BOGOTÁ
J.D González 7
A mis papás por el patrocinio de esta vocación anacrónica.
A Laura, mi hermana.
Y a los hermanos que me ha dado la vida.
CONTENIDO
_____________________________________________________________________
Agradecimientos 6
Introducción
7
Conclusiones 61
Obras citadas 65
J.D. González 6
Agradecimientos
Quiero reconocer, ante todo, la contribución del profesor Adolfo Caicedo en todas y
cada una de las etapas de esta tesis. Gracias por el tiempo dedicado a revisar y
corregir, así como por darle forma a ideas que yo apenas balbuceaba. A Claudia
Montilla por hacer más fácil el siempre difícil comienzo. Por último, quiero reconocer el
esquiva.
J.D. González 7
Introducción
En un comienzo esta tesis quiso ser una vindicación del personaje que ocupa casi
identificación que se me antojaba mecánica y, por lo mismo, fácil. Pensaba que Morelli
era ante todo un personaje, y que como tal escapaba al tiránico control de su creador.
Pretendía entonces partir del hecho de que se trataba de un ente ficcional y desde ahí
avanzaba en la exploración de nuevas lecturas, sentía que ese Cortázar que tanto
quería desechar se iba colando y, lo que era peor, ganando terreno con una autoridad
a aceptar que el viejo Morelli no era más que un fantasma a través del cual se podía ver
—siempre que se mirara con cuidado— a Julio Cortázar. Teoría del túnel. Notas para
A pesar del cambio, que suponía plantear un nuevo itinerario, la negativa inicial de
identificar a Morelli con Cortázar adquirió un valor metodológico que nunca perdí de
vista. Noté que lo que más me molestaba de dicha asimilación era su carácter
mecánico y automático. Por esta vía se podían atribuir los pensamientos del uno al otro
J.D. González 8
ese cuidado debía ser muy riguroso para no caer en el automatismo por cuyo camino
opiniones y planteamientos del italiano con los del argentino, sino de aprovechar las
coincidencias sin perder de vista que también había lugar para las diferencias y los
matices. De esta manera, tanto Morelli como Cortázar adquirían un mayor realce y se
Teoría del túnel, pasando por los tanteos expresivos de las tres novelas precedentes al
punto culminante que es Rayuela. De este modo, surgió ante mis ojos (y espero que
suceda lo mismo ante los lectores de esta tesis) una conciencia crítica y reflexiva de
consigo misma.
lectura y el quehacer literario. Poética dispersa en notas sueltas de muy distinto tono y
en las discusiones de los miembros del Club de la Serpiente en torno a la obra literaria
del italiano, que apenas conocemos por referencias indirectas del mismo Morelli o de
los contertulios agrupados bajo el signo de la serpiente. Tal como señala Santiago Juan
proyecto literario de alcance global. Por otro, la novela reflexiona sobre sí misma” ("Un
tal Morelli" 235). En este mismo sentido, Jaime Alazraki apunta: “Las observaciones
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novela y ésta, a su vez, constituye la praxis de ese comentario” (203). Sin embargo, a lo
En el primer capítulo, a la luz de Teoría del túnel, sitúo a Morelli dentro de una
reacción generalizada en las primeras cuatro décadas del siglo XX, cuyo signo más
a expresar. Por este camino, para Cortázar, la literatura terminó por falsear y segmentar
morelliana; de ahí del título de este primer capítulo: "Teoría del túnel. La delimitación de
El segundo capítulo está dedicado a explorar las estrategias utilizadas por Morelli
como método para no caer en la formulación literaria: para no hacer literatura. Señalo
recientes de la neurología (las teorías del pensamiento del científico sueco Holger
Hyden) en el artículo "La novela experimental" de Emilé Zola. Además reviso las
el libro Por una novela nueva, considerado el manifiesto de este movimiento. Intento de
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esta manera cumplir otro de los objetivos que me propuse cuando surgió la idea de
hacer esta tesis, objetivo que empecé a cumplir desde el primer capítulo: situar a Morelli
Serpiente con Julio Cortázar. Aún más cuando el mismo Cortázar —en una de las notas
recogidas en uno de esos libros suyos que se resisten a toda clasificación genérica: La
vuelta al día en ochenta mundos (1967)— pareciera darnos licencia para otorgarle su
apellido al pensador italiano: “Cuando fui también un tal Morelli y lo dejé hablar en un
libro, no podía saber que hoy, años después, una lectura imperdonablemente aplazada
A esta declaración explícita se suman las muchas coincidencias, que arroja una revisión
de la obra crítica anterior a Rayuela, entre las ideas de Cortázar en torno a la novela y
Pero así como hay cabida para las coincidencias, también hay lugar para las diferencias
y los matices. Sería un error hacer caso omiso de las casi dos décadas que van desde
la escritura de Teoría del túnel hasta Rayuela —sin contar con las tres novelas
publicadas a lo largo de estos años—. Antes pues que ceder a la fácil identificación de
se encuentran ya algunas de las intuiciones que Morelli hará suyas. Teoría del
túnel.Notas para una ubicación del surrealismo y el existencialismo fue escrito, según
tono propio de los manifiestos. “Posee”, apunta Yurkievich, “la doble condición de crítica
la literatura moderna, sino que esboza la poética que regirá la producción novelística
en camino, que culminará en su forma más acabada quince años después con la
aparición de Rayuela.
Cortázar realiza una radical distinción entre una línea tradicional y una línea
inconformista inaugurada por el dadaísmo, aunque con dos antecedentes aislados y por
disímiles como Balzac, Wilde y Joyce —siendo este último el ápice de esta tendencia y
Libro, se alza el joven escritor de 1915 para quien el libro debe culminar en lo universal,
ser su puente y su revelación.” (Cortázar, Teoría 43). En esta cita se reconoce el signo
dos primeras décadas del siglo XX: la violencia contra el Libro objeto de arte,
observa en esta violencia un regreso a los postulados del primer romanticismo que vale
la pena aclarar.
Para Cortázar, el siglo XIX es el siglo del libro por excelencia; constata, sin
dos mitades del siglo. La primera mitad es testigo de la reacción airada de los primeros
XVII y XVIII ofrece la impresión de ser apenas un capítulo dentro de un gran libro total
modulaciones individuales que asumen sin quebrarse las grandes líneas de fuerza
Por su parte, los primeros románticos, tal como apunta Cortázar, propugnan por la
tanto expresión y manifestación de los estados del alma. Junto a esta tendencia
subsiste una segunda motivación: la rebeldía. Rebeldía que, como también señala
Cortázar, toma dos caminos diferentes. Por una parte, una tendencia blasfematoria,
cultivada fundamentalmente por el romanticismo inglés y, por otra, una tendencia en pro
lanza pronto a una desenfrenada literatura de tesis que ahoga todo hedonismo gozoso,
sacrifica toda forma o la acepta a lo sumo como excipiente azucarado para ayudar a
asfixiante literatura panfletaria. Por saturación, tiene lugar una reacción esteticista
signada por el retorno a la hipervaloración del libro en tanto fin estético y la renuncia a
emanan a posteriori, mientras el Libro como objeto estético parece quedar a su espalda
sosteniéndolas” (Cortázar, Teoría 37). El escritor tradicional —un nombre que no deja
de ser vago e impreciso, intransigente incluso, pero que sirve para describir a cierto tipo
estilo.” (Cortázar, Teoría 48). Este proceso se cumple a través de un paulatino camino
expresar (en el caso de las primeras obras del francés, Cortázar subraya algunos dejos
distancia que separa el estilo de la carga novelesca se reduce hasta que uno y otro
reductible a las murallas del lenguaje literario, donde se halla la raíz de la reacción de
los escritores rebeldes o inconformistas de las dos primeras décadas del siglo XX: el
advertí ya algunas líneas más arriba, es apenas la parte más visible de esta reacción
Esta actitud irreverente, que adopta manifestaciones tan radicales como el llamado
a entrar a saco en las bibliotecas y quemar todo cuanto en ellas reposa, o el hecho de
constituye en un ámbito prefigurado que deforma por cuanto informa las intenciones del
escritor. A los ojos de Cortázar y del escritor rebelde ni siquiera las obras de Proust,
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experimentos y las más agudas torsiones, pero nunca, por más radicales que estos
puedan llegar a ser, es vulnerada la literatura en sí, ni llega a avizorarse ese otro
valencias análogas. Todo lo cual explica, crea y exalta una Literatura, pero
la paradójica empresa de escribir libros con el fin de liquidar la Literatura. Pero se trata
Cortázar utiliza en este punto una metáfora muy diciente. Compara el lenguaje literario
y la historia de la literatura con un martillo que ha venido siendo pulido a lo largo de los
1
Estos autores hacen parte de una lista en la que también están incluidos los nombres de Shawn, Mann,
D'Annunzio, Claudel, Valle-Inclán y Kafka, quienes, a pesar de que siguen haciendo parte de la línea
tradicional de la literatura, perciben el Libro como sujeción. Esta angustia se refleja en la experimentación
con el lenguaje literario y en el esfuerzo por trascender los límites genéricos.
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años. El martillo importa por sí mismo y es objeto de más que respetuosa adoración. El
Teoría 54).
rebeldes de las dos primeras décadas del siglo pasado: si enarbolaron las banderas de
la destrucción de la literatura, ¿por qué echan mano entonces del martillo, para seguir
con la metáfora cortazariana, que tienen por objeto destruir? Esta empresa, tal y como
puse de manifiesto algunas líneas más atrás, tiene mucho de paradójico y así lo
comodidad de hacer uso del martillo dentro de una empresas cuyos fines no son ya
entendidos desde una nueva actitud son el medio más eficaz para alcanzar el
reencuentro del hombre con su reino. El escritor rebelde es consciente de que de seguir
adherido a los cánones de la línea tradicional, donde el logro estético de la obra literaria
es el fin último y la razón de ser, esta empresa de liberación es del todo imposible. Por
más audaces que sean los experimentos que se cumplen dentro de la línea profesional
nunca dislocan el hecho mismo del idioma estético “y su derecho a ser instrumento
el logro estético” (Teoría 61). Conscientes, sin embargo, de que el idioma estético
seguir por sus cauces y rutas es siempre conformación, emprenden el ataque de las
barreas del idioma literario. Pero esta agresión, esta toma de la fortaleza literaria no
estético, pero que exigen formulación y en algunos casos son formulación” (Cortázar,
Teoría 62). El escritor inconformista se siente traicionado por el que considera habría
sido el medio más oportuno y eficaz para integrar al hombre, para manifestarlo en su
estéticos vigentes; que la literatura falseó ciertos ámbitos del ser del hombre al intentar
tan variadas como los letrismos, los caligramas o la escritura automática) con el fin de
adecuar el idioma a aquellas situaciones que, por pretender ser abarcadas dentro de
límites meramente estéticos, terminaban por ser falseadas. Se opera aquí un cambio
J.D. González 19
renunciar a aquella carga expresiva que no admitía ser formulada a través del lenguaje
de forzar el idioma —optando siempre por seguir el derrotero marcado por la Poesía—
túnel, de ahí precisamente el título del libro, en la cual es necesario destruir —desde
poemas que le habían valido su prestigio inicial” (Cortázar, Rayuela 612: 99)— para
enarbolar, como los escritores inconformistas, las banderas de la destrucción del verbo
literario, apoyado siempre en el verbo mismo. Tanto las “morellianas” como las notas
que encuentran los miembros del Club en su visita al piso de Morelli —escritas en
el narrador llama la cocina del escritor— comparten el hecho de ser reflexiones sobre el
acto de escribir, la obra literaria y el papel del lector. En todas y cada una de estas
del total de las capacidades expresivas del verbo, traicionadas por un uso meramente
estético.
A la hora de caracterizar a Morelli nada mejor que las palabras de Etienne (el
pintor del Club) durante la reunión en el apartamento del italiano: “Morelli es un artista
que tiene una idea especial del arte, consistente en echar abajo las formas usuales,
cosa corriente en todo buen artista” (Rayuela 616: 99). La diferencia del propósito de
superficialmente pueden parecer similares radica —subrayo una vez más— en que el
embate contra las formas, calificadas de usuales por Etienne, comporta no sólo el
simple propósito de quebrar las convenciones y las normas al uso, sino que
rebeldes, Morelli está convencido de la que formulación literaria es una suerte de cárcel
que conforma las situaciones a expresar. En este punto, consciente de que la literatura
jamás había estado tan deseoso, tan urgido de escribir. ¿Reflejo, rutina,
desconfianza de Morelli toda vez que presume que el lenguaje literario se cuela
considera que cualquier situación que parezca plenamente formulada es una traición,
capítulo 112 de Rayuela. Morelli acomete la correción de un relato que como él mismo
dice “quisiera lo menos literario posible”. Desde la primera frase reconoce la presencia
por “empezó a bajar”. ¿Cuál es la diferencia entre una y otra oración? ¿No significan
simplemente, como dice Perico Romero en la reunión del Club en el piso del italiano,
diferencia entre una y otra: “Emprender el descenso no tiene nada de malo como no
sea su facilidad; pero empezar a bajar es exactamente lo mismo salvo que más crudo,
prosaico (es decir, mero vehículo de información), mientras que la otra forma parece ya
literaria (porque al menos en este capítulo y desde un punto de vista más moderado,
Morelli advierte que detrás, en el fondo, de la aversión por la literatura está el rechazo
Es el mismo Morelli quien acepta que cada vez escribe peor (“Cualquier best-seller
escribe mejor que Morelli” [Rayuela 616: 99] dirá también Ronald), que su prosa tiende
bife de lomo. Asisto hace años a los signos de podredumbre de mi escritura. Como yo,
hace sus anginas, sus ictericias, sus apendicitis, pero me excede en el camino de la
disolución final”. Sin embargo, advierte que en este proceso, que ha llevado su obra
podrirse significa terminar con la impureza de los compuestos y devolver sus derechos
A través de esta práctica, del esfuerzo por escribir lo menos literariamente posible
señala: “Lo que Morelli quiere es devolverle al lenguaje sus derechos. Habla de
expurgarlo, castigarlo [...]; pero lo que él busca es devolverle al verbo ‘descender’ todo
su brillo, para que pueda ser usado como yo uso los fósforos y no como un fragmento
frente a una determinada visión del hombre y la realidad, del ser del hombre en la
realidad, de la cual el lenguaje es sostén esencial. La condena que Morelli hace de éste
falso, dice Oliveira, detrás del cual esperan vedadas la verdadera realidad y la
J.D. González 23
verdadera humanidad. Cuando mencioné que la actitud de los escritores rebeldes podía
esteticismo bibliográfico en medio del cual termina el siglo XIX, sino porque, como los
escritor de esta línea admite con franqueza su filiación romántica, en tanto que en él lo
sin escamoteo y luchar por superarla a través de la rebelión contra toda regla áurea...”
realidad donde se habrá de reencontrar consigo mismo. Intuye que esa realidad se
sentimiento de que ahí, pegado a mi cara, entrelazado en mis dedos, hay como una
algo infinitamente cristalino que podría cuajar y resolverse en luz total sin tiempo ni
2
La intuición de que existe un mundo, el mundo del hombre, dentro de éste, motivó la comparación,
hecha por el mismo Cortázar, entre Morelli y el filósofo romántico de origen suizo Paul-Ignaz Vitalis
Troxler, en la nota “Encuentros a deshora”, recogida en el libro-almanaque La vuelta al día en ochenta
mundos. En dicha nota, Cortázar relata el encuentro de una cita del mencionado filósofo que le remitió
inmediatamente a Morelli. Este hallazgo le sirve para exponer su concepción del que él llama el tiempo
del escritor, tiempo en el que se invalida toda secuencialidad. El pasaje de Troxler, citado primero por
Albert Beguin y reproducido luego por Cortázar, dice: “Hay otro mundo pero se encuentra en éste; para
que alcancé su perfección es preciso que se lo reconozca distintamente y que se adhiera a él. El hombre
debe buscar su estado venidero en el presente, el el cielo en sí mismo y no por encima de la tierra” (120).
J.D. González 24
dialéctica judeocristiana? Nos hace falta un Novum Organum de verdad, hay que abrir
de par en par las ventanas y tirar todo a la calle, pero sobre todo hay que tirar la
ventana, y nosotros con ella. Es la muerte, o salir volando” (Rayuela 727: 147).
¿Qué camino seguir? ¿Qué viene después? Estas preguntas son aquí muy
hipótesis de trabajo. Al respecto Oliveira opina: “Está muy bien hacerle la guerra al
lenguaje emputecido, a la literatura por llamarla así, en nombre de una realidad que
creemos verdadera, que creemos alcanzable, que creemos en alguna parte del espíritu,
con perdón de la palabra. Pero el mismo Morelli no ve más que el lado negativo de su
guerra” (Rayuela 615: 99). Etienne, sin embargo, considera que le valor de la obra de
sugiere que es así como Morelli pretende “ganarse el derecho (y ganárselo a todos) de
entrar de nuevo con el buen pie en la casa del hombre” (Rayuela 613: 99).
desde dentro, desde la literatura misma; al uso de la literatura —la seguimos llamando
así para entendernos más fácil, pero como sugiere Cortázar sería preciso inventar un
J.D. González 25
nuevo término para esta inédita empresa—desde una nueva perspectiva. Tarea
parcial puesto que se apoya en la palabra [...]. Así, usar la novela como se
Ahora bien, ¿cómo cambiar de signo el revólver? Esta pregunta —respecto a la manera
código corriente; referente a las estrategias que adopta el italiano para construir ese
puente entre un hombre y otro, y entre estos y la verdadera realidad— será el punto de
Tres años después de escribir Teoría del túnel. Notas para una ubicación del
continuidad entre uno y otro ensayo. Siguen vigentes muchas de las preocupaciones
que motivaron la escritura de Teoría del túnel, pero es reconocible un tono más
manifestaciones más significativas del género en las cuatro primeras décadas del siglo
literatura consistiría más que en la evolución de sus formas, “en las direcciones y
etapas de esta posesión a través del desarrollo de la novela. Dando una mayor
mismo, remonta los orígenes del género a la épica. En la medida en que el mundo se
3
“Situación de la novela” apareció en el volumen IX, número 4 correspondiente a los meses de julio y
agosto. En 1994 fue incluido por Jaime Alazraki en el segundo tomo de la Obra crítica, publicada por
Alfaguara.
J.D. González 27
ofrece vasto y vario, novedoso y desconocido, el hombre fija sus ojos fuera de sí, en la
cólera de Aquiles, antes que sobre la cólera en sí misma4. Piénsese también a este
respecto en las novelas de caballerías, en las cuales importaba ante todo la narración
de Aquiles, el novelista intentará dar respuesta a preguntas del tipo: ¿cuál es la causa
de la cólera? ¿Por qué dicha causa engendró la cólera y no cualquier otro sentimiento?
De ahí que Cortázar diga que la novela moderna se inicia precisamente allí donde el
como una declaración de culpa, de reconocimiento del error en que con ingenuidad y
desparpajo cayeron los novelistas clásicos al pretender la conquista del mundo exterior
sobre bases pocos sólidas, y del mundo de sus héroes (piensa aquí en Stendhal,
Dickens y Balzac), para desde allí, con la certeza de que al menos el hombre puede
sumarse más tarde el análisis de cómo esa subjetividad reacciona al entrar en contacto
con el contorno del personaje, así como de la relación entre aquélla y las acciones de
Cortázar concluye: “Creo poder afirmar que, al margen de sus inmensas diferencias
locales y personales, la novela del siglo XIX es una polifacética respuesta a la pregunta
obra significativa de las primeras cuatro décadas del siglo XX intenta dar respuesta a
las preguntas del por qué y el para qué del hombre. Estos interrogantes acercan
irremediablemente la novela a la poesía, debido a que, como señala Cortázar, “lo que
hombre” (“Situación” 299)5. Para ilustrar la diferencia entre la manera cómo se relaciona
5
En Teoría del túnel, Cortázar había elucidado ya esta relación. Habiendo definido la novela como la
mezcla de dos usos idiomáticos específicos, el enunciativo y el poético, rescató como hecho
característico de la novela contemporánea la preeminencia del uso poético sobre el enunciativo. Mientras
que en la novela ocho y noventecista lo poético cumplía apenas una función ornamental —ya fuera
mediante el uso de tropos poéticos, ya por lo que Cortázar llamó el aura poética que emana de la
J.D. González 29
la poesía con el hombre y el mundo, con respecto al modo como lo hace la novela,
esfera, su luz se instala en un plano absoluto de ser, pero por cuanto la poesía es
novela para comprender (en toda la amplitud del término) sus relaciones siempre
relativas consigo mismo, con los otros y con su circunstancia. “Digo entonces”, apunta
del hombre viviendo y sintiéndose vivir” (“Situación” 301). Sin embargo, la novela no se
superficie de la esfera, sino que pretende penetrar poco a poco en el centro mismo.
Vuelvo aquí a Teoría del túnel. Desde que el escritor se percata de la presencia de
situaciones e instancias que se resisten a ser formuladas a través del lenguaje estético
situación en sí—, en la novela del siglo XX asume una función rectora; el novelista encara las situaciones
desde una visión poética por cuanto reconoce que “la realidad, sea cual fuere, sólo se revela
poéticamente” (Teoría 90). Pero dado que la novela es narración no puede prescindir del todo del uso
enunciativo de la lengua, aunque su presencia se reduce a la función de puente, de vínculo narrativo.
J.D. González 30
llevado desde 1900 hasta hoy a partir por el eje ... toda la cristalografía literaria ...
nuestra condición, hacia nuestro sentido” (“Situación” 302). Se encuentra aquí una
primera respuesta a la pregunta con la cual se cerró el primer capítulo; la piedra angular
adopción de formas poemáticas (prosa poética, por ejemplo); se trata más bien de una
actitud poética por parte del novelista dentro de la negativa “a mediatizar, a embellecer,
temporales propias de la novela de los siglos XVIII y XIX. Si Cortázar resaltaba como
que el novelista de las primeras cuatro décadas del siglo XX propugne por la apertura
algún nombre cabe dar a la novela que planea escribir o que ya ha escrito el italiano es,
construye como un orden cerrado, perfectamente acabado: “Como todas las criaturas
en contra, buscar aquí también la apertura y para eso cortar de raíz toda construcción
sistemática de caracteres y situaciones”6 (Rayuela 559: 79). Este pasaje hace parte del
capítulo 79, uno de los más explícitos a la hora de desentrañar aquellas estrategias
mediante las cuales Morelli intenta pertrecharse contra la fácil formulación literaria.
Propone, el italiano, escribir el “roman comique”, novela cómica. Ante todo, y como es
a la novela que, en el capítulo 99, Etienne llama “novela rollo chino”, aquella que se lee
de principio a fin sin alteración alguna. Por su parte, Morelli propone: “Provocar, asumir
antinovelesco?
distinción, agregue: “Sin vedarse los grandes efectos del género [la novela] cuando la
6
Dentro de la concepción de la novela abierta se inscribe la noción de la obra almanaque que aparece de
la mano de una cita de Georges Bataille, en la cual se hace referencia a una obra cuya publicación
resulta difícil de justificar debido al carácter heterogéneo de su contenido: “‘Me costaría explicar la
publicación, en un mismo libro, de poemas y de una denegación de la poesía, del diario de un muerto y
de las notas de un relado amigo mío’” (Rayuela 707: 136). En el capítulo 66, y de manera más explícita,
se califica el deseo de Morelli de ilustrar (literalmente hablando) algunas de sus ideas como su lado de
compilador de almanaque literario.
J.D. González 32
Es más que claro el deseo de Morelli de evitar a toda costa que la novela se
alcanzar este propósito. En el mismo capítulo del que me he venido ocupando, Morelli
al servicio de nadie” (Rayuela 559: 79). Cabe precisar un poco más cada uno de los
incesante, por su parte, se inscribe dentro del denodado esfuerzo por desescribir, por
apuntan hacia una estructura novelesca entre cuyas partes tenga lugar una relación no-
causal: “Cuando leo a Morelli”, dice Etienne, “tengo la impresión de que busca una
interacción menos mecánica de las partes, menos causal de los elementos que maneja;
se siente que lo ya escrito condiciona apenas lo que está escribiendo, sobre todo que el
¿Por qué estas incoherencias? ¿Por qué escenas que empiezan a las cinco de la
tarde y terminan a las seis, o una enana de la página veinte que en la página cien
supera los dos metros, tal como denuncia irritado Perico Romero? En el capítulo 109 se
encuentra una explicación. Arguye Morelli que la vida de los otros tal como la
fotografía, es decir, que jamás percibimos la continuidad entre las partes, la ligazón, el
devenir, sino apenas ciertos momentos eleáticamente recortados: “No hay más que
J.D. González 33
momentos en que estamos con ese otro cuya vida creemos entender, o cuando nos
hablan de él, o cuando él nos cuenta lo que le ha pasado o proyecta ante nosotros lo
que tiene intención de hacer. Al final queda un álbum de fotos, de instantes fijos; jamás
el devenir realizándose ante nosotros, el paso del ayer a hoy, la primera aguja el olvido
la partida: “Lo que él iba sabiendo de ellos por vía imaginativa, se concretaba
en estricto censo; cuando así califique el proceso de creación de Morelli lo hice porque
los diferentes elementos narrativos, pero, tratándose del italiano, no se puede pasar por
alto uno de los elementos de la lista citada más arriba como parte del método para
y de recelo toda vez que una situación parece encontrar una enunciación satisfactoria:
formulación literaria.
la concepción de la vida como fotografía antes que cine, Morelli se limita solamente a
esbozar sus personajes novelescos. De ahí que se diga que cuando se refería a ellos lo
hacía “de la forma más espasmódica imaginable”. Morelli se empeña en evitar cualquier
debía ser éste quien inventara o supusiera la manera de peinarse o las razones de una
determinada conducta. Pero Morelli no para ahí. En el capítulo 115 se hace referencia a
“para que en cada caso esa supuesta abstracción se resolviera obligadamente en una
alcanzado por sus predecesores es ilegitimo, vuelve la mirada sobre sí mismo o sobre
sus héroes con el fin de realizar una riguroso y profundo estudio psicológico. Este
tantos esfuerzos, inadecuada, puesto que, como he venido insistiendo desde el primer
detiene largas páginas en el estudio psicológico no está haciendo otra cosa que traducir
mediante un lenguaje reflexivo —“que emplea técnicas racionales ... que funciona como
“Situación” 304)— instancias humanas por naturaleza irracionales, y que como tal
escapan a su ámbito. Los estudios psicológicos son, en otras palabras, hacer literatura.
Morelli encuentra entonces una alternativa en las hipótesis más recientes de la física, la
J.D. González 35
química y la biología. En el capítulo 62, que dará lugar años después a la novela 62/
Modelo para armar, Morelli habla de escribir un libro teniendo como punto de partida los
hallazgos del neurobiólogo Holger Hyden. Según la teoría de este científico sueco, el
Más de medio siglo atrás, en septiembre de 1879, Emilé Zola publicaba, en la revista
rusa El mensajero de Europa, el artículo más significativo dentro del cuerpo teórico del
Alentado por los avances de la física, la química y la fisiología, así como por el
novela determinada por los preceptos del método científico. A su modo de ver, todas las
que arrastra consigo el siglo, empuja poco a poco todas las manifestaciones de la
inteligencia humana hacia una misma vía científica” (Zola 41). Ante tan inevitable
constatación, Zola empieza a perfilar las bases de la que para él ha de ser la más
amplia y vasta ciencia jamás conocida. Para tal fin se propone adaptar el método
los rumbos de la ciencia, lo mismo puede o mejor debe suceder con la novela y con la
para los cuerpos muertos como para los cuerpos vivos, apunta entonces Zola:
Todo encaja; era necesario partir del determinismo de los cuerpos muertos
hora en que las leyes del pensamiento y de las pasiones serán a su vez
formuladas. (56)
novelista no ha hecho otra cosa que constatar una serie de hechos tal como se los
procedimiento es el siguiente:
mover a los personajes en una historia para mostrar en ella que sucesión
(Zola 48).
constatado, ya sea una pasión o una conducta humana. Al reproche de que el método
novelista, Zola responde que nunca antes había tenido éste tanta cabida como en el
científico o del escritor: “De esta manera pues, en lugar de encerrar al novelista en
verdad” (52).
abstractos del hombre, cuyo vacío será llenado por los estudios del hombre natural, es
fisicoquímico. La importancia de los hallazgos del novelista naturalista (el dilucidar las
sociedad sobre el individuo, así como de éste sobre aquélla, hará posible la formulación
entusiasmo, Zola así lo declara: “No conozco, lo repito, trabajo más noble, ni de más
amplia aplicación. Ser amo del bien y del mal, regular la vida, regular la sociedad ...
aportar sobre todo bases sólidas para la justicia resolviendo por la experiencia las
La cercanía de Zola con Morelli va más allá de la simpatía por los hallazgos de la
temprano embate contra el hecho literario, contra el esteticismo bibliográfico; como los
escritores rebeldes, y como el mismo Morelli, Zola empuña el martillo literario pero no
para seguirlo puliendo, sino apuntando hacia el clavo, hacia su justificación. Los fines,
En el medio siglo, sin embargo, la voz de Morelli no está sola. En el mismo París,
conocido como Noveau roman. Comparten los tres una particularidad: sus obras de
ficción están precedidas y acompañadas por una cuidadosa reflexión en torno al estado
del género. En 1950, por ejemplo, Sarraute, de origen ruso, publicó el libro de ensayos
L'ère du supçon (La era del recelo); en 1955, Butor hizo lo propio con el artículo “Le
roman comme recherche” (“La novela como búsqueda”); mientras que en el mismo año
noveau roman —Por una novela nueva—), los artículos que sobre la novela escribió
Alain Robbe-Grillet entre 1955 y 1963. Este último libro ha sido considerado el
como las ideas expuestas en sus escritos teóricos. Los ensayos permiten entrever una
férrea resistencia por parte de la crítica francesa a los experimentos narrativos de este
Grillet rechaza el entonces reciente apelativo de noveau roman, utilizado por la crítica a
la hora de referirse a sus obras y a la de los escritores arriba enumerados. Señala que
el noveau roman antes que ser el nombre de una escuela cuyos preceptos están
hombre y el mundo, [para] todos cuantos están decididos a inventar la novela, es decir
J.D. González 40
a inventar el hombre" (Robbe-Grillet 11). Considera además que toda obra literaria es
hija de su tiempo y en esta medida es siempre nueva. Esta afirmación tiene dentro del
carácter manifestario del texto una gran relevancia. Robbe-Grillet legítima como un
contemporáneos.
En un artículo del año siguiente, “Una camino para la novela futura”, Robbe-Grillet
se muestra más explicito a la hora de sentar las bases de las que deben ser las nuevas
y en la misma crítica con respecto a la novela, y señala que de no haber un cambio ésta
editores, lectores y críticos se muestran todavía muy reticentes, incluso hostiles, frente
a la renovación que trata de abrirse paso. Y subraya, como signo manifiesto de esta
situación, el hecho de que toda forma nueva es juzgada generalmente como ausencia
de forma: “El balbuceante recién nacido será siempre considerado como un monstruo,
incluso por aquellos a quienes apasiona la experiencia ... Entre los elogios sinceros, la
mayor parte irán dirigidos a los vestigios de tiempos pasados, a todas esas ligaduras
que la obra no ha roto aún” (Robbe-Grillet 23). Acorde con el objetivo propuesto en el
punto de partida, que la novela no ha hecho otro cosa que enmascarar la realidad a los
ojos del hombre. Puesto que la literatura tiende a cargar las cosas con connotaciones
capaces de citar línea alguna, elemento principal alguno” (24). La literatura se le ofrece
sencillamente. Eso es, en cualquier caso, lo que de más notable tiene” (25). Así, en
construir un mundo más sólido, más inmediato. Que sea ante todo
presencia por lo que se impongan los objetos y los gestos, y que esa
presencia siga luego dominando, por encima de toda teoría explicativa que
De este modo, quedan derrocados los llamados viejos mitos de profundidad que, para
abisales del hombre y dar cuenta del intrincado mecanismo de sus pasiones. Pero dado
hombre son, están ahí antes de ser algo, la literatura ha empezado a cambiar y con ella
el lenguaje literario. De ahí, el sintomático uso, cada vez más creciente, del “adjetivo
J.D. González 42
31); indicativo además, a los ojos de Robbe-Grillet, del camino que habrá de seguir el
aproximarse a su obra y a la de quienes, junto a él, propenden por una renovación del
referirse al personaje apunta que, para la crítica, ha sido el criterio a la hora de calificar
a un buen novelista. Todo aquel que aspire a granjearse este nombre debe legar a la
historia literaria figuras comparables con Papá Goriot o los hermanos Karamazov. El
novelista debe ofrecer a sus lectores un personaje acabado, con sus líneas bien
definidas, con nombre y apellido, dueño de un carácter “que dicta sus actos, le hace
carácter que sea además universal para convertirse en tipo, pero sin perder la
No obstante, trayendo como ejemplo ciertas novelas de la primera mitad del siglo
preeminencia, y que inclusive aquellos escritores que aún se precian de ser creadores
8
Cita como ejemplos La nausea (Sartre), El extranjero (Camus), Viaje al fin de la noche (Céline), las
obras de Samuel Beckett, Faulkner y Kafka. Resalta de este último el que los personajes se identifiquen
apenas con una inicial, mientras que de Faulkner refiere el hecho de que distintos personajes reciban
expresamente el mismo nombre.
J.D. González 43
ni siquiera ellos mismo creen. “La novela de personajes”, concluye, “pertenece con
mucho al pasado, caracteriza una época: la que marca el apogeo del individuo” (38).
El rechazo del personaje en el sentido tradicional hace eco a las ideas de Morelli
expuestas tanto en algunos pasajes ya citados a lo largo de este capítulo, en los cuales
convenciones y formas tradicionalmente aceptadas. Para ellos, así como para buena
orientado a crear una nueva conciencia del hombre y de la vida” (Alazraki 202).
Así, el interés de Morelli por los hallazgos del científico sueco responde, ante
interacción fisicoquímica entre las neuronas supone además, y ahí reposa todo su
valor, un motor subliminal y secreto de las conductas más humanas. Morelli se propone
sumamente significativas:
Dije que se trataba de fuerzas sumamente significativas por cuanto para Morelli
constituyen la superación del hombre racional, en favor de una nueva comprensión del
ser humano y de su ámbito vital. Algunas líneas más adelante así lo hace manifiesto:
Así las cosas, basta una amable extrapolación para postular un grupo
esa vieja, vieja palabra, pero que no representa más que una instancia de
nos usa para sus fines, una oscura necesidad de evadir el estado de homo
de esas que hay que lavar a fondo antes de pretender usarla con algún
flujo secreto de la materia viva, las fuerzas extranjeras que avanzan en procura de un
derecho ciudad, despiertan el interés de Morelli en cuanto puerta de acceso al reino del
comprometidos en un drama del cual entienden muy poco, presos de una gratuidad
aparente, pero solamente aparente porque, como apunta Morelli, no sospechan que “la
vida trata de cambiar la clave en a través y por ellos, que una tentativa apenas
realidad, apenas una entrevisión que Morelli apenas atina a llamar lo otro —inaccesible
cerrado; la violación de los principios morales del espacio (mediante trucos calificados
por los miembros del Club como buñuelescos: una puerta que se abre en una calle de
(hechos temporalmente distantes que enlazan sin lógica alguna); la negativa a hacer
alguna, “todo eso era más bien trivial y Buñuel, y a los del Club no se les escapaba su
valor de mera incitación o de parábola abierta a otro sentido más hondo y escabroso”
consideración de la vida como fotografía antes que cine, cristalice una realidad total.
Cristalización sin puentes y ligazón entre las partes, entre los diferentes momentos de
ordenado: “Morelli no hubiera consentido en eso, más bien parecía buscar una
cristalización que, sin alterar el desorden en que circulaban los cuerpos de su pequeño
Haciendo referencia a Rayuela, Jaime Alazraki dijo que con esta novela la
realidad más real” (178). En esta última frase se hallan contenidos los alcances de la
(sentimiento llamado por el italiano, en una de sus muchas notas, complejo de arcadia)
en el cual el hombre vivió en consonancia con el mundo. Pero para siquiera entrever de
nuevo ese estado es necesario, tal como apunta Alazraki, “desanda[r] todos los
caminos en cuyo curso se ha formado el hombre occidental tal como hoy lo conocemos
acceso a dicho estado primigenio. Pero a Morelli no le basta con lograr únicamente su
propia salvación, sino que pretende que su camino sea también seguido por sus
lectores. Al respecto apunta: “Por lo que me toca, me pregunto si alguna vez conseguiré
Todas las estrategias, analizadas en este capítulo, utilizadas como método para
tipologia, más que conocida, de lectores planteada por Morelli, sino que a partir de la
las actitudes y acciones efectuadas por todo lector siempre que se enfrenta a cualquier
acto mismo de escritura. Leer es hacerse partícipe del itinerario creativo del escritor:
repetir sus logros y frustraciones. La actividad de lectura se convierte en una tarea que
J.D. González 49
literario: "¿Para qué sirve un escritor" apunta Oliveira durante la reunión del Club en el
piso de Morelli "si no para destruir la literatura? Y nosotros, que no queremos ser
determinado lector —"Feliz del que encuentra sus pares, los lectores activos" (Rayuela,
610: 99)—, un cierto y remoto lector. La tipología de lectores creada por Morelli —
fuente de una airada reacción por parte del público femenino— ha sido más que
aunque en ninguna parte Morelli haya utilizado este rótulo. Sobre cada uno de ellos
poco o nada cabe agregar. El mismo Morelli ofrece una caracterización de cada uno en
llamada novela cómica (roman comique) se encuentra una nota cuyo encabezamiento
es, precisamente, Situación del lector. Resalta, en primer lugar, el hecho de que la
partícipes de su propia experiencia. Luego traza una línea divisoria entre las
aspiraciones, respecto al lector, de los que Morelli llama novelista romántico y novelista
clásico. El primero pretende "ser comprendido por sí mismo a través de sus héroes".
10
En una entrevista de 1978 con Evelyn Picon, Cortázar pidió disculpas por la naturaleza sexista de los
nombres utilizados para designar los diferentes tipos de lectores: "Sí, que pido perdón a las mujeres del
mundo por haber utilizado una expresión tan machista y tan de subdesarrollo latinoamericano, y eso
deberías ponerlo con todas las letras de la entrevista. Lo hice con toda ingenuidad y no tengo ninguna
disculpa, pero cuando empecé a escuchar las opiniones de mis amigas lectoras que me insultaban
cordialmente, me di cuenta de que había hecho una tontería. Yo debí poner «lector pasivo» y no «lector
hembra», porque la hembra no tiene por qué ser pasiva continuamente; lo es en ciertas circunstancias,
pero no en otras, lo mismo que un macho".
J.D. González 50
Mientras que el segundo tiene pretensiones didácticas, "quiere enseñar, dejar una
puesto que la lectura abolirá el tiempo del lector y lo trasladará al del autor. Así el lector
novelista, en el mismo momento y en la misma forma" (Rayuela 560: 79). Para que
dicha relación pueda tener lugar es necesaria una determinada novela cuya
delimitación de su propio ámbito y del ámbito del lector, la novela poliédrica se ofrece
como un principio de modelado, para utilizar la imagen de Morelli, que el lector debe
terminar de esculpir, aunque el producto final nunca será el producto definitivo: "Mejor,
le da como una fachada, con puertas y ventana detrás de las cuales se está operando
un misterio que el lector deberá buscar (de ahí la complicidad) y quizá no encontrará
lector pasivo; a la obra abierta un lector activo. Escritura demótica para el lector-
hembra; escritura hierática para el cómplice. Esta distinción proviene de las primeras
líneas del capítulo 79. La primera corresponde a la escritura de la novela usual, aquella
que constriñe al lector dentro de límites muy precisos, que lo engaña al montarlo sobre
cualquier emoción, mientras que la segunda hace referencia a un texto "que no agarre
al lector pero que lo vuelva obligadamente cómplice al murmurarle, por debajo del
J.D. González 51
desarrollo convencional, otros rumbos más esotéricos" (Rayuela 560). Jaime Alazraki
compara esta manera de aproximarse a la obra literaria con el modo como los
cabalistas leen la Biblia: mientras que el iniciado intentará desentrañar los significados
Sin embargo, la más clara descripción del lector-hembra esta puesta en boca de
Horacio Oliveira: "Morelli entiende que el mero escribir estético es un escamoteo y una
mentira, que acaba por suscitar al lector-hembra, al tipo que no quiere problemas sino
su sillón, sin comprometerse en el drama que también debería ser el suyo" (Rayuela
el cuento "Continuidad de los parques" —recogido en Final de juego (1956)— como una
alegoría del acto de leer. Más allá del carácter metaficticio del relato, importa el lector
que es descrito a lo largo del cuento. "Se trata de un lector ocasional y burgués que
utiliza la literatura como mera evasión, una distracción más en medio de la rutina diaria"
como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una
y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía
J.D. González 52
sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo
aquí como objeto de culto fetichista, que pone al lector frente a una realidad que se
ofrece como escapatoria fácil y, ante todo, cómoda ("79 o 99" 245).
Sin embargo, este plano ordenado y tranquilo pronto será objeto de una irrupción
principios de la poética morelliana) con la labor del lector cómplice: el asesinato del
lector ficticio perpetrado por el amante de la novela que aquél ha estado leyendo. Dice
poliédrica que exige un cierto lector, el ya visto lector cómplice. Poco o nada más hay
cabe anotar a este respecto. Interesa ahora ahondar en el hecho de que la novela
poliédrica, la novela cómica, hace explícitas las operaciones y acciones que tienen
lugar en la conciencia de cualquier lector toda vez que se aproxima a una obra
narrativa. Para elucidar este tema, que ocupará lo que resta de este capítulo, seguiré el
tanto el texto en sí como las acciones implicadas en la respuesta del lector. Iser realiza
una distinción entre tres elementos complementarios. El primero es el texto creado por
entre los dos anteriores, es la obra literaria. Esta última es producto de un proceso de
text and reader brings the literary work into existence, and this convergence can never
be precisely pinpointed, but must always remain virtual, as it is not to be identified either
with the reality of the text or with the individual disposition of the reader" (Iser, "The
califica como una cuestión de buen gusto y de respeto, por parte del autor hacia el
lector, el hecho de que el escritor no presuma de saberlo todo, dando que hacer a la
imaginación del lector. Los límites a la actividad creativa e imaginativa del lector son el
cansancio, cuando el texto va demasiado lejos en sus demandas para con aquél, y el
ensayo de Virginia Woolf, alrededor a la obra de Jane Austen, donde aquélla destaca,
no-escrito (unwritten) en tanto invitación a la participación del lector. Aparece aquí una
noción íntimamente relacionada con la novela escrita o que se propone escribir Morelli.
Me refiero lo que Virginia Woolf llama lo no-escrito, concepto adoptado por Iser bajo el
nombre de espacios en blanco. Esta noción tiene lugar dentro de la novela morelliana
novelesco. Cabe recordar aquí las últimas líneas del capítulo 115 en la cual se
hipóteticas. Dentro de este mismo concepto se inscribe también la manera como Morelli
hablaba de sus personajes: "de la forma más espasmódica imaginable". Es tarea del
lector completar el trazado del dibujo del personaje, del cual, por demás, tiene apenas
algunas líneas. "Los espacios vacíos", dice Iser, "describen la capacidad de ocupar un
espacio determinado del sistema en el texto por medio de las representaciones del
lector" ("El acto" 280). Es a través suyo que se inicia la actividad constitutiva del lector.
realización del múltiple e inagotable potencial del texto, modifican, a través de las
parte escrita (the written part). Tiene así lugar un proceso dinámico descrito por Iser en
los siguientes términos: "The written text imposes certain limits on its unwritten
implications to prevent these to becoming too blurred and hazy, but at the same time
these implications, worked out by the reader's imagination, set the given situation
against a background which endows it with far greater significance that it might have
seemed to posses on its own" ("The reading" 52). La lectura se convierte así en una
actividad dadora de sentido controlada no por código alguno sino por medio de la
Ahora bien, ¿cómo describir este proceso de interacción entre el texto y el lector?
Iser parte del análisis de la manera como las frases en secuencia actúan unas sobre
otras. Esta relación tiene una gran importancia debido al cáracter no-referencial de la
obra literaria; las frases que la componen no remiten a una realidad externa a sí
mismas. Siguiendo a Roman Ingarden, Iser considera que el mundo ficcional de la obra
J.D. González 55
que, a su vez, conforman estructuras variadas (tales como cuentos, novelas, dramas o
Ingarden apunta:
In the final analysis, there arises a particular world, with component parts
determined in this way or that, and with all the variations that may occur
sentences. If this complex finally forms a literary work, I call the whole sum
Teniendo en cuenta el hecho de que las frases correlativas son apenas partes de
así lo hace Iser, por la manera cómo puede ser concebida esta interacción. Es
texto de ficción. No pueden ser calificadas como afirmaciones —lo cual, como señala
Iser ("El acto" 53), sería absurdo debido a que solamente se pueden hacer afirmaciones
de aquello que existe—, sino que se trata de frases que apuntan hacia algo que está
contenido específico. Se inicia así un proceso por medio del cual emerge el texto
literario en sí mismo. Pero éste requiere de la imaginación del lector con el fin de dar
forma a la interacción entre las frases correlativas. Sin embargo, a la vez que éstas se
relacionan para convertirse en ese algo apenas insinuado, constituyen también una
J.D. González 56
expectativa de ese todo que prefiguran. Expectativa que jamás se cumple sino que
el texto literario en su unicidad hasta tanto no se haya llegado al final del libro. De este
hecho surge la noción iseriana del punto de vista móvil: el lector funciona como tal a
medida que se mueve a lo largo de las páginas del texto. Así, todo cuanto es leído es
guardado en la memoria del lector y evocado, toda vez que sea necesario, con respecto
a un nuevo trasfondo que trae a un primer plano conexiones más complejas e incluso
imprevisibles, las cuales, de paso, generan nuevas expectativas con respecto a aquello
que está por venir. Es importante señalar que lo evocado jamás reasume su forma
original, de ahí que Iser concluya que la memoria y la percepción no son nunca
por el lector, entre el pasado, presente y futuro. De esta confluencia entre la actividad
creativa del lector y el material en bruto ofrecido por el texto surge lo que Iser llama
dimensión virtual del texto (virtual dimension of the text), la cual no es nunca idéntica a
anticipación, que sirve de marco, aclara Iser, para una gran variedad de significados
J.D. González 57
mediante los cuales la dimensión virtual del texto adquiere un carácter objetivo. Pero
donde el lector tiene también cabida: "Thus whenever the flow is interrupted and we are
led off in unexpected directions, the opportunity is given to us to bring into play our own
faculty for establishing connections -for filling in the gaps left by the text itself" (Iser, "The
reading" 55).
Aparecen aquí de nuevo los ya referidos espacios en blanco, pero esta vez a un
nivel narrativo. Cuando Morelli planteaba como principio de su narrativa que la vida, o
mejor la percepción que un hombre tiene de la vida de otro, está más próxima a la
fotografía antes que al cine, hacía manifiestos los vacíos (hiatos) que se producen en
proceso de anticipos y evocaciones descrito por Iser, así como los vacíos que se
y como anticipaba desde el capítulo anterior, dramatiza dichas acciones mentales. Así,
cuando Morelli denunciaba su aversión por la llamada novela rollo chino, como parte de
las operaciones implicadas en la respuesta a cualquier texto literario, sino que hacía de
J.D. González 58
dichas operaciones parte integrante de la obra. El lector tiene una experiencia casi
física de los procesos que están teniendo lugar en su conciencia. Basta con mirar, para
cuando decida seguir la ruta propuesta por el "Tablero de dirección". A la vez que el
desplazarse a través del libro sin atenerse al orden secuencial de las páginas y los
solamente una de las muchas rutas que el lector puede elegir. El proceso de lectura es
siempre selectivo: el texto no agota su infinito potencial en una lectura individual. Leer
es elegir una secuencia temporal y descartar otras, aunque las secuencias descartadas
dotar de consistencia las diferentes perspectivas que le ofrece el texto y así lo hace a
may be continually modified, and images continully expanded, the reader will still strive,
even if unconsciusly, to fit everything together in consistent pattern" (Iser, "The reading"
58). Como Morelli, Iser recurre a la noción germánica de gestalt a la hora de describir la
quien debe completar las líneas faltantes. En este mismo sentido, haciendo referencia
al proyecto novelesco de Morelli, un comentarista apunta: "El libro debía ser como esos
imaginativamente las que cerraban la figura. Pero a veces las líneas ausentes eran las
J.D. González 59
más importantes, las únicas que realmente contaban" (Rayuela: 647: 109). Este dibujo
final será siempre el dibujo que un determinado lector haya elegido hacer, y nunca será
la obra literaria en sí misma: "The ‘gestalt’ is not the true meaning of the text; at best it is
Alazraki: "La novela está hecha como un mandala en el sentido de que con su ayuda,
pensaba Jung de la estructura del mandala, su propia 'psiquis profunda' " (207). Cabe
recordar que el mismo Morelli hace referencia a esta noción cuando reflexiona en torno
(Rayuela 565).
Teniendo en cuenta que para Morelli la lectura es una actividad análoga al acto de
escribir, y que el propósito del italiano no es otro que mutar al lector, leer se constituye
Iser reconoce también un beneficio moral en todo acto de lectura. Dado que el lector
viaja a través del texto como un punto de vista móvil, desaparece, en consecuencia, la
habitual distinción entre objeto y sujeto. Pero no desaparece por completo sino que se
sitúa en la personalidad del lector. De este modo, tienen cabida los pensamientos de
otro mientras los propios permanecen en el fondo. Leer es siempre experimentar algo
que aún no hemos experimentado, pensar lo que ha sido pensado por otros. El acto de
lectura se constituye en una actividad dialéctica en la cual, a la vez que entra en juego
The production of the meaning of literary texts ... does not merely entail
the discovery of the unformulated, which can then be taken over by the
active imagination of the reader; it also entails the possibility that we may
cuestionar sus propios hábitos mentales, incitación que vale como primer paso en
Conclusiones
Desde el primer capítulo surgió una pregunta que pone la búsqueda morelliana en
serios apuros. Es una pregunta incómoda que se hace el mismo Morelli11. Se trata del
11
Al respecto, durante la sesión del Club en el piso de Morelli, mientras discuten precisamente su obra,
Oliveira recuerda que, por momentos, el italiano desfallecía y "...optaba por una conclusión amargamente
simple: no tenía ya nada que decir, los reflejos condicionados de la profesión confundían necesidad con
rutina, caso típico de los escritores después de los cincuenta años y los grandes premios" (Rayuela 613:
99).
J.D. González 61
Morelli es prisionero de una situación muy paradójica: odia la literatura pero lo hace
campo de las letras y a través de los mismos medios que pretende destruir. El italiano
anterior, de los cuentos que le granjearon su fama inicial. Es pues este tipo de escritor
Morelli entabla una batalla consigo mismo —que reniega de letrismos, sistemas
"Lo que el libro contaba no servía de nada, no era nada, porque simplemente estaba
contado, era literatura. Una vez más se volvía a la irritación del autor contra su escritura
Se revelan aquí —en este conflicto del autor con su propia obra— los alcances y
amplitud es Etienne, el pintor del Club de la Serpiente. En primer lugar, recuerda a los
demás miembros que Morelli es ante todo un artista "que tiene una idea especial del
arte, consistente nada más que en echar abajo las formas usuales, cosa corriente en
todo buen artista" (Rayuela 616:99). Si bien reconoce que las tentativas de Morelli son
más ambiciosas que cualquier otro embate similar, por cuanto sus ataques pretenden
J.D. González 62
minar el hecho literario total, no pasa por alto el hecho de que toda reacción de este
tipo, antiliteraria, es siempre parcial y por lo mismo literaria. Digo literaria por cuanto el
punto de partida es la literatura misma, son los recursos y formas literarias al uso —
torno a la literatura contra la cual se alza; no en vano Octavio Paz definió alguna vez la
originales, a cuestionar la capacidad del lenguaje para nombrar, a destruir las formas
explícito: según él no se puede denunciar nada si se lo hace dentro del sistema al que
siempre al mismo punto. En nombre de una oscura intuición que apenas atina a llamar
Sospecha, sin embargo, que detrás de toda situación que parezca ser plenamente
cual empezó este capítulo: ¿No sería mejor callar en lugar de seguir escribiendo?
Pero, aun así, sigue haciéndolo. Detrás de una fachada que parece literaria —"y
ya se sabe que las hay muy bonitas, muy trompe l'oeil" (Rayuela 561:79)— se opera un
todo una incitación, detrás de las estrategias utilizadas para pertrecharse contra la
adentrarse en ese algo que supera la obra, en esa oscura intuición que Ronald llama
Yonder: "...al final había siempre un hilo tendido más allá, saliéndose del volumen,
apuntando a un tal vez, a un a lo mejor, a un quién sabe, que dejaba en suspenso toda
humanista que, como dijo Alzaraki a propósito de Cortázar, se siente responsable con
puente entre él y sus lectores: "Tomar de la literatura eso que es puente vivo de hombre
a hombre, y que le tratado y el ensayo sólo permite entre especialistas" (Rayuela 560:
79). Su obra no es una hoja de ruta, sino diario de viaje, de búsqueda del paraíso en la
tierra. Vale, tal como concluye Etienne al final de la sesión del Club en el piso de
Morelli, en cuanto punto de partida, hipótesis de trabajo. De ahí que resalte como el
mayor logro de la empresa del italiano la práctica misma, el esfuerzo por desescribir
"para ganarse el derecho (y ganárselo a todos de entrar de nuevo con el buen pie en la
insatisfacción que le produce serlo— que simpatiza con los estudios Zen. La intuición
12
"Lo que él persigue es absurdo en la medida en que nadie sabe sino lo que sabe, es decir
circunscripción antropológica. Wittgensteinianamente, los problemas se eslabonan hacia atrás, es decir
que lo que un hombre sabe es el saber de un hombre, pero del hombre mismo ya no sabe lo que debería
saber para que su noción de la realidad fuera aceptable" (Rayuela 621: 99)
J.D. González 64
misma situación del pez que, habiendo vivido en un compartimento delimitado por un
tabique móvil, jamás, aun retirando dicha separación, irá más allá del lugar donde había
hombre de letras occidental; ha fijado unos límites que solamente podrá sobrepasar por
sino esa entrevisión?" apunta Oliveira "Vos, yo, Babs... El reino del hombre no ha
nacido por unas pocas chispas aisladas. Todo el mundo ha tenido su instante de visión,
pero lo malo es la recaída en el hinc y el hunc" (Rayuela 619: 99). La pregunta sería,
Obras citadas
<http://www.ciudadseva.com>
---. La vuelta al día en ochenta mundos.1967. 2 vols. México: Siglo XXI Editores,1984.
13
"Gregorivius pensó que en alguna parte Chestov había hablado de peceras con un tabique móvil que
en un momento dado podía sacarse sin que el pez habituado al compartimento se decidiera jamás a
pasar al otro lado. Llegar hasta un punto del agua, girar, volverse sin saber que ya no hay obstáculo, que
bastaría seguir avanzando" (Rayuela 276: 25).
14
Ver el capítulo84 de Rayuela
J.D. González 65
---. Obra crítica/1. Saúl Yurkievich, ed. Buenos Aires: Punto de lectura, 2004.
---. “Situación de la novela”. 1950. Obra crítica/2. Jaime Alazraki, ed. Buenos Aires:
---. Entrevista con Evelyn Picon Garfield. "Cortázar por Cortázar". Cuadernos de Texto
<http://www.juliocortazar.com.ar/cuentos/corpor.htm>
Juan-Navarro, Santiago. “79 ó 99/ modelos para desarmar: Claves para una lectura
files/continuidadjuannavarro.pdf>.
---. “Un tal Morelli: Teoría y práctica de la lectura en Rayuela de Julio Cortázar”. Revista
<http://www.fiu.edu/orgs/modlang/files/rayuela.pdf>.
Iser, Wolfgang. El acto de leer. Teoría del efecto estético. Trad. Manuel Barbeito.
Robbe-Grillet, Alain. Por una novela nueva. Trad. Caridad Martínez. Barcelona: Seix
Barral, 1965.
Yurkievich, Sául. Introducción. Obra crítica/1. Por Julio Cortázar. Buenos Aires: Punto
Zola, Émile. El naturalismo. Trad. Jaume Fuster. Barcelona: Ediciones Península, 2002.