Santiago 2, 14-26
Si hablamos de Jesús, como el que soluciona todos los problemas que nos afectan y
le dejamos la tarea a Él, y nosotros esperamos como espectadores que nos entregue la
solución y nada hacemos para que así se haga, está claro, no hemos entendido lo que Él
espera de nosotros. En efecto, cuando vemos un pobre, no basta con decir “pobre hombre” y
lamentarse por sus necesidades y no darle nada, porque eso es negarle también el pan a
Cristo.
Muchas veces estamos convencidos que estamos siendo Cristianos, porque estamos
preocupados de cumplir con sus mandamientos, ya nos sentimos casi santos porque somos
escrupulosos en la asistencia y la hora de participar en las misas o porque asistimos a las
comunidades
Ser cristiano es sentir que Cristo ha entrado ampliamente en nosotros, ha
transformado nuestra vida, nos ha transfigurado.