Antes de 1300 había dieciocho studia generalia de los cuales unos quince
estaban funcionando activamente en esta fecha. Algunos de ellos habían atraído a
miles de estudiantes de muy variado origen, y continuarían siendo las grandes
universidades hasta el fin de la Edad Media: Bolonia, París, Montpellier, Oxford,
Padua, Salamanca, Cambridge. Aunque en esta época las universidades eran
pocas ya se habían convertido en instituciones importantes en la vida cultural
europea, lugares centrales de producción y difusión de ideas, centros de poder
intelectual donde se preparaban las elites eclesiásticas o civiles del momento.
Entre finales del siglo XIII y mediados del XIV aparecen universidades
como Lisboa, Avignon, Roma, Perugia, Coimbra, Treviso, Cahors, Grenoble,
Verona (cuestionada como universidad), Pisa, Praga, Florencia y Perpignan;
entre 1350 y 1450 se establecen Pavía, Cracovia, Orange, Viena, Pécs, Lucca
(cuestionado su estatus), Erfurt, Heidelberg, Colonia, Ferrara, Buda, Würzburg,
Turín, Leipzig, Aix-en-Provence, St. Andrews, Parma (cuestionado su estatus),
Rostock, Dole, Lovaina, Poitiers, Caen, Burdeos y Catania.
Sin duda una obra como ésta contribuye a conocer, de manera rigurosa, la
evolución de la institución universitaria desde sus orígenes, como studium
generale, hasta su configuración actual como centro de excelencia en docencia e
investigación. El principal interés del libro radica en la descripción de las
estructuras universitarias y de su configuración interna y de cómo éstas han
evolucionado a lo largo de las diferentes etapas históricas hasta conseguir su
adaptación a las nuevas realidades. Dicha evolución nos ofrece, por tanto,
elementos de reflexión en torno a uno de los debates reiterados en el seno de la
institución universitaria como es su capacidad de adaptación a la sociedad y a los
cambios que en ella acaecen.