 12 de enero; 200/1998, de 14 de
octubre; 180/1999, de 11 de octubre; 192/1999, de 25 de
octubre; 6/2000, de 17 de enero; 110/2000, de 5 de mayo;
49/2001, de 26 de febrero; y 204/2001, de 15 de octubre)".
Así, el derecho a la libertad de expresión no alcanza a
justificar intervenciones en el derecho al honor que afectan
al núcleo último de la dignidad de las personas, que exceden
del derecho de crítica y son claramente atentatorios para la
honorabilidad de aquél cuyo comportamiento o manifestaciones
se critican, y que el ordenamiento jurídico sustrae a toda
injerencia de parte de terceros. La singular significación de
este ámbito de la personalidad determina que su afectación
resulte en todo caso innecesaria, pues siempre será posible
verter las opiniones más hirientes sin afectar el aspecto del
honor que coincide íntegramente con el núcleo intangible de la
dignidad de la persona. Consecuentemente, cuando la expresión
del menosprecio se extiende a este núcleo último y más
estrecho de la persona en cuanto tal, el ejercicio del derecho
fundamental de la libertad de expresión resulta claramente
contrario al principio de proporcionalidad y, por lo tanto,
también innecesario, dado que el ejercicio de este derecho,
como todos, está no sólo sometido al límite, más o menos
flexible, que expresamente contiene el artículo 20 de la
Constitución , sino también, al respeto de los fundamentos del
orden político y de la paz social que establece el artículo
10.1 del mismo cuerpo legal (STS 1284/2009, de 31 de
octubre)”.

La audiencia de Zaragoza, a la vista de la doctrina


previamente expuesta, señala que para estos supuestos deben de
conjugarse dos factores para entender cumplido el delito; por
un lado el animus iniurandi, y por otro lado, el tipo de
expresión empleada; concluyendo en ese concreto caso la
palabra "corrupción", o "corrupto", dirigida a la persona del
denunciante y basada en una clara disparidad de criterios en
la manera de actuar del denunciante ante el suceso acaecido
(un derrumbe por ruina de todo un edificio y la imputación de
la responsabilidad al Presidente de la Comunidad), supone el
ejercicio de una clara crítica amparada en la Constitución,
circunstancia que impide la consideración de la existencia de
falsedad o de temerario desprecio a la verdad, datos que
implican que las injurias no puedan ser tenidas como graves
sino, en su caso, como leves. Y siendo que la falta prevista
en el artículo 620.2 del Código Penal ha quedado despenalizada
por la entrada en vigor de la citada Ley Orgánica 1/2015,
motivo per se para alcanzarse un fallo absolutorio.
Así las cosas, en el caso de autos, las expresiones
proferidas carecen de entidad para ser consideradas ni tan
siquiera injuria leve, por lo que debe de dictarse una
sentencia absolutoria; mas aún por cuanto no ha quedado
acreditado que el acusado tuviera intención de atacar el honor
de la alcaldesa, sino de hacer una crítica de su actuación
pública.

CUARTO.- Toda persona penalmente responsable de un delito o


falta, lo es también civilmente, si del hecho derivaren daños o
perjuicios (artículo 116 del Código Penal). Por lo que a este
caso se refiere, no procede hacer pronunciamiento en cuanto a la
responsabilidad civil, ya que la sentencia es absolutoria.

QUINTO.- En aplicación de los artículos 123 del Código


Penal y 240 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, siendo
absolutoria la presente resolución, procede declarar las
costas procesales de oficio.

Vistos los preceptos legales citados, razonamientos jurídicos


expuestos y demás normas de general y pertinente aplicación,

FALLO

DEBO ABSOLVER Y ABSUELVO a MIGUEL SALA GÓMEZ DE LORENZO


del delito de INJURIAS, de los art.208, 209 y 216 del CP, de los
que venía siendo acusado, declarando las costas de oficio.

Notifíquese la presente sentencia al Ministerio Fiscal y


partes personadas.

Esta sentencia no es firme y contra la misma se podrá


interponer ante este mismo Juzgado, para su sustanciación ante
la Audiencia Provincial de Zaragoza del RECURSO DE APELACIÓN en
el plazo de los DIEZ DÍAS contados desde el siguiente a su
notificación.
Así, por esta mi sentencia, de la que se llevará
testimonio a los autos, incorporándose el original en el
correspondiente Libro de Sentencias, para su constancia y
cumplimiento, la pronuncio mando y firmo.

PUBLICACIÓN.- La anterior Sentencia ha sido dada, leída y


publicada por la Magistrado-Juez que la ha dictado, cuando
celebraba audiencia pública, con mi asistencia, en el día de
su fecha, doy fe.-

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