El concepto de “cultura”, como se usa hoy en las ciencias sociales, fue utilizado
por James Tylor desde los inicios de la formación de la disciplina antropológica, a
partir de ese momento su trayectoria es larga y sus definiciones y delimitaciones
conceptuales representan los diferentes momentos de desarrollo de la
antropología, así como sus corrientes fundamentales. No ahondaremos en la
historia de la antropología, solo cabe señalar algunos momentos del desarrollo de
la antropología mexicana que nos ayudan a entender la relevancia de definir el
concepto de cultura, así como sus adjetivos.
1 Reuter, Jas “Prejuicios y preguntas en torno a la cultura popular” en: Colombres, Adolfo (comp.) La Cultura Popular. México: Ediciones Coyoacan, S.A.
de C.V., 2002 (1ª edición 1997): p. 87
128
de explotación entre las clases de la sociedad capitalista”2. Partiendo entonces de
la estructura los estudios antropológicos ponían énfasis en la definición de clase a
partir de un análisis concreto de las demandas, luchas y organizaciones de los
campesinos. Esto, además de generar que fueran pasados por alto aspectos
“superestructurales” como la etnicidad o el género, contribuyó a que las
discusiones teóricas fueran politizadas y por lo tanto gradualmente aisladas o
marginadas dentro de las instituciones.
Más adelante, los planteamientos de Althusser sobre los “aparatos ideológicos del
estado” generaron que el enfoque del término “cultura” estuviera íntimamente
relacionado con el concepto de “ideología” y su vínculo al Estado capitalista. Esto
permitía un nuevo acercamiento al concepto de cultura en el cual los conflictos y
necesidades de los pueblos eran contemplados pero con un respaldo teórico que
permitió hacer uso de los conceptos de clase social, estructura sin necesariamente
politizar las discusiones. Las comunidades y pueblos que eran vistos como
“unidades auto contenidas” aisladas en las corrientes culturalistas, ahora eran
percibidas como inmersas en un contexto mayor, formaban parte de un todo, que
129
era el contexto nacional o latinoamericano, es decir el contexto del entonces
llamado “tercer mundo”.
El concepto de “cultura” estaba unido a una ideología política, pero era también un
“instrumento analítico para la generación de conocimientos antropológicos”. Es
entonces, en los años setenta, que se retoma el concepto para los estudios
antropológicos, y obligaba a integrar la descripción del contexto macro sociológico,
de la realidad sociocultural, en términos amplios, a los estudios de pequeñas
comunidades y pueblos. Logrando integrar ambas concepciones pero tratando de
alejarse de la visión folclorista que tendía a buscar y regodear en lo exótico.
Los planteamientos de Antonio Gramsci unifican aun más ambos enfoques, este
recurre al termino folclor frecuentemente, pero lo concibe como las
manifestaciones de la cultura subalterna que se encontraba en una relación
estructural con la cultura hegemónica. Es decir que a la vez que se incorporaban
asuntos político-ideológicos a los debates teóricos, también se requería del
estudio del folclor. La etnografía descriptiva, pero con un sustento teórico que
abría espacios para el análisis. Los temas recurrentes de esa época fueron los
estudios de los obreros industriales, la pobreza, los procesos de movilización los
movimientos populares urbanos, entre otros. Gramsci planteó el estudio del
“folklore” como la “concepción del mundo y de la vida”, refiriéndose a cualquier
mundo, tanto el del obrero, el del indígena, el del campesino, del asalariado. Fue
entonces posible volver a mirar los fenómenos religiosos, el conocimiento y las
prácticas populares sin caer en la tendencia culturalista. Se retomó el interés por
la descripción de fiestas y artesanías como elementos de las identidades
colectivas, de la tradición oral.
Sin embargo, la definición y el uso que se hace de esta categoría tan compleja
refleja la tendencia a la que se afilia cualquier reflexión social. Ahora lo imperante
parece ser la necesidad científica de estudiar las alianzas, estructuras y
mecanismos de integración entre diversas facciones sociales. Estas, aun
3 Ibíd.
131
consideradas como parte de una estructura macro sociológica. Se busca encontrar
los puntos de equilibrio entre elementos de resistencia y de transformación
impuesta por agentes externos, por un poder. El que existen clases subalternas y
clases hegemónicas es incuestionable, pero el enfoque de su estudio y análisis es
conocer los mecanismos de resistencia u otras formas de vinculación con las
imposiciones de las clases hegemónicas mirando la relación entre cada una de
ellas. Esto da como resultado el mirar las relaciones de poder, ya no denunciar
que existe un poder dominante y opresor sino conocer la variedad de formas en
que grupos sociales e individuos se vinculan o se alejan del poder.
4 Wolf, Eric Figurar el poder. Ideologías de dominación y crisis. México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2001
(1a edición en inglés 1998).
133
5.1.1.2. El adjetivo: popular
La cultura popular es entonces una subcultura. La definición de “lo popular” es,
aunque no tan compleja como el concepto de cultura, también una parte
importante del desarrollo de la antropología mexicana, esta se puede abordar
desde distintas perspectivas, una de las más recurrentes es como oposición a la
cultura nacional.
Yvette Jiménez de Báez propone una definición que muestra el ir y venir entre los
opuestos de un continuo de lo popular frente a “lo cosmopolita”, “lo internacional”.
6 Stavenhaguen, Rodolfo “La cultura popular y la creación intelectual “ en: Colombres, Adolfo (comp.) La Cultura Popular. México: Ediciones Coyoacan,
S.A. de C.V., 2002 (1ª edición 1997): p. 23
134
manifestaciones supranacionales de lo popular, lo haremos desde lo
nacional o regional, y no a la inversa.”7
7 Jiménez de Báez, Yvette. “Y otra vez lo popular: poesía popular, identidad regional y comunidad cultural” en Chamorro, Arturo (ed.) Sabiduría Popular.
México: El Colegio de Michoacán, 1997: p. 59
8 Margulis, Mario “La cultura popular” en: Colombres, Adolfo (comp.) La Cultura Popular. México: Ediciones Coyoacan, S.A. de C.V., 2002 (1ª edición
1997).
135
tendencias actuales en el fandango jarocho reflejan esta imposición histórica por la
forma de valorar o bien no valorar la diversidad de subculturas.
137
entendida como la cultura europea, burguesa, colonialista, aquella que ha dictado
desde hace siglos lo que es aceptable y lo que significa ser culto. De esta manera
ha logrado mantener a un sin número de pueblos en condiciones de opresión
ideológica, abogando por su ignorancia frente al conocimiento “oficial”, que las
instituciones nacionales han sostenido y de las cuales el conocimiento ancestral
de los pueblos indígenas no forma parte.
5.1.2 Lo tradicional
Al hablar de “lo tradicional” se evocan oposiciones como pueden ser “moderno”,
“comercial”, “estandarizado”, “urbanizado”, “global”, “industrial”, “mediatizado” e
“institucionalizado”. Cada una de las oposiciones que puede tener el término
“tradicional” engloba una gama de variantes que le son inalienables. Esto puede
ser una herramienta metodológica que permite comprender un fenómeno al
considerar su oposición, evocar lo que no es para definir lo que sí es. En la
realidad no son estrictamente excluyentes, la intensidad y los distintos grados de
imbricación entre las realidades a las que aluden estos conjuntos de oposiciones
es lo que tratan de definir, buscan describir las gamas de grises que se producen
al mezclarse los opuestos.
Carlos Herrejón propone cuatro elementos cíclicos que contiene la tradición, los
expongo relacionándolos con el fandango actual del cual podemos identificar
diversos niveles de transmisión: Por un lado en los ranchos y pueblos, los viejos
10 Jacinto Zavala, Agustín. “La tradición y el mundo histórico en la filosofía tardía de Nishida Kitaró” en: Revista Relaciones. Zamora: Colegio de
Michoacán, 1994. No. 59.
11 Herrejón Peredo, Carlos. “Tradición. Esbozo de algunos conceptos” en: Revista Relaciones. Zamora: Colegio de Michoacán, 1994. No. 59.
138
transmiten a los jóvenes, estos a su vez, emigran a las ciudades y transmiten a
otros jóvenes y por último estos mismos jóvenes de las ciudades le enseñan a
otras personas de la ciudad, finalmente los agentes portadores de la ciudad van
de regreso a Veracruz a los pueblos, ranchos o ciudades y su participación tiene
un efecto en los observadores que sienten que su tradición es halagada al ser
retomada por personas de diversas partes del país y el mundo12 que a su vez,
incorporan estilos musicales y rítmicos de los cuales los músicos locales aprenden
e incorporan a su estilo. El agente de la transmisión son los jarochos que van a las
ciudades y lo transmiten concientemente en aras de fortalecer su tradición13.
12 Así afirmaron varias personas en Santiago Tuxtla en conversaciones casuales les pregunté si les gustaba que vinieran personas de la ciudad a
participar al fandango, respondieron que era para ellos un honor y que esperaban que los jóvenes del pueblo sintieran también ese halago.
13 Es un hecho consciente, diversos testimonios así lo afirman. Hay un interés por transmitir y enseñar la tradición del fandango a todo aquel que se
interese por el.
139
respondía, qué intenciones lo motivaron, el contexto y posteriormente sus
respectivas transformaciones.
Cabe aclarar que la invención de las tradiciones no debe confundirse con la fuerza
o la capacidad de adaptación de “tradiciones genuinas” ya que donde la tradición
está viva esta no tiene por que ser “revivida” ni reinventada. Se inventa una
tradición cuando las formas de antaño no están disponibles, no son viables o no
140
fue posible su adaptación. Propone tres tipos de tradiciones inventadas, estas se
sobreponen y entrelazan:
2.- Las que establecen o legitiman a las instituciones, al estatus o a las relaciones
de poder.
141
transformaciones culturales profundas que acontecían no más de un siglo después
de la conquista. Los antiguos pobladores del continente africano, traídos al “nuevo
continente” en condiciones deplorables17 obligados a vivir sin tierra y con los
escasos derechos con que contaban los esclavos de los también recién llegados
europeos. Todos juntos habitaban las tierras de los pueblos nativos del actual
territorio mexicano y del Caribe. Ante esta situación conflictiva y tensa, de
imposiciones ideológicas, morales y en todas las formas de expresión, se creo un
espacio en el cual los individuos de culturas e idiosincrasias diversas convivían y
se comunicaban, un encuentro musical en torno a un tablado percutivo se volvió
un espacio de encuentros culturales. Algunos autores plantean que las primeras
fiestas de este tipo las celebraban españoles y criollos en las ciudades, esto no se
puede comprobar, pues quienes habrían registrado los hechos serían solo
personajes de la sociedad europeizada y es lógico pensar que fueran de ellos los
primeros registros de estas fiestas, registros escritos.
Ya en el siglo XIX, el fandango, como fiesta de tarima se había difundido por todo
el país, en todos los estratos sociales se realizaban dichas fiestas de tarima que
manifestaban el mestizaje cultural de varios continentes: África, América y Europa
y como planteamos anteriormente quizás también Oceanía. El baile, la música y
la poesía tomaron formas que correspondían con las condiciones naturales y
sociales de cada situación. El fandango es solo uno de los términos que describen
17 Ortiz, Fernando. Los negros curros. La Habana: Editorial Letras Cubanas, 1997.
18 Sobre el tema de la relación entre las condiciones económicas del Caribe y las rutas de navegación que generaron toda variedad de intercambios
culturales se puede revisar diversos trabajos de Argeliers León.
142
este tipo de convivios de mestizajes culturales, la cumbancha, el changüí, el
guateque, la zarabanda, el jelengue19, entre otras palabras de origen africano que
actualmente tienen el significado de ruido, bulla o desorden; o géneros que
incluyen en su música la estructura de la décima espinela como el punto, el
guajiro, el galerón, la mejorana20, todos ellos son manifestaciones musicales que
surgen del mestizaje cultural al igual que el fandango.
19 Ortiz, Fernando La africana de la música folklórica cubana. La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas, 2001(1ª edición 1954): p. 131
20 García de León Griego, Antonio, El mar de los deseos. El Caribe hispano musical. Historia y Contrapunto. México, D.F.: Siglo XXI Editores –
Gobierno del estado libre y soberano de Quintana Roo, 2002: p. 9
21 Foster, Baqueiro La canción popular de Yucatán 1850-1950. México D.F.: Ediciones del Magisterio, 1970: p. 11
143
El que fuera el fandango adoptado por los sectores criollos de la sociedad colonial
desde el s. XVIII podría haber generado que las autoridades coloniales, sobretodo
las eclesiásticas, exaltaran el rigor de las prohibiciones de estas fiestas. Sin duda
los fandangos del interior de las casas de la alta sociedad presentarían diferencias
considerables con las fiestas y fandangos callejeros o del espacio público.
22 Sobre este tema ver a Carlos Vega y a Victoria Eli y Zoila Rodríguez.
145
constantemente subrayada, esta se impone de tal manera que ahoga las formas
de antaño mismas que recurren a mecanismos de adaptación, que, no siempre
son efectivos. Lo que habría que resaltar es que el poder de los sectores en
cuestión es desigual. A la luz de esta dinámica de dominación, es que podremos
ver con mayores detalles la expropiación de la música tradicional jarocha,
expresión de la cultura popular, por los medios de comunicación y por los valores
nacionales, expresión de la cultura dominante.
Entonces tenemos que mientras se plantea que lo popular es propio de las clases
oprimidas, subalternas, y que hoy en día el fandango parece ser netamente un
fenómeno popular y así mismo despreciado por las élites23, diversos escritos
muestran que en el auge de las fiestas de fandango en el s. XIX en todo el país y
partes de continente se llevaban a cabo en cualquier contexto social, entre las
clases altas dominantes y las clases subalternas. Por lo tanto si el fandango es
popular, entonces el pueblo incluye también a los sectores de la burguesía que
practicaban o practican el fandango, lo cual es congruente con la perspectiva de
Ricardo Pérez Montfort, quien plantea que la cultura popular incluye a la
burguesía, mientras que esta excluye a la popular.
23 Aunque actualmente exista una “moda” del son jarocho, y se mencione el fandango para nombrar una presentación de son jarocho de escenario, es
evidente y hasta comprobable que el fandango como fiesta popular, comunitaria, improvisada e incluyente, es aun hoy o hasta hace poco tiempo que era
despreciada como bulla y jolgorio de borrachos. también puede verse en la explícita intención de las instituciones de cultura por reemplazar dicha bulla
por presentaciones ordenadas, organizadas y excluyentes en un escenario.
146
invitado a un fandango de este tipo, además la invitación solía ser por escrito
contrario a las invitaciones cara a cara que describen algunos otros músicos.
El fandango se baila con zapatos, que suenen. La industria del zapato que ha
permitido que estos estén al alcance de toda la gente es relativamente nueva. En
el Hato explican que anteriormente se bailaba con suecos, estos eran de palma
con suela de madera maciza, no servían para caminar o para trabajar, eran
especiales para el fandango. La Maestra Magdalena dice que la gente “que podía”
llevaba zapatos al fandango, y señala que algunas personas que andaban
147
descalzos de manera cotidiana tenían sus zapatos para bailar, con suela sonora o
de madera, al terminar el fandango se los quitaban.
“La gente que no tenía [cuando] iban a bailar se guardaban sus zapatitos
y ya andaba del diario descalza para después ocupar esos zapatos para
la noche o el día que iban a ir a bailar, se cuidaban sus zapatos25.”
El tener o no tener zapatos era un signo que señalaba la clase social o la situación
económica y cultural de la que uno provenía. El fandango en este sentido
evidentemente proviene de una clase social pudiente, con zapatos. Sin embargo,
como ya señalamos anteriormente, existen muchas formas de zapateo sin tarima
o con tarima sin zapatos. En el caso del fandango jarocho hay personas que
afirman que antes la gente podía bailar en el fandango sin zapatos, esto marcaba
una distinción de clases sociales, a la par que el traje de jarocha o el vestido
tradicional indígena.
25 Ibíd. Enfatiza que antes siempre se bailaba con zapatos, incluso el que no usaba zapatos de diario no era porque no tuviera sino que los guardaban
para bailar.
26 Entrevistas a Ildefonso Medel Mendoza, Vista Hermosa, Municipio de Santiago Tuxtla, marzo de 2005.
148
se consideraba un zapato sino, valga la redundancia un huarache. El zapato
propiamente dicho quizás no incluía algunos de los ejemplos del calzado que
describen soneros de mayor edad en los Tuxtlas, como los suecos u otras
variantes de calzado que si bien eran huaraches con suela de piel que sí sonaban,
además se les agregaban accesorios para que sonaran más.
“Yo lo llegué a conocer el sueco, como de las chanclas que tenían aquí
así y abajo madera y yo digo que sí sonaba así para bailar porque era
macizo.”28
Explican que a los zapatos que se usaban “para andar” es decir los de diario, que
no eran especiales para el fandango, se les podían agregar objetos, accesorios o
materiales a la suela para que sonaran más y mejor. Don Lamberto lo explica de la
siguiente manera:
“Es mas, había o hasta ahorita hay una cosa que se utiliza que es el
garbancillo y entonces ese le pegaban al huarache o sea al zapato pa’
149
que sonara más la tarima. [Este es] como una semillita, exactamente,
como una que le llaman chinche, la conoce usted, es como tachuela.
Entonces esa tenía un pico bien duro y allá, un clavo, era un clavo y así
tiene una hormita y su cabeza no era como clavo, sino era como […] sí,
redondita, sí […] y esa la clavaban al cuero en el tacón del huarache o
del zapato […] si no sonaba, con esto [lo] hacían sonar.”29
Sigue Don Lamberto a explicar otro material que podían ponerle a los zapatos:
“…y si no, aquí había una cosa, por aquí, así que le llamaban herradura
¿verdad? […] entonces le ponían uno aquí, otro acá y otro aquí en el
zapato, […] sí de metal, entonces ese era directamente en el zapato
para bailar.”30
Sobre el vestuario del fandango Don Luciano afirma que para el fandango se
ponían camisa y pantalón, aunque de diario anduvieran en calzón de manta:
“Vestían como quisiera uno, y casi como vestían, como todos, muy mal
[…] sí, pues solamente usábamos pantalones y camisa cuando había
velorio ¿no? Pero al menos casi toda la gente vestía de calzón, de
calzón de manta y ya cuando había alguna fiesta ya nos poníamos
pantalón, camisa y una vez pasada la fiesta nos poníamos nuestros
calzones.”31
29 Ibíd.
30 Ibíd.
32 Ibíd.
150
5.2.2. El son estilizado y el son abajeño
En los Tuxtlas el son jarocho es identificado como el son estilizado, estos son
sinónimos, el son estilizado es aquel que incluye el arpa, el que también se le
puede llamar de “los tríos sotaventinos”, pero sobretodo es el son que no era del
fandango, que era exclusivo del escenario, de la televisión, de las películas, de los
restaurantes, de las cantinas. Se identificaba el son estilizado con la formación de
grupos que podrían hacer giras, que iban a tocar a Catemaco para los turistas,
que vestían de blanco, uniformados, que tenían jaranas y requintos de laudería
“fina”, instrumentos brillantes que usaban clavijas de maquinaria, esencialmente
que representaban una imagen moderna, ellos eran la manifestación del progreso
en la música, iban acorde con la tendencias de los recientemente incorporados
medios de comunicación.
El son del fandango en los Tuxtlas no es denominado son jarocho sino son
abajeño, el son abajeño es lo que actualmente algunos han llamado son
tradicional o son tradicional campesino para enfatizar aun más el carácter rural
que ya no da vergüenza fuera de la región, sino que sirve para atraer más la
atención, además alude a lo contrario de lo que en los Tuxtlas llaman son jarocho.
El son abajeño no lleva arpa, es propio del fandango. Don Pablo Campechano
explica algunas diferencias en cuanto a la música del estilizado y el abajeño.
“R.- En todo cambia ¿no? Desde la forma en que tienes que vestirte,
¿no? ya en la música tienes que uniformarte, tienes que tener un
instrumento pues vistoso, tienes que tener una disciplina en cuanto al
tocado, que sobresalgan todos los instrumentos como es el arpa, la
jarana, el requinto, el tiempo de duración es una gama, son muchas
diferencias, ahí te demoras tres minutos cuatro minutos si mucho ¿no? Y
en el son abajeño se tocan una hora cuarenta y cinco minutos, media
hora, lo menos que pueden ser son diez minutos.
P.- ¿Y digamos que en la forma de rasguear la jarana, la forma de darle
al requinto, la forma del arpa?
R.- Cambia, también cambia […] en la precisión, en la velocidad, […] el
son estilizado lleva una velocidad bastante, […] es más rápida.
151
P.- ¿Y cuál es más preciso? ¿O es otro tipo de precisión, o en cuanto a
precisión cuál es la diferencia?
R.- Pues yo creo que los dos tienen precisión solamente que el
estilizado pues va mas rápido, no hay mucha mudanza ¿no? Todo va
volando. […] Los requintos, sí, por ello es que no puedes tocar todo el
tiempo el punteo, o sea no puedes estar punteando cinco minutos en un
son de esos porque te acabas ¿no? Ni dos minutos, no, ¡vuela!
Solamente es un minuto que tienes que ejercer todo lo que sabes, entra
el arpa y así se van ¿no? Y en la jarana33 todo el tiempo tienes que, o
perdón en la música abajeña todo el tiempo tienes que estar tocando,
llevando ¿no? Y mudanzas y cambios y ahí no, eso van con poquito. […]
Digamos el requinto a lo menos, sí es un poquito más delicado, porque
no te da el tiempo, no, es bien rápido para hacer las figuras.”34
33 Se puede ver que en un momento Don Pablo se refiere al son abajeño y a la “jarana” como sinónimos. Sobre esto ahondaremos más adelante.
152
“R.- … Aquí ya como que no era tan común oír las jaranas en esos años,
y así empezamos no? Nos poníamos a tocar ahí en el parque, ahí
sacaban una tarimita y ahí era de invitar a la gente, ya no de tocar
nomás para nosotros e invitar a la gente, pero me acuerdo que nadie
quería bailar, solamente pasaban y estamos tocando nosotros, tengo
fotografías nadie quería tocar. […] Como que eran momentos de así que
el son se había perdido que ellos decían que ya no era igual estaba
como muy muy calmadito esto no… nadie quería tocar ya ¿no?
P.- ¿Era hasta mal visto?
R.- Pues sí, era un poquito así como que ya había pasado la moda. […]
Como que había caído un poquito en desuso, pero recuerdo que, para
entonces Mono Blanco estaba ahora sí en su… yo tenia como quince
años mas o menos estaban empezando y ellos venían a hacer
fandangos, en la fiesta de Julio. No había muchos jaraneros como
ahora, si bajaban35 pero pocos, incluso ellos tenían sonido para pues
que se oyera un poco mas ¿no? Y de alguna manera competir con los
otros ruidos, no, de los que traen trapos a vender y ropa ¿no? porque
ellos traen micrófonos, altavoces entonces mejor que tener su sonidito,
Mono Blanco y por ahí como que pues empezó otra vez a prenderse, a
encender otra vez la mecha, y empezó a hacerse los fandangos y la
gente para entonces ya empezaba porque Mono Blanco sí venían pero
no venían ellos solos, traían sus bailadoras, sus bailadores pues
entonces se arrimaba a ver, no participaban, no, pero posteriormente
como que nos quedo algo ahí ¿no? […] En las fiestas de julio […] Sí,
que era Mono Blanco, todos los jóvenes, por ejemplo Ramón, Patricio,
Rubí, todos estaban en Mono Blanco y este no daban talleres solamente
[hacían fandangos].”36
La moda eran los grupos de son estilizado, estos además de tocar sones jarochos
tocaban canciones y boleros. El conjunto más reconocido en los Tuxtlas del son
36 Ibíd.
153
estilizado son, aun hoy, los Hermanos Cruz. Don Pablo Campechano tocó con
ellos durante cuatro años. Explica que no se le dio el cantar canciones y boleros,
pero su formación musical consistió en conocer tanto el abajeño, que fue lo
primero que aprendió, como el estilizado, que fue lo que lo formó en el escenario o
su equivalente.
“…se llaman Los Hermanos Cruz, de Catemaco, sin duda el mejor, son
precursores y además tocan muy bien, uno de los mejores grupos. No
porque yo anduve con ellos, sino es que la gente así lo ve también. Y
pues me invitaron ¿no? El señor tocaba Arpa, su hijo la jarana, Rafael,
su hermana la jarana y a mi me invitan ahí, y yo participaba mas que
nada en el requinto del son y bueno, yo no tenia ni mucha experiencia,
no había tocado así en escenarios. […] Estaba yo aprendiendo ¿no? con
los viejos, y bueno pues mostraba lo poquito que iba yo aprendiendo e
iba difundiendo el son a algunas personas que iban porque en ese
tiempo no acudían muchas y posteriormente esa gente me localizan por
ahí de alguna manera y me invitan a tocar con ellos y bueno, pues que
alguien me invita pues yo no me niego, si ahí estoy ¿no? Y fui ahí, pero
te digo yo no sabia de qué se trataba ni de qué música era, ni para qué
era ¿no? Y yo llegue ahí a Catemaco con mi requinto. Pero ya empecé a
asistir y con un poco de incomodidad cuando me dijeron “oye, te tienes
que vestir de blanco” ¿no? “tienes que comprar tus zapatos con todo
botas y tirantes, tu pantalón blanco, tu guayabera” ¿no? […]
37 Ibíd.
155
personajes claves para comprender la organización social en torno al fandango de
las últimas dos décadas en Santiago Tuxtla. Don Toño Martínez fue un hombre
muy apreciado y querido, falleció apenas a principios del 2005, a su sepelio
acudieron cientos de personas, era muy querido y reconocido por haber ayudado
a mucha gente. Fue un hombre que sacó a muchos del alcoholismo, enseñó a
varios de los músicos actuales a tocar, algunas muchachas aprendieron a bailar
con él, también enseñaba a hacer pan, organizaba giras fuera de la región,
organizó que se retomara la danza de los negritos38 en la fiesta patronal, por
mencionar algunos de sus aportes reconocidos por la población.
Una de las características del grupo de Don Toño Martínez la describió el Sr.
Chencho Vichi, integrante fundador del grupo Los Amigos. Explica que era único
grupo que había logrado unir el estilo de los músicos que tocaban el son
“estilizado” con el son “abajeño”. Este grupo buscaron fusionar las dos formas de
tocar el son en el fandango, a manera de actualización y como explicó el Sr.
Chencho, para que pudieran reconciliarse los músicos y las personas que
preferían una u otra forma de tocar. Explica que por esta razón se nombraron “Los
Amigos” pues la intención era integrar el son abajeño y el estilizado, y así mismo
reconciliar las posturas ideológicas que cada uno representaba.
El Sr. Checho afirma que a la gente siempre le gustó más el son jarocho estilizado
que el son abajeño. El son de fandango, gradualmente caía en desuso, era visto
como viejo, añejo, pero al mismo tiempo la gente no quería que el fandango
muriera. Decidieron entonces hacer una fusión y adaptar el son estilizado al
fandango, es decir que tocarían rápido como el estilizado y cantarían en coro, las
jaranas irían parejas y se podría incorporar el arpa, al mismo tiempo se tocarían
sones de fandango que se pudieran zapatear. Además se cobraría como cobraban
los estilizados, pero no se cobraría por pieza sino por fandango que incluía
bailadoras y bailadores.
38 Desconozco cómo o donde se llevaba a cabo anteriormente esta danza, pero actualmente es sobre el escenario que se coloca frente al palacio
municipal. Sobre esto ahondamos en otro capítulo.
156
El resultado parece haberles funcionado, aunque también generó diferencias entre
músicos, así como algunos disgustos. En Santiago se les contrató para muchos
fandangos, sobretodo para las fiestas de la rama en diciembre. El grupo de Don
Toño Martínez si bien nunca tuvo gran prestigio en la región sí fue el grupo que
más presencia tenía en los fandangos de diciembre. Otros músicos de Santiago
afirman que no era por prestigio o fama, mucho menos por la calidad de la música,
sino que se debía al trabajo de difusión que estos hicieron.
En los fandangos que este grupo amenizaba predominaban los sones de pareja,
pues además de ser sones rápidos , eran los sones que permitían la fusión que se
buscaba. Los sones de montón, por ser más pausados, no se prestan tanto para
este tipo de fusiones, se puede ver por ejemplo en la música de los grandes
músicos de los años cincuenta y sesenta, su forma de tocar los sones de montón
es imposible bailarlos pues eran demasiado rápidos y en el ballet folclórico los
sones para mujeres se eliminan por completo, todos los sones, menos la Bruja, se
bailan en parejas. En los fandangos del grupo Los Amigos se tocaban pocos
sones de montón, y al parecer algunas bailadoras de Santiago o las bailadoras
que acompañaban a este grupo, prefieren los sones acelerados, una incluso me
comentó en una ocasión que los sones lentos y los sones de montón (de mujeres)
son aburridos.
157
Actualmente ella participa activamente en el fandango y sus hijos son también
asiduos de la fiesta de tarima, de hecho dos de sus hijos resultaron indispensables
en las fiestas de diciembre pues la enfermedad de Don Toño Martínez le impedía
tocar y el grupo que siempre estaba presente amenizando los fandangos de la
rama perdió a uno de sus integrantes principales, a su jefe. El Sr. Chencho estuvo
presente en casi todos los fandangos de la rama y afirmaba que con su papá Don
Dionisio Vichi, seguirían la tradición que dejó Don Toño. Pero los jóvenes hijos de
la Maestra Magdalena no cobran por amenizar un fandango y esto, en los
fandangos de la rama chica, fue determinante para que fueran ellos los músicos
que la gente “buscaba”.
La Mtra. Magdalena explica algunas diferencias entre el son abajeño que también
llama el son de fandango y el estilizado que es el que explica que se denomina
propiamente son jarocho. Es decir que el son del fandango no es estrictamente
son jarocho.
“el estilizado pues tiene muchísimos pasos y el fandango pues tiene dos
o tres, […] la verdad no tengo idea porque, tal vez por la rapidez, de la
música. [El estilizado siempre es] más rápido que el fandango, el
fandango es mas calmado, ¿no? Más calmado y el estilizado siempre es
un poquito mas, bastante mas acelerado.”39
158
estilos y lo que diferenciaba claramente a un estrato social de otro se ha
imbricado, se han mezclado, como queriendo resignificar el pasado.
“Es como yo vi una pareja, hoy en el mes del julio, del Cerro del Vigía,
no sé como se llama el señor pero siempre ha ido con su hija, una niñita,
que empezaron a bailar y me quedé con la boca a abierta cuando
empiezo a ver que ya no bailaban fandango, estaban bailando ya el
estilizado. Sí, metieron pasos estilizados que ya no iban con el
fandango, entonces como que ya le están metiendo pasos que no deben
ir en lo que es el fandango.”40
Los pasos a los que se refiere como del fandango son los que ella misma define
como “bailar con un pie”, como se bailaba en los fandangos de antes. Los pasos
que incorporan, que ella reconoce como los pasos del estilizado son los mismos
que se usan en los fandangos del actual movimiento jaranero. Los sones que se
tocan en el son jarocho, es decir el estilizado son:
Un elemento característico del son jarocho es el arpa, que no era parte del
conjunto abajeño. Además afirma que las representaciones de ballet folclórico
40 Ibíd.
41 Ibíd.
159
deben ser con música en vivo, con arpa, no con casete como se acostumbra
actualmente.
Para ella el son abajeño o de fandango es menos complejo, menos sofisticado que
el estilizado, de hecho plantea el origen del fandango en los Tuxtlas mientras que
el son jarocho proviene de España:
R.- Los españoles son los que trajeron la música y trajeron y lo mezcló
con música africana y todo eso, y lo que son seguidilla, peteneras…
P.- ¿Y en España es donde hizo la mezcla?
R.- Andele, se lo trajo mezclado y seguidilla, peteneras…
P.- ¿No lo mezcló con lo africano de aquí, ni…?
R.- No, no, y entonces ya lo convirtió en mestizo, pero sí saco pasos de
aquí y lo combinó, lo mezcló y ahí donde metieron ellos sus seguidilla,
sus peteneras y ya es donde nació ya el estilizado, porque los españoles
lo trajeron.
P.- ¿El estilizado?
R.- Sí, el estilizado porque el fandango, no, era nuestro.
P.- ¿El fandango sí era de aquí pero ya el estilizado era de allá?
R.- Sí, sí de aquí, andele y el estilizado de allá.
P.-Entonces el fandango tenía poquitos pasos y el estilizado digamos
que venía más completo.
R.- Si, si, agarró algo de aquí y lo combinó […] y ahí nacieron los sones
jarochos.
P.- Entonces digamos que los sones jarochos nos referimos solo al
estilizado, porque el otro es el son abajeño, o son de fandango.
R.- Andele, si, si, son de fandango, sobre madera, sobre tarima, […] el
fandango se baila sobre tarima nadamas porque el estilizado se baila en
escenario. […] Sí el estilizado en cualquier lado se baila ¿no?42
42 Ibíd.
160
En las fiestas patronales de Santiago Tuxtla en el mes de Julio del 2005, la Mtra.
Magdalena presentó un nuevo espectáculo de su grupo de danza folclórica, sus
integrantes vestían de colores pastel pero respetando el rigor del uniforme de
jarochos, la coreografía era parecida a las que acostumbramos ver como
espectáculo de ballet folclórico, pero con dos diferencias, la principal es que se
bailaba con pasos “tradicionales”, es decir que se bailaba con los antiguos pasos
del fandango que la Maestra define como “bailar con un solo pie”; y otro elemento
que ella considera de fandango y tradicional, es que era con música en vivo, pero
los sones que tocaban eran al modo tradicional, abajeño. Este es otro ejemplo de
fusiones de ambos estilos de sones de Veracruz. Al terminar la presentación
tuvimos oportunidad de charlar, ella enfatizó el hecho que habían representado
una forma de zapateado tradicional, con pasos tradicionales, el traje tradicional de
jarochas completo pero modernizado por ser de colores y la música que eran
sones de fandango. En la charla estuvimos de acuerdo en que no es un fandango
una representación de esta índole, pero que los elementos que incorpora
provienen del fandango de antaño. Para que fuera fandango por lo menos hubiera
requerido que hubiera una tarima en escena, la que había la tuvieron que quitar
porque no hubiera permitido que los bailarines llevaran a cabo sus coreografías.
161
5.2.3. Nació el oficio de músico
Otra de las transformaciones significativas en los fandangos de Santiago Tuxtla,
que pueden verse con mayor claridad en la temporada de la rama, pues se lleva a
cabo un fandango diario, es que el ser músico pasó de ser esencialmente un
“gusto” y a la vez un “rol” social de acuerdo con la organización comunitaria, de
intercambios, de relaciones “cara a cara”, de compromiso religioso, de parentesco
o una posición de prestigio a ser un oficio. Es decir que el elemento monetario
antes no formaba parte del acuerdo entre la familia que decide dar un fandango y
los músico que lo amenizarán. Tampoco había un puesto en la Casa de Cultura
que fuera un ingreso permanente que diversos músicos buscaran como oficio. Así
mismo no participaba el Palacio Municipal en contratar músicos para llevar a cabo
eventos proselitistas ni políticos, ni se otorgaban becas o apoyos para lauderos,
proyectos de difusión ni para grupos de música tradicional. Estas transformaciones
se han ido dando gradualmente a lo largo de las últimas tres o cuatro décadas,
poco antes de los años setenta se puede decir que la mercantilización y la música
se comenzaron a volver inalienables.
Esto implicó un giro importante en las implicaciones y la forma del “rol” de músico
pues pasó de tener una carga de responsabilidad comunitaria y un compromiso
íntimo personalizado con ciertas familias a ser un oficio. La transformación
permitió que algunas familias que no estaban vinculadas con algún músico
pudieran dar un fandango, ya que anteriormente quizás, por el alto grado de
personalización de las relaciones, sólo daban fandango aquellos que estaban de
alguna manera vinculada a los músicos. Por otro lado, al convertir el rol de músico
en oficio generó que la relación entre el músico y quien da el fandango se
estableciera como una relación mercantil, el fandango mismo se mercantilizó al
ser un servicio, el grupo de Don Toño Martínez garantizaba a las familias un
fandango completo, era un servicio garantizado, habrían bailadoras, bailadores,
tarima y música hasta las 11 o 12 de la noche, según el acuerdo al que llegaran.
Pasando la hora de contratación los músicos y bailadoras y bailadores se retiraban
juntos. A las y los bailadores no se les pagaba, estos eran invitados a la manera
de antes, pero con el prestigio que implicaba en ciertos grupos el ser buscado por
la poderosa figura de Don Toño, o aun por el gusto de bailar en un fandango.
Una de las críticas que se hacía a este grupo es que los fandangos de la tercera
manzana, de la octava, de la primera, de las colonias, todos los fandangos eran
163
iguales, no se sentía la presencia de la gente de cada una de las manzanas, que
son radicalmente distintas en Santiago. En principio, un fandango nunca es igual a
otro, pues en cada uno el contexto, los músicos y todo lo que hace de ello un
encuentro espontáneo varía de acuerdo con quienes están presentes y las
condiciones en general, dónde es, qué dan de comer, de tomar, quién baila, por
mencionar los más obvios.
Los músicos de antaño no cobraban, sin embargo sus servicios eran muy
apreciados y la remuneración habrá sido a modo de intercambio. Esto no significa
que no fueran en un sentido remunerados, o que no se les diera nada a cambio,
se les ofrecía comida, bebida y aun hoy se acostumbra, por ejemplo en los
velorios, que los músicos y bailadores se lleven tamales a su casa cuando se
retiran de la fiesta, sobretodo aquellos que se amanecen o que se quedan hasta el
164
final de la fiesta. Don Juanito explica que se le podía también dar a los músicos
una propina, pero si acaso uno afirma que eso era como cobrar se puede tomar
como ofensa pues el compromiso era con la persona de la casa y con el santo o la
fiesta como tal.
Esto actualmente podrá parecer poca cosa, pero debemos considerar que en el
pasado, en la vida del campo, las relaciones eran cotidianamente de intercambios
no monetarios, los intercambios no eran por decir cuantificables, cada uno ofrecía
lo que podía, la cantidad o el valor no eran lo indispensable sino el poder contar
con tal o cual persona. Cabe recordar que entendemos la relación entre lo rural y
lo urbano como elementos de un continuo, en este sentido la discusión es
compleja, y lo que parece relevante es recordar que la vida del campo en México
ha sido difícil desde hace varios siglos, las formas de organización respondían no
a la magnificencia sino a la calidad de las relaciones y de las personas. La lógica
del capital, ya se ha planteado desde hace tiempo que no es la lógica de la
comunidad, en esto recaen muchas de las transformaciones de la organización
social actual en el fandango.
Actualmente son pocas las familias que al dar un fandango se toman el tiempo de
ir personalmente a invitar a cada uno de los músicos y bailadores, ahora se
acostumbra contratar a un grupo que de preferencia vaya a ofrecer sus servicios a
la puerta del que le haya “tocado” dar el fandango en los casos de las ramas.
Anteriormente quien daba un fandango tenía que ir a la casa de cada jaranero, iba
“a buscar” al guitarrero y demás músicos y bailadores, ya que estos no estaban
organizados en grupos preestablecidos. También podía ser que al “ir a buscar” a
un guitarrero éste le avisara a él o los jaraneros de su confianza que fueran a
acompañarlo, pero lo que cabe resaltar es que las invitaciones solían ser
personales. Incluso si se invitaba por teléfono, la invitación aun se podría
considerar personal.
Doña Micaela Baxin Cagal, bailadora de San Andrés Tuxtla, es una de las
personas que explica que las invitaciones solían ser parte de un hecho
165
personalizado, una invitación cara a cara, por lo que era un honor ser invitado a
participar, no como un oficio sino como un gusto.
Don Juan Pólito, describe la manera de ofrecer la música de las Pascuas de una
manera muy emotiva y conmovedora, en lo absoluto se pude comparar a la
contratación de un grupo que va de manera impersonal a amenizar un festejo, las
pascuas se han dejado de hacer en muchos lugares pues este tipo de relaciones,
esta forma de ir a brindarle música a los amigos, familiares, conocidos casi no
forma parte ni tiene un lugar en el quehacer de un músico actual. Lo que no
significa que no se haga, pero es en otro modo, el cuidado, el respeto, la ofrenda,
el dar, el recibir, han cambiado junto con la modernidad y las transformaciones
económicas, tecnológicas e institucionales.
“Por ejemplo, pasa usted a una casa y les dice “¿Llevan gusto a oír las
pascuas? Venimos a cantarle a usted” Y pues “Pásele pásele” y
entonces ya empieza ya uno el que toca...”44
166
5.2.4. La formación de grupos
Otra de las transformaciones significativas en la organización social en torno a la
música ha sido, por el alto grado de institucionalización, que los músicos se han
visto obligados a conformarse en grupos definidos, con nombre y con un número
de integrantes fijo. Sin duda para el Palacio Municipal, para CONACULTA, o para
instituciones burocráticas en general resulta más práctico que los grupos de
música que saldrán a hacer giras, que reciben apoyos, becas, que graban discos,
sean grupos con un nombre fijo y con un número de integrantes definido. Sin
embargo, por el efecto que esto tiene en la organización social, difícilmente
podríamos afirmar que ha ayudado a “rescatar” las formas tradicionales. Muy por
el contrario, es uno de los elementos que ha generado la mayor desintegración,
quizás igual o más que la mercantilización como tal. Mucho más que si el estilo es
o no tradicional o estilizado, abajeño, jarocho, influye la forma en que ahora se
conciben los grupos musicales, cerrados, excluyentes e incluso con un nombre.
Las pugnas, pleitos y desacuerdos surgidos de la grabación de un disco, de una
gira, de celos o envidias por que un grupo recibe uno u otro apoyo, se refleja en
quién se queda con el nombre de un grupo, en quien es parte del grupo y como se
reparten las ganancias.
45 Esta familia Domínguez son parientes bastante lejanos de la Maestra Magdalena, nos referimos a otra familia, a los que se les conoce localmente
como “los del cerro” pues viven en el Cerro del Vigía.
167
en la entrevista, Alejandro Domínguez el jefe y director del grupo, aclaró que aun
hoy no está de acuerdo pues no era representativo de la familia. Cabe señalar que
este grupo no es considerado como un grupo “tradicional” o que toquen música
abajeña pues su manera de tocar el son la obtienen principalmente de una
colección de discos de Lino Chávez, aun así es una familia que solía hacer
fandangos, que en ellos aprendieron y desarrollan su música y además participan
frecuentemente en los fandangos de la rama en Santiago Tuxtla.
Otros grupos de Santiago Tuxtla son el grupo de Los Vichi, que en un principio
eran los tíos, hijos y sobrinos de dicha familia, recientemente discutieron y se
separaron por pugnas relacionadas al disco, al dinero y a historias familiares que
no tiene sentido exponer aquí.
168
comentó que entendía que la muchacha no quisiera volver a la región pues su
familia no era de las acomodadas, una parte eran de origen indio y por esta razón
sería difícil para ella adaptarse nuevamente a la región, al parecer eran una familia
muy reservada.
169
Sin duda hay mucho que decir en cuanto al origen de los cordófonos jarochos y
sobre los instrumentos de los que se derivaron, sin embargo los datos que
incluimos en este apartado no tienen sustento histórico propiamente dicho, son
datos etnográficos derivados de la observación participante, de entrevistas y de
conversaciones con los músicos actuales de la región de los Tuxtlas.
5.3.1. La versada
Aunque la versada no es propiamente un instrumento, aunque la voz bien se le
puede considerar como tal, para efectos prácticos incluimos este apartado junto a
los instrumentos. Cabe aclarar que sobre la versada hay mucho que decir, tanto
por la estructura de los versos como por el origen y mestizajes que hacen
evidente. Por ejemplo, la mayoría de los versos del fandango jarocho son
octosílabos, este es uno de los elementos que tienen en común los cantares
prehispánicos y las canciones y poesía de España, por esta razón no planteamos
el origen de su estructura como incuestionablemente europeo.
46 Salivar, Gabriel Historia de la música en México. Toluca: Ediciones del Gobierno del Estado de México, 1987 (Edición facsimilar a la de 1980). p. 246.
170
5.3.1.1. Tipos de verso
Son octosílabos con rima consonante que pueden ser en cuarteta, quinteta,
sexteta o décima; en los estribillos pueden usarse seguidilla o versos de seis
sílabas. La forma de la décima es la espinela con rima ABBAACCDDC y la rima de
las cuartetas puede ser ABBA, ABAB o incluso ABCB, las quintetas o quintas
suelen ser ABABA y las sextetas ABABAB. También hay versos que tienen una
estructura similar al haicu japonés47, pero con un verso adicional, es decir de siete
sílabas intercaladas con cinco sílabas, en cuartetas de rima asonante ABAB o
ABCB, estos son los versos de sones como la Bamba, la Manta, el Butaquito, y de
los estribillos del Pájaro Cú, entre otros. Así mismo se hace uso de la estructura
de la seguidilla que suele tener seis sílabas y la rima debe ser consonante pero su
estructura es más libre.
47 El haicu, es un tipo de verso de la tradición poética japonesa, tiene tres versos: de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente.
48 Ramírez Felipe, Apolinar Soy como peje en marea. Versos antiguos de fandango. Acayucan: Dirección General de Culturas Populares – Casa de
Cultura de Minatitlán, 1996.
171
Tuxtla explica con coraje que ahora la versada de los fandangos “ya no tienen
argumento”, se enoja que se le hayan cambiado el sentido a los versos y que los
jóvenes cantan versos sin saber el significado o trasfondo que tienen. Por un lado
se refiere a las metáforas de los versos, por otro al mero significado de las
palabras, por ejemplo:
Por otro lado, explica que en los versos hay mucha historia y mucho “argumento”.
También dice que ahora los versos de fandango se cantan como “olla de
mondongo”50 es decir que llevan de todo, de cualquier ingrediente, enfatiza que no
debiera ser así pues cada son tiene sus versos.
49 Derivado de una plática con Don Rogelio Balderas, no logramos concertar una cita para una entrevista formal, sin embargo en diversas ocasiones
conversamos y ocasionalmente yo anoté versos e ideas suyas en mi libreta. Este verso me lo dio en julio del 2005.
50 El mondongo es un caldo parecido a lo que en el centro del país conocemos como pancita.
51 Don Luciano Campechano Mil así le llamó a los versos que se conocen como “de saludo”. Entrevista en Salto de Eyipantla, mayo del 2005.
52 Ibíd.
172
Los versos de saludo se cantan tanto al inicio de un son como cuando un versador
está llegando al fandango o también cuando empieza el fandango. Sirven también
para que el versador se presente ante los demás músicos, ante las bailadoras y
bailadores, y ante los otros versadores.
Los versos pa’ enamorar o versos de amores54 no hace falta explicar la temática,
solo cabe resaltar que el enamoramiento se lleva a cabo en torno a, o sobre la
tarima. Se les cantan versos a las bailadoras en los sones de montón o de
mujeres, estas reciben los versos y reaccionan ellos. Todas las bailadoras podrán
afirmar que escuchar el verso es imprescindible, no solo por el contenido que
puede ser o porque suele ser dirigido a una bailadora en particular, sino también
porque indica cuándo se debe cambiar del mudanceo del verso al zapateo del
estribillo. Algunos estribillos tienen coreografías muy específicas, por ejemplo el
son de la guacamaya, cuando el verso les indica que vuelen, las bailadoras
mueven los brazos como imitando el aleteo de un ave:
Existe una relación directa entre las bailadoras que están sobre la tarima y los
versadores que les cantan. Doña Micaela explica, refiriéndose a la manera de
bailar el son del fandanguito, lo siguiente:
53 Gutiérrez, Gilberto y Pascoe, Juan La versada de Arcadio Hidalgo. México: Fondo de Cultura Económica, 1985 (1ª edición Taller Martín Pescador,
1981). Incluimos un verso de esta compilación porque Lucian Campechano Mil no pudo recordar un verso de saludo el día de la entrevista.
54 así les llamaron Luciano Campechano Mil y su hijo Lamberto Campechano Rosas.
173
“Si era muy bonito, había un señor que se llamó Ángel Baxin. ¡Ay! Ese
señor como lo sabía cantar el fandanguito y el jarabe loco, sabía bien, ya
de gusto le daba el sombrero55, el sombrero, de gusto les daba el
sombrero, y si no le agarraban el sombrero, que se cuidara aquella que
no le agarrara. Porque le cantaba, le echaban versos, pero un verso feo.
[…] Le decían:
Baila baila
piecito de malacate,
ligera pa bailar
y floja pa’ el metate.
La reacción de las bailadoras a los versos que “les echan” también se expresa en
las miradas, algunas bailadoras afirman que se puede mirar al jaranero o cantador
que le echó un verso, otras, como Doña Micaela, afirman que solo se escucha el
verso pero no necesariamente se les debe de mirar. Esto sin duda ha cambiado,
pues la idiosincrasia y la manera en que se relacionan los varones y las mujeres
poco se parece a la distancia que había anteriormente entre ellos.
La mayoría de los sones de montón son adecuados para cantar versos para
enamorar, los más característicos de este tipo de verso son el Pájaro Cú, la
Guacamaya, el Siquisirí, por mencionar los más obvios. Hay muchos ejemplos de
matrimonios que fueron consecuencia del enamoramiento en torno a la tarima57.
55 Acerca de “agarrar el sombrero” o que “le daban del sobrero” es una tradición que aunque aun se puede llegar a ver es muy raro. Los señores les
ponían el sombrero a las bailadoras, estas bailaban el son con el sombrero puesto y al terminar el son se le devolvía al dueño a cambio de un refresco o
una moneda. Era una manera de cortejo o de entablar un contacto con la bailadora que a cierto hombre le había llamado la atención. Sobre esto se
pueden conocer mayores referencias en el trabajo: Pérez Montfort, Ricardo Tlacotalpan, la Virgen de la Candelaria y los Sones. México: Fondo de
Cultura Económica, 1996 (1ª edición 1992).
57 Alejandro Huidobro (1996) op. cit. aborda este tema en su tesis sobre el son jarocho.
174
eres para merecer
con la mano en la cintura
tu vas a ser mi mujer,
si la fortuna me ayuda
y si no que vamos a hacer58.
Versos para despedirse son todos los versos que indican el final del son. Los
músicos que se encuentran alrededor de la tarima pueden o no hacer caso de la
despedida que un versador canta, generalmente cuando se canta la despedida los
músicos hacen caso y terminan el son. El ejemplo que Don Luciano nos ofrece un
verso de despedida dice así:
58 Hay muchos versos para enamorar, en todas las antologías de versos se pueden encontrar varios ejemplos. Incluimos este en particular por ser el
verso que utilizó Luciano Campechano Mil durante la entrevista colectiva en Salto de Eyipantla en mayo 2005, para ilustrar los “versos de amores”.
175
Los versos de reto o contrapunto59 son aun muy recurrentes en “otras regiones
soneras o huapangueras como Guanajuato, Querétaro o en general en las
Huastecas”60, pero en el Sotavento estos han caído en desuso. La mayoría de los
soneros viejos, incluidas las bailadoras, recuerdan por lo menos una riña
acontecida en fandangos, algunos de estos habrán sido como consecuencia de
piques o piqueos entre versadores o cantadores. Incluso hay versos que muestran
la intención de un versador de entablar un piqueo con otro u otros:
Don Luciano62, explica que “ya se chocó con la muerte” pues salió de un fandango
“todo rasguñado”.
“…es que creo que se enojo porque, este, yo, cantaba mal, mas bien
creo yo, que mas bien y mas alto de voz y mas coordinación a la música,
ese fue su enojo de él. Estaba cantando así de la tarima así para allá y
luego sin darme cuenta dio la vuelta ahí donde estaba yo parado
cantando, cuando sentí que me cayo aquí del cuello ¡no! es que todo
me había rasguñado, pero no falta gente ¡uy! Me lo quitaron de aquí y en
sus manos, me quitaron, aquí y me soltó y ya de ahí pos quien sabe pa’
donde se fue y yo ahí me quedé, pero sí todo esto me había […] me
arañó así.”63
60 Ibíd.: p. 39
61 Ibíd.: p. 40
176
Sobre los versos de piqueo aun se pueden ver reminiscencias, por ejemplo Don
Dionisio Vichi suele buscar pleito o piqueo en los versos, sin embargo pocos son
los que le contestan o entienden su intención. Alec Dempster un músico
canadiense que se ha vuelto parte de los fandangos de Santiago Tuxtla, es de los
cantadores que conocen a Don Vichi y puede responderle entablando una
dinámica de piqueo, aunque de manera mesurada y amistosa.
Existen versos que son encadenados, es decir que de un verso se deriva otro
generando así el contrapunto o reto entre dos versadores. El ejemplo que nos da
Don Luciano es el siguiente:
…eso era cuando se tiraban unos con otros ¿no? Encadenado, porque
por ejemplo si yo le digo un verso […]
Explica que estos se cantaban “para entrar en pleito”65, como una competencia en
la que había un ganador. Se establecía la competencia por temas, si uno plantea
el tema de Cristo, el otro le contesta también con tema de Cristo, así se siguen
hasta que uno pierde. Estos son los versos para encadenar.
64 Ibíd.
65 Ibíd.
177
Yo les pregunté que si uno canta un verso en la Bamba sobre “una niña en un
baile” y el otro le contesta otro verso sobre “una niña en un baile” entonces
implícitamente ya están entrando en pleito, ya se plantea el desafío. Afirmaron que
sí y que si no se busca pleito entonces cuando un versador canta sobre una
temática, el otro debe responder sobre otra temática distinta.
“P.- ¿Pero, por ejemplo si uno canta Mariquita Maria, Maria del carmen,
préstame tu peineta, para peinarme, y el otro le contesta Mariquita del
Río, y le dice otro verso…?
R.- Sí, sí le va contestando.
J.- Así, cuando él hace eso, ¿está como que haciendo que se enoje el
otro, lo esta desafiándo, es un desafío?
R.- Ahí a eso es lo que tiene ahí donde ya dijo, eso desafío, y este, yo
les decía, no, hay que divertirnos, no hay que echar tanto, hay que
divertirnos, como Dios lo manda, porque esos desafíos, es adonde salen
peleados.
J.- ¿Y si se ponían muy feos los pleitos?
R.-Sí, sí.
J.- ¿Se llegaron a matar?
R.- Sí, sí, se matan nada mas por el verso, y les digo, que ¿sustancia
tuvo esto? de qué se van a matar unos con otros, y pues, es una
diversión sana, no es para matarnos, no, no, no, yo les llamaba la
atención, no es para tanto, hay que divertirnos ahora si que, sanamente.
Así es.”66
Don Luciano afirma que a los versos de contrapunto o reto se les llaman versos
picones:
“Picon, nosotros les decimos, picones porque es pa’ enojarse uno con
otro […] ahorita ya no se acostumbran esas cosas, ya no cantan sus
versos como quieren”. [Don Lamberto agrega] “Como dicen, como
66 Entrevista a Santos Ricardo Flores Cobaxin en Los Méridas, Municipio de San Andrés Tuxtla, mayo del 2005.
178
pueda uno, como quiere uno, ya no hay este.. ya no hay desaf... ya no
hay reto ya…”67
Existen diversos tipos de versos, sin embargo, como señalé anteriormente este no
fue un tema en el cual profundizáramos durante las entrevistas. Para conocer más
tipo de verso se le puede preguntar al Profesor Andrés Moreno director de la Casa
de Cultura de San Andrés Tuxtla, quien tiene un conocimiento profundo del tema
del fandango y de la región en general68.
Don Luciano explica, contrario a lo que afirma Don Rogelio Balderas, que antes
que en los fandangos la gente cantaba “como podía”, además explica que en la
tarima los bailadores hacían “como podían” o “como querían”, es decir que no
estaba establecida con tanta claridad el que en el verso se mudancea, en el
estribillo se reinicia el zapateado y se lleva a cabo la coreografía y cuando no hay
verso se zapatea, baila o repiquetea libremente o con enjundia. Ante la pregunta:
¿que es lo que hace un cantador para que usted diga ese es un buen cantador?
Don Lamberto respondió lo siguiente:
68 También se puede consultar la tesis de Alejandro Huidobro Los fandangos y los sones. La experiencia del son jarocho. México: Universidad
Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, 1996; Patricio Hidalgo recientemente publicó una extensa compilación de versos, los cuales fueron
derivados, en gran parte del conocimiento y trabajo del Profesor Andrés Moreno, director de la Casa de Cultura de San Andrés Tuxtla.
179
“L.- Ve usted a un cantador en un fandango, cómo ve si canta bien o
canta mal, pero, es ahí un cantador usted como conocedor del verso y
son y acoplamiento a los músicos usted dice: “aquel cantador sí es
bueno, porque va sobre la música” ¿no? Le lleva la vuelta a como es el
son, él [refiriéndose a su papá, Don Luciano] podría decir eso, pero
como ya esta grande pus ya se le va ¿no? y aquí el cantador, si escucha
usted de fandango buena voz, buenos versos y buen son…
P.- ¿Buen son?
L.- Un Toro, un Zapateado, una Bamba, un Colas y al cantar y el
bailador, y ahí sí el bailador se oye clarito lo bueno, al menos de ellos
empieza a tocar el son porque acá somos nueve tocadores, le
agarramos bonito, eh, aquí, entonces ya se meten a bailar, empiezo a
cantar, ya cambia, ya va zapateado, dejo de cantar, vuelven a bailar, y
da la salida: taz. Eso ya un poquito se le mueve y antes no, antes era
una regazón y cantaban uno allá y cantaba otro acá, otro acá, otro acá y
bailaban, toreaban ¡eh! El caso es que se divertían.”69
En general, un buen cantador se le caracteriza por aquel que sigue la música, que
puede cantar con volumen o que se le escuche y el que cuenta con un gran
repertorio de versos, aunque claro que aquel que sabe improvisar es muy
admirado. Aunque no es muy común que se hable de mujeres jaraneras en los
fandangos de antaño, si las llega a haber, pero lo que no cabe duda es que ha
habido siempre mujeres cantadoras. Hay diversos ejemplos de lo anterior y las
personas que recuerdan a mujeres cantando en un fandango generalmente
afirman que lo hacían muy bien. Empero, no profundicé sobre el tema de los
versos en el fandango por lo que apenas incluyo algunas referencias.
180
La madera más común para su fabricación es el cedro, rojo o blanco, pero puede
ser también de palo de aguacate, juanacaste u otras maderas blandas y se
prefieren las maderas con pocos nudos.
Feliz Baxin, Don Juan Pólito, entre otros, señalan que las mejores jaranas son las
que se hacen de raíz. A la raíz del tronco del cedro se le corta una tabla horizontal,
de tal forma que el árbol creciera del centro de la jarana o guitarra de son hacia
arriba. Ambos pueden mostrar que su jarana tiene lo que parece un nudo a la
altura de la boca y ese es el centro de donde hubiera crecido el árbol.
Las técnicas de laudería en las últimas décadas han evolucionado, tomando como
modelos técnicas de laudería de instrumentos europeos y de conservatorio, como
el violín por ejemplo, del cual incluso pudieron haberse derivado originalmente
esta familia de cordófonos. Las herramientas que se pueden encontrar ahora en el
mercado también han influido en el desarrollo de las técnicas de laudería y
muchos lauderos toman técnicas antiguas locales pero trabajadas con
herramientas modernas. Así mismo también existen los lauderos que saben labrar
un instrumento con herramientas rústicas como un pedazo de metal usado como
formón o con “puro machete”. Sin duda es más rápido y sencillo usar un taladro
para vaciar la caja de un instrumento, pero algunos músicos dicen que el sonido
que le queda a un instrumento ahuecado con herramientas eléctricas va a sonar a
lata70 y en cambio un instrumento ahuecado con formón o machete mantendrá su
sonido a madera, con cuerpo.
Hay algunos músicos que prefieren un instrumento brillante con sobradas capas
de goma laca o incluso barniz de muebles, otros argumentan que el sonido es
mejor si solo se cubre la madera lo suficiente para protegerla y consideran que el
barniz es un sacrilegio. También hay diferencias en la preferencia de clavijas de
madera o maquinaria. Por un lado los que nunca han afinado un instrumento de
cuerdas sin maquinaria argumentan que la clavija de madera se desafina
181
constantemente y que no es precisa. En cambio, los que prefieren la clavija de
madera argumentan que la maquinaria es demasiado pesada para esta clase de
instrumentos y le afecta tanto la cualidad sonora como la estética y aun así no hay
una diferencia significativa en la forma de afinar y si bien se llega a desafinar el
instrumento, el saberlo afinar es un requisito indispensable de un buen músico.
71 Don Juan Zapata, serie de entrevistas en Santiago Tuxtla, abril y mayo de 2005.
72 Seminario de la Cátedra Jesús C. Romero en el Centro Nacional de Información y Documentación Musical “Carlos Chávez” (Cenidim) en noviembre
del 2005.
182
entrastado, en la estética y los acabados, así como el que los instrumentos sean
similares entre sí, tomó como ejemplo algunas jaranas de uno de los lauderos más
afamados de esa ciudad: Don Pablo Campechano. En cambio los dos ejemplos de
jaranas de San Andrés Tuxtla eran jaranas rústicas, los lauderos que las
fabricaron parecen enfatizar la sonoridad y el que cada instrumento sea distinto al
anterior. Cabe señalar que en ambas ciudades hay lauderos con distintos estilos,
carece de sentido tipificar a ambas ciudades como si todas las jaranas de uno y
otro repitieran estas tendencias, no son características para establecer a priori
sino tendencias.
73 Los músicos de Santiago Tuxtla y San Andrés Tuxtla niegan que esta denominación sea local o antigua, con excepción de Don Ildefonso Medel
Mendoza alias “Cartuchito”. Varios afirman que son denominaciones actuales y que vienen de fuera de los Tuxtlas.
74 Entrevistas a Don Ildefonso Medel Mendoza, Vista Hermosa, Municipio de Santiago Tuxtla, abril del 2005.
184
Fig. 4 “Tesituras o rangos de las diferentes guitarras de son.”75
La ejecución de la jarana se puede describir como un rasgueo percutido. Los
mánicos y rasgueos son libres, pero esencialmente responden a las
particularidades de cada son, por ejemplo la Bamba puede ser tocada de diversas
formas, tres de las básicas pueden ser representadas de la siguiente manera. :
V7 I IV
Ð↑↓↑↓↑↓↑ Ð↑↓↑↓↑ Ð↑
↓Ï↑↓↑↓↑ ↓Ï↑↓↑ ↓Ï
Ð↑↓Ï↓↑↓↑ Ð↑↓Ï↓↑ ↓↑
Fig. 5 Cuadro de tres variantes del rasgueo del son de la Bamba.
La dirección de las fechas indica la dirección del mánico.
Las flechas gruesas y oscuras representan el acento.
185
La jarana es el instrumento indispensable para llevar a cabo un fandango. Incluso
se entiende por “jarana” un sinónimo de “son”. Diversas personas hablaron de el
“son de la jarana”, como la base musical del fandango, este tema lo abordamos
más adelante.
76 Se puede conocer detalles sobre las espigas, posibles materiales y formas de ejecución en Op. Cit. García Ranz, Francisco y Gutiérrez Hernández,
Ramón (2002).
186
La función de la guitarra de son no es enteramente reemplazada por la leona que
se ejecuta bajo otra lógica, bajo la lógica de un bajo aunque con sus
particularidades. La antigua guitarra de son llevaba la melodía como ahora lo
hacen los denominados actualmente requintos. El requinto tuxteco también puntea
la melodía pero corresponde con registros más agudos que el de la guitarra de
son. A continuación mostramos la figura que, en un determinado momento, una
guitarra de son segunda, podría entonar para “arrancar” el son del Balajú, este es
un son de montón.
187
5.3.2.3. El violín tuxteco
Este es un instrumento que se ha considerado característico de la instrumentación
tuxteca. Es de madera de cedro y lleva también otros materiales que pueden
variar. El arco del violín rústico suele ser de cedro con hilos de nylon, hilo de
pescar, delgado.
“El violín se utiliza más en los Tuxtlas, mientras que en Soteapan usan
uno burdo y pesado, labrado en una pieza, derivado aparentemente del
ravel.”77
En los Tuxtlas quienes fabrican violines también los hacen de una sola pieza,
aunque hay algunos lauderos (Héctor Luis Campos Ortiz, Luis Lavalle, quizás
entre otros) que han adoptado las técnicas de laudería para violines occidentales.
Así mismo se pueden encontrar violineros que prefieren comprar violines
industriales pues además de que les parecen más vistosos afirman que suenan
mejor78, otros consideran que el volumen que se requiere para el fandango solo
puede lograrse con los violines rústicos.
78 Un violinero de Catemaco explicó que los violines rústicos no tienen tanto volumen como los industriales que además afinan mejor.
188
se ha dado a conocer en el movimiento jaranero y que se le considera como
representativo del estilo de música tradicional. El hecho de incluir el violín en el
grupo fortalece y respalda esta imagen.
189
juntar tres violineros, uno de ellos apenas aprende a tocar por lo que no
participaba activamente en el fandango. De los dos violines que sonaban, uno era
un músico de Catemaco que traía un violín comprado, industrial; el otro era Don
Rodolfo Cobix Ixtepan, un violinero de Texcaltitan, Municipio de San Andrés. Este
también estuvo presente en el fandango para la Virgen de los Remedios en Cerro
Amarillo donde fue el único violinero.
Don Rodolfo explica que nadie le enseñó a tocar violín ni a construirlos. Su papá
era jaranero, así como algunos tíos, el violín conocimiento sobre la ejecución del
violín así como su construcción le fue otorgado por la Virgen de los Remedios.
Esto puede ser considerado por algunas personas como brujería y hay otros
violineros en la región que son temidos, se dice que para aprender a tocar el violín
se debe hacer pacto con el diablo. Doña Micaela narra de un violinero brujo:
En Los Méridas, Municipio de San Andrés Tuxtla vive otro violinero, este además
toca el requintito y es de los principales o el principal impulsor de que en su
comunidad los jóvenes aprendan nuevamente a ejecutar los instrumentos del
fandango. Este recibe apoyo del Prof. Andrés Moreno de la Casa de Cultura de
San Andrés Tuxtla y su hermana Sandra Oliva quien imparte talleres de zapateado
a un grupo bastante grande de jóvenes y niños que se entusiasman con el
fandango. Este violinero explica que puesto que él aprendió a tocar solo, que
nadie le enseñó, él no sabe cómo enseñar. Desconozco si su aprendizaje del
violín vino con algún rito o invocación de algún santo, pues no lo menciona en la
entrevista. Sin embargo ofrece una explicación clara de la función de los
instrumentos en el fandango, explica la ejecución del violín de la siguiente manera:
Los ejemplos que Don Rodolfo pudo mostrar con respecto a la ejecución del violín
muestran que éste va “dibujando” el son que el ensamble completo de
84 Nuevamente tenemos que un entrevistado equipare “la jarana” y “el son”. Sobre esto ahondaremos más adelante.
191
instrumentos transmite. Es decir que las figuras que hace el violín no son tan
elaboradas ni variadas como las de la guitarra de son o los requintos, pero
presenta similitudes en su función, es decir que sigue el “son de la jarana”
llevando la base de la melodía, como una simplificación y repetición de la figura
introductoria de cada son que declara la guitarra de son. Una diferencia evidente
es que el violín no desarrolla las figuras tanto como el requinto o la guitarra, más
bien se mantiene por más tiempo en un conjunto más reducido de variantes de la
figura.
Son bien conocidas las referencias de cuerdas de tripa, sin embargo en cada
región estas eran elaboradas de la tripa de diversos animales, en los Tuxtlas, Don
Juan Pólito Baxin afirma que únicamente se podían hacer de tripa de res, la cual
era frotada con aceite de olivo y colgada de una cuerda con algo de peso que la
estirara. Estas, afirma, se rompían con facilidad, recuerda que una cuerda podía
durar “dos o tres huapangos”86.
192
que se estirara, así como ahorita que hay mucho sol, había una carrera
de aquí hasta allá...”87
También son comunes las referencias a las cuerdas de seda, estas eran utilizadas
para los instrumentos más agudos o incluso en un requintito, jarana o guitarra de
son se podían poner cuerdas de seda para las que serían más agudas y cuerdas
de tripa entorchadas para las graves. Don Juan Zapata afirma que las cuerdas de
seda se “desparpajaban” y esta era su desventaja, pero, recuerda que su sonido
era muy bello.
“Yo me acuerdo que había ocasión allá de chamaco que los jaraneros le
decían una planta que se llama ixtle, se da cuenta que mi abuelo le
raspaba, y yo tengo sesenta y seis de años, el tiene ochenta y seis creo
que siete, yo soy el mayor éramos nueve hermanos ora somos ocho uno
ya murió, entonces mi abuelo le sacaba hilo esa mentada, esa como
maguey, pero se llama ixtle, entonces sacaban los como hilos y ese
mismo le ponían a la jarana. […] Sí, todos economizaban mucho. […] Sí
lo torcían según quisieran delgadito y gruesesito.”88
Una referencia sumamente interesante que ofrece Don Juan Pólito Baxin de San
Andrés Tuxtla son unas cuerdas que eran hechas de nervio o venas o algún
filamento derivado de una culebra conocida localmente como la voladora. Afirma
que con estas, cualquier jaranero “maldoso” lograba “apoderarse de la tarima”
pues con solo tocar dichas cuerdas, las de tripa se reventaban al instante. Puesto
que me parece una referencia de sumo interés incluyo la cita completa, con
mínimas omisiones de algunos textos repetidos:
87 Ibíd.
193
J.- Si, me dice Andrés ¿Por qué? Dice: Me dijo un señor que cuando
estaban tocando llegaba otro tocador con la jarana y se oía de que traía
buena jarana, azotándo la jarana. ¿Por qué será? Dice, que los que
estaban ahí ya tocando y ya veían que llegaba este y al rato ¡pau tau!
todas, dice, se reventaban las cuerdas.
P.- ¿Y por qué?
J.- Le digo: te voy a contar el secreto cual es, porque yo, como anduve
ya mucho tiempo tocando, hay gente que le cae uno y hay gente que no
le cae uno. Como que le parece mal cuando que uno está un son
tocando y los que bailan se están divirtiendo, como que se encelaban de
que uno era bueno pa tocar y por eso ya esos llegaban también tocando,
pero como traían ciertas cosas ya los malvao, ya cuando empezaban
tocando ya empezaba a reventar las cuerdas. Dice: ¿Había un secreto?
Sí le digo, había un secreto, ¿ah si? sí, le digo. […] Dice Andrés, ¿tú lo
supiste eso? Sí porque como yo aprendí muy chamaco y como mi tío, le
digo, me dio muchas cosas, porque era buen jaranero, buen vérselo y
buen bailador. Ese cantando se oía bien bonito, le daba la detonación,
con su paliacate volando ya con sombrero blanco, bonito mi tío, ah sí.
Dice: ¿Y supiste el secreto? Digo: Sí lo supe, ahora digo ya esas cosas
creo que ya no daría buen resultado, dice: ¿por qué? Le digo: porque
cambiaron las cuerdas, este es bien difícil para que lo revienten porque
estas ya son cuerda especial.
P.- Más duras.
J.- Más duras digo, sí. […] Este, fíjate que hay una víbora en el campo
que le llaman, este voladora, porque hay víboras que tienen como tres
metros de largo, son pinto, amarillos, negro, bonito la víbora.
P.- ¿Es venenosa?
J.- No, no es muy venenosa, porque dice la gente que es víbora manso.
P.- Y esa es la voladora, es larga, muy larga.
J.- Sí, de buen grueso así.
P.- ¡¡Ah gruesesota!!
J.- Lo mataban y lo amarraban en el cuello con una hilaza doble y lo
metían en un río ya como el de Santiago, como ese río que está
corriendo, del lado de las piedras lo acomodaban. A los ocho días ya lo
194
iban a ver y ya nomás las puras venas, las puras venas. Y hay venas
que se puede secar y se puede agarrar para cuerdas, y eso es el que
agarraba los maldosos le ponía una cuerda de esas y claro que subía
arriba.
P.- ¿Quién es el que agarraba de ese?
J.- Pues ya cualquier maldoso que quería hacer la maldad llegando, ya
empezaban a tronar las jaranas, porque se reventaba porque lleva la
cuerda del señor que llevaba la cuerda, ja ja ja.
P.- ¿Ah si? […]
J.- El que lo estudió eso, no crea que fue tonto, lo estudió porque fue
maldoso, y por ahí entre la palomilla se cuentan las cosas. […] Se
puede decir era el único que llegaba en los huapango y se ponía a tocar,
no hay quien lo podía porque se apoderaba del entablado tocando.
P.- ¿Usted nunca uso de esas cuerdas?
J.- No.
P.- ¿Porque era de puro de los maldosos?
J.- Sí puro de los maldoso, no, no. El que sí acostumbré como me dijo el
consejo mi tío, de que con las esas palmas benditas, de que se
bendicen en domingo de ramos, se agarra unos pedasaje y se combina
con incienso y se quema y ese humito ya a la hora de salir se deja.
P.- Por atrás, por adelante, así toda la jarana y ya se va. […] Oiga, y de
esa viborita, ¿no se usan esas víboras luego pa curar?
J.- No eso no, ese es, dicen que es manso, dicen, y que alguno de los
que se ha descuidao este los ha chirrionao, se puede decir cuando se
enoja de el colazo y llega por pie y eso dice la gente, ¿no? Y una vez mi
hermano nadaba rozando y se encontró con uno de esos dice me dio un
martinazo pero no me llego dice.
P.- Si? Ah. […]
J.- Ese solamente yo lo recogí con mi tío.
P.- ¿Y usted sí llego usted a ver que estuviera en un fandango y llegara
alguien con cuerdas de esas?
J.- Sí.
P.- ¿Y sí se escuchaba bonito?
J.- Como no, muy bonito que se escuchaba porque afinaba eso, lo
195
entona mucho la jarana, bonito se oye la jarana con una cuerda de esos,
no le pone mucho, nomás uno o dos, nomás pa hacer maldad...”89
Los materiales que se usaban para hacer cuerdas en el pasado y los símbolos que
en ellas se manifestaban será para nosotros en la actualidad un misterio. Lo que
cabe notar de la narración de Don Juan Pólito son algunos elementos sobre el
fandango que contribuyen a comprender el sistema musical que en él imperaba y
sobretodo el imaginario que sustentaba el universo sonoro de aquellos tiempos.
Entre otros, resulta interesante el que se “apoderaban del entablado”, la tarima
como un espacio en el cual se manifestaban las luchas de poder de los
integrantes de la comunidad.
M.- …televisión no había nada, nada de esas cosas, por ahí no había
nada de esas cosas, ya le digo nomás la flauta que como, este, le digo
que ponen para tener el sonido, antes no había nada.
P.- ¿Qué tocaban en esas flautas, tocaban paso doble?
M.- Sí.
P.- ¿O tocaban cumbias o como que tocaban? o tocaban sones.
M.- Tocaban sones! Cumbias ya no, sones, […] tocaban de eso de
89 Juan Pólito Baxin, entr. cit. Este fragmento de la entrevista formó parte de una ponencia presentada en el II Foro Nacional de Música Mexicana: Los
instrumentos musicales y su imaginario, llevado a cabo en Pátzcuaro, Mich. en septiembre del 2005. El título de dicho trabajo fue: “Anécdotas y
narraciones sobre los instrumentos y su imaginario: Don Juan Pólito Baxin de San Andrés Tuxtla, Ver.”
90 Incluimos los datos obtenidos en el trabajo de campo, para mayores referencias sobre instrumentos adicionales, así como datos interesantes sobre
las técnicas de laudería, entre otros temas relacionados a los instrumentos del Sotavento, se puede consultar op. Cit. Alfredo Delgado Calderón (2004).
196
jarana91, la bamba, el zapateado, el toro, el aguanieve, y huuuu la
llorona, la este la vieja chichibe…”92
91 Otra referencia a la “jarana” como sinónimo de “sones”, como el término genérico para aludir a la instrumentación, música y fiesta de fandango.
92 Entrevista a Maria Gorgonio Roque y Fidencio Campechano, Santiago Tuxtla, marzo de 2005.
93 El grupo Matanga presentó sones nuevos a los cuales incorporó trompeta en los Encuentros de Jaraneros de Santiago Tuxtla, tanto en el 2004 como
en el 2005. Así mismo el trompetista se hizo presente durante el fandango, algunos músicos se retiraron molestos, otros procuraron ser tolerantes y
estar abiertos a las innovaciones.
94 Desconozco una fuente o texto que pueda confirmar esta afirmación, sin embargo algunos músicos jóvenes así lo afirman y por lo tanto vale la pena
mencionarlo.
197
Además de la leona, el bajo, el tololoche u otros, pueden encontrarse en el
fandango, aunque como señalé anteriormente, esto sucede con más frecuencia en
los fandangos juveniles o en los más multitudinarios. Los soneros viejos no
mencionan la leona más que para señalar lo que a ellos les parece que no debe
ser un instrumento. Don Juan Zapata95 afirma que los instrumentos “de caja ancha
no sirven” dice que no suena, solo retumba, esto mismo es lo que a los actuales
leoneros puede resultar como uno de los atractivos del instrumento.
En Santiago Tuxtla hay diversos músicos que ejecutan con virtuosismo el arpa
jarocha que es un arpa diatónica. La ejecución del arpa es adecuada para el son
96 Se podría hacer una comparación de las arpas de la Tierra Caliente de Michoacán, Jalisco, Colima y Nayarit; hacer un estudio comparativo de los
sones del lado del pacífico con las funciones del arpa del Sotavento. No parece ser descabellado que el arpa llegó al puerto de Veracruz por las vías de
los arrieros que salían del puerto rumbo a occidente, el movimiento de arrieros, comerciantes, y otros por ese antiguo camino (Veracruz-Guadalajara)
afectó la conformación étnica de ambas regiones y generó intercambios culturales.
198
jarocho estilizado, sin embargo cuando hay un arpa en un fandango no cabe duda
que puede enaltecer la música pues es un instrumento con una sonoridad muy
particular y bella. Sin embargo no es considerado un instrumento tradicional de la
región y no es frecuente encontrarse con un arpa en un fandango.
“En la zona de los Tuxtlas no hay arpa. Hay algunos que tocan pero es
que han ido a aprender a otro lado, ¿no? No era tradición tocar el
arpa.”98
98 Entrevista a Héctor Luis Campos Ortiz, director del grupo Rio Crecido, Santiago Tuxtla, abril del 2003.
199
percusión y su forma de “declarar el son” debe ser de acuerdo con la tarima, por
ser, empero, el instrumento de percusión más importante.
99 Entrevista a Don Chico Hernández realizada por Alejandro Huidobro y Ramón Gutiérrez en 1994.
200
puede decir por dos a la posición de los acordes, como a la afinación del
instrumento, sea jarana o guitarra.
Don Juan Pólito explica que una guitarra de son afinada por dos, sólo utiliza un
dedo en cada acorde, la afinación por cuatro utiliza dos dedos en cada acorde;
pero quizás otros músicos presentarían una explicación distinta.
“P.- Y cuando no se toca por cuatro, por dos... ¿cómo es tocar por dos?
J.- Este... Se le afloja el bordón de la jarana, por decir…
P.- ¿Se le afloja el bordón de abajo?
J.- Sí, el de abajo.
P.- ¿O el de arriba también?
J.- más bien dicho una detonación que se le baja, se dice por dos. […]
Por eso, ahorita lo estaba yo tocando por menor, pero si llegare otro con
jarana toque por cuatro y entonces aquí nomás le aflojo dos cuerda o le
aflojo nomás una cuerda y ya me pongo a tocar con el.
P.- ¿Y por dos y por menor es lo mismo?
J.- Es lo mismo sí, porque por menor se le mueven nomás tres dedos.
P.- ¿Aha?
J.- Por cuatro se le dice porque se le aplasta dos y dos funcionan
[dedos], por eso se le dice por cuatro.
P.- ¡Ah por eso! Porque son dos y dos, y por dos es uno y uno.
J.- Sí (risas).”101
Este aparente caos no es muy distinto al que habría regido la música barroca
europea pero incluso entonces el caos es aparente, en la realidad habría sido
sumamente complejo más no necesariamente caótico. La variedad de afinaciones
y el uso de tonos que no se restringen únicamente a aquellos que tienen como
punto de partida el La440 (A 440) eran muy comunes en la música europea
barroca, de hecho no es sino hasta 1955102 que se estandariza que la afinación de
101 ibid
102 Sadie, Stanley (ed.) The New Grove Dictionary of Music and Musicians. Londres: Mcmillan Publishers Limited, 1994 (1a impresión 1980).
201
las orquestas y del piano sería a la altura de la nota señalada. Esto resulta muy
interesante para comprender el sistema musical de la música del fandango ya que
esta sin duda adoptó muchas de las formas de la antigua música venida de
Europa, así como de los instrumentos. La afamada guitarra barroca no era más
que uno de tantos cordófonos que viajaban en barcos de ida y vuelta por el
Atlántico. Las diversas dimensiones de las jaranas pueden ser vistas como
reminiscencia de aquellas formas de concebir los instrumentos en el barroco, que
además de ser de tamaños diversos, las afinaciones no estaban estandarizadas y
por lo tanto variaban enormemente.
Una descripción que hace Don Ildefonso Medel “Cartuchito” da cuenta del
complejo sistema de afinaciones y de ensamble de instrumentos que
antiguamente era característico del fandango de los Tuxtlas. Aun hoy, Don Pablo
Campechano elabora las jaranas primeras de tal forma que están difilmente
pueden ser afinadas por cuatro (la afinación que actualmente es la más común y
en la que se afinan todos los instrumentos del fandango) y en el sol (G) que se
deriva del La 440 (A 440). Dicho laudero explica que las jaranas pequeñas
siempre han tenido una afinación distinta a las grandes y no hay razón para forzar
las cuerdas a que suenen igual pues además de estar en un registro diferente a
las terceras o tres cuartos, estas pueden y deben tener una sonoridad diferente.
202
P.- ¿Así por cuatro?
M.- Sí así.”103
Don Medel también señala que había muchas afinaciones para jarana, mientras
que para la guitarra o requinto no había tanta variedad104.
También Don Juan Pólito explica la manera en que se afinaba, él no resalta las
distintas afinaciones entre los instrumentos, por el contrario, muestra que cualquier
músico se afinaba al tono del fandango y a la afinación por un lado que se
acoplara con la afinación del fandango y por otro lado que le quedara al
instrumento.
J.- Sí, ahora este está variado la cosa, si allá la gente esta tocando por
cuatro, este no pega por cuatro, pega en otra postura. [Se refiere a la
posición del acorde]
P.- ¿Por qué?
J.- Porque se le agarra la detonación, porque si llegas a ponerlo también
como están tocando por cuatro, no pega la detonación, ya queda uno
choteao, si porque ya no pega. Compró la jarana que no pega.
P.- ¿Entonces antes en un fandango se empezaba a tocar por dos y
todos por dos, puro por dos?
J.- Depende de la jarana, porque si este están tocando aquellos por
104 ibid.
203
chinalteco, otro agarra por chinalteco, otro por menor, otro por cuatro y si
este no pega en esos, pega en otra postura. Así es, porque si no, no se
agarra la detonación, tiene su cosa.
P.- ¿Entonces la primera jarana que llega al huapango cómo se pone?
J.- Este si van unos dos o tres, este dice oiga guitarrero, pon tu guitarra
vamos a tocar, si hombre lo pongo por cuatro o como yo quiera tocar y
ya ellos van a poner la detonación.”
Actualmente entre los jóvenes jaraneros tanto de Veracruz, como de otras partes
del país e inclusive del mundo, predomina la afinación por cuatro, tanto en la
guitarra de son como en la jarana y otros más, hacen uso de la llamada afinación
universal, sobretodo en la jarana. Don Juan Zapata de Santiago Tuxtla, llama
chinalteco a lo que podríamos considerar el equivalente de la afinación universal,
esta es igual a la que se utiliza para la guitarra española, pero sin la sexta cuerda,
el Mi (E) grave.
Cabe señalar, que lo principal de cualquier afinación son los intervalos entre una y
otra cuerda, por lo tanto, la afinación puede ser a partir de cualquier nota.
Actualmente la afinación por cuatro suele partir de la nota Sol (G), o al menos así
es como se ha difundido. Pero, esto varía según el pueblo, región o preferencia
particular de los músicos; en Chacalapa, por ejemplo, tenemos que los músicos
suelen partir de un Sol sostenido (G#) o La (A), es decir, que prefieren tocar con
las cuerdas tensas y más agudas105 y en cambio, en Santiago Tuxtla suelen partir
105 Don Delio de Chacalapa, Ver. explica que esto tiene una razón de ser, ya que en el pasado se afinaban los instrumentos muy bajos, pero el
volumen del ambiente, especialmente el ruido de las ferias los fue obligando a subir la afinación para escucharse mejor.
204
de un Fa sostenido (F#) o Fa (F), es decir, que prefieren una afinación más grave.
En ambos casos no sería extraño encontrarse con que tanto al Fa (F) y Fa
sostenido (F#), como al Sol sostenido (G#) y La (A) se les llame indistintamente
“Sol” (G). En ambos casos, también la disposición de los intervalos corresponde
con la afinación por cuatro. Hay quien afirma que el tono debe ajustarse a la voz o
voces de los versadores, esto era congruente cuando en el fandango había
personas que se dedicaban exclusivamente a versar, entonces el tono elegido era
el que mejor se acomodaba a la voz de éstos o de uno, el principal o el que llegara
primero.
El Son de La Morena, por ejemplo, es conocido como un son en menor, pero Don
Dionisio Vichi, entre otros, de Santiago Tuxtla lo ejecutan en el tono que
tradicionalmente se nombra menor, es decir en Fa mayor (F) lo que en ocasiones
resulta estar en realidad en Mi mayor (E). Llama la atención de los jaraneros
205
actuales que La Morena sea ejecutada en un tono mayor y se refieren a ella como
La Morena en mayor, aunque Don Vichi seguiría considerando que es un son en
menor. Esto es un ejemplo de las diferencias entre lo que entienden unos y otros
por los términos “mayor” y “menor”.
Los soneros viejos han ido olvidando el antiguo sistema de afinaciones, pero aun
si lo recordaran, los jóvenes no sabrían seguirles el paso. Lo que es
desafortunado de esta situación es que las antiguas afinaciones no
necesariamente fueron olvidadas por imprácticas, sino por un desprecio general a
las formas del pasado y por la búsqueda de ser más parecidos a la sofisticada e
imponente “civilización moderna”, implícitamente menospreciando y generando el
olvido de los elementos que componían el complejo sistema musical del fandango.
5.3.5. La tarima
En otro capítulo expusimos que la tarima bien puede considerarse como un
instrumento. Esto es casi incuestionable en los Tuxtlas, sobretodo para los
músicos jóvenes o los que han tenido contacto con el movimiento jaranero, pues
de otra manera el concepto mismo de instrumento no siempre es claro o igual a la
definición que se puede encontrar en un libro.
106 Entrevista a Don Utrera realizada en video por Alejandro Huidobro y Ramón Gutiérrez en el “Hato”, Mpio. Santiago Tuxtla, 1994.
206
La tarima es quizás el instrumento que en jerarquía de importancia le sigue a la
jarana. No se puede llevar a cabo un fandango sin jarana y aunque sí se puede
hacer sin tarima, el zapateo aun está presente en tanto se le denomine a la fiesta
fandango. Por lo tanto podríamos decir que la tarima es un instrumento y en su
ausencia el suelo puede serlo también. Sobre la presencia o ausencia de la tarima
ahondaremos en los apartados siguientes, lo que cabe resaltar por ahora es su
importancia como la arena en la cual se desarrolla tanto el diálogo y la
organización musical como la organización social.
“Pues, tocar con tarima para nosotros es un requisito, para Río Crecido
es un requisito tocar junto a la tarima, si no pues sentimos que falta algo
en la música, el zapateo es parte de esa comunicación.”107
5.3.5.1. Su construcción
La diversidad de maderas para construir tarimas y la manera de construirlas varía
enormemente. Las mejores son las tarimas de madera muy seca y dura, las hace
sonoras y no es necesario golpear fuertemente con el pie para que esta produzca
un sonido contundente. Las maderas preferidas son el roble109, cedro, caoba y
actualmente son muy comunes, por económicas, las de pino.
109 Doña Juana Cobos entrevista en el Hato, Municipio de Santiago Tuxtla, abril 2005. Afirmó que: “Ese se ve que es de roble pero bonitas son de
cedro.... ha’ su son las mas bonitas”
207
P.- ¿De qué madera es su tarima?
L.- De tabla.
P.- ¿De tabla de pino?
L.- No, creo que de mango o algo así.
P.- ¿De mango?
208
En el clima húmedo lluvioso del Sotavento es difícil que las tarimas se mantengan
secas por mucho tiempo, si acaso llega a mojarse no se debe poner a secar al sol
sino a la sombra. Aun si es de madera buena si se moja o humedece por el lodo
que traen los bailadores en los pies, por el sereno o por la lluvia, se usa pero
seguramente los bailadores se quejarán de lo dura que está. Cuando se dice que
la tarima está muy dura, es porque cansa al bailar, cuando la tarima está muy
blanda generalmente el problema es que el o la bailadora que es ligera rebota si
acaso baila con un bailador pesado o grande.
En San Andrés Tuxtla las tarimas suelen tener 4, 6 u 8 patas, como de cama, por
lo que quedan más altas y esto se dice que se hace para que el sonido no se
quede atrapado dentro de la tarima. También tienen la particularidad las tarimas
de San Andrés de ser casi cuadradas, lo cual también es cómodo tanto para los
sones de parejas como los de montón o de mujeres. Aunque se prefieren las
tarimas amplias, el tamaño depende más de las posibilidades y el gusto de cada
quien.
209
Para ensamblar las tablas es preferible que sea con tornillos puesto que los clavos
se salen con el constante zapateo, lo que también se resuelve al momento
teniendo a la mano un martillo. Ocasionalmente entre uno y otro son puede
aparecer alguien que da de martillazos a la tarima, los clavos que se salen pueden
ser peligrosos y son muy incómodos para los bailadores. La manera más exquisita
de hacer una tarima es sin clavos ni tornillos, pues estos de alguna manera
afectan la sonoridad del tablado, esta opción resulta más cara y más elaborada,
implica ensamblar la madera usando solo la madera misma y una mínima cantidad
de resistol. Las tarimas que son enteramente ensambladas no son comunes de
ver, actualmente en la incipiente industria y el comercio del son se pueden
encontrar lauderos finos que hacen tarimas finas de cedro cuyo valor aumenta por
el hecho de no tener un solo clavo ni tornillo. Estas por lo general son pequeñas,
individuales, son tarimas pensadas para el escenario y la exquisitez de la
sonorización con micrófonos112.
112 Recientemente se comenzó a hacer promoción a la venta y elaboración de tarimas de maderas buenas, duras y sonoras en el grupo de discusión
de yahoogroups.com. Esto no es nuevo, pero el hecho que sea un tema presente en el internet denota su amplia difusión.
210
5.3.6.2. Cuando no hay tarima
Cuando se da el caso que en un fandango no hay tarima, lo cual sucede cuando
se reúnen músicos y bailadores de manera improvisada, o cuando se convocó a
un fandango y por alguna razón no llegó la tarima, pueden suceder una de tres
cosas:
La segunda es improvisar una tarima con tablas que tenga la familia o tablas que
estén clavadas a una pared de madera que con facilidad se puedan desclavar, se
buscan clavos y en ese momento se improvisa un entarimado que debe quedar
levantado del suelo, lo cual también se puede hacer con otro material al cual sean
clavadas las tablas de arriba. En estos casos no importa que sean clavos, o
incluso como muestra el siguiente ejemplo, puede ser amarrada. Es temporal y al
113 Así fue el caso de enero del 2005 pues el gobierno anterior (Gabriel Arnao Oliveros: PAN) entregó el mando (a Yazmín del Carmen Copete: PRD) y
lo último que se entregó fue la Casa de Cultura, entre que se decidía quien sería director de esta, el préstamo de sillas para los fandangos del mes de
enero generaron inconformidades y todos terminaron por pedir tarimas y por conseguir las sillas por otro lado. En este respecto cabe señalar que no hay
sillas para los fandangos de las fiestas de Julio, las pocas sillas que hay pertenecen a los puestos de comida que se colocan en la Plaza Cervantina,
donde se construye la “Casa del Fandango”: una palapa.
211
terminar el fandanguito esta se desclavará o desamarrará y las tablas vuelven a su
lugar en el jacal o la pared de tablas de donde se sacaron.
L.- Este, a veces, cuando no había tarima entonces ponían dos un palo
aquí y el otro acá […] y luego esta es la trabe y la vara ¿no? Y aquí
ponían la tabla y llegaba hasta acá […] así y la cubrían como de aquí pa’
acá y la amarraban y ahí bailaban.
P.- ¿Ahí bailaban? ¿Pero en el piso no bailaban?
L.- Pues como antes no había, bueno… en el suelo también de repente.
P.- ¿En el suelo de repente?
L.- Ey, de repente así cuando…
P.- ¿pero duraba mucho la fiesta si no había una… aunque fuera una
tablita?
L.- No ve que de ahí que se terminaba el fandango lo desataban
quitaban la tabla y ya, ahora si era ya tarima con fuerza ese ya tenia,
había una persona que fuera de gusto este… ponía de sus fuerza su
tabla y todo, ya y hacia su tarima pero esa era personal, esa tarima era
personal, porque ya ese era dueño cada vez que iba a haber fandango y
ya el que iba a hacer el fandango ya iba a alquilarle…iba a alquilar la
tarima pa’l fandango.
P.- ¿Y tenía que pagar?
L.- No.
L2.- Pues no, ya no más le daban como se acostumbra, su comida o
tamal […] Ya le daban, ya ese era como su pago del alquiler.”114
114 Luciano Campechano Mil (L) y Lamberto Campechano Rosas (L2), entr. cit.
212
lastimarse, pero aun así es seguro que se cansen y aunque se amanecen el
entusiasmo de la fiesta sin el entarimado no se puede comparar.
“M.- No, se cansa uno, en una ocasión mi hermano iba a ir, Manuel, pero
tuvo asamblea y no fue y nos fuimos con una cantadora que vive por
acá, y este después fuimos a... llevaron la Virgen, fuimos llegando como
a esta hora, uh fue por abril y un solazo que íbamos, este, sudando
porque estaba caliente el sol. Y ya llegamos, primero dieron de comer la
señora, la que llevo la Virgen y ya y empezaron a tocar, llevaron violín y
jarana y guitarra, dice la señora ¿y ahora en qué vamos a bailar si aquí
no hay entablado? y pos como no vino mi hermano, viniera él y fácil se
lo traían en otro carro, sí dice, pero no vino, y ya después nos pusimos a
bailar en el piso y sí se oía bonito, pero nos cansó mucho, cansa y en el
entablao no porque como es delgadito se oye bonito con tantito que
pisas y agarras el son, ya se oye, ay no, y ahí no, cansa mucho.
M.- Sin nada, pero casi no bailamos, nomás puro son de mujeres.
M.- Nos pusieron unas tablas pero se abrían las tablas y se oía feo, se
corría.
M.- No así amanecimos dos noches, pero casi no bailamos porque nos
cansó, sí, sí cansa, sí, sin entablao sí cansa.”115
213
En el “Hato” hay una tarima y es una tarima buena y amplia, sin embargo para
algunos fandangos no es lo suficientemente amplia. En el aniversario de Mono
Blanco en el 2005 habían muchas bailadoras que peleaban por poder bailar unos
instantes sobre la tarima, a Doña Juana le exaspera que el que quiere bailar no
pueda hacerlo, para estas ocasiones tiene guardada una puerta que coloca sobre
el suelo, al lado de la tarima buena. De esta manera se distribuyen las bailadoras,
pues la puerta no sirve para los sones de pareja, y cada una puede permanecer
un poco más de tiempo sobre la tabla sonora.
La tarima representa más que una tabla sobre la cual se va a bailar, incluso más
que un instrumento, es pues el centro de la fiesta y el espacio donde se elige
colocarla determinará donde se lleva a cabo el fandango. Si es un fandango para
un velorio de un santo o una virgen, la fiesta tendrá dos centros de convivencia,
donde están las cantadoras frente a la virgen o el santo y donde se ubique la
214
tarima. Cuando el fandango es uno de “las cocineras” es decir que es el fandango
previo a una boda que se hace un pequeño fandango el día anterior para que las
cocineras que el día de la boda estarán trabajando también puedan divertirse, la
tarima debe estar cerca de la cocina. En los fandangos de la rama la tarima
generalmente se pone en la calle frente a la puerta de la casa o comercio que da
el fandango, esto enfatiza el que el fandango sea público y la tarima se coloca
donde estuvo la rama atada a un poste o árbol al lado de la puerta de la casa o
comercio, para el momento del inicio del fandango esta habrá sido llevada a otra
casa o comercio. En fandangos privados, que se llevan a cabo en el espacio
particular de la casa o una terraza o jardín, la tarima se coloca al centro del
espacio donde se dará la convivencia.
Esta colocación tiene más de un sentido, el más claro y más importante tiene que
ver con el ensamble de los instrumentos, para escucharse mejor entre los músicos
sin que el percutir del zapateado se interponga entre el tañir de uno u otro
instrumento; es difícil que una jarana pueda dialogar con una guitarra que a la cual
apenas alcanza a escuchar. La colación alrededor de la tarima también tiene un
sentido jerárquico, quien lleva el fandango en un momento se coloca más cerca de
la tarima y los músicos que lo siguen se colocan atrás. El movimiento puede o no
215
ser constante, lo que lo define es una serie de acuerdos tácitos que, en su caso,
permite la rotación de músicos, evita la saturación de instrumentos y refleja el
respeto que hay o no entre los músicos participantes. Desde esta lógica un músico
que está en el proceso de aprender a ejecutar un instrumento o que es de menor
edad que los músicos que se encuentran al frente, deberá colocarse atrás,
mostrando así su humildad y reverencia para quienes tienen más edad o más
experiencia. Otro sentido que tiene esta forma de colocarse alrededor de la tarima
también tiene el sentido de permitir, por un lado que las o los bailadores suban y
bajen de la tarima sin tener que pasar entre los brazos de las jaranas, y por otro
lado que las personas que participan mirando puedan también disfrutar de la
fiesta. Es decir que también tiene un sentido que es de cierta forma escénico,
pues aunque el fandango no es un espectáculo propiamente dicho, la tarima sí es
un espacio escénico, es un escenario que responde a reglas de organización
social y musical distintas a los escenarios que actualmente son más comunes.
216
5.3.6.4. La desorganización en torno a la tarima
En los fandangos actuales estas jerarquías y el respeto o reverencia del papel que
juega cada quien se ha perdido. Los músicos, sean muchos o pocos, se colocan
alrededor de la tarima, ocupando los cuatro lados de esta y generando un
desorden en todos los sentidos. Para los músicos jóvenes parece ser sumamente
difícil el aceptar que haya un músico que lleve el mando y al cual se debe seguir,
por lo tanto se generan pugnas de poder manifestados mediante la música y todos
quieren imponer un estilo, un ritmo y una velocidad, el resultado es desastroso. Es
sumamente difícil seguir a una guitarra de son a la cual apenas se alcanza a
escuchar porque uno está de un lado de la tarima y otro del lado opuesto.
Pareciera obvio y sin embargo este es uno de los elementos más notorios en
cuanto a la desorganización de los fandangos actuales.
Los y las bailadoras tienen que pasar primero por las incontables filas de gente
que se amontona alrededor de la tarima (puesto que no hay sillas la gente que
observa se amontona detrás de los músicos que a su vez se amontonan en los
cuatro lados del tablado), luego pasar por una o dos filas de músicos, por si fuera
poco entonces se encuentra uno con las bailadoras que celosamente cuidan su
lugar pues a cualquier descuido un músico o un observador trata de ocupar.
Sobre la tarima es donde se escucha con mayor claridad la música, esto es por
razones obvias, todos los músicos, los instrumentos y los observadores miran
hacia ella y esta es el centro del convivio. Cuando los músicos están
amontonados en los cuatro lados de la tarima la música es inevitablemente
desordenada y esto se percibe claramente cuando está uno sobre la tarima. El
desorden llega a ser tal que uno llega a tener varias opciones de jaranas o
guitarras que seguir, la reacción del o las bailadoras suele ser seguir a los
instrumentos con más volumen y así mismo pensar que si zapatean con más
fuerza podrán imponer también ellos la base, esperando que los demás los sigan.
Esto resulta cuando los bailadores son experimentados y muy buenos, cuando no,
el desorden aumenta y aun así es sorprendente que el fandango continúa.
217
5.3.6.5. Organización sobre la tarima
Hay sones de montón o de mujeres y sones de pareja. Los sones de pareja, con
excepción del Colás, tema que abordaremos más adelante, se bailan actualmente
de una pareja a la vez, en el pasado esto habría presentado más variables, el
Fandanguito y el Jarabe son sones que se bailaban de dos parejas a la vez. Los
sones de montón que se bailan por parejas de mujeres, según la cantidad que
quepan en la tarima, también se van remudando por parejas, e igualmente los
sones de pareja puede cambiar un bailador o bailadora y el o la otra permanece
en la tarima. Para abordar el tema de la organización de la tarima es necesario
tomar en cuenta que ésta no se desarrolla de manera aislada sino como parte del
sistema musical total del fandango, es decir que las jaranas y demás instrumentos
y las voces que entonan versos determinan cuándo se dará el cambio de parejas,
cuándo se zapatea, cuando se mudancea. El cambio de parejas se puede hacer
al final del verso y el estribillo que se canta al momento, no antes.
218
los otros instrumentos, se vuelve una dinámica mecánica que limita enormemente
la calidad musical.
Los sones de mujeres en cierto sentido son más horizontales porque son más las
mujeres que bailan a la vez y si una va fuera de tiempo o haciendo pasos que no
corresponden con la música, no es tan evidente y no necesariamente echa a
perder la música, siempre y cuando hayan bailadoras experimentadas o que
bailen con firmeza y seguridad marcando con precisión el pulso. Se busca en el
remudar de parejas dejar a las bailadoras buenas durante varios versos, esto es a
un tiempo por las jerarquías y estas a su vez tienen sentido por la música misma.
219
En el remudar de parejas también se expresan toda variedad de alianzas y pugnas
entre los participantes, aquí se reflejan las dinámicas que suceden fuera del
espacio del fandango, con quienes hay alianzas con quienes no las hay. Se
acostumbra, entre amigas o hermanas, estar al pendiente cuando una de ellas se
sube a bailar que la otra la baje cuando se le ve cansada. Incluso esto puede ser
un acuerdo explícito, se le dice a la compañera: “Me voy a subir, tu me bajas
¿verdad?”. Cuando hay riñas o pugnas entre bailadoras una de las formas de
expresar el desagrado hacia una persona es no dejarla bailar, estar al pendiente
cuando esta se suba y bajarla cuando haya pasado un verso. Y al revés funciona
también, sobretodo en los sones de parejas, cuando se sube la que causa
desagrado se le puede dejar bailando y aunque se mire cansada no le hacen el
favor de bajarla. Como dijimos anteriormente en el fandango se encuentran grupos
diversos con intereses y formas de ser muy distintos, el espacio central del
fandango, es decir la tarima, es un espacio catártico, donde se trazan y expresan
constantemente las jerarquías y la interrelación de individuos y grupos.
En torno a la tarima se recrea un ritual en el que participa todo aquel que puede
hacerlo, aquel que cuenta con la competencia para participar. Competencia
entendida como la habilidad en el manejo de los códigos comunicativos. Para
Richard Bauman el performance es una forma de comunicación, una manera de
hablar para la cual se asume la responsabilidad de lo que se dice y se da por
hecho que hay una audiencia que recibe el mensaje122, la claridad del mensaje
depende de la competencia comunicativa y no únicamente del contenido del
mensaje. También plantea que un “evento” en sentido amplio, es una narración de
hechos, como la construcción de una oración que es coherente con el contexto
más amplio del cual forma parte, un evento narra detalles de las historias de los
presentes tanto a nivel individual como en el plano de la interrelación de
individuos123. En el fandango, la tarima es un espacio de expresión donde se
manifiestan jerarquías, desprecios, declaraciones de amor, desaires, juegos o
pugnas de poder, miradas, gestos, etc. que son también parte de la vida cotidiana
de los sujetos involucrados en cada una de las historias.
117 Blacking, John. How Musical is Man? Seattle: University of Washington Press, 2000 (1ª ed.1973)
118 Hood, Mantle The Ethnomusicologist. Nueva York, McGraw Hill Book Company, 1971.
119 Béhague, Gerard Performance Practice. Ethnomusicological Perspectives. Londres-Connecticut: Greenwood Press, 1984.
120 Herndon, Marcia y McLeod, Norma. The Ethnography of Musical Performance. Norwood, Pa.: Norwood Editions, 1980.
121 Bauman, Richard Story, Performance and Event, Contextual Studies of Oral Narrative. New York: Cambridge University Press, 1986 (1ª ed. 1986):
122 Ibíd.: p. 3
123 Ibíd.: p. 5
221
Gerard Béhague es uno de los autores que plantea que el performance es un
componente del ritual, retoma a Bauman y a Abrahams para enfatizar la
competencia comunicativa que garantizará la eficacia del ritual. Al conjunto de
normas preestablecidas se le agrega la cualidad emergente del perfomance, es
decir la improvisación, la sorpresa, la creatividad individual que hace que cada
evento performativo sea único e inigualable aunque a su vez inmutable.
124 Rappaport, Roy Ritual y religión en la formación de la humanidad. Michigan: Ann Arbor, 1997.
222
acontecimiento místico. Se le profesa una fe y una doctrina. Igual que
muchos otros ritos, tiene su música propiciatoria, sus movimientos
invocativos, sus convocatorias a las fuerzas sobrehumanas. Su
dimensión ritual también ha creado una jerarquía tanto terrenal como
espiritual. Surgen así las figuras legendarias, los sacerdotes y las
pitonisas del son. A su alrededor se concentran costumbres, historias,
mitos y supersticiones. En un plano más terrenal, se van distinguiendo
estilos y formas específicas, determinadas piezas o versos
corresponden a determinados individuos, a determinadas situaciones.”125
Marcia Herndon, entre otros, propone que uno de los métodos para acercarse a
conocer las normas de un sistema musical es a través del registro y análisis de
categorías que describen al evento performativo, es decir las “categorías nativas”.
Y aclara que existen normas reales, que invariablemente deben cumplirse, y
normas ideales, es decir que solo existen en teoría, no es trascendental la
consecuencia de que se rompa la regla. Esto se puede entender desde diversas
perspectivas, de acuerdo con el foco de interés del investigador. Nuestro foco de
223
interés es, en esta fase del trabajo, la música, las normas que rigen la ejecución
musical en el fandango. Partimos de la idea que las “categorías nativas” nos darán
elementos para lograr englobar en uno o dos conjuntos, todas las intricadas
normas que imperan alrededor de la tarima.
Algunas categorías son usadas por diversos músicos de la región e incluso se les
puede encontrar en otras partes del Sotavento. Por ejemplo decirle a la tarima
“tabla”, “tablado” o “tablao”, aunque también hay particularidades regionales, por
ejemplo en los Tuxtlas jamás escuché hablar de la “tarimba” como le dicen en
Chacalapa, donde la influencia africana es muy marcada en diversos aspectos de
la cultura.
226
seguirlas con el zapateo, de hecho, desde la concepción de la música occidental,
un género musical más evolucionado es aquel que tiene como función principal la
de ser escuchado, en cambio si se le incorpora el baile este permanece en la
categoría de música popular, de entretenimiento, opuesta a la música de
concierto, o culta.
5.4.1.1. El oído
La Tía Juana Cobos del Hato126, Municipio de Santiago Tuxtla, es un personaje
muy querido y conocido por la mayoría de los integrantes del movimiento jaranero.
Ella fue siempre apasionada fandanguera y proviene de una familia que también
gozaba inmensamente del fandango. Nacida en Bodegas de Oteapan, también en
el Municipio de Santiago Tuxtla, donde el huapango era parte de la vida familiar.
Cuando Tía Juana describe el son del fandango hace uso de diversas categorías
que remiten al entorno ganadero en el cual se crió. Su padre tenía ganado y el
mismo nombre de la localidad que identifica los fandangos que ella encabeza “El
Hato”. Por lo tanto, y confirmando uno de los puntos de partida de este trabajo, es
evidente que el entorno cultural se manifiesta en la música. Categorías como
“arrear el son” o que “ya tumbaron la muñeca” cuando los músicos se cansan de
tocar, también dice “la pateadera” refiriéndose al zapateado, puede ser en el
sentido del sonido general del fandango, sobretodo a distancia o puede ser
“patear” en lugar de zapatear con gracia; también habla de la “buena mata” que
tiene que ver son la crianza en diversos aspectos de la vida, se refiere también a
los buenos músicos o buenas bailadoras generalmente como grupo o empero
126 El conjunto de casas y ranchos que actualmente se conoce como El Hato, en realidad se refiere a la localidad denominada Santa Isabel, esta
pertenece al Municipio de Santiago Tuxtla y se encuentra cerca del poblado de Tres Zapotes.
227
como resultado de la familia, del origen; “rompiendo el son” tiene que ver con el
inicio del son, empieza el son, también puede relacionarse con subirse a la tarima
al momento de empezar la música, juntos instrumentos y el tablado suenan
mostrando ánimo y alegría que son para ella uno de los aspectos fundamentales
que muestra una bailadora buena o un buen bailador.
Pues sí, para bailar en un fandango, lo que debe de ser y esta bien
¿no? muchas que vienen, que están escuchando el fandango y el son y
ellas sentadas, tiene que rompiendo el son y arriba las bailadoras, no
que todas están ahí aguitadas.
Hay varias que no saben, que no hay sentido para la música, se van a lo
sordos, no nomás están como locos, y les gusta patear y no, al menos
así tengo un yerno que escucha y brinca y brinca y no, nada, mejor le
digo mejor no salgas porque no pone oído a la música.
Lo que no se debe hacer cuando se sube uno a la tarima lo describe como “que se
queda uno nomás como el pájaro, namas pajareando”. En cambio describe como
la manera correcta de bailar como:
128 Ibíd.
229
Su padre mandó a las cuatro hermanas a que aprendieran a bailar con una señora
de cerca de Tilapan, que es un pueblo ha tenido fama en la región por sus
bailadoras. Explica que primero les enseño a bailar el Pájaro Cú y otros sones de
mujeres como la Guacamaya, el Butaquito:
129 Antes y después de llevar a cabo la entrevista formal, grabada tuvimos un par de encuentros en los cuales conversamos sobre diversos temas,
algunos fueron repetidos el día de la entrevista.
230
conjunto de instrumentos del fandango, otras personas también refieren a la
“jarana” como el género que se ejecuta en el fandango.
P.- ¿Y la persona que va bailando, a quien le tiene que hacer más caso?
¿A la jarana, al violín o a la guitarra?
M.- No, ahí parejo.
P.- ¿Parejo?
M.- Parejo.
P.- ¿A los tres?
M.- Si, a los tres.
P.- ¿O al otro con quien está bailando, ya sea mujer u hombre? ¿O a los
instrumentos?
M.- No, a la jarana, a la jarana.
P.- ¿Mas a la jarana?
M.- Sí a la jarana, porque tiene uno que agrarrar el son de la jarana,
tiene que… así se oye bonito el huapango, se oye bonito de que anda
bailando porque si nomás corre no se oye bonito, y por eso cuando se
meten a bailar los que ahora bailan, no puedo bailar, me turban.
P.- ¿Van muy rápido?
M- Sí muy rápido y nosotros bailamos en pausao, así le dicen, en
pausao porque vamos con el son de la jarana, y esto que bailan ahora
nomás corren, sí, así, sí, y por eso ya cuando ya están bailando ellos ya
no me meto.
231
acentuación como las pausas son más claras y así mismo se declara con mayor
énfasis la diferencia entre un son y otro.
En el caso del son del Cascabel, Doña Micaela agrega que este son es
“agarradito”, categoría que, por el carácter del son al que se refiere, tiene que ver
con que el ritmo, con la síncopa de este son. En el son del Cascabel se retrasa por
una fracción el tiempo, el tiempo fuerte cae una fracción antes del tiempo que lleva
el compás. En general se puede decir que los sones se ejecutan sobre el tiempo o
como queriéndolo alcanzar, el Cascabel, entre otros, es de los sones que se
acentúa ligeramente antes del tiempo.
Esta categoría parece tener relación con la explicación que dan algunos músicos
que afirman que “el son tiene su estribillo”.
233
R.- Ah… pausado, o bueno, como lo quiera, porque algunos lo tocan
corrido, y algunos… según como lo quieran bailar, si lo quieren bailar
pausado, bueno pues se le va pausado…
J.- ¿Pero se le baila igual que los otros sones también?
R.- Sí, sí, igual, sí, sí, buscando este… la… el son, el son…
J.- Pero este… en el cascabel también, como que tiene un
alguito…como que tiene algo diferente ¿no?
R.- Sí, sí, sí, sí, un poquito.
J.- ¿Un poquito diferente verdad?
R.- Sí diferente, así es, y así que, pues solamente, ora si tocando, es
como ya se va dando cuenta, cada son, el estribillo, o la vuelta, que
lleva, como el que hemos ido dando…”132
De cierta manera a lo que nos lleva esta explicación es que la música solo se
puede explicar tocando, sin embargo, esto cierto incluso para la música occidental
que cuenta con un conjunto de términos que si bien han sido definidos y
delimitados, solo se logran comprender en la práctica.
234
La Tía Juana del Hato, Municipio de Santiago Tuxtla, explica el son “abreviado”
como zapatear “duro” lo cual no se refiere únicamente a la intensidad del golpe
sino a una cualidad que se refiere si a la intensidad pero también a la frecuencia.
235
desglosar los ejemplos del uso que hace de esta categoría. Cada caso es
complementado con lo que Spradley llama “relación semántica”. No consideramos
pertinente profundizar en el método de Spradley puesto que solamente mostramos
uno de los niveles de análisis. Solo cabe recordar que el objetivo de este método
es “elicitar” categorías para evitar la imposición de un orden ajeno al del sujeto.
3) “…esa gente sabía mucho tocar bien la jarana, la guitarra y otra cosa,
tocando cambiaban varios la detonación y ahí es donde se veía lo
bueno…”
La detonación es un atributo de la jarana, la guitarra y otra cosa.
La detonación es causa de que se veía lo bueno.
238
A continuación presentamos un cuadro, resultado de una lectura diferente de la
misma entrevista. Esta tuvo como objetivo observar si Don Juan Pólito marca una
diferencia entre la afinación, entendida como la altura a la que se ponen las
cuerdas; la jarana, entendida como el instrumento; la jarana entendida como la
integración de todos los elementos, es decir como sinónimo de son.
239
La afinación tiene que ver con el diálogo puesto que por medio de ella se permite
la socialización, varios de los ejemplos se colocan en relación a otro. El que tiene
la competencia para la detonación, es decir el que “agarra todas las
detonaciones”, es el que logra establecer un diálogo con los otros.
Para concluir esta reflexión, cabe señalar que “detonar” se refiere también a algo
que explota, una bomba detona. Sobra decir que la detonación remite a la
entonación o al tono. Además conjuga un término más difundido, “el son sabe
declarar” con el tono, el tono que se declara.
El siguiente apartado es sobre el son del Colas, con este ejemplo buscamos
señalar tres temas: (1) la manera en que se ensamblan los instrumentos; (2) las
similitudes que existen en otros géneros lo cual da cuenta de los infinitos
intercambios musicales de distintas regiones de México; (3) proponemos una
forma de transcribir el zapateado en la cual se indique en la partitura el uso cada
pie. Este quizás no es propiamente una propuesta de método de enseñanza pues
se limitaría a los alumnos que tengan conocimientos de la lectura de música de un
pentagrama. Más bien la anotación del zapateado tiene que ver con considerar la
tarima como un instrumento.
240
un elemento primordial de la “declaración de un son” o lo que permiten que se
pueda “agarrar el son de la jarana”.
Para concluir presentamos una reflexión sobre el “café con pan”, que es la
denominación que actualmente se difunde como la base rítmica de los sones de
mujeres y los pasos derivados son la base rítmica para la enseñanza de todos los
sones.
5.4.2.1. Siquisirí
El origen del son o el título “Siquisirí” es incierto, algo tiene que ver con el estribillo
que se canta “Ay que sí que sí que no” derivándose del “que sí que sí” el “Si-qui-si-
rí”, sin embargo con sones como este parece resultar más adecuado el imaginar
un origen poético y narrativo que el tratar de establecer un origen certero.
El Siquisirí es el primer son del fandango, muestra que hay un orden en los sones,
si consideráramos el fandango entero como una pieza musical, la introducción es
el Siquisirí, a este le siguen sones como el Colas, como el Pájaro Cú, como la
Guacamaya u otros que se van intercalando gradualmente con sones más rápidos
como la Bamba o el Zapateado, mismos que son recurrentes a lo largo de toda la
fiesta y que se intercalan con sones en tonos menores conforme transcurre la
noche hasta llegar a los sones de madrugada, pausados. Sobre la duración de los
sones, el tempo, la cantidad de instrumentos, y otros aspectos que se van
transformando en el proceso musical que es el fandango, dejamos la puerta
abierta para análisis posteriores.134
Entonces, el comienzo del fandango es con este son, en él se invita a las mujeres
a bailar, a subirse a la tarima, cuando empiezan a bailar se da por comenzado el
fandango. Es decir que el fandango comienza cuando suena por primera vez la
tarima.
134 En los apéndices se encuentran dos tablas, cada una alude a un fandango, donde se muestra la duración de los sones, su orden y algunas
anotaciones sobre el tempo.
241
Salgan a bailar mujeres
que la música las llama,
que el músico que les toca
se les va por la mañana.
Juan Pólito tiene una manera muy particular de detonar los sones. En este
ejemplo podemos ver que la base rítmica está sincopada, esto es notable aun a
pesar de la simplificación de algunas figuras.
242
aprendieron en el seno familiar complementado con su interpretación y creatividad
individual. Nos interesa, más que la melodía, las evidentes diferencias en el ritmo.
Claudio Vega es nieto de Don Andrés el “Güero” Vega, nació y creció en Boca de
San Miguel, Municipio de Tlacotalpan y ahora reside en la Ciudad de México.
5.4.2.2. El Colas
Este es un son en compás de 2/4 que es considerado uno de los sones sencillos,
cuando alguien se inicia en jarana, guitarra de son o en zapateado este es de los
primeros sones que aprenderá. Además es muy apreciado y no he estado en un
fandango tuxteco donde no se toque por lo menos una vez.
Una de las razones por las que es utilizado para enseñar es porque el sonsonete
del estribillo funciona como mnemotécnica, tanto la jarana imita el sonsonete del
verso y el zapateado le responde. Es decir que lo que podemos llamar el
sonsonete, en este caso es lo que se debe declarar. La Tía Juana del Hato habla
del sonete, como aludiendo al sonsonete.
Antes de exponer algunas figuras básicas del Colás de los fandangos actuales,
vale la pena revisar algunos ejemplos de formas musicales emparentadas con el
son jarocho o son abajeño.
136 Aunque dice “desgraciadamente” se está refiriendo a que por fortuna ella aprendió a bailar tanto a la manera de antes como a la de ahora.
244
intercambios y préstamos culturales entre una y otra región. Por la vía de
Tuxtepec y la frontera entre los estados de Oaxaca y Veracruz, por ejemplo en el
Santuario de Otatitlán, Ver. se aglomeran músicos, comerciantes y devotos de
diversas regiones, de Oaxaca, Tabasco, Veracruz y Puebla, principalmente. Las
fronteras de las músicas de los sones de México no pueden ser trazadas ni
fijadas, estas siempre han tomado préstamos de otras formas musicales así como
otras músicas habrán tomado también elementos del son jarocho.
138 Mendoza, Vicente T. y R.R. de Mendoza, Virginia. Estudio y clasificación de la música tradicional hispánica de Nuevo México. México: Universidad
Nacional Autónoma de México, 1986: p. 465
245
evidentes como el ejemplo que incluimos a continuación. Una “Canción de india”
se titula “Que viva Nicolás”, con esta no hay ninguna similitud con el Colás
jarocho. Otra que podría prestarse para una comparación es “La cautiva
Marcelina” de la que se muestran dos versiones, que tampoco presentan
similitudes con el Colás jarocho, aunque la presencia de “Marcelina” y lo que los
autores señalan de ella resulta un dato interesante y complementario para conocer
algo sobre Nicolás y la “Amada Marcelina”. Al parecer este canto es bien
conocido en Nuevo México,
Por otro lado, presentan una “Canción Indita” titulada “Culás, Culás, Culás hasta
ahí no más” de la cual explican que sus versos son:
Esta última canción es muy parecida en ritmo, en melodía y en texto, al son del
Colás del fandango jarocho. Los autores de la obra citada afirman que la melodía
coincide casi idénticamente con el canto burlesco “Adiós Mamá Carlota”
compuesto y ampliamente difundido en el viaje que realizó a mediados del siglo
XIX, plantean que habrán sido los soldados republicanos que acompañaban al
presidente Juárez, cerca del 1867, quienes lo llevaron a esas tierras, pues parece
ser una melodía que viene del sur.
140 Ibíd.
246
Fig. 10 Captura de la versión original
que incluyen los autores mencionados141.
La similitud más evidente se encuentra en los versos, de los cuales sólo incluyen
un ejemplo:
Culás, Culás,
Culás hasta ahí no más;
Con esos ojos negros
te miras si te vas.
Parte del repertorio del Colás del fandango jarocho se cantan versos equivalentes
o similares, del primero como verso y del segundo como parte de uno de los
estribillos más recurrentes de este son:
247
Y el mal pago que me das
Si quieres si puedes
Si no tú me dirás
Con esos ojos negros
Me miras y te vas.
Amada Marcelina
te quedas o te vas
yo no me mando sola
me manda Nicolás.
Amada Marcelina
vamos a Nueva York
Yo no me mando sola
Colás es mi señor.
Amada Margarita
vamos a zapatear
Yo no me mando sola
Colás me va a pegar.
142 Ibíd.
248
Hay una variedad de maneras de cantar los versos de los sones, lo principal es,
como hemos señalado anteriormente, declarar el son, darla la detonación. A
continuación incluimos una transcripción aproximada a la manera como fue
entonado un verso por Don Dionisio Vichi en un fandango para la Virgen de los
Remedios en Santiago Tuxtla, 2004. En este ejemplo podemos ver que la figura
rítmica es idéntica al ejemplo de Nuevo México. En cuanto a la melodía,
encontramos que los intervalos de la frase “Colás, Colás” no son el intervalo de 4ª
como en el ejemplo de Nuevo México, esto puede deberse a la forma de entonar
del guitarrero santiagueño pero en caso de que se cantara con el intervalo más
amplio serían iguales las dos versiones. La segunda parte del verso “Culás hasta
ahí nomás” es muy similar a la melodía entonada por Don Vichi, aunque esté en
un registro distinto.
249
Partiendo de la figura rítmica que tienen en común los ejemplos señalados,
Fig. 13 Introducción del son del Colás con tablatura en afinación por cuatro.
Figura que Pablo Campechano compartió con sus alumnos en el Taller de
Guitarra de Son de la Casa de Cultura de San Andrés Tuxtla, febrero 2005.
250
En otra clase nos enseñó unos tangueos que pueden ser la segunda o siguiente
parte. Don Pablo afirma que con estos dos o tres conjuntos de figuritas se puede
ya tocar un Colás.
Sin embargo, puesto que los guitarreros con más experiencia combinan un
número mayor de figuras decidimos incluir otra figura que es un fragmento de una
transcripción de Don Dionisio Vichi que punteaba este son durante el acarreo de
niños en diciembre del 2004 en Santiago Tuxtla.
251
A las figuras de la guitarra de son o requinto, podemos agregar los acordes y el
ritmo que declara la jarana. La figura rítmica de ésta es la misma que la del
fragmento de la “Canción indita” de Nuevo México.
Ambas figuras combinadas, logran declarar el sonsonete del estribillo, que podría
quedar de la siguiente manera:
252
Fig. 18 La voz y el zapateo declaran el mismo sonsonete del estribillo143.
Entonces, ensamblados los tres instrumentos podemos tener una idea de cómo
sonaría el son del Colás en un fandango. Además de las bases que presentamos
anteriormente incluimos algunas variaciones en la jarana y en el zapateo.
Aprovechamos esta transcripción para mostrar una de las formas como se puede
entablar un diálogo entre los instrumentos. Primeramente nos interesa señalar que
las variaciones tanto en la jarana como en el zapateo se elaboran por partes, cada
parte suele buscar correspondencia con la base del son que es la que la guitarra
va declarando. Entonces, uno de los instrumentos declara una figura o un acento o
hace una variación de la base y otro u otros instrumentos le responden. Esto es
una de las manifestaciones de lo que hemos llamado diálogo entre los
instrumentos.
143 En la segunda parte del estribillo “Si quieres, si puedes” el acento natural y la división por sílabas no coincide con la anotación rítmica. El acento en
la primera e de ambas palabras es la que se canta con valor de un cuarto o negra.
253
.
254
Fig. 19 La reconstrucción de un Colás.
255
y por otro lado mostraremos la mudanza o tan solo algunas variantes de cómo el
zapateo puede marcar la mudanza. Es decir que en el momento que un cantador
entona un verso, el zapateo deja de repicar y solo debe marcar el primer tiempo
del son, esto es lo que se le llama “mudanzear”. En el estribillo, el zapateo vuelve
a repicar pero solamente declarando el son, es decir marcando la frase básica, el
sonsonete, en cualquiera de sus modalidades, siempre y cuando se declare el
sonsonete del Colas. Repito, hay diversas formas de zapatear el Colás, en estos
ejemplos incluimos solo algunas posibles variantes.
256
Fig. 20 Reconstrucción de un verso en el Colás,
con mudanzas y estribillo en el zapateo.
258
narra que Gilberto Gutiérrez del grupo Mono Blanco enseñó en el Hato, lugar
donde desde hace mucho tiempo hacían fandangos, a bailar de una forma
moderna, explica que ella pudo aprender primero a la forma de antes y
posteriormente “agarro” los pasos nuevos.
Fig. 22 Gráfica, con pies, del paso denominado “café con pan”.
Las señoras mayores producen un sonido parecido alternando ambos pies y más
de una bailadora confirmó que no se baila con pasos sino siguiendo el “son de la
jarana”, lo que significa que indistintamente del paso que se haga este debe
declarar el son.
El “café con pan” no deja de ser una herramienta útil y además es la que se ha
establecido como la base rítmica de los sones de montón. Con él se explican los
rasgueos de la jarana ya que la acentuación de una buena porción de sones
responde a el: café con pan. Sin embargo, puesto que la acentuación de cada son
es uno de los elementos primordiales para su declaración y puesto que el zapateo
debe seguir el “son de la jarana”, aun marcando la misma figura e incluso el
mismo paso, el acento varía ligeramente. Para facilitar esta explicación,
mostraremos a continuación las posibles figuras rítmicas que responden al “café
con pan”, el tiempo fuerte es el primero de cada compás. En el fandango, puede
259
haber bailadoras que hagan una de las variantes mientras otras bailadoras hacen
otra variante. Cuando “siguen el son de la jarana” esto antes que afectar la música
la puede enriquecer, aunque lo que más gusta actualmente es que las bailadoras
vayan parejas y den el mismo acento al mismo tiempo. De hecho una buena
bailadora sabe seguir tanto el “son de la jarana” como el son que declara la
persona con quien está bailando. Esto no lo mencionan las personas entrevistas,
es una apreciación personal.
La primera variante es la que tiene en el inicio del compás una nota que
corresponde con el acento “fé” de “café”.
Fig. 23
Con indicaciones del uso de cada pie, haciendo el paso estandarizado:
Fig. 24
260
La misma figura rítmica, con el acento en el mismo lugar, pero haciendo un paso
distinto, un paso que sería lo que llaman “bailar con un solo pie” porque cada
compás empieza con el mismo pie y estos se alternan, en lugar de dar dos golpes
con el mismo pie.
Fig. 25
Fig. 26
Sin embargo, si tratamos de representar esta misma figura con las plicas que
indican el uso de cada pie,
Fig. 27
Fig. 28
261
Las demás variantes deben ser escritas en 3/4 lo que genera, si las jaranas y
guitarras van en 6/8, una hemiola o sesquiáltera en sentido vertical. La siguiente
variante es una muy recurrente en los fandangos del sur del Sotavento, o cuando
las jóvenes bailadoras de Coatzacoalcos, Minatitlán, Jáltipan, Cosoleacaque,
visitan los Tuxtlas, algunas jóvenes de Santiago también se puede ver que la
incorporen, pero no es el estilo de zapateo propio de los Tuxtlas:
Fig. 29
Con base en esta variante mostramos otro paso, que no es exclusivo de esta
colocación del acento, pues como ya señalamos, el paso y el acento se adaptan al
son.
Fig. 30
Fig. 31
Fig. 33
Fig. 34
En la realidad, el efecto sonoro del café con pan y del chocolate deben ser
radicalmente distintos. El “chocolate” se usa para bailar el son del Cascabel, y esta
forma de zapateo es característico de este son aunque también se usa con otro
sentido y una acentuación ligeramente distinta en el son del Carpintero o para
sones menos comunes como el son de Las Poblanas. En estos sones el juego
263
rítmico de la síncopa y los contratiempos se consigue por medio de la integración
de todo el ensamble de instrumentos.
“El baile enseñado como técnica tenía otro ritmo, es otro ritmo, otra
cadencia y en el momento que yo me acerco al fandango me doy cuenta
que los zapateados que yo tenía nada tenían que ver con lo que tenía
que bailar, no entraba al tiempo y si me fue un poquito complicado
acostumbrarme precisamente porque yo ya traía otra base, me costó un
poquito de trabajo aprender todo esto.”144
144 Dora María Robles Esquivel, entrevista en la escuela Danzarte en la Ciudad de México, junio de 2002.
264
5.5. …Y NO SE HA DE UNIFORMAR
A lo largo de este capítulo hemos hecho referencia a los sones abajeños y los
sones estilizados, como dos formas distintas de ejecutar la música y como
procesos musicales que responden a contextos diferentes, incluso en cierto modo
opuestos. Sin embargo también hemos visto que en uno y otro proceso musical
hay elementos del otro, del contrario. En este apartado nos interesa resaltar las
diferencias que hay entre las normas del escenario y las normas del fandango.
Sobre las normas del fandango hemos ahondado, aunque no demasiado, en los
apartados anteriores, ahora nos interesa resaltar los elementos primordiales del
son estilizado, esto con miras a resaltar que el escenario es un espacio con una
normatividad propia, esta es en función del espectáculo, la estética, la venta, el
convencer al cliente, el transmitir una imagen que puede o no ser una proyección
de la realidad. El fandango solo tiene, de las características anteriores el ser un
espectáculo, pero de otro tipo. En el fandango el ir bien arreglado o ser bien
parecido sin duda es considerado, pero el vestuario o indumentaria del fandango
no está estandarizada ni institucionalizada, sobre la venta del fandango hemos
reflexionado en otro apartado, pero los fandangos de Don Toño Martínez en
Santiago Tuxtla al ser convertidos en un servicio impedían la participación de otros
músicos, por lo tanto el fandango como tal, como el extremo del continuo, no
puede ser vendido ni es un espacio donde transmitir una imagen artificial de la
realidad.
En el ballet folclórico se usa uniforme que debe cumplir con todos los requisitos
del traje de jarochas y de jarochos. La Maestra Magdalena nos explica el vestuario
que es lo primero que se califica en los llamados “concursos de huapango”, que
son una de las formas que han tomado, desde el primer auge del son jarocho en
los años sesenta o setenta, las representaciones de esta música sobre un
escenario.
265
“El fustón que es como la crinolina, pero ésta es corta y el fustón es el
largo. Crinolina es la que usaban las viejitas de antes que era de tres
cuartos de largo, el fustán es el largo hasta el tobillo. […] El fustán, la
enagua blanca muy amplia, con olanes; […] el delantal, el reboso rojo,
el pañuelo de encaje aquí cubriendo el pecho, los hombros, peineta,
trenza alta, moño, moño rojo, eh sus flores, camafeo en el cuello, y sus
cadenas ya fueran de oro o de color de oro, de fantasía. […] De peinado
pues la trenza, en alto, recogido en alto, enfrente, antes era atrás, si, un
poquito mas atrás145. […]
El vestuario que la Maestra describe como propio del fandango es el vestuario que
se usaba en la región, como vestían las indias, o bien como se ha concebido el
145 Especifica que el peinado de antes en el fandango eran dos trenzas recogidas amarradas en la frente, en cambio el peinado del estilizado es con
mismas dos trenzas pero recogidas hasta la parte superior de la cabeza.
266
estereotipo de estas, de su indumentaria en la vida cotidiana. Sin embargo habrá
que tomar en cuenta que en el fandango, como bien lo afirma el verso de la
décima que referimos, no todos vestían igual, no había un uniforme. Había una
amplia diversidad de tipos de fandango, unos para gente que vestían al modo
indio, otros que eran mestizos campesinos o ganaderos y otros más que eran las
familias de abolengo. Difícilmente podemos imaginar que la gente sin recursos
vestía uniformemente de una manera y la gente adinerada vestía uniformemente
de otra manera. Lo que podemos retomar de las referencias que hace la Maestra
es que el vestido de jarocha sí se usaba en el fandango y que éste nace de una
estilización de la forma de vestir de las indias de los Tuxtlas y quizás también de
otras regiones del Sotavento. Actualmente algunas mujeres, sobretodo las de
mayor edad, en San Andrés Tuxtla, cuando salen a un evento que consideran
importante se ponen sobre el vestido un delantal. Otras se peinan con dos trenzas
atadas sobre la frente de manera cotidiana.
267
termina la música, ya ahí te bajan puntos, no? Y sobretodo la elegancia
al mover la enag... la falda, ¿no?”147
Don Pablo Campechano explica algunas diferencias en las forma de tocar el son
abajeño, tradicional y el estilizado, entre otros aspectos subraya que el estilizado
exige una forma de vestir, un uniforme, que proyecte una imagen particular.
Pablo – Primero, en todo cambia ¿no? Desde la forma en que tienes que
vestirte. Ya el músico tienes que uniformarte tienes que tener un
instrumento pues vistoso, tienes que tener una disciplina en cuanto al
tocado que sobresalgan todos los instrumentos como es el arpa, la
jarana, el requinto, el tiempo de duración es una gama, son muchas
diferencias, ahí te demoras tres minutos, cuatro minutos, si mucho ¿no?
Y en el son abajeño se tocan una hora, cuarenta y cinco minutos, media
hora, lo menos que pueden son diez minutos.”148
147 Ibíd.
268