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Antes de saber

hablar, los niños


pueden pensar
Es raro que los niños hablen antes del primer año.
Pero sí pueden pensar. Mucho antes de que digan “mamá”
aprenden a ordenar sus experiencias

Sabina Pauen que los pequeños no empezaban a inte- Y esto es muy necesario, pues la plé-
resarse por las causas de los sucesos tora de nuevas impresiones que, desde

“G
uau-guau” balbucea Lam- antes de los dos años, ni atribuirlas a el entorno, bombardean constantemente
bertín. “Mi pequeño ha- determinadas cosas. Creían incluso que a los retoños amenaza con exigir dema-
bla”, piensa la madre se iniciaba cuando los infantes empeza- siado al nuevo cerebro. Para ordenar las
extasiada. Desde ahora ban a hablar. Pero los científicos estu- sensaciones, su cerebro agrupa las cosas
no sólo tiene un bebé, sino también un dian ahora las capacidades de los críos en categorías, las clasifica en una suerte
interlocutor. Cuando empiezan a hablar, desde el día de su nacimiento. ¿A qué de cajones mentales. Así, el niño no nece-
la relación entre padres y bebés se re- resultado han llegado? Dicho en breve: sita volver a aprender cada vez todas las
fuerza enormemente. A los científicos les los lactantes de pocos meses aprenden a propiedades de cada uno de los objetos,
resulta entonces más fácil ocuparse de recordar cosas y a comparar sus propie- sino que puede trasladar las experiencias
la vida mental de los pequeños. Estudian, dades; de ese modo ponen orden en su con un objeto a otros que aún le son des-
por ejemplo, a todo lo que un bebé de- entorno. conocidos. Por ejemplo, tan pronto como
signa con “guau-guau”. ¿Sólo al caniche
del vecino? ¿A todos los cuadrúpedos?
¿También a una mariposa? ¿Y a un arma-
rio? De esa forma, los psicólogos evolu-
tivos tratan de descubrir qué cosas los
pequeños consideran pertenecientes a la
misma clase, elementos de un mismo
grupo o categoría.
Pero, ¿qué ocurre con los críos que
todavía no pueden hablar? ¿Qué pasa
por la cabeza de un lactante? ¿Pueden
pensar antes que hablar? Hasta la década
de 1960 se admitía que los bebés apenas
eran capaces de recordar lo visto y oído
y, menos aún, de pensar sobre ello. Se
les suponía hojas en blanco que, en los
primeros meses de vida, hacían poco más
que recibir, sin filtrar, informaciones por
los órganos de los sentidos.
Por eso, hasta hace poco, los psicólo-
gos evolutivos estaban convencidos de

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CORBIS

Lambertín se ha formado la categoría En las imágenes aparecen ejemplares que no han pasado por la fase de fami-
“silla”, reconoce de inmediato, incluso distintos de una misma categoría, por liarización dedican por igual el mismo
en un domicilio ajeno, el mueble en el ejemplo, gatos. Al verlos, el bebé debe- tiempo a las dos imágenes).
que el papá y la mamá se pueden sentar. ría familiarizarse con esa categoría. El Con niños algo mayores —desde los
psicólogo detecta que el crío se ha fami- seis meses— el test suele ser diferente.
Perro desconocido liarizado porque dedica ahora tanto Se les ofrece para que jueguen modelos
Los estudiosos que se disponen a inves- menos tiempo a contemplar una imagen pequeños de los objetos del test; por
tigar con algo más de precisión cómo se cuantos más pares de esa misma cate- ejemplo, gatitos de plástico de diferen-
origina este tipo de conocimiento, se goría se le han presentado. tes razas. Se les da primero, uno tras
topan pronto con un problema: ¿cómo Se le muestra luego un par de imáge- otro, diversos modelos de una catego-
pueden saber de qué logros mentales son nes, en una de las cuales aparece un repre- ría y, luego, un ejemplar de la otra cate-
realmente capaces los infantes menores sentante de otra categoría; por ejemplo, goría. Sabremos que puede ya distin-
de un año? ¡No se lo pueden preguntar! un perro. El crío tampoco ha visto antes guir las categorías porque cada vez juega
Para superar este obstáculo los psicólo- el gato concreto de la segunda imagen; menos con las figuras, hasta que apa-
gos evolutivos recurren a un dato: la le es, pues, también extraña. Sin embargo, rece la nueva categoría; en cuyo ins-
especial atención que prestan a lo des- si se detiene más tiempo en el perro, sig- tante comienza a ocuparse del postrer
conocido. nifica que le resulta más insólito que el juguete más tiempo.
Existe un experimento clásico que se desconocido gato. De esa conducta los Varios grupos de investigadores han
aplica con lactantes a partir de los dos psicólogos concluyen que la criatura realizado tests de este tipo en distintos
meses. El psicólogo les va enseñando asigna el perro a una nueva categoría países. Los resultados con lactantes de
varios pares de imágenes, consecutivos. (teniendo en cuenta que otros lactantes menos de seis meses son contradicto-

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El cerebro de un recién nacido no es una tabula rasa
Además de los psicólogos evolutivos, los investigadores del

THOMAS BRAUN
cerebro abordan también con qué capacidades vienen al

NUMERO DE SINAPSIS ( × 1011 / cm3 )


mundo los bebés. Mediante técnicas de formación de imá-
genes han establecido, por ejemplo, que partes del cerebro 5
diversas procesan, ya en los recién nacidos, tipos de infor-
mación distintos. Así el lóbulo temporal izquierdo de la cor-
teza cerebral de los lactantes reacciona ante las palabras. La
lateralidad —la concentración del hemisferio cerebral izquierdo
o derecho en determinadas funciones— empieza ya antes del 3
nacimiento: los que después serán zurdos suelen chuparse el
pulgar izquierdo en el vientre de la madre, y a la inversa.
Desde el punto de vista de su morfología externa, el cere-
bro de un recién nacido se asemeja al de un adulto. Tiene
1 DIAS MESES AÑOS
todas las estructuras importantes y el número de neuronas
no aumentará. No obstante, al cerebro le falta mucho hasta NACIMIENTO
su plena madurez. Hacia los cinco años habrá triplicado su
peso y seguirá aumentando hasta que cumpla los dieciocho 28 6 15 2 4 811 19 3 5 1113 26 71
años. En este período de maduración se hacen más tupidas SEMANAS DESPUES EDAD
las redes neuronales. Crecen las prolongaciones nerviosas y DE LA CONCEPCION
los lugares de contacto entre neuronas, las llamadas sinap-
sis. De ese modo se amplía el cerebro del niño con el correr
del tiempo, aunque no aumente el número de neuronas. tinguen ya los aspectos esenciales de su entorno y coor-
Pero el cerebro va eliminando sinapsis ya desde la más tierna dinan en su cerebro las informaciones visuales procedentes
infancia. Si en una determinada área crecen desmesurada- de los dos ojos. Probablemente aumentan con rapidez las
mente, durante un tiempo, las conexiones nerviosas, éstas conexiones sinápticas hasta alrededor del sexto mes, pues
se reducen por lo general de inmediato en esa zona. Es decir, a esa edad se alcanza la plena agudeza visual.
al principio el cerebro produce un excedente de contactos
y, después, establece qué conexiones deben persistir. Por El niño ya puede sentarse recto y empieza a descubrir su
eso crecen, desde el segundo mes de vida, las conexiones vasto entorno. El cambio es especialmente drástico en las
sinápticas en el córtex visual. A los seis meses, las neuro- culturas occidentales en las que los bebés permanecen, en
nas en esa área están tan estrechamente conectadas como los primeros meses, mucho tiempo en casa y, cuando salen,
no lo volverán a estar después, ya que a partir de ese lo hacen tumbados y resguardados en cochecitos protegi-
momento se reducen los lugares de contacto. De todas mane- dos; ahora se les abre, en los paseos por la ciudad y los par-
ras, al final del proceso quedan todavía más sinapsis que al ques, una nueva perspectiva: los peques se asombran ante
inicio de la pubertad ( véase la figura ). los coches que pasan cerca, observan a personas y anima-
les y escrutan la variedad de productos en los escaparates.
El momento de este cambio depende de lo que sucede en Lo que un niño llega a ver a esa edad depende en gran
cada una de las fases del desarrollo. Los recién nacidos ape- medida de la cultura en la que crece. Un niño esquimal ve
nas si pueden ver los objetos clara y distintamente, pues ni a diario cosas totalmente distintas de las que percibe otro
el cristalino ni las conexiones nerviosas del ojo a la corteza que crece en una selva africana o en una gran ciudad.
cerebral han acabado de madurar. Y no sólo esto; como la Así pues, las conexiones en el córtex visual se seleccionan
cabeza del crío crece muchísimo el primer año, cambia con- después, cuando el crío empieza a percibir con detalle su
tinuamente la distancia entre el centro de los ojos. Además, entorno. El cerebro se guía por el principio elemental del
no posee todavía pleno control de los músculos oculares. “úsalo o déjalo”. A diferencia del incremento de las sinap-
Por eso, los recién nacidos perciben contrastes fuertes y sis, que depende de la maduración, el cerebro suprime des-
estímulos en movimiento, pero apenas si distinguen peque- pués los nexos sobrantes teniendo en cuenta ante todo las
ñas diferencias entre objetos, ni tonalidades de color o gra- experiencias de aprendizaje. Sólo se consolidan las cone-
dos de claridad. La agudeza visual mejora constantemente xiones que se utilizan con frecuencia; el cerebro puede, así,
durante los primeros meses y, a los seis, alcanza el nivel de procesar informaciones eficientes y adecuadas a las condi-
los adultos. Pero hacia el final del cuarto mes los bebés dis- ciones vitales del niño.

rios. Así, de acuerdo con varios estudios en nuestras series de pruebas, se entre- o siete meses, de clasificar objetos en
estadounidenses, a esa edad los bebés tenían notablemente más tiempo con los cajones mentales (véase el recuadro “El
pueden distinguir categorías; sin em- juguetes de la categoría que acababa de cerebro de un recién nacido no es una
bargo, las pruebas que nosotros hemos aparecer; ahora sí son capaces de dife- tabula rasa”).
realizado en el Instituto de Psicología de renciar clases distintas de objetos. ¿De qué categorías se apropian prime-
Magdeburg nos mostraron lo contrario: La investigación sobre la maduración ro los niños? ¿Cómo evolucionan? Pues-
en los primeros meses de su vida los lac- cerebral en los primeros meses de vida to que la categorización se inicia preci-
tantes no están aún en condiciones de y sobre el desarrollo del sentido de la samente en la fase de desarrollo en la que
categorizar objetos. Pero muy otro es el vista respalda también la hipótesis de los bebés alcanzan su plena agudeza
resultado con niños de siete meses: éstos, que los lactantes son capaces, a los seis visual, diríase que atienden, de modo

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SABINA PAUEN

1. PELIGRO DE CONFUSION. Pruebas con juguetes de animales y muebles, fieles unos


preferente, al aspecto exterior de los a la naturaleza (arriba) y otros ajustados en su aspecto externo (abajo), muestran que los
objetos. Si esto fuera así, los primeros lactantes no elaboran categorías atendiendo sólo a las semejanzas externas.
objetos que podrían agrupar serían los
que se parecen y que, a su vez, mostra-
ran una diferenciación manifiesta de
otros objetos, es decir, clases de objetos Ojos que no ven, esa edad la captación de la “permanen-
como gatos, perros, sillas o mesas. Este corazón que no siente cia del objeto”, es decir, saber que algo
tipo de objetos formarían las categorías ¿Qué puede, pues, regir la categoriza- sigue existiendo aunque no se le pueda
básicas; por el contrario, les sería menos ción? ¿Intervienen quizá los conoci- ver. Según Piaget, esta capacidad empieza
fácil organizar categorías globales como mientos y sensaciones previas? En ese a manifestarse hacia el final del primer
animales, muebles o vehículos, pues caso, los juguetes de animales les recor- año. Pues es a esa edad cuando los críos,
agrupan objetos que difieren mucho en darían a los pequeños en fase de fami- puestos en situaciones semejantes, empie-
su aspecto exterior. Sin embargo, nues- liarización a los animales reales. Avala zan a rebuscar por todas partes las cosas
tras pruebas nos han llevado a la con- esta hipótesis el dato siguiente: los niños repentinamente desaparecidas.
clusión contraria: se diferencian antes las de nueve meses que han crecido con un Se trata, empero, de una impresión
categorías globales que las básicas. gato o con un perro, pueden distinguir engañosa. Estudios algo más recientes
Por consiguiente, no es sólo ni fun- entre estas dos especies, siendo así que, —por ejemplo, con ayuda de la llamada
damentalmente el parecido exterior el sin esta experiencia, suelen fallar incluso
que determina la partición en categorías. a los once meses.
Así, niños de once meses distinguen Independientemente del criterio en
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juguetes de animales y muebles que es- que se funde el retoño para categorizar,
tán dotados de una apariencia externa debe poder poner los objetos delante del
similar con la misma perfección que dis- ojo mental. A ese hecho los psicólogos
tinguen juguetes que mostraban todas evolutivos lo denominan formación de
las diferencias naturales entre estas dos representaciones mentales estables. Pero,
clases de objetos. Los lactantes algo más ¿están en disposición de hacerlo bebés
crecidos configuran, pues, nuevas ca- de seis meses? A primera vista parece que
tegorías no sólo por la abstracción visual no. Si les quitamos algo con lo que esta-
de la apariencia externa. Pues, de no ban jugando entusiasmados y lo escon-
haber sido así, deberían haber catego- demos, bajo una toalla por ejemplo, no
rizado mejor los juguetes cuyo aspecto lo buscan. Al parecer rige aquí el dicho
externo difería mucho de los que se “ojos que no ven, corazón que no siente”.
habían igualado en sus apariencias ex- Apoyado en tales observaciones, Jean
ternas. Piaget (1896-1980) negó a los niños de

2. ¿QUIEN TIENE LA INICIATIVA? Hasta los lactantes creen que es el animal


de peluche y no la pelota el causante del movimiento. En el paradigma animal-pelota,
si el animal y la pelota, después de haber rodado juntos (arriba), reposan inmóviles
en rincones distintos (abajo), los lactantes de siete meses miran expectantes al animal
y esperan que pronto se volverá a mover.

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puede sorprender de esta imposibilidad que se mueve atrae mágicamente la
THOMAS BRAUN
a
física, si aún se acuerda del objeto tapado; mirada de los recién nacidos. Y, a partir
pues ¡la lámina debería chocar con el de los tres o cuatro meses, los lactantes
objeto! El resultado es muy ilustrativo: dirigen la mirada hacia donde se encon-
los bebés de tan sólo seis meses con- trará en los segundos siguientes un obje-
templan más rato la lámina “imposible- to móvil.
mente” extendida 180 o, pese a serles Según esto, los bebés deberían tam-
conocida en virtud de los ejercicios de bién interesarse por todo lo que participa
familiarización. Parece, pues, que cuen- en los movimientos: piernas, brazos, alas
tan con una representación del objeto y o ruedas. Sin embargo, para deducir
b que se preguntan dónde ha quedado el movimientos por estas propiedades está-
objeto que era visible. Por lo tanto, exis- ticas del objeto, los lactantes deben poder
ten ya en esta fase de desarrollo las con- relacionar entre sí dos tipos diferentes
diciones mentales previas para agrupar de conocimientos: uno sobre el aspecto
los conocimientos sobre objetos y for- exterior del objeto y otro sobre su com-
mar unos primeros conceptos, aun antes portamiento. Si los lactantes lo consi-
de poder hablar. guieran, los psicólogos podrían expli-
Otras observaciones permiten sospe- car por qué los bebés ordenan bajo una
char que los lactantes recuerdan objetos misma categoría a los juguetes de es-
y personas concretas y que estructuran pecies animales distintas, a pesar de las
c mentalmente tales recuerdos, mucho diferencias de sus aspectos externos.
antes de que empiecen a hablar. Fijé- Todos los juguetes de animales acti-
monos en el llamado miedo al extraño, varían, pues, el mismo conocimiento
que comienza a manifestarse alrededor previo; por ejemplo, cómo se mueven.
de los siete meses: a esta edad, no les Pero, ¿pueden los lactantes asociar ya,
gusta que ningún extraño les tome en en realidad, la imagen de su incipiente
sus brazos, sino que prefieren a las per- automovimiento con la vista de los jugue-
sonas allegadas. Significa ello que dis- tes de mamíferos?
tinguen entre personas de su confianza
y personas desconocidas; llegan incluso Un armario no es un “guau-guau”
3. MAGIA. En la prueba del puente a reconocer a su madre en fotografías. A la pregunta anterior puede contestarse
giratorio el crío se halla sentado en una Identifican a las personas más allá de su con el “paradigma del animal y la pelota”
aspecto exterior y recurren a sus expe- (véase figura 2). Los bebés sujetos del
mesa, en la que una lámina rectangular
riencias anteriores para interpretar lo experimento contemplan cómo un ani-
puede plegarse hacia el niño o desplegarse que acaban de percibir. mal imaginario en forma de gusano y
alejándose del mismo (a). Un objeto que Con todo, esto no explica por qué los una pelota dan vueltas uno alrededor del
está detrás detiene la lámina al desplegarse lactantes configuran categorías globa- otro. Ambos cambian con frecuencia la
hacia atrás (b). Pero si la lámina acaba les. ¿Qué les lleva, por ejemplo, a di- velocidad y la dirección, es decir, mani-
su despliegue (c), los críos se sorprenden ferenciar entre seres vivos y seres iner- fiestan movimientos que son caracterís-
ante tal imposibilidad física. tes? La teoría de la evolución puede ticos de los seres vivos. ¿Consideran los
ayudarnos a entenderlo. Para bebés inde- bebés del experimento que el causante
fensos, animales y hombres representan del movimiento es la pelota o lo atribu-
un peligro o una preocupación. Por eso yen al “desconocido” animal?
prueba del puente giratorio (véase figu- les conviene observar con más atención Nuestras pruebas dan como resultado
ra 3)— permiten concluir que los lac- a los organismos que a los objetos y, por que, desde el parvulario, se halla fijada
tantes recuerdan objetos que han dejado consiguiente, deben poder distinguir la interpretación de esta escena: “el ani-
de percibir. En este experimento, el unos de otros. mal juega con la pelota”, “el animal em-
pequeño está sentado en una mesa, a la Es posible que intervengan en esto puja la pelota” o “el animal quiere comer-
que se ha fijado, con una bisagra, una esquemas innatos de percepción. Los re- se la pelota”. Los participantes en la
lámina rectangular. Esta lámina puede cién nacidos ya muestran un especial prueba atribuyen inequívocamente la cau-
desplegarse o recogerse acercándose o interés por las caras y las miran con pre- sa del movimiento al animal, pues han
alejándose del niño. Después que el crío ferencia a otros objetos de complejidad aprendido a asociar los movimientos
se ha acostumbrado al proceso de que la análoga. El interés innato por todo lo imprevisibles con animales, no con obje-
lámina se despliegue y se cierre, el expe- que se mueve en su campo de visión tos inanimados. Identifican como viviente
rimentador coloca, bien visible, un objeto ayuda también al lactante a distinguir al animal imaginario, a causa de su apa-
sobre la mesa. Si vuelve a desplegar la pronto entre seres vivos y cosas inani- riencia externa, y a la pelota como objeto
lámina de adelante a atrás, primero el crío madas. De esa manera aprenden, desde inanimado; después, aplican su saber
ve que la pierde de vista y luego que la los primeros meses de vida, que muchos sobre las características del movimiento
lámina topa con el objeto y no alcanza objetos se pueden mover por sí mismos, en estas dos categorías globales.
los 180o. Como no está habituado a esa mientras que otros necesitan una fuerza Pero, ¿qué pasa con los niños algo
percepción, debería prestarle una aten- exterior. Quizá son estos criterios aún más menores? Por ejemplo, lactantes de siete
ción más duradera. decisorios que los rasgos de la cara y otras meses, ¿atribuyen el movimiento al ani-
Pero si el experimentador provoca, cualidades “estáticas” para formarse mal y no a la pelota? Los científicos pue-
con un truco, que la lámina acabe el giro representaciones mentales, antes de que den volver a valerse de las preferencias
de 180o de costumbre, el bebé sólo se empiecen a hablar. Por último, todo lo de los bebés. Los lactantes miran con

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particular interés y agrado los objetos que
se mueven o que deberían moverse. Si
los experimentadores les muestran una Cuanto antes, ¿mejor?
escena en que animal y pelota, después
de dar vueltas juntos, permanecen inmó- El cariño favorece más el aprendizaje
viles cada uno en un rincón, los bebés infantil que el entrenamiento prematuro
dirigen sus ojos curiosos al animal, quizá
porque se sorprenden de su inmovilidad
y esperan que, de un momento a otro,
vuelva a moverse. Así pues, a esa edad Muchos conatos de algunos padres por enseñar a sus retoños lo máximo posi-
ya han captado no sólo las característi- ble lo antes posible producen situaciones harto grotescas. En Japón, son habi-
cas externas, sino también los aspectos tuales las clases de inglés prenatales a partir del sexto mes de embarazo, pen-
sadas como una de las muchas formas de mejorar la preparación del temido
típicos del movimiento de los seres vivos
“juken”, la prueba de admisión, para críos de dos años, en las guarderías de
y de los objetos. Pero si al animal ima-
elite. Pero este método de aprendizaje tiene el mismo éxito que la enseñanza
ginario le falta la cara o el pelaje, no se de los números a un embrión dando golpes en el vientre de la madre: nulo.
desencadena la reacción de los infantes. Lise Eliot, neurobióloga del Instituto médico de Chicago, desenmascaró estas
Al parecer, no reconocen al juguete como prácticas como estimulaciones adicionales totalmente inútiles, que no dejan
animal sin estos rasgos externos carac- ninguna huella en el cerebro en desarrollo.
terísticos y, por tanto, no esperan que se
mueva. Algo parecido sucede con las expectativas ilusorias, repetidas una y otra vez,
Una variante de la prueba confirma de que los niños aprovecharían más si se les instruyera desde muy pronto en
nuestra interpretación. Una mano coge materias escolares regladas. Clases de lenguas extranjeras y matemáticas en los
animal y pelota a la vez y los mueve parvularios, ejercicios de lectura y escritura, en muchos casos ligadas de inme-
como en la prueba original. En este caso, diato con una edad de admisión precoz y con un estándar educativo obliga-
los lactantes atribuyen el movimiento a torio como fondo. No faltan, pues, propuestas de exigencias tempranas a los
la mano y no al animal, pues miran por críos.
igual a ambos juguetes tan pronto como
acaba la representación y los dos jugue- Sólo que, por desgracia, no hay ningún indicio de la eficacia de un adiestra-
tes yacen inmóviles en su rincón. Es miento prematuro en el estudio; al contrario. Hace ya unos diez años que
decir, a partir de la segunda mitad del Robert Rescorla y sus colaboradores, de la Universidad de Pennsylvania, reco-
primer año de vida, los infantes no sólo gieron experiencias de todas las zonas de EE.UU. sobre la educación formal a
se preguntan qué causa el movimiento, edades tempranas. El resultado fue que los niños sometidos a tales “exigen-
cias” tenían tendencia a iniciar su propio curso escolar con una creatividad
sino que ya saben la respuesta recurrien-
frenada, con más temor y con una incorporación negativa.
do a los conocimientos adquiridos sobre
las categorías globales. Pero si los supuestos trucos mágicos son tan inútiles como los programas de
Aunque, al nacer, los lactantes no pue- empollar antes de la escolarización, ¿cómo pueden los educadores responsa-
den hablar, sí pueden pensar bastante bles promover la capacidad de aprender de un retoño? Patricia Kuhl, Andrew
bien. Recuerdan cosas, comparan ras- Meltzoff y Alison Gopnik sostienen, en su libro Forschergeist in Windeln
gos y, de esa manera, tratan de ordenar (Espíritu investigador en pañales), que se trata de un fin posible, aunque por
su entorno (por lo demás caótico) con vía indirecta. En primer lugar, los neonatos deben poder estructurar, para lograr
sus impresiones en continuo cambio. un aprendizaje tosco, una relación segura con sus allegados, por lo general los
Esto aclara, pues, por qué Lambertín padres. Después empiezan, casi inmediatamente, a percibir su entorno y a obser-
llama “guau-guau” tanto al caniche del var los cambios; captan también las relaciones y aprenden a influir en los acon-
vecino como a la mariposa, es decir, a tecimientos.
todos los animales. Pero difícilmente
designará así a un armario, a no ser que Conviene entonces encauzar, por todos los medios, la atención del retoño a
esté cubierto de pelos y se le haya pin- personas, objetos y acontecimientos. Esto activa su innata disposición explo-
tado una cara. ratoria que, a su vez, fomenta el desarrollo cognitivo. Para fomentar el habla,
la capacidad expresiva emocional y la autoconciencia de los pequeños y para
otorgar a su mundo una estructura, los educadores no deben proceder con
premura, sino sonsacarles con habilidad preguntas y, luego, no dejar ninguna
sin respuesta.
SABINA PAUEN es profesora de psicología
evolutiva en la Universidad de Heidelberg.
Antes de que un pequeño rompa a hablar, inquiere en su entorno. Si algo des-
pierta su curiosidad, trata de obtener más información. Pero después les toca
el turno a los adultos; sus reacciones son decisivas para el éxito del aprendi-
Bibliografía complementaria zaje. Sólo cuando los educadores permiten la fantasía y la creatividad de los
WAS GEHT DA DRINNEN VOR ? D IE críos, pueden los incipientes científicos proseguir sin trabas sus ansias de
GEHIRNENTWICKLUNG IN DER ERSTEN FÜNF aprender y comenzar así a comprender conexiones.
LEBENSJAHREN . L. Eliot. Berlin Verlag; Ber-
lín, 2001.
B EEINFLUSST S PRACHE DIE O BJEKTKATEGO -
Gabriele Haug-Schnabel
RISIERUNG IN DER FRÜHEN KINDHEIT? S. Pauen
Bióloga del comportamiento y profesora titular
en Sprache und Kognition, vol. 19, pág. 3;
en la Universidad de Friburgo.
2001.

Mente y cerebro 05/2003 35

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